AlmaMater 692

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ISSN 1657-4303

N.º 692

VIGILADA MINEDUCACIÓN

NOVIEMBRE MEDELLÍN 2019

RECONFIGURACIÓN DEL PODER REGIONAL: EL VEREDICTO DE LAS URNAS

P. 2-3

EXCOMBATIENTES DE LAS FARC TEJEN UNA NUEVA HISTORIA

P. 8-9

LOS SABORES DE CAUCASIA

P. 12-13

TARDÍGRADOS: MINÚSCULOS VIAJEROS DEL TIEMPO

P. 14

DIRECCIÓN DE COMUNICACIONES

ALMAMATER@UDEA.EDU.CO

@UNIVERSIDADDEANTIOQUIA

@UDEA

Universidad para todos La adaptación de sistemas y espacios para población con discapacidades, la concepción de programas académicos que abordan la diversidad del ser, la experiencia de cerca de 30 años de regionalización, fueron algunos de los factores que motivaron el reconocimiento a nuestra Alma Máter, por parte de la Presidencia de la República, como Universidad Inclusiva. P. 6-7


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N.º 692 · noviembre de 2019 · Universidad de Antioquia

Los resultados de las elecciones del 27 de octubre reconfigurarán el poder municipal y departamental. Esta recomposición es heterogénea, varía según las regiones del país y tiene matices asociados con los cargos en disputa.

JUAN CARLOS ARENAS GÓMEZ Profesor - Instituto de Estudios Políticos juan.arenas@udea.edu.co

#ANÁLISISACADÉMICO

La reconfiguración del poder regional:

el veredicto de las urnas ¿Cómo respondieron los electores?

La participación se incrementó levemente en todas las corporaciones en comparación con los resultados de 2015. En alcaldías, gobernaciones y asambleas la asistencia a las urnas superó el umbral del 60 %, en los concejos estuvo por encima del 59 %, mientras que en las JAL la participación sobrepasó el 55 %. Estos datos señalan un importante flujo de ciudadanos que acudieron a la jornada electoral que, para el caso de las alcaldías, superó en más de dos millones a los sufragantes que habían atendido la misma cita en el 2015.

Sin embargo, el matiz de esta participación hay que buscarlo en los resultados del voto en blanco, los votos nulos y las tarjetas no marcadas. Para las gobernaciones, las asambleas y las JAL el incremento del voto en blanco respecto a los resultados de 2015 superó el 3 %, para los concejos y las alcaldías el alza registrada es de 1.3 y 2 %, respectivamente. En contraste, los indicadores de votos nulos y tarjetas no marcadas descendieron levemente, manteniendo, sin embargo, valores muy altos en algunos de los cargos. Esto significa que el número de ciudadanos que asistieron a las urnas y no apoyaron a ningún candidato está por encima de dos millones en el caso de las alcaldías, y supera la barrera de los cuatro millones en las gobernaciones, las asambleas y las JAL. Este

fenómeno de «abstención activa» puede estar asociado a múltiples causas y debería propiciar una reflexión sobre la relevancia que los votantes le atribuyen a los cargos, y sobre la insatisfacción ciudadana ante la falta de claridad en la oferta electoral.

Infografías: Mónica Valencia Arismendy.

Rector John Jairo Arboleda Céspedes Comité editorial: Elmer Gaviria Rivera · Vicerrector General Clemencia Uribe Restrepo · Secretaria General Patricia Nieto Nieto · Profesora de la Facultad de Comunicaciones Fabio Humberto Giraldo Jiménez · Profesor del Instituto de Estudios Políticos Álvaro Sanín Posada · Profesor de la Facultad de Medicina Luis Fernando Echeverri Delgado · Profesor de la Facultad de Ciencias Exactas y Naturales

ISSN 1657-4303

N.º 692 NOVIEMBRE MEDELLÍN 2019

ALMAMATER@UDEA.EDU.CO

@UNIVERSIDADDEANTIOQUIA

Carlos Mario Guisao Bustamante Director de Comunicaciones Luz Adriana Ruiz Marín Jefa División de Contenidos Medios y Eventos Pedro León Correa Ochoa Yénifer Aristizábal Grajales Coordinación de edición John S. Otálvaro Pérez Corrección de texto Víctor Aristizábal Giraldo Diseño y diagramación

Portada Posesión del Cabildo Indígena Universitario de Medellín -CIUM- 2019. Foto: Esteban Lopera Casas. Impresión Editorial La Patria S. A.

Las opiniones expresadas en ALMA MATER son responsabilidad de los autores y solo a ellos compete.

@UDEA · DIRECCIÓN DE COMUNICACIONES · Ciudad Universitaria · Calle 67 N.º 53-108, bloque 16, oficina 336, Medellín · Teléfono: (4) 2195026


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Ganadores y perdedores de la contienda

Uno de los asuntos importantes de la competencia por las gobernaciones y alcaldías es el aumento en el número de coaliciones que triunfaron en estos cargos. Para las gobernaciones, de cada 100 candidaturas 40 tenían el aval de una coalición, pero conquistaron el 78 % de los cargos disponibles. En el caso de las alcaldías, el porcentaje de candidaturas con este tipo de respaldo era del 25.4 % y conquistaron más del 46 % de los ejecutivos municipales. Esto es importante porque revela una de las dimensiones del debilitamiento de los partidos políticos, a lo que habría que agregar dos razones adicionales. Primero, la necesidad de identificar cuáles son los partidos que acaparan más poder dentro de estas coaliciones. Segundo, el hecho de que los políticos y sus partidos suelen ser más elusivos de sus responsabilidades ante la ciudadanía cuando están amparados en «coaliciones», cuyos nombres suelen olvidarse en el curso del ejercicio de gobierno.

Podemos detenernos en algunos matices de las alcaldías obtenidas por partidos. El primero es que las etiquetas más nuevas del sistema de partidos se abrieron un pequeño espacio en los gobiernos locales, conquistando 35 alcaldías. Allí se incluyen partidos religiosos y étnicos, además de la alianza Colombia Humana-UP, que abrió la posibilidad de participación a un desmovilizado de las Farc quien resultó electo como alcalde del municipio de Turbaco, en el departamento de Bolívar. El segundo es que, de los partidos de mayor trayectoria, solo el Centro Democrático —CD— y la Alianza Verde incrementaron el número de alcaldías propias. El tercer matiz es que partidos como Cambio Radical —CR—, Partido de la U, Partido Liberal Colombiano —PLC— y Partido Conservador Colombiano —PCC—, sufrieron pérdidas significativas en los gobiernos locales que controlaban en solitario, pero integran un amplio número de coaliciones triunfadoras, lo que compensará relativamente estas pérdidas.

¿Cambios en las ciudades grandes?

Ciudades como Bogotá, Medellín, Cali, Barranquilla y Cartagena cultivaron entre sus electores, y en la opinión pública en general, una expectativa respecto a lo que podría pasar con sus administraciones locales. Algunas de esas expectativas se cumplieron,

otras estuvieron marcadas con cierta dosis de sorpresa o incertidumbre. Barranquilla es el caso típico de continuidad y es el que más se aproxima a una especie de hegemonía. El candidato ganador sumó el 62 % de los votos, mientras que los partidos que le declararon su respaldo obtuvieron para el concejo más del 70 % de la votación. Los casos de Bogotá y Medellín ofrecen los resultados más llamativos porque suponen algún giro en la política. El primero porque marca un hito en el acceso de las mujeres a la política en las grandes ciudades, en medio de una contienda cargada de reacciones que presentan este triunfo como la concreción de la amenaza de la «ideología de género». Mientras que los resultados en Medellín suponen la derrota del uribismo en su doble versión: la encarnada por la oficialidad del Centro Democrático, y aquella un poco más ligera que tiene como rostro visible al alcalde Federico Gutiérrez y a su candidato Santiago Gómez. Obviamente, esta derrota está matizada por los resultados en la competencia al concejo, que no le fue desfavorable al partido del senador Uribe.

Por último, mientras que Cali le apostó al retorno de quien ya había sido alcalde, cerrándole las puertas al candidato apoyado por el uribismo. En Cartagena el clima político estuvo marcado por la incertidumbre sobre la gestión de cualquiera que asuma el cargo; marcada la trayectoria por un tren de escándalos y gobiernos interrumpidos, la candidatura de William Jorge Dau parece expresar el reclamo de punto final a los escándalos que han retrasado la gestión en el distrito turístico más importante del país. Finalmente, todos estos gobiernos enfrentarán la tarea de armar sus apoyos en los concejos, en medio de un clima de fragmentación de los partidos, que hace que este tipo de concertaciones no necesariamente pase por el filtro de las fronteras e identidades partidistas.


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Los murciélagos —popularmente temidos y mitificados— tienen varias especies en peligro, pese a su importancia y contribución en los ecosistemas. En Antioquia, investigadores de la Alma Máter lograron que una zona que comprende a 10 municipios, sea hoy área protegida para su hábitat.

YÉNIFER ARISTIZÁBAL GRAJALES Periodista jennifer.aristizabal@udea.edu.co

#CIENCIAUDEA

Murciélagos: de villanos a benefactores Oriente antioqueño, contiene por lo menos 66 cavernas con una diversidad de accidentes geológicos y formaciones rocosas que sirven como refugios de manera permanente o temporal para más de 39 especies de murciélagos. En 21 países latinoamericanos existen más de 140 Aicom y, la declaratoria para una de las más recientes en Colombia, ubicada en Antioquia, fue liderada por Solari y los biólogos Tomás Villada, Mateo Sánchez Ríos y Daniel Martínez Castaño. Esta área está conformada por un sistema de cavernas presente en los cañones de Alicante, Río Claro, tributarios directos al río Magdalena y conocidos por su belleza exuberante y atractivos turísticos. El trabajo para esta declaratoria empezó con la tesis de pregrado de Villada. El profesor Solari le hablaba de lo interesante que sería conocer las especies de murciélagos de las cavernas de Antioquia, así que Villada unió su espíritu de explorador a este interés científico para empezar así su trabajo de campo que duró casi un año, en 2015. «Empecé visitando algunas cavernas en el municipio de Maceo, específicamente en la

En Colombia se han declarado: Dos Sitios de Importancia para la Conservación de los Murciélagos —Sicom— como construcciones abandonadas, donde se ha visto la necesidad de proteger algunas de sus especies y colonias. Cuatro Áreas de Importancia para la Conservación de los Murciélagos —Aicom— donde además de proteger especies y colonias, su hábitat cobra mayor relevancia.

cueva Los Guácharos», contó Tomás Villada. Él y sus compañeros, con linterna y libreta en mano, visitaron las cuevas para hacer un rastreo sistemático de murciélagos. Para ello debían poner redes de niebla —mallas delgadas y resistentes— atraparlos y tomar los datos relevantes de cada especie. Los investigadores y autores del documento mediante el cual le propusieron a Relcom la declaratoria de la Aicom, señalaron también que este sistema de cavernas «brinda un entorno Especie Saccopteryx Bilineata fotografiada en la caverna El Caimán, en estable, protegido contra condiciones ambienel corregimiento La Danta, de Sonsón, Antioquia. Foto: Tomás Villada. tales externas y contra los depredadores, así como perchas adecuadas para el apareamiento, maternidad, cría de juveniles e interaccioLos murciélagos son dispersores de semillas, polinizadores naturales —como las nes sociales». Sin embargo, advierten también abejas o los colibríes— y controladoque los murciélagos que habitan allí res de plagas e insectos. En últimas, sufren amenazas relacionadas con están lejos de las imágenes populares la destrucción y perturbación de que los han vinculado con la leyenda sus refugios y los conflictos con las de Drácula, consumidores exclusivos personas que residen en la zona. de sangre, devoradores de ganado y A esto se suma la falta de control portadores de rabia. efectivo a la actividad turística y los La Red Latinoamericana para la más de 95 títulos mineros otorgados a lo largo del corredor kárstico, con Conservación de los Murciélagos — los que se explora y explota piedra Relcom— propone dos herramientas para la protección de especies y poblacaliza y mármoles a gran escala. El ciones de interés: los sitios y las áreas documento advierte que la actividad de importancia para la conservación minera es una fuente de «presión latente por pérdida, modificación de los murciélagos —denominados y fragmentación de los hábitats respectivamente Sicom y Aicom—. circundantes, los recursos hídricos y «La necesidad de protección de las modificaciones kársticas». estos mamíferos no había sido prioriLos investigadores de la dad en esta parte del continente, pese Universidad hacen eco de la preocua la abundante información sobre sus pación para proteger a estos grupos roles en la naturaleza», señaló Sergio de murciélagos, que no solo se aliSolari, biólogo e investigador del mentan de insectos, y que con ello Grupo de Mastozoología del Instituto contribuyen a controlar los daños a de Biología de la Universidad de los cultivos, sino que también graAntioquia y uno de los autores de la cias a su consumo de frutas, semillas propuesta para la declaratoria de una y su función polinizadora, aportan a Aicom en una zona que abarca diez la regeneración de los ecosistemas y municipios de Antioquia. de bienes y servicios ecosistémicos. El área, ubicada en el corredor El Área de Importancia para la Conservación de los Murciélagos —Aicom—, donde se prokárstico —rico en piedra caliza— del tegen especies y colonias en Antioquia, cuenta con cavernas ubicadas en diez municipios.


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En la fundación e-Nable se diseñó un brazo robótico de código abierto, fácil de construir, con materiales baratos y eficientes. Estudiantes y profesionales del pregrado en Bioingeniería de la Universidad de Antioquia participaron en este desarrollo.

#INNOVACIÓNUDEA

CARLOS OLIMPO RESTREPO S. Periodista olimpo.restrepo@udea.edu.co

Un brazo al alcance de muchos 1 Antebrazo o caja de motor

Aquí se instalan dos servomotores —que proporcionan y aumentan la energía cuando se requiere— y dos sensores EMG. Está en contacto con la extremidad del usuario.

2 Cajas de batería e interruptores

Van entre el extremo inferior del antebrazo y la caja de tendones del brazo. Lleva dos baterías AAA (se sugiere que sean recargables y mantener dos adicionales) y dos interruptores, que van conectados al tablero electrónico.

3 Brazo

Lleva los tendones de nailon (se recomienda usar línea de pesca de entre 40 y 50 kilogramos de resistencia) que unen los servomotores con los dedos. En él también se inserta el tablero electrónico (con los sensores de movimiento).

Hacia las seis de la tarde del 16 de marzo

de 2015, Bryan García salió de su casa con el propósito de mover la antena de aire y, con ello, mejorar la señal de televisión, muy defectuosa en la vereda San Esteban, del municipio de Girardota. Trece horas después despertó en el Hospital San Vicente, en Medellín, con la noticia de que le amputarían la mano derecha debido a los daños ocasionados por la descarga eléctrica que bajó por el tubo metálico que sostenía el aparato. Para esa época, el australiano Adam Armfield, recién llegado a la capital antioqueña, empezaba a desarrollar un proyecto social, para, a partir de la impresión tridimensional, ayudar a personas que hubieran perdido alguna de sus extremidades. Esteban Rojas era entonces un estudiante de quinto semestre de Bioingeniería en la Universidad de Antioquia, inquieto por la biomecánica y la rehabilitación de afectados por este tipo de situaciones.

Dos sistemas de agarre El brazo robótico diseñado en e-Nable se caracteriza por tener dos tipos de agarre: Tipo pinza: más fino, para sostener elementos pequeños, como un lápiz o herramientas como un destornillador. Agarre de poder: destinado a elementos más voluminosos y pesados, como vasos y botellas con líquidos. En ambos casos, la fuerza del agarre la determina el usuario con las señales que envía desde sus músculos a los sensores adheridos a su extremidad, los cuales, a su vez, activan los servomotores que mueven el brazo robótico.

4 Mano

En la parte superior van las cuerdas (de nailon) y el diapasón de tensado de estas. Los dedos son articulados, con puntas en un gel suave y pegajoso, que ayuda a mejorar el agarre.

5 Sensores electrónicos

Se usan dos del tipo OY Motion y van en el antebrazo. Registran la actividad eléctrica de los músculos. Su instala uno en el bíceps y otro en el músculo del antebrazo, van por fuera y están conectados directamente al circuito que transforma la señal biológica del músculo en señal eléctrica para encender los motores.

En su recuperación, Bryan usó al principio una prótesis que le suministró una EPS: «Era muy pesada y me lastimaba bastante el muñón, además no era fácil de usar». Luego fue el turno de un aparato más liviano, pero menos práctico, entregado por una fundación. «Un día me llamaron de la alcaldía —de Girardota— a preguntarme si quería participar en las pruebas de una nueva prótesis. Ahí conocí a Adam y el trabajo de e-Nable», la comunidad que el australiano acababa de fundar, con apoyo de voluntarios de su país y de estudiantes de la Universidad de Antioquia. Por varios meses, Bryan fue a la sede de la fundación, en El Poblado, a probar los desarrollos y a compararlos a partir de su experiencia con las otras prótesis. Durante casi un año dejó de asistir, pero a comienzos de 2019 fue llamado para nuevas pruebas. Esteban Rojas, ya bioingeniero de la Universidad de Antioquia, acababa de ingresar al equipo, en el que desde un año antes trabajaban once profesionales y estudiantes, en su mayoría voluntarios, de Australia, Nueva Zelanda, Canadá, España y Colombia. «Se trataba de hacer una nueva prótesis. En 2018 se plantearon las primeras ideas sobre cómo podría ser ese nuevo brazo, pensado en que lo pudieran usar personas con dificultad para moverse desde el codo», recordó Rojas. Con base en los problemas detectados en las propuestas iniciales, más la información que entregaba Bryan, empezaron a mejorar el diseño

del brazo, hasta llegar al que hoy usa el joven de Girardota en su vida cotidiana. «El objetivo es aumentar la ayuda a las personas que no son capaces de utilizar un brazo mecánico tradicional; este sí les da la posibilidad de hacerlo. La idea es alcanzar más población que necesita este tipo de ayuda», sostuvo el bioingeniero. Además de Rojas, tres voluntarios y un practicante de la carrera en Bioingeniería de la Universidad de Antioquia también contribuyeron a este desarrollo. «Les explicamos el proyecto, para ver si podían hacer una copia, si se podía replicar el diseño con la documentación que teníamos, porque la idea desde un comienzo era hacer una prótesis de código abierto, es decir, que cualquier persona pueda ver cómo se diseña y armarlo con elementos muy sencillos; lo lograron y continuamos con el diseño del brazo robótico», asegura el profesional. Aunque uno de los principales objetivos de e-Nable es apoyar a las víctimas del conflicto armado, el primer usuario del brazo fue Bryan García, de 19 años y estudiante de la tecnología en Recursos Humanos. «Tengo bloqueado el codo y por eso fui elegido para usar este nuevo modelo, que es mejor, porque implica menores esfuerzos que los que utilicé antes, por ejemplo, no necesito moverlo con la otra mano», explicó. Asegura que nunca dejará de extrañar la extremidad perdida, pero siente que con este nuevo brazo ha recuperado parte de las habilidades que, por momentos, consideró perdidas para siempre.


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La exaltación a la Alma Máter como Universidad Inclusiva por parte de la Presidencia de la República, no solo considera el trabajo con las minorías, población discapacitada y víctimas, sino que reconoce las diversas formas de construir conocimiento.

NATALIA PIEDRAHITA TAMAYO Periodista natalia.piedrahita@udea.edu.co

#ORGULLOUDEA

La Universidad para todos Las estrategias de inclusión de personas con discapaci-

dades, minorías étnicas, sociales y víctimas del conflicto armado, motivaron el reconocimiento a la Universidad de Antioquia por parte de la Consejería Presidencial para la Participación de las Personas con Discapacidad. Se trata de una exaltación que se entregó por primera vez en toda Colombia y con la que se reconoce la misión inclusiva de la Alma Máter. «Respondemos a un país multiétnico, pluricultural y rico en biodiversidad. La Universidad le ha hechos grandes aportes al tema de inclusión, no solo desde las ayudas a personas con limitaciones visuales, auditivas y motrices, o pertenecientes a minorías étnicas; sino también con programas como Regionalización, que han permitido una lectura plural de los territorios», declaró el rector John Jairo Arboleda Céspedes. Cerca de 180 personas con alguna discapacidad egresaron de la Alma Máter en los últimos diez años. A diciembre de 2018, 175 estudiantes tenían algún tipo de discapacidad y 253 eran víctimas del conflicto armado. Según datos de la Vicerrectoría de Docencia, se contaban 1763 estudiantes afrocolombianos, 465 indígenas y 41 romaníes.

Círculo de Palabra, en la Celebración Internacional de las Lenguas Nativas. Foto: Esteban Lopera Casas.

Celebración Internacional de las Lenguas Nativas. Foto: Esteban Lopera Casas.

Se destacan experiencias como Soy Capaz, estrategia que propició la permanencia de 1441 personas, y las Cátedras UdeA Diversa, con las que se formaron 5039 estudiantes. Más allá de las cifras, está la experiencia de acompañamiento a la población que se clasifica como discapacitada o vulnerable: «El reto no solo está en el acceso, sino, sobre todo, en la permanencia estudiantil», puntualizó Steve Steele Castillo, coordinador de UdeA Diversa. Para Jairo Raúl Clopatosfsky Ghisays, consejero presidencial para la Participación de las Personas con Discapacidad, la deuda que tiene el país en materia de equidad con sus cuatro millones de habitantes discapacitados, es enorme. «Se trata de lograr un cambio de paradigma, una revolución en la que los colombianos dejen de creer que tener lenguas de señas en cualquier contexto social o rampas habilitadas para personas con movilidad reducida, en los lugares públicos y zonas cívicas, no es un valor agregado, sino algo natural». Aunque la Universidad aún tiene grandes retos para garantizar el acceso de toda la población a sus instalaciones, desde sus inicios la inclusión ha sido un principio rector en los ejes misionales. Con la inserción de saberes y lenguas ancestrales como afro, kriol, embera chamí y de señas colombiana, en el pénsum de algunos programas académicos, se ha garantizado la equidad en la formación de más de 6500 estudiantes.


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La inserción de estas lenguas nativas en la Universidad, se realizó con la asesoría de clanes como Jitomagaro del pueblo Murui Muina del Amazonas y resguardos Embera Chamí, como Marcelino Tascón y Karmata Rúa, fueron los guardianes de las tradiciones ancestrales que se tejen desde la Universidad. «Ante el ser mercantil e individual que nos han implantado, le propusimos a la Universidad un modelo educativo en el que el humano hace parte de un sistema que no gira en torno a él, sino en el que es un punto de engranaje. La matemática y la lingüística deben enseñarse desde la relación profunda con el vientre materno, la tierra y el cosmos», explicó Abadio Green Stocel, coordinador de la Licenciatura en Pedagogía de la Madre Tierra, programa de la Facultad de Educación que marcó un hito en materia de inclusión de los saberes ancestrales en la Alma Máter. Otras experiencias destacadas son el curso Discapacidad, Cultura y Sociedad, diseñado con estudiantes y egresados ciegos y sordos; y los cursos de Lenguas de Señas Colombiano. Además, el servicio para personas con discapacidad visual del Sistema de Bibliotecas, el Centro de Lecturas, Escrituras y Oralidades y el diplomado en Permanencia con Equidad.

Lectura en braille en la sala Jorge Luis Borges de la Biblioteca Carlos Gaviria Díaz. Foto: Juan Pablo Hernández Sánchez.

El conocimiento tejido en la Universidad de Antioquia trasciende a los estudiantes y docentes, se pregunta por las raíces de ambos, y por aquellos factores que, sin estar presentes en el espacio académico, constituyen una motivación para que estén ahí: la familia y la región.

La Universidad como aula expandida

Taller de pintura corporal en la Semana Internacional de las Lenguas Nativas. Foto: Esteban Lopera Casas.

En veinticuatro años de oficialización del programa de Regionalización, han egresado 11 414 personas de diferentes programas académicos ofrecidos en las sedes y seccionales que están fuera del área metropolitana. Llegar a lugares afectados por la inequidad y la guerra, e instaurar un diálogo para construir saberes de región, fue el reto asumido por profesores de todas las unidades académicas. «La inclusión no solo reside en la consideración de la diferencia del otro, sino en el tratamiento del conocimiento como herramienta que se enriquece con la afirmación de la pluralidad del ser y su mirada del mundo», declaró Solanlly Cuchillo, profesora de UdeA Diversa. En este sentido, el modelo de regionalización de la Universidad ha

sido reconocido a escala nacional como un referente de alta calidad. Pero la construcción de conocimiento con comunidades regionales va más allá de las aulas y se remonta a 1967, cuando la Facultad de Educación llegó a las áreas rurales del Oriente antioqueño con menor densidad poblacional con la Escuela Nueva. La consolidación de este programa sería un primer paso para crear la Universidad a distancia y para responder desde la academia a las dificultades educativas de la ruralidad. Entre otras apuestas que se han desarrollado en municipios como Amalfi, Sonsón y Carmen de Viboral, moviendo la participación de las comunidades en la construcción de conocimiento, se destaca el ‘Diálogo de saberes y oportunidades de región’, que instaló a la Universidad como una entidad protectora de la población vulnerable y actor enfocado en el bienestar territorial. Otro frente de inclusión en la Alma Máter, ha sido la política de admisión especial y exención de pago para víctimas y para comunidades afro, raizales e indígenas. Asimismo, la habilitación de elementos facilitadores de desplazamiento para aspirantes con discapacidad motriz y el diseño de formatos especiales para la comunidad ciega y sorda. Durante dos siglos, la Universidad de Antioquia le ha entregado a la sociedad la construcción pluralista de sus componentes, siendo inclusiva pero consciente de sus retos.


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(Des)tejiendo miradas sobre los sujetos en proceso de reconciliación en Colombia, un proyecto de las universidades de Antioquia y de Aberystwyth, en zonas que comparten excombatientes de las Farc y campesinos, tendrá su primera exposición en Medellín a partir del 5 de noviembre.

CARLOS OLIMPO RESTREPO S. Periodista olimpo.restrepo@udea.edu.co

#UDEACONSTRUYEPAZ

Excombatientes de las Farc tejen una nueva historia «Estoy hecha de retazos Pedacitos coloridos de cada vida que pasan por la mía y que voy cosiendo en el alma. No siempre son bonitos, ni siempre felices, pero me agregan y me hacen ser quien soy». Poema brasileño

Este poema,

cuya autoría aún se desconoce, inspiró el proyecto y se sumó al interés de Beatriz Arias y Berit Bliesemann de Guevara por comprender las razones de los conflictos armados en distintos escenarios mundiales. Ambas se cruzaron hace ya casi tres años en Irlanda del Norte y este encuentro les permitió construir un proyecto que hoy lideran en representación de la Universidad de Antioquia y de Aberystwyth University, de Gales, respectivamente. Se trata de (Des)tejiendo miradas sobre los sujetos en proceso de reconciliación en Colombia, un proyecto iniciado en 2018, tras ganar la convocatoria de Colciencias y el Fondo Newton del Reino Unido. «La pregunta de investigación que nos planteamos fue: ¿Cómo es posible pensar en reconciliación en un país donde a algunos sujetos los hemos nombrado desde un solo relato, el que circula por los medios de comunicación, en referencia a quienes hicieron parte de un grupo armado como las Farc?». Esto lo explica la profesora Beatriz Arias, de la Facultad de Enfermería de la UdeA, quien ha tratado de entender las razones del conflicto armado colombiano durante más de doce años. Berit Bliesemann de Guevara, investigadora y profesora del Departamento de Política Internacional en la Universidad de Aberystwyth, lleva cerca de dos décadas estudiando mitos y narrativas alrededor de la política y los conflictos. Por eso, Colombia es un gran atractivo para ella. La sociedad entre esta politóloga alemana y la enfermera colombiana se empezó a materializar en octubre del año pasado, al plantear la idea a la comunidad de San José de León, en Mutatá, área de reincorporación en el Urabá

antioqueño, donde hoy conviven excombatientes de las Farc con campesinos de la zona. «Lo del tejido era una idea de Beatriz: trabajar no solo con las víctimas del conflicto, porque de esos ya hay un montón, sino ahora, que hay un proceso de paz, trabajar con los excombatientes», recuerda Berit. Beatriz pensó en los hilos y las agujas porque se trata de elementos cotidianos, tanto para civiles como para integrantes de un grupo armado y esa familiaridad podría facilitar que, mediante los tejidos, empezaran a acercarse a los demás con la fuerza de sus historias. Y no estaba equivocada. En ese caserío encontraron pronto disposición de las personas para relatar su vida con la costura. Una de las más destacadas es ‘Adriana’, quien tras casi tres décadas de militar en las Farc no se acostumbra del todo a que la llamen Lilia Tavera, como figura en sus documentos.

A lo que no se tuvo que acostumbrar fue al tejido pues, al igual que muchos de sus compañeros, las telas, las agujas y el hilo hicieron parte de su cotidianidad. «En la telita que yo bordé, conté la historia del tiempo que estuve en las filas guerrilleras. Primero hice mi fusil y una montañita —era allí donde vivía— y el tiempo que aporté: 29 años. También hice otra parte, lo que estoy viviendo ahora, mi casa y el río; hice mi proyecto de piscicultura, que es la otra vida que tengo ahora, entonces hice las dos historias mías», relata. En el espacio territorial Llano Grande, en Dabeiba, los excombatientes no se sintieron, en principio, atraídos por la propuesta. Pero el trabajo con el Comité de Género y los niños de la escuela veredal, a la que asisten hijos de habitantes de la zona y de exguerrilleros, ha atraído poco a poco a algunos miembros del grupo.

Lilia Tavera, o ‘Adriana’, refleja en la tela sus 29 años en las Farc y el proyecto de vida que empezó en San José de León. Foto: Beatriz Arias.


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EUFRASIO GUZMÁN MESA Profesor – Instituto de Filosofía tirtamo@hotmail.com

#UDEAOPINIÓN

Las exposiciones

Hasta ahora, los tejidos han sido exhibidos en San José de León, Mutatá, en un espacio de una casa de madera, ocupado hasta dos días antes por gallinas. La exposición estuvo abierta entre el 30 de septiembre y el 4 de octubre de 2019. Luego, se presentó en la sede de la Universidad de Antioquia en Apartadó, a mediados de octubre. En Medellín se expondrán alrededor de 70 bordados de (Des)tejiendo miradas sobre los sujetos en proceso de reconciliación en Colombia, entre el 5 y el 15 de noviembre, en el Crealab del Centro Cultural de la Facultad de Artes en el barrio Carlos E. Restrepo.

Aspecto de la exposición realizada en la sede de la UdeA en Apartadó, en octubre pasado. Foto: Beatriz Arias.

«Lo de los hombres que quisieron participar en el proyecto fue algo muy bonito, porque la mayoría tenía entrenamiento especial en el manejo de explosivos o de armas. Qué bonito que un hombre que siempre manipulaba con sus manos esas cosas, hoy manipula aguja e hilo para bordar una historia, eso es muy importante», resalta Beatriz Arias. Y Berit complementa: «Las artes son buenas para este tipo de proyectos, porque las personas que no quieren o no pueden decirlo por otras vías —porque están traumatizadas o porque es difícil poner en palabras lo que sienten— encuentran en esto las herramientas ideales para expresarlo. La gente se emociona con lo que ve y lo relaciona con su propia vida y sus experiencias, porque de alguna manera todos los colombianos tienen que ver con el conflicto».

Javier Darío Restrepo y la ética en el periodismo Cuando observo ciertas tradiciones intelectuales y algunas vidas ejemplares no puedo dejar de relacionarlas. Predominaron en estas la disciplina, la prudencia, la austeridad y una vigorosa humildad frente a los hechos y la verdad. Javier Darío Restrepo representó muy bien esa clase de ser humano en la cual resaltan valores que provienen de una sobria formación para el servicio y un sentido de lo humano como algo que hay que rescatar y defender. En su caso, esos dos componentes se templaron en el contacto con la guerra y el esfuerzo por lograr justicia para todos. Estamos en su obra frente a alguien alejado de la vida contemplativa, claustros o gabinetes; y dedicado a la reportería que busca la verdad como si estuviera en una personal campaña bélica. Con ese espíritu de objetividad y actitud crítica pudo cubrir confrontaciones en Nicaragua, Guatemala, Líbano y en Colombia. En su formación en el seminario descubrió esa nueva vocación que lo puso en el camino del periodismo, la docencia y el impulso a unos valores de vida; fue una experiencia crucial y reveladora que le permitió encontrar que, a través de las narraciones y crónicas, le podía dar vida nueva a lo que el tiempo se lleva. Es un acontecimiento crucial que marca su decisión de poner el espíritu en la palabra y narrar, pero no de cualquier manera o desde una subjetividad exaltada, como es generalmente el caso del creador literario. En su vida, la búsqueda de la objetividad y su compromiso con la verdad fue parte de un respeto por la humanidad como una manera de ejercer el amor filial. Esa visión inicial, a los 20 años, fue la piedra angular para dedicar el resto de su existencia a hacer reportería y periodismo de la más alta calidad con una gran rectitud y total ausencia de soberbia. Creo que allí radica un legado que tiene enorme vigencia, pues lo que ahora se impone es el culto a la personalidad, la soberbia, la ostentación y una imagen del periodista como un actor de la noticia. Falaz imagen que fetichiza el trabajo de periodista, y no como debe ser: observador respetuoso, discreto y autocrítico. Hay en Colombia, y en el mundo contemporáneo, una exacerbación de los medios que los ha lanzado, a ellos y a los periodistas, a un mundo banal que más parece un sector de la farándula y una aspiración ridícula a estar en el centro de las noticias y los acontecimientos. Comunicadores y periodistas sedientos de un protagonismo que no es más que la soberbia exaltada por unos medios que ya hace rato le vendieron el alma al diablo de la ostentación, la búsqueda desesperada de rating y el servilismo al gran capital. Triste destino del antes llamado «cuarto poder» que ahora juega a no a informar, a encubrir, y ha dado a sus trabajadores el papel de vendedores de mentiras, servidores de los poderes económicos que de manera grotesca se han ido apoderando de los grandes medios para volverlos parte de su negocio. Hace muchos años Javier Darío se percató de ese peligro enorme y se dedicó a la instauración de un código de ética del periodismo, a él y a otros periodistas les debemos la fundación de una cátedra que, hoy más que nunca, tiene una importancia histórica ante la voracidad de los grupos económicos que quieren apropiarse del trabajo humano e invadir las conciencias con mentiras flagrantes que solo sirven para encubrir el egoísmo delirante y generalizado.


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Exploramos los manuscritos más antiguos que conserva la Biblioteca Carlos Gaviria Díaz de la Universidad de Antioquia. Aquí, una selección de algunos de esos tesoros documentales que hoy son eco del relato histórico del país y de sus tránsitos sociales, políticos, culturales y científicos.

NATALIA PIEDRAHITA TAMAYO Periodista natalia.piedrahita@udea.edu.co

#PATRIMONIOUDEA

Palimpsestos A través de la escritura se desentraña una idea, pero esta es fruto de un rescate y supone una reinterpretación.

¿Cuántas mutaciones sufre la palabra antes de quedar en el papel? ¿Con cada escritura se evidencia una apropiación del mundo? Nuestra lectura está determinada por las narraciones que hemos interiorizado. Los libros permiten esa continuidad de apropiaciones que simula a los palimpsestos de la antigüedad. La raíz de la palabra viene del griego παλίμψηστος, compuesto por πάλιν (palin: otra vez) y ψάειν (psaein: grabar). Su significado, entonces, es «grabado de nuevo», una práctica antigua que se aplicó sobre todo al uso de papiros sobreescritos, que resultaban menos costosos y más prácticos para los escribientes. En las colecciones patrimoniales de la Biblioteca Carlos Gaviria Díaz se preservan manuscritos y rarezas que reúnen ideas que hoy son paradigmas o hechos. Esta es una selección de algunos de estos vestigios de la historia, máquinas que nos permiten volver al pasado.

Pictogramas de lo popular

De la mula al avión. 1989. Guillermo Echavarría Misas. Servigráficas. Medellín

La navegación del viento

En una época en la que casi todos los caminos de Colombia eran de herradura, llegó el primer avión a Barranquilla y con él, la idea de tener grandes empresas de transporte aéreo. No solo se trataba de surcar el cielo, este sueño era la manera de abrir nuevas perspectivas de transporte en un país con dificultades en sus vías terrestres. Guillermo Echavarría Misas, gerente de la Compañía de Navegación Aérea, narra con testimonios, imágenes, y cartas, las concesiones de la República para que se comenzara a dar la navegación aérea en el país. Asimismo, establece un panorama de lo que fue esta industria en la construcción del ideal de progreso de los colombianos. Hoy, con el auge de las ciencias aeroespaciales, muchas preguntas siguen vigentes.

Tipos y costumbres de la nueva granada es una colección de pinturas de los personajes y las costumbres típicas colombianas del lapso 1825- 1841, creaciones de Joseph Brown. Como complemento tiene el diario de su excursión de Bogotá a Girón, en 1834, en ella participan también Malcolm Deas, Efraím Sánchez y Aída Martínez. La colección de pinturas colombianas recoge escenas aún vigentes y el alma del espíritu popular: los vendedores de carbón, los indios de la sabana de Bogotá, el tejedor de ruanas, los limosneros, la beata, los enanos prodigiosos, el chismorreo bogotano, la merienda con chocolate, la caza de venados. Esta mirada amplia del folclor y la tradición está complementada por los trazos de las rutas de viaje y las anotaciones sobre los pueblos.

Tipos y costumbres de la Nueva Granada: la colección de pinturas formada en Colombia por Joseph Brown, entre 1825 y 1841 y el diario de su excursión a Girón, 1834. 1989. Aida Martínez, Efraín Sánchez y Malcolm Deas. Fondo Nacional Cafetero, Bogotá.

Manuscrito de Francisco José de Caldas. 1810. Del archivo de Carlos E. Restrepo. Bogotá.

Un cuaderno inédito del sabio Caldas

En una libreta —de piel de carnero, con hojas de cereal molido, que reflejan las costumbres y la estética del siglo XVIII—, se lee la caligrafía romántica de Francisco José de Caldas. Sus anotaciones en latín y castellano revelan al niño que vive en cada explorador: se hace preguntas sobre lo lejano y lo cercano, y traza una serie de descripciones para llegar a la respuesta. La sabiduría de Caldas se asoma en su tendencia a anotarlo todo: desde el paso de las estrellas en una noche parisina de 1800, hasta las particularidades de las patas de los animales. Sus libretas viajeras contienen el germen de lo que hoy son hechos e ideas científicas consolidadas, en áreas como la botánica, la zoología, la geología y la astronomía. Este libro llegó a la Biblioteca de la Universidad de Antioquia con el archivo de Carlos E. Restrepo. Fue un obsequio de Jorge Pombo, en Bogotá, en 1910.


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viajeros El universo en la antigüedad

En cualquier época de la historia, el hombre ha observado el cielo desde sus conocimientos y miedos. Hace doscientos años todavía se creía que el estudio de las dinámicas siderales estaba cerca de la herejía. Eran épocas en que los pensadores morían en nombre de las ideas: Galileo, Giordano Bruno, Johannes Kepler. En el siglo XIX la astronomía era aún sinónimo de revolución, sobre todo en países católicos. En paralelo, se dio el descubrimiento de Ceres, el primer asteroide visto; las observaciones de los satélites de Marte y los estudios de los cráteres lunares. La expansión de las ideas del espacio y el tiempo se guardaron en manuscritos y libretas como bases del conocimiento y testimonio de la delgada línea que separa a la realidad de la fantasía.

Traite elementaire d'astronomie physique. 1810. Juan Bautista Biot y M. de Rosel. J. Klostermann Fils. Francia.

Simón Bolívar Íntimo. C. 1900. Mariano M. Martínez. Hispano Americana. Francia.

Epistolario del libertador

De las idealizaciones de Bolívar, tan comunes en la pintura como en la literatura, se rescata la aproximación al sueño: no solo es el libertador de América, es la suma de los ideales de Latinoamérica, el espíritu de la revolución. Si se quiere rastrear el rumbo de su espíritu, están dispuestas las cartas que revelan al hombre tras el mito: del caleidoscopio de los honores se llega al dramatismo y las pasiones, a su intimidad como hijo, hermano, amante, gobernante, redentor. Simón José Antonio de la Santísima Trinidad Bolívar Palacios Ponte y Blanco es hoy un rompecabezas difícil de armar ya que no se sabe dónde comienza o dónde termina, con ello permanece abierta la posibilidad de inventiva. Cada lector es un constructor de su Bolívar personal.

En cada danza hay un compendio de historias: los bailes típicos colombianos son las manifestaciones de las costumbres regionales. Ritmos festivos, como el bullerengue, se bailan al lado del mar, con trajes ligeros y movimientos rápidos. Ritmos pausados, interpretados con música de cuerda, como pasillos y sanjuaneros, se bailan entre flores y cascadas de agua dulce, al interior del país. La iconografía de cada danza devela la relación de los colombianos con su territorio y su cultura. Ritmos como el bambuco, el mapalé, la chichamaya, la puya, son una manera de celebrar la vida y de teatralizar la cotidianidad. Como compilación de bailes folclóricos, el libro Trece danzas tradicionales de Colombia, sus trajes y su música (1991) es una aproximación artesanal a las danzas populares nacionales que, además del texto escrito, entrega retazos de telas, páginas con ilustraciones y un cassette para que el lector entregue sus sentidos a la historia de este arte.

Trece danzas tradicionales de Colombia, sus trajes y su música. 1991. Lucía Jaramillo de Olarte y Mónica Trujillo Jaramillo. Fondo Cultural Cafetero. Bogotá.

Fotografías: Juan Pablo Hernández Sánchez y Alexander Monsalve.

De bailes y ritmos


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Pato en salsa de coco, sancocho de pescado, sarapa, peto y patillada: delicias tradicionales del municipio de Caucasia. Sus ingredientes y modos de preparación vienen siendo explorados por la Escuela de Nutrición y Dietética porque reflejan la mezcla cultural y gastronómica de las tradiciones antioqueñas y cordobesas.

YÉNIFER ARISTIZÁBAL GRAJALES Periodista jennifer.aristizabal@udea.edu.co

#INVESTIGACIÓNUDEA

Los sabores de Caucasia

El tradicional pato en salsa de coco, plato caucasiano y de la región de La Mojana. Foto: Marlon Loaiza.

Guillermo Jaramillo llega todos los días a orillas del

río Man, en Caucasia, y calcula dónde tirar la red, descalzo sube a la canoa y se interna en un río cada vez más seco, en el que empezó a pescar hace 33 años junto a su papá. «Nunca he trabajado en una empresa. Diario he pescado y así he criado a mi familia. Con niños chiquitos uno tiene que levantar la pesca a como dé lugar», relató. Los cambios del río han hecho difícil su trabajo: «La deforestación va secando el río. Hace 15 años salía y venía con una pesca que hoy sería de un millón y ahora para hacer eso tendría que dedicar dos noches». Aun así, pesca lo necesario para comer a diario y preparar el tradicional sancocho de pescado. El café ayuda a esperar la cocción y, al cabo de pocos minutos, desde el fogón de leña llega un aroma tentador que combina el plátano, la yuca, la papa, la cebolla, los aliños y el bocachico, caldeados en la olla. Este plato es uno de los principales cuando se habla de la dieta tradicional en Caucasia. Luz Marina Arboleda, coordinadora

del grupo de Socioantropología de la Alimentación, y Ángela Franco, nutricionista dietista y especialista en Nutrición Humana, lideraron una investigación en la que identificaron este y otros cuatro platos atesorados por los caucasianos. «Buscamos las recetas tradicionales, comportamientos alimentarios, protagonistas y contextos; quedaron aquellas formas de comer más representativas», indicó Luz Marina Arboleda, investigadora de la Escuela de Nutrición y Dietética de la Universidad de Antioquia. El estudio, que cuenta también con la vinculación de dos estudiantes de la Escuela y dos más del pregrado en Antropología —que a la vez son habitantes de la región—, se acerca al reconocimiento gastronómico de este municipio antioqueño en donde confluyen la cultura paisa y la costeña. Junto al sancocho de pescado está la sarapa, un envuelto con múltiples opciones de arroz, proteína y verduras, similar al «arma tu plato» de cualquier restaurante pero que en este caso María Mercedes Avenía, como otros vendedores de


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sarapa, despacha desde una carreta en la plaza de mercado de Caucasia. Trabaja en la venta de comida desde hace 12 años pero la grave enfermedad de su esposo la puso contra las cuerdas y la experiencia que tenía como cocinera la llevó a ser una experta en la sarapa. Así sacó adelante a sus hijos y ahora lo hace con tres nietos. Su rutina inicia a la 1 a.m. cuando empieza la preparación de los arroces, mientras su hija cocina las carnes. «A las 4:30 a. m. llega mi esposo, empaca en ollas, sacamos el carro y vamos al puesto. La mayoría de mis clientes llega con sus vasijas en la mañana para llevar la comida separada porque es para el medio día. Otros quieren en la hoja de bijao», explicó María Mercedes, quien señaló que todo esto lo hace para «dejarle un mejor vivir» a su familia. «El que llega a Caucasia y quiere comer algo diferente, come sarapa», comentó Dagoberto Mazón, poeta y reconocido personaje municipal, más conocido como Facundo. La herencia lo es todo. Mientras unos quieren dejar a sus hijos y nietos en mejores condiciones, otras como María Catalina Valencia han dejado también una tradición culinaria. Cuando cumplió 80 años ya tenía 50 nietos y 40 bisnietos. Por esto, tenía una importancia especial para ella que sus descendientes aprendieran a hacer mazamorra de banano, mote de cabeza de bagre o el arroz de celele. «A mí me enseño mi abuelita, yo tenía 10 años y ya lavaba, pilaba arroz, cocinaba, arriaba caña, atendía niños, arriaba bueyes, servía comida para 25 trabajadores a quienes les envolvía la cena en sarapa para que se la llevaran a la casa de ellos», recordó María Catalina. Desbaratar los bananos, remojar el arroz, ahumar la cabeza del bagre y pelar la yuca y el ñame, son tareas de sus hijos y nietos. Las investigadoras Arboleda y Franco explican que la receta de la

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mazamorra de banano pertenece a un contexto familiar y que, aunque sea tradicional en un territorio antioqueño, es más cercana a la región Caribe. «La cultura paisa casi no reconoce esta preparación, más costeña. Por eso deberíamos difundir más la preparación de esta receta, a veces nos falta reconocer la diversidad», dice Franco. Aristóbulo Rivera, agricultor y comerciante de la vereda Las Malvinas se levanta a las 3:30 a. m. a sembrar arroz, plátano, maíz, berenjena o ahuyama. Pero también prepara, junto con su esposa, el pato en salsa de coco, un tradicional plato que suelen compartir hasta con una docena de amigos y familiares. «Uno coge el pato y lo ahuma en la candela de leña, ralla el coco, pica la verdura, saca el zumo de coco y lo pone a pitar, cuando está pitado le echa el otro coco y lo pone al proceso de cocinada», explicó Aristóbulo. «Este plato no falta en La Mojana», advirtió Facundo, refiriéndose a la región geográfica ubicada sobre las cuencas de los ríos Magdalena, Cauca y San Jorge, muy cerca del Bajo Cauca antioqueño. Otras recetas y preparaciones tradicionales de Caucasia son el jugo de patilla o patillada, que la investigadora Luz Marina Arboleda describe como «más que una bebida, un momento que se

Estas recetas, documentadas por las investigadoras y estudiantes de la Escuela de Nutrición y Dietética, serán resaltadas en dos artículos académicos, en una cartilla y cinco videos documentales. El proyecto fue financiado por el Banco Universitario de Programas y Proyectos de Extensión —Buppe— y contó con la co-producción documental de la Dirección de Comunicaciones. «Actualmente hay una pregunta por lo sustentable y cuando hablamos de esto desde la nutrición, volvemos nuestra mirada a las dietas tradicionales. Queremos llevar proyectos similares a otras regiones para que haya un reconocimiento de nuestras tradiciones», resaltó Arboleda.

comparte en la calle». En efecto, en medio de las altas temperaturas de Caucasia los puestos de patilla (sandía) son visitados en busca de esa bebida. El peto, por otra parte, se consume cuando llega la noche y se escucha la bocina del vendedor que promociona desde la calle esta bebida espesa a base de maíz, leche, azúcar y canela. «Aquí hay unas pequeñas fábricas y siempre lo venden de 6 p. m. a 10 p. m. porque, entre otras cosas, es más caliente que 50 negros en un baile», contó entre risas Facundo.


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¿Qué organismos resisten a temperaturas extremas, en frío o calor? Los osos de agua, tardígrados que viven en el musgo o en el agua. Su proceso evolutivo se ha basado en potenciar la supervivencia. Dos investigadores de la Universidad de Antioquia describen dos posibles nuevas especies para la ciencia.

NATALIA PIEDRAHITA TAMAYO Periodista natalia.piedrahita@udea.edu.co

#CIENCIAUDEA

Tardígrados: minúsculos viajeros del tiempo Para aquellos que piensan que la vida solo se da en con-

textos que la ciencia ha determinado como favorables, los osos de agua son una extravagancia, un cambio de paradigma ante lo que ya se ha explorado: prescinden del sistema circulatorio y respiratorio, resisten ante la radiación y las variaciones climáticas extremas, además, pueden prolongar su tiempo de vida. Y en esta última acción despliegan magistralmente su sabiduría anatómica, su resiliencia ante las dificultades: utilizan la criptobiosis para sobrevivir ante condiciones poco favorables para la vida animal y luego despertar en una época más provechosa o interesante para su existencia. Dos investigadores de la Universidad de Antioquia hallaron en el Campus universitario organismos que están siendo analizados y descritos, posiblemente pertenezcan a dos especies nuevas para la ciencia. «Hemos encontrado fluorescencia en los individuos que estamos analizando. Funciona de esta manera: cuando están estresados, activan rutas metabólicas que pueden evaluarse usando la fluorescencia», explicó Mario Londoño Mesa, biólogo, taxónomo de tardígrados y explorador de sus hábitats. Junto al estudiante de la maestría en Biología, Gabriel Marín, en el grupo LimnoBasE y Biotamar del Instituto de Biología, Facultad de Ciencias Exactas y Naturales, observan las dinámicas de estos singulares organismos, cuya fluorescencia podría indicar una alta contaminación en el aire. En su minúsculo tamaño —0.5 mm— subyacen las pistas sobre el proceso evolutivo que les llevó a modificar su

complejidad, y así generar resistencia ante los ambientes agrestes: temperaturas de cerca de -170 ºC o 150 ºC, o un viaje por el espacio sin ninguna capa protectora ante la radiación y ausencia de oxígeno. «Son ahorradores de vida. En condiciones normales viven entre tres y seis meses, pero pueden extender este lapso de vida. En la Antártica, por ejemplo, solo están activos en verano, unos tres meses al año, y cuando llega el frío intenso entran en criptobiosis, y así viven varios años. Esto tiene implicaciones en el proceso evolutivo, ya que no se reproducen ni comen mientras duermen, pero tampoco envejecen», explicó Londoño Mesa. La criptobiosis es un estado de suspensión de actividades vitales en la que los organismos parecen muertos, pero están dormidos; puede ser indefinida y, en el caso de los tardígrados, está relacionada con la manera en que soportan lo que para muchas otras especies serían situaciones «invivibles». En el desierto, por ejemplo, los humanos luchan contra la pérdida de agua, y si no la encuentran, mueren; los tardígrados pueden vivir en estas condiciones. De las 50 especies de tardígrados descritas en Colombia, la mayoría han sido registradas en la Sierra Nevada de Santa Marta. En lugares como el nevado del Cocuy y el municipio de Heliconia, Antioquia, se han encontrado también nuevas especies. Un nuevo destino de estudio es la Ciudadela Universitaria de la Alma Máter, donde el musgo es muy común.

Faringe:

la primera sección muscular de su sistema digestivo.

Órganos internos:

u organelas, regulan las presiones internas y determinan el estado de criptobiosis.

Apéndices cuticulares: son extensiones de su piel.

Aparato bucal:

cavidad de la boca con dientes.

Ocelos u ojos simples: no todas las especies los tienen, dependen de las relaciones que establezcan con sus hábitats.

Extremo anterior: en él está la boca. Especie Milnesium sp, encontrada en Ciudadela Universitaria. Estas fotografías fueron tomadas en un microscopio confocal de escaneo láser, por el profesor Rafael Andrés Posada Duque, del Instituto de Biología, experto en esta técnica.


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JUDITH NIETO Profesora - Escuela de Microbiología judith.nieto@udea.edu.co

#UDEAOPINIÓN

El grupo LimnoBasE y Biotamar de la Facultad de Ciencias Exactas y Naturales de la Universidad de Antioquia, ha desplegado investigaciones relacionadas con la calidad del aire en Medellín, en las que los tardígrados son el componente bioindicador. Aunque fueron descubiertos por el zoólogo alemán Johann August Ephraim Goeze, en 1773, por muchos años no fueron tema de estudio. En la actualidad son íconos de películas de ciencia ficción relacionadas con viajes en el tiempo, como Star Trek.

Estrategas del viaje

La composición de lo que podría llamarse su piel, a través de la cual respiran, es sicodélica: es una cutícula porosa con transparencias, pero colorida, protegiendo una cavidad que alberga un líquido que transporta el oxígeno a sus células. Carecen de sangre y están divididos en cinco segmentos, en los que se ven cuatro pares de patas, cada una con ocho garras, un aparato bucal complejo y tres líneas de dientes. Algunos tienen ojos. Pero más allá de su particular anatomía y capacidad de resiliencia, son unos maestros del viaje: su minúsculo tamaño les permite cruzar distancias colosales en una mota de polvo, conservando la vida según su antojo. Incluso, el vuelo de un ave puede garantizar la migración de esta especie; así las garzas, al adherir sus patas a las ciénagas, pueden recogerlos y llevarlos de paseo hasta su lugar de destino. «En el caso de los osos de agua que encontramos en Ciudadela Universitaria, creemos que pueden haber llegado de esa manera o una similar», afirmó Marín. A propósito, ambos investigadores y el equipo del programa de Ingeniería Aeroespacial y Ruta N, lanzaron desde Santa Elena —zona rural cercana a Medellín—, dos globos estratosféricos denominados Aurora I y Aurora II, que contenían tres especies de osos de agua. El experimento dio luces sobre su maestría en el viaje y la adaptación. «Son globos que ante la disminución de la presión atmosférica mientras ascienden hasta 32 km se explotan y las cápsulas con tardígrados caen. Posteriormente se rescataron cerca del municipio antioqueño de Sopetrán, y una vez los tardígrados fueron hidratados, despertaron y sobrevivieron un par de especies», explicó Londoño Mesa. En diciembre de 2019 se repetirá el experimento para pasar la marca de los 32 km y observar la reacción de estos magos del sueño. Los modelos de resistencia de los tardígrados han servido para establecer todo tipo de hipótesis sobre el preludio de la vida en la Tierra; su anatomía es la prueba reina de los mecanismos evolutivos que desarrollan las especies para sobrevivir y colonizar en situaciones extremas. En el mundo se está investigando su anatomía para diferentes fines, sobre todo en el campo de la medicina, ya que su capacidad de resistir la desecación puede servir como modelo para hipotetizar cómo se pueden hidratar los glóbulos rojos e inyectarlos para combatir enfermedades como la anemia.

El mal de la ceguera «La ceguera dicen, es negra», y leer Ensayo sobre la ceguera es posar

los ojos sobre unas páginas en las que hasta los nombres de hombres y mujeres se han vuelto noción sin luz. La ceguera, afección de los personajes de la obra, logró lo que parecía imposibilitado desde el más remoto pasado: reclamos beligerantes, movimientos de la brumosa historia del guerreado mundo y el estandarte del anhelo de la mujer por ser igual al hombre. La enfermedad se ha encargado de equiparar la lidiada igualdad evidenciada en el peso de una invidencia común y equitativa. El mal del cuerpo los hace iguales. Lo que indica que, a razón de la vulnerabilidad al daño físico o moral, hay similitudes indiscutibles, inevitables. Un derrame de sombras cubre a los personajes de Ensayo sobre la ceguera. Inesperadamente, todos son asistidos por la misma forma de luz, la de las tinieblas; mas no la de la opacidad de las palabras, pues, desde su claro decir, todos alcanzan a ver… La «enfermedad de la ceguera», de la que es imposible librarse —¿achaque de estos tiempos confusos, eclipsados, irracionales, emocionales, absurdos… apesadumbrados?—, se contagia, pero no deja en silencio a quienes la padecen. Enceguecer no es enmudecer. Sobre dicho mal se extiende el tiempo de la palabra, abierto a la escucha, y esto es un alivio para afrontar la «costumbre» de los ojos a permanecer en la vigilia no pedida. La noche cuando «un ciego soñó que estaba ciego» era la noche que no había dejado de existir, era la noche. En la novela se desconoce la causa generadora de dicho mal; sin embargo, cada día, un hospicio abandonado abre sus puertas para el ingreso de otra víctima de la «enfermedad blanca», como se lee en las páginas de Saramago. Nada se sabe del extraño trastorno que sobreviene a razón de la intempestiva pérdida de la visión, del súbito desvanecimiento de la luz. Se trata de buscar una justificación que dé cuenta de por qué al cuerpo lo pueden asistir ciertas privaciones a las que los expertos, los médicos, no hallan razones. La vulnerabilidad forma parte de lo que somos. Se han escrito aterradoras y supremas páginas acerca de la afección que oscurece definitivamente los ojos. Algunas han llegado desde Lanzarote para contar sobre una rara ceguera que remeda el color de la nieve y se apodera indiscriminadamente de todo un pueblo: de los que curan y de quienes asisten en pos de alivio. El narrador en la novela, creado por un autor de nacionalidad portuguesa y quien fuera reconocido con el Nobel de Literatura en 1998, cuenta cómo inesperadamente los habitantes de un pueblo pierden su capacidad visual. Sin síntoma previo, sus ojos quedan en tinieblas, crepúsculo al que se ve sometido el hombre que inexplicablemente un día no puede ver. El pueblo, asombrado, desconoce la procedencia del mal que todo lo deja velado. ¿Habrá razones diferentes a las procedentes de la desgracia para explicar por qué un hombre puede, inesperadamente, ser víctima de la invidencia, pero no de la negrura de la palabra? Tal vez las haya, pero lo importante es destacar que a la comarca de ciegos que poco a poco pueblan las páginas de la novela le queda el decir racional, que al pronunciarse consigue alumbrar su mirada arruinada, pues aquella no renuncia al cuerpo en sombras para declarar que la «ceguera es algo que se limita a cubrir la apariencia de los seres y de las cosas dejándolos intactos tras un velo negro».


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Patricia Ariza habla del teatro colombiano y de su convicción por la paz. Recientemente reconocida con el Premio Nacional de Cultura Universidad de Antioquia, asegura que es obligación del Estado garantizar el derecho a la cultura.

ELIZABETH CAÑAS RODRÍGUEZ Periodista elizabeth.canas@udea.edu.co

#CULTURAUDEA

Es lamentable que se reduzca la cultura a la voracidad del mercado: Ariza «Me llena de alegría y me estimula para seguir luchando por las causas que creo, y para no

dar mi brazo a torcer, especialmente el brazo izquierdo», dijo la maestra Patricia Ariza Flórez al recibir el 17° Premio Nacional de Cultura Universidad de Antioquia a las Artes y a las Letras. Fundadora del Teatro La Candelaria, activista, exmilitante de la Unión Patriótica y reconocida por su trabajo dramatúrgico y literario, Patricia Ariza tiene en su cabeza al país. En su discurso en la ceremonia de gala de los premios, explicó cómo se enroló en el teatro y en el activismo político que, según dijo, le ha permitido vivir la realidad del país de otra manera y sostener una cierta obsesión por la defensa de la paz, «tan esquiva como necesaria», advirtió. También dijo que mantendrá su dedicación al teatro, que «no es un teatro aislado de la vida, sino una vida desde el teatro». Alma Mater habló con ella.

A pesar del contexto social y político del país y de su experiencia como exintegrante de la UP, ¿mantiene el optimismo por la paz?

Sí. Sé que este es un país en disputa en todos los sentidos y la paz también está en disputa. Hay unos sectores retardatarios de un viejo país y pensamiento que se niega a morir y un país muy nuevo que no logra del todo nacer, pero que ahí está. Si vemos el tiempo con el tiempo real de nuestras vidas, es muy largo, pero como tiempo histórico, es muy corto. Hace muy poco que se suscribieron los acuerdos, sabíamos que no iba a ser fácil pero tampoco pensamos que fuera a ser tan difícil. Creo que esto está cambiando la mentalidad y los imaginarios de los colombianos. No hubiera sido posible en otro momento, por ejemplo, que una persona como Petro obtuviera ocho millones de votos o que los sectores del «sí», hubiéramos logrado seis millones de votos. La utopía es lo que parece inalcanzable. Sin embargo, siempre que se consigue algo abre otra utopía. Me considero una persona llena de utopías y también de esperanzas, porque la situación que vivimos en Colombia es muy dura, pero estamos saliendo de ella. Por ejemplo, estamos saliendo del patriarcado, hay afán en recuperar del peligro al humanismo y de la preservación de la humanidad y de la naturaleza. Mi creencia en las utopías es porque veo más gente en la resistencia, en lo alternativo y en sectores que se la están jugando por algo distinto. Creo que las utopías son el motor de los humanistas y si no existieran estaríamos conformes. Tengo la certeza de que la humanidad saldrá adelante.

¿Qué inspira a la Patricia Ariza dramaturga y poeta?

Muchas cosas. El dolor y también la fiesta. En La Candelaria hemos tomado situaciones, personajes y acontecimientos que han pasado, los desmenuzamos, construimos, buscamos

entenderlos y hacerles preguntas. Me entusiasma hablar de todo lo humano desde la perspectiva de género y también de la elaboración minuciosa y artística del teatro. Uno en el teatro no puede decir cualquier cosa ni, de cualquier manera, hay que ser responsable. En el trabajo y en lo que soy, también están presentes mis padres; una madre que era una mujer muy tesa; y mi papá, quien era muy sensible artísticamente. La inspiración para escribir me viene de la realidad y de la musa; también del amor, que, para mí, se trata de una larga conversación, porque creo que el enamoramiento es conversar con el cuerpo, con los ojos y las palabras. Cuando se acaba la conversación, hay que salir corriendo.

¿Cuál es su evaluación del teatro colombiano y cómo se refleja el país en este?

El teatro no se escapa de fuerzas en pugna, hay sectores desalentados, pesimistas. Otros creemos que ser artista es un privilegio, pero también una responsabilidad. En la Corporación Colombiana de Teatro, en La Candelaria, buscamos hacer teatro para trabajar por el cambio, por ejemplo, nuestro trabajo con las víctimas y las organizaciones sociales. Lo hacemos para pasar de la cultura de guerra a la cultura de la paz, para otorgarle a este proceso de paz la dimensión cultural. El movimiento del teatro es un movimiento desigual en el que se refleja todo lo que hay en el país, pero es un movimiento fuerte, poderoso e importante. Hay grupos como el Matancandelas y La Candelaria, que a pesar de todas las dificultades seguimos como grupo, creyendo en la vida colectiva y en la creación. América Latina tiene un aprecio grande por el teatro colombiano, porque la mayoría de los grupos hacen teatro propio y hay un movimiento dramatúrgico. También están surgiendo las mujeres en la dramaturgia y en la dirección.


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Patricia Ariza se distingue por su activismo político y un trabajo dramatúrgico que gravita sobre los problemas sociales y del país. Foto: Corporación Colombiana de Teatro.

A propósito, ¿cómo ve la participación, y el desarrollo de esa participación, de las mujeres?

En teatro estamos emprendiendo, las mujeres se están subiendo al escenario a hacer papeles masculinos, porque estuvimos años impedidas para subir al escenario y, ahora, es muy lindo que se pueda hacer. En este momento estamos haciendo la obra de teatro Soldados, que en realidad son mujeres. Es una obra que recoge La Casa Grande, la obra literaria de Álvaro Cepeda Samudio. En la obra, las actrices van demostrando su condición de mujeres y se transforman en soldados. La estructura profunda es para qué está el Ejército, a través de la pregunta de dos jóvenes soldados que son mandados a reprimir una manifestación.

El Gobierno nacional ha venido planteando retos al sector artístico frente a su autosostenibilidad, la economía naranja y el emprendimiento. ¿Qué opina de esto?

Me preocupa que la mirada del Estado sobre la cultura se reduzca a la lógica del mercado y que los artistas se sometan a esa lógica. Hay quienes lo logran y se convierten en grandes empresarios y empresas de cultura. Pero un Estado que se respete tiene que mirar la cultura completamente diferente. La cultura es más compleja, porque es lo que vuelve a los seres más humanos y tiene que ver con los modos de ser, pensar y el hacer de las sociedades. En muchos países, como Francia, hay leyes de protección y reserva ante los tratados de libre comercio

para preservar la cultura frente al mercado, porque este solo quiere vender. No se trata de negar las industrias culturales, pero no puede ser que se reduzca a eso. ¿Qué va a pasar con las culturas populares? El Estado tiene que garantizar que los jóvenes tengan derecho a crear. Me preocupa que el Ministerio esté enfocado en la economía naranja. Obviamente hay que dar alivios tributarios a las empresas que inviertan en cultura, ¿pero en cuál cultura van a invertir?, ¿qué entienden por cultura? Prevalecerá el entretenimiento sobre la obra de arte y un arte fácil de vender. Claro que es muy bueno que se venda, pero este no es el propósito. Es lamentable y un retroceso que se reduzca la noción de cultura a la voracidad del mercado. En el país hay una irrupción de la mirada naranja bastante fuerte en el teatro de chistes, del que hay muchos, pero tan pocos Garzones (como Jaime Garzón), porque el de él sí era humor profundo.

¿Cuál es su valoración del teatro universitario en Colombia?

El teatro universitario y el teatro escolar son importantísimos. Ojalá los niños en el colegio, desde el kínder, tengan cómo representar la vida, aunque luego no se dediquen a eso. Es con la música y la formación en el arte que se da la sensibilidad. Pero falta más apoyo. En el ámbito de la universidad, esta no solo tiene que preocuparse de la formación en teatro y de profesionalizar a quienes trabajan de manera empírica, sino que también debe ocuparse de incidir en las políticas públicas, para que se valore al teatro.


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El Plan de Educación Antioquia 2030 es una política pública diseñada en conjunto por la Gobernación de Antioquia, la Universidad de Medellín y nuestra Alma Máter, en la que participaron alrededor de 1600 personas de las comunidades escolares de las nueve subregiones.

YÉNIFER ARISTIZÁBAL Periodista jennifer.aristizabal@udea.edu.co

#UDEAREGIONES

Seis grandes desafíos de la educación en Antioquia para el 2030 Durante este ejercicio de planificación a largo plazo, liderado por la Gobernación, la Universidad de Antioquia y la Universidad de Medellín desde el 2016, se identificaron una serie de advertencias o alertas neurálgicas que tiene la educación departamental hasta el 2030. La legalización de predios para poder invertir en infraestructura educativa, la logística que permita una adecuada reorganización de los colegios, la articulación de espacios educativos municipales, la formación en pedagogías activas en zonas rurales, la educación indígena y la producción de conocimiento local de las problemáticas, son algunos de los grandes retos identificados en la elaboración de este plan estratégico.

1. Titularidad de predios

Las futuras administraciones tienen un reto relacionado con la infraestructura educativa que, en cabeceras municipales y zonas rurales, reclama mejoras necesarias. Pese a que las escuelas ubicadas en veredas y corregimientos necesitan mantenimiento, existe la imposibilidad de invertir recursos públicos allí porque en 1808 predios no se cuenta con la titularidad o aún no se define su situación jurídica.

Esto corresponde al 42 % de los terrenos que hace dos años presentaban esta limitación, pues desde entonces se ha intensificado una campaña para la formalización de predios escolares que permitan la inversión de dineros públicos. «Nos encontramos con que las plantas físicas están ubicadas en muchos casos en terrenos que donó algún dueño de una finca o la iglesia», indica Gustavo Jaramillo Franco, subsecretario de Planeación Educativa de Antioquia.

2. Reorganización de colegios

El Ministerio de Educación Nacional determinó la capacidad departamental para tener hasta 417 rectores y con ellos realizar el Plan de Reorganización del Sector Educativo, propuesto por el Gobierno nacional, para lograr un «uso eficiente de los recursos». «Con esta cantidad limitada de plazas en el 2014, se obligó a reorganizar todo el departamento», explicó Jaramillo Franco y aclaró que desde entonces se anexó a cada establecimiento educativo un conjunto de centros y sedes escolares. «Aparecen rectores que de un momento a otro tienen 30 o 40 sedes y antes tenían solo una institución educativa», sin embargo, la posibilidad para que ese rector haga presencia y administre sus sedes se complica por cuenta de limitaciones logísticas, además de que se requiere pensar pedagógicamente la propuesta para que la sede principal se articule con las demás, en especial las rurales.

3.

Articulación de la infraestructura educativa

Escuela rural en la vereda El Cedral en Briceño, Antioquia. Foto: Yénifer Aristizábal G.

En los municipios antioqueños, la infraestructura educativa está compuesta no solo por instituciones o centros educativos, sino también por casas de la cultura o parques educativos. Un desafío para cada nueva administración municipal es la articulación de esa infraestructura.

Participación de las comunidades Esta política pública se trabajó con una amplia participación de las comunidades en cada subregión de Antioquia, se realizaron alrededor de 40 talleres, en tres fases de trabajo, para recoger sus insumos y apreciaciones técnicas. «Se convocó no solo a comunidad educativa, sino a gremios, grupos poblacionales, representantes indígenas y organizaciones de la sociedad civil. Esperamos que esto sea un mecanismo de garantía y legitimidad para que las comunidades les puedan decir a los futuros gobiernos: tenemos un plan, ¿ustedes cómo lo van a implementar?», explicó Obando. Este documento, resalta el profesor Obando, plantea la educación como un derecho más allá de un servicio, y que, aunque esto no es nuevo, esta concepción está ligada más a la necesidad de que se pueda acceder efectivamente a ella, que sea pertinente y responda a las necesidades sociales. «Esto le da un lugar distinto a la gestión educativa y viene de la mano de otros cambios a nivel global», advirtió el profesor Obando. Este plan será presentado en diciembre y servirá de «sombrilla» para que los alcaldes electos formulen los planes de acción educativos municipales.

Los parques educativos fueron construidos como una apuesta municipal de la educación y sirvieron como eje de todos los servicios educativos del departamento, pero el trabajo entre escuela y parques ha tenido una piedra en el zapato que consiste en que maestros de escuela, pagados con recursos del Sistema General de Participaciones, lideraban procesos en estos. La labor fue suspendida, ya que los recursos para el parque deben ser municipales, mientras


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N.º 692 · noviembre de 2019 · Universidad de Antioquia

SARA YANETH FERNÁNDEZ MORENO Profesora – Facultad de Ciencias Sociales y Humanas sara.fernandez@udea.edu.co

#UDEAOPINIÓN que los del Sistema General de Participaciones están destinados al funcionamiento de las escuelas departamentales y llegan directamente del Gobierno central. «El parque sí se puede utilizar como servicio, pero este no es una escuela, y los recursos no se pueden mezclar, entonces se requiere que los alcaldes asuman el liderazgo frente al parque. A eso lo denominamos “ecosistemas de innovación”, donde se integran las ciudadelas educativas y otros espacios culturales o de formación, pero ese ejercicio hay que acabarlo de hacer», para esto sugiere Jaramillo la conformación y funcionamiento pleno de Sistemas Locales de Educación —Siled—.

4. Formación de maestros en pedagogías

activas

En el departamento hay 3567 centros educativos y sedes rurales que deben trabajar con pedagogías activas o modelos educativos flexibles. Muchas de estas sedes no cuentan con dotación ni con formación de maestros. La formación de 9160 docentes rurales y la dotación de estos centros y sedes educativas, son necesarias para fortalecer la educación rural en Antioquia. «Es posible que tengamos grupos pequeños de niños o jóvenes que no sean suficientes para poner una escuela y que además estén muy alejados de los centros educativos, allí hay que poner modelos flexibles para garantizar que puedan acceder a la educación. Esto pasa por adecuar los currículos para que sean pertinentes a la región», explicó el profesor Gilberto Obando, de la Facultad de Educación de la Universidad de Antioquia.

5. Apuesta por la educación indígena

El departamento cuenta con tres grandes grupos indígenas: los Embera, los Guna-Dule y los Zenú, y, recientemente, se ha iniciado un trabajo con indígenas Nutabe de Sabanalarga de la mano de la Gerencia indígena. La apuesta educativa con estos grupos es particular y actualmente se construye con ellos, teniendo en cuenta la jurisprudencia y la normativa para estos pueblos ancestrales. «En la salida a territorio encontramos que los pueblos indígenas tienen necesidades en temas comunes como infraestructura educativa o formación de maestros, pero hay elementos adicionales que tienen que ver con la comunidad y su cosmovisión, que es muy diferente a nuestra mirada occidental», resaltó Jaramillo Franco.

6. Necesidad de investigación local

En el departamento se identificaron problemáticas que tienen que ver con la vulnerabilidad de los niños y niñas frente a problemas como el microtráfico y a otros a los que están expuestos en su tiempo libre. «Salen de la escuela y no tienen nada que hacer. El sistema debe ahondar en ello, pero ¿cómo lo podemos hacer si no tenemos conocimiento local amplio de estas problemáticas?», cuestionó el educador.

Universidad: territorio libre de violencias de género 216 años de la Alma Máter, más de dos siglos de historia de crecimiento sostenido, de impacto social, de ampliación de cobertura, de proyección en catorce sedes y seccionales en las regiones de Antioquia; y la Ciudad Universitaria, que supera el medio siglo de existencia, es transitada por más de veinte mil personas diariamente; en su conjunto, puede ser comparada a un municipio en su dinámica cotidiana y en su funcionamiento diario. Hombres y mujeres que hacemos parte de la Universidad como estamento, profesoral, estudiantil, administrativo, quienes hicieron parte de ella hoy jubilados, y quienes terminaron su formación y están habitando el mundo en cualquiera de sus rincones; todo ese conjunto de personas, ha dejado y estamos dejando huella a nuestro paso por sus pasillos, aulas, auditorios, laboratorios, instalaciones deportivas, cafeterías y espacios de esparcimiento. De acuerdo con María Teresa Uribe de Hincapié, mediante las ordenanzas 30 y 31 de 1933, la Asamblea de Antioquia reglamentó el ingreso de las mujeres a la educación superior, siendo la Escuela Dental la primera unidad académica que en la Universidad de Antioquia aceptó mujeres, con cuatro distinguidas señoritas como lo consigna la revista de la institución. A ellas les seguirían seis estudiantes de Derecho y más tarde dos de Medicina. Hoy, de los 4268 estudiantes admitidos a la Universidad en las últimas pruebas de admisión, el 49.7 % son mujeres y el 50.3 % son varones. El ingreso masivo de mujeres a la educación superior demanda adecuaciones en su modelo pedagógico y didáctico, además de medidas afirmativas relacionadas con la equidad de género en la ciencia, en la investigación, en la formación profesional y académica y, sobre todo, en la formación para la vida. Si se reconoce el peso de las violencias estructurales, la existencia de un largo conflicto armado en el país, la sobremortalidad masculina derivada de este, se entiende que el país, la ciudad y la Universidad no se sustraen de los efectos de la violencia en sus más diversas formas. De hecho, la presencia del acoso y la violencia sexual, la discriminación, el sexismo, la homofobia, la misoginia y las diferentes formas de violencias de género en la Universidad no son nuevas. Lo que es nuevo es la necesidad de hablar de ellas directa y frontalmente, reconocerlas para erradicarlas. Coinciden con dicha urgencia fenómenos globales y latinoamericanos como Chile, Argentina, México, Brasil, entre otros, donde las mujeres han levantado su voz para poner fin al feminicidio como forma extrema de violencia de género, y a la violencia sexual y el acoso como las formas más reconocidas de esta, en la vida de las mujeres. Si bien son las mujeres la mayor parte de las víctimas, es importante señalar que la violencia de género aplica para hombres y mujeres de toda orientación e identidad sexual y que el número de personas afectadas crece. El reconocimiento de esta situación, su existencia y paradójicamente su naturalización, normalización e invisibilización en el campus universitario concita hoy el esfuerzo conjunto de estamentos universitarios, estructuras institucionales, dependencias, liderazgos y autoridades a tomar posición decidida en su abordaje y adecuado tratamiento. Para ello se requiere formación, actitud y disposición, pero también tiempo, presupuesto y equipo calificado. En otras palabras, una política institucional autónoma que asuma la tarea de reconocer las formas más recurrentes, tratarlas, prevenirlas y, sobre todo, erradicar de la institución todas las formas de violencia de género. Comprometerse a hacer de la Universidad un territorio libre de todo tipo de violencias representa un reto ineludible e irrenunciable de toda la comunidad universitaria y un acto de justicia con la juventud de nuestra región y del país, la voluntad política que en ello tome la directiva actual será determinante en tamaño reto.


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Cabezote: Una escultura de tejido geométrico levita en el vacío central del Edificio de Extensión de la Universidad de Antioquia: «Torre III» , obra del maestro Germán Botero Giraldo, es un ensamble de acero y aluminio que desde octubre hace parte del proyecto Museo Abierto.

NATALIA PIEDRAHITA TAMAYO Periodista natalia.piedrahita@udea.edu.co

#ARTE

Arquitectura suspendida La geometría de la Torre III acentúa el diálogo de la obra de arte

Torre III, obra de Germán Botero Giraldo, reside en el vacío central del Edificio de Extensión de la Universidad de Antioquia. Fotografía: Juan Pablo Hernández Sánchez.

con el entorno. Puede ser una serie de colmenas colgantes en medio de la arquitectura que es ahora su hábitat y desde esa idea orgánica puede transformarse —según el observador y su ubicación— en un cubo que juega con el espacio o en materia que flota. La columna vertebral de la escultura es una base en acero forzado, en la que convergen más de cien varillas de aluminio en tres colores: oro, plata y cobre. Su estructura geométrica constructivista de 8 metros de altura, por 2 de ancho y 1.75 de profundidad, levita a cincuenta centímetros del suelo, materializando una resurrección: fue creada en 1979 y emplazada, desplazada y aplazada, hasta llegar a su actual destino. Torre III estuvo instalada en el centro comercial Camino Real desde 1979. Allí permaneció en un espacio exterior, sobre un espejo de agua y rodeada de la arquitectura del mall. En 2015 fue entregada al Instituto de Cultura y Patrimonio de Antioquia, donde estuvo recostada en un muro hasta encontrar su actual destino, que la recibió De las 94 obras que componen el en comodato en 2018. Museo Abierto de la Universidad Desde que llegó a la Alma de Antioquia, esta es la quinta insMáter, los curadores se preguntalada en el Edificio de Extensión. taron por su lugar de emplazaEn cada región en la que la Alma miento, y aunque por el tamaño Máter tiene presencia, se han instase creyó que podía estar en un lado obras de arte y proyectos para espacio exterior, su autor deterpromover su apropiación social. minó que se montara de manera Piezas de artistas como Horacio inusual: «Tras estar instalada en Longas, Rodrigo Arenas Betancur, un centro comercial durante casi Marta Lucía Villafañe, Fanny Sanín cuarenta años, llegó al espacio Cano y Enrique Grau Araujo, perviadecuado para su redención: ya ven en las sedes y seccionales. no está anclada al piso, ahora flota en la Universidad», expresó Botero Giraldo. En las articulaciones de la Torre III está resuelta la paradoja del par galvánico, fenómeno relacionado con la interacción de dos metales incompatibles: «como sus empalmes fueron realizados con materiales no compatibles, la restauración asumió un cambio en toda la tornillería, se le anexaron guayas de expansión y también arandelas de silicona para aislar los materiales no compatibles con el aluminio», explicó Armando Montoya López, coordinador de restauración del proyecto Museo Abierto. La obra de Botero Giraldo, arquitecto y miembro fundador de la carrera de Artes de la Universidad Nacional de Colombia y uno de los artistas fundadores del Museo de Arte Moderno de Medellín, está marcada por la investigación arqueológica y etnográfica de materiales como la cabuya y la cerámica. En 1976, su Torre de metal ganó el primer puesto en escultura en el XXVI Salón Nacional de Bogotá. La resurrección de esta obra modificó el espacio en el que ahora levita su naturaleza de acero y aluminio tricolor. No se trata de un elemento ajeno al paisaje, es una pieza más del ecosistema del edificio.


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