Medellín, octubre 9 de 2015
Comunicado del Consejo Académico Parar indefinidamente arriesga, en la práctica, cerrar la Universidad. La Universidad no acoge un paro indefinido. Su responsabilidad está en estudiar. Alrededor del estudio la Universidad se vuelve plural. La participación en la Universidad incluye, como elemento nuclear, su misión. La vida en la Universidad implica la armonía entre deberes y derechos. El deber - derecho central de los universitarios es el estudio. Los estudiantes, los estudiosos, no concebimos que se nos lleve al marasmo. Hay que seguir, avanzar. Es un asunto de responsabilidad. La Universidad no quiere el paro, no se somete a él, no está dispuesta a que se le imponga. El tiempo de la Universidad es un bien escaso. Está en las manos de todos. El tiempo aquí es pensativo, analítico, proposicional. Parar en la Universidad es el colapso del tiempo. Cada vez que esta Universidad para, se queda atónita la sociedad. Nuestro mundo se atasca, los libros se callan, los tableros se borran. La forma por excelencia de participación en la Universidad está en las aulas, los laboratorios, la biblioteca. En la Universidad el activismo político no es el fin primordial. En la Universidad la política tiene que servirle a la academia. La acción política tiene que respetar la política académica. Dialogar y estudiar son ya participar. Preocuparse por la Universidad tiene que ser comprenderla. No se puede, no se debe, no hay lugar para un paro indefinido. La mente colectiva tiene que cuidar la Universidad. Parar indefinidamente arriesga, en la práctica, cerrar la Universidad. Los estudiantes no pueden parar indefinidamente. La Universidad es de ellos para abrirla, deja de pertenecerles si la bloquean. Quienes más padecen el paro son ellos. El Consejo Académico llama hoy a los universitarios a hilar el tiempo de la Universidad. No puede admitir la amenaza velada, el tono admonitorio y agreste. Los estudiantes vienen día a día a la Universidad, disfrutan en ella la plenitud de su mundo. Ese mundo no incluye la parálisis ni la agresión, formas terribles de expropiación de este lugar.