REVISTA DEBATES N° 52

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No. 52

ENERO — ABRIL/2009

REVISTA

UNIVERSIDAD DE ANTIOQUIA Nº. 52

Contenido 47

Lenguaje, propaganda y poder

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Liberar el conocimiento. Software libre en la universidad

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Al maestro Fals Borda

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Desafíos de un nuevo periodismo

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¿Comerías insecticida?

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La cara oculta de los supermercados

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Crisis de los ricos, víacrucis de los pobres

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Cómo superar la crisis en plural y apostar por un mundo nuevo

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Defendemos la vida sin condicionamientos 2 ni relativismos Es necesario rescatar y separar la distinción 4 conceptual y real de las actividades académicas, políticas y criminales ¿Por qué silenciar la academia? ¿Por qué 7 acabar con el debate? ¿Por qué no soportar la diferencia? ¿Por qué siempre pretender acallar a quien no comparte nuestras ideas? 8

Drogas y Democracia. Hacia un Cambio de Paradigma

El sistema de universidades públicas concebido 17 como una alternativa intelectual y cultural para el país está en una crisis muy profunda Por Francisco Gutiérrez Sanín

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No concibo una universidad pública sin el compromiso de transformar la sociedad Por Carlos Ossa Escobar

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El pensamiento social latinoamericano enfrenta desafíos colosales Por Theotonio Dos Santos

35

Crisis de representación, lucha por el poder y surgimiento de la oposición en la Bolivia reciente Por Germán Darío Valencia Agudelo

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¿Es posible hablar de justicia económica global? Por Francisco Cortés Rodas

Por Francisco Omar Herrera A. Por Edison Javier Mena

Por Maria Eumelia Galeano Marín Por Rigoberto Lanz

Por Marie-Monique Robin Por Esther Vivas

Por Jorge Majfud

Por Aram Aharonian

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¿Qué reformas son necesarias en la economía mundial?

78

Acople depresivo global. Radicalización de la crisis

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El AGUA como un bien público y no como negocio de las transnacionales

Por Julio C. Gambina Por Jorge Beinstein

Por Sergio Ferrari

84

La droga, problema de ayer y de hoy

89

Administradores casados con teorías

Por José Jaramillo Alzate

Por John Fabio Soto Castañeda

Respuesta al anhelo de estudiantes y profesores de disponer de una publicación que sea canal de expresión de las disposiciones y puntos de vista de los universitarios.

Alberto Uribe Correa, Rector - Carlos Vásquez Tamayo, Secretario General Editor: Alberto González Mascarozf, agonzale@arhuaco.udea.edu.co Correción: Luis Javier Londoño Balbín Diseño original: Saúl Álvarez Diagramación: Juan Camilo Vélez Rodríguez Departamento de Información y Prensa – Secretaría General - Ciudad Universitaria, Bloque 16 oficina 336. Medellín. Teléfonos 2195023 y 2195026. Fax 2331627. E-mail: almamater@arhuaco.udea.edu.co Consulte DEBATES en http://almamater.udea.edu.co/debates El contenido de los artículos que se publican en DEBATES es responsabilidad exclusiva de sus autores y el alcance de sus —1— afirmaciones sólo a ellos compromete.


UNIVERSIDAD DE ANTIOQUIA

Jornada realizada el miércoles 18 de marzo de 2009 en la Plazoleta Central de la Ciudad Universitaria

Defendemos la vida sin condicionamientos ni relativismos Cualquier acto de violencia en los predios universitarios es un atentado contra la Universidad que perturba su funcionamiento, desdice de su misión y pone en entredicho sus objetivos La Facultad de Derecho y Ciencias Políticas por intermedio de su Consejo de Facultad, del Claustro de Profesores y de la Asociación de Egresados, quiere reiterar en este acto que nos reúne, con motivo del reciente asesinato de JORGE ANDRÉS ISAZA VELÁSQUEZ en las instalaciones de la Universidad, y de las amenazas de las que ha sido objeto un grupo de integrantes de la Comunidad Universitaria, lo siguiente: Una reivindicación absoluta de la vida humana. No concebimos que el valor de ésta se relativice por los errores (reales o supuestos) o por la historia de la víctima. Minimizar la muerte de una persona por esas circunstancias u otras parecidas, es agregarle a la muerte física, la muerte moral y social. Defendemos la vida sin condicionamientos ni relativismos. Cualquier acto de violencia en los predios universitarios es un atentado contra la Universidad que perturba su funcionamiento, desdice de su misión y pone en entredicho sus objetivos. La Universidad no es un reflejo automático de la sociedad; por eso, no todo lo que sucede por fuera de los claustros universitarios es admisible en éstos porque “es de la propia naturaleza de la Universidad el ejercicio libre y responsable de la crítica, la cátedra, la enseñanza, el aprendizaje, la investigación, la creación artística y la controversia ideológica y política” (Plan de Desarrollo Institucional 2006-2016, pág. 19). Así como pensamos que la violencia, que puede ser explicable (pero no justifica—2—

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ble) en otros escenarios, no es tolerable en la Universidad, también creemos que el concepto de seguridad y las medidas que pueden formularse para otros escenarios, no son de recibo en ésta. La Universidad, como escenario para la creación, transmisión, conservación y comunicación del conocimiento, exige, ante todo, un lugar sin trabas a la libre expresión de ideas, a la sana confrontación de opiniones y a la transparente disputa ideológica y eso significa un espacio sin controles coactivos reales, visibles u ocultos, que las pongan en duda, que siembren incertidumbre, que derrumben la tranquilidad, que creen zozobra, que profundicen los señalamientos y estimulen la vindicación. El tipo de seguridad que exige la Universidad, dada su pluralidad, heterogeneidad y diversidad, se refiere a una respuesta distinta a la tolerancia cero y al no asumir como ciertos, hipotéticos encadenamientos causales que empiezan con las menores incivilidades hasta progresar hacia los más atroces actos de violencia. Como universitarios no podemos aceptar estos razonamientos ni la asimilación de la desobediencia con la criminalidad. El diálogo racional y la controversia civilizada se han erigido en la Universidad como métodos de convivencia para conseguir los fines de la institución y para tratar o solucionar los conflictos (Plan de Desarrollo, pág. 20). Una Universidad humanista que reconoce la controversia racional y que se rige por el respeto a las libertades de conciencia, opinión, información, enseñanza, aprendizaje, investigación y cátedra no puede admitir medidas coactivas desproporcionadas para garantizar la convivencia. Una Facultad de Derecho y Ciencias Políticas tiene como objeto de estudio, como elemento de pensamiento y como instrumento de interacción social y cultural el Derecho: aquello que cualifica al Estado como instrumento de regulación y control de la vida social. Creemos en el Estado Social de Derecho, lo consideramos un instrumento falible pero valioso, de diálogo y composición de las diferencias y de los conflictos intersubjetivos. Reivindicamos los derechos fundamentales, como la vida, la integridad física, la libertad, la igualdad, la diversidad y el pluralismo ideológico, en tanto que postulados inviolables, cuya ausencia hace indefectible adentrarse en la lógica “amigo-enemigo”, al tiempo que hace imposible la consolidación de una lógica del diálogo en alteridad y de no-supresión del otro. Ante la arremetida de la subcultura de la violencia, la reacción de una comunidad universitaria, y especialmente de una con la tradición libertaria y plural como la de nuestra bicentenaria Universidad, dispuesta históricamente a la diversidad y a la pluralidad discursiva e ideológica, no puede consistir en la huida desmedida y desesperada a prácticas que vulneren la libertad. El Estado de Derecho incluye una dimensión de la seguridad que es axiológicamente refrendable: la seguridad jurídica, esto es, la seguridad de que nuestros derechos, especialmente los fundamentales, que constituyen la esencia del Estado Social de Derecho, son minuciosamente respetados y garantizados por el Estado, tanto frente a sí mismo como frente a los demás actores que los lesionen. —3—


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Es por eso por lo que hacemos un llamado, tal vez el único llamado, apremiante, desesperado y humilde, pero enérgico y categórico, que, como integrantes de la Facultad de Derecho y Ciencias Políticas de nuestra Alma Máter, tenemos para hacerle a ella y, desde ella, a la sociedad y al Estado colombianos; un llamado de retorno al proyecto de civilidad que el Estado Social de Derecho representa. Es un invitación a que seamos capaces de ver en el otro a cada uno de nosotros mismos; de vivir creyendo y actuando como ciudadanos civilizados, es decir, erigiendo como nuestros elementos de reflexión y de interrelación ese mínimo que son los derechos fundamentales desde su dimensión de inviolabilidad y esa idea de un Estado que se ajusta a ellos en su accionar. En la Universidad no campea la anarquía, vivimos la libertad, es quizá uno de los pocos escenarios donde se procura materializar la Constitución Política en todas sus dimensiones y postulados, los mismos que seguiremos defendiendo con nuestra única herramienta: los argumentos. Consejo de Facultad, Claustro de Profesores y Asociación de Egresados de la Facultad de Derecho y Ciencias Políticas Medellín, marzo 18 de 2009.

Es necesario rescatar y separar la distinción conceptual y real de las actividades académicas, políticas y criminales …es necesaria esa distinción… para no caer en la molicie de justificar explícitamente –mediante el apoyo– o tácitamente –mediante la indiferencia, la cobardía o el cálculo racional de costos y beneficios–, expediciones punitivas que con apariencia de ser focales terminan generalizando y mezclando, paradójicamente, academia, política y criminalidad. Es paradójico que entre las características que coinciden hoy en la Universidad de Antioquia se encuentre una que sea tan contraria a las demás. Por un lado, aquí hay condiciones académicas con una infraestructura todavía insuficiente pero decente, con una planificación de corto y mediano plazo muy verosímil y con una situación de mejora de la calidad académica general. Así mismo, se presenta una gran actividad cultural que vigoriza la investigación, la docencia y la extensión y también la actividad política y la movilización por reivindicaciones sociales que son consustanciales a la vida universitaria. Por otro lado, sin embargo, ocurren ahora unos episodios de brutalidad y violencia, irreconciliables con aquellas otras manifestaciones. Así como resulta sorprendente la coexistencia eventual de esas características, a —4—

muchas personas se les figura desconcertante que en un territorio relativamente estrecho, en el que diariamente conviven miles de personas con muy diversas actitudes y concepciones del mundo, y en el que existen unos márgenes de libertad destacables, no se presenten con mayor frecuencia desórdenes y hechos tan lamentables como los que han ocurrido –y como los que pueden seguir ocurriendo de mantenerse el desarrollo de la dinámica actual–. En uno y otro caso, probablemente la estupefacción tenga que ver con el hecho de que, pese a todo, la Universidad no sólo sobrevive, sino que funciona, crece y, sobre todo, persiste en la solución de sus crisis y contradicciones apoyada en los principios que le otorgan sentido público y democrático. Por razones históricas, la comunidad universitaria ha prescindido de la seguridad que ofrecen los organismos del Estado y ha confiado en un tácito sistema de autocontrol social ligado al ideal de una comunidad solidaria, ilustrada intelectualmente y cohesionada por una moral racional en la cual la coerción externa o las intervenciones punitivas se consideran intromisiones en el libre desarrollo de este grupo académico y de sus miembros considerados individualmente. Se trata del ideal liberal de un modelo de autocontrol de las sociedades; una especie de utopía, un horizonte virtual de moralidad cuya práctica cotidiana se acerca o se aleja de ese ideal dependiendo de situaciones específicas. Con ese ideal de autorregulación, cuyas ineficiencias se descubren en momentos como éste, nos hemos arropado internamente en la Universidad. En efecto, en condiciones sociales o políticas como las actuales, y aunque nos cueste admitirlo, la Universidad puede constituir un espacio propicio para la ocurrencia de hechos o para el despliegue de comportamientos dañosos que, en otras condiciones o escenarios, no tendrían lugar fácilmente. Y por ello conviene comenzar a decir verdades que a riesgo de serlas, duelen como todo lo que implique autoanálisis. Están ocurriendo hechos criminales que no son de “afuera”, sino de “adentro”. Aunque no queramos, esos sucesos son “nuestros” y podrían hacer metástasis sobre la actividad académica, sujetándola a sistemas de control, como el miedo, ajenos a los procedimientos y a los rituales propios de esta comunidad. Habríamos de hablar pues con mayor apertura de las manifestaciones delincuenciales en la Universidad como la venta e inducción a las drogas, de los contornos y consecuencias de sus acciones; habríamos de meditar sobre nuestros problemas de seguridad; habríamos de insistir en la manera como nuestro territorio se ve afectado por conflictos de alcance nacional; habríamos de reflexionar más detenidamente sobre empresariados ilegales que pretenden convertir a la Universidad en una plaza más ; habríamos de volver sobre el uso que hacen de la Universidad las partes enfrentadas en diversas confrontaciones que cobró esta semana una desgraciada víctima y una nueva lista de amenazados, y, en fin, deberíamos hablar en público de muchas otras cosas que hasta ahora sólo son objeto de conversaciones privadas. Así como nos pertenecen esos episodios que delatan la insuficiencia de nuestras formas de control, son nuestros también los recursos que históricamente hemos —5—


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Comunicado del Consejo Superior Universitario y del Consejo Académico desplegado para afrontar dificultades probablemente mayores. Y sobre todo, nuestra ha de ser la creatividad necesaria para afrontar los fenómenos que entendemos ahora transformados y amenazantes; nuestros son, como han sido, los procesos para rehacer o recomponer nuestras formas de convivencia. Pero también hay que decir que resulta muy corriente que en situaciones como las actuales se prenda la alarma frente a la incapacidad de la Universidad para establecer sus propios controles, y que como consecuencia se piense en la alternativa de la intervención extrasubjetiva y externa, vigilante y hasta punitiva y sobre todo de las propuestas de intervención que con simplicidad y efectismo, usan a discreción el concepto de seguridad de una manera rotunda, completa, holística y genérica, aplicable por todos a todos, en todo espacio, en todo tiempo y de todas las maneras. Frente a todas esas desconfianzas todavía podemos pensar en la alternativa de que, haciendo inventario del estropicio a que ha llegado el autocontrol, sea posible la recuperación consciente y racional de algunos de sus probados procedimientos mediante actividades pedagógicas persuasivas y disuasivas generalizadas, ligadas también a las actividades docentes, que permitan el reforzamiento de una moralidad social laica, y que para claridad de los procedimientos y de los objetivos, esa pedagogía se fundamente en la distinción conceptual y en la separación real de las actividades académicas, políticas y criminales. Es necesario rescatar esa diferenciación y esa separación como un primer paso en el compromiso interno de la comunidad académica para evitar las intromisiones externas de criterios y estrategias de seguridad que no hacen esas distinciones como regularmente ocurre en los allanamientos durante los cuales sufren centenares de personas para buscar tres o cuatro que nunca se encuentran. Pero también es necesaria esa distinción y separación conceptual y real para no caer en la molicie de justificar explícitamente –mediante el apoyo– o tácitamente –mediante la indiferencia, la cobardía o el cálculo racional de costos y beneficios–, expediciones punitivas que con apariencia de ser focales terminan generalizando y mezclando, paradójicamente, academia, política y criminalidad. Pero por lo pronto, simultáneamente, habríamos de activar solidaridades y formas de repudio compatibles con la misión y naturaleza de la universidad, así como de estimular nuestras defensas contra el pánico y la superstición punitiva. Porque si se trata en esta hora de recurrir a intervenciones de fuerza y violencia, de vigilancia y persecución armadas, tenemos desde luego, muy poco que recuperar, inventar o discutir. Si hemos leído correctamente la historia de la universidad y si nuestra lectura es acertada, no es la indiferencia, pero tampoco la respuesta fácil o desesperada, lo que ha permitido y permitirá que esta Universidad no sólo sobreviva, sino que funcione y crezca. COMUNICADO CLAUSTRO DE PROFESORES INSTITUTO DE ESTUDIOS POLÍTICOS UNIVERSIDAD DE ANTIOQUIA Marzo 18 de 2009

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¿Por qué silenciar la academia? ¿Por qué acabar con el debate? ¿Por qué no soportar la diferencia? ¿Por qué siempre pretender acallar a quien no comparte nuestras ideas? Una vez más la Universidad de Antioquia, y, por supuesto, la universidad colombiana es objeto de amenazas en su integridad por fuerzas oscuras que acechan a los estudiantes y, con ellos, a todos los miembros de la comunidad académica que expresan sus opiniones, sus ideas y su interés en participar en la construcción de sociedad. ¿Por qué silenciar la academia? ¿Por qué acabar con el debate? ¿Por qué no soportar la diferencia? ¿Por qué siempre pretender acallar a quien no comparte nuestras ideas? ¿Por qué pretender la uniformidad de pensamiento, siendo éste un espacio cuya riqueza consiste en la diversidad, la construcción colectiva, la propuesta constructiva, el debate académico y político? Es una posibilidad y un deber el ser propositivo y crítico desde todas las ideologías, desde todas las posiciones, desde todas las cosmovisiones; y es la universidad el espacio propicio para hacerlo. Ha circulado en la Universidad un anónimo amenazante a los miembros de la comunidad universitaria que se han caracterizado por ser dinámicos, reflexivos y que expresan sus opiniones de una manera clara y abierta en el contexto universitario, para contribuir al desarrollo académico de la Institución. Dicho hostigamiento amenaza también la institucionalidad, la gobernabilidad, la reconocida calidad de esta institución y a todos y cada uno de los miembros que la componen. En el contexto nacional y local se presentan actualmente conflictos de diversa índole, se escucha la voz del miedo, se amordaza la palabra, se intimidan las personas. Y si bien esto se puede reflejar en la Universidad, tenemos que unirnos para que en nuestro campus se dé la libertad de pensamiento, la posibilidad del disenso y la emergencia de diferentes posiciones políticas y de credos. En consecuencia, el Consejo Superior Universitario y el Consejo Académico rechazan decididamente la amenaza contra los miembros de su comunidad universitaria, e invita a que unamos esfuerzos para defender los principios fundamentales de nuestra universidad, a saber, la tolerancia, la convivencia, la discusión racional y la sana confrontación de ideas. En este sentido, el Consejo Superior Universitario y el Consejo Académico deploran los hechos de violencia que tuvieron lugar el día de ayer en la Universidad, en las instalaciones de la Facultad de Derecho y Ciencias Políticas, Facultad a la cual rodeamos con nuestra solidaridad. Por último, ambos Consejos apoyarán las medidas de prevención y control que expida la Administración Central, como un mecanismo para mejorar el clima de confianza y convivencia. Ciudad Universitaria, a 12 de marzo del 2009.

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trategias más eficientes y humanas, presentadas en el documento Drogas y Democracia: Hacia un Cambio de Paradigma, se apoyan en tres grandes directrices: — Tratar el consumo de drogas como una cuestión de salud pública. — Reducir el consumo mediante acciones de información y prevención. — Focalizar la represión sobre el crimen organizado. La Comisión invita también a los gobiernos y sociedades a “evaluar bajo el prisma de la salud pública y de la más avanzada ciencia médica la conveniencia de descriminalizar el porte de marihuana para consumo personal”. Plantea que “tratar el consumo de droga como un tema de salud pública y promover la reducción de su uso son precondiciones para focalizar la acción represiva en sus puntos críticos: la disminución de la producción y el desmantelamiento de las redes de traficantes”. “Las políticas prohibicionistas basadas en la represión de la producción y la distribución, así como la criminalización del consumo, no han producido los resultados esperados. Estamos más lejos que nunca del objetivo de erradicación de las drogas”, sostiene, puntualizando que “la violencia y el crimen organizado asociados al tráfico de drogas ilícitas constituyen uno de los problemas más graves de América Latina. Frente a una situación que se deteriora a cada día con altísimos costos humanos y sociales, es imperativo rectificar la estrategia de “guerra a las drogas” aplicada en los últimos treinta años en la región”. El siguiente es el texto de la declaración.

Integrantes de la Comisión Ernesto Zedillo // México // co-presidente Fernando Henrique Cardoso // Brasil // co-presidente César Gaviria // Colombia // co-presidente Moisés Naím // Venezuela Mario Vargas Llosa // Perú

La Comisión Latinoamericana sobre Drogas y Democracia presentó sus conclusiones en una conferencia de prensa realizada en Río de Janeiro, el 11 de febrero del presente año. Creada por los ex-presidentes Fernando Henrique Cardoso (Brasil), César Gaviria Trujillo (Colombia) y Ernesto Zedillo (México) e integrada por 14 personalidades independientes, la Comisión evaluó los límites y efectos indeseables de las políticas represivas de “guerra a las drogas” aplicadas en América Latina. Esta Comisión se creó con motivo de la revisión de los diez años de políticas de drogas mundiales, en el ámbito de la Organización de las Naciones Unidas, revisión iniciada en marzo de 2008 que concluirá en un encuentro ministerial en marzo de 2009 en Viena (Austria). Las propuestas de la Comisión, orientadas en la búsqueda de es-

Ananás Mockus // Colombia Enrique Santos Calderón // Colombia Tomás Eloy Martínez // Argentina Sergio Ramírez // Nicaragua Ana María Romero de Campero // Bolivia Diego García Sayán // Perú Enrique Krauze // México General Alberto Cardoso // Brasil João Roberto Marinho // Brasil Patricia Marcela Llerena // Argentina Paulo Coelho // Brasil Sonia Picado // Costa Rica

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Una guerra perdida Las políticas prohibicionistas basadas en la represión de la producción y de interdicción al tráfico y a la distribución, así como la criminalización del consumo, no han producido los resultados esperados. Estamos más lejos que nunca del objetivo proclamado de erradicación de las drogas.

La violencia y el crimen organizado asociados al tráfico de drogas ilícitas constituyen uno de los problemas más graves de América Latina. Frente a una situación que se deteriora a cada día con altísimos costos humanos y sociales, es imperativo rectificar la estrategia de “guerra a las drogas” aplicada en los últimos treinta años en la región. Las políticas prohibicionistas basadas en la represión de la producción y de interdicción al tráfico y a la distribución, así como la criminalización del consumo, no han producido los resultados esperados. Estamos más lejos que nunca del objetivo proclamado de erradicación de las drogas. Una evaluación realista indica que: • América Latina sigue siendo el mayor exportador mundial de cocaína y marihuana, se ha convertido en creciente productor de opio y heroína, y se inicia en la producción de drogas sintéticas. • Los niveles de consumo continúan ex—9—


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Drogas y Democracia

pandiéndose en América Latina mientras tienden a estabilizarse en América del Norte y Europa. • En América Latina la revisión a fondo de las políticas actuales es aún más urgente a la luz de su elevadísimo costo humano y amenazas a las instituciones democráticas. Asistimos en las últimas décadas a: • Un aumento del crimen organizado tanto por el tráfico internacional como por el control de los mercados domésticos y de territorios por parte de los grupos criminales. • Un crecimiento a niveles inaceptables de la violencia que afecta al conjunto de la sociedad y, en particular, a los pobres y jóvenes. • La criminalización de la política y la politización del crimen, así como la proliferación de vínculos entre ambos que se refleja en la infiltración del crimen organizado en las instituciones democráticas. • La corrupción de los funcionarios públicos, del sistema judicial, de los gobiernos, del sistema político y, en particular, de las fuerzas policiales encargadas de mantener la ley y el orden.

Romper el silencio, abrir el debate El modelo actual de política de represión de las drogas está firmemente arraigado en prejuicios, temores y visiones ideológicas. El tema se ha transformado en un tabú que inhibe el debate público por su identificación con el crimen, bloquea la información y confina a los consumidores de drogas a círculos cerrados donde se vuelven aún más vulnerables a la acción del crimen organizado.

El modelo actual de política de represión de las drogas está firmemente arraigado en prejuicios, temores y visiones ideológicas. El tema se ha transformado en un tabú que inhibe el debate público por su identificación con el crimen, bloquea la información y confina a los consumidores de drogas a círculos cerrados donde se vuelven aún más vulnerables a la acción del crimen organizado. Por ello, romper el tabú, reconocer los fracasos de las políticas vigentes y sus consecuencias es una condición previa a la discusión de un nuevo paradigma de políticas más seguras, eficientes y humanas. Eso no significa condenar en bloque políticas que han costado enormes recursos económicos y el sacrificio de incontables vidas humanas en la lucha contra el tráfico de drogas. Tampoco implica desconocer la necesidad de combatir a los carteles y traficantes. Significa, eso sí, que debemos reconocer la insuficiencia de los resultados y, sin descalificar en bloque —10—

los esfuerzos hechos, abrir el debate sobre estrategias alternativas con el concurso de sectores de la sociedad que se han mantenido al margen del problema por considerar que su solución incumbe a las autoridades. La cuestión que se plantea es reducir drásticamente el daño que las drogas hacen a las personas, a las sociedades y a las instituciones. Para ello, es esencial diferenciar las sustancias ilegales de acuerdo con el daño que provocan a la salud y a la sociedad. Políticas seguras, eficientes y fundadas en los derechos humanos implican reconocer la diversidad de situaciones nacionales, así como priorizar la prevención y el tratamiento. Esas políticas no deben negar la importancia de las acciones represivas –incluso con la participación de las fuerzas armadas en situaciones límite de acuerdo a la decisión de cada país– para hacer frente a los desafíos planteados por el crimen organizado.

Límites y efectos indeseables de las estrategias represivas La política europea de focalizar en la reducción de daños causados por las drogas, como un asunto de salud pública, mediante el tratamiento de los usuarios, se muestra más humana y eficiente. Sin embargo, al no dar prioridad a la reducción del consumo, bajo el argumento de que las estrategias de reducción de daños minimizan la dimensión social del problema, la política de los países de la Unión Europea mantiene intacta la demanda de drogas ilícitas que estimula su producción y exportación de otras partes del mundo.

Es imperativo examinar críticamente las deficiencias de la estrategia prohibicionista seguida por Estados Unidos y las ventajas y los límites de la estrategia de reducción de daños seguida por la Unión Europea, así como la escasa jerarquía que le dan al problema de las drogas algunos países, tanto industrializados como en desarrollo. Colombia es un claro ejemplo de las limitaciones de la política represiva promovida globalmente por Estados Unidos. Durante décadas, este país ha adoptado todas las medidas de combate imaginables, en un esfuerzo descomunal, cuyos beneficios no se corresponden con los enormes gastos y costos humanos. A pesar de los significativos éxitos de Colombia en su lucha contra los carteles de la droga y la disminución de los índices de violencia y de delitos, han vuelto a aumentar las áreas de siembra de cultivos ilícitos y el flujo de drogas desde Colombia y el área andina. México se ha convertido de manera acelerada en otro epicentro de la actividad violenta de los grupos criminales del narcotráfico. Esto plantea desafíos al gobierno mexicano en su lucha contra los carteles de drogas que han reemplazado a los traficantes colombianos como los que introducen la mayor cantidad de narcóticos al mercado de Estados Unidos. México tiene el derecho de reivindicar del Gobier—11—


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no y de las instituciones de la sociedad estadounidense un debate sobre las políticas que allí se aplican y también pedir a la Unión Europea un esfuerzo mayor para la reducción del consumo. La traumática experiencia colombiana sin duda es una referencia para que se evite el error de seguir las políticas prohibicionistas de Estados Unidos y se encuentren alternativas innovadoras. La política europea de focalizar en la reducción de daños causados por las drogas, como un asunto de salud pública, mediante el tratamiento de los usuarios, se muestra más humana y eficiente. Sin embargo, al no dar prioridad a la reducción del consumo, bajo el argumento de que las estrategias de reducción de daños minimizan la dimensión social del problema, la política de los países de la Unión Europea mantiene intacta la demanda de drogas ilícitas que estimula su producción y exportación de otras partes del mundo. La solución de largo plazo para el problema de las drogas ilícitas pasa por la reducción de la demanda en los principales países consumidores. No se trata de buscar países culpables por tal o cual acción u omisión pero sí de afirmar que Estados Unidos y la Unión Europea son co-responsables de los problemas que enfrentamos en la región, pues sus mercados son los mayores consumidores de las drogas producidas en América Latina. Es deseable, por ello, que apliquen políticas que efectivamente disminuyan el nivel de consumo y que reduzcan significativamente el tamaño de este negocio criminal.

La visión de América Latina: hacia un nuevo paradigma Nuestro enfoque no es de tolerancia con las drogas. Reconocemos que éstas provocan daños a las personas y a la sociedad. Tratar el consumo de droga como un tema de salud pública y promover la reducción de su uso son precondiciones para focalizar la acción represiva en sus puntos críticos: la disminución de la producción y el desmantelamiento de las redes de traficantes.

Considerando la experiencia de América Latina en la lucha contra el tráfico de drogas y la gravedad del problema en la región, la Comisión Latinoamericana sobre Drogas y Democracia se dirige a la opinión pública y a los gobiernos de América Latina, a las Naciones Unidas y a la comunidad internacional proponiendo un nuevo paradigma sustentado en tres grandes directrices: • Tratar el consumo de drogas como una cuestión de salud pública. • Reducir el consumo mediante acciones de información y prevención. • Focalizar la represión sobre el crimen organizado. Nuestro enfoque no es de tolerancia con las drogas. Reconocemos que éstas provocan daños a las personas y a la sociedad. Tratar el consumo de droga como un tema de salud pública y promover la reducción de su uso son —12—

La enorme capacidad de violencia y corrupción del narcotráfico sólo podrá ser combatida efectivamente si se debilitan sustancialmente sus fuentes de ingresos. Con este propósito, el Estado debe crear las leyes, instituciones y regulaciones que permitan que las personas que han caído en la adicción de drogas dejen de ser compradores en el mercado ilegal para convertirse en pacientes del sistema de salud.

precondiciones para focalizar la acción represiva en sus puntos críticos: la disminución de la producción y el desmantelamiento de las redes de traficantes. Para concretar este cambio de paradigma, proponemos que América Latina tome las siguientes iniciativas en el marco de un proceso global de transformación de las políticas de combate al uso de drogas ilícitas: 1. Transformar los adictos compradores de drogas en el mercado ilegal en pacientes del sistema de salud. La enorme capacidad de violencia y corrupción del narcotráfico sólo podrá ser combatida efectivamente si se debilitan sustancialmente sus fuentes de ingresos. Con este propósito, el Estado debe crear las leyes, instituciones y regulaciones que permitan que las personas que han caído en la adicción de drogas dejen de ser compradores en el mercado ilegal para convertirse en pacientes del sistema de salud. Esto, en conjunto con campañas educativas y de información, llevaría a una reducción de la demanda de drogas ilegales y al desplome de los precios de las mismas, minándose de esta manera las bases económicas de este negocio criminal. 2. Evaluar con un enfoque de salud pública y haciendo uso de la más avanzada ciencia médica la conveniencia de descriminalizar la tenencia de marihuana para consumo personal. La marihuana es, por lejos, la droga más difundida en América Latina. Su consumo tiene un impacto negativo sobre la salud, inclusive la salud mental. Sin embargo, la evidencia empírica disponible indica que los daños causados por esta droga son similares a los causados por el alcohol o el tabaco. Más importante aún, gran parte de los daños asociados a la marihuana –de la prisión y encarcelamiento indiferenciado de consumidores a la violencia y la corrupción que afectan toda la sociedad– son el resultado de las políticas prohibicionistas vigentes. La simple descriminalización del consumo, si no va acompañada de políticas de información y prevención, puede tener como consecuencia la profundización de los problemas de adicción. Estados Unidos es probablemente el país industrializado que dedica más recursos a la lucha contra el tráfico de —13—


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Drogas y Democracia

Las drogas afectan el poder de decisión de los individuos. El testimonio de ex adictos sobre estos riesgos puede tener mayor poder de convencimiento que la amenaza de represión o la exhortación virtuosa a no consumir. Los cambios en la sociedad y la cultura que llevaron a reducciones impresionantes en el consumo de tabaco demuestran la eficiencia de campañas de información y prevención basadas en lenguaje claro y argumentos consistentes con la experiencia de las personas a que se destinan.

drogas ilícitas. El problema está en la eficacia y las consecuencias de sus acciones. Su política de encarcelar a los usuarios de drogas, cuestionable desde el ángulo del respeto a los derechos humanos y de su eficacia, es inaplicable en América Latina, considerando la superpoblación carcelaria y las condiciones del sistema penitenciario. Inclusive esta política represiva propicia la extorsión de los consumidores y la corrupción de la policía. En ese país también es descomunal la magnitud de los recursos que se usan para la interdicción del tráfico y para solventar el sistema carcelario en comparación a lo que se destina para la salud y la prevención, tratamiento o rehabilitación de los consumidores. 3. Reducir el consumo a través de campañas innovadoras de información y prevención que puedan ser comprendidas y aceptadas, en particular por la juventud, que es el mayor contingente de usuarios. Las drogas afectan el poder de decisión de los individuos. El testimonio de ex adictos sobre estos riesgos puede tener mayor poder de convencimiento que la amenaza de represión o la exhortación virtuosa a no consumir. Los cambios en la sociedad y la cultura que llevaron a reducciones impresionantes en el consumo de tabaco demuestran la eficiencia de campañas de información y prevención basadas en lenguaje claro y argumentos consistentes con la experiencia de las personas a que se destinan. Cabe a las campañas de comunicación alertar de modo constante a la población en general y a los consumidores en particular sobre la responsabilidad de cada uno frente al problema, los peligros que genera el “dinero fácil” y los costos de violencia y corrupción asociados al tráfico de drogas. La mayor parte de las campañas de prevención que hoy se desarrollan en el mundo son bastante ineficaces. Hay mucho que aprender con las experiencias de países europeos como, por ejemplo, el Reino Unido, Holanda y Suiza y es preciso explorar experiencias de otras regiones. 4. Focalizar las estrategias represivas hacia la lucha implacable contra el crimen organizado. Las políticas públicas deberán priorizar la lucha contra —14—

Los esfuerzos de erradicación deben ser combinados con la adopción de programas de desarrollo alternativo, seriamente financiados y que contemplen las realidades locales en términos de productos viables y con acceso a los mercados en condiciones competitivas.

los efectos más nocivos para la sociedad del crimen organizado, como la violencia, la corrupción de las instituciones, el lavado de dinero, el tráfico de armas, el control de territorios y poblaciones. En esta materia es importante el desarrollo de estrategias regionales y globales. 5. Reorientar las estrategias de represión al cultivo de drogas ilícitas. Los esfuerzos de erradicación deben ser combinados con la adopción de programas de desarrollo alternativo, seriamente financiados y que contemplen las realidades locales en términos de productos viables y con acceso a los mercados en condiciones competitivas. Se debe hablar no sólo de cultivos alternativos sino de desarrollo social de fuentes de trabajo alternativo, de educación democrática y de búsqueda de soluciones en un contexto participativo. Simultáneamente se deben considerar los usos lícitos de plantas como la coca, en los países donde existe larga tradición sobre su uso ancestral previo al fenómeno de su utilización como insumo para la fabricación de droga, promoviendo medidas para que la producción se ajuste estrictamente a ese tipo de consumo.

La participación de la sociedad civil y de la opinión pública Un nuevo paradigma para enfrentar el problema de las drogas deberá estar menos centrado en acciones penales y ser más incluyente en el plano de la sociedad y la cultura. Las nuevas políticas deben basarse en estudios científicos y no en principios ideológicos. En ese esfuerzo se debe involucrar no sólo a los gobiernos sino al conjunto de la sociedad. La percepción de la sociedad sobre el problema así como la legislación sobre drogas ilícitas se encuentran en proceso acelerado de transformación en América Latina. Un número creciente de líderes políticos, cívicos y culturales han expresado la necesidad de un cambio drástico de orientación. La profundización del debate en relación a las políticas sobre consumo de drogas debe apoyarse en evaluaciones rigurosas del impacto de las diversas propuestas y medidas alternativas a la estrategia prohibicionista, que ya están siendo probadas en diferentes países, buscando la reducción de los daños individuales y sociales. Esta construcción de alternativas es un proceso que requiere la participación de múlti—15—


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Un nuevo paradigma para enfrentar el problema de las drogas deberá estar menos centrado en acciones penales y ser más incluyente en el plano de la sociedad y la cultura. Las nuevas políticas deben basarse en estudios científicos y no en principios ideológicos. En ese esfuerzo se debe involucrar no sólo a los gobiernos sino al conjunto de la sociedad.

ples actores sociales: instituciones de justicia y seguridad, educadores, profesionales de la salud, líderes espirituales, las familias, formadores de opinión y comunicadores. Cada país debe enfrentar el desafío de abrir un amplio debate público sobre la gravedad del problema y la búsqueda de las políticas más adecuadas a su historia y su cultura. En el ámbito continental, América Latina debe establecer un diálogo con el gobierno, congresistas y la sociedad civil de Estados Unidos para desarrollar en forma conjunta alternativas a la política de “guerra a las drogas”. La inauguración de la Administración de Barack Obama representa una oportunidad propicia para la revisión en profundidad de una estrategia que ha fracasado y la búsqueda en común de políticas más eficientes y más humanas. Simultáneamente, a nivel global, debemos avanzar en la articulación de una voz y visión de América Latina capaz de influir en el debate internacional sobre drogas ilícitas, sobre todo en el marco de las Naciones Unidas y de la Comisión Interamericana para el Control del Abuso de Drogas. Esta participación activa de América Latina en el debate global marcaría la transición de región-problema a la de región-pionera en la implementación de soluciones innovadoras para la cuestión de las drogas.

Fuente: http://drogasydemocracia.org

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Cuando se habla de gobierno y liderazgo, yo quisiera subrayar y hacer mucho énfasis en la necesidad de que las universidades hagan política, ejerzan la voz. Lo que profesores y estudiantes hacen, en últimas, es prepararse para ejercer la voz. Pero en este momento nosotros tenemos universidades públicas mudas. Pareciera que no tuvieran nada que decirle a la sociedad y cuando le hablan a la sociedad lo hacen con un lenguaje que la sociedad no entiende: el lenguaje de las capuchas. Hay que ejercer la voz y ejercer la voz implica estudiar los problemas y generar las alternativas.

Por Francisco Gutiérrez Sanín Investigador del Instituto de Estudios Políticos y Relaciones Internacionales –IEPRI–. Universidad Nacional de Colombia

Voy a hablar muy en tono menor alrededor de la siguiente tesis básica que es fácil de exponer pero difícil de solucionar. La tesis básica es que el sistema de universidades públicas, concebido como una alternativa intelectual y cultural para el país está en una crisis muy profunda. Crisis que no es fácilmente solucionable y puede producir desenlaces complejos. Al decir que está en crisis no quiero dramati-

Este texto corresponde a la trascripción de la conferencia dictada por el profesor Francisco Gutiérrez Sanín en el Foro sobre Gobernabilidad y Liderazgo, organizado por el Sistema de Comunicaciones ALMA MÁTER de la Universidad de Antioquia, el cual se realizó el 11 de febrero de 2009 en el Teatro Universitario Camilo Torres Restrepo de la Ciudad Universitaria (Medellín).

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zar, no quiero exagerar la diferencia con el pasado. Para ello pongo un ejemplo. Estuve leyendo hace poco las actas del Consejo de Seguridad del gobierno de Turbay Ayala que estaban por ahí arrumadas en un cajón lleno de polvo. Allí consta que se discutía sobre la guerrilla y los narcos, pero por lo menos el treinta o el treinta y cinco por ciento del tiempo lo dedicaban a la Universidad Nacional, sobre lo turbulenta que era y los peligros que implicaba. Así que, obviamente, desde hace mucho tiempo hay la percepción de las universidades públicas como un foco de infección por parte de ciertas autoridades. Pero lo que yo quiero sostener aquí es que estamos frente a una situación nueva, distinta, más complicada de capotear, para la cual no es tan evidente encontrar soluciones y que por consiguiente es fundamental, si estamos convencidos del proyecto de la universidad pública como alternativa para el país, pensar en esas soluciones y encontrarlas. Comienzo con una breve reflexión sobre la relación entre las universidades, por un lado, y el gobierno y la sociedad, por el otro. Noten ustedes que es en esas relaciones en donde se funde el concepto de autonomía universitaria. El concepto de autonomía universitaria –que es muy viejo pero que luego en el siglo veinte fructifican varios episodios grandiosos que van desde el movimiento estudiantil de la Universidad de Córdoba, en Argentina, en 1918, pasando por Mayo del 68–, se basa en tres modalidades de articulación de la universidad tanto con el Estado como con la sociedad, modalidades que las sociedades respectivas han considerado fructíferas, y que no se contradicen sino que de alguna manera conviven y se alternan unas con otras. La primera constatación que funda la noción de autonomía universitaria es que la universidad tiene horizontes temporales más largos que cualquier otra actividad. Y esos horizontes temporales más largos se deben a su actividad investigativa. La investigación es una actividad demasiado seria para sobrecargarla con el peso de la utilidad inmediata. Por consiguiente, los sistemas de evaluación y de medición de las universidades

Una de las frases más afortunadas de Alfonso López Pumarejo, que no sé si se aplique a la sociedad como tal, pero que sí creo que se aplique a las universidades, dice que “gobernar es conversar”. Yo creo que las universidades necesitan mucho gobierno.

pasan muy fuertemente por la autorregulación y por las normas éticas internas de las comunidades académicas, que por el hecho de tener horizontes temporales más largos no siguen la cadencia de la política inmediata. El segundo concepto fundacional es que la universidad puede fungir, y a veces lo hace de manera visible, como vanguardia cultural de la sociedad. Es decir alimentándola de conceptos, alimentándola de sueños, alimentándola de ejemplos. Y, en tercer lugar, se supone, y en los países desarrollados esto se ve de manera eminente, que la universidad es un epicentro de hazañas, un centro de producción de hechos nuevos y de ideas nuevas, donde se producen cosas que no se podrían producir en ninguna otra parte. Estos tres conceptos vinculantes, obviamente se expresan en las funciones básicas de la universidad que son investigación y docencia. Ahora, la pregunta es la siguiente: ¿cuál es la posición de la universidad pública colombiana en estas tres dimensiones frente al Estado y la sociedad? Lo que toca decir es que es muy débil y así hay que reconocerlo si vamos a pensar en serio el tema. Es necesario empezar a asumir una auto-

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crítica, porque nos hemos encargado de socavar esa posición. Uno logra la posición de vanguardia cultural si tiene un lenguaje común con la sociedad. Y el lenguaje de las capuchas y el lenguaje de los hechos opacos que no entiende nadie y que ninguna voz pública justifica, es un lenguaje que solamente puede desconcertar y socavar el papel de la universidad pública Nosotros tenemos que producir un lenguaje público específico que pueda defender el papel que jugamos en la sociedad. ¿Y por qué eso es tan urgente? Yo diría que básicamente por dos razones. La primera es que –y lo que voy a decir es relativamente viejo pero creo que se ha ido fortaleciendo muchísimo– entre los diseñadores de políticas públicas han crecido enormemente las dudas sobre el valor y la viabilidad de las universidades públicas. Y han crecido las dudas en términos de economistas. Básicamente la idea –insisto una vez más en que es una idea vieja que se podía oír con mucha fuerza a principio de la década de los noventas– plantea la inquietud de que en lugar de tener universidades públicas por qué no generamos un fondo muy grande de becas para que los pobres puedan ir a estudiar en buenas universidades privadas. En términos de políticas públicas esto es equivalente a decir que puede ser más eficiente. Ahí el argumento básico consiste en dos cosas, una explícita y otra implícita. La primera es que en las universidades públicas los costos de transacción son muy altos. Es decir, hay una burocracia enorme. Hay profesores no todos eficientes. Y en segundo lugar hay un potencial de privatización, porque los agentes que viven en la universidad –como son los profesores y los estudiantes– se apropian de la universidad sin tener en cuenta los intereses del resto de la sociedad. Lo que en la jerga económica se llama problema de agente principal. Es decir, el principal es la sociedad que quisiera que la universidad se desempeñara de cierto modo, pero la gente que somos nosotros, por problemas informacionales, por problemas de seguimiento, etcétera, no puede hacer el control.

El lenguaje de las capuchas y el lenguaje de los hechos opacos que no entiende nadie y que ninguna voz pública justifica, es un lenguaje que solamente puede desconcertar y socavar el papel de la universidad pública.

Y, obviamente, hay un tercer tema implícito y es aquel de quitarse la papa caliente del orden público. En muchos países estos mismos argumentos sirvieron efectivamente para implementar una dirección específica de políticas públicas. Nosotros, muy a la colombiana, hicimos la cosa de otra manera y nadie dijo nada. A mí me sorprende muchísimo que por animadversión a ésta o a aquella persona, salgan a relucir los brutales conflictos internos y la implacabilidad característica de las universidades, pero en cambio sobre ese tema nadie ha dicho ni mu. Nadie dijo nada pero la chita callando se implementó paralelamente a la existencia de las universidades públicas la solución que les digo. Solución que consistió en convertir al Icetex en un enorme banco de becas y en dar una financiación gigantesca para implementar ese tipo de políticas. Y eso es lo que está haciendo el Icetex ahora. Eso puede ser muy bueno. Yo no estoy diciendo que esos argumentos haya que descalificarlos. Pero creo que ese modelo contrapuesto amerita una discusión pública, porque nosotros vivimos en un país de desarrollo medio bajo, donde los recursos no son infinitos, y naturalmente lo que se pone en aquel bolsillo

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se le tiene que quitar a algún otro bolsillo, y en este caso es el potencial de financiación de las universidades públicas. Y ya sabemos que la política ha sido dotar a las universidades de un mínimo legal y no pasar de ahí. Y, aunque nosotros nos podemos emocionar mucho y generar mucha adrenalina, los interrogantes frente a eso son: ¿cómo vamos a demostrar que esas argumentaciones son erróneas?, ¿cómo vamos a disminuir los costos de transacción?, ¿cómo vamos a solucionar el problema de agente principal?, ¿cómo vamos a lograr que la voz de la universidad pública sea una voz crítica pero que le diga algo a la sociedad, es decir, que no sea ese lenguaje opaco que nadie entiende fuera del perímetro del campus? Si no se soluciona eso, estamos en un proceso continuo de socavamiento del lugar de la universidad en la sociedad. Pero otra parte, junto con ese tema que es un tema muy gordo, un tema que tiene que ver con la viabilidad de la universidad, es el cambio muy grande en la naturaleza de la oferta educativa. Ese cambio se relacionaba con el TLC educativo que estuvo de moda hace algunos meses. Hoy en día sabemos, para fortuna si uno es adversario, o para desgracia si uno es partidario, que TLC no va a ver en mucho tiempo, no tanto por el cambio de administración sino por la enorme crisis económica y fiscal de los Estados Unidos. Eso lo sabemos pese a las voces esperanzadas que aparecen periódicamente en la prensa. Pero independientemente de que exista o no TLC educativo, hay un cambio enorme en la oferta educativa en Colombia y en el mundo. Un cambio enorme que tiene que ver con el doble movimiento de homogenización: por ejemplo todas las universidades de Europa convergieron en 2007en Bolonia a establecer unas reglas de juego comunes, pero por otra parte diferenciación en el sentido de que distintas universidades y redes de universidades establecen nichos específicos en donde puedan aportar más que otras. Es decir que la época de universidades idiosincráticas y generalistas a la vez está desapareciendo. Nuestras universidades son generalistas en el sentido de que sienten la obligación de

dictar de todo para todo, e idiosincráticas en el sentido de que conciben la autonomía en términos de generar sus propias dinámicas sin tener en cuenta el exterior. Eso se manifiesta en Colombia de distintas maneras. En primer lugar hay una clara reestructuración de la universidad privada y una ofensiva que considero muy sana, al tenor de las nuevas reglas de acreditación. Veamos este caso. Si uno mira los salarios de los profesores universitarios a comienzos de la década de los noventas y hasta bien entrada la década, la diferencia de ingreso promedio entre un profesor de una universidad pública y un profesor de una universidad privada, era bastante grande. Era casi de dos a uno. En este momento las universidades privadas más competitivas se están acercando a los sueldos de los profesores de las universidades públicas. Y eso tiene consecuencias, por ejemplo en la calidad de la docencia. Si uno analiza la cantidad de personas que hay en el país con su doctorado ya consolidado, una aplastante mayoría está concentrada en la Universidad Nacional, la Universidad de Antioquia y un poquito en la UIS. La participación de la universidad privada es bajita, pero las leyes del mercado implacables en la medida en que se unifiquen los salarios y en que eventualmente se revierta la tendencia, aparte de otros factores que hacen que muchos nichos privados sean más amables. ¿Qué hacer frente a eso? ¿Cuáles son las respuestas que está generando la universidad pública frente a eso? Yo no sé si sea injusto al decir que, hasta donde entiendo, básicamente ninguna. Después viene un tercer tema que debe ser motivo de preocupación muy fuerte para nosotros, y es el sistema de incentivos sobre los que se basa el funcionamiento de la universidad pública. Ahí yo considero que hay una cierta grafitización del pensamiento. Todos nosotros, y soy el primero en declararme culpable, repetíamos como loros que tenemos tres funciones fundamentales: investigación, docencia y extensión. Pero no basta con constatar eso. Toca ver cómo la concepción de esas tres funciones funda-

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Pero el tema básico es que en estos momentos necesitamos rectores para tiempos de crisis, de transformaciones, de amenazas muy severas, razón por la cual la decisión de su nombramiento es algo de mucho peso. mentales se reflejan en un sistema de incentivos adecuado, que permita que esas misiones de la universidad se ejecuten con las prioridades correctas y se lleven a cabo de acuerdo a como lo concebimos. Fijémonos que en la medida en que existen esos tres objetivos, son compatibles pero están en tensión dinámica. Y tenemos problemas bastante serios. En primer lugar los mecanismos de evaluación. Por una parte está el mecanismo de evaluación del Ministerio de Educación y ese es a rajatabla pero con problemas, porque en Colombia nunca se implementó y hasta donde yo sepa no existe el propósito de implementar el modelo de gran universidad pública, como existe en México y en Brasil, a donde confluyen cientos de miles de jóvenes de los sectores populares. Nosotros siempre le apostamos a la universidad pública de una manera mucho más restringida. Y sigue siendo así, sin embargo a las universidades se les evalúa básicamente por el cubrimiento por parte del Ministerio de Educación. Nuestras mejores universidades públicas, por otra parte, hacen bien en declarar que quieren llegar a ser universidades de investigación y de posgrado. Aún más, una parte de la sociedad también las evalúa así y les pide que estén entre las mejores quinientas del mundo. Obviamente está bien que esos modelos mentales estén en la

sociedad, porque permiten que haya un diálogo entre la sociedad y las universidades. O sea que hay exigencias en términos precisamente de las hazañas que ya mencioné: entren en los quinientos, produzcan, inventen, publiquen. De otro lado, hay una demanda creciente para generar recursos, lo que no es incompatible pero tampoco es plenamente compatible. ¿Cuáles son los incentivos materiales para hacerlo, como aquellos que sí existen en el momento de publicar? Hay un sistema de consultorías que, para decirlo con sinceridad, es la única conexión de la universidad colombiana en general con el aparato público. Un sistema que si se estudia tiene cero componentes tecnológicos porque son puras consultorías profesionalizantes para construir cositas. Y ese sistema es el que más incentivos económicos le genera tanto a la universidad como al profesor. Entonces, por una parte tenemos unas declaraciones verbales de querer llegar a ser una gran universidad de investigación, de querer hacer extensión con componente tecnológico, y por otra parte tenemos una realidad que va totalmente en contravía, con un sistema de incentivos distorsionado que hace que las cosas no puedan funcionar bien, y con unas distorsiones adicionales que mencionaré enseguida. Cuando se habla de gobierno y liderazgo, yo quisiera subrayar y hacer mucho énfasis en la necesidad de que las universidades hagan política, ejerzan la voz. Lo que profesores y estudiantes hacen, en últimas, es prepararse para ejercer la voz. Pero en este momento nosotros tenemos universidades públicas mudas. Pareciera que no tuvieran nada que decirle a la sociedad y cuando le hablan a la sociedad lo hacen con un lenguaje que la sociedad no entiende: el lenguaje de las capuchas. Hay que ejercer la voz y ejercer la voz implica estudiar los problemas y generar las alternativas. Ahora, el problema del sistema de incentivos se agrava con la cuestión administrativa. Aunque yo estoy hablando en la universidad que ha sido más exitosa en solucionar eso, porque la Universidad de Antioquia le madrugó al problema

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y encontró unas soluciones, espero no ser descortés al afirmar que esas soluciones todavía se encuentran en el margen, o sea que mejoran dentro de la dificultad del marco general institucional de las universidades colombianas, pero no solucionan la situación de fondo porque las universidades públicas colombianas son un agujero negro desde el punto de vista administrativo. O sea que en teoría tenemos el derecho de orientarnos por el derecho privado en materia administrativa, pero con los sistemas de control y con la precariedad política que existe no hemos podido implementar eso en la realidad. Por ejemplo, en la Universidad Nacional, diversas administraciones han dicho, creo que todas de muy buena fe, independientemente de que su desempeño haya sido bueno o regular, que quieren internacionalizar la universidad. Ese es un discurso que sólo se generalizó. Vayan y reciban fondos de alguna entidad internacional; vayan y contraten un asistente de investigación peruano o francés o africano y verán que tienen que pasar por toda una serie de horcas caudinas para hacerlo; vayan y publiquen en una revista internacional. Esto tiene relación con el tema de las autoridades universitarias. Y creo que es un tema de gran importancia. Mi percepción es que tenemos que armar un debate para establecer cómo se logra un mayor articulación entre las autoridades universitarias con la sociedad y el Estado. Y, una vez más creo que el foco de atención ha estado equivocado. Básicamente la forma en que funcionan las autoridades de las universidades públicas en Colombia es la siguiente. El rector tiene un periodo de tres años. Es designado por una combinación de nombramiento y elección, que en distintas regiones y en distintos ámbitos cambia. Y por otra parte tiene dos referentes principales que son el Consejo Superior Universitario hacia afuera y el Consejo Académico hacia adentro. Básicamente esa es la estructura. Esa estructura es fatal y fatal por muchas razones. En primer lugar, unas autoridades universitarias que duran tres años están en estado de interinidad permanente. En las universida-

Los Consejos Superiores también necesitan una reestructuración radical. Cualquiera que haya estado en los Consejos Superiores y también en los Consejos Académicos habrá salido con la sensación deprimente de que estuvo perdiendo el tiempo de una manera espantosa, porque se dedican a discutir minucias… des del mundo desarrollado el periodo mínimo para los rectores dura diez años. Y lo digo como antireeleccionista convicto y confeso a nivel nacional. Y eso ocurre precisamente por el hecho de que los horizontes temporales de las universidades son mucho más largos que los de la sociedad en su conjunto. Al fin y al cabo los rectores son académicos que se ponen otra camiseta. Ellos necesitan aprender. Hay muy poco personal administrativo con el que contamos. Estar en ese proceso de rotación permanente es un costo gigantesco, porque además esas personas construyen toda una serie de vínculos y de rutinas para poder hablar con actores internacionales, con el Estado, con la sociedad. Francamente creo que el periodo del rector y de otras autoridades universitarias hay que cambiarlo para aumentarlo sustancialmente. Y en caso de recelos por abuso de autoridad, perfectamente se puede poner un mecanismo de revocatoria del mandato, para que en caso de que haya problemas entre el rector y la comunidad eso esté institucionalizado y las cosas no se resuelvan a los porrazos. Los consejos superiores también necesitan una reestructuración radical. Cualquiera que haya estado en los consejos superiores y tam-

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bién en los consejos académicos habrá salido con la sensación deprimente de que estuvo perdiendo el tiempo de una manera espantosa, porque se dedican a discutir minucias… Por eso, si ustedes se preguntan ¿cuáles son las políticas gordas de las universidades públicas?, hay que decir que no las hay porque se carece de ámbito para discutirlas. Nosotros deberíamos tener consejos superiores muy grandes, con representación de muchas agencias del Estado y de la sociedad civil, a los cuales la universidad, por una parte, les llevara propuestas e ideas de políticas públicas mediante la construcción de un lenguaje común, y de otra parte les rindiera cuentas. De esa forma se podrían generar muchísimas sinergias, ideas, interacciones y posibilidades de financiación. ¿Y de las cosas rutinarias quién se ocuparía? Pues los administradores. Pareciera que la idea hoy es tener a las directivas tan amarradas para que no puedan gobernar, y también arrinconar la figura del rector hasta ponerla en una situación que lo único que puede es estorbar. En síntesis, creo que hay que rediseñar las cosas para permitir que la universidad pueda manejar sus propios problemas rutinarios; es necesario fortalecer los consejos superiores para que éstos se conviertan en un ámbito de políticas y de rendimiento de cuentas, lo mismo que en un ámbito de sinergias entre las universidades, el Estado y la sociedad. También es necesario transformar los consejos académicos para que sean ámbitos de discusión de políticas. En este momento, creo que mucho más que la escasez financiera, una de las tragedias de la universidad pública colombiana es la escasez de políticas. Simplemente no hay ámbitos para pensar los problemas. Finalmente quiero hacer los siguientes comentarios propositivos. Creo que las universidades públicas colombianas tienen que hacer alianzas estratégicas formales, tienen que empezar a producir documentos evaluándose a sí mismas, tienen que avaluar los costos de transacción, las ineficiencias, y plantear soluciones, tienen que evaluar qué ofrecemos nosotros que

ofrece el sistema de becas del Icetex. Ahora, si no podemos ofrecer ninguna ventaja comparativa, entonces apaguemos y vámonos, aunque yo creo que sí. Creo que este capital organizacional y humano construido en las universidades hay que defenderlo porque, de hecho, es un patrimonio muy importante para el país. Creo que debemos construir equipos de trabajo interuniversitarios para pensar y repensar el diseño de las universidades públicas y, a partir de ahí, establecer diálogo con los agentes de la vida pública. Esa ofensiva es necesaria. Lo que no creo que puedan hacer las universidades públicas, en términos de lo que nos convoca en este recinto que es gobernabilidad y liderazgo, es seguir permaneciendo calladas. Una de las frases más afortunadas de Alfonso López Pumarejo, que no sé si se aplique a la sociedad como tal, pero que sí creo que aplique a las universidades, dice que “gobernar es conversar”. Yo creo que las universidades necesitan mucho gobierno. He visto excelentes rectores tanto en Colombia como en el exterior, que son a la vez académicos y gerentes. Lo importante es que no pretendan ser toderos. Es muy fácil caer en la mentalidad, a la vez provincial y jacobina, de que se sabe todo. Y para mí el rector ideal es el que se sabe rodear bien y el que admite abiertamente que no lo sabe todo. Lo importante es que si su fuerte es la academia se sepa rodear de buenos gerentes, y si su fuerte es la gerencia sepa escuchar a los académicos, porque las universidades tienen muchas actividades específicas que no pueden ser cubiertas por una mentalidad puramente gerencial. Pero el tema básico es que en estos momentos necesitamos rectores para tiempos de crisis, de transformaciones, de amenazas muy severas, razón por la cual la decisión de su nombramiento es algo de mucho peso.

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de amenazas de los grupos de derecha, pero también porque, ante la coyuntura actual, como que no se encuentra el camino para seguir adelante. No hay un compromiso de este gobierno ni de los anteriores con la universidad pública. Por el contrario, las políticas que se implementan apuntan a debilitarla.

Lo primero que tenemos que hacer en las universidades públicas es desprivatizarlas. Las universidades públicas están privatizadas por pequeños intereses, por grupos que se han enquistado allí para privilegiarse, para aprovecharse de los recursos del Estado. Esos grupos son rentistas en la universidad pública. Por eso hay que crear procesos y procedimientos más transparentes. Hay que facilitar una mayor participación en la toma de decisiones, con los estudiantes, con los profesores. Es decir, hay que avanzar en una transformación profunda de la universidad pública.

Por Carlos Ossa Escobar Rector de la Universidad Distrital

Comparto con el doctor Francisco Gutiérrez Sanín el llamado a que las universidades públicas, a través de sus estamentos, se pronuncien para poder recuperar el sitial que le corresponde a la educación pública superior del país. Las universidades hoy están muy calladas, los movimientos estudiantiles creo que han retrocedido por problemas

Este texto corresponde a la trascripción de la conferencia dictada por el rector Carlos Ossa Escobar en el Foro sobre Gobernabilidad y Liderazgo, organizado por el Sistema de Comunicaciones ALMA MÁTER de la Universidad de Antioquia, el cual se realizó el 11 de febrero de 2009 en el Teatro Universitario Camilo Torres Restrepo de la Ciudad Universitaria (Medellín).

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Yo sé que es muy debatible sostener que la soberanía recae en la comunidad universitaria, pero vale la pena discutirlo porque eso puede implicar una transformación de fondo en el sistema de universidades estatales.

¿Podemos recuperar el tiempo perdido de deterioro de la universidad pública? Claro que sí, mediante la movilización, el estudio, el argumento y la exigencia de respeto hacia la universidad. Necesitamos una universidad pública que sea pertinente y defendida por toda la sociedad, por todo el pueblo. Los estudiantes pueden cambiar lo que está sucediendo ahora. De hecho, los estudiantes han transformado al mundo. De hecho, los estudiantes, recientemente en Chile, saliendo a la calle, lograron que el gobierno de Bachelet modificara la ley de educación. Entonces, movilizándonos, saliendo a la calle, protestando pacíficamente, las cosas pueden cambiar. Con respecto al liderazgo de la universidad, éste se da en la medida en que la universidad sea reconocida y sea capaz de liderar las transformaciones necesarias de la sociedad. Y una universidad será reconocida si es pertinente, y es pertinente cuando forma profesionales integrales y cuando sus resultados en investigación y extensión responden a las necesidades de la sociedad. Pero las universidades deben ser incluyentes, deben esmerarse por cerrar la brecha de exclusión social, política, económica y cultural que caracteriza a nuestra sociedad. No concibo una universidad pública sin el compromiso de transformar la sociedad. Los egresados de la universidad y los sistemas de investigación y de extensión deben propender por una mayor inclusión social. Claro que la pertinencia de una universidad también implica el reconocimiento de una responsabilidad en la administración de sus recursos, dado que es la sociedad la que los aporta. Es por ello que todos, o sea los profesores, los mismos estudiantes, los investigadores, los trabajadores y el personal administrativo y directivo tienen que responder por los recursos que utiliza la universidad, y tienen que responder políticamente porque nosotros estamos gastando impuestos pagados por los ciudadanos. A mí me causa mucha extrañeza cuando algunos académicos quieren asimilar la autonomía a no rendir cuentas frente a los órganos colegiados del Estado, como son los concejos municipales, las asambleas

El esquema actual casi siempre conduce a problemas de gobernabilidad.

departamentales y el Congreso de la República. A los académicos les corresponde rendir cuentas porque no se están manejando recursos particulares sino recursos ciudadanos. La sociedad, constantemente, entonces, le exige a la universidad mayor movilidad, preponderancia y participación en la toma de decisiones que afecten el desarrollo económico, social, político e institucional. Es claro, entonces, el compromiso de la universidad y las condiciones que debe cumplir para ser pertinente. Y si la universidad está entrelazada con el entorno de la ciudad, de la región y del país, contribuyendo con la transformación, sin duda que tiene un liderazgo. Ahora, ¿de qué forma la autonomía le permite a la universidad cumplir los cometidos en materia de pertinencia y liderazgo? Los conceptos de autonomía universitaria que han prevalecido en Colombia, sobre todo el adoptado por los rectores en 1970 y otro de 1985, no resisten ningún análisis por lo tremendamente primitivos, arcaicos y limitados. En 1991, la nueva Constitución Política desarrolló un concepto de autonomía de la universidad mucho más avanzado. Lo propio hacen en dos sentencias de la Corte Constitucional los magistrados José Gregorio Hernández y Fabio Morón. José Gregorio Hernández admite que “la autonomía universitaria encuentra fundamento en la necesidad de que el acceso a la formación académica de

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las personas tenga lugar dentro de un clima libre de interferencias del poder público, tanto en el campo netamente académico como en la orientación ideológica o en el manejo administrativo o financiero del ente educativo”. Por su parte, Fabio Morón dice: “La regla general aplicable a las universidades con fundamento en el Artículo 69 de la Constitución Política, es la de reconocer y respetar la libertad de acción de las mismas. No obstante, esa libertad de acción no puede extenderse al punto de propiciar una universidad ajena y aislada de la sociedad de la que hace parte y, en el caso de las públicas, emancipada por completo del Estado que las provee de recursos y patrimonio”. Es muy claro que la universidad pública debe desarrollar su autonomía dentro del marco de la ley y la Constitución. La autonomía no puede llegar al extremo de violar flagrantemente las leyes. En la Universidad Distrital hemos sufrido recientemente del embate de una mayoría circunstancial del Consejo Superior, que se dio a la tarea de crear la figura del censor universitario. La misma palabra, “censor”, ofende. Yo lo asimilo a censura. Claro que se puede asimilar a la acción de veeduría o de la tarea que podría cumplir un ombudsman. Ese censor, de acuerdo con el Consejo Superior, es nominador del Jefe de Control Interno y nominador del Jefe de Asuntos Disciplinarios. Esa decisión del Consejo Superior se ha llevado de calle la ley de control interno que establece que el control interno debe ser responsabilidad del representante legal de las universidades. Hay fallos del Consejo de Estado en esa materia. Y también se ha llevado de calle la Ley 734 de asuntos disciplinarios, que establece que la segunda instancia en materia disciplinaria es el representante legal de la entidad. En la Universidad Distrital, donde yo trabajo, no valieron los argumentos de orden administrativo ni los argumentos de orden legal. Aprovecho esta oportunidad para quejarme. Entonces, ¿en quién ha recaído la autonomía acá en nuestro país?, o, ¿quiénes la han reclamado para sí? Los órganos de dirección universitaria: el Consejo Superior, el Académico, el propio Rector, dentro de un concepto de soberanía ya superado que rigió en Colombia antes de la Constitución del 91. Ese concepto de soberanía se predicaba solamente desde los poderes del Estado y por eso se decía que la soberanía recaía en la Nación.

Es muy claro que la universidad pública debe desarrollar su autonomía dentro del marco de la ley y la Constitución. La autonomía no puede llegar al extremo de violar flagrantemente las leyes.

En la Constitución del 1991 se estableció que la soberanía reside exclusivamente en el pueblo, del cual emana el poder público. La implicación de esto es fundamental, porque la soberanía se define en términos sencillos como la última autoridad a la que hay que apelar para resolver los temas fundamentales de una sociedad o de un país. Otra cosa es que la soberanía radique en la Nación, porque radicaría en el Congreso, en el Presidente de la República, etcétera. ¿Y, en el caso de las universidades, en quién, entonces, recae la soberanía? Pues debe recaer en la comunidad universitaria. Eso me parece un paso importante en el cual la comunidad universitaria debería insistir, con el fin de lograr el traspaso de la soberanía por parte de los órganos directivos a la comunidad universitaria: a los estudiantes, a los profesores, a los investigadores, a los egresados y trabajadores, quienes deben producir los estatutos universitarios, asimilables a las constituciones. Cuando fui seleccionado rector de la Universidad Distrital, yo presenté en mi programa una iniciativa de estudiantes y profesores de la Distrital para realizar una asamblea constituyente, que expidiera el nuevo estatuto. La Distrital está tratando de reformarse desde hace doce años. Pequeños intereses enquistados allí no han permitido la reforma. Y para que una reforma tenga éxito y para que restituya el tejido social y político de la universidad, se requiere de una constituyente, como sucedió en Colombia en el 91. En la Distrital no se pudo hacer la constituyente porque el Consejo Superior, que conocía mi programa, consideró que la Ley 30 hacía privativo para

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ellos la reforma de los estatutos. Sin embargo, se aprobó por parte del Consejo Superior una asamblea consultiva que debe entregar sus resultados a finales del primer trimestre del año 2009.

La autonomía universitaria, obviamente, debe permitir que el docente pueda desarrollar la libertad de cátedra con responsabilidad. Pero el docente también tiene una responsabilidad frente al alumno, permitiéndole desarrollar su propia forma de pensar, su derecho a las libertades, el poder escoger su profesión y determinar el nivel crítico que desea alcanzar en su formación. La autonomía implica brindar las posibilidades a los estudiantes para que éstos definan su nivel de desarrollo integral.

Esa asamblea consultiva a mí me parece un paso importante, pero si la soberanía y la autonomía recayeran en la comunidad universitaria, tal discusión no tendría sentido y las leguleyadas del Consejo Superior mucho menos. La autonomía universitaria, obviamente, debe permitir que el docente pueda desarrollar la libertad de cátedra con responsabilidad. Pero el docente también tiene una responsabilidad frente al alumno, permitiéndole desarrollar su propia forma de pensar, su derecho a las libertades, el poder escoger su profesión y determinar el nivel crítico que desea alcanzar en su formación. La autonomía implica brindar las posibilidades a los estudiantes para que éstos definan su nivel de desarrollo integral. Lo anterior se dice fácil pero lograrlo es una tarea titánica por las estructuras que se han creado en el interior de la Universidad Distrital y por lo dificilísimo que es darle al estudiante la posibilidad de ser autónomo para que escoja libremente su pénsum. Yo sé que es muy debatible sostener que la soberanía recae en la comunidad universitaria, pero vale la pena discutirlo porque eso puede implicar una transformación de fondo en el sistema de universidades estatales. El esquema actual casi siempre conduce a problemas de gobernabilidad. Obviamente no como los de la universidad donde yo trabajo. Hoy las universidades se desgastan en procesos administrativos que parecen interminables, deslegitimándose porque no consultan al constituyente primario. Por lo anterior, recuperar la autonomía es hacer valer las decisiones del constituyente primario y no las de las instancias que se autoproclaman depositarias de ella, perturbando el quehacer de la universidad. En conclusión, dado que el liderazgo está asociado a la pertinencia y la autonomía fundada en la soberanía universitaria, ellos se convierten en mecanismos idóneos que garanticen el carácter social e incluyente de la universidad y no su desviación a intereses particulares.

vatización de la educación en general. Creo profundamente en la educación pública, a pesar de haber sido educado en una universidad privada. Pero lo primero que tenemos que hacer en las universidades públicas es desprivatizarlas. Las universidades públicas están privatizadas por pequeños intereses, por grupos que se han enquistado allí para privilegiarse, para aprovecharse de los recursos del Estado. Esos grupos son rentistas en medios de la universidad pública. Por eso hay que crear procesos y procedimientos más transparentes. Hay que facilitar una mayor participación en la toma de decisiones, con los estudiantes, con los profesores. Es decir, hay que avanzar en una transformación profunda de la universidad pública. Ustedes me disculpan si, en mi calidad de rector de la Universidad Distrital, y dada mi lucha intensa allí por la gobernabilidad, he sesgado esta ponencia hacia conclusiones que no sean generales. Sin embargo, yo creo que las conclusiones que he presentado tienen un carácter verdaderamente general.

Hay que recuperar el sentido público de la universidad pública. Tenemos que luchar en contra de la pri—27—

Muchísimas gracias.


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Por Theotonio Dos Santos

Profesor Titular de la Universidad Federal Fluminense (UFF) de Río de Janeiro. Brasil

Quiero agradecer, en primer lugar, a los colegas de la Facultad de Economía y particularmente a su decano, el profesor Víctor Manuel Giudice, a los decanos de las facultades de Ciencias Sociales, de Farmacia, de Derecho y Ciencia Política, y a las autoridades y docentes que han patrocinado la entrega de este honroso título de Doctor Honoris Causa, que, creo, se trata de un reconocimiento a mi lucha permanente por una ciencia económica que sea, antes de todo, economía política, es decir, un instrumento de emancipación de nuestros pueblos sometidos a siglos de explotación, subordinación y dependencia. De hecho, en el momento actual, la ciencia económica oficial sufre reveses sucesivos. Ella sirvió de sostén ideológico de una ofensiva polí-

La Universidad Nacional Mayor de San Marcos entregó el título de Doctor Honoris Causa al profesor Theotonio Dos Santos, quien intervino con la presente ponencia. La ceremonia se realizó el 23 de octubre de 2008, en Lima.

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El pensamiento social latinoamericano enfrenta desafíos colosales

... en el momento actual, la ciencia económica oficial sufre reveses sucesivos. Ella sirvió de sostén ideológico de una ofensiva política que buscaba hacer retroceder la economía a un mundo mucho más imaginario que real. La pretensión de establecer un Estado mínimo y entregar la suerte de la humanidad al funcionamiento de un mítico “libre mercado” era una propuesta que pretendía hacer retroceder el pensamiento social al universo teórico del siglo XVIII, al más puro individualismo posesivo. tica que buscaba hacer retroceder la economía a un mundo mucho más imaginario que real. La pretensión de establecer un Estado mínimo y entregar la suerte de la humanidad al funcionamiento de un mítico “libre mercado” era una propuesta que pretendía hacer retroceder el pensamiento social al universo teórico del siglo XVIII, al más puro individualismo posesivo. Para realizar esta operación intelectual era necesario retroceder también la metodología científica a sus primordios. Ella se alineó a un riguroso método deductivo, basado en una matemática formalista, ignorando todos los avances hechos por las ciencias durante los siglos XIX y XX. Se han ignorado los avances de la psicología, del psicoanálisis, de la historia, de las ciencias sociales en general, de la dialéctica y del marxismo, del existencialismo, de todo el esfuerzo teórico y empírico realizado por los avances científicos de los dos últimos siglos. Triste tarea esta de formalizar un mundo sin monopolio y sin capitalismo de Estado, formas

dominantes de la realidad económica de nuestro tiempo. Triste destino el de una “ciencia” económica que ignora en sus conceptos básicos la dinámica de la revolución científico técnica que comanda la lógica de funcionamiento de la sociedad moderna. En mi libro “Del terror a la esperanza: auge y decadencia del neoliberalismo” (Monte Ávila Editorial, Caracas, 2007), he estudiado en detalle la formación de esta propuesta ideológica, que se presentó como un pensamiento único, tesis que se hizo aún más autoritaria al apoyarse en la pretensión del fin de la historia, tesis aparentemente consagrada por los acontecimientos de 1989-91 en la ex Unión Soviética y en el llamado “socialismo real” de Europa Oriental. Triste tarea la de negar las contradicciones que componen el modo de producción capitalista, presentado como la economía, que se sitúa incluso por sobre los regímenes económicos que eran por lo menos reconocidos en la época de la hegemonía del keynesianismo. ¿Cómo fue posible negar el rol del gasto militar en la lógica del capitalismo contemporáneo? ¿Cómo fue posible ignorar la realidad de las contradicciones entre el Norte y el Sur y del desarrollo dependiente? ¿Cómo fue posible negar el carácter centralizador y excluyente del capitalismo dependiente? Me acuerdo por ejemplo del capítulo del libro de Fukuyama dedicado a negar cualquier valor científico a la teoría o enfoque de la dependencia que, según él, estaría superada por los hechos. Qué dura lección para estos autores representa la profundización de las crisis mundiales que se manifiestan en los últimos años, aún en los años de expansión y crecimiento capitalista. Lo más duro, sin embargo, se configura en la presente crisis de la hegemonía del capital financiero que creció apoyándose en la ideología neoliberal. Una ideología que se apoya en la noción del equilibrio fiscal, cambiario y monetario, considerados como los fundamentos mismos de la

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Lo más duro, sin embargo, se configura en la presente crisis de la hegemonía del capital financiero que creció apoyándose en la ideología neoliberal. Una ideología que se apoya en la noción del equilibrio fiscal, cambiario y monetario, considerados como los fundamentos mismos de la economía, patrocina los mayores déficits fiscales, cambiarios y el más absoluto desequilibrio monetario. Una ideología que reivindicaba el Estado mínimo para permitir el reino del “libre mercado” convertido en una entidad metafísica capaz de asegurar la realización de la plena felicidad de los individuos posesivos. economía, patrocina los mayores déficits fiscales, cambiarios y el más absoluto desequilibrio monetario. Una ideología que reivindicaba el Estado mínimo para permitir el reino del “libre mercado” convertido en una entidad metafísica capaz de asegurar la realización de la plena felicidad de los individuos posesivos. Una ideología que ayudó a crear el mundo de las privatizaciones que, según ella, aseguraría la eficiencia económica, la óptima localización de los recursos, el óptimo económico en fin y la felicidad correspondiente al reconocimiento por parte de las instituciones de la verdadera “naturaleza humana”. La imposición del mundo del “libre mercado” que privatizó las empresas de propiedad pública, desató la competencia violenta en ramas enteras de la economía, sólo produjo la oligopolización de los sectores sometidos a estas experiencias aventureras; como el trans-

porte aéreo que se redujo, hoy en día, a un número mínimo de empresas. El capital financiero, liberado por la falta de regulación, ha llevado al mercado mundial a un oligopolio de 5 grandes bancos que dominan 50% de las operaciones interbancarias mundiales. Paradójicamente este régimen de “libre mercado” nos condujo a mayor intervención estatal, necesaria para asegurar la supervivencia de este gigantesco, inútil y concentrador sector financiero. Al ver desmoronarse ante nuestros ojos estas pretensiones de excelencia económica, tantas veces elogiadas por los llamados neoliberales, asistimos también a unas exigencias absurdas de los propios neoliberales de más intervención estatal para salvar el sistema financiero en declive. El “paquete” monstruoso de recursos levantados por el gobierno de los Estados Unidos y ahora por la Unión Europea no hace sino profundizar el déficit fiscal y los desequilibrios económicos que nos llevaron a la crisis actual. Estos gigantescos recursos que se pretenden entregar a los mayores bancos (es decir, a los grupos oligopólicos) para depurar los títulos “podridos”, son emitidos a favor de este mismo sistema financiero que los creó. Al inicio de la década de 1990, Japón entró en una crisis similar de su sector financiero. El Estado japonés asumió la tarea de proteger este sistema inútil y excepcionalmente caro. Fue así que vimos un país que no tenía la escasez de liquidez que caracteriza los Estados Unidos y la Europa actual generar una deuda pública colosal y una inseguridad económica destructora de las conquistas impresionantes que había acumulado esta economía en las décadas de los 70 y 80. Algo similar, pero más grave, ocurre con los Estados Unidos ahora. Y una Europa que parecía respetar el dinero público, colocado en esta operación de rescate del sector financiero nacionalizando los bancos en los cuales coloca su dinero, parece que camina junto con los Estados Unidos, bajo la tutela del Fondo Monetario Internacional, para transferir recursos

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Paradójicamente este régimen de “libre mercado” nos condujo a mayor intervención estatal, necesaria para asegurar la supervivencia de este gigantesco, inútil y concentrador sector financiero. Al ver desmoronarse ante nuestros ojos estas pretensiones de excelencia económica, tantas veces elogiadas por los llamados neoliberales, asistimos también a unas exigencias absurdas de los propios neoliberales de más intervención estatal para salvar el sistema financiero en declive. públicos destinados a asegurar liquidez a monopolios bancarios decadentes. Debemos esperar, por lo tanto, cualquiera que sean las soluciones encaminadas, que las principales potencias capitalistas pasen por un período de bajo crecimiento económico, aumento del desempleo, deterioro de su tejido social e intentos xenófobos de detener la emigración. Y estas manifestaciones negativas están ocurriendo en años de crecimiento económico moderado pero aún significativo si comparamos los 26 años de depresión mantenidos entre 1967 y 1993. En los años venideros, las potencias emergentes del tan maltratado Tercer Mundo deberán reorientar sus economías hacia sus mercados internos y hacia sus mercados regionales, asegurando un crecimiento económico más sólido, aprovechando sus superávits comerciales para aumentar sus ampliadas reservas internacionales que deberán ser mantenidas para asegurar un crecimiento continuado.

Estamos, por lo tanto, frente a una recolocación masiva de los recursos generados en el Tercer Mundo, sobre todo si los Estados de estas regiones asumen el control del crecimiento en la dirección de un desarrollo humano y ecológicamente sostenible. Estaríamos asistiendo así a cambios geopolíticos fundamentales que anuncian un verdadero Nuevo Orden Económico Mundial. La creatividad del Sur ha crecido en este nuevo período con el resurgimiento de los carteles de materias primas, principalmente la OPEP, con la creación del Banco del Sur, con la implantación de un fondo financiero asiático, con la reorientación de sus crecientes reservas hacia la zona del euro, además de fortalecer posibles monedas regionales (o una moneda o una canasta de monedas asiáticas) o una futura moneda regional de la América del Sur. Lo fundamental es que no nos dejemos llevar por el canto de sirena de los “economistas” del Norte y no utilicemos un solo centavo de nuestras divisas para ayudarlos en la presente crisis de liquidez. Por el contrario, tenemos que aprovechar nuestras reservas y las necesidades y debilidades de ellos para reforzar nuestros mercados internos, la importación de tecnologías de punta, nuestro avance científico tecnológico, el aumento de la igualdad social, el desgaste definitivo de nuestras oligarquías dependientes y subordinadas que estarán buscando mil fórmulas de servir a sus señores. El aumento de nuestra capacidad de negociación, el desarrollo de nuevos instrumentos diplomáticos, la cohesión de nuestros intereses comunes se articulan con el aumento de conciencia de nuestros pueblos, la elevación del nivel de vida de los más necesitados, el acceso masivo a la educación desde las capas más profundas de nuestros pueblos, el respeto a la identidad y a la cultura de nuestros pueblos originarios, así como a la fuerza civilizatoria de nuestro proceso de mestizaje, el combate a los hábitos oligárquicos de nuestras clases dominantes que tienden a

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reproducirse en nuestras clases medias y en sus prejuicios contra el trabajo y los trabajadores. Tenemos que forjar un hombre nuevo capaz de revolucionar las relaciones humanas en nuestras sociedades. Creo que no puede haber duda de que el esfuerzo teórico en que estuve directamente implicado de repensar nuestra realidad desde el punto de vista de la expansión internacional del capitalismo, desde sus formas comerciales en los siglos XV a XVII, pasando posteriormente por la afirmación de un capitalismo industrial, que brota en el siglo XVIII, transformado en un modo de producción hegemónico en dirección a la conquista de todo el planeta. La teoría de la dependencia –cuyo balance realizamos en nuestro libro “Teoría de la dependencia: balance y perspectivas” (Editorial Plaza y Janés, México, 2002 y Editorial Sudamericana, Buenos Aires, 2002)– abrió camino para una etapa superior del pensamiento social latinoamericano e internacional, sobretodo con el desarrollo de una teoría del sistema mundial en la cual contribuimos ampliamente. Hoy día podemos presentar una vigorosa contribución de un sin número de científicos sociales hacia una comprensión mucho más profunda de las fuerzas sociales y las dinámicas socio-económicas que mueven nuestros pueblos. Podemos decir con cierto orgullo que este esfuerzo está en la base de los cambios de orientación programática, estratégica y táctica que permite un cambio en profundidad del panorama político e intelectual del subcontinente latinoamericano. Este esfuerzo teórico y político ha sido fundamental para superar el enfoque euro-céntrico que estuvo en la base de la formación y desarrollo de las ciencias sociales contemporáneas. Este enfoque eurocéntrico, construido desde el centro del imperialismo, fue cuestionado a partir de la Conferencia de Bandung, en 1955, cuando los pueblos asiáticos y africanos, en liberación del colonialismo, insurgieron contra la domi-

Debemos esperar, por lo tanto, cualquiera que sean las soluciones encaminadas, que las principales potencias capitalistas pasen por un período de bajo crecimiento económico, aumento del desempleo, deterioro de su tejido social e intentos xenófobos de detener la emigración. nación cultural y reivindicaron su fuerza civilizatoria que se recuperaba con la formación de sus Estados Nacionales. Aquí en América Latina, los movimientos populares en ascenso en todo el siglo XX, se expresaron en revoluciones tan radicales como la mexicana de 1910-17, el levantamiento sandinista y los varios levantamientos menores de los años 20 y 30, las revoluciones de Bolivia en 1952, de Guatemala en 1954, la cubana en 1958, y las experiencias gubernamentales llamadas despectivamente populistas, hasta las experiencias socialistas de Salvador Allende en Chile y las propuestas radicales de la revolución peruana, que traía a la escena política los militares progresistas como nueva fuerza revolucionaria. También representaron importantes marcos de la lucha continental los levantamientos guerrilleros que a pesar de varias derrotas terminaron victoriosos en Nicaragua e influenciaron fuertemente la retoma de la democracia en la región. Esta revolución multiforme está en marcha en América Latina y en gran parte de la humanidad. El fracaso del pensamiento único es mucho más profundo en las capas sociales más explotadas. Hay una nueva subjetividad que se desarrolla desde abajo hacia arriba cuestionando las soluciones individualistas y expresándose en nuevas formas de manifestaciones po-

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pulares, como las memorables marchas de los forum sociales que surgieron en Porto Alegre y se diseminaron por todo el mundo. Esta subjetividad emergente se refleja también en la votación masiva en gobiernos populares que se vienen instituyendo en América Latina, después de años de lucha para restablecer la democracia en la región, pero también en otras regiones del globo: Un militar insurrecto originario de las poblaciones pobres de Venezuela; un obrero que viene de las más sufridas capas de la sociedad brasileña; un indígena líder cocalero en Bolivia; un ciudadano médico en el Uruguay; un liderazgo peronista de provincia en Argentina; un ex obispo miembro de la teología de la liberación en Paraguay; un intelectual de la izquierda cristiana en Ecuador, y ahora un ex condenado, bajo la acusación de terrorista, en una posición importante de comando en el Perú. ¡¿Dios mío, dónde andan las oligarquías?! Ocultándose detrás de medios de comunicación al servicio de campañas de desprestigio y confrontación con estos nuevos liderazgos… Conspirando contra el despertar de sus pueblos. Intentando restablecer los golpes de Estado (pero con fuerzas armadas que conocieron el precio de servir a sus oligarquías y que no quieren someterse más a sus objetivos antinacionales). Buscando el camino del separatismo o atacando a sus países vecinos, apostando en la desestabilización del Continente Sudamericano, que empieza a unirse en torno de UNASUR. En todas estas ocasiones encontraron la oposición de la conciencia democrática que se afirma en la región donde una diplomacia más independiente comienza a hablar el lenguaje de nuestros pueblos y no de los dominadores. Hay mucho que hacer. Hay mucho que estudiar y comprender de esta nueva realidad. El pensamiento social latinoamericano está frente a desafíos colosales. Tiene sobreto-

do que volcarse hacia su propia realidad. Creemos que el legado de nuestro esfuerzo teórico deberá ser parte importante de estos nuevos intentos. Creo por lo tanto que este homenaje, que recibo, hoy corresponde a toda una generación, entre los cuales recuerdo el nombre de Ruy Mauro Marini y André Gunder Frank entre tantos otros. Aquí estoy en la tierra de los grandes pensadores latinoamericanos, entre los cuales destaca esta mente excepcional y esta dedicación revolucionaria que fue José Carlos Mariátegui. Aquí estoy en la Universidad Decana de las Américas, que entregó el honor de su Doctorado Honoris Causa a los libertadores de América Latina: San Martín y Bolívar. Pero también, más recientemente, reconoció el valor de la teología de la liberación, entregando su doctorado Honoris Causa a Gustavo Gutiérrez y reconoció el aporte fundamental de la teoría del sistema mundial homenajeando a Inmanuel Wallerstein. Me enorgullecen tan nobles y valiosas compañías. Aquí, en este templo del saber y de la libertad, les entrego mi gratitud, con la promesa de luchar por poner el conocimiento a servicio de nuestra emancipación, sumándome al gran movimiento de ideas que esta Casa abriga por historia y tradición.

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Fuente: Oficina de Relaciones Públicas Universidad Nacional Mayor de San Marcos Av. Universitaria /Av. Germán Amézaga s/n. Edificio Jorge Basadre Ciudad Universitaria, Lima 1 Central telefónica: 619-7000 rrpp@unmsm.edu.pe http://www.unmsm.edu.pe/

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Crisis de representación, lucha por el poder y surgimiento de la oposición en la Bolivia reciente Presentación

Por Germán Darío Valencia Agudelo* Profesor Asociado del Instituto de Estudios Políticos Universidad de Antioquia german.valencia@udea.edu.co

Bolivia, como ninguna otra nación suramericana, ha entrado en este siglo en un periodo de grandes transformaciones políticas: basta con decir que los tres partidos tradicionales, que desde mediados del siglo XX se habían alternado en el poder, han sido derrotados en las elecciones de diciembre de 2005. Su presidente actual, Evo Morales, de origen campesino e indígena, logró acumular en menos de diez años un respaldo político no calculado que le permitió, por un lado, el ascenso al poder con un nuevo partido (Movimiento al Socialismo –MAS–) y, por el otro, iniciar importantes reformas políticas y económicas como lo son una nueva constitución y la nacionalización de importantes empresas de hidrocarburos y telecomunicaciones. La explicación más recurrente que suele dársele a este giro en Bolivia, proviene de los críticos al modelo

* Una versión amplia de este texto se puede consultar en la revista Perfil de Coyuntura Económica, Nº 12, de la Facultad de Ciencias Económicas de la Universidad de Antioquia. El autor es miembro de los grupos de investigación Hegemonías, Guerras y Conflicto y Microeconomía Aplicada, de la misma universidad. Dirección electrónica: german.valencia@udea.edu.co y gdvalencia@ yahoo.com.

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Crisis de representación, lucha por el poder y surgimiento de la oposición en la Bolivia reciente

neoliberal. Estos le atribuyen la tendencia reformista al cansancio de la población por la difícil situación económica que vivía el país al llegar el siglo XXI, debido a la aplicación temprana de políticas de mercado (pues Bolivia fue, después de Chile, el segundo país suramericano en adoptar el modelo neoliberal (1985), que posteriormente se sintetizaron en el llamado Consenso de Washington1 (Fuente, 2002; Espinoza, 2003; Verdesoto, 2000). Como consecuencia de la aplicación del modelo, dicen los críticos, Bolivia se ha visto sumida en los más altos niveles de marginalidad, pobreza y exclusión (su población por debajo de la línea de pobreza supera el 60%), siendo rebasada en el continente americano sólo por Haití (Barrientos, Gómez y Rhenals, 2008)2. Sin embargo, y a pesar de lo cómoda y cierta que resulta esta tesis, la realidad es que el giro en Bolivia se debe en buena parte a la crisis de representatividad de los partidos tradicionales. Esta idea se evidenció en 2005 con la llegada al poder del movimiento de izquierda MAS y la derrota del Movimiento Nacionalista Revolucionario (MNR), del Movimiento Izquierda Revolucionaria (MIR) y del partido Acción Democrática Nacionalista (ADN), que durante más de 25 años se alternaron en el poder. El efecto inmediato fue el surgimiento de una oposición fuerte y contestataria proveniente de los partidos tradicionales y de la clase más pudiente de este país, que al verse afectada por las decisiones económicas de Evo, han generado el caldo de cultivo para que pueda, incluso, presentarse una guerra civil3. Para argumentar esta idea el texto se divide en tres secciones: la primera sintetiza la evolución y situación política de Bolivia antes de las elecciones de 2003, donde se anuncia el giro que de manera definitiva se toma en las elecciones de diciembre de 2005; en la segunda, se presenta la aparición política de Evo Morales y su posterior asenso al poder; y en la tercera, se muestra la dinámica política boliviana luego de las reformas de Evo, el surgimiento de la oposición y los resultados de los seis referendos que hasta el momento se han llevado a cabo.

Evolución de la política boliviana antes de 2003 Políticamente Bolivia se ha caracterizado por ser un país inestable: en su historia ha habido alrededor de 190 golpes de Estado y se han consolidado fuertes movimientos de resistencia civil, como los movimientos cocaleros e indígenas y los movimientos campesinos, que dan cuenta del inconformismo del pueblo con

Evo, de origen campesino y cocalero, logró crear en torno suyo un apoyo mayoritario de la población boliviana8; con un discurso antiglobalización, anti-Alca y anti-inversión extranjera, muy consecuente con los “malos” resultados que había generado el modelo.

sus gobernantes y de la falta de eficacia de los mismos (Torrico, 2006). Esta larga historia, antes de iniciar el siglo XXI, puede resumirse en tres grandes periodos: el primero ocurrió hasta mediados del siglo veinte, donde Bolivia era un país cuasi-feudal, gobernado por un Estado oligárquico, incomunicado y atrasado en todos los aspectos. Fue un período trágico que duró más de cien años, caracterizado por golpes de Estado e inestabilidad política (García L., 2003). El segundo se inicia en 1952, con la Revolución Nacional, en el cual se logró modernizar el país: se universalizó el voto, se reformó el sector agrario, se nacionalizaron las minas y se reformó la educación (Torrico, 2006, p. 233). Fue un periodo de grandes saltos, donde el Estado, a través de dictaduras, dirigía la economía; situación que pudo cuestionarse sólo llegada la década de 1980, cuando se presentó una profunda crisis económica que de nuevo generó la necesidad de cambios. Al iniciar los ochentas, Bolivia pasaba por un trauma macroeconómico de hiperinflación y por una parálisis estatal y crisis de gobernabilidad, manifiesto en la fuerte oposición política a través de paros nacionales, huelgas y marchas (Lazarte, 2005; Pinto, 2005). Finalmente, desde 1985 y hasta 2005, el gobierno boliviano estuvo en manos de tres partidos políticos: el Movimiento Nacionalista Revolucionario (MNR), el Movimiento Izquierda Revolucionaria (MIR) y el partido Acción Democrática Nacionalista (ADN) (Díaz, 2007). En 1985, Víctor Paz Estenssoro inauguró como

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presidente un periodo democrático caracterizado por la suscripción de pactos políticos entre partidos que así aseguraban el poder y garantizaban al ejecutivo un congreso complaciente (Torrico, 2006, p. 244). Estos tres partidos se rotaron en el poder durante dos décadas a través de las coaliciones que hacían en el parlamento y que permitía la elección del nuevo presidente de la república (García, 2003)4. Fue un trípode que funcionaba a través de acuerdos donde se pactaban cuotas burocráticas y participación en el poder (Bohrt, 2002). Acuerdos que se renegociaban al vaivén de quien llagara al poder y quisiera obtener el apoyo de la mayoría parlamentaria (García L., 2003). Durante los veinte años que funcionó esta alianza, la democracia se reducía al acto electoral, los ciudadanos dejaban en manos de los políticos las decisiones y estas eran tomadas de manera casi autoritaria por el gobierno de turno, después de hacer los pagos de favores por el apoyo que se le daba para ser elegido en el parlamento como presidente. El efecto positivo de esta dinámica perversa fue la continuidad y estabilidad política de Bolivia, una cosa casi ausente en la historia de este país; pero su contrapartida negativa fue la escasa legitimidad de los gobiernos y el creciente rechazo popular hacia los partidos tradicionales (Urioste, 2004). La población, consciente de los continuos escándalos de corrupción, aumentó a diario su rechazo a la clase política tradicional, a la vez que buscó mejores alternativas que produjeran un cambio en la inercia que traía la política boliviana (Alzate, 2004; Vacaflorez y Lizárraga, 2005). Un primer efecto fue la creación de nuevos partidos como Conciencia de Patria (Condesa), Unión Cívica Solidaria (UCS), la Nueva Fuerza Republicana (NFR) y el Movimiento al Socialismo (MAS) (los tres primero creados en la década de los noventa y el último en 2002) (García L., 2003; Calderón, 2003)). Un segundo efecto fue la disolución de la vieja coalición y el nacimiento de nuevas fuerzas en el parlamento; y, finalmente, el asenso al poder de Evo Morales en las elecciones de 2005 y el giro definitivo hacia una propuesta económica, política y social, que marca y marcará el nuevo rumbo de Bolivia (International Crisis Group, 2006; Mansilla, 2007; Romero, 2006).

La aparición de Evo Morales, su ascenso al poder y las reformas Evo Morales apareció en la contienda electoral

en 1997, cuando el sistema electoral permitió el ingreso de diputados por voto directo. En aquel año, con un grupo de dirigentes sindicales llamados Izquierda Unida (IU), se presentó a elecciones y fue elegido como diputado. A partir de ese momento Morales se presenta como un opositor al gobierno, haciendo duras críticas a la coalición y presentándose como un político ideológicamente radical y anti-sistema (anti-neoliberal). Como consecuencia, cinco años después, en enero 24 de 2002, Evo Morales fue expulsado del Parlamento, según los argumentos, por promover la violencia (Buitrago, 2006, p. 160). Este acto fue tomado como una ofensa nacional al campesinado que representaba Morales, aumentando sus adeptos, ya no sólo la clase campesina sino también otros movimientos sociales que Morales incluía en sus discursos (Stefanoni, 2005). Esta nueva ideología se aglutinó en el Movimiento al Socialismo (MAS) y ese mismo año Morales obtuvo el segundo puesto en las elecciones presidenciales, con un apoyo ciudadano de un 20,94%, pero que debido a la coalición existente en el Parlamento no logró llegar a la presidencia (Tapia, 2005, 2007). La reacción de la coalición en 2002 frente a la amenaza del MAS fue unirse y apoyar al candidato del MNR, Gonzalo Sánchez de Lozada, quien asumiría la presidencia de Bolivia. Fue un gobierno fugaz, en 2003 Sánchez renunció a su cargo tras señalar al país como ingobernable (Lacroix, 2007, p. 31), pues desde octubre de ese año en Bolivia se estaba presentado la llamada “guerra del gas”, donde el pueblo se opuso a su política energética. A partir de este año y hasta 2006 fueron cuatro los presidentes que tuvo Bolivia; fue un período de inestabilidad política y conflicto social; las protestas y manifestaciones fueron una constante en las calles. Tres años después, el 18 de diciembre de 2005, Evo Morales de nuevo se sometió al escrutinio público, logrando llegar al poder con un apoyo del 53.74%5. Fueron unas elecciones muy significativas, pues, además de elegir el presidente, se eligieron también quienes serían diputados y senadores en el Congreso Nacional, y por primera vez en la historia, también se elegirían los prefectos de cada uno de los nueve departamentos en que está dividida Bolivia. Tal vez por ello, en estas elecciones, se dio la más alta participación en los últimos 25 años (84.5%).6 Estas elecciones se realizaron en medio de una crisis

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Crisis de representación, lucha por el poder y surgimiento de la oposición en la Bolivia reciente

política y con graves confrontaciones permanentes y luchas por el poder (Mayorga, 2004)7. Evo, de origen campesino y cocalero, logró crear en torno suyo un apoyo mayoritario de la población boliviana8; con un discurso anti-globalización, antiAlca y anti-inversión extranjera, muy consecuente con los “malos” resultados que había generado el modelo. Propuso un giro en el modelo económico y social y acabar con la desconfianza que en el Estado se había generado, después del gobierno tripartita tradicional. Morales logró acceder al poder sin necesidad de negociar apoyos parlamentarios con ningún partido (Torrico, 2006, p. 244). Se propuso como una alternativa política real, alternativa y contraria a los políticos tradicionales que hasta ese entonces dominaban la arena política (Buitrago, 2006, p. 159). Con esto se marcó el derrumbe de la coalición y los partidos tradicionales y el tránsito al cuarto y actual periodo de Bolivia. Al llegar al poder Evo Morales, en enero 22 de 2006, planteó y realizó grandes reformas económicas e institucionales como la nacionalización de los hidrocarburos o renegociación de los contratos de arrendamiento y de la principal empresa de teléfonos. Ubicándose con esto al lado de Venezuela que, tratando de reversar el modelo de mercado, comenzó con la fijación de políticas sociales intervencionistas del Estado, aumentando el papel de éste en la economía, hasta el punto de nacionalizar varias industrias y expropiar la inversión privada e internacional (Olano, 2007; Pachano, 2006). La idea de Evo fue reorientar el papel del Estado, ausente y diezmado luego del embate neoliberal, reubicándolo en virtud de su papel como redistribuidor de recursos, diseñador de prioridades nacionales y como actor económico de primer nivel (Pinto, 2006; Mansilla, 2007; Viaña, 2007). Sin embargo fueron la reforma a la propiedad de las tierras y la nueva Constitución Política las reformas que más han generado polémica en el gobierno de Morales (Prada, 2007; Verdesoto, 2005). El tema de la tierra ha sido en Bolivia un problema estructural; históricamente este país ha presentado disturbios entre indígenas sin tierra y ciudadanos pudientes sobre todo de la región de Santa Cruz, pues el gobierno busca la redistribución de 2.2 millones de hectáreas de tierras entre colonos, campesinos e indígenas para combatir el tema de la pobreza rural (Urioste y Baldomar, 2008). Los terratenientes de Santa Cruz y otras regiones del oriente del país han rehusado a ser expropiados de sus tierras por parte de los habitantes del Occidente. Mientras tanto los indígenas que le dieron su voto a

Morales esperan que el gobierno les cumpla con la entrega de tierras de suelo fértil (Assies, 2006). Finalmente, frente a la nueva Constitución, la propuesta de Morales fue la de convocar a una Asamblea Constituyente que corresponde a la petición de los pueblos indígenas de obtener una mayor inclusión social y política en Bolivia (Chávez y Mograni, 2007; Cuba, 2006)9. Desde mediados de 2006, un referendo permitió que se eligieran 225 constituyentes para comenzar a elaborar la nueva Constitución boliviana, donde se han abordado temas como: las autonomías regionales, un nuevo modelo económico y la lucha de los indígenas contra la exclusión social. Entre las propuestas más novedosas se incluye la concesión de derechos exclusivos a los pueblos indígenas, la nacionalización de tierras y de todos los recursos naturales y la protección del cultivo de la hoja de coca. Además, una reforma educativa bilingüe e intercultural y una paridad política y ciudadana entre hombres y mujeres.

El surgimiento de la oposición y de los referendos En definitiva, fueron las reformas a la propiedad de las tierras y la nueva Constitución Política los temas que más rechazo y oposición han generado en Bolivia. Desde su llegada al poder, Evo Morales ha tenido que enfrentar un rechazo permanente de la oposición, a tal punto que hoy se habla de las dos bolivias. Una marcada división histórica, cultural e ideológica entre el occidente y el oriente del país, que trató de remediarse con la reforma de 1952, pero que se mantuvo y se agravó con las decisiones que tomó Morales. La zona occidental, que apoya a Morales, se encuentra en el altiplano o región andina, integrada por los departamentos de La Paz, Oruro, Potosí y Chuquisaca; es una región con altos índices de pobreza, analfabetismo y desempleo, que se caracteriza por ser agrícola, cocalera y minera, altamente poblada, la mayoría indígenas. En contraste, la zona oriental o Media Luna, se caracteriza por ser una región llana y tropical (abarca 2/3 partes del territorio), compuesta por los departamentos de Santa Cruz, Pando, Beni y Tarija; allí habita sólo un tercio de la población de Bolivia y predominan los mestizos y los blancos, además es un zona rica (generan el 80% del PIB boliviano), con alta concentración de la renta y que concentra los principales yacimientos de gas, petróleo, hierro y manganeso. Precisamente, en la zona rica oriental es donde

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con mayor fuerza se ha impulsado la iniciativa autonómica. Un proyecto político que nació en 2001, pero que debido a las reformas de Evo se impulsó con mayor fuerza por la oposición (Lacroix, 2007, p. 35)). Los habitantes de la Media Luna han esgrimido como principal argumento la idea que no se han sentido bolivianos, que están gobernados por un presidente racista y que por tanto no se sienten representados. Incluso los separatistas dicen que “no aceptan un indígena, un campesino, como presidente” (Redacción BBC Mundo, 2008). Las razones de estas demandas son obvias y se reducen a las económicas: no quiere perder este poder económico, ni redistribuirlo en las otras regiones pobres. Esta región al ser la más rica, es también la que mayores impuestos genera en el país, por tanto, le resulta más conveniente para sus intereses, tener una especie de constitución local10. Basados en el modelo autonómico español, proponen la creación de una policía propia y cobro y creación de impuestos, la elección directa del prefecto, una descentralización decisional y fiscal de los departamentos y la redefinición del modo de repartir las rentas por hidrocarburos. Lo que les daría los mismos poderes que un Estado independiente. Las reivindicaciones de autonomía departamental constituyen una nueva etapa de la lucha regionalista encabezada por las élites y empresarios locales, organizados en comités cívicos y con pretensiones de defensa de intereses económicos. Lavaud (1991, p. 212) caracteriza a esta iniciativa como “un conjunto de intereses particularmente imbricados, sino también sobre una red de asociaciones capaces de agrupar al conjunto de los sectores sociales locales detrás de la neo-oligarquía cuando se hace sentir la necesidad. Se nutre también de una ideología regionalista que enardecen los espíritus y empuja al combate”. Son empresarios que defienden los méritos de la empresa privada, la libertad económica y el regionalismo; y utilizan los medios de comunicación que poseen (más del 90% de los canales y prensa local les pertenece) para defender sus intereses. Constituyen lo que en teoría política se conoce como grupos de presión, con intereses bien definidos y dedicados a negociar y proteger lo que poseen o quieren aumentar. El Gobierno por su parte, como se desea, defiende los intereses nacionales, quiere redistribuir la riqueza y reducir la desigualdad regional. Un ejemplo es la decisión de Evo a finales de 2007, que el déficit pensional que actualmente tiene el país fuera cubierto por las

Entre las propuestas más novedosas se incluye la concesión de derechos exclusivos a los pueblos indígenas, la nacionalización de tierras y de todos los recursos naturales y la protección del cultivo de la hoja de coca. Además, una reforma educativa bilingüe e intercultural y una paridad política y ciudadana entre hombres y mujeres.

ganancias petroleras. Esta decisión causó malestar en los departamentos del oriente, especialmente en Santa Cruz cuyos habitantes sienten que son los únicos que contribuyen al desarrollo del país. El gobierno central, por su parte, considera que es necesario aumentar el gasto público en todos los departamentos; muestra de ello son los resultados parciales entre 2006 y 2007, donde se observa cómo, desde que inició su mandato, se presenta un crecimiento de la inversión pública en todos los departamentos, no importando si unos aportan más que otros en recursos, controvirtiendo la idea que sería menor la inversión en unos departamentos para pasársela a otros. Las formas como la oposición ha luchado contra Evo han sido variadas: han buscado fortalecer los partidos tradicionales, donde estas cuatro provincias concentraban el poder (MNR y MIR); han creado nuevos partidos con los que empresarios y terratenientes han salido a defenderse; y han utilizado el poder que tienen con los medios de comunicación (sólo una de las doce empresas de comunicaciones apoya el oficialismo). Pero la forma más utilizada para hacer la oposición ha sido a través de referendos. El primero en realizarse fue en el departamento de Santa Cruz, 4 de mayo de 2008, donde el “sí” a la autonomía triunfó con 85% de los sufragios. El segundo fue en Beni y el tercero en Pando, los dos en junio de 2008, quienes dijeron sí, a pesar del abstencionismo. Finalmente, Tarija cerró la serie de los cuatro referen-

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Crisis de representación, lucha por el poder y surgimiento de la oposición en la Bolivia reciente

dos autonómicos en Bolivia, el 22 de junio de 2008, que avalaron con más del 80% de los votos a favor el referendo autonómico. Ante esta situación crítica de oposición y lucha por la autonomía, Evo Morales quiso someterse, junto a su vicepresidente (Álvaro Marcelo García Linares11) y a ocho prefectos de los nueve departamentos, a un referendo revocatorio de mandato. Evo consideraba que era necesario, ante la situación de los cuatro referendos, someter su cargo a una consulta que lo ratificara o aislara del poder. Desde el 12 de mayo, cuando se supo la noticia, la oposición no paró de promover el “no” a la continuidad de Morales y de su vicepresidente. El domingo 10 de agosto de 2008 se realizó el quinto referendo, votaron 3.370.980 ciudadanos, que representa el 83,281% de los 4.047.706 ciudadanos habilitados para votar en el Padrón Nacional Electoral (Concejo Nacional Electoral, 2008), ratificando a Evo Morales con un 67,412% de los votos. Un 14% más del apoyo que obtuvo cuando a finales del 2005 fue elegido como presidente de los bolivianos. El pueblo también decidió sobre la continuidad de los prefectos o gobernadores de 8 departamentos del país. Después del referendo, el mapa político de Bolivia quedo así: los gobernadores de los departamentos de Santa Cruz, Pando, Beni y Tarija, opositores al gobierno Evo, fueron ratificados por recibir un apoyo superior al 50%. Pero, los gobernadores de la Paz y de Cochabamba, también opositores, fueron revocados por obtener menos del 36% del respaldo popular. Esto representa un fuerte golpe para la oposición, pues La Paz y Cochabamba cuentan con una gran importancia política en el país. En conclusión, con el referendo del 10 de agosto de 2008 quedó confirmado el apoyo que tiene en las urnas el gobierno de Evo Morales (de no haberse dado estos resultados, se debería convocar en un plazo no superior a 180 días la elección de un nuevo presidente). Evo Morales y su vicepresidente recibieron un apoyo de 14 puntos porcentuales por encima del obtenido en diciembre de 2005, cuando fueron elegidos por el pueblo. Este hecho ha tenido y tendrá un fuerte impacto en Bolivia, le ha dado legitimidad al gobierno y aumentado la gobernabilidad, dos aspectos que sin duda lo mantendrán durante el periodo para el cual fue elegido.

el primer semestre de 2008 no se presente, la población no salió a las calles y Santa Cruz no declaró su independencia. Además estos resultados prepararon el terreno para el sexto y último referendo (hasta la fecha) sobre la aprobación o no de la reforma constitucional, en febrero de 2009. En éste, igualmente, hubo una participación masiva (3.8 millones, la más alta en la historia), y según resultados parciales, fue aprobado el texto constitucional por un 61.4%, con similares resultados por departamento al quinto referendo12. Sin embargo, y a pesar de los buenos resultados para Morales, se puede decir que hay un empate técnico hasta el momento entre gobierno y oposición. El último referendo así lo evidencia: por un lado, el nuevo texto constitucional fue aprobado, reconociendo la coca como patrimonio cultural y factor de cohesión social, la diversidad idiomática (como oficiales a 36 lenguas indígenas), el principio de soberanía militar (se prohíben las bases militares extranjeras), la propiedad colectiva, el derecho irrenunciable e imprescriptible de Bolivia al Océano Pacífico, entre otros temas que Morales y el electorado que representa defienden; pero, por el otro, se tuvieron que modificar más de 100 de sus 411 artículos presentados originalmente por la Asamblea Constituyente y se establecieron cuatro niveles de autonomías, que obligan a la aprobación de una ley de descentralización que regulará, entre otros, la elaboración de los estatutos autonómicos de las nueve regiones del país, que tendrán competencias exclusivas, por ejemplo, la legislativa, y que resulta sin duda una victoria para la oposición. En este sentido el reto que enfrentará Bolivia en 2009 es grande: deberá realizar reformas en el poder judicial, reformar institucionalmente el Estado, aplicar el régimen de autonomías y reemplazar el actual Congreso por una Asamblea Legislativa Plurinacional que se encargará se citar a comicios generales en diciembre de 2009. Se espera entonces, que en lo político, la oposición continúe con su trabajo separatista y dialogando con el gobierno para evitar un mayor cisma político en el país, que definitivamente afectaría sus negocios y aminoraría su poder. La oposición sabe que por vía de las armas es difícil llegar al poder. Por su parte Evo sabe que tendrá que negociar con la oposición, que habrá que concederles ciertos beneficios, pero no querrá ceder mucho.

Esta nueva situación ha provocado que, por un lado, el desenlace violento que se avizoraba durante —40—

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5. El ascenso de Morales al poder refleja una convergencia de antiguos movimientos de izquierda con el despertar político de los indios quechuas y aymaras, quienes constituyen la mayoría de la población. 1.554.374 bolivianos respaldaron a Evo Morales. Este juró a la Presidencia el 22 de enero de 2006, como el único mandatario respaldado por más de la mitad de los votantes en un cuarto de siglo.

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Notas 1. A mediados de la década de 1980 Bolivia inició la ola de privatización de empresas, apertura de fronteras al comercio internacional, reducción del papel del Estado en la economía y liberalización de la mayoría de mercados; además, de una reforma laboral consistente en congelación de sueldos y salarios y libre contratación de trabajadores. 2. Entre 1990 y 2002, el 62.7 por ciento de la población vivía en condiciones de pobreza, el 34.3 por ciento con menos de $2 dólares diarios y el 14.4 por ciento con menos de $1 un dólar (PNUD, 2005). 3 Para algunos, la tesis desde lo económico es evidente y la más importante, pues incluso el mismo Evo Morales en sus planteamientos políticos es recurrente en utilizar argumentos económicos y antisistema; sin embargo esto lo hace con la finalidad de ganar adeptos y de diferenciarse de los otros candidatos que son cercanos al Estado y la defensa del mercado. 4. La constitución boliviana no tiene permitido la segunda vuelta en caso de no obtener la mayoría en las elecciones

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6. En Bolivia el voto es obligatorio, según lo estipula el Art. 6 de la Ley 1984 (Código Electoral). En 1979, la participación electoral fue del 90.5 por ciento; durante los últimos 25 años, la votación promedio había sido del 73.6 por ciento (Lazarte, 2005, p. 645). 7. En octubre de 2006 se produjeron duros enfrentamientos entre mineros sindicalizados que trabajaban para el Estado y mineros cooperativistas o independientes con un saldo de 16 muertos a causa de ataques con dinamita 8. Evo Morales, de 48 años, proviene de una pobre familia aymara del altiplano boliviano. Cuando una grave sequía azotó Bolivia, a principios de la década de 1980, Morales y su familia se trasladaron a la región productora de coca de Chapare, donde una década más tarde emergió como líder sindical y empezó una carrera política que lo enfrentó con las campañas antidrogas de Estados Unidos.

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¿Es posible hablar de justicia económica global? Por Francisco Cortés Rodas Profesor Instituto de Filosofía Universidad de Antioquia franciscocortes2007@gmail.com

9. La Asamblea Constituyente surgió tras las manifestaciones de los últimos años de las clases más pobres y de los indígenas para acabar con la exclusión y la injusta distribución de la riqueza. Estas reivindicación aparecieron en 2000 con el conflicto social que se dio en aquel momento con los movimientos sociales en contra de la privatización del agua en Bolivia (Lacroix, 2007, p. 32; Ruíz, 2008). La idea con una nueva Constitución es buscar el reconociendo en ella un país pluricultural y multilingüe. Idea que se había forjado desde 1952 cuando se realizó la revolución boliviana que buscó la unificación de la nación en una sola cultura, lengua y religión. Sin embargo este falso sueño, resultado de la forma tradicional como se construye la idea de nación, se vio cuestionado al llegar el nuevo siglo. La población comenzó a reconocerse y valorar su condición de de manera pública como indígena (en el censo de 2001 el 62% de la población se consideraba a sí mismos como indígenas). 10. Esto a pesar de que la Constitución Política boliviana incluye la descentralización en su articulado dividiendo políticamente el territorio en departamentos, regiones, provincia municipal e indígena. 11. Al igual que el presidente Evo Morales, a su vicepresidente Álvaro García fue duramente criticado por la oposición y tildado de terrorista, dado que éste había participado de las acciones llevadas a cabo por el Ejército Guerrillero Tupak Katari (Díaz, 2007, p. 137). 12. En el referendo también se preguntó a los bolivianos sobre la superficie máxima de tierras para que no sea considerada latifundio, un 70,16 por ciento votó por la opción de cinco mil hectáreas; mientras que un 28,70 votó por la opción de 10 mil hectáreas.

Una primera respuesta a esta pregunta dice que el ideal liberal de justicia social, conseguido en las sociedades democráticas de occidente, debe extenderse al mundo en su totalidad. Esto quiere decir que los principios que afirman las libertades individuales civiles y políticas, la igualdad de oportunidades y el principio de equidad social, deben aplicarse a la “estructura básica” global. Los defensores de la justicia global buscan darle así una dimensión global o cosmopolita a la idea de justicia distributiva. Esto significa que la distribución y asignación de los derechos, los bienes y las oportunidades debe ser realizada en el mundo entero por encima de las pretensiones de soberanía de los Estados y de las pretensiones de derechos individuales adquiridos por los ciudadanos de cada Estado particular. Esto quiere decir, en el lenguaje de los

La transformación del orden global implica introducir consideraciones de justicia económica en las relaciones entre los Estados. Introducir este tipo de consideraciones en las relaciones entre los Estados significa que la justicia global constituye un problema político en el actual orden internacional. —43—


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¿Es posible hablar de justicia económica global?

derechos humanos, que el conjunto de los derechos humanos, civiles, políticos y económicos, debe ser garantizado sin limitaciones a lo largo del mundo entero. Los defensores de la justicia global sostienen que aproximadamente 2.800 millones de personas –cerca de media humanidad en 2006– viven debajo de la línea de pobreza1. Alrededor de un tercio de todas las muertes humanas, unas 50.000 diarias, se deben a causas relacionadas con la pobreza. Según la OMS, aproximadamente 18 millones de seres humanos mueren cada año de forma prematura por deficiencias médico sanitarias fácilmente subsanables y por lo tanto evitables en la medida en que la pobreza es evitable2. La crudeza de estos datos y la implicación del orden económico mundial en el aumento de la pobreza, permite mostrar a los defensores de la justicia económica global, que las situaciones de pobreza extrema y miseria existentes en los países del mundo subdesarrollado constituyen un problema de justicia económica global3. Estas afirmaciones son seriamente controvertidas por parte de importantes teóricos de la tradición liberal y del realismo político. El hecho de que existan tan grandes desigualdades y que se den situaciones de pobreza extrema y miseria en los países más pobres del mundo no quiere decir necesariamente que éstas son injustas y que el orden internacional debe reestructurarse en términos de una dimensión global o cosmopolita de la idea de justicia distributiva4. “Justicia económica global” es un concepto inaceptable para el realismo. El realismo en su forma más extrema afirma que las consideraciones morales y de justicia simplemente no aplican cuando un país trata con otros países o con extranjeros. Más bien, la obligación que tiene un país en su política exterior es perseguir su interés propio, principalmente a través del incremento de su poder. Los realistas consideran que la justicia puede ser una virtud dentro de la sociedad, pero es completamente irrelevante entre los Estados puesto que cada uno de ellos persigue de forma legítima su propio interés, independientemente de los intereses de los otros y de consideraciones de justicia. Rawls rechaza también el concepto de justicia económica global. En su perspectiva política, la ausencia de justicia global no constituye un problema político en el actual orden internacional. La justicia económica global es una ficción. No existen obligaciones de justicia a nivel global. Rawls rechaza por esto que se requiera de una reforma del orden internacional en consonan-

... el conjunto de los derechos humanos, civiles, políticos y económicos, debe ser garantizado sin limitaciones a lo largo del mundo entero. Los defensores de la justicia global sostienen que aproximadamente 2.800 millones de personas –cerca de media humanidad en 2006– viven debajo de la línea de pobreza. Alrededor de un tercio de todas las muertes humanas, unas 50.000 diarias, se deben a causas relacionadas con la pobreza.

cia con las demandas de justicia global. Para Rawls la justicia es algo que debemos, a través de nuestras instituciones compartidas, sólo a aquellos con quienes estamos en una relación política estrecha5. Este componente igualitario no aplica a las relaciones entre una sociedad y otra o entre los miembros de diferentes sociedades. Rawls limita así las obligaciones de justicia a las relaciones en las que las personas están en una comunidad nacional unidas a través de la aceptación común de una concepción de justicia y excluye de estas relaciones a las personas que viven en sociedades nacionales diferentes. De forma similar al filósofo norteamericano, Habermas mostró que al pasar del orden doméstico de la justicia al orden internacional no se pueden hacer valer en este último las exigencias de justicia vinculadas a los derechos constitucionales reconocidos a los ciudadanos6. Para Habermas las exigencias de justicia están conectadas a los derechos civiles y políticos reconocidos a los ciudadanos de cada Estado particular. Las obligaciones de justicia económica y social solamente aplican a las relaciones en las que las personas están en una comunidad nacional unidas a través de la aceptación común de una concepción de justicia. Por esta razón piensa que las obligaciones domésticas de justicia económica y social deben separarse de las obligaciones de justicia

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de la comunidad internacional e interpretarse estas últimas no como demandas de realización de los derechos humanos, sino como aspiraciones políticas. Tanto Rawls como Habermas proponen en sus respectivos modelos una diferenciación de deberes y de tareas, que resultan de establecer dos estándares de justicia y dos tipos de deberes para los respectivos contextos doméstico e internacional de la justicia. Según la división de tareas propuesta en el modelo de Rawls, la función que tiene la comunidad internacional de proteger los derechos humanos consiste únicamente en el deber de prevenir violaciones masivas de los derechos humanos que resulten de conflictos armados o guerras, de limpieza étnica y genocidio. Ella no tiene nada que ver con el asunto de garantizar deberes igualitarios de justicia o con el aseguramiento de las condiciones socioeconómicas para proteger los derechos humanos. Su función se restringe exclusivamente a salvaguardar la paz e imponer los derechos humanos a escala global. En el modelo de Habermas están dividas igualmente las funciones y tareas que tienen las diferentes unidades del sistema en el plano supranacional, transnacional y nacional. En el nivel supranacional, la organización mundial reformada, debe ocuparse de la protección de los derechos humanos más elementales de la población mundial que puedan resultar violados por acciones militares o armadas tales como guerras de agresión, limpieza étnica y genocidio y, debe alejarse de cualquier objetivo político relacionado con la economía, es decir, que incida en cuestiones de distribución equitativa. En el nivel transnacional, las principales potencias se ocuparían de las inmensas tareas de una política interior mundial que consisten en “superar los extremos desniveles de bienestar en la estratificada sociedad mundial, en invertir los desequilibrios ecológicos, en prevenir las amenazas colectivas y en generar con el diálogo de las civilizaciones mundiales un entendimiento intercultural”.7 Esta división de deberes y de tareas, que resultan de establecer dos estándares de justicia y dos tipos de deberes para los respectivos contextos de justicia, nacional, transnacional y supranacional, es problemática, porque Rawls y Habermas optan claramente aquí por una interpretación minimalista de lo que significa asegurar la paz y promover los derechos humanos y, de esta manera reducen las tareas propias de la comunidad internacional exclusivamente al deber negativo de prevenir viola-

¿Es posible, entonces, hablar de justicia económica global? Ciertamente lo es si se considera que lo que se demanda desde el punto de vista de la justicia global es la transformación del orden global por estar en evidente contradicción con los requerimientos de justicia. ciones masivas de los derechos humanos debidas a conflictos armados, tales como la limpieza étnica o el genocidio y excluyen con esto aquellas violaciones que puedan tener un origen económico. Pero, ¿es verdaderamente plausible pensar que desde un punto de vista normativo, todo lo que la justicia exige de la comunidad internacional es solamente asegurar y proteger los deberes negativos de salvaguardar la paz e imponer los derechos humanos a nivel mundial y que un fin más ambicioso, como el de prevenir las violaciones de los derechos humanos que tengan origen económico, no puede ser vinculado a un proyecto de reestructuración del orden económico y político mundial? Thomas Pogge ha desarrollado una propuesta que me parece da una respuesta muy atractiva a esta pregunta y que permite mostrar cómo es posible hablar de justicia económica global. En su libro La pobreza en el mundo y los derechos humanos y en otros ensayos posteriores argumenta a favor de una amplia transformación de la actual “estructura básica internacional”, la cual considera está en flagrante contradicción con los requerimientos de justicia.8 Para determinar la responsabilidad que los países más desarrollados tienen en la implementación de las políticas que han generado un aumento de la desigualdad y la pobreza en el mundo, Pogge muestra que hay una relación causal que vincula las situaciones de pobreza existentes en muchas regiones del mundo con el beneficio que han obtenido los países más ricos, las grandes multinacionales y corporaciones internacionales y los grupos más poderosos de las organizaciones políticas de los países pobres. Mediante el establecimiento de esta relación da las

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razones para afirmar que el actual orden económico mundial es injusto y que por esto se requiere plantear tanto una reforma de aquellos órdenes institucionales globales como el privilegio internacional de reservas y de préstamos, y de instituciones como el Banco Mundial, el FMI, la OMC, así como implementar una propuesta de justicia redistributiva de bienes a nivel mundial. Muestra que es falsa la tesis defendida por Rawls, según la cual las situaciones de pobreza propias del mundo subdesarrollado no son un problema de justicia económica global.9 Considera que el problema del aseguramiento y protección de los derechos humanos por parte de la comunidad internacional debe incluir tanto los deberes negativos de salvaguardar la paz e imponer los derechos humanos, como los deberes negativos de protección de los derechos humanos de origen económico.10 Pogge considera que las sociedades más ricas tienen el deber negativo de ayudar y compensar a las más pobres y piensa que esta compensación es debida a que ellas tienen una responsabilidad “negativa” por haber originado o por mantener esa miseria. No es una responsabilidad moral de ayudar a quien está en necesidad, es más bien, una responsabilidad por razones de justicia. ¿Es posible, entonces, hablar de justicia económica global? Ciertamente lo es si se considera que lo que se demanda desde el punto de vista de la justicia global es la transformación del orden global por estar en evidente contradicción con los requerimientos de justicia. Está en contradicción con los requerimientos de justicia porque afecta de forma negativa a los más pobres. Afecta de forma negativa a los más pobres porque los trata injustamente. Los trata injustamente porque les viola los derechos humanos. Les viola los derechos humanos porque sostiene un orden global que ha servido para fortalecer la posición de dominio de los países más ricos y de las elites de los países pobres. La transformación del orden global implica introducir consideraciones de justicia económica en las relaciones entre los Estados. Introducir este tipo de consideraciones en las relaciones entre los Estados significa que la justicia global constituye un problema político en el actual orden internacional.

Notas 1. Sobre el análisis de estos cálculos véase: Thomas Pogge, World Poverty and Humans Rights, Polity Press, Cambridge, 2002, p. 196 ss. 2. WHO (World Health Organization), The World Health Report 2003. Geneva: WHO Publications, 2003 <www. who.int/whr/2003>. 3. Algunas de las propuestas de justicia global se encuentran en: Charles R. Beitz, Political Theorie and International Relations, Princenton, N.J., 1979. Henry Shue, Basic Rights: Subsistence, Affluence, and US Foreign Policy, Princeton, 1996. Thomas Pogge, Realizing Rawls, Ithaca/ London, 1989. “Rawls and Global Justice”, en: Canadian Journal of Philosophy, No. 18, p. 227-256. “Cosmopolitanism and Sovereignty”, en: Ethics 103, p. 48-75. “An Egalitarian Law of Peoples”, en: Philosophy and Public Affairs No. 23, p. 195-224. John Mandle, Global Justice, Polity Press, Cambridge, 2006. Regina Kreide, Globale politik und Menschenrecte, Campus Verlag, Frankfurt, 2008. Simon Caney, Justice Beyond Borders. A Global Political Theory, Oxford University Press, 2006. 4. Esta posición ha sido defendida entre otros por: John Rawls, “The Law of Peoples”, Cambridge, Mass., 1999, p. 116-118. Wolfgang Kersting, Recht, Gerechtigkeit und demokratische Tugend, Suhrkamp, Frankfurt am Main,1997, p. 253, 278. David Miller, “Justice and Global Inequality, en: Inequality, Globalization And World Politics, Edited by Andrew Hurrell and Ngaire Woods, Oxford University Press, Oxford, 1999, p. 187-210 5. Rawls John, “The Law of Peoples”, Cambridge, MA, Harvard University Press, 1999, p. 12. 6. Véase Habermas J.: “La idea kantiana de paz perpetua. Desde la distancia histórica de doscientos años”, en: Isegoría. Revista de Filosofía Moral y Política, No. 16, 1997, Madrid, p.61-90. La Constelación Posnacional. Ensayos Políticos, Paidós, Barcelona, 2000. “Hat die Konstitutionalitierung del Völkerrechts noch eine Chance?, en: Der gespaltene Westen, Suhrkamp, Frankfurt am Main, 2004. “Una constitución política para una sociedad mundial pluralista”, en: Entre naturalismo y religión, Paidós, Barcelona, 2006. 7. Habermas, “Una constitución política para una sociedad mundial pluralista”, Op.cit., p. 326-336. 8. Pogge Thomas, World Poverty and Human Rights, Oxford: Polity, 2002, Véase también: “’Assisting’ the Global Poor,” in The Ethics of Assistance: Morality and the Distant Needy, ed. Deen K. Chatterjee (Cambridge: Cambridge University Press, 2004), pp. 26-88; “Severe Poverty as a Violation of Negative Duties,” Ethics and International Affairs 19, 1 (2005), pp. 55-83;“Severe Poverty as a Human Rights Violation,” in Freedom From Poverty as a Human Right, ed. Thomas Pogge (Oxford: Oxford University Press, 2007), pp. 11-53. 9. Pogge Thomas, “Rawls and Global Justice”, en: Canadian Journal of Philosophy, No. 18, p. 229 ss. 10. Pogge Thomas, World Poverty and Human Rights, Op.cit., p. 129 ss.

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Lenguaje, propaganda y poder Por Francisco Omar Herrera A. Profesor de Teoría General del Estado Facultad de Derecho Universidad de los Andes omarherrera10@gmail.com

Resumen

Abstract Significant segments of Colombian society, despite their precarious situation still support President Alvaro Uribe. This article analyzes language manipulation and propaganda as means to alter reality and induce groundless beliefs among people, favoring the undisputed acceptance of government’s decisions. A major axe of the research is build around the existence of an elite that, on behalf of democracy, exerts domination over the society. Despite the findings, it is still possible for dominated sectors to make use of language to unveil the deceiving deformations of Government’s statements, and to build common political spaces where interests, concerns and projects can be unified. Key words: power, language, propaganda, obedience, political system.

Significativos segmentos de la sociedad colombiana manifiestan complacencia con el gobierno del presidente Uribe Vélez, no obstante las precarias condiciones de existencia en que se debaten esos grupos. El artículo analiza la manipulación del lenguaje y de la propaganda para adulterar la realidad, inducir creencias y deseos en los gobernados tendientes a crear estados de ánimo propicios a la aceptación voluntaria de las decisiones del poder. La reflexión conduce a postular que la vida política colombiana se caracteriza por la existencia de una élite que, a nombre de la democracia, ejerce dominación sobre el conjunto de las relaciones sociales; contra esa dominación es dable a los sectores dominados utilizar, entre otros instrumentos, el poder del

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lenguaje para develar las artificiosas deformaciones del habla oficial, proponer otros mundos y construir espacios comunes para la acción política donde se unifiquen intereses, reclamaciones y proyectos. Palabras clave: poder, lenguaje, propaganda, obediencia, discurso, sistema político.

La manipulación del lenguaje y de la propaganda que hace el poder nada tiene que ver con procesos argumentativos propios del debate democrático entre sujetos racionales. Se trata, generalmente, de la formulación de afirmaciones sentenciosas con acentos de verdad inconcusa con las que se pretende la descripción de fenómenos o circunstancias, acomodadas al interés del poder; o, peor aún, de simples invectivas con las que se pretende y se logra la descalificación del contrario.

Introducción En la indagación sobre las razones por las cuales los detentadores del poder obtienen la obediencia de los sectores sometidos, incluso con la voluntaria y gustosa aquiescencia de éstos, es de fuerza considerar la existencia de mecanismos que, más allá del ejercicio de la coerción física sobre los cuerpos, producen en los gobernados una especie de estado sicológico que los induce a aceptar voluntariamente el orden establecido e, incluso, a asumirlo como natural y por tanto imposible de modificar. El tema ha sido objeto de juiciosas indagaciones1 con resultados ampliamente esclarecedores. No me propongo, por tanto, ir más allá de las elaboraciones teóricas ni de las categorías que han alimentado el debate en los últimos decenios. De lo que se trata es, simplemente, de una aproximación a la realidad colombiana para intentar develar, con la ayuda de los aportes construidos desde la filosofía política, alguna de las formas y procedimientos con los que, en los últimos seis años de la vida nacional, ha logrado el poder producir y mantener esa especie de “embrujo” colectivo al que se refirió el grupo de pensadores que integra la Plataforma Colombiana de Derechos Humanos, Democracia y Desarrollo2. Dentro de las múltiples formas y procedimientos que inducen a la obediencia, el poder utiliza al lenguaje y a la propaganda. Al primero para modificar la realidad o crear realidades virtuales. La segunda para interiorizar en los gobernados las visiones adulteradas de la realidad que convienen al poder. Habré de postular, entonces, que desde el poder, primero para su adquisición y, luego, para su mantenimiento se elaboran ficciones, fantasías e ilusiones, se crean, transforman y producen realidades, todo destinado a generar en el inconciente colectivo un estado de ánimo proclive a la asunción acrítica de las decisiones del poder, incluso la de perpetuarse, y a permitir consensos facilitadores de la gobernabilidad. Y que, mediante los usos sistemáticos de la propaganda, del control o decisiva influencia sobre los medios de comunicación, las ilusiones y fantasías logran anidarse en las mentalidades ciudadanas hasta lograr traducir-

do sicológico afín a la aceptación de la dominación tienen tiempo, espacio y estados de ánimo de los destinatarios del poder, no haré mayores profundizaciones entre otras razones por la precariedad de mis conocimientos en torno a los procesos mentales y las maneras de sentir en los seres humanos. Mi reflexión está animada por el propósito de aportar instrumentos que arrojen algunas luces en orden a facilitar mi propia comprensión y entendimiento de esa oscura faceta de las relaciones gobernante / gobernados y, sobre todo, las razones por las cuales, en el caso concreto de la vida nacional, no obstante la marginalidad, el desempleo y, en general, la precariedad en las condiciones de existencia en que se debaten amplias masas poblacionales, los índices de aceptación de los actuales gobernantes se mantienen significativamente altos3. Aspiro, también, a que esas luces contribuyan a la asunción de posturas axiológicas de cara al actual ejercicio del poder, a sus rasgos autoritarios, y, por supuesto, a la acción política de quienes procuramos una sociedad asentada en los principios de auténtica democracia, la justicia social y el respeto a la ley.

Del lenguaje y su capacidad para producir realidades se en actitudes y comportamientos funcionales a los intereses de quienes detentan el poder. La manipulación del lenguaje y de la propaganda que hace el poder nada tiene que ver con procesos argumentativos propios del debate democrático entre sujetos racionales. Se trata, generalmente, de la formulación de afirmaciones sentenciosas con acentos de verdad inconcusa con las que se pretende la descripción de fenómenos o circunstancias, acomodadas al interés del poder; o, peor aún, de simples invectivas con las que se pretende y se logra la descalificación del contrario. Pretendo también poner de presente aquello que, en los casos concretos que habré de examinar, la ficción y la fantasía quiere ocultar, deformar o maquillar. Es evidente que ese proceso en virtud del cual se logra en los gobernados la adquisición de creencias y la aceptación voluntaria de las decisiones del poder requiere, además del uso adulterado del lenguaje y de la propaganda, unas circunstancias de tiempo y espacio especiales y unos estados de ánimo en los dominados que hagan posible y exitosa la interiorización de las creencias. Con todo, no obstante la importancia que para el logro de ese esta-

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Una advertencia previa: las complejas relaciones entre el lenguaje y el mundo de la vida escapan, en mucho, a mi formación teórica de abogado y de tímido buceador en las aguas de la filosofía política. No obstante esas limitaciones, percibo desde mi experiencia docente y a partir de un enfoque constructivista que el lenguaje es eficaz mucho más que para hacer descripciones del mundo capturado por los sentidos, y que el sujeto mismo, frente a ese mundo exterior, tiene una condición que va más allá de la de mero recibidor pasivo de sensaciones. El ser humano interactúa con la realidad y para ello encuentra en el lenguaje un instrumento de acción con el que le es dable apropiarse de esa realidad, modificarla, crear nuevas realidades. El lenguaje, como lo anota Maturana4, es un fenómeno biológico e histórico íntimamente relacionado con la transformación del cerebro y la evolución de la vida humana que permite, en primer lugar, aprehender la realidad percibida sensorialmente para describirla mediante una serie de significantes y significados elaborados culturalmente; pero, amén de instrumento para esa apropiación, el lenguaje es vehículo de las relaciones intersubjetivas que afirman, posibilitan y demuestran la condición social del ser humano, al tiempo que posee, también, la facultad de convertirse en constructor de

realidades o en modificador de la mismas y, además, en constructor de sueños y ficciones capaces de generar deseos y acciones en los seres humanos, lo mismo si se les considera de manera individual que a la manera de clases o colectivos sociales. El lenguaje no es un vehículo neutral ni absolutamente objetivo en cuanto es atributo esencial del homo sapiens. Es decir, por ser una propiedad constitutiva de lo humano está siempre teñido de subjetividad y contiene y expresa las valoraciones políticas, morales y emocionales de los hablantes; esto explica que, en tratándose de mediar entre relaciones sociales de poder, sirva a cada uno de los sujetos de la relación para procurar inducir en el otro acciones u omisiones que no ocurrirían si no existiera la persuasión del argumento o, como aquí lo postulo, la fuerza de la consigna o la sentencia dogmática que se expresan, uno y otra, mediante significantes y significados. Foucault advierte sobre la imposibilidad de disociar las relaciones de poder, o el ejercicio del mismo, de la fuerza del discurso5. Naturalmente que en tratándose de relaciones asimétricas –y las del poder político lo son en grado sumo–, la capacidad persuasiva del lenguaje está en proporción directa con la fortaleza del hablante; de esa manera podemos predicar que, en general, quienes posean lo que Bourdieu denomina “metacapital”6 están en mejores condiciones para lograr que su discurso y su interpretación o adulteración de la realidad penetre en la subjetividad del gobernado para producir en éste estados de ánimo compatibles con los intereses y finalidades del detentador de la mayor fortaleza. Esta condición de vehículo portador de valoraciones políticas y emocionales que caracteriza al lenguaje aparece con claridad en el caso colombiano, razón por la cual habré de referirme a los meses finales del gobierno de Andrés Pastrana y a algunos de los más destacados acontecimientos ocurridos en lo que va corrido del gobierno de Uribe Vélez, para tratar de encontrar cómo el discurso de los más poderosos deforma, colorea y, en fin, recrea la realidad en el propósito de procurar consensos en torno a sus políticas, incluso aquellas que apuntan a la perpetuación en el poder. Para el efecto es preciso recordar la ocurrencia de multiplicidad de sucesos que agitaron la vida nacional por los años 2001-2002: el frustrado proceso de negociación con las Farc; el incremento de los secuestros mediante la modalidad de las llamadas pescas

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litiquería se dio comienzo a una bien orquestada campaña que finalizó con el triunfo, en la primera vuelta, del candidato que ofrecía esos tres bienes.

El lenguaje no es un vehículo neutral ni absolutamente objetivo en cuanto es atributo esencial del homo sapiens. Es decir, por ser una propiedad constitutiva de lo humano está siempre teñido de subjetividad y contiene y expresa las valoraciones políticas, morales y emocionales de los hablantes

milagrosas; la desbordada barbarie paramilitar con sus manifestaciones de insania y de crueldad; el desplazamiento forzado de miles de compatriotas; el fracaso en la lucha contra el narcotráfico, pues no obstante las fumigaciones sobre amplias zonas del territorio, incluso con grave daño ambiental, la producción y tráfico de cocaína se mantuvo constante; las consecuencias de la desaceleración económica, expresadas, entre otros indicadores, por altas tasas de desempleo7, expectativas de un mediocre crecimiento del PIB8; en fin, todo un conjunto de sombríos presagios en las esferas del orden público, la economía y lo social. En ese marco de malaventuras y dificultades hubo de cumplirse el proceso tendiente a la sucesión presidencial y la integración de la rama legislativa del poder público para el periodo 2002-2006. La campaña electoral estaba, pues, signada por la sensación de inseguridad, desesperanza e incertidumbre, circunstancias sicológicas suficientes para que, al lado de los factores témpora-espaciales, se diera un terreno propicio para que la fuerza del lenguaje determinara el inmediato curso de los acontecimientos. Empresarios, banqueros, ganaderos, industriales del banano y algunos políticos (de los cuales varios de ellos, más adelante, habrían de resultar comprometidos en las investigaciones de la Corte Suprema de Justicia por parapolítica9), constituyeron un movimiento con vocación de poder. Con el respaldo del gran capital y con mucha audiencia en los medios de comunicación que con generosidad facilitaron sus recursos informativos, bajo la dirección de Álvaro Uribe y a partir de tres ejes programáticos10: lucha contra el terrorismo, la corrupción y la po-

Vale la pena destacar algunos aspectos del discurso de campaña y la forma como con el mismo los detentadores del poder económico, encarnado en el candidato Uribe Vélez, lograron escamotear la realidad, generar en el inconsciente colectivo sueños y esperanzas, manipular odios y temores hasta producir la adhesión de las mayorías electorales. Mediante procedimientos en los que se hizo uso de las modernas tecnologías de la comunicación, marketing y publicidad, todo con el sólido respaldo de las chequeras empresariales, el lenguaje obtuvo con relativa facilidad resultados con ribetes taumatúrgicos, así: previa exacerbación de los miedos y de los odios colectivos por y contra las acciones de las Farc, no obstante que el fracaso de las gestiones de paz con ese grupo corrieron por cuenta del gobierno conservador de Andrés Pastrana, el discurso logró que el costo del funesto final de las negociaciones en el Caguán recayera sobre el candidato liberal Horacio Serpa a quien, incluso, se le imputó una supuesta afinidad con la insurgencia, no obstante su conspicua vinculación con el establecimiento. A pesar de la conocida y pública profesionalidad política de Uribe, de su estirpe partidista, de su antigua vinculación y militancia con el partido liberal11, la habilidosa utilización del lenguaje de campaña llevó a los colombianos a percibirlo como inmaculado y libre de todas las taras, en tanto sobre su adversario y su partido se colgaron los lastres derivados del gobierno de Ernesto Samper y sus relaciones con dineros del narcotráfico, amén de todas las censurada prácticas de clientelismo y corrupción. En esa forma se planteó a los electores el falso dilema de escoger entre el puro e incontaminado adalid de la lucha por la seguridad, de un lado, y del otro la encarnación de la corrupción, la politiquería y la debilidad frente a la guerrilla. La capacidad del discurso para escamotear la realidad y producir en su lugar apariencias logró su culmen mediante la reducción de toda la complejidad que caracteriza a la problemática nacional a sólo tres temas: terrorismo, politiquería y corrupción, asuntos que se resolverían, supuestamente, con el mismo criterio reduccionista: seguridad democrática versus terrorismo; meritocracia para desterrar la politiquería y el clientelismo; transparencia como antídoto definitivo contra la corrupción. Por esa vía se evadieron problemas estructurales como los referidos a la propiedad y tenen-

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cia de la tierra, la concentración del capital, la marginalidad, el desplazamiento forzado, el desempleo, la pobreza, la precariedad de nuestro comercio internacional, las bajas tasas de crecimiento económico, etc., pues hasta el propio conflicto armado y su espiral de violencia quedó reducido, en la realidad virtual creada por el lenguaje, a la simple acción de un grupo de criminales, motivados exclusivamente por intereses vinculados al tráfico de drogas, contra la sociedad. Tras el lenguaje encendido que proclamaba las virtudes de la meritocracia como forma ideal de acceso a los cargos públicos, generador en la opinión de la esperanza de contar algún día con una administración al amparo del clientelismo y de los privilegios, producida la posesión del nuevo presidente se colaron masivos nombramientos en el servicio exterior y en toda la burocracia a título de cuotas y recomendaciones de parlamentarios, atendidas en procura de garantizar el éxito de los proyectos de ley del ejecutivo, en fin, para asegurar gobernabilidad. La propia lucha contra la corrupción no logró evitar, meses adelante, que tras de las palabras proscriptoras de ese mal se diera el vergonzoso escándalo protagonizado, entre otras personas, por Yidis Medina12, quien, según su confesión, hizo posible la reelección del presidente Uribe. El discurso en torno al concepto de “seguridad democrática”, una vez consolidada la nueva fuerza en la dirección del gobierno y del Estado, posibilitó la conversión de la disidencia y de la discrepancia en expresión del “terrorismo” por parte de “terroristas vestidos de civil”13 y, lo que es peor desde una perspectiva de ética ciudadana, so pretexto de las necesidades de consolidación de las estrategias antisubversivas se instauró el principio según el cual no existe límite alguno que pueda oponerse a la acción estatal contra quienes han sido definidos como criminales y terroristas, siendo lícito, entonces, convertir en bienes transables en el mercado de las recompensas los testimonios, las denuncias y, en fin, el deber ciudadano de colaborar con la justicia. Por esa vía el lenguaje en la boca del poder se tradujo en una modificación conceptual: los derechos humanos, su defensa y su protección, dejan de ser conquista civilizadora y garantía de la dignidad humana, para, en su lugar, adquirir la peligrosa connotación de ser instrumento al servicio de los enemigos de la patria, y, sus defensores, meros “traficantes”14. Los efectos de la novísima interpretación que desde el lenguaje del poder se hizo de los derechos humanos, determinaron en muchos oficiales y soldados cambios trascendentes en su manera de percibir la

La capacidad del discurso para escamotear la realidad y producir en su lugar apariencias logró su culmen mediante la reducción de toda la complejidad que caracteriza a la problemática nacional a sólo tres temas: terrorismo, politiquería y corrupción, asuntos que se resolverían, supuestamente, con el mismo criterio reduccionista: seguridad democrática versus terrorismo; meritocracia para desterrar la politiquería y el clientelismo; transparencia como antídoto definitivo contra la corrupción. realidad, el conflicto y los mecanismos para superarlo. La dicotomía amigo-enemigo presidió y orientó tanto la visión como las tácticas y estrategias: el enemigo de mi enemigo es mi amigo, no importe la condición de sus acciones. Y quien no está absolutamente en total acuerdo conmigo es porque está con mi enemigo. De allí, sin límites éticos ni morales, resultó casi natural la connivencia de unidades de las fuerzas armadas con el paramilitarismo y el paso a las ejecuciones extrajudiciales de civiles, auténticos crímenes de lesa humanidad, denominados eufemísticamente “falsos positivos”15, con lo que, otra vez, el lenguaje se usa para banalizar una dramática realidad y generar en la opinión pública la falsa sensación de victorias en la guerra contra el “terrorismo”. Innecesario e interminable el propósito de avanzar en el detalle puntual y pormenorizado de todos los casos en los que el poder mediante el lenguaje ha creado ficciones, adulterado la realidad: el discurso oficial transmuta en “bandas emergentes” -menos aterradoras en las palabras-, a los temidos paramilitares; los desplazados desaparecen por obra de magia y en su lugar se habla de “migrantes”; la “cohesión social” es concepto espeso tras del cual se oculta la existencia de millones de colombianos que se debaten entre la pobreza y la indigencia16, en tanto otros, muy pocos, concentran y acumulan en sus arcas el fruto del trabajo colectivo. Los intereses nacionales parecen bien servidos y representados en los balances que cada semestre

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muestran las ganancias de un sector, el financiero. La “confianza inversionista” se proclama con prescindencia de los millones de colombianos a quienes invisibiliza la noción de “cohesión social”, etcétera, etcétera. Los pocos ejemplos enunciados son suficientes para fundamentar nuestro aserto: el poder, mediante el lenguaje, inventa, produce ficciones, recrea y adultera la realidad en orden a acomodarla a sus propósitos.

Por esa vía el lenguaje en la boca del poder se tradujo en una modificación conceptual: los derechos humanos, su defensa y su protección, dejan de ser conquista civilizadora y garantía de la dignidad humana, para, en su lugar, adquirir la peligrosa connotación de ser instrumento al servicio de los enemigos de la patria, y, sus defensores, meros “traficantes”

De la propaganda del poder y el poder de la propaganda La mera invención o adulteración de la realidad resultaría inane, aún en manos del poder, si, de otro lado, no se está en condiciones de convertir esa adulteración en información transmisible y si, además, no logra ser transmitida. En complemento de la facultad del poder para inventar, amoldar y fabricar realidades acude la propaganda. Ya lo sabe de antiguo el comerciante: quien no anuncia, no vende. El poder también requiere anunciarse, venderse, aparentar, influir para modificar valores, sentimientos y emociones en los gobernados. Por tanto es menester diseñar e instrumentalizar una estrategia de comunicación que garantice una influencia eficaz, o, en lo posible, el total control sobre los medios. La tendencia a la concentración monopólica del capital, también presente en la propiedad sobre los medios de comunicación en Colombia, ha facilitado la estrategia comunicativa del poder: dos grandes cadenas de radio y televisión (Caracol y RCN) tienen cobertura sobre prácticamente todo el territorio nacional y control sobre vastas audiencias. El medio escrito más influyente (grupo empresarial El Tiempo) es propietario del diario de mayor circulación y de un conjunto de publicaciones que permiten influencia en sectores que van desde los negocios, el entretenimiento, el sexo, hasta el deporte y el automovilismo. Grupos empresariales en provincia (Galvis en Santander, Lloredas en el Valle, etc.), junto a los canales regionales de televisión, completan un cuadro sobre el cual el poder logra importantes espacios de control merced al manejo de licencias, pautas publicitarias, nombramientos (el Vicepresidente y el ministro de Defensa pertenecen a la Casa El Tiempo; el periodista ex director de RCN televisión fue designado embajador en Argentina, no obstante su inexperiencia en asuntos diplomáticos; el propietario del periódico El Colombiano representa a Colombia ante el Estado Vaticano), etc. Consolidada la influencia sobre los medios, lo de-

más es asunto de mera carpintería. Publicitar la imagen del presidente hasta el delirio: pantallas de televisión, carátulas de revistas, primeras páginas de los periódicos, todo al servicio de mostrar al mandatario en actos oficiales, en piruetas sobre briosos caballos, con un pocillo de café en la mano, trotando, nadando, rezando, con sombrero, ruana y carriel o empacado en la solemnidad de un frac, etc.; o mediante la facilitación de micrófonos, no importe el tiempo ni la hora, para que el discurso del poder llegue, sin ninguna posibilidad de controversia, a todos los sectores; o trasmutando los accesos de ira en que a menudo incurre el gobernante en virtudes: el presidente es “frentero”, tiene carácter -escriben y dicen regocijados a los cuatro vientos-; y, sobre todo, reiterar las invocaciones a la patria, al valor de nuestros soldados, etc., todo mediante mensajes sencillos dirigidos más a los sentimientos que a la racionalidad de los auditorios. Así se materializa el poder de la propaganda, en beneficio de la propaganda del poder. Del poder y su capacidad para generar creencias, sentimientos y deseos He señalado atrás que el objeto de mi preocupación apunta en el sentido de comprender las razones por las cuales amplias mayorías nacionales, no obstante las precarias condiciones de existencia, expresan su aceptación y complacencia con un régimen de claros perfiles autoritarios e incurso en conductas contrarias a los derechos humanos; para el efecto

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parto de una consideración inicial: el poder usa al lenguaje y a la propaganda como instrumentos para incidir en el inconciente de los gobernados, generar en ellos sentimientos, creencias y deseos funcionales a los intereses de los gobernantes. Deliberadamente evitaré el debate en torno a la naturaleza del poder, sus fundamentos y límites. Me refiero en todos los casos al poder político y parto de un a priori que considero axiomático: la vida política colombiana se caracteriza por la existencia de una élite que, a nombre de la democracia y sobre el presupuesto de acudir periódicamente a ritos electorales, ejerce dominación sobre el conjunto de las relaciones sociales. Esa élite es la detentadora del poder político materializado en los aparatos estatales y mediante su ejercicio logra que sus propios particulares intereses sean presentados como los intereses de toda la sociedad;17 para el efecto cuenta con una facultad que define la esencia del Estado: la de ser una institución, que por encima de todas las demás, posee el poder de “producir y de imponer (en particular mediante la escuela) las categorías de pensamiento que aplicamos a todo lo que en el mundo hay, y al propio Estado”.18 Esa capacidad de generar categorías de pensamiento hace que los ciudadanos (mucho más en el caso de aquellos privados de instrumentos conceptuales y de plurales fuentes de información), asuman los actos del poder, conforme a esas categorías que el propio Estado les ha interiorizado, como naturales y adecuados a la búsqueda del “bien común”; es decir, al margen de cualquier análisis crítico y casi siempre desde consideraciones subjetivas en las que lo emocional prima sobre lo racional. Agréguese a esto que el acto o decisión de gobierno se verbaliza y expresa a través de un lenguaje cargado de intenciones, luego publicitado por los manipulables y manipulados canales de la propaganda, para entender finalmente una de las razones por las cuales los ciudadanos terminan valorando positivamente incluso aquellas decisiones que pueden afectar negativamente sus vidas. Que el máximo poder político que se condensa y expresa en el Estado pueda generar categorías de pensamiento implica, también, que ese mismo poder está en condiciones de imponer sobre los gobernados inhibiciones y que puede, por supuesto, inducirlos a adquirir creencias y a formar aquellos deseos funcionales a los intereses de quienes constituyen la élite gobernante.19 La posibilidad en que se encuentra el poder de im-

La tendencia a la concentración monopólica del capital, también presente en la propiedad sobre los medios de comunicación en Colombia, ha facilitado la estrategia comunicativa del poder: dos grandes cadenas de radio y televisión (Caracol y RCN) tienen cobertura sobre prácticamente todo el territorio nacional y control sobre vastas audiencias.

poner a los gobernados formas de pensar, de adquirir creencias y de formar deseos se refuerza con el peso de la tradición, los usos, las costumbres y los mitos. Piénsese, por ejemplo, en el peso que sobre las acciones y actitudes de los gobernados tiene el mito que funde las nociones de democracia y elecciones: si el gobierno fue fruto de un proceso electoral debe reputarse legítimo, acatarse, sin que sea dable cuestionar sus decisiones y sin que importen los cuestionamientos a que pueda ser sometido el proceso mismo: el presidente Uribe fue ungido por el voto ampliamente mayoritario de la población y de allí deriva su legitimidad sin que se deba considerar que el proceso de reelección fue posible gracias al delito de cohecho confesado por una de sus autoras.

¿Qué hacer? ¿Que el poder modele los pensamientos, induzca deseos, determine inhibiciones gracias a sus facultades, al uso del lenguaje para acomodar la realidad a sus propósitos, significa, acaso, que no hay alternativas? Quienes logran escapar a las cadenas mentales ¿deben resignarse a la servidumbre intelectual? ¿No hay forma de escapar a la dominación? ¿No hay forma de pensar, analizar con independencia y de construir autonomía? Todos estos interrogantes que reflejan estados de angustia deben y pueden responderse afirmativamente. Las élites en el poder no son los únicos hablantes; no obstante la acumulación en sus manos de tantos ins-

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trumentos de dominación, desde los sectores dominados es posible también ejercer, entre otros, el poder del lenguaje para develar las artificiosas deformaciones del habla oficial, proponer otros mundos, construir espacios comunes para la acción política donde se unifiquen intereses, reclamaciones y proyectos. Frente a los medios de comunicación, concentrados en tan pocas manos y al servicio de tan exclusivos intereses, es dable oponer la imaginación creadora, la fuerza de los argumentos y la utilización de tecnologías que, como la Internet, aún no han caído bajo las garras monopólicas de la plutocracia para, conforme al postulado kantiano, ejercer desde allí el derecho humano a pensar en voz alta y a hacer el ejercicio público de la razón.

calculaban que le crecimiento de la economía oscilaría entre el 0 y el 2%. Cfr. http://www.eltiempo.com/archivo/Documento/MAM-1321138, consultado el 05-02-09 9. El 07-12-06, en atención a confesiones de desmovilizados, denuncias y testimonios, la Corte Suprema de Justicia abrió expediente para investigar los vínculos entre miembros de la clase política y el paramilitarismo; más de cincuenta congresistas han sido judicializados y algunos de ellos ya fueron condenados por delitos que van desde el concierto para delinquir hasta el de constreñimiento al elector. 10. Manifiesto Democrático – 100 puntos Álvaro Uribe Vélez. Cfr. http://www.mineducacion.gov.co/1621/articles85269_archivo_pdf.pdf. Visto el 05-02-09 11. Todos los cargos públicos servidos por el Dr. Uribe Vélez, desde la Jefatura de Bienes en Empresas Públicas de Medellín hasta la gobernación de Antioquia, los hizo a nombre y representación del partido liberal. 12. El 26 de junio de 2008 la Corte Suprema de Justicia produjo sentencia anticipada de condena contra la ex parlamentaria Yidis Medina por el delito de cohecho, por cuanto la procesada confesó haber recibido de funcionarios del alto gobierno prebendas y favores a cambio de su voto afirmativo a la reelección del presidente Uribe. Cfr. Revista Cambio, visible en http://www.cambio.com.co/paiscambio/782/ ARTICULO-WEB-NOTA_INTERIOR_CAMBIO-4350808. html , consultada el 06-02-09-

Bogotá, 9 de febrero de 2009

Notas 1. Entre las aproximaciones más lúcidas y originales al tema encontramos, entre otros, a FOUCAULT, Michel, Metafísica del poder, Madrid: La Piqueta, 1992; LUKES, Steven, El poder. Un enfoque radical, Madrid: Siglo XXI, 2007; BOURDIEU, Pierre, Razones prácticas, Barcelona: Editorial Anagrama, 2002. 2. Plataforma colombiana de derechos humanos, democracia y desarrollo, Bogotá: Ediciones Antropos Ltda., 2004; ALTHUSSER, Louis, Ideología y aparatos ideológicos del Estado, Buenos Aires: Nueva Visión. 3. Para los primeros días de diciembre de 2008, luego y a pesar de la crisis de las pirámides, una encuesta de la Agencia Colprensa que consultó la opinión de más de mil colombianos reveló una imagen favorable del presidente Uribe del 71,56%, en tanto que el 62,64% de los consultados expresó su respaldo a una segunda reelección. Cfr. http:// www.terra.com.co/actualidad/articulo/html/acu16896-crisis-de-piramides.htm, consultada el 04.02.09 4. MATURANA, Humberto. Emociones y lenguaje en educación y política, Bogotá: Ediciones Dolmen, Tercer Mundo, 1998. 5. FOUCALT, Michel: Genealogía del racismo. De la guerra de las razas al racismo de Estado. Madrid: Ed. La Piqueta, 1992 6. BOURDIEU, Pierre: Razones prácticas. Sobre la teoría de la acción. Barcelona: Editorial Anagrama, 2002 7. Según el periódico El Tiempo la tasa de desempleo al final del gobierno de Pastrana alcanzó la cota histórica del 18%. Cfr. http://www.eltiempo,com/archivo/Documento/ MAM-1345714, consultado el 05-02-09 8. Mientras el gobierno aspiraba a un modestísimo 2,%, los industriales, según El Tiempo del 11 de febrero de 2002,

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La ONU en el Informe sobre Comercio Electrónico y Desarrollo 2002 recomendó a los países en vía de desarrollo la utilización del software libre y gratuito como una forma de contar con tecnología de calidad a precios asequibles. Incluso fue más allá al advertir que sin la adopción de unas políticas claras y decididas sobre la utilización del software libre, la exclusión de amplios sectores sociales y económicos de la población estaría garantizada.

Software libre en la universidad Por Edison Javier Mena Estudiante Ciencia Política Universidad de Antioquia maurome100@hotmail.com

13. En un consejo comunal de gobierno celebrado en el caserío de Tierradentro, municipio de Montelíbano, en el mes de febrero de 2007, el presidente Uribe usó esas expresiones para descalificar a parlamentarios de la oposición. Cfr. http:// actualidad.terra.es/articulo/html/av21370696.htm, consultada el 05-02-09 14. El 8 de septiembre de 2003, con motivo de la posesión del nuevo comandante de la FAC, General Edgar Lesmes, el presidente Uribe pronunció vehemente discurso en el que denominó a las ONGs de D.D.H.H., como “…politiqueros al servicio del terrorismo, que cobardemente agitan la bandera de los derechos humanos….traficantes de los derechos humanos…..han producido el desplome social de la nación”. 15. Según informó Vanguardia Liberal en su edición del 28 de enero de 2009, son 1.230 las investigaciones que adelanta la Fiscalía General de la Nación y 1.495 los militares investigados por homicidio en persona proptegida o “falsos positivos”. Cfr. http://www.vanguardia.com/pais/103pais/19191-fiscalia-adelanta-1230-investigaciones-porfalsos-positivos , consultada el 06-02-09 16. Según fuentes oficiales, DNP, para el tercer trimestre de 2005, más del 49% de la población vivía en condiciones de pobreza y más del 14% en indigencia. Cfr.www.presidencia.gov. co/sne/2006/enero/18/presentaci%F3ncifraspobreza2005. pdf, consultada el 06-02-09 17. OSORIO, Jaime. El estado en el centro de la mundialización. La sociedad civil y el asunto del poder. México: FCE, 2004. 18. BOURDIEU, Pierre. Ob. Cit. p. 91 19. LUKES, Steven. Ob., cit

Hablar de software libre (programas libres para computadora) en la universidad es la mejor forma de liberar el conocimiento. La ONU en el Informe sobre Comercio Electrónico y Desarrollo 2002¹ recomendó a los países en vía de desarrollo la utilización del software libre y gratuito como una forma de contar con tecnología de calidad a precios asequibles. Incluso fue más allá al advertir que sin la adopción de unas políticas claras y decididas sobre la utilización del software libre, la exclusión de amplios sectores sociales y económicos de la población estaría garantizada. El objetivo de las siguientes líneas es dar a conocer los beneficios que reporta la utilización y el fomento del software libre. ¿Pero qué es el software libre? Generalmente las compañías que desarrollan software han seguido dos formas para licenciar sus productos². La primera y la más conocida consiste en comercializarlo mediante el uso de licencias propietarias. De esta forma el autor corporativo o intelec-

tual de un programa para computadora reglamenta las condiciones bajo las cuales éste debe usarse. Lo más usual es que se prohíba cualquier cambio o modificación en el programa, lo que incluye traducción, corrección de errores, adaptación y mejora, que desde luego son potestades exclusivas de la empresa desarrolladora, incluso cuando elabora programas informáticos a medida para determinada entidad. A menos que se llegue a acuerdos eventuales con costos supremamente elevados se podría realizar dichas modificaciones. Como si esto ya fuera poco, además las licencias generalmente limitan el uso del programa a un número determinado de computadoras (casi siempre una). En contraste, encontramos las licencias no propietarias en las cuales se fundamenta el software libre, que conciben sus creaciones de software más como un servicio que como un producto terminado y permiten a cualquiera con las capacidades técnicas necesarias realizar las modificaciones prohibidas por las licencias propietarias, permitiendo la competencia y el ascenso de nuevas empresas en función de sus capacidades y ya no en la dependencia por las compras de software anteriores³. En palabras más claras, las licencias privativas entregan a los usuarios a costos muy elevados pro-

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Liberar el conocimiento. Software libre en la universidad

gramas para computadora que son una especie de “cajas negras” de las cuales sólo sabe cómo funcionan los desarrolladores y con un conjunto de limitaciones que en teoría protegen la propiedad intelectual, pero que desafortunadamente van en contra de la competitividad y hacen dependientes a la entidades del software producido por una compañía x. En contraste aparece el software libre como “cajas blancas” donde lo importante ya no es el contenido que todo el mundo conoce (código fuente de los programas, y que puede auditar, estudiar, y si fuera el caso modificar, corregir errores, agregar nuevas funcionalidades o simplemente traducir), sino el valor agregado que la empresa otorga con sus programas como corrección rápida de errores, personalización y soporte técnico entre otros, fomentando la competitividad y abriendo espacio a las empresas locales que de otra forma no podrían competir con las multinacionales. ¿Tiene un fundamento legal el software libre? Si. En 1985 Richard Stallman creó la Free Software Foundation4 que es una entidad encargada de proveer soportes logísticos, legales y financieros a las empresas que comercializan sus creaciones como software libre. Ésta entidad creó la licencia GPL (Licencia Pública General) que, grosso modo, invierte los principios de copyright del desarrollador con el objetivo de asegurar la libertad de los usuarios o entidad para ejecutar, copiar, re-distribuir, o mejorar el código en lo que se ha denominado Copyleft o todos los derechos de autor invertidos. ¿Se pueden realizar las mismas funciones con el software libre que con el software propietario? La respuesta es un contundente sí. El software libre cuenta con sistemas operativos completos y con aplicaciones especializadas en dibujo o en contabilidad. De hecho, para los sistemas operativos basados en el núcleo Linux se contaba en 2002 con más de 25.000 aplicaciones libres; sobre el sistema operativo Windows trabajan alrededor de 17.000 aplicaciones libres y más de 10.000 aplicaciones libres funcionan sobre varios sistemas operativos cubriendo las necesidades en software de prácticamente cualquier usuario o entidad. ¿Cómo se genera empleo utilizando software libre? La respuesta es simple. Con una parte del dinero que, por ejemplo, la Universidad de Antioquia utiliza para comprar licencias propietarias se podría realizar un concurso público de méritos donde se contrate la implementación de un sistema operativo con los

En contraste, encontramos las licencias no propietarias en las cuales se fundamenta el software libre, que conciben sus creaciones de software más como un servicio que como un producto terminado y permiten a cualquiera con las capacidades técnicas necesarias realizar las modificaciones prohibidas por las licencias propietarias, permitiendo la competencia y el ascenso de nuevas empresas en función de sus capacidades y ya no en la dependencia por las compras de software anteriores

aplicativos necesarios para desarrollar las tareas cotidianas de los universitarios. De esta forma la empresa que logre el sistema operativo más completo en base a cualquiera de las distribuciones libres que se pueden descargar gratuitamente de la internet5, ganaría el concurso y ofrecería los servicios de soporte técnico y mantenimiento o los que a bien tenga la Universidad. En caso de que la empresa no prestara adecuadamente sus servicios como el código fuente de los programas que está al alcance de todas las demás empresas, la Universidad podría cambiar fácilmente esta empresa por otra que ofrezca mejores servicios. Así, las empresas locales tendrían una ventaja comparativa con las multinacionales, su cercanía geográfica, y, además, cada que la Universidad necesitara contratar la creación de algún nuevo software, debería garantizar en la licitación que éste sea licenciado como software libre, garantizando un cambio fácil de proveedor y, además, poniendo al alcance de cualquiera que lo necesite, pues ha sido creado con dinero del presupuesto público. ¿Es el software libre para expertos en computación? No. Es justo eso los que se nos quiere hacer creer. Si bien en un principio los sistemas operativos GNU/ Linux eran complejos para utilizar y dependían en

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gran medida de comandos, hoy, gracias a los potentes sistemas de escritorios con los que cuenta, un usuario intermedio lo podría utilizar sin problemas, debido la posibilidad de interactuar gráficamente con el sistema sin necesidad de utilizar un sólo comando. De hecho todos utilizamos a diario software libre, cuando utilizamos el buscador de Google, el cual utiliza miles de computadoras con software GNU/ Linux; igualmente utilizamos software libre cuando navegamos por la Internet pues casi toda su infraestructura utiliza software libre, o cuando navegamos con el popular navegador Firefox de Mozilla que se ha convertido en el software predeterminado para la navegación en la Internet en mi Facultad; y qué decir cuando utilizamos el popular software de intercambio de archivos Ares. ¿Por qué es importante tener software libre en la Universidad? De cualquier manera el lector ya habrá sacado sus propias conclusiones, ya sabe sobre la existencia de software alternativo que podrá utilizar en su casa, oficina o en la universidad, con el propósito que a bien tenga, mucho de él a un precio tan accesible como lo es el de la capacitación que encontrará gratuitamente por la red. De hecho, para decirlo sin tapujos, la utilización del software libre hoy es una cuestión política antes que técnica, debido a que permite a la universidad obtener tecnología de última generación a un precio tan accesible como el de la capacitación, además porque permite a la Universidad fomentar el desarrollo de la industria local de software; asimismo, porque se fomentan modelos cooperativos de desarrollo y porque se evita la transferencia innecesaria del capital de los contribuyentes a las economías más desarrolladas. En un futuro no muy lejano, Microsoft dejará de brindar soporte técnico y actualizaciones de seguridad para Windows XP y la universidad tendrá que decidir si gasta una gran cantidad de dinero en actualizaciones de equipo y compra de software6, o si sigue utilizando estándares cerrados como el .docx de Word que, a no ser por los hacker7 de Sun Microsystems que realizan complejos procesos de ingeniería inversa, nadie, a parte de Microsoft, sabría cómo funciona, obligando de esta forma a la comunidad universitaria a hacer lo mismo. O decidir si re-aprende del pasado para re-inventar el presente y empezar a utilizar software libre que utiliza formatos abiertos y estándares internacionales,

que ha permitido llevar sondas especiales a Marte y que permitiría, por ejemplo, llevarle sistemas operativos y aplicaciones a los indígenas colombianos en su lengua materna, (cuestión virtualmente imposible utilizando software propietario); ésta podría ser una buena tesis multidisciplinaria; se trabajaría programación, traducción y se evaluaría los resultados en el plano educativo, todo esto a precios asequibles. Utilizar software libre a nivel usuario en todas las dependencias de la Universidad sería, pues, una gran muestra de responsabilidad social universitaria con el país, con el departamento y sus regiones, y lo más importante consigo misma.

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* Se permite la publicación, copia, adaptación, mejora o traducción de este artículo mientras se mantenga el reconocimiento al autor original y se permita a cualquier lector hacer lo mismo.

Notas 1. http://www.unctad.org/en/docs/ecdr2002_en.pdf en inglés, consultado 15 de noviembre de 2008. 2. Sobre la licencias de software para computadora véase http://www.alfa-redi.org/rdi-articulo.shtml?x=10651 consultado 1 de Noviembre de 2008. Buen texto sobre derecho informático. 3. http://www.laflecha.net/articulos/softlibre/neutralidad/ 4. http://www.fsf.org 5. En la Internet se encuentra una gran cantidad de sistemas operativos libres que puede descargar gratuitamente, entre ellos sobresalen Debian, Knoppix y para nuevos usuarios Ubuntu que destaca por su simplicidad. 6. La licencia con software propietario para cada computador personal rebasa fácilmente los 300 dólares, más gastos de actualización en hardware, si alguien hace el cálculo económico sabría la cantidad incesante de dinero que la universidad debe pagar por conceptos de compra de software. 7. Se utiliza la palabra hackers en el sentido clásico de la palabra, como el experto en cualquier tema incluso por fuera de la informática, no en su acepción de pirata informático provenientes de los medios masivos de comunicación.


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Al maestro Fals Borda Por Maria Eumelia Galeano Marín Socióloga Facultad de Ciencias Sociales y Humanas Universidad de Antioquia

En la vida de todo ser humano existen unos pocos, mágicos, momentos de plenitud que como ráfagas invaden por completo todo nuestro ser. Son momentos efímeros pero inolvidables, que permiten vivir en una mínima fracción de tiempo alegrías y enseñanzas que acompañan el resto de la vida. En mi existencia, uno de esos momentos lo viví en los inicios de la década del 70, cuando descubrí en la Investigación Acción Participativa una forma de generar conocimiento que permitía romper las ataduras con otro enfoque, el único catalogado como científico, en el que me hallaba presa y bastante incómoda. Hipótesis, variables, objetividad, probar, generalizar, predecir eran y son características de

Cuidar los efectos que la investigación tiene es una orientación ética básica en el trabajo investigativo, especialmente en condiciones de conflicto abierto.

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este tipo de investigación, que después de un largo trasegar comprendí válidas para determinados objetos de investigación. Se me hacía difícil aceptar cómo, haciendo parte de la sociedad, tenía que hacer una especie de renuncia para analizarla “tal como ella es y no como el investigador la ve”. Para lograrlo había que mirar la realidad como ajena a uno. En el trabajo de campo: guardar distancias. En la interacción hay un peligro de contaminación, de pérdida de objetividad. Todo esto me hacía sentir que aunque tenía vocación para la investigación social, para mi éste no era el camino. Acababa de graduarme como socióloga con una tesis de grado un poco inusual para una época en la cual el único modo de investigar era el positivista. No sé cómo pero le hice el quite. Acudí a la sociometría y a una especie de etnografía para tratar de comprender los procesos de socialización que vivían los niños y niñas en su paso del hogar al preescolar. Conocía de Fals Borda “Campesinos de los Andes”, monografía publicada por la Facultad de Sociología de la Universidad Nacional en 1961 (aún la conservo) y había escuchado de los movimientos campesinos por la tierra donde él jugaba un papel importante. Su trabajo con la Asociación Nacional de Usuarios Campesinos –ANUC– y en el proceso conocido como “descalzarse”, donde Fals estuvo acompañado por académicos e intelectuales, lo relacionaba con los movimientos de reivindicación social y política, tan comunes en la década de los sesenta. Pero no alcanzaba a ligar este proceso con la investigación social. Cómo hacerlo si en mi formación académica el único modelo existente no permitía la cercanía con los actores sociales de carne y hueso. Sentía vocación por la investigación social, pero ante la ausencia de un método con el que empatizara, continué trabajando como maestra de preescolar y haciendo una maestría en Educación, y en el 73 me vinculé como profesora del Departamento de Sociología de la Universidad de Antioquia.

Conocer la realidad para transformarla. La investigación es acción y es política, el investigador es a la vez actor social, parte del proceso de conocimiento; la interacción con los otros es base de la investigación, las relaciones entre saber académico y saber popular son fundamentales, rescatar la subjetividad… El sentido de la investigación es comprender desde y con los otros; el otro como sujeto de investigación… ¿Herejías? No. posibilidades. Mi puerta de entrada a la Investigación Acción Participativa fue la sociología rural. Retomé a Fals en sus escritos sobre el campesinado, pero sobretodo su método. El mundo se me abrió y la emoción me embargó. La pasión que el trabajo intelectual requiere encontró en sus aportes teóricos y metodológicos el alimento permanente. Conocer la realidad para transformarla. La investigación es acción y es política, el investigador es a la vez actor social, parte del proceso de conocimiento; la interacción con los otros es base de la investigación, las relaciones entre saber académico y saber popular son fundamentales, rescatar la subjetividad… El sentido de la investigación es comprender desde y con los otros; el otro como sujeto de investigación… ¿Herejías? No. posibilidades. Este nuevo paradigma que rompe con el hegemónico, me cautivó, y me produjo un enamoramiento que hoy permanece, pero que además fue la posibilidad de irrumpir al complejo, y para mi maravilloso, mundo de la investigación social cualitativa. A

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Al maestro Fals Borda

través de la Investigación Aacción Participativa –AIP– me acerqué a las historias de vida, a la etnografía, a la investigación documental. Para mí la sociología rural no puede aprenderse sólo en los libros. El compartir con los campesinos, el paisaje, el olor a la tierra, el hábitat, permiten que la teoría cobre sentido y que podamos, de alguna manera, comprender la vida rural. Por este convencimiento, o principio pedagógico, abandoné la enseñanza de la sociología rural, cuando la violencia de los campos ponía en peligro no sólo a los estudiantes sino también a los pobladores. Esto, lo aprendí de Fals: conocer las condiciones y adelantarse a las consecuencias. Cuidar los efectos que la investigación tiene es una orientación ética básica en el trabajo investigativo, especialmente en condiciones de conflicto abierto. La enseñanza de la sociología rural y de un curso de Introducción a la Sociología para los estudiantes primíparos, que siempre estuvo acompañado de trabajo de campo, fueron para mí, puedo decirlo, las experiencias como docente más gratificantes y placenteras. Las clases de acuerdo al tema elegido para investigar incluían lecturas académicas, pero también mucho de literatura, poesía, arte, y sobretodo trabajo de campo por períodos de hasta de tres semanas. ¿Cómo lo hacíamos? ¿Con qué recursos? Yo diría que con la pasión que el maestro Fals trasmitía en sus escritos. Los dos seminarios que más recuerdo fueron: uno en las minas de carbón de Amagá que incluyó “enterrarnos” en los socavones (creo que sin esta experiencia es difícil entender la lógica de vida de los mineros); leer el aparte “Los hocicos negros” de la biografía de Van Gogh, escrita por Irving Stone; asistir al taller e interactuar con Aristizábal, artista antioqueno en aquella época, dedicado a esculpir los cuerpos cansados de los mineros del carbón; conversar con los mineros, escuchar sus trovas, sus relatos; consultar sus archivos de baúl, visitar sus casas y las cantinas pueblerinas don-

Para mí la sociología rural no puede aprenderse sólo en los libros. El compartir con los campesinos, el paisaje, el olor a la tierra, el hábitat, permiten que la teoría cobre sentido y que podamos, de alguna manera, comprender la vida rural. Por este convencimiento, o principio pedagógico, abandoné la enseñanza de la sociología rural, cuando la violencia de los campos ponía en peligro no sólo a los estudiantes sino también a los pobladores. de gastan el dinero obtenido durante las largas y agobiantes jornadas de trabajo. Fueron experiencias inolvidables donde el maestro Fals, sin saberlo, guiaba nuestros pasos. La otra experiencia, que duró varios años, y en la cual participaron colegas del Departamento de Sociología (Ana Lucía Sánchez, entre ellas) y varios grupos de estudiantes, sintetiza alegrías intensas y pérdidas irreparables; logros y fracasos; y fue definitiva para entender los limites de la IAP y que había llegado el momento de “dejarla de lado”, por un tiempo, tiempo que se ha prolongado demasiado. Entender que los entornos de violencia no permiten condiciones adecuadas para el trabajo participativo y de transformación social, fue una dolorosa lección, que el maestro Fals ya había aprendido en otros confines de nuestra geografía. Me estoy refiriendo a El Peñol, mi pueblo, desaparecido por la represa, y al amplio y significativo movimiento social y político que allí se generó y que fue truncado por el asesinato, la amenaza y el exilio de quienes lo generaron y apoyaron. Allí tuvimos la fortuna de trabajar

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con líderes que Fals denomina ’esclarecidos’, aquellos que a veces, sin haber tocado las puertas de la academia, tienen inmensa capacidad de reflexión y de compromiso social y enseñan a través de su experiencia y su palabra. Fals no sólo nos enseñó a hacer investigación, también a democratizar el conocimiento, a compartir sus resultados con quienes participaban como sujetos y a liberarnos del acartonado modo de presentar los resultados. Su Historia doble de la costa es un claro ejemplo de ello: introdujo los relatos, los testimonios, los mapas, los archivos de baúl y sobretodo rescató la lógica de pensar y el lenguaje de la gente. También nos enseñó, sobretodo con su ejemplo, la horizontalidad en la relación investigador-participantes, la humildad del investigador que acepta que el conocimiento también está en los otros, la paciencia vivida a través de los silencios en las interlocuciones, el respeto por otros ritmos en el pensar y en el hacer, y que esta modalidad de investigación social no puede estar sujeta a “horarios ni calendarios”. Igualmente nos trasmitió que el sentido de la investigación transforma interiormente, vuelve más humanos a investigadores y a aquellos con quienes investigamos. Mis primeras lecciones de ética se las debo al maestro Fals: el principio de reciprocidad, de consentimiento informado, el retorno social del conocimiento y el reconocimiento de los otros como sujetos. Con Fals sólo tuve tres encuentros personales. El primero en un seminario sobre la Investigación Acción Participativa –IAP– (Universidad de Antioquia, 1983), donde el Maestro fue el ponente principal; el segundo en un seminario nacional en Bogotá, donde presentamos la experiencia de la IAP en El Peñol (Noviembre de 1985); y la tercera en el homenaje que le rindió el Departamento de Sociología en el Paraninfo, con ocasión del Doctorado Honoris Causa que le confirió la Universidad de Antioquia (Noviembre de 2005). Esas tres

Fals no sólo nos enseñó a hacer investigación, también a democratizar el conocimiento, a compartir sus resultados con quienes participaban como sujetos y a liberarnos del acartonado modo de presentar los resultados. Su Historia doble de la costa es un claro ejemplo de ello: introdujo los relatos, los testimonios, los mapas, los archivos de baúl y sobretodo rescató la lógica de pensar y el lenguaje de la gente. ocasiones fueron suficientes para sentir siempre su presencia y sus enseñanzas. Retomo las últimas palabras de la tesis doctoral que escribió para aquella ocasión y que titulo “Entre los paisas. Reconociendo su misión en la historia”. Decía Fals: “En esta forma se pone a prueba la resistencia cultural y el temple moral del pueblo paisa. En esta ponderosa tarea, desde la hermosa región Caribe que represento, les deseo a ustedes queridos colegas, amigos y amigas de la Montaña y de la centenaria Universidad de Antioquia que me han honrado tanto, les deseo buen viento y buena mar”. Estas siete palabras finales, las últimas que le escuché, se las dedico hoy a mi Maestro y al Maestro de muchas generaciones: Maestro, para usted, “buen viento y buena mar”, y gratitud, gratitud, gratitud por siempre.

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Medellín, agosto 26 de 2008


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Desafíos de un nuevo periodismo Esperar pasivamente que las “Escuelas de Comunicación Social” generen los saltos verdaderos en la formación profesional sería suicida. La velocidad con la que se requiere personal capacitado en nuevos desempeños intelectuales no es compatible con la lógica burocrática del mundo académico.

Por Rigoberto Lanz Sociólogo e investigador venezolano

El mundo de la imagen no ha acabado con la escritura (como vaticina Giovanni Sartori) ni la televisión se ha tragado a los libros como es fácil de pronosticar. Algo curioso está ocurriendo con la sociedad de consumo que no logra vencer las resistencias profundas de la sensibilidad. No digo que la inteligencia esté ganando la pelea, sólo constato que algunas tendencias más o menos catastróficas siguen siendo sólo una amenaza. “La ciudad letrada” de Angel Rama está sitiada por todos los flancos pero en su in-

terior palpita todavía esa “modernidad inacabada” que tanto desvela a los habermasianos. El periodismo impreso es tal vez la más clara ilustración de esta paradoja. Alguien podía apostar hace unos años a un cambio profundo del mapa latinoamericano del periodismo impreso, no sólo por la reformulación tecno-financiera del negocio mismo, sino por la forzosa calificación de aquellos medios que sobrevivieran al darwinismo salvaje que impone la competencia, la irrupción de nuevos proveedores, la mudanza de públicos, la volatilidad de las audiencias. ¿Ocurrió esto realmente? No hay señales de que en efecto haya habido tal terremoto en el paisaje mediático de América Latina. Al lado de los reagrupamientos financieros de conglomerados empresariales alrededor del negocio de la comunicación y la información, persiste la misma proliferación de periódicos de todos los estilos en cuanto centro poblado encuentre usted en el ancho territorio de Latinoamérica. Panfletos

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de pésima calidad se editan diariamente en todos lados haciendo caso omiso a la premonición de un salto de calidad a causa del presunto achicamiento de los mercados de lectores. ¿Será que la gente no puede vivir sin leer periódicos? ¿Será que la factura publicitaria hace prescindibles a los lectores? “El Nacional… es una muestra de las tensiones y paradojas del periodismo impreso en Venezuela. Sus adaptaciones tecnológicas, de diseño y estilo, de perfil de negocio y de estrategias de posicionamiento en un país tan movido, ilustra de alguna manera el estrecho margen por donde puede colarse otra manera de hacer periodismo. Es clave allí la formación de su gente. Esperar pasivamente que las “Escuelas de Comunicación Social” generen los saltos verdaderos en la formación profesional sería suicida. La velocidad con la que se requiere personal capacitado en nuevos desempeños intelectuales no es compatible con la lógica burocrática del mundo académico. Tantas décadas de experiencia no puede ser un dato en balde. Que las cuentas cuadren habla de la sostenibilidad de un proyecto de esta envergadura. Que la calidad intelectual se fortalezca habla de la visión estratégica de un medio que está obligado a producir la diferencia (respecto a la mediocridad y el mal gusto tan enraizados en el periodismo venezolano) Allí nada está asegurado. El reto se plantea día tras día en un tipo de trabajo que no puede detenerse. Todo ocurre sobre la marcha. Los consumidores o usuarios envían una señal permanente al producto que reciben. La lógica del negocio no está siempre preparada para procesar esta señal. Menos aún si las interferencias políticas meten todos los ruidos del mundo al delicado manejo de este poderoso instrumento de poder. Allí nada es inocente. Las creencias y las querencias juegan su papel. Las palabras no son neutras. Estar a favor o estar en contra no da

Un medio no es un partido político, afortunadamente. Los periódicos de la iglesia, de los bancos, de los gobiernos, etc. excluyen por definición el chance de ser alternativas de comunicación. Un medio que apuesta a la sociedad toda define de entrada una regla de oro: la razón está en muchas partes. lo mismo. Los intereses de unos y los intereses de otros pueden estar en conflicto, como en efecto. La gracia del asunto está en poder sortear esta complejidad manteniendo el filo esencial de un medio democrático que juega equilibradamente con la diversidad que está en todos lados. Ser el vocero de una parcialidad es demasiado fácil. Ser el lugar de encuentro de la pluralidad es otro asunto. Asumir una posición firme no es necesariamente inscribirse en uno u otro bando. Un medio no es un partido político, afortunadamente. Los periódicos de la iglesia, de los bancos, de los gobiernos, etc. excluyen por definición el chance de ser alternativas de comunicación. Un medio que apuesta a la sociedad toda define de entrada una regla de oro: la razón está en muchas partes.

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Fuente: Agencia Latinoamericana de Información


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Brillante idea: de este modo, ese maíz queda blindado contra los insectos, ¿no?

¿Comerías insecticida? Por Marie-Monique Robin*

El herbicida más vendido del mundo se llama Roundup, de Monsanto. Extermina toda la maleza..., pero no es biodegradable, y es promotor de cánceres y perturbador endocrino. ¿Cómo no vamos a padecer cada día más cánceres, diabetes, parkinson y alzheimer? ¿Qué es Monsanto? El gigante de la industria agroquímica que domina el mercado mundial de la alimentación. ¿Cómo logra dominar la alimentación mundial? Domina el mercado mundial de semillas: dominar las semillas es dominar los estómagos, la población mundial. ¿Y cómo se logra dominar las semillas? Modificándolas genéticamente y patentándolas. Antes de 1992 no podían patentarse semillas, y Monsanto logró que Estados Unidos lo permitiese. Hoy tienen mil patentes.

¿Es algo que debería preocuparme? Si te preocupa qué comen tus hijos, sí. Preocúpate por las 80.000 hectáreas cultivadas con maíz transgénico en Catalunya y Aragón: ¿por qué España es el único país de Europa que acepta cultivos transgénicos? ¿No sucede en otros países europeos? Está prohibido. Con razón: carecemos de estudios sobre los efectos en la salud humana y en el medio ambiente de los organismos genéticamente modificados (OGM). ¿Y por qué España no los veta? En el Gobierno de España hay ahora cuatro personas relacionadas con Monsanto. ¿Quiénes? Estoy contrastando los datos y pronto publicaré sus nombres. ¿Ese maíz es un OGM de Monsanto? Sí, se le llama maíz Bt, iniciales de Bacillus thurigiensis. Esa bacteria está en el suelo de forma natural y es insecticida. Si se usa en preparados pulverizados es eficaz, y el sol la degrada pronto: resulta inocua para el medio ambiente. Pero los de Monsanto tomaron de la bacteria el gen que produce la toxina, y lo insertaron en el genoma del maíz.

¿Y a mí? ¿Tú comerías insecticida? Pues ese maíz insecticida pasa a harinas, chips, tacos, cereales, sopas, tortas... ¿Por qué cada día hay más alergias? ¡Son sobrerreacciones de nuestro organismo ante algo que no reconoce! Con no comer ese maíz, ¡salvado! No: ese maíz poliniza cultivos de maíz ordinario, contaminándolos, convirtiéndolos también en transgénicos. ¡Extinguirá el maíz natural! Y aunque no ingirieses ese maíz directamente..., se lo dan como forraje a animales que luego tú sí comerás. ¿Debo alarmarme, pues? Mis padres eran campesinos, líderes sindicales agrarios en Francia: adoptar abonos, pesticidas convencidos de que hacían progresar la agricultura. Hoy están arrepentidos: la biodiversidad de variedades hortofrutícolas ha decrecido drásticamente..., y la mayor proporción de cánceres se da entre agricultores. Entonces sí podemos alarmarnos... El herbicida más vendido del mundo se llama Roundup, de Monsanto. Extermina toda la maleza..., pero no es biodegradable, y es promotor de cánceres y perturbador endocrino. ¿Cómo no vamos a padecer cada día más cánceres, diabetes, parkinson y alzheimer? ¡Mis hijas y yo ya no comemos vegetales que no provengan de cultivo biológico! ¿Herbicidas y pesticidas dan cáncer? ¡Nacen bebés con residuos de dioxinas en sus células! Las dioxinas son derivados de síntesis químicas de laboratorio. Llegan a los bebés por lo que comen las madres.

*Tengo 48 años. Nací en Gourgé, pueblecito cerca de Poitiers (Francia), en una familia campesina. Soy periodista. Estoy casada y tengo tres hijas (11, 14 y 17 años). ¿Política? No me caso con nadie, mi compromiso es con la gente: por eso pongo mi pluma en la llaga. Soy agnóstica.

Esto ya escalofría. Estamos intoaxicándonos. Mire el pan. ¿Qué le pasa? Para que la espiga de trigo produzca más grano, ha sido genéticamente modificada y protegida con ocho pesticidas y varias hormonas... cuyos restos te comes en el pan. ¡Claro que hay cánceres de mama y próstata, y el esperma pierde fertilidad! Siete amigas de mi edad tienen cánceres. Ninguna amiga de mi madre lo tuvo a esta edad.

Periodista especializada en agroalimentación www.ecoportal.net informativo@attac.org

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El herbicida más vendido del mundo se llama Roundup, de Monsanto. Extermina toda la maleza..., pero no es biodegradable, y es promotor de cánceres y perturbador endocrino. ¿Cómo no vamos a padecer cada día más cánceres, diabetes, parkinson y alzheimer? ¡Mis hijas y yo ya no comemos vegetales que no provengan de cultivo biológico!

Sí, pero a un coste peligroso: la toxina intoxica no sólo al piral –insecto perjudicial para el maíz–, sino también a los insectos predadores del piral (como la crisopa), y a mariposas, mariquitas, microorganismos del suelo, pájaros insectívoros...

¿Y por qué no reaccionamos? Porque priorizamos la cantidad, la producción, la viabilidad económica, el negocio, los precios... Pero este sistema acabará también con los pequeños agricultores. ¿Por qué? Compran semillas genéticamente preparadas para ser fumigadas con Roundup, se obligan a comprar remesas nuevas cada año, y son caras. Perdemos miles de variedades tradicionales, y los campesinos acaban en manos de Monsanto, arruinándose muchos. ¿Qué pasará si se mantiene esta tónica? Que Monsanto producirá todas las semillas... y todos los productos fitosanitarios sin los que esas semillas genéticamente modificadas no fructifican (como el Roundup, que le reporta el 30% de sus ingresos): ¡negocio redondo para Monsanto! Si se confirma que algún producto es peligroso, lo retirarán, dándoles tiempo para fabricar otro... hasta que vuelva a demostrarse que es cancerígeno o perturbador hormonal. Y así hasta que acabemos todos estériles y enfermos. Esto es tan tremendo... Cuesta creerlo. Tenemos ya el precedente del agente naranja. Empleado como herbicida durante decenios, su uso en la guerra de Vietnam ratificó su toxicidad cancerígena. Así que ha sido retirado. Lo fabricaba Monsanto. ¿Y qué le ha pasado a Monsanto pese a los millones de damnificados? Nada. Monsanto facturó el año pasado 8.600 millones de dólares (120 millones en España) en productos fitosanitarios y semillas genéticamente modificadas. Bravo por sus 17.500 empleados en 46 países, y ojalá no sea a costa de la salud de nadie.

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La cara oculta de los supermercados Por Esther Vivas* Integrante del Centro de Estudios sobre Movimientos Sociales (CEMS) Universitat Pompeu Fabra

La gran distribución comercial (supermercados, hipermercados, cadenas de descuento) ha experimentado en los últimos años un fuerte proceso de expansión, crecimiento y concentración industrial. Las principales compañías de venta al detalle han entrado a formar parte del ranking de las mayores multinacionales del planeta y se han convertido en uno de los actores más significativos del proceso de globalización capitalista. Su aparición y desarrollo ha cambiado radicalmente nuestra manera de alimentarnos y de consumir, supeditando estas necesidades básicas a una lógica

mercantil y a los intereses económicos de las grandes corporaciones del sector. Se produce, se distribuye y se come aquello que se considera más rentable, obviando la calidad de nuestra alimentación. Aditivos, colorantes y conservantes se han convertido en algo cotidiano en la elaboración de lo que comemos. En Estados Unidos, por ejemplo, debido a la generalización de la comida rápida, se calcula que cada ciudadano toma anualmente 52 quilos de aditivos, hecho que genera crecientes dosis de intolerancia y alergias. Lo publicitado como “natural” no tiene nada de ecológico y es resultado de procesos de transformación química. Nuestra alimentación, lejos de lo que producen los ciclos de cultivo tradicionales en el campo, acaba desembocando en una alimentación “desnaturalizada” y de laboratorio. ¿Sus consecuencias? Obesidad, desequilibrios alimentarios, colesterol, hipertensión... y los costes acaban siendo socializados y asumidos por la sanidad pública. Los alimentos “viajeros” son otra cara del actual modelo de alimentación. La mayor parte de lo que comemos viaja entre 2.500 y 4.000 kilómetros antes de llegar a nuestra mesa, con el consiguiente impacto medioambiental, cuando, paradójicamente, es-

* Integrante de la Red de Consumo Solidario y de la campaña No te comas el mundo. Es coautora del libro Supermercados, no gracias (Icaria editorial, 2007).

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tos mismos productos son elaborados a nivel local. La energía utilizada para mandar unas lechugas de Almería a Holanda, por ejemplo, acaba siendo tres veces superior a la utilizada para cultivarlas. Nos encontramos ante un modelo productivo que induce a la uniformización y a la estandarización alimentaria, abandonando el cultivo de variedades autóctonas en favor de aquellas que tienen una mayor demanda por parte de la gran distribución, por sus características de color, tamaño, etc. Se trata de abaratar los costes de producción, aumentar el precio final del producto y conseguir el máximo beneficio económico. No en vano, según el sindicato agrario COAG, los precios en origen de los alimentos han llegado a multiplicarse hasta por once en destino, existiendo una diferencia media de 390% entre el precio en origen y el final. Se calcula que más del 60% del beneficio del precio del producto va a parar a la gran distribución. La situación de monopolio en el sector es total: cinco grandes cadenas de supermercados controlan la distribución de más de la mitad de los alimentos que se compran en el Estado español acaparando un total del 55% de la cuota de mercado. Si a éstas sumamos la distribución realizada por las dos principales centrales de compra mayoristas, llegamos a la conclusión de que sólo siete empresas controlan el 75% de la distribución de alimentos. Esta misma dinámica se observa en muchos otros países de Europa. En Suecia, tres cadenas de supermercados tienen el 95,1% de la cuota de mercado; en Dinamarca tres compañías controlan el 63,8%; y en Bélgica, Austria y Francia unas pocas empresas dominan más del 50%. Una tendencia que se prevé aún mayor en los próximos años y que se visualiza muy claramente a partir de lo que se ha venido en llamar la “teoría del embudo”: millones de consumidores por un lado y miles de campesinos por el otro y tan sólo unas pocas empresas controlan la cadena de distribución de alimentos. En Europa se contabilizan unos 160 millones de consumidores en un extremo de la cadena y unos tres millones de productores en el otro, en medio unas 110 centrales y grupos de compra controlan el sector. Este monopolio tiene graves consecuencias no sólo en el agricultor y en el consumidor, sino también en el empleo, en el medio ambiente, en el comercio local, en el modelo de consumo. Pero existen alternativas. En un planeta con recursos naturales finitos es imprescindible llevar a cabo un consumo responsable y consumir en función de lo que realmente necesitamos, combatiendo un consumismo excesivo, antiecológico y superfluo. En lo

práctico, podemos abastecernos través de los circuitos cortos y de proximidad, en mercados locales, y participar, en la medida de las posibilidades, en cooperativas de consumidores de productos agroecológicos, cada vez más numerosas, que funcionan a nivel barrial y que, a partir de un trabajo autogestionado, establecen relaciones de compra directa con los campesinos y productores de su entorno. Así mismo es necesario actuar colectivamente para establecer alianzas entre distintos sectores sociales afectados por este modelo de distribución comercial y por el impacto de la globalización capitalista: campesinos, trabajadores, consumidores, mujeres, inmigrantes, jóvenes... Un cambio de paradigma en la producción, la distribución y el consumo de alimentos solo será posible en un marco más amplio de transformación política, económica y social y para conseguirlo es fundamental el impulso de espacios de resistencia, transformación y movilización social. (Artículo publicado originalmente en Público, 25/02/09)

Los supermercados y la crisis alimentaria mundial La crisis alimentaria ha dejado sin comida a miles de personas en todo el mundo. A la cifra de 850 millones de hambrientos, el Banco Mundial añade cien más fruto de la crisis actual. El “tsunami” del hambre no tiene nada de natural, sino que es resultado de las políticas neoliberales impuestas durante décadas por las instituciones internacionales. Hoy, el problema no es la falta de alimentos sino la imposibilidad para acceder a ellos debido a sus altos precios. Esta crisis alimentaria deja tras sí a una larga lista de perdedores y de ganadores. Entre los más afectados, se encuentran mujeres, niños y niñas, campesinos y campesinas expulsados de sus tierras, pobres urbanos... En definitiva, aquellos que engrosan las filas de las y los oprimidos del sistema capitalista. Entre los ganadores encontramos a las multinacionales de la industria agroalimentaria que controlan de origen a fin la cadena de producción, transformación y comercialización de los alimentos. De este modo, mientras la situación de crisis azota, principalmente, a los países del sur global, las multinacionales del sector ven multiplicar sus ganancias. La cadena agroalimentaria está controlada en cada uno de sus tramos (semillas, fertilizantes, transforma-

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ción, distribución, etc.) por multinacionales que consiguen grandes beneficios gracias a un modelo agroindustrial liberalizado y desregularizado. Un sistema que cuenta con el apoyo explícito de las élites políticas y de las instituciones internacionales que anteponen los beneficios de estas empresas a las necesidades alimenticias de las personas y el respeto al medio ambiente. La gran distribución, al igual que otros sectores, cuenta con una alta concentración empresarial. En Europa, entre los años 1987 y 2005, la cuota de mercado de las diez mayores multinacionales de la distribución significaba un 45% del total y se pronosticaba que ésta podría llegar a un 75% en los próximos 10-15 años. En países como Suecia, tres cadenas de supermercados controlan alrededor del 95,1% de la cuota de mercado; y en países como Dinamarca, Bélgica, Estado español, Francia, Holanda, Gran Bretaña y Argentina, unas pocas empresas dominan entre el 60% y el 45% del total. Las megafusiones son la dinámica habitual en el sector. De este modo, las grandes corporaciones, con su matriz en los países occidentales, absorben a cadenas más pequeñas en todo el planeta asegurándose su expansión a nivel internacional y, especialmente, en los países del sur global. Este monopolio y concentración permite un fuerte control a la hora de determinar lo que consumimos, a qué precio lo compramos, de quién procede, cómo ha sido elaborado, con qué productos, etc. En el año 2006, la segunda empresa más grande del mundo por volumen de ventas fue Wal-Mart y en el listado de las cincuenta mayores empresas mundiales se encontraban también, por orden de facturación, Carrefour, Tesco, Kroger, Royal Ahold y Costco. Nuestra alimentación depende cada día más de los intereses de estas grandes cadenas de venta al detalle y su poder se evidencia con toda crudeza en una situación de crisis. De hecho, en abril del 2008 y frente a la situación de crisis alimentaria mundial, las dos mayores cadenas de supermercados de Estados Unidos, Sam’s Club (propiedad de Wal-Mart) y Costco (de venta a mayoristas), apostaron por racionar la venta de arroz en sus establecimientos aludiendo a una posible restricción en el suministro de este cereal. En Sam’s Club, se limitó la venta de tres variedades de arroz (basmati, jasmine y grano largo) así como la compra de sacos de arroz de nueve o más quilos a un total de cuatro por cliente; en Costco se restringió la venta de harina y de arroz frente al aumento de la demanda. En Gran Bretaña, Tilda (la principal importadora de arroz basmati a nivel mun-

dial) también estableció restricciones a la venta de arroz en algunos establecimientos al por mayor. Con esta medida se puso en evidencia la capacidad de las grandes cadenas de distribución de incidir en la compra y venta de determinados productos, limitar su distribución e influir en la fijación de sus precios. Un hecho que ni siquiera se había producido en Estados Unidos tras la II Guerra Mundial, cuando sí se restringió el acopio de petróleo, neumáticos y bombillas, pero no de alimentos. Otra dinámica que se ha puesto de relieve frente a la situación de crisis alimentaria ha sido el cambio de hábitos a la hora de hacer la compra. Ante la necesidad, por parte de los clientes, de abrocharse el cinturón y buscar aquellos establecimientos con precios más baratos, las cadenas de descuento han sido las que han salido ganando. En Italia, Gran Bretaña, Estado Español, Portugal y Francia, estos supermercados han visto aumentar sus ventas entre un 13% y un 9% el primer trimestre del 2008 respecto al año anterior. Otro indicador del cambio de tendencia es el aumento de las ventas de marcas blancas que ya suponen, según datos del primer trimestre del 2008, en Gran Bretaña un 43,7% del volumen total de ventas, en el Estado español un 32,8%, en Alemania un 31,6% y en Portugal y Francia alrededor del 30%. Cuando son, precisamente, las marcas blancas las que dan un mayor beneficio a las grandes cadenas de distribución y permiten una mayor fidelización de sus clientes. Pero más allá del papel que la gran distribución pueda jugar en una situación de crisis (con restricciones a la venta de algunos de sus productos; cambios en los hábitos de compra, etc.), este modelo de distribución ejerce a nivel estructural un fuerte control e impacto negativo en los distintos actores que participan en la cadena de distribución de alimentos: campesinos/as, proveedores, consumidores/as, trabajadores/as, etc. De hecho, la aparición de los supermercados, hipermercados, cadenas de descuento, autoservicios..., en el transcurso del siglo XX, ha contribuido a la mercantilización del qué, el cómo y el dónde compramos supeditando la alimentación, la agricultura y el consumo a la lógica del capital y del mercado.

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(Texto publicado originalmente en AAVV Introducción a la Crisis Alimentaria Global, Barcelona, No te comas el mundo)

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Crisis de los ricos, víacrucis de los pobres

Por Jorge Majfud Lincoln University

No se trata sólo de salvar algunos bancos, sino, sobre todo, de salvar una ideología y una cultura que no sobreviven por sí solas sino en base a frecuentes inyecciones ad hoc: estímulos financieros, guerras que impulsan la industria y controlan la participación popular, drogas y diversiones que estimulan, tranquilizan y anestesian en nombre del bien común.

Las teorías de la evolución después de Darwin asumen una dinámica de divergencias. Dos especies pueden derivar de una en común; cada tanto, estas variaciones pueden desaparecer de forma gradual o abrupta, pero nunca dos especies terminan confluyendo en una. No existe mestizaje sino dentro de la misma especie. A la larga, una gallina y un hombre son parientes lejanos, descendientes de algún reptil y cada uno significa una respuesta exitosa de la vida en su lucha por la sobrevivencia. Es decir, la diversidad es la forma en que la vida se expande y se adapta a los diversos medios y condiciones. Diversidad y vida son sinónimos para la biosfera. Los procesos vitales tienden a la diversidad pero al mismo tiempo son la expresión de una

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unidad, la biosfera, Gaia, la exuberancia de la vida en lucha permanente por sobrevivir a su propio milagro en ambientes hostiles. Por la misma razón, la diversidad cultural es una condición para la vida de la humanidad. Es decir, y aunque podría ser una razón suficiente, la diversidad no se limita sólo a evitarnos el aburrimiento de la monotonía sino que, además, es parte de nuestra sobrevivencia vital como humanidad. No obstante, hemos sido los humanos la única especie que ha sustituido la natural y discreta pérdida de especies por una artificial y amenazante exterminación, por la depredación industrial y por la contaminación del consumismo. Aquellos que sostenemos un posible aunque no inevitable “progreso de la historia” basado en el conocimiento y el ejercicio de la igual-libertad, podemos ver que la humanidad, tantas veces puesta en peligro de extinción por sí misma, ha logrado algunos avances que le ha permitido sobrevivir y convivir con su creciente fuerza muscular. Y aún así, nada bueno hemos agregado al resto de la naturaleza. En muchos aspectos, quizás en ese natural proceso de prueba y error, hemos retrocedido o nuestros errores se han vuelto exponencialmente peligrosos. El consumismo es uno de esos errores. Ese apetito insaciable nada o poco tiene que ver con el progreso hacia una posible y todavía improbable era sin-hambre, post-escasez, sino con la más primitiva era de la gula y la codicia. No digamos con un instinto animal, porque ni los leones monopolizan la sabana ni practican el exterminio sistemático de sus víctimas, y porque hasta los cerdos se sacian alguna vez. La cultura del consumismo ha errado en varios aspectos. Primero, ha contradicho la condición antes señalada, pasando por encima de las diversidades culturales, sustituyéndolas por sus baratijas universales o creando una pseudo diversidad donde un obrero japonés o una oficinista alemana pueden disfrutar dos días de una artesanía peruana hecha en China o cinco días de las más hermosas cortinas venecianas importadas de Taiwán antes que se rompan por el uso. Segundo, porque también ha amenazado el equilibrio ecológico con sus extracciones ilimitadas y sus devoluciones en forma de basuras inmortales. Ejemplos concretos podemos observarlos a nuestro alrededor. Podríamos decir que es una suerte que un obrero pueda disfrutar de las comodidades que antes les estaban reservadas sólo a las clases altas, las clases improductivas, las clases consumidoras. No

El consumismo es uno de esos errores. Ese apetito insaciable nada o poco tiene que ver con el progreso hacia una posible y todavía improbable era sinhambre, post-escasez, sino con la más primitiva era de la gula y la codicia. No digamos con un instinto animal, porque ni los leones monopolizan la sabana ni practican el exterminio sistemático de sus víctimas, y porque hasta los cerdos se sacian alguna vez.

obstante, ese consumo –inducido por la presión cultural e ideológica– se ha convertido muchas veces en la finalidad del trabajador y en un instrumento de la economía. Lo que por lógica significa que el individuo-herramienta se ha convertido en un medio de la economía como individuo-consumidor. En casi todos los países desarrollados o en vías de ese “modelo de desarrollo”, los muebles que invaden los mercados están pensados para durar pocos años. O pocos meses. Son bonitos, tienen buena vista como casi todo en la cultura del consumo, pero si los miramos fijamente se rayan, pierden un tornillo o quedan en falsa escuadra. Ahora resulta un exotismo aquella preocupación de mi familia de carpinteros por mejorar el diseño de una silla para que durase cien años. Pero los nuevos muebles descartables no nos preocupan mayormente porque sabemos que han costado poco dinero y que, en dos o tres años vamos a comprar otros nuevos, lo que de paso da más interés y variación en la decoración de nuestras casas y oficinas y sobre todo estimulan la economía del mundo. Según la teoría en curso, lo que tiramos aquí ayuda al desarrollo industrial en algún país pobre. Por eso somos buenos, porque somos consumidores. No obstante, esos muebles, aún los más baratos, han consumido árboles, han quemado combustible en su largo viaje desde China o desde Malasia. La

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lógica de “tírelo después de usar”, que es lo más razonable para una jeringa de plástico, se convierte en una ley necesaria para estimular la economía y mantener el PBI en perpetuo crecimiento, con sus respectivas crisis y fobias cuando su caída provoca una recesión del dos por ciento. Para salir de ella hay que aumentar la droga. Sólo Estados Unidos, por ejemplo, destina billones de dólares para que sus habitantes vuelvan a consumir, a gastar, para salir de la locura de la recesión y así el mundo pueda seguir girando, consumiendo y desechando. Pero esos desechos, por baratos que sean –el consumismo está basado en mercaderías baratas, desechables, que hace casi inaccesible el reciclaje de productos duraderos– poseen trozos de madera, plástico, baterías, caños de hierro, tornillos, vidrio y más plástico. En Estados Unidos todo eso y algo más va a la basura –aún en este tiempo llamado “de gran crisis” por razones equívocas– y en los países pobres, los pobres van en busca de esa basura. A la larga, quien termina consumiendo toda la basura es la naturaleza mientras la humanidad sigue poniendo en suspenso sus cambios de hábitos para salir de la recesión primero y para sostener el crecimiento de la economía después. Pero ¿qué significa “crecimiento de la economía”, ese dos o tres por ciento que obsesiona al mundo entero, de Norte a Sur y de Este a Oeste? El mundo está convencido de que se encuentra en una terrible crisis. Pero el mundo siempre estuvo en crisis. Ahora es definida como crisis mundial porque procede y afecta la economía de los más ricos; el paradigma simplificado del desarrollo ha irradiado su histeria al resto del mundo, restándole legitimidad. Pero en Estados Unidos las personas siguen inundando las tiendas y los restaurantes y sus recortes no llegan nunca al hambre, aun en la gravedad de millones de trabajadores sin trabajo. En nuestros países periféricos una crisis significa niños en la calle pidiendo limosna. En Estados Unidos suele significar consumidores consumiendo un poco menos mientras esperan el próximo cheque del gobierno. Para salir de esa “crisis”, los especialistas se exprimen el cerebro y la solución es siempre la misma: aumentar el consumo. Irónicamente, aumentar el consumo prestándole a la gente común su propio dinero a través de los grandes bancos privados que reciben la ayuda salvadora del gobierno. No se trata sólo de salvar algunos bancos, sino, sobre todo, de salvar una ideología y una cultura que no sobreviven

por sí solas sino en base a frecuentes inyecciones ad hoc: estímulos financieros, guerras que impulsan la industria y controlan la participación popular, drogas y diversiones que estimulan, tranquilizan y anestesian en nombre del bien común. ¿Realmente habremos salido de la crisis cuando el mundo retome un crecimiento del cinco por ciento mediante el estímulo del consumo en los países ricos? ¿No estaremos preparando la próxima crisis, una crisis real –humana y ecológica– y no una crisis artificial como la que tenemos hoy? ¿Realmente nos daremos cuenta que ésta no es realmente una crisis sino sólo una advertencia, es decir, una oportunidad para cambiar nuestros hábitos? Cada día es una crisis porque cada día elegimos un camino. Pero hay crisis que son un largo viacrucis y otras que son críticas porque, tanto para oprimidos como para opresores significa una doble posibilidad: la confirmación de un sistema o su aniquilación. Hasta ahora ha sido lo primero por faltas de alternativas a lo segundo. Pero nunca hay que subestimar a la historia. Nadie hubiese previsto jamás una alternativa al feudalismo medieval o al sistema de esclavitud. O casi nadie. La historia de los últimos milenios demuestra que los utópicos solían preverlo con exagerada precisión. Pero como hoy, los utópicos siempre han tenido mala fama. Porque es la burla y el desprestigio la forma que cada sistema dominante ha tenido siempre para evitar la proliferación de gente con demasiada imaginación.

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Fuente: http://majfud.info Agencia Latinoamericana de Información info@alainet.org


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Cómo superar la crisis en plural y apostar por un mundo nuevo Una visión desde el Sur y más específicamente desde América Latina

Por Aram Aharonian* Director del Observatorio Latinoamericano en Comunicación y Democracia

Cuando 850 millones de personas en el mundo viven debajo de la línea de pobreza, cuando millares de niños mueren diariamente de hambre, cuando casi todos los días desaparecen culturas y modos de vida, cuando diariamente atentan contra el futuro del planeta, nadie puede pensar que lo que el mundo requiera hoy sea nuevas regulaciones, que tienden apenas a salvar al sistema capitalista. Se requiere de alternativas, es preciso un mundo nuevo –socialmente justo y ecológicamente sostenible–, hay que transformar el curso de este viejo orden económico, político, social, ambiental, generador de impactos ecológicos, climáticos y sociales que pagan

...el mercado quebró, y basta ya de obedecer a los que fracasaron. No salvemos a los bancos, salvemos a la gente.

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las mayorías populares y amenazan la supervivencia en nuestro planeta. Las crisis sociales de esta debacle capitalista ya se siente en todo el mundo: desempleo, exclusión, vulnerabilidad de las clases medias. La lógica de la acumulación se impuso sobre las necesidades de los seres humanos. Hay una crisis de la civilización; riesgo incluso de la extinción del planeta y la desaparición de la especie humana. Es preciso y urgente aclarar objetivos, vislumbrar la visión a largo plazo (la necesaria utopía, que luego deberá transformarse en práctica), y luego precisar propuestas a corto, medio y largo plazo. Para ello hará falta afinar estrategias para lograr las correlaciones de fuerzas políticas, sociales y culturales que permitan avanzar en las alternativas, derrotando las lógicas y las propuestas de los causantes de la crisis. Francois Houtart propone cuatro ejes para articular la visión de largo plazo: a) un uso renovable y racional de los recursos naturales, b) privilegiar el valor de uso sobre el valor de cambio, c) generalizar la democracia, también dentro del sistema económico, d) el principio de la multiculturalidad, que reúne a todos los saberes en la construcción de las alternativas necesarias. Joseph Stiglitz, Nóbel de Economía estadounidense, señala que falló la gobernanza de las instituciones financieras internacionales como el Banco Mundial, el Fondo Monetario Internacional, el Comité de Regulaciones Bancarias de Basilea: son inadecuadas y no representativas de las economías emergentes y menos aún de los países en desarrollo: “Hay que considerar una nueva estructura financiera internacional”, insiste. El canciller alemán, Angela Merkel, instó a una nueva arquitectura financiera mundial: “Sin duda, tiene que haber una coordinación de la política económica global más allá del FMI, que ha fracasado, y del Banco Mundial. Ya es inconcebible decir que debemos tener fronteras abiertas sin una regulación global”. Algo similar sostiene el primer ministro británico, Gordon Brown, para quien el FMI y el BM no sirven para su propósito y necesitan cambiar drásticamente. Brown, hablando en un seminario para establecer la agenda de la cumbre de abril de líderes del G-20 en Londres, dijo a los académicos reunidos que un “audaz paso hacia adelante” era necesario si habría que prevenir futuras crisis. “Estas instituciones fueron creadas para un mundo de flujos de capital local, no flujos de capital global. Las

Privilegiar el valor de uso significa la no mercantilización de las semillas, el agua, la salud, la educación y los servicios públicos, la supresión del secreto bancario, la anulación de las odiosas e ilegítimas deudas externas, el establecimiento de acuerdos regionales basados en la complementariedad y la solidaridad, así como la creación de monedas regionales.

instituciones que hemos heredado no están equipadas para las funciones que tenemos que abordar en el futuro”, agregó. Para Amartya Sen, Premio Nobel de Economía 1998, economista y filósofo, cada vez está más claro que la estabilidad financiera es un bien común y que, por tanto, es necesario hacer un esfuerzo coordinado para conseguirla. Sen señaló que se trata de una crisis moral en el sentido de que la gente ha utilizado la codicia de manera imprudente, haciéndose daño a sí misma y a los demás. “Muchas instituciones han caído, mucha gente está en la ruina. Se trata de una crisis de prudencia, además de una crisis moral. También es una crisis de control social, ya que podía haberse evitado si hubieran existido controles”, indicó. La nueva relación con la naturaleza –que propone Houtart– significa la recuperación por parte de los Estados de la soberanía sobre sus recursos naturales, el cese de monocultivos y la revalorización de la agricultura campesina. La multiculturalidad se expresa en la abolición de las patentes sobre el conocimiento, la liberación de la ciencia del dominio del poder económico, la supresión de los monopolios de la información, el establecimiento de la absoluta libertad religiosa. Privilegiar el valor de uso significa la no mercantilización de las semillas, el agua, la salud, la educación y los servicios públicos, la supresión del secreto bancario, la anulación de las odiosas e ilegítimas deudas

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Cómo superar la crisis en plural y apostar por un mundo nuevo

Stiglitz mismo habla de nacionalización de la banca: “Los bancos están en muy mala situación. El gobierno de EE.UU. ha vertido cientos de miles de millones de dólares con muy pocos resultados. Los ciudadanos norteamericanos se han convertido en propietarios mayoritarios de un gran número de bancos importantes. Pero no tienen el control. Cualquier sistema que tenga una separación de la propiedad y el control es una receta para el desastre. La única respuesta es la nacionalización. Esos bancos ciertamente están en bancarrota”. externas, el establecimiento de acuerdos regionales basados en la complementariedad y la solidaridad, así como la creación de monedas regionales. Sin duda, la crisis capitalista es una oportunidad privilegiada para poner en práctica estas medidas. Democratizar las sociedades va más allá de la aplicación de la democracia participativa y la cogestión local en los temas económicos; va hasta la reforma misma de las Naciones Unidas, significa la reivindicación de los derechos humanos en todas sus dimensiones, individuales y colectivas. El único actor histórico, portador de proyectos alternativos, dice Houtart, es plural: trabajadores, campesinos (con y sin tierra) indígenas, mujeres, pobres, ecologistas, migrantes, incluso los intelectuales que interactúan con los movimientos sociales. Estamos confiados que los Estados latinoamericanos que han creado condiciones para que las alternativas nazcan y florezcan, sigan regando la convergencia y abonando las luchas de los movimientos sociales. Lo cierto es que ya es demasiado tarde para tomar medidas preventivas de la actual crisis, pero aún es tiempo de juntarse para contener los daños y fracturas y diseñar una nueva arqui-

tectura financiera, basada en la consolidación de bloques regionales capaces de sustentar un nuevo mundo multipolar. Las crisis deben abordarse de forma que reflejen las realidades de los desequilibrios actuales globales, haciendo frente a las asimetrías de forma equitativa y justa. A menos que se haga así, se corre el riesgo del aumento de la pobreza, con retrocesos importantes en los esfuerzos por cumplir con las llamadas Metas del Milenio. El incremento del desempleo hará que los países se enfrenten con mayores necesidades sociales, pero la disminución de los presupuestos públicos les proporcionará menos recursos para satisfacer las demandas y necesidades. Los recortes en el gasto social amenazan con tener efectos a largo plazo sobre la educación y la salud, con consecuencias para toda la vida sobre todo en la niñez y juventud afectadas. El Foro Social Mundial de Belém do Pará, dejó algunas certezas: el mercado quebró, y basta ya de obedecer a los que fracasaron. No salvemos a los bancos, salvemos a la gente. Lo económico y lo ambiental van de la mano. Soberanía latinoamericana sobre los recursos latinoamericanos. Una moneda común. Un cambio ético. Lo colectivo por sobre lo individual. Tolerancia cero al analfabetismo. Alerta roja ante los nuevos disfraces del capital transnacional, especialmente los vinculados con los monocultivos y las semillas transgénicas. Socialismo del siglo XXI. Políticas de Estado regionales. Cooperación en áreas estratégicas. Formación de cuadros políticos y sociales como reaseguro de un proyecto democrático y popular de largo alcance. El francés Francois Sábado destacó que la turbulencia actual posee dimensiones económicas, sociales, políticas, energéticas, climáticas y alimentarias. “Una crisis de civilización” que revela una profunda derrota de las políticas neoliberales, resumió. Para Sábado, si la izquierda y las fuerzas populares no logran encontrar un programa mínimo común para actuar, se corre el riesgo de que la disputa por la superación de la crisis quede entre los neoliberales y aquellos que desean reformar el capitalismo. Los movimientos sociales exigen la nacionalización del sistema financiero y el control de los flujos de capital, como iniciativas de corto plazo, tópicos complementarios entre sí. Stiglitz mismo habla de nacionalización de la banca: “Los bancos están en muy mala situación. El gobierno de EE.UU. ha verti-

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El incremento del desempleo hará que los países se enfrenten con mayores necesidades sociales, pero la disminución de los presupuestos públicos les proporcionará menos recursos para satisfacer las demandas y necesidades. Los recortes en el gasto social amenazan con tener efectos a largo plazo sobre la educación y la salud, con consecuencias para toda la vida sobre todo en la niñez y juventud afectadas. do cientos de miles de millones de dólares con muy pocos resultados. Los ciudadanos norteamericanos se han convertido en propietarios mayoritarios de un gran número de bancos importantes. Pero no tienen el control. Cualquier sistema que tenga una separación de la propiedad y el control es una receta para el desastre. La única respuesta es la nacionalización. Esos bancos ciertamente están en bancarrota”. Muchas naciones emergentes tienen un sistema bancario central mucho mejor que el de Estados Unidos, porque comprendieron los riesgos de exceso de influencia, la excesiva dependencia en los préstamos de bienes raíces, y realizaron acciones mucho más prudentes. Muchos países en desarrollo también acumularon grandes reservas y están en mejor situación para enfrentar esta crisis que hace una década. Pero –también– algunos se enfrentarán a tiempos muy difíciles, con suspensión de pagos. Sin duda, muchos de estos países están sufriendo por haber prestado demasiada atención a lo que ha estado sucediendo en Estados Unidos. El Sur necesita diseñar, definir una agenda común, que enfrente las lógicas dominantes en las respuestas y medidas de los gobiernos del Norte frente a la crisis, atacando los problemas más urgentes de las mayorías, fijando metas cuantificadas y diseñando los instrumentos para alcanzarlas. Sí, es movilizarse contra los “rescates financieros para incompetentes”, como los denomina Paul Krugman, y proponer en su lugar que las

Naciones Unidas acuerden habilitar Fondos Urgentes para hacer frente a la crisis alimentaria en este 2009, tal y como lo reclama la FAO. Es necesario definir acciones urgentes frente a los paraísos fiscales, por donde pasa hoy casi la mitad del comercio mundial, y a donde las grandes empresas trasnacionales desvían sus beneficios para evadir el pago de impuestos. No cabe duda que todas las transacciones económicas deben someterse a la regulación y tasación de los Estados. Estos centros offshore facilitan la corrupción, el lavado de dinero y la evasión fiscal, socavando, a su vez, la gobernanza democrática. Significa, en definitiva, definir los principios sobre los que debe basarse un Nuevo Orden Económico y Social, con la paralela articulación de propuestas urgentes llenas de sentido común y con amplio respaldo social para que sean adoptadas por la gran mayoría de los Estados presentes en la Asamblea General de la ONU. Es hora que el llamado bloque BRIC –Brasil, Rusia, India, China– se ponga decididamente del lado de la construcción de este Nuevo Orden y no se alíe a las propuestas de los poderosos del G-20. Es necesario abordar, también, el sistema mundial de reservas, ya que el actual, en base al dólar, se está desmoronando, y el sistema euro-dólar-yen que podría reemplazarlo, podría ser aún más inestable. Sin duda se debe crear un nuevo sistema mundial de reservas, o, mejor aún, sistemas regionales que coadyuven al desarrollo de sus países y sirvan para proyectos de integración y conservación ambiental y de sus recursos naturales. Es hora de superar los diagnósticos y sin olvidar la utopía, unirse para ir avanzando hacia ese mundo nuevo, necesario, imprescindible que reclaman las grandes mayorías.

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* Director de Question. Fundador de Telesur Fuente: Alai-Amlatina


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¿Qué reformas son necesarias en la economía mundial? Por Julio C. Gambina* Profesor de Economía Política. Universidad Nacional de Rosario. Argentina

La cumbre del G20 realizada en Washington se propuso “restaurar el crecimiento económico y reformar al sistema financiero global” sin discutir el tipo de crecimiento económico y su distribución. ¿Da lo mismo un incremento de la industria automotriz para uso individual, que una expansión de medios colectivos de locomoción? ¿Importa crecer con depredación de los recursos naturales que hacerlo preservando el medio ambiente, la soberanía alimentaria o energética? ¿Vale contabilizar la producción militar ó la actividad especulativa como referencia del aumento de la economía? Aparece más atractiva la discusión sobre la nueva arquitectura financiera, aunque valen algunos interrogantes. ¿Quiénes deben protagonizar dicho debate? ¿Los responsables del orden actual? Recordemos que Paulson saltó en 2006 desde Goldman Sachs a Secretario

del Tesoro de EEUU. Su primer reflejo fue destinar 700.000 millones de dólares para “comprar carteras tóxicas” y salvar entidades financieras expuestas por créditos incobrables. Luego modificó la orientación para avanzar con estatizaciones temporales, para retomar luego el camino de la liberalización. En ese sentido, la cumbre sostuvo que “Nuestro trabajo estará guiado por una creencia compartida de que los principios del mercado, el libre comercio y los regímenes de inversión, y unos mercados financieros regulados en forma efectiva albergan el dinamismo, la innovación (...) que son esenciales para el crecimiento económico, el empleo y la reducción de la pobreza”. Luego de décadas de hegemonía neoliberal y políticas de restauración conservadoras, lo que menos se necesita es la reiteración de las políticas que llevaron a la concentración del ingreso y la riqueza junto al empobrecimiento de la población. No alcanza con las apelaciones a “fortalecer la supervisión sobre instituciones financieras” o promover “reformas del sistema financiero mundial y las organizaciones resultantes de Bretton Woods”, porque ese orden emergente al final de la segunda guerra es el que está en crisis: la economía mundial del dólar patrón de cambio. La discusión es sobre el nuevo orden mundial y especialmente sobre quienes están habilitados para su consecución. En el 44 el debate lo dieron los vencedores de

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la contienda. ¿Quiénes son esos actores en la actualidad? Desde el 2001 se impuso un reclamo del movimiento popular mundial por otro orden posible y necesario. Argentina podría contribuir a ese desafío con políticas económicas promotoras de la distribución del ingreso y la riqueza en el marco de una integración alternativa al librecambio sustentado por el poder económico mundial y local. Ello supone una desconexión del foco de la crisis y una reconexión virtuosa con países de la región para modificar la ecuación de beneficiarios en el desarrollo económico. La presidenta Argentina manifestó en Washington la superación de la crisis desde “otro capitalismo”. Es una afirmación para interrogarse sobre la posibilidad de la tesis con transnacionalización creciente. Es tiempo para pensar audazmente en la superación del neoliberalismo y el capitalismo siguiendo la búsqueda creativa en la región, donde se sustentan propuestas más allá y aún contra el capitalismo; incluso socialistas. Las respuestas a la crisis deben buscarse al margen de los responsables e involucrar a los pueblos y formar sujetos para el sustento de cambios profundos y que pugnen por resolver las diferencias que demoran la emergencia del Banco del Sur u otros proyectos de articulación productiva y cultural que oportunamente fueron suscitados. Remitimos a emprendimientos regionales energéticos, comunicacionales, de infraestructura (respetando el medio ambiente y la cultura popular) y en diversas esferas de la economía. Se trata de resolver problemas económicos sociales al tiempo que se construye el sujeto social para su implementación. Es una lógica diferente a la inyección de liquidez pública a instituciones invalidadas por su práctica, como el FMI. Más que reformar el FMI, nuestros países pueden organizar respuestas similares a la de Bolivia retirándose del CIADI; o Ecuador con la auditoría de la deuda pública. Son medidas convergentes con un estricto control al movimiento de capitales. Es tiempo para denunciar a los organismos multilaterales y construir institucionalidad alternativa. Algo

Es tiempo para denunciar a los organismos multilaterales y construir institucionalidad alternativa. Algo contrario a lo sustentado por el G20 que brega por la culminación antes de fin de año de la ronda de Doha (OMC), cuyo objetivo es bajar aranceles para bienes industriales en nuestros países, al tiempo que EEUU y Europa mantienen cuantiosos subsidios a la producción y exportación de productos agrícolas.

contrario a lo sustentado por el G20 que brega por la culminación antes de fin de año de la ronda de Doha (OMC), cuyo objetivo es bajar aranceles para bienes industriales en nuestros países, al tiempo que EEUU y Europa mantienen cuantiosos subsidios a la producción y exportación de productos agrícolas. Se requiere denunciar cuantiosos tratados en defensa de las inversiones para instalar nuevas normas de intercambio que privilegien resolver necesidades sociales insatisfechas.

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* Presidente de la Fundación de Investigaciones Sociales y Políticas, FISYP. Miembro del Comité Directivo del Consejo Latinoamericano de Ciencias Sociales, CLACSO. Fuente: Agencia Latinoamericana de Informacion email: info@alainet.org


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Acople depresivo global Radicalización de la crisis El 2009 aparece como el-año-detodos-los-peligros. Es muy difícil pronosticar el ritmo de la crisis en curso sobre todo porque no tiene precedentes en la historia del capitalismo; su carácter sistémico, su pluralidad (económica, energética, militar, institucional, tecnológica, ambiental, ideológica) y las interrelaciones entre sus diversas componentes le confieren un comportamiento errático, casi (pero no totalmente) impredecible.

Por Jorge Beinstein Economista. Docente de la Universidad de Buenos Aires (UBA) jorgebeinstein@yahoo.com

A comienzos de 2007 fue Alan Greenspan (por entonces ya había abandonado la presidencia de la Reserva Federal) quien dio el alerta acerca de la próxima llegada de la recesión en los Estados Unidos. La profecía se cumplió hacia el fin de ese año. Ahora ha sido Gordon Brown, primer ministro de Inglaterra el que ante la Cámara de los Comunes a comienzos de febrero de 2009, en plena recesión, anunció la llegada de la depresión global. Como era de esperarse, la palabra maldita fue rápidamente desmentida por la oficialidad que la atribuyó a una “gaffe”, a una expresión involuntaria de Brown, pero el tema quedó instalado, precedido por un cierto número de comentarios y artículos de especialistas coincidentes con esa afirmación. Casi al mismo tiempo el presidente de Francia, Nicolás Sarkozi, calificó a la crisis como “la peor desde hace un siglo”.En su conferencia de prensa del 9 de febrero Barak Obama coincidió con esas visiones “catastrofistas” (realistas). El 2009 aparece como el-año-de-todos-los-peligros. Es muy difícil pronosticar el ritmo de la crisis en curso sobre todo porque no tiene precedentes

en la historia del capitalismo; su carácter sistémico, su pluralidad (económica, energética, militar, institucional, tecnológica, ambiental, ideológica) y las interrelaciones entre sus diversas componentes le confieren un comportamiento errático, casi (pero no totalmente) impredecible. De todos modos, un conjunto de indicadores nos está señalando que el acople recesivo global que se fue desarrollando durante 2008 está ahora ingresando en una nueva etapa caracterizada por grandes caídas productivas y aumentos de la desocupación en los países centrales y en la mayor parte de la periferia. Se trata de la instalación de un acople depresivo global avanzando ante la impotencia de los gobiernos de los países ricos que constatan cómo las lluvias de millones de millones de dólares, euros, etc., arrojados sobre sus mercados no consiguen frenar la avalancha. Al igual que en el comienzo de la etapa anterior,

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el motor de la crisis se encuentra en los Estados Unidos donde durante el último trimestre de 2008 y en el comienzo de 2009 aparecieron datos alarmantes anunciando la inminente llegada de la depresión. En el cuarto trimestre de 2008 el Producto Bruto Interno promedio cayó a una tasa anual de 3,8% (si descontamos la acumulación de inventarios la caída supera el 5%), la producción industrial bajó 11%, el consumo de bienes durables 22%, el de bienes no durables 7% y las exportaciones 22%. Las informaciones disponibles del primer mes de 2009 (consumo, desocupación, cotizaciones bursátiles, algunos sectores industriales decisivos como el del automóvil, etc.) indican que la tendencia recesiva se profundiza. A las caídas en la producción y el consumo se agrega el rápido aumento del ahorro personal, impulsado por el temor a la desocupación y a la pérdida de ingresos, que reducirá aún más el consumo lo que a su vez empujará hacia abajo a la producción industrial. A lo largo de 2008 se puso en marcha el clásico círculo vicioso recesivo donde el consumo, la producción y la inversión interactúan negativamente: la recesión provoca más y más recesión. Se ha producido un rápido empobrecimiento del grueso de la población. En algunos casos se trata de pérdidas de riquezas ilusorias como lo fue el aumento burbujeante de acciones y valores inmobiliarios que impulsaban el consumo de sus beneficiarios y en otros de pérdidas reales de empleos, salarios y viviendas. Dos informaciones pueden ser útiles para evaluar la magnitud del desastre. La primera referida a la contracción de la riqueza provocada por el colapso financiero. La llamada riqueza neta de la población norteamericana (valor de las propiedades, acciones, etc., menos deudas) había descendido a comienzos de 2009 en unos 14 billones (millones de millones) de dólares corrientes respecto del valor promedio de 2007, cifra equivalente al Producto Bruto Interno de los Estados Unidos. La segunda información nos ilustra sobre el impacto social de la crisis. La desocupación “oficial”, es decir la registrada de ese modo por el gobierno, creció gradualmente a lo largo de 2007 y se aceleró desde mediados de 2008. En octubre incluía a más de 10

Los principales indicadores económicos y sociales nos señalan que la crisis se acelera y que el aumento de ritmo apunta hacia un gran salto cualitativo, un hundimiento catastrófico de la economía norteamericana que seguramente arrastrará al conjunto del sistema global.

millones de personas y en diciembre superaba 11 millones (7,2% de la población económicamente activa). Sin embargo esa cifra subestima el problema porque a los 11,1 millones de desocupados oficiales de diciembre de 2008 (3,6 millones más que en diciembre de 2007) es necesario agregar 2,6 millones de desocupados de “larga duración” (con 27 semanas o más sin empleo). Ese sector aumentó en 1,3 millones de personas durante 2008. Por otra parte, los trabajadores precarios llegaban a unos 8 millones (eran 4 millones 600 mil un año antes). Sumando desocupados oficiales, crónicos y trabajadores precarios se llega en diciembre de 2008 a casi 22 millones de personas (eran 13 millones 500 mil un año antes. Se trata del salto al vacío de más de 8 millones de personas.

Insolvencia y aceleración de la crisis Los principales indicadores económicos y sociales nos señalan que la crisis se acelera y que el aumento de ritmo apunta hacia un gran salto cualitativo, un hundimiento catastrófico de la economía norteamericana que seguramente arrastrará al conjunto del sistema global. El Producto Bruto Interno real creció a una tasa anual del 3,3% en el segundo trimestre de 2008, tuvo una leve cifra negativa en el tercero (-0,5%) y cayó con fuerza en el cuarto (-3,8%). La producción industrial aceleró su descenso a lo largo del año pasado: el índice promedio del

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Acople depresivo global. Radicalización de la crisis

segundo trimestre cayó 0.9 % respecto del primero, el del tercero bajó 2,3% respecto del segundo y el de cuarto trimestre descendió 3%. El consumo personal que se había mantenido estancado en términos reales durante los primeros meses de 2008 inició un persistente descenso en el segundo semestre que tiende a acentuarse a comienzos de 2009. A lo largo de 2007 y hasta abril de 2008 la masa de desocupados oficiales presentaba una curva ascendente suave, pero en mayo pegó un salto del orden del 11%. A partir de allí el crecimiento de la desocupación se aceleró: en los cinco trimestres que van entre enero de 2007 y marzo de 2008 la tasa trimestral promedio de incremento del volumen de desocupados nunca superó el 1,5%, pero en el tercer trimestre de 2008 subió al 3,5% y en el cuarto al 5 %. En diciembre de 2008 se produjeron 630 mil nuevos desocupados netos, en enero de 2008 se repitió aproximadamente dicha cifra. El índice de precios de las viviendas desciende a velocidad creciente desde mediados de 2008: 10% de caída a lo largo de todo 2008. En los 12 meses que van entre octubre de 2007 y mediados de septiembre de 2008 la capitalización bursátil norteamericana descendió unos cuatro billones (millones de millones) de dólares, pero sólo en los cuatro meses siguientes descendió en un cifra similar. La baja mensual promedio pasó entonces de 333 mil millones de dólares para el primer período a un billón de dólares para el segundo (casi 7% del PBI por mes). En fin, la tasa de ahorro respecto del ingreso personal disponible que se había mantenido próxima de cero en los últimos años, pasó del 1,2% en el tercer trimestre de 2008 a 2,9% en el cuarto trimestre y existe consenso entre los pronósticos conocidos para situarla en torno del 5% antes de fin de año acentuando así la retracción del consumo. Si la tendencia a la aceleración de la caída económica no puede ser frenada, todo parece indicar que en 2009 se producirá la Gran Depresión, mucho más grande que la de los años 1930. Desde que se produjo el colapso financiero de mediados de septiembre del año pasado, el go-

Desde que se produjo el colapso financiero de mediados de septiembre del año pasado, el gobierno de Estados Unidos (Bush y luego Obama) ha tratado de suavizar la caída, primero a través de millonarios subsidios a los bancos y a industrias claves como la automotriz y, finalmente, a los consumidores. Sin embargo, estas inyecciones de fondos que aumentan peligrosamente la deuda y el déficit público no han conseguido el objetivo buscado. bierno de Estados Unidos (Bush y luego Obama) ha tratado de suavizar la caída, primero a través de millonarios subsidios a los bancos y a industrias claves como la automotriz y, finalmente, a los consumidores. Sin embargo, estas inyecciones de fondos que aumentan peligrosamente la deuda y el déficit público no han conseguido el objetivo buscado. Ha sido así porque detrás de la crisis de liquidez, de la falta de crédito, se encuentra el fenómeno de sobre endeudamiento público y sobre todo privado que ha colocado a numerosas empresas y a una enorme masa de consumidores en la insolvencia o al borde de la misma. Eso no se arregla inyectando dinero en el mercado. Con esas intervenciones se producen algunos alivios pasajeros que evitan uno que otro derrumbe y postergan un poco la depresión sin poder impedir su llegada. A su vez, la insolvencia y el sobre endeudamiento son el resultado de una prolongada decadencia productiva asociada al ascenso del parasitismo financiero de aproximadamente cuatro décadas de duración. Es el conjunto del sistema lo que ha entrado en crisis.

Trampa global Al igual que en el período recesivo (2008), no existe ninguna posibilidad de desacople; la articulación comercial, productiva y financiera de la

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economía mundial opera como una gigantesca trampa de la que nadie puede escapar. Habrá que esperar a que el tiempo (la prolongación de la crisis) genere factores de desarticulación, de fractura, capaces de quebrar la unidad del sistema. Para que ello ocurra debería producirse una quiebra duradera del comercio y de la trama monetaria internacional (queda abierta la reflexión acerca de las posibilidades de supervivencia del capitalismo como cultura universal si eso llegara a ocurrir). Por ahora el hundimiento es general. La mayor parte de los países europeos están pasando de la recesión a la depresión. Japón sigue el mismo camino. China transita hacia una fuerte baja en su tasa de crecimiento del PBI, y algunos pronósticos la sitúan en torno del 6 % para 2009 con consecuencias económicas y sociales equivalentes a una recesión. Brasil y Rusia ya se han acoplado al desinfle global. La Organización Internacional del Trabajo acaba de presentar un escenario para 2009 que incluye cincuenta millones de desocupados adicionales.

Depresión psicológica La depresión económica viene precedida por una ola de depresión psicológica que luego de algunos primeros pasos tímidos en medio de la recesión de 2008 se expande actualmente a toda velocidad entre las elites dominantes del mundo. El pesimismo se está adueñando del universo cultural del capitalismo, sus ilusiones de dominación imperial del mundo se van disolviendo en el océano de la crisis. Ese clima fue bien expresado en su momento inicial por Richard Haass, presidente del Consejo de Relaciones Internacionales de los Estados Unidos, cuando en un artículo publicado en mayo de 2008 señalaba el fin de la hegemonía global norteamericana y el nacimiento de un mundo crecientemente despolarizado, es decir, el principio del fin de la plurisecular y compleja construcción colonial de Occidente. Hacia mediados de diciembre James Rickards, figura clave del aparato de inteligencia norteamericano, presentó un informe auspiciado por la U.S. Navy plagado de pronósticos siniestros: desde el derrumbe del dólar y de los títulos públicos norteamericanos hasta

reducciones del Producto Bruto Interno del orden del 30% en los próximos cinco años y tasas de desocupación similares a las de los años 1930. Finalmente el último encuentro de Davos, en otros tiempos reunión estelar de la cumbre de la globalización neoliberal, estuvo dominado por las constataciones de impotencia ante una crisis avasalladora. Empresarios transnacionales y dirigentes de las grandes potencias lloraron sobre los restos de un mundo que llegaron a creer eterno. Este acople mundial del pesimismo ideológico y la depresión económica podría ser visto en una primera aproximación al tema como el principio del fin de la post guerra fría, período de dos décadas de duración marcado por la dominación global de los Estados Unidos, un auge sin precedentes de la especulación financiera y una integración transnacional muy avanzada de los sistemas productivos. También podría ser descrito como era neoliberal enterradora del keynesianismo, del estatismo burgués desarrollista. Sin embargo, esas serían interpretaciones muy limitadas, carentes de una visión histórica más amplia, ya que el llamado neoliberalismo no fue otra cosa que el discurso triunfalista de la degeneración financiera, parasitaria del capitalismo keynesiano. En los Estados Unidos el estado militarista e interventor nunca se retiró de la escena y en las otras grandes potencias la intervención voluntarista del Estado estuvo siempre presente aunque al servicio de un capitalismo globalizado y financierizado, cuya dinámica terminó por desquiciar y corromper profundamente a los sistemas institucionales en los que se apoyaba. Es toda la historia del capitalismo (sus grandes paradigmas científicos y tecnológicos, su estilo de consumo, sus sistemas productivos, su cultura imperial) lo que ahora está comenzando a navegar a la deriva.

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Fuente: Agencia Latinoamericana de Información info@alainet.org


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demanda 170 litros de agua, y una camiseta de algodón necesita 20.000 litros. Al mismo tiempo, cada habitante suizo utiliza por día (cocina, higiene, etc.) 160 litros de agua. Cifra que llega a 4.000 litros por día si se calcula el agua empleada en los alimentos, productos y vestidos importados al país.

El AGUA como un bien público y no como negocio de las transnacionales Por Sergio Ferrari Berna. Suiza

La falta de acceso al agua genera en casi todas las regiones del planeta diferentes tipos de confrontaciones. Las guerras del futuro serán cada vez más por el control del agua. Tesis ampliamente desarrollada durante el simposio “El agua: fuente de conflictos”, realizado el primer viernes de marzo en Berna, Suiza, convocado por la Coordinación Suiza “El agua como bien público” y organizado por la Alianza Sur, plataforma que reúne a seis de las más importantes ONG helvéticas de cooperación con el Sur.

Dicho simposio intentó relanzar la reflexión de la opinión pública nacional a sólo cuatro días de la apertura en Estambul, Turquía, del Quinto Foro Mundial del Agua titulado “Conciliar las divisiones por el agua”. “La conflictividad en el planeta a causa del agua tiende a agravarse con los actuales cambios climáticos”, subraya Rosemarie Bär, una de las responsables de la Coordinación y representante de la misma al evento turco. Bär anticipa señales alarmantes. El África subsahariana sufrirá una disminución del 20 % de su disponibilidad de agua de aquí al fin del siglo.Y a nivel planetario cerca de 70 importantes ríos están amenazados de secarse por los cambios climáticos y el exceso de consumo. Con esta perspectiva, los conflictos violentos en torno a este recurso vital seguirán aumentando en un escenario ya dramático, donde 1.200 millones de personas en el planeta no cuentan hoy con agua potable y 4.000 niños menores de 5 años mueren diariamente a causa de dicha situación. Y donde el modelo predominante produce víctimas y cifras escalofriantes. La producción de 1 litro de bioetanol (combustible vehicular) necesita cerca de 5.000 litros de agua. Un tomate de Marruecos que será luego exportado necesita 13 litros virtuales de agua. Mientras que la producción de un vaso de jugo de naranja

Agua, derecho humano fundamental “El acceso al agua es un derecho humano fundamental. De su aplicación dependen prácticamente todos los otros derechos humanos esenciales”, señala Bruno Riesen, responsable de campañas de Amnistía Internacional (AI) en Suiza. Y si bien hoy se tiende a hablar constantemente de la crisis financiera, de la inestabilidad bancaria, de los graves problemas climáticos, “muchos olvidan que una parte esencial de los grandes problemas de futuro está ligada al agua”, enfatiza. En caso de persistir la actual tendencia, subraya el representante de AI, las previsiones son terribles. “Dos tercios de la población mundial, es decir más de 3.5 millones de personas, no contará con agua potable en el 2025”. La lógica predominante en la actualidad, explica Riesen, implica el desperdicio del vital líquido; el crecimiento desmedido del consumo de una parte pequeña de la población planetaria –en detrimento de la mayoría–; así como una producción agropecuaria que acapara el 70% del consumo del agua a nivel planetario. “Con el agravante que dicha producción está encaminada, por ejemplo, a los agro carburantes. Es decir a irrigar plantíos destinados luego a abastecer de combustible los vehículos de la población del norte”, denuncia.

La responsabilidad de la ONU Concepto marco con el que coincide la abogada portuguesa Catarina de Albuquerque, experta independiente sobre el agua potable del Consejo de los Derechos del Hombre de las Naciones Unidas, con sede en Ginebra. El no respeto a ese derecho fundamental, “implícitamente reconocido por las Naciones Unidas cuando reconoce el derecho a mejorar las condiciones de vida”, anticipa el riesgo de nuevos y mayores conflictos, señala Albuquerque. Confrontaciones que “buscan controlar las fuentes de agua; o que conciben a éstas como instrumentos o blancos militares; en tanto que objetivos terroristas

Y si bien hoy se tiende a hablar constantemente de la crisis financiera, de la inestabilidad bancaria, de los graves problemas climáticos, “muchos olvidan que una parte esencial de los grandes problemas de futuro está ligada al agua”

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o incluso como medio de presión y chantaje entre naciones”, explica. De ahí que la resolución de los problemas del agua, “está ligada a una verdadera voluntad política de los diferentes actores y Estados”, enfatiza. Y de allí también, la responsabilidad y la importancia del sistema de “las Naciones Unidas, que con su diversidad de Estados miembros, de propuestas y actores, de preocupaciones en la diversidad, constituyen un verdadero milagro” y un marco esencial para resolver los problemas mundiales, entre ellos, el del agua, concluye. El de Turquía, un foro de las transnacionales “En la propuesta de declaración final del Quinto Foro, que deberá ser discutida y aprobada en Estambul, no encontré referencias explícitas al agua como derecho humano fundamental”, dice Albuquerque, quien informa que no estará presente en el mismo. “Somos bastante escépticos de lo que pueda resultar de ese foro controlado por las transnacionales del agua”, enfatiza por su parte el pastor Alberto Rieger, responsable de la Organización OEME (Ecumenismo, Misión, Cooperación al Desarrollo), de las iglesias cristianas helvéticas. En esos foros, “la sociedad civil internacional no es tenida realmente en cuenta”, y las reivindicaciones de los movimientos sociales son subestimadas, enfatiza Rieger. Por eso, importantes redes internacionales que luchan por el agua como bien público y que participaron en el Foro Social Mundial de Belém de Pará –fin de enero pasado–, “han definido una estrategia de presión y enviarán representantes a Estambul para hacer escuchar su voz”. Exigimos, tal como se definió en la Declaración del Agua de Belém, “que cualquier ser humano tenga acceso y derecho al agua de buena calidad y en cantidad suficiente para la higiene y la alimentación”, explica el coordinador de OEME, presente en el simposio de Berna. Y que la gestión del agua “permanezca en el ámbito público y comunitario, con participación, equidad, control social, sin fin de lucro, sin generar violencia a los territorios, preservando el ciclo del agua”, concluye.

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Fuente: AGENCIA DE NOTICIAS PRENSA ECUMÉNICA informativo@attac.org


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La droga, problema de ayer y de hoy Por José Jaramillo Alzate Periodista y Docente Universitario jaraljos@epm.net.co

Lo que ahora llaman el problema de las drogas, no es nuevo. Tiene tanta antigüedad como el hombre. Lo que sucede es que ahora los consumidores son más, porque también la población es mayor, los traficantes son más y sus conocimientos han llegado a más ámbitos y niveles, por conducto de los medios de comunicación. Si revisamos los textos de culturas antiguas, como la Odisea, por ejemplo, encontramos que allí se habla de las bebidas para olvidar el dolor y el infortunio, extraídas de plantas. En la mitología egipcia se habla del “filtro maravilloso” que fue enviado por Polidama a la hija de Zeus, y en la historia antigua se encuentran referencias

La droga envilece al hombre, corrompe a la sociedad y acaba con la salud

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al consumo o utilización de la dormidera y el hachís, muchísimos años antes de Cristo. Asirios, griegos, egipcios, babilonios, utilizaron estimulantes provenientes de las yerbas. La palabra cannabis tiene origen griego. Heródoto, uno de los grandes historiadores helénicos, narraba en sus obras sobre las guerras médicas los extraños efectos de frutos de arboles cultivados con esmero, convertidos en ungüento o en bebida. El opio, cuya paternidad se disputan la India y la China, pero que dio a Inglaterra provechosos ingresos en su mercado, fue antiguamente suministrado a Marco Aurelio como calmante para dolores de cabeza. También con éste y otros fines, incluyendo el de la embriaguez, lo consumieron los árabes. Entre nosotros, los indígenas cultivaron y consumieron como estimulantes aplicaciones medicinales, plantas que hoy pertenecen al inventario homeopático y la misma coca. En Bolivia y Perú persiste hoy la permisión de esos cultivos y de sus usos terapéuticos originales. Éste ha sido un problema de ayer. Es hoy otro problema por los refinamientos y lo será mañana cuando el hombre posea otros medios para procesar la droga y comercializarla con distintos pretextos.

Comercio monopolizado También ayer, como hoy, hubo monopolistas en el mercado del narcotráfico. Si nos remitimos a la época de la reina Victoria en Gran Bretaña, por ejemplo, se hallará que fue este país el gran monopolizador del opio y por lo menos gran beneficiario con su tráfico entre los consumidores, incluyendo a China e India. Todo indica que tenía el monopolio de su transporte y de su distribución, lo que le generaba ingresos tan altos que le impedía combatir ese comercio. Hoy el caso se repite en otros escenarios, con otros actores y otras especies. Y, desde luego, con otros riesgos. Sí, naturalmente con otros riesgos, porque los grandes consumidores ejercen simultáneamente el papel de represores de dicho comercio. En Estados Unidos, por ejemplo, para citar un caso que se apareja al de la referencia histórica, en el mundo capitalista, consumo y represión cuestan bastante, pues ya no es solamente el gasto en el desarrollo y aplicación de políticas antinarcóticas, con carácter nacional y universal, sino, también, el apoyo y la colaboración a los países comprometidos tanto en la producción como en la comercialización de las distintas variedades de la droga, especialmente de la cocaína y la heroína, como es el caso actual de Colombia que se ha convertido ya no solamente en procesadora de la coca sino, también, en cultivadora. Entre los consumidores había niveles.

Se puede hacer una agrupación de las drogas más conocidas, pero las que más comprometen hoy al comercio, al tráfico y a los célebres “ajustes de cuentas” de las mafias organizadas y las “mulas” utilizadas, son la marihuana, el bazuco y la cocaína. Son también las que reportan pingües ganancias y las que han creado la nueva clase de ricos.

El opio, como la marihuana, la coca y el cáñamo tenían su clientela en la clase alta, pero hoy se han popularizado los consumos. Obtener una cualquiera de estas sustancias es tan fácil como comprar coca-cola, porque se encuentran, bajo denominaciones internacionales y propias, en cualquier lugar del universo. Sus demandantes no son sólo los hijos de los ricos que tienen dinero para derrochar, sino también obreros y estudiantes que se han habituado a sus pequeñas dosis. La juventud americana dio una respuesta muy halagadora a los negociantes de la mafia al incrementar los consumos de subproductos y crear modalidades distintas para su mayor demanda. ¿Se ha dañado el negocio de la marihuana para los exportadores colombianos? Sí, porque según versiones que circularon hace años, engañaron a los gringos con el producto exportado y ahora ellos producen marihuana de mejor calidad. Tienen más recursos, más ciencia y más tecnología para mejorar la calidad, disminuir los efectos y comercializarla en otros planos. Son muy pocos los sectores sociales que escapan al consumo de marihuana, a la coca o a sustancias derivadas de este producto.

Las drogas más conocidas Se puede hacer una agrupación de las drogas más conocidas, pero las que más comprometen hoy al comercio, al tráfico y a los célebres “ajustes de cuentas”

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La droga, problema de ayer y de hoy

de las mafias organizadas y las “mulas” utilizadas, son la marihuana, el bazuco y la cocaína. Son también las que reportan pingües ganancias y las que han creado la nueva clase de ricos. Las drogas más agrupadas en el mercado internacional y más conocidas son la marihuana, que se conoce con los nombres de cáñamo indio, hachís, mona, maracachafa, en fin, de todos modos proveniente del cannabis índica ó del cannabis sátiva y que son las variedades más comunes y que se dan con mayor profusidad sobre todo en los países tropicales; el opio, que tiene su centro de mercado en Asia y Europa; la morfina, y la heroína, que resulta del tratamiento químico de la morfina; los alucinógenos, que existen en muchas variedades como el pentobarbital, las drogas hipnóticas y todas las derivaciones o compuestos de la coca como la cocaína, cuya historia es extensa, referida inclusive por Freud en un documento aparecido en 1884, titulado “Acerca de la coca”, citado en uno de sus célebres estudios por National Institute on Drug Abuse, en el cual se hace la descripción de la planta, sus modos de consumo y de testimonios de los efectos sufridos por los indios, “que les permitía resistir grandes fatigas sin comer”. También se menciona allí el uso inmoderado de la coca “que causaba una decadencia intelectual y física, junto con debilidad, enflaquecimiento y depravación moral”. La comunidad científica señala que fue en el siglo VI después de Cristo cuando se comenzó a masticar las hojas de coca con distintas prescripciones. Se encuentran inclusive pruebas arqueológicas de esta práctica en las momias excavadas de indios que fueron enterrados con provisiones de hojas de coca, junto a piezas de alfarería “en las cuales aparece la protuberancia de la mejilla, característica de quienes mastican coca”. En su detallada historia social la coca alimenta leyendas y mitos, especialmente entre los incas, para quienes tenía un significado religioso. En los asentamientos indígenas que cubren el trapecio amazónico integrado por territorios de Colombia, Brasil y Perú, donde están las comunidades Tukano, Huitoto, Ticuna y Marihuasú, la coca, en su cultivo natural, hace parte de esa cultura. Recientemente, en un encuentro internacional indígena (octubre del 2000), los caciques de estas tribus, consignaron en un mensaje emitido por ellos el compromiso de no darle a la coca destinación distinta a la que ha tenido por siglos, como parte de su cultura. Es una decisión que los aproxima a las políticas de sustitución de cultivos,

La ruta del narcotráfico El temor, la complicidad y la participación, toman partido en la circulación de la droga. Hoy la guerrilla colombiana tiene más conocimiento de estas rutas, pues no solamente las controla sino que por permitir su circulación hacia los mercados internacionales, percibe considerables ingresos, según las revelaciones que las propias autoridades han hecho.

preferible a la fumigación y el uso de herbicidas en la destrucción de los cultivos ilícitos, con los efectos negativos en lo ecológico y biológico. La ostentosa involucración de los grupos armados al margen de la ley, ha impuesto su análisis en los procesos de negociación para la paz, acudiendo a las normas internacionales del convenio de Viena, expedido en 1988, contra el tráfico ilegal de estupefacientes. El apoyo que en ese campo y para estos propósitos ha recibido Colombia de los Estados Unidos, es uno de los puntos fundamentales del Plan Colombia. Los grandes cultivos de coca, en Colombia, están hoy en Bolívar, Norte de Santander, Meta, Guaviare, Caquetá y Putumayo. Y los de amapola en Tolima, Huila, Cauca y Nariño. Son las áreas geográficas con mayor influencia de la guerrilla. Según las estadísticas difundidas hay 103.500 hectáreas sembradas de coca y 6.500 de amapola, en 96 municipios de 10 departamentos, aunque según los indicios que poseen las autoridades estos datos son hoy mayores. La ausencia del Estado en estas zonas ha favorecido la presencia de la subversión. La seguridad fronteriza no se ha dado en las formas requeridas, lo que ha permitido la inseguridad y el uso abusivo de esos espacios.

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Sobre la ruta que toma el mercado de las drogas, desde su origen hasta los centros de consumo, se ha dicho mucho. Los servicios de la lucha antinarcótica de Estados Unidos y de los países americanos, han descubierto y recorrido el camino en persecución de “capos” y remesas. Todos los conocen, los que lo usan y los que combaten el tráfico. Y de modo igual los adictos.Es un camino que puede iniciarse en Bolivia, donde se produce y se consume coca sin refinar, con cierta permisión oficial; en el Perú ó en Paraguay, donde existen algunas facilidades para obtener la cocaína que ha adquirido nombre y fama en el orden internacional, entre los drogadictos y traficantes, desde luego. Pero todos esos caminos confluyen por Ecuador y Perú, lugares de entrada a Colombia, gran centro de la elaboración y re-exportación. El tránsito de los paquetes o encomiendas supone muchísimos pasos, cada uno destinado a vencer un obstáculo y a despejar la ruta de destino. Todas las formas delictivas se ejercen para conseguir los objetivos y el gran lucro de esta “empresa”. Las estrategias, son bien estudiadas: sobornos, chantajes, tentaciones, ofertas, halagos, cohechos, todo un juego encadenado que totaliza al final grandes presupuestos en su movilización. El temor, la complicidad y la participación, toman partido en la circulación de la droga. Hoy la guerrilla colombiana tiene más conocimiento de estas rutas, pues no solamente las controla sino que por permitir su circulación hacia los mercados internacionales, percibe considerables ingresos, según las revelaciones que las propias autoridades han hecho. El comercio se ha intensificado a través de las rutas marítimas, aéreas y terrestres. Aquí juega hasta la invención en todas sus modalidades. Los sistemas de transporte terrestre y fluvial lo mismo que las pistas clandestinas de aterrizaje, propician una distribución segura y creciente, así como la relación con las cadenas más eficientes que se puedan imaginar para lavar los dólares provenientes de este negocio, como lo señala el autor de la obra Las finanzas de la subversión colombiana. Algunos estudiosos estiman en cerca de 500 millones de dólares los ingresos anuales que van a la guerrilla, provenientes del narcotráfico, sin contar la extorsión, los cuales circulan hacia cuentas de distinta denominación por conducto de entidades nacionales y del exterior. Por esta razón el autor de la obra citada dice, en el capítulo VI, sobre las inversiones de la subversión que “la acumulación de

El uso indebido de la droga causa daño al individuo, a la familia y al tejido social de los países. Su uso ilegal afecta el desarrollo económico de la nación, estimula la delincuencia, la violencia y la corrupción. Sus causas, efectos y consecuencias, constituyen hoy la suma de la crisis que vivimos.

armamentos, equipos y pertrechos militares es de tal magnitud, que se avecina una guerra civil generalizada que ganará la subversión, gracias al poder financiero acumulado”.

Los recursos Son incalculables. ¿Quién o quiénes los aportan? Ese es un comercio al que cocurren todos los interesados. Se invierte dinero y se emplean instrumentos de toda clase: desde los informantes hasta vehículos de alto precio, como naves marítimas y aviones. En una vieja crónica, publicada durante la iniciación de los operativos antimarihuana en la Guajira, se habló de centenares de aeropuertos clandestinos, de flotas que llegaban y regresaban atendiendo ese transporte y una vez se habló de un cementerio de aviones compuesto por numerosas naves atrapadas en la arena. En un barrio popular de Santafé de Bogota, según informaciones que se divulgaron hace poco, se estaba construyendo un submarino para el transporte más seguro y oculto de la droga. Algo increíble en el talento que se utiliza para proveer de medio este comercio. Los decomisos que se anuncian cada día, representan fortunas, pero no significan mayor cosa frente a la prosperidad de ese negocio ilícito.

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Traficante y adicto Lo que hemos escuchado a conocedores excepcionales de todo este mercado, ha sido muy divulgado en publicaciones nacionales y extranjeras. Pero hay un aspecto que no se consulta. ¿Cuál es la relación entre el traficante y el adicto? La que existe entre quien vende y el que compra. El traficante es un comerciante en grande, con muchas conexiones y lo que podríamos llamar adquirientes al por mayor, no tiene relación con el consumidor menor. Generalmente no conoce a la gran masa que sostiene e incrementa el negocio. Sabe que existen y que ellos son los destinatarios finales del producto. Que por ellos se corre tanto riesgo y se juegan intereses y la vida misma. Sabe los centros de mayor apetencia, pero no se detiene en las personas. Aquí importa el globo, no la unidad. Es que el negocio no se determina por el consumidor en sí sino por el volumen de consumidores. Por eso el patio preferido es el de Estados Unidos. Por eso y no sin razón, en un estudio de tesis que se hizo hace varios años en la Facultad de Economía de la Universidad de Antioquia, bajo la dirección del profesor Hugo López, se hablaba en este caso de una “sociedad colombo-americana”, trabajo que me tocó referir en su esencia en las páginas de investigación de El Colombiano. El uso indebido de la droga causa daño al individuo, a la familia y al tejido social de los países. Su uso ilegal afecta el desarrollo económico de la nación, estimula la delincuencia, la violencia y la corrupción. Sus causas, efectos y consecuencias, constituyen hoy la suma de la crisis que vivimos. El negocio de la droga y sus repercusiones en la economía, la política y la organización social, es lo que ha generado la ambición, a cualquier precio, por el enriquecimiento fácil, con los detrimentos que se reflejan en la conducta y el comportamiento del ser humano. En torno a las estrategias de una posible legalización y autorización de dosis personales, se abren debates, sin conclusiones aún que refieran sus repercusiones tanto en lo científico como en lo económico y en el orden social.

nes, con el empleo de metodologías diferentes. Igual que en el sistema de importaciones. En esto se emplean habilidades de distinto orden, vinculando a personas naturales y jurídicas, las que concurren a veces conciente y a veces inconscientemente. Pero de todas maneras, como se ha establecido por los críticos, la aspiración al enriquecimiento fácil, así sea ilícito, ha sido un instrumento de motivación en toda la extensión del mercado que se ha generalizado en el narcotráfico. En las conexiones externas, con carteles ya organizados como los de México, Perú, Bolivia y los de Europa y Asia, se cuentan casos insólitos. Uno de ellos es el surtido de armas para la guerrilla en el sur, que según lo reveló la Comisión Parlamentaria Brasileña, refiriéndose al caso Surinam (texto publicado en la edición de El Tiempo correspondiente al 23 de agosto de 2000), “aeronaves brasileñas cargan armas y las transportan a través del Amazonas brasileño hasta poblaciones fronterizas de Colombia. Allí reciben coca que se convierte en moneda de pago, afirmó un miembro del parlamento brasileño que pidió el anonimato”. Algo similar a lo que ocurre con electrodomésticos y otros productos que se importan, bien por contrabando o por medio de diligencias aparentemente legales. De todos modos, son las conexiones que en uno y otro sentido están acomodándose al negocio del narcotráfico.Es una realidad que no puede ocultarse, ni siquiera desacreditando La virgen de los sicarios, imagen cierta, imagen viva de lo que hemos visto y sufrido a causa del problema de la droga que, como está dicho al principio, envilece al hombre, corrompe la sociedad y acaba con la salud.

Conexiones internas y externas Para la comercialización, su distribución y luego la circulación de los ingresos obtenidos, en lo que en muchos casos se denomina lavado de dólares, se emplean distintas estrategias, las cuales se cambian constantemente en la “operación despiste”. Son muchas las instituciones vinculadas, por diversos aspectos a este juego. Tanto en el campo industrial como en el comercial y el bancario, se han constatado penetracio—88—

(Síntesis de un estudio sobre La droga. Problema de ayer y de hoy, que será publicado próximamente.)

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Administradores casados con teorías

Por John Fabio Soto Castañeda*

En mi actual accionar como asesor de prácticas empresariales en varias universidades en el Departamento de Antioquia y el Área Metropolitana del Valle de Aburrá, cubriendo el área administrativa y gerencial, he podido constatar que existen muchos administradores de empresas o de negocios casados con teorías administrativas. Estas van desde el debate del proceso administrativo general que, según algunos es planear, organizar, dirigir y controlar, y para otros es planear, hacer, verificar y actuar, y no constatan que significan exactamente lo mismo si el proceso se lleva completo; es decir, que existe una retroalimentación entre lo corregido y la nueva planeación. Igualmente, se mantiene el debate sobre si son funciones o procesos, o simplemente, si se debe administrar por proyectos, objetivos, estrategias y otro sinnúmero de teorías que van desde la planeación estratégica, el balanced scorecard, ensayo y error, espina de pescado, versiones de diagnósticos de todo tipo y mil metodologías más. Obvio que unas y otras pueden aplicar para determinado sector, empresa o casos similares o disímiles y algunas que se ensayaron en empresas de servicios

pueden aplicar para empresas industriales o comerciales o aleatoriamente entre unas y otras. La teoría soporta muchas decisiones en las empresas, pero no lo es todo. En la práctica es necesario abordar las actividades empresariales trayendo y llevando experiencias acumuladas, tomando innumerables decisiones innovadoras y aportando soluciones eficaces en todo tipo de empresas, sean estas industriales, comerciales o de servicios. Nadie puede sentirse con tanta arrogancia, como lo he notado en muchos profesores academicistas jóvenes, de no querer entender que es con base en la experiencia directa de intervención en las decisiones empresariales reales, que la teoría pueda tener alguna validez. Esto lo observamos y comprobamos actualmente, quienes tenemos más de 20 años de experiencia asesorando empresas, sin perder ni un ápice de actualidad empresarial, y nos toca en ocasiones, como me tocó a mí recientemente, interactuar con administradores de empresas actuando como profesores de la renovación generacional, sin experiencia en cargos administrativos o de dirección en empresas de alguna envergadura, que con pasmosa irreverencia e ingenuidad, intentan dar lecciones de administración o gerencia. Este relato lo traigo a colación porque lo he vivido realmente en la sustentación de consultorios administrativos y prácticas empresariales del programa Administración de Empresas en varias universidades públicas y privadas de alto prestigio, en donde algunos profesores de la renovación generacional, haciendo el papel de evaluadores, muestran su irrestricto convencimiento de que el conocimiento de la teoría los faculta para asegurar que la teoría administrativa es su único soporte para criticar negativa pero amablemente, no sólo el trabajo presentado por los estudiantes con el acompañamiento de un asesor, sino que indirectamente, al mismo asesor, queriendo exteriorizar que su inconformidad y arrogancia les da cierto grado de respeto ante el grupo que hace dicha evaluación, pero

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UNIVERSIDAD DE ANTIOQUIA Administradores casados con teorías

en realidad para nosotros, los asesores expertos, lo que nos demuestra es la impotencia que se hace manifiesta de esa manera porque no tienen más argumentos. Con esta actitud está confirmada la inexperiencia e ingenuidad de quienes se atreven a emitir juicios severos sobre opiniones administrativas, sólo desde el punto de vista académico, extendiendo un manto de confusión a los futuros administradores de empresas, con su incipiente formación y experiencia práctica de toma de decisiones en una empresa real y, de esta manera dejando entrever, además, la falta de ética profesional. Lo anterior es justificable, teniendo en cuenta que he hecho, personalmente, asesorías a más de 100 empresas de reconocido nivel y tamaño durante más de 20 años y ahora vengo a comprobar que es verdad lo de las teorías con la asistencia a evaluaciones recientes de consultorios y prácticas empresariales en algunas universidades. Las empresas se abordan para conducirlas desde su desarrollo práctico hasta el respectivo análisis sobre cómo deben mejorarse de manera sostenible, y los asesores, de acuerdo con la experiencia acumulada, emiten juicios y proporcionan recomendaciones y soluciones, e incluso en muchos casos toman decisiones, aunque esto no esté contemplado en la literatura ni en la acción de la consultoría, apoyados en las teorías de administradores expertos en organizaciones empresariales y no a la inversa: basados en soluciones de administradores actuando sólo como profesores académicos. He ahí la enorme diferencia y el problema inherente que conlleva la política educativa sobre la escogencia de profesores para que las universidades puedan tener una cuota obligatoria de profesores de tiempo completo y con exclusividad, pero incoherente con los procesos de selección de éstos para conseguir o conservar la calidad en el proceso de formación de administradores profesionales en la universidad y de consolidar los conocimientos teóricos con la praxis. Por lo menos este es el caso colombiano, y en ningún momento estoy en desacuerdo con la renovación generacional de profesores, pero si en total desacuerdo con la forma de hacerlo. De esta manera se está perjudicando a aquellos profesores jóvenes que se dan las ínfulas de que lo saben todo y ni ellos mismos se dan por enterados que sus consejos distan de ser las recomendaciones expertas y más bien son el producto de la teoría y la

Nadie puede sentirse con tanta arrogancia, como lo he notado en muchos profesores academicistas jóvenes, de no querer entender que es con base en la experiencia directa de intervención en las decisiones empresariales reales, que la teoría pueda tener alguna validez.

academia. Igualmente sucede con aquellos profesores que con muy buenas intenciones quieren llegar a ayudar y aportar a los demás, incluidos estudiantes y empresas y por esta situación no pueden ni logran los resultados esperados. Por eso, la política de escogencia y permanencia de docentes en las universidades está equivocada con el manejo y trato poco deferente a los profesores de cátedra, los que sí tienen tiempo de rozarse con las empresas o conocer en detalle su interior y problemas reales que luego combinan con la academia para servir de guías con eficiencia y calidad. Aquí hay que decir algo que suena poco amigable para algunos: la academia sirve al conocimiento y a la empresa; pero la empresa también le sirve y aporta a la academia, y mucho. Es una retroalimentación vital y necesaria. ¿Será que los profesores de la renovación generacional si tienen en cuenta esta doble connotación? Ojalá sea así en el futuro por el bien de los nuevos estudiantes de administración de empresas y por las empresas en general y esperemos que se terminen los administradores casados con teorías, porque también otros administradores, como el suscrito, estamos cansados con las teorías.

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* Consultor y asesor académico y empresarial Administrador de Empresas – Especialista en Gerencia Social johnefesoto@yahoo.es


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