REVISTA DEBATES N° 65

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N. 65 • MAYO/AGOSTO/2013 • UNIVERSIDAD DE ANTIOQUIA

ISSN 1657-429X

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Paz: participación y democracia. Por Jaime Rafael Nieto López

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¿Será el final de la guerra en Colombia? Por León Valencia

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El sector rural y posconflicto en Colombia. Por Absalón Machado C.

18

Aprendizajes para Colombia y Guatemala. Por Luz María Londoño F. y Patricia Ramírez P.

28

¿Nos violenta la protesta? Por Alejandra Ríos Ramírez

33

Por qué nos matamos. Por Juan Andrés Álvarez

37

Una mirada sobre las “reformas” al sistema de salud en Colombia. Por Marcela Vélez

40

¿Cómo valoran la producción académica las seis universidades mejor escalafonadas del país? Por Gabriel Vélez Cuartas, Henry Gómez Flórez, Ana Úsuga Ciro y Manuel Vélez Trujillo

50

Estudiantes universitarios-trabajadores precarizados. Por Carlos Enrique Restrepo

53

La revolución del conocimiento vivo. Por Gigi Roggero

56

¿La ciencia en manos del público? Interrogantes de la divulgación científica.

61

Hacer más atractiva la profesión de educador: el desafío de las políticas públicas en educación. Por Carlos Arturo Soto Lombana

65

Pregrado: de la certificación a la formación en lenguas extranjeras. Por Juan

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Alemania y su estructura política actual para la cooperación científica internacional. Por Carlos Mauricio Nupia Martínez

72

Juventud, virtualidad y contestación hoy. Por Fabián Sanabria

81

¿Por qué una minoría violenta ha podido poner en vilo a la Universidad de Antioquia? Por Francisco Cortés Rodas

85

Educar para la justicia. Por José Carlos García Fajardo

87

Innovar en humanidades. Por Adela Cortina

89

Periodismo de héroes y villanos. Por Alberto López Herrero

Por Sergio Andrés Urquijo Morales

David Rodas P.

Alberto Uribe Correa, Rector • Luquegi Gil Neira, Secretario General Respuesta al anhelo de estudiantes y profesores de disponer de una publicación que sea canal de expresión de las disposiciones y puntos de vista de los universitarios.

Director: Heiner Castañeda Bustamante • Edición y correción de textos: Luis Javier Londoño Balbín • Ilustración portada: Juan Andrés Álvarez Castaño • Diseño: Juan Camilo Vélez Rodríguez • Impresión y terminación: Imprenta Universidad de Antioquia

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Paz: participación y democracia

Por Jaime Rafael Nieto López Profesor Facultad de Ciencias Sociales y Humanas

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e nuevo el debate acerca del proceso de paz se convierte en el eje central de la coyuntura política colombiana. Y lo más probable es que se prolongue y cobre mayores bríos en la próxima contienda electoral de 2014, la cual gravitará muy seguramente alrededor de este mismo tema, tal como ha ocurrido en pasadas contiendas electorales, desde las que llevaron al triunfo presidencial de Belisario Betancur hasta la elección de Andrés Pastrana. Todo parece confirmar que la campaña por la reelección del presidente Santos cabalgará sobre los desarrollos del proceso. En efecto, en la mesa de negociación en La Habana, si2

guiendo el orden de los puntos de la agenda acordada entre las partes, Gobierno-Farc, el punto dos relacionado con la participación política concentra la mayor atención tanto de los negociadores como de la opinión pública. Se trata de un tema complejo y espinoso, el cual es abocado desde diferentes perspectivas y estrategias políticas tanto por parte de los actores negociadores como por sectores de la opinión. Cuatro grandes temas están involucrados fuertemente en el debate: el marco jurídico para la paz; la participación política de las guerrillas y su conversión en movimiento político legal; la reforma política del Estado y el instrumento constitucional de refrendación final de lo acordado. El debate es fundamental. Si el primer punto de la agenda de negociación referido al tema


agrario sienta las bases para la sostenibilidad social del proceso, este segundo sobre participación política establece el marco político que hará posible la transición de las guerrillas a movimiento político legal; de ahí la importancia que cobran los temas de garantías y seguridad, reforma del régimen político, constituyente o referendo.

los medios de comunicación, la financiación oficial de las campañas electorales y un estatuto democrático de la oposición que garantice la pluralidad de partidos y movimientos políticos, harán políticamente sostenible el proceso en el mediano plazo. Todo esto pasa necesariamente por la superación de la arraigada mentalidad excluyente de las élites, según la cual la política en Colombia se hace sin las izquierdas.

Garantías, democratización y seguridad

El punto de las garantías está estrechamente ligado al de seguridad. No es posible pensar en una transición política de las guerrillas a movimiento político legal con la incertidumbre de que se repita un nuevo baño de sangre como el ocurrido en los años 80 con la UP. De ahí que el punto de seguridad deba traducirse en la garantía real de que el movimiento político de las guerrillas que surja del acuerdo final o sus dirigentes no va a ser estigmatizado o criminalizado. Esto implica, por ejemplo, una reforma Si el primer punto de la agenda de negociación referido política y doctrinaria de las FFAA y los aparatos al tema agrario sienta las bases para la sostenibilidad sode seguridad del Estacial del proceso, este segundo sobre participación política do orientadas hacia el establece el marco político que hará posible la transición respeto de los DDHH y la superación de la de las guerrillas a movimiento político legal; de ahí la imideología antisubversiva portancia que cobran los temas de garantías y seguridad, y anticomunista fuertereforma del régimen político, constituyente o referendo. mente arraigada a partir de la llamada ideología de “seguridad nacional” heredada de la “guerra fría”. Implica también un compromiso a fondo por parte del gobierno nacional para combatir gos de representación política; todo lo cual implica a el paramilitarismo o las bacrim y depurar la acción la luz de experiencias anteriores como las llevadas a política de sectores de las élites nacionales y locales cabo con el M-19, el EPL y el MAQL en los años 90, comprometidas con el crimen como forma de acuacuerdos puntuales sobre favorabilidad política y cirmular poder político y riquezas. cunscripciones especiales de representación política El tema respecto de las garantías políticas tiene que ver con el conjunto de medidas y disposiciones tanto legales como gubernamentales que hagan posible que las guerrillas una vez convertidas en movimiento político puedan participar en el debate político democrático con expectativas ciertas de convertirse en alternativa de poder o acceder a car-

nacional y territorial. Esto último deberá ser complementado con acuerdos más amplios y de más hondo calado conducentes a una mayor democratización del régimen político colombiano, que haga posible el ejercicio real de la competencia democrática en igualdad de condiciones entre partidos y movimientos políticos, e igualmente haga posible el ejercicio democrático de la participación ciudadana en todos los ámbitos territoriales del Estado. Acuerdos sobre estos temas, complementados con otros de igual naturaleza como, por ejemplo, la democratización de

Sin embargo, sobre estos temas no hay acuerdos entre las partes. En este punto, como en otros de la agenda, el gobierno le apuesta a una “paz barata”, que preserve en lo fundamental el statu quo. Es de esperarse, por ejemplo, que su apuesta estratégica se restrinja al consabido libreto de “cambiar balas por votos”, esto es, favorabilidad política y seguridad de no criminalización al movimiento político surgido de la desmovilización de las guerrillas. Las guerrillas, por el contrario, tienen una apuesta que, sin ser maximalista ni descabellada, tal como se le recrimina por 3


parte de algunos sectores de opinión, es mucho más amplia y ambiciosa. Como es sabido, sobre este punto dos de la agenda de negociaciones, las Farc han tomado la iniciativa política. Han presentado a la mesa un articulado de diez puntos, entre los cuales se incluyen la restructuración del Estado, garantías para la oposición, democratización de la información, mayor peso político de las regiones en la actividad política, participación popular y asamblea nacional constituyente. Han actualizado figuras constitucionales contempladas por la propia Constitución de 1991, que después de 20 años no han tenido ningún tipo de desarrollos legislativos, como por ejemplo, la creación de provincias y regiones como base del ordenamiento político-administrativo del Estado, también proponen la creación de una cámara territorial como espacio de representación popular regional y empoderar territorialmente su tradicional influencia política en zonas agrarias del país.

Marcas y herencias del Frente Nacional1 El Frente Nacional, como sabemos, se produce como acuerdo político global entre los dos partidos tradicionales en Colombia, el liberal y el conservador, luego del prolongado período de inestabilidad institucional y política asociada a la situación de violencia partidista y excepcionalidad militar en la dirección del Estado durante los años cuarenta y cincuenta del siglo pasado. Por el carácter transaccional entre partidos que le dio origen y por el propósito que lo define, en términos de lograr la estabilidad del sistema político, puede caracterizársele como un régimen consociacionalista2. Al aprobarse el plebiscito que dio origen al Frente Nacional en diciembre de 1957, se consti-

Si se examinan con cuidado, los temas planteados por las

Si se examinan con Farc actualizan reclamos que desde el Frente Nacional cuidado, los temas planla izquierda y sectores democráticos del país vienen exiteados por las Farc actualizan reclamos que giendo en función de una democratización sustantiva de desde el Frente Nacional la política en Colombia y que la constituyente del 91 no la izquierda y sectores abocó o abocó a medias. democráticos del país vienen exigiendo en función de una democratización sustantiva de la política en Colombia y que la constituyente del 91 no abocó o abocó a medias. A fin de comprender la fuerza y sentido de estos reclamos, contucionaliza, por primera vez en la historia política viene recordar que las Farc son hijas “casi naturales” y constitucional del país, un régimen de partidos del Frente Nacional, sobre todo de la forma como en el Estado. Experiencia cuyo parangón, en el durante este período de la historia política colomplano internacional, encuentra en el PRI de Mébiana el bipartidismo hegemónico (liberal-conserxico y el PCUS de la antigua Unión Soviética y la vador) estructuró y ejerció la política. Pese a que la mayoría de las democracias populares de Europa Constitución de 1991 afrontó algunos de los probledel Este, sus referentes más cercanos. mas políticos heredados del Frente Nacional, es claro Desde el punto de vista de la democracia liberal, que algunas de sus herencias más perversas como, los sujetos de la representación y de la acción popor ejemplo, la tendencia excluyente de la élite política son los partidos. Son estos los encargados de lítica dominante y la criminalización de la oposición agregar intereses y representarlos en las instancias política y la protesta social ciudadana, aún perviven. del Estado. La democracia es, en ese sentido, una A esto se agrega la continuidad en el imaginario político de las Farc de estos referentes fuertes que marcompetencia abierta entre partidos. Con la consticaron la política desde el momento de su irrupción. tucionalización de los partidos liberal y conservador 4


como partidos de Estado, el referente de la democracia liberal como modelo político al cual siempre han aspirado las élites políticas dominantes se trastoca, y, con ella, la propia tradición histórica del sistema bipartidista. La sustancia de este doble trastocamiento está en la supresión de la competencia política entre los partidos. En este sentido, la democracia restringida consagrada por el Frente Nacional, lo fue en el doble sentido de, por un lado, instituir el bloqueo a partidos y movimientos políticos no bipartidistas, y, por otro lado, erradicar la competencia política entre los propios partidos liberal y conservador. Con la constitucionalización de los partidos como partidos de Estado, la democracia se transfigura en partidocracia, bajo la forma extrema de hiperpartidización del régimen político. Esto es, una democracia circunscrita y atada constitucionalmente al sistema bipartidista. En este dominio extremo y excluyente de los partidos sobre el régimen político radica la diferencia entre democracia, como sistema de partidos y la partidocracia. Si el instrumento clásico de la partidocracia es la distribución de cargos con base en la afiliación partidista, las dos modalidades que hacen eficaces dicho instrumento son, por un lado, la ampliación creciente de cargos disponibles en relación directamente proporcional con la amplitud del campo de intervención social y económica del Estado y, por otro lado, como correlato de lo primero, la asignación de tales cargos con base en criterios de pertenencia o de filiación partidista, por encima de criterios de idoneidad o de profesionalidad3. De este modo, el mecanismo político básico que le dio origen al Frente Nacional, como régimen de coalición bipartidista, consistió en el usufructo paritario (bipartidista) de todos los órganos del Estado: del poder ejecutivo, del legislativo y del judicial. Desde el punto de vista de la capacidad de inclusión o apertura política, puede caracterizársele como un régimen de democracia restringida o, aunque suene una contradicción en los términos, de “democracia excluyente”, ya que limitaba el acceso real o posible a las posiciones del Estado única y excluyentemente al personal político proveniente del bipartidismo liberal-conservador. Partidos o movimientos políticos diferentes a la inscripción liberal o conservadora quedaban de antemano por fuera de la escena política institucional y de la posibilidad de realizar acciones políticas legales para acceder al ejercicio del poder. Cerró el ciclo de la guerra interbipartidista, pero abrió así mismo un nuevo ci-

clo de guerra política antisistémica. Para los que no cupieron en los marcos del régimen de coalición, la única opción de ejercer la política fue la guerra. Esto explica en parte la irrupción de las guerrillas de nuevo tipo que aún perviven en Colombia, como las mismas Farc, el ELN y el EPL, y más tarde el M-19, el MAQL y el PRT, entre otros. El Frente Nacional desató tres procesos directos, diferentes pero articulados, sobre la política en Colombia. El primero, un proceso creciente de despartidización o de despolitización bipartidista de la ciudadanía, tradicionalmente educada, desde el púlpito, la escuela y la familia, en las inscripciones fanáticas y sectarias de los dos partidos. El segundo, un proceso de “hiperpartidización” del Estado. Y, por último, un bloqueo a la participación política, que con el transcurrir mismo del Frente Nacional se fue haciendo cada vez más crónico. Se trata, como dijimos, de tres procesos estrechamente relacionados y, así mismo, determinantes en la definición de los niveles, ritmos y profundidad, de los procesos de articulación entre Estado, bipartidismo y sociedad.

Política sin ciudadanos La despolitización bipartidista que progresivamente sufrió la ciudadanía durante el Frente Nacional es un proceso social y político, cuyas fuentes pueden encontrarse, por un lado, en las propias transformaciones de la política que el bipartidismo empezó a realizar tanto en su ideario como en su práctica, a partir de la instauración del régimen de coalición; por otro lado, con la manera como la ciudadanía empezó a percibir la política: de una parte, según la manera como ahora los dos partidos tradicionales la realizaban y, sobre todo, la forma como lograban incluir o excluir a los diferentes sectores de la sociedad a ella, y por otra parte, a las propias transformaciones sociales y culturales de la sociedad en términos de las nuevas expectativas e imaginarios que empiezan a experimentar grupos importantes de la ciudadanía, especialmente los sectores urbanos, quienes están más directamente articulados a los procesos crecientes y acelerados de modernización capitalista de la sociedad colombiana. Vale la pena subrayar algunos aspectos relacionados con las transformaciones de la política durante el Frente Nacional. En primer lugar, desde los partidos. Por un lado, es clara la “muerte” progresiva de la política, según la manera como desde el siglo 5


XIX la ejercieron, vivieron y recrearon en el imaginario colectivo los dos partidos tradicionales. En otros términos, la naturaleza consociacionalista del régimen de coalición bipartidista y la inscripción de los partidos en él, desató el agotamiento de la lógica sectaria y fanática de adscripción ciudadana a cada uno de los dos partidos. Silenciar la lucha violenta y sectaria por el poder de Estado, es decir, expulsar la violencia de la política y neutralizar la lucha por el poder y establecer una paz duradera entre los partidos, fue uno de los cometidos más importantes del régimen del Frente Nacional. La desradicalización partidista que el propio régimen del Frente Nacional imponía conllevó a una pérdida de importancia por la diferenciación e identidad programática e ideológica entre los partidos. El bipartidismo tradicional allana, de esta manera, un proceso irreversible de unidad política entre las élites, de largo plazo, estratégica, en el que se borraban progresivamente las fronteras partidistas que en otras épocas caracterizaron la identidad de los dos partidos, las cuales fueron, así mismo, motivo de encendidos y acalorados debates, disputas electorales e incluso violencia y guerras civiles. La restricción impuesta por el Frente Nacional a la participación política, correlativamente, imponía una restricción del espectro mismo de la política. Los viejos nombres, las viejas épocas, las viejas consignas, los viejos símbolos, los viejos temas, los odios heredados, debieron sucumbir para dar paso ahora a la “política sin romanticismo”, al interés pragmático y al cálculo racional, milimétrico, paritario, por acceder a la burocracia del Estado. Democracia restringida y cohabitación burocrática, se constituyeron, de esta forma, en los nuevos signos de la política. Cabe advertir, por otra parte, que esta “muerte” de la vieja política no estaba exenta de los requerimientos mismos del proceso de modernización capitalista de la sociedad y del nuevo contexto mundial determinado por la llamada “guerra fría”. Tanto el uno como el otro, requerían de un “silenciamiento” de la política, según la forma como el bipartidismo la había realizado hasta entonces. Demasiado “ruido” político colocaba persistentemente al sistema social al borde de su ruptura e ingobernabilidad, ponía en jaque la estabilidad requerida para desatar e implantar el proceso de modernización económico y social y la inversión de capitales, e impedía la modernización del Estado, acorde con los procesos de modernización social en curso. 6

Desde el punto de vista de la práctica política, del que hacer político, de la manera de hacer política, así como de la manera como operan y funcionan los partidos, esta nueva dimensión de la política durante el Frente Nacional produjo efectos y transformaciones importantes. Por un lado, pierden importancia relativa los actores tradicionales de la política, para ganarla, correlativamente, otros. Con el eclipsamiento de los programas y las ideologías se experimenta igualmente un eclipsamiento progresivo de los liderazgos nacionales y de los ideólogos de partido, para dar lugar al protagonismo del Bob tipo norteamericano, como jefe y gerente de campañas electorales, del sistema de clientelas y de listas. De hecho, durante el régimen de coalición se produce un desplome progresivo de los liderazgos nacionales y de su papel como instancias cohesionadoras de los partidos a escala nacional. Por otra parte, se fractura parcialmente el sistema funcional y tradicional de articulación de los niveles nacionales con los niveles regionales y locales de partido, y cambia igualmente el peso relativo de uno y otro nivel, cobrando mayor importancia el nivel regional y local sobre el nacional. De esta manera, se produce el repliegue regional del bipartidismo, con profundidad y desarrollos desiguales. Los partidos devienen cada vez más extremadamente en una federación de caciques y jefes regionales, con débil y precaria articulación nacional. Devienen en empresas regionales de carácter casi personalizado. Por otro lado, pierden importancia relativa algunos escenarios tradicionales de la política, como por ejemplo, la plaza pública. Desde el siglo XIX, ésta se había instituido como escenario predilecto de confrontación y acción política pública, de legitimación de liderazgos y de jefaturas, como lugar de encuentro y de sociabilidad política de la ciudadanía. En su lugar, toma fuerza el escenario de las convenciones de partido, los directorios y los escenarios cupulares, como lugares de transacción de intereses y de puja entre fracciones burocráticas de los partidos. De hecho, la fuente de legitimidad de la representación cambia, de las masas y la plaza pública, al cenáculo de los jefes; del discurso ideológico se pasa progresivamente al bolígrafo del jefe del directorio, de la misma manera como la cohabitación burocrática en el Estado sustituía la confrontación ideológica en la plaza pública. Con la cohabitación burocrática y la desradicalización ideológica, la política bipartidista deviene en un proceso de transacción de intereses entre la


cúpula de los dos partidos en sus diferentes niveles y entre éste y la ciudadanía. La lógica y el mecanismo que hace posible este juego burocrático y transaccional de intereses es el clientelismo. El clientelismo, en efecto, no es nuevo en la estructura del sistema político colombiano. Sin embargo, con el Frente Nacional, se convierte en el sistema predilecto de articulación política del propio sistema político. Como mecanismo dominante de articulación política, el clientelismo conjuga dos lógicas: por un lado, se convierte en el mecanismo a través del cual los partidos articulan las masas a la política, a través de un sistema de prebendas, favores y de intercambio de bienes públicos. Puede decirse que el Frente Nacional, lejos de transformar, por el contrario, refuerza la estructura premoderna del sistema político. La política adquiere, de esta manera,

Concomitante con la naturaleza del pacto frentenacionalista, el sistema clientelista del bipartidismo vacía de todo contenido político la política. Se trata de una práctica “política” despolitizadora, en donde la disputa política partidista se reduce al control de los recursos del Estado y al acceso a algunos bienes públicos por parte de sectores de la población. Se va perfilando ostensiblemente una tendencia endogámica y autorreferida del sistema político, consistente en un abandono progresivo de las expectativas y demandas ciudadanas a su propia suerte. Cada vez más de espaldas al país, los partidos sólo aspiran a autorrepresentarse como élites en el poder y a reproducirse como tales. Se configura, así, una burocratización extrema del sistema bipartidista. Todo lo cual configura una grave crisis de representación política del sistema.

Un segundo elemento de esta transformación de la política durante el Frente NaSe produce el repliegue regional del bipartidismo, con cional, proviene desde profundidad y desarrollos desiguales. Los partidos dela propia sociedad. En vienen cada vez más extremadamente en una federación primer lugar, de la forma como es percibida de caciques y jefes regionales, con débil y precaria artila política por la ciudaculación nacional. Devienen en empresas regionales de danía. La extinción procarácter casi personalizado. gresiva de las fronteras programáticas e ideológicas entre los partidos, la cual fue desarrollándose en la medida en que se consolidaba el Frente Nacional, por un un valor instrumental y pragmático, sustraída de relado, y la transacción burocrática en el Estado enferentes ideológicos y programáticos, y más aún de tre sus líderes y el compartir permanente de la gesproyectos colectivos. tión del mismo, por el otro lado, fue erosionando y Por otro lado, el clientelismo se convierte en el debilitando concomitantemente el sentimiento de principal mecanismo de reproducción electoral de partido entre sus adeptos. Las adscripciones seclos partidos y, por consiguiente, en su principal retarias y fanáticas que anteriormente aglutinaban curso de poder. Ante la ausencia de programas, de a la ciudadanía y las dotaban de un sentido de ideologías y de sentimientos afectivos, sectarios y pertenencia y representación políticas a través del fanáticos aglutinadores, el clientelismo se convierbipartidismo, son desplazadas por las adhesiones te en el principal capital electoral de los partidos, clientelistas, pragmáticas y generalmente pasivas a lo cual les permite acceder a las posiciones del Eslos barones electorales. La política empieza a ser tado y apoderarse de los recursos públicos para percibida por la ciudadanía, ya no como el escereproducirse como élite, desprovistos de cualquier nario desde el cual construir una identidad políticompromiso nacional con la ciudadanía. La políca, social y cultural, es decir, proyectos de nación, tica deviene en un negocio privado monopolizasino como el lugar extraño y lejano, desde donde do en manos de caciques y barones electorales. “los políticos” realizan sus componendas. 7


Al quedar delimitada la participación paritaria en en sentido amplio, el sistema bipartidista desataba el control y conducción del Estado y reducir el paprocesos crecientes de frustración política colectiva y pel de las masas como referente de primer orden de de radicalización política. Las expectativas frustradas la política, a los ojos de las mismas, el bipartidismo que los límites mismos de la modernización impuso pierde fuerza e importancia como referente de idenno eran canalizadas, ni representadas en la política tidad política y articulación social. Lo cual condujo ni en el Estado a través de los partidos4. Por otra parte, cabe anotar que, con la modernización de la soa que la política misma sufriera un proceso de desciedad, irrumpían, aunque precariamente, nuevas arraigo entre las masas. Con la neutralización de la formas de sociabilidad y de representación coleclucha por el poder y la desradicalización de la polítitivas, tanto en el plano social y cultural, como en ca, las masas inician un abandono progresivo de las el propiamente político, especialmente entre los identidades partidistas, para refugiarse en sus propias jóvenes. Desde la propia dinámica de la sociedad iniciativas individuales, en la apatía o en la indiferencolombiana, sometida a un proceso acelerado de cia colectivas. Una sensación de abandono se apomodernización, se desatan procesos masivos y credera y recubre a amplios sectores de la población, la cientes orientados, no sólo a abandonar los particual traduce el vaciamiento social de la política desatado por el bipartidismo liberal-conservador. Con dos, sino también a la política misma. Todo lo cual la desbipartidización se despliega un fenómeno más amplio y duradero de despolitización de Por fuera de la oferta clientelista, el régimen frentenacioamplios sectores de la nalista fue refractario a expresiones sociales y políticas sociedad.

disidentes o de oposición, a las que siempre puso en un Por otro lado, con la modernización acelerahorizonte de fuerza, de violencia o de represión. De ahí da de la sociedad colomque en el imaginario político de la generación de los años biana, cuyas expresiones sesenta y setenta la política se vivió como trauma. Decir más tangibles pueden revelarse en la indusFrente Nacional por lo general quería decir estado de sitrialización de sectores y tio, represión. ramas importantes de la economía en la ciudad y en el campo, la urbanización aluvional, la masificación del sistema educativo y la conformación de una creciente clase media urbana y moderna, las representó un terreno abonado para la irrupción bases sociales de la política tradicional en Colombia de terceras fuerzas políticas por fuera del marco se transforman, dejando al bipartidismo y al Estado del Frente Nacional, algunas civiles aunque excluisin el piso y el arraigo social que los sostuvo desde das como la Anapo y el MRL y otras armadas como épocas pretéritas. El plasma social premoderno sobre las guerrillas. el cual creció y se reprodujo exitosamente el sistema bipartidista cambia de base, como dijimos, y desata En síntesis, de esta herencia del Frente Nacionuevas dinámicas, nuevas demandas y nuevos pronal de la cual nutre buena parte de su imaginario cesos sociales y culturales, a una escala y una velopolítico las Farc, sólo quedaban formas muy rescidad inesperadas, para los cuales las estructuras del tringidas, perversas y capturadas de participación sistema político no estaban adecuadas ni preparadas. política. Por un lado, el clientelismo, del cual se Puede decirse que, además de bloquear políticamente las nuevas dinámicas de la sociedad contemporánea, es decir, de autocerrarse respecto de las demandas funcionales del propio sistema social 8

ha hablado ampliamente. Por otro lado, formas no institucionalizadas, asociadas a la irrupción de movimientos de protesta social a través de repertorios de acción como huelgas, paros cívicos, bloqueos de


vías, tomas de edificios públicos y movilizaciones, y también las guerrillas y movimientos políticos civiles casi siempre de izquierda. Por fuera de la oferta clientelista, el régimen frentenacionalista fue refractario a expresiones sociales y políticas disidentes o de oposición, a las que siempre puso en un horizonte de fuerza, de violencia o de represión. De ahí que en el imaginario político de la generación de los años sesenta y setenta la política se vivió como trauma. Decir Frente Nacional por lo general quería decir estado de sitio, represión. Sé que hay gente muy optimista tras la promulgación de la Constitución de 1991. Se ha dicho y con razón, que una de las características centrales de la nueva Constitución colombiana, aparte de lo generosa en materia de consagración de derechos, es que constitucionaliza un régimen de democracia participativa, a diferencia del anterior de democracia restringidamente representativa. En efecto, la Carta se encuentra plagada de referencias de distinto orden y alcance en relación con el tema de la participación ciudadana, lo cual crea en términos de expectativas, posibilidades importantes para el desarrollo de prácticas sociales y políticas de participación, en la dirección de propiciar una gestión democrática del municipio y la nación, así como el fomento de una cultura política nueva, que ponga en la picota el apoliticismo tradicional y la acción violenta como “formas” de acción política. Sin embargo, la otra parte de la verdad que tampoco debemos olvidar es la que se refiere a las posibilidades reales de realización práctica de tales contenidos constitucionales en un sentido democrático. Lo cierto es que hoy los vientos que soplan son de frustra-

Notas 1. Aquí retomo parte de lo escrito en: Miguel Ángel Beltrán Villegas y Jaime Rafael Nieto López, “La oposición política y social bajo el Frente Nacional”. Utopía Siglo XXI. Revista de la Facultad de Ciencias Sociales y Humanas. Vol. 2, ·7, noviembre de 2001. Medellín.

2. Jonathan Hartlin. La política del régimen de coalición. Uniandes-TM. Bogotá. 1993. 3. Cfr, Giancarlo Pasquino. Partidocracia. En: Norberto Bobbio y Nicola Matteuci. Diccionario de Política. Siglo XXI. México, 1988. 4. En Colombia, a dife-

ción y no de optimismo. La reglamentación escasa que hasta ahora se ha hecho de la Constitución en materia de participación desfigura, cuando no contradice, el sentido mismo de la norma constitucional, y por otro lado, el legislativo ha sido extremadamente lento y parco en su función reglamentaria de la materia. La razón de fondo, al parecer, radica en que con la promulgación de la nueva Constitución no se produjo así mismo un cambio sustancial en la configuración política colombiana, correspondiendo a la vieja clase política, heredera del Frente Nacional, la labor de desarrollo constitucional. De ahí la actualidad del punto sobre participación política y la conveniencia de actualización que ha propuesto las Farc en la mesa de La Habana. Como se dijo en el periódico Alma Máter, no hay nada del otro mundo en su propuesta. Con la excepción del punto sobre asamblea nacional constituyente, los puntos planteados por las Farc parecen bien encaminados y de ninguna manera pueden considerarse por fuera del marco de lo acordado en la agenda ni mucho menos descabellado. No son minimalistas en términos de sellar una supuesta capitulación política, ni tampoco maximalistas que hagan imposible el debate y la negociación política en La Habana. La coyuntura actual que se abre con la mesa de diálogo y negociación entre las guerrillas de las Farc y el gobierno nacional en La Habana, puede convertirse en una nueva oportunidad para que el poder constituyente de lo popular, como forma avanzada de participación política, resurja y por esa vía ensaye una experiencia de paz que vaya más allá de ponerle fin a la confrontación armada.

rencia de otras naciones latinoamericanas, no se dieron las condiciones suficientes, aunque en parte sí las necesarias, para el surgimiento de movimientos populistas con capacidad para darle forma orgánica y traducción política a los efectos mismos de la modernización. El gaitanismo

de los años treinta y cuarenta y la Anapo durante los años sesenta y setenta fueron intentos fallidos en ese sentido. Cfr. Eduardo y Jaime Nieto López, Las terceras fuerzas políticas en Colombia. Tesis de grado. Departamento de Sociología, Universidad de Antioquia. Medellín, 1987.

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Conversaciones entre el Gobierno Nacional y las Farc en La Habana

¿Será el final de la guerra en Colombia?

Por León Valencia

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espués de diez años de una dura confrontación entre el Estado y las guerrillas en Colombia inesperadamente se inició un proceso de paz. Los contactos se habían iniciado a un mes de la posesión del presidente Santos. Después vino la diplomacia secreta que empezó al finalizar el año 2011. Durante cerca de ocho meses una delegación del gobierno y otra de las Farc estuvieron en La Habana adelantando conversaciones discretas hasta establecer una hoja de ruta y una agenda temática para iniciar negociaciones formales con el propósito explícito de poner fin al conflicto armado. Tanto el gobierno como las Farc han invitado también al ELN para que 10

se sume a este nuevo intento de reconciliación nacional. La etapa inicial fue llamada fase exploratoria y terminó en agosto de 2012. El 15 de octubre del pasado año se inició en Oslo, Noruega, la segunda fase que tiene como objetivo suscribir un acuerdo integral que abra paso al cese definitivo de las hostilidades y a la tercera fase del proceso que se ocupará de poner en práctica cada uno de los puntos acordados en la mesa. Las partes coincidieron en no cometer los errores del pasado y por ello dicidieron negociar por fuera del país lejos de la presión de los medios y la opinión pública, no enredarse en empezar por un cese de hostilidades, buscar un acuerdo definitivo en corto tiempo y


comprometerse a que no se pararían de la mesa de conversaciones hasta pactar el fin de la guerra. El tema se ha tomado los medios de comunicación y las conversaciones en Colombia. Las preguntas han sido varias: ¿Qué llevó a las partes a la negociación? ¿Qué posibilidades hay de que esta vez sí se llegue a la paz? ¿Qué obstáculos enfrenta este proceso?

Todo hacía pensar que las fuerzas insurgentes serían plenamente derrotadas y sólo quedarían grupos dispersos que se rendirían ante el Estado. El gobierno entonces proclamó el «el fin del fin» de las guerrillas.

No ocurrió así. Estas fuerzas, ante su inminente derrota, cambiaron de estrategia. Volvieron a organizarse en pequeños grupos, pusieron el énfasis en la disputa de la población y no en la defensa de territorios, acudieron a las armas artesanales y al La salida militar fracasó minado de territorios, se refugiaron en lo profunLa guerrilla intentó a finales de los años noventa do de las montañas y en las fronteras. Empezaron y principios de este siglo el triunfo militar. Las Farc nuevamente a tomar la iniciativa y, en los últimos construyeron un ejército de más de veinte mil efectitres años, en un accionar menudo y disperso, le han producido más de 7.500 bajas, entre muertos y heridos, a la fuerza pública y están retornando El temario acordado contiene los puntos clave que dieron a viejos territorios.

origen al conflicto o, que a lo largo del tiempo, lo han exacerbado: el problema agrario y la redistribución de tierras; la exclusión política y las garantías para que nuevas fuerzas surgidas de la insurgencia puedan competir en democracia; los cultivos de uso ilícito en manos de los campesinos y el narcotráfico; la verdad y la reparación de las víctimas; el monopolio de las armas en manos del Estado y el desarme y desmovilización de los irregulares.

vos y se propusieron llegar a la capital del país por la cordillera Oriental. Instalaron 11 frentes guerrilleros alrededor de Bogotá y uno en la propia capital. La reacción del Estado fue modernizar la fuerza pública, duplicar sus efectivos, que hoy alcanzan las cifra de quinientos mil, y hacer saltar la inversión en defensa a cinco puntos del PIB. Mediante ese esfuerzo descomunal se logró expulsar a las guerrillas de los grandes centros de población y producción, se redujeron sus efectivos y se golpeó su mando central. Así terminó el intento de toma del poder por la vía de las armas y despareció la ilusión de victoria que en algún momento tuvieron las organizaciones irregulares. Hasta 2008 la política de seguridad en cabeza del presidente Uribe fue especialmente efectiva.

Estamos en lo que podríamos llamar “un empate mutuamente doloroso”: las guerrillas no tienen la más mínima posibilidad de tomarse el poder, pero el Estado no está en condiciones a corto o mediano plazo de acabar con ellas por la vía militar. El presidente Juan Manuel Santos y la dirigencia guerrillera son plenamente conscientes de esta situación y por eso han decidido sentarse a la mesa de negociaciones.

Una agenda realista, pero profunda El temario acordado contiene los puntos claves que dieron origen al conflicto o, que a lo largo del tiempo, lo han exacerbado: el problema agrario y la redistribución de tierras; la exclusión política y las garantías para que nuevas fuerzas surgidas de la insurgencia puedan competir en democracia; los cultivos de uso ilícito en manos de los campesinos y el narcotráfico; la verdad y la reparación de las víctimas; el monopolio de las armas en manos del Estado y el desarme y desmovilización de los irregulares. Esta agenda deja claro que no está en discusión el poder y las instituciones colombianas. De ahí su rea11


lismo. Pero es evidente que se hace eco de las causas de la guerra y apunta a realizar reformas que hagan posible una paz duradera y estable. Las conversaciones secretas, según se sabe, fueron un duro forcejeo que en tiempos continuos duró 66 días en los que las Farc lograron que se incluyeran cambios en la vida nacional que legitiman su historia, y el gobierno del presidente Santos logró que las Farc admitieran sin ambages que se trata de una negociación en la que al final harán dejación de sus armas. No será nada fácil. Cincuenta años de conflicto armado no se terminan de la noche a la mañana. La historia dice que Alfonso López Pumarejo y Carlos Lleras Restrepo, presidentes y grandes reformadores del siglo veinte, fracasaron en su intento de transformar el campo colombiano y distribuir la propiedad agraria. Dice también que hasta ahora no ha sido posible modernizar la política y darle plenas garantías a la izquierda para que compita con posibilidades de triunfo por el gobierno nacional. Y señala igualmente que aún no se ha encontrado un camino para superar el narcotráfico y ofrecerle alternativas a cientos de miles de familias campesinas que han tenido que refugiarse en los cultivos ilegales para sobrevivir. Pero la marcha de las negociaciones en La Habana ha generado una gran esperanza de que ahora sí vamos a lograr las reformas para alcanzar la paz. El primer punto —el de los cambios en el agro— cerró con un acuerdo para alentar las zonas de reserva campesina y proteger y fomentar la pequeña y mediana producción campesina como eje de un nuevo modelo agrario. Se avanza también en la discusión del punto clave de las garantías de participación política para la reintegración de las Farc a la vida democrática, y la delegación del gobierno en la mesa con apoyo de la coalición de unidad nacional tiene en sus manos ofertas atractivas para la guerrila: un estatuto de oposición con medidas especiales de financiación, acceso a los medios de comunicación y medidas excepcionales de protección a la vida de dirigentes guerrilleros que se propongan hacer política sin armas; también asignación de curules a la guerrilla desarmada por dos o tres periodos y circunscripciones de paz en varias regiones del país. Las Farc por su parte han dado un paso decisivo al reconocer a las víctimas, al señalar que sus acciones han causado dolor en la población y al entrar en el camino del perdón. El aire de optimismo que 12

se respira en La Habana llevó al gobierno a buscar la autorización del Congreso para un referendo a realizarse en una de las dos justas electorales de 2014. Sería el mecanismo para que la ciudadanía valide los acuerdos. Las Farc han rechazado la propuesta y han insistido en una asamblea nacional constituyente para refrendar lo convenido en La Habana. La diferencia es, desde luego, muy importante y profunda. No obstante la crisis generada por esta contradicción no ha pasado a mayores y la discusión continuará en los próximos meses hasta encontrar una solución.

Los enemigos de la negociación Dos facciones políticas están jugando duro en Colombia. Santos le apuesta a pasar a la historia como el presidente de la paz y Uribe, su antecesor, que le había apostado a destruir las guerrillas por la vía militar, quiere impedir que las negociaciones de paz prosperen. A Santos lo acompañan grupos empresariales y líderes políticos de centro derecha y centro izquierda que buscan modernizar el Estado, abrirle paso a un salto económico y a una mayor integración del país a los mercados internacionales y que creen que algunas reformas sociales pueden servir de acicate para estos propósitos. A Uribe lo acompañan grupos de la derecha tradicional del país, grandes dueños de la tierra y del comercio en las regiones y algunos sectores de la fuerza pública que se inquietan por su futuro en el posconflicto. Estas fuerzas han planteado un duro debate en el que acusan a Santos de hacerle concesiones al terrorismo, debilitar la seguridad del país, desmoralizar a las fuerzas militares y jugar con la democracia. Pero aparte de estas expresiones políticas también juegan sus cartas fuerzas ilegales vinculadas al narcotráfico y otros negocios ilegales que le temen a un proceso de paz porque saben que el Estado podrá dedicar mayores esfuerzos a perseguir el crimen organizado y que un ambiente de estabilidad y paz no es propicio para el crecimiento de las mafias. En un año o menos sabremos quién gana la partida. Sabremos si la guerra termina y se inicia la construcción de una paz estable y duradera o si continua la confrontación militar en procura de una liquidación de las guerrillas mediante la violencia. Es un momento crucial del país.


El problema agrario, el productivo y el desarrollo rural constituyen un solo problema articulado y relacionado, el problema rural como tal, el cual, a su vez, tiene relaciones con el conflicto armado, sostiene el economista de la Universidad de Antioquia y director técnico del Informe de Desarrollo Humano 2011 para Colombia, quien fue invitado a la cátedra pública promovida por la Rectoría de la Alma Máter, a propósito de los diálogos entre el Gobierno Nacional y las Farc en Cuba.

El sector rural y posconflicto en Colombia

Por Absalón Machado C.*

¿

Cuáles son los problemas que enfrenta el sector rural? ¿Cuál es el problema rural a resolver? El sector rural colombiano se caracteriza por una red densa y compleja de problemas y conflictos, a saber:

a) El problema agrario como tal que está fundamentado en la problemática de tierras. Esta tiene que ver con una serie de elementos y procesos: la inequidad en el acceso a la propiedad (concentración de la propiedad), la legitimidad de los derechos de propiedad, el uso de la tierra y los conflictos de uso, los impuestos prediales, inversión extranjera en tierras, la tierra como factor especulativo y fuente de poder político, el despojo de tierras y la restitución, 13


la informalidad de los derechos de propiedad, el acceso a los baldíos, los procesos agrarios (extinción de dominio, expropiación, clarificación de la propiedad, etc.), el registro de las propiedades y el catastro, el censo agropecuario, el funcionamiento del mercado de tierras, las zonas de reserva campesina y forestal, y las políticas de tierras del Estado. b) El problema productivo: modernización de la producción, acceso a factores distintos a la tierra (financiación, tecnología, información), infraestructura de riego y vías, competitividad y TLC, las economías campesinas de subsistencia y la producción de alimentos (seguridad alimentaria), las políticas públicas y sus enfoques (subsidios, apoyos e incentivos, desarrollo de los mercados, organización gremial. c) El desarrollo rural: el acceso a bienes públicos, pobreza, inequidad, organización social, discriminaciones, los sistemas de participación en la toma de decisiones, los conflictos sociales, los apoyos a la producción y la generación de ingresos, el desarrollo institucional, el tratamiento de los problemas de género y de etnias, el medio ambiente, etc. d) El conflicto armado interno: violencia, masacres, desplazamiento forzado, control del territorio, violación de derechos humanos, reclutamiento forzado, minas anti-personas, narcotráfico, cooptación de entidades y funcionarios, lavado de activos, minería ilegal, despojo de tierras por la violencia, atentados a la infraestructura, desapariciones forzadas, extorsión, desarraigos, secuestros, etc. e) Los conflictos de la modernización: biocombustibles versus seguridad alimentaria, minería versus agricultura y medio ambiente, ganadería extensiva versus agricultura, megaproyectos versus intereses de las comunidades, la globalización (TLC) y la protección a la producción nacional, economías campesinas versus desarrollo empresarial. Los tres primeros constituyen en verdad un solo problema articulado y relacionado: el problema rural, el cual a su vez tiene relaciones con el conflicto armado. Y la complejidad de estas relaciones está definida por el hecho de que los conflictos por la tierra son de diversa naturaleza; no hay un conflicto único por la tierra, sino varios conflictos. Y no todos ellos tienen explicación o relación directa con el conflicto armado. El conflicto por la tierra es diferente al conflicto por el control del territorio, pero para llegar a éste 14

se requiere el control de la tierra (corredores), y por tanto el despojo y apropiación legal o ilegal de tierras. Y el control del territorio no solo lo ejercen grupos armados, también grupos empresariales cuando adquieren (de manera legal o ilegal) grandes extensiones de tierras para proyectos de inversión y también para especular, con lo cual terminan ordenando el territorio en función de sus intereses. La gran apropiación de tierras que se ha realizado en las últimas décadas en medio del conflicto y la violencia, aumentando la desigualdad y la concentración de la propiedad, tiene por ello objetivos diversos: militares, políticos y económicos. No ha sido un asunto casuístico, ha obedecido a un proyecto de reestructuración de los territorios con objetivos definidos. Y además, el problema rural está marcado por la des-institucionalización que ha sufrido lo público en ese ámbito. La precariedad institucional es muy notoria, los problemas rurales hace tiempo desbordaron la capacidad del Estado y sus instituciones, y la del Ministerio de Agricultura y sus entidades. En lugar de avanzar retrocedimos, destruimos entidades sin reemplazarlas por otras adecuadas y puestas en su contexto. El desafío de construir una nueva institucionalidad que parte de una visión de lo rural apropiada y de una imagen de futuro de la sociedad rural es enorme. Y ese es un proceso que debe desarrollarse hoy incorporando a los territorios y las comunidades. No nos sirve una institucionalidad hecha desde el escritorio por los tecnócratas del Estado, o por expertos internacionales. Si no se construye sobre la realidad, y pensando en la problemática existente y con una visión diferente de lo rural, podemos volver a equivocarnos pensando en una institucionalidad estilizada solo para la modernización productiva, y para un país sin conflictos, desconociendo que existen grandes inequidades, desequilibrio y conflictos sociales y regionales. El problema rural es así de una gran complejidad, y requerimos de mucho más conocimiento e información calificada para acercarnos a una interpretación adecuada que nos saque de las discusiones puramente ideológicas del problema. Y que además nos ayude a diseñar políticas y estrategias adecuadas, y asumir compromisos para resolver problemas que hemos dejado que se vuelvan complejos


y dinámicos, por falta de decisiones políticas y una atención a tiempo, así como de sistemas de regulación e intervención estatal adecuados y oportunos. Es claro que los enunciados salidos hasta ahora de La Habana en las conversaciones de paz (punto 1, política de desarrollo agrario integral), no cubren todos los aspectos señalados y constitutivos del problema rural, así se refieran a que “La reforma rural integral (RRI) debe ser el inicio de transformaciones estructurales de la realidad rural y agraria de Colombia con equidad y democracia”. Muchos aspectos quedan pendientes y son parte esencial de la política pública, que no necesitan acuerdos, sino decisiones políticas de ir hacia adelante cambiando lo que debe cambiarse.

Enunciados Esos enunciados tienen cuatro aspectos que quiero resaltar porque establecen diferencias con la política actual, a saber: 1) se centran en el bienestar y buen vivir de la gente del campo, es decir, ponen las personas en primera fila, y eso es un buen augurio porque manda el mensaje de que es necesario empezar a caminar las rutas del desarrollo humano; y 2) hacen énfasis en la economía campesina, familiar y comunitaria para el desarrollo del campo; es decir, indican que estas formas productivas y organizativas deben tener un espacio en la sociedad y merecen el apoyo del Estado; 3) insisten en el acceso integral a la tierra, acompaña-

do de los medios y capacidades para hacer uso de ellas, junto con la provisión de bienes públicos, y 4) acuerdan la creación de una jurisdicción agraria que tanta falta hace para superar las limitaciones del Código Civil donde prevalece el derecho de propiedad sobre el uso y disfrute de la tierra. Además se mencionan otros temas como la creación de un fondo de tierras, la modernización del catastro, la formalización de la propiedad rural, mecanismos alternativos de conciliación y resolución de conflictos, el uso del suelo, la delimitación de la frontera agropecuaria, las zonas de reserva campesina, aspectos sobre reconstrucción de la red vial terciaria, el riego, la implementación de estrategias para la generación de ingresos, etc. No es cierto que para hacer esos enunciados de políticas era innecesario sentarse a negociar un acuerdo en La Habana, y que el Estado o el gobierno podría haberlos puesto en la agenda pública y en funcionamiento sin necesidad de ningún acuerdo. Llevamos más de cien años desde que se consolidaron las producciones agrícolas a partir del café y la ganadería, y procesos de modernización agrícolas y de políticas sectoriales para el campo, y esos temas no han contado con una decisión política que los incorpore en una agenda pública permanente. La coyuntura ha hecho que aparezca la posibilidad de esa decisión política y de compromiso del Estado de avanzar en esos campos; si se hace se lo deberemos a las conversaciones de paz

No nos sirve una institucionalidad hecha desde el escritorio por los tecnócratas del Estado, o por expertos internacionales. Si no se construye sobre la realidad, y pensando en la problemática existente y con una visión diferente de lo rural, podemos volver a equivocarnos pensando en una institucionalidad estilizada solo para la modernización productiva, y para un país sin conflictos, desconociendo que existen grandes inequidades, desequilibrio y conflictos sociales y regionales. 15


y no a las decisiones del Estado y las elites que lo sustentan. Esa es la realidad, revisemos la historia de las políticas públicas y de quiénes se han beneficiado de ellas para que nos convenzamos de lo que estoy afirmando.

Algunas preocupaciones que genera el posconflicto Por eso, de llegarse a un acuerdo de paz, quizás el sector más beneficiado puede ser el rural, por esa complejidad de sus problemas. Y también no sólo porque el conflicto armado ha tenido sus bases en los territorios rurales, sino también porque el sector agropecuario tiene grades potenciales desaprovechados, no ha contado con una política agropecuaria y de desarrollo rural que le permita usar esos potenciales, y porque la mayoría de las víctimas del conflicto y los desplazados y los despojados de sus bienes han sido básicamente habitantes rurales, especialmente campesinos, mujeres, jóvenes y miembros de las comunidades indígenas y afrodescendientes. Un posconflicto trae grandes desafíos y riesgos. El desafío de aclimatar la paz realizando grandes transformaciones estructurales en la sociedad colombiana, y no solo en el sector rural. Ello implica disminuir la pobreza, la inequidad en el acceso a recursos productivos y al conocimiento, eliminar las discriminaciones, facilitar la participación en política de los grupos desmovilizados y de sectores que no la han tenido (los campesinos), avanzar en reformas institucionales para que el Estado haga una presencia real y efectiva en los territorios, asegurar una justicia adecuada para todos, seguridad humana, acabar con los mecanismos y sistemas que incentivan la corrupción, superar el atraso tecnológico y de infraestructura, recuperar estrategias de industrialización, modernizar los partidos políticos, avanzar en un mejor uso del suelo y terminar con las actividades rentísticas y especulativas con la tierras, regular la inversión extranjera para que en lugar de generar nuevos conflictos ayude al desarrollo del país, entre otros. Más allá de lograr la terminación del conflicto armado interno y todo lo que de ello se deriva, la búsqueda de la paz implica un proceso de cambios significativos en la sociedad colombiana, de sus costumbres políticas, en la democracia, en el Estado y su institucionalidad, en las actitudes y valores. La pregunta pertinente es si el país y sus ciudadanos están preparados para tal evento. 16

Si no lo están, ello no puede convertirse en una disculpa para no avanzar en la búsqueda de la paz. Eso más bien plantea un reto, que incumbe a todos los ciudadanos y grupos de la sociedad, cualquiera sea su condición. Y allí quiero hacer una advertencia: la paz no es un asunto que comprometa solo al sector rural porque allí se asentó el conflicto. Es también, y mucho, un compromiso de los sectores urbanos, sus habitantes y toda la sociedad. Porque la paz es esencialmente de conveniencia colectiva, y no sectorial o individual. Por eso es urgente que con el liderazgo del Estado se inicie un proceso de formación de ciudadanos para la paz, pues esta generación no ha tenido una formación en ese sentido. Todos debemos entender qué es la paz, cuáles son sus alcances, los compromisos con ella, la manera de mantenerla y consolidarla, y cómo cada quien desde su actividad puede contribuir a que se convierta en un bien público privilegiado para el disfrute de todos. Los retos para el sector rural son enormes: de una parte reconstruir y recuperar lo que se perdió durante el conflicto en los últimos cincuenta años (reparación a las víctimas, justicia y no repetición), es decir, des-atrasarse del desarrollo y estructurar una adecuada política agropecuaria y de desarrollo rural que estabilice económica y socialmente al sector. Y además, construir para un futuro mejor con base en estrategias y políticas de largo plazo, adoptando cambio de énfasis en las políticas, nuevas visiones y maneras de diseñar y hacer política de desarrollo rural, que incorpore los territorios, sus pobladores y sus diferenciaciones. Es decir, buscar caminos para ir construyendo un modelo de desarrollo agropecuario y rural diferente al actual que contribuya al desarrollo humano. El posconflicto, por ello, lo concebimos como la oportunidad que tiene el país, en mucho tiempo, de establecer una política de Estado para el sector rural con una visión de largo plazo. Y no es una política cualquiera, es un desarrollo rural propio, surgido de las experiencias, el conocimiento y las dinámicas económicas y sociales. No nos sirve cualquier política de desarrollo rural, ni las que nos recomienden los organismos internacionales, aunque ellos sean un referente a tener en cuenta. Es una política que nos lleve a construir una visión propia de lo que el país requiere para incorporarse con dignidad a la modernización y


la modernidad, donde todos quepan y puedan beneficiarse. Las políticas que benefician solo a grupos privilegiados de la sociedad no deben ir más en este país, o buscamos la equidad y la no discriminación a todos los niveles, o nos seguimos precipitando en los conflictos, sean armados, sociales o políticos, sin una capacidad de regularlos y manejarlos.

Los retos para el sector rural son enormes: de una parte reconstruir y recuperar lo que se perdió durante el conflicto en los últimos cincuenta años (reparación a las víctimas, justicia y no repetición), es decir, desatrasarse del desarrollo y estructurar una adecuada política agropecuaria y de desarrollo rural que estabilice económica y socialmente al sector.

No basta resolver el conflicto armado para alcanzar la paz, ello es una condición necesaria pero no suficiente. Como tampoco basta resolver los conflictos por la tierra para que se desmonte el conflicto armado y se resuelva el problema rural. La paz pasa por el sector rural, pero ello no es suficiente para obtenerla como proyecto nacional que comprometa a todos. El posconflicto en Colombia será una fase larga, no tanto como la del conflicto, pero puede ser mínino de 20 años para pensar que hemos construido el camino cierto hacia una paz duradera. Parafraseando el título que Nelson Mandela le puso a su autobiografía “El largo camino hacia la libertad”, nosotros podríamos decir que debemos enfrentarnos a un “largo camino hacia la paz, la equidad, la democracia, la justicia y la modernidad”. Los enunciados sobre la política de desarrollo rural integral que provienen de las conversaciones del gobierno con la Farc en La Habana, son apenas un case inicial para emprender el proceso de búsqueda de la paz. Y ese case tendrá que acompañarse de otros para poder avanzar en serio, pues como se dijo, el problema no es solo rural, es nacional y compromete a todos los estamentos de la sociedad. En el posconflicto se supone que se agotan los conflictos armados, o el uso de la violencia como sistema para resolver problemas; pero no se agotan los conflictos sociales y los que se derivan de la modernización. El Estado por ello necesita fortalecerse y realizar reformas institucionales que le permitan procesar y manejar los conflictos sociales para evitar que ellos puedan derivar en la violencia o en el desconocimiento de derechos.

* Conferencia presentada en la Universidad de Antioquia, Cátedra Pública, Rectoría, Medellín, julio 31 de 2013.

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El camino de las mujeres por la justicia en contextos de conflicto armado y transicionalidad

Aprendizajes para Colombia y Guatemala

Por Luz María Londoño F. Patricia Ramírez P.

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n el marco del proyecto de investigación Acceso a la justicia de mujeres indígenas y campesinas organizadas en Colombia y Guatemala. Estudio comparativo de casos desde una perspectiva sensible al género y la etnia, y propuestas para la sociedad civil y el Estado en contextos de transicionalidad1, desarrollado conjuntamente entre el Instituto de Estudios Regionales —INER2— de la Universidad de Antioquia, la Pontificia Universidad Javeriana de Bogotá y la organización no gubernamental Equipo de Estudios Comunita18

rios y Atención Psicosocial — ECAP— de Guatemala, se llevó a cabo el 15 y 16 de agosto de 2013 el Encuentro internacional de intercambio de experiencias entre mujeres indígenas y campesinas víctimas de violación a sus derechos humanos en contextos de conflicto armado y transición en ambos países. Mujeres indígenas pertenecientes al pueblo maya q`eqchi de Guatemala, mujeres indígenas Nasa y campesinas del Cauca, mujeres indígenas kankuamas y campesinas de los corregimientos de Aguas Blancas y Santa Cecilia del Cesar, se dieron cita en


Valledupar y en el resguardo kankuamo de Atanquez, para dialogar y compartir sobre las estrategias, avances y retos en sus luchas por alcanzar justicia por violaciones a sus derechos a la vida, la tierra-territorio y la integridad física, sexual, psicológica y moral. Este artículo tiene como propósito tratar de identificar, a partir de las experiencias compartidas por las propias mujeres y las discusiones y debates sostenidos entre las investigadoras integrantes de los respectivos equipos académicos3, las similitudes y diferencias de los contextos que dieron origen a la violación de los derechos humanos de estas mujeres en ambos países, identificando algunas de las principales estrategias emprendidas por ellas en materia de justicia y los logros alcanzados en ese campo, para finalizar con algunas de las lecciones que se pueden avizorar de las experiencias compartidas.

cular, de aquellas pertenecientes a las comunidades campesinas y las minorías étnicas. Así mismo, y no obstante la diferencia que implica el que Guatemala se encuentre en un período de posconflicto armado y en Colombia éste no haya cesado —así se afirme que el país se encuentra en un período de transicionalidad—, la situación actual de ambas naciones se caracteriza por la existencia histórica de profundas inequidades sociales, agravadas por el auge creciente de megadesarrollos industriales de orden transnacional, la penetración de economías ilegales y su imbricación en todos los niveles del Estado, y la alta criminalidad.

En términos generales, es posible afirmar que todos los casos estudiados en ambos países —dos en Guatemala y cuatro en Colombia— comparten como característica común el hecho de inscribirse en contextos caracterizados por la existencia de profundas violencias estructurales de orden social, cultural, político y económico, como también de llamativas similitudes en lo que atañe a algunos de los principales rasgos de orden macro que configuran el contexto actual en ambos países.

En cuanto a los casos de violación a los derechos humanos de las mujeres campesinas e indígenas estudiados en Guatemala por el equipo de investigadoras del ECAP4, el primero de ellos ocurrido durante el conflicto armado interno que vivió ese país en el recién pasado siglo, hace referencia a la esclavitud sexual y doméstica a la que fueron sometidas por parte de soldados del ejército guatemalteco 65 mujeres maya q´eqchis del municipio de El Estor, departamento de Izabal, entre 1982 y 1986. Tal como se ha podido documentar, tras haber señalado a las comunidades del sector como insurgentes o colaboradores de la guerrilla, y después de asesinar o desaparecer a sus esposos —líderes campesinos indígenas que participaban de las luchas ancestrales por la tierra/territorio en la región—, quemar sus tierras y obligarlas a huir a la montaña en períodos que oscilaron entre 6 meses y 6 años, estas mujeres no sólo fueron utilizadas como esclavas domésticas en un destacamento militar instalado en la región, sino que allí mismo fueron violadas sistemática, pública y masivamente. En representación de ellas, cuatro de estas mujeres asistieron al Encuentro internacional de intercambio, donde brindaron conmovedores testimonios de las atrocidades a las que fueron sometidas en la época del conflicto armado.

No obstante la existencia de acuerdos de paz en Guatemala que dieron fin a un conflicto armado interno de más de treinta años (1960-1996), y de procesos parciales de negociación y desmovilización ocurridos en Colombia en las dos últimas décadas, subsisten en ambos situaciones de conflictividad social que afectan la seguridad ciudadana, dificultan la gobernabilidad y amenazan la legitimidad del Estado. En ambos persisten altos índices de violación a los derechos humanos de las mujeres, y en parti-

Las estrategias de acceso a la justicia llevadas a cabo por el grupo de mujeres que constituyen el anterior caso descrito tienen su origen en la alianza constituida en el año 2003 por el ECAP, la Unión Nacional de Mujeres Guatemaltecas, UNAMG, y feministas individuales, organizadas en el consorcio De víctimas de violencia sexual a actoras de cambio: la lucha de las mujeres por la justicia —Actoras de cambio—, creada con el fin de visibilizar los crímenes perpetrados contras las mujeres indígenas duran-

Los casos en contexto(s) y las estrategias de acceso a la justicia Con el propósito de ubicar al lector en los casos de violaciones a los derechos humanos de las mujeres indígenas y campesinas de Colombia y Guatemala abordados en la investigación, describiremos a continuación brevemente cada uno de ellos, los contextos en que se producen y algunas de las estrategias para el acceso a la justicia llevadas a cabo por las mujeres.

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te la guerra. Si bien se reconocía por parte de dicha alianza el invaluable trabajo contenido en el informe “Guatemala: nunca más” o Informe de la recuperación de la memoria histórica (Informe REMHI)5, sus integrantes se plantearon como imperativo político y ético feminista la tarea de visibilizar la violencia sexual como crimen de lesa humanidad, cometido contras las mujeres durante la guerra en dicho país centroamericano. Como señalara en el Encuentro en Valledupar la investigadora Luz Méndez, quien fuera integrante de UNAMG para la época, el acceso a la justicia en tanto justicia formal no estaba en el seno mismo de los propósitos de la alianza en su creación.

rindieron en el Encuentro internacional. Ellas finalmente pudieron discernir que lo que les ocurrió no fue producto del azar ni algo que de alguna manera propiciaron, sino que hizo parte de una estrategia genocida concebida fría y concienzudamente. La reconstrucción de la memoria histórica de las mujeres mayas como sujetas históricas se constituyó en otra de las estrategias en el camino de las mujeres por la justicia. Con este propósito “Actoras de cambio” llevó a cabo durante dos años un proceso de investigación-acción, que entre otros valiosos aportes rescata la memoria de las mujeres mayas, reubicando sus experiencias al centro de la historia de Guatemala, y no como mero apéndice de la misma. El libro Tejidos que lleva el alma: memoria de las mujeres mayas sobrevivientes de violación sexual durante el conflicto

El consorcio Actoras de cambio inicia entonces un trabajo de acompañamiento llevado a cabo con las mujeres víctimas sobrevivientes de violencia sexual durante la guerra, que incluyó procesos de sanación, de empoderamienSi bien se reconocía por parte de dicha alianza el invato, de reconstrucción de la memoria histórica y luable trabajo contenido en el informe “Guatemala: nunca de lucha por la justicia, más” o Informe de la recuperación de la memoria históripara contribuir a crear ca (Informe REMHI), sus integrantes se plantearon como condiciones que les permitieran a esas mujeres imperativo político y ético feminista la tarea de visibilizar romper el silencio, salir la violencia sexual como crimen de lesa humanidad, codel dolor, constituirse metido contras las mujeres durante la guerra en dicho en sujetas de su propia vida, e involucrarse en país centroamericano. luchas comunes por la justicia y la construcción de alternativas de vida para las mujeres mayas en Guatemala.6 A partir del proceso de sanación-organización, que comprende el acompañamiento emocional individual y colectivo, así como el formativo en derechos humanos de las mujeres, y particularmente de las mujeres y pueblos indígenas, estas mujeres maya q´eqchis fueron tomando conciencia de lo sucedido a ellas, sus maridos —líderes indígenas/campesinos— y sus comunidades en un contexto social y político amplio, en el que se puso de presente la articulación existente entre las luchas por la tierra/territorio, el racismo y la opresión de género. Ellas fueron comprendiendo que fueron sometidas por los soldados del ejército guatemalteco a esclavitud sexual y doméstica “porque luchábamos con nuestros maridos por la tierra”, como lo manifestaron de manera contundente en los testimonios que 20

armado, publicado en 2009, presenta los hallazgos de este trabajo investigativo. Después de un trasegar conjunto en ese trabajo de acompañamiento, UNAMG, ECAP y una organización de abogadas feministas —Mujeres transformando el mundo (MTM)— llegaban a cabo una acción política y simbólica de alto impacto con la realización del Tribunal de conciencia contra la violencia sexual hacia las mujeres durante el conflicto armado en Guatemala, en el que testigos de honor, movimientos sociales, movimientos de derechos humanos, ciudadanía guatemalteca e invitados internacionales, escucharon los testimonios de mujeres indígenas y mestizas víctimas sobrevivientes de violencia sexual durante la guerra.


Este tribunal simbólico abrió el camino para el acceso a la justicia formal. En un hecho sin precedentes en el mundo, y con el apoyo de la Alianza rompiendo el silencio7, a fines de septiembre de 2012, quince mujeres q’eqchís presentaron declaración ante los tribunales nacionales, como parte de un proceso penal en la búsqueda de justicia por esclavitud y violación sexual como arma de genocidio y femicidio durante el conflicto armado interno en Guatemala. El segundo caso objeto de estudio y acompañamiento en Guatemala, de ocurrencia más reciente, se configura alrededor de las violaciones sexuales masivas y múltiples cometidas el 17 de enero de 2007 contra once mujeres q´eqchis durante los desalojos violentos cometidos por agentes de la seguridad privada de la Compañía guatemalteca del níquel, CGN, —perteneciente a la empresa canadiense Hudbay Minerals— y por integrantes de la policía y el ejército de Guatemala el 17 de enero de 2007 en la comunidad Lote 8, ubicada también en el municipio de El Estor8. Estas mujeres, participantes activas dentro de su comunidad de las luchas campesinas por la defensa de sus tierras ancestrales, en las cuales han trabajado y vivido por generaciones, fueron además junto con sus familias víctimas de otras violaciones a los derechos humanos, como la destrucción y quema de sus casas, alimentos y otros bienes materiales. Aunque debido a la agudización del control que se está ejerciendo sobre ellas por haberse atrevido a denunciar los crímenes sexuales de los que fueron víctimas, ninguna pudo asistir al Encuentro internacional de intercambio, sus voces nos llegaron a través de un documental donde relatan su caso9 y de la palabra de investigadoras del ECAP que las han acompañado en su proceso de búsqueda de justicia. Frente a este segundo caso —ubicado en el marco de la nueva conflictividad social y política existente en Guatemala, cuando el país ya había transitado de la guerra a la paz—, la experiencia acumulada por el consorcio Actoras de cambio fue fundamental para que el trabajo de acompañamiento derivara más rápidamente en acciones jurídicas concretas, esta vez no ante tribunales nacionales sino internacionales, dado el contexto político adverso por el que atraviesa el país con la llegada a la presidencia en 2011 del exmilitar Otto Pérez Molina, señalado por los crímenes de genocidio contra el pueblo maya. La vuelta a la militarización en el país, las alianzas entre los grandes poderes económicos nacionales y trasnacionales con sec-

tores políticos tradicionales, llevaron a las mujeres víctimas actoras del proceso de investigación y sus organizaciones acompañantes a adelantar acciones jurídicas ante instancias internacionales. De esta manera, en 2011 se interpusieron tres demandas civiles en un tribunal de Toronto (Canadá) contra la empresa canadiense Hudbay Minerals, una de las cuales correspondió a la presentada por las once mujeres maya q´eqchís que, como explicamos párrafos atrás, fueron víctimas de violencia sexual por parte de agentes de seguridad privada de la CGN, la policía y el ejército guatemalteco.10 En noviembre de 2012, algunas de estas mujeres y otros representantes de la comunidad Lote 8, participaron en las audiencias preliminares llevadas a cabo en Canadá, y como fue registrado por los medios de comunicación nacionales e internacionales, el pasado 22 de julio del año en curso, la jueza Carole Brown, de la Corte de Justicia de Ontario, Canadá, emitió un fallo en el cual, por primera vez, se acepta juzgar a una empresa de ese país por hechos cometidos contra los derechos humanos por una de sus filiales en otra nación.11 Tal como fue reiterado por una de las investigadoras de ECAP en el encuentro realizado en Valledupar, este hecho, sin antecedentes en el país y la región, sienta un importante precedente en el ámbito de la justicia a nivel internacional, dadas las posibilidades que se abren para investigar y sancionar a otras empresas trasnacionales que vienen cometiendo crímenes en diversos países contra comunidades campesinas, indígenas y negras que vienen luchando por la defensa de sus tierras y territorios ancestrales, y denunciando las alianzas existentes entre el militarismo, el patriarcado y el capitalismo global. En lo concerniente a Colombia, confluyeron en el Encuentro mujeres víctimas sobrevivientes representantes de los cuatro casos estudiados dentro de la investigación, quienes no sólo compartieron con sus congéneres de Guatemala las experiencias de violencia sufrida, sino sus formas de resistencia y las estrategias que han empleado para acceder a la justicia. De esos cuatro casos de estudio de violencia contra las mujeres en el contexto del conflicto armado, tres de ellos, ubicados todos en el departamento del Cesar, estuvieron a cargo de un equipo de investigadoras de la Universidad Javeriana de Bogotá12, y el cuarto, acontecido en el departamento del Cauca, a cargo de un equipo similar de investigadoras del INER. 21


Los tres casos objeto de estudio y acompañamiento por parte de la Universidad Javeriana correspondieron, dos de ellos, a las afectaciones sufridas por mujeres campesinas de los corregimientos de Aguas Blancas (municipio de Valledupar) —víctimas de desplazamiento forzado y víctimas indirectas de homicidio de compañeros y familiares a manos de paramilitares en 1997— y de Santa Cecilia (municipio de Astrea) —víctimas sobrevivientes de la masacre perpetrada el 28 de enero de 2000 por el frente Juan Andrés Álvarez, del bloque norte de la AUC, en la que fueron asesinadas doce personas, entre ellas el corregidor y la presidenta de los hogares del Instituto Colombiano de Bienestar Familiar—. El tercer caso correspondió a mujeres pertenecientes al pueblo indígena kankuamo, que junto con los kogui, los arhuacos y los wiwas habitan el territorio ancestral de la Sierra Nevada de Santa Marta. Dichas mujeres kankuamas participantes en el proceso investigativo han sido víctimas de amenazas, desplazamiento forzado y detención arbitraria por parte también del bloque norte de las AUC, en algunos casos en connivencia con fuerzas de seguridad del Estado colombiano. Tal como se ha podido constatar a lo largo del proceso investigativo, poco se conoce sobre los hechos violentos ocurridos en el departamento del Cesar en el marco del conflicto armado, del cual sin embargo ha sido uno de sus epicentros, en particular a partir del surgimiento de los ejércitos paramilitares y la entrada en la zona de las AUC a mediados de la década de los noventa del siglo pasado, donde ya desde los años ochenta las Farc y el ELN tenían presencia y agobiaban con extorsiones y secuestros a grandes y medianos empresarios, ganaderos, hacendados y comerciantes. Cuna de muchas de las familias que han hecho parte de la elite política del país —entre ellas la de Rodrigo Tovar Pupo, alias Jorge 40, oriundo de Valledupar y comandante del bloque norte, responsable de muchas de las atrocidades perpetradas por los paramilitares en la región—, el territorio del Cesar, caracterizado por la presencia de grandes cultivos de arroz, algodón y ganadería extensiva, y por su riqueza minera e hidroeléctrica, es también escenario de grandes inequidades sociales y altos índices de pobreza y marginación.13 Dentro de las principales acciones violentas cometidas por las AUC en El Cesar, en estrecha 22

relación con las élites políticas del departamento, se cuentan masacres y asesinatos selectivos a población campesina e indígena, que alcanzaron su tope máximo entre 2002 y 2003. Así mismo, el despojo de tierras ha sido muy fuerte, al igual que la violencia sexual, por encima de la tasa nacional. Un agravante de esta última situación en términos de las dificultades de las mujeres así victimizadas para acceder a la verdad, la justicia y la reparación, lo constituye la extradición de Jorge 40 a los Estados Unidos durante el último gobierno de Álvaro Uribe y el asesinato de muchos de los mandos del bloque norte desmovilizados en 2006, entre ellos varios culpables de violencia sexual, a lo cual se le suma la fuerte presencia actual de grupos neoparamilitares en la región14. En un contexto de transicionalidad en medio del conflicto, el inicio del camino de acceso a la justicia para las mujeres indígenas y campesinas en el departamento del Cesar ha sido muy difícil. Tal como pudimos constatar en el Encuentro de intercambio, en el caso de las mujeres campesinas víctimas retornadas al corregimiento de Santa Cecilia, este encuentro se convirtió para varias de ellas en el primer espacio en el cual podían poner en común sus experiencias dolorosas vividas por los crímenes perpetrados contra ellas, sus hijas e hijos, compañeros y vecinos. Es a partir del trabajo de reconstrucción de la memoria histórica iniciado dos años atrás por la Misión de apoyo al proceso de paz MAPP-OEA en el Cesar que estas mujeres empezaron a acercarse, encontrando posteriormente en la iniciativa de investigación adelantada por la Pontificia Universidad Javeriana la posibilidad de acceder a un proceso de acompañamiento psicosocial para ellas, que apenas se empiezan a organizar. Esta incipiente organización explica que, en su caso, más que estrategias colectivas de acceso a la justicia, se hayan dado iniciativas individuales en la búsqueda de la restitución de sus derechos como desplazadas mediante la Ley 387 de 1997, y sus derechos a la verdad, la justicia y la reparación en el marco del proceso de justicia transicional (Ley 975 de 2005; Ley 1448 de 2011). En el caso de las mujeres de Aguas Blancas la situación es muy similar. Los testimonios que varias de ellas ofrecieron en el Encuentro ubican también como hito en su proceso organizativo el acompañamiento inicial por parte de la MAPPOEA a través del programa Todas somos mujeres,


En cuanto al caso que ha sido sujeto de estudio y acompañamiento por parte del INER, de la Universidad de Antioquia, se trata de un grupo de dieciséis mujeres viudas sobrevivientes de las violaciones a sus derechos humanos antes, durante y después de la masacre del Alto Naya (municipio de Buenos Aires, departamento del Cauca). Perpetrada en abril de 2001 por el bloque Calima de las Autodefensas, al mando del paramilitar Éver Velosa, más conocido bajo el alias de HH, esta masacre, que dejó 42 víctimas mortales identificadas, un número no preEn lo que atañe al caso de las mujeres kankuamas, cisado de desaparecidos y cerca de 5.000 personas se destaca la creación de la Organización de mudesplazadas, hizo parte de toda una estrategia de jeres indígenas kankuamas, OMIK, como parte del terror desplegada por los paramilitares para lograr el proceso de reindigenización y etnización del pueblo dominio de un territorio caracterizado no sólo por kankuamo con la recuperación de su territorio ansu alto valor en términos de biodiversidad y recurcestral y la constitución de su resguardo en 2003. El sos mineros e hídricos, sino por ser una zona de gran importancia geoestratégica, ya que hace Dentro de las principales acciones violentas cometidas las veces de corredor privilegiado que comupor las AUC en El Cesar, en estrecha relación con las élinica el centro del país tes políticas del departamento, se cuentan masacres y con la costa pacífica. donde mujeres lideresas sociales, mujeres víctimas y mujeres desmovilizadas en proceso de reintegración a la vida civil iniciaron un camino de reconocimiento y perdón, a partir del cual varias continuaron comprometidas con procesos de formación en derechos humanos y rutas jurídicas para el acceso de las víctimas a la justicia, encontrando también en el acompañamiento proporcionado por la Javeriana una oportunidad de avanzar en la senda de la organización.

asesinatos selectivos a población campesina e indígena, que alcanzaron su tope máximo entre 2002 y 2003. Así mismo, el despojo de tierras ha sido muy fuerte, al igual que la violencia sexual, por encima de la tasa nacional.

proyecto de investigación y acompañamiento liderado por el equipo de la Universidad Javeriana puso de presente también el silencio en el que habían estado sumidas estas mujeres frente a la victimización de la que habían sido objeto. Por fortuna, después de varios meses de conversación con las autoridades indígenas para obtener su autorización para llevar a cabo el proyecto, y una vez iniciado el trabajo en campo correspondiente, el número de mujeres kankuamas que quisieron dar testimonio fue superior a lo previsto por las investigadoras. Como estrategia fundamental de acceso a la justicia en este caso, se resalta la necesidad y la tarea expresa de estas mujeres indígenas de diseñar junto con el equipo de investigación una ruta de acceso a la justicia para las mujeres en el marco del derecho propio o derecho mayor.

El grupo de mujeres viudas del Alto Naya está compuesto por diez mujeres campesinas/indígenas Nasa cuyos maridos fueron asesinados en el contexto de la propia masacre, realizada entre el 10 y el 12 de abril, en plena Semana Santa, lo que le añadía en términos simbólicos una carga adicional de terror ante los ojos de las comunidades que resultaron afectadas. Entre los hombres campesinos, indígenas y afros asesinados, se encontraban algunos líderes campesinos-indígenas integrantes de juntas de acción comunal y los cabildos indígenas existentes. Forman parte también del grupo seis mujeres viudas y desplazadas, cuyos esposos fueron víctimas de los asesinatos selectivos y desapariciones forzadas perpetradas por los paramilitares durante los años 2000, 2001 y 2003. Dos de ellos, asesinados en el 2000, eran líderes campesinos-indígenas que se oponían a la construcción de una represa en el área de influencia de la región del Naya. Las comunidades que habitaban la región del Alto Naya 23


fueron víctimas de dos desplazamientos forzados masivos, el primero de ellos el 23 de diciembre de 2000, y el segundo en abril de 2001, como consecuencia directa de la masacre. Hoy, doce años después de ocurridos los hechos, a raíz de los cuales esas mujeres —todas con hijos a cargo—, tuvieron que asumir su nueva condición de cabeza de hogar, se encuentran dispersas en distintos municipios del Cauca y del Valle del Cauca, luchando por sacar sus hijos adelante en medio de condiciones de suma adversidad. Al igual que en el departamento del Cesar, la lucha de las mujeres indígenas campesinas en el Cauca transcurre en medio de las dificultades de exigir verdad, justicia y reparación en un proceso de tránsito de la guerra a la paz en medio del conflicto armado, que en este departamento tiene uno de sus más fuertes epicentros. Sin embargo, es posible señalar que el Cauca es también epicentro de una larga historia de resistencia y movilización social indígena y campesina, que se ha convertido en un factor que ha impulsado las luchas de mujeres víctimas por la justicia. En el caso concreto que nos ocupa, tenemos que las mujeres viudas víctimas de la masacre del Alto Naya han estado divididas en dos grupos —como ellas mismas se han nombrado recientemente, “las organizadas” y “las no organizadas”—, asunto que está marcado por los procesos de reindigenización y etnización relativamente recientes vividos por algunas de ellas, y su autoadscripción étnica como indígenas. Como consecuencia de ello, mujeres viudas que han hecho el tránsito de campesinas a indígenas se han vinculado a procesos organizativos propios de las comunidades indígenas en los respectivos resguardos a donde retornaron o en los cabildos de los territorios donde se reasentaron, y desde allí agencian acciones en asocio con sus compañeros indígenas y campesinos en la búsqueda de justicia, no sólo por los hechos de violación de derechos humanos en la región del Alto Naya, sino por los hechos de violencia y discriminación histórica de los que han sido víctimas en la larga duración. Como grupo de viudas —elemento central que aparece como marcador de su identidad como mujeres víctimas del conflicto armado—, las viudas de los hechos perpetrados específicamente en abril de 2001 —la masacre propiamente tal— están siendo representadas por abogados 24

integrantes de una organización social defensora de derechos humanos que acompaña a comunidades indígenas en el Cauca desde hace varios años. En el marco de la justicia ordinaria (acción por vía administrativa), se presentó en marzo de 2003 una demanda por reparación directa contra la Nación, Ministerio de Defensa, Ejército Nacional y otras por los asesinatos cometidos contra sus familiares, en la que únicamente ingresaron cuatro de las diez mujeres viudas del Alto Naya 15. Dos de las viudas que al momento de ocurrencia de los hechos eran menores de edad fueron excluidas de dicha acción jurídica, así como otra de las viudas mayores de edad que por razones que desconocemos no fue incluida. En la sentencia de primera instancia proferida en 2010 —es decir, siete años después de presentada la demanda—, el juzgado falló a favor de tres de las cuatro mujeres viudas representadas, dejando por fuera a una de ellas, por lo cual se apeló dicha sentencia. Como resultado de esto, el Tribunal Contencioso Administrativo del Cauca, con fecha 19 de abril de 2012, emite sentencia, en la cual resuelve revocar parcialmente el numeral segundo de la sentencia del 16 de noviembre de 2010 proferida por el Juzgado Octavo Administrativo del Circuito de Popayán, que determinó como condena el pago por perjuicios morales y por alteración de las condiciones de existencia a favor de una de las mujeres viudas, y en su lugar, denegar las pretensiones a su respecto. Lo que interesa aquí es que este fallo movilizó al grupo de mujeres viudas para exigir explicaciones a la abogada que las representaba, y posibilitó entre ellas encuentros de discusión y organización frente a las respuestas dadas por el sistema de justicia, además de la exclusión que se hizo desde el primer momento de las viudas menores de edad —que como ya mencionamos, no fueron incluidas en la acción de demanda por reparación directa—, la complejidad de las rutas jurídicas, la falta de un acompañamiento institucional que les permitiera comprender el funcionamiento de los procesos judiciales y la lentitud de los que habían interpuesto. Como grupo de mujeres viudas (incluidas algunas de las afectadas por los hechos anteriores y posteriores a abril de 2001) deciden en el año 2009 ingresar a los procesos de Justicia y Paz regidos en ese momento por la Ley 975 de 2005. Las representantes del grupo de viudas asistentes


al Encuentro en Valledupar —tres de ellas y dos hijas— pusieron de presente los diversos obstáculos que han enfrentado en su camino de búsqueda de justicia, pero también algunos de los avances alcanzados, que comienzan a evidenciarse particularmente a partir de los encuentros propiciados desde el año 2012 por la iniciativa de investigación desarrollada por el equipo del INER. Gracias en buena medida a su capacidad para generar espacios para el reconocimiento, hoy, después de doce años de perpetrada la masacre, varias de las viudas cuyos compañeros fueron asesinados antes o después de 2001, que no se conocían con las que perdieron sus esposos en abril de 2001, empiezan a realizar acciones articuladas en búsqueda de justicia para ellas y sus comunidades. Así mismo, y en asocio con la Corporación para el Ecodesarrollo Comunitario —Comunitar—, el proyecto de investigación realizó un proceso de acompañamiento psicosocial para ellas y sus hijas, desarrollado entre enero y julio de 2013. Cabe resaltar también que en la actualidad tres de las mujeres indígenas viudas que conforman el grupo ocupan cargos de dirección en los cabildos de los que hacen parte en sus respectivos territorios.

Algunas lecciones aprendidas: de la comunidad de dolor a la comunidad política Como cierre de este artículo, y a manera de reflexión sobre los aprendizajes derivados de la experiencia de acompañamiento a los seis grupos de mujeres indígenas y campesinas de Colombia y Guatemala víctimas sobrevivientes de la violación a sus derechos humanos en tiempos de conflicto armado y posconflicto, actoras del proceso investigativo al cual hemos hecho alusión, queremos destacar algunos de los principales aprendizajes derivados de ese proceso, que si bien no se ha cerrado aún, tuvo en el Encuentro internacional de intercambio realizado recientemente en Valledupar un clímax que marcó profundamente su desarrollo. —La complejidad y superposición de las violencias que afectan a las mujeres en contextos de alta conflictividad social y/o conflicto armado: una vez más, y de manera particularmente evidente, quienes asistimos al Encuentro en calidad de investigadoras y acompañantes de los seis casos de violencia contra las mujeres estudiados en Colombia y Guatemala, pudimos constatar lo imbricado de las

tramas de violencias ejercidas contra las mujeres, y en nuestro caso concreto, por aquellas que en su condición de campesinas e indígenas han sido objeto de especial discriminación. Escuchar los relatos de violencia compartidos por las mujeres víctimas sobrevivientes en el Encuentro de Valledupar representó la posibilidad fehaciente de visibilizar cómo se mezclan y entretejen violencias estructurales de orden económico, político y social, con expresiones de violencia nacidas del carácter patriarcal de las sociedades en que vivimos las mujeres, y que dada su naturalización, resultan muchas veces más difíciles de evidenciar que las otras, más visibles ciertamente a los ojos de cualquier observador. Con todo, su mayor invisibilización no hace que sus huellas en la vida de las mujeres sean menos severas, lastimando intensamente la esencia misma de su identidad como mujeres y su visión acerca de la manera de ser y estar en el mundo. De allí que sólo una mirada situada, sensible a las diferencias de género, pero también a las que devienen de su condición étnica y su posición económica y social, pueda ir dilucidando las complejas tramas que sustentan la violencia contra las mujeres y aportando a su positiva transformación. —La acumulación de daños y la profundidad de las heridas sufridas, particularmente cuando se ha ejercido violencia sexual sobre ellas u otras mujeres de su entorno familiar o comunitario. Víctimas la mayoría de hechos violentos ocurridos hace varios años —en el caso de las mujeres de El Estor, ya más de treinta, y al menos diez en los casos estudiados en Colombia—, un denominador común en la vida de todas las mujeres que fueron victimizadas es no sólo la múltiple revictimización que ellas han sufrido a lo largo de los años, nacida fundamentalmente de las condiciones de extrema precariedad que han acompañado sus vidas y de la ausencia de procesos reales de verdad, justicia y reparación por parte del Estado, sino la “retraumatización”16 a que ello ha dado lugar. De hecho, si una cosa se pudo evidenciar meridianamente a lo largo del proceso de investigación del cual hizo parte el Encuentro de Valledupar, fue la imperiosa necesidad de acompañamiento psicosocial por parte de las mujeres víctimas sobrevivientes partícipes del mismo, que las ayude a elaborar traumas múltiples y superpuestos, que la precariedad en que transcurre su vida cotidiana, el estigma social asociado y la falta de apoyo estatal en este campo, 25


han sido durante largo tiempo profundamente acallados, configurando situaciones de gran complejidad. De allí que en todos los casos estudiados, tanto en Colombia como en Guatemala, el componente de apoyo psicosocial para las mujeres víctimas sobrevivientes implicadas en ellos haya adquirido una relevancia central, convirtiéndose en uno de los ejes medulares del trabajo realizado con las mujeres a lo largo de todo el proyecto.

a sus procesos. En este sentido, los logros alcanzados en Guatemala en términos de organización de los dos grupos participantes en el estudio y de los alcances obtenidos por ellos en términos de su acceso a la justicia, hablan claramente de las posibilidades que se abren cuando ese acompañamiento e investigación se hacen a partir de una postura feminista decolonial, que pone de presente la existencia del racismo estructural contra las comunidades indígenas-campesinas y el sexismo y la opresión de género que las afecta históricamente. En otras palabras, los logros de un trabajo comprometido realmente con el empoderamiento de las mujeres para luchar contra el colonialismo y el patriarcado imbrincados en procesos globales de dominación capitalista.18

Lo anterior aplica de manera especial en el caso de aquellas mujeres que en los distintos casos estudiados fueron víctimas de violencia sexual. En este sentido, una de las experiencias más conmovedoras del Encuentro fue sin duda escuchar los testimonios de las compañeras indígenas de Guatemala sometidas durante el conflicto armado a esclavitud doméstica y sexual. Constatar la enorme fuerza de su dolor —a la par que Al igual que en el departamento del Cesar, la lucha de las la de su resistencia—, se constituyó para todas mujeres indígenas campesinas en el Cauca transcurre en las personas asistentes medio de las dificultades de exigir verdad, justicia y reen un ejemplo vivo del paración en un proceso de tránsito de la guerra a la paz daño que los crímenes sexuales causan en la en medio del conflicto armado, que en este departamento vida de las mujeres, pero tiene uno de sus más fuertes epicentros. también del potencial transformador que encierra la posibilidad que han tenido esas mujeres de un acompañamiento empático, digno y respetuoso17, que no sólo les ha permitido romper su —Estrechamente relacionada con el punto antesilencio e ir sanando sus heridas, sino fortalecer sus rior, otra de las reflexiones más fecundas que poluchas por acceder a la justicia. sibilitó el Encuentro tuvo que ver con la constata—La importancia central que reviste el acompañamiento institucional en los procesos de exigibilidad de derechos y acceso a la justicia por parte de las mujeres víctimas sobrevivientes: como lo acabamos de sugerir, uno de los principales elementos alrededor de los cuales giraron las discusiones en torno a los procesos de acceso a la justicia adelantados por las mujeres campesinas e indígenas que hicieron parte de los seis casos estudiados, tuvo que ver con la posibilidad que brindó el Encuentro de advertir claramente la gran importancia que reviste en este tipo de procesos la cantidad y calidad del acompañamiento que a lo largo de los mismos se le pueda dar 26

ción de que se trata de procesos de largo aliento, y, como consecuencia de ello, para quienes de una u otra manera participan en ellos desde la academia buscando lograr su mayor comprensión, resulta un imperativo ético trabajar en la construcción de redes locales que garanticen su acompañamiento posterior. En buena medida, ello permitirá realmente que las dolorosas experiencias de violencia vividas por las mujeres en contextos de violencia —en nuestro caso concreto, por las campesinas e indígenas partícipes del proceso investigativo— logren ser desprivatizadas por ellas, para llenarlas de sentido y claridad política que las movilice a la acción.


Notas 1. Este proyecto es financiado por el Centro Internacional de Investigaciones para el Desarrollo IDRC/CRDI, de Canadá, y tiene una duración de 30 meses (octubre de 2011 a abril de 2014). 2. En el INER este proyecto es liderado por la investigadora Luz María Londoño F., del Grupo de Investigación en Género, Subjetividad y Sociedad; coinvestigadoras: Patricia Ramírez P. y Mónica Londoño M.; asistente de investigación: Luz Claribe Rincón. Participan además una estudiante de la Facultad de Derecho y Ciencias Políticas y dos estudiantes del Departamento de Sociología de la Facultad de Ciencias Sociales y Humanas de la Universidad de Antioquia. 3. Antes y después del Encuentro internacional de intercambio de experiencias se llevaron a cabo dos reuniones entre las investigadoras de los tres equipos encargados de la ejecución del proyecto, las psicólogas que hicieron acompañamiento psicosocial a las mujeres víctimas sobrevivientes —sujetos y actoras del proyecto de investigación— en los departamentos de Cesar y Cauca, y el oficial del Programa de Gobernabilidad, Seguridad y Justicia del IDRC. 4. Integrado fundamentalmente por Luz Méndez, Judith Erazo y Amanda Carrera, apoyadas por otras compañeras de esta ONG. 5. Informe sobre las graves violaciones de derechos humanos cometidas en Guatemala elaborado en el marco del Proyecto interdiocesano

de recuperación de la memoria histórica. 6. Equipo de Estudios Comunitarios y Acción Psicosocial ECAP y Unión Nacional de Mujeres Guatemaltecas UNAMG (2011). Tejidos que lleva el alma: memoria de las mujeres mayas sobrevivientes de violación sexual durante el conflicto armado. Segunda edición. Guatemala, F&G Editores. Disponible en: http://www.ecapguatemala. org.gt/siteb/images/TejidosqueLlevaelAlma.pdf 7. En la interposición de la querella y la presentación del caso penal fue fundamental el grupo de abogadas feministas denominado Mujeres transformando el mundo (MTM) y la presencia como directora del Ministerio Público (Fiscalía General de la Nación) de Claudia Paz y Paz, abogada y defensora de derechos humanos, elegida de una terna presentada por las organizaciones sociales durante la administración del presidente Álvaro Colón, antecesor de Otto Pérez Molina. 8. Se trata de un territorio muy rico y fértil, que ha sido objeto de múltiples desalojos de sus habitantes con el fin de instalar megaproyectos mineros y agroindustriales de carácter multinacional, constituyendo la extracción de oro, plata y níquel, al igual que la producción de agrocombustibles a gran escala, dos grandes determinantes de conflictividad. Como respuesta de las comunidades campesinas/indígenas locales frente a los despojos históricos perpetrados en su contra, se han configurado múltiples procesos de ocu-

pación ilegal. En la actualidad, y como consecuencia de la existencia de una progresiva imbricación entre empresas transnacionales y economías ilegales, se viene dando una vinculación creciente de sicarios a los desalojos y un incremento en los niveles de atrocidad cometidos. 9. Crímenes de lesa humanidad: Violencia sexual contra las mujeres en Guatemala, agosto de 2013. 10. Además de esta demanda, fueron interpuestas otras dos. Una corresponden al asesinato de un profesor, así como los disparos que dejaron parapléjico a un joven durante una protesta pacífica que fue reprimida por las mismas fuerzas de seguridad el 27 de septiembre de 2009. Los demandantes son representados en Canadá por la empresa de abogados Klippenstein’s y cuentan con el respaldo de la organización Derechos en Acción. 11. Al respecto véase: Corte canadiense acepta demanda contra minera. Disponible en: http://elperiodico.com.gt/ es/20130729/pais/231817/ 12. Conformado centralmente por las investigadoras Donny Meertens, Martha Lucía Gutiérrez, Eliana Pinto y July Samira Fajardo, contó también con la presencia de la psicóloga Angélica Arias, responsable de la ejecución dentro del proyecto de investigación de un componente de apoyo psicosocial para las mujeres víctimas participantes residentes en el Cesar. 13. Tomado del informe de avance presentado por las integrantes del equipo de

investigación de la Universidad Javeriana en la reunión de investigadoras del proyecto Acceso a la justicia de mujeres campesinas e indígenas organizadas en Colombia y Guatemala, celebrada en Valledupar los días 14 y 17 de agosto de 2013. 14. Ibíd. 15. En esta demanda ingresan además otras dos personas en calidad de padres, madres y hermanos de otras víctimas mortales. 16. Concepto introducido en la discusión realizada en el encuentro de investigadoras del proyecto de acceso a la justicia por Paola Díaz, psicóloga de Comunitar, quien a lo largo del mismo tuvo a su cargo el acompañamiento psicosocial del grupo de mujeres viudas de la masacre del Alto Naya. 17. En referencia al trabajo de más de 10 años de acompañamiento a estas mujeres realizado por el Equipo de Estudios Comunitarios y Atención Psicosocial –ECAP– y otras organizaciones feministas y de derechos humanos de Guatemala, cuyos frutos en términos de exigibilidad de los derechos de las mujeres y acceso a la justicia se empiezan a conocer. 18. Al respecto véase: Hernández, Rosalva Aída. “Feminismos poscoloniales: reflexiones desde el sur del Río Bravo”. En: Liliana Suárez-Navaz y Rosalva Aída Hernández Castillo (Editoras). (2008). Descolonizando el feminismo: teoría y práctica desde los márgenes (Editoras). Disponible en: http://webs.uvigo.es/pmayobre/textos/varios/descolonizando.pdf

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¿Nos violenta la protesta?

Por Alejandra Ríos Ramírez Magíster en Filosofía de la Universidad de Antioquia Profesora de Eafit

homas Hobbes en su obra culmen, Leviatán, afirma que los seres humanos, sobre todas las cosas, le temen a la muerte violenta. En esta premisa, irrefutable para el autor, se basa toda su doctrina sobre la autoridad política y la función legítima del Estado. Por este temor primigenio es que los individuos sólo buscan su propio beneficio, es decir, la supervivencia y la conservación. Así, no es exagerado afirmar que Hobbes consagra el egoísmo humano como el motor de los comportamientos, como base de la moral y como el valor fundamental sobre el cual descansa la configuración del Estado. De lo anterior se deduce que no es en el otro en quien tenemos que confiar, pues este a su vez es el motivo fundamental de la desconfianza; por ello establece el autor inglés la necesidad de la instauración del soberano como representante de las voluntades individuales que no quieren otra cosa que defenderse unas de las otras. Es muy clara la expresión de Ernst Cassirer al respecto de la doctrina hobbesiana: “Cada una de ellas [las voluntades individuales] quiere lo mismo, cada una de ellas se quiere sólo a sí misma” (Cassirer, 1994: 284). Así, el Estado y sus instituciones se presentan como los intermediarios adecuados para mitigar la insoportable amenaza que el otro siempre representa para cada uno de nosotros. No por haber salido mediante el pacto del estado de naturaleza deja el hombre, según el inglés, de representar para sus congéneres el peligro que pone en riesgo la propia vida. Esa es la razón de ser del Estado, la de protegernos de nosotros mismos y de encarnar el derecho natural que consiste en usar los medios que estén a nuestro alcance para proteger la vida. Es ahora el Estado el depositario y el monopolio de todas las renuncias individuales a ese derecho. Si el temor a la muerte y la pérdida de la integridad física es lo que sirve de móvil a las acciones humanas, y por lo mismo, luego del pacto, a las políticas del Estado, nada más lógico que los valores más preciados a defender sean la estabilidad, la paz, la segu-

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ridad y la tranquilidad. Un orden social pacífico y estable es la condición para que los individuos realicen en tranquilidad todos aquellos asuntos que les permitiría llevar la vida propia en condiciones de integridad y bienestar.

Si el temor a la muerte y la pérdida de la integridad física es lo que sirve de móvil a las acciones humanas, y por lo mismo, luego del pacto, a las políticas del Estado, nada más lógico que los valores más preciados a defender sean la estabilidad, la paz, la seguridad y la tranquilidad. Un orden social pacífico y estable es la condición para que los individuos realicen en tranquilidad todos aquellos asuntos que les permitiría llevar la vida propia en condiciones de integridad y bienestar.

Es larga la trayectoria que ha cursado el pensamiento hobbesiano, variadas las interpretaciones que a él se han hecho y, todavía más, las re-actualizaciones que del mismo conocemos; este pensamiento es aún paradigmático. Y lo es en la medida en que la tradición hobbesiana nos permite hoy usar, de manera natural, el discurso de la paz social y el orden público encarnado y defendido por el Estado como condición de la convivencia social. Es por ello que el valor de la paz y de la seguridad son los ejes a partir de los cuales se comprende la efectividad y el sentido de la política. Este sobreentendido se corresponde muy bien con la larga tradición filosófica según la cual existe una dominación legítima en virtud de la función característica de la política: garantizar la coexistencia de los ciudadanos en aras de defender el orden social y la paz pública. Condiciones estas últimas que posibilitan el despliegue de la laboriosidad de los individuos, la defensa de sus asuntos privados y los negocios particulares que de esas condiciones se derivan. En ese orden de ideas, los intercambios y el comercio son posibles en ausencia de las convulsiones sociales. Dicho de otro modo, el llamamiento moral a, y la garantía política de la paz, no consiste en otra cosa que en la búsqueda de condiciones sociales que permitan que la vida individual discurra sin los azares que implicarían las expresiones, eventualmente violentas, del conflicto social. Es por ello que, desde esta perspectiva, el disenso, los desacuerdos sustanciales y las luchas sociales, siempre amenazan con poner en peligro la estabilidad y la vida misma tanto de los individuos como del Estado. Este no es el lugar para hacer una interpretación del pensamiento hobbesiano ni una crítica minuciosa del mismo. No obstante, nos parece importante poner en duda algunas de las premisas de su pensamiento, y sobre todo, algunas de las consecuencias morales y sociales que de ellas pueden derivarse. Son variadas las manifestaciones sociales actuales en contra de las políticas de los gobiernos de turno; Colombia no es la excepción. En nuestro país se manifiesta el descontento mediante expresiones que van desde paros convocados por gremios formales e informales del sector minero, agrícola y del transporte terrestre, hasta huelgas, protestas reivindicatorias de derechos sociales y económicos, y el cacerolazo llevado a cabo en Tunja la semana pasada. En cada uno de los casos el reclamo es claro: las políticas implementadas son injustas e inequitativas, son políticas económicas impuestas sin el consentimiento de aquellos que, finalmente, tienen que soportar su peso y, por ello, el efecto de su exclusión. Injusticia e inequidad son los síntomas de la deficiencia del Estado en su capacidad de brindar garantías a los individuos que lo componen. Las protestas en el Catatumbo, los bloqueos en las carreteras, las marchas de los estudiantes, las protestas de los profesores, del sector judicial, del sector policial y el de la salud, en fin, las protestas varias respecto a derechos incumplidos por el Estado, o por políticas que los vulneran, no son el problema en sí mismo; son la expresión de una problemática más compleja aún. Expresión que en los últimos meses ha tenido manifestaciones de todo tipo, tal cual lo resume Ana María Restrepo en el portal web de Razón pública: • La larga resistencia civil y el bloqueo de vías por parte de campesinos en la región del Catatumbo. 29


• La protesta de los mineros artesanales a causa de la criminalización de su oficio y de las preferencias hacia las explotaciones mineras a gran escala. • La movilización de los cafeteros por el incumplimiento de acuerdos previos. • Las acciones de inconformidad de paperos, cebolleros, paneleros, cacaoteros, arroceros y lecheros que anunciaron el actual paro nacional agrario. • Los empresarios minoritarios de calzado que organizaron una jornada de protesta por los efectos de los tratados de libre comercio, TLC. (Restrepo: 2013). No es este el lugar para abordar el análisis de las causas de las problemáticas colombianas, sin embargo, lo que nos mueve es el análisis de la forma que conduce al descontento, y sobre todo, el análisis del rechazo social y político a las protestas mismas. Rechazo justificado bajo el argumento de que la protesta promueve inestabilidad, inseguridad y alteración del orden social. Mi pregunta es la siguiente: ¿qué puede entenderse por orden y paz social que al tiempo sea endilgada su desestabilización o rompimiento a los grupos sociales que están en protesta o resistencia? La respuesta que quiero ofrecer se ubica fuera de las actuales afirmaciones respecto a que las protestas y manifestaciones nacionales tienen que ver con la incapacidad del gobierno actual para darle solución a las demandas, con la infiltración de la guerrilla en cada una de ellas, o con los diálogos en La Habana. Mi respuesta apunta a comprender, aunque sea preliminarmente, el motivo por el cual muchos ciudadanos rechazan las movilizaciones y protestas sociales por “violentar” ellas el orden establecido, y la tranquilidad que este comporta. Solo por poner un ejemplo, recuramos a los actuales perjuicios que el TLC firmado por Colombia con EEUU ha traído. Según Helena Villamizar, economista de la Universidad de los Andes “Durante el semestre octubre 2012– marzo 2013, el Departamento de Agricultura registra un crecimiento de las exportaciones a Colombia de 132,2 por ciento frente a 18,7 por ciento de las importaciones provenientes de Colombia” (Villamizar: 2013). Así, los efectos desastrosos sobre el agro, fundamentalmente sobre el campesinado colombiano en solo un año, se han hecho sentir contundentemente. En términos generales, puede afirmarse según la economista que: El TLC constituye el instrumento perfecto para “patear la escalera” del progreso, metáfora creada por Friedrich List y recordada por el historiador Ha-Joon Chang para ilustrar cómo los países más avanzados impiden a los demás seguir las mismas políticas que los llevaron a su actual estadio de desarrollo (Villamizar: 2013). La estabilidad, la paz y la seguridad son valores fundamentales para la convivencia, no obstante, nos parece que, entendidos insuficientemente, también nos llevan a excluir a quienes en apariencia desestabilizan el orden público y la paz social. Dicho de otro modo, estos valores han sido tan fuertemente radicalizados en el lenguaje político y, por ello, en el lenguaje ordinario, que cualquier alteración del orden “público” se ve como una violencia cometida al mismo: toda expresión de manifestación popular y social que altere la estabilidad y 30

El orden, la paz y la seguridad como valor político absoluto son puestos en duda cuando en la realidad concreta de los individuos, el hambre, la miseria y la exclusión son el pan de cada día; cuando la marginación arroja a los individuos a la más insoportable vulnerabilidad de su vida y de su autonomía.


amenace la tranquilidad de la normalidad, son vistas como amenaza a la seguridad y la paz. Sin embargo, nos parece que estos valores no son ni absolutos ni irrefutables, por lo mismo, no puede esperarse que la sociedad sea un todo armónico, tal cual es el correcto funcionamiento de una máquina, o un autómata, como el artificial Estado propuesto por Hobbes. Digo que no son valores absolutos en el sentido de que orden público no sólo debe ser entendido como orden pacificado por la espada del Leviatán; orden público, y enfaticemos en el adjetivo público, tiene que ver con que todos tengamos la posibilidad de llevar nuestras vidas individuales y colectivas en condiciones que para todos y cada uno encarnen los valores de la estabilidad, la seguridad y la paz. El orden como un valor público señala que todos debemos gozar de sus beneficios, no que sólo algunos tienen el privilegio de gozarlo, y otros la desventura de padecerlo. Afirmar que las protestas actuales, incluyendo las huelgas hacen violencia al orden, es desconocer que, aquellos que protestan están justamente señalado el fracaso del Estado en su función de proteger la vida, la integridad y el bienestar que debe acompañarla; que están sufriendo violencias que los desplazan de sus tierras, que las familias están al borde del hambre, si es que aún no hacen parte de las cifras del campesinado en condiciones de pobreza que para 2012 era de un 46,8% en contraste con la pobreza total urbana de 28,4%. El orden, la paz y la seguridad como valores políticos absolutos son puestos en duda cuando en la realidad concreta de los individuos, el hambre, la miseria y la exclusión son el pan de cada día; cuando la marginación arroja a los individuos a la más insoportable vulnerabilidad de su vida y de su autonomía. ¿Cómo no protestar? ¿Cómo no resistirse, rebelarse? Traigamos a colación una cita que nos parece muy interesante para ilustrar cómo la idea de orden puede ser relativizada por aquellos que padecen unas políticas que los dejan por fuera del círculo privilegiado del orden “público” y la paz social: El orden de ahora, lo que se entiende por “orden”, es que las nueve décimas partes de la humanidad trabajen para procurar el lujo, los goces y la satisfacción de las pasiones más execrables a un puñado de haraganes. El orden de la privación, para esas nueve décimas partes, de todo lo que es condición necesaria para una vida higiénica, para un desen-

volvimiento racional de las cualidades intelectuales. Reducir a nueve décimas partes de la humanidad a vivir al día, como bestias de carga, sin poder atreverse a pensar jamás en los goces suministrados por el estudio de las ciencias, por la creación artística: ¡he ahí el orden! El orden es la miseria, el hambre convertida en estado normal de la sociedad […] es la tierra arrebatada al campesino para dedicarla a la cría del ganado o de caza (…) es la tierra dejada sin cultivar antes de restituirla al que no pide otra cosa que cultivarla. El orden es una minoría ínfima elevada a los sitiales gubernamentales, que se impone por esta razón a la mayoría, y que adiestra a sus hijos para ejercer más tarde las mismas funciones, a fin de mantener los mismos privilegios por la astucia, la corrupción, la fuerza, la matanza. El orden es la servidumbre, el encadenamiento del pensamiento, el envilecimiento de la raza humana, sometida por el hierro y por el látigo; es la muerte repentina por el grisú, la muerte lenta por el hundimiento, que hace perecer todos los años, enterrados y destrozados, a millares de mineros, víctimas de la avaricia de los patronos; es la persecución, bayoneta en ristre, de los que se atreven a quejarse. ¡He ahí el orden! (N. Converti, S. Faure, P. Gori, P. Kropotkin: 1977, 15). Esta afirmación la hace Piotr Kropotkin, el anarquista ruso, contra aquellos que le endilgan al anarquismo la voluntad de caos y destrucción. Podemos leer la cita, y encontraremos en ella que nuestra actualidad no está lejos de la realidad que Kropotkin describe a finales del siglo XIX. Podemos también recurrir al discurso que Sébastian Faure escribe en 1897, como defensa de un anarquista condenado a muerte: Os haré una pintura de la sociedad moderna. En la cima están los clérigos comerciando con los sacramentos y las ceremonias religiosas, 31


los militares vendiendo secretos de la llamada defensa nacional, los escritores alabando la injusticia, los poetas idealizando la fealdad, los tenderos engañando en el peso, los industriales falseando los productos y los especuladores queriendo sacar millones del inmenso mar de la estupidez humana. Al fondo se encuentran los obreros de la construcción sin vivienda; los aprendices de sastre, sin vestido; los de panadero sin pan; millones de obreros hundidos por el desempleo y el hambre; familias hacinadas en barracas [tugurios] y muchachas de 15 años obligadas a ganar dinero soportando los viscosos abrazos de los viejos o los ataques furtivos de los jóvenes burgueses (Kedward: 1970, 54 y 55). ¿Por qué recurrimos al anarquismo a la hora de analizar los valores de la seguridad, la paz y la estabilidad? Porque indiscutiblemente, los autores anarquistas han sido quienes con más precisión y vehemencia han denunciado las injusticias y violencias sociales que provienen del Estado y de sus instituciones. Porque han puesto en evidencia que es el Estado el que crea violencia al crear el derecho de modo diferencial y por lo mismo excluyente. Desde la perspectiva anarquista la protesta es legítima y sobre todo necesaria para una democracia, es el vehículo que permite comprender que el Estado no es suficiente y es excesivo a tiempo, en sus demandas de orden impuesto a expensas de las vidas y el bienestar de ciertas capas de la sociedad. Las protestas, más allá de toda pretensión de capitalizarlas mediante el proselitismo, son expresión de un descontento acumulado y padecido durante años. Por ello, las protestas, las huelgas,

Referencias bibliográficas Cassirer, Ernst (1994). Filosofía de la ilustración. Bogotá, Fondo de Cultura Económica. Hobbes, Thomas (1979). Elementos de derecho natural y político. Madrid, Centro de estudios constitucionales.

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____________ (2000) De Cive. Elementos filosóficos sobre el ciudadano. Madrid, Alianza. ____________ (2004a) Leviatán. O la materia, forma y poder de una república eclesiástica y civil. México, Fondo de Cultura Económica.

los paros y otras expresiones de resistencia a aquello que hace miserable la vida de los individuos, las vemos, adhiriéndonos a la postura anarquista, como necesarias; más aún, como obligatorias moral y políticamente. La promesa política de que cada uno puede ocuparse de sus propios asuntos se ve amenazada cuando irrumpe la protesta social. Con sus diversas expresiones, paros, huelgas, bloqueos o marchas, las personas son lanzadas a la incertidumbre, al caos que señala que hoy no podrán llevar a cabos sus asuntos privados. En otras palabras, la protesta social quiebra el bienestar de la vida individual. Por ello, es necesario relativizar nuestra tranquilidad y nuestra comodidad: las protestas no son una violencia hecha al orden social, son la evidencia de que éste no es democrático. Justamente porque lo más preciado es que nos dejen hacer nuestras propias vidas sin las molestias de la convulsión social, es que nuestros prójimos protestan; porque los están excluyendo del privilegio de la paz social y orden público, es decir, ha fracasado la promesa de que todos tenemos derecho a acceder a la tranquilidad necesaria para llevar a cabo nuestras particulares o colectivas concepciones de lo que sea la vida buena. El orden público no es pacificacación, debería asumirse como lo que enuncia: publicidad del ordenamieno mediante el cual, colectiva y particularmente, podríamos llevar a cabo nuestras vidas. El orden deja de ser público cuando se convierte en privilegio de algunos y, por lo mismo, va en detrimento de quienes no usan la fuerza para defenderlo. Y no se trata de usar la fuerza y la violencia para adquirirlo, se trata de la solidaridad hacia aquellos en los que recae el mantenimiento de la paz de los más fuertes. Apelar al orden público es radicalizar entonces su demanda, que todos tengamos acceso a él, que se distribuya equitativamente su beneficio.

____________ (2004b) Tratado sobre el cuerpo. Madrid, Trotta. Villamizar, Helena (2013) “A un año del TLC: desastre anunciado y manos atadas”, en: razónpública.com. Para saber en serio lo que pasa en

Colombia, 19 de mayo de 2013, http://www.razonpublica.com/index. php/econom-y-sociedadtemas-29/3748-a-un-anodel-tlc-desastre-anunciado-y-manos-atadas.html. Consultado: agosto 26 de 2013.


¿Por qué nos matamos?

Por Juan Andrés Álvarez

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ncontrar la respuesta al interrogante de por qué nos matamos ha sido el propósito de varias generaciones de científicos sociales en el mundo. En Colombia, donde según el Grupo de Memoria Histórica el conflicto armado dejó 220.000 muertos de 1958 a 2012, y donde todos los días se producen muertes como consecuencia de las más diversas formas de violencia, encontrar explicaciones a esta cuestión se hace cada vez más apremiante. Averiguar por qué nos matamos implica resolver cuestiones relacionadas con los factores sociales, sicológicos y biológicos que inciden en el fenómeno. Según José Fernando Gaviria, psicólogo y especialista en planeación de la participación social y comunitaria, sin negar nuestra una disposición natural para la agresividad, la incidencia de los medios de comunicación incrementa la percepción de violencia: “Una mala noticia corre 15 veces más rápido que una buena noticia, y nosotros estamos enviando constantemente malas noticias. Entonces sí hay una percepción de violencia mucho más elevada con respecto a lo que realmente sucede, sin que eso quiera decir que estemos necesariamente bien». José William Cornejo, médico cirujano y especialista en neurología clínica, aclara por su parte que en efecto la violencia es un fenómeno en el cual influyen varios factores: “por ejemplo, la inequidad de géne33


ro implica violencia; iniquidades con las minorías, el acceso de la gente a la educación, a la alimentación, a la vida digna. Es clara la diferencia entre las tasas de violencia y agresiones que hay en sociedades inequitativas en comparación con sociedades que tienen menores grados de inequidad”. Luis Fernando Duque, médico cirujano y master en salud pública fallecido en agosto de 2013, aseguraba que ni la pobreza ni la inequidad en sí mismas producen violencia: “hay países y sociedades profundamente inequitativas que no son violentas. En nuestro medio lo que nos hace violentos es la percepción de inequidad”. Clara Aramburo Siegert, antropóloga y magister en ciencia política, concuerda con Duque en que la relación entre inequidad y violencia no es tan simple, pero además es enfática en que es necesario evaluar otros aspectos: “los estudiosos de la violencia, en los 80 cuando empezó la época de los violentólogos, se tomaron en serio el tema del conflicto y de definir qué tipo de violencia teníamos, si era partidista, si era social, si era económica, si era subjetiva o individual. Desde entonces se demostró que hay una conjunción de factores”. Los cuatro expertos coinciden en que dentro de los aspectos sociales es necesario establecer hasta qué punto factores como la pobreza sirven como detonante de las múltiples manifestaciones violentas; y en ese contexto, también se requiere saber en qué medida la crianza y la educación que tradicionalmente hemos recibido los colombianos nos hacen mucho más propensos a adoptar un comportamiento violento.

Naturaleza humana Los estudios del comportamiento le han atribuido recurrentemente a la humanidad una tendencia innata a la violencia y a la agresión. El etólogo austriaco Konrad Lorenz anotó que en los seres humanos la agresión es un impulso instintivo espontáneo en el mismo grado que en la mayoría de los vertebrados superiores. Así mismo, según Lorenz, lo que Freud denominó como instinto de muerte no era más que la desviación del instinto agresivo que, en sí mismo, es tan indispensable para la existencia como cualquier otro. En efecto la especie humana se formó en gran medida gracias a las confrontaciones a las que la 34

sometió la naturaleza misma: expulsada del paraíso de bosques que se redujeron ante el notable incremento de la temperatura hace cerca de 4 millones de años, debió enfrentarse y dominar un mundo de praderas hostil y lleno de fieras. Investigadores como Richard Leakey se han preguntado si la necesidad de erigirse para comprobar si había algún depredador en el horizonte no habrá sido una de las razones que nos llevó finalmente a caminar solo en los pies, a diferencia de como lo hacía nuestro antepasado el australopithecus. El profesor José William Cornejo considera que la agresividad ha hecho parte del proceso evolutivo: “yo diría que el hombre primitivo fue agresivo y la agresividad era adaptativa para defenderse, para sobrevivir de las fieras, para poder cazar, para conseguir alimento, inclusive para disputar la reproducción, para disputar la pareja...” Y todos, agrega Cornejo, hemos tenido, evolutivamente, ese comportamiento agresivo. En la infancia, desde el punto de vista de la agresividad fisiológica, los niños alrededor de los dos o tres años tienen un comportamiento agresivo que no necesita tratamiento, que es limitado; en la adolescencia hay otro pico de agresividad, “o sea que biológicamente hay unos elementos, lo que pasa es que se establece un circuito cerebral en el cual hay unas vías ascendentes donde están la amígdala, el hipocampo, el hipotálamo que reciben estímulos sensoriales del ambiente, y esos estímulos, que son visuales y auditivos, llegan a la amígdala y al lóbulo frontal, que es un desarrollo más reciente. Y hay un elemento importante ahí que me parece que es muy bueno enfatizarlo: la amígdala tiene conexiones con el hipocampo, y resulta que en el hipocampo, cuando el niño es maltratado, abusado o hay experiencias muy traumáticas, se presentan cambios a nivel molecular que van a generar mayor evocación de eventos en el momento en que haya estímulos provocadores”.

El factor social - ambiental La teoría del aprendizaje social, impulsada por B. F Skinner, sostiene que la agresión y la violencia no son el resultado de un impulso íntimo de cada individuo sino que surgen como respuesta a los estímulos exteriores del ambiente. No obstante, autores como John Lambert postularon la existencia de una motivación interior que transforma esos estímulos exter-


nos y convierten la conducta agresiva en una construcción entre el individuo y el entorno que habita. En la década de los 70 el sicólogo canadiense Albert Bandura escribió que el comportamiento de una persona es un aprendizaje por medio de la experiencia directa o de la observación: “a través del reforzamiento diferencial, los modos de conducta que tienen éxito se seleccionan a partir de la actividades explorativas, mientras que los que no son efectivos se abandonan. La agresión está fuertemente reforzada por la consecución de recompensas, pero también por el logro de ciertos incentivos que no son tangibles. La conducta agresiva se aprende de la misma manera que se aprende cualquier tipo de conducta, y se repite con frecuencia porque sirve como medio para asegurar las recompensas deseadas”.

tunidades y eso es lo que hemos encontrado nosotros en varios estudios, que está más asociado a que la persona sea un agresor”, aseguró enfáticamente Luis Fernando Duque.

Duque, quien fuera director de Previva, programa de la Facultad de Salud Pública para la prevención de la violencia, y de varias investigaciones que tratan de explicar los resortes de ese fenómeno en Antioquia, describió su método de investigación para acercarse a una respuesta del porqué de nuestra violencia: “Entre los factores que estudiamos, nos basamos en el modelo ecológico o ecológico social, que tiene en cuenta cuatro factores que están en diferentes niveles, o ámbitos: el ámbito de la persona, es decir, las características que hacen que yo como persona sea más propicio o no a ser violento, y que tiene que ver con el sexo, con la edad, con el grado de educación, etc. El ámbito de las relaciones cercanas en la familia, en la escuela, en el trabajo. El ámbito “La agresión está fuertemente reforzada por la consecudel barrio o el entorno ción de recompensas, pero también por el logro de cieren el que yo vivo. Y el cuarto ámbito o nivel, tos incentivos que no son tangibles. La conducta agresiva que es macro social, las se aprende de la misma manera que se aprende cualquier características de la sotipo de conducta, y se repite con frecuencia porque sirve ciedad en la que yo vivo, las carencias culturales, como medio para asegurar las recompensas deseadas”. económicas y sociales. Nosotros tomamos una serie de esos factores y los dividimos en los 4 niveles y encontramos cosas muy interesantes: los factores que más previenen o que están asociados en Según la teoría del aprendizaje social, una maforma negativa con la mayoría de las violencias son nera de reducir el nivel de violencia en una solas pautas de crianza en la familia y especialmente ciedad determinada es despojando a la agresión por parte de la madre, la cohesión social en el barrio de los supuestos beneficios que implica como y las pautas de crianza por el padre. Podemos sinteconducta; para ello es necesario distribuir la ritizar diciendo las pautas de crianza del padre y de la queza de manera equitativa y castigar las conducmadre y la cohesión en el barrio.” tas agresivas. En nuestro medio una recompensa es el dinero fácil y el ascenso social, que llevan La profesora Aramburo Siegert, en cambio, predécadas sosteniendo la cultura del sicariato y el fiere no darle total relevancia a la inequidad y a narcotráfico. la pobreza para explicar la violencia: “es lo que “Cuando yo me vuelvo consciente de la iniquidad y me vuelvo consciente de que esa iniquidad me impide a mí y a los míos progresar hasta donde yo quiero llegar. Cuando usted tiene trabas para progresar, entonces percibe que no tiene las opor-

llaman el enfoque de los agravios: sentirse uno agraviado porque no tiene oportunidades para acceder a la salud, a los derechos; en general esa es una de las formas de entender la violencia, pero ese enfoque también es insuficiente”.

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De igual forma, desde su punto de vista, para comprender cabalmente los procesos de la violencia y la agresión, y para responder por qué nos matamos hay que indagar en las motivaciones de cada individuo, en su configuración sicológica, más allá de la crianza y la educación porque hay elementos del contexto que interrogan a las pautas de crianza: cuando un núcleo familiar se ve amenazado por problemáticas relacionadas con las múltiples formas de nuestro conflicto, se pueden presentar formas de agresión que se quedan por fuera de la explicación de la crianza, “pues hay tantas presiones del contexto que hacen que aunque yo siga creyendo en mis valores, los tenga que sacrificar. Entonces hay otras maneras de que en la práctica renuncie a esos valores y acuda a la cultura de la ilegalidad. Así las pautas de crianza de alguien hayan sido buenas hay quienes tienen que recurrir a un chantaje porque si no los matan”.

La figura de la madre Aramburo Siegert cuestionó igualmente el papel que expertos le atribuyen al papel de la madre, particularmente en la cultura antioqueño. Luis Fernando Duque, por ejemplo, proponía esa figura como el bastión de la buena crianza: el gran activo para prevenir la violencia interpersonal, la violencia común y corriente, son unas madres buenas criadoras de los hijos.

Referencias bibliografìcas Deas, Malcom; Gaitán Daza, Fernando. “Dos ensayos especulativos sobre la violencia en Colombia”. FONADE, Fondo Financiero de Proyectos de Desarrollo. Bogotá, 1995. Lorenz, Konrad. “Sobre la agresión: el pretendido mal”. Siglo XXI editores. Buenos Aires, 2005.

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J.D. Carthy; F.J Ebling. Historia natural de la agresión. Siglo XXI editores. México, 2007. José Fernando Gaviria entrevistado en La fuerza de los argumentos Medellín, Canal U, Julio de 2013. Disponible en Línea: http://www.youtube.com/ watch?v=vgYPJz8cuOA José William Cornejo en-

“En nombre de la madre es que matan, se ponen los escapularios. Además de que está esa madre que protege al agresor”, comenta Aramburo Siegert. Sobre el mismo tema el profesor José William Cornejo expresó que “alrededor de la madre gira la familia en Antioquia. Así como en Santander gira al rededor del padre. Esa familia matriarcal es la que produce unos buenos vástagos, el padre tiene menos influencia que la madre entre nosotros”. Cornejo destacó ejemplos de sociedades matriarcales en las cuales los índices de agresión son menores y la administración de justicia es más equitativa. “Tal es el caso de la etnia Mosuo en china donde se registran tasas de violencias muy bajas, casi ausentes. Hay otras etnias matriarcales, como la Minangkabau, en Indonesia, donde las mujeres son juzgadas igualmente como los hombres. Ese solo hecho de que no haya inequidad de género ha mermado enormemente la violencia en esas comunidades. En contraste con sociedades como las nuestras en donde inclusive desde el mismo Estado se genera violencia y donde no se accede a derechos de las minorías, o al derecho de igualdad de género, esos son factores de violencia. O sea, probablemente son muchos factores, pero la esencia, lo central, el corazón es la inequidad.”

trevistado en La fuerza de los argumentos Medellín, Canal U, Julio de 2013. Disponible en Línea: http://www.youtube.com/ watch?v=vgYPJz8cuOA Luis Fernando Duque, entrevistado en La fuerza de los argumentos Medellín, Canal U, Julio de 2013. Disponible en Línea: http://www.youtu-

be.com/watch?v=rSrWWsG O0lo&feature=share&list= PL33EB585251DAB99F Clara Aramburo Siegert entrevistada en La fuerza de los argumentos Medellín, Canal U, Julio de 2013. Disponible en Línea: http://www.youtube.com/watch?v=rSrWWsG O0lo&feature=share&list= PL33EB585251DAB99F


Una mirada sobre las “reformas” al sistema de salud en Colombia

Por Marcela Vélez Profesora Facultad de Medicina Universidad de Antioquia

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urante los casi 20 años de vigencia de la Ley 100 de 1993, los colombianos hemos presenciado tres transformaciones al sistema de salud, y aunque las mismas hayan sido denominadas por los medios de comunicación y los gobiernos respectivos como reformas, en la realidad su objetivo ha consistido en perfeccionar el modelo de salud que dicha ley introdujo. Modelo que tiene como principio la competencia entre intermediarios de la salud para afiliar al mayor número de colombianos y ofrecerles la más exigua salud, pagando las tarifas más bajas a los prestadores de los servicios (o mejor, no pagarles) y generando la más onerosa facturación que garantice una mayor ganancia. Un sistema de salud concebido de esa manera, que favorece y le da mayor importancia a la ganancia y a los estímulos económicos de los intermediarios, poco le importa la salud, el bienestar y la satisfacción de los ciudadanos. Es más, contradice los principios de equidad y solidaridad, las propuestas de atención primaria y las iniciativas que buscan el progreso en términos de salud para todos los habitantes del país. Estas modificaciones del sistema de salud iniciaron en diciembre de 2006 con la promulgación de la Ley 1122, suceso que fue precedido por un ambiente de descontento generalizado causado principalmente por las lánguidas coberturas de aseguramiento en salud —nada cercanas a la promesa de cobertura universal de la Ley 100 de 1993—, a la comprensión por parte de un sector de los ciudadanos de que el “carné” no garantizaba acceso real a la salud, y a la demostración por decenas de estudios del deterioro de los indicadores de salud pública y el enriquecimiento de las EPS. Para corroborar mi hipótesis de que las ponderadas reformas no han hecho otra cosa que perfeccionar el modelo, está el hecho de que en esta ley se introdujo el límite a la integración vertical en 30%, integración que 37


Un sistema de salud concebido de esa manera, que favorece y le da mayor importancia a la ganancia y a los estímulos económicos de los intermediarios, poco le importa la salud, el bienestar y la satisfacción de los ciudadanos. Es más, contradice los principios de equidad y solidaridad, las propuestas de atención primaria y las iniciativas que buscan el progreso en términos de salud para todos los habitantes del país.

en la Ley 100 de 1993 no estaba permitida y que para 2006 no alcanzaba esas dimensiones. En general, la Ley 1122 de 2006 introdujo otras transformaciones menores, que pusieron al pueblo colombiano en una nueva etapa de letargo, hasta que la crisis se re-agudizó, como resultado del millar de acciones de tutelas exigiendo la protección de los derechos y servicios en salud contenidos en las normas, las cuales desbordaron los límites imaginables, obligando a la Corte Constitucional a intervenir en el tema, con el fin de salvaguardar el derecho fundamental a la salud y hacer respetar la Constitución, lo cual se dio por medio de una sentencia histórica para el sistema de salud como lo es la T-760 de 2008, por la cual se declaró “el estado de cosas inconstitucionales en materia de salud”. En el curso de la incapacidad del gobierno de turno para cumplir con las exigencias de la sentencia T-760/08, confluimos en la emergencia social en salud de 2010, crisis provocada por los altos costos secundarios a la prestación de servicios no contenidos en el POS. Costos que ponían en riesgo el sistema de salud y que siguen siendo presentados como conductas inmorales de la población con enfermedades graves o necesidades en salud extremas, pero no como una posición abusiva de las EPS en la facturación de estas tecnologías no cubiertas por el POS o de los altísimos costos que la industria farmacéutica y de dispositivos le imponen al país. Esta crisis dio paso a la expedición de la Ley 1438 de 2011, otra norma creada para mitigar y apaciguar el descontento generalizado. Ésta fue promociona38

da como el cambio hacia la atención primaria en salud, APS, la cobertura universal, la unificación de los planes de beneficio y la portabilidad nacional del aseguramiento. Pero lo cierto es que, a la fecha, la Ley 1438 de 2011 ha tenido una marginal reglamentación de estos aspectos. Lo que sí hizo fue facilitarle a las EPS los mecanismos para que evadieran el pago de las deudas contraídas con las IPS en la prestación de servicios y quitar una o dos barreras que existían para que no se apropiaran indebidamente de los dineros de glosas a los prestadores. Ahora en 2013, el mismo sistema, con diferente presidente, pero con las mismas críticas al modelo, ponen en la palestra pública un par de leyes, la estatutaria y ordinaria, que pretenden apaciguar los ánimos de los colombianos, mejorar las cifras de aceptabilidad y favorabilidad del Presidente y mantener boyante las finanzas de los accionistas de las EPS. La ley estatutaria de salud, que recibió tanta atención por los medios de comunicación y que fue tan alabada por el gobierno, básicamente sustenta lo que ya la Corte Constitucional había fallado en varias ocasiones y que algunos tenemos como una cantaleta, y es que la salud es un derecho fundamental. Pero para el ministro y el gobierno nacional, es un derecho que deja de ser fundamental cuando el Estado deja de destinar los recursos para su atención. O sea que si para un gobierno particular, entre las prioridades de financiación no está la salud, no hay sostenibilidad financiera y por ende no hay derecho fundamental a la salud. A esta importante ley se le sumará la propuesta de


ley ordinaria, que ya fue aprobada en primer debate en la Comisión Séptima del Senado de la República, y que introduce algunos cambios que el ministro Alejandro Gaviria ha presentado con contundencia. Debo confesar que al escuchar las declaraciones del ministro Gaviria alcancé a pensar que esta sí podría ser una reforma al sistema, porque por primera vez se quitaba el control de los dineros de recaudo de las cotizaciones a las EPS, y presentado de esta manera se avanzaba en el camino correcto hacia un sistema más equitativo, más sostenible económicamente y con una reducción ostensible de la especulación con dineros de la salud. Sin embargo, la ingenuidad es muy bella pero dura muy poco. Con el tiempo, el ministro completó la presentación y aclaró que el dinero que las EPS no se iban apropiar mensualmente, iba a estar guardado en un fondo, y al final del año lo repartirían como “estímulos” para las EPS, para que no se salgan del sistema porque su función es muy importante. O sea, señores lectores, el fondo Salud Mía le va a cuidar las ganancias a las EPS. Es innegable que en los últimos 50 años Colombia ha tenido progresos, hay agua potable para casi el 80% de la población, energía eléctrica, una proporción muy importante de los habitantes tiene celular aunque no tenga minutos, y una gran mayoría de niños se ponen zapatos para ir a estudiar; pero estos “progresos” son producto de la inercia del tiempo. Esta misma situación se vive en salud, tenemos “progresos”, pero son fruto del paso del tiempo y de los logros que en otras latitudes se alcanzan con el

desarrollo de tecnologías, del mayor conocimiento por avance de la ciencia, de mejorías residuales en el cuidado de la salud; pero las grandes transformaciones producto de la implementación de un buen sistema de salud, que haya impactado de manera considerable la salud de los colombianos, no se han visto. Y no es porque dichos cambios no puedan suceder o porque las expectativas de esta autora sean muy exigentes, es porque los gobiernos colombianos no han puesto a la persona y su bienestar en el foco de la política en salud. Aquí se toman decisiones para garantizar la sostenibilidad financiera y la rentabilidad económica de los especuladores del sistema, pero no para mejorar la salud de la población, para evitar que la gente tenga que someterse a esperas ignominiosas en los servicios de urgencias o a demoras de hasta año y fracción en la consecución de una cita con especialista, para convencer a los colombianos y a los políticos de que es mejor mantenerse sano que enfermarse y aliviarse, para que los pobres y los no pobres tengan derecho a la misma atención médica, para que la gente del área rural acceda oportunamente a los servicios de salud y para que no nos de pena y tristeza decir que se mueren más mujeres con cáncer de mama en el régimen subsidiado que en el contributivo. El día que la persona sea el foco de las propuestas de transformación del sistema de salud colombiano, ese día pensaré que por fin estamos frente a una reforma. Mientras tanto, la ley estatutaria, la ley ordinaria y las que lleguen, no son más que la garantía de negocio a los inversionistas de las EPS, negocio que no es la salud sino la enfermedad de la población.

Aquí se toman decisiones para garantizar la sostenibilidad financiera y la rentabilidad económica de los especuladores del sistema, pero no para mejorar la salud de la población, para evitar que la gente tenga que someterse a esperas ignominiosas en los servicios de urgencias o a demoras de hasta año y fracción en la consecución de una cita con especialista, para convencer a los colombianos y a los políticos de que es mejor mantenerse sano que enfermarse y aliviarse, para que los pobres y los no pobres tengan derecho a la misma atención médica, para que la gente del área rural acceda oportunamente a los servicios de salud y para que no nos de pena y tristeza decir que se mueren más mujeres con cáncer de mama en el régimen subsidiado que en el contributivo. 39


¿Cómo valoran la producción académica las seis universidades mejor escalafonadas del país?

Por Gabriel Vélez Cuartas*, Henry Gómez Flórez**, Ana Úsuga Ciro***, Manuel Vélez Trujillo***

1. El problema de la validación de productos académicos Uno de los debates más importantes que enfrenta el Sistema Nacional de Ciencia, Tecnología e Innovación tiene que ver con el reconocimiento de lo que puede considerarse como nuevo conocimiento o productos de divulgación. Así mismo, se enfrenta la pregunta por la valoración de esta producción. Estas preguntas llevan de fondo una pregunta por la calidad de la producción científica colombiana y sus posibilidades reales de proyección y visibilidad en el ámbito nacional, en su utilidad para la sociedad y en su posibilidad de ser motor de desarrollo. Los resultados presentados en este documento observan los 40

tipos de productos reconocidos como productos de investigación, sus diferencias en la valoración de la producción y las bases de datos y fuentes utilizados para evaluar el peso de su producción en el mundo. Este resultado parcial de investigación indaga por los documentos de planeación más importantes de las seis universidades más grandes en producción y mejor escalafonadas del país: Universidad Nacional de Colombia, Universidad de Antioquia, Universidad de los Andes, Universidad del Valle, Universidad del Rosario y Pontificia Universidad Javeriana de Bogotá. Es importante resaltar que los datos tomados para este trabajo se componen de leyes, decretos, acuerdos y resoluciones del orden nacional rela-


cionadas con el Sistema de Ciencia, Tecnología e Innovación, CTI, y la información institucional en materia de ciencia, investigación y validación de producción de conocimiento generada por las seis universidades más importantes de Colombia según los rankings de Shangai, Times Higher Education, QS world, Scimago y Webometrics.

2. Tipos de productos reconocidos a los investigadores y docentes en las seis universidades En total figuran 126 tipos de productos que pueden ser validados en, al menos, una de las instituciones, y de éstos, más de la mitad pueden ser considerados como productos propios de las áreas de arte y de comunicaciones. También aparecen más de una docena de productos técnicos y tecnológicos, así como varios asociados a libros, entre otros. En una primera mirada se podría decir que el sistema es amplio y diverso en lo que respecta a los tipos de producción investigativa y académica que admite como válida. Necesitamos, sin embargo, hacer una observación más detallada sobre el alcance de esta validación, y para esto hay que tener en cuenta que en Colombia hay dos grandes formas de validar la producción a través de puntajes: 1) El modelo de medición de grupos de investigación científica, desarrollo tecnológico e innovación de Colciencias 2008 y (en evaluación) 2013. 2) La interna de cada universidad: para las públicas el decreto 1279 de 2002; las privadas, documentos autónomos. Brechas entre las dos formas de validación Hay desarticulación entre el modelo actual que se está evaluando en Colciencias para medir los grupos y las formas de validación al interior de las universidades. El modelo de evaluación de Colciencias en discusión propone 20 tipos de actividades nuevas que no se encuentran en los documentos de validación de la producción al interior de las universidades. La situación comparativa entre el modelo y el decreto 1279 de 2002 en específico es peor, ya que sólo hay cinco productos en común entre estos dos documentos: patente, artículo en revista indexada, libro de investigación, libro de texto y software.

Los dos sistemas nacionales de validación de la producción están muy separados entre sí; y es esperable que haya diferencias entre ellos ya que no responden a propósitos exactamente iguales; sin embargo, el nivel tan alto de esta disparidad implica que la mayoría de lo que un investigador produzca le va a dar puntos en un sistema pero no en el otro. Lo que lleva a preguntar si esto se debe a que la investigación (modelo de medición de grupos) y la producción de conocimiento de los docentes (decreto 1279 de 2002) se conciben como cosas muy diferentes entre sí, o si se debe a una década de diferencia entre ambas, pregunta que no se puede responder en el trabajo actual, pues éste sólo permite señalar el fenómeno. Límites de la validación en las artes La mayor variedad en términos de producción figura en el área de artes (aproximadamente 70 tipos diferentes); sin embargo, ninguno de estos productos se encuentra estipulado dentro del modelo de medición de grupos y, por tanto, queda fuera de la validación de la investigación que lleva a cabo Colciencias para todas las universidades1. En las formas de validación interna en las universidades (decreto 1279 de 2002 y otros documentos para el puntaje docente) se encuentra que la Universidad del Valle y la Universidad de los Andes validan más tipos de producción en artes. En el caso de la Universidad de los Andes esto hace parte de un proceso de creación de parámetros para validar la producción en esta área equivalente al que existe para productos como artículos, libros, capítulos, normas y patentes2. La Universidad del Valle publicó un documento (Resolución 112 de 2006) en el que deja explícito los cerca de cincuenta tipos de productos que consideran pertenecientes a esas categorías del decreto 1279 de 2002. Mientras que las universidades de Antioquia y Nacional dejan sin especificar qué producción artística validan dentro de estas, así que no se cuenta con información explícita y concreta de la producción que están validando en el campo de las artes. Cantidad de productos con amplia validación Los únicos tipos de producto validados por todas las universidades y Colciencias son los artículos en revista indexada y los libros de investigación y de texto. Igualmente la patente excepto 41


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Elaborada por los autores. Software Pajek. (De Nooy, Mrvar y Batagelj 2012)

Nota: Gráfica 1. Puntos: universidades, modelo Colciencias, decreto 1279 de 2002 y tipos de productos. Relaciones: validación o consideración del producto dentro del sistema de evaluación. Tamaño de los puntos: número de relaciones (para las universidades el tamaño significa el número de tipos de producto validados, para los productos el número de veces que es considerado válido dentro de una institución).

Gráfica 1. Producción académica reconocida con puntaje


por la Universidad del Rosario. También se destacan: creación artística original, creación artística complementaria o de adaptación, interpretación artística, artículos de revisión, y reportes de caso, cartas al editor y editorial en revistas indexadas. Se puede decir entonces que al reunir los productos que tienen algún puntaje en los documentos revisados se identifican 126 diferentes, pero al observar cuáles son validados universalmente o por la mayoría de instituciones y sistemas observados la lista se puede reducir a los mencionados en este párrafo (ver gráfica 1).

Las patentes son el producto de más alta valoración, excepto en la Universidad del Rosario que no la contempla. Los artículos en revistas indexadas son validados por todas las universidades investigadas, pero no es el de mayor valor en el sistema. Los libros, comprendiendo por ellos, el libro de investigación, el libro de texto, la traducción de libro, el capítulo de libro y el libro de ensayo, tienen diferencias valorativas entre universidades. Valoración de la producción artística

En lo referido a la producción de artes en las universidades estatales, se evidencia que sus formas de comunicación son altamente Los únicos tipos de producto validados por todas las univaloradas, pues la creaversidades y Colciencias son los artículos en revista inción artística original es dexada y los libros de investigación y de texto. Igualmente igual de valiosa que el libro de investigación, la patente excepto por la Universidad del Rosario. Tampor encima, cabe rebién se destacan: creación artística original, creación saltar, del artículo en artística complementaria o de adaptación, interpretación revista A, agregando los resultados relativos artística, artículos de revisión, y reportes de caso, cartas de los productos deal editor y editorial en revistas indexadas. nominados como creación artística original, interpretación artística y obra artística complementaria, siendo la creación artística origi3. Diferencias en la valoración de nal igual de valiosa que el libro de investigación productos por encima del artículo en revista A. Incluso, la obra artística complementaria, la menos valiosa Producción más valorada de las tres producciones de artes, es más valoDe los 563 productos valorados presentes en la rada por las universidades estatales que el artítabla 1, todas las instituciones universitarias, sean culo en revista B. Así, sin descuidar que el Depúblicas o privadas, validan, en conjunto, sólo 3 procreto 1279 de 2002 permite a las universidades ductos: libro de investigación, artículo en revista A estatales clasificar la producción de las artes en y libro de texto. Las universidades públicas (UDEA, cualquiera de las tres categorías, se evidencia una UNAL y Univalle) otorgan la misma importancia al importante valoración de la producción artística, libro de investigación, puntaje que varía en la valovaloración que permite a los investigadores de ración que hacen de él las universidades privadas esta área comparar su producción investigativa (Universidad Javeriana y Universidad del Rosario), con áreas ajenas a las suyas, teniendo igual valor siendo en la Universidad del Rosario, por ejemplo, en ciertos productos específicos; es decir, que el el producto más valorado. Para el caso del modelo Estado, por medio del Decreto 1279 de 2002, de medición de grupos del año 2008, se ve que se equipara la investigación científica con la creale otorga un importante valor en comparación con el ción artística. La Universidad Javeriana, por su artículo en revista A y con el libro de texto. parte, también válida y valora las tres categorías 43


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Tabla 1. Comparaci贸n entre la valoraci贸n de la producci贸n de conocimiento4


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Elaborada por los autores. Nota: La Universidad de los Andes ya que en los documentos revisados de esta universidad no se hace menci贸n a una escala cuantitativa de puntuaci贸n de los productos


de producción artística mencionadas, la creación y la interpretación artísticas al igual que el libro de investigación y que el artículo en revista A, y la obra artística complementaria como si fuese la traducción de un libro. Empero, la Universidad del Rosario y el modelo de medición 2008 no validan ni valoran la producción artística, excluyendo de sus objetivos esta forma de producción de conocimiento.

medida? Los documentos pueden dar la posibilidad de asignar puntaje a cada uno de los documentos, pero si no hay bases o repositorios donde se pueda ingresar dicha producción, no hay forma de establecer todas las capacidades y potencialidades que se están generando en la investigación y en el trabajo académico. Este apartado responde a la pregunta ¿si se fuera a hacer un inventario de su producción a qué bases de datos o informes recurriría?

En este ámbito, así como en el desarrollo de Variedades y límites en las fuentes más este trabajo, vuelve a aparecer la disparidad estareferenciadas tal entre el Decreto 1279 de 2002 y la medición Las bases de datos a que acuden más las instide grupos por medio de Scienti en lo concerniente tuciones consideradas en este estudio son las de a qué productos son reconocidos como producISI-Thomson (25 documentos), Scopus (20 docutos de conocimiento en sus sistemas, mostrándose así cierta ambigüedad en el sistema de validación de productos, tanto científicos como artísticos. Producto que La forma de comunicación del conocimiento más estanpor demás, el Estado darizada para la medición es la revista científica, ya que establece para evaluar es el único tipo de producción sobre la cual hay bases de la labor de los investigadores y profesores datos a nivel internacional y nacional que se están refede las universidades renciando en los documentos revisados. Sin embargo no en Colombia. Podría es el único modo de producción. entenderse como respuesta a dicha ambigüedad la cantidad importante de productos que las universidades, especialmente la Universidad del Valle y la Universidad de los Andes, validan además de los validados por institumentos), ScienTI (18 documentos) y Publindex (17 ciones estatales o por redes científicas; incluso, el documentos). El sistema nacional de ciencia, techecho que la Universidad de los Andes valore su nología e innovación concentra la observación de producción de acuerdo a criterios internacionasu producción en estas cuatro bases de datos. La les (Villaveces Cardoso, 2010) parece una forma visualización de la gráfica 2 permite ver el contraste de buscar reconocimiento de la producción que es y la concentración que hay en este aspecto. considerada valiosa por esta universidad pero que Cabe señalar que estas bases cubren una canno es validada por las redes nacionales que rigen tidad muy grande de producción, ya que las forla investigación en Colombia. mas más estandarizadas de comunicación del conocimiento son el artículo y los otros tipos de 4. Bases y fuentes para inventariar la productos que habitualmente tienen lugar en las producción revistas. Además Scopus contempla más de 360 ¿Cuál de esta producción se encuentra regiscolecciones de libros5, e ISI por medio del Book trada o almacenada para ser susceptible de ser Citation Index contiene información de más de 46


Elaborada por los autores. Software Pajek (De Nooy, Mrvar y Batagelj 2012).

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Elaborada por los autores. Software Pajek (De Nooy, Mrvar y Batagelj 2012).

Gr谩fica 2. Bases y fuentes para inventariar la producci贸n


40.000 libros6. Pero, pese a este cubrimiento, el límite en la variedad de formas de comunicación del conocimiento deja por fuera a más de 100 tipos de productos de los que se hallan en la gráfica 1. Es importante considerar que Publindex no es estrictamente un índice bibliográfico de citación sino un índice de clasificación de revistas, por tanto no hay información tan precisa como la que se puede encontrar en las bases ISI y Scopus. Diversificación de fuentes Además de estos referentes centrales se puede ver que la Universidad de los Andes y la Universidad Nacional han venido diversificando sus fuentes para recuperar e inventariar la producción que han desarrollado.

perintendencia de Industria y Comercio y las oficinas de patentes internacionales. Es posible que tales referencias provengan de otras universidades, aunque el proceso explícito se encuentra en documentos producidos por la Universidad Nacional.

5. Reflexiones finales El área de artes es la que podría presentar mayor variedad en términos de tipos de productos o formatos diferentes de comunicación de resultados, generados a partir de sus procesos particulares de investigación, trabajo académico y creación. Sin embargo aún está en proceso de validación en varios espacios del Sistema Nacional de Ciencia y Tecnología e Innovación; la Universidad del Valle

La Universidad de los Andes llevó acabo un ejercicio de inventariar y clasificar toda su El área de artes es la que podría presentar mayor varieproducción en libros, dad en términos de tipos de productos o formatos difepara lo cual, además de revisar en su propia rentes de comunicación de resultados, generados a parbiblioteca y centros de tir de sus procesos particulares de investigación, trabajo investigación, terminó académico y creación. Sin embargo aún está en proceso de completar la inforde validación en varios espacios del Sistema Nacional de mación con otras cinco fuentes más. A falta de Ciencia y Tecnología e Innovación; un referente que reuniera toda su información en este tipo de producción hicieron uno propio, y el documento de conceptualización hizo explícitos los tipos de productos que validan del proceso titulado “La publicación de libros de para esta área 4 años después del decreto 1279 investigación en la Universidad de los Andes: una de 2002; y de la Universidad de los Andes idenpropuesta de criterios editoriales y científicos” sirtificamos un documento donde se veían avances vió como referente conceptual a Colciencias para de este proceso hace 3 años. Para el resto de insla construcción del sistema que está permitiendo tituciones sólo se conocen las tres categorías de registrar los libros a nivel nacional. Son procesos de recuperación de la producción propia, pero productos artísticos que establece el decreto 1279 construidos bajo estándares internacionales7, que de 2002, pero no como se está implementando en visibilizan resultados que de otra forma se hubiecada universidad. ran perdido. El libro, que es una de las formas centrales de En la Universidad Nacional encontramos refecomunicación del conocimiento en humanidades rencias a bases y fuentes de información para rey las ciencias sociales, encuentra una amplia acepvistas, libros, productos técnicos y tecnológicos y tación y fuerte valoración en términos de lo que patentes; estas dos últimas representadas en la Suse declara en la documentación institucional pero 48


el acceso y registro a esta información es muy incipiente, ya que las dos principales bases de datos internacionales (Web of Science y Scopus) empiezan a registrar los libros en un momento posterior al registro de revistas, y aún no tienen un cubrimiento equiparable. A nivel nacional el proceso de registro de editoriales con libros de investigación es muy reciente8 y por tanto está muy lejos de ser tan completo como el que se encuentra en Publindex. La forma de comunicación del conocimiento más estandarizada para la medición es la revista científica, ya que es el único tipo de producción sobre la cual hay bases de datos a nivel internacional y nacional que se están referenciando en los documentos revisados. Sin embargo no es el único modo de producción.

Notas *. Profesor Asistente del Departamento de Sociología. Coordinador Grupo de Investigación Redes y Actores Sociales. Universidad de Antioquia, gabrielvelezcuartas@gmail.com

diseño y arquitectura (Colciencias: 2013, p. 11-12) 2. Villaveces Cardoso, JL ET AL. (2010). La investigación en Uniandes: construcción de una política. Bogotá, Colombia: Uniandes.

***. Estudiante en formación. Grupo de Investigación Redes y Actores Sociales.

3. Estos 56 productos son, en síntesis, los 126 productos encontrados en la documentación revisada, y expuestos en la gráfica 1, pero agrupados en categorías más amplias.

1. Aunque ya se inició un proceso para integrar productos relacionados con arte,

4. La valoración de todos los productos se transformó a una escala porcentual única

**. Investigador. Integrante Grupo de Investigación Redes y Actores Sociales.

Un sistema de registro de información de la producción que sí contempla un amplio abanico de tipos de productos es la plataforma ScienTI a través de sus aplicativos GrupLAC y CvLAC con un gran potencial para la construcción de indicadores en el futuro, pero estas bases de datos aún ofrecen problemas de validación de información. Mientras el sistema se acomoda o es asumido en su totalidad por las instituciones, es importante apostar por la construcción de bases de datos institucionales que permitan hacer una medición más precisa de su producción. Estas bases de datos pueden estar en comunicación con las bases de datos de Colciencias en el futuro, pero eso dependerá únicamente de los acuerdos políticos a los que se logre llegar por parte de las instituciones.

para permitir la comparabilidad, ya que los documentos manejan escalas diferentes de puntación (universidades públicas: 1-25; modelo de medición 2013 Colciencias: 1-10, PUJ: 5-200; U. Rosario: 381.500-3.815.000, modelo de medición 2008 Colciencias: 0.1-4). Se tomó este puntaje como la máxima valoración posible para la producción (100%). 5. Consultado el 15 de agosto a las 3:30 de 2013 desde http://www.info.sciverse.com/scopus/scopusin-detail/facts

6. Consultado el 15 de agosto de 2013 a las 3:38 desde http://wokinfo.com/ products_tools/multidisciplinary/bookcitationindex/ 7. Para construir los parámetros para la validación de libros, la universidad de los Andes se basó en los de Harvard University Press, Cambridge University Press y Oxford University Press. 8. En el 2012 Colciencias publica el documento para la “validación de libros resultado de investigación y registro de editoriales nacionales”

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A propósito de los dilemas del Sistema Universitario de Investigación

Estudiantes universitariostrabajadores precarizados

Por Carlos Enrique Restrepo Profesor Instituto de Filosofía Universidad de Antioquia alteridad@quimbaya.udea.edu.co

Lejos de cualquier ingenuo progresismo, que establece un arbitrario nexo causal entre la intelectualización de la fuerza de trabajo y su inminente liberación, la cognitivación del trabajo también significa la cognitivación de la medición y de la explotación, una cognitivación de la jerarquía de clase, de la regulación salarial y de la división del trabajo. Gigi Roggero La economía es el método. El objetivo es cambiar el alma. Margaret Thatcher 50

E

l pasado 15 de agosto de 2013 se realizó en la Sede de Investigación de la Universidad de Antioquia, SIU, el simposio: Semilleros de investigación de la Universidad de Antioquia. Dinámicas y experiencias, organizado por la Red de Semilleros de Investigación UdeA, Redsin, y el grupo de investigación Historia de la práctica pedagógica en Colombia, de la Facultad de Educación. En el simposio se presentaron los resultados del proyecto Trayectoria e impacto de la estrategia semilleros de investigación de la Universidad de Antioquia para la universidad y en el contexto local y nacional, aprobado por la convocatoria temática “Universidad y educación superior” del CODI y la Vicerrectoría de Investigación. Contó con la participación de los responsables del proyecto, representantes de los comités técnicos de investigación de las facultades de Derecho y Educación, la Escuela de Nutrición y Dietética, y el Vicerrector de Investigación. El diagnóstico del encuentro fue claro: si bien los semilleros constituyen “una experiencia exitosa de investigación formativa” en el nivel del pregrado, el hecho es que no existe una política integrada de semilleros en el Sistema Universitario de Investigación, SUI. Actualmente, tanto el reconocimiento como el funcionamiento de los semilleros están condicionados a su anexión a grupos de investigación reconocidos, a su participación en proyectos de investigación en curso, o a la regulación que les otorguen autónomamente las facultades, escuelas o institutos. Para el Vicerrector de Investigación, la investigación formativa de los


estudiantes de pregrado no depende estrictamente de una política de semilleros, sino que está garantizada por la existencia del programa Jóvenes Investigadores del SUI, el cual permite la iniciación de estudiantes de pregrado en la práctica de la investigación mediante su selección y reclutamiento en grupos reconocidos, bajo la tutela directa del respectivo coordinador. Pero, en lugar de una garantía, la medida restringe enormemente los espacios de investigación formativa, toda vez que se ciñe a la directriz de Colciencias según la cual por jóvenes investigadores hay que considerar al “[joven] con formación de pregrado finalizada, integrante de un grupo de investigación, que hace parte de un proyecto de investigación y está inscrito en un programa institucional de jóvenes investigadores” (Cf. Colciencias, Modelo de medición de grupos de investigación científica, desarrollo tecnológico e innovación, junio de 2012). La tenaza de Colciencias y el SUI plantea grandes interrogantes y vacíos sobre el futuro de la investigación formativa en el nivel de pregrado, específicamente al dejar subsistir los semilleros como una anomalía aprovechable en el Sistema de Investigación. Si bien las iniciativas de Redsin, y de su análogo nacional Redcolsi, propenden por el reconocimiento e integración de los semilleros en el sistema, lo cierto es que no hay la voluntad institucional de formular una política para los semilleros, los cuales en la opinión del Vicerrector de Investigación son una iniciativa personal, voluntaria y extracurricular de estudiantes y profesores, sin implicaciones ni obligaciones para la universidad ni para el sistema. A esta aporía subyacen, en realidad, las tensiones y contradicciones entre la investigación libre y la investigación dirigida, esto es, entre el conocimiento vivo —cuya condición propia es la autonomía— y su validación, reconocimiento y gestión institucional, ya sea mediante la supervisión ministerial o la de su sucedáneo, el Sistema Universitario de Investigación. Por eso, en lugar de gravitar en discusiones en torno al centro de las formas jurídicas, a menudo vacías, de las que se esperan siempre reconocimiento e inclusión, más urgente resulta interrogar el estatuto de la producción de saber en la transición hacia la “universidad investigativa” y hacia la “sociedad del conocimiento”, en las que este último se vuelve objeto de las decisiones políticas a medida que sufre el asedio permanente de su apropiación por el capital. En ese contexto, la “gestión” de las fuerzas vivas del pensamiento y la creatividad de los jóvenes pasa

por la criba y la selección de prospectos, en lo que resulta ser una intervención directa sobre ese nuevo medio de competencia que es la universidad. La política de investigación toma entonces por función la de compartimentar los flujos de la formación y el trabajo del conocimiento, en la larga serie de mediaciones y ascensos (estudiantes destacados, prospectos, magíster, investigador junior, asociado, sénior, con todos los subtipos y requisitos respectivos) que, con el embeleco de la promesa del “éxito” profesional (trabajo-remuneración) y el refuerzo de los incentivos (proyectos financiados, pasantías, becas), disuelven el término que otrora representaba la profesión, relanzándola al calvario de la cualificación y la formación permanentes. El sistema establece así un mecanismo perverso que combina el reconocimiento y la explotación, por cuanto subordina el “proyecto” de los jóvenes (su vida profesional) a moldearse bajo la estricta observancia de las condiciones de selección, en todas y cada una de sus instancias de validación. Para Gigi Roggero (2013), todo esto ocurre cuando la producción de saber ha sido recodificada bajo la racionalidad empresarial del costo-beneficio, e inscrita por tanto en el circuito del mercado global de la educación. En este caso, lo que hay que reconocer es que, siendo como son productores de conocimiento, los estudiantes no son ya considerados fuerza de trabajo como aprendices, sino que son de inmediato trabajadores precarios, en los mismos inicios de la formación. La cadena de explotación que se abre presupone, sin embargo, que la sola profesión no basta; que la antigua garantía del título universitario para el ejercicio laboral queda reducida a la insignificancia; que el “futuro” como profesional, y sus concomitantes expectativas de realización personal, han sido confiscadas por un abstracto sistema de subalternidades y rangos, que comienza por la subordinación directa de los estudiantes promovidos y su reclutamiento al servicio de un grupo, un proyecto o un profesor (el líder), bajo un complejo funcionamiento que, además del requisito de los méritos académicos, interpone el paso por el aparato administrativo, el azaroso camino de las convocatorias y concursos, el revisionismo constante de la evaluación, el acrecentamiento individual de la deuda en educación de posgrado, y en fin, los rigores del tiempo muerto de los papeles y despachos, entre los que se fragua la vida del estudiante como trabajador. Como contraparte, el sistema amenaza de modo constante con la posibilidad del fracaso, al dejar el remanente de una gran masa de estudiantes y profesionales confinados a las márgenes: los “condena51


dos de la tierra” en los predios de la investigación institucionalizada, aquellos que engrosan la “población flotante” del cognitariado más precario (los “no aptos”, los grupúsculos románticos, los “semilleros” ingerminados, los profesionales desempleados, la masa mercenaria y desesperanzada del profesorado por horas cátedra…).

capaces de trazar, entre las grietas del sistema, una deriva de sus fuerzas vivas (el talento), lejos de un modelo de gestión del cual el saber humano nunca necesitó para desarrollarse, pero que hoy vemos naturalizado tras dos siglos de anexión de la universidad como función de Estado, y en el momento de su integración capitalista al mundo empresarial.

Abandonados a su propia suerte, los semilleros de investigación son una zona gris del proceso de selección natural y lucha por la existencia al que se enfrentan hoy los estudiantes universitarios, pero al mismo tiempo, una instancia de incubación y enganche en el circuito de explotación constituido bajo la gramática ministerial del modelo lineal de innovación (I+D) y la política de ciencia y tecnología (CyT). Por esta razón, la lucha de los estudiantes no debe ser la de su inclusión en la gramática jurídico-política del SUI, sino su reivindicación autonomista como escenario de la investigación libre en los albores de un capitalismo cognitivo que, en último término, depende de la producción de saber como genuina fuente del valor. Lo que vemos prefigurarse es una lucha por el conocimiento que deberá prolongarse en un movimiento de fuga y de éxodo, toda vez que “en las nuevas jerarquías sociales y en la emergente composición de clase, la universidad no es el único lugar donde se produce conocimiento y cultura” (Roggero, 2012). En su lugar, la academia ha sido excedida por flujos de producción de saber diseminados por doquier en el campo social, desarrollados sin jerarquías de clase en espacios y escenarios alternos de cooperación, capaces por tanto de nuevos modos de organización y nuevos medios de expresión. De lo que se trata hoy es más bien de hacer consistir la autonomía del conocimiento vivo en una auténtica revolución del conocimiento vivo. El cognitariado, y en especial los estudiantes, deben ser

De otro lado, es también responsabilidad de nosotros, los profesores, no prestarnos más a la ópera bufa de este modelo de gestión que vampiriza los cerebros, los cuerpos, y en suma, la vida de los jóvenes, que les roba las almas solapándose en el andamiaje de la burocracia de la investigación universitaria, cuya función es justamente la de bisagra en la transición a la forma empresarial o corporativa de la universidad. En función de la nomadización y del éxodo, habrá que volver, entre tanto, a las formas sólo aparentemente caducas del sabio aficionado, del autodidacta, a la relación entre maestro y discípulo, pero también potenciar las prácticas colectivas de acceso abierto, en las que sin guardarse para sí los secretos de la profesión, las técnicas, las ideas aparentemente únicas de los proyectos institucionales, acontece el milagro de una educación concebida de manera más originaria como producción social y como acto de solidaridad y donación. Los estudiantes tendrán que reclamar así de sus profesores la coherencia con el deber que Nietzsche prescribía, si es que todavía algún sentido justifica el mantenimiento de las escuelas: “Tus verdaderos educadores y formadores te revelan cuál es el auténtico sentido originario y la materia fundamental de tu ser, algo que en modo alguno puede ser educado ni formado y, en cualquier caso, difícilmente accesible, capturable, paralizable; tus educadores no pueden ser otra cosa que tus liberadores. He aquí el secreto de toda formación”.

Referencias

Madrid: Akal.

Edu-factory & Universidad Nómada (2010). La universidad en conflicto. Capturas y fugas en el mercado global del saber. Madrid: Traficantes de sueños.

Lazzarato, M. (2013) La fábrica del hombre endeudado. Buenos Aires: Amorrortu.

Fernández González, J. et al (2013). De la nueva miseria. La universidad en crisis y la nueva rebelión estudiantil.

52

contro l’università azienda. Italia: Manifestolibri.

Nietzsche, F. (1999) Schopenhauer como educador. Trad. Luis Moreno Claros. Madrid: Valdemar.

Roggero, G. (2011) The production of living knowledge: the crisis of the university and the transformation of labor in Europe and North America. Philadelphia: Temple University Press.

Roggero, G. (2005) Intelligenze fuggitive: movimento

Roggero, G. (2012) “La autonomía del conocimiento vivo

en la universidad-metrópolis”. Trad. Marcelo Expósito. En: Revista Debates, No. 62. Medellín: UdeA, pp. 69-74. Roggero, G. (2013). “La revolución del conocimiento vivo”. Trad. Esther Juliana Vargas (inédita). Versión en inglés en: http://viewpointmag. com/2012/07/09/the-revolution-of-living-knowledge/


La revolución del conocimiento vivo

Por Gigi Roggero* Universidad Nómada, Italia http://uninomade.org Traducción: Esther Juliana Vargas Programa de Sistemas de Información Universidad de La Salle (Bogotá) estherjulianava@yahoo.com.ar

V

ivimos en una situación revolucionaria. Podríamos formular la definición clásica en los siguientes términos: las élites gobernantes del capital global no pueden vivir en el pasado; los trabajadores, los precarios, los estudiantes, los pobres, el conocimiento vivo rechaza vivir como en el pasado. La crisis global, las luchas transnacionales —desde las insurrecciones del norte de África hasta las acampadas de España y la Plaza Syntagma, desde los movimientos universitarios chilenos hasta los occupy y el levantamiento de Québec— están compuestas por la convergencia de una clase media en declive y un proletariado cuya pobreza es directamente proporcional a su productividad.

En este contexto, la universidad es un sitio clave, pero no ya de producción del conocimiento; por el contrario, mientras más conocimiento se extienda en toda la fábrica social, menos será la universidad el sitio privilegiado de su transmisión. La torre de marfil definitivamente está cayendo; pero la universidad es el sitio clave para estas luchas, para sus posibilidades de territorialización y generalización. El colectivo Edu-factory ha definido este contexto como una “crisis doble”, esto es, la crisis de la universidad y la crisis de la economía global. De hecho, es imposible comprender las transformaciones y las luchas de la universidad sin vincularlas con las trasformaciones y las luchas del trabajo y la producción. Entonces, de manera taquigráfica, 53


esbocemos cinco tendencias de la economía política de la universidad y su crisis, equivalentes a cinco campos de batalla de las luchas transnacionales.

misma. El discurso de otras disciplinas no es muy diferente: éstas son cada vez más incapaces de explicar lo que está pasando. Las disciplinas, así como la retórica de la interdisciplinariedad, representan cada vez menos una forma de organización del conocimiento, basadas en su producción común.

1. La crisis de la idea tradicional de conocimiento, que es también la crisis de la mitología izquierdista sobre el conocimiento como un bien neutral y común 3. La crisis de la figura tradicional del estudiante. que hay que defender de la mercantilización. En el Dado que ellos son productores de conocimiento, capitalismo contemporáneo, el conocimiento —que los estudiantes ya no son la fuerza de trabajo como es a la vez una fuente central y un medio de producaprendices, sino que son de inmediato trabajadores, ción— no es sólo una mercancía: es una mercancía central en la acumulación capitalista. De hecho, no hay neutralidad y naturalidad del conocimiento: es siempre una Dado que ellos son productores de conocimiento, los cuestión de producción, estudiantes ya no son la fuerza de trabajo como apreny dentro de las relaciones sociales capitalistas dices, sino que son de inmediato trabajadores, y trabatambién es una fuente jadores precarios. De hecho, hay una constante superde explotación.

posición entre el mercado de la educación y el mercado

Cuando hablamos de laboral (piénsese en la “formación permanente” o en el conocimiento vivo, estamos tratando de idensistema de acreditación). No es una coincidencia que tificar la nueva compolos problemas laborales (precariedad, devaluación de sición del trabajo vivo, la fuerza de trabajo, empobrecimiento, crisis, etc.) se y de la socialización de hayan vuelto centrales en las luchas estudiantiles y unila producción del conocimiento. Este es un versitarias en los últimos años. proceso ambivalente: el conocimiento es lo que es producido en común por el trabajo vivo, y también lo que es explotado por el capital; es la posibilidad de la y trabajadores precarios. De hecho, hay una consautonomía de la cooperación social, y a la vez, tante superposición entre el mercado de la educaaquello que captura y valora el capital. En este ción y el mercado laboral (piénsese en la “formación proceso ambivalente, el conocimiento se convierpermanente” o en el sistema de acreditación). No es te en un campo de batalla central: lo común no una coincidencia que los problemas laborales (preexiste por naturaleza, pero debe ser producido. cariedad, devaluación de la fuerza de trabajo, empobrecimiento, crisis, etc.) se hayan vuelto centrales en 2. La crisis de las disciplinas, esto es, de la organilas luchas estudiantiles y universitarias en los últimos zación moderna del conocimiento. En la primavera años. Y por esta razón las luchas universitarias tienen de 2009, respondiendo a la pregunta formulada por un potencial de generalización política a través de su la Reina de Inglaterra, un grupo de economistas de plena composición de clase. la corriente actual concluyó que la ciencia económica no sólo había sido incapaz de prever la crisis en sus inicios, sino que además fue absolutamente incapaz de entender nada sobre la economía, e incluso que podría ser la responsable de la crisis 54

4. La crisis de la dialéctica moderna entre lo público y lo privado. Consideremos la corporativización de la universidad. Esto no significa solamente la entrada de fondos privados en las instituciones públicas. En


los modelos americanos y anglosajones, la definición de corporaciones universitarias no depende tanto de su estatus jurídico: ambas son públicas y privadas, y son financiadas tanto por el Estado como por dinero de las corporaciones. “Corporación universitaria” significa que la universidad misma se ha convertido en una corporación, para trabajar en el cálculo del costo-beneficio, la racionalidad del presupuesto y reducir los costos de personal, para competir en el mercado global de la educación. Esto significa una universidad más allá de la dialéctica entre lo público y lo privado, entre el Estado y el mercado. Desde el punto de vista de las luchas, esto significa que no tenemos nada que defender: lo que está en juego es un proceso constituyente de una nueva universidad. Llamamos a esto la universidad de lo común. 5. La crisis de la universidad como mecanismo de ascenso social. La precariedad y el endeudamiento —como condiciones de vida permanentes— han demolido la idea de que se va a la universidad para adquirir una posición más alta. En definitiva, esto significa una caída irreversible de las promesas progresistas del capitalismo, incluso en sus formas competitivas individualistas. En el desmantelamiento del bienestar, ejemplificado por el incremento loco de las matrículas en Québec, la deuda se convierte en una forma perversa de acceder a las necesidades sociales (vivienda, educación, salud, movilidad, etc.). Podemos hablar de una financiarización de la universidad y de la vida. El sistema de deuda funciona como un proceso de canalización de nuestras escogencias, un régimen disciplinario impuesto no sólo en nuestro presente, sino ante todo como una hipoteca sobre nuestro futuro. Este es un régimen moral de individualización: si estás endeudado, sufres de culpa. Pero precisamente por estas razones debemos oponernos a los juicios morales de la izquierda sobre el acceso al sistema crediticio, porque el uso del crédito también resalta la incomprensibilidad de las necesidades sociales. La occupy student debt campaing y su demanda de

un tipo de derecho colectivo a la quiebra para los estudiantes, los trabajadores, los pobres y la gente precaria, es estratégica: por una parte, para reapropiar la riqueza social que producimos en común; por otra parte, para rechazar el régimen moral del capital financiero y sus aparatos de individualización, y para crear un proceso colectivo. De hecho, podemos decir que la lucha por el crédito-deuda en el capitalismo contemporáneo es equivalente a la lucha por el salario en el capitalismo industrial. Sobre estas bases, concluyamos con un par de preguntas políticas que surgen a raíz de los movimientos transnacionales. Por una parte, ¿cómo podemos construir una política de la composición común entre la clase media en declive y el proletariado “sin futuro”, elementos que tienen ambos en común el empobrecimiento y la expropiación capitalista, pero que están segmentados por los aparatos del capitalismo financiero (deuda, individualización, estratificación salarial, políticas de la identidad, etc.)? Este es el nodo central para la organización de lo común. Por otro lado, actualmente el campo de batalla no está situado en la defensa de lo público (porque se trata de lo público-privatizado), sino en un proceso constituyente más allá del sistema de la representación política. La ocupación de las plazas, las universidades y los espacios metropolitanos no es una protesta, no hay demandas para hacer frente al gobierno. Estas prácticas indican la creación inmediata de una nuevo espacio-tiempo, una forma embrionaria de organización de la vida en común. La pregunta aquí es: ¿cómo podemos construir una organización colectiva para nuestra cooperación autónoma, y destruir los mecanismos de captura capitalista? ¿Cómo podemos trasformar la universidad hacia una institución de lo común? Estamos viviendo una situación revolucionaria, pero también sabemos que de suyo esto no basta para ocasionar mecánicamente el movimiento de la revolución misma. El “1%” no caerá si no los empujamos. Esta es nuestra tarea.

* Gigi Roggero es militante del colectivo Edu-factory y de la red UniNomade. También es investigador precario en la Universidad de Bolonia. Autor de The Production of living knowledge: the crisis of the university and the transformation of labor in Europe and North America (Philadelphia: Temple University Press, 2011). Para conocer la Red UniNómada véase los sitios: http://uninomade.org/ (Italia); http://uninomade. net/ (Brasil); http://www.universidadnomada.net/ (España).

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¿La ciencia en manos del público? Interrogantes de la divulgación científica

Por Sergio Andrés Urquijo Morales Docente de cátedra de la Facultad de Comunicaciones de la Universidad de Antioquia

Para evitar un esfuerzo sin dirección, los involucrados con la divulgación de ciencia y tecnología debemos analizar con sentido autocrítico los fundamentos mismos de nuestra labor

N

uestro siglo es sin duda la época de la historia en que C+T —ciencia y tecnología— tienen mayor influencia sobre la vida social y política. Esto puede adjudicarse a dos fenómenos centrales: las nuevas dinámicas productivas, altamente dependientes de la investigación, y una creciente e imparable sistematización de la información cotidiana. Las sociedades modernizadas —y, en buena medida, también las sociedades menos tocadas por los afanes de occidente— articulan hoy muchos de sus procesos 56

básicos alrededor de la ciencia y la tecnología. La cotidianidad está llena de ejemplos que van desde el uso de combustibles refinados hasta extremos tales como la medicalización de la figura humana (Pallone, 2009) y la psiquiatrización del comportamiento infantil (Tamimi & Taylor, 2004). En este contexto, para nada trivial, aparece en los medios una inundación de productos sobre ciencia (programas, artículos, sitios web, blogs, animaciones y publicaciones). No obstante, la gran mayoría de dichos productos se limita a presentar noticias llamativas de C+T, sin aportar a sus públicos las claves para su comprensión. Al iniciar un pro-


yecto como el Canal Click1, que propone aprovechar la TV satelital y las tecnologías convergentes para potenciar la divulgación, encontramos que existen muchos debates que hay que generar para poder realizar la tarea de manera honesta y pragmática. La sociedad requiere hoy más información sobre los procesos tecnológicos y científicos que la rodean de lo que se necesitó en cualquier otro momento de la historia humana. Habitamos un mundo en el que el acto de beber un vaso de agua está ya cruzado por gran cantidad de mitos e imaginarios. Difundir la idea de que el agua clorada causa alopecia, o de que hidratarse adelgaza, implica un desconocimiento de las evidencias que la ciencia ha aportado al respecto, así como de los métodos y procesos por lo que se llega a dicha evidencia.

Todo esto llevó a la formulación de programas gubernamentales para fortalecer la imagen de la ciencia ante los públicos de los países desarrollados. Esto, a su vez, generó la aparición de un concepto que ha hecho correr ríos de tinta y torrentes de bits: la cultura científica. Este constructo etéreo es definido de múltiples formas según autores, escuelas y épocas. La OCDE —Organización para la cooperación y el desarrollo económico—, en un texto que se ha vuelto canónico en los documentos de políticas de ciencia, lo entiende como “La capacidad para usar el conocimiento científico, identificar preguntas y sacar conclusiones basadas en evidencias, con el fin de entender y tomar mejores decisiones sobre el mundo natural y los cambios hechos en este por la actividad humana”2 (OCDE, 2007, pp 132-133).

Aunque dicha definición suena contundenHay otra razón para el actual auge de la divulgación ciente, académicos, científica y las corrientes que la promueven: la ciencia motíficos, educadores y divulgadores han enconderna está a la defensiva. Después de la Segunda Guerra trado en ella problemas Mundial, las sociedades occidentales y algunas del munde fondo que casi la indo en desarrollo relacionaron por primera vez el avance validan. El más esencial, y que nos ocupa en este de la investigación con la capacidad destructiva, e inclutrabajo, es la viabilidad so autoaniquiladora, de la humanidad. de que una persona “del común” pueda realmente entender el conocimiento científico hasta el nivel que se requiere para poder usarlo en su cotidianidad. No en balHay otra razón para el actual auge de la divulgade, el conocimiento científico es resultado de proción científica y las corrientes que la promueven: la cesos investigativos altamente especializados, y su ciencia moderna está a la defensiva. Después de la comprensión requiere a la vez alguna familiaridad Segunda Guerra Mundial, las sociedades occidencon dichos procesos (Bauer, 1994). tales y algunas del mundo en desarrollo relacionaOtra gran debilidad de dicha definición es consiron por primera vez el avance de la investigación derar la ciencia como un cuerpo de conocimiento con la capacidad destructiva, e incluso autoanihomogéneo y continuo, que puede ser comprendiquiladora, de la humanidad. Los detonadores de do ‘en conjunto’ por cualquier persona. Las ciencias esta desconfianza no fueron solo Hiroshima y Ausson muchas; sus líneas de investigación, innumerachwitz, con sus átomos y sus neurotóxicos, sino bles. Cada persona, cada sociedad, cada grupo protambién (y quizás con mayor impacto) el DDT y fesional tiene unas prioridades de conocimiento e su amenaza a la fertilidad de las plantas, el control información diferentes. No es probable que alguien, sistematizado de la privacidad, la explosión de los incluso un prodigio de erudición, pueda abarcar la psicofármacos y, últimamente, los debates acerca totalidad del conocimiento científico actual. del poder humano sobre la vida. 57


En los últimos años, una visión menos ingenua de cultura científica sugiere que una persona científicamente culta (en el sentido del término inglés literate) es aquella que conoce y comprende los principios del funcionamiento de la ciencia y sus limitaciones, de modo que puede abordar conceptos e informaciones nuevas y de cualquier área desde una perspectiva crítica (Urquijo-Morales, 2012; Hodson, 2008). Pero aun así, persisten los interrogantes y desafíos respecto a los fundamentos teóricos de la divulgación científica. Son interrogantes que pueden ser atendidos desde la evidencia empírica, la reflexión filosófica y el quehacer mismo de los investigadores y comunicadores implicados.

Miradas académicas sobre la divulgación

llegó a la necesidad de que también los medios participaran en esta ‘cientifización’ de la sociedad. La historia a partir de allí puede resumirse (de modo algo irresponsable pero pragmático) en sucesivas oleadas de académicos estudiando, investigando y teorizando sobre la relación entre ciencia y sociedad. La mayor parte de estas escuelas se han enfocado en la necesidad de “alfabetizar” a la población en los conceptos necesarios para la adecuada toma de decisiones en cuanto a C+T, como una premisa para la libertad de acción política que la OCDE invoca. Fuertemente críticos con la verticalidad y arrogancia del enfoque anterior, escuelas como Public Understanding of Science —PUS— y Ciencia y So-

Por más elaborado que sea el producto de divulgación, las

La idea de llevar al representaciones que los públicos se hacen del contenido público los descubriestán mediadas más por factores culturales e históricos mientos de la ciencia es muy antigua, y progrepropios que por la intención y talento de los emisores. La só en el siglo XIX de la conciencia de estas variables, basadas en tres décadas mano de las exposiciode investigación empírica, puede resultar un poco descones mundiales (a partir de Londres 1851) y de la razonadora. Sin embargo, es a su vez el sustrato para una primera revista de divuldivulgación honesta, humilde y útil. gación, Popular Science, fundada en 1872. Pero la idea de un público científicamente ilustrado, que va más allá del asombro y conoce la ciencia como institución, es muy reciente. Más aún, divulgar a un público geciedad han abogado por una visión horizontal del neral, no especializado, se convirtió en una urgencia problema. Estas se enfocan no en lo que deberían oficial a partir de procesos políticos estratégicos. saber las personas del común acerca de C+T, sino en qué es lo que efectivamente saben y cómo se El punto determinante para los países industrializados en los años 60 fue la carrera espacial, relacionan con estos contenidos llegados desde quizás el desarrollo tecno-científico con más signitantas fuentes (Bauer, 2009). ficado político en toda la historia. El lanzamiento Las nuevas escuelas de análisis e investigación al espacio del Sputnik fue el gran triunfo propasobre ciencia y público han permitido que surgandístico de la Unión Soviética en plena guerra jan varios de los interrogantes más decisivos para fría, y generó un remezón en las sociedades estanuestra labor. Muy especialmente, la necesidad de dounidense y europea occidental. Estados Unidos revisar la idea de que el conocimiento científico es y Reino Unido comenzaron a evaluar duramente llevado al público por medio de la divulgación, y sus sistemas de educación en ciencias, y de allí se 58


considerar mejor que la función de la divulgación es acercar a la gente a información y discursos claves para que, sobre estos, hagan su propia exploración y construcción social del avance científico.

Información, conocimiento y representaciones En este punto aparece la primera “verdad amarga” o, hablando en términos más científicos, la primera evidencia incómoda: la única fuente de conocimiento científico es la investigación. No se aprende la ciencia leyendo sobre ella o viéndola en TV o internet. En trabajos como Durant (1992) y Christidou, Dimopoulos e Koliaidis (2004) se han analizado los productos de divulgación y la manera como el público asume el conocimiento en ellos contenido. La conclusión de ambos estudios fue que las personas, y muy notoriamente los grupos sociales, reconstruyen la información científica suministrada por los medios de maneras muy diversas. Estas formas de comprensión están marcadas por el contexto y la historia cultural de cada grupo, y coinciden con las predicciones surgidas de la teoría de las representaciones sociales, que Moscovici, Jodelet, Adler, Moliner y otros formularon y apuntalaron empíricamente durante tres décadas. De esta forma, se puede predecir que una comunidad aborigen de la Amazonia entenderá el mismo documental sobre variación genética de manera muy diferente a un grupo de obreros en São Paulo. Es una comprensión basada en imágenes y metáforas, no en datos y relaciones. En el ejemplo de Christidou et al. (2004), las analogías y metáforas usadas por los mismos científicos para referirse a temas complejos como genética y biotecnología eran para el público mucho más que simples formas de expresarse: configuraban el conocimiento mismo. Desde los estudios de Moscovici (1974) y a través de tres décadas de investigación, la divergencia existente en la comprensión que diferentes públicos tienen de un mismo tema nos deja claro que lo que transmiten los medios de divulgación no es conocimiento científico, sino retazos de información referente a ese conocimiento. Los públicos reconstruyen e interpretan esa información de múltiples maneras, y acorde con sus propias preconcepciones.

Es aquí donde hay que detenerse de nuevo en la minucia de las definiciones. Las ciencias de la información, rápidamente desarrolladas gracias a la computación y la informática, han dejado muy claro que hay una diferencia esencial entre conocimiento e información. Sintetizando de nuevo, información es el conjunto de datos y de instrucciones necesarias para la interpretación de dichos datos, mientras que conocimiento entra en el área de las capacidades: es la aplicación, potencial o efectiva, de dicha información, a procesos determinados (Bellinger, Castro & Mills, 2004). Si decidimos asumir esta visión informática, sumada a las definiciones epistemológicas anteriores, resulta que la ciencia solo genera conocimiento por medio de la investigación y que este sigue siendo conocimiento solamente mientras haga parte de procesos. El público de un programa de TV científica recibe solo información y solo la convierte en conocimiento en el momento en que, por ejemplo, aplique en su cotidianidad lo escuchado o replique una demostración. Esta diferencia entre conocimiento científico e información sobre ciencia es fundamental si queremos una visión económica de nuestro trabajo como divulgadores. Como se dijo al inicio de este trabajo, solo si conocemos las limitaciones y posibilidades reales de nuestra labor, podremos ofrecer productos realistas con narrativas acordes a lo que el público espera y puede asumir.

Conclusión: hacia una divulgación basada en evidencia Las anteriores definiciones y reflexiones nos enfrentan al punto central de la labor del divulgador o el periodista científico: la imposibilidad de controlar y predecir la forma como el público reconstruirá la información que se le transmite. Una cosa es lo que dice el científico, otra lo que dice el divulgador y otra bastante divergente es lo que queda en el público. Por más elaborado que sea el producto de divulgación, las representaciones que los públicos se hacen del contenido están mediadas más por factores culturales e históricos propios que por la intención y talento de los emisores. La conciencia de estas variables, basadas en tres décadas de investigación empírica, puede resultar un poco descorazonadora. Sin 59


embargo, es a su vez el sustrato para una divulgación honesta, humilde y útil. Puede inferirse también que el trabajo del divulgador puede hacerse conceptualmente más sencillo y honesto si se acepta una dura premisa: lo que genera la investigación científica es conocimiento, pero lo que llega al público a través de los medios de divulgación es sólo información. De ahí que la labor del divulgador parta ya no solo de buscar las fuentes adecuadas, sino de seleccionar los paquetes de información más claros y útiles para ser transmitidos a un público. Esto implica una fuerte preparación epistemológica y periodística, pues este trabajo no puede ser realizado con eficacia si hay un desconocimiento o una banalización de las complejas definiciones de ciencia, de las dinámicas de campo y laboratorio, de las influencias económicas, políticas, históricas y culturales que afectan y moldean la investigación. El más descuidado de los factores de la ciencia, el factor humano, es quizás el más determinante. Y

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metaphors in the press and the popular scientific magazines. Public Understanding of Science, 13(4), 347-362. • Durant, T. (1992, abril). Public understanding of science in Britain: the role of medicine in the popular representation of science. Public Understanding of Science, 1, 161-182.

por eso no bastará con consultar las muchas fuentes de evidencia empírica sobre el tema, sino que el divulgador debe además involucrarse en el trabajo de los científicos y vivir, regularmente, su día a día. Para una propuesta como la de Canal Click, es claro que no existe ciencia sin seres humanos que la hagan y seres humanos que la quieran conocer. Y eso modula definitivamente los formatos, narrativas y plataformas que se utilizarán. Y como reflexión final, entre lo epistemológico y lo técnico del oficio, creemos que tratar de divulgar la ciencia como una generalidad puede percudir nuestro trabajo de una superficialidad e imprecisión letales. Los científicos divulgadores concentran su trabajo de popularización en sus áreas, lo que brinda credibilidad y facilita los procesos. Del mismo modo, dada la intimidante diversidad de áreas de investigación, es sano que un periodista o comunicador que comience a divulgar se concentre en un área del conocimiento, de la cual pueda permearse lo suficiente para convertirse en un intérprete idóneo de la información generada.

knowledge and skills: A new framework for assessment. Paris: OECD.

*Divulgador de ciencia del canal Click. Corporación Canal Universitario de Antioquia

• Tamimi, S. & Taylor, E. (2004). ADHD is best understood as a cultural construct. The British Journal of Psychiatry, 184(2), 8-9.

Notas

• Moscovici, S. (1974). La psychanalyse, son imàge et son public. Paris: Presses Universitaires de France.

• Urquijo-Morales, S. A. (2012). Ciência e tecnologia na percepção de alunos universitários ingressantes. Dissertação de Mestrado, Universidade de São Paulo. Recuperado de http:// www.teses.usp.br/teses/ disponiveis/59/59137/tde30062012-210101/

• OECD Programme for International Student Assessment (PISA). (2007). Measuring student

• Canal Click. www.canalclick.tv. Proyecto de la Corporación Canal Universitario de Antioquia, CCUA.

• Hodson, D. 2008. Towards Scientific Literacy. Rotterdam: Sense.

1. Canal Click es un proyecto de televisión temática, satelital y abierta, desarrollado por la Corporación Canal Universitario de Antioquia, junto con Colciencias, para divulgar la ciencia colombiana en toda América Latina. 2. “The capacity to use scientific knowledge, to identify questions, and to draw evidence-based conclusions in order to understand and help make decisions about the natural world and the changes made to it through human activity”.


Hacer más atractiva la profesión de educador: el desafío de las políticas públicas en educación

Por Carlos Arturo Soto Lombana Decano Facultad de Educación

A

finales del mes de julio del presente, la Ministra de Educación, María Fernanda Campo Saavedra, convocó a los decanos de educación, con el fin de participar en un taller de reflexión sobre los programas de educación del país. La excusa fue la presentación de los resultados de las pruebas Saber Pro 2012 de los egresados de los programas de educación (licenciaturas).

Meses antes, el periódico El Espectador había publicado un artículo con el título: Futuros maestros los peores en pruebas Saber Pro1. En este artículo se dice: De acuerdo con la ministra de Educación María Fernanda Campo y la directora del Icfes Margarita Peña, los estudiantes que se preparan para maestros puntuaron por debajo de la media nacional en áreas como inglés, escritura, lectura crítica y razonamiento cuantitativo. La ministra Campo recordó además que en la última evaluación de escalafón docente tan sólo el 18% de los que se presentaron lograron un nivel satisfactorio.

Con este contexto se realizó el taller de reflexión convocado el 30 de julio en las instalaciones del Ministerio de Educación Nacional. Para sorpresa de los asistentes, las intervenciones de la Ministra de Educación 61


y de la Directora del Icfes se orientaron a plantear lo inaplicable que resulta comparar los resultados de la prueba Saber Pro entre profesionales de diferentes campos (médicos con ingenieros, o con licenciados, por ejemplo); las comparaciones sólo tienen sentido cuando se hacen con los programas del mismo grupo de referencia, en el caso de las licenciaturas este grupo de referencia es educación. Lo anterior tiene mucho sentido en la medida que las poblaciones estudiantiles que ingresan a la educación superior y de manera concreta a los programas de pregrado tienen características socio-demográficas, académicas y expectativas heterogéneas

Por ejemplo, en la Universidad de Antioquia, mientras el puntaje mínimo de ingreso a la carrera de medicina es 73 puntos, los puntajes mínimos de ingreso a las carreras de la Facultad de Educación son de 53 puntos. Lo anterior se explica, entre otros aspectos, por la importante demanda por cupos que tiene la carrera de medicina que ha llegado a tener en una sola convocatoria 9.038 aspirantes para sólo 144 cupos en el primer semestre de 2012, mientras que en las carreras de la Facultad de Educación, en ese mismo semestre, las poblaciones por programa académico fueron:

Licenciatura

Total inscritos 2012-1

Total admitidos 2012-1

Ciencias Naturales y Educación Ambiental

324

49

Matemáticas

180

42

Humanidades y Lengua Castellana

454

53

Ciencias Sociales

415

44

Educación Especial

411

48

Educación Infantil

1212

48

Matemáticas y Física

270

51

Totales

3.266

335

Los otros aspectos que determinan el éxito académico y profesional lo constituyen variables de orden socio-cultural, socio-económico, procedencia institucional (colegios públicos o privados) hasta temas relacionados con la conformación del grupo familiar. No conozco las características socio-culturales y socio-económicas de los estudiantes que estudian medicina en la Universidad de Antioquia, pero si tengo información sobre la población estudiantil de la Facultad de Educación. Un aspecto de relevancia para mencionar se encuentra en que cerca del 70% de los estudiantes que ingresan a la Facultad de Educación pertenecen a estratos socioeconómicos 1 y 2 y el 30% restante dice pertenecer al estrato 32. Estos datos hablan muy bien de la Universidad de Antioquia en su misión de apoyar 62

que tienen un fuerte efecto sobre los resultados finales medidos a través de la prueba Saber Pro.

a una población estudiantil que requiere una oportunidad y que la única opción que tienen para superar la pobreza se la brinda la universidad pública. No cuento con datos de la configuración de la población estudiantil en otras universidades y facultades y programas que forman licenciados en Colombia, no obstante, me atrevo a decir que el panorama nos es muy diferente. La Ministra de Educación considera que los estudiantes que llegan a las carreras de licenciatura tienen bajos puntajes en las pruebas Saber 11, lo que explica en gran proporción el desempeño de estos estudiantes en su paso por la universidad. En este sentido juzgar a las facultades de educación por los bajos resultados de sus egresados en las pruebas Sa-


En un país que considere que la educación debe ser el eje de la transformación social, económica y cultural, las carreras de pregrado en educación deberían ser el foco de atención, implementando programas de estímulos (becas y apoyos para manutención) para quienes deseen seguir la profesión docente, de igual manera se debería hacer competitivo el sector mediante la puesta en marcha de sistemas de remuneración que permitan atraer a los jóvenes académicamente más sobresalientes para que vean el magisterio como una opción atractiva, socialmente reconocida y excelentemente remunerada.

ber Pro3, resulta a todas luces injusto, en la medida que las condiciones de ingreso académico, sumadas a las características de la población estudiantil en el plano social, cultural y económico, presentan desafíos que en muchos casos van más allá de las responsabilidades y posibilidades de estas instituciones y sus cuerpos profesorales. Considero que este reconocimiento es lo que ha llevado a funcionarios como la ministra Campo y la directora Peña a replantear el problema de la baja calidad de la educación en Colombia, registrado a través de indicadores como las pruebas Saber 9 y 11, pruebas internacionales PISA, TIMMS y los resultados en Saber Pro, no ligado con las facultades de educación, sino a factores estructurales que tienen que ver con la inexistencia de una política pública que tenga como finalidad estimular el ingreso de los mejores bachilleres a los programas de pregrado que ofrecen las facultades de educación. Ya existen iniciativas, como la presentada por la Fundación Compartir4, fundamentadas en estudios que comparan el sistema educativo colombiano con sistemas educativos de países que sobresalen en la esfera mundial por sus altos desempeños en las pruebas de medición internacionales: Finlandia, Singapur, Canadá (Ontario), Corea del Sur, Japón, principalmente. Esta mirada está dirigida a establecer qué tendríamos que hacer a nivel de política pública y de inversión en educación para lograr tener un profesorado mejor preparado, unas instituciones mejor dotadas y diseñadas para promover una educación

de calidad, una política pública que dignifique la profesión docente y la equipare salarial y socialmente con otras profesiones tradicionalmente mejor valoradas y reconocidas como ascensores sociales. En estas comparaciones entre los países mencionados sobresalen los siguientes temas relacionados con la formación de los docentes, a saber: 1. Estos países tienen excelentes programas de formación docente (previa y en servicio) en los que la práctica y la investigación son fundamentales; 2. En estos países se otorgan becas de estudio y subsidio de manutención en pregrado y posgrado para quienes deciden seguir la profesión docente; 3. En estos países quienes se presentan a las carreras para formar profesores son los mejores bachilleres del país; 4. En estos países los docentes tienen altas remuneraciones (comparables con profesiones como la ingeniería y la medicina). De estos cuatro aspectos, en Colombia se ha podido avanzar de manera concreta en el primero. En los últimos quince años el sistema de educación superior, a través de procesos de otorgamiento de registros calificados y de acreditación de alta calidad, ha logrado depurar el número de programas de formación de docentes. Ha sido tan importante este proceso que en la actualidad el área de formación de docentes es la que menos está creciendo en el contexto nacional5, comparada con otras áreas de formación. 63


Hoy contamos con un importante grupo de programas de formación de profesores con acreditación de alta calidad o en proceso de reacreditación, muchos de los cuales están alojados en instituciones que gozan de acreditación institucional de alta calidad. El caso concreto de la Universidad de Antioquia es digno de mostrar. La Facultad de Educación cuenta en la actualidad con siete licenciaturas6, un programa de maestría y un programa de doctorado, todos con acreditación de alta calidad. Cerca del 40% del profesorado de planta de la facultad tiene título de doctor/a y se cuenta con 15 grupos de investigación reconocidos por Colciencias. Sumado a lo anterior el equipo docente viene impulsando la formulación de nuevos programas de posgrados en educación7, ampliando la oferta de investigación y formación de manera importante. Se puede decir que las facultades de educación han realizado lo que les compete en materia de aseguramiento de la calidad, en el ofrecimiento de programas de formación docente (previa y en servicio), conformando una base social de investigadores competitiva a nivel internacional. Corresponde a los gobiernos locales, departamentales y nacional el diseño y la implementación de políticas y acciones dirigidas para que los aspectos anteriores —2, 3 y 4— se hagan realidad, permitiendo que la base social de quienes ingresen a las carreras de pregrado de los programas de licenciatura se modifique de manera sustancial. En un país que considere que la educación debe

Notas 1. El artículo se puede ver en el link: http://www.elespectador.com/impreso/ vivir/articulo-332678-futuros-maestros-los-peorespruebas-saber-pro 2. Es de anotar que la composición por estratos de todos los estudiantes de la UdeA es: 50 % estratos 1 y 2, 42% estrato 3. 3. En este punto es importante mencionar que los

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puntajes en las pruebas Saber Pro de los egresados de los programas de licenciatura que ofrece la Universidad de Antioquia en las distintas dependencias (Artes, Educación, Filosofía, Educación Física e Idiomas) están por encima de la media nacional e incluso muchos de estos tienen una desviación estándar superior a uno, lo que los ubica en la condición de programas de egresados de excelencia.

ser el eje de la transformación social, económica y cultural, las carreras de pregrado en educación deberían ser el foco de atención, implementando programas de estímulos (becas y apoyos para manutención) para quienes deseen seguir la profesión docente, de igual manera se debería hacer competitivo el sector mediante la puesta en marcha de sistemas de remuneración que permitan atraer a los jóvenes académicamente más sobresalientes para que vean el magisterio como una opción atractiva, socialmente reconocida y excelentemente remunerada. Un esfuerzo en el tema 2, programa de becas para estudiar pregrados, recientemente ha sido asumido por el gobierno nacional dirigido a otorgar apoyos económicos para que el 20 por ciento de los estudiantes con mejores desempeños en las pruebas Saber 11 estudien en programas de pregrado en educación que cuenten con acreditación de alta calidad. Falta una acción más contundente para que los factores 3 y 4 permitan cerrar el ciclo y de esta manera posicionar a Colombia como un país competitivo a nivel internacional. Aún estamos lejos de que en la Universidad de Antioquia el número de estudiantes que se presentan a la Facultad de Educación se acerque o sea comparable con el número de estudiantes que se inscriben a la carrera de medicina. El día que ocurra esto será un indicador de que Colombia ha logrado trazar políticas coherentes y visionarias similares a las de los países que hoy son referentes a nivel internacional en el plano educativo.

4. En la misma reunión convocada por la Ministra de Educación, Isabel Segovia Ospina, exviceministra de educación y actual gerente de la Fundación Compartir, presentó un estudio sobre el mejoramiento de la calidad del sistema educativo colombiano. 5. Este asunto se complejiza por la alta deserción en estos programas, configurándose el fenómeno de que la tasa de deserción es mayor que la tasa de incorporación.

6. Se suma a estos siete programas el Programa de Pedagogía de la Madre Tierra que cuenta con una cohorte ya culminada. 7. Se cuenta con un nuevo Programa de Maestría en Educación en Ciencias Naturales que obtuvo registro calificado en el mes de julio del presente y se está en proceso de obtener el registro calificado para el Programa de Maestría en Estudios en Infancia.


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Pregrado: de la certificación a la formación en lenguas extranjeras Propuesta para una reestructuración de la política lingüística en lengua extranjera de la Universidad de Antioquia

Por Juan David Rodas P. Profesor de la Escuela de Idiomas

esde hace varios años la Escuela de Idiomas de la Universidad de Antioquia, ha venido ejecutando diferentes proyectos de investigación en el área de las lenguas extranjeras. Muchos de estos proyectos han estado enfocados en el análisis de políticas lingüísticas a nivel internacional, nacional, regional y en la misma Universidad. A partir de diversos hallazgos, se ha podido ya concluir que como Universidad debemos sentarnos a reflexionar en torno a la reestructuración de la política de lengua extranjera y de segunda lengua desde diferentes puntos de vista; no solamente desde el académico sino también desde el administrativo, financiero y cultural; piénsese por ejemplo en los estudiantes de comunidades indígenas, para quienes el español ya es una segunda lengua. Con el fin de lograr la excelencia en el desarrollo de sus programas de pregrado a través del avance científico promovido por la investigación y el contacto con otras culturas, consciente a su vez del papel fundamental de las lenguas extranjeras para el hombre contemporáneo, la Universidad de Antioquia establece la política de “Competencia en lengua extranjera y en segunda lengua” para los estudiantes de pregrado y posgrado en el Acuerdo Académico 0334 del 20 de noviembre de 2008 y su última modificación en el Acuerdo Académico 0407 del 8 de marzo de 2012. Esta política ha tenido en cuenta, desde el Acuerdo Académico 0114 del 2 de septiembre de 1997 y los diferentes acuerdos subsiguientes, el principio de la universalidad, que reza en el artículo 8 del Estatuto General de la Universidad: “La Institución, permeable a todas las manifestaciones del pensamiento, está abierta a todos los saberes científicos y expresiones culturales; y propicia la comunicación con todos los pueblos del mundo...”. Con base en este concepto, se toma en cuenta también la institucionalización del papel internacional de la Universidad en su 65


“quehacer académico y científico, como parte esencial de su desarrollo curricular, cultural y social”, según el artículo 123 del mismo estatuto.

...el marcado énfasis en la certificación, ha conllevado a que muchos estudiantes asuman la presentación de la prueba, con el ánimo de evitar la realización de los cursos de competencia lectora, sobre todo si se considera que en sus dependencias se les exige la aprobación de cinco o seis niveles de lengua extranjera dentro de sus planes de estudio pero no son reconocidos por el acuerdo académico actual.

Las lenguas extranjeras juegan por tanto un papel fundamental en la vida académica de la Universidad y a través de diferentes acuerdos académicos (Ver Acuerdo Académico 0114 de 1997 artículo 5 y Acuerdo Académico 0334 de 2008 en el considerando 6) ésta reconoce a la Escuela de Idiomas como la responsable de desarrollar la política lingüística institucional, en razón de una trayectoria de más de cincuenta años en la competencia disciplinar. No obstante este marco académico y cultural del Acuerdo mencionado, a la fecha no se ha logrado el impacto proyectado, toda vez que el eje central, o también llamado paradigma, de esta política ha sido el de la “certificación”, es decir, se ha desligado la formación en una lengua extranjera de los planes de estudio y se ha transferido a los estudiantes la responsabilidad de demostrar por diferentes vías la competencia en una lengua extranjera, sin que sea reconocido el tiempo invertido en el desarrollo de las habilidades lingüísticas en la lengua extranjera, por lo menos con créditos, tal y como lo indica actualmente el Ministerio de Educación Nacional. El artículo 2 del Acuerdo Académico 0334 de 2008 es muy claro en establecer que “los estudiantes de la Universidad deben desarrollar competencia lectora en una lengua extranjera, como requisito para obtener títulos profesionales, tecnológicos y técnicos en los programas académicos de la institución”. Ante tal objetivo surge el siguiente interrogante: ¿por qué actualmente diferentes dependencias, en su deseo de promover la internacionalización, el intercambio de saberes específicos y el compartir cultural, han desarrollado programas de lengua extranjera que integran las cuatro habilidades con una duración de cinco o seis semestres (alrededor de 400 horas), mientras que la Escuela de Idiomas, cumpliendo con el acuerdo académico actual, solamente ofrece dos niveles (160 horas) y de una de las habilidades, a saber, competencia lectora? La respuesta a esta pregunta no se enmarca en un inapropiado uso de la autonomía así como tampoco demuestra desarticulación en el actuar de las diferentes dependencias; simplemente lo que se evidencia es un cambio en las necesidades tanto de estudiantes, profesores y programas académicos, que ha conllevado a que cada dependencia efectúe un intento por responder a los retos específicos que necesariamente plantea la formación de profesionales. El programa de competencia lectora, no obstante todas las vicisitudes logísticas y académicas, como por ejemplo el no estar incluido en el plan de estudios, no ser reconocido con créditos dentro de la malla curricular y sus cursos ser programados con posterioridad a la oferta académica de las dependencias —incluso en horarios no adecuados—, cumple hoy la misión para la cual fue creado, esto es, desarrollar en los estudiantes estrategias de compresión lectora en una lengua extranjera. Así mismo, aquellos estudiantes que tienen el nivel exigido según los puntajes de homologación descritos en el mencionado acuerdo, pueden obtener la certificación del mismo a través de una prueba estandarizada (bien sea creada por la Escuela de Idiomas o bien se trate de exámenes estandarizados de suficiencia, según lo prescribe el artículo tercero. Sin embargo, el marcado énfasis en la certificación, ha conllevado a que muchos estudiantes asuman la presentación de la prueba, con el ánimo de

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evitar la realización de los cursos de competencia lectora, sobre todo si se considera que en sus dependencias se les exige la aprobación de cinco o seis niveles de lengua extranjera dentro de sus planes de estudio pero no son reconocidos por el acuerdo académico actual, o pospusieron la realización de los cursos y están sin tiempo por la proximidad de la ceremonia de grado. En efecto, se ha registrado un crecimiento exponencial en el número de estudiantes que presenta el examen de certificación, asociado a que la Universidad ha aumentado la cobertura de estudiantes desde 1997 y la Sección de Servicios de la Escuela de Idiomas, dependencia encargada de aplicar las pruebas de competencia lingüística en la Universidad, no ha cambiado su infraestructura al ritmo del crecimiento poblacional en la Universidad, circunstancia que ha desbordado la capacidad instalada de la Escuela de Idiomas. Aprobar los cinco niveles de una lengua extranjera en el Programa Multilingua se constituye en otra forma de cumplir con el requisito de la política lingüística. Las lenguas a homologar deben ser previamente aceptadas por el consejo de cada dependencia. Aunado a lo anterior, este programa ha permitido que muchos estudiantes hayan podido acceder a programas de doble titulación y de intercambio académico. Sin embargo, aunque dentro de las estrategias de internacionalización de la Universidad de Antioquia el Programa Multilingua ocupa un lugar esencial para el logro de los cometidos, cabe mencionar que no se ha podido lograr el impacto deseado, en gran medida debido a los altos índices de deserción, que desdibujan los resultados de los esfuerzos académicos y financieros en este sentido. Como consecuencia de la realidad que a grandes rasgos se ha esbozado en el presente artículo, se evidencia un debilitamiento de la política lingüística de la Universidad de Antioquia, lo que se traduce en una desintegración académica en lo referente a la orientación metodológica de enseñanza de lenguas extrajeras propia del impulso individual de las diferentes dependencias hacia la formación de sus estudiantes en idiomas. Sumado a lo anterior, se advierte que el modelo de política actual desencadenó una oferta académica de muchos programas para la certificación en lenguas extranjeras, y pese a tal esfuerzo aún no se alcanza a cubrir la formación de todos los estudiantes de la Universidad según las necesidades de lengua extrajera que tienen los profesionales del siglo XXI. En otras palabras, el establecimiento de muchos medios para el logro del mismo fin, ha disipado la inversión financiera realizada semestre a semestre, circunstancia que conlleva al sacrificio de la cobertura en formación, para dar preponderancia a la certificación. Analizar las realidades, sin embargo, hace parte de nuestro compromiso académico, y en esa medida el menguado logro de los objetivos no debe ser calificado como fracaso, antes bien se constituye en una oportunidad para la reflexión y el replanteamiento del quehacer académico. Es por ello que la Escuela de Idiomas está avanzando en una propuesta que responda a la complejidad del asunto, la cual ya se encuentra aprobada por el Comité Rectoral y está en fase de socialización en las diferentes dependencias para ser finalmente presentada al Consejo Académico, donde tendrá lugar su aprobación definitiva.

La propuesta de la Escuela se podría resumir en buscar la unificación de recursos académicos y financieros a través de un programa institucional de formación en lengua extranjera para todos los estudiantes de pregrado de todas las dependencias, donde se integren las cuatro habilidades con propósitos académicos generales y enfoque comunicativo basado en tareas y proyectos, con una duración de cinco niveles de cursos regulares y la oferta de por lo menos una materia electiva disciplinar en la lengua extranjera, integrada al plan de estudios.

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La propuesta de la Escuela se podría resumir en buscar la unificación de recursos académicos y financieros a través de un programa institucional de formación en lengua extranjera para todos los estudiantes de pregrado de todas las dependencias, donde se integren las cuatro habilidades con propósitos académicos generales y enfoque comunicativo basado en tareas y proyectos, con una duración de cinco niveles de cursos regulares y la oferta de por lo menos una materia electiva disciplinar en la lengua extranjera, integrada al plan de estudios con una relación de 2:1 créditos por nivel, es decir, 64 horas por semestre, cuatro horas semanales y con un componente virtual contemplado desde el diseño del curso. Los estudiantes de la Universidad tendrán así la oportunidad de formarse en lengua extranjera durante el pregrado, pudiendo iniciar desde nivel uno, con la posibilidad de presentar una prueba de clasificación en aquellos eventos en los que los estudiantes ostenten ya un nivel de formación avanzado y así puedan homologar algunos niveles o la totalidad de los mismos. Este programa cobra sentido en la Universidad, siempre y cuando el uso de la lengua extranjera sea real en la vida diaria de las dependencias, por ejemplo, haciendo uso de ella en el desarrollo de los diferentes programas de formación de pregrado, invitando expertos internacionales en las áreas de conocimiento, promoviendo el intercambio de estudiantes y profesores, ofreciendo becas y programas de doble titulación, o ampliando la bibliografía en diferentes lenguas extranjeras, etc. Para alcanzar esta meta, la Escuela brinda la posibilidad de formación del cuerpo docente en dicho campo a través del Programa de Capacitación Docente Inglés, si así lo estima conveniente. En el mismo sentido se busca un permanente acompañamiento en la implementación y construcción didáctica de sus cursos que les permita la inclusión y el uso de la lengua extranjera en sus clases. En esta primera etapa se iniciará con el idioma inglés, y los otros idiomas se ofrecerán en el Programa Multilingua, los cuales se homologarán al finalizar la totalidad de los niveles de alguno de estos idiomas. Los estudiantes de comunidades indígenas y extranjeros tendrán también un programa para formarse en el español o la posibilidad de homologarlo a través de exámenes estan68

darizados, como está contemplado en el acuerdo académico actual. De esta manera se redirigen todos los esfuerzos financieros de los diferentes programas hoy existentes, para repartirlos equitativamente entre las diferentes dependencias, y así ampliar las posibilidades de acceso a una formación no sólo de certificación en lengua extranjera, bien en el idioma inglés o bien en alguno de los diversos idiomas que ofrece el Programa Multilingua, el cual seguirá siendo un estímulo académico para los mejores estudiantes de pregrado de la Universidad. Será pues tarea de las diferentes dependencias proveer los espacios y los recursos audiovisuales para llevar a cabo la implementación de la nueva política; recordando que es responsabilidad de la Escuela de Idiomas mantener la formación continua de los profesores de lengua extrajera, a través del programa de desarrollo profesional docente, el cual jugará un papel definitivo para garantizar la calidad académica del mismo. La Escuela de Idiomas busca de esta manera hacer una propuesta académica, que responda a las necesidades de los estudiantes de nuestra Alma Mater del siglo XXI, hacer más eficiente la inversión de los recursos en formación de lengua extranjera, que a la postre conduzca a la satisfacción de las expectativas laborales y académicas de una sociedad cada vez más necesitada de profesionales formados con competencias de alta calidad.


Alemania y su estructura política actual para la cooperación científica internacional Por Carlos Mauricio Nupia Martínez*

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ensar en relaciones de cooperación científica con Alemania implica conocer la lógica de su institucionalidad. Si bien un principio básico es la relación que se establece entre pares científicos y académicos, las instituciones alrededor de las cuales se organizan las comunidades de investigadores influencian sus dinámicas y terminan siendo un factor decisivo para el establecimiento de las relaciones científicas internacionales. El primer punto para tener en cuenta en el momento de establecer relaciones de cooperación científica con Alemania es la complejidad de su política de promoción de la investigación que generalmente transita entre los niveles federal y estatal. Esto significa que aunque existen en

Alemania dos ministerios federales relacionados con la gestión de la ciencia, la tecnología y la innovación —el Ministerio de Educación e Investigación y el Ministerio de Economía y Tecnología—, sus funciones se articulan necesariamente con las de instituciones similares en el nivel federal —ministerios federales—, las cuales tienen autonomía para desarrollar sus propias políticas públicas. Por tanto, el sistema de gestión del conocimiento en Alemania tiene el doble desafío de coordinar políticas entre estados —coordinación horizontal—, así como entre éstos y el gobierno federal —coordinación vertical— (Edler & Kuhlmann, 2008). La dificultad de coordinación entre el gobierno federal y los estados (ländern) es una característica típica de los sistemas 69


políticos federados. La reciente reforma al sistema federal alemán, llevada a cabo en 2006, le concedió mayor autonomía a los ländern en materia de políticas sectoriales dentro de las cuales se incluyen las de educación, ciencia y tecnología. La autonomía de los ländern para diseñar su propia política de gestión de conocimiento representa una oportunidad poco explorada en el campo de la cooperación científica. Esto aplica especialmente para las iniciativas de cooperación internacional de carácter oficial, es decir, entre gobiernos. En Colombia se tiene la idea de que solo el gobierno central tiene la capacidad de negociar programas oficiales de cooperación. Si bien esta es la modalidad más típica y puesta en práctica, la cooperación oficial que podrían establecer directamente los gobiernos locales de Colombia con los ländern alemanes es hasta ahora un escenario inédito que ofrecería posibilidades interesantes si se logra articular con los proyectos regionales financiados por el Fondo de Ciencia del Sistema General de Regalías y Tecnología. Solamente para tener una referencia del comportamiento en investigación y desarrollo a nivel estatal, los estados alemanes que recibieron un mayor presupuesto en 2010 por parte del gobierno federal fueron Waden-Württenberg (17,039%), Bavaria (13,608%) y North-Rhine Westphalia (10.991%) (BMBF, 2013). Es decir que estos estados serían un buen sitio para pensar en una cooperación en el futuro. Un segundo punto de reflexión sobre la cooperación se relaciona con la diversidad de instituciones que a lo largo de la historia alemana se han diseñado para financiar la investigación y la ciencia, así como el reciente interés político por internacionalizar las

universidades y fortalecer su participación en la Comunidad Europea. Cuando un investigador colombiano se enfrenta a la maraña de instituciones que promueven la ciencia en Alemania es posible que no logre diferenciar la naturaleza de cada una de ellas. En los últimos diez años hemos observado cómo la estructura de los programas de cooperación entre Alemania y Colombia se ha ido complejizando tanto en términos de estructura como de actores. En 2000 los programas oficiales de intercambio de investigadores eran bastante básicos y estaban financiados por dos fuentes tradicionales: Colciencias y el Servicio Alemán de Intercambio Académico —DAAD—. Una década después la presencia del DAAD en Colombia se ha fortalecido, pero han aparecido otras instituciones alemanas interesadas en formalizar relaciones de cooperación o en promocionar sus programas, como es el caso de la Fundación Alemana para la Investigación —Deutsche Forschungsgemeinschaft, DGF—, la cual, según Edler y Kuhlmann ha incrementado recientemente su papel estratégico en la política científica alemana, o la Fundación Alexander von Humboldt, cuyo énfasis es la oferta de programas posdoctorales de excelencia para investigadores de todo el mundo. La diversificación de actores no es un fenómeno irrelevante para el país. Su aparición implica diversidad de ofertas, diversidad de perfiles y diversidad de habilidades de investigación. Además de la DAAD y de la DFG, que son agencias con una alta financiación del gobierno federal, existen las denominadas “instituciones extra-universitarias” como es el caso de la Sociedad Max Planck, la Sociedad Fraunhofer, la Asociación Helmholtz o la

Las condiciones institucionales para la promoción de la ciencia y la tecnología en Colombia y en Alemania son bastante diferentes. Es necesario entender la lógica de las políticas descentralizadas alemanas para poder tener un papel mucho más proactivo en la generación de relaciones sostenibles de cooperación científica. Los próximos diez años de cooperación científica entre estos dos países corren el riesgo de quedarse en esquemas de movilidad de investigadores, que aunque necesarios, están ya apropiados por las comunidad científica colombiana. 70


Asociación Leibniz. Solo para resaltar un caso, la Sociedad Fraunhofer, fundada en 1949, ha logrado constituirse en un modelo descentralizado de política mundial en el área de innovación para articular el conocimiento científico con las demandas de la industria (Klingler & Behlau, 2012). Actualmente la Sociedad Fraunhofer consta de sesenta institutos que trabajan en diferentes campos de investigación y están afiliados con alguna universidad alemana. La historia de cada una de estas instituciones debe ser entendida a la luz de cambios políticos como la reorganización de la institucionalidad científica después de finalizada la segunda guerra mundial, la integración de las políticas de ciencia y tecnología de las Repúblicas Federal y Democrática en 1990, y más recientemente, el establecimiento de políticas que buscan un mayor grado de coordinación del gobierno en un entorno global (iniciativa por la excelencia, estrategia de alta tecnología, o estrategia de internacionalización de la educación superior). No es de extrañar entonces que una economía decididamente innovadora, como es el caso de la alemana, esté en la búsqueda de recursos humanos altamente calificados y del diseño de proyectos científicos de excelencia que contribuyan a su consolidación a nivel mundial. Según cifras del BMBF, entre 1995 y 2000 Alemania se ha mantenido como el país con mayor número de patentes por millón de habitantes en el mundo, superando a Estados Unidos, pero con una competencia cada vez más cerrada con Japón.

* Investigador Observatorio Colombiano de Ciencia y Tecnología (OCyT). PhD Des. Ciencia Política – Freie Universität Berlin (FUB). Ex Becario DAAD. Nota 1. Es importante anotar que en Alemania existen universidades tradicionales que ofre-

cen una formación genérica y amplia en todas las áreas del conocimiento y aquellas denominadas universidades de ciencias aplicadas (Fachhochschule) con programas, generalmente de menor duración que aquellos ofrecidos por las universidades tradicionales, de alto contenido práctico, especialmente en las áreas de ingeniería, admi-

Este liderazgo en el área de patentes se ve matizado cuando se compara con la inversión en investigación y desarrollo (I+D). El porcentaje del producto interno bruto dedicado por Alemania para el año 2011 (cerca del 3%) fue inferior al de países como Corea, Finlandia, Suecia y Japón, aunque superó por más de un punto porcentual a economías poderosas como las de Francia y Reino Unido. Si a esto se suma el interés explícito del gobierno alemán por apoyar los ambiciosos planes de la Unión Europea y constituir el Espacio Europeo de la Investigación (ERA), es posible deducir que está llamada a liderar un proceso para el cual requiere de la cooperación internacional1. Las condiciones institucionales para la promoción de la ciencia y la tecnología en Colombia y en Alemania son bastante diferentes. Es necesario entender la lógica de las políticas descentralizadas alemanas para poder tener un papel mucho más proactivo en la generación de relaciones sostenibles de cooperación científica. Los próximos diez años de cooperación científica entre estos dos países corren el riesgo de quedarse en esquemas de movilidad de investigadores, que aunque necesarios, están ya apropiados por las comunidad científica colombiana. En cambio, existe todo un camino por recorrer para incorporar nuevas prácticas de cooperación que apunten a proyectos colaborativos de más largo alcance y con diversidad de componentes. Para eso, no solo se deben esperar las propuestas de la “rica” institucionalidad alemana, sino que hay que buscar la forma de aportar contrapartidas locales y aventurarse en la promoción de colaboraciones inter-regionales. Colombia tiene la capacidad para hacerlo.

nistración, estudios sociales, diseño e informática. Referencias BMBF. (2013). Education and research in figures 2013. Selected information from the BMBF´s data portal (p. 100). Germany: Federal Ministry of Education and Research - BMBF.

Edler, J., & Kuhlmann, S. (2008). Coordination within fragmentation: governance in knowledge policy in the German federal system. Science and public policy, 35(4), 265–276. Klingler, R., & Behlau, L. (2012). Bridging the gap between science and industry: the Fraunhofer model. STI Policy Review, 3(2), 130–151.

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In girum imus nocte et consumimur igni

Juventud, virtualidad y contestación hoy

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Por Fabián Sanabria2 Profesor de la Universidad Nacional de Colombia

Nuevamente su imagen en la ventana. Retrato de perfil a blanco y negro Costado derecho hasta el límite de la nariz Sólo el costado derecho. Cabeza suficiente y buen cuello Lo demás en penumbra. Mira fijamente intentando sonreír No puede. Si alguien quiere una ampliación Su rostro se quiebra. Es así. Hay que dejarlo de ese tamaño. Indudablemente un recorte. ¿Cuántos intentos? Cientos Aunque pocos. ¿El mismo tomó la fotografía? Ante el espejo de otros. ¿Qué importa? (El Tramoyero, Fabián Sanabria, Taller de Edición Rocca, Bogotá, 2013, p. 13).

¿

Qué está pasando?

Con el epígrafe de una huida evoco la memoria del autor del Intercambio imposible. La imagen corresponde a la descripción de un “joven cibernauta contemporáneo”. Alguien que abre un montón de ventanas, chatea y muestra sólo un lado de su rostro —jamás sus sentimientos—. Si se quiere estamos ante un seductor cuyos objetos siguen existiendo y simultáneamente desaparecen… No hay otra escena que la pantalla de su red. Individuos como él han abandonado la trascendencia. Porque hoy la piel es lo más profundo. Como Guy Debord, Jean Baudrillard fue uno de los primeros sociólogos en ilustrar sutilmente los gestos de los agentes de consumo: in girum imus nocte et consumimur igni♦. Supo retratar irónicamente el prototipo del hombre-máquina, que pretendía realizar sus deseos a través de la velocidad para convertirse en actor privado de toda dramaturgia. ¿Sujeto entregado a la ficción? Indudablemente. Personaje típico del reino del como si, donde todo gira entre ambivalencias y ambigüedades que nada deciden, pero que fluyen muy ligero… La atracción fatal que encarna el escurridizo encanto de enmascarar nuestras interacciones sociales —por fuera de toda falta—. Jamás nos cansaremos de retratar nuestra época. Con las fotografías que incansablemente sigamos tomando podremos observar mejor

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la “miniaturización” de los cuerpos y los placeres, pues todo está concentrado e inmediatamente disponible. El planeta se abre cerrándose, y las fronteras delimitan cada vez más “tierras de nadie”. El exceso nos troquela señalando otra clase de defectos: demasiado poco tiempo, amplias penurias de espacio, múltiples referencias individuales. Nuestro yo, ¡nos asesinan el yo! Los recuerdos se borran y los relatos de mediana duración desaparecen. Sólo es creíble lo que se ve y las imágenes se transforman en espectáculo. Las actividades domésticas han cedido la plaza en primer plano a los medios. Las escenas del teatro cotidiano —tras perder la distancia mínima que protegía el rol más íntimo de sus actores— estallan. Ya no hay aberración sino éxtasis comunicativo. Los objetos se han vuelto demasiado visibles y solubles. El mundo es obsceno. En las sociedades contemporáneas asistimos al fenómeno de la “urbanización del mundo”, la cual los demógrafos podrían comparar con la mutación identificada por los arqueólogos, de hombres cazadores-recolectores a agricultores. De un lado, porque el mundo urbano presenta una desestabilización general del entorno (al relacionarse con los aspectos más dinámicos de la economía) y, de otro, porque genera enormes posibilidades de conectividad que, al extenderse a las ciudades, nos obligan a replantear las relaciones entre interioridad y exterioridad, identidad y alteridad hoy. Si se quiere, el universo que habitamos ya no tendría como metáfora primordial del lazo social lo que Georg Simmel llamó, a principios del siglo XX, El puente y la puerta, sino que se establecería a través de un “laberinto de ventanas”. Hay una idea que de algún modo en la época contemporánea se liga con el momento de los grandes descubrimientos, con el sueño de los viajeros y exploradores de finales del siglo XVIII y principios del XIX, incluso con la ambición de los conquistadores que llegaron a América en el siglo XVI: la idea de circunnavegación. Porque hoy día la navegación no se da montando en carabelas y atravesando el Atlántico. Se trata más bien de una práctica virtual, desde un sitio cualquiera, encerrado en un cuarto, dentro de un mundo ya no de puentes ni puertas sino de ventanas. A partir de nuestro ingreso a internet algo cambió: adquirimos el tiquete de un viaje sin retorno hacia un nuevo continente, esta vez no físico sino virtual. Y en ese horizonte, de la misma manera que los

navegantes del pasado se enfrentaban a cientos de peligros, también se asumen numerosos riesgos. ¿Riesgos de establecer nexos, de recrear lazos? Ese mismo voluntarismo que implicaba antaño la noción clásica de religión (religare), lo revela paradójicamente hoy el viaje virtual: entre más nos hacemos señas desde una ventana, más solos estamos. Eso sí, a la caza de nuevos enlaces que, a través de distintos links, nos ligan todo el tiempo. Hay una búsqueda desaforada del otro, así sea ausente, en cada homepage o sitio web que frecuentamos. Tal cual lo reveló en sus Formas elementales de la posmodernidad Michel Maffesoli, numerosos mitos antiquísimos podemos rastrearlos en sagas como las de Harry Potter, e incontables juegos de rol podrían reemplazar a cientos de bestiarios y panteones devorados. Hoy día el “no puedo vivir sin ti” expresa el temor a ser expulsado de internet. Todo es tan efímero y el universo se ha “liquidado”, nuestras relaciones son demasiado frágiles y, como lo demostrara Zigmunt Bauman en su caracterización de la “vida líquida”, nadie nos garantiza “fidelidad hasta que la muerte nos separe”. No obstante, seguimos buscando príncipes azules, continuamos surfeando aunque sepamos que “tanta belleza no puede ser verdad” y, frente a la pantalla, nos entregamos a las banalidades que impregnan la vida cotidiana, porque la ausencia de Dios pareciera ser la más insensata constatación religiosa. Pero somos solicitados y normalmente tenemos derecho a opinar. Ahora mismo surgen nuevos juegos: de expresión, de competición, de promiscuidad, de azar, de rol. El universo es cálido. Los espectros nos fascinan. Hay que decirle adiós a las nostalgias del “todo tiempo pasado fue mejor”, y a las distintas variantes del “mito del progreso”. Desde hace años son despreciables los histéricos. Se debe disimular en medio de la esquizofrenia, estar abierto aunque se viva confuso, aprovechar la proximidad absoluta pese a la pérdida de los límites, demostrar que se está vivo así nos asfixiemos en el intento. En medio de torbellinos seguimos soñando, aunque luces y sombras constituyan un “nada que ver” para comprobar la inutilidad objetiva de las cosas. Antes había que esconder el sexo y manifestar lo político. Hoy la desnudez de ambos campos traduce su ausencia. Los cuerpos esbeltos se tornan aburridos, y 73


el ágora queda abandonada. Pero no todo es nudo ciego. Regularidades se verifican. Entre burocracias e ideologías decadentes asistimos a rituales de transparencia. Así abunden los campos de refugiados y multitudes errantes desborden el cosmos, gozamos del complejo de “niños rebeldes”.

misma manera que un joven contestatario se decía comunista, ahora puede ser emprendedor, y si antes era católico en este momento podría convertirse al Islam y después decirse agnóstico, bisexual, emo, punkero, rapero, ponerse tenis marca Adidas y más tarde usar zapatillas Nike. Son increíbles las metamorfosis que, similares a los procesos de “circulación del creer” tan caros a Michel de Certeau, se están dando especialmente para los jóvenes en sus laberintos virtuales.

Antaño nos obsesionaba parecernos a los demás y refugiarnos en el anonimato. Hoy es necesario el sí mismo pues los otros virtuales pueden abolirnos. ¡Pero sin tomar la iniciativa! El mayor artificio suele ser la artificialidad técnica. Por eso exaltamos La juventud estalla en lo virtual el detalle y buscamos deslocalizar el deseo: sofisticamos los cuerpos. La seducción radica en la metáfo¿Qué ocurre entonces con lo que se ha dado en ra: desaparecer en vez de morir, movimientos más llamar “ciberculturas”? Son expresiones del poder de puros, enmascaramientos. Precipitarse, desinhibirse. la imagen y del inútil goce juvenil. Si nos diéramos El más allá es aquí y ahora. Cómo vivir nos ha sido dado. Superficies y apariencias conforman mejores territorios. ¿Riesgos de establecer nexos, de recrear lazos? Ese Rasgos instantáneos, mismo voluntarismo que implicaba antaño la noción sin desciframientos. No clásica de religión (religare), lo revela paradójicamenmás saber ni verdades, tampoco esperanzas. te hoy el viaje virtual: entre más nos hacemos señas Apuntar siempre al lado, desde una ventana, más solos estamos. Eso sí, a la dar rodeos. Exteriorizarcaza de nuevos enlaces que, a través de distintos links, se. Entregarse a la coquetería de divagar entre nos ligan todo el tiempo. Hay una búsqueda desaforada presencias y ausencias. del otro, así sea ausente, en cada homepage o sitio Mundos del medio. web que frecuentamos. Algo muy importante en los viajes virtuales, puesto que nos perdemos, son los anhelos de nuevas mediaciones. cuenta del tiempo que no sólo los adolescentes gasVivimos errando, inventando relaciones con otros tan en Facebook, en Twitter, en MSN o respondiendesconocidos, distintos, seres artificiales que están do correos electrónicos, concluiríamos que abrazaconstruyendo otras sociabilidades. Al sentirnos inmos la inutilidad. Una suerte de “adormecimiento”. conformes con nuestros cuerpos, con las identidaHay jóvenes que cierran temporalmente sus ventades asignadas, encontramos cibernautas que en innas porque supuestamente pierden mucho tiempo. ternet cambian de sexo y, al chatear, no sabemos si estamos hablando con un hombre o con una mujer, ¿Qué hay en eso? Nuevas religiones del imagicon un viejo o con un adolescente: el ciberespacio nario, blogs, homepages, juegos de roles, enlaces, también es un nuevo continente para travestirse. rumores, datos falsos y verdaderos. Si ojeamos los Eso también descompone la noción de identidad, comentarios de las noticias en internet, ¡cuánta inya no entendida como un “rompecabezas per se solencia! Nuestra intolerancia respecto a opiniones y para siempre”. Porque no hay una sola identiajenas se multiplica pues enfrentamos realidades dad sino identificaciones: se improvisa, se invenfantasiosas que ya nadie controla. Los cibernautas ta, se reinventa, se cambia e intercambia y todo el dicen ser felices recortando perfiles, alterando retiempo transformamos nuestras identidades. De la cuerdos, encuadrando fotos, entregándose en cuer74


po y alma para que los vean, publicando su vida privada. Flashmob, movilizaciones instantáneas, Wikipedia con sus errores mayúsculos y prejuicios bien conocidos, es lo que de algún modo se ha llamado “cultura indisciplinada”: siguiendo unos protocolos aparentemente rigurosos, es posible alterar la información, calumniar a un autor, asignarle obras que no le pertenecen. Imposturas intelectuales que solo se validan intersubjetivamente y ya no se verifican ante una autoridad (religiosa, política, artística o científica) que las certifica. El mundo virtual le ha dicho adiós al “mito del progreso” y a las nostalgias del “todo tiempo pasado fue mejor”. La concepción lineal o evolutiva del tiempo ha sido revaluada junto con los “grandes relatos” de la humanidad. Ante las crisis de la memoria y las migajas de recuerdos que contribuyen a instrumentalizar políticamente muchos olvidos y a transformar el mundo en espectáculo, hace una década, Francis Fukuyama afirmaba que se trataba de el “fin de la historia”. Hoy se pretende borrar, incluso, de algunos manuales escolares el episodio nazi, se justifican “democráticamente” las invasiones y colonizaciones de todo tipo, o se declara guerra abierta a otras naciones en nombre de la “libertad” de someter al otro. En todo caso, si de fin es necesario hablar, es mejor referirse a la culminación de un “sentido único” de la historia, a la clausura de otro momento envuelto en la sobre-abundancia de acontecimientos, presentados desordenadamente, agrandados o empequeñecidos según las conveniencias establecidas por los nuevos órdenes de los medios masivos de comunicación. Paralelamente, el espacio de lo virtual se abre cerrándose. Los emporios más poderosos se unifican y las fronteras se cierran para los excluidos del nuevo orden tecnológico. Múltiples imágenes y voces se proyectan y retumban a diestra y siniestra, con sus efectos perversos, ignorados por la mayoría que, ciegamente, es incapaz de determinar quién dice qué entre tanta información conocida y reconocida, pero al mismo tiempo desconocida. Habitamos el mundo del simulacro, caracterizado por excesivas representaciones y dramatizaciones, que envuelven las decisiones políticas en un ambiente tragicómico, a veces circense, generalmente reproductor del orden establecido. Y todo parece ser un signo: la juventud estalla en sus creencias y las creencias estallan en la juventud, a través de un desbordamiento que genera, en el mejor de los casos, una circulación mercan-

til del creer y del sentido, que altera desproporcionadamente toda “economía de bienes simbólicos”. En la virtualidad, como otrora en el ámbito religioso, se multiplican y desdoblan procedimientos que crean la ilusión de un sujeto transparente, capaz de optar y de decidir libremente. Algunos autores reivindican la abstracción de la “cultura como texto” y olvidan que al hacer ese ejercicio, típicamente escolástico, hablan más de ellos mismos que de los otros que pretenden interpretar. Cada quien va por su lado sin contar esta vez con un Dios para todos, en el inmenso maremágnum de producción y reproducción individual de sentidos, donde se multiplican biografías, autobiografías, historias de vida y relatos estereotipados de conversiones, envueltos en retóricas especulativas y nuevas publicidades. No obstante, ante la parafernalia dominante de las industrias y nuevas tecnologías culturales, las invenciones y astucias de lo cotidiano generan bricolajes y braconages, similares a los mestizajes y sincretismos religiosos que repugnan al orden dominante, incluidas allí las categorías científicas de clasificación del mundo, por considerar esas mezclas como indignas del pensamiento y contrarias al orden social. En medio de esa enorme huida del porvenir, la población joven o la “juventud” que quisiera “ser más que un nombre”, algunas veces se pregunta: ¿cómo reintegrar la subjetividad? ¿Cabe hablar aún de heterotopía (en sentido foucaultiano) del sujeto? ¿Es plausible inventar otras vanguardias e inscribirlas en “línea creyentes” (estéticas o éticas) de continuidad hacia el futuro? Si globalmente se ha pasado del lugar organizador al no-lugar movilizador del sentido, saturado de identidades y alteridades que apenas se rozan en su rechazo de la historia, ¿es factible recrear el lazo social en contextos de pérdida progresiva de la memoria?

Una pequeña digresión: ¿de profesor a escritor? Hace cuatro años, cuando fui designado decano de la Facultad de Ciencias Humanas de la Universidad Nacional, me di cuenta de que debía recapitular buena parte de mi vida, pues ésta resultaba sumamente paradójica: de niño jugué cuatro clases de juegos, pero sólo uno me quedó gustando. Primero quise ser astronauta poniéndome una careta y saltando descalzo encima de una colchoneta, luego 75


me encantó ser “conductor de trolebuses”, después quise ser fraile franciscano como Severo Velázquez —un sacerdote que contribuyó a la caída del dictador Gustavo Rojas Pinilla— y, desde la tarde en que me matricularon en la escuela, me dediqué a “ser profesor” de alumnos imaginarios. Recuerdo que guardaba las tizas que quedaban dispersas en los salones al final de cada jornada y, con una almohadilla que me servía de borrador, improvisé un tablero en la puerta de mi cuarto para repetir las clases que los maestros impartían. Así me enteré desde muy pequeño del “rollo de la pedagogía”, de cómo los profesores de los colegios públicos debían laborar en varios establecimientos para ajustarse un mejor salario, de las imposturas que cual actores de teatro los docentes sin darse cuenta mantenían, del aterrador “campo de juego” que forjando un mundo académico en vez de liberador de los sueños y deseos juveniles resultaba bastante alienante, de los sistemas de calificaciones que para nada me gustaban y, especialmente, de cómo lo bueno y lo malo “en sí” eran convenciones morales bastante relativas: un vaso de agua para un sediento era magnífico, pero podía ser mortal para un ahogado. De ese modo aprendí a ser “profesor”, hasta que comprendí que odiaba profesar verdades que en realidad eran creencias, aún las teorías científicas más elaboradas. Debo aclarar que tuve la fortuna de ser hijo legítimo de la educación pública, y que estuve casi siempre becado: desde la Escuela Modelo del Norte, pasando por el Colegio República de Colombia, la Universidad Nacional de Colombia, la Universidad de París VIII, y la Escuela de Altos Estudios en Ciencias Sociales de París. Igualmente en mi repertorio profesoral influyeron excelentes maestros: Lucía Rincón Gómez, Elizabeth Beltrán Trujillo, Gilberto Romero, María Clara Segura, Inés Marina Viscaíno de Cubillos, Guillermo Páramo, Ana María Bidegain, Carlos Eduardo Vasco, Antanas Mockus, Cornelius Castoriadis, Marc Augé, Danielle Hervieu-Léger, Jacques Derrida, Pierre Bourdieu y Michel Maffesoli, entre otros, cuyos álter ego imaginarios deambularon y deliraron conmigo a lo largo de más de cuatrocientas páginas que conformaron mi segunda novela. De algún modo me sentí hecho de sus voces y gestos y, como lo confesé hace poco, a pesar de la ironía traté de rendir un homenaje a esos maestros, humanos demasiado humanos, porque en dos palabras: “soy ellos”. 76

Ahora bien, tratando de precisar el origen de esa ficción, debo subrayar que tras desempeñarme como decano de la Nacional me dio una gripa tremenda que por descuido se volvió una neumonía que casi me manda “al otro lado”. Estuve dieciséis días en un coma inducido que, delirando, me puso a recrear casi cuarenta años, sin censuras. Así surgió ¿Profesor?, la segunda novela de mi anunciada tetralogía “Autoficciones”. Con signos de interrogación porque afortunadamente me di cuenta de que en esta vida nadie enseña, del mismo modo que los médicos no curan. Entonces me dispuse a narrar y a describir en dos historias paralelas, párrafo a párrafo, a lo largo de dieciséis capítulos, en presente y a color mi estado de salud crítico, y en pasado y a blanco y negro mis juegos profesorales con cientos de jóvenes que —por considerarlos demasiado serios— no quiero tomarlos en serio. Desde El Tramoyero, mi ópera prima sobre las “imposturas masculinas” que el colega y amigo Hernando Salcedo está traduciendo para publicarla en francés, he querido ensayar una escritura que exige ser leída en voz alta. De algún modo el tono teatral se impone, y eso se corroborará cuando en algún escenario vanguardista se organice un “cabaret literario” a partir de mis escritos. De momento también debo señalar otro riesgo: en mis dos novelas (El Tramoyero y ¿Profesor? —y espero que así sea en las dos que siguen: Monigotes y Gāūcherías...), no hay comas, lo cual no implica que las aposiciones que marcan el compás de las frases no estén señaladas. Todo lo contrario: por medio de letras mayúsculas salto por encima del vacío que las faltas de comas obligan al lector a dar. ¿Por qué eso? Por una influencia beckettiana de la que no puedo desembarazarme, pero sobre todo por culpa de las malditas redes sociales —especialmente de Twitter, de la que ya no logro escapar—. Además es un estilo que simple y llanamente me gusta: en vez de comas Pongo una letra mayúscula para no decir “Ella toca el violín y él la viola sino Ella toca el violín y él La viola” Y ya. Debo contar además otra osadía: con ¿Profesor? quise ser “titular” de la institución a la que simbólicamente y cada vez más rodeado de jóvenes, pertenezco, nombrando incluso la cátedra que en un futuro, con todo fervor, quisiera orientar (hoy gozo de una comisión ad-honorem de la Universidad Nacional de Colombia para desempeñarme como director general del Instituto Colombiano de Antropología e Historia —ICANH). Por supuesto que ese atrevimiento me


fue negado del modo más burocrático. Para hacerle la “peor” propaganda a mi segunda novela, simplemente parafraseo la “sustancia” de los tres sapientes conceptos que anónimos colegas rindieron sobre el particular. El más benigno señaló que el autor de un texto “tan difícil” no podía promoverse porque éste carecía de objetivos, hipótesis, metodología y marco teórico. La siguiente evaluación adujo que jamás lee-

¿Podría acaso restituírsele a los ideales, como antaño a lo religioso, su creatividad social específica? Para mí, el vitalismo de autores más próximos al arte que a la ciencia nos ilumina, porque en un horizonte incierto, sus obras constituyen “oasis” para no dejar caer todo en la cobardía suicida de un total “desencantamiento del mundo”.

El mundo virtual le ha dicho adiós al “mito del progreso” y a las nostalgias del “todo tiempo pasado fue mejor”. La concepción lineal o evolutiva del tiempo ha sido revaluada junto con los “grandes relatos” de la humanidad. Ante las crisis de la memoria y las migajas de recuerdos que contribuyen a instrumentalizar políticamente muchos olvidos y a transformar el mundo en espectáculo, hace una década, Francis Fukuyama afirmaba que se trataba de el “fin de la historia”. Hoy se pretende borrar, incluso, de algunos manuales escolares el episodio nazi, se justifican “democráticamente” las invasiones y colonizaciones de todo tipo, o se declara guerra abierta a otras naciones en nombre de la “libertad” de someter al otro.

ría algo tan irreverente, que se burlaba faltándole al respeto a sus compañeros profesores, salvo porque el rector se lo pedía. Y la última “perla” la esgrimió una “noble dama”: veladamente pide que se investigue al perverso “profesor” que se atreve a “enseñar” en la más prestigiosa universidad pública de Colombia.

Querer – Creer – Vislumbrar... Hay un tercer verbo en el último poema escrito por Samuel Beckett, poco antes de fallecer, ¿Cómo decir? (Querer – Creer – Vislumbrar…) que nos sugiere que las imágenes de lo virtual hoy podrían ser la anticipación de un cierto “advenimiento”, en el cual una voz trata de hacerse escuchar, pero resulta problemático y molesto para las ciencias sociales esa “evocación poética”.

Es claro que los vínculos virtuales de hoy no proceden tanto de las instituciones sociales sino, más bien, son testimonios de universos que estallan y de realidades que se descomponen. Ese desorden, del cual Georges Balandier ya hizo el elogio, muestra sin embargo la dinámica de una “espiritualidad”, antes que de una religiosidad. La fuerza del creer corporal, antes que de un sistema especulativo. Y han sido esos “intentos de creer” quienes, aunque suelen ser vistos como desórdenes, a mí me seguirán inspirando.

De suerte que surfear en el mundo virtual es lanzarse a un abismo entre proximidad y lejanía. Esto es esencial porque en el ciberespacio los jóvenes sin quererlo proclaman: “ahora somos digitales”. El sexo se vuelve escéptico y los hervores y humores del cuerpo, asépticos. Entre más fluida sea una persona, más vegetariana y casta, más rápido limpiará la sangre, el semen y todas esas secreciones que manchan y contaminan. Más pronto se convertirá en sujeto “obsesionado por la transparencia”. Rozarse sin tocarse, allí se construye una “pluralidad de sentidos”, una ligereza y seducción donde curiosamente se vislumbra una intimidad conservadora. En el laberinto virtual se diluye la idea del deber ser: hay cosas que se ganan y otras que se pierden, algunos objetos son hermosos y otros horrendos, lo uno y lo otro. Conformamos cuerpos místico-eróticos que desarrollan otra clase de espiritualidad. Establecemos relaciones instantáneas que constituyen el principio de otra clase de “pornografía”. 77


Ocurre que los vínculos virtuales de hoy pueden realizar, sin darnos cuenta, el tránsito de “la ficción del mismo a la realidad de lo plural”, subrayado como fin de milenio por Patrick Michel: al hablar del creer, se finge estar hablando de éste, pues se habla en realidad de otra cosa; y al no hablar del creer, se finge no hablar de éste, no hablando sino del mismo. Ese fenómeno, que es ante todo un “juego de lenguaje”, se llama metonimia, y es la mejor manera de referirnos a las dinámicas instauradoras de sentido que, a través de lo virtual, se entrecruzan involuntariamente en las sociedades contemporáneas.

se busca lo que ya no está”. Porque efectivamente, dos resortes tradicionales suelen estar presentes en quienes reinventan el sentido social a través de lo virtual hoy: de un lado, la pretensión de hablar en nombre de algo real que, es a la vez principio de lo que debe ser creído (una totalización), y principio del acto de creer (un deseo). De otro lado, la capacidad que tiene el discurso autorizado para dar cuenta del acontecimiento, pues a través del mundo virtual se distribuyen elementos organizadores de prácticas, es decir, otras “normas de fe”. Así, la fuerza mediática logra que los destinatarios no estén obligados a creer lo que no ven, sino como lo subrayó en diversas ocasiones Michel de Certeau, justamente lo que presencian. Del mismo

Los vínculos virtuales constituyen ya un cuerpo colectivo, un ámbito de “encuentro”. Basta pensar en Skype o en todo el arsenal de cámaras para ver o ser visto. Como bien lo ha dicho en múltiples ocasiones Michel Maffesoli, en el ciberespacio nos toDe suerte que surfear en el mundo virtual es lanzarse a pamos con el “pegamenun abismo entre proximidad y lejanía. Esto es esencial to de la vida”, quedaporque en el ciberespacio los jóvenes sin quererlo promos enlazados, atados: Second life, My space, claman: “ahora somos digitales”. El sexo se vuelve esFacebook son laberintos céptico y los hervores y humores del cuerpo, asépticos. que nos envuelven e inEntre más fluida sea una persona, más vegetariana y cascitan. De algún modo, el rito ha sido reemplazata, más rápido limpiará la sangre, el semen y todas esas do por el juego. Chatear secreciones que manchan y contaminan. Más pronto se para decir naderías. Jugar convertirá en sujeto “obsesionado por la transparencia”. sin más, porque no pesa tanto la explicación mítica. Esto no quiere decir que no haya “ideólogos” de los nuevos laberintos, moralistas y nostálgicos de lo absoluto que sigan diciendo: “el laberinto es modo que “una imagen vale más que mil palabras”, para enfrentar al diablo y sus tentaciones, ese espala constatación contemporánea del creer se realiza cio contiene trampas y ha sido construido para vencer estrictamente a partir de lo que se ve. al Minotauro”. Independientemente del mito que se Metonimias del creer porque se corrobora que la construya sobre la estructura del laberinto virtual, lo que cuenta es el campo de lo onírico, no tanto la ficreencia no puede decirse a través de convicciones gura del peregrino que recorre el camino de Composdirectas, sino por medio de lo que es presentado para tela, o del héroe que se propone vencer al demonio. creer. La creencia no reposa ya sobre una alteridad Más que el proyecto, lo que cuenta es el trayecto: invisible, “escondida en las alturas”, sino sobre otras simplemente el estar allí y punto. cosas visibles que señalan lo que debe ser creído. En lo virtual, creer funciona sobre el valor real supuesto Creencias metonímicas porque los jóvenes coma un otro, sin importar el lugar que éste ocupe en el prometidos con una causa se convierten en actores mundo: en realidad, habla un nada que calla la pérque desarrollan una serie de tácticas y astucias dida de lo que no puede decirse y, allí, ante esa lucha de “hacer creer para poder creer”, lo que despor la vida (en un tiempo accidentado donde fracasar empeña un papel decisivo en los lugares “donde 78


es indisociable de simbolizar y simbolizar es indisociable de fracasar), en esa “anarquía del claro-oscuro cotidiano”, omnipresente entre los efímeros vínculos virtuales de hoy, es donde algo inefable se dice.

Apocalípticas juveniles y heterotopías virtuales Es posible que evocando el Apocalipsis entremos en una “empresa de delirio”. No obstante, si el fin de un mundo no es el fin del mundo, la respuesta ha sido dada por Henri Desroche: —¿Por qué no? Hay delirios que tienen su lógica específica: la de las “sociedades calientes” que se diferencian de las razones que permiten el funcionamiento de las “sociedades frías”, o de las sociedades que “se enfrían”. Esos delirios surgen del rito lúdico y del teatro cotidiano, y se abren al lirismo surrealista y a las representaciones dramáticas contenidas en la Babel del entusiasmo creador. Cierto, esos delirios movilizan. Nuevos comercios de bienes, de ideas y amores: egotismos que proyectan sed de infinito. Estéticas juveniles que seducen, que atraen y atrapan. El mundo de los vínculos virtuales está lleno de aventura. Allí se pueden rastrear al menos tres tipos de “coquetería”, similares a los ilustrados por Georg Simmel: yo quiero, pero usted no va a poder; yo no sé si quiero y no sé si usted se atreva; usted puede, pero yo no quiero. Liturgias que recuerdan comunes uniones. Con el ingreso avasallador de la juventud al mundo en internet, se vive comulgando: con una banda de rock, cuando se es afín a un grupo, a un blog. Los contenidos poco importan: interesan los continentes, las formas, los gestos, no tanto la materia sino la manera. Lo imperdonable del ciberespacio suele ser: ¿cómo me hace usted eso a mí, de esa manera? Los lazos sociales concluyen, como bien lo subrayó Zigmunt Bauman en su Amor líquido, al oprimir la tecla delete. Del mismo modo, al inicio lo que cuenta es el sitio, ¿cuál es el tuyo?, allí nos encontramos. Es el retorno de lo arcaico, la eficacia contagiosa de viejas mitologías, de máscaras y vestimentas de antaño, una predominancia de lo gótico. Volvemos al “régimen nocturno de la imagen”, a los amuletos, talismanes y tatuajes, al tiempo de las tribus, a esa gran cantidad de trazos que marcan el cuerpo: a un cierto re-encantamiento del mundo. Algunos dirán que esas son sólo imágenes, a lo sumo figuras para una “fantástica trascendental”.

Efectivamente. Pero esas imágenes son un delirio “bien fundado”. Delirio que nos evoca la memoria colectiva y, en ciertos casos, la resurrección de panteones devorados. Porque todo ocurre como si la memoria motriz fuera más coherente y durable que la memoria del recuerdo, como si la situación de enfrentar un pasado oscuro y temer un porvenir incierto recordara que la memoria destituida fuera al mismo tiempo una memoria juvenil restituyente, más aún, constituyente… Ahora bien, las apocalípticas del creer (que reiteran cómo “el fin de un mundo no es el fin del mundo”), presentes en los vínculos virtuales de hoy, implican una demanda colectiva que denuncia la destitución de un recuerdo y pide la restitución de un olvido. La imaginación de los jóvenes encuentra en su estallido social a la conciencia y memoria colectivas, ella ofrece a la primera la revitalización de un culto y, a la segunda, la reactivación de su propia referencia. Busca una tradición más profunda al resucitar un pasado muerto u oculto para restituirle la vida: el proyecto de un después valida entonces el recuerdo de un antes. De suerte que esto nos conduce a descubrir, tal vez, la “sociodisea” de una esperanza: nuevas identidades y otras alteridades. Todo ocurre como si en la experiencia de relacionarnos virtualmente hoy, el encuentro con otros que creen en lo mismo o en algo semejante, produjera un “campo de sentido”. El problema se presenta cuando una visión hegemónica pretende imponerse sobre las demás; la dificultad mayor se concentra en el exceso o en el defecto de imaginación colectiva (el exceso resultando alienante; el defecto, suicida). En todo caso, siguiendo a la Sociología de la esperanza de un Henri Desroche, tres funciones se pueden detectar: la primera, una función de alternancia, es decir, de experiencia de lo inverosímil; la segunda, una función de altercación que busca contemplar la posibilidad de ser sí conjugada a la necesidad de ser otro; y la tercera, una función de alternativa, que traduce la puesta en escena de una teatralización social: una dramaturgia. En ese horizonte, de la misma manera que existen espacios íntimos donde los sueños y mitos se realizan, en las sociedades contemporáneas emergen escenarios “absolutamente otros”, que reflejan y contradicen los lugares físicos donde estamos emplazados. Tales son las “ventanas del ciberespacio” que desbordan lo actual y lo cotidiano, 79


entretejiendo los Vínculos virtuales de hoy. Heterotopías —en sentido de Michel Foucault—, las cuales recomponen el sentido por medio de crisis o desviaciones, apropiación de sitios, yuxtaposición de espacios, recortes de tiempos, aperturas o cierres, ilusiones o compensaciones… He ahí los nuevos ámbitos donde otras voces, textos e imágenes se proyectan a través de múltiples redes sociales (Facebook, LastFM Twitter, Wikipedia, Google, YouTube, YouPorn, y demás webs) que, abordadas desde la experiencia del investigador de las creencias y subjetividades actuales, nos aproximan de otro modo a una antropología de la ficción contemporánea para querer-creervislumbrar los desafíos del lazo social hoy. Finalmente, contra la visión banal de lo fatal, vale la pena plantearse a los jóvenes una perspectiva fatal de lo banal. Una reversión inmanente de todas las empresas racionales de estructuración del poder. En la excrecencia productiva, en la relación con el cuerpo, aún en la monotonía existencial pareciera esbozarse lo contrario de una servidumbre voluntaria: un genio de la indiferencia que se opondría sagazmente a todas las iniciativas de sentido y diferencia, algo fundamentalmente inédito de la desviación por exceso, una reversibilidad que mana de nuestras transgresiones ingenuas. En ese horizonte, lo social crea condiciones fatales para él mismo, la historia se desdibuja dando lugar a formas enloquecidas y extáticas, las masas se sitúan sin proponérselo en el punto muerto de un sistema alienante donde desaparecen. El universo se ha dejado sorprender un instante. La fatalidad sólo implica metamorfosis de los efectos, una anticipación del final que no podrá ser franqueado, enigma perpetuo, si se quiere fata morgana, tentación de “pasar al otro lado” negando el futuro de las cosas. Y aunque resulta absurdo el devenir objeto del sujeto, no es menos inconsecuen-

♦ Giramos en la noche mientras nos consume el fuego. Notas 1. La presente conferencia [leída en la cátedra pública de la Universidad de Antio-

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quia] ha sido establecida a partir del más reciente artículo de su autor, publicado en la Revista Colombiana de Antropología, como balance de veinte años de investigación, bajo el título: “De lo religioso a lo virtual.

te que convertir en sujeto al objeto. El objeto entonces se oculta contando su propia fábula. Tal vez volviéndose destino, signo más puro, forma pasional que se cristaliza y puede vengarse. Ingresamos a la pasión de ser objeto, porque el sujeto ya no posee el monopolio de la seducción. Ésta más bien es el campo del objeto, cargado de astucia, desafío y venganza. Y ese ámbito no podrá ser más ocultado por el sujeto, pues estamos en el reino de las “pasiones a secas”, donde no hay más autonomía ni responsabilidad sino indiferencia: pasiones de astucia, de silencios, de conformidad con ataduras gratificantes, opuestas al deseo de libertad y trasgresión. Y ¿qué resta de esto? Impaciencia. La maravillosa experiencia de no buscar un “sentido” sino mezclar afanosamente las apariencias. Hace algunos años, en otro escenario, tuve el honor de evocar a Jean Baudrillard, autor de cientos de publicaciones “postmodernas”. Concluyendo estas líneas no puedo dejar de sonreír ante ese apelativo, con el que tras su partida los medios de comunicación sellaban su obra. Cuando Baudrillard lanzó su libro del Échange impossible, recuerdo haberlo escuchado en la Rue Royale del Espacio Paul Ricard, donde lo invitaba frecuentemente Michel Maffesoli. En estos días he encontrado las notas de aquella velada. Me resta transcribir las últimas expresiones de aquella ocasión: Los objetos son así y basta, teoricémoslos desapareciendo, siendo cada vez más irónicos y seductores que ellos, tal vez más reales, reconociendo que cabe lo posible en el término im-posible, practicando el exorcismo de la fatalidad. Seamos estoicos: si el mundo es nuestro destino fatal, seamos más fatales que él… si el otro que anhelamos nos mira indiferente, hay que vencerlo seduciéndolo con una indiferencia más noble que la suya. Medellín, 13 de junio de 2013.

Explosiones del imaginario y recomposiciones del creer hoy”. 2. Antropólogo y Doctor en Sociología e la Escuela de Altos Estudios en Ciencias Sociales de París. Profesor asociado de la Universidad

Nacional de Colombia donde lidera el Grupo de Estudios de las Subjetividades y Creencias Contemporáneas —GESCCO. Actualmente Director General del Instituto Colombiano de Antropología e Historia —ICANH


¿Por qué una minoría violenta ha podido poner en vilo a la Universidad de Antioquia?

Por Francisco Cortés Rodas Director Instituto de Filosofía Universidad de Antioquia

L

a universidad es la institución central de la ciencia. Como institución hace dos cosas: ordena y facilita el trabajo interrelacionado de mucha gente y distribuye derechos y deberes entre los individuos que la componen, más allá del trabajo, el estudio y las obligaciones. Cuando uno entra a la institución universitaria sabe o debería saber qué derechos y qué deberes tiene. De esta manera puede ordenar su conducta, hacer determinadas cosas y evitar otras, y esto durante el tiempo que uno es estudiante o profesor. La ciencia está constituida por las reglas profesionales que ella misma ha configurado a lo largo de la historia. Estas reglas marcan los derechos y deberes, establecen el mérito, definen una forma

de comportamiento. Todo esto se plasma en las aulas de clase, en los laboratorios, en las revistas científicas y en los grupos de investigación. La ciencia y la universidad son ahora instituciones altamente organizadas y racionalizadas y se rigen por los mismos parámetros de otras instituciones competitivas como el mercado o las empresas. Por esto, la ciencia no escapa a la racionalización económica que tienen todos los procesos sociales actuales. Sin embargo, es diferente decir organizarse como una empresa y entregarse a las exigencias de la empresa (Villacañas, 2012, 135). La universidad en la que no se distinga entre convertirse en una empresa y entregarse a las exigencias de la empresa termina orientando el proceso formativo solamente en función del 81


crecimiento económico. Esta universidad entiende la educación como instrucción o como un aprendizaje mecánico e instrumental. En esta idea de universidad no hay búsqueda del conocimiento, ni un aprendizaje que se oriente a pensar críticamente y a formar a los sujetos como capaces de aprender de la historia, la tradición y de comprender a las instituciones y a sus conciudadanos. El proyecto de la Universidad de Antioquia de consolidarse como una institución central de la ciencia y la educación en Colombia enfrenta desde hace varios años, pero cada vez de forma más radical, un contraproyecto anti-universitario. La Universidad de Antioquia es la segunda universidad más importante del país después de la Universidad Nacional; ha consolidado un programa de investigación con 247 grupos de investigación reconocidos por Colciencias; ha duplicado en los últimos 20 años los cupos para estudiantes nuevos; ha abierto programas de maestría y doctorado en todas sus áreas de conocimiento; sus investigadores publican artículos científicos en revistas indexadas nacional e internacionalmente; ha desarrollado un ambicioso proyecto de regionalización que ha permitido llevar programas de pregrado y posgrado a todas las regiones del departamento; tiene un importante programa de extensión con el que proyecta en la ciudad y en el departamento sus programas académicos y culturales; y se proyecta internacionalmente mediante la suscripción de convenios con universidades de otros países y a través del intercambio profesoral y estudiantil. En fin, la Universidad de Antioquia tiene todos los elementos para formar científica, artística y humanísticamente a una amplia clase de estudiantes de los estratos más bajos en los tres niveles de formación universitaria: pregrado, maestría y doctorado. La Universidad, como parte del sistema nacional de universidades, está en capacidad de contribuir en el forjamiento de una masiva y potente dirigencia intelectual y de coadyuvar a que el país dé un salto en la cohesión social y en la unidad nacional. Pero la utilización de las capacidades científicas, académicas, culturales y productivas de la Universidad han estado, en un sentido amplio, bloqueadas durante los últimos años por la existencia de lo que he denominado un contraproyecto anti-universitario, que se articula en varias formas de criminalidad: los grupos dedicados al tráfico de drogas; los grupos que organizan monopólicamente las ventas ambulantes; los delincuentes que atracan, roban a profesores, estu82

Pero la utilización de las capacidades científicas, académicas, culturales y productivas de la Universidad han estado, en un sentido amplio, bloqueadas durante los últimos años por la existencia de lo que he denominado un contraproyecto anti-universitario, que se articula en varias formas de criminalidad: los grupos dedicados al tráfico de drogas; los grupos que organizan monopólicamente las ventas ambulantes; los delincuentes que atracan, roban a profesores, estudiantes y trabajadores, y que asaltan y roban oficinas y negocios; los criminales que han hecho de la extorsión su fuente de ingresos, y los paramilitares, guerrilleros y los capuchos que desangran la Universidad con una violencia extrema contra las autoridades universitarias, los profesores, los estudiantes y los bienes universitarios, y con la práctica ya casi cotidiana de paralizar la Universidad con la utilización de bombas papas y otros explosivos extremadamente peligrosos.


diantes y trabajadores, y que asaltan y roban oficinas y negocios; los criminales que han hecho de la extorsión su fuente de ingresos, y los paramilitares, guerrilleros y los capuchos que desangran la Universidad con una violencia extrema contra las autoridades universitarias, los profesores, los estudiantes y los bienes universitarios, y con la práctica ya casi cotidiana de paralizar la Universidad con la utilización de bombas papas y otros explosivos extremadamente peligrosos.

Así podemos designar, siguiendo a estos autores, primero la práctica de ciertos grupos ilegales como una práctica económica extractiva. Los grupos que mediante la intimidación y la amenaza se han convertido en la Universidad en actores de la economía ilegal han impuesto, mediante el control de las actividades ilegales dentro de la Universidad, formas de regulación de estas actividades y formas de control de la vida universitaria.

Así, la Universidad se ha ido debilitando durante todo este tiempo en la lucha de los capuchos con los paramilitares y con la policía y en las alianzas de los capuchos con los otros grupos ilegales. Estos aspectos afectan de forma grave a la Universidad y no han sido ni las directivas, ni los profesores ni los estudiantes los responsables de que todo esto esté pasando. Los responsables y causantes de este atropello contra la Universidad son el narcotráfico, los paramilitares, los grupos que organizan monopólicamente las ventas ambulantes y los capuchos.

En segundo lugar, podemos denominar la práctica de los grupos extremistas violentos como una práctica política extractiva; ésta comprende la intimidación hecha por encapuchados a los profesores y estudiantes que desconozcan los mandatos de una asamblea de estudiantes o de profesores, la imposición a los docentes del horario de sus actividades lectivas, es decir, cuándo pueden dictar o no dictar clases, qué actividades académicas y de extensión se hacen o no se hacen, etc., la constante utilización de papas bomba y otros mecanismos explosivos creando terror y temor en toda la comunidad universitaria y generando los cierres de la Universidad, la amenaza a las directivas universitarias mediante anónimos terroríficos y la utilización de explosivos de gran peligrosidad y de armas de fuego contra la policía. La práctica política extractiva la ha llevado adelante una pequeña élite violenta (miembros de la guerrilla y capuchos), la cual representa así una parte del contraproyecto anti-universitario, que concentra un gran poder en sus manos basado en el amedrentamiento de la población universitaria, y que además no le fija ningún límite al ejercicio de su poder violento.

Estos últimos fundamentan su acción en ideologías que se han justificado en experiencias históricas de liberación y emancipación. Reclaman que como grupos rebeldes tienen el derecho de valerse de la violencia para enfrentar a la Universidad como institución del Estado y para luchar por las demandas de justicia social. Estas ideologías de izquierda empezaron en Colombia respaldándose en ideas revolucionarias provenientes del marxismo contra la oligarquía tradicional y se han convertido en la Universidad en la base para que estos grupos articulen su poder en el control de la protesta. La situación de la Universidad puede explicarse así en términos de lo que Daron Acemoglu y James A. Robinson en su libro Por qué fracasan los países plantean entre instituciones políticas inclusivas e instituciones políticas extractivas. “Denominaremos instituciones políticas inclusivas a aquellas que están suficientemente centralizadas y que son pluralistas. Cuando falle alguna de estas condiciones, nos referiremos a ellas como instituciones políticas extractivas. Las instituciones políticas extractivas concentran el poder en manos de una élite reducida y fijan pocos límites al ejercicio de su poder. Las instituciones económicas a menudo están estructuradas por esta elite para extraer recursos del resto de la sociedad. Por tanto, las instituciones económicas extractivas acompañan de forma natural a las instituciones políticas extractivas” (Acemoglu, Robinson, 2012, 103).

Todo esto ha tenido efectos catastróficos para la vida académica de numerosos profesores, estudiantes y trabajadores. Muchos estudiantes se van de la Universidad a estudiar en las universidades privadas o regresan a sus casas, y un buen número de profesores han buscado otros lugares de trabajo en otras universidades. Hay otro importante contraproyecto anti-universitario que no he mencionado y es el que está representado en las políticas de desfinanciación de la universidad pública. Este asunto lo he tratado en otros artículos y no puede ser ampliado aquí. Las prácticas económicas extractivas que han creado grupos ilegales violentos mediante el control de las estructuras ilegales del micro-comercio (ventas ilegales y tráfico de drogas), son funcionales a la práctica política extractiva (actividad de los capu83


chos-guerrillas), es decir, al proceso de bloquear la forma como la Universidad pueda aportar en crear una dirigencia intelectual bien preparada que le permita al país superar las condiciones que han determinado que nuestro mundo de experiencia haya estado por tantas décadas dominado por la guerra, y superar las condiciones que han producido las profundas desigualdades e inequidades que existen en el país. Que las prácticas económicas extractivas y las prácticas políticas extractivas son funcionales no quiere decir que haya una alianza de hecho entre los miembros del primer grupo con los del segundo. Se produce una relación funcional en la medida en que los intereses de unos y otros se terminan articulando. Así se puede afirmar que en el orden universitario actual de la Alma Máter hay una implicación de lo que he denominado prácticas políticas extractivas con las prácticas económicas extractivas en el mantenimiento de las estructuras de poder económicas ilegales y políticas y en su perpetuación. Por tanto, las prácticas económicas extractivas hechas por unos grupos violentos para el control de las estructuras ilegales del micro-comercio y del micro-tráfico son complementarias de las prácticas políticas extractivas (actividad de los capuchosguerrillas). Estas últimas se legitiman en un espacio ideológico que justifica la revolución política en el derrocamiento del poder burgués y del imperialismo norteamericano. ¿Cómo debe enfrentarse políticamente este problema desde una perspectiva universitaria? Es claro que la pregunta política fundamental que es necesario que los universitarios nos planteemos hoy en la Universidad de Antioquia es cómo es posible una transformación de las relaciones de poder que han impuesto grupos extremistas violentos mediante la complementación de las prácticas económicas extractivas con las prácticas políticas extractivas. Esta relación debe ser desarticulada políticamente y si no es posible hacerlo, el Estado debe intervenir con sus instrumentos de coacción legítima. La mayoría de la población universitaria no debería aceptar más la imposición amenazante de los actores violentos que aquí se describe. Las mayorías universitarias deben levantarse y enfrentar a quienes han construido en la Alma Máter micro-poderes en beneficio de sus propios intereses. Las directivas universitarias deben buscar, en primer lugar, a fondo y de manera sistemática, mediante el diálogo y la 84

negociación, detener estas manifestaciones violentas que destruyen la Universidad. La pretensión de los grupos radicales de izquierda de que como rebeldes tienen el derecho a utilizar la violencia en la Universidad debe ser discutida y debatida por ellos frente a todos los estamentos universitarios en el espacio de la política democrática. No hay fines políticos que justifiquen el desconocimiento de los derechos y las libertades de los demás. La universidad demanda además el apoyo de la sociedad civil, de los gremios, los sindicatos, las ONG, en la forma de una opinión pública comprometida con el más importante proyecto científico y educativo de la región; solicita el apoyo de las familias que han educado sus hijos en la Universidad o los están educando; y requiere formar una voluntad política en la Universidad decidida a desmontar todas estas amenazas. Pero en caso de que estas medidas políticas y deliberativas no funcionen porque las minorías violentas no quieran responder en el marco de acción de la política democrática, la Universidad requiere, entonces, el apoyo de las autoridades de gobierno, judiciales y de policía. La tiranía de la minoría que se ha instalado en la Alma Máter de Antioquia mediante la violencia y el terror debe darle paso a una institucionalidad política inclusiva en la que no existan poderes descentralizados en cabeza del narcotráfico, el paramilitarismo, los grupos que organizan monopólicamente las ventas ambulantes, o los capuchos, etc. La Universidad tiene que estar dispuesta a recuperar la idea del poder centralizado en la jurisdicción del Rector y de los Consejos Superior y Académico, quienes mediante el ejercicio legítimo de su autoridad imponen las normas y el orden en el campus, y garantizan las condiciones para que se desarrolle la vida académica. Si no se logra la centralización política en la autoridad legítima instituida, es decir, si no se logra desmontar la amenaza de los poderes violentos, anclados o en el narcotráfico, o el paramilitarismo, o en los grupos que organizan monopólicamente las ventas ambulantes, o los capuchos, la Universidad de Antioquia tarde o temprano llegara al caos, a la guerra de todos contra todos.


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esa sobre nosotros la amenaza de un caos a escala planetaria. Sus mensajeros son la contaminación ambiental, el terrorismo, la proliferación de mercados criminales de armas, de drogas y de personas tratadas como mercancías. Que en el mundo ya no gobiernan los dirigentes políticos es un hecho admitido con una naturalidad que espanta. Deciden los grandes intereses y ejecutan los gobernantes. Ya no priman los valores ni se reconocen referentes éticos universales. Imperan la fuerza, los resultados y la rentabilidad en el menor tiempo posible.

Educar para la justicia*

Al no haber respetado a los pueblos, organizados en naciones y en Estados, los nuevos poderes hegemónicos reproducen las conductas de los autócratas que asolaron territorios inmensos en nombre de ideologías perversas presentadas como panaceas frente al oscurantismo de religiones, de morales y de tradiciones arcaicas. Ante este panorama que nos invade por los medios de comunicación, la tentación está en la huida o en encerrarnos en nosotros mismos en telas de araña que nos aíslan y nos desnaturalizan y vacían. Frente a estas realidades, se impone la denuncia fundamentada y la aportación de propuestas alternativas. Porque otro mundo es posible y necesario, todos somos responsables.

Por José Carlos García Fajardo Profesor Emérito de la Universidad Complutense de Madrid, España Director del Centro de Colaboraciones Solidarias, CCS fajardoccs@solidarios.org.es

A esta interpelación, cada cual debe responder en su propio ámbito. Lo concreto, sin perdernos en lamentaciones estériles pero sin abandonar una lucha en la que nos van la vida y la supervivencia del planeta. Las organizaciones de la sociedad civil han comprendido que no pueden ser utilizadas como apagafuegos ni como instrumentos al servicio de políticas letales. Nuestro papel está en el tejido social, en estas células que es preciso regenerar para que revitalicen todo el organismo. 85


Como aquel médico que, durante la Primera Guerra Mundial, acertó a cortar tiras de piel de las nalgas de los pacientes abrasados por las bombas de fósforo para sembrarlas en trocitos sobre las zonas quemadas. Cada una se reproducía siguiendo su propia dinámica. Podemos actuar eficazmente sobre los niños de las sociedades más explotadas. No se trata de que pierdan ninguna seña de identidad sino de que vuelvan a ser los ejes del renacimiento social para sus comunidades. Si no podemos influir en los mercados controlados por el poder, sí podemos extender nudos de encuentro en redes de solidaridad en respuesta a la injusticia social que hemos aceptado como si fuera algo natural. No hay un plan general ni una política universal, sino actuaciones concretas en lugares determinados. Existen proyectos en activo de escuelas rurales para niños en su primera infancia que pueden actuar como elementos revolucionarios de las sociedades en las que se desarrollan. Los niños acuden a esas escuelas rurales que ponen en contacto a gentes de diversas comunidades. La educación impartida es la que ofrece los valores conseguidos por el progreso mundial desde sus tradiciones que son fuente de saberes enraizados. Aprender a leer y a escribir, recibir los cuidados sanitarios necesarios, practicar la higiene más elemental, relacionarse y compartir para no ser esclavos de abandonos seculares. Esos centros actúan como integradores dinámicos de la sociedad ya desde la primera infancia de los niños. Los padres y el resto de la familia son interpelados por esas realidades cuyos logros pueden contrastar cada día. Los centros actúan en reuniones de padres, promueven actividades, acercan mejoras agrícolas y sanitarias, de comunicación y de relaciones. Los maestros y educadores, el personal sanitario y los programas de educación permanente son llevados a cabo por personas del país, en sus lenguas y tradiciones. No hay personal de la contraparte de la sociedad civil que promueve y sostienen esos proyectos más que para servir y controlar el desarrollo de los programas. Estos proyectos están en marcha y no requieren inmensos recursos económicos. Ni se trata de utopías irrealizables. A no ser que comprendamos de una vez que hemos sido víctimas de un engaño colectivo que confundió el valor con el precio y que olvidó la grandeza del ser humano en beneficio de un desarrollo inhumano que lleva en su seno las raíces de su destrucción, hoy hecha posible en una humanidad interrelacionada. Es posible la esperanza si abrimos los ojos y nos dejamos interpelar por las exigencias de una naturaleza amenazada.

*Artículo del Centro de Colaboraciones Solidarias, CCS ccs@solidarios.org.es

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Que en el mundo ya no gobiernan los dirigentes políticos es un hecho admitido con una naturalidad que espanta. Deciden los grandes intereses y ejecutan los gobernantes. Ya no priman los valores ni se reconocen referentes éticos universales. Imperan la fuerza, los resultados y la rentabilidad en el menor tiempo posible.


Innovar en humanidades*

Por Adela Cortina Catedrática de Ética y Filosofía Política de la Universidad de Valencia, España

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ara muchos ciudadanos de a pie el acrónimo I+D+i es un misterio, de los que pueblan la vida cotidiana. Y tienen razón para estar desconcertados con esta enigmática conjunción de letras. Las dos primeras se refieren a la investigación y al desarrollo, dos factores imprescindibles para que progresen el saber y la economía de un país, pero la “i” minúscula, que se refiere a la innovación, parece un apéndice, al que podrían sumarse muchos más. Y, sin embargo, en esta nuestra economía basada en el conocimiento se dice que es crucial. Sin ir más lejos, la estrategia Europa 2020, propuesta por la Comisión Europea en mayo de 2010, integra la innovación como uno de los ingredientes indispensables para lograr “un crecimiento inteligente, sostenible, inclusivo”, recuperando con ello la estrategia de Lisboa para el periodo 2000-2010, aquella que se proponía convertir a la Unión Europea en “la economía basada en el conocimiento más competitiva y dinámica del mundo, capaz de crecer económicamente de manera sostenible con más y mejores empleos y con mayor cohesión social”. Que no se ha alcanzado esta meta es una evidencia rotunda. La innovación es, al parecer, un híbrido de invención y mercado. La nueva generación de una idea es invención, y cuando se plasma en productos, servicios o procedimientos que permiten introducirla en el mercado con éxito, es decir, que permiten venderla, entonces recibe el nombre de innovación. Por decirlo en la jerga economicista del caso, innovar es “poner en valor” una idea, lo cual significa hacerla lo suficientemente 87


Ocurre que a menudo ni los potenciales usuarios se percatan de que para desarrollar sus productos necesitan conocimientos humanísticos, ni quienes cultivan las humanidades piensan habitualmente en diseñar procedimientos novedosos para resolver problemas concretos, procedimientos por los que alguien esté dispuesto a pagar. Rara vez surgen patentes de estas innovaciones y las llamadas “revistas de impacto” tampoco se interesan por ellas.

atractiva como para que alguien la quiera comprar. Es decir, que más que poner en valor, se trata de fijar un precio. De eso se ocupa también la transferencia del conocimiento, de trasladarlo al tejido socioeconómico para hacerlo más competitivo. Como Europa necesita ser más competitiva, y no digamos ya España, potenciar la innovación se presenta incluso como un imperativo moral. Un imperativo cuyo cumplimiento parece al alcance de las ciencias naturales, pero difícil para las humanidades. ¿Qué ideas de ese amplio campo van a poder tomar la forma de productos que se venden en el mercado? Y, sobre todo, ¿es que esa es la tarea de las humanidades? En lo que se refiere a cuestiones de precio, algunos autores, como Jerome Kagan, consideran que la valoración social de las humanidades ha descendido porque su contribución a la economía es mínima. De ahí que los diseñadores de políticas científicas tiendan a invertir poco en humanidades por creer que no son rentables, que al hablar de “invertir en I+D+i” no debe pensarse en proyectos humanísticos. Sin embargo, esto no es verdad. En algunas publicaciones de la CRUE se recogen tanto innovaciones tecnológicas como humanísticas, porque se está transfiriendo conocimiento en productos cinematográficos, discográficos, audiovisuales, editoriales, en museos, fundaciones, en centros responsables de educación, en asuntos referidos al patrimonio histórico-artístico, al turismo o a los medios de comunicación. Grupos de arqueología trabajan con empresas

*Artículo del Centro de Colaboraciones Solidarias, CCS ccs@solidarios.org.es

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de la construcción, gentes de filosofía cooperan en la elaboración de índices que permiten medir la fecundidad social de las organizaciones. Ocurre que a menudo ni los potenciales usuarios se percatan de que para desarrollar sus productos necesitan conocimientos humanísticos, ni quienes cultivan las humanidades piensan habitualmente en diseñar procedimientos novedosos para resolver problemas concretos, procedimientos por los que alguien esté dispuesto a pagar. Rara vez surgen patentes de estas innovaciones y las llamadas “revistas de impacto” tampoco se interesan por ellas. Pero la otra gran pregunta es si importa fomentar en humanidades la innovación, así entendida, o si, por el contrario, entrar en esa deriva supone desnaturalizarlas. En mi opinión, innovar en este sentido no es mancharse las manos, sino optar también por una de las formas de prestar servicio a la sociedad. Pero añadiría que la tarea prioritaria de las humanidades, la que les da sentido y un valor social insustituible, consiste en reforzar los vínculos humanos, en generar cultura, en crear ese humus desde el que es posible el cultivo de las personas y de los ciudadanos, en potenciar las raíces valiosas sin las que las sociedades quedan desarraigadas. Por eso tienen que impregnar cualesquiera planes de estudios. Porque más allá de la necedad de quienes confunden el valor con el precio, está la lucidez de quien sabe dar su lugar a cada uno de ellos, también en el cultivo de las humanidades.


Periodismo de héroes y villanos*

Por Alberto López Herrero Periodista

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l periodismo es la profesión con mayor intrusismo en la actualidad y también una de las más vilipendiadas. A nadie se le ocurre realizar una intervención quirúrgica a corazón abierto sin los conocimientos ni los instrumentales adecuados, pero cualquiera se atreve a escribir y, lo que empieza a ser peor, a pontificar sobre cualquier asunto. En los tiempos gloriosos del periodismo, y no hace tanto, su verdadera función era el servicio a los ciudadanos a través de la denuncia de las injusticias y de la vigilancia del poder. Sin embargo, esta situación ha degenerado en auténticos medios publicitarios en manos de los partidos políticos y poderes económicos sin tener en cuen-

ta a la sociedad, que vive anestesiada por la alterada realidad que se le quiere presentar. Los medios de comunicación se han convertido en simples empresas donde lo único verdaderamente importante es ganar dinero a cualquier precio, la mayoría de las veces con escasos recursos humanos, sin sentido común, sin investigar, sin cotejar datos, sin comprobar fuentes y sin que las informaciones tengan en cuenta todas las versiones, pero abarcando el mayor número de medios de difusión posibles para que la información parezca tan universal como creíble e irrebatible. Estos motivos me llevaron hace algún tiempo a desconfiar de dos tipos de periodistas: por un lado, los que pre89


sumen de que a ellos nunca les han censurado o cambiado un titular o una información, porque demuestran que tienen tanta autocensura previa que se preocupan más de no molestar al poderoso que de servir al ciudadano. Por otro, los que pregonan a los cuatro vientos que ellos sí son objetivos… porque la objetividad no existe, y lo que hay que reclamarle a un periodista es honestidad, es decir, que siempre quiera decir la verdad. Un hecho trágico ocurrido a finales de julio vino a reafirmarme en el triste momento que vive el periodismo: las 79 víctimas mortales que dejó el descarrilamiento de un tren a la entrada de Santiago de Compostela volvió a poner en evidencia la peor forma de informar. ¿No se aprendió nada de los atentados del 11-S en Nueva York, del 11-M en Madrid, del 7-J en Londres, de la masacre de Utoya (Noruega) en 2011…? España fue el único país en el que muertos, mutilados y ensangrentados llenaron portadas de periódicos e imágenes en la televisión y en internet en los atentados de los trenes en 2004… y nueve años más tarde ha vuelto a ocurrir. ¿Qué aporta el morbo a la información? ¿Qué curso de ética periodística se saltaron quienes deciden exhibir “imágenes impactantes” para “vender más” o tener “más audiencia”? Resulta inexplicable por qué, ante cualquier suceso que conmociona a la sociedad, hay que buscar siempre un culpable mediático y condenarlo aunque sólo se tenga el argumento de su mal comportamiento en los años de colegio…

*Tomado de solidarios.org.es

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Los periodistas somos notarios de la actualidad, narradores de historias, sin adornos, sin hacer de jueces ni de adivinos, sin que tenga que haber héroes y villanos en cada información, sin destrozarle la vida a un inocente pero tampoco haciéndolo con las familias de las víctimas. Es tan fácil de entender como preguntarse en estos casos si se publicarían imágenes o darían tantos datos irrelevantes como escabrosos si la víctima fuera un familiar nuestro… Así de sencillo, así de duro. Hay demasiada hipocresía sobre el nuevo periodismo y la ética cuando todos los medios tienen las mismas imágenes, fotos o información, pero cuando hablamos de “exclusivas”, ahí cada uno defiende su derecho a informar por encima de todo y de todos. Está claro que hasta que el sentido común, la sensibilidad, la formación adecuada y escribir de lo que realmente le preocupa a los ciudadanos, y no de lo que le interesa a los políticos y a las empresas periodísticas para ganar dinero, no se impongan en las redacciones, la regeneración periodística será inviable. Cualquiera con un simple smartphone seguirá considerándose periodista del mismo modo que cualquier director o editor con una portada o una imagen dictará sentencia mediática ante un hecho aunque luego la justicia lo archive o lo declare inocente. Ya lo decía el maestro Ryszard Kapuściński: “Las malas personas no pueden ser buenos periodistas”.


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