N° 394 Medellín, junio 17 de 2015
SISTEMA DE COMUNICACIONES • DEPARTAMENTO DE INFORMACIÓN Y PRENSA
UdeA te quiero sin violencias —Acto simbólico • 18 de junio • 3:00 p.m.—
El jueves 18 de junio, a las 3:00 de la tarde, estudiantes, profesores, empleados administrativos, egresados y directivas confluirán en la circunvalar, portería de la calle Barranquilla, para manifestarse en contra de las expresiones violentas en la institución y para reiterar la necesidad de preservar a la Universidad abierta, cumpliendo a cabalidad con todas las actividades de formación, de investigación, de extensión.
“En la universidad todo se puede debatir. Lo que no podemos dejar entronizar es la violencia que causa daño a lo público, a lo común”, dice el Consejo Académico de la Uni-
versidad de Antioquia en el comunicado mediante el cual las directivas académico administrativas convocan no solo a los universitarios, sino también a los vecinos del campus, a un acto simbólico en la tarde del jueves. “Consideramos que la universidad, que es una esfera pública de la razón, debe ser defendida con la palabra, las razones y los argumentos. Donde se practica la tarea de los académicos, que consiste en dar y exigir razones, las reglas del juego político se definen por la ausencia de violencia. La universidad debe avanzar en el proceso de ir más allá de la violencia y en el de la domesticación de la violencia, procesos que han dado los Estados cuando se han convertido en democráticos”, señala el Consejo Académico. —Ver comunicado—. A propósito, el Comité Rectoral —ver comunicado— planteó interrogantes: “¿A qué venimos a la Universidad? ¿Qué nos convoca, cuál es nuestra responsabilidad y desvelo?”
Y observa en la misma comunicación: “Se nos ocurre que tenemos que recordar: lo que somos, lo que esperan de nosotros. La academia cavila, conversa, propone. Es fraterna e inteligente, intensa y a la vez sosegada”.
“Estamos todos aquí y queremos insistir. Hacer, comprender, proponer. No nos conformamos con la agresividad. Nos duelen las explosiones, las refriegas. Debiéramos despertar, invitarnos a cuidar la universidad”. En ese sentido, las directivas convocan a todos los universitarios para que, vestidos con prendas blancas, se congreguen en la portería de Barranquilla, y participen del acto simbólico para insistir en la urgencia de preservar a la Universidad para el debate, para el pluralismo, para la libre expresión de las ideas, sin violencias. N° 394 • Medellín, junio 17 de 2015
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Preguntar… Un momento difícil para nuestra vida académica. Unas palabras inquietas para pensar, detenerse, preguntar. ¿A qué venimos a la Universidad? ¿Qué nos convoca, cuál es nuestra responsabilidad y desvelo? Cada uno se pregunta y la respuesta debiera atenuar nuestra desazón. Ante los hechos que hoy nos aquejan, la violencia, la intemperancia, el desasosiego. Se nos ocurre que tenemos que recordar: lo que somos, lo que esperan de nosotros. La academia cavila, conversa, propone. Es fraterna e inteligente, intensa y a la vez sosegada. Estamos todos aquí y queremos insistir. Hacer, comprender, proponer. No nos conformamos con la agresividad. Nos duelen las explosiones, las refriegas. Debiéramos despertar, invitarnos a cuidar la universidad. Esto no es un juego. La perturbación de hoy fue muy dura, belicosa, orquestada. Tenemos que actuar. Esta universidad es necesaria. La formamos todos y cada uno. La relación profesor estudiante es nuestra molécula de esperanza. Hay que crear, negar y a la vez afirmar. No a la exclusión y la intemperancia, sí a la deliberación ponderada, a la búsqueda fecunda de unos saberes que nos acojan a todos. Queremos llamar. A cada persona. A los que amamos la universidad. Nuestro espacio es indispensable, no lo cerremos, no dejemos que tengan cabida las fuerzas que lo ahogan. El momento exige conjunción de almas y de inteligencias. Cada persona es aquí su voz. Que cada quien diga, motive, construya, si nos oímos podemos, si nos comprendemos cambiamos. La universidad nos acoge, nos da mucho y más. ¿Qué estamos dispuestos a ofrecer? Hay que mantenerse estudiando, construir confianza, cuidarnos unos a otros. Estamos en riesgo, la universidad pide ser protegida. ¿Estamos dispuestos? Es hermoso reafirmar que lo nuestro son las palabras. La violencia nos resulta contraria, nos entristece pero no nos amilana. La inteligencia se estimula con las crisis y ella es un bien colectivo. En el tú a tú y el ir y venir de las razones la universidad respira y vive. Hay que darle la mano, dejarnos llevar por ella. Qué bueno dejar de sospechar unos de otros. La confianza busca entre nosotros su hora. ¿Será que podemos a partir de ahora confiar en algo mejor?
Comité Rectoral
La universidad es el espacio de la razón, del conocimiento en sus diferentes expresiones —Comunicado del Consejo Académico— Lo que define a la universidad y le da su razón de ser es el hecho de ser una institución comprometida con el conocimiento y con el desarrollo cultural y científico. A la universidad no le corresponde realizar actividades políticas de tipo partidista relacionadas con el problema del poder, y es parte de la preservación de su autonomía el que ella no se convierta en un campo de batalla, violencia y terror, en la lucha por el poder. La universidad es el espacio de la razón, del conocimiento en sus diferentes expresiones. Hagamos de ella el lugar donde cultivemos el saber, incluso el saber que muestra las dimensiones de injusticia y desigualdad sociales, pero no se debería buscar, como lo hacen los actores violentos, instrumentar un supuesto despertar de conciencias pasivas, que esperan una vanguardia redentora. Quizá estas conciencias quieren posibilitar cambios enmarcados en la contundencia del discurso democrático, deliberativo y argumentativo. En la universidad todo se puede debatir. Lo que no podemos dejar entronizar es la violencia que causa daño a lo público, a lo común. Uno de los momentos políticos más importante de la universidad se debe dar cuando la comunidad universitaria tiene que enfrentar amenazas de actores armados y otras formas de violencia externas o internas contra la universidad. La respuesta a este tipo de situaciones demanda la acción política, es decir, la organización del pleno de la comunidad académica que, en estos casos, actúa políticamente. Actuar políticamente como profesores, estudiantes, trabajadores significa en este momento rechazar las acciones violentas que se presentaron el 4 y el 11 de junio. Consideramos que la universidad, que es una esfera pública de la razón, debe ser defendida con la palabra, las razones y los argumentos. Donde se practica la tarea de los académicos, que consiste en dar y exigir razones, las reglas del juego político se definen por la ausencia de violencia. La universidad debe avanzar en el proceso de ir más allá de la violencia y en el de la domesticación de la violencia, procesos que han dado los Estados cuando se han convertido en democráticos. Se trata de la Alma Máter y de todos los que la habitamos: estudiantes, docentes, empleados, directivos; se trata de nuestros sentidos y razón, afectados por el ruido, el aire que no podemos respirar y que nos asfixia, y la mirada que no puede ver porque las lágrimas la invaden para proteger a los ojos de los gases. El rechazo de estas acciones violentas debe consistir en una serie de actos públicos de defensa de la universidad: el pronunciamiento mediante comunicados, artículos de prensa, conferencias, y la participación de profesores, estudiantes y trabajadores en el acto simbólico de rechazo a la violencia que tendrá lugar el próximo 18 de junio.
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