CRÓNICAS – EDICIÓN NRO 20

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DOMINGO 12 DE SEPTIEMBRE DE 2021

AÑO 1 - N°20

La historia de preservación del patrimonio histórico Negación, confusión y miedo en el despertar del 11 de septiembre Págs. 2-3

Págs. 4-5 Carvalho recuerda al escritor Víctor Hugo Vizcarra, un personaje Pág. 8

Insólito estudio sobre rinocerontes colgados boca abajo gana un premio Ig Nobel Pág. 6

FOTO: ARCHIVO AFKA

Fundación Cultural BCB


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TESTIMONIOS A 20 AÑOS DE LOS ATAQUES TERRORISTAS

Despertar en el 11-S: negación, confusión y miedo La incertidumbre por los ataques del 11 de septiembre de 2001 en Washington y Nueva York dejó huellas en muchas familias estadounidenses, también latinoamericanas, por el destino de sus seres queridos. Sputnik Mundo / Ahora El Pueblo Veinte años han pasado desde que la ecuatoriana Adriana Naranjo abrió sus ojos una mañana ansiando una emocionante jornada turística en Nueva York, pero descubrió que el destino le proponía otra cosa: ser testigo de primera mano de los ataques terroristas del 11 de septiembre.

N

aranjo tenía 21 años y era la primera vez que viajaba a EEUU. Eran sus vacaciones y estaba muy entusiasmada. Se alojó con sus familiares en Queens, el condado metropolitano étnicamente más diverso del mundo y el más grande de los cinco que componen la ciudad de Nueva York. La alegría le duró poco: el 11 de septiembre de 2001 tenía planeado visitar, con su madre, a un artista muy cerca de las Torres Gemelas, en Manhattan, pero no lo hizo porque su tío le pidió ir en la tarde. Probablemente fue tarea del destino. No debía ir a las torres ese día. Atacantes suicidas de la red terrorista Al Qaeda —proscrita en Rusia— secuestraron aviones de pasajeros y los estrellaron contra las Torres Gemelas del World Trade Center (WTC) de Nueva York y contra el Pentágono, sede del Departamento de Defensa en Washington. Un cuarto avión que iba a ser lanzado contra el Capitolio, sede del Congreso, se estrelló en un campo de Pensilvania antes de alcanzar su objetivo. Casi 3.000 personas murieron en los ataques. Ese día, Naranjo apenas abría los ojos en su cama cuando su abuela entró a su habitación muy nerviosa y le dijo: “¡Hija, hija, algo pasa; están poniendo bombas!”. Ella no entendía lo que pasaba, pero inmediatamente prendió el televisor y en ese momento vio cómo se caía la torre sur del icónico

WTC, el centro del comercio mundial. Su primer pensamiento fue: “Eso no puede ser”. “No es real, abuelita, es una película”, le dijo, mientras su abuela replicaba: “¡Eso está pasando ahora!”.

EL ESPANTO

Un poco más tarde, el esposo de su tía, cerca de Manhattan, veía cómo se estrellaba el segundo avión en la torre norte. La hermana de una amiga de Naranjo en esa época vivía muy cerca del famoso rascacielos de la Quinta Avenida y West 34th Street, el Empire State, ubicado a una buena distan-

cia de las Torres Gemelas, pero cuando éstas cayeron la nube negra y blanca llegó hasta allá. Naranjo tenía familiares en Nueva York y en New Jersey, que trabajan en Manhattan. La familia no sabía cómo comunicarse entre sí, las líneas telefónicas colapsaron y en Ecuador su familia tampoco podía comunicarse para saber su estado y el de sus demás familiares. “Fue supercomplicado. El aire que se empezaba a sentir en Nueva York era super tensionante. Mi tía que trabajaba en Manhattan tuvo que regresar a pie por el puente de Brooklyn, en medio de la tensión, el pánico y la incertidumbre. En la noche ninguno de no-

sotros durmió. Mi tía no podía dejar de recordar las imágenes de la gente lanzándose de las torres”, cuenta Naranjo a Sputnik. Esa noche fue tan sombría como la mañana misma del ataque: el tráfico aéreo se cerró, igual el metro, casi no se oía nada, nadie podía imaginarse que se trataba de la siempre bulliciosa ciudad de Nueva York.

PATRIOTISMO Y RESENTIMIENTO

A los dos días de los atentados, Naranjo y su madre salieron en metro hasta la 34 y la octava, en Manhattan, en donde trabajaba

DIRECTOR Marco Antonio Santivañez Soria

EDITOR DE CRÓNICAS Oscar Alarcón Ticona

CORRECCIÓN José Maria Paredes Ruiz

Redes Sociales

EDITOR GENERAL Oscar Alarcón Ticona

COLABORARON: Luis Oporto Ordóñez Homero Carvalho Oliva Melina Valencia Achá

FOTOGRAFÍA Gonzalo Jallasi Huanca

www.ahoraelpueblo.bo La Paz-Bolivia Calle Potosí, esquina Ayacucho N° 1220 Zona Central, La Paz Teléfono: 2902587

JEFE DE REDACCIÓN Clayton Benavides Arteaga

DISEÑO Y DIAGRAMACIÓN Gabriel Omar Mamani Condo


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LA INCERTIDUMBRE DEL FUTURO En días previos a los atentados del 11-S, Naranjo, su madre y su tía querían visitar la famosa cadena de parques Six Flags, pero como nunca, en pleno verano boreal, estuvo cerrada. Luego fueron a ver la Estatua de la Libertad, que también estaba cerrada. Naranjo quiso visitar entonces las Torres Gemelas, pero su tía le dijo: “Seguro también están cerradas. Las torres no se van a mover de ahí, iremos otro día”. Pero a la semana siguiente

ocurrieron los atentados. “En la vida nada está garantizado, tú no sabes qué pasará ni dentro de minutos, peor al siguiente día o a la siguiente semana”, dice Naranjo. En los últimos 20 años, Naranjo ha regresado unas cuatro veces a Nueva York, ha visitado la Zona Cero y se sigue sobrecogiendo al estar allí, al recordar tanta gente que murió y pensar “que nunca sabremos con certeza lo que pasó”.

Era impactante ver eso en todos lados, en las diferentes calles, ver a personas orando, ver lágrimas en los rostros, sentir la tristeza profunda”.

Las fotos donadas por empleados del Servicio Secreto muestran los esfuerzos de recuperación cerca de Ground Zero.

su tía y decidieron recorrer la ciudad. Todo lo que se oía eran ambulancias y sirenas de bomberos, mientras a los transeúntes les caía una especie de hollín blanco. La pantalla de Times Square transmitía todo el tiempo noticias sobre la Zona Cero, al tiempo que por las calles aledañas transitaban camiones de bomberos. “La gente se paraba a aplaudir a los carros de bomberos que sonaban con más fuerza sus sirenas… y seguían avanzando a la Zona Cero”, recuerda Naranjo sin poder contener las lágrimas, aunque ya han pasado dos décadas de esa dolorosa experiencia. El patriotismo de los estadounidenses se veía en casi toda las calles y avenidas, adonde salían a flamear banderas en sus manos. Naranjo recuerda que en una calle un ciudadano musulmán de bastante edad repartía folletos. “La gente le veía como si él fuese el culpable de la masacre, no entendían que no tenía nada que ver y que el hecho de que sea musulmán no le hacía malo. Se podía ver las dos caras: por un lado, el patriotismo

y por otro el resentimiento que se generó en relación a los sucesos que quitaron la vida a cientos de inocentes”, destaca Naranjo. Al pasar por el Madame Tussauds, el museo de cera de la avenida 42, afuera, a la entrada estaba la figura de cera de George Bush padre. Naranjo se asustó creyendo que era el expresidente en persona y quiso salir corriendo. “¡Lo van a matar y nos van a matar a nosotros! ¡¿Cómo puede estar aquí?! ¡Qué irresponsable!”, se dijo. El miedo era injustificado porque se trataba sólo de una figura de cera, pero refleja la medida de la tensión que sentía en esos días.

HOMENAJE A LOS MUERTOS

En días posteriores, Naranjo fue a un hospital en Manhattan para retirar medicinas para su abuela y la impresión fue grande, pues todo alrededor del hospital era fotos de los desaparecidos y velas en memoria de los fallecidos. “Era impactante ver eso en todos lados, en las diferentes calles, ver a personas

orando, ver lágrimas en los rostros, sentir la tristeza profunda”, señala. En New Jersey, en un sitio donde las personas que trabajan en Manhattan dejaban sus autos, los encargados le contaron que muchos carros estaban ahí porque sus dueños ya no regresaron por ellos; seguramente estaban muertos.


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Hugo D. Ruiz con Gunnar Mendoza y Luis Oporto.

SALIÓ DE SU ESPACIO DE CONFORT Y SE HACE PUEBLO

Los desafíos plurinacionales de la Fundación Cultural del BCB

Gestores culturales libraron una batalla épica para preservar el bien más preciado de la sociedad: el patrimonio y la herencia ancestral de los pueblos y naciones. En la actualidad desarrollan actividades para fomentar las artes y las culturas populares en todas sus expresiones. Luis Oporto Ordóñez (*) En 1990, un grupo de intelectuales que dirigían los más importantes repositorios nacionales de Bolivia, Wilson Mendieta Pacheco (Casa Nacional de Moneda), Joaquín Gantier (Casa de la Libertad), Hugo D. Ruiz (Museo Nacional de Etnografía y Folklore) y Gunnar Mendoza Loza (Archivo y Biblioteca Nacionales de Bolivia), escribieron una de las páginas más sensibles en la historia nacional.

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olivia experimentaba los rigores del modelo de libre mercado, al que se incorpora en agosto de 1985, merced del Decreto 21060, modelo ideado por Jeffrey Sachs por encargo del general Hugo Banzer, que rompe la jerarquía normativa boliviana, pues adquiere más valor que las leyes, los códigos y Constitución de 1967. El país se inserta formalmente al mundo globalizado, dominado por las empresas transnacionales, dejando atrás el capitalismo de Estado, impuesto por la fuerza social en la revolución social de 1952. El costo social del neoliberalismo fue muy alto. Obligó el cierre de las empresas productivas del Estado, privatizadas a precios de infamia en una subasta mundial en la que las transnacionales, desmantelaron y llevaron a la quiebra a empresas estatales de carácter social y privilegiaron las rentables, máquinas de generación de divisas, las que fueron exportadas a sus centrales

en países del primer mundo. Lloyd Aéreo Boliviano, Empresa Nacional de Ferrocarriles, empresas creadas por las Corporaciones Departamentales de Desarrollo, fábricas de vidrio, textileras y el sector fabril manufacturero fueron destruidas. Entel y Ende fueron privatizadas; YPFB concesionó sus yacimientos (la intelligentsia criolla generó el concepto de “propiedad del pueblo boliviano en boca de pozo”, es decir lo que estaba en el subsuelo era patrimonio del pueblo boliviano, pero lo que emergía por los pozos, era de propiedad de las petroleras transnacionales); Comibol fue reducida a la condición de “empresa administradora de contratos de riesgo compartido”, retirándose de la cadena productiva, cediendo sus yacimientos a las voraces transnacionales mineras, que apenas pagaban impuestos y regalías. Se decretó la libre contratación, se introdujo la maquila y se fijó un salario mínimo de Bs 400, con lo que se cierra el ciclo desnacionalizador.

Gunnar Mendoza

EL PERIODO NEOLIBERAL

El modelo destruyó el poder adquisitivo de los obreros, trabajadores y empleados. La república liberal no interviene en el mercado laboral, comercial ni mucho menos en el exportador, dejando hacer y dejando pasar. Protege a su élite intelectual y tecnócrata responsable de implementar la estrategia privatizadora y encaminar el modelo, gestionando ante organismos internacionales apoyo financiero para pagar salarios indexados al dólar en una doble planilla (salario nominal en bolivianos y salario real en dólares). La crisis no afecta, en lo absoluto al gabinete de tecnócratas y menos aún al sector empresarial privado que tiene el mercado bajo su control hegemónico. En un audaz golpe de mano, destruyó al combativo y poderoso movimiento minero revolucionario, parando en seco la última acción de resistencia que organizó la Federación Sindical de Trabajadores Mineros de Bolivia (Fstmb) con la Marcha por la Vida,


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NACE LA FUNDACIÓN CULTURAL

Archivo y Biblioteca Nacionales de Bolivia (Sucre).

que movilizó a 25 mil mineros, cercada por el ejército con tanques y aviones en Calamarca el 28 de agosto de 1986. El gobierno gestionó recursos del Fondo Monetario Internacional (FMI) y el Banco Mundial (BM) para pagar bonos extralegales (tres sueldos por año trabajado, indexados al dólar), al margen de los beneficios legales de un sueldo por año, cooptando a la dirigencia minera que se acogió al beneficio inesperado, recibiendo sumas de 30 mil a 50 mil dólares americanos. Es el fin del capitalismo de Estado, el cierre de los 36 centros industriales mineros y la entrega de los yacimientos a las transnacionales y las cooperativas mineras. A ese proceso le dieron el eufemismo de “relocalización”, abriendo para ello el libre mercado, que introdujo la chatarra de automóviles que inundaron el país, así como el negocio de la ropa usada (enviada inicialmente para paliar la amarga condición de las familias de trabajadores despedidos). Los mineros relocalizados deambularon por las ciudades del país y aumentaron los ejércitos de informales, en cordones de miseria urbana.

ARREMETIDA A LA CULTURA

Entre 1985 y 2005, el sector cultural fue condenado a la muerte temprana. Las instituciones culturales languidecieron en una agonía interminable, con salarios de miseria, impedidos de impulsar proyectos de desarrollo cultural. La excepción fue un grupo de repositorios culturales sostenidos por el Banco Central de Bolivia (BCB). El BM, responsable de monitorear la situación del país, a través de misiones oficiales por medio de auditorías minuciosas, para detectar toda forma de supervivencia del capitalismo de Estado. En su examen encontró aquellos cuatro repositorios sostenidos por el BCB, recomendando de mane-

El país se inserta formalmente al mundo globalizado, dominado por las empresas transnacionales, dejando atrás el capitalismo de Estado, impuesto por la fuerza social en la revolución social de 1952.

En esa ley estrictamente neoliberal, los legisladores incorporaron –con sabiduría y sensibilidad social– el Artículo 81, que da lugar a la creación de la Fundación Cultural del BCB, “como persona colectiva estatal de derecho público, bajo tuición del BCB, con personalidad jurídica y patrimonio propios, con competencia administrativa, técnica y financiera, cuyo funcionamiento se regirá por las políticas culturales que emita el Poder Ejecutivo y por sus estatutos que serán aprobados por el Directorio del BCB”, con el objeto de “mantener, proteger, conservar, promocionar y administrar los repositorios nacionales: Casa Nacional de Moneda (Potosí), Casa de la Libertad (Sucre), Archivo y Biblioteca Nacionales de Bolivia (Sucre) y Museo Nacional de Etnografía y Folklore (La Paz). Una vez consolidada, la Fundación se fortalece con la incorporación del Museo Nacional de Arte (2002), el Centro de Cultura Plurinacional en Santa Cruz de la Sierra (2009), el Museo Marina Núñez del Prado (2018), el Museo Fernando Montes y el Centro de la Revolución Cultural (2018). El legado de aquellos patricios, plasmado en la Ley 1670, expresa

Wilson Mendieta Pacheco

ra enérgica sean devueltos al Ministerio de Educación, pues desnaturalizaba las funciones y competencias del BCB, ente emisor de la nación y responsable de velar por la estabilidad del modelo de libre mercado. En ese álgido contexto, aquellos intelectuales comprometidos con los altos valores de la cultura nacional enfrentaron la arremetida del modelo neoliberal insensible. Ante el ultimátum, diseñaron una sutil campaña de sensibilización a través de la consagrada pluma de amigos intelectuales, nacionales y extranjeros (y, por supuesto detrás de bambalinas, la selecta y elitista Asociación Amigos del Musef).

El hecho salió a la luz pública y la prensa vapuleó al gobierno neoliberal de turno, forzando al Ministro de Economía a desmentir cualquier plan de devolver a los repositorios nacionales al Ministerio de Educación, logrando neutralizar la orden de los auditores del BM. Hugo Daniel Ruiz, Gunnar Mendoza Loza, Joaquín Gantier y Wilson Mendieta Pacheco derrotaron al neoliberalismo, proponiendo la creación de una Fundación Cultural, siguiendo el modelo exitoso de Ecuador y Colombia, que garantizara la sostenibilidad económica del Museo Nacional de Etnografía y Folklore, Casa Nacional de

la voluntad del Estado para garantizar la conservación del bien más preciado de la sociedad: su patrimonio cultural, herencia ancestral de los pueblos y naciones. Hoy la Fundación se proyecta a una presencia territorial. Esta gestión incorpora al Archivo Histórico de la Casa Suárez Hermanos, en la ciudad fronteriza amazónica de Guayaramerín, Beni, celosa guardiana de la bolivianidad frente al coloso vecino, Brasil. El ideal es crear un Centro de las Culturas Populares en la heroica ciudad de El Alto, bastión de las luchas sociales por la independencia económica del país; sentar presencia en el valle de Kanata, Cochabamba, como respuesta a la demanda social legítima expresada en los últimos tiempos, al igual que en Tarija. Es que se ha constatado que la Fundación Cultural del BCB salió de su espacio de confort y se hace pueblo, para dialogar con las organizaciones culturales de base del territorio, abriendo espacios a gestores culturales emergentes. Es la respuesta de un Estado que dignifica a los hombres y mujeres que custodian el patrimonio cultural y fomentan las artes y las culturas populares en todas sus expresiones.

Joaquín Gantier Valda

Moneda, Casa de la Libertad y Archivo y Biblioteca Nacionales de Bolivia. La batalla épica tuvo como corolario la promulgación de la Ley 1670, Ley del BCB, por el presidente de la República, Gonzalo Sánchez de Lozada, el 31 de octubre de 1995, por el que reconoce su calidad de “autoridad monetaria y cambiaria, órgano rector del sistema de intermediación financiera, con competencia administrativa, técnica y financiera y facultades normativas especializadas”. (*) Luis Oporto Ordóñez es historiador (UMSA) y presidente de la Fundación Cultural del Banco Central de Bolivia.


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SON 10 CATEGORÍAS

Insólito estudio sobre rinocerontes colgados boca abajo gana un premio Ig Nobel DW / Ahora El Pueblo Otras investigaciones inusuales que ganaron el premio parodia de los premios Nobel plantean, por ejemplo, que los orgasmos descongestionan la nariz o que los hombres desarrollaron barba para protegerse de los golpes.

L

os premios Ig Nobel, una parodia estadounidense del Premio Nobel, condecoran cada año inusuales investigaciones en el ámbito de la ciencia y las humanidades que pretenden hacer reír y luego pensar. Los ganadores se dieron a conocer a través de internet por segundo año consecutivo. Dentro de las 10 categorías disponibles, se encuentran insólitas investigaciones. Por ejemplo, análisis de bacterias de diferentes chicles dejados en las aceras de varios países, los orgasmos sexuales podrían ayudar a mejorar la respiración nasal o si es seguro transportar o no un rinoceronte colgando boca abajo.

EL INSÓLITO PREMIO DE INVESTIGACIÓN DE TRANSPORTES

El ganador de la categoría de Transportes fue el estudio liderado por el veterinario de vida silvestre de la Universidad de Cornell, Robin Radcliffe,

quien junto a sus colegas colgaron de las patas a 12 rinocerontes durante 10 minutos en Namibia. De esta forma, los científicos querían comprobar si la salud de estos mamíferos podía verse comprometida al ser transportados a través de un helicóptero. La relocación de rinocerontes es una actividad usual en el trabajo de la conservación de estos animales en África. Ésta era la primera vez que se pretendía averiguar cuál era la forma más segura para reposicionar a estos animales. Los científicos llegaron a la conclusión de que el transporte de rinocerontes de manera invertida resultó ser la mejor forma para trasladar a este tipo de animales, incluso mejor que de costado o en posición natural. “Lo que más me gusta de los veterinarios especializados en fauna salvaje es que tienen que pensar y romper los esquemas”, dijo Robin Radcliffe. “Hay que ser un genio y creativo, y a veces incluso un poco loco, para trasladar a los rinocerontes de esta manera”, agregó.

LOS OTROS NUEVE ESTUDIOS GANADORES

Premio de Ecología: Estudio que analiza las diferentes bacterias que se encuentran en los chicles dejados pegados en las aceras de varios países. Autora: Leila Satari Premio de Química: Estudio que analiza el aire dentro de las salas de cine, para comprobar si los olores producen un efecto sobre las personas que están viendo una película. Autor: Jörg Wicker. Premio de Biología: Estudio que analiza los diferentes sonidos de los gatos, con respecto a la comunicación con humanos. Autora: Susanne Schötz. Premio de Medicina: Estudio que demuestra que los orgasmos sexuales pueden descongestionar la nariz y permitir una mejor respiración, al nivel de otros medicamentos. Autor: Olcay Cem. Premio de Física: Experimento que se cuestiona por qué los peatones no chocan constantemente

con otros al caminar. Autor: Alessandro Corbetta. Premio de Entomología: La investigación sugiere “Un nuevo método de control de cucarachas en los submarinos”. Autor: John Mulrennan Jr. Premio de Economía: El estudio sugiere que la obesidad de los políticos de un país es un buen indicador de la corrupción del mismo. Autor: Pavlo Blavataskyy. Premio de la Paz: Científicos sugieren en la investigación ganadora que los hombres desarrollaron la barba para protegerse de los golpes en la cara. Autor: Ethan Beseris. Premio de Cinética: En comparación con el premio de Física, esta investigación realizó experimentos para determinar por qué los peatones chocan a veces con otros. Autor: Hisashi Murakami.


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Luego del golpe de Estado en Chile, el régimen dictatorial duró 17 años.

SALVADOR ALLENDE EN LA MEMORIA

Latinoamérica: Nuestro 11-S

Jorge Luna

El 11 de septiembre de Chile, con el ejemplo de Salvador Allende en la memoria, ocupa hoy menos espacio en la gran prensa internacional que el de las Torres Gemelas de Nueva York, Estados Unidos, pese a que marcó con fuego a varias generaciones latinoamericanas.

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sos medios resaltan, más bien, el ataque terrorista en Manhattan en 2001, que de hecho causó el asombro mundial y al menos tres mil víctimas fatales, y en cambio minimizan el golpe de Augusto Pinochet en el país sudamericano en 1973, con decenas de miles de víctimas y un régimen represivo que duró 17 años. Recuerdo, como si fuera hoy, los casi mil días cubriendo para Prensa Latina el rico proceso chileno de entonces, sus avances y retrocesos, las casi diarias marchas callejeras, las huelgas empresariales y los primeros actos terroristas que anunciaban el cuartelazo del 11-S. Entre las principales afectaciones impuestas por las fuerzas desestabilizadoras, dirigidas por Estados Unidos, destacaban el transporte, el comercio, la alimentación y la energía eléctrica. En la mañana del día 11, los corresponsales de Prensa Latina, encabezados por el periodista Jor-

ge Timossi, escuchamos las últimas palabras de Allende y presenciamos el bombardeo del palacio de La Moneda, en medio de varios tiroteos. Recibimos y transmitimos informes de la represión contra los puntos de resistencia popular en Santiago y el interior, y supimos de amigos y conocidos detenidos, asesinados y desaparecidos. Tras el corte de las comunicaciones internacionales, sufrimos un prolongado allanamiento y fuimos testigos de la saña con que los militares destruyeron la vecina oficina de la revista Punto Final. Y, por último, el cerco y acoso castrense de los golpistas a la embajada de Cuba. Luego de 17 años de dictadura militar y tres décadas de gobiernos civiles atados en esencia al esquema económico neoliberal y a la Constitución del régimen de Pinochet, los chilenos asumieron el reto de protagonizar cambios en profundidad. En las masivas protestas populares de 2019, que el actual gobierno reprimió con fuerza, los manifestantes enarbolaban el rostro de Allende junto a la bandera chilena. Luego hubo movilizaciones que culminaron con el triunfo plebiscitario para reemplazar la antigua Carta Magna mediante una Asamblea Constituyente, todas importantes conquistas alcanzadas con dificultad, paso a paso, y con la gran prensa en contra. En noviembre próximo se realizarán definitorias elecciones generales, que pese a maniobras de

las fuerzas conservadoras del país, servirán para aclarar el futuro político chileno, en un contexto regional de creciente presencia de gobiernos progresistas. En este aniversario 48 del 11-S chileno y latinoamericano -y del vigésimo del derrumbe de las Torres Gemelas- crece más aún, pese a la insuficiente difusión, la vigencia del ejemplo de Allende. (Prensa Latina)


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EL ESCRITOR ERA UN PERSONAJE

Del Viscarra, su novela Homero Carvalho Oliva A Víctor Hugo Viscarra le pasó lo que les sucede a los famosos después de muertos: todo el mundo es su amigo. Víctor Hugo se sacó el cuerpo un 24 de mayo de 2006, lo recuerdo porque ese día se inauguraba un encuentro de escritores en Santa Cruz y le hice un homenaje.

U

nos años antes de su muerte ya había empezado el proceso de canonización, con una prole de periodistas, jóvenes escritores, artistas y curiosos, intentando conocerlo para tomarse unos tragos con él, alguna que otra fotografía y tener algo que contar en reuniones literarias y/o simples farras. Todos querían un pedazo del santo. “Hermano, yo chupé con el Viscarra, buen chango era”. Pocos se preocupaban por el ser humano que sufría debajo de esa piel curtida por los fríos paceños. He escuchado muchas historias acerca de Víctor Hugo, seguramente que algunas son ciertas y otras inventadas como sucede con aquellas personas que se vuelven personajes, como es el caso de Arturo Borda y Jaime Saenz, se habla mucho de ellos mitificándoles para mandarse la parte. Le han dicho de todo: escritor maldito, marginal, loco, borracho, “artillero”, irresponsable, delincuente y lo han comparado con muchos escritores de los márgenes tanto europeos como norteamericanos; puede que Víctor Hugo haya sido todo eso y mucho más o mucho menos. Es difícil saberlo. Lo cierto es que era una persona atormentada, compleja y con muchos traumas, como lo somos muchos otros que lo disimulamos o lo asumimos para seguir existiendo.

Víctor Hugo Viscarra

He tenido mis universidades: celdas, callejones clandestinos, casas abandonadas, puertas de calle, alojamientos... viviendo con mi gente, que es ¡mi submundo! mío solito”.

ASÍ ERA VÍCTOR HUGO

Yo lo conocí en 1980, en Cochabamba, en la casa de Alfredo Medrano, periodista y escritor. Víctor vivía allí amparado por la amistad de Alfredo y Sara María, su esposa; muy pocos le dieron cobijo como lo hizo esta pareja, preferían escucharlo hablar de la calle antes que ofrecerle dónde dormir. En esa ocasión me comentó de lo que sería su primer libro: Coba, el lenguaje secreto del hampa boliviana. Un libro que llegó a tres ediciones, pues se dice que las dos primeras las compró la Policía boliviana para que los funcionarios del orden aprendieran la jerga con la que se comunican en los bajos mundos. Víctor Hugo reía afirmando que una parte fue adquirida por abogados, jueces y fiscales, para conocer el lenguaje de sus “socios”. Recuerdo que la primera edición traía una entrevista al “Polkos”, uno de los más famosos delincuentes de la década de los 70, realizada por Alfredo Medrano, que tenía una columna en el periódico Los Tiempos, de Cochabamba, firmada con el pseudónimo de Urbano Campos. En una entrevista, publicada en un periódico chileno, le preguntaron a Víctor Hugo cómo se formó en la escritura y respondió con sorna, a algo que ya estaba acostumbrado y que muchos de sus entrevistadores sabían, pero querían escucharlo de su propia boca para destacarlo en su medio de comunicación: “He tenido mis universidades:

celdas, callejones clandestinos, casas abandonadas, puertas de calle, alojamientos... viviendo con mi gente, que es ¡mi submundo! mío solito. Me he criado en la basura, y he conocido muchos basureros y desde ahí escribo. Soy un antropólogo porque alguien tiene que reventarse por mi gente y eso me da premio. Además, me tratan de alcohólico, me gusta el alcohol. Como te decía he vivido en la calle y gracias al alcohol he sobrevivido”. Así era Víctor Hugo, le decía a la gente lo que quería escuchar. “Soy un conchudo”, decía. Es decir, era un pendejo. “¿Me das diez lucas?, preguntaba al paso y si uno le daba cinco, te reprochaba diciéndote: “Me debes cinco”; si le prestabas un libro, “ya`sta nacionalizado”, te decía y lo hacía suyo; pero todos estos dichos ya son lugares comunes de lo que se cuenta acerca de este escritor cuyo mito irá, con los años, eclipsando su obra.

CAMARADA PERRO Creo que intuyendo el olvido del ser humano y la sobrevaloración del personaje alcohólico, del “artillero” que dormía bajo los puentes, del “artista” que llegó a conocer “El cementerio de los elefantes”, el lugar donde los borrachos vencidos por la vida van a suicidarse bebiendo hasta morir; del narrador de la noche paceña y de sus escurridizos protagonistas, como los propios “artilleros” travestis, aparapitas, niñas y niños de la calle, prostitutas, ladrones, drogadictos… es que Omar Qamasa Guzmán Boutier escribió Camarada Perro, una novela biográfica acerca de la vida de Víctor Hugo Viscarra. Conozco a Omar desde los años 80, década de la revolución permanente, la reconquista de la democracia, de los infames tragos del bar Averno, de las irreverentes revistas literarias y de nuestros inicios como escritores, oficio que

se fue consolidando con el tiempo. Omar siempre fue un buen escritor, y siempre se mantuvo alejado de los cenáculos literarios y de esos mundillos de mezquindades, que poseen sus pequeñas deidades domésticas que se alaban entre ellos, también, por suerte para él, ha pasado inadvertido por la camarilla académica. Quizá por eso ha mantenido su independencia y su extraordinaria escritura. Omar no le debe nada a nadie, es un hombre y un escritor libre que ahora asume su rebeldía contando la vida de Víctor Hugo Viscarra. En esta obra, Omar reivindica la vida de Víctor Hugo desde la ternura y la solidaridad, sin perder la objetividad de la narración. En sus páginas está la vida de nuestro querido Víctor Hugo; leer este libro será una epifanía para sus lectores. Una sorprendente novela testimonial.


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