ESPECIAL - AÑO 5530

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Martes 21 de junio de 2022

ESPECIAL


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CARLOS MACUSAYA

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a celebración que ahora se conoce como ‘Año Nuevo Andino Amazónico y del Chaco’ se llevó por varios años dejando de lado a sus impulsores, un grupo de jóvenes aymaras que, a finales de la década de los 70 e inicios de los 80 del siglo XX, estudiaron en la Universidad Mayor de San Andrés, UMSA, y fueron parte de la segunda generación del Movimiento Universitario Julián Apaza, MUJA. La idea de llevar adelante una celebración de este tipo, surgió como parte de su militancia indianista y katarista. Ellos estaban vinculados al Movimiento Indio Tupaj Katari, MITKA, y al Movimiento Revolucionario Tupaj Katari, MRTK, y con este tipo de iniciativas buscaban generar espacios de autoafirmación. Por aquellos años autoafirmarse como aymara o quechua, por ejemplo, era algo que no solo iba a contracorriente, sino que solía generar reacciones racistas, incluso por parte de grupos que se autodefinían como ‘revolucionarios’ y que hablaban en nombre de los explotados. RESIGNIFICACIÓN CULTURAL En ese sentido, estos jóvenes llevaron adelante una lucha, en la cual se estaba resignificando la identidad de quienes son racializados como indios, recreando símbolos y rituales con los cuales buscaban combatir el autodesprecio y el racismo que se cultivó entre las personas de su misma procedencia social. Estaban llevando adelante el proceso de politización de la etnicidad. Entre ellos se encontraban personajes como Zenobio Quispe, Ramón Conde, Martha Orozco, Mauricio Gutiérrez (conocido como Kutipa), Ruth Flores, Ramón Calamani, Agustín Surco, Moisés Gutiérrez y Sebastián Mamani; empero, quien más destacó en la organización de un ‘año nuevo indio’ fue Germán Choque Condori, a quien por entonces le decían K’ara Chukiwanka y años después fue conocido como Germán Chuquehuanca e Inka Waskar Chukiwanka. A finales de los 70, Germán Choque trabajó en la elaboración de un calendario que fue publicado en 1981 con el nombre de MARAWATA. Ensayo del calendario Histórico Indio, 5to Sol 489. Asimismo, viajó a la población de Tiwanaku con la

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PROMOTORES DEL

AÑO NUEVO ANDINO UN GRUPO DE JÓVENES llevaron adelante una lucha en la cual se estaba reivindicando la identidad de quienes son racializados como indios, recreando símbolos y rituales con los cuales buscaban combatir el autodesprecio y el racismo que se había cultivado entre las personas de su misma procedencia social. intención de organizar una ceremonia pensada como recuperación de las que se hacían antes de la colonización. Es decir, tomó como referencia el Intiraymi del incario y que se celebraba por esos mismos años en Cuzco, pero por iniciativa de algunos antropólogos (desde la primera mitad del siglo XX). LA LUCHA Tras una serie de tropiezos Germán y otros jóvenes del MUJA y de otras organizaciones, lograron llevar adelante la ceremonia, que no fue masiva; ni siquiera la gente del pueblo participó, salvo algunos curiosos y el entonces yatiri Rufino Paxi, quien fue un invitado casi de último momento. A mediados de los 80, los jóvenes aymaras empezaron a seguir la celebración en Tiwanaku y fueron perdiendo el control sobre la misma, pues algunas instituciones empezaron a apropiarse de ella. Por ese motivo, Germán dejó de participar y se dedicó a llevar la ceremonia a otros puntos del departamento de La Paz e incluso a Puno, en Perú. Integrantes del Movimiento Universitario Julián Apaza.

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Especial

La celebración del Año Nuevo Aymara dejó atrás a sus impulsores, un grupo de jóvenes que, a finales de los años 70 e inicios de los 80 del siglo XX, estudiaron en la Universidad Mayor de San Andrés y fueron parte de la segunda generación del Movimiento Universitario Julián Apaza, MUJA”.

Cabe destacar que él también buscó darle contenido histórico a la wiphala con la elaboración de varios trabajos, entre los más conocidos están Origen y constitución de la wiphala y Wiphala guerrera, libros que se publicaron cuando fue parlamentario por el Movimiento Indígena Pachakuti, MIP. En su paso por el parlamento, lanzó la Constitución Política del Estado al piso, señalando que nadie le había preguntado a los aymaras si querían ser bolivianos. Desde luego, es muy poco probable que en la fundación de los estados nacionales en el mundo se haya hecho esa pregunta; pero más allá de ese detalle, su acción tenía que ver con el cuestionamiento al Estado boliviano y al racismo, temas que los movimientos indianistas habían planteado desde sus orígenes. Ese espíritu cuestionador sobre tales puntos fue parte también del surgimiento del Año Nuevo Aymara y de quienes lo impulsaron, entre ellos Germán Choque Condori.


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Publicidad 21.06.2022

Con la fuerza y energía del sol En este Nuevo Año Andino, Amazónico y del Chaco renovamos nuestro compromiso de proteger y velar el cumplimiento de los derechos socio-laborales y Fundamentales de las trabajadoras y trabajadores, así como de las servidoras y servidores públicos; promover y defender el trabajo y empleo digno de la población boliviana con equidad, inclusión, priorizando grupos en situación de vulnerabilidad, en alianza con las organizaciones sindicales y sociales. (Verónica Navia, ministra de Trabajo)

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DAVID MENDOZA SALAZAR

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Por qué las culturas andinas aymara-quichwa, mestizos se disponen a celebrar el 21 de junio el año nuevo, willka kuti del 5530? ¿Desde cuándo los andinos festejan este acontecimiento de cambio de año? ¿Qué significa esta terquedad ilógica o irracional de las culturas andinas de seguir celebrando una festividad centrada en una cosmogonía propia? ¿Qué pretenden transmitirnos con la puesta en escena de continuar celebrando el Año Nuevo Aymara-quichwa en un mundo (post) moderno, donde el año nuevo se celebra el 1 de enero? ¿Será posible que los aymara-quichwa continúen viviendo un tiempo totalmente diferente al nuestro, es decir que su lógica cósmica y social son tiempos diferentes? MEMORIA DE SOLSTICIOS Gran parte de las culturas del mundo diseñaron saberes en el manejo del tiempo y el espacio relacionado con la producción agrícola regido en los solsticios y equinoccios. Los amautas o los llamados laramas/astrónomo aymara conocían con precisión científica las épocas de cambios naturales y estacionales ecobióticas que, hasta ahora, son motivo de asombro traducido: mara/ año, Paxsi/mes, uru/día, Mara t’aka/año arrancado, machaka mara/nuevo año. Los pueblos andinos, cuando fueron colonizados por los españoles, les impusieron un calendario cristiano regido por un santoral y con una lógica lineal de 12 meses, mientras los an-

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AÑO NUEVO ANDINO O WILLKA KUTI

¿EL RETORNO DEL CICLO ANDINO?

ES UNA CELEBRACIÓN de la resistencia que se niega a desaparecer, patrimonio cultural simbólico de las culturas andinas. Además de recuperar la memoria andina, interpela el mundo (post) moderno del capitalismo depredador.

Pueblos

andinos fueron colonizados por los españoles y les impusieron un calendario cristiano regido por un santoral y con una lógica lineal de 12 meses, mientras los andinos tenían un año lunisolar basado en la agricultura del maíz y la papa.

dinos tenían un año lunisolar basado en la agricultura del maíz y la papa. A pesar de esta imposición dominante y abusiva, los indígenas primigenios del mundo andino continuaron cultivando su calendario agrícola propio que fueron transfiriendo y heredando a sus descendientes. Durante mucho tiempo este calendario andino fue encubierto por la fiesta cristiana de San Juan, hasta que las luchas de los movimientos sociales indígenas en su largo camino de liberación neocolonial recuperaron el machaq mara aymara-quichwa para celebrarlo cada año de manera fastuosa. Así como todo calendario es una invención o convención aceptada por la cultura y lo que hoy celebramos es una reinvención cultural que fue recuperada desde las bases de la consciencia andina material y renovación energética. LA PALABRA EN EL CICLO DEL WILLKA KUTI La pacha/tiempo espacio es un paradigma que nos explica el modo de ubicación del ser andino en el cosmos. Las sociedades andinas prehispánicas fueron culturas regidas por un calendario lunisolar que

orientaba un sistema de producción agrícola. Los conceptos sobre el calendario estaban estudiados matemáticamente para predecir los tiempos de preparación, siembra, crecimiento y cosecha de los productos agrícolas, sobre todo de la papa y el maíz. Cada uno de esos momentos de la producción estaba acompañado de grandes rituales que congregaban a la comunidad alrededor de creencias sociales y religiosas. El Año Nuevo o machaq mara comenzaba en el tiempo de juipipacha o invierno y pasaban por varios ciclos rituales de celebraciones festivas. Los numerosos cronistas coloniales describen la concepción entre los pueblos andinos, por ejemplo: Los incas (indios) contaban la duración del año, por los solsticios, o sea de 365 días, información que utilizaban para sus siembras. Asimismo, se señala que los ‘indios’ o naturales miraban mucho el cielo y predecían con señales las leyes de comportamiento del tiempo y el espacio es decir la expresión de la pacha. EL MACHAQ MARA O AÑO NUEVO Según los cronistas coloniales, los pueblos andinos tenían 13 meses de 28 días y 365 días. Los conceptos de temporalidad estaban inscritos en el len- guaje o el idioma


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Especial 21.06.2022

RENACIMIENTO DEL PACHAKUTI

Cientos de personas llegan desde distintas partes de Bolivia hacia las ruinas de Tiwanaku para recibir los primeros rayos del sol.

Este calendario de los pueblos andinos aún está en pensamiento y la práctica ritual en el modo de producción agrícola ligado a la lógica andina y tejida con el calendario gregoriano católico impuesta.

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AÑOS se celebra en el Año Nuevo Aymara Andino, Amazónico y Chaqueño.

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la tierra. Entonces se les ofrecía ofrendas para rogarle que vuelva a renacer el tiempo. Esta celebración andina no se entiende si no nos ubicamos en el contexto que surge como es la relación panteísta que existe entre el jaqi (persona) con su medio natural. Esta es una de las explicaciones que nos muestra la lógica cósmica y cultural que movía las sociedades andinas. Como consecuencia de la dominación colonial y neocolonial de los pueblos andinos, la concepción paso a ser subterránea pero ahora renace con más fuerza en todo el país, incluso en los países donde se encuentran aymaras como Chile, Argentina y Perú.

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aymara-quichwa: al mes se decía paxsi, al año mara o wata, al día uru y al año nuevo machaq mara. Los meses tenían sus propias nominaciones, sobre todo entre los aymaras que luego fue desechada por los colonizadores que impusieron un calendario gregoriano. En junio o tiempo de juipipacha se celebraba el Año Nuevo Aymara-Quichwa porque en esa fecha se concluye con un año agrícola. Los indígenas se congregaban en santuarios para celebrar con rituales y fiestas sociales para agradecer a las deidades por la cosecha; asimismo, hacían rituales al Sol porque creían que se estaba alejando de

Según los místicos sabios andinos estamos en la era del quinto sol. Como no hay opresión que dure mil años y pueblo que lo resista la liberación tuvo que llegar, no solo política, sino también simbólica y de representaciones culturales que estuvieron desterradas en las comunidades. Los encargados de recuperar el machaq mara o Año Nuevo Aymara-Quichwa fueron los líderes, intelectuales y místicos religiosos andinistas que junto a instituciones de investigación se dieron a la tarea de reinventar una tradición que estuvo mezclada con valores modernos en una expresión de hibridismo cultural. El centro de ese renacimiento del Año Nuevo Aymara-Quichwa fue Tiwanaku, desde la década de los años 80 organizaciones aymaras, líderes, intelectuales, estudiosos, sindicatos campesinos de Tiwanaku y agencias de turismo se encargaban de organizar todo un espectáculo de celebración “original” de lo que fue el Año Nuevo Aymara en esas ruinas arqueológicas. Luego esas celebraciones se volcaron a la ciudad de La Paz y a todo el país. Hoy es un día feriado para celebrar en libertad la fiesta del sol. El Año Nuevo Aymara-Quichwa es una celebración de la resistencia que se niega a desaparecer, es un patrimonio cultural simbólico de las culturas andinas. Si bien es cierto que hoy la celebración del machaq mara es un fragmento de recuperación de la memoria andina, para los “originarios” y líderes místicos religiosos son suficientes para interpelar al mundo (post) moderno del capitalismo depredador de la Pachamama.

El solsticio de invierno se celebra con una ofrenda a la Pachamama.

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olivia celebra el Año Nuevo Andino Amazónico y Chaqueño en 222 sitios sagrados. La fiesta ancestral se desarrolla cada 21 de junio desde hace 1.500 años, según amautas y sociólogos. Sin embargo, desde 1970 comienza a resurgir con más fuerza y emerge una especie de recuperación de ritos a partir del calendario andino, que simboliza el retorno del sol y el nuevo ciclo agrícola. Las ruinas precolombinas de Tiwanaku, situadas en la provincia Ingavi, La Paz, son el centro de las ceremonias del Willka Kuti (el retorno del sol); con él, una nueva energía se irradia por los 36 pueblos indígenas, originarios y campesinos del Estado Plurinacional de Bolivia. El guía turístico del municipio de Tiwanaku, Agustín Flores, asegura que el Año Nuevo Aymara fue una actividad olvidada por mucho tiempo en el país y que a partir de 1980 se empezó a revalorizar los usos y costumbres. “El templo de Kalasasaya tiene un papel principal en la celebración, tiene mucha kamasa (donde se aloja el valor y el coraje), ahí se realizan los principales ritos de ofrenda para nuestra Pachamama, que se hace en cada ciclo. Para el mundo andino representa el Machak Mara (solsticio de invierno)” añadió. El experto en Cosmovisión Andina y Arqueoastronomía, Manuel de la Torre Ugarte, explicó que para los pueblos andinos el año se divide en ciclos y que el 21 de junio está dedicado a la fiesta del Tata Inti. “Para nuestros ancestros todo se compone en ciclos agrícolas, el día, la noche, desde ahí conocemos el origen de la celebración”, señaló. De la Torre contó que los ritos, que aún perduran, como recibir los rayos del sol, brindar una ofrenda a la Pachama-

ma y la ofrenda de mesas a la Pachamama, son el ejemplo del legado ancestral que dejaron los incas. Además, añadió que estas tradiciones representan la sabiduría andina, mediante su calendario astronómico. “El calendario andino no solo representa el principio y fin, las principales ceremonias son solares y las estrellas sirven como indicadoras. El calendario andino tiene 13 meses y cada uno tiene su propia constelación que rige a cada mes” añadió el experto.

REVALORIZACIÓN DEL AÑO NUEVO ANDINO AMAZÓNICO Y CHAQUEÑO En Bolivia, el 12 de abril de 2005, mediante Ley N° 3018, se declara patrimonio intangible, histórico y cultural de la nación al Año Nuevo Aymara, que se celebra cada 21 de junio en Tiwanaku. El Decreto Supremo Nº 173 del año 2009 declara feriado inamovible al 21 de junio de cada año. En 2010, la celebración dejó de ser únicamente Año Nuevo Aymara, su nueva designación fue de Año Nuevo Andino Amazónico y Chaqueño. Las Naciones Unidas reconocieron el 21 de junio de 2019 como el Día Internacional de la Celebración del Solsticio.

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HISTORIA Para el escritor e investigador Carlos Macusaya, en un artículo denominado ‘El surgimiento del Año Nuevo Aymara. Historia de una ceremonia formada en el siglo XX’, la celebración tiene sus orígenes a finales de los años 70 e inicios de los 80 del siglo XX. Surge como iniciativa de un grupo de estudiantes indígenas aymaras del Movimiento Universitario Julián Apaza, MUJA, y como parte de la irrupción político cultural del indianismo y el katarismo. “Entre 1960 y 1971 emergió el indianismo, sentando los elementos básicos en la politización de la ‘etnicidad’ en los Andes de Bolivia y apuntando hacia el accionar independiente del ‘indio’ en la lucha por el poder estatal. Entre 1973 y 1980, desde el sindicalismo campesino, se formó e irrumpió el katarismo, que estableció relaciones con sectores de la izquierda y de la ‘iglesia progresista’, diferenciándose del indianismo y enfrentándolo (…)” añade.

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La Ministra de Cu y Despatriarcaliza celebra este Willk sagrados que est país. Entre los lug la festividad está Tiwanaku (La Paz (Cochabamba); A de Jesús (El Alto) Huanuni (Oruro)


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ulturas, Descolonización zación informó que Bolivia ka Kuti 5530 en 222 sitios tán distribuidos por todo el gares donde se celebrará án el Templo de Kalasasaya, z); Inca Rakay, Sipe Sipe Apacheta Sagrado Corazón ); Faldas del Cerro Posokoni, entre otros.

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RECUPERACIÓN DE LAS TRADICIONES INDÍGENAS Los pututus y flautas anuncian la llegada de un nuevo año en el calendario Andino AmazónicoChaqueño. La celebración cobró más fuerza gracias a la formación de el Estado Plurinacional de Bolivia, cuyo objetivo es rescatar las tradiciones de los pueblos indígenas originarios campesinos de todo el país. Cada año, son cada vez más las personas que se dirigen al centro ceremonial de Tiwanaku para recibir los primeros rayos del sol. Ese acto representa la renovación espiritual, además de la purificación y fertilización de la tierra. La celebración principal se lleva a cabo en Tiwanaku, antigua capital del estado tiwanacota que formaba parte de la cultura aymara. Debido a la connotación de esta festividad entre los pueblos originarios en Bolivia, actualmente es denominado ‘Año Nuevo Andino Amazónico y Chaqueño’. El 2018, según información del Ministerio de Culturas, Descolonización y Despatriarcalización la actividad se celebró en 207 sitios, para este 2022 se registró 222 sitios sagrados en todo el país para recibir el Año Nuevo Andino Amazónico y Chaqueño.

Macusaya detalló que fueron Germán Choque y Moisés Gutiérrez quienes trabajaron, junto con otros estudiantes, en la refundación del MUJA para enarbolar la identidad aymara, en un escenario difícil y complicado. Fue en ese tiempo, marcado por el racismo explícito, que se desarrollaron los esfuerzos de los jóvenes del MUJA, y en general, de los militantes indianistas y kataristas. “Estos jóvenes, entre sus actividades, solían tener charlas problematizándose aspectos de otros pueblos” añadió. En una de esas conversaciones surgió el tema de tener un Año Nuevo Aymara como los chinos, judíos y otras culturas. Los jóvenes no dudaron en indagar más sobre el tema y armaron un calendario andino, de acuerdo a sus investigaciones. Para el experto, el origen del Año Nuevo Aymara es un ejemplo de cómo un pueblo muestra

sus bríos de vitalidad no en la forma en la que repite su cultura heredada del pasado, sino en la capacidad de rehacerse a sí mismo, de reinterpretar y resignificar su cultura. “En este proceso son los jóvenes quienes tienen un papel protagónico, como nos muestra el caso del MUJA. Fueron los jóvenes indianistas y kataristas quienes dieron nueva dinámica a las expresiones culturales aymaras en un escenario donde decirse aymara era vergüenza y ello implicaba desarrollar, con muchas complicaciones y contradicciones, una lucha política y de afirmación identitaria, lo que fue asumido por indianistas y kataristas dentro de las limitaciones que su tiempo les imponía” agregó.

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ada año el 21 de junio los pueblos indígenas originarios campesinos de las tierras bajas y altas del Estado Plurinacional de Bolivia celebran el Año Nuevo Andino Amazónico y Chaqueño como expresión contra la exclusión el racismo y la discriminación acentuada en el territorio nacional. La reflexión se desprende del ensayo “El Año Nuevo Aymara como reivindicación identitaria y política” escrito por el sociólogo Favio Mayta Chipana, quien deja claro que el surgimiento de esa celebración, ahora el 5530, ha sido el resultado de un proceso de reafirmación identitaria en un tiempo en el que el racismo, la discriminación y la exclusión era muy acentuada. Señala que el Año Nuevo Aymara se retoma y emerge en los años 70 del siglo pasado, simultáneamente con el surgimiento del pensamiento indianista y luego katarista, principalmente en la región del altiplano. El origen del indianismo se remonta a fines de la década de 1960, cuando grupos de estudiantes aymaras de La Paz, provenientes de zonas rurales formaron organizaciones culturales y políticas, inspirados en las ideas indianistas de Fausto Reinaga; éstos interpelan las políticas estatales de homogeneización, exclusiones y principalmente de discriminación por su condición indígena. En 1969 crearon el Centro de Promoción y Coordinación Campesina, Mink’a, para organizar y difundir sus ideas en las áreas rurales. En 1971, el Centro Cultural Tupaj Katari para transmitir a través de radio Méndez su cultura e ideas. Los conflictos sociales de 1974 con la cruenta represión de las movilizaciones campesinas, provocaron una gran indignación y destruyeron lo que quedaba del pacto militar campesino y abonaron el terreno para el arraigo del katarismo en el sindicalismo campesino.

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EL AÑO NUEVO AYMARA ES LA EXPRESIÓN DE IDENTIDAD CONTRA LA EXCLUSIÓN

SE RETOMA Y EMERGE EN LOS AÑOS 70, El Movimiento Universitario Julián Apaza, MUJA, impulsó la realización el Año Nuevo Aymara en Tiwanaku, como parte de su reivindicación cultural e identitaria. Esa celebración, así como otros hitos, símbolos y héroes, es de reconstrucción contemporánea a partir de elementos históricos de una larga memoria.

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Debería motivar a analizar si estas ceremonias de origen indígena, reconocidas por el Estado, han generado cambios para el mundo rural en relación a la descolonización, la discriminación y la interculturalidad, entre otros. Consideramos que el reconocimiento del Año Nuevo Andino y otros procesos del mundo andino son un avance importante en términos de interculturalidad, pero no son suficientes los reconocimientos y ceremonias simbólicas para fortalecer y mejorar las condiciones de vida de los pueblos indígenas, además se tienen que desarrollar políticas estatales concretas para fortalecer la capacidad y autogestión productiva, económica y organizativa de la población rural.

Para 1978 las dos tendencias antes surgidas, se consolidaron y se expresaron en los partidos políticos: el Movimiento Indio Tupaj Katari, Mitka. y el Movimiento Revolucionario Tupaj Katari, MRTK. El primero eligió la estrategia de participación en las elecciones nacionales de 1978, 1979 y 1980. En 1979 jóvenes aymaras, en su mayoría estudiantes de la Universidad Mayor de San Andrés, habían refundado el Movimiento Universitario Julián Apaza, MUJA. Ellos son quienes impulsaron la realización el Año Nuevo Aymara en Tiwanaku, como parte de su reivindicación cultural e identitaria. El Año Nuevo Aymara, así como otros hitos, símbolos y héroes, es de reconstrucción contemporánea a partir de elementos históricos de la “memoria larga”. Actualmente líderes, hombres y mujeres de las organizaciones Indígena Originario Campesinas, IOC, asumen y reivindican prácticas culturales como el Año Nuevo Andino; una buena parte de la población urbana empieza a identificarse con estos procesos, aunque tiende a convertirse en espectáculo, perdiendo su carácter reivindicativo. Varias ceremonias, hitos fundacionales, símbolos y héroes

construidos históricamente por los pueblos IOC, actualmente forman parte de la ritualidad estatal desde la aprobación de la Constitución Política del Estado en 2009, y con la implementación de políticas públicas. Sin embargo, Favio Mayta Chipana, advierte que a través de este proceso de estatalización se ha perdido el carácter reivindicativo, de lucha y cuestionador de la discriminación y la exclusión en procesos políticos y sociales. Por lo que señala que, la celebración del Año Nuevo Andino Amazónico y Chaqueño debería ser un momento oportuno para reflexionar sobre el significado e importancia que tiene para los pueblos y naciones IOC y para la sociedad en su conjunto, la relación que tiene con el ciclo agrícola, la elección y rotación de autoridades, principalmente en comunidades originarias.

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En los años 60 se recupera y valoriza la figura Tupaj Katari como parte de la identidad aymara, pero principalmente como símbolo de lucha y reivindicación de las organizaciones campesinas.


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Las apachetas o huacas son lugares sagrados que se encuentran en las alturas.

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as apachetas o huacas son lugares que generalmente se encuentran a gran altitud. Es donde los viajeros y creyentes hacen ofrendas a la Pacha Mama (madre tierra) y rezan a los santos católicos por el éxito de su viaje. El arquitecto Orlando Yépez Maríaca, en su estudio sobre la Cartografía del Ayllu, indica que ‘La Apacheta’ o montículo de un territorio se constituye como el centro o taypi del barrio y puede estar disfrazado de mirador, pero en realidad es un centro ceremonial para rendir culto a las tres pachas o tiempos espaciales. Esrtos últimos forman parte de la lógica de ordenamiento de la cultura y la ritualidad de la cosmovisión andina. El alajpacha, que representa el cielo, lo de arriba; El akapacha, o este mundo, lo del centro y el manqhapacha, donde se encuentran fuerzas del bien y del mal. Los médicos o sabios naturistas kallawayas, en la región andina, son personas que nacieron con un don especial de curar y ver el futuro; estos hombres, según la creencia, son señalados por Dios. Un estudio titulado Las apachetas señal de conexión de la vida con la muerte de Carlos Tamayo explica que las apachetas son montículos artificiales formados por la acumulación

APACHETAS, LUGARES SAGRADOS DONDE SE RECIBEN ENERGÍAS

LA SABIDURÍA de estos sitios ancestrales son transmitidos de generación en generación por los maestros espirituales o médicos naturistas que son descendientes directos de las naciones indígenas de Bolivia.

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La población originaria percibe, en las apachetas, la conexión de la vida y la muerte. Los pueblos originarios reconocen la relación entre las apachetas con los accidentes de tránsito. Para la cultura ancestral, estos lugares, son claves para recibir las energías del sol, en eventos como el solsticio de invierno.

intencional de rocas de diferentes tamaños, que puedan ser transportadas por hombres y se encuentran ubicadas a los costados de las sendas de los caminos de la cordillera. “Generalmente se hallan en las abras, portezuelos, partes altas de una cuesta y hay pocos en lugares llanos” agrega. ENERGÍA Don Marcelino es un hombre que no aparenta su edad, aunque tiene la piel envejecida, puede explicar con lucidez pasajes de su niñez, juventud y sus conocimientos ancestrales. Comenta que en la ciudad de El Alto existen al menos cinco apachetas, que están cargadas de energía. El waraco es una apacheta ubicada cerca del cruce Ventilla; en ese sitio se reúnen

amautas, sabios y se realizan misas ancestrales, explica mientras pijcha algunas hojas de coca. El sabio contó que el lugar es sumamente poderoso, “cuenta la leyenda, que en ese sitio, cayó un rayo y varias personas vieron la señal de la cruz, también es el lugar donde mora el ‘tío’ (dios del inframundo)” narró el anciano. Parkiri se encuentra camino a Achacachi, es el único lugar donde se practica la brujería y la magia negra. Según don Marcelino en ese sitio muchas personas hacen contacto con el diablo y sirve para hacer maldades. El calvario de Letanías, es otro de los lugares más visitados, ahí se celebran ritos de magia blanca, agregó el sabio y curandero.


Sección

En Chile, entre el 21 de junio y el 24 de junio se lleva a cabo el We Tripantu conocido como el ‘Año nuevo Mapuche’. Durante la celebración se hace una vigilia en familia, esperando el amanecer.

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Año Nuevo Andino Amazónico y Chaqueño se celebra en América Latina Redacción Central

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os pueblos originarios de Bolivia, Perú, Argentina y Chile reciben hoy la llegada del Año Nuevo Andino Amazónico y Chaqueño 5530 con ofrendas y rituales ancestrales a la Madre Tierra. La Asamblea General de la Organización de las Naciones Unidas aprobó el 2019, por unanimidad, la propuesta de Bolivia, de reconocer cada 21 de junio como el ‘Día Internacional de Celebración del Solsticio’ en sus diferentes manifestaciones. El Año Nuevo Andino Amazónico y Chaqueño se celebra cada 21 de junio en el hemisferio sur, en lugares considerados sagrados por los pueblos originarios de la región.

Poblaciones andinas del Perú celebran el año nuevo con actividades variadas.

En Puno, Perú la ceremonia es presidida por sacerdotes andinos y guías espirituales de etnia quechua y aymara.

En Argentina también los pueblos indígenas celebran el solsticio de invierno.


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