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DEL PLANO CELESTIAL DE A MATTER OF LIFE AND DEATH AL MUNDO DE MUÑECAS DE BARBIE

Juan

R.

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Recondo Especial Para En Rojo

This is a story of two worlds,the one we know and another which exists only in the mind of a young airman whose life and imagination have been shaped violently by war.

—Michael Powell y Emeric Pressburger,epígrafe de A Matter of Life and Death

I want to do the imagining.I don’t want to be an idea.

—Barbie

La increíble experiencia cinematográfica que es A Matter of Life and Death (dirs. Michael Powell y Emeric Pressburger, Reino Unido, 1946), también conocida como Stairway to Heaven, comienza con una tragedia justo al final de la Segunda Guerra Mundial. Peter Carter (David Niven), un militar británico, pilotea un avión sumido en llamas. Su tripulación ha evacuado, su mejor amigo yace muerto y Carter no tiene paracaídas. Carter sabe que morirá. Por esto se comunica con la base, donde June (Kim Hunter), una joven militar estadounidense, entabla la última conversación que el piloto tendrá en vida. Él recita poesía, pide que lo despidan de su madre y hermanas, y coquetea con June. Aunque nunca se conocieron, ambos saben que se aman por el resto de una vida a minutos de culminar.

El mundo de Carter se acaba, pero uno nuevo, fruto de la imaginación del piloto, está por abrirse ante él. Ese mundo no tiene explicación y existe fuera de nuestra realidad. Carter podría reabrir sus ojos en otro mundo creado por Powell y Pressburger, donde un par de zapatillas rojas esclavizan a una mujer obligándola a bailar hasta la muerte en The Red Shoes (dir. Michael Powell y Emeric Pressburger, Reino Unido, 1948). Sin embargo, el más allá imaginado por Carter está poblado por los soldados que han muerto en nuestro plano. Es allí donde Carter tendrá que defender su derecho a regresar a la vida ante una corte celestial. Su única defensa es ese amor que nació en el piloto por la voz que lo abrazó unos minutos antes de estrellarse.

En una situación similar, aunque diferente, la Barbie original (Margot Robbie) altera su burbuja rosada al considerar la posibilidad de la muerte en la más reciente Barbie (dir. Greta Gerwig, EEUU y Reino Unido, 2023). Ya su vida de olas de cartón y de interminables fiestas se corrompió. Esto la lleva a un viaje a nuestra realidad donde descubrirá el significado real de la belleza y de la experiencia humana.

En una entrevista con Ben Mankiewicz, el crítico de Turner Classic Movies, Gerwig menciona joyas del cine como An American in Paris (dir. Vincente Minnelli, EEUU, 1951) y Las jóvenes de Rochefort (dir. Jacques Demy, Francia, 1968) como influencias directas para Barbie. Ella también menciona A Matter of Life and Death, con la que veo una conexión más directa por el viaje de sus protagonistas y la manera en que estos alteran sus entornos.

En Barbie, la muñeca rubia deja su mundo de plástico para resolver el misterio de lo que está experimentando. Ahora, con sus pies planos, distintos a sus tradicionales pies en punta, Barbie viaja junto a Ken (Ryan Gosling) a la sede de la compañía de juguetes Mattel para encontrar explicación a sus cambios. Allí se topa con una secretaria (America Ferrera) que no solo la acompañará, sino que la ayudará a entender la realidad de lo que es ser mujer en un mundo complicado y patriarcal.

Gerwig hace de Barbie una de las películas más divertidas y mejor pensadas de este año. Su trabajo en joyas como Lady Bird (EEUU, 2017) y Little Women (EEUU, 2019) demuestra su interés en las complejas relaciones entre mujeres de diferentes generaciones. Bajo su escritura y dirección, sus películas evitan un juicio simplista de sus personajes y enfatizan que lo que permanece al final es el amor. Personajes como Lady Bird y Jo March, ambos magistralmente actuados por Saoirse Ronan, son mujeres orgullosas y de una dignidad férrea. Ellas transitan mundos dominados por hombres necios que no reconocen el valor de sus voces femeninas. En Barbie, Gerwig redefine una muñeca que ha sido criticada por su imposible concepto de belleza y la torna en una mujer fuerte que enfrenta su propio destino. Lo más interesante es que la epifanía de Barbie nos invita a todos a considerar nuestras voces y nos empodera invitándonos a reconocer nuestro propio valor.

Tanto Barbie como A Matter of Life and Death crean mundos fantásticos. En Barbie, el colorido mundo de las Barbies y los Kens es la explosión de rosado más bella que he visto. El diseño de producción recreó lo que Gerwig llama “artificialidad auténtica” (authentic artificiality). Es un mundo claramente artificial que usa como base el nuestro. Reconocemos objetos cotidianos como autos, tazas de café, casas y árboles. Sin embargo, estas son partes de un mundo de muñecas. Las consideramos reales solo porque los personajes las reconocen. Es el mismo efecto que vemos en el teatro cuando un actor puede tornar un cepillo de inodoros en un cetro dorado tan solo porque el personaje lo identifica de esa manera. Al mismo tiempo, la cinematografía de Rodrigo Prieto, que también retrató Killers of the Flower Moon (dir. Martin Scorsese, EEUU, por salir en octubre del 2023), logra separar la fantasía colorida de la tierra de Barbie de los grises con toques rosados del aburrido mundo corporativo de Mattel.

A Matter of Life and Death tomó un acercamiento muy diferente. Nuestro mundo es retratado en los brillantes colores del tecnicolor y el plano celestial en blanco y negro. Las transiciones entre nuestro plano y el más allá me fascinaron. La fotografía de Jack Cardiff, que colaboró con Powell y Pressburger en las impresionantes The Red Shoes y Black Narcissus (Reino Unido, 1947), logra unos efectos que nos hacen notar las limitaciones del CGI (Computer-Generated Imagery). En un momento, la cámara se enfoca en una rosa, cuya transición entre los mundos la drena de color sin corte alguno.

Me consta que este fin de semana es sobre el fenómeno de Barbieheimer, dos maravillas que muchos insisten ver el mismo día. Lo entiendo porque Oppenheimer (dir. Christopher Nolan, EEUU y Reino Unido, 2023) es otra obra maestra. Pero los invito a considerar Barbie y A Matter of Life and Death como piezas que se complementan. En ambas, las miradas de los protagonistas que han tenido vivencias fantásticas nos invitan a reconsiderar nuestro entorno. Mientras en A Matter of Life and Death, Carter nos enamora de nuestra existencia en su defensa por su propia vida; en Barbie, la Barbie original nos empodera ya que todos somos bellos de nuestra propia manera y tenemos el poder para imaginar nuevos mundos.

Los invito a ver A Matter of Life and Death, que en los Estados Unidos fue exhibida con el título de Stairway to Heaven. Aunque es difícil encontrarla ya que por el momento no está en ninguna plataforma, pueden ver la edición de Criterion Collection completa en YouTube. Corran antes de que la quiten. Por otro lado, espero que las salas de cine que exhiben Barbie se llenen de niños y adultos de todas las edades para ver una de las películas más divertidas de este año con un potente mensaje feminista y de empoderamiento personal. Esta película demuestra que una muñeca creada a finales de los 50 sigue teniendo vigencia para los niños del siglo 21.

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