4 minute read
PAQUITA SALAS Y LOS JAVIS: EN ÁNIMOS DE SER ‘ANTIGUOS’
A lo largo de las tres temporadas, son frecuentes los guiños metanarrativos que hacen Calvo y Ambrossi al canon literario y audiovisual, a la farándula, a la cultura popular española y a sus propias experiencias en el mundo de la interpretación. Además de ubicar en tiempo y espacio a Paquita con relación a su gremio (o más bien a destiempo por su evidente anacronismo), sus creadores también se han posicionado dentro de la genealogía queer de cineastas de quienes beben y a quienes adaptan. Adaptación, en este caso entendida, según The Theory of Adaptation (2013) de Linda Hutcheon como “repetition without replication [… ] a work not secondary of inferior” (XIV-XVI).
Advertisement
luego a su vida. Afronta estos retos con la ayuda de su círculo más cercano.
“Teestás quedando muy antigua y eres muy pesada”, le han gritado a nuestra protagonista, Paquita Salas, una representante de artistas y talento radicada en Madrid que entre vida y trabajo (con su firma PS Management) parece haberse quedado a unos 30 años de nuestros tiempos. Paquita (interpretada por Brays Efe), oriunda de Navarrete, un pequeño pueblo en La Rioja, entrada en los cincuenta y en medio de crisis personales y laborales, no parece sacar los pies del plato. “Antigua”, a modo de insulto, caducada, le ha dicho su exempleado que ahora como repre de talentos, goza del dinero y de la fama que no ha podido alcanzar o (mejor dicho) mantener Paca.
Javier Ambrossi (1984) y Javier Calvo (1991), los creadores de Paquita Salas y matrimonio civil y creativo —conocidos cariñosamente como Los Javis—, han escrito, ideado y dirigido esta serie en formato de falso documental. Paquita Salas comenzó con segmentos de 10 segundos publicados en Instagram. Más adelante, “con 3 duros de presupuesto”, afirma la pareja, pasó al servicio de streaming español Flooxer para luego ser adquirido por Netflix, que comisionó una segunda (2018) y tercera temporada (2019).
Ser “antigua” le ha salido caro a Paquita porque ha perdido y ha hecho perder oportunidades, castings y noticias a sus clientas. Debido a que, por ejemplo, Paquita desconocía de la existencia del fólder de spam en el correo electrónico (“¡¿Qué mail?! ¡¿Qué mail?!”), no se entiende con la tecnología y mucho menos con las redes sociales (“¿Dónde están los haters? ¿Dónde están los trobs [trolls] … Yo no los llamo haters. Yo los llamo hijos de p…”). A su vez, como veremos, su “antigüedad”, le hace más humana y la distingue, precisamente por no tratar a sus clientas como meros productos. Por otra parte, su llamada ‘antigüedad’, con sus referencias a la tradición cultural española, es la herramienta que usan Los Javis para ubicarse y distinguirse como creadores.
Por lo mismo, tal vez la secuencia más evidente del ejercicio de la adaptación sea el capítulo 6 de la tercera y más reciente temporada de la serie titulado “Hasta Navarrete II”, cuando Paquita Salas, en medio (además) de crisis personales y de trabajo, regresa a su pueblo natal para el velorio de su madre. En una clara alusión a la escena final de La casa de Bernarda Alba, Paca, cual matriarca granadina, acechada no por los vecinos como la versión lorquiana, sino por los paparazis (por, entre otras cosas, el video erótico que circula de Belinda, una de sus clientas), se encierra con todas sus allegadas (amigas, exempleadas, exclientas y vecinas) en la sala de su casa de infancia junto al féretro de su madre. En plena negación del fallecimiento, y a modo de damage control, grita:
¡Mira, ya está, se acabó! Todo el mundo callado. Belinda, tú no sales de esta casa ni aunque esté ardiendo…De aquí no sale nadie. Cerramos puertas y ventanas…Y si alguien habla o se levanta una voz por encima de la otra en esta casa cojo un machete…y esa persona sale con mi madre compartiendo ataúd.
Veamos el clip:
ESCENA DEL CAPÍTULO “HASTA NAVARRETE II”, DISPONIBLE EN: HTTPS://YOUTU.BE/OXF-9CF2ZJ8
Lo que no muestra el clip es que a diferencia de Bernarda, que opta por esconderse y encerrar a sus hijas, en especial luego del suicidio de Adela (“¡Silencio!...Nos hundiremos todas en un mar de luto”), Paca no baja el telón. Ella no quiere desaparecer, ni pretende asfixiar a nadie. “No estoy loca”, ha aducido antes, “estoy hasta el coñ…”. El personaje vuelve a la casa materna de modo transitorio, para hacer ground, para poder resolver, salir y dar cara. Primero a nivel laboral, a la prensa (por el video XXX), y
A lo largo de las temporadas, vemos como Paca, en su cenit laboral – a mediados de los 1990s – optó por proteger y cuidar de su círculo (en su mayoría niñas actrices) del lado oscuro del cine y la televisión, muchas veces, a cuesta de su negocio. De hecho, más adelante, es esta la suerte de sororidad –que ella misma ha fomentado y nutrido por años, aun con su torpeza– quienes procuran asistirle en sus aprietos de trabajo y apoyarle en su duelo. La casa en Navarrete, si bien es un viaje al pasado (nada más hay que mirar los crucifijos y motivos religiosos del lugar), en un sentido vital, a diferencia de García Lorca, es de apoyo, para encarar la vida y afrontarla. Sin llevarse a sus clientas/allegadas enredadas para salir adelante.
En ánimos de ser “antiguos” y de volver al canon, Los Javis ya habían explorado la mística de manera queer e irreverente en su obra de teatro (más adelante convertida en su primer largometraje) La llamada (2017). Asimismo, con su casa productora SUMA, han examinado, entre otros proyectos, las vidas y las ficciones de la ícona televisiva trans de los 90s, Cristina Ortíz “La Veneno”.
Daniel Valtueñas ha identificado una genealogía homosexual que va de Federico García Lorca a Los Javis via Pedro Almodóvar. Y afirma que cada artista ha reexplorado, a su manera, “maternity, liberty, sexual desire, the questioning of patriarchy, and the subversion of image repertoires traditionally associated with Spanishness” (Cit. Smith, “Reimagining” 16). Solo que donde García Lorca o Almodóvar situaron la tragedia o tragicomedia de sus protagonistas (suicidio, asesinatos, violaciones o el amor no correspondido, por ejemplo), Los Javis han optado por la libertad, las segundas oportunidades y por dar alegrías a sus personajes. El mismo Javier Calvo, en una entrevista con El País, sostuvo: “Nosotros, en todo lo que hemos escrito, no hemos hecho más que reivindicar maneras de pensar diferentes, que animan a la empatía”. El profesor y crítico literario Paul Julian Smith añade: “In spite of the cruelties they inflict on them, the Javis are always sympathetic to their flawed, failing characters” (44).
Linda Hutcheon ha estudiado los propósitos del ejercicio de la adaptación y de volver al pasado, que pueden ir desde la crítica hasta el homenaje. Los Javis se consolidan al hacer guiños a la tradición para establecer, como ha arguido Hutcheon, una obra que si bien muestra la “repetición” lo hace para raudamente marcar la “diferencia”.