GASTRONOMIA EN EL
MUNDO
Alimentos de los Albores
La falta de costumbre, información y difusión hace que dejemos de lado miles de alimentos naturales, ricos y nutritivos.
La industria alimenticia en nuestro país deja de lado muchos alimentos que además de ser deliciosos y servir para realizar los platos más exóticos son muy nutritivos. Muchos de ellos inclusive tienen el poder de prevenir enfermedades.
Por Gloria Leveratto
Entre los alimentos que se encuentran en las afueras de la industrias están todos los extraídos a las abejas. A pesar de lo que muchos piensan no solo es posible extraer miel de ellas sino otros derivados naturales. Uno de ellos es la Jalea Real. La misma es el alimento que utilizan las abejas para alimentar a la reina, de ahí el nombre. La jalea real tiene propiedades curativas: puede curar enfermedades, prevenir cáncer de próstata. Entre otros beneficios ayuda a prevenir el envejecimiento de la piel y es un energizante muy efectivo y natural. Entre otros derivados esta también los caramelos de propoleo que sirven para no solo evitar sino también curar el resfriado. Inclusive se puede extraer el polen de las abejas. El proceso es muy interesante: Las abejas son el único animal capaz de extraer polen de las flores, cubre la partícula microscópica con una secreción frotando contra su cabeza y luego lo trasporta en sus patas. Los apícolas para poder obtener el polen de sus patas colocan pequeñas trampas en la entrada de la colmena donde la abeja se atora dejando caer las partículas de polen para luego ingresar. El polen es uno de los alimentos más poderosos del mundo. Es capaz de evitar tres tipos de canceres, resfríos, reuma, artrosis y cientos de enfermedades más. Se puede comer solo o en una ensalada.
Carlos: el maravilloso mundo de las Abejas Carlos Lovisolo dejó su trabajo en una empresa para meterse en el mundo de
las abejas. Junto a sus hijos Lucas e Ignacio, tiene un campo con enjambres y un local donde vende miel y otros productos derivados de los panales. “Es una cultura milenaria y relajante”, dice. La campana de la puerta no para de sonar mientras entran clientes familiarizados a “Santa Rita”, el local de Carlos Lovisolo, que tiene sus puertas abiertas en San Miguel desde 1985. “Empecé cuando renuncié de la empresa donde trabajaba. Quería dedicarme a la apicultura, y estudié. Me recibí de perito apicultor en 1972 y unos años después, con un amigo, abrimos el negocio. La verdad no tenía ni la menor idea de lo que hacía, pero con mucho esfuerzo se fue dando. En un principio vendíamos solamente miel”, cuenta sonriente sobre sus comienzos en la apicultura.
Con el tiempo su socio decidió tomar la actividad sólo como un hobbie, mientras que Carlos se metió de lleno en el misterioso mundo de las abejas. Así, lo que arrancó tímidamente como un emprendimiento hoy es un local reconocido por todos los vecinos de Paunero al 1600, en el corazón de San Miguel. Además de apicultor, Carlos es padre de cuatro hijos, a quienes supo trasmitir su amor por la actividad ancestral. Dos de ellos, Lucas e Ignacio, trabajan con él y aprendieron desde chiquitos. “Es hermoso trabajar con mis hijos en esto. Ellos ayudaron mucho, le dieron otra impronta. Ampliaron el comercio y diversificaron el negocio: Hoy ofrecemos productos para celíacos y diabéticos. También damos talleres de apicultura e insumos para quienes se quieren iniciar en el rubro”, relata el comerciante, que reparte su vida entre el barrio, la familia y el campo de Moreno donde cría a sus abejas en enjambres. “Yo aprendí desde chico, me acuerdo que venía a ayudar a mi viejo todas las tardes después de la escuela. Ahora estoy encargado de la parte administrativa aunque él viene siempre”, cuenta Lucas.
La cosecha de la miel comienza en diciembre y termina en marzo. El resto del año, no producen. Por eso, durante ese período se extraen unos 40 kilos de miel, dependiendo del clima y la cantidad de colmenas. “La abeja llena de miel lo que se llaman cuadros. Esos cuadros se trasladan a una sala de extracción que está preparada como si fuera un secarropa, que decanta la miel. Después la ponemos en tanques, donde se cristaliza y toma ese aspecto grumoso: por eso es a partir de abril no se vende miel líquida”, explica el fanático de las abejas acerca de los complejos procesos que lleva a cabo para obtener su producto.
“Ofrecemos miel y sus derivados: jalea real, propóleo y polen. Cosas que la gente no está acostumbrada a comer por un tema cultural pero que son excelentes para la salud. Yo mismo los consumo, los alimentos de las abejas son pura vida”, se apasiona Lovisolo. “La apicultura es milenaria, los egipcios ya se dedicaban a ella, inclusive conocían las propiedades y beneficios de sus productos. Es muy relajante, hay gente que se dedica a esto solo para distenderse”, cuenta. “Con mucho esfuerzo logré todo esto. Mis clientes son los mismos de siempre, incluso ya es la tercera generación que vienen a comprarnos. Es decir, llegan los nietos de los que entraban al local desde el comienzo. Con ellos compruebo día a día los beneficios que ofrecen los alimentos de las abejas”, reflexiona Carlos.