16 suplemento ecologico

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El Riachuelo Contaminación sin fin (pág. 4) / Envases Emium Ladrillos sustentables (pág. 4)

EL RECICLADOR Entrevista a Carlos Briganti. Bajo el lema “Sembrando techos”, creó la primera huerta urbana en el barrio de Chacarita (pág. 2)


2 | EcoLógico NOTA DE TAPA

Feria Agroecológica. Carlos Briganti enseñando nociones de reciclado. Foto: Gentileza El Reciclador

es el lema de Carlos Briganti, un agricultor que cambió su paradigma y decidió cultivar en plena ciudad. Por Cindy Damestoy Hijo de una familia de agricultores, chacarero de alma, acostumbrado a la huerta de tierra con tractores y fumigaciones, hizo un impasse de treinta años y comenzó a sembrar semillas en la terraza de su casa. “Mi amor por la tierra se terminó de definir cuando vi que podía enseñarle a la gente a comer sano y barato produciendo sus propios alimentos”, cuenta Briganti. La idea de una huerta urbana surgió hace tres años, poco después de que su hijo tomara la decisión de ser vegano y su hija disminuyera la ingesta de carne.“El camino hacia una vida más sana, cultivando en tu techo, es una alternativa viable dentro de la ciudad”, sostiene El Reciclador. Este pionero en materia de reciclaje y tierra fértil, explica cómo cambió su

mentalidad después de cosechar en un paisaje urbano: “Mis épocas de agricultor en la granja me sirvieron para entender que no sabía nada, porque el paradigma es totalmente opuesto”. Según Briganti, la gran pregunta es cómo producir, ¿con fertilizantes o de manera orgánica? Él optó por trabajar con microorganismos eficientes, generando su propio sustrato y fertilizante. Así, aprendió cómo adaptar sus conocimientos a la mecánica del suelo urbano: “La dificultad principal son los límites físicos, porque en un contenedor donde la superficie es de 20 cm y hay que cultivar un tomate que mide 2 metros, con todas las contingencias que esto implica: el sol que achicharra y el viento, parece más que un gran desafió”.Sin embargo, Briganti va más allá: “La base de la tierra me ayudó a saber cómo se produce, dándole importancia a compostar ese suelo vivo que no vemos y no sólo a la planta”. El compost al que se refiere es un fertilizante compuesto de residuos orgánicos (desechos, productos de

origen animal y vegetal, etc), que resulta un magnífico abono. Entonces, “produciendo vida” se puede reducir enormemente la cantidad de basura. “Yo creé mi propia escuelita, abierta a la comunidad, totalmente gratis”, dice Briganti. En la Escuela La Margarita, que funciona en su propia casa, enseña cómo se hace el sustrato y cómo se cultivan frutas y verduras en contenedores reciclados: “Tuve que usar el ingenio para juntar de todo en la calle, por ejemplo, la carcasa de un televisor sirve como macetero, además de las clásicas gomas de los autos que son excelentes con el agregado de maderas en la base”. Briganti ya tenía conciencia de reciclado antes de empezar con esta iniciativa, por eso, en los 60 metros cuadrados de la huerta no hay una sola maceta comprada. Todo es material reutilizado, haciendo honores a su alias, El Reciclador. Las cubiertas de neumáticos no se degradan en cien mil años. “Van a quedar ahí como testimonio”, asegura. Además de estar muy dedicado a


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Foto: G entileza

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El Recic lador

Foto: Gentileza El Reciclador

sus cultivos, también ejerce como plomero. Con ese combo de conocimientos, da charlas una vez por mes en la Facultad de Agronomía: “En la universidad, les regalo semillas de palta, humus, lombrices californianas, cubiertas para hacer contenedores, cajones donde muestro como se hacen las composteras y los motivo hacia un cambio de mentalidad”. ¿Desde cuándo empezaste a reciclar? Siempre tuve el mal de Diógenes. El mal de Diógenes es el tipo que acumula cosas sin razón, sin una utilidad aparente. Pero ya tenía conciencia de reciclado; pensaba hacia dónde vamos con esta montaña de basura que generamos los seres humanos y entonces puse en marcha este proyecto. Obviamente que desafiaba toda lógica, porque la gente te mira, te ve juntando cosas de la calle y no entiende cual es la mecánica. Ahí empecé a enseñarle a las personas que yo traduzco mi mal de Diógenes en frutas y verduras.

¿En este momento vos que variedades de plantas tenés? Estamos en la temporada de tomates, morrones, zapallitos de tronco, cebollas de verdeo. Además de sandías, melones, pepinos, picantes en sus grandes variedades, perejil, albahaca. Intercalo todo esto con flores y otras especies aromáticas que conviven perfectamente y evitan las plagas. Esta huerta urbana de 60 metros cuadrados, ¿abastece a una familia tipo? Sirve para abastecer una familia tipo y más, porque este año agrandé los contenedores. Pongo las cubiertas una sobre la otra, y ahí planto un tomate, un morrón un choclo, una acelga, un perejil, o sea que en un mismo recipiente crecen una gran cantidad de frutos. Si no disponemos de una terraza grande, ¿En un balcón qué podemos cultivar?

Las plantas dependen del sol. Lo mínimo son cuatro horas diarias para producir, por ejemplo, lechuga. En un balcón podés tener perejil, cebolla de verdeo, morrón, y variedad de aromáticas, orégano, romero, plantas medicinales, etc. Es un incentivo para empezar y entusiasmarse. Lo otro que hay que hacer sí o sí, es compostar la basura. Tiramos entre uno y dos kilos diarios de materia orgánica, y el 50% es alimento. Las cáscaras de papa, de banana, todas esas cosas sirven para hacer tu propio compost. Si alguien quiere ir a los talleres que das en tu casa, ¿cómo hace? Me buscan en el Facebook “Carlos Alberto Briganti”. Van a ver dos girasoles en la portada. Ahí se ponen en contacto para venir a visitar la huerta. Van a ver que es un mundo que es posible, que conlleva cero costo, porque es todo reciclado. Exige trabajo, pero van a comprobar que lo que yo hago lo pueden hacer ustedes y adaptarlo a la superficie que tengan.


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El Riachuelo: un eterno problema sin solución

Foto: Ministerio de Ambiente y Espacio Público

Por Emanuel Duca La Boca es el barrio tradicional porteño por excelencia, donde el tango no es solo un recuerdo sino que está presente en cada esquina. Está caracterizado por sus conventillos de chapa y las paredes pintadas de vivos colores son el reflejo de la obra de grandes artistas. Es valorado culturalmente y elegido todos los días. Especialmente los fines de semana, miles de turistas se sienten subyugados por su música tan característica. Sin embargo, detrás del colorido y de las melodías del bandoneón no todo es agradable para sus vecinos, quienes deben convivir con una

de las cuencas más contaminadas del mundo: el Riachuelo. “Este era un lugar donde había mucho puerto, mucho tráfico en una época. Hasta que se juntaron varias curtiembres a la vera del río que tiraban plomo y arsénico, y ahí todo cambió”, cuenta un empleado que trabaja en el control del Riachuelo para el Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires. La polución alcanza niveles críticos en los cursos medio y bajo del río y tiene consecuencias peligrosas sobre la salud y la calidad de vida de los habitantes de la zona . El río se ha convertido hoy en un ícono nacional de la contaminación y de la injusticia ambiental. En el año 2004 un grupo de vecinos interpuso una demanda contra el Estado Nacional, la Provincia de Buenos Aires, el Gobierno de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires y 44 empresas por daños y perjuicios sufridos a raíz de esta problemática del Riachuelo. En el 2008 la Corte Suprema de Justicia firmó un fallo que resultó histó-

rico condenando a los gobiernos de la Nación, la Ciudad y la Provincia de Buenos Aires a llevar adelante un plan integral de saneamiento para terminar con la contaminación y los problemas de salud que afectaban a millones de habitantes de la cuenca. Ocho años después, es muy poco lo que cambió. A pesar de los intentos por limpiarlo, es un proceso que demora demasiado y los vecinos reclaman por su bienestar y por la reubicación de las familias.

Foto: Ministerio de Ambiente y Espacio Público

EMIUM, un envase eco-sustentable Por Cindy Damestoy Luis Pittau, un autodidacta argentino, es el creador del Envase Modular Interconectable de Usos Múltiples (EMIUM). A simple vista parecen los Lego con los que juegan los chicos, pero estos simpáticos envases cumplen otras funciones además de ser útiles para crear juguetes. Se pueden hacer mesas, casitas para mascotas e invernaderos, entre otras estructuras. Y no sólo sirven para dejar volar la creatividad, ¡se pueden construir casas de verdad! Estos ladrillos vacíos –transparentes y de colores– conforman paneles que posibilitan el paso de la luz, y son termoaislantes. Si se rellenan con arena adquieren mayor resistencia,

Foto: Gentileza Pixabay

y pueden ser usados para la edificación de viviendas. Están hechos de PET reciclado, el que habitualmente se encuentra en botellas de gaseosa, envases de distintos lácteos, entre otros. Además, este invento del año 2010 se complementa con otra creación argentina: el “Proyecto Petit”. Los estudiantes de la Facultad de Diseño Industrial de la UBA (Universidad de Buenos Aires), crearon un dispositivo que almacena y recicla las botellas de plástico descartables, convirtiéndolas en escamas. Así, estas dos invenciones se complementan, respondiendo al concepto y los valores de las nuevas tecnologías para un mundo sustentable. En el sitio web oficial de EMIUM, lo presentan como “el envase inteligente del nuevo milenio”, porque además de sus capacidades, ayuda a disminuir las cantidades industriales de basura. Este peculiar envase ya está siendo utilizado en México por empresas como CocaCola. Por el momento, lo lanzaron

Foto: Instituto Nacional de Tecnología Industrial

en bebidas lácteas infantiles, para que luego de consumir el producto, puedan divertirse conectándolos hasta hacer distintas formas. Pittau, tuvo en cuenta que consumidores y productores prefieren, por su comodidad los envases descartables, porque es más fácil y económico tirarlos que recolectarlos. El resultado de no reciclar es la acumulación en los basurales. El PET y el polietileno tardan siglos en desintegrarse. Cuando los tiran en la vía pública, ocasionan problemas en los desagües y contaminan el ambiente. Este invento tiene el objetivo de brindar una solución a esta problemática.


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