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-Las marchas -Maria Soledad Morales: El primer caso -Entrevista a Liliana Hendel

Suplemento

ESCRIBEN: CARLA SOFÍA LIMA RIPANTI ESTEBAN SILVA PÁEZ LUCÍA ZANTI EDITOR: BRIAN BAHAR

Suplemento #NiUnaMenos


#NIUNAMENOS: UN GRITO ETERNO Por Carla Sofía Lima Rpianti

del 19 de octubre de ese mismo año, tanto mujeres como hombres se sumaron al llamado “Miércoles Negro”, en donde la sociedad se vistió de negro haciendo referencia al luto nacional.

En Argentina, cada 30 horas asesinan a una mujer víctima de la violencia de género. “Ni Una Menos” es un grito colectivo que surgió de la necesidad de decir “basta de femicidios”. Formado en el seno de un grupo de periodistas, activistas y artistas, la agrupación se expandió al punto tal que la sociedad la hizo suya. Ya son miles las personas que se adhirieron al pedido de carácter urgente para ponerle un punto final a la violencia tanto física, como psicológica, sexual, simbólica, económica y patrimonial.

Como en una película de terror y drama, el día lluvioso acompañaba la fecha en que los paraguas abundaban en el multitudinario paisaje. Miles de personas se congregaron en el centro porteño para marchar desde el Obelisco a la Plaza de Mayo mientras otras tantas se reunieron en varios puntos del país. Ese mismo día, la mamá de Lucía, en diálogo con la radio Vorterix, expresó: “Hoy se pide justicia para que no haya más Lucías”. Ese fue el día en que se llegó al punto límite en que “la gota rebasó el vaso”, tuvo repercusiones alrededor del mundo. Tanto que el grito de "Ni una menos se hizo oír en la Ciudad de México, donde cientos de mujeres se reunieron en el Ángel de la Independencia. En Chile, la casa de gobierno, “La Moneda” residencia política presidencial- se vistió con luces que formaban la inscripción del tendencial hashtag. Valparaíso tampoco se quedó a fuera y ambos géneros marcharon hasta las puertas del Congreso Nacional del país. Bolivia también dio el presente en la incesante lucha y sumó a un gran número de mujeres en las calles de la Ciudad de La Paz. En Ciudad de Guatemala, la protesta de "Ni una menos” llegó a través de manifestaciones en contra de los embarazos infantiles, además de la capital de Uruguay, Montevideo, que también se unió al repudio de los femicidios.

El 3 de junio del 2015 fue la primera movilización masiva de “#NiUnaMenos”, en donde más de 150 mil personas se reunieron en la Plaza del Congreso, Ciudad Autónoma de Buenos Aires y en cientos de plazas de toda Argentina en reclamo a los femicidios ocurridos además de la aplicación de la Ley de Protección Integral a las Mujeres. Sin embargo, pese a semejante despertar y demostración multitudinaria, el observatorio de femicidios “Adriana Marisel Zanbrano”, coordinado por la asociación civil “La casa del encuentro” presentó un informe de investigación en el país, en el cual las cifras al año siguiente arrojaron los mismos resultados: 275 víctimas en 365 días. De estas estadísticas, el 78,5% conocía al homicida, lo que quiere decir que tanto esposos como parejas y novios fueron los victimarios. Así, de los 108 casos, los ex fueron los responsables de 54 muertes, mientras que la lista sigue con los vecinos o allegados (23), los padres y padrastros (13), otros familiares (12), los hijos en cinco y los proxenetas en uno, sin verificarse un vínculo aparente de los 59 femicidios restantes.

La propuesta que invita a una toma de conciencia colectiva, detalla en su sitio web que “la violencia machista es aquella que se ejerce mediante toda acción, u omisión, dentro del marco de una relación desigual de poder, que de manera directa o indirecta, tanto en el ámbito público como privado, afecta tu vida, libertad, dignidad, integridad física, psicológica, sexual, económica o patrimonial, y por el hecho de ser o sentirte como una mujer”. Es por eso mismo que se debe insistir y expandir los conocimientos en la materia para que ante un mínimo signo de violencia, sea una niña, joven, adulta o anciana, pueda evitar caer en las garras de una pandemia que está destruyendo al mundo.

Una atmósfera de angustia y bronca invadió a la sociedad no quiso quedarse de brazos cruzados y decidió hacer una nueva marcha el 3 de junio de 2016 para decirle basta a las expresiones violentas que arrasan con la vida de cientos de mujeres a diario. Esa misma tarde, fotos de mujeres que resultaron asesinadas en manos de un hombre insano, a la par de las banderas -de diferentes organizaciones políticas y de derechos humanos- que flameaban al ritmo del viento, se alzaron frente al Congreso de la Nación en reclamo de justicia. Lamentablemente, cuatro meses y cinco días más tarde, dos sádicos consumaban el brutal asesinato de Lucía Pérez: una adolescente de 16 años, quien fue drogada, violada, torturada y asesinada en Mar del Plata. El hecho delictivo que levantó más de mil suspiros ante el dolor y la inhumanidad de tal muerte hizo nuevamente un quiebre del corazón de los argentinos que ante tal crueldad decidieron marchar a modo de luto. Desde el mediodía

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UN SILENCIO QUE ATURDIÓ asesinadas y tiradas como basura. Durante años no se le prestó atención suficiente a la problemática. Los medios trataban los diferentes casos como cualquier otro asesinato y se los llamaba, habitualmente, crímenes pasionales. Pero cuando la sociedad se da cuenta que estaban matando mujeres como si fueran descartables, empezó a utilizarse la palabra correcta: femicidio. El término que se utiliza es político, es la denuncia a la naturalización de la sociedad hacia la violencia sexista.

Por Esteban Silva Páez

Cuando asesinaron a María Soledad Morales, el 8 de noviembre de 1990, las autoridades locales y medios oficiales trataron de desviar la atención del crimen, mediante sermones morales a la población enfocados sobre las culpas de jóvenes y padres, que eran los principales afectados. La sociedad de Catamarca no se dejó llevar por los comentarios, abrió los ojos y decidió marchar bajo el liderazgo de una monja y de un matrimonio devastado que pedía justicia. Fueron dos mil jóvenes estudiantes y sus padres, respaldados por autoridades de colegios, que caminaron por primera vez en total silencio exigiendo mediante pancartas una única respuesta: ¿Qué pasó con María Soledad Morales? Los medios de todo el país comenzaron a hacerse eco de lo que sucedía y cubrieron lo que es hoy el crimen más mediatizado de la historia argentina. Tras un largo pedido de justicia hubo condenados. En los 25 años que pasaron del crimen de María Soledad la historia se repitió con otras jóvenes. Ángeles Rawson, Melina Romero, Houria Moumni y Cassandre Bouvier fueron alguna de las chicas abusadas,

El Femicidio es una de las formas más extremas de violencia hacia las mujeres, es el asesinato cometido por un hombre hacia una mujer a quien considera de su propiedad. El concepto fue desarrollado por la escritora estadounidense Carol Orlock en 1974 y utilizado públicamente en 1976 por la feminista Diana Russell, ante el Tribunal Internacional de Los Crímenes contra las Mujeres, en Bruselas. Debido a la situación alarmante que generaban los femicidios en la Argentina, un grupo de mujeres organizó el 3 de junio de este año una marcha multitudinaria bajo el lema “Ni una menos”. El objetivo era visibilizar la problemática y reclamar un freno al contador de mujeres asesinadas que, sólo en 2014, sumó 277 víctimas. Al comienzo pareció tratarse de un evento feminista, pero el tema rápidamente se viralizó y tomó trascendencia internacional. La convocatoria se realizó principalmente a través de las redes sociales. Se reclamó que no haya más víctimas de violencia de género y se pidió que las instituciones brinden los instrumentos necesarios para garantizarlo. En Buenos Aires la convocatoria multitudinaria, que se realizó frente al Congreso de la Nación, reunió de 300.000 personas.

Cuando asesinaron a María Soledad, dos mil jóvenes concurrieron a la primera marcha, liderada por las compañeras de la víctima, particularmente una de ellas, que guió al grupo estudiantil. Y fue notable la intervención desde el principio de la Hermana Pelloni, la directora del colegio donde cursaba la joven asesinada, con gran predicamento en los medios, quien rechazó enfáticamente toda intención de sembrar dudas sobre la conducta de María Soledad, intento que se proponía desviar las culpas y la atención puesta en la identificación de los culpables en perjuicio de la joven. Progresivamente fueron sumándose a las marchas la propia Hermana Pelloni, la madre de María Soledad, la abogada de la familia de la joven asesinada, y semana a semana gran parte de la población, a punto tal que hubo marchas de más de 25 mil personas en una ciudad de sólo 80 mil habitantes. Hace 25 años, en Catamarca, las mujeres ocuparon el lugar de vanguardia en las movilizaciones y fueron voceras privilegiadas de las demandas de justicia. Lo mismo sucedió el pasado 3 de junio, cuando cansadas de que las maten, las mujeres decidieron levantar su voz para reclamar seguridad ante la violencia ejercida por los hombres. El sentimiento de que le puede tocar a cualquiera es el mismo que invadió a las compañeras de María Soledad e hicieron que se llevaran a cabo las “Marchas del

Silencio”. Pasaron los años y recién en 2015, después de miles de muertes, los organismos estatales y la sociedad se dieron cuenta de que había que modificar las leyes para lograr amparar los derechos de las mujeres y establecer una igualdad social. Fue un silencio que se hizo escuchar.

EL CRIMEN MÁS MEDIÁTICO DE LA HISTORIA El crimen de María Soledad se descubrió la mañana del 10 de septiembre de 1990, cuando trabajadores de Vialidad encontraron su cuerpo mutilado y semiescondido en inmediaciones de la cancha de fútbol de Parque Daza, en la zona este de la capital. Los informes médicos aseguraron que la joven había sido violada y asesinada 48 horas antes del hallazgo de su cuerpo, entre la noche del 7 y la madrugada del 8 de septiembre. Su asesinato tuvo una amplia repercusión a nivel nacional, entre ellas la renuncia del entonces gobernador Saadi. A partir del hallazgo del cuerpo, siete jueces investigaron el caso y entre sospechas de encubrimiento y de protección política, la causa fue elevada a juicio oral. En 1996, el tribunal compuesto por los jueces Alejandro Ortiz Iramaín, Juan Carlos Sampayo y Alejandra Martínez Azar dio inicio al debate oral que tuvo a Guillermo Luque -hijo del diputado

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nacional por el peronismo, Ángel Luque- y a Luis Raúl Tula, acusados por el crimen con diferentes grados de participación. Sin embargo, este juicio debió suspenderse ante escenas de fraude que fueron captadas por las cámaras de televisión que en ese momento transmitían en vivo y en directo las jornadas del debate. Otro tribunal compuesto por los jueces Santiago Olmedo de Arzuaga, Jorge Álvarez Morales y Edgardo Álvarez decidió retomar el debate al año siguiente y el 27 de febrero de 1998 Luque fue condenado a 21 años de prisión y Tula a 9 años por "violación seguida de muerte agravada por el uso de estupefacientes". Tula, que ahora tiene 54 años, cumplió la totalidad de la condena, mientras que Luque, actualmente de 49 años, pasó en prisión 14 años y al cumplir dos tercios de la pena obtuvo la libertad condicional por buen comportamiento durante la detención.

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HACIA UNA DEMOCRACIA EFECTIVA Por Lucía Zanti

La violencia de género o mejor dicho el femicidio es uno de los temas más mencionados en el último tiempo. Sin embargo, cabe resaltar que esto se debe principalmente a los movimientos sociales y agrupaciones que buscaron poner en boca de todos la importancia de concientizar acerca de la lucha de las mujeres contra la violencia. Hasta hace unos pocos años, los femicidios eran llamados crímenes pasionales, término que se implantó en los medios de comunicación y que como resultado la sociedad lo llamó igual. La militante de derechos humanos, sobre todo los femeninos, periodista y psicóloga, Liliana Hendel, habló para el suplemento acerca de la importancia de los medios que alzan la voz para instalar el tema en la sociedad. -¿Cómo tratan los medios la violencia de género? Los medios tratan, en general, mal todo lo que tiene que ver con violencia de género. Digo en general porque hay un periodismo que crece en Argentina entre personas más jóvenes pero también en personas con más experiencia. La red internacional de periodistas con visión de género en Argentina, reúne a más de cien periodistas en todo el país. Por eso cuando hablamos del periodismo tenemos que señalar que hay periodistas que hacen un enorme esfuerzo por ser una voz desinente en un coro bastante complicado. -¿Por qué se habla mal? Se habla mal porque se victimiza a la víctima, se habla mal porque se cuentan cosas de la intimidad que no son informes periodísticos y que dañar la intimidad de la mujer asesinada y de la familia de la mujer, sobre todo de los hijos e hijas que pudieron haber quedado si es que tuvo hijos. Y otra de las cosas que hay que resaltar es que no se utiliza el lenguaje apropiado para informar. Los femicidios o femeneicidos, que es la manera correcta de decirlo no tiene nada que ver con la pasión, ni con el amor, no la mato porque la quería demasiado, ni porque se puso celoso, no la mato porque estaba drogado, en

fin no la mato porque.. La mató porque es un asesino, la mato porque es un varón que creyó que esa mujer era un objeto que le pertenecía como le puede pertenecer una máquina de café. La militante afirma que el periodismo y la sociedad en general está mucho mejor de lo que estaba hace diez años. ‘‘El periodismo empezó a permearse para instruir, por ejemplo, en la palabra femicidio, hoy en día, hasta en los medios más amarillistas dicen femicidio y antes decían crimen pasional, y agregó ‘‘Creo que se sigue tratando mal el tema pero estamos muchísimo mejor de como era antes y hoy estamos mejor encaminados‘‘. -¿Qué efectos provocaron las marchas del Ni una menos? Sin lugar a dudas, las marchas del ni una menos marcaron un hito tanto en nuestra sociedad como también en los países vecinos. Me parece interesante colaborar con que es lo que pasó en esas marchas y qué condiciones la posibilitaron. La marcha es la lucha de muchos años de grupos importantes de mujeres que trabajaron desde los movimientos sociales, desde organizaciones, desde algunos organismos del Estado, o desde el periodismo para visibilizar y hacer consciencia que la violencia contra las mujeres está instalada en nuestra sociedad y lo que es más grave es que se a naturalizado como si fuera un tema personal y no un problema de política pública o social en el mundo, no es un problema de la Argentina, es un problema en el mundo con diferentes intensidades. El Ni una menos marca un hito que fue posibilitado por esas décadas de trabajo de esos movimientos de mujeres al que se han sumado varones y disidentes sexuales que reclaman por una democracia efectiva, no solo por mayor seguridad para las mujeres, reclamamos derechos, reclamamos por una democracia donde las mujeres y disidentes sexuales no tengan miedo de salir a la calle. La respuesta multitudinaria en todo el país y en países limítrofes renueva la esperanza de que efectivamente estamos haciendo un mejor camino hacia una democracia efectiva. Finalmente, Liliana explicó el rol importantísimo que tiene el Estado en relación al cumplimiento de los acuerdos internacionales y aseguró que falta trazar un gran camino respecto de este tema ya que a veces incumple su función.

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