La resiliencia en el matrimonio en tiempos de cuarentena
¿Qué hago si mis hijos se enferman en tiempos de pandemia?
Dejmos de buscar culpables
Santa Verónica Giuliani Fiesta: 9 de julio
cada relato? Esto es lo que importa. Por supuesto, Jesús vino a decirnos que él es el Hijo de Dios. Jesús es Dios. Pero, en el fondo, ¿qué significa esto? Significa que Dios está donde se remedia el sufrimiento de los enfermos y el hambre de los indigentes. Por eso, Jesús desconcertó a todo el mundo. Hasta Juan Bautista se quedó desconcertado. Por eso mandó que unos discípulos a preguntarle a Jesús: “¿Eres tú el que tenía que venir o esperamos a otros?” (Mt 11, 3). La respuesta de Jesús fue muy clara: “Id a contarle a Juan lo que estáis viendo y oyendo: Los ciegos ven y los cojos andan, los leprosos quedan limpios y los sordos oyen, los muertos resucitan y los pobres reciben la buena noticia” (Mt 11, 4-5; Is 26, 19).
S
i algo nos está enseñando la pandemia del coronavirus, que estamos soportando, es que lo más importante, para todos los seres humanos, es la salud. Es lo que más nos preocupa y más nos interesa a todos en este momento. La salud es lo primero. Todo lo demás, pasa a un segundo término y se supedita al problema de la salud. Incluso el dinero, la política, la diversión, todo. Desde este punto de vista, es indudable que, si algo hay claro y que no admite duda, es que la persona, que más se interesó por la salud de la gente y más se dedicó a curar enfermos, fue Jesús de Nazaret, tal como nos lo presenta el Evangelio. Teniendo en cuenta que Jesús no fue un médico. Jesús fue un “hombre religioso”. Pero entendió la religión de tal manera que, para él, lo primero y lo más
urgente fue remediar el sufrimiento de toda clase enfermos. Con lo cual Jesús nos vino a enseñar que lo primero y lo más importante, que tiene que hacer la religión, es resolver el problema que más nos preocupa a todos, el problema de la salud.
En este sentido la “nueva normalidad” a la que nos vamos adentrando gradualmente está condicionada por primerear el valor de la vida y la salud. A estos esfuerzos se ha aunado la Iglesia siendo la última instancia en retomar sus actividades. Y tener en cuenta que el valor supremo es la vida. Es por ello que en esta edición del periódico REDES los invitamos a seguir haciendo un esfuerzo por tomar muy enserio las medidas de sana distancia, uso estricto de cubre bocas y toda la higiene necesaria en las manos y en los inmuebles que habitamos.
Lo primero, para Jesús, fue siempre aliviar y remediar el sufrimiento de los enfermos, de los pobres, de los más desamparados de este mundo. Aunque eso se tuviera que hacer quebrantando las normas de los dirigentes religiosos o dejando de lado cumplir las normas y obligaciones que imponía el clero de entonces. Por eso, lo que interesa, en los cuatro evangelios, no es la “historicidad” de esos relatos, sino la “significatividad” de lo que hizo y dijo Jesús. ¿Qué significa
Nuestros sufrimientos son caricias bondadosas de Dios, llamándonos para que nos volvamos a él, y para hacernos reconocer que no somos nosotros los que controlamos nuestras vidas, sino que es Dios quien tiene el control y podemos confiar plenamente en él Madre Teresa de Calcuta
MEDIDAS DE PREVENCIÓN / REQUISITOS DE ACCESO
COVID 19 - CORONAVIRUS
propicio de capacitación del equipo estratégico que apoye en la aplicación de las presentes disposiciones. d) Cuarto momento, apertura. Si el sistema estatal de semáforos lo permite, (Semáforo Naranja), se prevé una apertura a la participación moderada de fieles el domingo 12 de julio. En caso de que se establezca semáforo naranja antes de la fecha establecida, ha de considerarse como tiempo oportuno, la capacidad operativa de cada parroquia o rectoría para poner en práctica las presentes disposiciones. Fase II Asistencia a reuniones de grupos y movimientos: para la reactivación de las agendas de los movimientos y grupos a nivel parroquial y diocesano, se pide monitorear los semáforos de la Secretaría de Salud a nivel nacional y estatal, mismas que se irán actualizando semanalmente para permitir la reanudación gradual de las actividades, así como seguir observando estrictamente la desinfección de personas, inmuebles y distanciamiento social.
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a situación de la pandemia y, en consecuencia, el confinamiento en casa, nos han alejado de la celebración eucarística dominical durante algunos meses, la que hemos seguido a través de los medios de comunicación. Es, por tanto, comprensible que los fieles pregunten continuamente cuándo será posible regresar a participar de la santa Misa de manera presencial. Nuestra Diócesis de Celaya se está preparando para este gran momento, por lo que presentamos las disposiciones dadas para que pronto podamos volver a la Eucaristía. FASES DE REAPERTURA Fase I Asistencia moderada: al poder regresar gradualmente las actividades eclesiales se determina que los fieles podrán asistir a las iglesias para las celebraciones eucarísticas dominicales y feriales, en grupos pequeños y moderados de acuerdo al espacio de la iglesia, guardando
Fase III. Apertura de la vida pastoral ordinaria: para emprender con normalidad la vida pastoral ordinaria de nuestra diócesis y parroquias, debemos tomar muy en cuenta las disposiciones de la Secretaría de Salud de los tres niveles de gobierno. debidamente el distanciamiento social; y observando todas las medidas preventivas, las parroquias dispondrán prudentemente según la propia situación de lugar. Esta fase se desarrolla bajo los siguientes momentos: a) Primer momento, distribución. De la semana del domingo 21 al sábado 27 de junio, momento que se destina a la distribución del documento, entre los sacerdotes y diáconos. No será un documento de difusión pública viral. b) Segundo momento, estudio. De la semana del domingo 28 de junio al sábado 4 de julio, se establece un momento hábil para estudiar, reflexionar y asumir el documento por parte de los sacerdotes. En esta semana ha de empezar la formación del equipo de apoyo, seleccionando de entre los agentes a los más idóneos, conforme a las circunstancias. c) Tercer momento, capacitación. De la semana del domingo 5 al sábado 11 de Julio ha de considerarse el tiempo
Pbro. Carlos Sandoval Rangel
a lo ilusorio” (Francisco, EG, 62), es difícil que la esperanza a largo plazo, donde se implican procesos, sea algo promovido. Es difícil que la paciencia tenga una carta de ciudadanía. La virtud que nos permite vivir los procesos propios frente a las circunstancias y frente a las personas, continuamente es transgredida por la lógica de vida de lo provisorio y de lo rápido. Además, no olvidemos que la paciencia no es una debilidad o un someterse impotentemente, sino todo lo contrario (Fernando Gutiérrez, Aspectos positivos de la pandemia). “Mejor que el fuerte es el paciente, y el que se sabe dominar vale más que el que conquista una ciudad” (Prov. 16, 32).
es capaz de reinventar la vida, porque es una capacidad que nos da Dios.
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a esperanza no es algo opcional, pues siempre se necesita vivir bajo la esperanza de algo, de ahí sale la fuerza para enfrentar con sentido los diferentes retos de la vida. Ahora, “El ser humano tiene muchas esperanzas, más grandes o más pequeñas, diferentes según los periodos de su vida. A veces parece ser que una de estas esperanzas la llena totalmente y que no necesita ninguna otra” (Benedicto XVI, Salvados en la esperanza, n 30). Esa esperanza puede ser una persona, la profesión o un éxito determinado. Este tipo de esperanzas son, desde luego, importantes en lo cotidiano de la vida. “Pero cuando estas esperanzas se cumplen, se ve claramente que esto, en realidad, no lo era todo” (Ibidem). O igual, estas esperanzas siempre serán insuficientes cuando las pruebas de la vida son más altas y exigentes. De hecho, así lo estamos viviendo en este tiempo sacudido fuertemente por el fuerte deterioro del tejido social y por la pandemia del covid 19, que ha puesto en crisis al mundo entero. Es ahí cuando se advierte, con fuerza, que en realidad el hombre necesita vivir bajo una esperanza que lo coloque mucho más allá, que de verdad lo llene todo. Es decir, necesitamos de modo indispensable de Dios. Pero no cualquier dios, sino el Dios que se nos ha revelado en Jesucristo, con toda su grandeza y su capacidad para enseñarnos a entender la vida.
Un buen cristiano jamás adoptará como criterio de vida el “no queda de otra” o “pues ya, ni modo”. Como decía Max Scheler: el animalito se adapta a las condiciones, pero el ser humano está llamado a transformar las condiciones. A lo que nosotros podemos añadir: y mucho más si es cristiano. La esperanza que se fundamenta en Dios nos da la capacidad de no detenernos ante ninguna adversidad, por lo que ahora que estamos en crisis es cuando menos podemos acobardarnos. La fe nos coloca frente a Jesús, que es un Dios cercano y con rostro humano, que nos ha amado hasta el extremo y que muchas personas buenas nos han mostrado que efectivamente es camino, verdad y vida. Además, en realidad, no estamos viviendo el peor momento de la historia. La fe nos lleva, desde luego, a pedirle a Dios que nos libre de la enfermedad, que nos cuide, sin embargo, no es precisamente lo mejor que nos puede ofrecer la fe. Pues la fe, en lo bueno y en la adversidad, es ante todo aprender a vivir desde Dios y bajo la fuerza de esa esperanza, de modo que actuemos siempre con la debida sensatez, en la coherencia justa. La fe nos capacita para entender, proyectar, construir, trascender y disfrutar de la vida, a pesar de las adversidades. Pero en esta crisis, sería muy pobre nuestra fe si solo nos alcanzara para vivir con esperanza, pues el llamado para el cristiano es mucho más: “ser factor de esperanza para muchos otros”. La firmeza, el trabajo, la solidaridad, la cercanía, el compromiso, la fidelidad a un mandato divino y otros valores son los signos que el cristiano hoy puede compartir con el mundo y que generan una verdadera esperanza. Es fundamental hacer ver que el hombre
Como es obvio, en una cultura como la actual donde “el primer lugar está ocupado por lo exterior, lo inmediato, lo visible, lo rápido, lo superficial, lo provisorio. Donde lo real cede lugar
“No olvidemos que el gran paciente es Dios mismo, que nos sobrelleva en nuestras debilidades y nos da todo el tiempo necesario para nuestra conversión y para que le reconozcamos” (Ibidem). Dios siempre tiene esperanza en nosotros. Señor, en esta pandemia y en este tiempo de tanta inseguridad, suceda lo que suceda, tú llena del amor verdadero mi pobre corazón. Viva lo que viva, tú, Señor, dale sostén a mi vida. Si mi amor por ti es tibio y pobre, en cualquier modo renueva tu presencia en este pobre pecador, para que vuelvas a ser mi máxima y verdadera esperanza. ¡Señor, te necesitamos!
Dame tu luz tocad para Dios, tocad, tocad para nuestro Rey, tocad. Porque Dios es el rey del mundo: tocad con maestría. Dios reina sobre las naciones, Dios se sienta en su trono sagrado. Los príncipes de los gentiles se reúnen con el pueblo del Dios de Abraham; porque de Dios son los grandes de la tierra, y él es excelso. —Salmo 46— Está sentado a la derecha del Padre y su reino no tendrá fin.
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yer me dijeron que yo no veía bien, que hace tiempo no soy asertivo, que no sé estar del lado correcto. Lo consulté en mi interior durante la noche y ahora que amanece, creo que tienen razón, me falta definición. Pero ¿cómo me defino si el lado en el que ellos me quieren es el de los soberbios? No me siento bien del lado de los malvados. Esos que no te temen, Jesús, para quienes los subordinados cuentan muy poco. Y de día pisotean y oprimen tal como lo maquinaron durante la noche. Es verdad que cuando estamos en puestos de decisión, nunca se decide entre blanco y negro, sino entre infinidad de grises. Aun así, yo prefiero
tu luz. Deseo mantenerme entre los que te siguen en la misericordia. Blíndame ante los malvados e ilumina mis decisiones en favor de los demás. El malvado escucha en su interior un oráculo del pecado: “No tengo miedo a Dios, ni en su presencia.” Porque se hace la ilusión de que su culpa no será descubierta ni aborrecida. Las palabras de su boca son maldad y traición, renuncia a ser sensato y a obrar bien; acostado medita el crimen, se obstina en el mal camino, no rechaza la maldad.
Señor, tu misericordia llega al cielo, tu fidelidad hasta las nubes, tu justicia hasta las altas cordilleras; tus sentencias son como el océano inmenso. Tú socorres a hombres y animales; ¡qué inapreciable es tu misericordia, oh Dios!; los humanos se acogen a la sombra de tus alas; se nutren de lo sabroso de tu casa, les das a beber del torrente de tus delicias, porque en ti está la fuente viva y tu luz nos hace ver la luz. Prolonga tu misericordia con los que te reconocen, tu justicia con los rectos de corazón; que no me pisotee el pie del soberbio, que no me eche fuera la mano del malvado. Han fracasado los malhechores; derribados, no se pueden levantar. —Salmo 35— El que me sigue no camina en tinieblas, sino que tendrá la luz de la vida. Juan 8,12 Pueblos todos, batid palmas, aclamad a Dios con gritos de júbilo; porque el Señor es sublime y terrible, emperador de toda la tierra. El nos somete los pueblos y nos sojuzga las naciones; El nos escogió por heredad suya: gloria de Jacob, su amado. Dios asciende entre aclamaciones; el Señor, al son de trompetas:
Déjame alabarte mientras voy de camino a mi trabajo. Me encantaría escuchar tambores, cantos y cítaras mientras llego. Me goza invocar tu nombre repetidas veces y sentir que me respondes con esa voz que nadie puede resistir. Durante el día, ¡ilumíname! Que no caiga yo en la maldad. Aléjame de la soberbia y la presunción. Que pueda hacer contrapeso a quienes se ufanan de hacer el mal. Haz que suceda, que yo vea que Tú asciendes mientras las tinieblas y la maldad se diluyen en la nada. Voy a batir palmas en silencio gozando de ver cómo sometes al pecado y sojuzgas a la muerte.
Por: Pbro. Arturo Valle Hernández
En febrero del año 2002, en la Casa de la Juventud en Bogotá, Colombia, el padre Jesús Andrés Vela S.J. (q.e.d.) decía que somos una hoja en blanco y un lápiz, y que vamos escribiendo nuestra propia historia de vida, porque Dios desde el principio así lo quiso. “Entonces dijo Dios: hagamos a los seres humanos a nuestra imagen, según nuestra semejanza, para que dominen sobre los peces del mar, las aves del cielo, los ganados, las bestias salvajes y los reptiles de la tierra. Y creó Dios a los seres humanos a su imagen; a imagen de Dios los creó; varón y mujer los creó. Y los bendijo diciéndoles: crezcan y multiplíquense, llenen la tierra y sométanla, dominen sobre los peces del mar, las aves del cielo y todos los animales que se mueven por la tierra” (Gen 1, 26-28). Dios nos ha dado la capacidad de ir construyendo nuestra historia, y el padre Jesús Andrés insistía: hay dos elementos del futuro, el futuro tendencial y el futuro deseado. El futuro tendencial, es hacia donde irán a desembocar las tendencias del presente. Es cuando vivimos guiándonos como la mayoría, sin poner en realidad algo de nosotros que implique un poco de esfuerzo, y hasta hay un dicho que dice: “¿a dónde va Vicente?, pues a donde va toda la gente”. El futuro deseado parte de la creencia de que es posible construir el futuro, que se puede y se debe intervenir en los rumbos de la historia, se cree en la posibilidad de soluciones creativas y humanas anticipando el futuro en las soluciones del presente, empezando a construir ahora la realidad que se quiere mañana. Es posible construir nuestra historia. Y esto, ¿qué tiene que ver con la resiliencia en el matrimonio, en tiempos de cuarentena?, pienso que mucho, gracias a esta capacidad que Dios nos dio desde el principio para someter y dominar la tierra, los matrimonios y las familias deciden en qué se quedan, o
somos de los que nos quejamos o somos de los que actuamos, porque por la resiliencia se debería sacar lo mejor de cada persona, para enfrentar esta cuarentena que parece que se prolongará por más de cuarenta días, ya fueron más de 60 y parece que aún hay más. Describo la RESILIENCIA como esta capacidad para afrontar las adversidades con nuestras fortalezas, y sin duda, esta pandemia nos ha puesto frente a nosotros mismos, y nos ha hecho ver lo frágil y lo vulnerables que somos, y es precisamente ahora cuando debemos mostrar esa capacidad que tenemos los seres humanos para salir adelante e incluso aprender de las adversidades, y verlas como una oportunidad de crecimiento y de tomar nuevos aprendizajes. La realidad nos dice que los novios, las parejas, los esposos, buscan momentos para compartir sueños, ilusiones, gustos, momentos especiales y todos o al menos la mayoría quisieran que aquellos momentos, cuando se está con la persona amada, se eternizaran, hay mucho de qué hablar, cosas por las cuales sonreír, deseos de sentir y que siempre se pudiera estar junto a la persona amada, pienso en Pedro, cuando en el monte Tabor le dice a Jesús: “Señor, qué a gusto estamos aquí hagamos tres tiendas…” es tan bonito estar con quien se ama que ahí se quiere estar. El pasado 23 de marzo nuestro Señor Obispo nos pidió “vamos a seguir las indicaciones de la secretaría de salud y las disposiciones del Episcopado Mexicano, y seguimos la indicación “quédate en casa”, al principio parecía una exageración y no era posible que esto estuviera ocurriendo, lamentablemente, ocurrió. Y nos quedamos en casa. Se dice que en otros países, esto ha traído conflictos familiares, peleas entre los cónyuges, padres e hijos, entre hermanos. Es aquí donde está lo im-
portante ¿cómo este encierro ha afectado o favorecido la vida matrimonial o de familia?, recuerdo a Jesús Andrés, dejamos que otros decidan por nosotros, nos quejamos, nos molestamos o aprovechamos este momento para echar un vistazo a nuestro matrimonio haciendo una interiorización como pareja y de ahí, comenzar nuevos planes y proyectos. ¿Hacia dónde quiero empujar la historia?, ya pasó, no podemos regresar el tiempo, ¿qué puedo hacer?
Quiero terminar contando una historia que leí en un libro “los once poderes del líder”, me gusta el futbol y llegó a mis manos este libro.
Mario Borghino habla de la reactividad o pro actividad y dice que la reactividad es el impulso instintivo que induce a atacar o huir, con el único propósito de defendernos a como dé lugar y la pro actividad por el contrario, es la conducta que permite discernir la situación y decidir cómo resolverla, independientemente de la condición de la situación. Las personas reactivas tienen poco control sobre sus impulsos, se exaltan con facilidad. Y esto les está sucediendo a algunas parejas. Los individuos reactivos: en el fondo sienten que todo el mundo los ataca y que ya nada se puede hacer, pero M. Gandhi decía: “Nadie puede hacerte sentir débil sin tu consentimiento”.
Solidaridad, responsabilidad y perseverancia han sido siempre características de un jugador de nuestro club. Solidaridad, porque ningún jugador puede ser campeón sin la ayuda de sus compañeros. Responsabilidad, porque nunca buscamos excusas en los árbitros o en los rivales. Perseverancia, porque el auténtico profesional es aquel que se gana el respeto con el trabajo diario y porque la estabilidad es una de las bases del éxito.
Las personas proactivas tienden a ser mas ecuánimes y tienen la capacidad de elegir su comportamiento. Viktor Frankl, descubrió en los campos de concentración que “al ser humano se le puede quitar todo en la vida menos la libertad de decidir”. Pueden pasar muchas cosas a tu derredor, pero tú eres el responsable de tu conducta ante los demás. Incluso, decidir enojarte es una elección y no hay nada de malo en ello, siempre y cuando te hagas responsable. El mismo Viktor Frankl decía que “el ser humano es producto de sus decisiones, más que de sus condiciones”, él estaba convencido de un principio “si actúas como piensas, terminarás pensando como actúas. Al final eres cualquier persona menos la persona que anhelabas ser, ya que te transformas en lo que sucede, no en lo que tú quieres ser”. Cada familia en esta situación toma sus propias decisiones, o enfrentamos el futuro deseado o nos vamos por el futuro tendencial, o somos reactivos o proactivos. Tomamos este tiempo para lastimarnos o para amarnos y recordar tantas cosas bonitas que soñábamos de novios cuando tuviéramos nuestra propia familia. Peleamos en familia, o aprovechamos para vivir una experiencia única de encuentro y donación que durante mucho tiempo el trabajo nos quitó. Podemos ser como el gusano que entra en el capullo y que sale transformado en una gran mariposa bonita y lista para volar. Es nuestro momento familia, “dominen la tierra y sométanla”, si revisamos la historia, siempre ha habido situaciones difíciles, pero tenemos que aprender a adaptarnos, primero para sobrevivir y, después para generar una nueva humanidad.
“La historia ha convertido a este club en una escuela de ganadores. Un jugador del Real Madrid jamás se rinde. La ética del esfuerzo es nuestro valor más grande. Nuestra afición está dispuesta a perdonarlo todo, menos la falta de entrega.
El vestuario es sagrado y sus secretos deben guardarse por respeto a los compañeros y al club. Por el mismo principio de lealtad, en el Real Madrid el puesto se gana en los partidos y en los entrenamientos, no en los medios de comunicación. El nombre del Real Madrid ha puesto siempre acompañada por la palabra “señorío”. Dentro y fuera del campo, un jugador de nuestro club debe entender que representa cien años de una historia única y a millones dentro del mundo entero. Hay que tener un comportamiento respetuoso con los compañeros, árbitros y rivales. El triunfo también es consecuencia de una superioridad moral. Vestir la camiseta del Real Madrid es asociarse a todos estos valores que han convertido a nuestro club, que ya es el tuyo, en el mejor del mundo”. Es momento de ponernos la camiseta y hacer que esta institución que no es de cien años sino milenaria, salga adelante aun a pesar de todas las pandemias, dificultades, virus, y todos los ataques del mundo, la familia persistirá. Porque es de institución divina.
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Es importante darnos cuenta qué hay cosas que son aplazables y otras que son inminentes para llevar a nuestros hijos al hospital. Por eso es de vital importancia que podamos saber distinguir esto y sólo lo lograremos si los conocemos muy bien. Un dolor de estómago, un ligero resfriado, un raspón en la rodilla son cosas que se pueden manejar a distancia; pero un piquete de alacrán, un dolor agudo en el abdomen, o la dificultad para respirar son problemas qué hay que atender lo más pronto posible. De nosotros, sus papás, depende la integridad física de nuestros hijos.
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espués de tres meses de encierro, comienzan a brincar los problemas físicos por el sedentarismo, la falta de aire, el cambio de actividades, el aburrimiento, etc. Por lo que se hace necesario llevar a nuestros hijos al médico, pero en realidad aún estamos con problemas de la contingencia ¿qué podemos hacer? Aquí te dejo mis 5Tips para tratar de evitar las visitas al médico sin que la salud de nuestros hijos se vea en peligro. PRIMERO. Observa a tus hijos para detectar cualquier síntoma.
Podemos tomarlos un momento para observar y discernir los pasos a dar para que la salud de nuestros hijos sea óptima. Además, los accidentes no los podemos planear. Así qué hay que estar atentos en todo momento. SEGUNDO. Que la alimentación sea sana y adecuada para fortalecer las defensas de nuestros hijos. Hay alimentos que favorecen que nuestras defensas estén fuertes, tales como los vegetales y frutas ricos en vitaminas c y b12, por ejemplo, el limón, el brócoli, la guayaba, entre otros. También hay alimentos ricos en hierro
y minerales que nos mantienen fuertes como son los frijoles y el hígado de res, entre otros. Es importante pensar en una dieta variada y completa, para que nuestros hijos se alimenten de forma nutritiva y se mantengan sanos. También es cierto que hay alimentos que nos ayudan a corregir algunos malestares como son los pequeños resfriados; si tomamos miel y limón, seguramente nos sentiremos bien sin necesidad de ir al médico. Los tés e infusiones también nos pueden ser de mucha ayuda. Ya si es algo más grave, no debemos dudar en acudir al médico. TERCERO. Procura que hagan ejercicio, aún dentro de casa. No tiene que ser una rutina profesional, con que se mantengan activos, es más que suficiente. Si logramos que mantengan una buena condición física, será más difícil que se enfermen. Podemos hacer un tiempo especial para el ejercicio, en nuestro horario familiar. CUARTO. Encuentra un médico que esté dispuesto a atenderte a distancia. Todos tenemos a algún conocido,
familiar o amigo que es médico y es de confianza, por lo que podemos pedirle que nos dé un diagnóstico, en la medida de lo posible, por videoconferencia o escuchando lo que le vamos diciendo. Esto nos ayuda a no correr al hospital al primer síntoma, sino que nos permite mantenernos en calma y observando el desarrollo de el estado de salud de nuestros hijos. Debemos ponernos de acuerdo con el médico para que todo sea más sencillo. Y QUINTO. Piensa en algún hospital cercano, pero tenlo como última opción. siempre es necesario tener a mano los teléfonos de emergencia y tener marcado el protocolo de acción en una emergencia, pero ahora también es necesario saber a qué hospital vamos a acudir en caso de necesidad. Debemos revisar que este hospital tenga todas las condiciones de seguridad necesarias para garantizar la salud de nuestros hijos. Y cómo dije al principio, es necesario hacer uso de el solo como última opción, pero saber que siempre tenemos a la mano esta opción. Cuidemos la salud de nuestros hijos. Dios te bendiga y la Santísima Virgen María te cubra con su manto.
El Ing. Omar Álvarez, de la empresa ITISA, encargada de construir las columnas, explicó el proceso de las pruebas de extensibilidad del concreto al Sr. Obispo Benjamín Castillo, al P. Carlos Sandoval, director general del proyecto, y al P. Manlio Nahúm Flores, secretario general. El Ing. Álvarez dijo que se usan “ollas” para medir la calidad del concreto y después utilizarlo para colar las columnas, proceso que tarda un aproximado de tres horas y que utiliza 75 metros cúbicos de concreto, un total de once ollas, por cada columna, Respecto a la Casa Sacerdotal, el P. Carlos Sandoval comentó que la obra negra ya está terminada y que ahora sigue la etapa de los acabados, interiores y herrerías. Cada domingo, durante la Eucaristía dominical de muchas parroquias, se pide por los bienhechores la
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espués de algunos meses de receso obligado debido a la pandemia, se han reanudado los trabajos de la construcción de la Nueva Catedral, en la que se notan ya los avances, en estos días se hicieron las pruebas del concreto que será usado para colar nueve
de las 16 columnas que sostendrán el techo del templo, y que serán colocadas en forma de triángulo sobre unos fuertes pilastros que está muy bien cimentados en el suelo de lo que será la nave de la Catedral.
Mi Nueva Catedral, porque sin su apoyo, esta gran obra no podría llevarse a cabo, por favor ¡no dejen de apoyar!
Por Silvia Elisa García del Valle
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o hay duda de que esta teníamos. Ahora no corremos y pandemia marcará la vida tenemos tiempo de sobra. Esto al de cada uno, de una forma principio fue para muchos hasta cierto punto novedoso, poder ver u otra. series o videos todo el día, no Nos ha enseñado muchas cosas, a ir a la escuela, tomar las clases la fuerza, como el valor de la vida, desde la cama, etc... pero pronto desapareció el encanto, pues la de la salud y de la familia. cuarentena pasó a ser un encierro Y otra lección más que nos está de más de 3 meses, y es una situación en la que no podemos dando es la paciencia. hacer gran cosa al respecto, Sobre todo a nosotros, las nuevas simplemente podemos esperar. generaciones, la paciencia es algo que no se nos da tan fácilmente, ¡Uf! Y qué difícil es para muchos pues tenemos todo a la distancia de nosotros el no poder hacer nada y simplemente esperar, tener de un click. paciencia hasta que esto pase, se Si queremos saber algo, internet desarrolle una vacuna y poco a nos lo dice en cuestión de segundos; poco podamos regresar a nuestras si queremos hablar con alguien actividades. podemos mandar un mensaje, hablarle por teléfono o incluso Si lo vemos del lado positivo y lo por video llamada y tendremos sabemos aprovechar, saldremos una conversación con respuestas de esta situación con una nueva instantáneas, y de hecho, no sé virtud desarrollada. si les pase, pero hay veces que si la otra persona tarda en contestar Una virtud que nos hará mejores y un mensaje nos desesperamos, que, siendo realistas, con el ritmo mientras que hace algunos años de vida que llevábamos hasta las personas esperaban incluso principios de este año, hubiera sido meses a que llegara una respuesta más difícil trabajar de forma real. de la carta que habían enviado. Con esto no quiero decir que Y podríamos decir, con justa razón, sea muy fácil practicarla en esta que no es completamente nuestra contingencia, sé que es difícil, para culpa ser así, impacientes, es el mí lo es, pero siendo realistas solo mundo en el que nos ha tocado tenemos dos opciones esperar que vivir, que además lleva un ritmo esto pase con una actitud positiva súper rápido en el que siempre o con una actitud negativa. estamos corriendo por algo y no Una actitud positiva espera que nos alcanza el tiempo. esto termine pronto, como todos, Pero de repente llega la pandemia pero aprende a aprovechar todo y y cambia todo el esquema que a sacar cosas buenas.
Una actitud negativa no le queda más que esperar como todos, pero se enoja y se amarga porque ha perdido muchos meses de su vida; y no puede ver las cosas positivas o las oportunidades que esto ha tenido a su vida. Pidámosle a Dios que todos podamos desarrollar la virtud de
la paciencia para afrontar esta situación que estamos viviendo. Y tú ¿te animas a practicar la paciencia y llevar lo que nos queda de contingencia con una actitud positiva? ¡Que todo sea para la máxima gloria de Dios!
tunamente. Entonces, que no nos extrañe saber que los que andan haciendo desmanes fueron bautizados, confirmados y hasta hicieron la primera comunión. Porque ocurre que viven ritualismos sin sentido, sin entender que hay que hay que vivir como Cristo enseña y hacer de los sacramentos la fuente de gracia constante que los mantendrá firmes ante las adversidades y fuertes ante la tentación, y sobre todo, les infundirá valor para no tener miedo de proclamar el nombre de Cristo y sus enseñanzas tal como son, no acomodaticias ni socialmente correctas, esas que la sociedad ha hecho a la medida de sus caprichos, desviando su naturaleza hacia los vicios y depravaciones, haciendo mal uso de su libertad, sin darse cuenta de que esa es la causa de
Tenemos mucho qué hacer, el mundo es nuestro y debemos sanarlo para que nuestros descendientes reciban un mundo seguro donde vivir.
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ivimos una realidad innegable, la violencia ha ido en aumento en los últimos días, lo que ha traído temor e incertidumbre, además, todos los medios existentes se pelean para presentar la noticia más llamativa, que, de por sí, no requiere de ayuda para ser escandalosa. Ante este escenario tan desolador, se levantan distintas voces buscando un culpable. Es cierto que el gobierno tiene la encomienda de preservar la paz y mantener el estado de derecho intacto, sin embargo, el daño es más profundo y, desafortunadamente, tiene su raíz en la familia, lugar en el que nacemos todos y aprendemos los principios básicos para convivir en sociedad.
Porque, hay que recordar que, incluso la gente dedicada al crimen proviene de una familia en la que, seguramente, hubo ausencia de valores, por ello, cuando cometen delitos y siembran el caos, lo primero que hacemos es buscar cul-
pables, señalando de inmediato a nuestros gobernantes, quienes, ciertamente, tienen parte de responsabilidad, pero seguirán obteniendo escasos resultados mientras que los padres de familia no asuman su propia responsabilidad de educar a sus hijos como personas, es decir, conscientes de sus derechos, pero también de sus responsabilidades y obligaciones. Además, agrego que en México, todavía la mayor parte de la población se reconoce como creyente de alguna religión, aún en su mayoría católica. Siendo honestos, tendrían que aceptar que su estilo de vida no encaja con lo cristiano, bastaría escuchar lo que muchos aconsejan a sus hijos ante una pelea, inmediatamente surge un "no te dejes" en lugar de reflexionar con ellos lo que significa sembrar enemistades. O bien, haciendo caso omiso cuando roban, desvían a sus hijos del buen camino al no corregirlos opor-
su desgracia e infelicidad.Así pues, seamos sinceros con nosotros mismos y tomemos la parte que nos corresponde en el daño que se ha hecho en el tejido social, eduquemos cristianamente a nuestros niños, adolescentes y jóvenes y demos al mundo ciudadanos de bien, porque, de no hacerlo así, nunca saldremos de este círculo vicioso que nos mantiene atados a la violencia y la descomposición del género humano. Tenemos mucho qué hacer, el mundo es nuestro y debemos sanarlo para que nuestros descendientes reciban un mundo seguro donde vivir. Que tengan una excelente semana.
Por: Pbro. José de Jesús Palacios Torres/ jjpt1636@gmail.com
rrirán, no se sabe qué hacer "para que a mí no me toque". Y bueno, quien lo sepa, pues ojalá nos ponga en alerta o ponga en alerta a las próximas víctimas. El "qué hacer" para prevenir los contagios, para "que a mí no me toque", eso sí que está más en nuestras manos. Los últimos meses nos lo han estado repitiendo por distintos canales de comunicación y hay que asumirlo como un auténtico y verdadero acto de caridad. Cuidarme, significa cuidar a los míos. Así como ante un acto violento en un centro comercial no he de ir en el momento, poniendo en evidencia mi imprudencia. De igual manera no deberemos manifestar nuestra imprudencia y falta de civismo minimizando
Estamos experimentado un tiempo sin igual, la pandemia que ha hecho temblar nuestros sistemas de salud, aunque no solo, ya que ha generado un sin fin de dificultades. Una pandemia generada por un virus de la familia de los "coronavirus", por su forma; denominado Sars cov2, y más conocido como Civid-19, en razón del año en que apareció. La pandemia ha sumergido a todo el mundo en una situación o realidad de "crisis"; no necesariamente en su connotación económica. Hay que considerar que un tiempo de crisis trae consigo, además de aquellas cosas que nos afligen; grandes oportunidades de crecimiento, oportunidades de "reinventarnos". En una crisis hay bendición y hay verdad, las crisis nos hacen sacar realmente lo mejor de nosotros pero también lo peor, nos pone realmente frente a Aquel en quien realmente creemos y frente a quien somos en verdad, realidades que surgen desde lo profundo. Hemos sido bombardeados por los medios de comunicación en y desde todos los ámbitos de la vida, sobre la necesidad y la urgencia de cuidar nuestra salud física y corporal; el protegernos a nosotros mismos como una medida de protección para los demás, recomendaciones que, sin duda alguna, han sido y seguirán siendo importantes y útiles. Nuestra forma de vivir el COVID-19 ha sido totalmente accidentada. México, que desde hace años se debate en medio de un clima de violencia, en los últimos meses con un crecimiento ex-
ponencial, ha sufrido los estragos de defunciones no solo por la pandemia sino, y quizás de manera más cruenta, por la violencia desatada en nuestras comunidades. Personas que han estado en el lugar y hora equivocados han sido víctimas de crímenes diversos. El miedo por la violencia y el miedo a ser contagiados han envuelto a quienes somos testigos del curso del 2020 en un clima de terror, miedo, desconfianza, impotencia, etc., ocasionando una verdadera crisis. Ante tal situación, no son pocos los que cuestionan las medidas y protocolos que las instancias de salud y la Iglesia asumen en favor de proteger a la población de probables contagios; cuestionando o anteponiendo las defunciones y sufrimientos ocasionados por el crimen organizado. Es verdaderamente legítimo el que nos preocupemos y ocupemos por la situación y amenaza social que implica la violencia, tanto como es verdaderamente legítimo el que nos preocupemos y ocupemos por aplicar en nuestra persona y nuestro entorno, las medidas necesarias para prevenir un contagio. Ambas preocupaciones legítimas, ambas ponen al centro el bien común, ambas tienen un ¿qué hacer? El "qué hacer" para prevenir la violencia, no está directamente en nuestras manos, sí está educar a las nuevas generaciones en los valores humanos y cristianos así como el inculcarles el temor de Dios. Más allá no podremos actuar jamás. Los actos violentos son impredecibles, no se sabe dónde ocu-
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las acciones que me ayudan a disminuir posibilidades de contagio. En tales circunstancias de crisis debemos descubrir un llamado de Dios para que, como Iglesia, poner de manifiesto que la Esperanza es nuestra certeza y nuestro camino. Recordemos que, a lo largo de la historia, nuestro pueblo ha sabido sobreponerse a momentos difíciles de donde ha salido fortalecido (cfr. Proyecto Global de Pastoral No. 168). Solo si estamos unidos y haciéndonos cargo los unos de los otros, podremos superar los actuales desafíos globales y nacionales, buscando cumplir la voluntad de Dios, que quiere que todos sus hijos vivamos en comunión y a la altura de nuestra dignidad.
El Instituto Don Vasco, de inspiración católica, tiene las mejores actividades para la formación académica, humana y espiritual para niños, adolescentes y jóvenes. Estamos ubicados en Morelos 115, Apaseo el Grande. Teléfono: 01 413 158 35 44
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CATEQUESIS PARA TODOS
Por: Equipo DIDIPAC
iniciada la pandemia la situación de la familia se ha vuelto más acuciante. La referencia a lo religioso que se tenía con la participación de la catequesis, generalmente los sábados, ha quedado en pausa. La situación de confinamiento ha traído variadas consecuencias. Los templos y sus anexos, antes considerados puntos de referencia obligados, en este momento enmudecen sus campanas. Se pensaba que los papás tendrían más tiempo para iniciar a los niños en la oración, en los rudimentos de la fe, pero quizá los tomó desprevenidos; muchos de ellos, en el mejor de los casos, con una formación religiosa precaria y fragmentada, reducida, cuando mucho, a la misa dominical. Además, las mismas exigencias de la Escuela, cuyas clases ahora son virtuales, absorben la mayoría de los tiempos y recursos. De nuevo, el aspecto religioso queda marginal, no se considera dentro de los elementos esenciales para la vida económica, política, social o educacional. En el mejor de los casos, la fe viene al final de la lista de necesidades. Aun así, la situación nos está urgiendo a buscar caminos para que la catequesis familiar encuentre su lugar, para que la catequesis que imparten
L
a familia es una institución que tiene muchísimas dimensiones. Se le ha llamado “célula básica de la sociedad”, “Iglesia doméstica”, “base del tejido social”, etcétera. Ahí se concentran muchas de las dificultades y de las posibilidades. Hoy nos acercamos a ella en este espacio como lugar de transmisión de la fe, sobre todo pensando en los niños y en este contexto de confinamiento, del “Quédate en casa”.
En el último tiempo, la transmisión de la fe en las familias ha tenido características y acentuaciones que no se vivían antes: la vida de trabajo de los papás con sus horarios, el descanso de los fines de semana, los medios de comunicación y tantas nuevas situaciones, hacen que la vivencia de la fe en la familia sea cada vez más esporádica, marginal y hasta nula. Parece que no queda lugar para Dios. ¿Qué pasa en estos días? Desde
los catequistas complete, o en ciertas ocasiones, supla totalmente lo que de por sí tendría que realizarse en la familia, como una Iglesia doméstica en donde deberían reflejarse los diversos aspectos o funciones de la Iglesia, como son la misión, la catequesis, el testimonio, la oración, etc. Es momento propicio para potenciar la catequesis familiar. En esta tarea hay que convencerse de que no estamos solos, de que Jesús sigue vivo y que va con nosotros en el camino de la vida para guiarnos, y detrás de nosotros para protegernos. Será necesario animarnos mutuamente y que el Espíritu de Jesús nos indique el camino a seguir. Siempre quedarán cuestiones por seguir estudiando y reflexionando, tales como ¿cuál tendrá que ser la relación entre los catequistas de la comunidad y los miembros de la familia en el orden de la catequesis? ¿Cuál será el prototipo de cristiano que se tiene que formar en el próximo futuro? Tomado de: Hermilio Cárdenas, Pbro. Guadalajara, México Después de la pandemia, ¿qué catequesis?, Ediciones Universidad Finis Terrae 2020.
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Fernando Millán Romeral O.Carm.Por Vida Religiosa -12 mayo, 20200627
letal, sí que afecta a nuestra vida, a nuestro ánimo y a nuestro corazón: el virus del ruido. Nuestra sociedad no está muy acostumbrada al silencio y a la quietud tan prolongada.
(1Re 19,11-12). El silencio (fecundo, preñado de sentido, confesión humilde de nuestra pequeñez y de nuestro asombro), se convierte así en oración.
¿No podemos entonces hablar de Dios en esta crisis?¿No podemos pensar, además, que Dios habla en estas situaciones? Claro que sí. Podemos y debemos. Dios habla en todo. El problema práctico no está en si Dios habla o no… sino, más bien, en si nosotros (entre nuestra algarabía, nuestros aspavientos, nuestras opiniones y nuestros gritos…) escuchamos a Dios. Y, para ello, hace falta silencio.
El tesoro del silencio (en el que resuena o, quizás mejor, se susurra la palabra de Dios) nos lleva también a la solidaridad, a la sensibilidad para escuchar los latidos de corazones que llevan ritmos diversos, a la compasión, al respeto, a la atención esmerada a los más débiles, a los que más están sufriendo esta crisis por diversos motivos. Y nos lleva a hablar, a “decir” y no simplemente a repetir palabras huecas y eslóganes politiqueros o pseudoreligiosos. Y evita la tentación de convertir este silencio en un cómodo refugio, en una huida de la realidad lacerante o en un pretexto para no implicarnos en la lucha contra el mal en cualquiera de sus formas.
En mi tradición carmelita siempre hemos dado una gran importancia al profeta Elías y, por ello, nos viene a la mente el texto del primer libro de los Reyes, en el que el profeta descubre que Dios no estaba ni en el viento huracanado, ni en el terremoto, ni en el rayo… sino solo en la brisa suave
Ojalá sepamos descubrir los tesoros escondidos en el sufrimiento de tantas personas y tantas familias y, como consagrados, propiciemos que se multipliquen en la sociedad. Me contaron una vez en África que un hombre iba por el desierto y tropezó con algo duro, medio enterrado en la arena, que parecía una piedra. Lo sacó y se quedó sorprendido al ver un pequeño cofre con joyas, monedas de oro y plata y piedras preciosas. Reflexionó nervioso sobre qué hacer. Tras muchas cavilaciones decidió enterrarlo de nuevo. Tenía miedo de que le asaltaran por el camino y se lo robaran, de que las autoridades se lo quitaran… Al llegar a su ciudad,
lo arregló todo y volvió con unos hombres de confianza a recoger el tesoro, pero las arenas de las dunas del desierto se habían desplazado y le fue imposible encontrarlo de nuevo. Por ello, no debemos nosotros ni cerrar los ojos ni olvidar los pequeños tesoros que, en medio esta situación tan dolorosa y tan dramática, también estamos encontrando. Que las arenas del tiempo y de la banalidad, no nos los escondan de nuevo… El tesoro del silencio Además del terrible virus del Covid-19, en estas semanas de confinamiento hemos tomado contacto con otro virus que lleva años entre nosotros y que, sin ser tan
Continuará…
2. Gusto por las cosas de Dios Muy raro sería que se manifestara una vocación en un muchacho tibio y desapegado. Por lo general, existe una inclinación, tal vez heredada y vivida en la familia, hacia lo religioso. Familias profundamente religiosas, donde Dios está presente, donde la oración es frecuente y la asistencia a Misa es gozosa y festiva, no es raro que se vean bendecidas con el llamado de alguno de sus hijos al estado sacerdotal.
Como en el amor humano, en la vocación sacerdotal no hay reglas absolutas. Se puede, sin embargo, tener en cuenta algunos aspectos o rasgos generales que ayudan a discernir si un joven está siendo llamado por Dios o no. 1. Vida en Gracia Podemos decir que el fin último del ministerio sacerdotal es lograr que todos los hombres vivan en Gracia de Dios y así se salven eternamente, como lo indica el Concilio ya citado. Para eso vivió, murió y resucitó Jesucristo Nuestro Señor, para darnos Vida Eterna. Sería por tanto una contradicción pensar en dedicar la vida entera a este fin, desde una condición permanente de pecado mortal. Los cristianos, auxiliados por los Sacramentos, debemos y podemos vivir permanentemente en Gracia. Es por eso que recibe el nombre de Gracia Habitual. Siendo frágiles cualquiera puede en un momento dado cometer un pecado mortal y verse así privado de la Vida Divina, pero eso sería la excepción. Un buen católico no tolera vivir en pecado y busca la Reconciliación con Dios en el Sacramento de la Penitencia lo más pronto posible.
Cuando un muchacho vive normalmente en pecado ya sea por vicios adquiridos o por decisiones equivocadas, como puede ser el tener una amante, no puede pensar en serio en el sacerdocio. Algunos grandes Santos han sido también anteriormente grandes pecadores, pero respondieron al llamado Divino convirtiéndose sinceramente dejando su condición de pecadores. San Agustín es un ejemplo clásico de ello.
El gusto por las cosas de Dios, a pesar del mal ambiente familiar, puede llegar súbitamente como un magnífico descubrimiento a partir de un encuentro con Cristo, por ejemplo en una Jornada de Vida Cristiana o un Retiro Espiritual. De pronto Dios es el personaje más importante en la existencia y todo lo que tenga que ver con El es maravilloso: Biblia, Sacramentos, catequésis, apostolado, parroquia, oración, obras de caridad, liturgia, etc... No es de extrañar, por lo tanto, que se diga: "Esto es lo mío" y piense en entrar al seminario. 3. Capacidad intelectual Cuando un joven ha podido terminar estudios equivalentes a la
preparatoria, está demostrando al menos dos cosas: cierta capacidad intelectual y haber tenido la disciplina suficiente para obtener un certificado. Podemos sospechar que los estudios sacerdotales no serán un obstáculo infranqueable. En el seminario se estudia mucho y por largos años. Por lo general son tres años de filosofía y cuatro de teología. Es por eso que hacen falta tanto la inteligencia como la perseverancia. Los sacerdotes, al final de sus estudios, son profesionistas.
“¡He encontrado el Amor, el Amor se ha dejado ver!”
Plinio María Solimeo / tesorosdelae.com
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erónica nació el día 27 de diciembre de 1660 en Mercatello, pequeña ciudad del ducado de Urbino, en los antiguos Estados Pontificios, hoy territorio de Italia. Su padre fue Francesco Giuliani y su madre, Benedetta Mancini, dama de singular piedad. Séptima hija del matrimonio, Verónica recibió en el bautismo el nombre de Úrsula. Con un año y medio Úrsula pronunció sus primeras palabras. Fue llevada por su empleada a una tienda, cuando al ver que el vendedor robaba en el peso de la mercadería, le dijo con voz fuerte y clara: “Sea justo, Dios le ve”. A los tres años de edad, Úrsula ya se comunicaba familiarmente con Jesús y María. Colocaba su almuerzo en un pequeño altar delante de una imagen de la Santísima Virgen, y invitaba al Infante Jesús a participar de él. Complacida con aquella inocencia y simplicidad, Nuestra Señora animaba su imagen, y el Niño Jesús bajaba a sus brazos para tomar el alimento con su pequeña sierva. Al morir prematuramente, Benedetta legó a sus cinco hijas, como testamento espiritual, las cinco llagas de Nuestro Señor. A Úrsula le tocó en suerte la llaga del costado. Aunque ella apenas tenía cuatro años de edad, esa llaga sería objeto especial de su devoción y fuente de gracias y virtudes. Cuando su madre falleció, Úrsula pasó a los cuidados de un tío. La niña era extremamente caritativa con los pobres, dándoles hasta parte de su vestuario cuando no tenía otra cosa. Una vez entregó sus zapatos a una pequeña mendiga, y los vio después, agrandados, en los pies de la Santísima Virgen. A los dieciséis años, se manifestó en ella una imperfección de carácter que debía ser corregida. En su excesivo celo, reprendía y hasta maltrataba a
quien viera cometiendo alguna falta. Así, le dio una bofetada a una criada porque le pareció que hacía algo malo. Cuando las personas no querían participar de sus prácticas religiosas, ella tomaba un aire dictatorial. Nuestro Señor le mostró entonces que su corazón parecía hecho de acero. Francesco Giuliani soñaba con un buen partido para su hija menor. Los pretendientes no faltaban. Pero hacía mucho tiempo que Úrsula había decidido entregarse por completo a Dios. Después de muchas insistencias, obtuvo el permiso de su padre y entró en el convento de las monjas capuchinas de Città di Castello, donde fue recibida con el nombre de Verónica. Tenía diecisiete años. En la ceremonia de recepción, presidida por el obispo, este le dijo a la abadesa del convento: “Le encomiendo esta nueva hija a su especial cuidado, porque ella será un día una gran santa”. ¡Nunca fue tan gran profeta! El noviciado de la hermana Verónica fue muy difícil debido a los esfuerzos del demonio para desanimarla. Las paredes del convento le parecían muy austeras, del mismo modo que los rostros de las monjas. Ninguna de ellas atraía su simpatía. Pero ella venció todas esas repugnancias, haciendo su profesión religiosa al año siguiente. De tal manera ella conquistó a las demás religiosas, que fue después escogida para la delicada función de maestra de novicias. Durante los veintidós años en que ejerció ese cargo. Desde la época del noviciado, la unión de Verónica con la Pasión de Nuestro Señor Jesucristo crecía cada día. Los sufrimientos fueron terribles. Dolorosas y interminables enfermedades, tentaciones violentas, arideces y desolaciones interiores. Santa Verónica afirmó entonces que la cruz y los instrumentos de la Pasión de Cristo le
Gran mística, participó de los sufrimientos de Nuestro Señor en la Pasión, habiendo sido impresos en su cuerpo los cinco estigmas de Cristo. fueron impresos de manera sensible en su corazón. Y dibujó sobre un papel en forma de corazón, el lugar en que estaba cada uno. Después de su muerte, en presencia del obispo, del gobernador de la ciudad, de dos médicos cirujanos y de siete otros testigos dignos de fe, abrieron su corazón, y se constató con estupor que allí estaban dibujados los símbolos de la Pasión tal y cual ella lo había señalado.
escribió al Santo Oficio, en una carta fechada el 26 de setiembre de 1697: “La hermana Verónica continúa practicando la santa obediencia, profunda humildad y abstinencia sorprendentes, sin dar la menor señal de tristeza. Antes, al contrario, aparece con una paz y una tranquilidad inalterables. Es objeto de admiración de sus compañeras, las cuales, incapaces de ocultar la grata impresión que les produce, hablan de ello a las gentes. A Un día Verónica le pidió a Nuestro Señor pesar de que a las que más hablan las compartir su corona de espinas. El conmino con penitencias para que no Divino Maestro la colocó en su cabeza. alimenten la curiosidad del pueblo, que Verónica sintió un dolor tan inaudito, en sus conversaciones no trata de otra como jamás lo había sentido. Y aquella cosa, me cuesta gran trabajo lograr corona permaneció en su cabeza moderación”. hasta el fin de su vida. Verónica recibió también los estigmas, que eran visibles a las otras hermanas. Su confesor Santa Verónica tenía una caridad quedó asustado. Tantos fenómenos ardiente por la conversión de los místicos lo desorientaban. Fue a hablar pecadores y la liberación de las almas con el obispo. Este consultó entonces al del purgatorio. Le fue revelado que, Santo Oficio, que le encargó de poner por sus penitencias y oraciones, ella a prueba la obediencia, la humildad y convirtió al buen camino a innumerables la resignación de Verónica, pues estas pecadores y liberó a muchas almas de virtudes constituyen la base de toda las llamas del Purgatorio, las cuales santidad. se le aparecían para agradecer su caridad. Comenzaron por destituirla del cargo de maestra de novicias. Asimismo, fue Habiendo pasado por todas esas separada de la comunidad y encerrada pruebas, Santa Verónica fue elegida en un cuarto en la enfermería con la abadesa del monasterio en 1716, prohibición de ir al coro, excepto los días dando comienzo a una época de gran de precepto para oír misa. No podía ir prosperidad en el mismo. Poseía un al locutorio ni escribir cartas, a no ser sentido práctico muy desarrollado. para sus hermanas que también eran Mandó instalar una red de cañerías religiosas. Peor aún, fue designada una para que el convento tuviera agua hermana conversa para dirigirla, con corriente, construyó un gran dormitorio orden de tratarla con toda severidad. Y y una capilla interior, y procuró para lo que más la hizo sufrir: le prohibieron la comunidad todas las comodidades recibir la Sagrada Comunión. compatibles con el espíritu de su Regla. Santa Verónica Giuliani falleció el 9 de Después de un período de prueba, el julio de 1727, a los 67 años de edad. ♦ obispo, Mons. Lucas Antonio Eustachi,
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