Impacto de terremoto en economía local

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Lunes 28 de febrero de 2011

ALBERTO ROMERO, GERENTE GENERAL DE EL GOLFO

“Afortunadamente, logramos recuperar el 100% de la capacidad de la planta destruida” El ejecutivo destaca la labor de las personas en la reconstrucción. “Nos dimos cuenta que somos capaces de levantarnos de la nada”, afirma. Daniela Paleo Risco

La pesquera El Golfo, una de las grandes empresas del sector, sintió el impacto más duro del maremoto en su planta de harina de pescado, en Isla Rocuant. El gerente general de la empresa, Alberto Romero, recuerda que los primeros días después de la tragedia fueron los más difíciles. Los empleados se quedaron en sus casas debido a la escasa seguridad que había en el lugar de trabajo. “La planta más complicada quedó absolutamente inundada y los sistemas eléctricos e hidráulicos colapsaron. De hecho, los sacos de harina quedaron desparramados por Talcahuano por la fuerza de las olas”, relata Romero. El ejecutivo cuenta que los días que siguieron al tsunami, la empresa desarrolló un régimen de reconstrucción por dentro, que incluyó medidas de seguridad para trabajar y luego un plan de limpieza. “Se estableció un proyecto donde participaron todas las personas de la empresa para rehacerla por dentro”, dice. Romero, al rememorar las dificultades del año pasado, asegura que fue un período duro. No sólo el maremoto fue razón de crisis. Una vez que las compañías volvieron a producir, comenzó a escasear el jurel. A pesar de todo, destaca que el término del año fue relativamente positivo en términos de producción de sardinas, que reemplazaron de alguna manera la pesca de jurel, y también la recuperación del mercado del salmón, que comenzó a ver cifras auspiciosas durante el último trimestre de 2010.“Fue un año que terminó con bastantes desafíos, pero sobre

“Los sacos de harina quedaron desparramados por Talcahuano por la fuerza de las olas”, relata Alberto Romero, quien en la fotografía aparece en las oficinas de la pesquera en Talcahuano tras el terremoto y tsunami.

todo, con expectativas”, asegura.

Visiones divididas Al respecto, el ejecutivo explica que hay una mezcla de visiones a nivel gremial, pues hay algunos que siguen pesimistas en relación al futuro del sector. Por eso, y como táctica para prever escenarios de crisis, El Golfo tomó la decisión -junto a otras cinco- de fusionarse con otra pesquera -Itata- para tomar precauciones sobre la baja de las cuotas de pesca. Con todo, Romero aseguró que tras la fusión con Itata no tienen pensado construir otras

Las visiones del sector están divididas, según Romero. “Hay empresas que siguen en riesgo”.

plantas, sino que prepararse para la renovación de cuotas de captura. “2010 fue un año para recordar. Nosotros afortunadamente logramos recuperar el 100% de la capacidad de la planta destruida y hoy la empresa está entera operando, cosa que sucedió en un año marcado por el trabajo en reconstrucción. Creo que la gente demostró que era capaz de levantarse y además, de hacerlo bien. Hoy miras para afuera y todo funciona como siempre. Lo que pasa es que existe mucha gente que quiere que todo se haga rápido, pero hay que tener paciencia”, opina. El Golfo comenzó operando en Talcahuano en 1962, dedicándose a la pesca de merluza. En 1986 Alberto Romero asumió como gerente de la pesquera con sólo 32 años y sin saber mucho de pesca. Sin embargo, más de 20 años después, su gestión proactiva ha llevado a la empresa a crecer de manera sustentable.

Reconstrucción en primera persona DIRECTOR DE ASMAR Y EL EFECTO DEL TERREMOTO

“Indudablemente, representó un impacto importante” “El 27/F significó la pérdida del 80% de los muelles, 70% de las grúas, el daño de mucha maquinaria de los talleres, pérdida de materiales y la inutilización de los diques”. María Ignacia Méndez R.

Paralización total e inmediata de todas las actividades productivas durante cuatro meses trajo el terremoto y maremoto para la principal planta de Asmar -Astilleros y Maestranzas de la Armada-, ubicada en Talcahuano. “Indudablemente, representó un impacto importante para la empresa. Lo único positivo es que no se debió lamentar la pérdida de vidas humanas”, destaca a un año de la catástrofe el director de la empresa estatal, el contraalmirante Andrés Fonzo. “Lo más valioso de la capacidad productiva de un astillero, junto a su personal, son sus diques, muelles y grúas”, relata. Y agrega que “el 27 de febrero significó la pérdida del 80% de los muelles, 70% de las grúas, el daño de mucha maquinaria de los talleres, pérdida de materiales y la inutilización por un corto período de los diques secos y flotantes

de la planta industrial de Asmar Talcahuano, los que fueron recuperados durante el primer semestre de 2010, a excepción de uno que fue dado de baja”. Cifras relevantes, que se tradujeron -como señala Fonzo- en que el costo de reposición de capacidades ha sido evaluado en US$ 358,3 millones. Esto incluye todo tipo de trabajos de reconstrucción, considerando que al momento del sismo, la empresa estaba operando a plena capacidad de producción. “La situación financiera que tenía Asmar en 2010 permitió que la planta industrial de Talcahuano pudiera volver a operar al poco tiempo con ciertas limitaciones, mientras se obtenía un aporte de capital con recursos provenientes del Estado para completar su recuperación”, afirma Fonzo. El contraalmirante describe que para levantar la

planta se definieron tres fases: la primera correspondió a la superación de la emergencia, la cual culminó el 30 de junio de 2010, con acciones que permitieron volver a la condición de normalidad para el personal; la segunda, es la que se encuentra actualmente en ejecución y “pretende recuperar las capacidades para satisfacer los requerimientos del programa de mantenimiento y construcción naval”, explica Fonzo. La tercera etapa pretende la recuperación definitiva, transformando al Astillero en una empresa moderna, con miras a los próximos 50 años. Fonzo explica que habían seguros involucrados para los bienes físicos y para los proyectos en ejecución, los cuales han estado respondiendo y los han ido utilizando conforme a los efectos sufridos por el

siniestro, aunque agrega que “esperamos recibir este año los últimos pagos”. Sobre la situación actual, el director de la entidad informa que “la planta industrial de Asmar Talcahuano está con ciertas limitaciones (…), está en proceso y demora a lo menos tres años en ser reconstruida, aunque está concentrada en satisfacer los requerimientos de la Armada de Chile y cumplir con los contratos. Estamos con niveles de producción del 60% respecto a antes del terremoto”. Ya más en el plano de las lecciones y si se sienten preparados para afrontar otro sismo de igual magnitud, señala que “se ha considerado la experiencia adquirida en este terremoto y maremoto. La idea es en un futuro mitigar al máximo las consecuencias de una nueva catástrofe”, concluye.


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