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Congo: el país donde el cuerpo de la mujer se ha convertido en un campo de batalla Por Diana Hidalgo y Luisa Palacios
La realidad que se vive en La República Democrática del Congo (RDC) es bastante compleja y por demás problemática. La RDC se encuentra en África central , es uno de los países más pobres del mundo y su escaso poderío militar –está rodeado de pequeños Estados con Ejércitos mucho más poderosos que el suyo-, contrasta peligrosamente con la riqueza de sus recursos naturales.
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n este contexto de guerra, violencia e inestabilidad política y social, se ha desatado allí desde hace varias décadas, el peor feminicidio de toda la historia del país y el continente (y uno de los peores de todos los tiempos en todo el mundo). Según cifras oficiales, cuarenta y ocho mujeres y niñas son violadas en promedio cada hora (1152 en un día). Mujeres entre cinco meses y setenta años son vulneradas, maltratadas y asesinadas como una cruel arma de guerra que utilizan las diversas milicias que allí operan. Allí las mujeres son consideradas como un objeto utilizado para beneficio propio al que solo se le trata con crueldad y sin compasión. No en vano, una de las principales características de los conflictos armados en la RDC es el grado de degradación y crueldad a la que son sometidas las mujeres. A los ojos de diversos organismos protectores de los Derechos Humanos, “la peor tragedia que allí se ha vivido en todos los tiempos”. En el presente trabajo se abordará el contexto político, social, histórico y económico del Congo, las diferentes motivaciones o razones (y maneras) por las que se recurre a dicha violencia sexual y, por último, las consecuencias y el marco legal sobre el que se ve envuelto esta problemática. Con ello, se busca realizar un exhaustivo análisis al conflicto que se vive en la RDC desde un punto de vista social, político
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y económico, así como demostrar que dicho país es un estado fallido y que allí ser mujer se ha convertido en la peor condena y tragedia que alguien podría imaginar.
Antecedentes del feminicidio: contexto, guerra, historia y problemática actual Para entender el motivo por el cual la violación sistemática y el maltrato a las mujeres se han convertido en un acto frecuente, recurrente y con altos índices de incidencia en la RDC, es precio ubicarse en la compleja realidad histórica, política, social y económica de dicho país. Actualmente, el caos reina en la República Democrática del Congo (RDC) y eso viene ocurriendo hace varias décadas debido a diversas guerras y muchos factores externos e internos que se han conjugado para que esto ocurra. En primer lugar, habría que considerar que la RDC está muy lejos de ser una República Democrática como reza su nombre, pero hubo un tiempo en que la situación era mejor: cuando Patrice Lumumba gobernaba. Lumumba era un revolucionario que soñaba con la independencia de su país y para ello creó un partido político llamado Movimiento Nacional Congoleño (MNC). El 30 de junio de 1960 consiguió que el Congo se independizara de Bélgica. Fue elegido Primer Ministro y la siguiente cita refleja el nuevo rumbo que deseaba para su país:
Aunque algunos organismos internacionales usan la definición de “niños soldados” de manera más estrecha, aludiendo solo a aquellos que participan directamente en el combate, el término de la UNICEF es un término más apropiado puesto que incluye a todo aquel niño que se ve involucrado en el conflicto usando un arma o no.
“And for all that, dear fellow countrymen, be sure that we will count not only on our enormous strength and immense riches but on the assistance of numerous foreign countries whose collaboration we will accept if it is offered freely and with no attempt to impose on us an alien culture of no matter what nature”. (Eirigi: 2) Lumumba pronunció esas palabras en su discurso del día de la Independencia. El hecho de ser nacionalista no le impedía aceptar apoyo de países extranjeros para impulsar el desarrollo de la ahora República Democrática del Congo (RDC), siempre y cuando no tuvieran pretensiones de controlar los recursos. Lamentablemente, los deseos de Lumumba no se cumplirían porque lo obligaron a abandonar el cargo, lo encarcelaron y finalmente fue asesinado poco tiempo después. Su sucesor, Laurent-Désiré Kabila, tenía unos planes que marcarían la decadencia de la RDC.
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El general Mobutu Sese Seko dio golpe de Estado al presidente Kasavubu en 1967. Durante la dictadura de Mobutu, la RDC se convirtió en la República de Zaire durante los años 1971 y 1997. En el año 1994, ocurrió el genocidio de Rwanda. Mobutu apoyó a los hutus y se ganó la enemistad de los tutsis. En 1996 los tutsis, apoyados por los gobiernos de Rwanda y Uganda, se rebelaron contra el general Mobutu y nombraron a Laurent Desiré Kabila como Presidente del Congo. Sin embargo, el gobierno de Laurent Kabila duró poco (1997-2001). Fue asesinado en el 2001. En 2006, su hijo, Joseph Kabila, asumió la presidencia hasta el día de hoy. Este conflicto se conoce como Primera Guerra del Congo. El Congo, posteriormente, en el año 1998, soportó una segunda guerra conocida como “la Guerra del Coltán”. El coltán es una mezcla escasa de dos minerales llamados columbita y tantalita. Sirve principalmente para la fabricación de aparatos tecnológicos como computadoras, celulares, entre otros. El 80% de las reservas de este mineral tan codiciado se encuentran en el Congo. Los diversos grupos armados que allí operan son los que poseen y pelean por el control del coltán. La Guerra del Coltán empezó el 2 de agosto de 1998 cuando los Ejércitos de Burundi, Uganda y Ruanda ocuparon el territorio congoleño. Estos Ejércitos tienen el respaldo de Estados Unidos y China. A pesar de que Joseph Kabila -presidente del Congo-, y el presidente de Rwanda -Paul Kagame-, firmaron un acuerdo de paz en la ciudad Pretoria (Sudáfrica) en el año 2002, el país sigue en guerra. El conflicto en mención ha cobrado la vida de más de 3 800 000 personas que fallecieron asesinadas o debido a enfermedades, desnutrición o violaciones. Los principales afectados han sido las mujeres y los niños.
Dada a que la razón por la cual los niños se convierten soldados es culpa de la guerra y de la violencia, si la decisión es un callejón sin salida, ¿cuál es la culpa de Thomas Lubanga y otros señores de la guerra? Es una respuesta bastante sencilla y a la vez también confusa.
La guerra civil que se desató en la RDC cuando Laurent-Désiré Kabila tomó el poder, prácticamente se sigue viviendo hasta estos días y, desde 2006, cuando Joseph Kabila ingresó al poder, la situación ha empeorado porque este ha compartido el poderío militar con los líderes de los grupos armados que se han instalado en la RDC desde ese entonces. Diversos grupos militares (o milicias) han ocupado el Congo con diversos objetivos, uno de los principales es apropiarse del coltán. Pero, no solo extraen coltán, sino también diamantes. Tal como lo constata la siguiente cita. “The prominent role played by the Rwandan and Ugandan states in the pillaging of mineral resources that were sold to finance the
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war was the reason for the military control of mining areas and sites”. (Reseau des Femmes pour un Developpement Associatif 2004: 18).
A final de los años noventa, Ituri, una región de la República Democrática del Congo rica en diversos minerales como el oro, el petróleo, el coltan y diamantes, se convirtió en el frente de batalla de milicias rebeldes, fuerzas del gobierno y potencias extranjeras que luchaban por el poder y el control de los recursos naturales. El conflicto étnico, sobre todo entre Hemas y Lendus, dos de los grupos étnicos mayoritarios en la RDC, fue manipulado y alentado por todas las partes con fines políticos y económicos.
Actualmente, en la RDC, operan entre diez y doce facciones armadas que luchan por el control de las zonas, el poderío, y los recursos naturales. Las que más destacan: La FDRL (Fuerzas Democráticas para la Liberación de Ruanda), mayor responsable de las barbaries cometidas en el territorio; Ejército de Resistencia del Señor (LRA); Fuerzas Democráticas Aliadas/Ejército Nacional para la Liberación de Uganda (AFD/NALU); Movimiento de Liberación Independiente de los Aliados (MLIA); Alianza por un Congo Libre y Soberano (APCLS); Coalición de Resistencia Patriota Congoleña (PARECO); Fuerzas Republicanas Federalistas (FRF); Frente de Resistencia Patriótica de Ituri (FRPI); The Army of the Rassemblement Congolais pour la Démocratie (RCD- Goma); Frente Popular por la Justicia en el Congo (FPJC); The Rwandan Patriotic Army (RPA); The Forces Armées Burundaises (FAB); The Burundian Hutu militias (FDD); Forces Nationales de Liberation (FNL); The Banayamulenge militia; The Rwandan Hutu militia y los Mai-Mai. Dichas milicias provienen, en su mayoría, de los países que limitan con la RDC: Argelia, Sudán, Uganda, Burundi, Tanzania, Rwanda, Zambia y Angola y, por supuesto, algunas son de la misma RDC. El ejército que se opone al régimen de Kabila se llama The Army of the Rassemblement Congolais pour la Démocratie (RCD- Goma). Dicho grupo armado está conformado por soldados que pertenecieron al ejército de Mobutu y tomaron parte de la ciudad de Kinshasa en 1996. Controlaron el este del Congo desde 1998 hasta el 2003 con el apoyo de Rwanda con el pretexto de proteger a los congoleses tutsi. Este ejército tiene entre 20 000 y 30 000 hombres. Otra milicia es la de Mai Mai. Se oponen a la ocupación de los ejércitos rwandeses, pero atacan a los congoleses. Su organización es débil, pero infunden terror en la población. Matan, saquean, violan, desalojan a las personas de sus viviendas y explotan recursos naturales ilegalmente como si nada. El ejército RCD ha intentado aliarse con los Mai Mai, pero no lo ha conseguido. Todas estas milicias mencionadas líneas arriba utilizan como una de una de sus estrategias de guerra para alcanzar sus objetivos, la violación sexual sistemática y la violencia hacia las mujeres. Además, el ejército
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nacional del país, Fuerzas Armadas de la República Democrática del Congo (FARDC), también se suma a la lista de atropellos contra los derechos humanos cometidos por estos grupos insurgentes (en marzo del 2009, violaron en grupo a 21 mujeres y niñas). Tal como se señala en un informe realizado por Human Rights Watch: “…la conducta de la 14a Brigada del Ejército como un ejemplo del problema más amplio de violencia sexual de los soldados. La brigada ha sido implicada en muchos actos de violencia sexual en las provincias Kivu del Norte y del Sur, a menudo en el contexto de saqueos masivos y otros ataques contra civiles”. (Human Rights Watch 2009) Retirar a las milicias de la RDC no es tarea fácil, especialmente cuando el Estado no toma iniciativas reales iniciativas. El Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD) ha elaborado un plan que tiene la finalidad de repatriar y reasentar a los soldados de los diversos ejércitos que ocupan el Congo. El plan varía según el ejército del soldado. En el caso de los militares congoleños, el plan es el siguiente:
El caso de Lubanga, por supuesto, no es el único. Ni tampoco es África el único continente que enfrenta el problema de los niños soldados. El anteriormente mencionado libro de Briggs cuenta la historia de niños soldados en Ruanda, Colombia, Sri Lanka, Uganda y Afganistán, cinco países que pertenecen a tres continentes muy diferentes entre sí, pero que a la vez enfrentan el mismo problema.
“A cada desmovilizado se le dan 50 dólares para el transporte hacia su comunidad de reinserción. Los menores son separados de los adultos y puestos a disposición de agencias especializadas en su protección (…) Cada desmovilizado recibe 110 dólares a la salida de los centros de orientación, así como una mensualidad de 25 dólares durante el primer año. También reciben calzado, utensilios para cocinar y otros bienes de subsistencia. (…) Al cabo de unos meses recibe otros 150 dólares en efectivo”. (Agència Catalana de Cooperació al Desenvolupament: 07) Pero hay que tomar en cuenta que este plan requiere de una alta financiación. Cada desmovilizado recibiría durante el primer año alrededor de $600. Si se acaban los fondos, los desmovilizados volverán a las milicias y no se habrá solucionado nada. Si bien es cierto el feminicidio que se vive en la RDC parece ser motivo exclusivo de la guerra, si se profundiza, esta problemática no necesariamente surge en un contexto de guerra: “No es la Guerra la que crea las condiciones que hacen que las mujeres sean invisibles, que la violencia sexista no sea reconocida como tal, que las víctimas de violación sean estigmatizadas y que (…) aquellas que se atrevan a denunciar sean desterradas. Esas condiciones existen antes de que los conflictos armados se desaten”. (CECYM 2005: 10)
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Sin embargo, es importante señalar que desde la época de las cruzadas, el exterminio y agresión a las mujeres en contextos de guerra ha sido bastante común y recurrente: “Military aggression and military occupation are predictors of violence against women. The earliest written accounts of men raping women in war derive from ancient Greece. Women were raped by knights and pilgrims in the Crusades; by soldiers in the American Revolutionary war; by Germans marching through Belgium in World War I and through Poland and Russia in World War II and by Russians as they took Berlin in World War II; by Pakistanis in the Bangladesh war of independence; by U.S. soldiers during the occupation of Japan, in the Vietnam War and in military bases in the Philippines and Korea; by Serbs and Rwandans for the intent of “ethnic cleansing”; and by Indonesian pro-militia in retreat from East Timor as that country was voting for independence”. (Hynes 2004:10) Ello tiene (y ha tenido) que ver con el machismo, la cultura y la idiosincrasia que también han jugado un rol importante en la problemática de la RDC. En muchas sociedades, la mujer es considerada inferior al varón y no se respetan sus derechos. En el caso del Congo, el simple hecho de ser mujer es una sentencia de muerte, especialmente en las ciudades de Kivu y Bukavu.
¿Por qué en el Congo se viene desarrollando un feminicidio inminente?: modus operandi y motivos por los cuales las milicias atacan a las mujeres Las grandes potencias mundiales, los presidentes de sus propios países, los señores de la guerra, el ejército, las milicias y las guerrillas, los soldados adultos, todos ellos parecen conspirar contra los niños, les importa poco sus derechos, su vida, su muerte, la pérdida de la infancia y todo lo que eso conlleva.
En primer lugar, es necesario contemplar para fines didácticos de la presente investigación lo que significa y conlleva el término feminicidio. Dicho término fue usado por primera vez en 1976 en el tribunal internacional de Bruselas por la feminista sudafricana Diana Russell. Russell definía el término como: “el feminicidio se conforma en una suma de violencias aceptadas por una sociedad que ignora, silencia, invisibiliza y minusvalora las agresiones contra las mujeres”. Aún no se contempla en el DRAE, pero en algunos diccionarios y definiciones especializadas se define simplemente como “homicidio evitable de mujeres por razones de género”.
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En el caso de La República Democrática del Congo, las estadísticas de muertes y asesinatos a mujeres por razones de género y conveniencia de las diferentes milicias que allí operan en el contexto de guerra, es aterradora y por demás preocupante. Cuarenta y ocho mujeres y niñas son violadas en promedio cada hora (1152 en un día). Y, sólo en un período de doce meses –entre el 2006 y 2007-, 400.000 mujeres y niñas de 15 a 49 años fueron violadas. Las víctimas: mujeres entre cinco meses y setenta años. La misma situación de alarma se reconoce en el análisis realizado por Reseau des Femmes pour un Developpement Associatif (RDFA), Reseau des Femmes pour la Defense des Droits et la Paix (RFDP), e International Alert - la ONG que se viene encargando de prevenir conflictos y violencia en el continente Africano-, titulado Women’s bodies as a battlerground (Sexual violence Againts Women an Girls During the War in The Democratic Republic of Congo): “Since 2000, the UN Security Council has been paying particular attention to the situation of women and girls during armed conflicts (in DRC). Thus Resolution 1325, adopted by the Security Council in October 2000 recognized the extent and gravity of sexual and sexist violence against women and girls, as well as need to put in place prevention and protection mechanism.” (RFDA, RFDP, International Alert 2005: 8) En este lugar del continente africano, el cuerpo de la mujer se ha convertido en un campo de batalla y de disputa feroz en manos de los soldados de las milicias que allí habitan. El modus operandi para la realización de las violaciones y violencia a las mujeres es muy variado, pero principalmente se observan (y se han constatado) cuatro tipos de violación: violación individual, violación colectiva, violaciones que incluyen inserción de algún tipo de objeto en los genitales de la víctima y violación forzada entre las víctimas de una comunidad. Nótese que las estadísticas de un informe realizado en 2005 señalan que un 38.2% de dichas violaciones se realizan en público o con testigos y el 68% sólo en presencia de la víctima. En cuanto al primer tipo de violación (violación individual), es considerado como uno de los mecanismos “menos elaborado” de los ataques a las mujeres. Salvo en el caso de que dicha violación incluya fuertes torturas físicas y psicológicas, desfiguraciones o hasta el asesinato voluntario o debido a las fuertes heridas perpetuada en el ataque. Situación que es bastante común en cualquiera de estos tipos de violación. El segundo tipo de violación (violación colectiva), en la
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mayoría de casos es perpetuada por dos soldados en simultáneo, pero las estadísticas señalan que el número de atacantes se encuentra en un rango de 2 a 20. En relación a este tipo de violación, en algunas ocasiones es acompañada de mayores actos de violencia y humillación que incluyen introducción de armas de guerra en los genitales de las víctimas: “Some women also said how, sometimes, during these gangs rapes, after one man had finished raping the victim, the attackers would insert the end of a riffle, wrapped in a cloth soaked water, into the woma’s vagina, so as to “clean” it ready for the next attacker.” (RFDA, RFDP, International Alert 2005: 34) Situación que se repite constantemente en el tercer tipo de violación (violaciones que incluyen inserción de algún tipo de objeto en los genitales de la víctima). En esta modalidad de ataque los soldados introducen en los genitales de las mujeres objetos como palos, botellas, bananas, ajíes y rifles. Este tipo de asalto usualmente es acompañado de fuertes torturas, mutilaciones, y, en muchos casos, la culminación del delito con un disparo mortal en la vagina de las víctimas. Las mujeres que han sufrido este tipo de tortura pertenecen, en su mayoría a las localidades de South Kivu y Kalehe y han declarado que esta experiencia es la más degradante y humillante que han experimentado alguna vez en sus vidas. Tal como lo constata el siguiente testimonio de una de las víctimas: “...They took my bottle of water, wich I’d put down beside me, and they pushed it into my vagina, ordering me to sit down. One of them held me down with all his weight, to make it easier to push the bottle in. I bled a lot , because my vagina was torn.” (RFDA, RFDP, International Alert 2005: 34) El último tipo de violación (violación forzada entre las víctimas de una comunidad), ocurre usualmente luego de que los atacantes han perpetuado una violación colectiva. Este cruel ataque consiste en obligar a los miembros de una comunidad a mantener relaciones sexuales incestuosas con sus mujeres (madre e hijo, padre e hija, hermano y hermana, tío y sobrina). Esta modalidad también incluye el hecho de que toda la familia es obligada a presenciar este acto mientras los soldados involucrados cantan canciones obscenas. Las víctimas que han experimentado este tipo de agresión son en su mayoría de las localidades de Shabunda y South Kivu. Por todo ello, es que mucho analistas en
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materia de guerra, derechos humanos y derecho internacional, considera esta situación como una de las peores tragedias que se ha vivido en toda la historia del continente africano. En relación a ello la ONG Anmistía internacional -organización que trabaja por el reconocimiento de los derechos humanos- sostiene: “Las violaciones a mujeres por los grupos armados es frecuente, ya que se utilizan las agresiones sexuales como táctica de guerra, para aterrorizar a la población civil. La RDC es actualmente el país con un mayor número de violaciones a mujeres a manos de grupos armados. En las guerras contemporáneas, como la de la RDC, alrededor del 95% de las víctimas mortales son civiles, lo que implica gravísimas violaciones de los tratados internacionales de Derecho Internacional Humanitario, entre los que destacan las Convenciones de Ginebra.” Como señala la ONG Anmistía Internacional, no es gratuito que los diferentes grupos armados o milicias que operan en la República Democrática del Congo perpetúen este tipo de ataques. Ni es solo por satisfacer deseos sexuales ni mucho menos. En realidad lo hacen por poder, recursos naturales, ganar territorios y exterminar por conveniencia. En pocas palabras, porque quieren ganar la guerra. Se han contemplado cinco motivos específicos por los cuales los soldados cometen este delito: para supervivencia de los grupos armados, para humillar al enemigo, para exterminar al pueblo congolés y para ganar o neutralizar poderes mágicos que son utilizados para la guerra. Estas motivaciones, as u vez, están influenciadas por factores políticos, ideológicos, psicológicos y socio-culturales. En cuanto al primer motivo (supervivencia de los grupos armados), se relaciona con el concepto de considerar a la mujer como un objeto de trabajo doméstico y fuente de ingresos y alimentos. Sucede que en la RDC la mayoría de mujeres se dedican a la agricultura y la ganadería, con lo cual se pueden alimentar, alimentar a sus familias y ganar un poco de dinero. Por otro lado, las diferentes milicias que operan en la RDC pueden combatir por meses e inclusos años y no reciben ningún tipo de pago. Como lo constata uno de los soldados: “Militians rape and pillage because many of them are not propertly organised. The fighters wait for months to get paid. They’ve got nothing to eat, the have to cope as best the can”. (RFDA, RFDP, International Alert 2005: 46)
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Entonces, los soldados raptan a las mujeres, las violan salvajemente y las mantienen secuestradas para que les den los alimentos que cultivan (para venderlos o comérselos), les cocinen y les den el poco dinero que ganan con su trabajo. Las víctimas pueden permanecer secuestradas durante meses o incluso años y los soldados les quitan la ropa para que no puedan escapar. En todo este tiempo las mujeres violentadas viven en condiciones deplorables y siendo violadas cada día. En algunos casos, incluso, las milicias piden un rescate de $3,ooo a las familias de las víctimas. Esto casi nunca es pagado debido a los altísimos niveles de pobreza que hay en la zona, entonces, las mujeres terminan siendo esclavas de por vida o brutalmente asesinadas. Tal como lo percibe Yakin Ertürk, miembro del Consejo de Derechos Humanos de la Naciones Unidas en uno informe especial publicado en 2007: “Las atrocidades perpetradas por los grupos armados son de una brutalidad inimaginable. La violación y la esclavitud están en el corazón de estas atrocidades que acaban en la destrucción física y psicológica completa de las mujeres, con todas las consecuencias que esto entraña para el conjunto de la sociedad”. Las mujeres y sus cuerpos en este conflicto armado son considerados, también, como un trofeo de guerra y el símbolo de su comunidad. Ello tiene que ver con el segundo motivo mencionado líneas arriba (humillar al enemigo). Las milicias atacan y violan a las mujeres de una comunidad (o las que son parte de una milicia), para “bajarle la moral” o humillar a sus “enemigos” (las otras milicias o la comunidad que quieren atacar) y, de esta manera, asegurar su superioridad marcando territorio mediante la violencia: “Women’s bodies have been used as a battlefield by all the forces, foregein as well as Congolese that are engaged in the war. The women are sexually abused, tortured, terrorised and humillated because they symbolize ther community. The men of the community arte targeted throught them and throught their bodies”. (RFDA, RFDP, International Alert 2005: 48) En cuanto al tercer motivo (exterminar al pueblo congolés), ello tiene que ver con la cantidad de recursos naturales que posee la RDC (principalmente el Coltán, como se ha desarrollado líneas arriba). Las milicias exterminan a las mujeres, las contaminan con VIH o las dejan embarazadas con el objetivo de eliminar al pueblo congolés para poder quedarse con el territorio y los recursos naturales que ellos poseen.
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Por otro lado, el Congo se caracteriza por ser un pueblo de rituales y a la vez fuertes creencias religiosas. En el caso de la guerra, ello no es una excepción y el hecho de atacar y violar a cierto grupo de mujeres, se convierte en un ritual que otorga poderes especiales para la lucha a los diferentes soldados. Lo cual se relaciona estrechamente con el último motivo mencionado líneas arriba (ganar o neutralizar poderes mágicos que son utilizados para la guerra). La creencia entre los combatientes es que el hecho de violar mujeres vírgenes, embarazadas, mujeres en proceso de lactancia y pigmeas les otorga poderes mágicos e invencibilidad: “There is a widespread belief in the sub-region and more particulary among combatants, according to wich the act of raping a woman of a particular category serves a double purpose because it confers magical powers and invincibility on the battlefield. Rape in this context becomes primarily a ritual”. (RFDA, RFDP, International Alert 2005: 49) Además de ello, las milicias también violan ancianas porque creen que son una especie de guardianas, o protectoras de su comunidad y que, de esta manera, “neutralizan sus poderes mágicos” y así su comunidad queda desprotegida y libre para ser atacada y saqueada. Con todas estas maneras de operar y motivaciones, las diferentes milicias conjugan en esta zona una fuerte arma de represión política y social tan fuerte que ha provocado la muerte y el desplazamiento de miles de congoleños de la zona de conflicto. Según estadísticas de la ONU, hasta el año 2011 se han desplazado 250,000 personas del territorio congoleño en busca de paz.
Lo que causa el terror: consecuencias de la problemática y marco legal La violencia y el caos que reinan en el Congo han afectado durante décadas al pueblo congolés, como ya se ha dicho, en especial a las mujeres. Las víctimas tienen que convivir con las secuelas de la violación, las cuales son físicas y psicológicas. Sin embargo, ellas no son las únicas perjudicadas. Esta situación afecta también a las familias, a las comunidades, a la sociedad y a la economía. Ello ha provocado también que se haya generado un clima de resignación en las mentalidades de la población de la RDC: el 84% de los habitantes está absolutamente seguro que tiene que continuar viviendo en ese estado de terror.
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Los malestares físicos y enfermedades son una de las principales consecuencias que afectan directamente al cuerpo de las mujeres atacadas. Entre los malestares físicos y enfermedades que más aquejan a las víctimas están las infecciones vaginales, dolor en el vientre, las enfermedades de transmisión sexual (normalmente, VIH), irregularidades menstruales, dispaurenia, hemorragias vaginales, incontinencia urinaria, esterilidad y desgarro vaginal. Estos problemas pueden originar esterilidad en el largo plazo. Entre las consecuencias psicológicas se encuentran la baja autoestima, tendencias suicidas, rechazo a las relaciones sexuales, depresión y ansiedad. Debido a la violación sexual y el maltrato, muchas mujeres ya no pueden trabajar durante varios meses u años (tómese en cuenta que la fuerza ganadera y agrícola del país es gracias a las mujeres, que comprenden el 80% de la fuerza agrícola de la zona). Como consecuencia de ello, la agricultura y la economía del país se ven afectadas. Además, deben con dolor físico y el rechazo de su familia. En la siguiente cita, una víctima cuenta cómo ha sido su vida después de que fue violada: “Since I was raped, I’ve had water permanently running down between my legs. I have to wear a piece of cloth that I must wash five to seven times a day and this means having water and soap available. Sometimes when I am in company, I see the others get up one after other, or else their mood changes suddenly, they cut short the conversation and leave as fast they can. Then I realize that I´ve begun to give off… and I go home to wash myself and to shut myself up in my hut, to hide my shame” (RFDA, RFDP, International Alert 2005: 40) El flujo vaginal provocado por las enfermedades que contraen debido a las vilaciones, viene acompañado de mal olor y eso afecta directamente la vida social de estas mujeres. Ellas intentan camuflarlo para poder tener una vida normal, pero casi nunca les es posible. No reciben atención médica porque el Estado no cuenta con una política de salud sólida y porque no tienen dinero para hacerlo. Los centros de atención son escasos y las víctimas no pueden costear la consulta ni las medicinas. Las víctimas tienen acceso a recibir atención en un al hospital son solo aquellas que están graves o que requieren de operaciones (lo cual, en ese contexto, es una situación bastante relativa y que se presta a irregularidades en la atención médica como, en efecto, ocurre).
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Otra consecuencia de la violación sexual es el hecho de que las mujeres son expulsadas de sus comunidades. En algunos casos, si se descubre que fueron violadas, las expulsan de la comunidad junto con sus hijos. Por lo tanto, no reportan la violación . Ello se relaciona íntimamente con el motivo “humillar al enemigo”, explicado en el capítulo anterior. Sin dinero, sin atención, sin vivienda y sin el apoyo de nadie, muchas recurren a la prostitución para poder darle de comer a sus hijos. Además, sin desearlo, propagan silenciosamente en su país el VIH y las ETS que contrajeron cuando fueron violadas. Millones de congoleses están infectados.. Ello se relaciona íntimamente con el motivo “exterminar al pueblo congolés”, desarrollado en el capítulo anterior. No se sabe con exactitud cuántas personas infectadas de VIH hay en el Congo: “It has not been possible within the framework of this survey to determine the number of women in simple who are infected with HIV/AIDS. However, it is estimates that nearly 60% of the combatants involved in the war in the DRC are HIV positive, which means that there is a high risk of infection”. (RFDA, RFDP, International Alert 2005: 40) Si el 60% de los soldados tiene VIH, muchas de las víctimas de violación contraerán el virus. Los niños que son producto de violaciones, nacen con la enfermedad y tienen una corta expectativa de vida. Las víctimas esconden la violación, no saben si tienen la enfermedad y sin saberlo contagian a sus esposos. Sin embargo, si el esposo tiene conocimiento de la violación, se divorciará de la víctima y la echará de casa con los hijos. Si el esposo decidiera continuar casado, exige un certificado médico como prueba de que su esposa no está enferma. El marco legal que envuelve la problemática del feminicidio en la RDC es bastante complejo. En primer lugar, porque la mayoría de mujeres se niegan a denunciar los crímenes que se cometen contra ellas por dos principales motivos: porque no quieren hacer público lo que les ha sucedido para que no sean expulsadas de su comunidad (como se ha explicado líneas arriba) y también porque en la mayoría de pueblos del Congo (sobre todo en Kivu), el costo por poner una denuncia de esta naturaleza es de 20 dólares. Y esta cantidad de dinero es la que a veces tienes las mujeres para todo un mes para poder comer ellas y su familia. Además, en la legislación congolesa existe un vacío legal preocupante en torno a estos delitos contra los derechos humanos. La ley de la RDC define una violación sexual como “sexual union that a man imposes
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on a woman with the use of violence”. De acuerdo a esta definición, entonces, las violaciones con objetos u otro tipo de maltratos (como se ha explicado en el capítulo anterior), no están contemplados como violaciones. Asimismo, tampoco se contemplan como violaciones a las que se perpetúan contra los niños, jóvenes u hombres de la zona. Además, en la legislación en cuestión existe una figura legal llamada “asalto indecente” o “desorden público” que incluye los casos de violaciones anales, sexo oral o la violación con objetos. La pena para ello es mínima y casi no se le considera como mayor delito. Que ocurra toda esta situación el la RDC es curioso porque este país ha firmado varios tratados y convenciones internacionales que aseguran, en especial, la protección a las mujeres y sus derechos. Que el Estado no cumpla con estos tratados también constituye un delito. Tal como se constata en la siguiente cita: “The DRC is signatory to the Convention on the Elimination of All Forms of Discrimination Against Women (CEDAW), which was adopted by the General Assembly of the United Nations in 1979, and which reinforces the Protocol to the Geneva Conventions of 12 August 1949, particularly through the General Recommendation of the Committee for the elimination of discrimination against women, which emphasises the articles in the Geneva Convention that oblige States to take appropriate measures to protect women against violence of all kinds”. (RFDA, RFDP, International Alert 2005: 55) Esta realidad no es exclusiva del África ni de la RDC, el feminicio es una problemática preocupante a nivel mundial. En el caso de Latinoamérica, por ejemplo, se da principalmente en México, Guatemala, Chile, Honduras y Nicaragua. Para poder tomar iniciativas internacionales, es fundamental que el feminicidio sea reconocido como un crimen y que no prevalezca la impunidad con lo ha venido haciendo hasta ahora: “Es posible transitar hacia su erradicación partiendo de estrategias fundamentales como son: la institucionalidad del Estado fortalecida para su abordaje (presupuestos sensibles, unidades especializadas, cualificación y especialización de recursos y tratamiento prioritario), una política de Estado que incluya la desaparición de legislación androcéntrica y los mecanismos de cambio en los imaginarios sobre las mujeres como ciudadana plenas, así como la rendición de cuentas y el
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carácter consultivo de movimiento feminista”. (Heinrich Boll Stiftung –Unión Europea 2010: 16) De esta manera, muchas mujeres tendrían la oportunidad de salvarse de la desgracia en la que viven y, en el caso de la RDC, podría encaminarse hacia ser un mejor país, con mejor situación económica y social y más oportunidades de vida. Menos violencia y menos terror.
Conclusiones Luego de todo lo expuesto en el presente trabajo, en primer lugar, habría que inferir y considerar que en la RDC se vive una guerra asimétrica propiciada por un estado claramente fallido. Un Estado que ha sido superado e ignorado por los diferentes grupos armados o milicias que allí operan. Un Estado que no tiene soberanía alguna en el territorio ni en las leyes y en el que el Derecho Internacional ha fracasado y los derechos humanos no son considerado sin respetados en lo absoluto. Además, un Estado que no cumple con sus tratados internacionales y que se encuentra en una grave crisis desde hace varias décadas. En este contexto de crisis, el feminicidio ha aparecido como una problemática que ha agravado aún más esta crisis porque no solo afecta a las víctimas, sino a las comunidades y, en general a toda la sociedad civil del país. Lo afecta de manera económica y social y de una manera permanente. Por un lado, se deteriora la familia (que es el núcleo de la sociedad) porque las mujeres son desterradas de sus comunidades, esclavizadas o las familias son infectadas con VIH y mueren; y, por otro, la economía se deteriora porque las milicias se apropian de todos los alimentos, dinero y recursos naturales de la zona y además porque las mujeres en algunos casos dejan de trabajar por las diferentes heridas producidas por los ataques (tómese en cuenta que las mujeres son el 80% de la fuerza agrícola del país, como se constatado en el capítulo tres). Este conflicto que se vive en la RDC está lejos de ser solo un enfrentamiento étnico o cultural, como muchos considerarían a primera vista. Más allá de ello, es un conflicto económico y social porque involucra principalmente la lucha por la riqueza del país (sus recursos naturales), principalmente el coltán. Una lucha por el poder y el control de un territorio y una sociedad sumamente golpeados por la violencia, el crimen y la impunidad.
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Hoy (tal como desde hace décadas), el Congo es tierra de nadie debido a la codicia y la falta de políticas eficaces. Países extranjeros financian esta guerra para poder extraer el coltán y se enriquecen a costa de la vida y la desgracia de los congoleños. Es fundamental que la ley congoleña se modifique y que las autoridades velen por su cumplimiento. Por tratarse de un estado fallido, no existe ningún respeto por la ley y no hay consecuencias para aquellos que la violen. También es sumamente necesario que las políticas públicas cambien para que se respeten de una vez por todas los derechos humanos. Para que el Congo progrese, es necesario que recupere el control de sus propios recursos. Y solo podrá recuperarlo cuando el Estado erradique a los grupos armados. Es irónico que la riqueza mineral que poseen sea también su maldición.
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