A) Cenoz Iragui, Jasone, 1997-2015, El concepto de competencia comunicativa, Instituto Cervantes. Páginas 18. B) Introducción: descripción general del documento: (superestructura). Al inicio nos da la definición de lo que será el tema central; la competencia comunicativa. Al igual que la relación que tiene esta con la adquisición de la lengua y algunos otros elementos de la lengua, sobre su enseñanza y aplicación. En el siguiente apartado nos menciona la competencia lingüística y competencia comunicativa, la relación que existe entre ambas. Nos menciona algunos modelos de la competencia comunicativa, la diferencia entre ellos. Y finalmente nos menciona la adquisición y enseñanza de la competencia comunicativa. Se inicia desde una edad muy temprana y se deben tener al igual ciertas competencias interelacionadas y derivadas de la competencia central. C) contenido: explicación detallada de cada apartado (mínimo 3 contenidos generales). Introducción La competencia comunicativa es uno de los conceptos más importantes en lingüística aplicada, tanto en el estudio de la adquisición de segundas lenguas como, a un nivel más práctico, en la enseñanza de lenguas. El concepto de «competencia comunicativa» tiene su origen en el concepto de «competencia de la lingüística» se trata de un concepto que, del mismo modo que los de adquisición de segundas lenguas o enseñanza de lenguas, tiene un carácter interdisciplinar. 1. La competencia lingüística La competencia es el conocimiento que el hablante-oyente tiene de la lengua, y la actuación es el uso real de la lengua en situaciones concretas. Chomsky está interesado en estudiar la competencia, no la actuación. no está interesado en el uso del lenguaje o en la adquisición y enseñanza de lenguas. Su interés se dirige al desarrollo en una teoría lingüística centrada principalmente en las reglas gramaticales. el concepto de «competencia lingüística» está unido al conocimiento de la lengua por parte de los hablantes monolingües nativos. El concepto de «hablante nativo ideal» es difícil de aceptar puesto que no todos los hablantes de una lengua son competentes y pueden distinguir oraciones gramaticales de oraciones no gramaticales. limita a la competencia lingüística del hablante-oyente ideal en una sociedad homogénea y no considera aspectos centrales del uso de la lengua. el concepto de competencia propuesto por Chomsky supone una abstracción e idealización,
que no tiene una relación directa con la capacidad y habilidad para utilizar una o varias lenguas en la comunicación interpersonal por parte de hablantes monolingües y plurilingües en sociedades multiculturales. Es un concepto útil dentro de la gramática generativa, pero que se torna demasiado reduccionista si se aplica a la adquisición y enseñanza de lenguas. 2. Competencia lingüística y competencia comunicativa La habilidad de utilizar la lengua con corrección en una variedad de situaciones determinadas socialmente es una parte tan central de la competencia lingüística como la habilidad de producir oraciones gramaticalmente correctas. el concepto de «competencia» en la gramática generativa es reduccionista porque en él no se consideran elementos del contexto sociolingüístico. Hymes (1972), quien considera que la competencia lingüística es insuficiente porque los enunciados deben ser también apropiados y aceptables en el contexto en el que se utilizan: Hymes propuso el concepto de «competencia comunicativa», que incluye las reglas de uso a las que hace referencia. En él incluye el significado referencial y social del lenguaje, y no solo se refiere a la gramaticalidad de las oraciones, sino también a si estas son apropidadas o no en el contexto. Para Hymes la competencia comunicativa presenta cuatro dimensiones: el grado en que algo resulta formalmente posible (gramaticalidad), el grado en que algo resulta factible, el grado en que algo resulta apropiado y el grado en que algo se da en la realidad. Por lo tanto, podemos ver que conceptos como ser apropiado o aceptable forman parte, al igual que ser gramaticalmente correcto, de la competencia comunicativa. Hymes afirma que la competencia es el conocimiento subyacente general y la habilidad para el uso de la lengua que posee el hablante-oyente. Según este autor, los hablantes consideran factores que intervienen en la comunicación cuando usan la lengua. Estos factores incluyen las características de los interlocutores o las relaciones que nos unen al interlocutor. Dependiendo de las distintas situaciones, los hablantes pueden utilizar diferentes registros. La competencia comunicativa no es solamente una extensión de la competencia lingüística, a la que se le han añadido las reglas relacionadas con el uso. No se trata únicamente de una adición cuantitativa, es también y sobre todo, una ampliación cualitativa. El concepto de «competencia lingüística» se refiere al conocimiento de determinadas reglas mientras que la competencia comunicativa incluye además la habilidad o la destreza para utilizar ese conocimiento. La competencia es, en este sentido, conocimiento y habilidad, mientras que la actuación es lo que el hablante hace en el acto de comunicación. Otra diferencia importante entre las competencias lingüística y comunicativa corresponde al carácter dinámico de la segunda frente al carácter estático de la primera. La competencia lingüística es innata, tiene base biológica, es estática, tiene un carácter absoluto y no implica comparación. La competencia
comunicativa es un concepto dinámico que depende de la negociación del significado entre dos o más personas que comparten hasta cierto punto el mismo sistema simbólico. Además, la competencia comunicativa tiene un carácter relativo y no absoluto y los diferentes usuarios de la lengua pueden presentar distintos grados de competencia comunicativa. La competencia comunicativa, por lo tanto, tiene base social y es específica del contexto en el que tiene lugar la comunicación. 3. Modelos de competencia comunicativa modelos de competencia comunicativa, que reflejan el desarrollo de la lingüística aplicada y la importante influencia de la pragmática y el análisis del discurso. 3.1. El modelo de Canale y Swain (1980) Al desarrollar un modelo que incluye los componentes de la competencia comunicativa, Canale y Swain tratan de ir más allá de la competencia gramatical como objetivo de enseñanza y como evaluación en adquisición de segundas lenguas. Canale y Swain distinguen tres componentes de la competencia comunicativa. Figura 1: El modelo de Canale y Swain La competencia gramatical incluye «el conocimiento de los elementos léxicos y las reglas de morfología, sintaxis, semántica a nivel de gramática de la oración y fonología» (Canale y Swain, 1980: 29). Este componente se centra directamente en el conocimiento y la habilidad requeridos para comprender y expresar con exactitud el significado literal de los enunciados. La competencia sociolingüística. Permite usar la lengua según las normas de uso y las normas de discurso que sirven para interpretar los enunciados en su significado social. Las reglas socioculturales de uso especifican el modo en el que se producen los enunciados y se comprenden de forma apropiada respecto a los componentes de las secuencias comunicativas. La competencia estratégica. Este componente «está formado por las estrategias de comunicación verbales y no verbales cuya acción se requiere para compensar las dificultades en la comunicación debidas a variables de actuación o a competencia insuficiente» (Canale y Swain, 1980: 30). Tanto los hablantes nativos como los estudiantes de lenguas utilizan estrategias para hacer frente a las limitaciones que impone su conocimiento o a los problemas para acceder a determinados elementos lingüísticos que pueden surgir en el mismo acto de la comunicación. Algunas de las estrategias comunicativas: Ajustar el mensaje utilizando un término en el lugar de otro. Utilizar mímica o gestos para hacerse entender.
Describir un objeto cuando se ignora su nombre. Acuñaciones léxicas. La competencia sociolingüística se refiere a la caracterización de las condiciones que determinan qué enunciados son apropiados en determinadas situaciones. La competencia discursiva se refiere al modo en el que se combinan formas gramaticales y significados para obtener un texto hablado o escrito unificado. La unidad del texto se consigue por medio de la cohesión en la forma y la coherencia en el significado. Canale (1983), la cohesión se refiere al modo en que las oraciones se unen estructuralmente y facilita la interpretación de un texto. El modelo desarrollado por Canale y Swain (1980) y su revisión por Canale (1983) han tenido una importante influencia en la adquisición y enseñanza de lenguas. Define las dimensiones de la competencia comunicativa, aunque algunos investigadores han considerado que las definiciones no son suficientemente completas (Schachter, 1990). A pesar de esta crítica, el modelo ha contribuido significativamente al desarrollo de otros modelos, tanto en la adquisición de lenguas en general como en el área de evaluación. 3.2. El modelo de Bachman (1990) El modelo de Bachman proviene del área de la evaluación de lenguas dentro de la adquisición de segundas lenguas y trata de establecer las distintas dimensiones de la competencia comunicativa. En este modelo se distingue competencia organizativa y competencia pragmática.
La competencia organizativa. Esta dimensión de la competencia incluye las «habilidades relacionadas con la estructura formal de la lengua para producir o reconocer frases gramaticales correctas, incluyendo su contenido proposicional y ordenándolas para formar textos» Estas habilidades son de dos tipos: La competencia gramatical, que incluye la competencia de uso lingüístico. La competencia textual, que incluye el conocimiento de las convenciones para unir enunciados de manera que formen un texto. Incluye la cohesión y la organización retórica. La cohesión se refiere a las formas de marcar explícitamente las relaciones semánticas, como la referencia, la elipsis o la cohesión léxica. La organización retórica se refiere a la estructura conceptual general del texto y está relacionada con el efecto del texto en el usuario de la lengua. Las habilidades relacionadas con la competencia organizativa se refieren a la organización de las señales lingüísticas que se utilizan en la comunicación y al modo en el que estas señales se usan para referirse a personas, objetos, ideas y sentimientos. La competencia pragmática se refiere a las relaciones entre signos y referentes y también a las relaciones entre usuarios de la lengua y contexto de comunicación. La competencia pragmática incluye dos dimensiones, la competencia ilocutiva y la competencia sociolingüística: La competencia ilocutiva implica el análisis de las condiciones pragmáticas que determinan si un enunciado es aceptable o no. Se refiere a la relación entre los enunciados y los actos o funciones que los hablantes intentan realizar por medio de los enunciados. La competencia sociolingüística se refiere a la caracterización de las condiciones que determinan qué enunciados son apropiados en determinadas situaciones y determinan el registro, variedad dialectal y referencias culturales. El modelo de Bachman (1990) y el de Bachman y Palmer (1996) tratan de distinguir entre conocimiento y habilidad de uso de la lengua, aunque resulte difícil distinguir algunos aspectos de la competencia estratégica y de la competencia funcional. El modelo es considerado como una aportación importante en el área de la evaluación La competencia discursiva se refiere a la selección, secuenciación y organización de palabras, estructuras, frases y enunciados para obtener un texto oral o escrito unificado. Las subáreas que contribuyen a la competencia discursiva son: cohesión, deixis, coherencia, estructura genérica y estructura conversacional inherente a la alternancia de turnos. La competencia lingüística El uso del término «competencia lingüística» en vez del de «competencia gramatical» se debe al deseo de indicar explícitamente la inclusión en este componente del léxico y la fonología además de la gramática.
se otorga una gran importancia a las construcciones formulaicas como parte de la competencia lingüística. La competencia accional ha sido definida como la «habilidad para transmitir y entender el intento comunicativo al realizar e interpretar actos de habla y funciones lingüísticas». La competencia sociocultural se refiere al conocimiento que tiene el hablante para expresar mensajes de forma apropiada en el contexto sociocultural de la comunicación. La competencia estratégica se refiere al uso de las estrategias de comunicación. enfatizan las estrategias de interacción que incluyen estrategias para comprobar la comprensión o petición de ayuda al interlocutor. El modelo sitúa la competencia discursiva en una posición central que relaciona la competencia lingüística con la accional y la sociolingüística. Los hablantes también necesitan la competencia estratégica, un inventario de estrategias utilizadas para resolver problemas o para compensar las deficiencias en otras competencias. El modelo de Celce-Murcia, Dörnyei y Thurrell (1995) tiene gran interés por el peso relativo de los componentes, la posición central de la competencia discursiva y por centrarse en la interacción entre los componentes. 3.4. Comparación de los tres modelos Al comparar los tres modelos presentados podemos observar que el concepto de «competencia sociolingüística» originalmente propuesto por Canale y Swain (1980) es el que más se ha desarrollado para dar lugar no solamente a la competencia sociolingüística o sociocultural, sino también a la competencia discursiva o textual y a la competencia pragmática o accional. Canale (1983) ya separó la competencia discursiva de la sociolingüística y en los otros dos modelos se incluye también la competencia accional o pragmática. De este modo, Canale (1983) considera que la competencia sociolingüística incluye a la pragmática, mientras que Bachman (1990) cree que la competencia pragmática incluye a la sociolingüística. Celce-Murcia, Dörnyei y Thurrell (1995) consideran las competencias sociolingüística y pragmática como independientes, pero relacionadas entre sí y con el resto de las competencias. Por lo tanto podemos ver que hay cierto solapamiento entre las dimensiones y esto explicaría las distintas clasificaciones. Otro aspecto importante en la comparación de los modelos es la interacción entre los distintos componentes. De este modo, podemos observar que para Celce-Murcia, Dörnyei y Thurrell (1995), la relación entre las dimensiones representa un aspecto importante del modelo y la competencia discursiva tiene un papel principal. El desarrollo de las dimensiones discursiva y pragmática en estos modelos refleja la importancia que han adquirido el análisis del discurso y la pragmática en los últimos años, hasta ser considerados como áreas fundamentales de la lingüística
teórica y aplicada. Estos componentes son también esenciales en la adquisición y enseñanza de lenguas. 4. La multicompetencia Deben ser capaces de emitir y comprender actos de habla apropiados al contexto, comunicar a un nivel textual que vaya más allá de la frase y debemos utilizar estrategias adecuadas para mantener la comunicación. el plurilingüismo y la adquisición de más de una lengua no nativa son hechos cada vez más frecuentes. Centrándonos en el concepto de «competencia comunicativa», si nos planteamos la adquisición de varias lenguas, parece demasiado idealista considerar que se puede alcanzar un nivel de competencia comunicativa similar en todos los componentes y que esta competencia sea similar a la de los hablantes nativos de cada una de las lenguas. Los modelos que hemos presentado describen los componentes de la competencia y, en algunos casos, la interacción entre los mismos, pero no se centran en el grado de competencia que un hablante no nativo puede alcanzar o en la posibilidad de adquirir varias lenguas no nativas. Desde un punto de vista psicolingüístico, esta visión implica que los plurilingües poseen una configuración de competencias lingüísticas diferente de la de bilingües y monolingües. Esta perspectiva supone implicaciones importantes para la educación plurilingüe al cuestionar que la competencia nativa ideal sea el objetivo de la enseñanza de lenguas. Por lo tanto, aunque todos los componentes que forman parte de la competencia comunicativa (lingüística, pragmática, sociolingüística, discursiva y estratégica) son necesarios para la comunicación efectiva en varias lenguas, la competencia plurilingüe también presenta algunas características especiales que la distinguen de la monolingüe. Aunque los hablantes plurilingües necesitan todos los componentes de la competencia comunicativa, normalmente no precisan desarrollar todos los componentes para todas las situaciones comunicativas en todas sus lenguas. 5. La adquisición y enseñanza de la competencia comunicativa la adquisición de la competencia discursiva se inicia a edad muy temprana. Apunta además que los niños, incluso con menos de dos años, incluyen información de tipo temporal en sus producciones orales y que pueden seguir diferentes rutas en la adquisición de la competencia discursiva dependiendo de las características de la lengua que están aprendiendo. competencia pragmática, la adquisición de algunos actos de habla ha recibido gran atención por parte de los investigadores (Gleason, 2001). Se ha observado que los bebés aprenden a expresar peticiones desde la etapa no verbal y cuando alcanzan los cuatro años pueden producir la mayor parte de las peticiones.
Los padres ayudan a sus hijos a adquirir distintos aspectos de la competencia sociolingüística, pragmática y discursiva. Algunos ejemplos comunes incluyen el hecho de que los padres pidan a sus hijos que utilicen «por favor» o «gracias» o a contar algo que les ha ocurrido prestando atención a la localización temporal o espacial. En la enseñanza de segundas lenguas y lenguas extranjeras también están adquiriendo una mayor importancia estas dimensiones de la competencia situándose entre los principales objetivos de la enseñanza de lenguas y logrando que los libros de texto incluyan cada vez más actividades relacionadas con las distintas dimensiones. El concepto de «competencia comunicativa» tiene implicaciones pedagógicas a distintos niveles: a) los objetivos de aprendizaje; b) las estrategias de enseñanza y la autonomía en el aprendizaje; c) la evaluación. Los objetivos de aprendizaje. La enseñanza de las distintas dimensiones de la competencia comunicativa debe ser un importante objetivo en la enseñanza de segundas lenguas y lenguas extranjeras, porque no es suficiente conocer los elementos del sistema lingüístico sino también es necesario utilizarlos de forma apropiada. Es importante incluir de forma específica distintos aspectos de la competencia comunicativa en los objetivos de cada curso y de cada unidad didáctica. Las estrategias de enseñanza y la autonomía en el aprendizaje. Es importante que el profesorado enseñe aspectos específicos relacionados con las distintas dimensiones de la competencia y además que dé la oportunidad de acceder a textos orales y escritos que se han producido en contextos naturales. La enseñanza de los distintos aspectos de la competencia comunicativa puede llevarse a cabo tanto en clases en las que se utiliza un libro de texto como en otras clases en las que se emplean otros materiales. La evaluación. El concepto de «competencia comunicativa» y sus dimensiones deben ser una parte integral de la evaluación, tanto de la evaluación continua realizada por el profesorado a lo largo del curso como de la evaluación final, en algunos casos externa. Es evidente que cuanto mayor sea el número de lenguas que conformen el repertorio lingüístico del mismo hablante, disminuyen las posibilidades de que la competencia en cada una de ellas sea la de un hablante nativo ideal, que conoce a la perfección todas las dimensiones de la competencia comunicativa en cada una de las lenguas. Sin embargo, es importante destacar que, si consideramos el conjunto de las lenguas, un hablante plurilingüe cuenta con mayor competencia comunicativa que un hablante monolingüe. D) conclusión: conclusión del autor y conclusión critica personal.
Conclusión El concepto de «competencia comunicativa» destaca los aspectos de la competencia relacionados con el contexto en el que se produce la comunicación y, además, considera que esta tiene lugar a un nivel textual y no simplemente oracional. Su desarrollo en los últimos años ha tenido importantes implicaciones en los ámbitos de la adquisición y enseñanza de lenguas. Los distintos modelos de competencia comunicativa tratan de describir y relacionar las diferentes dimensiones de la competencia, es decir, tratan de contestar preguntas del tipo ¿qué es la competencia comunicativa? o ¿de qué elementos consta la competencia comunicativa? El concepto de «multicompetencia» plantea un problema de índole diferente y de gran actualidad: ¿qué grado de competencia comunicativa podemos adquirir en varias lenguas no nativas? Este concepto presenta una perspectiva muy interesante, crítica con la visión más tradicional del aprendizaje de lenguas, en lo relativo a las posibilidades de alcanzar competencia nativa en la lengua objeto. Sin embargo, aunque el concepto resulta de gran interés, aún requiere un mayor desarrollo a nivel práctico, de manera que se consideren los aspectos metodológicos de la interacción entre las lenguas y se creen instrumentos de medición de la multicompetencia y no de las competencias de cada una de las lenguas. En definitiva, hoy en día es evidente que los estudiantes de segundas lenguas y lenguas extranjeras deben aprender a utilizar la lengua en un contexto adecuado, transmitir y comprender intenciones comunicativas, elaborar y comprender textos orales y escritos y disponer de recursos para superar las dificultades de la comunicación. El reto actual consiste en que sean capaces de adquirir estas dimensiones de la competencia en varias lenguas y en relación a sus propias necesidades comunicativas. La competencia lingüística es la capacidad que tiene todo ser humano de manera innata de poder hablar y crear mensajes que nunca antes había oído. Esta competencia se centra en las operaciones gramaticales que tiene interiorizadas el individuo y se activan según se desarrolle su capacidad coloquial. En cambio Una competencia comunicativa es la habilidad de saber cuándo hablar y cuándo no, de qué hablar, con quién, de qué manera, cuanto y para qué. Las competencias comunicativas nos ayudan a establecer interacciones con otras personas y con su entorno como es, en los ámbitos familiares, escolares, sociales e institucionales.Participar apropiadamente en una interacción comunicativa consiste en cumplir con los propósitos de la comunicación personal; esto es, lograr lo que se quiere o necesita y hacerlo dentro de lo socialmente aceptable (sentido y coherencia).