Inventario de días

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Inventario de dĂ­as


Registrar, disfrutar de lo que caminar cotidiano, junto al aire día o entre las sombras; junto nocturnas y el polvo. Registr cámara; pequeña y compacta, d madre. Sales a la calle convenc fotógrafo, dices. En la aventura el aire, te encuentras con un botón automático. La cámara q aventureros: no hay enfoque, ventario de días; dotada con fl tímida luz. Osado, te lanzas a dueño del mundo!, y no necesit


se encuentra en la calle, en el e o el sol; en el calor del medio o a la luz ámbar de las calles rar y llevar en la mano una de uso casero, heredada por tu cido de que eres fotógrafo: soy a de coleccionar la calle, la piel, n rollo de película Kodak, un que llevas es propicia para los programa la fecha para el inlash para aquellos espacios de a coleccionar especies. ¡Eres el tas más que una pequeña Trip


Hebert Rodríguez

a Inventario de días

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Dilema de un hombre que querĂ­a atrapar el mundo

* Este cuento fue publicado en el suplemento dominical GeneraciĂłn, de El Colombiano, en diciembre de 2015.



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egistrar, disfrutar de lo que se encuentra en la calle, en el caminar cotidiano, junto al aire o el sol; en el calor del medio día o entre las sombras; junto a la luz ámbar de las calles nocturnas y el polvo. Registrar y llevar en la mano una cámara pequeña y compacta, de uso casero, heredada por tu madre. Sales a la calle convencido de que eres fotógrafo: soy fotógrafo, dices. En la aventura de coleccionar la calle, la piel, el aire, te encuentras con un rollo de película Kodak, un botón automático. La cámara que llevas es propicia para los aventureros: no hay enfoque, programa la fecha para el inventario de días; dotada con flash para aquellos espacios de tímida luz. Osado, te lanzas a coleccionar especies. ¡Eres el dueño del mundo!, y no necesitas más que una pequeña Trip Af 4000. Tomas apuntes: Día primero, 28 de abril: evidenciar el flujo de gente que sube a los buses.


A bordo, disparas, una y otra vez del botón. Te miran raro otros se ríen y posan para tu foto. —¿Eres fotógrafo? —¡Soy fotógrafo!— , respondes. Ahora tienes unas cuantas imágenes. Dormitan en ese cuarto oscuro de tu Trip 4000. No sabes lo que tienes. Recuerdas, eso sí, las tomas del día . Esperas. Te haces a la idea de unas impresiones –grandes, quieres mirarlas, ampliarlas y reproducirlas–; son tus imágenes del mundo. Día segundo, 29 de abril: caminar hasta que duelan los pies. Hacer fotos y evitar insultos. Aún quedan 10 fotografías de tu rollo de ayer. Estás ansioso. Quieres terminar esta película y esperar el material revelado. Caminas y te encuentras de frente con la gente. ¡Un hombre con cámara!. Te miran ofuscados, ¿a dónde irá a parar mi imagen? El fotógrafo que eres es un niño impertinente. Curioso, lo quiere todo. Obturas, casi sin pensarlo y te llevas piedras, plantas y nubes, y


Han pasado dos días y en tu refrigerador reposan dos rollos con 72 fotos. Suficiente archivo para alimentar al mundo con tu obra. Tienes piedras y paisajes y pájaros; rocas, rarezas y rostros; animales, nubes, el sol. Pero falta algo. Sientes que falta algo. Aún no tengo la lluvia, dices. ¡Eso es! Haré mía la lluvia. Sales a la calle y una luz incandescente te maltrata los ojos. ¡Sol estúpido!, ¿acaso quieres dejar ciego a tu dueño? Te diriges hacia un parque cubierto de arrayanes y reposas. Esperas la lluvia. ¡Quieres la lluvia! Pasan horas y recuerdas que es abril; el último día de este mes de interminable verano. Mañana serás mía lluvia. Día quinto, 1 de mayo: el fotógrafo espera la pieza que completará su obra. Ansioso te lanzas al parque con tu Trip 4000. La acaricias y le limpias el polvo. Hoy me concederás el placer de conservar la lluvia. Obstinado, te sientas bajo el árbol a esperarla. Sabes que vendrá, ¡es mayo!, nunca falta. En el cielo hay nubarrones. Hay sopor. No te enfades conmigo sol, soy fotógrafo, en mí también debe estar la lluvia. Cruje el cielo y


unos goterones gordos se explotan en tu cara. He ahí la lluvia y disparas. La quieres toda. Un mar en trozos en tus ojos. Empapado vuelves a casa; guardas el rollo en el refrigerador. Día sexto, 2 de mayo: el fotógrafo lleva su obra a conocer la luz. Cinco días de miradas y ya tienes el mundo. Todo tipo de especies seleccionadas y diferenciadas en cuadros, con fecha y hora –gracias al poder de registro de tu Trip, la infaltable-. ¡Es tiempo chicas!, les dices y las guardas en tu bolso. Tomas el paraguas; las lluvias de mayo se deslizan por la calle. Atraviesas el mar en saltitos y recorres la avenida. El laboratorio de tu barrio queda a pocas cuadras. Las calles, vacías de imágenes–ahora tú las tienes todas- , empapelan el día de gris. He traído un material invaluable, dices, ahora, soy el dueño del mundo. Curioso, el viejo que te atiende tras el mostrador, sonríe. Dame acá, te dice y toma tus cilindros fríos donde hibernan tus imágenes. Pasa por ellas mañana en la tarde, te dice y tu ansioso le pides que sea cuidadoso en el proceso.


Es el testimonio del mundo, le dices y te marchas. Día séptimo, 3 de mayo: el fotógrafo revela al mundo su obra. Es el día final. Ahora reposas luego de días y días de tomas y miradas. Te duele la panza. ¿Qué especie de cosas se habrán gestado entre tus rollos? Caminas. Pensativo entre la gente, te aíslas. Te sudan las manos. Atraviesas la última esquina y divisas el lugar: se revelan imágenes. He venido por lo mío, le dices al viejo que sonríe. Felicitaciones, qué buen fotógrafo. Regálame la lluvia, te dice y suelta una carcajada. Tú sonríes. Sólo un detalle, se detiene. (Silencio). Olvidaste cambiar la programación de la cámara. Todas tus fotos tienen la marca: 28 de abril. Es sólo un detalle, no importa. Qué buenas fotos. Repite. Ahora avanzas por la calle con el paquete bajo el brazo; aún no quieres mirarlo. Buscas un parque cubierto de almendros. Llueve. Empapado, abres el paquete y ves la lluvia. Es otra lluvia, tu lluvia. Pasas las imágenes y la marca naranja al lado dere-


cho del cuadro te repite: 28 de abril. ¿Qué pasará entonces con el tiempo?, te preguntas. ¿Qué testimonio le he dejado al mundo? Te llenas de rabia y lanzas las imágenes al aire. ¡HIJASDEPUTA!, les gritas y lloras. ¡Soy un mal fotógrafo!, dices.



Registrar, disfrutar de lo que caminar cotidiano, junto al aire día o entre las sombras; junto nocturnas y el polvo. Registr cámara; pequeña y compacta, d madre. Sales a la calle convenc fotógrafo, dices. En la aventura el aire, te encuentras con un botón automático. La cámara q aventureros: no hay enfoque, ventario de días; dotada con fl tímida luz. Osado, te lanzas a dueño del mundo!, y no necesit


se encuentra en la calle, en el e o el sol; en el calor del medio o a la luz ámbar de las calles rar y llevar en la mano una de uso casero, heredada por tu cido de que eres fotógrafo: soy a de coleccionar la calle, la piel, n rollo de película Kodak, un que llevas es propicia para los programa la fecha para el inlash para aquellos espacios de a coleccionar especies. ¡Eres el tas más que una pequeña Trip


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