De la colección de cuentos: "El último Aby, que sea muy chiquito." “Grandulón, Chequelín y su amigo Rodri, el luchador de la contaminación” Escrito por: Perla Rodríguez Santoyo Ilustrado por: Laura de Montanaro 1a. Edición Octubre de 2011 Prohibida su reproducción parcial o total Impreso en México.
E
n la orilla de una carretera había una vez un árbol grande grande y majestuoso, al cual llamaban Grandulón, sus ramas estaban cubiertas por hojas color esmeralda y eran tan grandes, que parecía que tocaban el cielo, todos los días se agitaban para saludar al sol. -¡Buenos días señor Sol! -¡Buenos días! - contestaba el señor sol sonriendo. -¡Buenos días!– saludaban cantando los pajaritos que tenían sus nidos en las ramas de grandulón. Sus pequeñuelos asomaban sus cabecitas para recibir los rayos calientitos del señor Sol, las mariposas salían de su escondite revoloteando y muy coquetas presumían los colores de sus alas. Cerca de Gradulón estaba un pequeño arbolito, al cual Grandulón apodaba “Chequelín”, pero en realidad se llamaba “Chiquilín”.
Chiquilín quería platicar con Grandulón pero por más que movía sus ramitas Grandulón no lo veía. - ¡Hey Grandulón! ¡ Grandulón, ¡Te estoy hablando!. Por fin Grandulón vió hacia abajo. - ¿Qué quieres chequelín? ¿por qué me molestas con tus gritos? Chiquilín muy enojado contestó: - ¡Que no me digas “Chequelín”, me llamo, CHI-QUI-LÍN, además, tu eres muy vanidoso por que estás grandote y no me quieres hablar, pero mira, tu no te ves pero yo si, tus ramas se te están cayendo, tus hojas están cambiando de color y tu tronco esta pegajoso, pero tú, sigues de chocante. Mira “Chequelín”, - contestó Grandulón - te voy a explicar, eso que me dices que tengo se llama contaminación. Chiquilín abrió sus ojos muy grandes. - ¿Cómo es eso?- Preguntó? - Mira estamos cerca de la carretera, y es por eso que pasan coches, autobuses, camionetas y toda clase de vehículos, todos ellos contaminan, también la basura que tira la gente al pasar, en fin, todo eso nos enferma- dijo Grandulón-. - ¡Ya entendí! Ayer pasó una camioneta y venían muchos niños , a mi me dió mucho gusto, yo quería saludarlos y agitaba mis ramitas para que me vieran, pero ellos aventaron latas, botellas, y bolsas de plástico y golpearon mi tronquito.
A Chiquilín se le llenaron los ojos de lágrimas, pero Grandulón lo consoló. -”Chequelín” no te pongas triste, pon atención, no todas las personas son así, hay muchas que nos quieren y nos cuidan, Mira, te voy a contar, Don Geras es un señor que tiene su huerto aquí cerca, tiene arboles frutales, guayaba, lima, limones, también siembre zanahoria, calabacita, ricos jitomates y jugosas jicamitas, Don Geras viene todos los días, pero los domingos viene su hijito, es un niño muy sinpatico, tiene unos ojos muy muygrandes, es travieso y juguetón, también le gusta jugar con la tierra, sacar lombrices y jugar con las cochinitas , le gustan los arboles y las flores, siempre me viene a saludar, llega con un costal y ecoge todas las latas y botellas, en fin ¡toda la basura que puede!, él quisiera hacer más pero tan solo tiene 8 años, le gusta mucho la naturaleza, también los animales, estoy seguro que cuando sea grande nos va a seguir cuidando, es por eso que te digo “Chequelín” que no estés triste, que hay personas responsables que nos cuidan.
Chiquilín muy contento dijo: -Bravo! Voy a crecer grande grande como tú, oye grandulón ya quiero conocer a ese niño. Ten paciencia -contestó Grandulón.- ya pronto será domingo. Chiquilín todos los días preguntaba: - ¿Ya es domingo? Grandulón respondía : -No todavía no “Chequelín” Por fín llegó el domingo, Chiquilín agitaba sus ramitas de un lado a otro. De pronto llegó dón geras y su hijito corrió con su costal en la mano a saludar a Grandulón. - Chequelín” te presento a Rodrigo, el Luchador de la contaminación.- dijo GrandulónChiquilín muy contento saludó a Rodri agitando sus ramitas, desde ese día, se hicieron grandes amigos, Rodri cada domingo después de ayudar a su papi en el huerto corría con su costal a saludar a sus amigos, grandulón y chiquilín y después recogia toda la basura que podí, ya llenito su costal se sentaba cerquita de Chiquilín a platicar por un largo rato, hasta que Don Geras lo llamaba para regresar a la la ciudad, pero Chiquilín no se ponía triste, pues sabía que Rodri iba a regresar el próximo domingo.
- ¿Ya ves Chiquilin? Te dije que no estuvieras triste, pues tenemos un amigo que aunque crezca siempre nos va a cuidar . Chiquilin movió sus ramitas par despedir a Don Geras y a Rodri que se alejaban una vez más rumbo a la ciudad. Y asi pasaron los años y chiquilín nunca volvó a estár triste pues tenía a su gran amigo ¡Rodri el luchador de la contaminación.
FIN.
"El Ăşltimo Aby, que sea muy chiquito."