Paraísos
Jueves
7 de agosto de 2014 Hermosillo, Sonora, México
de Sonora
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La riqueza ecológica de la reserva de Álamos ha atraído a taladores de árboles y traficantes de animales para extraer de forma ilegal su flora y su fauna.
Un paraíso con amenazas
Monitoreo biológico
y esperanzas
Frente a los peligros de la tala ilegal y la extracción de especies, quienes están en la reserva de Álamos trabajan para protegerla y forman nuevas generaciones de cuidado a la naturaleza Por Juan Hernández
A un paraíso se asemeja la reserva de Álamos por sus paisajes y las ricas formas de vida, en el agua, el aire y la tierra, así como el amor y cuidado a la naturaleza de sus pobladores, pero como todo, enfrenta amenazas. Y es que aunque se ha arraigado una cultura de la preservación ambiental, también hay problemas en el Área de Protección de Flora y Fauna Sierra de Álamos y Río Cuchujaqui y son: La tala ilegal, la cacería, los incendios forestales provocados, los desmontes, además de la extracción de especies de flora y fauna. Elvira Rojero, directora de la Comisión Nacional de Áreas Naturales Protegidas (Conanp), dijo que todo lo que se hace dentro del área está enfocado a la protección de la reserva tal y como está. “Todo lo que se hace en Conanp tiene que ver para que la gente tenga otras opciones, alternativas y los que cometan actividades ilícitas no digan que tenían hambre y no podían, no tenían que hacerlo”, dijo. En la reserva se ha detectado gente que tumba árboles para utilizarlos como madera y también a quienes extraen ilegalmente especies pequeñas como guacamayas, pericos, orquídeas o incluso la Palma de la
Fotos: Luis Gutiérrez
jhernandez@elimparcial.com
La reserva de Álamos es vigilada por pobladores y autoridades federales que actúan ante denuncia o detección de hechos para sancionar las prácticas ilegales en esta área.
Virgen, que son ejemplares protegidos a nivel nacional. “Los incendios forestales cuando son provocados en las temporadas secas arrasan con hectáreas de bosques y donde más nos afecta es en las partes de selva, donde no está adaptada la vegetación al fuego y eso acaba con muchas especies”, explicó. Aunque el desmonte no se observa con frecuencia en el área porque se ha reducido casi a cero, cuando se llega a presentar, el daño es muy grande porque se deben esperar de 80 a 100 años para que el suelo vuelva a ofrecer la misma vegetación. “Quitan toda la vegetación, dejan descubierto el suelo, a veces lo hacen los ganaderos, gente que quiere sembrar algo ahí, para sembrar maíz, frijol; es muy raro, pero sí se llega a ver”, comentó Elvira Rojero.
Los técnicos e investigadores de la Conanp han desarrollado un sistema de monitoreo para identificar y ubicar a las especies que viven en la reserva natural.
En búsqueda de las especies felinas jaguar, ocelote y tigrillo en el área protegida se realiza un monitoreo de especies con cámaras trampa, las cuales también sirven para clasificar y proteger a la flora y fauna que están amenazadas, en protección especial o en peligro. Además de realizar el monitoreo, se asesora a dueños de terrenos para que en caso de que su cosecha o ganado se vean amenazados por algún animal silvestre, no lo dañen y sepan cómo actuar. “Básicamente en estos lugares (ranchos) siempre hay avisos de los dueños de los ranchos donde ha habido avistamiento, huellas o excretas, entonces en base a eso se eligen los ranchos donde se pueden poner estas cámaras trampa”, explicó Alma Montaño Hernández, responsable de monitoreo biológico. Para la instalación de las cámaras es necesario seguir un protocolo, sin embargo, por el interés de conocer la mayor parte de toda la vida existente en el área, generalmente se colocan estos equipos de monitoreo cada 500 metros. Cuando se tiene el aviso de que en ciertos lugares hay rastros de animales, el equipo de monitoreo de la Conanp acompaña a los dueños de las tierras para colocar las estaciones. Los recorridos son largos, en tramos de 500 metros, que muchas veces tienen pendientes altas y se cargan mochilas con varias cámaras, que para Montaño Hernández valen la pena al obtener imágenes de las especies. Las cámaras detectan el movimiento de los animales y después toman la foto, lo que permite tomar el registro de su ubicación con un GPS para encontrar a ese ejemplar aproximadamente dos meses después de captada la imagen. Esta labor ha permitido identificar especies tan importantes como el jaguar, que está en peligro de extinción y que actualmente habita en la gran reserva de Álamos. Aprenden a amar su entorno
Con dedicación, los pobladores de la reserva cuidan las plantas y las especies animales de su comunidad. Niños de Álamos, de la ciudad y comunidades aledañas a la reserva, participan en un club ecológico donde aprenden a conocer y proteger la reserva.
Imagen de un jaguar panthera onca captada por una estación de monitoreo de la Conanp.
+ mañana: reserva de los sonorenses
La conservación de la reserva es una tarea de esta generación y las futuras, por lo que la niñez de Álamos aprende las técnicas del reciclaje y la cultura del cuidado ambiental. Hay un club ecológico asesorado por personal del Conanp que se reúne para recolectar basura, reutilizar productos, participar en pláticas ambientales y hacer campamentos para interactuar con la naturaleza. “Considero que es importante cuidar el medio ambiente porque sin él no existiéramos”, dice Ramón Alejandro Rodríguez, de 12 años de edad y quien tiene 4 años en el club. Él y otros niños comparten la forma en que han aprendido a cuidar su entorno.