Un atareado día. Después de resucitar a una niña muerta y sanar a una mujer enferma, después de devolver la vista a dos ciegos y la voz a un mudo, Jesús parecía abrumado ante aquella tarea inconclusa. Las multitudes se habían reunido y él sentía una oleada de compasión «porque estaban agobiadas y desamparadas, como ovejas sin pastor». Frente a tal necesidad humana interminable, presentó uno de los pocos mandamientos directos sobre una razón por la cual orar: «Pídanle, por tanto, al Señor de la cosecha que envíe obreros a su campo». Pensándolo bien, esta es una petición extraña. ¿No hubiera podido él mismo responder a esta necesidad? La respuesta es sí, sin lugar a dudas, pero por extraño que parezca, la fórmula preferida de Dios para hacer cumplir sus propósitos en el mundo, es haciendo una clase de “sociedad” con el hombre. La necesidad de más obreros es más que evidente en el reino de Dios. Nuestra constante oración debe estar centrada en esta directa petición. Solo que, cada vez que lo pidas, averigua en lo más profundo
18
de tu corazón si en realidad Dios está apelando a tu propia persona. Estoy convencido de que Dios está más interesando en nuestra disponibilidad que en nuestra habilidad. Lo que urge son “obreros” que ayuden en la cosecha. Quiero animarte a considerar seriamente ser usado por Dios para sus propósitos. Ora delante de Dios lo que Jesús nos instruyó que hiciéramos. Dile: “Señor, manda más obreros a tu campo” y luego escucha el susurro de su Espíritu diciendo: “Yo quiero usarte a ti”. Orar y responder al llamado será lo más grandioso y significativo que puedes hacer en tu vida. Piénsalo. En Su amor, Pastor Luis Gabriel César Isunza Pastor PIB Satélite A.R @garycesar