El poder de la permanencia Permanezcan en mí, y yo permaneceré en ustedes. Pues una rama no puede producir fruto si la cortan de la vid, y ustedes tampoco pueden ser fructíferos a menos que permanezcan en mí. (Juan 15:4) Para que podamos llevar fruto, es menester que permanezcamos en Cristo, es decir, no solamente es importante que nos acerquemos a él, sino que permanezcamos en él. Solo mediante esta comunión, la influencia de Cristo es una completa realidad.
De hecho, podemos concluir que el que piensa que produce fruto por sí mismo, no está en la vid; el que no está en la vid, no está en Cristo; y el que no está en Cristo, no es cristiano. ¡Permanezcamos en Cristo siempre! Pastor Luis Gabriel César Isunza PIB Satélite A.R. Twitter@garycesar
El brote del pámpano está en la cepa o el tronco y la savia de la cepa permanece en el pámpano, siempre y cuando, este no se separe de él. De otra manera, no hay ninguna posibilidad de que las ramas puedan llevar fruto por sí mismas. El gozo verdadero para cada creyente es que, al permanecer en Cristo, nuestra vida no es estéril, sino que lleva fruto en abundancia, y el crédito no es para nosotros, sino para Aquel de quien dependemos. No podemos pensar en la posibilidad de estar alejados de la comunión con Cristo Jesús y pretender llevar fruto. Esto es simplemente imposible. Así lo expresó el mismo Jesús: Porque separados de mi no pueden hacer nada.
27 de mayo del 2018/Boletín Semanal. Año 46 No. 122