EL CAMIÓN DEL CIRCO Había una vez un camión de circo que vivía en una bonita habitación de un niño llamado Leo. A Leo le encantaba jugar con
ó
, cada día
al volver del colegio pasaba a su dormitorio para verlo y allí estaban los payasos, trapecista, animales, magos y acróbatas preparados para empezar su función. Un día Leo recibió un regalo un enorme coche teledirigido. Leo empezó a jugar con él y
se
olvidó del circo, tanto que acabó en un rincón del desván. Con el paso del tiempo Leo
í
y de
videojuegos y empezó a echar de menos su circo. Un día subió al desván y encontró su camión repleto de polvo. Cogió su camiseta y empezó a limpiarlo y a montarlo de nuevo. Leo pudo disfrutar de su circo muchos años y así los trapecistas, payasos, equilibristas y animales vivieron felices haciendo cada día una nueva función
Mario Bello 1ยบ Primaria.
CIRCO DE LA RISA Érase una vez un pueblo donde toda la gente que vivía en él estaban siempre aburridos, tristes y de mal humor. Por eso el pueblo se llamaba Villa-Aburrido. Un día el alcalde decidió traer un circo al pueblo, para que la gente del pueblo tuviera un sitio donde divertirse y pasarlo bien y así no tener que ir a otros pueblos en busca de diversión. Pero claro, no podía ser un circo cualquiera, tenía que ser
un circo superdivertido para que fuera mucha gente a verlo y todos lo pasaran bien y estuvieran contentos. Llegó el día de la actuación y se llenó de gente tanto que muchos se quedaron sin poder verlo, entonces decidieron hacer una segunda actuación y aún así se quedó gente sin poder verlo, hicieron una tercera actuación y como seguían viniendo cada vez más gente, el alcalde pensó que lo mejor era que se quedara el circo todo el año en el pueblo ya que era un circo superalegre y todo el mundo estaba muy contento, el circo se llamaba el
“Circo de la risa”. En este circo había unos equilibristas muy guapos con unos vestidos muy brillantes que entretenían al público andando por la cuerda floja sin caerse porque estaban muy concentrados, también había unos trapecistas que se columpiaban y saltaban de un trapecio a otro desde
una gran altura y unos domadores que conseguían que los animales hicieran torres poniéndose unos encima de otros, unos malabaristas que hacían malabares con bolas de fuego y conseguían no quemarse y había unos payasos muy graciosos que se gastaban unas bromas muy divertidas, se pegaban unos sustos impresionantes y lo mejor eran los trucos que hacían con el agua, acababan chorreando. Todo el mundo lloraba de la risa y desde aquel momento todos los vecinos del pueblo estaban muy contentos y ya no había nadie que se aburriera por eso el alcalde decidió cambiarle el nombre. A partir de ahora se llamaría Villa-Risas.
Marta Lozano Fernández 2º Curso.
CARLITOS Y EL CIRCO Hola, soy Carlitos, tengo 8 años, soy bajito, rubio y muy travieso, me gustan mucho
los animales, vivo
en un pueblo muy pequeñito llamado
Villa, aquí en mi
pueblo todos nos conocemos sólo hay un colegio y todos los niños somos amigos. Tengo una hermanita que se llama Ana de 4 años y jugamos mucho. A mí me gustan mucho los animales y en mi casa tenemos una pequeña granja, tenemos conejos, cerditos, pollos, una cabra, un perro, un gato y yo me encargo de tenerlos limpios y darles de comer. Mi mamá algunas veces se enfada conmigo porque a mí me gusta jugar con ellos como si fuese un circo. Yo
sueño todos los días con ver un circo, pero mi pueblo como es muy pequeño nunca viene ninguno. Unas veces sueño con que yo soy el domador de leones y tigres, otras veces ando sobre una cuerda y otras que soy el payaso que hago reír a la gente, a grandes y pequeños porque lo más divertido es ver sonreír a los demás. Un día a la salida del colegio había un señor entregando unos papeles, cuál fue mi sorpresa que eran papelitos del circo, que iba a la ciudad al lado de mi pueblo. Cuando llegué a mi casa se lo dije a mis padres, ellos me dijeron que si hacía bien todas las tareas diarias me llevarían, solo tendría que portarme bien, cuidar de mi hermanita, sacar buenas notas, ya que no me gustaba
mucho estudiar y cuidar de los animales, tareas fáciles, pero algunas más que otras, ya sabéis por qué lo digo. Todas las noches
soñaba con el circo. Llegó el gran
día y mis papás me llevaron, estaba muy nervioso, cuando llegué era una enorme carpa roja, muchos animales, tigres, leones, monos, elefantes, cuando entramos yo
no
podía cerrar los ojos, no quería perderme nada, era mi mayor ilusión. Todo era una maravilla, pero lo que más me gustó fue la actuación de los payasos, esos que nos hacen reír a todos, a niños y mayores, uno de ellos me sacó al escenario, me lo pasé fenomenal. Cuando regresamos a casa me quedé dormido en el coche, fue el sueño más largo y bonito que nunca había tenido, era domador de tigre y leones, acróbata, el hombre bala y lo más bonito. Payaso.
Álvaro Caro Losa 3ºPrimaria
LAURA Y EL CIRCO MUNDIAL Érase una vez una niña que nació en un pueblo, se llamaba Laura. Los padres de Laura trabajaban en el circo, le preguntaban qué quería ser de mayor y ella siempre contestaba que quería ser trapecista. Sus padres no querían, porque querían que estudiara otro trabajo. Cuando Laura estaba en el colegio, en vez de jugar con los niños de su clase, se iba al circo. En su colegio hicieron un teatro del circo y tenía que hacer de trapecista, se puso muy contenta. Jugaba a disfrazarse de trapecista, deslizándose por una cuerda fina de puntillas. También le gustaba jugar a hacer el pino y la voltereta. Cuando cumplió diez años, le regalaron una cuerda y con ella practicaba. Un día le dijo a sus compañeros del colegio que si podía hacer el pino, todos aprendieron y también les gustó el mundo del circo. Algunos querían ser magos, otros forzudos, otros payasos. Todos hacían lo mismo, cuando acababa el colegio se iban con ella al circo y se lo pasaban muy bien. Les preguntaron a sus papás que si podían trabajar en el circo y les dijeron que no. Cuando fueron a la universidad echaban de menos el circo, pero como aprobaron todas las asignaturas, se volvieron a juntar y volvieron al circo. Laura y sus amigos convencieron a sus padres de que querían trabajar allí. Se unieron todos y montaron un circo que se llamó
“EL GRAN CIRCO MUNDIAL”, con este montaje fueron a países y ciudades a enseñar el circo a todos los niños y adultos del mundo.
Pilar Moragón Losa 4º Curso
LLEGÓ EL CIRCO A MARAVILLA Hace miles de años en una ciudad llamada Maravilla, vivía un señor adinerado con un corazón muy grande, llamado Sr. Gonzo y estaba muy solo en el mundo, tan sólo tenía a su fiel y querido perro Pipo y a su buen y único amigo Maxi. Al Sr. Gonzo le encantaban los niños y le gustaba estar rodeado de ellos, ya que decía que se sentía más joven y feliz, por esta circunstancia se planteó hacer algo especial para ellos, con la intención de devolverles la felicidad y el bienestar que se siente cuando se está con ellos. Hablando con su amigo Maxi, que era mago, decidieron montar un circo en la ciudad porque ésta era un poco aburrida. Sinceramente estos dos amigos no son muy corrientes porque: - El Sr. Gonzo era tan
alto y delgado que parecía
un espárrago con traje, siempre llevaba una pajarita más grande que su cuello, del mismo color que los calcetines que llevaba puestos, tenía un gran bigote que parecía salir de una serie de dibujos animados y todos los días llevaba un sombrero diferente. - Maxi era todo lo contrario, parecía un barrilete con mucho humor, siempre tenía una gran sonrisa en su boca y nunca salía a la calle sin su capa y su
sombrero de mago, tanto si hacía frío como para congelar un océano como si hacía calor capaz de derretir las piedras. Decidieron llevar a cabo sus planes y durante tres meses, unas cincuenta personas estuvieron trabajando duro para que todo funcionara a la perfección para el gran día. A falta de unos días para la inauguración todos estaban nerviosos e ilusionados, pero los más impacientes y tensos eran los niños junto con el Sr. Gonzo y Maxi. Ellos tenían una extraña sensación, algo faltaba, pero no sabían que podía ser. -Algo no va bien, ¿Sabes lo que puede ocurrir Maxi? –preguntó Gonzo. - No te preocupes Gonzo, esos son los nervios Tras unos minutos de reflexión, el Sr. Gonzo se dio cuenta de lo que ocurría. -¡Maxi, nos falta lo más importante, los artistas que trabajan en las funciones y el nombre del circo!. -¡Qué desgracia!- gritó Maxi. - ¡No podremos hacer felices a los niños!- se lamentó Gonzo. Y de repente a Maxi se le ocurrió una gran idea.
-¡Gonzo, tengo la solución!, con mi varita mágica, podría hacer una entrada a diferentes cuentos y preguntar a los protagonistas, que si estarían dispuestos a echarnos una mano. -¡Sería ideal!
“Cuando leas te divertirás porque los personajes de los cuentos te ayudarán”. Seguidamente aparecieron: Entonces Maxi pronunció las palabras mágicas
Dumbo, el Rey León, la Bailarina y el Soldadito de plomo, Balú, Baghera y dos monos del libro de la selva y los siete enanitos. -Chicos yo podría ser equilibrista.- dijo Dumbo. -Mi papel obviamente es de ser un león.- dijo el Rey Poco a poco fueron decidiendo los papeles que desempeñarían cada uno: los enanitos serían los payasos, los monos los trapecistas, el Soldadito el domador, Maxi el mago, Pipi el malabarista, Bailarina la contorsionista, Balú y Baghera llos bailarines y Gonzo el presentador de la función. Se pusieron a ensayar y a trabajar duro, ya que tenían poco tiempo por delante para ello. Le pusieron tantas ganas y coraje que parecía que lo habían estado ensayando desde meses. Llegó el esperado día, todos estaban contentos y felices, los niños salieron entusiasmados, en el ambiente había una armonía especial, se respiraba ilusión, todo había salido perfecto
en… ¡El circo donde se hacen los cuentos realidad! El Sr. Gonzo y Maxi junto con los personajes estaban pletóricos, todo el esfuerzo realizado lo vieron compensado por la ilusión, la alegría y los aplausos de
los niños. Por fin, el Sr. Gonzo pudo hacer y ver su sueño cumplido.
David López Blázquez 5º Primaria.
EL DOMADOR OFICIAL DEL CIRCO MUNDIAL Hola, soy Antón el domador; y os voy a contar mi historia antes de ser famoso. Yo era un vagabundo que paseaba por el mundo, no tenía casa por eso dormía en la calle, no tenía coche, ni dinero para coger el autobús. Como soy vagabundo iba andando sin rumbo hasta que un día llegué a Valencia donde encontré gente de Venecia, eran las únicas personas que me hacían caso, solo porque me hacían rabiar, eso no me asustaba, tampoco me gustaba pero lo prefería antes de no tener familia, ni amigos ni nada. Al principio me enfadaba por sus bromas tan pesadas, para ellos era una pasada. Un día me cansé y decidí no hacerles caso, lo cumplí y poco a poco nos fuimos haciendo amigos y con eso empecé a ser feliz. Estaréis pensando ¿aquí acaba el cuento? Pues os tengo que decir que no porque además ahora empieza lo más interesante. Como ya sabéis dormíamos en la calle y procurábamos buscar puentes donde no pasara mucha gente; encontramos uno cerca de la vía del tren, pasaban muchos trenes pero como iban tan rápido no nos molestaban, un día pasó uno muy despacio, tuvimos la oportunidad de subirnos y así lo hicimos. Cuál fue nuestra sorpresa que al subirnos nos dimos cuenta que
era el tren del circo con rumbo a Villarrobledo y además nos subimos al vagón donde estaban los animales grandes: Leones y camellos. Saltamos a otro vagón donde estaban los leones y tigres, es decir si en uno teníamos miedo en otro más. Creíamos que nos iban a atacar, pero con nuestra paciencia y sabiduría que aprendimos día a día, los pudimos domar y tranquilizar. Cuando el tren paró los encargados de los animales se quedaron sorprendidos porque ni ellos podían hacerse amigos. Habíamos llegado a Villarrobledo y los vecinos de ese estupendo pueblo estaban ansiosos ante la llegada del circo nuevo, aunque los domadores no lo estaban tanto porque las fieras eran muy peligrosas, pero tenían que hacer lo posible para que todo saliera bien. ¡No se podía defraudar al pueblo de Villarrobledo! Algunos componentes del circo pensaron en llamar a la policía y entregarnos; otros pensaron en tenernos allí trabajando pero sin cobrar ni un céntimo, ni un plato de comida, entonces fue cuando les propuse mis ideas. Como yo sabía que esas fieras solo podía controlarlas yo, dije de hacer un número nunca visto en ningún circo, mezclando los leones con los elefantes, los camellos con los monos y los tigres con las serpientes a cambio de un techo y un plato de comida.
Me dieron una oportunidad, llego el gran día e hice mi superespectáculo, fue un éxito y desde aquel día me quedé como domador oficial del
CIRCO MUNDIAL
Alicia Lozano Fernández