EL BELร N Ainhoa Villegas Moreno , 1ยบ
LOS REYES Y EL CAMPESINO Un día un campesino iba a celebrar la Navidad y cuando fue la noche de Reyes no podía dormir, pero al final se durmió. Y vinieron los ReYes magos. Se despertó para ir al baño y vio que estaban las luces encendidas y se le olvidó que era la noche de Reyes y abrió la puerta. Vio a los reyes magos y dijo: ¿Quiénes sois vosotros? Y dijeron los Reyes: Somos los Reyes Magos. Entonces ya recordó el día que era y le trajeron muchos regalos.
Pedro Almarcha Villahermosa 2ºA
LA NAVIDAD BLANCA DE CLAUDIA Y ALFREDO Érase una vez una navidad muy blanca porque esa mañana había nevado muchísimo. Claudia y Alfredo jugaron todo el día con la nieve haciendo muñecos. Cuando entraron en la casa se encontraron con la sorpresa de que había venido la familia que vivía en el extranjero. Prepararon la cena entre todos y cuando estaban en el postre cual fue su sorpresa cuando apareció Papá Noel cargado de regalos para todos. Esa noche no pudieron dormir Claudia y Alfredo con la ilusión de ver a Papá Noel en su casa y toda la familia unida. A Claudia le regaló un maquillaje y a su hermano Alfredo un barco pirata. Jugaban u jugaban sin parar hasta que se quedaron dormidos con su juguete nuevo entre los brazos
Marta Rodríguez Moreno 2º B
LA AMISTAD NAVIDEÑA Érase una vez, una niña que se llamaba Sandra. Ella vivía con su familia y era Navidad. Un día en el colegio llegó una niña nueva llamada Ruth, que no tenía mucho dinero. La maestra repartió catálogos y las cartas para que los niños escribieran la carta a los reyes. Ruth no sabía escribir y Sandra le ayudó. A Sandra le gustó una muñeca que era muy bonita y Ruth sólo pedía cosas para la familia. Pasaron unos días y llegó la noche de reyes. Cuando abrieron los regalos, Ruth fue a la casa de Sandra y se quedó impresionada al ver tantos regalos. Dijo Ruth: -¡Oh cuantos regalos! Yo sólo he pedido cosas para mi familia. Y Sandra le dijo: - Tranquilízate, he pedido una muñeca para ti. Ruth se puso muy contenta y desde entonces son inseparables.
Esther Mateos Mateos 3º A
EL EXTRAÑO CUENTO DE NAVIDAD La noche de Navidad se fueron todos a la cama un poco nerviosos. Yo me dormí el primero, porque estaba agotado. Me desperté porque quería ir al baño y cuando volví a mi cama se oían campanillas; y dije ¿Quién toca esas campanillas? Y me puse nervioso porque pensé que venía Santa Claus. Entonces fui a mirar a la ventana y no vi nada raro. Después fui al salón y había regalos y un polvo brillante que he hizo que me entrara sueño. Grité a mi familia para que vieran los regalos y el polvo mágico pero se fue el polvo y nadie me oyó. Me fui a la cama pensando que todo era un sueño. Cuando me desperté y fui al salón vi todo los regalos de la noche. Aquella noche había sido especial.
Javier Ocaña SánchezRey. 3ºB
ALBERTO, EL NIÑO ENFERMO Había una vez un niño que se llamaba Alberto. Alberto estaba malo y se acercaba la Navidad, el quería estar sano, para la Navidad . Era 24de diciembre por la mañana y de repente “puf”, un duende apareció con una botella pequeñita. Alberto se bebió un poquito. Al día siguiente 25 de diciembre por la tarde se encontraba muy sano, dijo ¡Estoy bien! Pero… ¿cómo? Y recordó que fue la bebida que le dio el duende. Luego se enteró su madre y su padre. Se pusieron contentos. Por la noche se acostó, eran las 3:30 de la madrugada ,llegó Papá Noel le dejó los regalos y le puso una nota: ``Querido Alberto, sé que te has puesto bien, me lo contó un pajarito, te deseo que te recuperes mucho más de lo que estás ´´ Papá Noel
Andrés Abad Milla 4º
EL SECRETO DE SANTA En Nochebuena, un niño miró fijamente a Santa y le dijo : Quiero saber tu secreto. ¿Cómo lo haces año tras año? -le susurró al oído. Quiero saber ¿cómo mientras viajas dejando regalos aquí y allá, nunca se terminan?. ¿Cómo es, querido Santa, que en tu saco de regalos hay suficiente para todas las niñas y niños del mundo?. Siempre está lleno, nunca se vacía mientras vas de chimenea en chimenea, a casas grandes y pequeñas , de país en país, visitándolos todos. Santa se sonrió y le contestó: “No me hagas preguntas difíciles. ¿ No quieres un juguete?”. Pero el niño dijo que no y Santa pudo ver que él esperaba una respuesta. “ Ahora escúchame” le dijo Santa al niño: “Mi secreto te hará más triste y más sabio”. “ Lo cierto es que mi saco es mágico. Dentro de él hay millones de juguetes para mi viaje en Nochebuena. Pero a pesar de que visito a cada niña y a cada niño no siempre dejo juguetes. En algunos hogares no tienen comida, en otros hay tristeza, en algunos hogares están desesperados y otros son malos. Algunos son hogares rotos donde los niños sufren. Esos hogares visito, pero…¿Qué puedo dejar?”. “Mi trineo está lleno de cosas alegre pero en los hogares donde habita la tristeza, los juguetes no son suficiente. Así que en silencio me acerco y beso a cada niño y a cada niña, y rezo con ellos para que reciban la alegría del espíritu de la Navidad, el espíritu que vive en el corazón del niño que no recibe, pero que da”. “Si Dios escucha y contesta mi oración, cuando regrese el próximo año, lo que encontraré serán hogares llenos de paz y amor y niños y niñas llenos de luz infinita.
Es un trabajo difícil, mi querido amiguito me deja regalos para algunos y orar por otros. Pero las oraciones son los mejores regalos porque Dios tiene el don de satisfacer todas las necesidades. “Esa es parte de mi contestación. El resto es que mi saco es mágico. Y esa es la verdad. Mi saco está cargado de amor. En él nunca falta el amor y la alegría… porque dentro hay oraciones y esperanzas. No sólo juguetes. Mientras más doy, más se llena…porque dando es como realizo mis sueños”. “¿Y quieres saber algo? Tú también tienes tu propio saco. Contiene tanta magia como el mío y está dentro de ti. Nunca se vacía, está llenito desde el principio de tu vida. Es el centro de la luz y el amor. Es tu corazón. Y si en ésta Navidad quieres ayudarme, no te preocupes tanto por los regalos debajo de tu árbol. Abre ese saco que es tu corazoncito y comparte tu alegría, tu amistad, tu dinero, tu amor”. Gracias por el secreto. Me tengo que ir- dijo el niño. “Espera, niño”-dijo Santa. “No te vayas, ¿compartirás lo que tienes?, ¿ayudarás?, ¿te servirá lo que has aprendido?”. Y por un momento el niño se detuvo, tocó su corazón y simplemente dijo “Sí”.
Iván Carrasco González. 5ºA
LA NAVIDAD DE PEDRO Para Pedro muchas cosas eran difíciles de entender: porque él y su familia dormían bajo un puente, porque no estudiaba, porque revolvían lo contenedores de basura en busca de comida. Cuando llegaba la época de Navidad una mezcla de sensaciones lo invadía. Tristeza, asombro, dolor y sobre todo desconcierto. Le maravillaba ver la ciudad llena de luces, vestida de rojo, verde y blanco. Vidrieras con renos, duendes y un señor gordo, con cara de bueno que llenaba de regalos a todos los niños menos a él. ¿Sería que la Navidad no era para todos?¿Se trataría de dinero nada más? Había escuchado que se celebraba el nacimiento de un niño que había sido pobre, pero los brillos, los adornos, los arbolitos cargados de regalos, le hacían pensar que lo que había escuchado no era del todo cierto. Caminaba por las calles deteniéndose en cada vidriera, en las jugueterías, en las confiterías que ofrecían unos panes altos y llenos de frutas que parecían exquisitas pero que jamás había probado. Le preguntó muchas veces a sus padres por qué vivían como vivían y escuchó hablar de injusticia, de desigualdad de oportunidades, de mala suerte. También escuchó hablar de dolor, desilusión, frustración, tristeza y abandono. Y un día, decidió no preguntar más. Recorría las calles mirando cada vidriera, cada luz, cada casa adornada y sentía los aromas de panes que se cocinaban. Muchas veces espiaba por las ventanas para conocer más de algo llamado espíritu navideño. Algo que desconocía por completo.
bajo un puente y con hambre
Pedro, se preguntaba una y otra vez de qué trataría realmente esa fiesta. ¿ Sería sólo todo lo inalcanzable que podía ver?, ¿se trataba sólo de colores, adornos y sabores?. Algo en su corazón le decía que no. Porque el corazón de Pedro no sabía de pobreza y para sentir no necesitaba dinero, ni ropa, ni siquiera comer bien y seguido. Algo más tiene que haber… pensaba el pequeño y estaba dispuesto a averiguarlo. La víspera de Navidad, Pedro vagó más que nunca por la calle. Caminó mucho, tal vez como nunca y de pronto, reparó en una construcción que tenía bien vista, pero que tenía una belleza propia difícil de explicar. Su corazón no le engañaba, algo le decía que ése era el día en que debía entrar en ese lugar que no vestía adorno ninguno, que era austero y hasta viejo.
Arman Hovhannisyam. 5ºB
SALVANDO LA NAVIDAD El día anterior a la Navidad, un chico de siete años llamado Pablo estaba muy contento con la llegada de Papá Noel. Preparó la leche y las galletas para él, y dejó verdura para los renos. Al filo de la cama puso un calcetín para que le metieran golosinas. Por último se puso el pijama y se durmió pensando que le iban a traer muchos juguetes ya que ese año se había portado muy bien y había sacado muy buenas notas. Unas horas más tarde Pablo se despertó por curiosidad por si le habían traído ya los juguetes. Bajó y la comida estaba entera y en la chimenea no había regalos. Mientras se subía muy desilusionado pensando que no iba a ir Papá Noel ya que era muy tarde oyó caer algo de la chimenea. Un señor gordo, vestido de rojo se hallaba al otro lado de la puerta y estaba murmurando: “me parece que esta Navidad no habrá juguetes para todos los niños, ya que mis elfos se retrasaron”. Al oír esto Pablo se puso muy triste. Ya casi llorando oyó unos pasos de Papá Noel que se dirigían hacia él. Pablo se escondió rápidamente y Papá Noel entró en la sala, terminó de comer y se marcho de la sala para coger sus renos y que comieran. Pablo era alérgico a la piel de animal y estornudó. Papá Noel lo oyó y empezó a dirigirse al sitio de donde provenían esos ruidos. Abrió la puerta de la despensa y allí estaba Pablo. Este del susto chilló. Sus padres lo escucharon y empezaron a bajar las escaleras. Papá Noel cogió a Pablo y se fueron juntos en su trineo tripulado por sus renos. Allí Pablo preguntó por lo que había dicho Papá Noel en la chimenea. Este le contestó que la única manera era ir al Londres para parar el gran reloj Big-Ben. Pablo se quedó confuso y Papá Noel le dijo que si paraban el Big-Ben en la noche de Navidad antes de las seis de la madrugada se paraba el tiempo y así poder repartir todos los juguetes pero necesitaría un
ayudante. Pablo se ofreció como tal, y juntos pusieron rumbo Londres. A pocos km de la frontera de Inglaterra se alzaba una gran tempestad. ¡Era un tornado! Pablo se asustó mucho. Papá Noel le dijo que la única manera era creer lo suficiente y tener muchas ganas de salvar esa desastrosa Navidad. Entraron en el tornado y una capa de fuerza protegía el trineo. “Has creído suficiente y tus ganas han sido insuperables” Poco después se avecinaron contra el suelo. Papá Noel dijo que para frenar había que creer que lo iban a hacer. El trineo frenó y Papá Noel dijo “ tu imaginación puede alcanzar grandes límites. Eres digno de ser mi ayudante”. Entraron en el interior del Big -Ben. Pasaron los engranajes y allí estaba un gran monstruo que impedía que pasaran. El monstruo dijo “si queréis volver a disfrutar de la Navidad tendréis que superarme”. El mundo se volvió negro y dos intensas luces cubría a Pablo y al monstruo. Papá Noel dijo hasta aquí he llegado, solo puedes salvar la Navidad tú. ¿Qué debes hacer? Pablo cerró los ojos y muy nervioso y pensó en esa pregunta. De repente empezó ha recordar todos los momentos que ha estado con personas y amigos que siempre le han apoyado y entonces recordó por lo que había pasado con Papá Noel. Por lo que le había dicho. Se dio cuenta de que era un chico especial y solo él podía salvar la Navidad y todas la siguientes. Con mucha confianza abrió los ojos y gritó: ¡NO PERMITIRÉ QUE LE QUITAS LA NAVIDAD A LA GENTE Y SOBRE TODO LA FELICIDAD! Dejó de gritar y un aura luminosa amarilla lo rodeó. Papá Noel dijo: “Eso es chico, ¡ESE ES EL AUTENTICO ESPÍRITU NAVIDEÑO. Cuando Papá Noel terminó de decir aquellas palabras el monstruo desapareció y el tiempo se paró. Papá Noel dijo: “¿Qué has aprendido? Mi trabajo no es tan fácil. Muchos niños son malos y esa es la causa de los monstruos que quieren destruir la Navidad. Tú puedes acabar con este catástrofe”.
De repente todo Pablo se encontró en la cama. Bajó pensando en que era un sueño y había muchos regalos. En la ventana se alzaba un trineo y desde allí se escuchó: “Jou, jou, jou ,feliz Navidad chiquillo y gracias por todo”. Al oír eso, Pablo no estaba seguro de si había sido un sueño. En las noticias anunciaron que habían más juguetes de lo habitual. Pablo se puso muy feliz, eran unas Navidades que nunca olvidará.
Javier Conejero Verdejo.6º A
LAS PRIMERAS NAVIDADES DE RUF Santa Claus dio unas pequeñas vacaciones a su reno Rudolf para que pasara unos días con su familia y su recién nacido cervatillo. Él y su novia decidieron hacer un viaje de no más de dos días para que el pequeño Ruf no se cansase. Emprendieron el camino y el pequeño Ruf siempre se quedaba detrás, y, tanto Rudolf como su novia tenían que estar muy pendientes de él. A mitad de camino decidieron hacer un descanso, tiempo que el pequeño Ruf aprovechó para jugar. Sin darse cuenta se fue alejando de sus padres y llegó hasta la orilla de un pequeño río. Lo cruzó y fue a parar a una casa que a él le pareció gigantesca, aunque sólo fuera una pequeña cabaña. Vivían en ella un trampero, su mujer y sus dos hijos. Los niños estaban jugando por la parte donde había cruzado Ruf el río y los niños al verlo fueron corriendo hacía él. Jugaron con él un buen rato y como lo vieron solo, decidieron quedarse con el cervatillo sin decírselo a su padre. Los niños, en su cuarto, le hicieron una cama con algo de ropa. A la hora de cenar, mientras la niña ayudaba a su madre a lavar los platos, el niño se llevó algo de leche para Ruf. A la madre no le pareció normal y decidió ir tras él. Cuando entró en el cuarto se llevo una sorpresa. Cuando vio al reno tan pequeño sintió mucha pena por él, y les hizo comprender a sus hijos que el cervatillo también tendría unos padres que ahora le estarían buscando desesperadamente.
La madre decidió llevar a los niños y a Ruf al bosque sin que su marido se diera cuenta y entre los tres empezaron a buscar a Rudolf y a su novia. No tardaron mucho, ya que ellos también estaban buscando a Ruf y se acercaban a la casa. Ruf los vio enseguida y salió corriendo hacia ellos. La mujer y los niños se quedaron detrás de unos árboles, viendo cómo Ruf se acercaba a sus padres y cómo los ciervos se ponían muy contentos. El cervatillo les contó todo lo que habían hecho por él los niños. Ese año los niños del trampero tuvieron numerosos regalos, ya que Rudolf llevó a Santa Claus hasta su casa.
Salvador Romero Moreno, 6º B