Leyendas sobre las estaciones

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LEYENDAS BAJO LAS ESTRELLAS #CUATROESTACIONES


Eterna Primavera Leyenda griega sobre el origen de las cuatro estaciones del año. Dicen que dicen, cuentan que cuentan... Hubo un tiempo en el que reinaba una eterna primavera en la antigua y lejana Grecia. La hierba siempre lucía verde y espesa, los campos se veían hermosos, repletos de cultivos, las flores nunca se marchitaban. Las frutas brillaban en las copas de los árboles mientras que en el cielo, el que se veía muy radiante todo los días, era el Sol. En aquel tiempo lejano no existía el invierno, ni la tierra infértil, ni el hambre. Cuentan que cuentan que Demeter, cuarta esposa del poderoso dios Zeus, se dedicaba a cuidar celosamente estas maravillas. Ella era la Diosa de la agricultura y la fertilidad. Del amor entre Demeter y Zeus nació Perséfone una hermosa joven de cabellos dorados y grandes ojos verdes, que vivía con su madre en el monte Olimpo. Un día estaba la joven recogiendo flores tranquilamente, cuando Hades, dios que reinaba en el temible y oscuro inframundo, abrió una enorme grieta en la tierra y emergió justo donde estaba Perséfone. Al verla tan hermosa se enamoró perdidamente de ella y decidió llevársela a su temible reino subterráneo, un lugar del que dicen que dicen no se puede salir jamás. Demeter, quien caminaba en ese momento tranquilamente por el bosque, oyó el desgarrador grito de su hija y corrió velozmente para ayudarla, pero no logró llegar a tiempo y desde muy lejos pudo ver como Hades secuestraba a la hermosa joven y huía en su carruaje negro, sin dejar ningún rastro. Desesperada Demeter, comenzó a recorrer toda Grecia disfrazada de anciana en busca de alguna pista sobre el paradero de su hija. Durante nueve días estuvo buscando y buscando sin detenerse a comer, ni beber. Tan triste y enojada estaba por no encontrar a la joven, que olvidó cuidar la eterna primavera. Entonces la tierra quedó desolada y sin ningún fruto, los campos se secaron, las hojas de los árboles cayeron, las flores se marchitaron en los jardines y las nubes ocultaron el brillo del Sol. El hambre invadió toda la región. Viendo a Demeter cada vez más triste, su esposo Zeus decidió intervenir y hacer un trato con el oscuro Hades. Le permitió tomar por esposa a su hija Perséfone, quien debería pasar una parte del año con Hades en el mundo subterráneo y, el resto de los meses disfrutaría de la alegre primavera junto a su madre en el Monte Olimpo. Y así sucedió … La felicidad de Demeter al volver a ver su hija logró que todo floreciera nuevamente. Regresó el color y la alegría … ¡¡¡volvió la primavera!!!! Y a los tres meses le dio paso al verano, madre e hija, disfrutaron entonces del intenso calor del Sol. Pero, tras el paso de estas dos estaciones, Perséfone debió cumplir su promesa y volver junto a su esposo Hades.


Y así sigue ocurriendo desde entonces cada año, la bella joven vuelve al inframundo y su madre se pone tan triste que las hojas de los árboles comienzan a caer y entonces... comienza el otoño. Cuanto más tiempo pasa Demeter sin su hija, más intenso es el frío y así va llegando el invierno. Cuando las dos se reencuentran regresa la primavera y todo vuelve a empezar. De esta manera explicaban los antiguos griegos los cambios estacionales. ¿Eterna primavera? En la actualidad ya descubrimos que la primavera no es, ni fue nunca eterna, y que las estaciones van pasando y pasando, respetando siempre el mismo orden. Pero… ¿por qué? Porque la Tierra se traslada alrededor del Sol recorriendo un caminito que se llama órbita. Pero además, las estaciones se producen porque nuestro planeta está inclinado. ¡¡¡Si!!! El eje de la Tierra está inclinado con respecto a la órbita que recorre alrededor del Sol. Por estas dos razones, se producen las estaciones. ¿¿Primavera para todos?? Todos sabemos que las estaciones no son las mismas en toda la Tierra al mismo tiempo. Mientras en una parte del planeta es invierno, en la otra es verano. Y mientras algunos disfrutan de la primavera, otros están en otoño. Esto se debe a que la energía del Sol llega, de diferente manera, a la superficie de los dos hemisferios, Norte y Sur. Por lo tanto, la cantidad de calor que recibe cada hemisferio es distinta. Por eso cuando, por ejemplo, en el Hemisferio Norte es verano, en el Hemisferio Sur es Invierno… y cuando en el Sur comienza la primavera en el Norte comienza el otoño… Por suerte, la Tierra nunca se detiene y esta situación va cambiando a lo largo del año. Donde era invierno, llega la primavera como anticipo del verano. Y donde era verano, llega el otoño como anticipo del invierno. Y así las estaciones se van sucediendo unas a otras en un verdadero ciclo sin fin...

Texto: Marcela Lepera. Edición: Graciela Cacace, Matilde Iannuzzi y Adriana Ruiz Díaz.


LEYENDAS

EL REGRESO DE TAMMUZ #PLANETARIOVIRTUAL


El regreso de Tammuz En Babilonia, nació uno de los más antiguos y bellos mitos sobre las estaciones del año. Esta es nuestra versión de la antigua historia de Tammuz. Cuentan que cuentan... Que entre las divinidades menores de Babilonia, había un dios joven, hermoso y muy bondadoso al que le encantaba vagar por los campos y bosques salvajes porque amaba la Naturaleza. Se llamaba Tammuz y siempre tenía una sonrisa en los labios; su misión era proteger a los pastores y a sus rebaños, procurar prósperas cosechas y asegurar salud y larga vida a hombres, animales y plantas. No es de extrañar que un buen día, Ishtar, la “Diosa del Amor”, haya comenzado a suspirar por él. Decidió perseguirlo por todas partes para lograr enamorarlo; y tanto hizo, que finalmente, logró casarse con él. Jamás una esposa divina fue más cariñosa y fiel que ella. Dicen que dicen... Que un mal día, Tammuz paseaba por un bosque vecino a la ciudad sagrada de Eridú, cuando un feroz jabalí salió inesperadamente de un matorral y se lanzó sobre él. Tammuz era un dios, no hay duda, pero no de los de primer orden. Era querido por todos, pero no muy poderoso, ya que podía ser alcanzado por la muerte. Gravemente herido por las garras de la fiera, el divino joven vio cómo se oscurecía la dulce luz del Sol; se sintió atraído hacia el reino de las sombras, un frío inmenso le penetró los huesos y le apretó el corazón. Así Tammuz perdió su vida como un simple mortal. Una profunda tristeza invadió los bosques y un velo gris cubrió la luz del día. Las plantas se lamentaban y ya no daban frutos. Los ríos estaban tristes al sentir como disminuían sus caudales. Más tristes estaban los lagos y las lagunas, que ya no sentían nacer pececitos en sus entrañas. Se quejaban las malezas y los jardines, donde las abejas ya no iban a visitar las flores; en los palacios ya no se oían las canciones y en cada rincón la vida languidecía lentamente. Pero la más profunda de todas las tristezas era la de Ishtar. La bella diosa comprendió que su inmortalidad le sería inútil e insoportable sin su amado Tammuz, y decidió ir a buscarlo al mundo oscuro donde había desaparecido. Ishtar, en los infiernos La “Diosa del Amor y la Vida” descendió al Aralu y... dicen que dicen... que encontró sus puertas bien cerradas y custodiadas. Su guardián se negó a abrirlas pensando que no era conveniente que ella entrara en la mansión de los difuntos. Ishtar rogó e insistió inútilmente, hasta que, presa de desesperación, golpeó furiosamente las puertas gritando: —¡Abran o derribaré estas puertas y todos aquellos que aquí encierran podrán volver a mi mundo donde reina la vida! El guardián, asustado, corrió a buscar a la “Reina de los infiernos” y la soberana, que conocía muy bien el poder de Ishtar, y sobre todo, la fuerza de su amor, decidió permitir que la diosa entrara con la condición de que se despojara de uno de sus adornos cada vez que pasara por una de las siete puertas de su oscuro reino el Aralú. En aquel momento, poco le importaban a Ishtar sus ornamentos, y aceptó sin vacilar. En la primera puerta, se quitó la corona, en la segunda, los ricos pendientes, en la tercera, el collar, en la cuarta, los brazaletes, y así sucesivamente: cuando llegó a la presencia de la Reina de los infiernos, no llevaba más que su vestido.


Para ella , bella “Diosa del amor y la vida”, los ornamentos formaban parte de su poder, y al verse despojada de tal manera, quedó tan humillada, que la “Reina del infierno” se sintió más fuerte y sin la menor generosidad ordenó que fuese encarcelada para siempre. ¿Cómo podría proseguir la vida sobre la Tierra, cuando las dos divinidades Tammuz e Ishtar estaban atrapadas en las profundidades del Aralú? Enterado de que la Naturaleza entera lloraba la ausencia de los dos Dioses, Ea, el dios de la creación obligó a la diosa de los muertos a que liberase a Ishtar. Vuelve la felicidad junto a Tammuz Esta vez, la bella diosa se sintió la más fuerte e impuso sus condiciones: estaba allí, para llevarse consigo a Tammuz. La “Reina de los muertos” se vio obligada a rociar a Tammuz con el “Agua de la vida” y a dejarlo partir. Mágicamente, las siete puertas se abrieron una tras otra ante los dioses, y en cada una de ellas, recogió Ishtar sus joyas y vestidos, hasta que junto con su amado emergió a la luz del Sol. Pero el triunfo no fue completo. Todos los años Tammuz, cual si hubiese quedado en él una maléfica atracción hacia las tinieblas, desciende otra vez a las mansiones infernales, e Ishtar se ve obligada a seguirlo a la oscura morada para liberarlo. No es difícil reconocer en esta fábula el mito de la primavera: el joven y alegre Tammuz todos los años se amodorra en el sueño invernal y despierta tres meses más tarde. Pero qué es lo que sucede cuando Ishtar y Tammuz regresan?... Y.... comienza la primavera. Y cuando empieza la más linda estación del año? Depende ... en el Hemisferio Norte, donde nació esta hermosa historia, la primavera comienza aproximadamente el 21 de marzo en el Equinoccio Vernal y en el Hemisferio Sur comienza cerca del 23 de septiembre, cuando se produce el otro Equinoccio. En las dos fechas el Sol sale exactamente por el Este y se pone por el Oeste, y el día y la noche tienen la misma duración. Casi todos los pueblos han imaginado un mito o una leyenda como esta, no tanto para explicar los cambios de las estaciones, como para darle una interpretación mágica, poética y misteriosa a este fenómeno tan relacionado con la Astronomía y con los ciclos de la Naturaleza.

Texto: Marcela Lepera Edición: Graciela Cacace, Adriana Ruiz Díaz y Matilde Iannuzzi.


LEYENDAS

LA FLOR DEL ALGODON #PLANETARIOVIRTUAL


La flor del Algodón La llegada del invierno siempre nos invita a buscar refugio y abrigo. El tiempo de los largos paseos, las tardes cálidas y soleadas, la ropa cómoda y liviana llega a su fin. Menos juegos en la plaza y más tiempo para estar en casa. Los días se acortan y en sus largas noches nada mejor que contar historias, como ésta, la leyenda de la flor del algodón que fue narrada desde tiempos muy lejanos por los habitantes del Gran Chaco. Vamos a conocer ahora esta fantasiosa historia, que ha viajado de boca en boca, narrada durante largo tiempo de padres a hijos hasta llegar a nosotros. Hoy vamos a ayudarla a seguir su camino contando nuestra propia versión. Cuenta que cuentan, dicen que dicen ... Que en tiempos muy lejanos, en el Gran Chaco, no se conocían las estaciones, no había cambio alguno cuando pasaban los meses, no existían las lluvias ni los vientos, ni las agobiantes temporadas de calor, todo era bienestar y todos eran felices. Los habitantes de la región brindaban todos sus mejores tributos a “Naktánoón”, el “Gran Poderoso del Bien”. Todo era permanente armonía y serenidad, hasta que un día, su gran oponente el “Poderoso del mal”, lleno de envidia, decidió vengarse y calmar sus celos y su ira creando a “Nomaga”, el Invierno. Muy satisfecho con su obra se dirigió al pueblo entero diciendo: - A partir de ahora conocerán al terrible frío. Mi nuevo servidor los hará padecer y se les helará la sangre en las venas. El Sol ya no brillará en el cielo chaqueño. Una perpetua nube cubrirá la Tierra. El invierno será helado y dañino y todos ustedes gritarán implorando ayuda. Cuentan que cuentan… Que fue entonces cuando cuatro embajadores, los preferidos y más escuchados por los “Poderosos de lo Alto”, suplicaron al “Bien”, que derrame calor sobre la Tierra. Embajadores del pueblo Pero.. ¿quienes eran esos embajadores tan valorados por los poderosos? El árbol del Palo Borracho; la planta del Patito y dos pájaros: el picaflor y la Viudita blanca. El “Poderoso del Bien” los escuchó atentamente y sintiendo mucha compasión por el sufrimiento del pueblo, decidió convertir a los cuatro embajadores en una flor. ¡¡¡Siiii!!! En la flor del algodón, a la que los habitantes de la región llaman “Gualok”. Dicen que dicen... Que la flor Gualok se parece a los embajadores tan valorados por los poderosos y de cada uno de ellos toma un atributo: El calor de la planta del Patito. El capullo: como el del Palo Borracho. La bandada: como las de los picaflores. Y la inmaculada blancura de las plumas de la Viudita.


Cuentan que cuentan... Que las nubes se alejaron, y una vez despejado el cielo, la flor “Gualok” llegó a la tierra y se abrió, mientras tanto seguían resonando los tambores de bienvenida del pueblo entero.Las semillas comenzaron a volar y volar, y al caer, nuevos algodonales nacieron... y nuevas semillas... y más y más algodonales… hasta que todo el territorio se cubrió de blanco. Entonces la madera del árbol del Urunday se hizo telar para tejer la hebra suave del algodón, convirtiéndose en brillantes y blanquísimas túnicas que cubren a los habitantes del Chaco dándoles calor de vida. El “Bien” había vencido y el “Poderoso del Mal” ante todo lo sucedido se enfureció una vez más y en un último intento, se convirtió en "Lagarta rosada" la peor plaga que invade, muy de vez en cuando, a los algodonales. ¿Cuándo comienza el invierno? Si bien la historia nos habla del “Gualok” (flor del algodón) también nos habla del inicio del invierno. Hoy sabemos muy bien que esta estación comienza cada año con el Solsticio de junio en nuestro Hemisferio y el de diciembre en el Hemisferio Norte. En el Gran Chaco, escenario de nuestra leyenda, en esa fecha la noche dura cerca de 14 hs y el día sólo 10 hs. Es que los días invernarles son cortos y las noches interminables. El frío invierno dura unos tres meses, como el resto de las estaciones, y no se produce porque la Tierra se aleja del Sol como muchos pueden creer, o porque se enojó un “poderoso de lo alto” como cuenta esta leyenda. Las verdaderas causas de los cambios de estaciones son dos: que la Tierra gira alrededor del Sol, se traslada, y que su eje está inclinado. Sí, la Tierra recorre su órbita alrededor del Sol manteniendo una posición levemente inclinada. En 365 días aproximadamente da una vuelta entera y a lo largo de ese año las estaciones se van sucediendo de manera inversa en los dos hemisferios del planeta. O sea mientras en el Hemisferio Norte es Invierno, en el Sur es verano ... y, meses más tarde, en el Hemisferio Norte reinará el calor y en el Sur el frío invernal.

Texto: Marcela Lepera Edición: Graciela Cacace, Adriana Ruiz Díaz y Matilde Iannuzzi.


LEYENDAS

LA MARA Y EL INVIERNO #PLANETARIOVIRTUAL


La Mara y el invierno Hoy, para todos nosotros es muy fácil saber en qué año o en qué mes estamos. Miramos muchas veces por día la hora en el celular o en la tele o en un reloj. Pero hace mucho, mucho tiempo, medir el paso de las horas o los días no era tan sencillo… Nuestros “tatara tatara abuelos” miraban el cielo para saber en qué época del año se encontraban o calcular qué hora era. Dicen que dicen… cuentan que cuentan Que los Tehuelches, habitantes originarios de la patagonia, medían el paso del tiempo con la gran ayuda de la Luna. Pero ... ¿¿¿Cómo??? Nuestro satélite es muy inquieto y está en constante movimiento. Completa una vuelta alrededor de la Tierra en unos 29 días. Este ciclo, el mes Lunar, les permitía a los Tehuelches orientarse temporalmente. El Sol ilumina sólo una mitad de la Luna. Nosotros, desde nuestro planeta vemos como ella gira y gira a nuestro alrededor. A medida que completa su vuelta su aspecto va cambiando. En la cara de la Luna que podemos ver desde nuestro planeta va variando la iluminación y se producen entonces las fases. A veces miramos el cielo y nos encontramos con una Luna bien redonda, es la “Luna Llena” , la cara visible desde la Tierra se ve completamente iluminada. Luego de una semana volvemos a mirar para arriba y sólo podemos ver un cuarto de Luna, le llamamos “Luna en Cuarto Menguante” Si esperamos siete días más no podremos verla por ningún lado, la cara visible desde la Tierra estará muy oscura y entonces diremos que hay “Luna Nueva”. Una semana más tarde veremos una “Luna en Cuarto Creciente” y a los 29 días el ciclo volverá a comenzar. Sí, las fases de la Luna fueron una gran ayuda para que los Tehuelches pudieran medir el paso del tiempo. Así lo demuestra esta antigua leyenda que nos habla sobre la duración de las distintas estaciones del año. Dicen que dicen , cuentan que cuentan... Que hace mucho tiempo cuando los animales hablaban, “Elal” el fuerte, sabio y benéfico creador de los Tehuelches, convocó a todos los animales para ponerse de acuerdo en el tiempo de duración que debían tener cada estación del año. Fueron muchos a la gran asamblea y por supuesto todos querían participar.


La primera que abrió la boca fue mamá Guanaca que dijo: – Mis hijitos necesitan mamar durante tres lunas para poder crecer bien y ser fuertes. De manera que ese tiempo debiera ser el más cálido, soleado y de mejor pasto para que las madres tengamos energía y nuestras crías puedan crecer rápido y valerse por sí solas. – También pienso lo mismo – acotó un pato, estirando su cuello – nosotros también tenemos que criar a nuestros hijos. El alegre Chingolito, estaba saltando de rama en rama y mientras atrapaba a un distraído mosquito dijo: – Además, con el calor y el agua fresca de la lluvia, crecerán hojas en los árboles y el pastito verde y tendremos donde esconder los nidos para que los Gatos no puedan encontrarlos. Entonces el zorro pidió la palabra y con voz profunda dijo: -¡No se olviden que nosotros necesitamos frío! Eso nos afirma nuestro hermoso pelo! Cuando hace calor demasiado tiempo, empezamos a pelechar y a nadie le gusta un zorro pelado. Doña Lechuza aprobó diciendo: – ¡Y No se preocupen por el frío!!! Haciendo una buena cueva en una barranca, ¡no hay frío que valga!. El puma estaba durmiendo la siesta , pero abrió sus hermosos ojos y dijo: – Nosotros los cazadores preferimos el frío y la nieve. En la nieve se puede rastrear mejor y como las noches de invierno son tan largas, podríamos dormir mucho más sin que nos moleste la luz del día. Luego cerró los ojos y se acomodó para seguir durmiendo su larga siesta. – Si todo el año fuera invierno, muchos nos iríamos para siempre a vivir a otros lugares con climas más cálidos. Mejor sería que todo el año fuera verano, para no tener que viajar tanto. Acotó el Flamenco que estaba parado en una pata. – ¿Y si fuera mitad y mitad? proponían otros animalitos. La codorniz tuvo una gran idea: tres lunas de frío, tres de calor y las otras seis mezcladas. – ¿Cómo mezcladas? Preguntaron todos , ¡Mezcladas no!!! – ¡Bueno, no tan mezcladas! Después de tres lunas el calor irá mermando de a poco para que podamos acostumbrarnos y lo mismo después del frío. Respondió la codorniz tratando de calmar a todos. Pero muchos pensaban que podría ser muy confuso tener tantos cambios


Entonces la mara dijo con voz muy grave y cara de sabia: – Veo que el real problema consiste en la duración del invierno y habiendo escuchado las propuestas de todos me parece que lo mejor será que dure solamente tres lunas, de esa manera estaríamos todos conformes… – ¡No, no! ¡Yo quiero que siempre sea invierno y listo! Interrumpió el ñandu. – Eso no es posible– respondió la mara serenamente. – Con doce lunas de frío nos moriríamos congelados y no tendríamos qué comer El ñandú insistió diciendo: – El que quiera calor que se vaya al norte y cuando se canse de disfrutar del sol, que vuelva al sur, donde hallará siempre frío. La mara respondió pacientemente -Me parece que sería mejor para todos tener un tiempo para que puedan florecer las plantas, madurar los frutos, crecer los pichones y luego durante las tres lunas de frío, poder descansar en los refugios y jugar sobre la escarcha. – ¡No, no, me opongo!, comenzó a decir a los gritos la ñandu. Doce lunas de invierno. ¡Qué en el Sur sea siempre invierno y en el Norte siempre verano!. Entonces uno elige lo que más le guste, siguió gritando el ñandú. La discusión seguía, todos los animales opinaban pidiendo inviernos con más o menos lunas o sea inviernos más largos, más cortos e incluso... ¡¡¡eternos!!!!... como el que pedía el ñandú gritando tanto que su voz se escuchaba cada vez más ronca y áspera ... – ¡Doce lunas! ¡Doce! ¡Doce!. La mara respondía a cada alarido con firmeza y voz muy baja: -Doce! -Tres... -Doce! -Tres... -Doce! Hasta que finalmente la sabia y tranquila mara perdió la paciencia y también gritó: -¡TRES y se acabó! y así creyó que daría fin a la discusión, pero el ñandú enojado comenzó a perseguirla a los picotazos. La Mara con su gran agilidad casi logra escapar pero …. las patas del ave eran gigantescas y con ellas pisó la cola de la pobre mara y ¡¡¡ se la arrancó!!! Entonces “Elal”, el creador, que había escuchado en silencio todas las propuestas, decidió intervenir y reconociendo que la mara tenía razón, sentenció: – Habrá cuatro estaciones de tres lunas cada una: Verano, Otoño, Invierno y Primavera. Para que todos puedan disfrutar de alguna estación del año y que nadie tenga que viajar a otros lugares. Y así fue. Desde entonces, la Mara se quedó sin cola y el ñandú no habla porque gritó tanto que nunca pudo curar su afonía y las estaciones de año duran sólo tres Lunas cada una.


Planetario de la Ciudad de Buenos Aires Galileo Galilei

Jefe de Gobierno Horacio Rodríguez Larreta Vicejefe de gobierno Diego Santilli Ministra de Educación María Soledad Acuña Subsecretario de Tecnología Educativa y Sustentabilidad Santiago Andrés Gerente Operativa PGG Verónica Espino Textos Marcela Lepera Edición Graciela Cacace, Matilde Iannuzzi y Adriana Ruidiaz Diseño y Comunicación Marcela Lepera Ornella Casanoba Los textos de esta compilación han sido narrados, grabados y subidos al canal @Planetario BA en Spotify


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