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en profundidad PELUQUEROS Y REDES SOCIALES
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by C&C Magazine
en profundidad
La vida no es Instagram
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se iba a Formentera; y digo Formentera porque durante unos años fue el paradigma del mundo feliz. Todo el mundo era rico, guapo, soleado y divertido. Era el mundo de Instagram. Ese que con fotos más o menos retocadas todo luce como realmente no es ni en él, ni en ella, ni en nuestras realidades. Es un mundo ocasional con final finito que dura lo que dura un bolsillo más o menos pudiente.
Detrás del escaparate están las miserias. Nuestras miserias personales, las miserias de nuestros negocios de belleza, las miserias de nuestras finanzas y las miserias de nuestros equipos y clientes. Todos tenemos miserias que esconder y con ese “mundo feliz” que nos da una ventana tecnológica, pretendemos engañar inclusive a los que mejor nos conocen.
El mundo de la peluquería y en general el de la belleza ha vivido su Instagram inclusive antes de inventarse la red social. Es y ha sido un mundo retroalimentado por nuestros propios egos. Egos de creación, egos de titularidad, egos de negocio y egos personales. Esos egos han empobrecido la imagen de la peluquería en el mercado, porque nuestros egos nos alimentaban más que el valor de los tickets que cobrábamos a nuestros clientes; pero de esos “egos” no se come. De qué nos sirve subir a un escenario y publicar muchos cambios de estilo cuando nuestro salón está vacío.
Alguien debe hacernos bajar de esa levitación artística para ser capaces de gestionar negocios rentables. Nadie se puede permitir el lujo de ser igual que cuando abrió su salón. El mercado ha cambiado, las modas también, sus equipos después de diez años de convivir con ellos, sus expectativas son otras y nuestras clientes, ¿qué vamos a decir de nuestras clientes?, nuestras clientes, hoy pueden hacerse la mayoría de los servicios en sus casas comprando por internet mientras nosotros seguimos subiendo una foto tras otras en nuestras redes sociales, acompañadas de muchos “likes” de amigos y competencia que nunca revierten en nuestros negocios, ni pagan nuestras facturas.
Así pues, amigos peluqueros que tanto os envidio por las habilidades que tenéis en vuestras manos y la imaginación para hacer de una persona vulgar, una persona exclusiva gracias a su corte, color o cambio de estilo, al mismo tiempo que os digo que “la vida no es Instagram”; os emplazo a dejar de levitar para hacer de este negocio una potente industria que no dependa de nadie más que de sí misma para subsistir.
No existe el teletrabajo en los salones de peluquería, tenemos la oportunidad de interactuar con seres humanos, trabajamos en el mundo de la belleza y somos estetas por naturaleza, demos lo mejor de nosotros mismos valorando lo que hacemos; démoselo a conocer a nuestros clientes y creemos el mundo que nos llevará hacia adelante en una época cada vez más impersonal, con menos oportunidades de tratar a personas y sacar lo mejor de ellas a través de su imagen personal.
Gonzalo Fuster-Fabra. Abogado • www.fusterfabra-abogados.com
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En busca de la excelencia
Ulises Mesa, formador y director de Ulises Peluqueros
Cualquier profesional cualificado debe ser un profesional bien formado. La excelencia siempre va ligada a la preparación, porque no solo demuestra conocimientos, sino también ganas de superación y de dar lo mejor de sí mismo.
Cuando hablamos de formaciones, las de corte y color son siempre las más demandadas. Las nuevas tendencias, siempre cambiantes, traen nuevos cortes y tipos de coloración que debemos aprender o refrescar para poder ofrecerlas en el salón y mantener unos servicios actualizados. Pero, además, la formación te ofrece también seguridad y control sobre tu trabajo. Según Ulises Mesa, formador y director de Ulises Peluqueros: “En cuanto a coloración, más que una técnica debes de dominar el producto que utilizas, las técnicas son cambiantes, tanto como la tecnología. Todo va muy rápido. Y en relación al corte, si dominas la técnica, la limpieza y la disciplina, lo tienes todo. En corte y color está todo inventando, pero reinventado, no, con lo cual nos queda mucho por ver.”
Las técnicas y las tendencias cambiantes
La industria pretende dar soluciones técnicas a las tendencias que se suceden de forma veloz y con muchos contrastes. Así que, actualizarse te permite disponer de múltiples recursos. La gran tendencia durante los últimos años han sido las mechas balayage, pero se avecina un cambio que se contrapone a la naturalidad en coloración. Así lo confirma, Ulises Mesa: “Si hablamos de coloración,
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los colores en bloque están ganando protagonismo. La naturalidad está dando un paso hacia atrás y los contrastes ganan terreno a pasos agigantados.”
Los productos de coloración también han avanzado enormemente en los últimos años y cada vez son más sofisticados en sus formulaciones. Una nueva conciencia medioambiental cada vez más fuerte incorpora más ingredientes naturales, así como agentes protectores que se han sumado para aportar cuidado y contrarrestar así el daño que toda coloración comporta para el cabello. Tal y como afirma Ulises Mesa: “La aparición de las decoloraciones y aditivos que comprometen menos el estado del cabello han marcado un punto de inflexión en el desarrollo de nuevas técnicas. Ya no basta solo conseguir un color impresionante, también proteger lo máximo posible la salud del cabello”.
El cliente
Toda formación debe suplir una necesidad, para lo cual es importante conocer los gustos e inquietudes de nuestra clientela. Saber qué buscan cuando acuden a nuestro salón, qué esperan de nosotros y qué es para ellos la imagen nos permitirá acertar y conectar con ellos, el primer paso para fidelizar.
Según la experiencia de Ulises Mesa: “Cuando un cliente llega al salón busca varias cosas, pero pienso que primero de todo está la comodidad. También busca verse bien, mejorar su imagen, cada uno en su estilo. Sin embargo, creo que cuando nos piden un cambio, debemos ser sinceros con ellos. Sobre todo, en relación al color porque exige un compromiso por parte del cliente, desde realizar un mantenimiento domiciliario con el uso de productos profesionales a tener que visitar con mayor frecuencia el salón para retocarlo. Por tanto, es importante saber si están dispuestos a sacrificarse para conseguir y mantener ese look”.
Las tendencias
Y en cuanto a tendencias para esta temporada otoño-invierno, se avecinan cambios en los que el color pretende impactar y escaparse de los matices más naturales a los que estamos acostumbrados. En relación a los cortes, sigue siendo importante que sean versátiles y fáciles de llevar como el bob y el mullet, otra de las propuestas que nos llegan desde la temporada pasada. Así lo cree Mesa: “Para esta temporada, sigo apostando por el bob, que es el verdadero rey, aunque el mullet ha vuelto con fuerza, cosa que me alegra. Es un corte que si lo sabes hacer, puede ser desde lo más cañero a los más glamuroso. Te permite conseguir resultados diferentes trabajando los matices. Y si hablamos de coloración, el rubio se mantiene como líder en sus infinitas versiones.”
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por maite aldazabal Las asociaciones profesionales (patronales, gremios…) han sido claves en los inicios del confinamiento, en el desarrollo de unos protocolos que han situado al sector de la imagen personal como uno de los más seguros y lo están siendo ahora en hacer oír las demandas del sector. Vista de la protesta en Ciudad Real por la bajada del IVA en peluqueria El porqué de las asociaciones
Por ello, nos hemos acercado a estas organizaciones para conocerlas mejor. ¿Por qué son necesarias? ¿Para qué sirven? ¿Por qué hay que asociarse? ¿Qué hacen? A estas y otras cuestiones intentaremos dar respuesta en estas páginas. Conviene recordar que una de las características de la peluquería española es la gran atomización: el sector está formado por micro-empresas y autónomos. Es muy fácil establecerse por su cuenta y apenas hay cadenas de salones realmente importantes en nuestro. Otra de las características es que el 85% del empleo es femenino.
Antonio Jaumandreu y José Hierro de Conepe nos han facilitado una pequeña introducción al movimiento asociativo en nuestro sector. Las actuales asociaciones proceden de los antiguos gremios que fueron evolucionando y transformándose. Estas entidades llegaron a representar el 100% del censo profesional. A partir de los años 80, y con más incidencia en los 90, las asociaciones, por múltiples razones, empiezan a contar con un descenso generalizado de afiliación. En los 90 se divulgó la impresión de que las asociaciones “no sirven para nada”.
Algunas de las antiguas entidades han llegado a desaparecer por falta de relevo generacional, pero han surgido otras… Hoy se contabilizan más 100 entidades profesionales en España debidamente constituidas con una baja afiliación que hace difícil que con las cuotas de los socios se pueda mantener una estructura de trabajo y “tener un equipo de profesionales a la altura de cada proyecto o negociación”, añaden desde Conepe.