“La Ola” es un cuento ilustrado, sin texto, que nos adentra en un mundo de emociones y experiencias sin igual, acompañados de esta joven protagonista.
En su primera visita al mar, esta peque lo descubre transitando por distintas sensaciones y emociones: EXPECTACIÓN‌
INCERTIDUMBRE…
SUSTO…
ADMIRACIÓN, CONTEMPLACIÓN…
CURIOSIDAD…
OSADÍA, AVENTURARSE, ATREVIMIENTO…
DESCUBRIMIENTO, DIVERSIÓN, ALEGRÍA…
DISFRUTE, ALGARABÍA, GOCE…
MIEDO…
HUテ好A窶ヲ
BURLA, ENFRENTAMIENTO…
INESPERADO…
DESCONCIERTO…
MÁS DESCUBRIMIENTOS, TESOROS…
EXPERIENCIAS, CONOCIMIENTO, COMPARTIR…
ACOMPAÑAMIENTO…
DESPEDIDA…
La primera imagen que encontramos al abrir este libro es la de una niña corriendo hacia el mar, dejando a su madre atrás. Esta es la contraportada del libro donde la autora deja su personal dedicatoria: “Para mi bebé recién nacido”. Podemos pensar en las primeras separaciones en las que el niño/a se distancia de la madre para poder realizar sus primeros descubrimientos en solitario. Se da un encuentro con lo desconocido, una precaución hacia lo desconocido, un acercamiento, una defensa cuando la niña intenta asustar al mar…Hay todo un proceso de conocimiento y acercamiento, en el que la niña va adelantando posiciones hasta que se aventura a vivir la experiencia del baño. En esa experiencia gratificante del baño en el mar, la niña descubre el disfrute, distintas sensaciones placenteras y divertidas.
Pero de repente, surge algo imprevisto que le provoca cierto desconcierto, surgiendo el temor, el miedo y la huída. Hasta que es alcanzada por la ola, y, lo que pudo ser un contratiempo o incluso un infortunio, se torna en un auténtico descubrimiento en el que la niña se encuentra con montones y montones de caracolas. Se da una transformación en su proceso de descubrimiento. Y es ahí en ese momento del “viaje”, cuando la niña regresa a contar a su madre todos los tesoros encontrados. Para continuar juntas el paseo de la mano. Se puede decir que hay una separación, en la que la niña se ve transformada y un reencuentro en el que la niña comparte su conocimiento con el aulto, para continuar acompañada de su madre. La realidad, es que si tenemos en cuenta la dedicatoria de la autora, podríamos decir que esta historia es una historia de aventuras: “la aventura del vivir”.
Otro de los aspectos que me gustaría destacar es que la niña a lo largo de todo su recorrido nunca está sola. Siempre está acompañada por las gaviotas que de alguna manera actúan un poco como espejo de lo que vive la niña, puesto que siempre aparecen en paralelo acompañando la escena. Así que de alguna forma, esas gaviotas pueden ser esos otros que nos acompañan en nuestros caminos y peripecias. Esos otros distintos de la madre. Y no quiero terminar sin destacar el elemento simbólico del agua como elemento vital y del mar, con toda su inmensidad, y cómo las olas van y vienen, se van y vuelven, se alejan y se acercan… Creo que este cuento podría ser perfectamente una metáfora vital, en la que se dan las primeras separaciones, viajes, encuentros y desencuentros, se vivencian distintas emociones y se regresa con lo conocido.
En “La olaâ€?, Suzy Lee con unas ilustraciones apabullantemente sencillas, practicamente sin elementos ni artificios, es capaz de plasmar con una gran belleza la emociĂłn de este encuentro con la vida.