Más allá de la frase “una imagen dice más que mil palabras”, la representación visual involucra una construcción compleja en doble sentido: por un lado, aparece la producción de un texto icónico, cuyo principio sobre el grado de vinculación con el objeto que representa, rebasa la simple referencialidad y se inscribe en una trama de múltiples significados de corte pragmático, sintáctico y semántico; por otro lado, subyace la interpretación de un actor social que “lee” las imágenes y las dota, a la vez, de un contenido práctico y de una fuerza crítica, que cuestiona lo que es y no real.