Informe sobre el desarrollo mundial El empleo genera aumento de los ingresos y mayores beneficios a medida que los países crecen, pero también impulsa el desarrollo. La pobreza cae a medida que las personas logran escapar de las penurias a través del trabajo y a medida que los empleos que permiten el empoderamiento de las mujeres conducen a un incremento de la inversión en los niños. La eficiencia aumenta a medida que los trabajadores ganan pericia en sus tareas, surgen empleos más productivos y desaparecen los menos productivos. Las sociedades florecen a medida que los empleos congregan a personas de distintos orígenes étnicos y sociales y ofrecen alternativas al conflicto. El empleo es, en consecuencia, más que un efecto derivado del crecimiento económico. Es un elemento transformador: es lo que ganamos, lo que hacemos e incluso lo que somos. El desempleo elevado y las expectativas laborales no satisfechas entre los jóvenes son las preocupaciones más inmediatas. Pero muchos países en desarrollo, donde predominan la actividad agrícola y el trabajo por cuenta propia, y donde las redes de protección social son modestas en el mejor de los casos, las tasas de desempleo pueden ser bajas. En estos países, son muy pocos los casos en los que el crecimiento no genera empleo. Aquí, la mayor parte de los pobres trabaja largas horas pero aun así no gana lo suficiente para vivir. Y no es infrecuente que se violen los derechos más básicos. Por lo tanto, la cantidad de puestos de trabajo no es lo único que importa: se necesitan empleos que generen beneficios adicionales para el desarrollo. Frente a estos desafíos, los funcionarios encargados de diseñar políticas se formulan preguntas difíciles. ¿Deben los países elaborar sus estrategias de desarrollo en torno al crecimiento o bien concentrarse en el empleo? ¿Es posible fomentar el espíritu empresarial, especialmente en las numerosas microempresas de los países en desarrollo, o es esta una característica innata? ¿Es condición indispensable para conseguir empleo invertir más en educación y capacitación o se pueden generar las habilidades necesarias mediante el empleo? En épocas de grandes crisis y cambios estructurales, ¿se deben proteger no solo los trabajadores sino también los empleos? Y por último, ¿se corre el riesgo de que las políticas que respaldan la creación de empleo en un país perjudiquen el empleo en otros?
Empleo
En el Informe sobre el desarrollo mundial 2013: Empleo se responden estas y otras preguntas complejas analizando el trabajo como motor del desarrollo, y no como mera demanda laboral derivada, y examinando todos los tipos de trabajo, no solo el empleo asalariado formal. En el informe se expone un marco que traspasa diversos sectores y muestra que las políticas más adecuadas no son las mismas para todos los países: varían según el nivel de desarrollo, los recursos naturales, la demografía y las instituciones. Pero en todos los casos, es importante contar con los elementos normativos fundamentales, dado que permiten el desarrollo de un sector privado dinámico, fuente de la mayor parte de los puestos de trabajo en todo el mundo. La política laboral también puede contribuir, aunque tiene un papel menos crucial de lo que suele suponerse. Las políticas de desarrollo, que abarcan desde la promoción de la viabilidad de los establecimientos agrícolas pequeños hasta el fomento de ciudades funcionales y la participación en los mercados internacionales, son la clave del éxito.
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Panorama general