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Río Yuna Pág

Cuenca del río Yuna13

Esta cuenca tiene una superficie de 5,283 kilómetros cuadrados y cubre parte de las provincias ubicadas en el centro y norte del país: Monseñor Nouel, La Vega, Sánchez Ramírez, Duarte, Samaná y Espaillat. El río tiene 203 kilómetros de longitud, un caudal mensual medio de 4.44 metros cúbicos por segundo (aforado en Piedra de Los Veganos, en la cuenca alta) y 89.38 metros cúbicos por segundo (aforado en Villa Rivas, ya enriquecido con el caudal de la mayoría de sus afluentes). Nace en Cerro Montoso, a 1,402 metros sobre el nivel del mar, en el parque nacional Loma La Humeadora, y desemboca en el municipio de Sánchez, en la Bahía de Samaná, en la costa noreste. La pluviometría anual que se registra desde el nacimiento hasta la desembocadura del río Yuna es única: acumula un rango de 2,000 a 3,000 milímetros. La máxima de 3,000 milímetros ocurre cerca de la confluencia de los ríos Blanco y Tireo. El río Yuna recibe el aporte de una red impresionante de afluentes, de procedencia disímil. La cuenca del Yuna alimenta canales que cubren cerca de un millón de tareas (63,000 hectáreas), el 20 por ciento de todas las áreas bajo riego del país. En ella también operan las presas Pinalito, Blanco, Rincón, Yuboa y Hatillo. Las cinco generan cerca de 262 gigavatios hora por año. Posee excelentes balnearios naturales en las partes altas y bajas de la cuenca. Además, aporta agua a varios acueductos del Cibao Central.

Los afluentes más importantes del Yuna están en la cordillera Central, como por ejemplo los ríos Camú, Jima, Blanco, Tireo, Yuboa, Jayaco y Jatubey. También los ríos Masipedro, Maimón y Sin. Desde la cordillera Septentrional, ubicada al norte de la cuenca, las aguas son colectadas por los ríos Jaiba, Nigua y Cuaba, mientras que los ríos Jaya, Cenoví, Bacuí, Canca y Licey aportan las aguas al río Yuna a través del río Camú. Desde la Sierra de Yamasá sus aguas llegan por medio de varios ríos, entre los que se destacan el Maguaca, Chacuey y Payabo. En el caso del río Licey, este colecta aguas producidas en la zona noroccidental de la cuenca, incluyendo las localizadas en una parte de la provincia de Santiago de los Caballeros.

Río Yuna en puente de Blanco 123

Captación Arroyón para Central de Pinalito

Ríos Yuna, al centro, y Blanco

Su territorio contiene porciones de 10 áreas protegidas que totalizan cerca de 599.8 kilómetros cuadrados, equivalentes a 11.3 por ciento de su superficie, la mayor parte con bosques nublados productores de agua. Entre esas áreas se destacan los parques nacionales Juan Bautista Pérez Rancier (Valle Nuevo), Loma La Humeadora, Los Haitises, Manglares del Bajo Yuna y el Aniana Vargas. En este último, sus 130 kilómetros cuadrados están todos dentro de la cuenca y protegen el entorno de la presa de Hatillo. También se incluyen las reservas científicas Ébano Verde, Las Neblinas y la Loma Quita Espuela; asimismo, el monumento natural de Jima, todas las últimas con tamaños menores. A pesar de contar con estas áreas, legalmente protegidas, se mantienen actividades agrícolas y ganaderas, dentro y en sus alrededores. En los estudios de bosques se ha determinado que en esta cuenca existe la mayor población del país de palma real (Roystonea regia), de drago (Pterocarpus officinalis) y de mangle (Rhizopora sp). Las dos últimas en la cuenca baja, cerca de la desembocadura del río.

En los trechos superiores de la cuenca, el río Yuna corre limpio, con corriente y anchura de 80 a 100 metros, entre bosques de latifoliadas, sembradíos de guineos y plantaciones de café. En esas zonas se proyecta construir el complejo hidroeléctrico El Torito-Los Veganos, compuesto por cinco presas de derivación. Aunque en el curso superior del río abundan los balnearios naturales, los más concurridos comienzan en la confluencia del Yuna con el río Blanco. Aguas abajo de esta confluencia se proyecta construir la presa de Piedra Gorda, con propósito múltiple.

Entre los tramos superiores del río Blanco se destaca la construcción de la presa del mismo nombre, alimentada con 5.80 metros cúbicos por segundo provenientes de ese río, y por 2.80 y 1.13 metros cúbicos por segundo de los arroyos Tireíto y Arroyón, respectivamente. El costo de construcción fue de US$150 millones y se inauguró en el año 1996 con fines de producir energía hidroeléctrica. Su embalse, construido aguas debajo de la confluencia del río Blanco y el río Tireo, tiene una capacidad de almacenamiento útil de 519,000 metros cúbicos. La casa de máquina está ubicada en Blanco, conectada con el embalse por un túnel cerrado de 7.4 kilómetros con un diámetro de 4.32 metros, diseñado para un caudal de 11.8 metros cúbicos por segundo. La potencia instalada es de 25 megavatios. La producción de energía en 2020 fue de 104 gigavatios hora.

Río Las Avispas

Captación del río Blanco, a la derecha, y Caña Amarga, para Central Pinalito

Cascadita, en Hoyo del Pino; Federación de Agricultores de Bonao

Río Yuna, en El Dique Hidroeléctrica Domingo Rodríguez, cámara de carga. Yuna en Los Quemados, Bonao.Yuna en Los Quemados, Bonao

Balneario Masipedro

Canoteo en presa Rincón

Saltos de Jima, chorrera Con fines de disminuir la sedimentación del embalse de la presa anterior, y de aumentar la producción de energía, 10 años más tarde se construyó la presa de Pinalito, aguas arriba y cercana al río Blanco, a un costo de US$300 millones. Está alimentada por el río Tireo, con aguas de la parte alta del río Blanco y sus afluentes Caña Amarga y Arroyón, y del río Sonador, con expectativas de tener niveles cercanos a los 1.5 millones de metros cúbicos en el embalse y de producir anualmente 142 gigavatios hora.

La realidad es que las subcuencas de esos ríos, especialmente la del Tireo en las montañas de Cruz de Cuaba, están tan deforestadas y erosionadas por la siembra de vegetales y el manejo inapropiado de los suelos que los caudales previstos no se han obtenido. Por consiguiente, tampoco la producción de energía programada. En el año 2020 se produjeron 81 gigavatios hora.

Como daño mayor, se estima que en el Valle de Tireo se pierden cerca de 375,000 metros cúbicos de suelo al año y se corre el riesgo de la sedimentación de los embalses de la presa de Pinalito y de otras, construidas más abajo. Una vez más se demuestra que sin un manejo apropiado de los suelos de montaña, especialmente en su cobertura arbórea, no hay producción ni conducción ordenada de agua.

Aguas abajo de la confluencia del río Blanco con el Yuna, este recibe aguas de los arroyos Avispa, Piedra Gorda, Toro y otros, todos con balnearios de aguas limpias. Robustecido en su caudal y en su corriente, el río se desliza entre un cañón de verdes montañas, aposentando balnearios excelentes. En el área del denominado El Dique existe una toma de agua para el acueducto de la zona.

En la cercanía del cruce de Los Quemados, el río es utilizado para la navegación en botes, una actividad con buen potencial turístico. Otro afluente de interés es el río Masipedro, fuente del renombrado balneario del mismo nombre, muy visitado por turistas. De ese río se deriva también el canal Masipedro, el cual irriga amplias zonas arroceras.

Entre el noreste de Bonao y el norte de Buena Vista, en la ciudad de Jarabacoa – ciudad ubicada en la cordillera Central -, se entrecruza una red impresionante de ríos que se recargan por las lluvias que provocan la vegetación y la altura de Loma Miranda, así como otros ramales de la cordillera. El río Camú, difícil de observar limpio después del municipio de La Vega, se muestra cristalino en las alturas de Guaigüí, donde se inició la construcción de una presa, hasta ahora detenida por problemas contractuales. Servicios importantes del Camú son la provisión de agua para uso humano e irrigación, así como el aporte de agua al Yuna a partir del municipio de Pimentel.

En la citada zona se destaca el río Jima, en cuyo cauce, dentro del monumento natural Saltos de Jima, hay una escalera de cuatro saltos impresionantes y balnearios naturales de aguas frescas y cristalinas. Al monumento se accede por la autopista Duarte de norte a sur, con un giro a la derecha hasta la comunidad de Caño de Piedra. Es uno de los espacios naturales más visitados de la zona.

Al norte de Jima-Sabana del Puerto se encuentran los ríos Jagüey, Jayaco y Jatubey. El primero es un curso de aguas cristalinas y frescas con una docena de balnearios consecutivos, principalmente el denominado Acapulco. Tiene como afluentes los arroyos Azafrán, Colorá y otros. El segundo río es Jayaco, próximo a Sabana del Puerto, donde se encuentran una serie de balnearios denominados Fula, Peñón 1; Fula, Peñón 2 y otros. En el verano, el congestionamiento de vehículos y la contaminación sónica dificultan el disfrute del lugar. El último río, Jatubey, corre en un lecho pedregoso con muy poco caudal, aún en tiempos de lluvias copiosas.

Los tres ríos mencionados, junto al arroyo Hatillo y, principalmente, el río Jima, este con caudal regulado de 8.6 metros cúbicos métricos por segundo, alimentan la presa de Rincón, construida a un costo de US$24.3 millones e inaugurada en 1978, con propósito múltiple. La superficie del embalse es de 6.9 kilómetros cuadrados y el volumen útil de almacenamiento es de 58 millones de metros cúbicos.

Dique presa Rincón

Presa Rincón, alimentando peces

Contraembalse Rincón, vacio

La presa tiene dos extremos a los que se llega por diferentes vías. Uno de los caminos es por la autopista Duarte, con un desvío a la derecha (de sur a norte), frente a Sabana del Puerto. Para llegar al otro extremo, se toma la derecha en el cruce de la carretera a San Francisco de Macorís, y otra derecha hacia Rincón. En el primer sector se encuentra la única escuela formal de remo y canotaje que existe en el país, cuyos estudiantes participan en competencias internacionales. En el segundo sector, al pie del dique del embalse, está la casa de máquina de la presa que opera con una caída de 40 metros y un caudal de 30 metros cúbicos de agua. La potencia instalada es de 12.63 megavatios. La producción de energía en el año 2020 fue de 20 gigavatios hora. Del embalse se extraen 17 millones de galones diarios para los acueductos de San Francisco de Macorís, Salcedo (provincia Hermanas Mirabal) y el Distrito Municipal de Cenoví. Las aguas ya turbinadas se usan para el riego de 118,000 tareas de arroz (7,421 hectáreas) en Jima Abajo. Para asegurar la oferta de agua para riego se construyó un contraembalse, a 1.5 kilómetros de la presa, con capacidad de almacenamiento de 222,000 metros cúbicos.

La importancia del río Maimón en esta cuenca podría subestimarse si solo se observara en su cruce por la autopista Duarte, en dirección al poblado de Maimón. Pero hay más. Antes de unirse con el río Yuna en Hato Viejo, Hatillo, ya ha recogido los caudales de otros ríos y arroyos importantes que nacen dentro y en los alrededores del parque nacional Loma La Humeadora, los cuales, como una telaraña, se entrecruzan en los alrededores del Distrito Municipal de Juan Adrián. Se distingue el río Los Plátanos, afluente principal del río Maimón, donde convergen la mayoría de las otras fuentes fluviales como el arroyo Zumbador y el Pedregal que, a su vez, reciben aguas de otros de los componentes de esas redes. Llama la atención la claridad de las aguas de esas fuentes y las chorreras y balnearios que crean sus corrientes, que tienen en Gajo de las Flores y La Estrechura los mejores exponentes.

Entre el sur y sureste de Bonao, ciudad ubicada a hora y media al norte de Santo Domingo, y el curso del río Maimón, en Piedra Blanca-Hato Viejo, el Yuna recibe las aguas del río Yuboa. Este, a su vez, ha recibido aguas del río Sonador, de un gran número de arroyos y principalmente del río Juma, muy apreciado por fortalecer los regadíos de arroz de la zona. En la cuenca alta del río Yuboa opera la hidroeléctrica Aniana Vargas, ubicada en Rincón de Yuboa, a 400 metros por encima del nivel del mar, construida a un costo de RD$34 millones, incluyendo las remodelaciones. La potencia instalada es de 0.600 megavatios y la producción de energía en el año 2020 fue de 0.787 gigavatios hora.

El río Yuna, con el caudal aumentado por las demás fuentes fluviales, entra al norte de Hato Viejo al majestuoso embalse de la presa de Hatillo, de 22 kilómetros cuadrados y 15 kilómetros de largo, el más grande del país y de todo el Caribe. Forma un mar de agua dulce de 710 millones de metros cúbicos. El río Sin y varios arroyos alimentan también el embalse.

El acceso al extremo sur de la presa es por la carretera que va desde el poblado de Maimón; al extremo norte se accede por el poblado de Hatillo, de la provincia Sánchez Ramírez, ubicada en la región central de la isla. La presa y sus instalaciones se terminaron de construir en el año 1984, a un costo de US$41 millones. Aunque el propósito original de la presa era disminuir las inundaciones que el Yuna provocaba en tiempos lluviosos en la zona del denominado Bajo Yuna y zonas aledañas, esta obra actualmente brinda servicios adicionales importantes: provee agua de riego a unas 199,000 tareas arroceras (12,516 hectáreas) de la provincia Duarte y lugares lejanos de la provincia María Trinidad Sánchez, auxiliados por una extensa red de canales construidos en los proyectos Aglipo I y Aglipo II.

Una central de máquina está ubicada al pie del dique de la presa y su capacidad instalada es de ocho megavatios, que actualmente se incrementarán a 10.7 megavatios. La producción de energía en 2020 fue de 56.8 gigavatios hora. Además de la pesca con redes, en ese embalse existe la mayor operación del país de crianza de peces en jaula, en agua dulce. La práctica de deportes acuáticos, incluyendo la celebración de un torneo de pesca, y las visitas realizadas para apreciar los paisajes de la zona, se han fortalecido con la declaratoria del embalse como polo turístico y por ser parte del parque nacional Aniana Vargas.

Río Yuna, puente El Batey, Hatillo

Río Camú, en puente Ranchito

Martín Pescador, en presa de Hatillo.

Después de la presa, los afluentes directos e indirectos del río Yuna aumentan en cantidad en todas las direcciones. En los ríos Payabo, Maguaca y Chacuey, afluentes del Yuna desde el lado de la Sierra de Yamasá, hay planes para construir presas. Sin embargo, se deberán resolver los problemas de contaminación minera en la zona, según han denunciado varias organizaciones. La irrigación de terrenos arroceros continúa como el primer servicio del Yuna a su paso por Villa Rivas, Arenoso, Limón del Yuna, Guaraguao y otros lugares. La anchura media del cauce del río es de 180 metros, con aguas color chocolate. Sin importar el color, son atractivos los espejos de agua que se forman en las siembras de arroz, como lo es también la Laguna Cristal. Aunque la navegación en el Yuna no se practica como antes, es posible hacerlo en los tramos de Villa Rivas, Las Coles, Agua Santa y otros lugares.

En sus tramos finales, hasta su desembocadura, el Yuna recibe aguas del río Guayabo, alimentado por varios arroyos y lagunas. Sin embargo, su afluente mayor es el río Barracote. Este y el Yuna desembocan en las aguas de la Bahía de Samaná, en Sánchez, en la costa norte del país, y forman el mayor estuario y conjunto de manglares de la República Dominicana, enriquecido por una fauna diversa compuesta por peces, camarones, jaibas ciricas, pelícanos, gallaretas, gaviotas y otras especies. La producción comercial de peces y camarones sustenta la vida de miles de familias de la zona.

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