© BERNARDO DORAL
Portada José Carlos Martínez
Con
los pies en la tierra 8 POR LA DANZA
José Carlos Martínez
Portada
José Carlos Martínez se prepara para asumir la dirección de la Compañía Nacional
de
Danza.
Tras
su
nombramiento oficial, el pasado 17 de diciembre de 2010, vive intensamente estos meses de transición donde compagina al director y al bailarín, robándole horas al sueño. A punto de terminar la temporada en la Ópera de París, con una emotiva función de despedida el 15 de julio, intenta encajar las piezas de un puzzle complicado. Consciente de que el público y la profesión esperan mucho de él, avisa: “sólo soy el nuevo director de la compañía, no soy un mago”. Con un año de transición por delante con los actuales integrantes de la CND, a José Carlos le espera una ardua tarea. Consciente de ello y seguro de la decisión de volver a España, lo asume como un reto, una nueva aventura profesional que le ha llenado
de
motivación.
De
sus
proyectos, sus planes y sus ideas nos habla en París, entre función y función de La Casa de Bernarda de Mats Ek. POR ANABEL POVEDA
© AGATHE POUPENEY
José Carlos Martínez en La Maison de Bernarda, de Mats Ek.
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© JESÚS ROBISCO
Portada José Carlos Martínez
S
u rostro anguloso refleja satisfacción y cansancio a partes iguales. Desde que las pasadas navidades el Ministerio de Cultura hiciera público que José Carlos Martínez sería el nuevo director de la Compañía Nacional de Danza (CND), su vida va a un ritmo frenético (más aún, si cabe). Comprometido con la Ópera de París en la que será su última temporada como Etóile de la compañía francesa, compagina los ensayos en el estudio con viajes relámpago a Madrid, entrevistas telefónicas, docenas de mails y trabajo de mesa preparando la que será su primera temporada como director de la CND. En una agenda japonesa que va de 2010 a 2020, cientos de apuntes y garabatos a lápiz provocarían vértigo a cualquiera. Él, en cambio, metódico y templado, apunta fechas, compromisos y planes sin un ápice de estrés. Está acostumbrado a hacer varias cosas al mismo tiempo, sobre todo los últimos años, en los que ha sido bailarín, coreógrafo, profesor y director de un grupo de bailarines de la Ópera con los que ha girado por varios países.
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Mentalmente se prepara para pasar página, pues se enfrenta al final de su carrera como bailarín con un horizonte claro, un reto que comienza oficialmente en septiembre, aunque trabaja en ello desde hace meses. La dirección de la CND es la oportunidad perfecta para volver a España, aportar todo su bagaje y vivir una experiencia nueva, aunque cuando decidió presentar proyecto tenía claro que no era una opción a vida o muerte. Sobre la mesa, un contrato de Maestro de Baile en la Ópera y la dirección del Ballet de Nancy, en Francia, eran sólo dos opciones a tener en cuenta. Las puertas de la que ha sido su casa los últimos 23 años siguen abiertas, pues tanto Brigitte Lefèvre como todo el staff del Ballet de la Ópera de París, han expresado su deseo de que vuelva pronto. Nancy tal vez hubiera supuesto un trabajo más artístico, con una compañía más estructurada, un teatro estable, orquesta y una escuela, pero eligió el riesgo de venir a Madrid a transformar poco a poco una compañía donde tendrá que construirlo
José Carlos Martínez
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José Carlos Martínez en In the middle, de Forsythe.
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casi todo. “Este es un trabajo mucho más potente y, bueno, creo que aparte del hecho de ser en España, me gustan los retos. La CND está en una situación difícil pero vengo con muchas ganas y voy a poner todo mi empeño en este proyecto, por complicado que sea”. “Además, estoy seguro de que si consigo aglutinar al colectivo alrededor de mi proyecto, podremos tener en el futuro una compañía con el perfil de las grandes compañías de hoy, aunque sea de formato medio”. Organización La gente que no le conoce puede pensar que haber pasado dos décadas en la Ópera de París es el equivalente a vivir en una prisión dorada donde lo que pasa en el resto del mundo no importa. Se equivocan, haberse movido por todo el mundo, tener muchos amigos bailarines y un contacto directo con España, le ha permitido conocer muy bien la situación de su país, “soy muy consciente de la realidad de la danza en España y de todos los problemas que hay. No llego ahora y va a ser todo nuevo, el funcionamiento interno de la compañía sí, de la manera que se han hecho las cosas, eso lo tengo que ir viendo, lo que quiero cambiar, lo que puedo cambiar, y cómo se hará de aquí en adelante, pero yo tengo los pies en la tierra, sé muy bien los medios que tenemos, y lo que se puede llegar a hacer con esos medios. Digamos que están mis sueños, lo que a mí me gustaría hacer, y luego está la realidad y lo que se va a poder hacer”. Una prioridad en una compañía que ya no tiene apenas repertorio es cambiar el modelo de organización que se utilizaba hasta ahora: “En la CND hay que empezar a trabajar con uno o dos años de antelación para poder traer a coreógrafos importantes. Por ejemplo, he hablado con Mats Ek y tiene su agenda completa hasta dentro de tres años. Las cosas se tienen que hacer con antelación, porque ya no va a ser una compañía donde hay un coreógrafo residente que hace la mayoría de las coreografías, sino que va a ser una Compañía Nacional, abierta a todos, con un repertorio de coreógrafos muy diferentes y todo eso hay que coordinarlo.” Ampliar el espectro estilístico de la compañía, para que sea verdaderamente una Compañía Nacional, pasa por coordinar coreógrafos, fechas de estreno y un teatro, lo que llevó a José Carlos a exigir en su proyecto dos o tres temporadas estables que tendrán lugar en el Teatro de la Zarzuela. Elegir ese teatro, perteneciente al INAEM, no es casual. “Existen unidades artísticas complementarias, coordinándolas pueden trabajar juntas, por ejemplo, trabajar con una orquesta, que parecía imposible, puede hacerse fácilmente si nos organizamos con antelación. Lo que hace falta para que funcione mejor la compañía es comunicación. Hay que trabajar en equipo para aprovechar todas la posibilidades que tenemos y eso se puede hacer mejor de lo que se ha hecho hasta ahora”. La comunicación y la participación del INAEM en la vida de la compañía parece que será una nueva tónica en las relaciones de la CND con el Ministerio de Cultura. El objetivo, según José Carlos “es que la compañía funcione y que el cambio sea real y progresivo”. Buscando una identidad Otro objetivo a corto y medio plazo es dotar a la compañía de una nueva identidad, sin perder calidad ni prestigio. Hay que seguir vendiendo la CND internacionalmente, y favorecer que gire en España para crear y fidelizar un público que espera mucho de la nueva etapa, “mucha gente quiere tener una compañía que baile neoclásico, que baile clásico, y se echa en falta una formación así, donde puedan venir a bailar los bailarines
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que están fuera, donde los profesionales que se forman en los conservatorios tengan la posibilidad de entrar y empezar a bailar”. La dificultad que encuentra José Carlos es que, con ese tipo de repertorio, que se abordaría en un futuro, la compañía podría girar por España, si se creara una red nacional de teatros que reclamasen anualmente la presencia de la CND, pero fuera de nuestras fronteras sólo grandes compañías como el Royal Ballet o la Ópera de París, con muchos más medios, se pueden permitir el lujo de girar con grandes producciones clásicas. “La Compañía Nacional tiene que exportar el talento español de hoy para representar a España internacionalmente. No vamos a representar a España con una Giselle. También hay que buscar la originalidad de los coreógrafos internacionales para darlos a conocer en España, y que se vean piezas que no se han podido ver aquí motivándoles para que vengan a hacer creaciones originales para nosotros, exclusivas, y trabajar en paralelo con coreógrafos de aquí que den una identidad nacional a la compañía”. La complicación es que los coreógrafos españoles que trabajan fuera tienen sus agendas llenas, y los coreógrafos emergentes cuesta venderlos. Por todo ello, otra opción es trabajar con títulos que llamen la atención o se asocien con lo español, para que le den una primera oportunidad a la compañía, tanto dentro como fuera de nuestras fronteras. El éxito de esa primera oportunidad dependerá, en parte, del grado de implicación de todo el equipo de la CND en esta nueva etapa. José Carlos sabe que no sólo ser bailarín es difícil en España, y que muchos coreógrafos triunfan fuera porque aquí no han encontrado estructuras… con ellos ha contactado y hay conversaciones con Goyo Montero, Alejandro Cerrudo, Sol León o Rafael Bonachela… pero al igual que los coreógrafos extranjeros, que puedan venir a la CND en el futuro pasa por organizarse con mucho tiempo. “Son un montón de elementos en el aire y cada uno influye en el otro, y ese es el trabajo duro de gestión que hay que hacer en la CND, hay que ponerlo en marcha todo a la vez, no hay una cosa hecha y vamos a lo siguiente... Es difícil en este momento anunciar lo que vamos a hacer porque hay muchísimos parámetros variables. Está todo por hacer”. Lo positivo es que “la respuesta de la profesión ha sido muy buena, y me he dado cuenta de que mucha gente tiene ganas de venir a la compañía, de participar, cada uno quiere aportar su trabajo. La CND va a ser un escaparate del talento español y un elemento dinamizador de la danza en España”. Sin etiquetas Promocionar a los coreógrafos nacionales e internacionales es uno de los objetivos del nuevo director de la CND, pero también eliminar fronteras. “La gente de danza contemporánea va a ver danza contemporánea, la gente del clásico va a ver clásico, y con la Compañía Nacional hay que conseguir abrir fronteras en el público y en los profesionales. Ahora las compañías clásicas trabajan con coreógrafos contemporáneos y un bailarín clásico necesita nutrirse y enriquecerse. Es verdad que, en la CND, hay que hacer el camino inverso… estando más en un perfil contemporáneo, hay que ir abordando otro tipo de lenguajes, utilizar de nuevo las zapatillas de punta, pero no está en mi proyecto la idea de cambiarlo todo y que de pronto seamos una compañía clásica. Además, sería empezar de cero y tirar por la ventana lo que se ha hecho estos últimos años”. “Hay que trabajar, pero no para lo que se va a hacer el año que viene, sino para lo que se va a hacer en los próximos 10 años, y que el director que venga detrás mío pueda seguir ampliando ese trabajo para que la CND sea realmente una estructura estable”. José Carlos está haciendo un trabajo complejo de inventariado,
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José Carlos Martínez en El lago de los cisnes, de Nureyev.
"Sé muy bien los medios que tenemos, y lo que se puede llegar a hacer con esos medios. Digamos que están mis sueños, lo que a mí me gustaría hacer, y luego está la realidad y lo que se va a poder hacer”
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CND1 y 2 Los planes para la CND y la CND2 están claros en la mente de José Carlos Martínez. La 2 volverá a ser una joven compañía que sirva de transición entre las escuelas, los conservatorios y la CND. Ya está en contacto con varios conservatorios y espera poder colaborar con ellos a través de talleres, facilitando que
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La Maison de Bernarda.
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para saber qué piezas del repertorio de la compañía se podrán reponer, qué sería interesante programar, por su calidad artística, cómo está el tema de los derechos de autor, el vestuario, la escenografía, etc.… “Quiero aprovechar todo lo que se hizo antes y eso pasa por nombres de muchos coreógrafos, como Kylián, Forsythe, Mats Ek, de los que se podrían reponer piezas existentes que ya se bailaron en su tiempo en la CND. No estamos tirando por tierra lo que se hizo antes, estamos utilizando el pasado para que forme parte del futuro. Con Kylián estamos negociando que pueda venir a trabajar a la compañía para reponer piezas antiguas e ir renovando el repertorio con obras nuevas”. En esa costumbre tan española de hacer borrón y cuenta nueva, José Carlos cree que “se tira patrimonio artístico, trabajo, tiempo, dinero y la posibilidad de que bailarines que ya han hecho esas piezas, vuelvan a interpretarlas años después, haciendo que el espectáculo sea mucho más consistente”. Para el primer espectáculo, que tendrá lugar en enero, en el Teatro de la Zarzuela, el futuro director sólo da algunas pistas: “Quiero que sea una carta de presentación de la compañía, una muestra de lo que será en el futuro. Me gustaría que hubiera alguna reposición, un joven coreógrafo, títulos consistentes y algún creador consagrado”. Hagan sus apuestas, la intención es seducir al público para que quiera volver al teatro a ver lo que la CND pueda ofrecerles de ahora en adelante. Para conseguirlo pide paciencia y la colaboración de varios colectivos: “La prensa tiene un trabajo con respecto a la CND para darle difusión a lo que hace la compañía. Si queremos crear un público diverso, de la manera que se presentan los espectáculos también es muy importante. Los periodistas, que saben de lo que hablan, deben llevar al público a descubrir cada uno de los nuevos espectáculos de la CND. Porque cuantos más espectáculos llenemos, más medios tendremos para poder presentar grandes producciones”. En definitiva, José Carlos pide un voto de confianza… “Los que estén esperando que el clásico llegue a la CND esta temporada, puede que les decepcione. Eso no va a llegar inmediatamente. Se incorporará progresivamente y se tardará unos años en modificar el actual perfil. No puede hacerse del día a la mañana”. “En el arte las cosas no se hacen así de rápido, hace falta trabajar tiempo en el estudio, darle homogeneidad al cuerpo de baile… y no se puede transformar una compañía poniendo a los bailarines a bailar algo que no se ha hecho durante años. El que no sea paciente, lo siento por él, pero yo no soy mago, sólo seré el nuevo director de la CND a partir de septiembre”. Montar coreografías clásicas sería una solución fácil para alguien que lleva 23 años bailando los grandes títulos del repertorio, pero tiene claro que, en España, sin tener de momento los bailarines ni los medios, es imposible. “Se hará cuando se consiga un nivel artístico óptimo. La gente que se lo plantea vive de sueños, pero yo tengo los pies en la tierra y hay una crisis en España muy importante que hay que tener en cuenta. Y no es sólo una cuestión económica, también de calidad. Vamos a intentar poner las cosas en marcha para que ese sueño de muchos pueda ser posible en un momento dado, pero por ahora no puede ser. Soy muy realista, no quiero ser fantasma y anunciar cosas que no se puedan hacer. Lanzar fuegos artificiales no va conmigo. Se harán las cosas como se deben hacer”.
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La Maison de Bernarda.
"Estoy seguro de que si consigo aglutinar al colectivo alrededor de mi proyecto, podremos tener en el futuro una compañía con el perfil de las grandes compañías de hoy” los alumnos de último año puedan tomar clase con la compañía durante los meses de verano, o dando prioridad a los alumnos en los ensayos generales, para convertirlos en un público fiel. “Tenemos que tener gente joven, lo que era en un principio, una compañía con gente de 18, 19 años, para formarlos en todo tipo de repertorio. Que lleguen con una base clásica, que la potencien y que, a su vez, tengan experiencias con coreógrafos contemporáneos para que en dos-tres años, estén listos y con el nivel para pasar a la CND, siendo intérpretes versátiles”. Ese proyecto, que comenzará con la renovación total de la CND2 en julio de 2012, invita a pensar que las puntas llegarán primero a la junior, aunque el perfil de los bailarines de la 1 también cambiará. “Las puntas tienen que entrar también en la CND, que se va a ir renovando desde ya. Pero no es lo mismo ponerse las puntas que bailar repertorio clásico. La gente se confunde, se cree que ponerse las puntas es ponerse un tutú, y no es así. Hay muchos términos medios, no hay que ser radical, aquí es blanco o negro pero existen infinidad de colores. Los futuros integrantes tienen que tener un perfil diferente, tienen que estar abiertos a trabajar con coreógrafos contemporáneos, pero con una base y una técnica clásica potente. Un bailarín de hoy tiene que poder hacer casi de todo, esa es mi visión. Los que no tengan esa idea de amplitud no tendrán su sitio en la CND”. Encontrar bailarines que puedan adaptarse a su proyecto y a su criterio artístico no le preocupa: “hay mucha gente que me ha preguntado cuándo va a haber audiciones o si había contratos libres en la compañía. Contacta conmigo gente dispuesta a
venir como cuerpo de baile a la compañía, incluso dejando puestos de solista en ciudades europeas importantes. Hay muchísimos bailarines con esa versatilidad, no creo que sea complicado poder transformar la compañía con el tiempo. Lo sabremos cuando hagamos la primera audición, aunque haya muy pocas plazas disponibles para esta primera temporada, será más fácil hablar del futuro de la compañía cuando veamos qué tipo de bailarines quieren formar parte de la CND”. Para 2012, antes del final de temporada, anuncia audiciones con más plazas cuando tenga claro a qué bailarines de la actual plantilla renovará el contrato. “Eso forma parte de la evolución de la compañía, hay que inyectar sangre nueva, y no quiero destruir lo que se ha hecho, pero sí tiene que haber una transformación. De los bailarines actuales estarán los que quieran subirse al tren, el que no quiera seguir trabajando con el nuevo sistema, tendrá que irse de la compañía”. Los bailarines que triunfan como principales en el mundo entero, también tendrán las puertas abiertas, “siempre que tengan ganas de bailar el repertorio de la compañía y sean conscientes de su realidad. Existe la posibilidad de traer a bailarines con contratos cortos para que participen en una o varias producciones, lo que le daría nivel a la compañía y motivaría a los bailarines de dentro y de fuera. Pero también tienen que entender el punto en el que está la CND, y el repertorio que se va a poder hacer, porque no es una compañía de guests, ni son galas de estrellas, tiene que ser que ellos se puedan integrar en el repertorio de la CND”.
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Portada José Carlos Martínez
Existir como creador José Carlos Martínez no cierra las puertas a nada, no descarta coreografiar para la CND ni para otras compañías, cuando la estructura y la gestión estén lo suficientemente afianzadas como para que pueda ausentarse durante un tiempo. Para Martínez trabajar en otros sitios “es enriquecedor”, al igual que desarrollar proyectos personales. “Mi criterio será el decidir cuándo no lo tengo que hacer y cuándo es viable. Por ejemplo, al aceptar el cargo de la CND anulé una coreografía de noche completa en marzo-abril de 2012, en Oslo, porque no me parecía serio decir que sí a ambos proyectos. Mi prioridad es la Compañía Nacional, pero yo también necesito existir como creador, si lo puedo hacer dentro bien, y si tengo posibilidades de hacerlo fuera, también… hay que buscar los medios para que la CND pueda tener el máximo de producciones posibles, con el menor gasto, y que yo trabaje fuera le puede servir a la compañía, además de darle un cierto prestigio”. Sabedor de lo importante que es para los bailarines sentirse realizados, es consciente de que el parón al que se enfrentan a partir de septiembre desmotivará a unos bailarines acostumbrados a un ritmo de trabajo sin descanso. “No es lógico que un director llegue y no haya programación, yo debería estar trabajando para la temporada siguiente con ésta ya establecida, pero el hecho de que no esté cerrada va a hacer que, en muchos momentos, los bailarines estén en la sede sin trabajo”. Sin poder vender giras hasta que la compañía se presente en enero de 2012, José Carlos quiere aprovechar esos tiempos muertos para fomentar, bajo su supervisión artística, las inquietudes coreográficas de los bailarines de la compañía. Eso le ayudará a conocerlos mejor, saber cuáles son sus posibilidades como creadores y como intérpretes, y ver hasta dónde están dispuestos a llegar en esta nueva etapa. “Creo que no se ha trabajado mucho en la creatividad de cada bailarín y en
vender sus personalidades”, y aboga por fomentar el trabajo del “taller coreográfico” con lo que podría llegarse a montar un espectáculo de formato más modesto, creado por los bailarines, que pudiera utilizarse para darlos a conocer. “Tal vez podría programarse en salas más pequeñas o alternativas a las que, hasta ahora, la compañía no había tenido acceso. Es también una forma de llegar a más público”. Respetar y ser respetado Al tanto de los rumores, los comentarios y los debates que suscita esta nueva etapa de la CND, José Carlos es claro al respecto: “Yo siempre he respetado el trabajo de la gente, de todos los demás, y creo que eso contribuye al hecho de que se me aprecie en esta profesión. Ahora… los criterios para decidir los colaboradores de la CND tienen que ser mis criterios artísticos, y la relación humana de cómo se tiene que trabajar. Me quiero rodear de gente que comparta mi visión de lo que tiene que ser la CND. Está claro que no todo el mundo puede trabajar en la compañía, eso es imposible. Tiene que haber una dirección artística, no es cuestión de ser bueno o malo, porque toda decisión artística es discutible, pero será la mía”. “La gente no tiene porqué estar de acuerdo con mi visión. Sería interesante poder comparar opciones pero el director soy yo y dirigiré como entiendo que tengo que dirigir. Habrá gente que le guste y gente que no. Soy consciente de que no se puede gustar a todo el mundo. Espero que haya muchas críticas constructivas porque analizarlas te suele hacer avanzar, al menos así ha sido en mi carrera como bailarín”. Bailarín en tránsito Lo más complicado para José Carlos durante los últimos meses ha sido compaginar ensayos y funciones en la Ópera de París con toda la información y el trabajo que tenía que ir haciendo
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Les Enfants du Paradis, coreografía de José Carlos Martínez.
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Les Enfants du Paradis, coreografía de José Carlos Martínez.
con la CND. “Es como si estuviera ya dentro de la compañía pero sigo bailando en París. Tengo la impresión de que cuando llegue en septiembre va a ser más fácil porque estaré allí, veré las cosas concretas y se avanzará más rápido”. Esta última temporada ha bailado El lago de los cisnes, algo que su cuerpo tiene interiorizado, pero también se ha enfrentado al proceso de creación del personaje de Bernarda, de Mats Ek, lo que le ha exigido un gran esfuerzo físico y mental, aunque no ha necesitado hacer un paréntesis y lo ha podido compaginar con su trabajo como futuro director: “Conlleva un cansancio suplementario, menos horas de sueño, madrugar para leer y
mandar mails, hacer llamadas, gestionar… pero ha sido interesante ver cómo mucha gente del mundo de la danza se ha volcado en el proyecto, contactando conmigo para ofrecerme su ayuda. Ahora hay que ver cómo se puede colaborar, estableciendo prioridades para la CND y para mí. Creo que es el principio del trabajo que haré en el futuro, está siendo una formación acelerada”. Además de la reposición de Les Enfants du Paradis, que le tiene inmerso en ensayos, planificación, detalles de vestuario, música, etc., José Carlos se despedirá oficialmente de su carrera de bailarín el 15 de julio. “Ya no formo parte del Ballet de la
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“Hay que trabajar, pero no para lo que se va a hacer el año que viene, sino para lo que se va a hacer en los próximos 10 años, y que el director que venga detrás mío pueda seguir ampliando ese trabajo para que la CND sea realmente una estructura estable”
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La Maison de Bernarda.
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José Carlos Martínez y Dorothée Gilbert en Coppélia, de Patrice Bart.
"Con la Compañía Nacional hay que conseguir abrir fronteras en el público y en los profesionales" Ópera de París, es una forma de poner un punto final a estos 23 años en la compañía. En un principio no lo iba a hacer, porque vendré alguna vez como bailarín invitado, pues ya tenía comprometida mi participación en dos producciones el año que viene, pero creo que está bien terminar con esto antes de empezar con la CND. Psicológicamente ya estaré en otra cosa”. Para esa función tan especial, casi simbólica, José Carlos interpretará el rol de Baptiste en su propia coreografía, algo que no tenía pensado, “no quería imponerme yo como bailarín, hay gente muy buena en la ópera que lo va a hacer muy bien, pero ese último día, por ser la clausura de la temporada, será algo muy emotivo. Es como un resumen de mi propia trayectoria en París”. Aunque no tiene pensado enterrar al bailarín, porque puede que vuelvan las ganas de bailar, estos últimos años han sido muy duros a nivel físico: “Me voy dando cuenta de que el tiempo pasa, mi cuerpo no es tan resistente como era antes y quizás baile en el futuro, pero será muy seleccionado y sólo si tengo ganas. Tras todos estos años bailando las versiones de Nureyev del repertorio clásico, y a la vez trabajando con Pina Bausch, Mats Ek, Forsythe… he llegado al máximo de lo que podía hacer como bailarín, creo que he bailado suficiente, ya
no tengo esa necesidad”. Como buen Tauro, testarudo y cabezón, ha terminado la temporada luchando contra las lesiones y el dolor. ”Me gusta hacer las cosas bien, y tenía la impresión de que llegar al final de este contrato con la Ópera era como cerrar una etapa completamente, no pasar a otra cosa antes de tiempo. Me tenía que demostrar a mí mismo que podía hacerlo. Además, el bailarín muere con la persona, existirá siempre conmigo y la pasión por la danza también. Que se trasmita estando yo en escena, a través de mis coreografías o de mi dirección… es diferente”. “Yo empecé bailando con mi cuerpo, luego utilicé los cuerpos de los demás para trasmitir, y ahora, con el hecho de dirigir y coordinar el trabajo de un equipo, tengo aún más vías para mostrar mi criterio artístico. Es un trabajo cada vez más completo, así que no necesito seguir bailando”. En un arte tan complejo como la danza, donde se llevan al límite cuerpo y mente, hay que tener condiciones, cabeza, bailar bien y ser un poco masoquista. Él reconoce tener ese punto en todo lo que hace pero lo matiza: “Si no, no se llega al mismo nivel”. Ojalá consiga llevar a buen puerto este nuevo proyecto que emprende, con la misma inteligencia con la que ha gestionado su carrera como bailarín, como coreógrafo, y lo más importante, como persona. p
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