Las albondigas del coronel

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Rubén Darío

Las albóndigas del Coronel Tradición nicaragüense

Este libro es propiedad del Ministerio de Educación. Prohibida su venta.

MINED Un Ministerio en el Aula


LAS ALBÓNDIGAS DEL CORONEL / Rubén Darío © Presente edición, Ministerio de Educación, Nicaragua © Programa Textos Escolares Nacionales / Amerrisque Colección “Cuentos quieres...” ISBN: 978-99924-71-31-9 978-99924-71-30-2 (Colección)

AUTORIDADES DEL MINED Miguel De Castilla Urbina Ministro Milena Nuñez Téllez Viceministra Marlene Valdivia Secretaria General

Ilustraciones y Diseño: Luis Emilio González Revisión y cuido de esta edición: María Enriqueta Prado, Asesora Pedagógica de Educación Primaria. Impresión: Condor Editores de Costa Rica, S.A. / ITSA 2009.

Guillermo Martínez Director General de Educación y Delegaciones Guillermo López López Director de Educación Primaria

Financiado con fondos PASEN (Banco Mundial)

Nota del editor:

Esta edición recoge el texto de Darío, exceptuando las palabras en letra itálica (bastardilla) y las palabras explicativas encerradas entre corchete [ ].


PRESENTACIÓN Estimados/as Docentes, Niñas, Niños y Adolescentes El Gobierno de Reconciliación y Unidad Nacional, a través del Ministerio de Educación, entrega a la niñez nicaragüense la Colección “Rubén Darío”, conformada por seis libros de cuentos ilustrados de forma sencilla, y dos libros de consulta para los y las docentes. Leer a Darío en las aulas de Educación Primaria, es una oportunidad para mejorar las competencias lectoras de los estudiantes y formar valores de identidad nacional. El reto de hacer de la lectura una experiencia auténtica, demanda la intervención de las y los docentes para promoverla en el aula de manera amena, recreativa y accesible, por ser Rubén Darío, el máximo exponente de la cultura nicaragüense. Exhortamos a la comunidad educativa al buen aprovechamiento de esta Colección; además, de su cuidado para garantizar su mayor duración, por lo que se requiere mantener estos materiales limpios, evitar dañarlos y perderlos, para que en el futuro puedan ser leídos por más niños, niñas y jóvenes nicaragüenses. Recordemos que el libro es también un amigo, y merece todo nuestro respeto y cariño. ¡¡ Disfrutemos del pensamiento renovador, social y revolucionario de todos los tiempos de nuestro querido Rubén!!

Miguel De Castilla Urbina Ministro



Rubén Darío

LAS ALBÓNDIGAS DEL CORONEL (Tradición Nicaragüense)



5 Allá por aquellos años en que estaba para concluir el régimen colonial, era gobernador de León el famoso Coronel Arrechavala, cuyo nombre no hay vieja que no lo sepa, y cuyas riquezas son proverbiales [conocidas]; ya que se cuenta que tenía adobes [ladrillos] de oro.


6 Todas las mañanitas montaba el Coronel uno de sus muchos caballos, que eran muy buenos, y como la echaba de magnífico jinete daba una vuelta a la gran ciudad, luciendo los escarceos [vueltas y cabriolas] de su cabalgadura. El Coronel no tenía nada de campechano; al contrario, era hombre seco y duro; pero así y todo tenía sus preferencias y distinguía con su confianza a algunas gentes de la metrópoli [ciudad importante]. Una de ellas era Doña María de..., viuda de un capitán español que había muerto en San Miguel de la Frontera.


7 Todas las mañanitas a hora de paseo se acercaba a la casa de doña María el Coronel Arrechavala, y la buena señora le ofrecía dádivas; que a decir verdad, él recompensaba con largueza. El Coronel, como dije, llegaba a la puerta, y de allí le daba su morralito doña María; morralito repleto de bizcotelas, riquísimos bollos con bastante yema de huevo. Y con todo lo cual se iba el Coronel a tomar su chocolate.


8 Se chupaba los dedos el Coronel cuando comía albóndigas, y, a las vegadas [de vez en cuando], la buena doña María le hacía sus platos del consabido manjar, cosa que él agradecía con alma, vida y estómago. Y vaya que por cada plato de albóndigas una saya [falda] de buriel [color negro rojizo], unas ajorcas [brazaletes] de fino taraceo [incrustación], una sortija, o un rollito de relumbrantes peluconas [moneda de oro], con lo cual ella era para él afable y contentadiza.


9 Una mañana llegó el Coronel a la casa de la viudita. —Buenos días le dé Dios, mi doña María. —¡El señor Coronel! Dios lo trae. Aquí tiene unos marquesotes que se deshacen en la boca; y para el almuerzo le mandaré... ¿qué le parece? —¿Qué, mi doña María? —Albóndigas de excelente picadillo, con tomate y chile y buen caldo, señor Coronel. —¡Bravísimo! —dijo riendo el rico militar—. No deje usted de remitírmelas a la hora del almuerzo.


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Doña María buscó la mejor de sus soperas, la rellenó de albóndigas en caldillo y la cubrió con la más limpia de sus servilletas, enviando en seguida a un muchacho, hijo suyo, de edad de diez años, con el regalo, a la morada del Coronel Arrechavala.


11 Al día siguiente, el trap trap del caballo del Coronel se oía en la calle en que vivía doña María y ésta con cara de risa asomada a la puerta en espera de su regalado visitador. Llegóse él cerca y así le dijo con un airecillo de seriedad rayano de la burla: —Mi señora doña María: para en otra, no se olvide de poner las albóndigas en el caldo.


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La señora, sin entender ni gota, se puso en jarras [con las manos en las caderas] y le respondió: —Vamos a ver ¿por qué me dice usted eso y me habla con ese modo y me mira con tanta sorna? [burla]:


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El Coronel le contó el caso; éste era que cuando iba con tamaño apetito a regodearse [deleitarse] comiéndose las albóndigas, se encontró con que en la sopera ¡sólo había caldo!


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—¡Blas! Ve que malhaya el al... —Cálmese usted —le dijo Arrechavala—; no es para tanto.


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Blas, el hijo de la viuda; apareció todo cariacontecido y gimoteando, con el dedo en la boca y rozándose al andar despaciosamente contra la pared. —Ven acá —le dijo la madre—. Dice el señor Coronel que ayer llevaste sólo el caldo en la sopera de las albóndigas. ¿Es cierto?


16 El Coronel contenía la risa al ver la aflicción del rapazuelo [chiquillo]. —Es —dijo éste— que... que... en el camino un hombre... que se me cayó la sopera en la calle... y entonces... me puse a recoger lo que se había caído... y no llevé las albóndigas porque solamente pude recoger el caldo...


17 —Ah, tunante —rugió doña María— ya verás la paliza que te voy a dar... El Coronel echando todo su buen humor fuera, se puso a reír de manera tan desacompasada que por poco revienta.


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—No le pegue usted, mi doña María —dijo—. Eso merece premio. Y al decir así se sacaba una amarilla [moneda] y se la tiraba al perillán [pícaro].


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—Hágame usted albóndigas para mañana, y no sacuda usted los lomos del pobre Blas.

El generoso militar tomó la calle, y fuése, y tuvo para reír por mucho tiempo. Tanto, que poco antes de morir refería el cuento entre carcajada y carcajada.


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Y a fe que desde entonces se hicieron famosas las alb贸ndigas del Coronel Arrechavala.


Políticas Educativas 1.

Más Educación... Erradicación del Analfabetismo; Todos los niños, niñas y jóvenes en la Escuela.

2.

Mejor Educación... Mejor Curriculum, Mejores Maestros, Mejores Estudiantes, Mejores Escuelas.

3.

Otra Educación... Moralización y rescate de la Escuela Pública.

4.

Gestión Educativa Participativa y Descentralizada... La Educación como tarea de todos y todas.

5.

Todas las Educaciones... Educación con Enfoque Sistemático e Integral.


Rubén Darío (1867-1916) es el gran poeta universal de los nicaragüenses. Con su obra en verso y prosa encabezó a finales del siglo XIX y comienzos del XX una transformación de la lengua española en la forma de expresarse, empleando un ritmo, sonoridades, palabras e imágenes nuevas, en lo que se llamó el Modernismo. Estos logros fueron el resultado de su estudio y asimilación de autores de diversas épocas y lenguas, más sus innatos dotes poéticos manifestados desde muy niño. Darío es reconocido mundialmente por ése y otros méritos literarios. Más conocida su poesía lo es menos su prosa y en ella los cuentos, algunos apropiados e incluso escritos para los niños. Contribuir a la divulgación de éstos entre los niños de hoy, y para que la herencia literaria de Darío sirva en el fomento de la lectura entre las nuevas generaciones, es el objetivo de la presente publicación.


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