Voz Obrera Revista nº 2

Page 1

Voz Obrera Año 2- Revista N°2 - Julio 2016 - $50

Por un frente único obrero para enfrentar el ajuste de la burguesía

Etapa, situación y tareas Un aporte al análisis, producto del debate interno de nuestra organización

Teoría

Historia

Un rescate de “Las tácticas del Frente Único”, un artículo de enorme actualidad política escrito por el gran dirigente revolucionario León Trotsky

Dos grandes hitos obreros y populares de frente único de clase: los cordones industriales y las coordinadoras interfabriles en Argentina


sumario Etapa, situación, y tareas

P.4

Una síntesis de las resoluciones de nuestra conferencia partidaria TEORÍA

P.13

HISTORIA

P.15

ECONOMÍA

P.19

Antirrepresivo

P.21

EDUCACIÓN

P.23

SALUD

P.25

TECNOCIENCIA

P.27

Por un frente único obrero para enfrentar el ajuste de la burguesía Grandes experiencias de lucha y frente único de clase en Argentina y Chile Del viento de cola a la crisis y el ajuste

Represión institucional: una cuestión de Estado Más continuidades que rupturas ¿Derecho o mercancía? La política de Monsanto bajo los K y el PRO MEDIO AMBIENTE

P.29

GÉNERO

P.31

CULTURA

P.34

La ley de bosques Lucha de género y perspectiva de clase Lecciones de batalla

contacto

www.prcargentina.com prcargentina@gmail.com

Partido por la Revolución y el Comunismo - PRC @prc_arg


PRESENTACIÓN Reafirmando el camino elegido En menos de un año, damos a luz una nueva Revista del Partido por la Revolución y el Comunismo – PRC (la segunda, que viene a sumarse al periódico mensual Voz Obrera que hacemos llegar a las compañeras y compañeros de distintos lugares de trabajo), movilizados por nuestro compromiso a fuego con la lucha por los intereses históricos de la clase trabajadora. La publicación que presentamos es fruto de nuestro colectivo organizado y refleja muchas de las inquietudes que poseen las y los militantes de nuestro partido. En principio, presentamos una síntesis de nuestro análisis de etapa, situación y tareas, que ha sido motivo de una conferencia partidaria en mayo de 2016 (luego de nuestro Congreso Fundacional de Confluencia en septiembre de 2015), rica en posiciones, argumentos y debate, que pudieron expresarse en forma democrática. Como complemento de ese análisis, van los artículos de Teoría, en el cual postulamos la necesidad actual de un Frente Único Obrero, retomando los planteos de Trotsky, y de Historia, donde rescatamos los hitos de frente único de clase que significaron las experiencias en los 70’ de los cordones industriales en Chile y de las coordinadoras interfabriles en Argentina. Además, presentamos un balance de la política del gobierno kirchnerista y un análisis del gobierno de Cambiemos en materia de economía, de represión, educación, salud, medio ambiente, tecnociencia y género, esbozando en cada una de ellas un programa de lucha con perspectiva de clase. Y como cierre, la sección cultural, con la recomendación de un libro del militante obrero y revolucionario Gregorio “Goyo” Flores. En apenas 10 meses de vida, nuestra organización ha sido parte protagónica de los encuentros de trabajadoras y trabajadores de la

zona sur y norte del Gran Buenos Aires el año pasado, que resultaron en el encuentro obrero en Madygraf de diciembre de 2015; de la recuperación histórica de un sindicato nacional como el SUTNA para la izquierda, el clasismo y las y los luchadores; también, nos hemos conectado e involucrado con las principales luchas que vino dando la clase trabajadora en estos últimos meses; a la vez que continuamos militando en construcciones sindicales reconocidas por su gran trabajo de base; todo lo cual nos reafirma en el camino que hemos elegido, y que asumimos con gran responsabilidad y compromiso revolucionarios. Un nuevo gobierno de claro perfil antiobrero está en el poder central desde diciembre último, como resultado de un ballotage eleccionario inédito entre dos candidatos que poco se diferenciaban en sus propuestas. Un gobierno de corruptos que está llevando la profundización de un ajuste económico, el que sólo cierra con represión a la protesta social. Por su parte, aquellos que posaban de opositores y levantaban las banderas de la resistencia, también resultaron corruptos, implementan el ajuste allí donde gobiernan, y reprimen la protesta social. Ninguna confianza podemos tener en ninguno de ellos. La clase trabajadora necesita de la mayor unidad de los sectores clasistas, antiburocráticos y combativos, para levantar un Frente Único Obrero, independiente de ambos bandos de gobierno, que pueda enfrentar el ajuste. Pero, si bien importantísima, con esa sola lucha no alcanza. Es fundamental, además, que la clase trabajadora se organice en un partido revolucionario de combate para una salida política de fondo, que lleve adelante junto a la clase una guerra total al sistema capitalista, por el poder obrero, el socialismo y el comunismo. Esa es nuestra propuesta. Esa es nuestra lucha.

Voz Obrera / P.3


Etapa, situación y tareas Sobre el fin y el comienzo del siglo XXI, la clase obrera mundial ha logrado detener, en cierta medida, la avanzada contra revolucionaria que la burguesía llevó adelante desde mediados de los 70. Su detención se llevó adelante en una situación de orfandad política de la clase obrera, ya que el grueso de sus direcciones revolucionarias fue liquidado en el proceso anterior, y gran parte de la vanguardia revolucionaria terminó integrándose al sistema mediante la adopción de posiciones parlamen-

En esta nota, nos proponemos presentar un análisis de la etapa y de la situación1 que atraviesa la lucha de clases, concentrándonos en un recorrido que va desde la etapa que definimos como Contra Revolucionaria iniciada en los 70’ hasta la etapa actual, que caracterizamos como No Revolucionaria, pasando por un análisis del período kirchnerista y del gobierno actual de Cambiemos, con el objetivo de aportar a este aspecto tan importante, para, finalmente, delinear las tareas revolucionarias que estimamos fundamentales.

Los principales ejes y conclusiones de este artículo son producto de las resoluciones de la conferencia del Partido por la Revolución y el Comunismo – PRC, celebrada a principios de mayo de 2016. Los principales ejes y conclusiones de este artículo son producto de las resoluciones de la Conferencia del Partido por la Revolución y el Comunismo 1 Para un análisis más completo, ver nuestro folleto: “Etapa, situación y tareas”, PRC, Julio 2016.

Voz Obrera / P.4

taristas y colaboracionistas. Las experiencias de las masas con el reformismo sólo pueden empujar a rupturas que van configurando una vanguardia que sólo podrá expresar sus aspiraciones de radicalidad y de transformación completa de esta sociedad con el herramental del marxismo: contra la democracia burguesa, con el partido revolucionario de combate, con un programa socialista y comunista por el poder obrero, intransigente con cualquier alianza de clases.

– PRC, celebrada a principios de mayo de 2016. Nuestro análisis de etapa y situación pone el eje en la dinámica de la lucha de clases y parte de la definición del capitalismo como un sistema de explotación y dominación. En términos generales, segmentamos las etapas del siguiente modo: a) Etapa de Instauración del Capitalismo: se extiende desde el siglo XVII hasta 1917; b) Etapa Revolucionaria: desde 1917 hasta los 70’; c) Etapa Contra Revolucionaria: desde los 70’ hasta el fin/ Guardias Rojas. La revolución rusa da incio a una etapa revolucionaria

comienzo de siglo; d) Etapa No Revolucionaria: desde fin/comienzo del siglo XXI hasta la actualidad.

Nuestros puntos de partida para el análisis Cuando analizamos las etapas o las situaciones, nos centramos principalmente en la dinámica de la lucha de clases, y no en los aspectos económicos del proceso histórico (modo de acumulación, recesión o expansión, etc.).


Aclaremos. Sabemos que no es posible separar la lucha de clases de la dinámica económica. Somos marxistas y pensamos la realidad social como una totalidad. Sabemos que los aspectos económicos, materiales, así como la estructura de la sociedad capitalista, están organizados en torno a un antagonismo central de clase -burgueses y proletarios- y, a su vez, entendemos que es imposible pensar la lucha de estas clases sin tener en cuenta los aspectos materiales, económicos (las relaciones de explotación, las relaciones sociales de producción) que las llevan a enfrentarse. Partiendo desde este punto, ¿qué queremos decir, entonces, cuando proponemos pensar las etapas y situaciones haciendo eje, principalmente, en la lucha de clases y no en los aspectos más estrictamente económicos?

Las condiciones objetivas para realizar revoluciones obreras que luchen por el socialismo están dadas por el nivel de desarrollo de las fuerzas productivas, por el nivel de concentración del capital y por la desgarradora realidad de que el “progreso” de las fuerzas productivas significa el hundimiento de millones en la barbarie. Si bien los marxistas pensamos la sociedad de manera orgánica y reconocemos que la estructura económica y la lucha de clases son elementos inseparables en todo análisis, lo cierto es que, a la hora de periodizar la historia, caracterizar y definir etapas, e incluso elaborar proyecciones, en distintas corrientes es diferente el peso relativo que se le da dentro de esa totalidad a los aspectos estructurales-objetivos o económicos y a los aspectos subjetivos, es decir, a la dinámica de la lucha de

A mediados de los 70’, la burguesía desata la contrarrevolución, infligiendo una derrota estratégica a nuestra clase

clases. Dicho esto, entonces, cuando proponemos la “puesta en el centro” de la lucha de clases para definir la etapa, decidimos mirar, principalmente, la relación de fuerzas entre las clases, sus niveles de conflictividad, las formas de sus luchas, sus programas, sus formas de organización, etc. Esto no quiere decir que no debamos tener en cuenta las ondas largas o los modos de acumulación que rigen en cada período histórico, sino simplemente que no consideramos que las etapas de la lucha de clases deban estar definidas principalmente por estos elementos. Por eso, si bien consideramos importante analizar la relación existente entra las fases económicas del capitalismo, los modos de acumulación y la lucha de clases, no nos parece correcto considerar que son los primeros elementos los que condicionan y determinan la dinámica de la lucha de clases en cada momento, sino que también ésta condiciona las fases económicas y los modos de acumulación; y esto no siempre en un mismo sentido o dirección. Por otro lado, partimos de que la lucha de clases es el motor de la historia y, bajo el régimen burgués, enfrenta a estas dos clases sociales: la burguesía y el proletariado. Pero esa relación de lucha entre opuestos no se puede pensar

en términos absolutos, dado que, en el marco del sistema social, ambas clases no están en una posición de paridad. Vayamos a una situación para ilustrar lo que decimos. Es cierto, desde un punto de vista estrictamente económico, que, en etapas recesivas, la burguesía tiende a realizar ajustes sobre la clase obrera y, en este sentido, la clase obrera a adoptar una posición “defensiva” de sus condiciones de vida. Pero en un sistema de explotación y dominación como éste, el sólo hecho de no permitir a la burguesía imponer plenamente sus condiciones es ya estar poniendo en cuestionamiento el motor fundamental del sistema, que es la acumulación de capital (aunque esta puesta en cuestionamiento no sea consciente o acabada). Que la burguesía no pueda, en un sistema que domina y por resistencia de la clase trabajadora, imponer los cambios necesarios para recuperar su tasa de ganancia no es, de parte de ésta última, simplemente “defenderse”. Pues en esta “defensa”, si es efectiva, se está impidiendo el relanzamiento del capitalismo, poniéndolo frente a frente con su dinámica interna de crisis y bloqueando (en mayor o menor medida, por más o menos tiempo) la posibilidad de encontrarle una salida a la misma. Y esto nos parece un elemento fundamental para poder pensar, en

Voz Obrera / P.5


toda su dimensión y profundidad, las dinámicas que la lucha de clases puede adoptar en un contexto económico recesivo, como el que actualmente se vive a nivel mundial y que se viene profundizando también a escala local.

La década de los 70’ marcó a nivel mundial un punto crítico de la Etapa Revolucionaria inaugurada con la revolución socialista en Rusia en 1917. La lucha por la expropiación de la burguesía a nivel mundial encontró un freno militar y político, que infligió al proletariado una derrota estratégica. En conclusión, partiendo de que el capitalismo es un sistema de explotación y dominación de una clase sobre otra, la pugna social entre estas dos clases no puede pensarse como la lucha entre dos ejércitos en igualdad de condiciones. La posibilidad de resistir la ofensiva de la clase dominante (por ejemplo, en el caso de una contra revolución o un

ajuste) es un signo que da cuenta de una relación de fuerza entre las clases que es preciso registrar.

La Etapa Contra Revolucionaria La década del 70’ marcó, a nivel mundial, un punto crítico de la Etapa Revolucionaria inaugurada con la revolución socialista en Rusia en 1917, cuyo contenido central de esa Etapa había sido la tendencia del proletariado a enfrentar a la burguesía en diversos países del mundo. Así, la lucha por la expropiación a la burguesía a nivel mundial encontró un freno militar y político durante esa década, que infligió al proletariado una derrota estratégica. En este marco, la burguesía imperialista se largó a saldar la “amenaza roja” en todo el mundo, promoviendo dictaduras, genocidios, balcanización de países, persecución abierta a los revolucionarios, propagandizando, a su vez, el fin de la historia, la desaparición de la clase trabajadora, la inexistencia de las ideologías, e instaurando por todo el mundo un proceso de deslocalización de industrias, tercerización, precarización y ruptura de la unidad objetiva de la clase obrera, a fin de convencernos de que somos individuos y no una clase.

La incorporación de la órbita soviética al concierto de naciones capitalistas fue uno de los puntos cúlmines de este proceso. La política imperialista logró, finalmente, desmontar el símbolo del Estado obrero. Si bien hay que entender que la burocracia stalinista del Kremlin ya funcionaba desde hacía mucho tiempo como una suerte de burguesía nacional, el hecho de que la URSS fuese un Estado obrero, aunque degenerado, ponía límites al desarrollo pleno del capitalismo en Rusia. La reconversión de aquella casta burocrática en burguesía, no ya de hecho sino de derecho, permitió ese proceso. El comando imperialista estuvo centralizado por Estados Unidos, quien funcionó de dirección política y de gendarme militar de los intereses de los capitales concentrados. En toda esta Etapa, la burguesía ganó posiciones tanto en lo económico como en lo político, mientras los sectores revolucionarios, por su parte, transitaron una importante crisis, traducida en divisiones, vacilaciones y adaptaciones al orden burgués. Si bien registramos grandes luchas durante este período, las mismas no lograron cambiar el signo de la Etapa, que es el de una burguesía en plena ofensiva sin resistencias serias que logren torcer esa dirección de los acontecimientos. La derrota estratégica de los 70 desplegó su manto de niebla sobre toda una generación de militantes, cuyas consecuencias aún perduran.

La irrupción de las masas en el fin/comienzo de siglo y el cambio de Etapa

Argentina. Diciembre de 2001. La lucha callejera derroca al gobierno de La Alianza

Voz Obrera / P.6

El grueso de las últimas experiencias de lucha de las masas a nivel mundial son luchas “contra”. Así, las luchas contra el neoliberalismo adquirieron diferentes formas y alianzas en América Latina, con el hilo conductor de la rebelión, la caída de gobiernos a través de movilizaciones


con características insurreccionales, que abrieron situaciones cortas de tipo pre-revolucionarias (Argentina, por ejemplo, en 2001) o revolucionarias (como el caso de Bolivia en 2003, con la caída de Sánchez de Lozada). Este ciclo de luchas salta de América hacia Europa en el primer pico de la crisis mundial y luego recorre la zona del Magreb, en la que sectores de masas voltean gobiernos mediante la lucha callejera. Este ciclo de luchas no se ha detenido todavía, pero sigue con consignas de rechazo, es decir, de poner un freno a la situación, pero sin un programa ni una dirección revolucionaria. Esta es una de las centralidades de la Etapa actual. La clase obrera enfrenta en diferentes lugares del mundo los planes de la burguesía, pero, ante la ausencia de direcciones revolucionarias capaces de aportar al desarrollo de un programa revolucionario y una estrategia de poder para levantar un Estado obrero y socialista2, los sectores movilizados terminan cayendo en las garras del centrismo, el reformismo, el populismo o los teísmos. En suma, la avanzada completa sobre las condiciones generales de la clase obrera mundial iniciada en los 70’ encontró un punto de inflexión en el fin/comienzo de siglo. Este punto de inflexión supone el cuestionamiento de la estructura de la Etapa Contra Revolucionaria y el cambio en las relaciones de fuerza entre las clases, aunque el rechazo de la clase obrera no logra manifestarse positivamente en una lucha frontal contra el poder burgués. Por eso, consideramos que dicho proceso ha abierto una Etapa No Revolucionaria. Registramos como principales de2 Persiste de la Etapa Revolucionaria el proceso cubano bajo la dirección del PCC liderado por los hermanos Castro, que hace ya mucho tiempo ha abandonado cualquier perspectiva revolucionaria, permitiendo gradualmente la restauración capitalista en Cuba, y convocando a la militancia del mundo (que ve en aquel ejemplo una referencia para sus aspiraciones) a integrarse a los proyectos reformistas y populistas de toda calaña y luchar contra el “neoliberailsmo”, no ya contra la burguesía y por el poder obrero y el socialismo.

Bolivia. Octubre de 2003. Las movilizaciones populares voltean al gobierno de Sanchez de Lozada.

terminantes de este punto de inflexión las luchas que recorren América Latina, que incluyen la caída con métodos revolucionarios de los gobiernos de Argentina, Bolivia y Ecuador, las confrontaciones de masas en Venezuela y la resistencia al golpe de Estado contra el gobierno de Chávez, que muestran los

momentos de mayor radicalización de las masas3. Adjudicamos también gran importancia a la Intifada palestina y a la resistencia en Irak y en el seno de los países beligerantes (las masivas marchas en Inglaterra e Italia). Esta serie de luchas, según nuestro análisis, condensan y sintetizan un nuevo piso de lucha a nivel mundial,

superador del anterior4, aunque la clase obrera aún no tiene como horizonte próximo la revolución socialista, permitiendo el dominio más o menos estable de la burguesía, si bien no en los términos de una imposición total de sus condiciones ni en una relación de fuerzas totalmente desfavorable a nuestra clase. Por el lado de la burguesía, esta Etapa se caracteriza por una estrategia de poder que implica la contemplación y contención de algunas demandas obreras, el reconocimiento de algunos organismos de la clase (aquellos menos radicalizados), así como la represión frente a algunas luchas específicas y la persecución de aquellos sectores que se consideran de vanguardia. Desde el punto de vista de la clase obrera, estos momentos pueden caracterizarse como de acumulación, en términos de experiencias de lucha y niveles de organización. Una de las características claras de esta Etapa es que el programa de la clase a nivel de masas es, o bien meramente reivindicativo, o bien reformista. En términos organizativos, la clase encuentra canales de expresión para

3 Pese al corsé que representa el chavismo (y el bolivarianismo) como ideología y propuesta política, el cual consideramos un gobierno bonapartista que en última instancia defiende los intereses de la burguesía.

4 Sólo para nombrar algunos hitos de lucha importantes durante el período anterior, tenemos Chiapas en el 94’, las movilizaciones en Europa y Seattle contra la globalización, las resistencias contra las privatizaciones en Argentina, las luchas pro DDHH, entre otras.

El fin/comienzo de siglo presenta para nosotros una serie de hitos en la lucha del proletariado mundial que nos permiten asegurar que la Etapa Contra Revolucionaria ha tocado su fin.

Voz Obrera / P.7


sus intereses en ciertos organismos muchas veces corporativos (como los sindicatos), donde tienen cierto nivel de llegada los planteos del clasismo, pero no existen aún niveles de coordinación o confluencia de esos espacios

en torno al neoliberalismo y el dominio pleno de EEUU y las fracciones financieras hoy puede ser cuestionado. Debemos, además, incluir el significado de las luchas de la primavera árabe, que representan una puesta en tela de

La clase obrera enfrenta con sus consignas de rechazo en diferentes lugares del mundo los planes de la burguesía, pero, ante la ausencia de direcciones revolucionarias capaces de aportar al desarrollo de un programa revolucionario y una estrategia de poder para levantar un Estado obrero y socialista, los sectores movilizados terminan cayendo en las garras del centrismo, el reformismo, el populismo o los teísmos. organizativos en instancias superiores (como ser consejos obreros, coordinadoras fabriles u organismos de tipo soviético). Las formas de lucha varían (puede haber movilizaciones, huelgas parciales o paros nacionales, piquetes, tomas) y, si bien no plantean niveles de masividad y combatividad totales, tampoco son absolutamente débiles en número y capacidad de enfrentamiento con las fuerzas represivas. Desde ya, algunas de estas luchas pueden salir victoriosas, otras derrotadas, pero mientras dure esta Etapa no se asestará un golpe definitivo ni sobre la burguesía (poniendo en cuestión su dominación) ni sobre la clase obrera (que continuará acumulando fuerza y experiencia). Este cambio en la relación de fuerzas, con respecto a la Etapa Contra Revolucionaria, está dado por la imposición de frenos directos a la avanzada neoliberal en países de América Latina, a lo cual debemos sumar como elemento el comienzo de una fuerte disputa interimperialista entre EEUU, Rusia, Alemania y China. Sin embargo, esto no significa que el neoliberalismo se haya terminado. Pero sí que la repuesta neodesarrollista y de reconocimiento de derechos ensayada en América Latina, y que, con timidez, llega a los oídos de las clases dominantes europeas que enfrentan procesos álgidos de lucha, son una marca de la nueva Etapa, donde el consenso previo Voz Obrera / P.8

juicio a estructuras de dominación de 30 años en esos países, sumado a las luchas en África y en Asia, que también son muy importantes. Entendemos que este proceso político muestra que la resistencia proletaria, en su mayor medida espontánea y con programas reformistas, ha logrado detener la ofensiva burguesa total propia de la Etapa Contra Revolucionaria. Dicho esto, el fin/comienzo de siglo presenta, para nosotros, una serie de hitos en la lucha del proletariado mundial que nos permiten asegurar que la Etapa Contra Revolucionaria ha tocado su fin. Debemos, además, analizar la dinámica de luchas que se desató en el pico de la crisis mundial en 2008, recorriendo Europa Central y EEUU, y que configuran un momento de 3 a 4 años de diferentes luchas contra los planes de ajuste5. Actualmente, nos encontramos en una nueva fase de la crisis mundial de sobreproducción, que muestra los límites que está teniendo la burguesía mundial para saldar los problemas de acumulación propios del capital desde la crisis del petróleo. La dialéctica histórica no supone la mera repetición de etapas. Al contrario, los procesos de síntesis van dejando se5 En el caso de EEUU, este proceso de luchas, aunque fragmentadas y aisladas, incluye varias huelgas de sector o de empleados de un Estado, mostrando en muchos casos la primera medida de fuerza general en los últimos 25 o 30 años.

dimentos que se contienen dentro del nuevo desarrollo. En este sentido, si bien la contradicción es siempre la misma -proletarios y burgueses-, estos no son idénticos a sí mismos. Los procesos históricos los (nos) modifican. No es lo mismo la burguesía del siglo XIX que la actual oligarquía financiera mundial, no es lo mismo una clase obrera que viene en un proceso de acumulación que una clase que sale a hacer sus primeras armas y busca conectarse con sus antepasados. En este sentido, las luchas de fin/comienzo de siglo tienen características particulares. No son las luchas de una clase que aún no descubrió nunca en la historia su potencia revolucionaria. Tampoco son las luchas de una clase que se plantea como horizonte posible la toma del poder y la destrucción del capitalismo. Las luchas del fin/comienzo de siglo, más bien, han tenido como contenido específico ponerle frenos directos a la avanzada contra revolucionaria (el aniquilamiento de las vanguardias, la fragmentación total de la clase, el modelo neoliberal más salvaje), abriendo una Etapa en la que la tendencia no es sólo a la de una mayor conflictividad proletaria, sino también a la del nacimiento de una nueva vanguardia que todavía no se ha consolidado, pero que va en proceso de hacerlo. La generación actual, la que lleva adelante las luchas, tiene a la vez el contenido de una crítica al stalinismo6 (a veces desde el trotskismo; a veces desde el autonomismo o anarquismo que la expresan como una crítica a la organización partidaria en general; y en todos los casos mediatizada por la propaganda burguesa que denostó al socialismo durante la Etapa Contra Revolucionaria), pero hace procesos de lucha radicalizados que no terminan de ser encorsetados por las diferentes expresiones reformistas o nacionalistas. Decimos que no pueden ser encorsetados, porque permanentemente se generan desbordes de esas direcciones 6 No decimos con esto que el stalinismo haya dejado de ser, en la actualidad, una fuerza política, ni que no siga siendo un programa vigente para muchos sectores la teoría del Frente Popular.


Argentina, entre el populismo y el neoliberalismo

Con su marketing, Macri impuso el voto por la continuidad o el cambio.

reformistas, las cuales, además, claudican sistemáticamente a los principios que supuestamente las animan7. Esos desbordes han redundado en la caída de gobiernos con métodos revolucionarios en tanto se expresaron en movilizaciones de masas, en muchos casos radicalizando su enfrentamiento con las fuerzas represivas8. Consideramos que esas experiencias de las masas con el reformismo pueden empujar a rupturas políticas que van configurando una vanguardia que sólo podrá expresar sus aspiraciones de radicalidad y de transformación completa de esta sociedad con el herramental del marxismo revolucionario: contra la democracia burguesa, con el partido revolucionario de combate, con 7 El caso de Zyryza o el chavismo, de Morales o de Lula da Silva, de Al Fatah, de los hermanos musulmanes de Egipto, y de otros movimientos que emergen como resultado de los choques entre las masas y los poderes asentados durante la Etapa Contra Revolucionaria. 8 Debemos diferenciar el que las masas adopten o no un programa revolucionario del hecho de que, recuperando su experiencia de clase, recurran a métodos revolucionarios que le son propios y los llevan a desbordar las conducciones reformistas o populistas, dejando una acumulación de experiencias como clase, más allá de que luego dichas conducciones junto a la burguesía en su conjunto logren recuperar la estabilidad política del sistema.

un programa socialista y comunista por el poder obrero, intransigente con cualquier alianza de clases. En este sentido, el proceso argentino nos da indicios de los recorridos que pueden adoptar esas vanguardias, donde incluso sectores del movimientismo comienzan a arribar a conclusiones cercanas al marxismo. Por último, como marxistas, hacemos nuestras las conclusiones de que las condiciones objetivas para realizar revoluciones obreras que luchen por el socialismo están dadas por el nivel de desarrollo de las fuerzas productivas, por el nivel de concentración del capital y por la desgarradora realidad de que el “progreso” de las fuerzas productivas significa el hundimiento de millones en la barbarie. En tal sentido, sabemos que, mientras exista la propiedad privada de los medios de producción y la apropiación de la riqueza social por parte de una minoría, no hay solución a los dramas que vive la clase trabajadora. Pero que estén dadas las condiciones objetivas no quiere decir que la revolución socialista esté a la vuelta de la esquina. Es necesario prepararla y desarrollar las condiciones subjetivas al calor de la lucha de clases.

El kirchnerismo cumplió el rol de dirección política de la burguesía en la tarea de reconstruir la legitimidad de la democracia burguesa, condicionado por la necesidad de saldar parcialmente, o desviar, los reclamos sociales que se presentaron en la situación de tipo pre revolucionaria de 2001-2002. La legitimación de la democracia burguesa es seguramente el aspecto fundamental de la herencia dejada por los gobiernos kirchneristas. Y justamente por ello consideramos que la principal conclusión respecto del triunfo de la alianza Cambiemos no es la “derechización” de la sociedad, sino la conjugación del desgaste del kirchnerismo con la fuerte vigencia de la democracia burguesa, que, ante un ballotage inédito, implicó necesariamente el voto por la continuidad o el cambio. En este sentido, si bien ganó una coalición de claro perfil derechista, se eligió mediante un marketing que no significa, según nuestro punto de vista, que la totalidad del voto a Macri avale un programa de ajuste y represión.

El kirchnerismo cumplió el rol de dirección política de la burguesía en la tarea de reconstruir la legitimidad de la democracia burguesa, condicionado por la necesidad de saldar parcialmente, o desviar, los reclamos sociales que se presentaron en la situación de tipo pre revolucionaria de 2001-2002. La herencia dejada por la reconversión que el kirchnerismo logró hacer de los reclamos populares no anula la acumulación de experiencia de la clase trabajadora, sino que ambos coexisten de manera compleja: • La reconstrucción selectiva de la memoria en relación a la última Voz Obrera / P.9


dictadura cívico militar está en constante puja con la memoria de sectores militantes así como con reclamos actuales por DDHH, y la crisis de propios sectores afines al kirchnerismo críticos de las leyes “Antiterroristas”, de Milani, del Proyecto X, de la condena a cadena perpetua a los petroleros de Las Heras, los casos de gatillo fácil, por poner algunos ejemplos, así como coexiste también con la bronca en los barrios populares respecto a las fuerzas de seguridad. • El reclamo del no pago de la deuda externa ha sido reconfigurado, pero no asistimos a un apoyo popular a su pago bajo cualquier costo, ni tampoco a una omisión total del tema por parte de la clase trabajadora. • La recomposición del empleo y la retracción de los movimientos de desocupados permitieron a la izquierda darse una política de inserción en el sector obrero durante el periodo kirchnerista y lograr la recuperación sindical en algunos sectores de importancia e, incluso, de algunos sectores estratégicos como el SUTNA San Fernando y la Seccional Haedo de la UF, con la novedad, a partir de este año, de la conquista del SUTNA Nacional por parte de la lista clasista de unidad Negra-RojaGranate, que comienza a dar sus primeros pasos. • La politización heredada de 2001 y cabalgada por el kirchnerismo en función de sus fines propios ha permitido una mayor llegada de los partidos de izquierda a las masas, modificando en parte el anti-partidismo y el anti-politicismo característicos de la situación previa. • La incipiente reconstrucción de una vanguardia obrera, que se ha forjado en la lucha concreta contra la burocracia sindical y contra patronales de todo pelaje, así como contra el gobierno kirchnerista, y que ahora se pondrá a prueba frente a un gobierno central con un perfil más claramente anti obrero y represivo. • La realidad de haber vivido todos

Voz Obrera / P.10

estos años con un poder adquisitivo concreto, el cual, mediante paritarias, salario indirecto y otras medidas producto de la lucha, significó una mejora concreta con respecto a la situación anterior. Este hecho es parte de la memoria actual de la clase y no se va a borrar por haber votado a Macri. • La realidad de una derecha que, al menos mientras estuvo en la oposición, ha mostrado capacidad de movilización de masas en el conflicto por la 125, los cacerolazos, la huelgas policiales, contra el matri-

Hasta el momento, el ajuste viene pasando, aunque ya tuvo algunos pequeños traspiés, como el hecho de haber tenido que reconocer que el “Protocolo Antipiquetes” fue una mentira mediática, o, ante el tarifazo, tener que continuar con las tarifas sociales y ampliar cada vez más el espectro de beneficiarios que alcanza. monio igualitario, etc. • Una izquierda sindicada como enemiga por el peronismo, mucho más que la propia derecha, a la que nunca combatieron más allá de nombrar, pero que hoy, al gobernar Macri, los sectores honestos y de base del peronismo sienten la necesidad de cuestionar por qué las direcciones kirchneristas no están llamando a la lucha en forma decidida. Vemos hasta aquí una transición bastante desordenada. La UCR y el PRO someten sus decisiones a un constante vaivén propio de improvisados o vacilantes. Este gobierno asume con un gran condicionamiento por parte de todas las fracciones del capital, que le exigen cada vez más y lo empujan a desarrollar un programa de avaricia

tan grande, que el costo social empieza a ser nombrado por el propio gobierno como un peligro, incluso como un chantaje para que los trabajadores aceptemos algunas medidas absolutamente desfavorables. En este marco, el gobierno intenta satisfacer las necesidades de todos los sectores burgueses, pero no logra estabilizar la economía. Tarea difícil, si tenemos en cuenta que el país está en recesión desde hace más de un año y que el mundo está en un proceso de estancamiento prolongado, con una crisis de sobreproducción de larga duración y con el estallido de una burbuja financiera muy importante en 2008, cuyos efectos aún perduran. Esto último es un dato importante, porque, con los nuevos bonos de endeudamiento externo y el deterioro de los precios relativos y absolutos de las materias primas que exporta Argentina, hay un riesgo económico de quiebra o pérdida de ganancias para todos los sectores burgueses que generan empleo en el país. Y, por tanto, puede profundizarse una crisis económica de recesión con desocupación, pero sin la estabilidad del 1 a 1, o sea, con inflación. Es decir, este gobierno está doblemente condicionado: de un lado, por la crisis mundial y, a la vez, por la exigencia sin pensamiento de mediano plazo de las fracciones burguesas. Además, no cuenta con una base social real, aunque sí con disponibilidad de un sector de derechas que se ha movilizado, y tiene poco arraigo en la sociedad y en el Estado, pero viene contando con un consenso mediático y social fruto de la idea de “respetar y dar tiempo al nuevo gobierno”, la ilusión de “superar la corrupción endémica” del peronismo y la esperanza de una mejora en las condiciones económicas luego de un periodo de ajuste. Dicho sector social, que presta ese consenso, no deja de hacer crisis en lo económico, y va a seguir haciéndolo con los decretazos, la corrupción


adelante por Cambiemos en Nación y Buenos Aires, entre otros lugares, y por el FpV allí donde gobierna, como en Tierra del Fuego y Santa Cruz. En este sentido, debemos reafirmar la decisión de haber llamado a votar en blanco en el ballotage. La corrupción, el ajuste y la represión a la protesta social ponen a uno y otro bando gobernante de la misma vereda: enfrente. Debemos redoblar las críticas que golpeen a ambos bandos representantes del capital, planteando claramente la necesidad del poder obrero.

Por un Frente Único Obrero para enfrentar el ajuste

que vendrá de la mano de Macri9 y de los nuevos amigos del poder, etc. Las respuestas que muchos buscan en los cambios políticos abruptos mediante las elecciones nunca son satisfechas. Finalmente, la idea de un gobierno represivo, con mayores niveles de represión que el anterior, aparece como una necesidad. Pero no sabemos si será sostenible un Estado represivo en el tiempo. En Argentina, existe una crítica real a la institución policial y su corrupción, así como a su “ineficiencia”. En el último período, la actividad represiva se ha incrementado, lo cual se debe a la necesidad del gobierno de mostrar un país tranquilo, pese a los despidos y paritarias a la baja. Se trata de disputar la calle, cosa que hizo Duhalde cuando asumió con las mismas fuerzas represivas, cosa que hizo Kirchner cuando asumió (llegando incluso a impedir la entrada a la Plaza de mayo a movilizaciones estudianti9 Vale decir que Macri tiene 214 denuncias en su contra en la justicia, lo cual lo hace el jefe de gobierno en funciones con la mayor cantidad de causas en el mundo. Desde que asumió en la Ciudad en 2007 y hasta hoy, acumula acusaciones como “estafa y asociación ilícita”, “abuso de autoridad y violación de deberes de funcionario público”, “enriquecimiento ilícito”, “falsificación de documentos públicos”, “amenazas y abandono de personas”, entre otras.

les de la FUBA), y lo va a hacer Macri. Pero esto no significa necesariamente que se vaya a adquirir el control social mediante la instauración de una democracia policial, que realmente impida la expresión de nuestra clase. Vemos que, hasta el momento, el ajuste viene pasando, aunque ya tuvo algunos pequeños traspiés, como el hecho de haber tenido que reconocer que el “Protocolo Antipiquetes” fue una mentira mediática, o, ante el tarifazo, tener que continuar con las tarifas sociales y ampliar cada vez más el espectro de beneficiarios que alcanza. Y la perspectiva de la burguesía es profundizar aún más este proceso de recesión. La señal que da el acercamiento de Macri a los impulsores de los tratados de libre comercio del Pacífico expresa esta posibilidad. Cuando el kichnerismo estaba intentando jugar discursivamente más de opositores, el “Caso López” lo golpeó duramente, sobre todo a su base. Además está desmembrándose de cara a la rosca por las elecciones del 2017. Aunque hay sectores impulsando con fuerza el Frente Ciudadano, este frente no tiene perspectiva política alguna por fuera del PJ. Debemos ser claros ante esos sectores de que la política de ajuste sobre la clase trabajadora se lleva

La tarea fundamental para quienes nos proponemos la revolución y el socialismo es la construcción de un partido revolucionario de la clase obrera y el desarrollo de un programa socialista. La clase trabajadora no puede gobernar este mismo Estado, garante de los negocios de los capitalistas. Por el contrario, debemos poner en pie organismos diferentes que administren la riqueza socialmente producida, para que sea apropiada por la mayoría y no por las minorías de banqueros, terratenientes y patrones. La dictadura del proletariado, la expropiación de la burguesía y la socialización de los medios de producción para comenzar a edificar la sociedad socialista, como transición hacia el comunismo, son la única salida.

Tareas Desde el Partido por la Revolución y el Comunismo - PRC, consideramos que la tarea fundamental para quienes nos proponemos la revolución y el socialismo es la construcción de un partido revolucionario de la clase obrera y el desarrollo de un programa socialista. La unidad de los revolucionarios, que es siempre una tarea fundamental, adquiere mayor relevancia en la actualidad, ante la carencia de una direc-

Voz Obrera / P.11


ción revolucionaria tanto a escala local como mundial. Seguimos bregando por el desarrollo de un partido marxista, que forme integral y permanentemente a sus militantes en pos de la formación de cuadros revolucionarios, que se plantee como un partido de y para el combate, basándose en el centralismo democrático. Somos críticos implacables de quienes siguen defendiendo planteos movimientistas y/o autonomistas, y denostan la necesidad de la clase obrera de dotarse de un partido político que cumpla con el rol de contribuir al desarrollo, la centralización y la generalización de la organización y la lucha contra el capitalismo, tal como planteara Lenin. Sobre esta base, pugnamos por debatir con otras organizaciones para llegar a acuerdos estratégicos y de comilitancia, en pos de construir un partido revolucionario a partir de la confluencia de distintas experiencias, que aspiramos a sintetizar en una misma organización. En este marco, es fundamental seguir militando en función de la unidad en la lucha contra el ajuste en curso en los frentes sindicales y contra las distintas expresiones de la burocracia sindical, y, también, en los distintos frentes de lucha contra los capitalistas y sus gobiernos.

Es prioritario que, al calor de las luchas contra el nuevo gobierno, haya un reagrupamiento de la vanguardia obrera en torno a un programa de lucha. En un lugar destacado, planteamos, como tarea general para la situación, la necesidad de impulsar una política de Frente Único Obrero, donde se plasmen experiencias unitarias más o menos estables, en las que las organizaciones pugnemos por hacer avanzar a la clase en su organización y lucha independiente. Un frente único en el

Voz Obrera / P.12

Nuestra bandera es la revolución obrera y socialista y la sociedad comunista

que las distintas tendencias discutamos desde ya abiertamente las mejores formas de abordar las tareas, pero con responsabilidad, cuidado y respeto de los ámbitos frentistas comunes, puesto que son vitales para el avance de la clase. Es prioritario que, al calor de las luchas contra el nuevo gobierno, haya un reagrupamiento de la vanguardia obrera en torno a un programa de lucha. Lamentablemente, este proceso naufragó en marzo último (cuando iba a realizarse el encuentro obrero en Racing) por las corrientes mayoritarias de la izquierda. Pero sigue siendo una necesidad. En este sentido, a la nueva dirección clasista del SUTNA nacional, entre otras representaciones sindicales recuperadas a la burocracia, le cabe una gran responsabilidad para intentar articular una convocatoria que contenga a todas las expresiones clasistas, antiburocráticas, combativas y democráticas del movimiento obrero. Reforzamos la necesidad de poner en pie un Frente Único Obrero, por sus implicancias, tanto en términos de desarrollar una lucha unitaria para frenar el ajuste, como en términos de ser una herramienta fundamental para exponer a las direcciones burocráticas de cara a sus bases y ponerlas en crisis. Es necesario seguir bregando, como

militantes de la revolución, para que cada vez más sectores rompan con las corrientes ideológicas reformistas y populistas, que proponen, siempre y más allá del maquillaje, aquí, en Venezuela o en España, la conciliación de clases y el sostenimiento del capital, para que se pasen finalmente a la lucha por el socialismo y el poder obrero, el único camino que puede dar realmente una solución de fondo a la clase trabajadora. Nuestra bandera es la revolución obrera y socialista y la sociedad comunista. Para mantenerla en alto, combatimos todo planteo de conciliación y alianza de clases, y defendemos la absoluta independencia política de la clase obrera y trabajadora.


TEORÍA

Por un frente único obrero para enfrentar el ajuste de la burguesía “Las tácticas del Frente Único” fueron desarrolladas por León Trotsky en 1922, en el marco de los debates del tercer congreso de la Internacional Comunista, para referirse a la política de los comunistas franceses. Repasaremos aquí brevemente pasajes significativos

de aquel artículo escrito por el dirigente revolucionario ruso, dado que resultan importantes para tener en cuenta en estos tiempos de recesión y ajuste que nos toca vivir como clase trabajadora.

Que la burguesía (antes de la mano del kirchnerismo en el poder central y ahora de la mano de Cambiemos) viene imponiendo un ajuste significativo sobre el conjunto de la clase trabajadora es un hecho más que evidente. Tan evidente como la necesidad de la unidad de la clase obrera para enfrentarlo.

Las tácticas del Frente Único1 En aquel momento histórico donde escribió Trotsky su artículo, antes de la degeneración estalinista y su posterior disolución, la III Internacional era un partido mundial revolucionario, que se planteaba profundizar y extender la experiencia de la revolución rusa, pugnando por la toma del poder por parte de la clase obrera, la instauración de la dictadura del proletariado, la expropiación de la burguesía y la socialización de los medios de producción para comenzar a edificar la sociedad socialista. Siguiendo estos lineamientos y ese programa, Trotsky, en su artículo sobre “Las tácticas del Frente Único”1, desarrolla esta política: “La tarea del Partido Comunista es la de dirigir la revolución proletaria. A fin de orientar al proletariado hacia la conquista directa del poder, el Partido Comunista debe basarse en la predominante mayoría de la clase trabajadora. En tanto el Partido no cuente con esa mayoría, debe luchar 1 Sobre este tema, recomendamos la lectura del folleto “Debate sobre Frente Único”, PRC, enero de 2016.

para lograrla...”2. En este planteo, se inscribe la táctica del frente único. Quienes nos proponemos la revolución socialista y el comunismo, nunca debemos perder de vista hacia dónde debe orientarse la lucha de nuestra clase.

El Frente Único, hoy “El problema del Frente Único (...) surge de la urgente necesidad de asegurarle a la clase obrera la posibilidad de un Frente Único en la lucha contra el capitalismo.”3 Hoy, en Argentina, pese a las dife2 “Las tácticas del Frente Único”, León Trotsky, marzo de 1922. 3 Ídem.

rencias entre la etapa en la que Trotsky desarrolló esta posición y la actual, la política del frente único obrero cobra una importancia fundamental. La clase trabajadora necesita de la más amplia unidad para enfrentar la avanzada de los capitalistas. Una de las tareas primordiales que debemos desarrollar las organizaciones que nos proponemos la revolución y el socialismo es impulsar todos los ámbitos y frentes de unidad obrera, sobre la base de la independencia de clase. Desde la lucha en cada lugar de trabajo contra las patronales, hasta la disputa a nivel nacional contra el conjunto del empresariado. En Argentina, en los últimos años, venimos asistiendo y siendo parte de un proceso de recomposición de la cla-

Voz Obrera / P.13


se obrera y de su vanguardia, que se expresa, por ejemplo, en el protagonismo de los trabajadores en las luchas más importantes, y en la presencia del clasismo en una significativa cantidad de comisiones internas y sindicatos, entre las cuales es preciso destacar la presencia del clasismo en el SUTNA nacional a partir de las elecciones del gremio realizadas el último 29 de abril. Sin embargo, la unidad de acción no viene encontrando respuesta satisfactoria por parte de la vanguardia. El frustrado “Encuentro de Racing” de marzo de 2016 da cuenta de estas dificultades.

Todo Partido que se oponga mecánicamente a esta necesidad del proletariado de unidad en la acción, será condenado infaliblemente por los obreros. Trotsky, Las tácticas del Frente Único No podemos permitirnos que un frente único de la clase obrera para garantizar la unidad de acción contra los capitalistas se vea frustrado por los desacuerdos y las pretensiones de las organizaciones políticas de la izquierda, en este caso, principalmente de las del FIT4.

Hacia adelante Más allá de las diferencias estratégicas existentes en el seno de la vanguardia obrera en Argentina, a los revolucionarios y revolucionarias se nos impone la tarea de poner en pie un Frente Único Obrero, como forma de organizar a sectores cada vez más amplios de la clase trabajadora y de disputar, a 4 Sobre este debate, ver “Encuentro sindical frustrado en Racing. Las tareas de los revolucionarios y los espacios de militancia”, PRC, febrero de 2016.

Voz Obrera / P.14

Yury Annenkov, 1920: Retrato de Trotsky frente a un cuadro de Picasso

través de la acción y la perspectiva, la dirección del movimiento obrero que hoy está mayoritariamente en manos de quienes sostienen planteos frentepopulistas y de conciliación de clases. Y es en el marco de ese frente donde las distintas tendencias bregaremos por influir con nuestros programas, tácticas y métodos. El Frente Único Obrero no debe adoptar el marxismo ni un programa revolucionario. Para que sea efectivo, permitiendo y posibilitando que amplios sectores de nuestra clase realicen su experiencia junto al clasismo para combatir, en la práctica y en la perspectiva, las concepciones burocráticas, reformistas y conciliadoras, ese frente que postulamos debe ser capaz de nuclear a todos los sectores de la clase trabajadora que quieran y estén dispuestos a salir a la lucha contra la burguesía y sus gobiernos. Y quienes luchamos por la revolución obrera, debemos ser los más firmes propulsores y defensores de esta unidad. “El frente único debe tener sus órganos. No hay ninguna necesidad de imaginar cómo pueden ser: la situación misma dicta la naturaleza de esos órganos. En muchas localidades, los obreros ya han insinuado la forma de organización del frente único, como una especie

de consorcio defensivo basado en todas las organizaciones e instituciones proletarias locales. Ésta es una iniciativa que hay que tomar, profundizar, consolidar y extender...”5. Así explica Trostky las formas del Frente Único. Consideramos necesario militar por la conformación de un frente sindical estable que nuclee al movimiento obrero clasista, antiburocrático y combativo, con la representación de los organismos sindicales que levanten estas banderas, para desarrollar una política de Frente Único Obrero. Se trata de una necesidad de la clase trabajadora de resistir ante los desafíos en curso y por venir signados por la crisis, la recesión, el ajuste, y la pérdida de conquistas. Y es tarea de la vanguardia luchar por la conformación y el sostenimiento de estos ámbitos, poniendo, por delante de todas las cosas, la unidad en la acción de nuestra clase contra los explotadores y sus gobiernos.

5 “El frente único defensivo”, León Trotsky, febrero de 1933.


HISTORIA

Grandes experiencias de lucha y frente único de clase en Argentina y Chile Se dice que uno de los tantos desafíos que tenemos como clase trabajadora es recuperar nuestra propia historia. Y la historia de la clase trabajadora en el siglo XX es rica en luchas (unas que salieron victoriosas, otras derrotadas) y en aprendizajes, que están ahí y que deLa experiencia de la coordinación obrera de los años 70` tanto en Argentina como en Chile se presenta como un gran hito en la lucha de clases de la región, y nos obliga a estudiarlas para sacar las mejores conclusiones. Luego de la crisis de la década del 30`, y frente a la revolución obrera, que se presentaba como opción posible y real para los obreros de todo el mundo, el capitalismo a nivel global impulsó el pleno empleo y el Estado de bienestar como principales formas de enfrentar la amenaza comunista. El plan era simple: desde la burguesía se creía que si los trabajadores tenían trabajo, buenos convenios y un sueldo “digno”, no tendrían motivaciones para cuestionar al capitalismo. Sin embargo, este plan tendría algunas contraindicaciones para la clase dominante. A la salida de la segunda guerra mundial, la lucha de clases explotaba en los países “subdesarrollados”, a la par que en los países “desarrollados” la clase trabajadora lograba grandes conquistas. De esta forma, los diferentes procesos de descolonización de la India, Vietnam y Argelia, entre otros, se daban a la par que la revolución china, la revolución cubana, la primavera de Praga y el mayo francés, mientras en todo el llamado “primer mundo” y en América Latina los trabajadores y trabajadoras avanzaban en sus condiciones de vida y en su organización. En este marco, hacia fines de la década del 60`, el planeta entero observaba una clase trabajadora que, forjada

bemos tomar. En esta ocasión, rescataremos brevemente la historia de los cordones industriales en Chile y las coordinadoras interfabriles en Argentina, dos experiencias más que importantes de frente único llevadas a cabo por la clase obrera de ambos países.

En Chile, se formaron más de 100 cordones industriales, que sirvieron a la clase para enfrentar el avance de la burguesía

en la lucha, avanzaba logrando grandes victorias1. Una clase trabajadora que no conocía el temor al desempleo, que todavía no se encontraba fragmentada2, que día a día mejoraba sus salarios y sus condiciones de vida, que se mostraba ampliamente sindicalizada a partir del corporativismo promovido por el Estado de bienestar, y que comenzaba a plantearse reivindicaciones cada vez más elevadas a la luz de los ejemplos revolucionarios presentes en muchas partes del mundo. Es en este marco donde llegan los 1 Vale aclarar que este proceso no estuvo exento de derrotas, pero, en términos generales, la clase trabajadora, además de los triunfos políticos ya nombrados, mejoró objetivamente sus condiciones de vida, arrancando por medio de la organización y la lucha grandes conquistas a la burguesía. 2 En este sentido, para fines de la década del 60`, el trabajo precarizado tenía una magnitud marginal, al igual que la desocupación.

años 70`, década crucial para la lucha de clases a nivel mundial, y especialmente a nivel regional.

La experiencia de los Cordones Industriales en Chile La historia en torno a los cordones industriales revela un proceso de tensión y transformación, enmarcado en el ascenso general de la izquierda, en medio de las disputas internas de la misma. En este marco, el papel jugado por las distintas fracciones de la izquierda será determinante para entender la puja entre un proyecto reformista de transformación gradual desde arriba, impulsado por la Unidad Popular (encabezada por el Partido Comunista -PCy el Partido Socialista -PS-), frente a la

Voz Obrera / P.15


necesidad de una revolución social, impulsada por varias organizaciones jóvenes, hijas de la revolución cubana, entre las que se destacaba el Movimiento de Izquierda Revolucionaria (MIR). Como primer antecedente de los cordones industriales, con este avance de la izquierda chilena, se registra en 1960 la conquista de la Central Unitaria de Trabajadores (CUT) por parte del PC, con el legalismo y las estructuras burocráticas propias de los organismos de masas dirigidos por los Partidos Comu-

En Chile, se formaron más de 100 cordones que generarán instancias de coordinación regional, provincial y con miras a una coordinación nacional. nistas de la época. A su vez, este legalismo burocrático se combinaba con una dispersión sindical general, que se observaba en la inexistencia de convenios colectivos de trabajo. Dentro de esos límites, esta década fue testigo de una acumulación de fuerzas en el seno de la clase, incrementándose el alcance de la CUT en cuanto a afiliados, a la vez que se fortalecían las ideas revolucionarias en su interior. En este cuadro, se forma la Unidad Popular (UP), como una alianza entre partidos reformistas y partidos tradicionales de la izquierda (PC, PS), que en 1970 lleva a Salvador Allende a la presidencia. Bajo este gobierno se estatizará el cobre, se iniciará la reforma agraria, se formará el Área de Producción Social (APS), etc., a la vez que Chile se alejaba del FMI, y daba claras señales de apoyo a los diferentes procesos revolucionarios en curso, como Cuba, China y Vietnam. Dado el nuevo gobierno, la CUT comenzará a ser un órgano casi estatal, y la política reformista del PC, reforzada ante esa situación, se convertirá en un

Voz Obrera / P.16

gran ancla para el impulso de las transformaciones políticas de fondo. Frente a estas posiciones, el MIR formará el Frente de Trabajadores Revolucionarios (FTR), buscando influir a la interna de la central aunque con limitados alcances y muy poca representación. Sin embargo, ante el avance real de la clase trabajadora, la derecha comenzará a aglutinarse. Grupos de corte fascista, como Patria y libertad, encabezarán las acciones de sabotaje y violencia callejera. La Democracia Cristiana irá ganando posiciones a la interna de la CUT. La especulación, el desabastecimiento, el mercado negro, el constante bombardeo mediático por parte de los medios conservadores, fueron las estrategias desestabilizadoras, todas apoyadas por el gobierno de Estados Unidos. Frente a este cuadro, en las bases se profundizarán los procesos de organización y de lucha comenzados en la década del 60`. Se comenzarán a dar instancias de organización de base: sindicatos fabriles, estudiantiles, pobladores, etc., prefigurándose así lo que serán los cordones industriales. Al mismo tiempo, irán surgiendo organismos definidos en el marco de los que se llamó “Poder Popular”, comandos comunales que agrupaban a gente de a pie, sobre todo de los barrios más pobres. Es en octubre de 1972, ya con los

cordones en marcha, donde la situación explotó. Frente al lock out de las patronales del transporte, las masas respondieron a través de sus organismos de base -los cordones industriales y los comandos comunales-, buscando contrarrestar los efectos del desabastecimiento, tomando fábricas y poniéndolas a producir bajo gestión obrera. Esa sería la prueba de fuego de los cordones, así como su eclosión. Comenzando con el Cordón Cerrillos, se formaron más de 100 cordones que generarán instancias de coordinación regional, provincial y con miras a una coordinación nacional. La autogestión continuará en muchas de las empresas, dando instancias de articulación con otros sectores de la sociedad a través del método de la asamblea. Sin embargo, el límite de la transformación social de la “vía chilena al socialismo” impulsada por la izquierda reformista encabezada por Allende se verá en el Tancazo de junio de 1973, golpe fallido que, no obstante, logró presionar al gobierno para aislar a las organizaciones más radicales y dejar huérfanos a los organismos de base. De esta forma, la UP aceptó la formación de gabinetes cívicos-militares, devolviendo varias de las fábricas tomadas a la burguesía, persiguiendo a destacados luchadores y desarmando a la misma clase obrera.

Las coordinadoras interfabriles jugaron un rol central en la movilización contra el gobierno peronista de Isabel


El 5 de septiembre de 1973, la coordinación provincial de los cordones industriales expresó su preocupación ante este nuevo rumbo tomado por la UP por medio de una carta al gobierno. Seis días después comenzaba la dictadura de Pinochet, eliminando todo vestigio del poder popular en Chile.

La lucha de las coordinadoras interfabriles lograron la derrota del plan de ajuste empresarial y gubernamental

Coordinadoras Interfabriles en Argentina Hacia fines de la década del 60`, Argentina también era un terreno de grandes luchas de clase. Con el impulso de la revolución cubana, con una izquierda revolucionaria en crecimiento y un peronismo cada vez más radicalizado ante un marco represivo y la ausencia de su líder, la clase trabajadora argentina mostraba cada vez más organización y más lucha. La crisis del “régimen libertador” y del propio aparato burocrático, a lo que debemos sumar el ascenso obrero, proporcionaron las condiciones para el surgimiento de una corriente obrera y militante que hizo suya la lucha por la independencia de clase. La formación de los sindicatos clasistas cordobeses, el SiTraM y el SiTraC, fue el primer paso en el desarrollo de

En Argentina, las coordinadoras interfabriles jugaron un rol central en la movilización contra el gobierno peronista de Isabel Perón, que culminó en las grandes huelgas de junio y julio del 75’. una corriente que englobó a varias expresiones, que tuvieron en común su enfrentamiento con las viejas direcciones sindicales, el planteo de nuevas formas de organización basadas en la democracia obrera, y definiciones programáticas contra la patronal y que, en

algunos casos, llegaban al cuestionamiento del Estado burgués. En este contexto, luego de un largo proceso de recuperación sindical, que decantará en la formación de la CGT de los Argentinos, la alianza obrero-estudiantil mostraba en el Cordobazo toda su potencialidad, poniendo en cuestión las instituciones capitalistas. En este sentido, el clasismo expresó, durante la primera etapa del ascenso posterior al Cordobazo, lo más avanzado de la subjetividad obrera (y terminó de conformarse en una experiencia trascendental para la lucha de clases de la región), constituyéndose así en un polo de reagrupamiento independiente, antiburocrático y clasista, de la vanguardia obrera. De esta forma, la clase trabajadora argentina avanzaba, y para el año 1975, con las AAA ya accionando, la lucha de clases encontraba otro pico. Ya con fuerzas de izquierda arraigadas en la clase (destacándose el Partido Revolucionario de Trabajadores, la Organización Comunista Poder Obrero, el Partido Socialista de Trabajadores y el Partido Comunista Revolucionario) y un peronismo combativo (encarnado en la JTP-Montoneros y el Peronismo de Base, entre otros), las coordinadoras fabriles jugaron un rol central en la movilización contra el gobierno de Isabel Perón, que culminó en las grandes

huelgas de junio y julio del 75’. En estas jornadas, la burocracia sindical fue sorprendida y rebasada por un movimiento que surgía desde las bases, en busca de canales propios de expresión de la protesta. De esta forma, se reafirmó la confianza del movimiento obrero en sus propias fuerzas a la vez que evidenciaban la dificultad de la burocracia para controlar a las bases frente a la política de ajuste del gobierno de Isabel Perón a la que se le daba pelea. Estas coordinadoras tenían en principio un doble carácter: se definían antipatronales y antiburocráticas. En su emergencia mostraron un avance de la clase trabajadora hacia nuevas formas de conciencia y organización, caracterizadas por la pérdida efectiva del control de las bases por parte de la burocracia sindical. Como plantea Daniel James, “el clasismo tenía en potencia un significado profundo para la burocracia sindical peronista, los empresarios argentinos y el propio Estado... La afirmación del clasismo de la irreconciliable naturaleza de los intereses de clase suponía una constante batalla entre ambos y la negación de un común terreno de acuerdo, tan indispensable para aquel sindicalismo como para los empresarios. El movimiento clasista había demostrado repetidas veces su capacidad

Voz Obrera / P.17


para alterar el orden público más allá de las puertas de las fábricas. Su capacidad para articular un vasto espectro de reivindicaciones sociales y políticas, sus aspiraciones a redefinir el papel del sindicalismo, y finalmente su capacidad para adoptar formas extremas de actividad, representaba para la estabilidad política una fuerte amenaza que el Estado argentino no podía ignorar” Las coordinadoras interfabriles del Gran Buenos Aires han sido una experiencia destacable de frente único obrero que supo organizar las mayorías de las movilizaciones, las asambleas y los paros contra las medidas gubernamentales del gobierno de entonces, derrotando el plan de ajuste. La burguesía local e imperialista sólo pudo liquidar esa experiencia obrera imponiendo la dictadura cívico militar encabezada por Videla.

A manera de conclusión En ambas experiencias, tanto en los cordones industriales en Chile como en las coordinadoras interfabriles en Argentina, los trabajadores y trabajadoras han dado muestras de sobra de la efectividad de la organización obrera con los métodos propios de nuestra clase. Se ha demostrado que, por medio de la unidad por la base, de la organización

y de la lucha, la clase trabajadora es capaz no sólo de resistir avances de la burguesía, sino que también es capaz de organizar la producción sin necesidad de patrones. A su vez, en ambos procesos, también debemos resaltar que en el mismo desarrollo se ha logrado ganar para el clasismo grandes franjas de compañeros y compañeras que, históricamente, se encontraban en las filas del reformismo, forjando la conciencia de clase al calor de la lucha. También en ambos procesos se debe subrayar, dentro de la orientación general clasista del fenómeno, la diver-

Había una orientación hacia la unidad de la clase trabajadora por parte de las corrientes hegemónicas de entonces, que contrasta, en gran medida, con la política, por ejemplo, de las actuales corrientes mayoritarias de la izquierda. sidad política expresada hacia adentro de los organismos de coordinación, lo que mostraba una orientación hacia

Las coordinadoras interfabriles se definían “antipatronales” y “antiburocráticas”

Voz Obrera / P.18

la unidad de la clase trabajadora por parte de las corrientes hegemónicas, que contrasta, en gran medida, con la política, por ejemplo, de las actuales corrientes mayoritarias de la izquierda, más bien ocupadas en la autoconstrucción y en la disputa intestina, que en el avance del conjunto de la clase. En este sentido, entendemos que la generación de organismos de coordinación de clase es una tarea central del momento, no solamente para enfrentar el actual avance patronal (hoy día comandado en el gobierno central por Cambiemos y en muchas provincias por el FpV), sino para anticiparnos a lo largo de los años y llegar finalmente con la experiencia y la organización necesarias al momento de la lucha por el poder.


ECONOMÍA

Del viento de cola a la crisis y el ajuste Desde 2008, hay una crisis capitalista mundial que no logra recuperarse y que afecta a nuestro país. Ya no hay viento de cola, como en el período 2002/08. Con el objetivo de relanzar la tasa de ganancia, el gobierno de Cambiemos viene profundizando un ajuste

económico iniciado durante el kirchnerismo. Como clase trabajadora, es necesario que profundicemos la unidad y la lucha contra el plan de recorte social que nos quieren imponer patrones y gobiernos, con la complicidad de la burocracia sindical.

En esta nota, veremos la continuidad económica entre kirchnerismo y macrismo y cómo las medidas de gobierno están atadas, no a la bondad o maldad de un político, sino a los vaivenes de la situación económica en el mundo. Desde 2008 hasta hoy asistimos a una crisis económica y su consecuente ajuste sobre nuestra clase, el cual es necesario enfrentar con todas nuestras fuerzas.

El kirchnerismo y un ciclo favorable de la economía mundial En 2002, comenzó un ciclo expansivo de la economía debido a la interacción de factores económicos internos y externos. Duhalde devaluó el peso para salir del 1 a 1, abaratar la mano de obra y reactivar la industria local. En paralelo, estimuló la exportación, principalmente de soja, que venía subiendo en precio y volumen, dinamizada por la gran demanda de China. En lo económico, los inicios de la era K, en 2003, muestran un gran aumento de la tasa de ganancia, tendencia que ya tenía el camino allanado por la devaluación y el flujo de dólares comerciales generados por la soja. Las importaciones requeridas para la producción empezaron a crecer sostenidamente. Ese período de crecimiento a “tasas chinas” arrancó, además, con una gran capacidad instalada sin utilizar, y los capitalistas no se vieron obligados a gastar de entrada en capital fijo, beneficiándose así sin hacer grandes inversiones. En 2003, el ministro de Economía La-

vangna llevó adelante una quita de deuda externa, refinanciándola. Desde allí, se pagó sistemáticamente miles de millones de dólares a los buitres de toda calaña, garantizando el flujo de plusvalía desde nuestra economía dependiente hacia los países centrales. A ello debemos sumar, fronteras adentro, la constante entrega de los recursos naturales a mineras, papeleras, petroleras, etc., otorgadas bajo contratos viles y casi nulas regulaciones ambientales. Gracias al contexto económico mundial, se reactivó el mercado interno y el kirchnerismo tuvo la habilidad de dar respuestas a una clase trabajadora que, en lucha por sus demandas, venía de llevarse puestos a varios gobiernos.

Fin del viento de cola Con el inicio de la crisis económica mundial en 2008, se aceleró una fuga de divisas al exterior que llegó a 80.000

millones de dólares. Esa fue la principal filtración financiera del excedente, pero no la única. Debemos agregar los déficits generados por la remisión de utilidades de las filiales de empresas multinacionales, la grave pérdida del autoabastecimiento energético y el déficit externo industrial1, que en la era K llegó a 282.000 millones de dólares. La fuga de capitales fue liquidando las reservas del banco central. A poco de su reelección, CFK estableció el “cepo cambiario” y la restricción a las 1 Para sostener el discurso de apostar al desarrollo industrial, el kirchnersmo pasó por alto una ley de hierro del capitalismo: la inversión en capital fijo es el factor que sostiene en el tiempo el crecimiento económico. En procesos donde el crecimiento es acelerado, vemos que durante un período, un porcentaje de la producción está destinando a reponer y ampliar la capacidad instalada. Podemos comprobarlo en la experiencia de los tigres asiáticos, pero en economías dependientes como la Argentina, que no cuentan con una rama propia que fabrique medios de producción, este proceso depende de las importaciones y tiende a frenar la acumulación.

Voz Obrera / P.19


importaciones, con el objetivo de frenar la sangría. Ya en 2013, el gobierno dio pasos concretísimos de acercamiento al capital imperialista, cancelando juicios con el CIADI2, indemnizando a Repsol, pagando 3.000 millones de dólares de intereses a los buitres del Club de París, y acordando en secreto con Chevron (acuerdo que fue acompañado por el PRO) la explotación de Vaca Muerta. En esta necesidad del gobierno de hacerse con capitales para poder subsistir, tenemos que enmarcar también la devaluación de enero de 2014.

Recesión, ajuste, inflación, despidos, golpe al bolsillo obrero, beneficio al bolsillo del patrón, han sido los rasgos distintivos de la política económica de Macri. En fin, todos estos pasos dados por el gobierno K estuvieron orientados a obtener dólares frescos para llegar con tranquilidad a las elecciones de 2015. Pero en el camino se interpuso el juez Griesa, mediando a favor de los buitres, y los tribunales de Manhattan prohibieron al gobierno pagar a los acreedores. Y así fue cómo los organismos financieros internacionales les bajaban el pulgar a un gobierno que se destacó siempre por ser un pagador serial de deuda. El último período K estuvo signado por esta carrera tras los capitales en busca de plata fresca, y por un ajuste sobre la clase trabajadora, que vio el deterioro de sus condiciones de trabajo y de vida.

Macri sigue la carrera tras los capitales y profundiza el ajuste La economía mundial no logra salir de la crisis de sobreproducción desde hace 8 años. Los capitalistas, en todo el mundo, están tratando de descargar los costos de la crisis sobre las masas 2 El CIADI es una institución del Banco Mundial para arbitrar en disputas entre gobiernos nacionales y otros Estados. Voz Obrera / P.20

trabajadoras. Un mercado mundial que presenta baja demanda de las materias primas, más un cuadro de recesión en la economía brasilera (uno de los principales socios comerciales), son condiciones objetivas de un escenario que no ayuda a que el actual gobierno pueda integrarse en el mediano plazo al mercado de capitales en forma favorable, por más “revolución de la alegría” que quieran decretar. Si bien no es fácil delinear en estos meses de gobierno de Macri el trazo fino de su plan económico, de lo que no hay dudas es que viene avanzando en el ajuste social y con medidas de claro contenido antiobrero, ajuste que, vale decir, también es aplicado por el FpV allí donde gobierna, como en Tierra del Fuego con Bertone y en Santa Cruz con Alicia Kirchner. La brutal devaluación, más la eliminación y reducción de las retenciones a los exportadores, provocó la escalada inflacionaria, estimada en 45% para fin de año, superando ampliamente los porcentajes de aumento acordados en paritarias y golpeando duramente el bolsillo de la clase trabajadora. Los despidos en masa de contratados en el Estado y los que se vienen produciendo en el sector privado (debido a medidas como la apertura de importaciones, pero también debido al aumento de tarifas), nos dicen que Macri quiere continuar la receta de disciplinar a la clase trabajadora, imponiendo peores condiciones laborales y baja de los salarios, para lograr una pla-

Como clase trabajadora, necesitamos organizarnos en forma independiente de ambos bandos de gobierno, de las patronales y de toda burocracia sindical. za “competitiva” en el mercado mundial. De allí que se haya promocionado el convenio “primer empleo” suscripto con McDonald’s, que establece sueldos inferiores al salario mínimo, replicando los “McJobs” con que EEUU bajó sus índices de desocupación en los últimos años a fuerza de precarización.

Con la ley de pago a los buitres (acompañada por el grueso del FpV) y la de blanqueo de capitales, al igual que en los últimos años del kirchnerismo, el gobierno de Cambiemos busca volver a los mercados de capitales para hacerse de nuevos dólares y poder relanzar la tasa de ganancia. Recesión, ajuste, inflación, despidos, golpe al bolsillo obrero, beneficio al bolsillo del patrón, han sido los rasgos distintivos de la política económica de Macri.

A enfrentar el ajuste Como todo gobierno al servicio del capital, Cambiemos viene intentando -y continuará haciéndolo- que sean nuestras espaldas las que carguen la crisis generada por los patrones. Ellos meten medidas antipopulares una tras otra. No hay que darle respiro ni al gobierno ni a los patrones. Hay que poner toda la fuerza de nuestra clase en la calle para detener la avanzada capitalista. Como clase trabajadora, necesitamos organizarnos en forma independiente de ambos bandos de gobierno, de las patronales y de toda burocracia sindical. Necesitamos avanzar en unidad por abajo, en organización, y en la profundización de un plan de acción que nos permita detener el ajuste, luchando por un programa que, entre otras demandas, incluya: no a los despidos; basta de precarización laboral; pase a planta de todos los contratados; puesta en marcha bajo gestión obrera de toda empresa que cierre; abajo el tarifazo; estatización de las empresas de servicios y transporte, gestionadas por trabajadores y usuarios; salario igual a la canasta familiar.


ANTIRREPRESIVO

Represión institucional: una cuestión de Estado (y una necesidad del capitalismo) “Las formas de los Estados burgueses son extraordinariamente diversas, pero su esencia es la misma: todos son… una dictadura de la burguesía” (Lenin, Estado y Revolución, 1917) Vivimos en una sociedad basada en la división de clases y organizada económicamente sobre la base de la explotación de una minúscula minoría obscenamente opulenta por sobre una inmensa mayoría desposeída de los medios de producción. La organización política correspondiente a esa sociedad capitalista no puede ser otra que aquella destinada a perpetuar, sostener y garantizar la explotación: esa organización, en este contexto histórico, es el Estado moderno.

Un Estado de clase para la explotación y la dominación Producto histórico de la sociedad capitalista, el Estado -totalidad organizada y centralizada bajo una unidad política de mando- existe esencialmente para asegurar la explotación y la do-

minación de la clase explotadora sobre la clase trabajadora, a fin de someterla al proceso de extracción de la plusvalía, y garantizar el proceso de apropiaciónexpropiación del capital que se da en el seno de la clase explotadora (concentración y monopolización del capital). Para cumplir con este objetivo/condición de existencia, la burguesía se vale de la represión institucional, esto es, del empleo de la violencia como herramienta de control y disciplinamiento social. El poder y monopolio de aplicar la violencia se manifiesta en la facultad de dictar y aplicar leyes y sanciones, en la criminalización, persecución y aplicación de penas a través de la estructura judicial; en el uso del aparato de inteligencia; en el empleo de la violencia policial y militar; en la arbitrariedad policial; en el gatillo fácil; en la represión a las luchas sociales; etc. El blanco de ataque son las barriadas, los y las jóvenes pobres, los lucha-

dores y luchadoras sociales. Este papel fundamental de dominio, de explotación y de opresión capitalista, es ocultado animosamente a través de diversos medios de socialización (estructura educacional, medios de comunicación, etc.) que construyen estereotipos de “sujetos peligrosos”, de “sujetos violentos” de “sujetos terroristas”, a los cuales el Estado debe “aleccionar”, “neutralizar”, para “garantizar” el “bien común”. Mediante la manipulación y dominio ideológico, se construye la falsa conciencia del Estado como ente “natural”, “necesario” y “neutral”, que “vela por los intereses del conjunto de la sociedad”, escondiendo, con el manto de la legalidad, con la fachada de la institucionalidad, y con el fetichismo de la democracia, el servilismo estatal a las exigencias de la burguesía y del capital; o sea, su esencia dictatorial. Se camufla así la represión sistemática al pueblo trabajador, se la legitima, se la presenta como una necesidad que la justifica, y como una naturalidad a quien la padece. Se silencia la violencia estructural (explotación), se legitima la represión institucional, y se deslegitima la violencia social contra el sistema, en un combate constante contra toda expresión de organización y conciencia de clase.

Gobierne quien gobierne para el capital Represión de Gendarmería a los trabajadores de Cresta Roja. Diciembre de 2015

Pero a pesar del blindaje ideológico, la brutalidad estatal se desnuda al repasar la historia más reciente: desde Voz Obrera / P.21


la feroz dictadura contrarrevolucionaria que aniquiló a más de 30 mil compañeras y compañeros, pasando por la represión en La Tablada (1989), la masacre de Bugde (1987), el asesinato de Víctor Choque (1995), de Teresa Rodríguez (1996), los 45 asesinados en las jornadas del 20 y 21 de diciembre de 2001; los homicidios de Darío Santillán y Maximiliano Kosteki para disciplinar el movimiento piquetero; los más de 4.000 luchadores procesados, los 3.070 asesinados por el gatillo fácil y en lugares de detención desde 1983 a la fecha, los 200 desaparecidos en democracia y

Allí donde se cuestione y/o peligren los intereses del capital o del mismo Estado, inexorablemente, éste recurrirá a la violencia institucional, cuya intensidad será proporcional al estadio de la lucha de clases. los 21 compañeras y compañeros caídos en el marco de movilizaciones populares1. Además, durante la “década ganada”, la sanción de las leyes “Antiterroristas” sancionadas a pedido del imperialismo; también, el Proyecto X de espionaje sobre las organizaciones obreras y populares; a lo que debemos sumar la condena a cadena perpetua a los petroleros de Las Heras; y las innumerables represiones a las luchas por medio de la gendarmería y las fuerzas policiales especiales. El gobierno de Cambiemos encabezado por Macri, agente del capital monopólico y ejecutor del ajuste que reclama la clase explotadora, debutó con la represión a los trabajadores de Cresta Roja y su acampe a la vera de la entrada del aeropuerto de Ezeiza y con la represión a los despedidos estatales en La Plata. Y promete, desde ya, más recrudecimiento de la mano del “Pro1 CORREPI, “Archivo de casos de personas asesinadas por el aparato represivo estatal”, 19ª actualización, Informe anual 2015. Voz Obrera / P.22

Desalojo de estatales en Tierra del Fuego por parte de las fuerzas represivas a cargo del gobierno de Bertone (FpV), a fines de mayo de 2016

tocolo de actuación en las manifestaciones públicas”, conocido como ley “Antipiquetes”, marco legal para reprimir y hacer desaparecer la protesta. Además, es un gobierno que se posiciona ideológicamente en la negación de la existencia del genocidio de la dictadura del 76’, y anuló a principios de junio por decreto una resolución de 1984, que limitaba el poder militar y lo ponía bajo control civil. A la par que despide trabajadores estatales e impone salarios de miseria, desmantela programas sociales y destruye hospitales y escuelas, engorda el presupuesto de seguridad, equipa a las fuerzas represivas, y aumenta los sueldos a quienes reprimirán a los trabajadores y le garantizarán por la fuerza mantener este estado de cosas. Por su parte, el FPV no se queda atrás en materia represiva: el brutal desalojo a fines de mayo que sufrieron los estatales en Tierra del Fuego demuestra, una vez más, que todo Estado es represor, gobierne quien gobierne.

A modo de conclusión Allí donde se cuestione y/o peligren los intereses del capital o del mismo Estado, inexorablemente, éste recurrirá a la violencia institucional, cuya intensidad será proporcional al estadio de la lucha de clases: a mayor nivel de con-

frontación y predisposición a la lucha que demuestre la clase oprimida, mayor será la respuesta represiva estatal. Pero, también, en momentos de “paz” entre las clases, el Estado y la burguesía avanzan y mantienen una guerra de baja intensidad, que busca el disciplinamiento social para resguardar el actual estado de cosas, o sea el orden de la burguesía. Por ello, quienes bregamos por una sociedad sin explotadores ni explotados, debemos combatir estas prácticas represivas, desnudando su esencia dictatorial mediante la batalla en el plano ideológico/cultural, a la par de que debemos enfrentar y denunciar el abuso policial, el gatillo fácil, solidarizarnos con cada luchador y luchadora perseguida, organizarnos a través de los frentes antirrepresivos que se constituyan con independencia política y conciencia de clase, así como defender la organización de la autodefensa y el empleo legítimo de la violencia por parte de nuestra clase. Todo ello a la vez que no perdemos de vista que la liberación de la clase oprimida, la clase obrera, sólo será posible con una revolución que destruya el aparato del poder estatal, creado por la clase dominante para explotar y someter.


EDUCACIÓN

Más continuidades que rupturas Las políticas de Cambiemos en educa- dictadura cívico militar, profundizada por ción se insertan en la lógica neoliberal de el menemismo y aggiornada por el kirchfragmentación y mercantilización de la nerismo. educación, iniciada a gran escala desde la Durante la dictadura cívico militar iniciada en 1976 comenzó un proceso de fragmentación social destinado a minar la capacidad de organización y lucha de la clase trabajadora. En simultáneo, el Estado se desprendía vía privatizaciones o transferencia a unidades político-administrativas menores de diferentes funciones. Se trata de un proceso que ocurrió a nivel mundial. En el plano educativo a nivel local, esto se reflejó en la transferencia de escuelas a las provincias y el aumento de los aportes al sostén de escuelas privadas, en el marco de una fragmentación del sistema en escuelas con acceso a muy disimiles recursos, o sea, tan fragmentada como las poblaciones a las que debía atender. El primer paso se dio en la dictadura, con la transferencia de escuelas primarias, mientras en los 90´ se transfirieron las escuelas medias y terciarias, siendo corolario de ello la Ley Federal de Educación 24.195 de 1994.

La era K Tras la crisis de 2001, la burguesía se dio a la tarea de reconstruir la legitimidad estatal sin atacar las causas de

fondo de la fragmentación social. De allí, una escuela formalmente inclusiva pero materialmente fragmentada, donde crecientes índices de escolarización coexisten con subsistemas con diferentes recursos según el nivel socioeconómico de sus alumnos. Es por ello que la ley de “Educación Nacional” de 2006 ya no habla de la educación como un servicio mercantil, sino como un “bien público”, y nos apabulla con objetivos rimbombantes tales como “calidad”, “igualdad”, “construcción de una sociedad justa”, de una “ciudadanía democrática”, de un “desarrollo económico social”, de “formación integral”, etc. Nos habla también de un “Estado garante” de condiciones materiales y culturales de calidad para todos, con trabajadores de la educación altamente formados, de articulación con los territorios y los barrios, de la necesidad de las escuelas técnicas, de la experimentación pedagógica, etc. Sin embargo, en lo concreto, observamos que ello no se cumple y es cortina de humo para prácticas no tan igualitarias. Pero, aún más importante, mantiene los rasgos neoliberales fundamentales, tales como el sesgo normativo. El Estado nacional fija y evalúa la polí-

Sileoni (FpV) y Bullrich (PRO), más continuidades que rupturas en educación

tica educativa, mientras se multiplican las instancias burocráticas que deben cumplir los docentes, trabajadores polivalentes que no sólo deben enseñar, sino también ocuparse de la limpieza, la disciplina, las carencias sociales de los estudiantes, atender a los padres. Y si los resultados no son los esperados, serán las escuelas y los docentes los culpables. En fin, un Estado que no se hace cargo, pero que sí evalúa para deslindar la responsabilidad sobre las consecuencias de su accionar, ya que él es el que lleva adelante las políticas de fragmentación.

Es necesaria la participación de los trabajadores de la educación junto a la comunidad educativa en la confección e implementación de la política educativa. A su vez, la fragmentación en escuelas con diferentes recursos se conectan con otro elemento neoliberal, la mercantilización, ya que en las leyes K se habla de “libre elección” según diferentes idearios, así como de formación “integral”, lo que ampara los crecientes subsidios a la educación privada, fundamentalmente religiosa, así como el “consumo” de servicios educativos según la procedencia social. De hecho, el Estado nacional continúa en su rol subsidiario, ya que sigue en manos de las provincias la operatoria del sistema, fragmentando en provincias ricas y pobres. Además, se sigue entendiendo la diferencia entre estatal y privado simplemente como una cuestión de “gestión”, permitiéndose la intromisión de empresas privadas y órdenes religiosas en las decisiones de política educativa. Y encima se continúan las políticas focalizadas, que muVoz Obrera / P.23


chas veces van acompañadas de cada vez más sumas salariales en negro, así como un aumento del rol gerencial de los directivos escolares. A esto debemos sumar el enorme avance en la precarización laboral y educativa. Tras la noble razón de reparar una deuda histórica con los sectores más vulnerables de la sociedad, se han abierto innumerables programas nacionales y provinciales que se ubican por fuera de los estatutos y convenios jurisdiccionales, pisoteando derechos y precarizando las condiciones de trabajo de los docentes, a la par que precarizando el conocimiento en virtud de la “terminalidad”. De esta manera, como en otras áreas, el kirchnerismo sólo vino a reformar en educación las facetas más groseras del neoliberalismo, pero citando a Paulo Fraire.

El macrismo No resulta extraño, así, que Cambiemos no tenga problemas con la “herencia” recibida de los K, ya que es compatible con sus propios ideales. De hecho, ya en el gobierno de la Ciudad de Bue-

No resulta extraño que Cambiemos no tenga problemas con la “herencia” recibida de los K, ya que es compatible con sus propios ideales. nos Aires han convivido sin problemas con la gestión educativa K en Nación. Hasta ahora, los anuncios principales han ido en la línea que ya se venía trabajando, en especial en la sucesiva incorporación de sumas salariales en negro, así como la pretensión de implementar evaluaciones estandarizadas a los trabajadores y trabajadoras de la educación. El anterior ministro de Educación Sileoni afirmaba el año pasado que “Argentina ha desarrollado en los últiVoz Obrera / P.24

mos doce años una verdadera política de evaluación de su sistema educativo rigiéndose por nuestra Ley Nacional de Educación”1, mientras el actual ministro Bullrich ha creado el Instituto Evaluador2. De ahí que la burocracia sindical kirchnerista haya arreglado rápidamente con el nuevo gobierno allí donde las bases no han podido imponer la lucha. Incluso, el comienzo en tiempo y forma de las clases en los distritos principales es presentado por el gobierno de Cambiemos como uno de sus principales logros en estos meses de gobierno al frente de la Rosada.

¿Qué podemos hacer los trabajadores y trabajadoras? En primera instancia, debemos exigir la unificación a nivel nacional del conjunto del sistema educativo bajo la órbita estatal, con un aumento real del presupuesto educativo (el cacareado 6% del PBI de la actual ley 26.075 de “Financiamiento educativo” incluye las sumas del sector privado y, aun incluyendo eso, es un presupuesto bajo). Obviamente, es necesaria la participación de los trabajadores de la educación junto a la comunidad educativa en 1 http://www.pagina12.com.ar/diario/sociedad/3-269684-2015-04-04.html 2 h t t p : / / w w w . i n f o b a e . com/2016/02/12/1789684-esteban-bullrich-prometio-crear-un-instituto-evaluar-lacalidad-educativa-todo-el-pais

la confección e implementación de la política educativa. De hecho, luchamos y nos organizamos para conseguirlo en la medida de lo posible. Pero, aun conquistando eso, sabemos que, bajo el actual orden social, su realización plena es imposible, ya que la descentralización y la supuesta democratización devienen en una profundización de las desigualdades sociales. Sólo a través del socialismo y su consecuencia el comunismo se podrá realizar la igualdad y la libertad, combinando una gestión racional de los recursos globales con la participación democrática del pueblo trabajador.


SALUD

¿Derecho o mercancía? Como resultado del neoliberalismo triunfante, la salud (como otras áreas sociales) tiene una fuerte presencia de los intereses empresarios. Más allá del discurso populista de inclusión cabalgado por el kirchnerismo, la realidad concreta no ha cambiado demasiado, dejando el terreno allanado al gobierno de Cambiemos, quien se ha destacado en

la Ciudad de Buenos Aires por ser un gran vaciador del sistema de salud y un precarizador de trabajadores. Bajo el capitalismo y su Estado, el eje de la salud está puesto en el negocio y no en las necesidades del pueblo trabajador, mucho menos en transformar las condiciones sociales que atentan contra una vida saludable.

En nuestro país, el sistema de salud es altamente fragmentado y desigual en el acceso, con una fuerte presencia de los intereses empresarios de la medicina prepaga y de la industria farmacéutica. Estas características tienen como consecuencia un desigual acceso a la atención y cuidado de la salud por parte de la población. Proponemos un breve recorrido histórico y un repaso somero sobre las políticas del kirchnerismo y el macrismo en materia de salud pública.

La herencia de intervención y mercantilización Hasta la década del 40´, el Estado sólo se ocupaba de la salud para evitar la propagación de grandes epidemias. Con la incipiente industrialización, se hacía necesario un sistema de salud ampliado que garantizara una mano de obra en condiciones de ser explotada. Durante el primer peronismo, a inicios de los 50´, la estructura hospitalaria se había duplicado. En simultáneo, se inauguró el sistema de obras sociales (que en 1970 adquiere carácter obligatorio) basado en la afiliación de los trabajadores a la obra social del sindicato de su rama de actividad, con aportes patronales y de los trabajadores. Las obras sociales no son prestadoras directas de los servicios de salud, sino que contratan a empresas de medicina privada. De este modo, los intereses del sector privado comenzaron a jugar un papel importante. A partir de 1955 y de manera pro-

Pese al vaciamiento gubernamental, la salud pública sigue en pie gracias a la lucha y compromiso de sus trabajadores

gresiva, con su auge en los 90´, comenzó la transferencia de los hospitales nacionales a las provincias. Bajo el eufemismo de federalización, durante el menemismo se profundizó la desigualdad en la atención a la población, debido a las diferencias de recursos entre provincias y municipios. En 1998, continuaron con la desregulación de las obras sociales y así los afiliados tuvieron la opción de elegir a cuál afiliarse. Una de las consecuencias negativas fue que los sindicatos comenzaron a competir por los afiliados y a firmar convenios con prepagas como forma de atraerlos.

Discurso de inclusión y pocos cambios reales Durante los años del kirchnerismo, estas características de fragmentación, descentralización y consecuente desigualdad en el acceso a la salud no se

revirtieron. La llamada ley de “Prepagas” impulsada por el kirchnerismo en 2011 poco cambió el panorama neoliberal, introdujo algunas regulaciones en torno a las prestaciones (sacó el límite de edad y el período de carencia), pero no apuntó a poner límite al proceso de mercantilización.

Con la incipiente industrialización, se hacía necesario un sistema de salud ampliado que garantizara una mano de obra en condiciones de ser explotada. Las leyes supuestamente progresistas de salud tuvieron un alcance limitado en este escenario de falta de coordinación. Es el caso de la ley nacional de “Salud mental” que se ha restringiVoz Obrera / P.25


do a indicaciones, sin un presupuesto e infraestructura específicos, y quedó limitada a unos pocos equipos de trabajadores monotributistas, sobrepasados por la demanda y atendiendo en trailers en los barrios. Otro pendiente de la “década ganada” ha sido una implementación de la producción pública de medicamentos, que en gran parte se importan.

¿Cambio o profundización de desigualdades y rentabilidad empresarial? El gobierno del PRO y sus aliados tienen pocos meses al frente del ejecutivo, pero contamos con importantes elementos para analizar cómo se profundizará el vaciamiento a nivel nacional. En principio, desde diciembre hubo despidos en distintos ministerios y dependencias estatales, en un contexto de epidemia de dengue y con inundaciones, donde las tareas sanitarias en territorio son fundamentales. La mayoría de estos trabajadores tenían desde hace años contratos temporales o convenios con universidades, es decir menos derechos y precariedad laboral, que facilitaron la tarea sucia de echarlos. Por otra parte, se quitó el descuento del 100% en 163 medicamentos esenciales, como antibióticos o para la hipertensión o el asma, entre otros. Además, se redujo la cantidad en los que mantienen el 100%, alcanzando a menos jubilados y pensionados. Además, contamos con los antecedentes de sus políticas en la Ciudad de Buenos Aires: falta de insumos en los centros de salud y hospitales; gran parte del trabajo sostenido con residencias de profesionales; represión a los trabajadores como en el Borda, por ejemplo; ocultamiento de estadísticas como ha sido con la epidemia de dengue, en la que tratan de ocultar los datos reales puesto que, de lo contrario, el gobierno debería hacerse cargo realmente de las deficiencias con que cuenta el sistema.

Voz Obrera / P.26

¿Qué hacemos las trabajadoras y los trabajadores de la salud? Según el Censo Nacional de 2010, el 36% de la población sólo cuenta con la cobertura del sistema público. Es decir, no tienen prepaga ni obra social, quedando a la vista que son estos mismos trabajadores quienes trabajan en negro, de manera informal, o son desocupados. En el capitalismo, la función primordial del sistema de salud es cuidar la reproducción de la fuerza de trabajo, pero no sólo como un derecho, sino como un bien de uso que los individuos deben adquirir en el mercado. Es por esto que decimos que siempre estuvo atado a las necesidades del capital, aunque por momentos tenga una apa-

Bajo el capitalismo, la salud es negocio y el negocio de la salud está en curar, no en prevenir; mucho menos en transformar las causas sociales y estructurales que producen la mayoría de las enfermedades y padecimientos. riencia más humanitaria. Los empresarios presionan sobre el Estado -su Estado- para reducir el gasto en salud y que ese dinero se destine a otro tipo de inversiones o el pago de la deuda externa. Así, la lógica empresarial prevalece por sobre el bienestar social. ¿Para qué el Estado va a invertir en la salud de esta población “sobrante” para el capital, que incluso muchas veces tampoco vota? En este marco de mercantilización y vaciamiento, los sindicatos pueden ser actores que luchen por impedirlo. La independencia política y combatividad que alcancen serán claves a la hora de definir cómo construir un sistema de salud público integrado, universal, gratuito y acorde a las necesidades del

pueblo trabajador. Son fundamentales reclamos del sector la estabilidad laboral y un sueldo igual a la canasta familiar para que la atención sea de calidad y planificada. Pero también es imprescindible la participación de los trabajadores y las trabajadoras y del pueblo en el sistema de salud para definir prioridades, ya que son quienes más conocen las necesidades actuales. Es necesario un sistema único de salud con acciones coordinadas que garanticen un acceso igualitario y que, a su vez, tenga en cuenta las necesidades locales, eliminando los criterios mercantiles. Sin embargo, bajo el capitalismo, la salud es negocio y el negocio de la salud está en curar, no en prevenir; mucho menos en transformar las causas sociales y estructurales que producen la mayoría de las enfermedades y padecimientos. Que la salud esté planificada y al servicio de las necesidades y los deseos de la población será obra del socialismo.


TECNOCIENCIA

La política de Monsanto bajo los K y el PRO En un país dependiente como la Argentina, sea con gobiernos populistas o liberales, la tecnociencia es otra de las áreas sociales puestas al servicio de los intereses imperialistas, lejos de las necesidades locales, y ni hablar de las del pueblo trabajador. Se necesita de un mayor y nuevo compromiso social entre los

hombres y mujeres de la comunidad científica, que se enfrente a los intereses capitalistas y que se ligue a la lucha de los explotados, para alumbrar el nacimiento y desarrollo de una ciencia al servicio de las necesidades populares.

La política que tuvo el kirchnerismo puso a la Ciencia y Técnica (CyT) lejos de las necesidades de la clase trabajadora y al servicio de una economía agrominera exportadora. En esta nota, veremos cómo todo esto lo escondió tras un discurso hipócrita y patriotero alejando a las grandes masas de las herramientas necesarias para reflexionar sobre estos temas. También, veremos cómo la continuidad del ministro Lino Barañao, lejos de ser una promesa de progresismo, es la continuidad de la política de Monsanto en el país.

“Vender ciencia a los jóvenes como se les vende cerveza” Esta frase que encabeza el apartado es un textual del ministro Lino Barañao1. Es una síntesis de las políticas publicitarias que se implementaron en CyT. Así, en la TV, en Tecnópolis, en los materiales del MinCyT, se “muestra” ciencia. Se exponen uno tras otros datos científicos. Algunos interesantes, otros irrelevantes. Pero, principalmente, se omiten y se esquivan los debates más básicos de política científica: desde cuál debería ser la matriz energética para no destruir el planeta, a la vinculación de la ciencia con la guerra, por no mencionar aquellos debates que hacen a la aplicación de políticas tecnológicas en el país. 1 Le Monde Diplomatique, julio 2011. Hubieran puesto “Venderle ciencia a los jóvenes como se les vende paco” y la frase hubiera tenido más repercusión aún. Con este título, apenas tuvo una respuesta por parte del físico y divulgador Matías Alinovi en la revista Newsweek (http://www.elargentino.com/ nota-147262-A-vender-cerveza.html).

Lino Barañao, ministro de CyT en el gobierno de Cristina Kirchner y de Mauricio Macri

¿Para qué sirve una alfabetización científica que no sirve para discutir política científica? Para el mercado de trabajo, tan fragmentado como el sistema educativo, que requiere una mayoría ignorante con un acceso mínimo a códigos básicos de la CyT, con ser usuario de una netbook de Conectar Igualdad (programa K) o Sarmiento (programa PRO), basta. Esa es la orientación de la masiva y mediocre educación “científica” pos-reforma educativa.

La hipocresía: la formación de científicos Gracias a la lucha sigue habiendo Universidad pública2, claro que para la minoría que accede a las mejores es2 Igualmente, se intenta flexibilizar estas carreras para las necesidades del mercado con organismos interventores promovidos por el MinCyT como la CONEAU (Comisión Nacional de Evaluación y Acreditación Universitaria, un organismo creado a expensas del Banco Mundial para permitir la injerencia de empresas en la educación Superior).

cuelas secundarias y no necesita salir a trabajar. Pero el número de becarios que ingresan a doctorados excede ampliamente a los puestos de investigadores que se abren en el CONICET (casi el único destino laboral que requiere tener un doctorado como prerrequisito excluyente). Esto es, se envía a trabajadores sobrecalificados a una industria retrasada, que no los necesita. Por eso, muchos científicos formados con recursos públicos emigran. Luego, el gobierno los repatría montando toda una propaganda patriotera al respecto. Pero un científico que se ultra especializó en el exterior, difícilmente sepa cómo abordar temáticas locales. Más bien viene a ser un satélite de su laboratorio “madre” del “primer mundo”, cuyas políticas científicas están bien lejos de las necesidades locales y aún más de las necesidades de las masas laboriosas.

Voz Obrera / P.27


El hilo conductor Monsanto – K – PRO: Lino Barañao Lino Barañao ministro K y PRO de CyT hizo carrera promoviendo un experimento cuestionado en todo el resto del mundo3: la venta al público sin controles toxicológicos de leche transgénica. Lo hizo para Monsanto. Es que Monsanto no ha respetado nunca ningún principio bioético. Así, tras vender al ejército norteamericano el agente naranja para usar en Vietnam, no tuvo prurito en vender el mismo como potente herbicida cancerígeno para la población4. Así, a principio de siglo, fue Lino Ba-

La continuidad del ex ministro K Lino Barañao en el gobierno de Cambiemos demuestra que ese sector nunca dejó de ser un nicho de la burguesía imperialista. rañao el que le abrió a Monsanto y al Departamento de Agricultura norteamericano las puertas para plantar soja transgénica en estos suelos. Eso, combinado con una suba internacional de los commodities5, logró unos ingresos que le permitieron al gobierno K llevarse los laureles de haber “salido adelante” tras la crisis de 2001. Así, “Se cosechaban dólares a granel apenas a cambio de ‘una pizca’ de contaminación; difusión de agrotóxicos y de formas de vida sin antecedentes… que podían salir bien o no se sabe… genes sin experiencia alguna anterior.”6 3 Por pasar por encima de todo principio bioético. 4 Ver las siguientes notas: http://www.rebelion.org/noticia.php?id=12482 y http:// www.rebelion.org/noticia.php?id=24234 5 Productos que se venden a granel, como la soja. 6 Ver http://www.contrainfo.com/17694/ quien-es-lino-baranao-el-agente-de-monsanto-que-es-inamovible/

Voz Obrera / P.28

Muchos se sorprendieron y hasta lo calificaron de traidor a Lino Barañao cuando éste fue puesto por Macri como ministro en la cartera de CyT. Nada más lejos. La continuidad de Barañao en el gobierno de Cambiemos no se debe a que la CyT haya sido un polo de resistencia nac&pop; más bien ese sector nunca dejó de ser un nicho de la burguesía imperialista. Podrán pintarlo de celeste o de amarillo, pero es ciencia dependiente.

CyT Argentina, tan colonial como en los ´60 Ya en 1969, cuando Varsavsky escribía “Ciencia, Política y cientificismo”, gran parte de la vanguardia que salía a luchar, tenía clara las intenciones del imperialismo sobre la ciencia local. Veamos: “Esta nueva política norteamericana de fomentar nuestra ciencia ha desorientado a nuestros científicos politizados. (…) se aceptaba hasta hace muy poco sin discusión que el imperialismo era enemigo de que progresaran nuestra ciencia y nuestra tecnología. (…) ¿Por qué entonces tanto interés norteamericano, reflejado por los gobiernos títeres de nuestros países, en elevar nuestro nivel científico? No se trata de una ‘contradicción del capitalismo’; por el contrario, es una estrategia correcta para ellos, y si alguna contradicción hay es que la guerra de Vietnam y sus demás problemas no permiten a los Estados Unidos llevar adelante esta política con la intensidad deseada.” Es necesario hoy recuperar esa claridad como herramienta de lucha para un compromiso científico enfrentado a los intereses imperialistas y a sus socias menores, las burguesías locales, a cuya cabeza se ubican los gobiernos títeres.

El compromiso y la lucha que se necesitan Sólo intentando reflexionar sobre estos aspectos de nuestra sociedad podremos obligar que la política de CyT sirva, al menos, a una parte de las ne-

cesidades populares. Necesitamos que las científicas y científicos tomen las necesidades del pueblo trabajador, así como necesitamos que la comunicación pública que hacen de la ciencia no sea publicitaria, sino que brinde herramientas para opinar sobre política en general. Hoy hay trincheras en la extensión universitaria y comunicación pública de la ciencia independiente del aparato estatal. Pero la trinchera más importante es la que brega por una educación pública científica que no esté fragmentada como se encuentra actualmente y

Necesitamos que las científicas y científicos tomen las necesidades del pueblo trabajador, que permita acceder a la clase trabajadora a la Universidad si así lo desea. Todas estas luchas tienen el potencial de convertirse por medio de la propaganda en luchas anticapitalistas, ya que se masifican sobre el imaginario de un Estado benefactor que no existe más y que choca de frente contra la explotación descarnada del capitalismo. La amplia organización de la población de científicos, docentes y estudiantes universitarios sólo podrá cambiar de raíz el rumbo de la política científica si converge con la movilización de las masas trabajadoras tras un programa revolucionario que vaya por los intereses históricos de nuestra clase. El reformismo y el populismo que se alineó con los K ya demostró sus límites en la materia; ni hablar del macrismo.


MEDIO AMBIENTE

La ley de bosques Los capitalistas, en su afán de obtener ganan- dora, así como de saquear en forma voraz los cias, para lo cual compiten entre sí, no tiene recursos del planeta, destrozando el presenningún límite a la hora de explotar al resto de te y comprometiendo el futuro de los pueblos. los seres humanos, o sea, a la clase trabaja-

En épocas de crisis, como la actual en el mundo, las acciones de saquear los recursos por parte de los capitalistas se ven profundizadas. En América Latina, ya de por sí dedicada a proveer materias primas en el marco de la división mundial del trabajo, esto se refleja en la profundización de la destrucción de los recursos naturales, con severas consecuencias sociales, económicas y sanitarias sobre nuestros pueblos y los ecosistemas en donde viven. Es en este contexto donde se inscriben resistencias populares como las protagonizadas contra la megaminería en Perú y Argentina, contra la industria salmonera recientemente en el sur de Chile, o contra la deforestación y uso de agrotóxicos en nuestra zona. Como se observa, se trata de una situación que atraviesa a toda la región, más allá de los signos políticos de los gobiernos burgueses de turno. Si bien tiene muchas aristas, en esta nota focalizaremos en uno de sus variados aspectos: los bosques.

Que la soja no nos tape el bosque

década, los casos de cáncer en niños y las malformaciones en recién nacidos aumentarán un 400%. Según la Red de Médicos de Pueblos Fumigados con Glifosato, el primer relevamiento dice que son 13,4 millones las personas afectadas. Esto es casi la tercera parte de la población total del país. El glifosato, uno de los varios tóxicos que se usan, está prohibido en más de 70 países, pero no en los tres principales productores de soja a nivel mundial: Estados Unidos, Brasil y Argentina.

Se trata de una situación que atraviesa a toda la región, más allá de los signos políticos de los gobiernos burgueses de turno. Pero este no es el único efecto del modelo agrícola actual. En el afán de sembrar la mayor cantidad de hectá-

reas posibles, se desalojan a pueblos enteros y se destruyen los bosques que aún quedan. Son conocidas las represiones y desalojos, con varios asesinatos incluidos, que han recibido los quom, los pilagá, los wichis y los guaraníes, entre otros pueblos originarios, por parte de los gobiernos provinciales, en complicidad con el gobierno nacional. Los bosques, que ya se han talado en un 75% en el país, además son reservas de biodiversidad, regulan el sistema hídrico previniendo inundaciones y aludes, evitan la erosión de los suelos manteniendo su fertilidad, por lo que son vitales para las actividades económicas de los pueblos que se asientan junto a ellos. Por todo esto, más de 70 organizaciones presionaron para obtener una ley que protegiese los bosques, regulase su uso y garantizase la sustentabilidad para las poblaciones. De esta manera, se logró arrancar en 2007 la ley 26.331 de “Presupuestos Mínimos de

La voracidad capitalista ha llevado en nuestro país a la tala del 75% de los bosques nativos

En Argentina, el uso de la soja transgénica a gran escala comenzó en el menemismo y se ha seguido expandiendo durante el kirchenrismo, y a juzgar por las medidas tomadas por Cambiemos hacia el sector, proseguirá en la misma senda. Ello trajo aparejado el uso indiscriminado de tóxicos que han afectado a los trabajadores del sector y a la población de las zonas cercanas. Sólo en 2012, se utilizaron 370 millones de litros de agroquímicos, situación que ha generado, por dar un dato, que, en una Voz Obrera / P.29


ción de la ley del año 2009 permite a los terratenientes sojeros dueños de los campos pedir recategorización si hay dudas sobre la categoría de una parte del campo.

A modo de conclusión

Protección Ambiental de los Bosques Nativos”. La misma apunta a regular el uso del suelo y las actividades productivas, con el fin de lograr la protección del medio ambiente a partir del uso sustentable de los bosques nativos, compatibilizando las necesidades sociales, económicas y ambientales. Además, establece como prioritarios cuidar a los bosques que actualmente ocupan y utilizan comunidades indígenas y campesinas. En función de dicha ley, las provincias debían clasificar sus tierras en tres sectores según su importancia medioambiental: “rojos” (donde se encuentra prohibido el desmonte), “amarillos” (para aprovechamiento sostenible o turístico) y “verdes” (áreas transformables, o sea, donde se podía talar y cultivar soja). A su vez, las provincias, una vez hecha esta clasificación (al día de hoy seis jurisdicciones aún no lo han hecho) recibirían dinero vía el Fondo para la Conservación de Bosques, cuyos recursos no pueden ser menos del 0,3% del presupuesto nacional y del 2% de las retenciones agropecuarias. Sin embargo, como en tanto otros casos, la ley no se reglamentó hasta que una “tragedia” se cobró decenas de vidas en Tartagal, en el año 2009, por un alud facilitado por el desmonte. A su vez, como ocurre prácticamente con todas las leyes que se logran arrancar a los patrones y su Estado burgués a favor de los oprimidos, pese a

Voz Obrera / P.30

la presión en la calle de la organización de nuestra clase, la misma estuvo lejos de cumplirse. Ya en 2010, una parte de los fondos se desviaron, en virtud de la potestad del Jefe de Gabinete de reasignar partidas por cuestiones de emergencia pública, al pago del contrato del programa Futbol para Todos. El año pasado (2015), de los 1.887

La existencia del capitalismo es incompatible con una relación sustentable con la naturaleza, esto es, que permita satisfacer las necesidades actuales de todas las personas (no sólo de unos pocos) sin comprometer lo que le legaremos a las generaciones futuras. millones de pesos que debían destinarse al Fondo establecido por la ley, sólo fueron 230 millones de pesos. En cuanto al desmonte, sólo en dos provincias, Salta y Santiago del Estero, en los últimos tres años se han desmontado 30.000 hectáreas del sector “rojo” y 280.000 del “amarillo”. Cabe señalar que son las dos provincias que conservan más bosques nativos del país. A ello hay que sumar los bosques que se recategorizaron a “verde” para poder talarlos, ya que la reglamenta-

En definitiva, vemos que la existencia del capitalismo es incompatible con una relación sustentable con la naturaleza, esto es, que permita satisfacer las necesidades actuales de todas las personas (no sólo de unos pocos) sin comprometer lo que le legaremos a las generaciones futuras. Sólo la planificación global de la producción y la distribución en el socialismo puede garantizar esto. Mientras construimos las herramientas que nos permitan acceder en forma revolucionaria a dicho sistema, debemos organizarnos para arrancar concesiones al Estado burgués y poner límites a la voracidad capitalista.


GÉNERO

Lucha de género y perspectiva de clase La lucha por los derechos de las mujeres y por la igualdad de género ha sido una bandera permanente del movimiento marxista revolucionario. En Argentina, debido a la militancia de años y años, se ha instalado en la agenda política, cobrando impulso con la visibilización de innumerables casos de violencia hacia las mujeres. La lucha por los derechos de las muLa violencia y la opresión de género son temas que han cobrado más visibilidad en las últimas décadas, gracias a los movimientos de lucha que han instalado socialmente la problemática a través de la militancia y la movilización. Los masivos encuentros de mujeres o las enormes marchas bajo la consigna “Ni una menos” son ejemplos de esto. Sin embargo, las políticas públicas están lejos de dar una respuesta a este problema: en nuestro país muere una mujer cada 30 horas por violencia de género y la ideología patriarcal sigue siendo hegemónica. En este artículo, nos proponemos reflexionar sobre lo que ha pasado en los últimos años y cuál debe ser nuestra perspectiva de lucha.

Del dicho al hecho, un largo trecho: balance del gobierno kirchnerista Durante los años de kirchnerismo, el movimiento de mujeres ha sufrido varias divisiones producto de la cooptación de grandes sectores del mismo, que generó que muchas militantes pasaran a ser funcionarias del gobierno. La cooptación implicó que estos sectores dejaran de denunciar la responsabilidad del gobierno en los problemas de género, intentando desviar la lucha hacia cuestiones meramente legales. Otros sectores, fundamentalmente de izquierda, continuaron resistiendo y luchando por nuestras demandas más sentidas. Esto ha sido producto de la política general que se dio el kirchnerismo, el

jeres y la igualdad de género, sin más perspectiva, es propensa a caer en un feminismo inconsistente que termina en la “guerra entre sexos”. Es por ello que esa lucha, si bien con su especificidad, debe ser ligada al problema central de la lucha de clases y contra la explotación capitalista.

En nuestro país, una mujer muere cada 30 horas víctima de la violencia de género

que, habiendo asumido luego de las grandes luchas de 2001, otorgó beneficios parciales en diversas áreas buscando contener la movilización. En este marco, se inscriben algunos avances, como las leyes de “Identidad de género” y de “Matrimonio igualitario”, que han implicado el reconocimiento legal de la diversidad y que fueron conquistas ganadas con grandes movilizaciones. Ahora bien, en muchos casos el gran problema vinculado a las reivindicaciones de género no es sólo la legislación, sino su implementación. El kirchnerismo avanzó con algunas modificaciones legales, pero esto no ha sido acompañado con políticas públicas y partidas presupuestarias que permitan darle una dimensión transformadora a esas leyes. Por ejemplo, frente a la demanda de una educación sexual de carácter no sexista, laica y no heteronormada, promulgaron la ley de “Educación Se-

xual Integral” (ESI) que propone que los contenidos deben ser acordados con la comunidad. Este planteo abstracto, sin haber limitado la injerencia de la Iglesia en la educación, abre el paso a que en los colegios religiosos se pueda educar en contra del aborto. Además, si bien se prescribe que los contenidos de ESI son transversales, no se modificaron los diseños curriculares de cada área ni se capacitó masivamente a los docentes para que puedan aplicarlos. De manera que el ejercicio de una real educación sexual integral quedó sujeto a la voluntad y posibilidad de cada docente1. Del mismo modo, frente a la demanda de poner fin a la violencia de género, el gobierno K promulgó la ley 1 Si bien se implementaron algunas capacitaciones, las mismas afectaban a dos o tres docentes por escuela, sin que ese saber luego se socializara a todo el personal. Del mismo modo, las orientaciones para la aplicación de los contenidos de ESI está separada del diseño curricular, quedando a criterio de cada docente cómo y cuándo aplicarlas. Voz Obrera / P.31


de “Protección de las mujeres”. Pero no abrió hogares de refugio, no destinó suficiente presupuesto a los centros de salud para brindar atención a las víctimas, no se cuenta con asesoría legal gratuita realmente accesible, etc. La implementación consistió principalmente en abrir comisarías de la mujer. Pero lo que nadie dice es que en ellas el maltrato y la ideología machista son, en

El kirchnerismo avanzó con algunas modificaciones legales, pero esto no ha sido acompañado con políticas públicas y partidas presupuestarias que permitan darle una dimensión transformadora a esas leyes. muchos casos, exactamente igual que en cualquier comisaria. Además, muchas de ellas no cuentan con recursos suficientes para atender a las víctimas. Esto nos muestra los límites concretos de los avances legales que nos quieren presentar como grandes victorias gubernamentales. Con respecto a la trata de personas, es sabido que un delito de esta dimensión no puede ocurrir sin la complicidad de jueces, policías, gendarmes y gobiernos de turno. Pero, además, es importante destacar que el tribunal internacional de la Haya declaró a la

Voz Obrera / P.32

trata de personas como delito de “lesa humanidad”, comparándolo con los crímenes de guerra y los genocidios, porque, para efectuarlo, se requiere la participación -o inacción- de los poderes del Estado frente al ataque sistemático y violento hacia una parte de la población civil, en este caso, las mujeres, jóvenes y niños. Sin embargo, dicho tribunal no puede legislar si hay una ley nacional que se oponga. De manera que la ley argentina de “Prevención y sanción de la trata de personas y asistencia a sus víctimas” elaborada por el kirchnerismo y presentada como un triunfo, al estipular la cantidad de años de pena por el delito de trata sin considerarlo de lesa humanidad, ha quedado deliberadamente a la derecha de La Haya. Por último, el aborto legal, seguro y gratuito en el hospital es un derecho que está lejos de obtenerse, ya que la Iglesia católica sigue ejerciendo sobre el Estado toda su influencia. El kirchnerismo no fue una excepción. Parece que para muchos sectores no hay nada más peligroso que una mujer que decide sobre su cuerpo. La iglesia sostiene que nacimos para procrear: ese es nuestro mandato divino. Y el gobierno kirchnerista se ha mantenido fiel a esta ideología. Pero, además, el aborto es un negocio: muchos médicos, que deberían realizarlo en el hospital en forma gratuita, cobran grandes sumas de dinero a las mujeres que pueden pagarlo, mientras las pobres se mueren desangradas o por infecciones.

El machismo explícito del PRO La principal diferencia del PRO con el kirchnerismo es que mientras el gobierno anterior tenía un discurso parcialmente concesivo con las demandas de género, el gobierno actual asume abiertamente su ideología patriarcal. Los ejemplos abundan. En la campaña de prevención del PRO contra el HIV en la Ciudad de Buenos Aires se podía ver una vagina con un cierre y una leyenda que planteaba “Protege-

La principal diferencia del PRO con el kirchnerismo es que mientras el gobierno anterior tenía un discurso parcialmente concesivo con las demandas de género, el gobierno actual asume abiertamente su ideología patriarcal te”, proponiendo la abstención sexual como método de prevención. A esto puede sumarse la conocida frase del actual presidente: “A todas les gustan los piropos. Por más que te digan alguna grosería, como ‘qué lindo culo que tenés’”. Esta concepción de que a las mujeres “en el fondo nos gusta” que los hombres nos acosen, fortalece y legitima una cultura de la violación: la mujer se ve como un objeto totalmente dispuesto para el deseo masculino y no se problematiza el acoso verbal callejero, el cual, en muchos casos, abre paso al manoseo, la “apoyada”, el forcejeo o incluso la violación. En otra ocasión, Macri declaró que los homosexuales no son personas totalmente sanas. Miguel del Sel, candidato del PRO en Santa Fe, apareció en un spot “bromeando” en una fábrica sobre llevar “putas” a un asado. Y ha sido noticia el caso del médico Abel Albino, militante del PRO, mencionado durante la campaña de Mauricio Macri como posible responsable de un pro-


grama contra la desnutrición infantil, quien declaró que el sexo es “para contribuir a la obra creadora de Dios, no para divertirse”, que es preciso “combatir la masturbación y el sexo oral y anal”, al tiempo que sostuvo que “la homosexualidad es un problema”. En este marco, el nuevo gobierno continuará sin dar respuesta a los problemas de género, y sumará, como nuevo elemento, una profundización de la campaña ideológica patriarcal.

Los movimientos de mujeres han instalado socialmente la problemática de género a través de la militancia y la movilización

Una perspectiva de clase La violencia patriarcal no es un problema sólo de la clase trabajadora, pero es en nuestra clase donde se siente con mayor crudeza, como todas las injusticias sociales. Porque si bien la violencia, el sexismo, los femicidios, las violaciones, la homofobia o la discriminación son problemas que pueden afectar a cualquier sujeto, sea de la clase social que sea, los recursos con los que cuenta una persona para enfrentar estas violencias cotidianas dependen mucho de su condición de clase. Una mujer de clase media-alta que sufra un problema de violencia de género, tiene que vencer muchos obstáculos subjetivos para enfrentar la situación. Pero una mujer de la clase trabajadora tiene, además, un enorme problema material: probablemente le cueste mucho más conseguir una vivienda para poder alejarse de quien la violenta, será más difícil para ella conseguir asesoría legal de calidad, acceder a una terapia de contención, o incluso ser tratada con respeto a la hora de hacer una denuncia. El Estado, que debería garantizar el acceso gratuito a estos recursos, brilla por su ausencia, y muchas veces incluso refuerza la violencia culpabilizando o maltratando a la víctima. Esto mismo sucede en el caso de una violación o un intento de femicidio. Del mismo modo, un aborto, para una mujer con dinero, puede ser una experiencia angustiante y económicamente costosa. Pero para una mujer con pocos recursos implica poner en riesgo su vida. Desde nuestra organización, consideramos, además, que sólo desde una perspectiva socialista es posible pensar

una solución integral a los problemas de género. Ningún gobierno que esté al servicio de la clase dominante puede dar una solución de fondo a las mujeres y mucho menos a las mujeres de la clase trabajadora. Un gobierno burgués podrá otorgar algunas concesiones parciales, pero siempre responderá, en última instancia, a sus intereses de clase, que son

Sólo desde una perspectiva socialista es posible pensar una solución integral a los problemas de género. Ningún gobierno que esté al servicio de la clase dominante puede dar una solución de fondo a las mujeres y mucho menos a las mujeres de la clase trabajadora. los mismos que los de sus aliados: desde los grandes intereses económicos vinculados a la trata de personas, las propias fuerzas represivas del Estado implicadas en estos negociados y que defienden la violencia patriarcal, las instituciones judiciales que son cómplices, los patrones que se benefician de la doble explotación de la mujer y las Iglesias que no dejan de tener injerencia en los Estados. No obstante, esto no quiere decir que no debemos seguir luchando hoy

por cada una de nuestras reivindicaciones: son muchos los derechos que nos son relegados y por los que debemos pelear incansablemente, entendiendo que nuestra lucha debe ser encarada junto a nuestra clase, incluso dando la pelea ideológica contra el machismo que existe al interior de la misma. Pero las mujeres y los movimientos de género no podemos sembrar ninguna expectativa en que los gobiernos patronales nos brinden algún derecho: todos debemos conquistarlos. No podemos confiar en la justicia, que todos los días deja libres a los violadores mientras encarcela mujeres por ejercer el legítimo derecho de defenderse o decidir sobre su cuerpo. No podemos confiar en la policía, que siempre nos aconseja que volvamos a nuestro hogar y hagamos las paces con nuestro golpeador. Sólo podemos confiar en la fuerza de nuestra organización, entendiendo que nuestros derechos se consiguen con la lucha. La desigualdad, la opresión y la injusticia son elementos fundamentales del capitalismo, y sólo derrotando al capitalismo serán completamente desterrados. Por eso, con una revolución socialista tendremos las condiciones para llevar a fondo la lucha de género, en el marco de la construcción de una sociedad comunista que ponga fin a todo tipo de explotación y opresión.

Voz Obrera / P.33


Cultura

Lecciones de batalla Todo lo que podamos decir sobre el Goyo Flores se queda corto. En la década del 70` fue uno de los dirigentes del SITRAC, pilar del sindicalismo clasista en Córdoba. Su actividad sindical le costó un año preso en el penal de Rawson. Allí siguió formándose y al salir continuó militando gremialmente y también políticamente, sumándose al Partido Revolucionario de los Trabajadores (PRT). Después de la dictadura, se incorporó al Partido Obrero, donde militó hasta que falleció en el año 2011. Nunca, en su larga vida, dejó de luchar por el socialismo. Este libro tan corto y sencillo que recomendamos aquí contiene el balance de este compañero sobre una vida

de lucha, enmarcada en uno de los momentos en que la clase trabajadora argentina estuvo más cerca del sueño revolucionario. Al leerlo, uno tiene casi el privilegio de conversar mano a mano con el Goyo sobre lo que pasó en los 70’. Y así, por un rato, uno siente que achica la distancia que nos separa de

“A la primera asamblea que fui en mi vida, fui invitado por un compañero que estaba en una oficina en mi sección (…) el tipo más bueno que yo he conocido en mi vida, el más honesto. Me invitó a la asamblea porque había que pedir un aumento de sueldo. Recuerdo que le contesté: ‘Pero si estamos bien, loco, ¿por qué mierda vamos a pedir un aumento de salarios?’ ‘Porque podemos estar mejor’, me contestó. Y bueno, fui nomás. (…) Comencé ya con dificultades porque no me gustaban los conflictos sociales. Sí me llamaba la atención la capacidad que tenían los oradores. ¡Mierda! Los veía y pensaba: ‘¡Qué bárbaro!’ Me impresionó la capacidad que tenían los tipos que hablaban por el sindicato. Una cosa que no me voy a olvidar nunca es la palabra ‘reivindicación’. Yo no la había escuchado nunca. Los oradores decían ‘tenemos que luchar por nuestras reivindicaciones, y pi, pi pi…’ Yo pensaba qué sería eso. Cuando estaba en Fiat, ya bien establecido, recuerdo haberle dicho a un amigo que tenía ahí que estaba incómodo con esa vida, que era una vida de mierda. Te levantabas a las cinco de la mañana, para ir a trabajar, entrabas a las siete a la fábrica, salías a las seis de la tarde, todos los días igual. ‘¿Qué vida es esta? ¿La de un bicho?’- le decía. Él me contestaba: ‘Sí, es cierto, si a mis hijas les tengo que decir que me dejen una fotografía para que me conozcan, porque si no, no me conocen’. La cuestión es que yo ahí me di cuenta, cuando se terminó la huelga, que había muchas cosas sucias, que había mucha política. Empecé a tomar conciencia de que había otras cosas, me empecé a preocupar por leer y pensar

Voz Obrera / P.34

la experiencia de las generaciones anteriores de nuestra clase (distancia que impuso la burguesía a fuerza de desapariciones, torturas y derrotas) para hacer un balance sobre nuestra historia y repensar cómo seguimos luchando por el poder obrero y el socialismo.

mejor este asunto de la política en la fábrica. Porque era evidente que la política estaba en la fábrica y que si uno la ignoraba no entendía nada y lo engatusaban fácilmente. Después del Cordobazo, o mejor dicho, cuando nosotros tomamos la fábrica, la mayoría de los miembros de la comisión interna que protagonizó el episodio clasista (…) tenía contactos con la izquierda. Yo tenía algunos compañeros con los que afectivamente estaba muy ligado, que eran del Partido Comunista. Cuando nosotros llegamos al sindicato, en el 70’, me ligué en seguida con un ex militante del Partido Comunista que se había pasado al PRT (…) Es en esos momentos que empieza la politización mayor (…) ahí ya empecé a girar hacia la izquierda. Es muy cierto que toda persona que posea sentimientos de fraternidad, de solidaridad, de igualdad, naturalmente quiera la paz. Pero lo que cualquier mortal sabe, porque vive todos los días, es que en el mundo no hay paz. Cualquier ser pensante sabe que hay millones de excluidos, desnutridos y hasta millones de niños que van de los 6 a los 14 años, que son obligados a trabajar, o son preparados para ir a la guerra por causas totalmente ajenas a sus intereses. Y la causa de todo ello es el capitalismo, la explotación, la propiedad privada de los medios de producción y el afán de lucro como motor de toda la vida social. A esta violencia cotidiana que es la generadora de los crímenes sociales no hay otra manera de erradicarla que enfrentándola en todos los términos.” Lecciones de batalla. Una historia personal de los 70’ Gregorio Flores


“...el Partido Comunista lucha por influenciar a la mayoría de la clase obrera. Esta lucha puede asumir un carácter rápido o lento, que depende de las condiciones objetivas y la eficacia de la táctica seguida. Pero es bien evidente que la vida de clase del proletariado no se detiene en ese período preparatorio para la revolución. Los choques con los industriales, con la burguesía, con el aparato del Estado, ya respondan a la iniciativa de un sector o del otro, siguen su curso.

En estos choques, que envuelven ya sea a los intereses del conjunto del proletariado, o de su mayoría, o a este u otro sector, las masas obreras sienten la necesidad de la unidad de acción: de unidad para resistir el ataque del capitalismo, o de unidad para tomar la ofensiva en su contra. Todo Partido que se oponga mecánicamente a esta necesidad del proletariado de unidad en la acción, será condenado infaliblemente por los obreros.”

León Trotsky, “Las tácticas del Frente Único”, marzo de 1922

Voz Obrera / P.35


Afiche de Alfredo Saavedra, Tome el camino del Cordobazo, 1971

Voz Obrera Revista del Partido por la Revoluciรณn y el Comunismo - PRC

prc

` y el Comunismo artido por la Revolucion


Turn static files into dynamic content formats.

Create a flipbook
Issuu converts static files into: digital portfolios, online yearbooks, online catalogs, digital photo albums and more. Sign up and create your flipbook.