8 Nota ¿Robots en el siglo XVIII?
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Por Boris Leonardo Caro
ontrario a la creencia de algunos, la afición a la tecnología no nació ayer con los iPhones, iPods y demás aparatos que consumen nuestro tiempo. En la belicosa Europa del siglo XVIII la aristocracia se entretenía con prodigiosos artefactos mecánicos, tres de los cuales acaban de resucitar. Más de doscientos años después de su creación, estos androides aún despiertan el asombro de quienes los contemplan. El Escritor, el Dibujante y la Pianista han revivido como parte de una campaña de la célebre compañía de relojes Swatch. La empresa suiza adquirió en 2010 a su par Jaquet-Droz, heredera del hombre que maravilló a la burguesía y las cortes europeas con sus invenciones durante el siglo XVIII. Solo tres de los autómatas creados por el relojero helvético sobrevivieron a revoluciones, guerras y otros desastres. Hoy se conservan en el Museo de Arte e Historia de la ciudad de Neuchâtel. La Pianista puede tocar cinco composiciones musicales diferentes en un órgano adaptado a sus dimensiones. Además, la elegante señora sigue con la mirada el desplazamiento de las manos, se mueve sobre la silla como una verdadera organista y “respira”, o nos transmite esa impresión por el rítmico vaivén de su pecho. Al terminar su ejecución hace una reverencia al público. El Dibujante es capaz de realizar cuatro diseños diferentes: un retrato de Luis XV, una pareja real, un perro y un Cupido. De vez en vez el androide sopla sobre el papel para eliminar los restos de mina. Su hermano el Escritor redacta textos a partir de combinaciones de 40 caracteres. Utiliza una pluma de ganso, que humedece en un tintero. Sus ojos también siguen el trazado de las letras y su cabeza se vuelve cuando rellena la pluma. Este prodigio de la mecánica requiere el movimiento armónico de 6.000 piezas. Pero, ¿qué mente extraordinaria ingenió estos autómatas en los remotos años 1700? Pierre Jaquet-Droz, un suizo nacido en el poblado de La Chaux-de-Fonds en 1721, se dedicó casi hasta su muerte a perfeccionar el arte de la relojería y crear artefactos mecánicos que se elevaron a la condición de obras de arte. El despegue de su carrera comenzó en 1758 en la corte española del rey Fernando VI, donde sus relojes de péndulo programables provocaron la estupefacción de la aristocracia madrileña. A su regreso de España en 1759 decidió consagrarse a la invención de lujosos relojes, péndulos y figuras como los entonces sorprendentes pájaros cantores. El éxito de su empresa repercutió hasta en la distante China, cuyo emperador abrió las puertas de la Ciudad Prohibida a los relojes y artefactos de la casa Jaquet Droz. El interés de los soberanos de Europa permitió exhibiciones de los autómatas en Inglaterra, Holanda, España, Rusia y Francia. Luis XVI y María Antonieta, los reyes franceses decapitados por la Revolución de 1789, aplaudieron también los androides de Droz sin sospechar que otra máquina acabaría con sus vidas años después. Aunque Jaquet-Droz no fue el único creador de autómatas de su época, sus obras aventajaron en complejidad y reconocimiento a las de otros inventores auténticos como el francés Jacques de Vaucanson o fraudulentos como el eslovaco Johann Wolfgang von Kempelen.
>LA PRENSA Domingo 15 de julio de 2012 / Reynosa, Tam.
> LA PRENSA Domingo 15 de julio de 2012 Año 13 No. 722
Ponderan autores mexicanos la trascendencia de William Faulkner
A
medio siglo de su fallecimiento, mente varios recursos que en su moel Premio Nobel de Literatura mento se consideraron muy innovadores 1949, William Faulkner (1897como dar mucho recuento de la vida in1962), sigue siendo un escritor impreterior de los personajes y de su diálogo scindible, debido a que en sus obra se interno”, refirió. sumergía en el interior del ser humano, Jugó mucho con la secuencia afirmó la escritora Erika Mergruen. cronológica de un relato y el orden de los eventos los fue cambiando dándole Durante la sesión “Para leer a Faulkner: a 50 años de su fallecimienun sentido quizá hasta más personal a to”, organizado por el Instituto Nacional sus personajes, mencionó. de Bellas Artes, la narradora opinó que Para Alzati, sería difícil decir en el autor de “Sartoris” logró plasmar lo qué momento la obra del Premio Nobel interior del ser y lo que está alrededor se volvió universal, porque era una épode éste; suspender el tiempo, para luego ca muy distinta donde la novela tenía un transformarlo en narrativa. lugar como de gran suceso cultural. “Es algo “Por *“En la obra de estos muy efímero que ejemplo, antes de él no se escritores puede verse claramente hoy en día había hecho, casi un canal de esa creación de una cosmogonía cable lanzará siempre la novela estaba pegada a serie de en su literatura, tal como Faulkner una la trama, pues lo televisión y creó a varios personajes”. esencial era la nos empiehistoria, creo que zan a dar los costó mucho que preámbulos la gente leyera a Faulkner”, aseguró la de este programa, es algo similar a lo escritora. que era el arribo de una nueva novela y se volvían narrativas consumidas por Consideró también que el gran novelista estadounidense es una asigna- una gran cantidad de lectores y eran tura pendiente para los lectores actuales, eventos centrales e importantes para la porque sin él la novelística de Gabriel cultura de ese entonces y eso le dio el García Márquez, Mario Vargas Llosa y ´boom´”, aseguró. Juan Carlos Onetti, sería distinta y no Añadió que el trabajo que hizo podría disfrutarse a cabalidad. Faulkner como guionista de cine, pues antes de ser conocido o de venderse “En la obra de estos escritores puede verse claramente esa creación bien sus libros, tuvo que buscar otras de una cosmogonía en su literatura, tal entradas y esa fue su paso por el Sépcomo Faulkner creó a varios persontimo arte estadounidense. ajes”, afirmó Mergruen. “Hacia muchos guiones y en En su oportunidad, Fausto Alzati especial le encargaban trabajos donde mencionó que desde su punto de vista, transformaban obras literarias a cine”, la prosa que ha llegado a leer del narrarecordó. dor Faulkner es algo melodramática. NTX/LGZ/MCV “Usa estilísticamente o técnica-
Cultura, religión y violencia