POR UNA NIÑEZ SIN TRABAJO INFANTIL
Material Teórico Operativo sobre la Problemática del Trabajo Infantil
POR UNA NIÑEZ SIN TRABAJO INFANTIL MATERIAL TEORICO OPERATIVO SOBRE LA PROBLEMATICA DEL TRABAJO INFANTIL
Secretaría de Trabajo
Autoridades
Staff
Ministro de Trabajo, Empleo y Seguridad Social Dr. Carlos A.Tomada
Edita Ministerio de Trabajo, Empleo y Seguridad Social
Secretaria de Trabajo
Publica Secretaría de Trabajo
Directora del Programa
Dra. Noemí Rial Coordinadora Técnica del Programa
Dra. María del Pilar Rey Mendez Coordinadora Administrativo - Financiera del Programa
Dra. Alicia E. Almirón
Contenido editorial Equipo Técnico del Programa de Formación e Información Sistémico en Materia de Prevención y Erradicación del Trabajo Infantil Estilo editorial Area de Estilo Editorial Dirección de Prensa y Comunicaciones Producción gráfica Area de Diseño Gráfico Dirección de Prensa y Comunicaciones Imprimió Colorgraf de García Dreyer S.H. Obligado 194. Avellaneda. E-mail: colorgraf@sinectis.com.ar.
Informes
Fuente de Financiación: Cooperación Técnica ATN (EA) 7912-RG(AR)- Banco Interamericano de Desarrollo-BID-
Para obtener mayor detalle sobre la información presentada,comunicarse con el equipo técnico del Programa de Formación e Información Sistémica en Materia de Prevención y Erradicación del Trabajo Infantil: María del Pilar Rey Méndez, María del Rosario Varela, Wenceslao Moro, Silvia Morin y Teresa Stonski. Tel. 4310-6362 E-mail: programatrabajoinfantil@trabajo.gov.ar
Prohibida su reproducción total o parcial sin citar la fuente.
Indice PROLOGO PRESENTACION
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Trabajo infantil en el ámbito doméstico Trabajo infantil en conflictos armados Trabajo infantil en la explotación sexual comercial
MODULO 1 EL TRABAJO INFANTIL COMO PROBLEMATICA SOCIAL COMPLEJA Introducción Distinción entre niñez, infancia y adolescencia La historia de la niñez en Europa y América latina La niñez como construcción social La doctrina de la situación irregular La doctrina de la protección integral Situación de la niñez en la Argentina Historia del trabajo de niños y niñas Breve historia del trabajo de niños y niñas en el mundo El trabajo de niños y niñas en la Argentina Conceptualización del trabajo infantil Condicionantes del trabajo infantil Condicionantes económicos Condicionantes político-legales Condicionantes culturales
Trabajo infantil en otras actividades ilícitas
11 13 13 14 15 17 20 22 24 24 26 33 36 36 37 37
Estructura normativa del trabajo infantil en la República Argentina Legislación internacional Legislación regional Legislación nacional Modalidades del trabajo infantil Trabajo infantil en la agricultura y la ganadería Trabajo infantil en la industria Trabajo infantil en la construcción Trabajo infantil en la vía pública Trabajo infantil en el comercio Trabajo infantil en la minería Trabajo infantil en la pesca
Visibilidad e invisibilidad del trabajo infantil Trabajo infantil y educación Trabajo infantil y salud Cuadro: Impactos del Trabajo en la Salud Infantil Estadísticas del trabajo infantil en la Argentina Diferentes posturas en torno al trabajo infantil Postura de prevención y erradicación del trabajo infantil Postura de promoción y protección del trabajo infantil Posicionarse ante el trabajo infantil MODULO 2 FORTALECIMIENTO ACTITUDINAL ANTE EL TRABAJO INFANTIL Introducción
85 87
Vínculo histórico entre el trabajo infantil
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y la Inspección de Trabajo El imaginario social en torno a la niñez y al trabajo infantil: mitos y creencias
39 39 43 44 46 48 50 51 51 52 52 53
53 54 54 55 56 59 63 69 80 81 82 82 83
Hacia un cambio de actitud respecto al trabajo infantil
89 93
El rol del inspector de trabajo en la prevención y erradicación
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del trabajo infantil MODULO 3 REDES SOCIALES PARA LA PREVENCION Y ERRADICACION DEL TRABAJO INFANTIL Introducción Una lectura sobre el mundo Contexto de las prácticas en red Conceptualización de red social Características de la red social
99 101 102 104 105 106
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Indice Componentes fundamentales de una red social Dimensiones básicas de una red social Tipos de red social Fases en la formación de una red social Ventajas y riesgos en las prácticas en red social A modo de cierre
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ANEXOS A) Cuadro comparativo entre la doctrina de la situación irregular y la doctrina de la protección integral Avance en su medición
D) Ficha o planilla de relevamiento del niño o la niña
HERRAMIENTAS PARA LA INTERVENCION
en situación de trabajo
Introducción El agente de intervención social Intervenir desde la singularidad Metodología de intervención La entrevista en el proceso de intervención Elementos y características de la comunicación en una entrevista La atmósfera de la entrevista Los procesos de la entrevista Límites y recomendaciones en la entrevista Aspectos a considerar durante la entrevista
120 120 121 124 126
Planificación en la prevención y erradicación del trabajo infantil Monitoreo del trabajo infantil
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Nota: Con fecha posterior a la redacción de este material, en junio de 2005, fueron difundidos los primeros resultados de la Encuesta de Actividades de Niños, Niñas y Adolescentes (EANNA) que actualizan los datos aquí vertidos. Una síntesis de dicho documento se incluye en el anexo bajo el título “Síntesis del documento:Trabajo Infantil en la Argentina. Avance en su medición”.
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C) Instrumentación de las fases en la formación de una red social
115 117 117 118 119 120
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B) Síntesis del documento: Trabajo Infantil en la Argentina.
APENDICE EN EL TRABAJO INFANTIL
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E) Instructivo para la administración de la ficha o planilla de relevamiento
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BIBLIOGRAFIA CONSULTADA
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PROLOGO Cuando hace más de treinta años comencé mis estudios universitarios sobre derecho laboral, uno de los textos clásicos que se nos daba para leer era el “Informe sobre el Estado de las Clases Obreras en el Interior de la República”, elaborado en 1904 por el abogado y médico catalán Juan Bialet Massé. Recuerdo que en aquel estudio, de principios del siglo XX, se describían las condiciones laborales de la clase trabajadora de nuestro país y se decía que en la Argentina “no sólo hay grandes establecimientos industriales, igual que en Europa, sino que también tenemos aquí unido a ello la más grande explotación de mujeres y niños”. No era un hecho asombroso o poco frecuente para aquel principio de siglo el ejercicio del trabajo infantil. La modernidad se construyó explotando a los niños, a las niñas y a las mujeres que, mayoritariamente, fueron quienes hacían funcionar las fábricas y las explotaciones mineras. Tal vez por ello, y por ese escandaloso encubrimiento mediante un manto de progreso, aquella situación se convirtió en uno de los ejes de una lucha social que no sólo denunciaba la injusticia de aquella explotación sino que, sobre todo, aspiraba a que los niños y las niñas pudieran incorporarse al incipiente sistema educativo. A mediados del siglo XX, en el marco del desarrollo socioeconómico promotor del “estado de bienestar” y de las grandes conquistas sociolaborales alcanzadas en nuestro país, el trabajo infantil empezó a convertirse de un hecho poco frecuente, y a veces marginal, en un fenómeno acotado particularmente a zonas rurales o semi rurales en las que, el transcurrir del tiempo, según se estimaba, finalmente impactaría facilitando un cambio cultural. Sin dudas, ésta fue una expectativa optimista sustentada en el avance de legislaciones laborales protectivas y por los beneficios económicos y sociales obtenidos por los actores del mundo laboral. Pero el proceso esperado no se concretó. Contrariamente a ello, el avance del proceso generador de flexibilización laboral, desempleo y empobrecimiento generalizado, dio lugar al incremento del trabajo informal y al crecimiento del trabajo infantil, que alcanzó proporciones alarmantes. Así es como hoy, iniciado el siglo XXI, debemos admitir que en la Argentina existe el trabajo infantil y que es un tema que nos compromete a todos. Un conjunto de ideas mantuvo incuestionable e invisible este problema a través del tiempo. Ideas que a lo largo de la historia pudieron sostener, por ejemplo, la creencia en su carácter inocuo, no generador de perjuicios físicos, ni psíquicos, ni sociales en el desarrollo de la infancia, o que difundieron presuntos beneficios morales
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y sociales que el trabajo infantil es capaz de producir como práctica temprana. “Mejor es que trabaje y que no ande sin hacer nada”; “Es bueno que trabaje antes que cometa un delito”; “Trabajar educa al niño”; “Es mejor trabajar que pedir monedas”, son algunas de las frases que insisten en valorizar el trabajo infantil y en adjudicarle virtudes diversas. Extendido a todo el país, el trabajo infantil adoptó la cualidad de “inevitable” tanto en zonas rurales cuanto en urbanas. Inevitable en lo económico, ya que parecía “natural” que un niño contribuyera con su trabajo a la economía de la familia pobre. Esta interpretación invitó a asumir ante el trabajo infantil una actitud de tolerancia o de resignación. Pero, además, permitió que muchos niños, para quienes el trabajo era el centro de sus vidas, quedaran excluidos de la educación, del juego, de la diversión, del ocio. Y que se instalara la indiferencia social frente a un fenómeno de explotación que era percibido, en el peor de los casos, apenas como un problema menor. A mediados de los ochenta, la significación histórica del trabajo infantil comenzó a ser cuestionada por diversas instituciones y organizaciones del país. Este cambio significativo se vinculaba, por un lado, con la situación de amplios sectores medios incorporados al universo de la pobreza como “nuevos pobres”. Pero también se relacionó con un fenómeno urbano: la visión cotidiana y creciente de niños y niñas pobres deambulando por las calles e involucrados en diversas estrategias de supervivencia, entre ellas, la venta ambulante, la mendicidad, los servicios de lustrabotas, o de abre-puertas y limpiaparabrisas de los autos. El trabajo infantil comienza a ser descrito, analizado y denunciado mediante acciones públicas que adquieren notoriedad y le otorgaran visibilidad. Seminarios, congresos y foros, entre otros espacios, se constituyen en ámbitos de debate para atender una problemática que afecta a gran parte de la población infanto-adolescente empobrecida de nuestro país y del mundo insuficientemente desarrollado. Con la sanción de la Convención Internacional sobre los Derechos del Niño, en 1989, se presentan las bases de un nuevo paradigma con relación a la niñez. Se trata de un modelo que apela a la responsabilidad del Estado, de la sociedad y de la familia para garantizar la protección integral de los derechos de los niños y las niñas. Cabe destacar que, en la lucha por este cambio de paradigma, participaron actores sociales diversos. Entre ellos, se destacó la actuación del movimiento obrero, que incluyó el trabajo infantil como uno de los temas prioritarios de su agenda de trabajo, lo articularon con los componentes de la desocupación laboral adulta y lo relacionaron con la deserción escolar, la caída de los salarios y la economía informal. Desde esta perspectiva operarán las políticas activas de empleo y de ingresos, así como el impulso a la educación y la capacitación que se promueven desde el Ministerio de Trabajo y el Gobierno nacional. Sin dudas, conocer las características y particularidades que adquiere el trabajo infantil en la Argentina contribuye a la toma de decisión respecto de la selección de
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políticas eficientes para erradicarlo. De allí la importancia del desarrollo conjunto que este Ministerio y el INDEC realizan en el marco del Programa “Encuesta y Observatorio de Trabajo Infantil”, acordado entre el Gobierno nacional y el Programa Internacional para la Erradicación del Trabajo Infantil (IPEC) de la OIT: la Encuesta de Actividades de Niños, Niñas y Adolescentes. Otra medida protectoria en esta materia es la recientemente promulgada Ley Nº 26.061 que, entre diversos aspectos vinculados con la “Protección integral de los derechos de las niñas, niños y adolescentes” desarrolla el derecho a la salud, la educación, la libertad, la dignidad, el deporte, el juego recreativo, y también al trabajo de los adolescentes. Este último, considerando las restricciones que imponen la legislación vigente y los convenios internacionales sobre erradicación del trabajo infantil, y debiendo ejercerse la inspección del trabajo contra la explotación laboral de las niñas, niños y adolescentes. El discurso sobre el trabajo infantil que justifica su práctica por su “rol socializador o formativo”, tiene cada día menos sustento. En la actualidad, su ejercicio comienza a ser visto como una vulneración de derechos y existe conciencia creciente de que el trabajo, en niños y niñas, desconoce derechos inalienables: el derecho a la educación; el derecho a la salud; el derecho al esparcimiento; el derecho al juego. Fundamentalmente, porque es una práctica que afecta el derecho a no trabajar y se constituye en elemento promotor de riesgo para el desarrollo físico, psíquico y social generador, en la niñez, de exclusión social. La incorporación temprana de los niños y niñas al mundo laboral es contraria a nuestros valores de justicia social, de democracia, de defensa de los derechos humanos. El desafío, entonces, no concierne justamente al ámbito de la percepción ni a la ética de las ideas, sino a la perspectiva que impone la acción. Perspectiva que muestra la necesidad de trabajar conjuntamente para generar las bases de una Argentina productiva, orientada al crecimiento económico, a una justa distribución del ingreso, capaz de respetar el derecho de los niños y niñas a no trabajar, y al mismo tiempo, de garantizarles calidad en su educación y posibilidades de disfrutar de una niñez plena y digna. Cuando se afecta la niñez en sus derechos se afecta simultáneamente la ciudadanía, atributo que se construye progresivamente desde la socialización temprana y en condiciones de educación y libertad. Quizás, como eje de una política sobre prevención y erradicación del trabajo infantil, hoy debamos recuperar aquella vieja idea rectora que, al sostener casi como imperativo, que en la Argentina los únicos privilegiados son los niños, garantizó a varias generaciones jóvenes el respeto de su dignidad. Tal vez de ese modo, el título de esta obra -POR UNA NIÑEZ SIN TRABAJO INFANTIL- pueda convertirse, acompañada por nuestros esfuerzos permanentes, en un componente de nuestra realidad. Dr. Carlos A. Tomada Ministro de Trabajo, Empleo y Seguridad Social
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PRESENTACION
1. La cuestión social se vincula a la exclusión pero “pone en cuestión” a la sociedad en su conjunto. Se produce un efecto boomerang en virtud del cual los problemas planteados en las poblaciones que encallan en los bordes de una formación social retornan hacia el centro. Castel, Robert. La metamorfosis de la cuestión social. Editorial Paidós, Buenos Aires (1995).
En la Argentina la lucha por la recuperación democrática coincide con un nuevo paradigma sobre la niñez, esencialmente de tipo jurídico-cultural, fundamentalmente a partir de la Convención Internacional sobre los Derechos del Niño. La Convención establece que los niños y las niñas son sujetos (titulares) de derechos, desplazando definitivamente su consideración como objetos de tutela y control. La Convención constituye una condición necesaria pero no suficiente para el cumplimiento de los derechos. Para que sea efectiva, desde la perspectiva de la niñez, se necesita no sólo el enunciado de esos derechos, sino fundamentalmente la generación de condiciones económicas, políticas, legales y culturales que ofrezcan la oportunidad real y concreta de su ejercicio. El cumplimiento de los derechos del niño y la niña es fundamental para lograr avanzar hacia una sociedad democrática. El trabajo infantil se presenta como una problemática pues constituye una vulneración de los derechos fundamentales de la niñez, trayendo como consecuencia perjuicios para el desarrollo físico, psíquico y social del niño o la niña. Se constituye en una cuestión social1, es decir es un hecho social que no sólo afecta a los propios niños y niñas que trabajan, sino que confronta con un proyecto de país y compromete a todos sus ciudadanos. Además es una problemática compleja en el sentido que confluyen y se interrelacionan condicionantes económicos, políticos, legales y culturales. Por lo tanto, el trabajo infantil como problemática social compleja demanda la puesta en marcha de políticas y acciones concretas, pero también requiere una sensibilización y concientización de la sociedad. El Ministerio de Trabajo, Empleo y Seguridad Social desde la Secretaria de Trabajo impulsa políticas y acciones con relación a la prevención y erradicación del trabajo infantil. En el marco del Programa de Formación e Información Sistémico en Materia de Prevención y Erradicación del Trabajo Infantil se elaboró este material con el propósito de ampliar el conocimiento sobre la problemática, reflexionar sobre las actitudes que se adoptan hacia el niño y la niña que trabajan y construir una herramienta de abordaje interdisciplinario e interinstitucional para aquellos actores sociales comprometidos con la prevención y erradicación del trabajo infantil.
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La estructura del material contempla tres módulos: 1) Primer módulo (teórico-conceptual): “El trabajo infantil como problemática social compleja” que introduce al lector en el tema del trabajo infantil partiendo de un análisis histórico de la niñez y el trabajo de los niños y niñas para ir construyendo y explicitando la conceptualización de la problemática, sus modalidades, las condiciones que lo generan y el marco legal. 2) Segundo módulo (actitudinal): “Fortalecimiento actitudinal ante el trabajo infantil” que intenta aportar reflexiones sobre actitudes y percepciones acerca del trabajo infantil sesgadas por prejuicios, estereotipos, mitos y creencias que obstaculizan la comprensión y el abordaje de la problemática. 3) Tercer módulo (teórico-operativo): “Redes Sociales para la prevención y erradicación del trabajo infantil”, que ofrece la posibilidad de pensar y trabajar desde la perspectiva de las redes sociales para el abordaje de la problemática. Asimismo proponemos un apéndice: “Herramientas para la intervención en el trabajo infantil”, que brinda diferentes aspectos teórico-instrumentales para la intervención con niños y niñas que trabajan. El presente material es el resultado de un proceso de investigación, relevamiento, análisis y discusión del equipo técnico interdisciplinario coordinado por la Dra. María del Pilar Rey Méndez e integrado por la Lic. María del Rosario Varela, la Lic. Silvia Miorin, la Lic. Teresa Stonski y el Sr. Wenceslao Moro. Los módulos aquí presentados no constituyen capítulos cerrados, sino puntos de partida para nuevos análisis y debates. Esperamos que este material sirva para orientar la generación de acciones tendientes a la prevención y erradicación del trabajo infantil que posibiliten la visualización de su verdadero impacto en la sociedad.
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m贸dulo
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EL TRABAJO INFANTIL COMO PROBLEMATICA SOCIAL COMPLEJA
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EL TRABAJO INFANTIL COMO PROBLEMATICA SOCIAL COMPLEJA
INTRODUCCION En este módulo se introduce la problemática partiendo de la conceptualización de la niñez y su desarrollo histórico. Luego se describen las características del trabajo de los niños y las niñas en la historia argentina para tratar a continuación la conceptualización del trabajo infantil. Las distintas actividades que realizan los niños y las niñas adquieren características particularidades según el contexto en que se realizan, el esfuerzo que demandan, la edad de quienes las llevan a cabo, por lo cual se describen algunas de las modalidades más frecuentes en el país. Diferentes condicionantes influyen en la existencia del trabajo infantil. La complejidad de la problemática está determinada por la interrelación de factores económicos, político-legales y culturales. Esto significa que, por ejemplo, si se produjera una mejora en la situación económica de las familias implicadas puede no ser suficiente para la erradicación del trabajo de los niños y las niñas. Las repercusiones del trabajo infantil en la educación da cuenta de cómo el mismo perpetúa el círculo vicioso de la pobreza, en el sentido de que un niño o una niña no escolarizado va a ser un adulto con acceso a trabajos mal remunerados. Asimismo las consecuencias físicas y psíquicas muestran que el trabajo durante la infancia atenta contra la salud del niño o la niña. El trabajo infantil ha sido objeto de atención por parte de organismos nacionales e internacionales (Ministerio de Trabajo de la República Argentina, OIT, UNICEF), plasmando en la legislación su preocupación por el fenómeno. La normativa descripta y estudiada muestra el interés histórico desde el siglo XX por la situación en que se encuentran los niños y las niñas que trabajan, estableciendo lo inaceptable desde el punto de vista legal.
DISTINCION ENTRE NIÑEZ, INFANCIA Y ADOLESCENCIA Antes de abordar el tema del trabajo infantil es necesario responder a algunas preguntas. ¿De quién estamos a hablando? ¿Qué significa ser niño o niña? ¿Siempre fue igual la concepción de la niñez? La niñez, ¿es igual para todos los sectores sociales? ¿Qué visiones existen acerca de la niñez?
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2. Convención sobre los Derechos del Niño, Ley Nº 23.849, artículo 2.
3. El concepto de adolescencia hoy se encuentra discutido por algunos autores quienes plantean que no se daría la misma en los sectores de extrema pobreza.
4. Casas, Ferran. Infancia: perspectivas psicosociales. Editorial Paidós, Barcelona (1998).
Responderlas ayudará a tener presente que ante todo estamos hablando de una persona que se encuentra en una etapa de crecimiento vital para su desarrollo. Con este fin se quiere hacer una distinción previa que nos permitirá comprender mejor el concepto de niñez, diferenciándolo de otros términos. El término niñez es utilizado con frecuencia como sinónimo de infancia, pero hay que hacer una distinción entre ambos, pues no significan lo mismo. La niñez es aquel período cronológico dentro del crecimiento de los seres humanos que comprende, según la Convención sobre los Derechos del Niño, desde el nacimiento hasta los dieciocho (18) años de edad, y según la salvedad que hiciera la República Argentina, desde la concepción hasta los dieciocho años de edad2. La infancia hace referencia al estadio evolutivo de un ser humano que abarca desde el nacimiento hasta los doce (12) o catorce (14) años aproximadamente. Por lo tanto, niñez, sustantivo colectivo de niños y niñas, incluye a la infancia, pero también a la adolescencia. Esta última, es un período evolutivo particular de desarrollo que tiene características diferentes de la infancia y se extiende entre los doce (12) o catorce (14) años de edad hasta los dieciocho (18) años aproximadamente3. De esta forma, al utilizar niñez e infancia como sinónimos, además de estar cometiendo un error conceptual, estaríamos suprimiendo la categoría de adolescencia. Las experiencias vividas durante la niñez son de gran importancia en la historia de vida de una persona. Es durante la infancia y la adolescencia que se produce un crecimiento físico y un desarrollo psicomotor, perceptivo e intelectual. Se forman las estructuras psíquicas, se suceden los procesos de individuación y socialización que posibilitan las relaciones con el medio y con los otros. Según como se ordenen las primeras experiencias, se formará la personalidad, estableciéndose las bases de las interacciones futuras. Por este motivo es que los niños y las niñas son seres humanos con necesidad de cuidados por parte de los adultos. De ahí que, además de los derechos propios de los seres humanos, tienen derechos especiales reconocidos por la Convención Internacional sobre los Derechos del Niño. Sin embargo, esta idea es bastante reciente en la historia de la humanidad. El concepto de niñez es una construcción social que a lo largo de la historia se ha dado junto con procesos más amplios de construcción hegemónica de otras instituciones sociales (familia, escuela). La niñez, más que una realidad objetiva y universal, es ante todo el resultado de un consenso social que depende de las distintas condiciones socio-históricas4.
LA HISTORIA DE LA NIÑEZ EN EUROPA Y AMERICA LATINA Cuanto más retrocedemos en la historia de la niñez, menor es el nivel de atención que se advierte de los adultos hacia los niños y las niñas como una categoría social particular y diferenciada de aquellos. Asimismo, se advierte que la historia de la niñez omite la historia de cada género. Muchas veces los historiadores han perdido
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de vista los avatares por los que han transitado las niñas, incluyéndolas dentro del genérico masculino de niños5. ■
La niñez como construcción social
El reconocimiento de la niñez como una categoría social diferenciada de los adultos se remonta al advenimiento de la sociedad moderna. Surge desde los estratos altos y medios europeos, extendiéndose a los sectores pobres aproximadamente un siglo más tarde6 . Con anterioridad al siglo XVIII no existía una conciencia de la particularidad de la infancia y menos aún de la adolescencia, que distinguiera al niño o la niña del adulto. La niñez era considerada como un período bastante breve de la vida humana que abarcaba desde el nacimiento hasta los cinco (5) o seis (6) años aproximadamente, edad en la cual los niños y las niñas eran considerados “productivos”. Cuando, por su desarrollo físico, podían realizar alguna actividad económica ingresaban al mundo del trabajo. De esta manera, el niño y la niña se convertían a los pocos años en una persona adulta, sin pasar por una etapa previa diferenciada. Los niños y las niñas se vestían igual que los adultos, trabajaban como ellos, realizaban los mismos juegos, podían ser reducidos a la esclavitud o tomados prisioneros. El movimiento de la vida colectiva en las comunidades arrastraba en una misma oleada las edades y las condiciones de vida 7. Cada niño y niña aprendía en su comunidad lo necesario para la vida diaria y futura de la mano de algún adulto (padre, madre, vecino, amo, anciano) con el que se instruía en algún oficio. En el Antiguo Régimen, la familia tenía como misiones específicas la conservación de los bienes materiales y el apellido, la práctica de un oficio común, y la protección del honor y las vidas ante situaciones de crisis. Ahora bien, la organización familiar no tenía por funciones la transmisión de valores y conocimientos. En ocasiones, los niños y las niñas eran entregados a nodrizas, domésticos, hospicios o conventos para la crianza. La inexistencia de la categoría de niñez con anterioridad al siglo XVIII, se refleja en el arte. Los niños eran representados por los pintores como hombres en menor escala8. La iconografía medieval los muestra con las mismas expresiones y rasgos que los adultos, la misma musculatura, sólo diferenciados por la talla. Las transformaciones que se producen en el tránsito del Antiguo Régimen a la Modernidad tienen efectos ideológicos, sociales, económicos, culturales, que afectaron las costumbres de la vida cotidiana y el modo de percibir las tradiciones instaladas9. Este proceso va a repercutir sobre la percepción de la niñez. A fines del siglo XVII y principios del siglo XVIII, surgen en la sociedad moderna manifestaciones de sensibilidad hacia los niños y las niñas. Con ello comienza a pensarse la niñez en forma diferenciada de la etapa adulta. La relativa indiferencia hacia los niños y las niñas, que se había manifestado en los siglos anteriores, fue reemplazada por una creciente valoración social, con mayores niveles de control y más altas expectativas, que acentuaban su centralidad en la
5. Giberti, Eva. La Niñez y el hacer política en La niñez y sus políticas: Políticas de los adultos dirigidas a los niños y políticas de la niñez creadas por los niños y las niñas. Editorial Losada, Buenos Aires (1997). 6. Dhorter, E. Nacimiento de la familia moderna. Editorial du Seuil, París (1977).
7. Ariès, Philippe. El niño y la vida familiar en el Antiguo Régimen. Editorial Taurus, Madrid (1987).
8. Op. cit. (Ariès, 1987).
9. Minnicelli, Mercedes. Infancias públicas. No hay Derecho. Ediciones Novedades Educativas,Buenos Aires (2004).
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10. Duro, Elena y Marcón, Atilio. Chicas y chicos en problemas. El trabajo infantil en la Argentina. Serie ¿Educación o Trabajo infantil? publicado por UNICEF, Buenos Aires (2002).
11. Esto se debe particularmente a los altos índices de mortalidad infantil.
12. Para “los hijos de los pobres” se conformaron las “escuelas caritativas de los pobres” o “las escuelas de beneficencia”. Éstas eran escuelas gratuitas cuyo fin era enseñar normas, buenos modales, los valores cristianos y a leer y escribir. En algunas se formaba a los niños y las niñas en oficios y hábitos de subordinación.
13. Larrandart, Luciana. Prehistoria e historia del control socio-penal de la infancia. En: García Méndez, Emilio y Bianchi, María del Carmen. Ser Niño en América latina. Editorial Galerna, Buenos Aires (1991).
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familia. Esta última, a la par de ser la transmisora de bienes y linaje, se va a hacer cargo de la formación de la prole, según los valores morales de la época. El interés manifiesto de las familias en la educación y el estudio de sus hijos va a estar colocado en otra institución característica de la modernidad, la escuela. La escuela va a ser fundamental en este proceso de cambio en las costumbres, sustituyendo el aprendizaje tradicional en la comunidad, convirtiéndose en una institución de instrucción, formación y disciplinamiento para el futuro. Los niños y las niñas son separados de los adultos y educados en la escuela. El paso por esta institución es algo obligado, fuera de la cual se considera que la persona no está “educada”. Sin embargo, esta nueva forma de pensar la niñez no se instaló homogéneamente en todas los grupos sociales, poniendo en evidencia la diferenciación entre los hijos de los ricos y los hijos de los pobres. Es decir, durante la edad moderna no podríamos hablar de una sola niñez, sino de niños y niñas situados en procesos de crecimiento y socialización diferenciados de acuerdo a las condiciones económicas, políticas y culturales de los grupos sociales de pertenencia10. Durante el desarrollo de la modernidad, particularmente a partir de la Revolución Industrial, fines del siglo XVIII, en Europa se le otorgó a “los hijos de los pobres” una clara funcionalidad en el proceso productivo, desempeñando trabajos en ámbitos y condiciones infrahumanas. En este contexto, desde los grupos dominantes se impuso una visión en la cual el niño o la niña pobre era considerado como un “bien” fácil de sustituir, tanto desde el plano afectivo como del económico11. La niñez de los pobres, era entendida como un tiempo en que los niños y las niñas debían trabajar para ser el día de mañana “buenos proletarios”. Aunque incluyeran cierta escolaridad12, se ponderaba a los hijos de la clase trabajadora como fuerza de trabajo en el modo de producción capitalista. La imagen del “niño-obrero” comenzó a ser exclusiva para los sectores empobrecidos de la sociedad. Durante el siglo XIX el discurso sobre los niños y las niñas pobres fue un discurso sobre los niños y las niñas que trabajan. En este contexto surgieron ámbitos de debate en torno a las malas condiciones en que se desarrollaba el trabajo y comenzó a pensarse que debían tener una protección especial. Esta línea de discusión se orientaba a los niños y las niñas que trabajaban en el ámbito urbano, descuidando la atención de aquellos que realizaban alguna actividad en el ámbito rural. Parte de esta discusión fue dirigida hacia otro segmento de la niñez pobre: “los niños de la calle”. Estos debates giraban en torno a qué hacer con los niños y las niñas provenientes de los sectores pobres. Esto va a dar lugar a una serie de discursos que atraviesan por varias etapas: 1) un discurso caritativo, de protección a los pobres y huérfanos; 2) un discurso de tutela de los seres inferiores y/o enfermos; 3) el discurso de alarma social, en el que se asocia a la niñez “callejera” como futura delincuente, esto plantea, la defensa de la sociedad, a través de la protección de la infancia y la adolescencia13.
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Como consecuencia de este proceso nace en la alta burguesía un movimiento moralista conocido como los Reformadores o “Salvadores del Niño”, conformado mayoritariamente por mujeres. Este grupo se encargó de crear una serie de instituciones destinadas a la asistencia, tratamiento y recreación de los niños y las niñas en estado de “abandono” y/o con problemas de conducta. La protección, por medio de la institucionalización, encubría un mecanismo de control social de los hijos de los pobres14. ■
La doctrina de la situación irregular
En la segunda mitad del siglo XIX, la agudización de los conflictos sociales en los países capitalistas, produjo que las instituciones asistenciales resultaran insuficientes para el contención de la población infanto-adolescente que quedaba fuera del disciplinamiento ejercido por la familia y la escuela. Esto aceleró la necesidad de encontrar un marco jurídico específico de control y vigilancia, dando origen a los Tribunales de Menores. A instancias de los “Salvadores de los Niños” se creó en el año 1889 el primer Tribunal de Menores en el estado de Illinois, Estados Unidos15. Este proceso se extendió a los países de América latina. A partir de ese momento surge la segmentación de la niñez en “niños” categoría que subsume a las niñas, y “menores”. Los primeros son los que transcurren su infancia entre la familia y la escuela. Los segundos, a los que esas dos instancias no alcanzan a contener y terminan siendo objeto de la intervención jurídico institucional. La utilización del término “menor” fue acompañada, de diversas subcategorías: “menor carenciado”, “menor abandonado”, “menor inadaptado”, “menor infractor”, etc. Al mismo tiempo, esta población fue vista como “peligrosa”, “futura delincuente”, y “amenazante” para el orden social por lo que era necesario readaptarla. Así aparece la figura del “menor” en el derecho, creando diferentes organismos de aplicación (juzgados de menores) e instrumentos a su servicio (instituciones, hogares, familias sustitutas, etc.). Del mismo modo surge una cosmovisión tutelar por parte del Estado. La legislación de menores encubre su objetivo de control social bajo el manto piadoso de la intención tutelar16. La forma de hacer efectivo aquel objetivo puede ser resumido en aquello que se denomina el ciclo perverso de la institucionalización compulsiva. Esta conforma una serie de etapas17. La aprehensión consiste en el hecho de cualquier niño o niña, encontrado en la calle en situación considerada de riesgo personal o social, independientemente de estar o no infringiendo la ley, puede ser aprehendido y conducido ante la presencia de la autoridad responsable, el juez de menores. La conducta del magistrado, en la mayoría de los casos, es la de encaminar al menor a un centro de selección (observación), a fin de que allí se proceda a un estudio social del caso, a un examen médico y un diagnóstico psicopedagógico. Esos estudios terminan invariablemente con el encuadramiento del niño o la niña
14. Se entiende por control social a las estrategias tendientes a naturalizar y normalizar un determinado orden social construido por las fuerzas sociales dominantes.Pegoraro,Juan.Teoría Social,Control Social y Seguridad: el nuevo escenario de los ´90. Cuadernos de Posgrado Nº 3, Facultad de Ciencias Sociales-UBA (1995).
15.En los Tribunales de Menores los expedientes eran secretos, las audiencias se celebraban en forma privada, el proceso penal era informal y no se respetaban las garantías penales.
16. Grima, José Luis y Le Fur, Alicia. ¿Chicos de la calle o trabajo chico? Editorial Lumen Humanitas, Buenos Aires (1999). 17. El desarrollo explicado ha sido extraído de Gomes da Costa,Antonio Carlos.Niños y niñas de la calle: vida, pasión y muerte. UNICEF, Buenos Aires (1998).
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en una de las subcategorías de la situación irregular (carenciado, abandonado, inadaptado e infractor), o sea, en su rotulación. La decisión del juez, tanto para infractores cuanto para no infractores, consiste en escoger de un mismo conjunto de medidas, la que le parezca más adecuada al caso. Su opción por una u otra medida no responde a un criterio objetivo ni implica derecho de defensa. Se trata de una decisión basada en el “prudente arbitrio” de un buen padre de familia. Esta se apoya en un diagnóstico que da como resultado en la mayoría de los casos el alejamiento del “menor” de su núcleo familiar y de las vinculaciones socioculturales con su medio de origen. La medida de internación se aplica indistintamente a “menores” carenciados, abandonados, inadaptados e infractores. La única diferencia era que estos últimos cumplen su “medida” en establecimientos especializados, es decir, dotados de mayores índices de seguridad. El ordenamiento jurídico que sustenta este tipo de intervenciones jurídico-institucionales es conocido en la actualidad como doctrina de la situación irregular que continúa operando como forma de control social de la infancia y adolescencia empobrecida. En la Argentina, como en otros países, se sancionó la legislación de menores a partir de circunstancias de orden fáctico. El modelo de país agro-exportador iniciado en el año 1880 generó un gran flujo inmigratorio proveniente de la Europa meridional. Factores internos y externos contribuyeron a este fenómeno. Entre los internos, se destacan la eliminación de la población indígena, el fin de las guerras civiles y la consolidación del gobierno nacional, que dio paso a una cierta estabilidad de la vida política y económica. Entre las causas externas cabe mencionar la depresión económica en los años 1880 y 1890 en Europa, el crecimiento demográfico, la persecución política, la baja productividad agrícola en ciertas regiones y la lentitud del desarrollo industrial en algunos países que impidió la absorción de la mano de obra desocupada proveniente del campo. Entre la última década del siglo XIX y la primera del siglo XX se produce un aumento de la población en el sector urbano, particularmente en Buenos Aires y otras ciudades portuarias. Este proceso se asocia al crecimiento de las obras públicas de infraestructura (ferrocarriles, puertos, redes cloacales y de aguas corrientes, alumbrado), el desarrollo de actividades secundarias y terciarias complementarias de la producción agrícola, la incipiente industria y la ampliación del mercado interno. Este polo de atracción y concentración urbano también fue generado porque las corrientes inmigratorias campesinas no pudieron acceder al medio rural, en un principio prometido, debido a que gran parte de las tierras ya estaba en propiedad de latifundistas y empresarios. Es así que terminaron instalándose en las ciudades. Iniciado el siglo XX la población urbana fue creciendo a un ritmo mayor que la del ámbito rural. La gran masa inmigratoria se estableció en los conventillos o casas de inquilinato, viviendo en condiciones de hacinamiento; las habitaciones además de
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servir como dormitorios eran comedor, cocina, despensa, lugar de juego para los niños y las niñas, depósito de basura, almacenes de ropa sucia, depósito de agua, almacén de combustible, sitios donde se depositaban excrementos, etcétera18. La situación ocupacional en la Argentina de principios de siglo XX no ofrecía a la población extranjera oportunidades de ingreso al trabajo, lo cual repercutió en forma negativa sobre las condiciones de vida, registrándose altos índices de desocupación y/o subocupación. La política inmigratoria llevada a cabo por el gobierno argentino no ofreció estrategias de integración social. Es de tener en cuenta que en la Argentina de principios del siglo XX, con el avance de las corrientes migratorias, había surgido un movimiento obrero que era portador de ideales libertarios y demandas de reivindicación social. De allí provenían los niños y las niñas que “invadían” los espacios públicos y que eran vistos como un “peligro” potencial por las clases dominantes de la Argentina conservadora. Los niños y las niñas de los sectores pobres que salían a la calle en búsqueda de la supervivencia diaria se les presentó a los legisladores como un tema a resolver y gestaron así la legislación de menores: ley de patronato Nº 10.90319. Esta ley es de 1919 y fue impulsada por el Dr. Luis Agote. De acuerdo a ella, los jueces tienen la potestad de disponer de aquellos niños y niñas declarados en “abandono material o moral y/o peligro moral”20. Esta declaración permite suspender el derecho de los padres al ejercicio de la patria potestad y delegarla en la figura del juez, quien toma las medidas que a su criterio considera necesarias para tutelar a aquellos niños y niñas que por una u otra razón entran dentro de aquella categoría jurídica. Este ejercicio se realiza a través de la derivación de los niños y/o las niñas a organizaciones cuyos fines son su resocialización y reeducación. La ley tutelar, inspirada en la filosofía del derecho positivo, busca clasificar y normalizar al “menor” a través de una compleja red de dispositivos instrumentales. Se apuntó hacia una legislación que, legitimada en la tutela de la infancia-adolescencia, posibilitara una intervención estatal ilimitada y segregativa para controlar a la niñez pobre. La paradoja de la legislación de menores de principios de siglo es que protege al niño de los riesgos que nacen de una sociedad que no los contiene y, al mismo tiempo, protege a la sociedad de los males que puedan causar los mismos niños inadaptados y futuros delincuentes21. Iniciado el siglo XXI, la ley Agote persiste en la Argentina sin que haya sido derogada, manteniéndose un discurso sobre la necesidad de “tutelar” al niño y/o la niña a través de instituciones de corrección y de leyes específicas que habiliten para ello.
18. Rapaport, Mario. Historia económica, política y social de la Argentina. Editorial Macchi, Buenos Aires (2003).
19. Op. cit. (Grima y Le Fur, 1999).
20.La Ley del Patronato de Menores entiende por “abandono material o moral o peligro moral, la incitación por parte de los padres, tutores o guardadores a la ejecución por el menor de actos perjudiciales para su salud física o moral, mendicidad, vagancia, la frecuentación de sitios inmorales o de juego, con ladrones o gente viciosa o de mal vivir o que no habiendo cumplido dieciocho años vendan periódicos u objetos de cualquier naturaleza que fuere, en las calles o en negocios públicos, o cuando en estos sitios ejerzan oficios lejos de la vigilancia de los padres o guardadores, o cuando sean ocupados en oficios o empleos perjudiciales a la moral o a la salud” (artículo 21).
21. Op. cit. (Grima y Le Fur, 1999).
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22. Las Naciones Unidas fueron creadas en el año 1945 y una de sus preocupaciones fue el bienestar y el derecho de los niños y niñas a través del establecimiento del Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia (UNICEF).
23. La doctrina de la protección integral hace referencia a un conjunto de instrumentos jurídicos, entre los cuales se encuentran la Convención Internacional de los Derechos del Niño (el más importante), las Reglas Mínimas de las Naciones Unidas para la Administración de la Justicia Juvenil (Reglas de Beijing),las Reglas Mínimas de las Naciones Unidas para los Jóvenes Privados de Libertad y las Directrices de las Naciones Unidas para la Administración de la Justicia Juvenil (Directrices de Riad).
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La doctrina de la protección integral
Con el desarrollo del siglo XX, luego de las atrocidades de la Primera y la Segunda Guerra mundiales, el tema de la defensa de los derechos humanos fue cobrando impulso a nivel internacional. Así, en el año 1948 la Asamblea General de las Naciones Unidas22 proclamó la Declaración Universal de los Derechos Humanos en la cual se reconoce que los niños y las niñas deben ser objeto de cuidado y atención especial. Sin embargo, fue necesario un instrumento dedicado específicamente a los derechos del niño y la niña para remarcar su necesidad de un cuidado especial, su vulnerabilidad y sus diferencias con los adultos. Por tal motivo, en el año 1959 la Asamblea General de las Naciones Unidas adoptó la Declaración de los Derechos del Niño. En ella se reconoce una igualdad en el disfrute de los derechos de todos los niños y las niñas sin distinción o discriminación por motivos de raza, color, sexo, idioma, religión, opiniones políticas o de otra índole, origen nacional o social, posición económica, nacimiento u otra condición, ya sea del propio niño o de su familia. También considera la necesidad del niño y la niña de una protección especial para un desarrollo físico, mental, moral, espiritual y social en forma saludable y normal, así como en condiciones de libertad y dignidad. Al celebrarse veinte años de la Declaración de los Derechos del Niño, se conmemoró el Año Internacional del Niño en el que se propuso la formulación de una Convención sobre los Derechos del Niño que obligue a los Estados que la ratifiquen a respetar los derechos establecidos y a tomar medidas para hacerlos efectivos. Una vez concluidos intensos trabajos para la elaboración de aquel documento, la Asamblea General de las Naciones Unidas aprobó el 29 de noviembre de 1989 la Convención Internacional sobre los Derechos del Niño. La Convención constituye un hito en la protección de los derechos de la niñez. Es un instrumento que compromete en responsabilidades y obligaciones al Estado, la sociedad civil y la familia. Cuando los derechos de los niños y las niñas se encuentran vulnerados, no son ellos o ellas los que están en “situación irregular” sino el sistema político institucional que debe garantizar esos derechos. La Convención reemplaza el enfoque tutelar del Estado, basado en la idea de que el niño o la niña son objeto de control y asistencia, por la concepción de que estos son titulares de derechos. El Estado debe proteger esos derechos. La idea de protección está íntimamente ligada a la promoción de políticas públicas destinadas a la niñez en su totalidad. La interdependencia y la indivisibilidad de los derechos reconoce en la Convención de los Derechos del Niño el principio de integración, es decir, que los derechos deben ser tomados en forma inseparable. La vulneración, amenaza u obstáculo del ejercicio de un derecho implica la violación de los demás. Por lo tanto, se exige la satisfacción del conjunto. Esta nueva concepción de la niñez como sujeto de derechos va a conformar la doctrina de la protección integral23. La doctrina de la protección integral no establece diferencias entre niños y “menores”, entre niñez “pobre”, “tutelable”, y niñez no pobre: se parte de la idea de
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que la niñez es una sola y exige políticas básicas universales para asegurar su desarrollo. La figura paternalista del patronato es reemplazada por un Estado que asume el rol de garante de los derechos. Se habla y se interviene en virtud de derechos vulnerados en lugar de situaciones irregulares. La niñez deja de ser conceptualizada como una fase cronológica definida a partir de la dependencia o subordinación a los adultos. Se la considera, en cambio, como una forma de ser persona de igual valor que cualquier otra etapa de la vida; la niñez es concebida como un estadio de desarrollo efectivo y progresivo de la autonomía personal, social y jurídica24. Así, la Convención Internacional sobre los Derechos del Niño deja atrás la imagen del “menor” como objeto de compasión-protección-represión por parte del Estado, considerando al niño y la niña como sujeto de derecho en sentido pleno25. El desarrollo de la infancia y la adolescencia exige una protección política y jurídica integral y efectiva, que garantice la autonomía del niño y la niña en el ejercicio de los derechos. La protección por parte del Estado es una obligación, pero que en definitiva compromete a la sociedad en su conjunto. En adelante, el niño y la niña ya no son más considerados como meros receptores de la asistencia social por parte de los organismos públicos o privados; pasarán a ser concebidos como personas a las que se le reconoce el derecho a ser protegidos integralmente en su desarrollo. Los niños y las niñas como sujetos de derechos son portadores de demandas sociales frente al gobierno y la sociedad, quienes tienen obligaciones concretas y específicas hacia ellos26. Los derechos del niño y la niña reconocidos por los Estados a través de la ratificación de la Convención necesitan de un esfuerzo conjunto de la sociedad para su cumplimento. Sin lugar a dudas, la ratificación fue un avance importante pero no es suficiente. Se requiere, de aquí en más, que se incorpore la doctrina de la protección integral a la legislación nacional, provincial y municipal, que se traduzca en acciones político administrativas, y que esté presente en la cultura de nuestros pueblos.
24.Cillero Bruñol,Miguel.Infancia, autonomía y derechos: Una cuestión de principios. En: García Méndez, Emilio y Belof, Mary (comp.) Infancia, ley y democracia en América latina, Temis-Depalma, Buenos Aires (1998). 25.Ver anexo “Cuadro comparativo entre la doctrina de la situación irregular y la doctrina de la protección integral”.
26. Op. cit. (Cillero Bruñol, 1998).
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SITUACION DE LA NIÑEZ EN LA ARGENTINA La crisis socioeconómica que ha venido sufriendo el país desde mediados de la década del noventa impactó significativamente en los sectores medios y bajos de la población, producto de una distribución regresiva del ingreso. Esta situación se agravó de manera drástica a fines del 2001. De acuerdo a estadísticas del INDEC los hogares por debajo de la línea de pobreza pasaron del 23,5% en mayo de 2001 al 37,7% en mayo de 2002. Si se considera por número de habitantes, los pobres representaban el 35,4% en el 2001 y aumentaron al 49,7% en el 2002. En cuanto a los indigentes, pasaron de ser el 12,2% en el 2001 al 22,7% en el 2002.
LA CONVENCION INTERNACIONAL SOBRE LOS DERECHOS DEL NIÑO CONSIDERA AL NIÑO Y LA NIÑA COMO SUJETOS DE DERECHO EN SENTIDO PLENO.
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La población de menores de dieciocho años fue la que más sufrió el impacto de la crisis social. En esta franja etaria los pobres pasaron de ser el 49,3% en el 2001 al 69,2% en el 2002 y la población de indigentes aumentó del 16,3% en el 2001 al 35,4% en el 2002. Las cifras que anteceden muestran claramente el impacto diferencial de la crisis en los menores de edad, cifras que explicarán a su vez el comportamiento de los indicadores en la problemática del trabajo infantil, como veremos más adelante. También se evidencia en las últimas mediciones que los menores de dieciocho años representan aproximadamente la tercera parte de la población urbana, pero entre los pobres esta proporción supera los dos tercios (69,2%) y entre los indigentes el 35,4%.
CUADRO 1 | Nº de niños por debajo de 18 años y porcentaje sobre población total Año 2001
N° 13.661.884
% 37,84
Fuente: Censo Nacional de Población 1991, proyección. CUADRO 2 | Habitantes según situación de pobreza (%) OCTUBRE 2001
MAYO 2002
35.4
49.7
Pobres
Indigentes 12.2 Fuente: INDEC. Encuesta Permanente de Hogares, 2002.
22.7
CUADRO 3 | Menores de hasta 18 años según pobreza (%) OCTUBRE 2000 Pobres
49.3
OCTUBRE 2001 55.8
No pobres 50.7 44.2 Fuente: INDEC, Encuesta Permanente de Hogares, y SIEMPRO.
OCTUBRE 2002 69.2 30.8
CUADRO 4 | Menores de hasta 18 años según indigencia (%) OCTUBRE 2000
OCTUBRE 2001
OCTUBRE 2002
Indigentes
16.3
23.2
35.4
No Indigentes
83.7
76.8
64.6
Fuente: INDEC, Encuesta Permanente de Hogares, y SIEMPRO.
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HISTORIA DEL TRABAJO DE NIÑOS Y NIÑAS ■
27. Criado joven para acompañar a sus amos, asistir en las antesalas, servir a la mesa, etc.
28. Op. cit. (Duro y Marcón, 2002).
29. Parrias, Louis Henry. Historia general del Trabajo.Editorial Grijalbo, Barcelona (1965).
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Breve historia del trabajo de niños y niñas en el mundo
Desde la antigüedad, hasta nuestros días -épocas atravesadas por diferentes formaciones económico-sociales-, se constata la existencia de niños y las niñas realizando trabajos. En la sociedad esclavista de la Edad Antigua, la mayor parte de los trabajos eran realizados por esclavos. Recuérdese que los esclavos eran considerados propiedad de sus amos. A su vez, los hijos de los esclavos eran instruidos para ser pajes27 o bien debían realizar todo tipo de trabajo forzoso. Al ser considerados también esclavos, era común la venta de niñas y niños. Asimismo era común durante esta época la incorporación temprana de niños y niñas en actividades comerciales que comúnmente realizaban los adultos. Para las sociedades esclavistas de las culturas mesopotámicas del Este Asiático, el trabajo de niños y niñas era una práctica tan extendida que existían normas para su regulación28. Resulta ejemplificador de este período histórico el testimonio de la época. En Egipto, los niños todavía impúberes penetraban en las galerías subterráneas hasta las cavidades de las rocas, recogiendo penosamente los fragmentos de minería arrancados29. A partir de la Edad Media, siglo XIV, el trabajo de los niños y las niñas adquirió mayor masividad. Desde muy pequeños realizaban gran parte de las faenas para la subsistencia junto a su propio grupo familiar o en los trabajos comunales obligatorios realizados en los feudos que eran dominios de “señores” dueños absolutos de la tierra. Muchas familias eran consideradas como una unidad productiva, realizando trabajos en común, dependiendo el mismo de su ubicación en la estructura social. Padre e hijo y madre e hija participaban en las mismas actividades económicas: cosechando, tejiendo, etc. De esta forma el trabajo y el hogar eran una unidad indivisible, no existía formas de exteriorización del trabajo tal y como se lo concibe en el desarrollo del capitalismo. Con el nacimiento de la manufactura en el ámbito urbano, a mediados del siglo XVII, tiempos en que el feudalismo iba dando paso al capitalismo, como forma de organización socioeconómica, los antiguos talleres de artesanos fueron creciendo y con ello la incorporación de mano de obra infantil bajo la modalidad de aprendiz. La Revolución Industrial, a fines del siglo XVIII y principios del XIX, marcó una transformación en las estructuras económicas y sociales en los países desarrollados. Los elementos característicos de este complejo proceso fueron la innovación tecnológica, la afluencia de capitales para invertir en la industria, la rápida expansión industrial, la transformación de las relaciones de producción y la aparición del proletariado. Este fenómeno tuvo lugar, primero en Inglaterra, y luego en el resto de Europa y en América del Norte. Durante este proceso, los niños y las niñas, hijos de la clase trabajadora, adquieren
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una funcionalidad productiva para la economía capitalista. Estos eran considerados una mano de obra barata y sumisa. Era común la presencia de niños y niñas, trabajando en deshollinadoras, hilanderías de algodón, minas de carbón, etc. Los ambientes de trabajo eran insalubres y a veces asfixiantes, ocasionando enfermedades y daños psico-físicos. Las condiciones de trabajo eran de extensas jornadas (12 hasta 14 horas), incluyendo horarios nocturnos, con ritmos de trabajo muy acelerados. Frecuentes eran los accidentes laborales por el tipo de tareas o por las herramientas que utilizaban. Muchos niños y niñas eran vendidos a las industrias por valores mínimos y cuando uno moría a causa del trabajo realizado, era reemplazado por otro que ocupaba su lugar. Para la niñez pobre la fábrica y el taller fueron el espacio de “aprendizaje”, a la vez que de sometimiento y maltrato. La “Gran Industria” transformó a los niños y las niñas en una “mercancía”. Durante el siglo XIX se desarrolló un intenso debate sobre las condiciones de trabajo en que se encontraban los obreros. Estas discusiones incluían al trabajo realizado por niños y niñas. Con respecto a la niñez que trabajaba existía un argumento sentimentalista en donde se objetaba la forma y no el hecho de que aquellos trabajaran: se buscó que las actividades a cargo de niños y niñas fueran realizadas según su fuerza y capacidad, procurando mejores condiciones de trabajo, pero siempre dentro de alguna modalidad de trabajo. Las críticas al trabajo infantil estuvieron centradas en las escuelas industriales para aprendices30. A fines del siglo XIX y comienzos del XX, la normativa laboral -surgida en Europa como consecuencia de las luchas obreras y sus mártires- abordó la problemática del trabajo de los niños y las niñas, fijando medidas en la industria y el comercio, así como con posterioridad en la vía pública. Estas medidas hacían referencia a las edades mínimas de admisión al empleo o trabajo. Sin embargo, fue recién en el año 1919, a través de la Organización Internacional del Trabajo (OIT) -organismo tripartito representado por gobiernos, sindicatos y organizaciones de empleadores- que, con fuerte impulso de las organizaciones de trabajadores, comenzó a tomarse conciencia a nivel mundial de la necesidad de un marco normativo internacional para el trabajo de los niños y las niñas, adoptando un convenio que prohíbe el trabajo por debajo de los 14 años en el sector industrial31. Esto ayudó a que se comenzara a tomar conciencia a nivel mundial que el trabajo de los niños y las niñas era una problemática que traía perjuicios físicos, psíquicos y sociales, con lamentables consecuencias para el futuro de los países. Las consideraciones sobre el desarrollo histórico del trabajo de los niños y las niñas hasta comienzos del siglo XX, nos permiten concluir que éste adoptó diferentes modalidades, según la formación económica-social vigente en cada país. A su vez, ha sido un elemento asociado al control social de los sectores pobres.
30. Las críticas se referían a demostrar que los resultados de los proyectos de las escuelas industriales eran innecesarios y dañinos.
31. Convenio sobre edad mínima (industria), 1919 (número 5), OIT.
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El trabajo de niños y niñas en la Argentina
La Argentina de principios del siglo XX se insertaba en el mundo a través de la división internacional del trabajo. Es decir, exportaba al mercado mundial granos y carnes a cambio de productos manufacturados. El modelo agroexportador necesitaba de ciertas condiciones para su desarrollo. Entre ellas pueden citarse la institucionalización del Estado, la adquisición y ampliación de tierras, la atracción de capital extranjero, el impulso de la inmigración, la creación de una cierta infraestructura y un marco jurídico. El desarrollo de una economía abierta al mercado mundial generó diferentes procesos sociales manifestados en la inmigración, la concentración urbana y una incipiente industrialización. El impacto de estos fenómenos generó diferentes problemáticas sociales en la población. La gran cantidad de mano de obra disponible que el país no pudo absorber trajo aparejado una serie de problemas: falta de trabajo, baja de salarios y condiciones de trabajo precarias y extenuantes. La situación laboral en el ámbito rural, no era mucho mejor; el carácter estacional de diversos cultivos agrícolas provocaba también períodos de desocupación. Asimismo se registraba en aquellos tiempos un alza en los precios de los artículos de consumo, principalmente en los alimentos, y en los alquileres de los conventillos e inquilinatos que empeoraban las condiciones de vida de la clase trabajadora. Las circunstancias enunciadas, generaron hambre y miseria, en gran parte de la población que habitaba el territorio argentino. Ante esta situación de desigualdad y emprobrecimiento de las familias de los sectores pobres buscaron salidas alternativas de subsistencia. Así, se fueron creando actividades vinculadas al sector informal de la economía tales como la venta ambulante o la recolección de chatarra, botellas y cartones. De igual forma las familias de los sectores pobres se vieron en la necesidad de incorporar a sus hijos al mundo laboral para poder cubrir las necesidades básicas. Todo esto en un marco de luchas obreras. Intentando reconstruir el imaginario social de aquella época se pueden entender algunos motivos por los cuales los niños y las niñas ingresaban al mundo del trabajo. Probablemente muchas familias pobres consideraban que el trabajo de los niños y las niñas era algo “natural”, propio de su grupo social de pertenencia. A su vez, la imposibilidad de que el padre de familia obtuviera un salario que permitiera cubrir las necesidades básicas del hogar, hacía que se recurriera a los hijos para contribuir al sostenimiento familiar. En ciertos casos, el hecho de priorizar la educación de alguno de los hijos, implicaba que el resto de sus hermano contribuyeran económicamente para financiar los estudios del hermano afortunado. Otro motivo que daba lugar al ingreso prematuro al trabajo era la idea de que un oficio o especialidad era más útil que ir a la escuela; muchos niños y niñas eran retirados de las escuelas una vez que obtenían los conocimientos elementales para la vida diaria. Un dato que posibilita tener una mejor lectura de aquel momento y que explica la inserción de los niños y las niñas en el ámbito laboral era la aceptación generalizada por parte de los empleadores de que aquellos trabajaran en fábricas,
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talleres y comercios. Sectores empresariales argumentaba que para hacer viable la participación de la industria nacional en el mercado internacional, el abaratamiento de los costos era imprescindible, y uno de los modos elegidos para abaratar fue el empleo de mano de obra infantil, incluso en horarios nocturnos. Los primeros datos censales sobre el trabajo realizado por niños y niñas surgen en la ciudad de Buenos Aires en 1904 y se registran en el sector industrial. Según ellos, había un mayor número de niños que de niñas trabajando, 4.820 niños y 2.371 niñas32. Estas cifras no son del todo reales, si tenemos en cuenta que muchos patrones ocultaban la información. Los boletines publicados por el Departamento Nacional del Trabajo, organismo dependiente del Ministerio del Interior, a partir de 1907, presentan distintos ámbitos en donde los niños y las niñas desempeñan alguna modalidad de trabajo. Estos datos eran suministrados a partir de las inspecciones de trabajo. Dentro del rubro industrial se registra la existencia de mano de obra infantil en las fundiciones de acero, hierro y bronce, en las fábricas de cigarros y cigarrillos, en las fábricas del calzado, en la industria cervecera, en los aserraderos, en obras de construcción realizando tareas de albañilería, en las fabricas de tejidos e hilanderías, en las fabricas de fósforos, en los talleres mecánicos y herrerías, en carpinterías, en la industria gráfica, en los talleres de sombreros y gorras, etc. Se constata también la existencia de niños y niñas realizando trabajos a domicilio, por el cual tenían que terminar o hacer los pedidos de entrega o encargo efectuados por las fábricas. Esto ocurría principalmente en los siguientes rubros: textil, indumentaria y calzado. Se observa bajo esta modalidad de trabajo la presencia de intermediarios “contratistas”. Un contratista arregla con un capitalista sobre el precio del trabajo, y lo lleva a su casa. Este daba trabajo a destajo en seguida a los obreros que iban a trabajar a su casa. La casa se llama el sudadero; los obreros, eran los sudadores, porque para ganar un salario apenas aceptable tienen que trabajar hasta sudar a torrentes, y el contratista el maestro sudatorio. Por eso este tipo de trabajo era conocido como “sweating sistem” o “sistema de sudor”. Las grandes sastrerías, zapaterías, negocios de modistas, etc., en Buenos Aires utilizaban este sistema. El trabajo a domicilio se extendía a toda la familia obrera. En la actividad comercial era común ver a niños y niñas en establecimientos tales como corralones, almacenes, restaurantes, lecherías, despachos de bebidas, fondas, fruterías, mercados, panaderías, así como desarrollando actividades vinculadas a lo administrativo en casas importadoras, consultorios médicos y odontológicos. Además muchos locales de comercio tenían niños y niñas que desarrollaban actividades como cadetes, mensajeros y archivistas. Hacían tareas no sólo en los asuntos del comercio, sino también en los asuntos particulares del patrón. En el interior del país, la suerte de los niños y las niñas no difería de la niñez de los sectores pobres en los centros portuarios. En las provincias la mano de obra infantil se concentraba mayoritariamente en las ramas de la construcción y la alimentación. La necesidad de una legislación específica que regulara el trabajo de niños y niñas en estos sectores de la economía llevó a la sanción de la Ley Nº 5.291 sobre “Trabajo de mujeres y menores” en 1907, propuesta sobre la base del proyecto
32.Suriano, Juan.Niños trabajadores. Una aproximación al trabajo infantil en la industria porteña de comienzos de siglo. En Armus, Diego (comp.). Mundo urbano y Cultura Popular. Editorial Sudamericana, Buenos Aires (1990).
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33. En el artículo noveno de la ley que regía sólo para la Capital de la República se destacaba que en los establecimientos industriales no se empleará el trabajo de niños menores de 12 años. 34.En un principio la ley propuesta por los socialistas establecía la prohibición del trabajo por debajo de la edad de 12 años. Las presiones de la Unión Industrial Argentina, particularmente los representantes del rubro gráfico y textil, hicieron que la edad de admisión al empleo bajara a 10 años.
35. Algunas niñas solían ser vistas portando ropas más o menos elegantes pese a su humilde condición en las puertas del Plaza Hotel, invitando a los clientes a compartir la noche. También era común que algunos niños podían ofrecer sus servicios a adultos homosexuales “paquetes y con plata” a cambio de cinco pesos. Citado por Ciafardo, Eduardo. Los niños en la ciudad de Buenos Aires (1890-1910).Editorial Centro Editor de América latina, Buenos Aires (1992). 36. Actividad agrícola consistente en recubrir con tierra ciertas plantas, como el apio, el cardo, la escarola y otras hortalizas, para que se pongan más tiernas y blancas.
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de ley del diputado socialista Alfredo Palacios. La ley procuraba la regularización del trabajo de mujeres y niños en el sector industrial y comercial, y la protección y el amparo en lo que se refiere a la salud, la seguridad, la instrucción y la moralidad de los niños y las niñas y de las mujeres adultas. Las disposiciones abarcaban por un lado a todo el país, y por otro, a la Ciudad de Buenos Aires exclusivamente. En su primer artículo se establecía que el trabajo de los menores de diez (10) años no puede ser objeto de contrato33. Tampoco podían serlo el de los mayores de diez años que, comprendidos en la edad escolar, no hayan completado su instrucción obligatoria34. Aunque se podría autorizar el trabajo de éstos, mediante el defensor de menores del distrito, cuando fuera indispensable para la subsistencia de los mismos, de sus padres o de sus hermanos. Asimismo se consideraba que no podría ocuparse a los menores de dieciséis (16) años en trabajos que puedan dañar su salud, su instrucción o su moralidad, y en las industrias peligrosas o insalubres. En un principio la legislación excluyó la regulación del trabajo en otros ámbitos laborales: vía pública, propiedad rural y domicilio propio o ajeno. Por aquella época era común la presencia de niños y niñas trabajando como lustrabotas, vendedores ambulantes (de diarios, cigarrillos, fósforos, flores, billetes de lotería, etc.), cirujas, etc. Además se registran casos de prostitución ocasional o permanente35. A su vez en el medio rural se registran gran cantidad de niños y niñas trabajando. En un estudio publicado por el Departamento Nacional de Trabajo se constataba que en el sector azucarero en Tucumán se incorporaba a los hijos de los adultos zafreros a diferentes tareas vinculadas a este ámbito. Los niños realizaban el pelado de la caña y otras tareas en los cultivos (arado, desyerbe y aporque)36. En algunos casos, también se incorporaban en trabajos fabriles. Las jornadas laborales eran de doce horas diarias -los domingos incluidos- realizadas prácticamente a la intemperie y demandaban esfuerzos excesivos para sus cuerpos. Situaciones similares se observaban en los obrajes del noroeste del país, en la explotación del tanino en el Chaco y Santa Fe, en la cosecha del tabaco en Santa Fe y en los yerbatales del Alto Paraná. Otra modalidad de trabajo que se registraba, por aquella época era la presencia de niñas es la del servicio doméstico realizando actividades de mucama, cocinera y niñera. Las diferentes modalidades de trabajo que se presentaban en el país, presentan algunos rasgos comunes. Los niños y las niñas trabajaban largas y monótonas jornadas -superiores a ocho horas-, con ritmos de trabajo que implicaban explotación. A su vez eran frecuente las lesiones, los trastornos físicos (deformaciones en la columna vertebral, caderas, rodillas, etc., por la posición violenta y contranatural que se veían obligados a adoptar o por la repetición continua de un mismo movimiento), el agotamiento (trabajos prolongados, sin reposo o con descansos breves) y las enfermedades. Esto era favorecido por la falta de higiene, el calor de las máquinas, las herramientas que se utilizaban, la escasa luz, el ruido de los motores, la falta de ventilación, la mala alimentación y las tareas a la intemperie.
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Se registran casos en que los niños y las niñas recibían castigos corporales en caso de no realizar bien la tarea o de no obedecer lo que mandara el oficial o capataz37. Asimismo por el trabajo realizado se les pagaba salarios miserables o se otorgaban cupones que sólo podían cambiarse en las despensas de los empleadores. Lo interesante hasta aquí del desarrollo histórico del trabajo de los niños y las niñas es como se fueron construyendo identidades diferentes para la niñez de los sectores pobres. Por un lado, los niños y las niñas que realizaban actividades en la industria y el comercio fueron considerados como “niños obreros” y eran valorados positivamente según un principio de “utilidad social”. Por otro, aquella niñez que realizaba alguna actividad vinculada a la economía informal como la venta ambulante, la mendicidad, el cirujeo, etc. eran identificados como “abandonados”, futuros “delincuentes” o “agitadores políticos”, conformando la categoría de “menores” en la jerga judicial. Existía en las clases sociales dominantes una idea sobre este colectivo de la niñez que tendía a considerarlo peligroso. El crecimiento de las problemáticas sociales en la Argentina a mediados de la década del ‘10, como consecuencia de las contradicciones del modelo económico vigente, generó una ampliación de las funciones del Estado a fin de garantizar las inversiones de capital extranjero y enfrentar la cuestión social que se expresaba en las luchas obreras y deterioro de las condiciones de vida. Desde el gobierno se dan una serie de reformas sociales a través de la creación de nuevas instituciones; nuevas leyes sociales, entre ellas la Ley de Patronato; desarrollo de leyes laborales que apuntaban al reconocimiento de las organizaciones sindicales, el incremento de salarios y de mejoras en las condiciones de trabajo, combinado esto con represión al movimiento obrero. Asimismo, el Estado toma un rol más activo respecto a las políticas públicas hacia la niñez, repercutiendo en la población infanto-adolescente que trabajaba. La necesidad de constituir una mano de obra calificada, colocó a la escuela en un lugar privilegiado para la formación de los niños y las niñas. Por tal motivo, la política educativa cobra un fuerte impulso, destacándose menores índices de analfabetismo38. A su vez en el año 1924, se reemplazó la ley de 1907 por la nueva Ley Nº 11.317 sobre “Trabajo de menores y mujeres”, propuesta por el diputado Alfredo Palacios. Esta modificó la edad mínima de admisión a cualquier clase de trabajo, por cuenta ajena. Prohibiendo así, la ocupación de menores de doce años de edad tanto en el ámbito urbano como rural en toda la República. Tampoco podría ocuparse a mayores de esa edad que no hubieran finalizado el ciclo escolar obligatorio. Sin embargo, el ministerio de menores respectivo podría autorizar el trabajo de éstos, cuando lo consideraran indispensable para la subsistencia de los mismos, o de sus padres o hermanos, siempre que se llevara en forma satisfactoria el mínimo de instrucción escolar exigida por la ley39. Asimismo establecía que los menores de catorce años no podrían ser ocupados en el servicio doméstico ni en empresas industriales o comerciales, a excepción de aquellas en que sólo trabajan los miembros de la misma familia. En industrias o tareas peligrosas e insalubres estaba prohibido el trabajo de niños y niñas menores de dieciocho (18). También estaba prohibido que las empresas o locales encarguen trabajos a
37. En el año 1904 los obreros de la fábrica de chocolate Saint Hermanos impusieron a sus patrones “la prohibición absoluta de castigar corporalmente a los aprendices; citado por Marotta, Sebastián.El movimiento sindical argentino. Editorial Libera, Buenos Aires (1960).
38. Las estadísticas sobre educación consideraban que analfabetos eran aquellos que nunca transitaron por la escuela, y el sólo hecho de haber pasado por ella, aun por un tiempo corto, era suficiente para que fueran considerados alfabetos. El grado de alfabetización se tomaba en relación a niños y niñas en edad escolar. Cumplida dicha edad, 14 años, no había estadísticas que identificaran el nivel de analfabetismo. 39.En 1960 se actualizó el texto de la Ley Nº 11.317, agregando para la autorización del trabajo de los niños y las niñas, que el mismo se trate de trabajos ligeros que no sean nocivos para la salud de los menores y no excedan de 2 horas diarias.
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40. Pagani, Estela y Alcaraz, María Victoria. Mercado laboral del menor (1900-1940). Centro Editor de América latina, Buenos Aires (1991).
41. Fue tal el grado de desocupación que se creó en el año 1934 la Junta Nacional para Combatir la Desocupación.
42. Op. cit. (Llomovatte,1991).
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domicilio a niños y niñas menores de dieciocho años. Finalmente la ley decía que ningún niño menor de catorce (14) años, ni ninguna niña soltera menor de dieciocho (18) años podría ejercer, por cuenta propia o ajena, actividad alguna en las calles, plazas o sitios públicos. La nueva legislación laboral iba a incorporar nuevas modalidades de trabajo efectuadas por niños y niñas que no habían sido tenidas en cuenta en la anterior norma sobre trabajo de “menores”. Se destaca como característica de la década del 20 el incremento de mano de obra infantil en el rubro de los servicios domésticos, particularmente como sirvientas o niñeras40. La crisis socioeconómica de 1930 que vive la Argentina, como consecuencia de las restricciones del mercado mundial para las exportaciones de productos agropecuarios, y el golpe de Estado del General Aramburu, van a repercutir negativamente en la clase trabajadora, ocasionando despidos, reducciones salariales y desconocimiento de la leyes sociales. Esto va a dar lugar a un incremento en la desocupación adulta41 y un aumento de las modalidades de trabajo realizadas por niños y niñas en la vía pública y el servicio doméstico. Una vez superado los efectos de la crisis, y como consecuencia de ella, se va a producir en la Argentina un fuerte fenómeno migratorio desde las áreas rurales y las pequeñas ciudades del interior hacia los grandes centros urbanos del litoral, acompañado de un proceso de industrialización sustitutiva de importaciones. Surge entonces un nuevo proletariado de origen nacional que va a reemplazar a aquellos trabajadores que se habían ocupado en actividades manuales no especializadas o vinculadas a la economía informal; también va a suplantar a los extranjeros y a sus hijos que se fueron convirtiendo en empleados, profesionales y pequeños y medianos comerciantes e industriales. El trabajo de los niños y las niñas dejó de ser un área estratégica para el conjunto del sector productivo42. En los años cuarenta, se consolida el modelo de Estado de Bienestar y se produce un cambio en las políticas públicas. El Estado deja de tener un rol tutelar que protege a “la sociedad normalizada” de la irrupción de la pobreza, para promover la inclusión de los sectores pobres. La política de ingresos en beneficio de la clase trabajadora, las mejoras en la legislación laboral, la ampliación del acceso a la vivienda propia, y la elevación general de la dotación sanitaria y educativa contribuyeron a una política nacional de redistribución del ingreso a favor de los trabajadores. Estas medidas generaron mejoras en el nivel de vida del conjunto de la población. Dentro de las políticas sociales se destaca el lugar central que tuvo la niñez; los niños y las niñas fueron considerados como “los únicos privilegiados”. Se crearon escuelas, comedores, hogares, desarrollándose al mismo tiempo actividades deportivas y de esparcimiento. Es importante considerar que en el período de 1945 a 1955 las matrículas para las escuelas primaria y secundaria crecieron significativamente. Las políticas públicas, dirigidas hacia los adultos y la niñez en su conjunto, van a hacer que durante este período la cantidad de niños y niñas que trabajaban
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disminuya significativamente en el ámbito urbano. A fines de los años sesenta el modelo de Estado de Bienestar comienza a entrar en una fase de debilitamiento, reduciéndose el gasto público por habitante en materia de salud, educación y vivienda. Se produce una distribución regresiva del ingreso a través de transferencias desde el trabajo al capital. Los servicios sociales brindados por el Estado comienzan a mostrar un progresivo deterioro. Se manifiestan una serie de fenómenos: por un lado, la continuidad e incremento de las denominadas “villas miseria”, conformadas en principio como lugar de tránsito del trabajador rural emigrante a la integración industrial urbana, transformándose ahora en un lugar de estancia definitiva; y por el otro, el crecimiento del llamado “sector informal” de la economía, consecuencia de los límites del proceso de industrialización. Estas tendencias se mantuvieron sin interrupción de ahí en adelante. Realizando una comparación entre 1914 y 1970 a través de la utilización de datos censales se registra una tasa de actividad infantil en el año setenta más alta en los sectores del comercio y la industria43. También se incrementa el trabajo de niños y niñas en el ámbito rural. A partir de 1976 el Estado de Bienestar entra en una crisis profunda, debido a los límites de acumulación capitalista, basado en el modelo keynesiano y fordista. Este proceso crea las condiciones sociales para realizar una serie de medidas de ajuste que tensionaron las relaciones entre lo económico, lo político y lo social en el marco del proceso de globalización y recomposición geopolítica del mundo. El Estado redujo sus funciones y se convirtió en subsidiario del capital, dejando así la dirección de la economía en manos del mercado. Durante el régimen militar las condiciones de vida de la población sufrieron un impacto negativo a partir del modelo económico “aperturista”. Se verifica un deterioro en el aparato productivo, principalmente en la industria, y también, en los servicios públicos, particularmente en la salud y educación. Fueron los trabajadores quienes más padecieron los avatares de la política económica implementada (caída de salarios reales, incremento de la desocupación, etc.). Para compensar el deterioro salarial, los jefes de familia debieron recurrir cada vez en mayor medida al aporte de otros miembros del núcleo familiar para cubrir el gasto familiar total44. La dictadura militar se caracterizó por reprimir la presencia de los niños y las niñas trabajando en la vía pública. Sin embargo, la utilización de mano de obra infantil persistió en el ámbito urbano, en lugares poco visibles, tal como pequeños talleres, de igual forma que en el ámbito rural. En el año 1976 la legislación en materia laboral quedó compilada y ordenada en la Ley de Contrato de Trabajo Nº 20.744, establecida previamente en 1974. En materia de trabajo de niños y niñas esta ley dispone en el título VIII “Del trabajo de menores” que queda prohibido a los empleadores ocupar menores de catorce de catorce (14) años en cualquier tipo de actividad, persiga o no fines de lucro. De igual forma establece que queda prohibido encargar la ejecución de trabajos a domicilios a niños y niñas menores de dieciocho (18) años. Tampoco podrá
43. Op. cit. (Llomovatte,1991).
44. Op. cit. (Rapaport, 2003).
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45. Ver capítulo sobre Estructura normativa del trabajo infantil en la Argentina.
46. El concepto de nuevos pobres es introducido para hacer referencia no simplemente a nuevos contingentes de categorías sociales tradicionalmente vulnerables que quedan sujetas a las restricciones de la pobreza, sino hace referencia a la incorporación de gente diferente al universo de la pobreza. Por lo que podríamos decir que el contenido de la pobreza también cambia y surge una pobreza diferente, marcada igualmente por la dificultad para alcanzar el conjunto de consumos necesarios.
47. Feldman, Silvio; García Méndez, Emilio; Haraldsen, Hege. Los niños que trabajan. UNICEF, Buenos Aires (1997).
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ocuparse a niños y niñas menores de dieciocho (18) años en trabajo que revistan carácter penoso, peligroso o insalubre. Estas disposiciones continúan en la actualidad45. En los ochenta, junto con el retorno de la democracia, se produce una agudización de la crisis socioeconómica, consecuencia de la deuda externa, el desmantelamiento de la industria nacional y la política aperturista de la dictadura militar. Esto trajo aparejado una situación de empobrecimiento de amplios sectores medios, dando origen a un nuevo grupo social: los “nuevos pobres”46. Comienza a observarse en los espacios urbanos un crecimiento de un fenómeno habitual en otros países de América latina: la presencia de niños y niñas realizando alguna actividad laboral en la vía pública -actividades consideradas marginales: cirujeo, mendicidad, venta ambulante, etc.-, con dos sub-grupos diferenciados: los que salen a la calle, pero permanecen vinculados a la familia y los que viven en la calle porque ya han perdido los lazos familiares. Al finalizar el siglo XX, el país da un paso significativo en materia legislativa con respecto al trabajo de niños y niñas, suscribiendo la Convención Internacional sobre los Derechos del Niño y ratificando los Convenios Internacionales de la Organización Internacional del Trabajo, sobre edad mínima de admisión al empleo o trabajo (Convenio Nº 138) y sobre las peores formas del trabajo infantil (Convenio Nº 182). En los noventa el trabajo realizado por niños y niñas se constituye en objeto de preocupación en el ámbito nacional por implicar una vulneración de derechos y ser una cuestión social. Comienza a darse tratamiento de esta problemática tanto en términos de producción académica como de aplicación de políticas públicas. En una trabajo publicado por UNICEF - Argentina, en 1997, se estima que existe en el país, en el año 1995, 252.000 niños y niñas que trabajan entre los seis (6) y catorce (14) años47. De dicha cifra se calcula que 183.500 pertenecen al ámbito urbano y 68.500 del ámbito rural. En este estudio se verifica que el trabajo realizado por los niños es mayor que el de las niñas, aunque se advierte que no se contabilizó el trabajo doméstico, modalidad en que se encuentran mayoritariamente mujeres. Esta cifra sobre el trabajo de los niños y las niñas tuvo una relación directa con el incremento de la pobreza durante la década del noventa. A partir de esta década la estructura social argentina se caracteriza por una alta concentración de la riqueza en un grupo reducido de la población coexistiendo con un sector expulsado del mercado de trabajo y excluido de las redes de distribución de ingresos. A nivel nacional se destacan como políticas públicas en referencia al trabajo de niños y niñas: la creación de la Comisión Nacional para la Erradicación del Trabajo Infantil (CONAETI), en el ámbito Ministerio de Trabajo, Empleo y Seguridad Social, en el año 2000; el informe del 2002 sobre “Actualización Diagnóstica del Trabajo Infantil en la Argentina”, elaborado por el OIT-IPEC y el Ministerio de Trabajo, Empleo y Seguridad Social; la “Campaña Gráfica contra el Trabajo Infantil en los países del MERCOSUR” llevada a cabo por las delegaciones nacionales de los cuatro país de los sectores de gobierno, sindical y empresarial, en
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el año 2004; la implementación en la actualidad del “Programa de Formación e Información Sistémica en materia de prevención y erradicación del trabajo infantil”, cuyo ejecutor es el Ministerio de Trabajo, Empleo y Seguridad Social; etc. El trabajo de los niños y las niñas en la República Argentina tenemos que concluir no es una problemática que surja en la actualidad, sino que desde hace más de un siglo que se presentan distintas modalidades, intensidades y dimensiones del mismo. A su vez, esta problemática se mantuvo a lo largo del siglo XX bajo el manto de una “invisiblidad” social consecuencia de la falta de recolección y procesamiento de información sobre el tema, el no reconocimiento legal de algunas modalidades de trabajo efectuadas por niños y niñas, particularmente las desarrolladas en la vía pública, y el ocultamiento por parte de empleadores, capataces y/o responsables de la utilización de mano de obra infantil.
CONCEPTUALIZACION DEL TRABAJO INFANTIL Las diferentes características que fue tomando el trabajo de los niños y las niñas a lo largo de la historia ha hecho que resulte complejo poder conceptualizar al trabajo infantil. Por lo tanto, para aproximarnos al concepto de trabajo infantil es necesario hacer dos observaciones previas. En primer lugar, para referirnos al trabajo que realizan los niños y las niñas es necesario ir más allá del significado establecido en la Ley de Contrato de Trabajo48. El término trabajo adquiere por tanto, un significado más amplio, que excede los límites de la relación de empleo. En segundo lugar, se debe tener en cuenta lo que sí especifica la legislación nacional e internacional para referirse al trabajo infantil. La normativa toma en consideración los siguientes criterios: • la actividad que realiza; • la edad en que la lleva a cabo; • y las condiciones en que se desarrolla. De esta forma conceptualizamos el trabajo infantil como aquella actividad económica y/o estrategia de supervivencia, remunerada o no, realizada por niños y niñas, por debajo de la edad mínima de admisión al empleo o trabajo, independientemente de su categoría ocupacional. Se analizará a continuación cada uno de los términos utilizados en la conceptualización. La actividad económica se define como aquella acción de carácter físico y/o intelectual destinada a la producción y oferta de bienes y servicios. La producción de bienes y servicios incluye toda la producción y tratamiento de productos primarios -se destinen éstos al mercado, al trueque o al autoconsumo-, la producción de todos los artículos y servicios para el mercado y en el caso de los hogares que produzcan artículos y servicios para el mercado, la parte de esta producción destinada a su propio consumo.
48.La ley establece que el trabajo es aquella actividad física o intelectual (hacer personal infungible) prestada por una persona física,en relación de dependencia o subordinación hacia otra persona física o jurídica (empleador individual o empresa) que precisamente dirige esa prestación, a cambio del pago de una remuneración como contraprestación.
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49. Aguirre, Lesser. Creer para ver: Perspectivas metodológicas sobre las estrategias de consumo de las familias pobres. Cuadernos Médicos Sociales N° 65-66 (1993). 50. La remuneración en efectivo no puede ser inferior al salario mínimo vital y la remuneración en especie no puede superar el veinte (20) por ciento del salario mínimo de convenio.
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Por estrategia de supervivencia se entiende las conductas de las personas, reiteradas a lo largo de su ciclo de vida tendientes a obtener recursos para sus fines productivos y reproductivos; conductas que se eligen dentro de un rango de alternativas disponibles determinadas por las restricciones que son propias de su inserción social49. El fin de estas estrategias es enfrentar las necesidades básicas para la subsistencia individual y/o colectiva. La remuneración es la retribución que debe percibir una persona como consecuencia de haber puesto su fuerza de trabajo a disposición del empleador. Esta puede ser en dinero o especie50. Si bien el trabajo infantil está prohibido, por lo cual pareciera en principio que no hubiera derecho a remuneración, hay que destacar que la prohibición está dirigida al empleador. En consecuencia, en el trabajo infantil se dan dos posibilidades: que se reciba una remuneración mínima o que no se perciba ninguna remuneración. De acuerdo a la Convención Internacional sobre los Derechos del Niño se entiende que niño o niña es todo ser humano por debajo de los 18 años de edad, salvo que, en virtud de la ley que sea aplicable, haya alcanzado antes la mayoría de edad. La edad mínima de admisión al empleo o trabajo es la que se fija en la legislación laboral en referencia al ingreso al mundo del trabajo. Por debajo de esa edad se considera que el trabajo está prohibido. A lo largo de la historia se han tomado como criterios para la fijación de la edad mínima: la finalización de la escolaridad obligatoria y la naturaleza o condición del empleo o trabajo. Tomando como marco el Convenio Internacional sobre edad mínima de admisión al empleo o trabajo, Nº 138, aprobado por la República Argentina, que se refiere a todas las actividades económicas, destacamos los dos criterios para definir la edad de ingreso al trabajo: 1) En términos generales, la edad mínima no podrá ser inferior a la edad en que cesa la instrucción obligatoria establecida por la legislación de cada país o en todo caso 15 años. Dicha edad de admisión al empleo o trabajo se amplía para aquellos niños y niñas que encontrándose comprendidos en el ciclo escolar obligatorio tengan más de 15 años. 2) En aquellas modalidades de trabajo que por su naturaleza o por las condiciones en que se realizan puedan resultar peligrosas para la salud, la seguridad o la moralidad de los niños y las niñas, la edad mínima de admisión al empleo o trabajo se fijará en 18 años de edad. Con respecto a la categoría ocupacional, se entiende que hace referencia a las distintas modalidades de trabajo que se establecen en el ámbito laboral. Como se ha dicho, debemos recordar que en el trabajo infantil se dan situaciones en que no existe relación de dependencia. Abarca otras modalidades tales como el trabajo independiente y, el trabajo familiar no remunerado, trabajo doméstico para terceros o intrafamiliar, etc. En relación al trabajo adolescente, diferente del trabajo infantil, se entiende que refiere a las actividades económicas, desarrolladas en el sector formal de la economía con o sin finalidad de lucro, realizadas por niños y niñas entre la edad mínima de admisión al empleo establecida por la legislación nacional y los
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dieciocho años. El trabajo adolescente goza de una regulación legal específica a los fines de proteger el desarrollo físico, psíquico y social del niño o la niña. En referencia a las llamadas peores formas de trabajo infantil, establecidas a través del Convenio Internacional Nº 182, adoptado por la OIT, los países del MERCOSUR y Chile sostienen que aquellas son las formas más agresivas y perversas del trabajo infantil51. Las categorías enumeradas en el Convenio Nº 182 están prohibidas para toda persona menor de 18 años y comprenden: ■ Todas las formas de esclavitud o las prácticas análogas a la esclavitud, como la venta y el tráfico de niños y niñas, la servidumbre por deudas y la condición de siervo, y el trabajo forzoso u obligatorio, incluido el reclutamiento forzoso u obligatorio de niños y niñas para utilizarlos en conflictos armados. ■ La utilización, el reclutamiento o la oferta de niños y niñas para la prostitución, la producción de pornografía o actuaciones pornográficas. ■ La utilización, el reclutamiento o la oferta de niños y niñas para la realización de actividades ilícitas, en particular la producción y el tráfico de estupefacientes, tal como se definen en los tratados internacionales pertinentes. ■ El trabajo que, por su naturaleza o por las condiciones en que se lleva a cabo, es probable que dañe la salud, la seguridad o la moralidad de los niños y niñas. En relación a este último punto, la realización de cualquier modalidad de trabajo infantil tiene como consecuencia perjuicios para el desarrollo físico, psíquico y social del niño o la niña. Por lo cual, todas las modalidades de trabajo infantil podrían considerarse “peores formas”. Este es el criterio que fundamenta la denominación de formas más perversas a las modalidades de trabajo infantil que establece el Convenio OIT, Nº 182, por parte de los países mencionados con anterioridad. Finalmente es necesario destacar cuando el trabajo infantil es explotación. La explotación aparece en las sociedades a través de relaciones de dominación: explotación de la mujer por el hombre, del niño o niña por los adultos, de los trabajadores por los propietarios de los medios de producción, etc. La explotación es la utilización de un grupo social subordinado (asalariado, sexo femenino, raza negra, etc.) por un grupo situado en una posición preponderante (patrones, sexo masculino, raza blanca, etc.) en su propio beneficio, considerándose también que si durante la explotación se saca provecho indebidamente de otras personas, también, al definir explotación, se puede hacer referencia a algo inescrupuloso52. Por lo tanto, existe explotación cuando desde una posición de dominio, por parte de una persona natural o jurídica, se abusa, aprovecha y/o apropia del trabajo realizado por otro, y esto es aplicable al trabajo de un niño o una niña.
51. OIT/Programa IPEC Sudamérica/Ministerio de Trabajo, Empleo y Seguridad Social de la Argentina; Ministério do Trabalho e Emprego de Brasil; Ministerio de Trabajo y Previsión Social de Chile; Ministerio de Justicia y Trabajo de Paraguay y Ministerio de Trabajo y Seguridad Social de Uruguay. Guía para la implementación de un Sistema de Inspección y Monitoreo del Trabajo Infantil en los países del MERCOSUR y Chile, OIT/Lima (2003).
52. Citado del trabajo elaborado por la Dirección Nacional de Políticas de Seguridad Social del Ministerio de Trabajo, Empleo y Seguridad Social de la República Argentina, a partir de Proyecto IPEC-OIT, del mes de junio de 2002, sobre la base de las Proyecciones Poblacionales de INDEC, la EDS 1997 y el CNA de 1988.
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CONDICIONANTES DEL TRABAJO INFANTIL El trabajo infantil no es un hecho natural, sino que es el emergente de una situación social en la que se entrecruzan condicionantes económicos, políticos, legales y culturales. La complejidad de esta problemática se explica por la interacción que existe entre dichos condicionantes que lo generan. Una sociedad concientizada respecto a la prevención y erradicación del trabajo infantil requiere conocer y analizar esos factores que lo condicionan. ■
53.El crecimiento de ambos ha sido correlativo al aumento del sector informal.
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Condicionantes económicos
Tomando como punto de partida lo económico, se advierte que la falta de equidad en la distribución del ingreso y la riqueza ha generado una situación de empobrecimiento de amplios sectores de la población. Los bajos salarios, la desocupación y la subocupación obligan a muchas familias a recurrir a diferentes medidas inmediatas para obtener recursos que les permitan subsistir. La desocupación masculina que se produjo por el receso en las industrias locales, en la década del ochenta, trajo aparejada que las mujeres salieran a trabajar como mano de obra alternativa. Como suelen incorporarse a trabajos peor remunerados que los de los hombres, el nivel de ingresos que obtienen no llega a paliar las necesidades del hogar. Este fenómeno es denominado “feminización de la pobreza”. Se genera en las familias una mayor dependencia económica entre sus miembros, propiciando que los hogares “crezcan” en el número de trabajadores. Desde esta perspectiva, el trabajo infantil responde a una necesidad de lograr algún tipo de ingreso para el núcleo familiar, o en todo caso para el niño o la niña individualmente. Se entiende, entonces, que hay una relación proporcional entre el aumento de la desocupación adulta y el crecimiento del trabajo infantil. Asimismo, el aumento de la economía informal, principalmente en el ámbito urbano, incide en la existencia del trabajo infantil, propiciando que los niños y las niñas se inserten en este sector. La economía informal es el ámbito que muestra mayor número de niños y niñas que trabajan. Este fenómeno de la informalidad, que viene creciendo en los últimos años, está asociado a la desocupación y al trabajo “en negro”53. No está sujeto a registros, carece de protección legal y social y se caracteriza por tener bajas remuneraciones. Cabe destacar también que muchas actividades “informales” son requeridas por determinados sectores formales de la economía, vía “tercerización” de determinados productos y servicios. Dos ejemplos claros que muestran la presencia del trabajo infantil en la terciarización de productos son, por un lado, la confección de ropa en talleres y, por otro, el cirujeo. El trabajo infantil es uno de los síntomas de un problema subyacente en la sociedad como es la pobreza. Por lo tanto, la pobreza es un condicionante fundamental. No obstante, no todo niño o niña que se encuentra en condiciones socioeconómicas de pobreza realiza alguna modalidad de trabajo infantil. Es decir, la pobreza es
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un factor importante para la existencia del trabajo infantil, pero no es suficiente para explicar esta problemática social. ■
Condicionantes político-legales
En el aspecto político, el trabajo infantil se asocia a la insuficiencia y la falta de respuesta de las políticas públicas ante la pobreza y sus consecuencias. Según sea el enfoque que tengan las políticas públicas, éstas pueden incidir con mayor o menor fuerza en la prevención y erradicación del trabajo infantil. La creación de puestos de trabajo genuinos para los adultos, el establecimiento de un adecuado control de cumplimiento de la normativa laboral, los programas de becas y subsidios escolares para los niños y las niñas de los sectores pobres, constituyen algunas estrategias para la lucha por la prevención y erradicación del trabajo infantil. En el aspecto normativo sería importante elevar la edad mínima de admisión al empleo o trabajo de catorce años a quince, conforme a la edad de la finalización del ciclo escolar, así como adecuar las legislaciones provinciales a la Convención de los Derechos del Niño. ■
Condicionantes culturales
Los condicionantes culturales son los que muchas veces legitiman o justifican el trabajo infantil. Abarcan a toda la sociedad en su conjunto. En el ámbito rural, por ejemplo, se vive socialmente como normal el hecho de que los niños y las niñas ingresen desde muy pequeños (cinco o seis años) a las actividades del campo. Igualmente ocurre en los estratos más pobres con las niñas que se incorporan desde la infancia al trabajo infantil doméstico, en el que suelen tener un protagonismo diferencial respecto a los niños. En estos casos se considera que el trabajo infantil posibilita un aprendizaje y adiestramiento para la inserción laboral adulta, asignándole incluso mayor importancia que a la educación formal. Hay que tener en cuenta que en algunos grupos sociales y en determinadas culturas no se evidencia claramente cuando termina la niñez, por lo que, en general, no coincide con el criterio de la Convención de los Derechos del Niño. Se considera que los niños y las niñas desde pequeños están en condiciones de trabajar a la par de las personas mayores. En los sectores medios y altos también aparecen valores culturales asociados al éxito o la visibilidad social que alientan el trabajo infantil. Estos valores hacen que algunos padres promuevan que sus hijos trabajen desde pequeños en modalidades artísticas y deportivas. Ejemplo de ello es la participación de los niños y las niñas en la televisión, a veces a costa de grandes exigencias para su edad. La demanda de mano de obra infantil también constituye un factor que incide en su aparición y permanencia. Los niños y las niñas son requeridos porque suelen recibir remuneraciones menores que los adultos o no recibir ninguna, causan menos conflictos por ser más sumisos, no contradicen las órdenes, son maleables,
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en contraposición de lo que puede ocurrir con el trabajador mayor de edad. En definitiva, los niños y las niñas son más fáciles de explotar. También ocurre que muchos empleadores o capataces creen, consciente o inconscientemente, que están haciendo un bien o “salvando” al niño o la niña dándoles un trabajo. Por último, en algunas de las denominadas peores formas del trabajo infantil -turismo sexual, pornografía, prostitución o el tráfico de drogas- la demanda es un factor que contribuye directamente a la existencia del trabajo infantil. Los hasta aquí mencionados son algunos aspectos de los condicionantes económicos, políticos, legales y culturales que generan el trabajo infantil, aunque puedan existir otros relacionados con las particularidades específicas de cada modalidad.
EL TRABAJO INFANTIL NO ES UN HECHO NATURAL, SINO QUE ES EL EMERGENTE DE UNA SITUACION SOCIAL EN LA QUE SE ENTRECRUZAN CONDICIONANTES ECONOMICOS, POLITICOS, LEGALES Y CULTURALES.
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ESTRUCTURA NORMATIVA DEL TRABAJO INFANTIL EN LA REPUBLICA ARGENTINA Las fuentes legales que regulan el trabajo infantil en la República Argentina se pueden clasificar según su origen como internacionales, regionales y nacionales.
LEGISLACION INTERNACIONAL ■
Convención sobre los Derechos del Niño (1989)
La Convención sobre los Derechos del Niño fue adoptada, en forma unánime, por la Asamblea General de las Naciones Unidas el 20 de noviembre de 1989. La Convención fue ratificada por la República Argentina por Ley Nacional Nº 23.849 el 27 de septiembre de 1990. Al ser sancionada por ley la Convención tiene fuerza vinculante para el Estado. Por lo tanto, el Estado Argentino es jurídicamente responsable del cumplimiento de la misma, teniendo que responder periódicamente a un Comité de los Derechos del Niño, cuyos miembros son elegidos por el propio país y realizar informes sobre los medios adoptados para lograr la efectividad de los derechos. Además, y fundamentalmente, el Estado Argentino debe crear las condiciones socioeconómicas que permitan la posibilidad y oportunidad real y concreta del ejercicio de los derechos allí plasmados. La Convención de los Derechos del Niño constituye un verdadero programa de acción para los Estados que la ratifican, destinado a proteger el desarrollo integral a través del disfrute de los derechos que al niño y la niña se reconocen54. A partir de la Reforma Constitucional del año 1994, los constituyentes han otorgado -particularmente- jerarquía constitucional a la Convención sobre los Derechos del Niño, conforme lo previsto en el artículo 75 inciso 22 de la Constitución de la Nación Argentina. Al ser incorporada a la Constitución, la Convención se convirtió en la ley superior acerca de la niñez, a la que todas las demás leyes deberán remitirse, y forma parte del derecho interno. Es complemento de la Constitución Nacional y está en un escalón superior que las demás leyes nacionales. El Estado Argentino está obligado a cerciorarse de que su legislación nacional no sea contraria a la doctrina de la protección integral; cuando las leyes vigentes impactan con la Convención debe producirse una derogación de la antigua legislación para adoptarse o adecuarse a los nuevos requerimientos emanados de la Convención. Un ejemplo es la vigencia de la Ley Nacional Nº 10.903 de Patronato de Menores, la Ley Nacional Nº 22.803 de Régimen Penal de Menores, así como diversas leyes provinciales, que conforman la llamada doctrina de la situación irregular. La Convención define al niño como todo ser humano desde la concepción y hasta los dieciocho años de edad, salvo que haya alcanzado antes la mayoría de edad (adaptación de la República Argentina del artículo 1 de la Convención)55. Dispone que los Estados Partes deben comprometerse a adoptar todas las medidas legislativas, administrativas, sociales y educativas apropiadas para proteger
54.Cillero Bruñol,Miguel.En Op.cit. (García Méndez y Belof, 1998).
55. Se puede adquirir la mayoría de edad antes de los dieciocho años mediante la emancipación.
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al niño y la niña contra toda forma de perjuicio o abuso físico, mental, descuido o trabajo negligente, malos tratos o explotación, incluido el abuso sexual (artículo 19, punto 1). La Convención determina que los Estados Partes deben reconocer el derecho de todo niño a un nivel de vida adecuado para su desarrollo físico, mental, espiritual y social (artículo 27, punto 1). Establece que los Estados Partes deben reconocer el derecho del niño a estar protegido contra la explotación y contra el desempeño de cualquier trabajo que pueda ser peligroso o entorpecer su educación, o que sea nocivo para su salud o para su desarrollo físico, mental, espiritual, moral o social (artículo 32, punto 1). Para ello adoptará medidas legislativas, administrativas, sociales y educacionales para garantizar su cumplimiento. Con ese propósito y teniendo en cuenta las disposiciones pertinentes de otros instrumentos internacionales, los Estados Partes, en particular: a) fijarán una edad o edades mínimas para trabajar; b) dispondrán la reglamentación apropiada de los horarios y condicio nes de trabajo; c) estipularán las penalidades y otras sanciones apropiadas para asegurar la aplicación efectiva del presente artículo (artículo 32, punto 2). Los Estados Partes deberán disponer de medidas apropiadas para impedir que se utilice a niños y niñas en la producción y el tráfico de estupefacientes (artículo 33). La Convención de los Derechos del Niño asigna que los Estados Partes se comprometan a proteger al niño o la niña contra todas las formas de explotación y abuso sexual (artículo 34). Así también, los Estados Partes reconocen tomar todas las medidas que sean necesarias para impedir el secuestro, la venta o trata de niños y niñas para cualquier fin o en cualquier forma (artículo 35). De la misma manera, se comprometen los Estados Partes a proteger al niño o la niña contra todas las demás formas de explotación que sean perjudiciales para cualquier aspecto de su bienestar (artículo 36) y a adoptar todas las medidas apropiadas para promover la recuperación física y psicológica y la reintegración social de todo niño víctima de cualquier forma de abandono, explotación o abuso (artículo 39). Los derechos citados deben ser considerados en su carácter integral e interdependiente con los demás derechos consagrados en la Convención de los Derechos del Niño. Por último, se destaca que la Convención Americana sobre Derechos Humanos, Pacto de San José de Costa Rica, aprobada por la República Argentina por Ley Nº 23.054 establece la no autorización de la suspensión de los derechos del niño o la niña en ningún caso.
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Convenio Nº 138 sobre edad mínima de admisión al empleo (1973) Convenio Nº 182 sobre las peores formas del trabajo infantil (1999)
Los Convenios o Recomendaciones de la Organización Internacional del Trabajo (OIT) -organismo tripartito representado por gobiernos, organizaciones de trabajadores y empleadores- son normas internacionales abiertas a la ratificación de los Estados que forman parte de la OIT. Cuando un Estado ha ratificado un convenio, está obligado a adaptar su legislación, sus políticas y su práctica nacional a las disposiciones emanadas de aquél. Además debe informar cada dos años a la OIT de los avances en las medidas adoptadas para la aplicación del Convenio. Las Recomendaciones que acompañan generalmente a los Convenios establecen pautas o directrices, no vinculantes, que pueden orientar las acciones para que los Estados que hayan ratificado un Convenio puedan alcanzar las obligaciones contraídas; no es necesaria su ratificación. El Convenio Nº 138 sobre edad mínima de 1973 y el Convenio Nº 182 sobre las peores formas del trabajo infantil de 1999 fueron adoptados por la Conferencia Internacional del Trabajo. Cada uno de ellos tiene sus respectivas Recomendaciones Nº 146 y Nº 190. La República Argentina ratificó los Convenios Nº 138 y Nº 182 por Ley Nacional N° 24.650 (1996) y N° 25.255 (2000) respectivamente. Dichos Convenios tienen, a partir de la Reforma Constitucional de 1994, artículo 75 inciso 22, jerarquía supra-legal. El Convenio Nº 138 sobre edad mínima se aplica a todos los sectores de la actividad económica. Establece que los Estados que lo ratifiquen deben tener una política nacional que asegure la abolición efectiva del trabajo de los niños y las niñas, y que eleve progresivamente la edad mínima de admisión al empleo o al trabajo (artículo 1). Agrega que ninguna persona menor de la edad mínima establecida por cada país deberá ser admitida al empleo o a trabajar en ocupación alguna (artículo 2. 1). El Convenio determina como principio general que la edad mínima de admisión en el empleo o trabajo no deberá ser inferior a la edad en que cesa la obligación escolar, no pudiendo ser inferior de los 15 años (artículo 2. 3). Ante ello, la República Argentina, al ratificar el Convenio hizo uso de la opción prevista en el mismo que especificaba que los Estados cuya economía y medios de educación estén insuficientemente desarrollados podrán especificar inicialmente una edad mínima de catorce años (artículo 2. 4). No obstante el Convenio establece que los empleos o trabajos que por su naturaleza o las condiciones en que se realice puedan resultar peligrosos para la salud, la seguridad o la moralidad de los menores, la edad mínima de admisión no podrá ser inferior a los dieciocho años (artículo 3. 1). El Convenio establece una serie de sectores de la economía, como mínimo, a los cuales debe aplicarse el presente: minas y canteras; industrias manufactureras; construcción; servicios de electricidad, gas y agua; saneamiento; transportes; almacenamiento y comunicaciones; y plantaciones y otras explotaciones
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agrícolas que se produzcan principalmente con destino al comercio. Excluye a las empresas familiares o de pequeñas dimensiones que producen para el mercado local y que no empleen regularmente trabajadores asalariados (artículo 5. 3). Entre las excepciones que prevé el Convenio para su aplicación se menciona el trabajo realizado por los niños o las niñas en las escuelas de enseñanza general, profesional o técnica o en otras instituciones de formación, siempre y cuando la autoridad competente lo autorice (artículo 6). Para destacar en último término, el Convenio establece que la autoridad competente podrá conceder por medio de permisos individuales, excepciones a la prohibición de ser admitido al empleo o trabajo previsto en el artículo 2, con finalidades tales como participar en representaciones artísticas (artículo 8. 1). Los permisos así concedidos deberán limitar el número de horas del empleo o trabajo objeto de esos permisos y prescribir las condiciones en que puede llevarse a cabo. Dicha competencia la tiene el Ministerio de Trabajo, Empleo y Seguridad Social de la República Argentina. Con opinión favorable, se concede la autorización pertinente, previo dictamen jurídico. El Convenio Nº 182 sobre las peores formas de trabajo infantil (1999) es complementario del Convenio Nº 138. Los Estados que ratifiquen el Convenio deberán tomar medidas inmediatas y eficaces para conseguir la prohibición y la eliminación de las peores formas de trabajo infantil (artículo 1). De esta forma la ratificación obliga a adoptar medidas para impedir la ocupación de los niños y las niñas en las peores formas de trabajo infantil, y en caso de que estén desarrollando alguna de ellas deberán liberarlos; adoptar planes de acción de rehabilitación y reinserción social de los niños y las niñas, teniendo en cuenta la importancia de la educación básica gratuita y al mismo tiempo que se atiendan las necesidades de sus familias; y establecer mecanismos de control. El Convenio Nº 182 señala que las peores formas del trabajo infantil son: a) todas las formas de esclavitud o las prácticas análogas a la esclavitud, como la venta y el tráfico de niños, la servidumbre por deudas y la condición de siervo, y el trabajo forzoso u obligatorio, incluido el reclutamiento forzoso u obligatorio de niños para utilizarlos en conflictos armados; b) la utilización, el reclutamiento o la oferta de niños para la prostitución, la producción de pornografía o actuaciones pornográficas; c) la utilización, el reclutamiento o la oferta de niños para la realización de actividades ilícitas, en particular la producción y el tráfico de estupefacientes, tal como se definen en los tratados internacionales pertinentes, y d) el trabajo que, por su naturaleza o por las condiciones en que se lleva a cabo, es probable que dañe la salud, la seguridad o la moralidad de los niños (artículo 3).
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Declaración de la OIT relativa a los principios y derechos fundados en el trabajo
La Declaración de la OIT relativa a los principios y derechos fundados en el trabajo fue elaborada en el año 1998. Destaca una serie de principios propios de los Estados miembros de la OIT, hayan o no aprobado los Convenios Internacionales surgidos en el seno de la Conferencia Internacional del Trabajo. Establece entre los cuatro principios fundamentales uno relativo a la abolición efectiva del trabajo infantil. ■
Otros tratados relativos al trabajo infantil
Se puede citar como otras normas internacionales relativas al trabajo infantil las siguientes: • Pacto Internacional de Derechos Civiles y Políticos y Protocolo Facultativo del Pacto, aprobado en la Asamblea General de las Naciones Unidas del 16 de diciembre de 1966 e incorporado a la Constitución Nacional en su artículo 75 - inc. 22. • Pacto Internacional de Derechos Económicos, Sociales y Culturales, aprobado en la Asamblea General de las Naciones Unidas, el 16 de diciembre de 1966 e incorporado a la Constitución Nacional en su artículo 75 - inc. 22. • Convención Americana de Derechos Humanos, conocida como Pacto de San José de Costa Rica, sancionado por la Organización de Estados Americanos el 22 de noviembre de 1969, ratificado por Ley Nacional Nº 23.054 e incorporado a la Constitución Nacional en su artículo 75 - inc. 22. • Protocolo Adicional de la Convención Americana de Derechos Humanos, llamado Protocolo de San Salvador, adoptado el 17 de noviembre de 1988, subscripto por Argentina por Ley Nacional Nº 23.054 e incorporado a la Constitución Nacional en su artículo 75 - inc. 22. Asimismo, a finales de 2000, la Asamblea General de las Naciones Unidades adoptó tres tratados vinculados a diferentes modalidades del trabajo infantil, a saber: a) Convención contra la Delincuencia Organizada Transnacional. b) Protocolo para Prevenir, Reprimir y Sancionar la Trata de Personas, especialmente mujeres y niños. c) Protocolo contra el Tráfico Ilícito de Migrantes por Tierra, Mar y Aire.
LEGISLACION REGIONAL ■
Declaración Socio-Laboral del MERCOSUR
En el ámbito del MERCOSUR y como compromiso político Regional, la Declaración Socio-Laboral del MERCOSUR del 10 de diciembre de 1998 ha destinado mediante su artículo 6 la referencia específica al “Trabajo Infantil y de Menores”. Se indica que la edad mínima de admisión al trabajo será aquella establecida conforme a las legislaciones nacionales de los Estados Partes y no podrá ser inferior
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a aquella en que cesa la escolaridad obligatoria. Para los trabajos realizados en un ambiente insalubre, peligroso o inmoral no podrá ser inferior a los dieciocho (18) años de edad. Existe, particularmente, un compromiso específico de los Estados Parte del MERCOSUR de adoptar políticas y acciones que conduzcan a la abolición del trabajo infantil y la elevación progresiva de la edad mínima de ingreso al mundo laboral. ■
Declaración presidencial sobre erradicación del trabajo infantil del MERCOSUR
En la Declaración presidencial sobre Erradicación del Trabajo Infantil del MERCOSUR los presidentes de los cuatro países, que data de julio del 2002, establecen la necesidad de avanzar en la definición de políticas comunes en el ámbito de la erradicación del trabajo infantil para la región. La Declaración Presidencial es consecuencia de lo establecido en el artículo 6 de la Declaración Socio-Laboral del MERCOSUR.
LEGISLACION NACIONAL ■
Constitución Nacional
La Constitución de la Nación Argentina, con anterioridad a la Reforma de 1994, no contenía disposición alguna sobre el trabajo infantil. Sólo se hacía referencia en forma indirecta a través de las cláusulas incluidas en el art. 14 bis sobre “protección integral de la familia” y la “compensación económica familiar”, cuyo objeto es proteger a los niños y las niñas, no en cuanto trabajadores sino como integrantes de la familia. A partir de la Reforma constitucional se incorporaron importantes disposiciones relacionadas con el trabajo infantil. En la última reforma de la Constitución Nacional se da -particularmente- jerarquía constitucional a la Convención sobre los Derechos del Niño y -genéricamente- jerarquía supra-legal a los tratados celebrados con las demás naciones y con organismos internacionales como los Convenios de la OIT, según el artículo 75, inciso 22. La nueva pirámide jurídica construida considera que cuando la legislación interna vinculada al trabajo infantil colisione con los tratados internacionales se dará lugar a estos últimos. Del mismo modo introduce una nueva disposición que impone al Congreso de la Nación legislar y promover medidas de acción positiva que garanticen la igualdad real de oportunidades y de trato, y el pleno goce y ejercicio de los derechos reconocidos por esta Constitución y por los tratados internacionales vigentes sobre derechos humanos, en particular respecto de los niños (artículo 75, inciso 23); se agrega dictar un régimen de Seguridad Social especial e integral en protección del niño en situación de desamparo, desde el embarazo hasta la finalización del período de enseñanza general básica.
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Ley de Contrato de Trabajo
La Ley de Contrato de Trabajo, Nº 20.744, aprobada y ordenada en 1976 por decreto, posee un Título Especial, el Nº VIII, denominado “Del trabajo de los menores” (artículos 187 a 195) que junto con otros artículos previstos en la misma Ley, regula el trabajo de los niños y las niñas. En dicho texto legal se establece que queda prohibido a los empleadores ocupar menores de catorce (14) años en cualquier tipo de actividad, persiga o no fines de lucro (artículo 189)56. Tampoco podrá ocuparse a niños y niñas que por encima de la edad indicada no hayan completado su instrucción obligatoria, salvo autorización expresa extendida por el ministerio pupilar57 cuando el trabajo del “menor” fuese considerado indispensable para la subsistencia del mismo o de sus familiares directos, siempre que se complete en forma satisfactoria el mínimo de instrucción escolar exigida (artículo 189). Es decir, que el principio debe ser que el niño o la niña termine el ciclo escolar básico obligatorio y la excepción que lo o la autoriza a trabajar deberá ser extendida por el organismo correspondiente, debiendo demostrarse que aquel trabajo se considera indispensable para su subsistencia y la de sus familiares directos. Se quiere destacar lo referido al ciclo escolar obligatorio establecido por la Ley Federal de Educación Nº 24.195, sancionada el 14 de abril de 1993 y promulgada el 29 de abril 1993. La ley prevé un ciclo de educación básica inicial, entre los tres (3) y cinco (5) años, al que sigue el de educación básica obligatoria, de nueve años de duración a partir de los seis años (artículo 10 inciso b). Esto significa, que el ciclo de educación básica obligatoria terminará normalmente para el niño o la niña a la edad de quince (15) años, lo que implica que la edad mínima de admisión al trabajo debería elevarse un año más de lo establecido en la Ley de Contrato de Trabajo. Asimismo, conforme a la Ley de Contrato de Trabajo, la prohibición de los empleadores de ocupar menores de catorce años no abarcará, cuando medie autorización del ministerio pupilar, a aquellos “menores” ocupados en empresas en que sólo trabajen los miembros de la misma familia y siempre que no se trate de ocupaciones nocivas, perjudiciales o peligrosas (artículo 189). Cuando se hace referencia a ocupaciones nocivas o perjudiciales extiende el propio concepto de insalubridad y lo amplía también para aquellas actividades que, puestas en relación con la edad, dañan el desarrollo físico, psíquico y social de los niños y las niñas. Al referirse a los trabajos penosos, peligrosos o insalubres, la Ley de Contrato de Trabajo explícita que está prohibido ocupar a menores de dieciocho (18) años de edad en los trabajos que revistan aquellas características (remisión del artículo 191 al 176). Las tareas penosas hacen referencia a las actividades que demandan esfuerzos físicos y psíquicos extraordinarios y aquellas que resultan aflictivas, por el entorno en que se realizan o por la propia clase de prestación. Son tareas peligrosas las que comprometen la seguridad e integridad psico-físicas de quien las ejecuta. Finalmente, las tareas insalubres son aquellas prestaciones que provocan daños en la salud de los seres humanos.
56. En referencia a la ocupación laboral de niños y niñas que no han cumplido los catorce años de edad, la jurisprudencia ha determinado que la prohibición de celebrar contrato de trabajo no puede volverse contra la persona del propio "menor", a cuya tutela acudió la norma al disponer la prohibición,pues admitir lo contrario llevaría la posibilidad de que en caso de infringirse la disposición legal, no sería el empleador sino el "menor", es decir la parte en cuyo beneficio se ha legislado, quien a la postre se perjudicaría. La prohibición siempre está dirigida al empleador. Citado en D’Antonio, Daniel Hugo. Derecho de menores. Editorial Astrea, Buenos Aires (1994). 57. Se entiende que el ministerio pupilar es el Ministerio de Trabajo, Empleo y Seguridad Social.
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58. Gatti, Angel Eduardo. Ley de Contrato de Trabajo. Comentada, anotada, con jurisprudencia. Euros Editores S.R.L., Buenos Aires. (2000).
59. Conforme a lo dispuesto por el Decreto 16.115/33, la jornada diaria no podrá extenderse en más de una hora sobre el límite de seis.
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En complemento de estas consideraciones se destaca la vigencia de los artículos 10 y 11 de la Ley Nº 11.317 -antigua Ley de Trabajo de mujeres y menores de 1924- que enuncian los trabajos prohibidos que tienen esas características: destilación de alcohol y la fabricación o mezcla de licores; fabricación de albayalde, minio y cualesquiera otras materias colorantes tóxicas, así como la manipulación de pinturas, esmaltes o barnices que contengan sales de plomo o arsénico; fabricación, manipulación o elaboración de explosivos; materias inflamables o cáusticas o el trabajo en locales o silos en que se fabriquen, elaboren o manipulen o estén depositados explosivos, materias inflamables o cáusticas en cantidades que signifiquen peligro de accidente; talla y pulimento de vidrio, el pulimento de metales con esmeril y el trabajo en cualquier local o sitio en que ocurra habitualmente desprendimiento de polvos de vapores irritantes o tóxicos; carga y descarga de navíos; canteras o trabajos subterráneos; carga o descarga por medio de cabrias; maquinistas o foguistas; engrasado y limpieza de maquinaria en movimiento; manejo de correas; sierras circulares y otros mecanismos peligrosos; fundición de metales y en el sopleo bucal del vidrio; transporte de materias incandescentes; expendio de bebidas alcohólicas o fermentadas y en cualquier local o dependencia en que se expenda. En cuanto al trabajo de “menores” o mejor dicho, trabajo adolescente, la legislación laboral procura resguardar la protección e integridad de los niños y las niñas de la explotación de un sistema económico que, fundado en la maximización de la ganancia, encara la producción de bienes y servicios bajo el principio riguroso de la reducción de costos, sin reparar en las consecuencias dañosas que recaen en los trabajadores58. A través de restricciones legales tendientes a proteger su crecimiento y desarrollo los niños y las niñas mayores de catorce (14) años y menores de dieciocho (18) pueden trabajar (artículo 187). No obstante, no podrá emplearse a niños y niñas comprendidos en esas edades en ningún tipo de tarea durante más de seis (6) horas diarias o treinta y seis semanales, sin perjuicio de la distribución desigual de las horas laborales59, aunque para los mayores de dieciséis (16) años podrá, mediante autorización del organismo que tiene la competencia, extenderse la jornada a ocho (8) horas diarias o cuarenta y ocho (48) semanales (artículo 190). Tampoco podrán ser ocupados niños y niñas en trabajos nocturnos (Leyes Nº 11.726 y 13.560). También la Ley de Contrato de Trabajo expresa la prohibición de encargar la ejecución de trabajos a domicilio a menores de dieciocho años de edad ocupados en algún local u otra dependencia de la empresa (remisión del artículo 191 al 175). Tiene por finalidad evitar que el empleador encargue a un adolescente trabajos adicionales para realizar en el domicilio particular, una vez cumplida la jornada laboral de seis horas.
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Pacto Federal del Trabajo
La aprobación legal del Pacto Federal del Trabajo (cuyo anexo IV contiene el Programa Nacional de Acción en Materia de Trabajo Infantil) del 2000, Ley Nº 25.212, ha significado la sólida confirmación de la decisión de aunar esfuerzos y coordinar acciones con miras a lograr un mayor y más efectivo resultado en materia de erradicación de la problemática del trabajo infantil. ■
Estatutos y regímenes especiales
Dentro de la normativa nacional deben incluirse los estatutos especiales y normas específicas para determinados sectores económicos. Entre los estatutos puede mencionarse el Estatuto de Servicio Doméstico de 1956, Decreto Ley Nº 326, que prescribe que no podrán ser contratados como empleados en el servicio doméstico los menores de 14 años (artículo 2). Dentro de las normas específicas se destaca el Régimen Nacional de Trabajo Agrario, Ley Nº 22.248, que regula en su Capítulo V el “Trabajo de Mujeres y Menores”. Dispone la prohibición del trabajo de menores de catorce (14) años, cualquiera fuere la índole de las tareas que se pretendiere asignarles. Pese a ello la prohibición no regirá cuando el niño o la niña, siendo miembro de la familia del titular de la explotación, integrare con aquella el grupo de trabajo, y el horario de labor permitiese su regular asistencia y permanencia a lo largo del ciclo escolar obligatorio (artículo 107). También se prohíbe ocupar menores de dieciocho años en los trabajos que revistieren carácter de penoso, peligroso o insalubre (artículo 112). Asimismo prohíbe la ocupación de menores de dieciséis años en tareas rurales o agrarias en horario nocturno y la jornada de labor del menor de hasta dieciséis años deberá realizarse solamente en horario matutino o vespertino (artículo 110). Aparte de lo que constituye el núcleo básico de la regulación sobre el trabajo infantil en la República Argentina descrito con anterioridad se agregan las distintas disposiciones provinciales y de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires.
MODALIDADES DEL TRABAJO INFANTIL Los trabajos que realizan los niños y las niñas tienen distinta significación y los afectan de manera desigual según sus edades, las tareas específicas de que se trate, las formas de inserción laboral, los riesgos a que se ven expuestos por el desarrollo de esas tareas, la cantidad de horas de trabajo y el momento del día en que lo realizan, los esfuerzos y las tensiones que suponen y la intensidad que requieren, la manera en que inciden sobre la escolaridad o su pleno aprovechamiento, el grado en que inhiben las posibilidades de juego y esparcimiento o la forma en que tienden a limitar o empobrecer los vínculos familiares y sociales60. De ahí que resulta importante destacar las diversas modalidades que adquiere el trabajo infantil.
60. Op. cit. (Feldman; García Méndez; Haraldsen, 1997).
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Como ya se expresara, partimos de la base de que cuando hablamos de trabajo infantil estamos dándole al término “trabajo” un sentido más amplio que el establecido en la legislación laboral, por lo que incluye una variedad mayor de modalidades. Cada modalidad tiene, a su vez, características particulares y está condicionada por el ámbito en que tiene lugar. No obstante, se evita utilizar en este trabajo la clasificación típica entre trabajo infantil urbano y rural, ya que en la actualidad existen modalidades que atraviesan los dos ámbitos. Así, nos detendremos en cada una de las modalidades de trabajo infantil. ■
Trabajo infantil en la agricultura y la ganadería
El trabajo infantil en la agricultura y la ganadería es de larga data. La pobreza estructural en el medio rural ha naturalizado el hecho de que los hijos de los trabajadores se incorporen desde pequeños como mano de obra. El trabajo prematuro está considerado como parte de la vida cotidiana de las poblaciones rurales. Se entiende que el trabajo es un vehículo para transmitir a los niños y niñas conocimientos sobre el medio en el que viven y que les servirá para afrontar la vida adulta. Esto convalida la aprobación social del ingreso de niños y niñas a este sector de la economía. La asociación entre trabajo y pobreza rural produce un desencuentro con la educación. La escuela suele resultar irrelevante para el futuro de los niños y las niñas, mientras que el trabajo es considerado fundamental para el desenvolvimiento cuando sean grandes. Esta percepción se ve favorecida por la escasez de servicios educativos, de medios de comunicación y de transporte. En el campo es usual que los niños y las niñas desde los cinco o seis años empiecen a trabajar en oficios caseros o en el pastoreo de animales pequeños. A medida que crecen se observa una mayor diferenciación laboral de acuerdo al género. Los varones se encargan de las actividades que demandan mayor desgaste físico como la siembra, la cosecha o el arreo de ganado, mientras que las mujeres se dedican a las tareas domésticas o al cuidado de animales. A los trece o catorce años ya trabajan regularmente en quintas, aunque ya antes y durante los meses en se agota las actividades realizadas en chacras o campos, el niño sale de su hogar para realizar “changas” en otros lugares. Pueden distinguirse en la Argentina cuatro áreas socio-productivas en el sector rural en el que aparece trabajo infantil. En la región pampeana predomina el empresario capitalizado y el empleo de contratistas. Es un área cerealera de alta mecanización, con predominio del trabajo adulto asalariado y con escasa mano de obra infantil, aunque la figura del contratista podría dificultar la captación estadística de los datos referidos a niños y niñas que trabajan. En el área agroindustrial, con un mercado de trabajo marcado por la precariedad en zonas ecológicamente desfavorables, las altas tasas de fecundidad y la menor mecanización impulsan la ocupación de familiares, incluidos los niños y las niñas, con los consiguientes perjuicios en la educación formal. En las grandes operaciones agrícolas que requieren de una elevada fuerza de trabajo estacional, normalmente
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las condiciones de vida se caracterizan por una gran precariedad, siendo los niños y las niñas quienes confrontan las condiciones más hostiles. Otra área es aquella en la que predomina la economía campesina con capacidad de articulación con el mercado. Es el caso del Chaco algodonero, en que la mano de obra es netamente familiar e incluye un fuerte componente de trabajo infantil. En esa zona, la mecanización es reducida, la productividad es baja y se dispone de escasas tierras familiares, lo que obliga a aumentar los ingresos con actividades fuera de la explotación. Las actividades habituales de los niños son desmalezar, carpir, colaborar en las fumigaciones y participar en las cosechas. En el litoral misionero de producción intensiva se observa una situación similar. Finalmente, se encuentra un área poco favorable desde el punto de vista ecológico, con tendencia al vaciamiento demográfico y al estancamiento económico. Es el caso, por ejemplo, de La Puna norteña y de Santiago del Estero, donde los sistemas productivos se basan en actividades cercanas a la subsistencia, con predominio de mano de obra familiar. El trabajo infantil contribuye a maximizar el trabajo de la familia, ya sea aumentando su participación en las tareas domésticas cuando los adultos migran o formando parte de las migraciones junto con el grupo familiar. Las tareas infantiles en el ámbito familiar pueden ser el cuidado de animales -en muchos casos como pastores en condiciones de gran aislamiento-, colaboración en la agricultura de subsistencia, acarreo de agua y leña. La participación de niños y niñas en algún tipo de trabajo rural se verifica con mayor intensidad en el sector agrícola aquellas regiones con producciones intensivas vinculadas a la yerba mate, el azúcar, el tabaco, la papa, el limón, la frutilla, la frambuesa, el arándano, el algodón, la vid, la jojoba, el ajo, la cebolla, etc. La gran mayoría de las actividades agrícolas y ganaderas en la que participan los niños y las niñas las realizan junto a familiares. Incluso es frecuente encontrar casos en los que sólo se emplea a los adultos con la condición de que los hijos contribuyan en el trabajo. Existen dos grandes tipos de inserción laboral infantil en la agricultura y la ganadería. Por un lado, se da en las explotaciones familiares y, en particular en las explotaciones rurales pobres, en donde los niños y las niñas se incluyen como mano de obra familiar en estrategia productivas de subsistencia. Por otra parte, es frecuente la incorporación de niños y niñas al trabajo en el sector agrícola bajo la modalidad de pago a destajo. Esto implica que no hay una remuneración individual para el niño o la niña, sino que el fruto de la tarea es computada por el volumen producido por el conjunto de la familia y pagada a quien la encabeza. La participación del niño o la niña queda de esta manera invisibilizada, porque el único que figura en los registros es el jefe de familia. Si bien éstas que se han mencionado son las dos formas típicas de inserción laboral en el sector rural, existen también casos en que los niños y las niñas son contratados de manera directa como asalariados. En relación con la salud, el trabajo agrícola entraña riesgos derivados del contacto con plaguicidas, herbicidas y fertilizantes que los niños y las niñas manipulan sin protección. Como no tienen su sistema inmunológico desarrollado de la
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misma manera que los adultos, los daños en la piel, en las vías respiratorias o en el sistema digestivo tienen consecuencias más graves, con secuelas difícilmente reversibles. En caso de intoxicación, el efecto puede ser mortal. Además de estos efectos, y dependiendo del producto a cosechar, son actividades que exigen esfuerzos físicos desproporcionados para las posibilidades infantiles: treparse a los árboles, cargar peso excesivo, manejar herramientas inadecuadas para su tamaño y destreza. Esto también ocurre con el pastoreo y la siembra sumado a que todas las actividades agropecuarias obligan a niños y niñas a exponerse durante largas horas a la intemperie. También contribuye a la peligrosidad de esta modalidad el uso de herramientas y maquinarias. Muchos de estos instrumentos han sido pensados para ser utilizados por adultos. Por lo cual, su peso tiene relación con ellos. Los niños y niñas no tienen la fuerza necesaria para manipularlos, ocasionando diferentes tipos de accidentes, incluso la pérdida de miembros. Por otro lado, la ganadería presenta diversos peligros para el niño o la niña como el riesgo de mordeduras, patadas, aplastamientos, lastimaduras, etc. El trabajo rural está organizado de tal modo que, para que la familia pueda sobrevivir, es preciso que los niños y las niñas trabajen tan prolongada y arduamente como sus familiares adultos. ■
Trabajo infantil en la industria
La participación de los niños y las niñas en la industria tiene una incidencia relativa menor en relación con otras modalidades de trabajo infantil. Es más frecuente en unidades productivas pequeñas e informales dedicadas a la actividad textil, fabricación de ladrillos o cerámica, cableado, fabricación de fósforos y artículos de pirotecnia, fabricación de calzado, curtiembre, tabalartería, etc. Un factor que favorece la presencia de niños y niñas en este sector es la tercerización que hacen algunas industrias grandes de determinados tramos de la producción, derivando su realización a pequeños talleres: por ejemplo, en la rama textil ocurre con las terminaciones de costura, pegado de botones, etc. Muchos de estos talleres están instalados dentro de las unidades domésticas. Son, en consecuencia, actividades que tienen una doble invisibilidad: por un lado, las unidades domésticas no están a la vista del conjunto de la población, como en el caso de los comercios o talleres a la calle. Por otro, al ser unidades productivas informales, no están registradas ni son fácilmente accesibles a la inspección laboral. Esto hace que no siempre aparezcan en las estadísticas. En la Argentina, una de las actividades industriales más desarrollada es la de las ladrilleras, en la que se ha verificado la participación de niños y niñas a partir de los seis años de edad. Ocurre principalmente en cuatro etapas de la actividad: apilado de ladrillos antes de la quema del adobe, ayuda en el pisoteo del barro, corte del adobe y, finalmente, carga del adobe en las hornallas y quemada, manteniendo el fuego y reponiendo la leña. El trabajo infantil industrial es esencialmente nocivo en tanto somete al niño o la niña a exigencias de manipulación de herramientas y productos que pueden provocarles daños o lesiones, los obliga a posturas inadecuadas para su etapa
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evolutiva, los somete a movimientos rápidos y repetitivos y, al igual que las otras modalidades, interfiere en el normal desarrollo al quitarles tiempo y disponibilidad para el estudio y el juego. ■
Trabajo infantil en la construcción
El trabajo infantil en la construcción se presenta con mayor frecuencia, aunque no únicamente, en las obras de carácter familiar y de autogestión (arreglo de veredas, construcciones precarias, etc.). Muchas veces está determinado por la presencia de algún trabajador de la construcción adulto entre los miembros de la familia. Es una actividad que entraña graves peligros para la salud de los niños por las precarias condiciones de salubridad y seguridad en que se lleva a cabo. El cargar pesos excesivos, las largas jornadas, la utilización de herramientas peligrosas, el contacto de los materiales con la piel, la inhalación de polvo, etc., ocasionan perjuicios en la salud característicos de esta modalidad. Asimismo puede dar lugar a que no asistan periódicamente a la escuela. ■
Trabajo infantil en la vía pública
El trabajo infantil en la vía pública es una modalidad esencialmente urbana, que se incrementó en la Argentina a partir de la década del ochenta. Se trata de actividades que los niños y las niñas desempeñan en las calles, en las plazas o en los medios de transporte, ya sea solos, en grupos o con algún familiar. En todos los casos se llevan a cabo en el sector informal de la economía y responden típicamente a la categoría de estrategias de supervivencia. Entre las modalidades más habituales podemos citar: mendicidad, cirujeo, lavado de coches, limpieza de calzado, venta ambulante de diversos productos, participación en espectáculos callejeros, distribución de volantes, etc. Algunas implican características particulares. Mendicidad: suele requerir al niño o niña esfuerzos para atraer la atención, como el uso de determinados tonos de voz, el relato de su situación familiar, interpretar alguna canción, etc. A veces el que ejerce la mendicidad es el adulto acompañado por un niño o una niña de corta edad. Lo recaudado puede servir para el sustento familiar o para las necesidades propias en caso de los niños y las niñas que viven en la calle. Cirujeo: de todas las actividades callejeras es la que posiblemente haya sufrido un incremento relativo mayor en los últimos tiempos. Implica la selección y acarreo de los desechos (vidrio, papel, cartón, latas, etc.) y la venta para su posterior reciclado. Su alta peligrosidad deriva del contacto con elementos cortantes, oxidados o tóxicos. Se realiza generalmente en horario nocturno, lo que dificulta el reconocimiento y la diferenciación de los residuos. Implica levantar bultos pesados, empujar o arrastrar carros y muchas veces someterse a condiciones climáticas adversas. En muchos casos, los niños y las niñas y las familias viven en los mismos basurales, lo que agrava los factores de riesgo. El cirujeo no sólo incide negativamente en la salud sino también en el desempeño educativo. En el caso de niños y niñas escolarizados, al terminar tarde la jornada de trabajo suelen estar cansados y somnolientos al día siguiente. Esto disminuye su rendimiento y
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no siempre los educadores asocian esos síntomas al trabajo, sino que pueden llegar a atribuirlo a características personales o a falta de estímulo familiar. El trabajo infantil en la vía pública conlleva el riesgo de perpetuarse como medio de vida, ya que los niños y las niñas, acuciados por la situación de pobreza y la urgencia cotidiana, no se preparan ni vislumbran posibilidades de integrarse a actividades propias del trabajo formal. ■
Trabajo infantil en el comercio
La participación en el comercio de los niños y las niñas en la Argentina no es frecuente en las unidades formales. Sin embargo, se encuentra en pequeños comercios en los cuales realizan tareas secundarias que eufemísticamente son vistas como “ayuda”: limpieza, acarreo de productos, reparto a domicilio, etc. También existe esta modalidad en centros comerciales de envergadura, como cadenas de supermercados, en tareas de embolsado, embalaje y acarreo de productos. En esos casos es posible que no haya una vinculación directa con la empresa pero sí una tolerancia o aprovechamiento por parte de ésta. También hay niños y niñas en restaurantes y casas de comida desempeñando tareas de lavado de hortalizas y verduras, pelado de papas, lavado de vajilla, etc. El trabajo infantil en el comercio es una de las modalidades que suele compatibilizarse con la escolaridad. Por ello incide desfavorablemente en el rendimiento educativo, como consecuencia de las exigencias que implica la doble jornada, laboral y escolar. En ocasiones puede haber también una triple jornada, cuando se agrega el trabajo doméstico intrafamiliar. Las consecuencias en la salud están vinculadas sobre todo a la manipulación de instrumentos cortantes en tareas de cocina, o al peso excesivo en el acarreo de bultos o cajones. ■
Trabajo infantil en la minería
El trabajo infantil en el sector minero se encuentra en diferentes tramos de la producción: extracción, carga, transporte, fraccionamiento y selección de minerales, así como en actividades laborales asociadas (preparación de alimentos y traslado hacia el interior de las minas). De la misma manera que el trabajo infantil rural, suele realizarse junto con el grupo familiar, sin que el niño esté individualmente contratado. En general, es una modalidad en la que trabajan más niños que niñas y se realiza en túneles o socavones. El trabajo es sumamente arduo, pues a veces llegan a encerrarse hasta una o dos semanas; comen y duermen en la bocamina y trabajan durante largas jornadas. Se utilizan herramientas tales como cinceles, combas o barrenos, que requieren gran esfuerzo y no están diseñados para niños desde el punto de vista ergonómico. Suele ser una actividad que se lleva a cabo con técnicas rudimentarias, de escasa eficiencia y baja rentabilidad. Muchas veces el contacto con determinados minerales y la inhalación de los vapores, como el caso del mercurio metálico, producen daños irreparables en la salud. Asimismo, esta población infanto-adolescente tiene afecciones de de-
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sarrollo muscular y óseo debido al gran esfuerzo al que está sometida. Es una actividad en la que los accidentes son frecuentes, con las consecuencias que implican. Comparativamente, es una modalidad de baja incidencia en la Argentina, en relación con otros países de la región como Bolivia, Perú y Colombia. Sin embargo se encuentra en algunas provincias como Misiones y Córdoba, en este último caso en las canteras. ■
Trabajo infantil en la pesca
La participación de los niños y las niñas en la pesca se encuentra mayormente a pequeña escala. Dentro de este sector, aparecen actividades tales como la recolección de moluscos, pesca con caña y buceo para capturar peces, diferentes tareas en las embarcaciones (reparación de redes, extracción del agua de las barcas, preparación de comida) y en la comercialización del producto. Los trabajos en el sector pesquero están asociados culturalmente a los varones. Por lo tanto, son los niños los que prevalecen en esta actividad. Sin embargo, también las niñas se dedican a la venta y procesamiento del pescado. Hay pocos datos que den cuenta de esta modalidad de trabajo infantil en nuestro país. Se conoce con mayor precisión su presencia en los países de Centroamérica, cuya economía está ligada a la actividad. ■
Trabajo infantil en el ámbito doméstico
El trabajo infantil en el ámbito doméstico es una de las modalidades menos visibles, pese a ser frecuente tanto en el medio rural como en el urbano. Deben distinguirse dos sub-modalidades: Trabajo doméstico intrafamiliar: es el que desempeñan las niñas y en menor medida los niños dentro de la propia unidad doméstica. Existe una prematura división del trabajo según el género que adjudica a las niñas la prevalencia en esta actividad. El trabajo intradoméstico constituye trabajo infantil cuando una niña o un niño se encuentran en la obligación de reemplazar a los familiares adultos a fin de que éstos puedan desempeñar actividades generadoras de ingreso dentro o fuera del hogar, asumiendo responsabilidades que competen a los mayores y para las cuales no están preparados. Según la índole de tareas a desarrollar, el trabajo infantil doméstico implica distintos riesgos: quemaduras o lesiones por el manejo de elementos cortantes al cocinar, contacto con tóxicos al realizar tareas de limpieza, agotamiento por sobrecarga de tareas, etc. En caso de cuidado de hermanos menores, supone asumir responsabilidades excesivas para niñas y niños, y el riesgo involucra tanto al que está a cargo del cuidado como a los que reciben la atención. Sin embargo, en la mayoría de los casos, se considera “natural” que la niña, generalmente la hija mayor de la familia, asuma estas tareas. Puede llegar a verse incluso como una instancia de formación para el trabajo, en la medida en que permite ejercitar destrezas para luego incluirse en el servicio doméstico en hogares de terceros, que suele ser la única posibilidad laboral de esas niñas en el futuro. Trabajo doméstico en hogares de terceros: Con esta denominación se identifican
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61. Giménez, Marta (Comp). Estoy tan cansada...pero quiero estudiar. Trabajo infantil doméstico en Paraguay - Asunción (2004).
dos modalidades distintas de trabajo infantil doméstico en hogares de terceros. Una la componen los criados y las criadas que son los niños y las niñas que se incorporan a una familia que no es la suya, y bajo una figura de protección o amparo realizan tareas domésticas a cambio de techo, comida, ropa, y en algunos casos educación. Es una modalidad frecuente y arraigada en algunas comunidades. En varios casos se constata que estas niñas y niños son cedidos por familias de escasos recurso y de zonas rurales a familias con mejores condiciones de las áreas urbanas. Existe la idea generalizada de que quienes realizan trabajo infantil doméstico son beneficiarios de cuidados y de ninguna manera víctimas de algún tipo de explotación; sin embargo, el trabajo infantil doméstico se convierte en una de las peores formas de explotación cuando el niño o la niña es vendido; cuando se encuentra en condiciones de servidumbre cercanas a la esclavitud; cuando se lo expone a peligros para su salud o para su seguridad; cuando sufre maltratos en el hogar; cuando es objeto o corre riesgo de padecer violencia física o abuso sexual61. Esta modalidad se vuelve invisible al no ser considerada una categoría económica. La otra modalidad es aquella en que los niños y las niñas son empleados domésticos, recibiendo una retribución en dinero por las actividades que realizan donde está acordada una relación laboral. Se trata de los casos de mucama, cocinera, niñera, entre otros. Las niñas que trabajan en hogares para terceros son una población especialmente vulnerable porque están sujetas no sólo a la discriminación propia por el hecho de trabajar, sino también por su condición de mujer. ■
Trabajo infantil en conflictos armados
Esta modalidad hace referencia al reclutamiento forzoso u obligatorio de niños y niñas para utilizarlos en conflictos armados. Sin embargo, no siempre se obliga físicamente a todos los niños y las niñas a ser combatientes, porque muchas veces servir como soldado parece ser la mejor opción económica disponible para algunos grupos vulnerables. Las actividades que desarrollan los niños y las niñas bajo esta modalidad van desde tomar las armas como soldados hasta servir como portadores, mensajeros y cocineros. Aunque en la Argentina esta actividad no se da en la actualidad, en algunos países de América latina tiene una gran incidencia, como es el caso de Colombia. ■
62. Cárdenas, Stella y Rivera, Nelson. Renacer. Una propuesta para volver a nacer. UNICEF - Colombia, Bogotá (2000).
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Trabajo infantil en la explotación sexual comercial
Se entiende como explotación sexual de niños y niñas a toda situación en la cual una persona menor de dieciocho años es forzada a ejecutar actos que involucran partes de su cuerpo para satisfacer los deseos sexuales de una tercera persona o de un grupo de personas; no es necesario que este intercambio reporte algún tipo de remuneración para el niño o la niña, para que se pueda hablar de explotación sexual62. Esta modalidad incluye la utilización, el reclutamiento o la oferta de niños y niñas en la prostitución y la utilización para la producción de pornografía o para actuaciones pornográficas.
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La prostitución es la comercialización de actos sexuales de cualquier naturaleza. La prostitución infanto-adolescente es una de las modalidades más perversas y menos visibles, por los recaudos que toman los adultos implicados, por las redes de complicidad que suelen organizarse alrededor de la problemática y por la resistencia de la sociedad a reconocer su existencia. Dadas estas características, es difícil tener acceso a la información. Sin embargo, un estudio promovido por UNICEF da cuenta de que una de las características de la prostitución infantil es que no se da en espacios diferenciados de la prostitución adulta. De hecho, la mayoría de los adultos que la ejercen y fueron entrevistados para ese estudio refieren que su edad de inicio fue a los 12 o 13 años, aunque en algunos casos llega a ser más tempranamente63. Desde la perspectiva de los derechos del niño y la niña no es posible, al menos legalmente, rotular a un niño o una niña como prostituto o prostituta puesto que no está en condiciones de comprender y de consentir su propia explotación sexual; por ello aquel niño o niña a quien se le paga de cualquier manera y por cualquier actividad sexual debe asumirse en todos los casos como víctima y, por ende, como prostituido o prostituida64. La pornografía infanto-adolescente consiste en cualquier mecanismo con el que se promueva o se muestre el abuso sexual de un niño o una niña con imágenes en videocassette, películas, TV, computadora o papel, así como las actuaciones en vivo, centradas en el acto sexual con él o ella, o en sus genitales, independiente, en todo caso, del uso que se dé al material o del efecto final que produzca sobre los consumidores en términos de gratificación o estimulación lasciva65. Las condiciones que propician o favorecen la explotación sexual comercial son de índole socioeconómica (carencia de ingresos y de oportunidades de conseguirlos unida a los beneficios relativamente elevados que se cree que pueden llegar a obtenerse). A esto se suman factores socioculturales (falta de educación, la obligación cultural de que los niños y las niñas ayuden a sus familiares ganando dinero mediante cualquier actividad o situaciones de desintegración familiar). Otro factor altamente condicionante es la demanda. No existiría prostitución o pornografía infantil si no hubiera adultos dispuestos a consumirla u organizaciones dispuestas a explotarla. Es una actividad que puede existir en cualquier lugar, pero se ve favorecida en determinados centros turísticos -especialmente en aquellos en que la población local se encuentra en situaciones de pobreza extrema en comparación con la población visitante- en zonas limítrofes, o en las denominadas zonas rojas de los conglomerados urbanos. La explotación sexual comercial de la niñez constituye una forma de coerción y violencia extrema, y se homologa a una forma contemporánea de esclavitud. ■
63. Datos extraídos de Chejter, Silvia. La niñez prostituida. Estudio sobre explotación sexual comercial infantil en Argentina. UNICEF, Buenos Aires (2001).
64. Op. cit. (Cárdenas y Rivera, 2000).
65. Op. cit. (Cárdenas y Rivera, 2000).
Trabajo infantil en otras actividades ilícitas
Dentro de las actividades ilícitas se pueden mencionar, entre otras, la utilización, el reclutamiento o la oferta de niños y niñas para el narcotráfico, el contrabando y el robo. Amparándose en que los niños y las niñas gozan de imputabilidad penal, son
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utilizados por los adultos para realizar actividades ilegales. Las actividades ilícitas conllevan grandes riesgos, no sólo para la salud física y psíquica, sino también en materia de seguridad. En el caso de la producción y tráfico de drogas suele utilizarse como forma de pago para el niño o la niña la entrega de dosis para consumo personal, lo que supone la oportunidad del inicio temprano en la drogadicción con el daño consiguiente. Importa destacar que las modalidades que hasta aquí se han explicitado no agotan el tema. Cada una de ellas importa diferencias y matices regionales, a la vez que pueden existir otras poco conocidas por su localización geográfica o no reconocidas como trabajo.
VISIBILIDAD E INVISIBILIDAD DEL TRABAJO INFANTIL El trabajo infantil tiene formas visibles y formas invisibles de manifestarse. La invisibilidad puede considerarse en cuatro sentidos diferentes. Por un lado, la invisibilidad que deriva de la falta de reconocimiento social de algunas modalidades de trabajo infantil. Tal es el caso del trabajo infantil en la vía pública en actividades tales como la mendicidad, la venta de estampitas, la limpieza de parabrisas, el cirujeo, etc. En segundo lugar, la invisibilidad que deviene de actividades que no se realizan a la vista: confección de ropa en talleres, preparación y envase de alimentos, albañilería, trabajo agrícola-ganadero.
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En tercer lugar, la invisibilidad que se deriva de la conjunción de las dos características expuestas anteriormente como en el caso del trabajo infantil doméstico para terceros e intrafamiliar. Una última forma de invisibilidad es producto de la falta de registro sobre el trabajo infantil, consecuencia de su prohibición y de ser tareas que en su mayoría pertenecen al sector informal de la economía. De esto resulta que la mayor parte de la problemática tiene una visibilidad social limitada. Por último, se agrega frecuentemente el ocultamiento que también “invisibiliza”, ya que las familias suelen negar que sus hijos e hijas trabajan; lo mismo sucede con los propios niños y niñas, o con empleadores y capataces. De lo expuesto se desprende que la necesidad del conocimiento de esta problemática y la concientización de la sociedad para poder abordar el trabajo infantil.
EL TRABAJO INFANTIL PERPETUA EL CIRCULO PERVERSO Y VICIOSO DE LA POBREZA.
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Situaciones de trabajo infantil 66
Concentrado
Disperso
Visible
Invisible
Estos niños y niñas trabajan solos y son, o parecen, trabajadores independientes.
Son los niños y las niñas de los que menos se sabe y más difíciles de localizar y contactar; trabajan en zonas remotas aislados e impotentes.
• Niños y niñas que trabajan como repartidores,mensajeros y recaderos. • Niños y niñas que trabajan prestando servicios o venden artículos en la calle, por ejemplo: lustrabotas o vendedores de flores. • Niños y niñas que trabajan en hoteles, restaurantes y cafeterías sirviendo a los clientes, lavando los platos y limpiando los locales. • Niños y niñas que trabajan como artistas y bailarines en una compañía fija o ambulante,hacen espectáculos callejeros. • Niños y niñas que trabajan mendigando. • Niños y niñas que trabajan como ayudantes en transportes de larga distancia (autobuses, buques de vapor para transporte de cargamentos,buques de pasajeros). • Niños y niñas que cuidan los campos. • Niños y niñas que crían y ordeñan ganado, y recogen forraje.
• Niñas que trabajan como empleadas domésticas. • Niños y niñas que cometen hurtos, contrabandistas, niños en la fabricación de la droga. • Niños y niñas explotados sexualmente en la pornografía y la prostitución. • Niños y niñas que viven en condiciones de esclavitud o servidumbre. • Niños y niños reclutados por grupos armados o que prestan servicios en situaciones de conflicto armado.
El trabajo infantil concentrado y visible concierne a los niños y las niñas que trabajan en un lugar, son fácilmente observables y cabe la posibilidad de que una persona del exterior hable con ellos.
Los niños y las niñas que se encuentran en estas situaciones trabajan juntos o cerca unos de otros pero no pueden ser vistos o son inaccesibles para personas del exterior.
• Niños y niñas que realizan actividades de costura, sastrería, cosiendo pelotas de fútbol; niños y niñas que trabajan en el ámbito metalúrgico o de la madera. • Niños y niñas que trabajan como panaderos, pasteleros, cocineros “y pinches” que preparan comida para transeúntes. • Niños que trabajan en pequeños talleres de reparación. • Niños y niñas que prestan servicios en zonas concurridas,por ejemplo:niños y niñas que trabajan como limpiabotas, que lavan vehículos y/o vigilan automóviles. • Niños y niñas que ayudan en supermercados, venden, hacen portes, limpian, trabajan de cajeros. • Niños y niñas que trabajan como canteros y picadores de bloques en carreteras y obras. • Niños y niñas que trabajan en plantaciones (caña de azúcar, café, hortalizas), solos o con familiares. • Niños y niñas que trabajan en producciones o cosechas familiares para uso doméstico o exportación. • Niños y niñas que trabajan en la elaboración de productos agrícolas o piscícolas.
• Niños y niñas que hornean ladrillos o trabajan en canteras. • Niños que trabajan como carpinteros, ayudantes y porteadores en obras de construcción. • Niños y niñas que trabajan en fábricas de cerámica,vidrio y cristal, productos metálicos, artículos de plástico, joyas, etc. • Niños y niñas que trabajan en fábricas de elaboración de alimentos. • Niños y niñas que trabajan como tejedores tradicionales de alfombras y artículos textiles en talleres. • Niños y niñas que fabrican cigarrillos. • Niños y niñas que trabajan en fábricas de fósforos, material explosivo y fuegos artificiales. • Niños y niñas que trabajan en minas de carbón o minerales. • Trabajadores en buques-factoría o en flotas o plataformas pesqueras. 66.Cuadro extraído del documento de OIT/IPEC Programa Infocus de Seguridad y Salud en el Trabajo, Combatiendo el Trabajo Infantil, Europa (2002).
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TRABAJO INFANTIL Y EDUCACION La educación es uno de los derechos humanos fundamentales reconocido y garantizado por diversos instrumento legales nacionales y supranacionales. Es un instrumento que permite al ser humano transformarse en sujeto de su historia e insertarse críticamente en la sociedad. Además constituye la llave de acceso a otros derechos: salud, nutrición, esparcimiento, participación social67. Visto desde el conjunto de una sociedad, un mejor nivel educativo de la población redunda en mayores oportunidades de crecimiento y bienestar para todos. De ahí que cada vez haya mayor consenso en considerar a la educación como una inversión y no como un gasto. La Convención de los Derechos del Niño establece que todo niño o niña goza del ejercicio del derecho a la educación en condiciones igualitarias. El artículo 28 garantiza la educación formal básica, gratuita y obligatoria, que no se reduce a la mera incorporación de conocimientos. El artículo 29 incluye en el concepto un abanico de contenidos vinculados al desarrollo de la personalidad y de las capacidades, al respeto a los derechos humanos, a los valores de la propia comunidad y al medio ambiente. Los estados que ratifiquen la Convención se comprometen a establecer y garantizar un ciclo escolar básico, gratuito y obligatorio68. Es decir que deben desarrollar un sistema de educación formal que asegure el ejercicio del derecho a la educación. Se quiere destacar, la idea de la escolarización como factor que permite prevenir o salir de la pobreza resulta una falacia si no se toman en cuenta otros elementos. Si bien la educación formal es un factor que favorece la igualdad social, para que pueda cumplirse el proceso educativo es condición necesaria que estén cubiertas las necesidades básicas. A partir de allí, se debe apuntar a que se garantice la igualdad de oportunidades a todos los niños y las niñas por medio de una calidad educativa, para que puedan desarrollar sus cualidades éticas, intelectuales y físicas. La importancia de la educación radica en que es una herramienta fundamental no sólo para el desarrollo individual, sino también para la sociedad. Esto se logra a través de la formación de seres humanos autónomos, creativos, críticos y participativos. ■
67.La educación y el trabajo infantil. Documento de trabajo de la Reunión en Oslo. UNICEF (1997).
68. La obligatoriedad corresponde principalmente al estado y en segundo término a las familias.
Cómo el trabajo infantil condiciona la educación
Partiendo de la idea de que la educación es la vía privilegiada para promover el potencial de conocimientos y habilidades de los seres humanos, el trabajo infantil afecta justamente ese proceso. Condiciona no sólo el presente de los niños y las niñas sino también su futuro. No se trata solamente del niño y la niña de hoy, sino también del adulto que un día va a ser69. Existe una relación conflictiva entre el trabajo infantil y la educación que produce una permanente tensión. Esa tensión puede llevar a que el trabajo termine excluyendo a la educación formal o que ambos coexistan en la vida de un niño o una niña. En este último caso se genera una doble exigencia y lo que suele menoscabarse es la asistencia o el rendimiento educativo. En este sentido el trabajo infantil “compite” con la escolaridad. Cuando se contraponen los horarios de escuela y
69. Op. cit. (Oslo - UNICEF, 1997).
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70. Op. cit. (Llomovatte, 1991).
71. Martín, Magdalena y Vega, Inés Viviana. Pobreza y Escolaridad en América latina. Editorial Humanitas, Buenos Aires (1989).
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trabajo hay una tendencia a privilegiar este último. Resulta más sencillo, desertar del sistema de educación formal que abandonar el mundo del trabajo, aunque el trabajo sea precario y discontinuo70. Los problemas socioeconómicos que generan la existencia del trabajo infantil ponen a los niños y las niñas, así como a sus familias, en una disyuntiva entre la subsistencia y la permanencia en el sistema escolar. Ante la necesidad de obtener ingresos, la continuidad en el ciclo escolar se pone en riesgo. Importa aclarar que si bien a corto plazo el trabajo de los niños y las niñas puede ser una estrategia de superviviencia que incremente el ingreso familiar, ese mismo trabajo, al interferir en la educación, limita posibilidades futuras. No adquirir tempranamente las habilidades instrumentales para la lectoescritura o el desarrollo de la creatividad posibilita que las probabilidades de inserción laboral en la etapa adulta sean en actividades de baja o nula calificación. De esto se desprende que el trabajo infantil alimenta el círculo vicioso de la pobreza. Existen también factores culturales que influyen a nivel individual en la posibilidad de ingresar y permanecer en el sistema educativo. El valor adjudicado a la educación y las experiencias escolares previas de los jefes y las jefas de hogar y de los hermanos mayores en una familia son antecedentes que condicionan la concurrencia y permanencia en la escuela de los que están en edad escolar. En algunos grupos sociales las familias consideran que la educación formal es irrelevante para el futuro y que resta la posibilidad de destinar ingresos a otros bienes y servicios que les resultan prioritarios. También es posible que, al ver el bajo rendimiento escolar y el poco tiempo dedicado al estudio por parte de los hijos, crean que no vale la pena seguir invirtiendo en ella. Por tal motivo, tienden a ver positivamente que los niños y las niñas trabajen. Piensan que así pueden adquirir determinadas habilidades y “valores” para ejercer algún oficio. En relación con esto último, hay que destacar que la mayoría de las modalidades de trabajo infantil no promueven el desarrollo intelectual ni afectivo, por lo que el valor formativo es muy limitado. Todas ellas tienen en común la prevalencia de actividades físicas, no ejercitan los procesos cognitivos y en cambio favorecen la estereotipia71. También se considera que una vez que los niños o las niñas han incorporado los conocimientos básicos de los primeros grados en la escuela, ya están listos para contribuir al ingreso familiar, por lo que desertan del sistema. Esta visión limitada al corto plazo impide ver que, a mayores conocimientos, mayores posibilidades laborales futuras. En ocasiones, los adultos que durante la niñez han debido trabajar, tienden a justificar el trabajo de sus hijos y percibirlo en forma positiva: “yo aprendí así” o “cuanto más duro sea el esfuerzo, más hombre se hará en el futuro.” El hecho aparente de que el trabajo infantil estimule prematuramente el desarrollo de algunas habilidades no toma en consideración que lo que realmente hace es sobre adaptar a los niños y las niñas al desempeño de deberes y responsabilidades propias de los adultos, para las que no están preparados por su estadio evolutivo. Lo expuesto hasta aquí no implica desconocer la gran cantidad de familias que
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a pesar de las limitaciones económicas valoran la educación y realizan grandes esfuerzos para que sus hijos e hijas concurran a la escuela. Además de la visión que tienen algunos adultos acerca de la educación y la escuela, es fundamental incluir cuál es la mirada de los niños y las niñas sobre estos temas. La percepción que tienen, especialmente aquellos que trabajan, es que la escuela constituye un espacio fundamental para el encuentro con los amigos, el juego, el aprendizaje de pautas de comportamiento y de saberes considerados importantes para cuando sean grandes72. Al mismo tiempo, la escuela es percibida como un espacio donde pueden recibir la contención y la atención del educador para los problemas y las necesidades de su vida cotidiana. Sin embargo, el imaginario que tienen los niños y las niñas sobre la escuela como camino que posibilita “llegar a ser alguien en la vida”, no siempre coincide con la realidad, porque no pueden continuar en el sistema de educación formal. Cuando los niños y las niñas terminan “desertando” de la educación formal, por la causa que fuere, sienten que han fracasado y tienden a pensar que la culpa es de ellos. Frecuentemente esta perspectiva también está legitimada por parte de los docentes y asumida por las propias familias73. Los fracasos escolares de los niños y las niñas de bajos recursos suelen ser explicados a través de las “deficiencias socioculturales” que estarían dadas por la herencia de una capacidad intelectual insuficiente de sus padres, o por el contexto poco estimulante en que viven74. Así, en lugar de analizar críticamente desde el sistema educativo qué problemas tiene como institución, se “patologizan” determinadas dificultades de aprendizaje atribuyéndolas al nivel socioeconómico de los alumnos y alumnas. La relación entre el trabajo infantil y la escolaridad no siempre implica una ruptura o exclusión entre ambos. Muchos niños y niñas concurren a la escuela y trabajan fuera del horario escolar. Al contraponerse como dilema trabajo infantil o educación no se deja lugar para el análisis de esas situaciones en las que ambos confluyen. Acerca de eso, existen investigaciones que sostienen que los que trabajan se descapitalizan en dos años de estudio aproximadamente con respecto a los que no trabajan75. El esfuerzo que les demanda el trabajo incide negativamente en el rendimiento y en la regularidad de la asistencia. Al no alcanzar el nivel esperado, se incrementan las posibilidades de repitencia, lo que a su vez genera sobreedad76, y favorece la deserción. Una vez abandonada la escolaridad, la reinserción resulta más dificultosa que el hecho de permanecer dentro del sistema. Una de las modalidades de trabajo infantil que más obstruye la asistencia a la escuela es el trabajo infantil doméstico intrafamiliar. Ante la necesidad de que un miembro del grupo familiar se quede en el hogar para vigilar, limpiar, cuidar y/o atender a otros integrantes, los niños y las niñas se hacen cargo de esa responsabilidad mientras los adultos se ocupan de generar ingresos. Es el caso de la hermana mayor de escasa edad que debe responsabilizarse por el cuidado de sus hermanitos y ocuparse de las tareas domésticas. La discriminación de género se refleja en las matrículas de las escuelas donde suele haber un mayor porcentaje de varones sobre mujeres. Otra modalidad de trabajo infantil que promueve la deserción temporal o total
72. Duro, Elena y Marcón, Atilio. Chicas y Chicos en riesgo educativo. Serie ¿Educación o trabajo infantil?, UNICEF, Buenos Aires (2002).
73. Op. cit. (Duro y Marcon, 2002)
74. González de Angelini, Silvia, Río de Landaburu, Elena y Rosales de Vuksanovich, Silvia. El currículo oculto en la escuela. Grupo Editores Lumen, Buenos Aires (2001).
75. Examen de ciertos fenómenos que limitan las oportunidades de bienestar de niños/as y adolescentes. Trabajo Infantil. En: Panorama social de América latina, CEPAL, Publicación de las Naciones Unidas, Chile (1998). 76. La sobreedad es la relación que surge a partir de la diferencia que hay entre la edad que tiene un niño o una niña con respecto al grado o año en el que debería estar cursando.
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del sistema educativo es el trabajo agrario. Muchos factores contribuyen a este hecho, entre otros, la largas distancias entre los ámbitos de trabajo y la escuela, las jornadas agotadoras, la falta de oferta de servicios educativos, el carácter estacional de las cosechas y la necesidad de migración de los grupos familiares de acuerdo a ellas y, como ya se mencionara, el sistema de pago a destajo que obliga a incorporar al trabajo a todo el grupo familiar. Ello contribuye a que se den en las poblaciones rurales altas tasas de analfabetismo y bajas tasas de escolarización. El trabajo infantil no sólo quita tiempo a la educación sino que también reduce el tiempo disponible para, leer, descansar, jugar y vincularse con los pares. De esta forma los niños y las niñas que trabajan y asisten a la escuela van a encontrar en este lugar el momento de distensión y recuperación de energías, cuando en realidad debería darse ese espacio en el hogar y en la propia comunidad. El trabajo infantil afecta, además, el momento de lucidez y concentración necesarios para un buen aprendizaje. El trabajo infantil vulnera el derecho a la educación, pero también el derecho al descanso y el esparcimiento, al juego y las actividades recreativas, a participar libremente en la vida cultural y en las artes, a recibir cuidados especiales, a tener un adecuado desarrollo físico, mental, espiritual, moral y social, etc. El ejercicio del derecho a la educación cobra vital importancia como factor que posibilita mejorar las oportunidades y la calidad de vida. ■
77. Puiggrós, Adriana.¿A mí, para qué me sirve la escuela? En: Filmus, Daniel (comp.).¿Para qué sirve la escuela? Editorial Tesis Norma, Buenos Aires (1994). 78.Devalle de Rendo, Alicia y Vega, Viviana. Una escuela en y para la diversidad. El entramado de la diversidad. Editorial Aique,Buenos Aires (1998).
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Cómo la educación influye en el trabajo infantil
Hasta aquí hemos analizado la relación entre el trabajo infantil y la educación poniendo énfasis en como el trabajo impide, obstaculiza y perjudica el proceso de enseñanza-aprendizaje de los niños y las niñas. Ahora bien, ¿qué problemas se les presentan a los niños y las niñas desde el sistema escolar? Es necesario detectar algunos de los factores que posibilitan la expulsión del ámbito educativo y facilitan la inclusión en el ámbito laboral. Sin caer en un pensamiento pesimista que iguale acrítica y mecánicamente a todas las escuelas, importa advertir sobre la existencia de problemas que pueden afectar a los niños y las niñas en general y particularmente a aquellos y aquellas que trabajan. Frecuentemente en las escuelas, los niños y las niñas son considerados desde un determinado estereotipo. Se trata de un niño o niña genérico que debe transitar por distintas etapas predeterminadas del desarrollo cognitivo. Este discurso normalizador construye un imaginario colectivo en el cual las diferencias tienden a desaparecer mediante la educación77. En ese caso, los niños y las niñas pertenecientes a sectores pobres son calificados negativamente al confrontarlos con una imagen estereotipada del “niño escolar”. Algunas frases que circulan son: “no se motivan para nada”, “son destructivos”, “desatentos”, “vagos”78. De esta forma, la relación entre educador-educando se vuelve conflictiva, llevando, en muchos casos, a que el niño o la niña sea sancionados y descalificados. Al no tener una dimensión de la realidad social de los educandos, es decir del contexto en el que viven, la práctica educativa se perjudica. En el caso del trabajo infantil, también
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está el riesgo de que se atribuya a las condiciones de pobreza el bajo rendimiento, desconociendo o minimizando los efectos derivados de las exigencias del trabajo. A veces los educadores conocen la condición de trabajador del niño o la niña, pero no logran hacer un análisis de situación adecuado. También puede ocurrir que surja una actitud de sobre protección que lleve a disminuir la exigencia, ocultando el menor rendimiento, la asistencia discontinua, etc. Es el caso de los niños y niñas que “pasan de grado” sin haber alcanzado los parámetros mínimos para cursar el nivel siguiente. Existen, por otro lado, proyectos de educación compensatoria con un discurso pedagógico segregativo acerca de los niños y las niñas que trabajan. Se piensa en dispositivos especiales, con un enfoque asistencialista, que desplaza la atención de lo específicamente pedagógico. Esto puede llevar a crear espacios diferenciados para los niños y las niñas que trabajan y otros para los que no trabajan. Para estos últimos, está el sistema de educación formal; para los que trabajan se prevén otros dispositivos educativos. Un ejemplo concreto son las escuelas charters en los establecimientos agrarios en los cuales los niños y las niñas trabajan y donde se los forma en la “cultura del trabajo”. Esto en realidad tiende a legitimar una desigualdad en la distribución del conocimiento. Para que la educación pueda jugar un papel importante en la prevención y erradicación del trabajo infantil, debe evitarse que la propia escuela favorezca la exclusión. Si los niños y las niñas que trabajan son discriminados por su situación de pobreza, o desalentados por el bajo rendimiento, se favorece la posibilidad de deserción. Otros factores como la sobrecarga de responsabilidades de los docentes, la ubicación geográfica distante de las escuelas respecto de los barrios más desfavorecidos o de zonas rurales, inciden negativamente. El tipo de enseñanza, la forma de impartirla, el respeto o no a las diferentes etnias y distintos valores culturales, también son factores de influencia que pueden inclinar la balanza a favor o en contra de la escolaridad. El desafío que enfrenta hoy la escuela es el de aceptar la diversidad incluyendo las diferencias para que esas diferencias, integradas en una identidad colectiva, contribuyan al proyecto de una ciudadanía en común.
TRABAJO INFANTIL Y SALUD Entendemos que el trabajo infantil constituye un problema de salud pública porque el desgaste físico y psíquico producido por el trabajo a edades precoces provoca un déficit en las capacidades y potencialidades para vivir su realización personal y disfrutar de la vida. Todas las modalidades de trabajo infantil resultan violatorias de los derechos a la salud y calidad de vida sustentados en la Convención sobre los Derechos del Niño. En el artículo 32 inciso 1 de la Convención aparece la asociación de trabajo y su acción sobre el desarrollo de la niñez, sosteniendo que el niño y la niña tienen el derecho a estar protegido contra la explotación comercial y el desempeño
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79.Situación de relativo bienestar físico,psíquico y social -el máximo posible en cada momento histórico y circunstancia social determinada-, considerando que dicha situación es producto de la interacción permanente y recíprocamente transformadora entre el individuo (entidad biopsico-socio-cultural) y su ambiente (entidad físico-química-psico-sociocultural y económico política). Definición propuesta por Saforcada,Enrique y cols.El Factor humano en la salud pública. Una mirada psicológica dirigida hacia la salud colectiva.Proa XXI Editores,Argentina (1997). 80. Uno de los estudios que muestra una fuerte asociación entre pobreza, trabajo infantil y salud fue realizado en el Hospital Infantil Dr. Robert Rei Cabral de la República Dominicana en la cual se estudió una población de niños menores de 15 años accidentados que concurrieron a la emergencia del hospital. El estudio seleccionó una muestra de 66 niños que desempeñaban alguna actividad laboral y que padecieron caídas, accidentes por vehículos de motor y heridas cortantes,observándose que el 100% eran varones y pertenecían al estrato socio económico bajo. En Guzmán, M. y cols: Accidentes en niños trabajadores.Hospital Infantil Dr. Robert Reid Cabral.En:Salud pueblo, Vol.2 (1989). 81.Stone,L.Joseph y Church,Joseph. Psicología y psicopatología del desarrollo. Editorial Paidós, Buenos Aires (1980).
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de cualquier trabajo que sea peligroso o entorpezca su educación o sea nocivo para su salud y su desarrollo físico, mental, espiritual moral o social. Asimismo el artículo 24 establece el derecho al disfrute del más alto nivel posible de salud, y el artículo 27, el derecho a un nivel de vida adecuado para su desarrollo físico, mental, espiritual, moral y social. Estos artículos hacen referencia a dimensiones de lo que podríamos denominar desarrollo saludable de los niños y las niñas. Durante la niñez se dan procesos de crecimiento y desarrollo fundamentales y decisivos para el desenvolvimiento de etapas vitales posteriores. Tanto los aspectos biológicos como los psicológicos, afectivos e intelectuales, requieren de condiciones propicias para manifestar su potencial. Esto puede aplicarse en abstracto al desarrollo de cualquier niño o niña, pero si centramos la mirada en el niño y la niña que trabaja es ineludible reconocer que, previo a su inclusión en el trabajo, parte de circunstancias difíciles para su salud que se derivan de las condiciones de pobreza en las que vive. Recortar la salud de los niños y las niñas que trabajan sólo desde el momento en que comienzan a realizar algún tipo de actividad laboral sería proponer una perspectiva limitada y a-histórica, contraria al concepto de salud integral79. A las dificultades que les imponen las condiciones en las que viven, determinadas por la situación de pobreza e indigencia, se agregan los que resultan de su trabajo80. No obstante ponemos el foco sobre la naturaleza y las condiciones de trabajo y sus consecuencias en la salud. Para ello es necesario traspasar el relativamente limitado concepto “riesgo laboral” tal como se aplica a los adultos en el ámbito laboral, y ampliarlo para que abarque también los riesgos para el desarrollo de los niños y las niñas. La comprensión integral de los impactos sanitarios implica la comprensión de los factores de riesgo tanto de orden físico como psicosocial desde una visión amplia del proceso salud-enfermedad. Los graves daños en la salud que sufren los niños y las niñas que trabajan constituyen uno de los argumentos fundamentales y más urgentes para apartar a aquellos del trabajo. Por ello, resulta fundamental para todos los actores sociales vinculados con esta problemática conocer y difundir las condiciones laborales que violan la salud de los niños y las niñas. ■
Crecimiento y desarrollo en la niñez
La maduración somato-psíquica en el niño y la niña es un proceso que tiene momentos de estabilidad y momentos críticos, análogos a los del desarrollo prenatal. Los momentos críticos son particularmente adecuados para el cultivo (estimulación) de una función determinada, que en ese momento se está formando y que es también muy vulnerable en caso de sufrir traumas o que se descuide dicha función. La demora en estimular la función, la inexistencia de experiencias estimuladoras positivas o la vivencia de experiencias traumáticas trastorna, deteriora y puede llegar a inhibir el desarrollo de la función81. Así como el desarrollo músculo-esquelético, neurológico, hepático, digestivo, respiratorio y cardiovascular, pasa por un momento delicado, a nivel psicológico
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y afectivo la presencia de adultos y ambientes que contengan, estimulen, orienten y protejan son indispensables. Los niños y las niñas necesitan comprobar constantemente si pueden seguir confiando en los adultos. Ponen a prueba todas las medidas de seguridad y todas las reglas. Por ello es necesario establecer y reforzar continuamente sus sentimientos de seguridad. En las últimas fases de la infancia el niño y la niña vive una tensión entre búsqueda de controles externos que le den seguridad y la necesidad de independencia y autoafirmación individual. Los niños y las niñas necesitan a su alrededor personas a las que puedan recurrir a la vez que rechazar, deben ser personas hacia las que sea posible experimentar amor y odio, rebeldía y dependencia; los “controles” permanentes resultan inútiles, y el temor nunca es un buen motivo para la obediencia. Siempre es la relación viva entre las personas lo que permite el verdadero crecimiento, el cual, gradualmente, hace que el niño o la niña adquiera un sentido adulto de la responsabilidad82. Entre las características de crecimiento y desarrollo que se dan en la infancia podemos nombrar83: - Maduración de los órganos y tejidos en períodos y proporciones variables. - El cerebro concluye su desarrollo después del nacimiento. El número completo de neuronas se alcanza alrededor de los dos años, en cambio la mielinización no se completa hasta la adolescencia. - El pulmón continúa aumentando la superficie alveolar en toda la niñez. - El sistema inmune todavía no está completo luego del nacimiento, igual sucede con los aparatos gastro-intestinal, endocrino y reproductivo. - El sistema enzimático es inmaduro en los niños de menor edad. - Con relación al adulto, el riñón puede ser inmaduro en algunos aspectos. - El porcentaje de agua en órganos, tejidos y en el cuerpo en su conjunto decrece con la edad. - La mayoría de las células de órganos y tejidos del niño son más pequeñas que los adultos y por eso tienen una masa de superficie más grande. - Tasas metabólicas y de consumo de oxígeno más altas. Mayor ingreso de aire por unidad de peso corporal. - Mayor gasto de energía física. Al aumentar la energía para crecer, disminuye la posibilidad de resistencia a los tóxicos. - Menor grado de desarrollo de las glándulas sudoríparas. - Menor grado de desarrollo de los sistemas de termorregulación. - Respiración más frecuente y profunda. - El volumen de aire que pasa a través de los pulmones del niño y la niña en reposo (por unidad de peso corporal) es dos veces mayor que la del adulto también en reposo. Igual sucede con la absorción alveolo-capilar. - Los niños y las niñas requieren de una oferta más alta de energía y de líquidos; esto se debe a una mayor pérdida de agua por kilo de peso corporal a través de los pulmones, de la piel (mayor superficie) y de los riñones (menor capacidad de concentración).
82.Winicott, Paul. Clínica Psicoanalítica Infantil.Editorial Tiempo Contemporáneo, Buenos Aires (1997). 83. Forastieri, V. Children at Work, Health and Safety Risks. ILO. Geneve (1997).
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- La superficie de la piel del niño y la niña desnudo es 2,5 veces más amplia que la del adulto desnudo (por unidad de peso corporal). La piel es más delgada. El desarrollo de la piel sólo se completa después de la pubertad. ■
84. La fatiga ocupacional es clasificada por un grupo de estudio de la OIT en cuatro tipos: a) muscular localizada. B) cardio-respiratoria.C) sensorial (visual o auditiva).D) general. 85.Los traumas laborales pueden ser clasificados en a) Patentes:también llamadas lesiones agudas, son causados por accidentes como por ejemplo la exposición accidental a energía mecánica con consecuentes contusiones,dislocaciones, fracturas, aplastamiento, amputaciones, impactación de cuerpos extraños, etc.; exposición accidental a energía térmica con aparición de quemaduras y demás heridas debidas al calor o al frío,a energía química (quemaduras o asfixia), a energía eléctrica (quemaduras, choque o electrocución) o a energía nuclear (quemaduras debidas a la irradiación). b) Acumulativos,llamadas lesiones crónicas causadas por tensión repetida o traumas crónicos de los tejidos blandos. Incluyen problemas de la espalda, tendinitis, bursitis,tenosinovitis,síndrome de la gotera carpiana, epicondilitis, trastornos degenerativos de las coyunturas y "dedo blanco" inducido por vibraciones.No son consecuencia de un accidente o acontecimiento particular sino de la repetición de pequeños ataques a determinada parte del cuerpo. 86. Puggliese, Denise. O trábalo do menor: as consequencias do acidente. En: Salud Laboral,Brasil (1989). 87. OMS. El trabajo de los niños: riesgos especiales para la salud. Informe del Grupo de Estudio de la OMS.Serie de Informes Técnicos N° 765 (1987). 88.Ghosh,A.Humanizing chid labour:a report on the IPER project on child labour, 1983-1985 (Humanización del trabajo infantil:informe sobre el proyecto IPER sobre trabajo infantil.) Instituto de Psicología e Investigación Educacional, Calcuta. En: OMS.Informe N° 756 (1985). 89. El proceso de desgaste se define como pérdida de capacidad biológica o psíquica efectiva y/o potencial, engloba a los procesos biopsíquicos en su conjunto. Permite analizar no sólo la destrucción biopsiquica, repentina o lenta sino también los obstáculos al desarrollo de potencialidades en estos dos terrenos.
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El impacto del trabajo sobre la salud de los niños y las niñas
Las condiciones a las que se exponen los niños y las niñas que trabajan y que atentan contra su desarrollo, provocan una serie de problemas de salud específicos que no aparecen en la población de niños y niñas que no realizan esas tareas. Se propone una revisión general de los daños y consecuencias en la salud extensibles a todos los niños y las niñas que trabajan, para luego focalizar en cada actividad o grupo de actividades cuyas tareas presentan cierta similitud. Se ha profundizado el análisis de las actividades en las cuales se encuentra mayor prevalencia de trabajo infantil en nuestro país, es decir, por la magnitud de la población expuesta a riesgo.
Consideraciones generales Hay cuestiones a considerar que son impactos a la salud que comparten todos los niños y las niñas que trabajan: a) Todos los niños y las niñas sufren fatiga ocupacional84. Las tareas laborales por períodos prolongados de tiempo, así como también las cargas excesivas que sus pequeños cuerpos deben transportar en especial en actividades como minería, comercio ambulante, cirujeo, fabricación de ladrillos, producen la aparición de dicha fatiga. b) Es prevalente la aparición de traumas laborales85. Ocurre que son difíciles de diagnosticar ya que tanto la familia como los empleadores o capataces camuflan estos casos de accidente originado en la realización de alguna tarea laboral como accidentes domésticos o callejeros. Tal cuestión refuerza la invisibilidad del trabajo infantil debido a la ausencia de datos estadísticos86. Estos riesgos también son prevalentes en la agricultura por las secuelas de cortes y mutilaciones por manejo de herramientas (21). Los niños y las niñas que empiezan a trabajar a una edad temprana tienen un período más largo de exposición a los riesgos acumulativos. Por ejemplo, la exposición precoz a sustancias químicas con largos períodos de latencia, como el asbesto, aumenta la posibilidad de contraer enfermedades crónicas, como el cáncer de pulmón, al principio de la etapa adulta. Los elementos de trabajo están diseñados para adultos. Los asientos o bancos así diseñados producirán problemas osteomusculares en los niños y las niñas que los utilicen con cierta frecuencia. Lo mismo sucede con las herramientas ya que el peso de las mismas, adecuado a una persona adulta, resulta excesivo a un niño causándole fatiga y lesiones87. Lo mismo sucede con los equipos de protección como mascarillas que al quedar demasiado grandes se prescinde de ellos o se improvisan otras protecciones como pañuelos que no cumplen con esa función88. c) Los niños y niñas que trabajan sufren procesos de desgaste psicofísico89 debido
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a las cargas90 que aparecen en el contexto laboral, que obviamente no aparecen en otros espacios como la escuela, el hogar, la plaza, ni en la actividades que practican los niños y las niñas que no trabajan como jugar, estudiar, etc. d) Los niños y las niñas sufren frecuentes intoxicaciones agudas (altas concentraciones de sustancia en un lapso corto de tiempo) y crónicas (ingestión de pequeñas dosis de sustancia por tiempo prolongado). Cabe destacar que en farmacología y terapéutica las dosis recomendadas para los niños y las niñas se calculan en función del peso del mismo con el fin de evitar efectos tóxicos y sobredosis. Por consiguiente los niños y las niñas expuestos a las mismas concentraciones de determinadas sustancias químicas tóxicas que los adultos en el lugar de trabajo resultan más afectados. e) Los niños y las niñas no perciben los peligros de las actividades que realizan. Los más pequeños difícilmente sean conscientes del peligro o de la percepción de los riesgos ocupacionales y en la mayoría de la ocasiones tampoco saben qué hacer en caso de accidentes. Los riesgos a la salud no son percibidos por los niños y las niñas por razones cognoscitivo-informativas, es decir, no conocen los riesgos, por razones valorativo-actitudinales, en muchos casos conociéndolas no las valoran como riesgosas o peligrosas y no pueden implementar medidas preventivas y evitar el daño. Además aparecen razones fisiológicas ya que sus sentidos no están lo suficientemente desarrollados como para percibir y discriminar un estímulo riesgoso de aquel no riesgoso. f ) Son prevalentes los daños psicosociales91 en la población de niños y niñas que trabajan. Los factores psicosociales en el ámbito laboral están asociados a una forma de organización social del trabajo que somete a los niños y las niñas a riesgos inmateriales, de orden psicológico y/o social que inciden negativamente sobre su desarrollo, crecimiento y calidad de vida. Asimismo los daños o sea los impactos sobre la salud pueden ser también de orden psicológico y/o social, traducidos en trastornos caracterológicos, comportamentales y vinculares92. Los niños y las niñas que trabajan no tienen oportunidad de recibir del ambiente adecuados estímulos (psicológicos, emocionales, físicos) por lo cual pueden presentar daños en el área intelectual como ser falta de maduración y otras dificultades que comprometen funciones intelectuales necesarias para valerse por sí mismo. El memorizar, fijar la atención, asimilar conocimientos, desarrollar su lenguaje, sus formas de comunicación, responder rápidamente a determinados estímulos externos y coordinar movimientos finos, y en el área actitudinal la capacidad para convivir o aceptar reglas sociales. Las perturbaciones psicosociales surgen cuando las condiciones de vida y trabajo entran en oposición a las necesidades y recursos de las personas. Las causas principales de tensiones y trastornos en el ámbito laboral provienen de demandas inadecuadas y que entran en conflicto con las capacidades de los trabajadores para afrontarlas, se frustran aspiraciones, surge insatisfacción. La modalidad de reacción frente a las situaciones conflictivas varían de
90. Las cargas se agrupan en aquellas que tienen materialidad externa al cuerpo (físicas, químicas, biológicas y mecánicas) y aquellas que sólo adquieren materialidad a través del cuerpo humano (fisiológicas y psíquicas) al trasformar sus procesos. Ambas ponen en movimiento la capacidad de plasticidad del cuerpo y de la psique.En:Laurell, A. C.Para la investigación sobre la salud de los trabajadores. Serie Paltex, Salud y
Sociedad N° 3 (2000).
91. El concepto de factores psicosociales en el trabajo consiste en interacciones entre el trabajo, su medio ambiente,la satisfacción en el trabajo y las condiciones de su organización,por una parte,y por otra,las capacidades del trabajador,sus necesidades, su cultura y su situación personal fuera del trabajo, todo lo cual, a través de percepciones y experiencias puede influir en las condiciones de salud, en el rendimiento y la satisfacción en la tarea. 92. OIT. Factores psicosociales en el trabajo: Naturaleza, incidencia y prevención. Informe del Comité Mixto OIT/OMS sobre Medicina del Trabajo, 90ª reunión, Ginebra 1984. OIT, Ginebra (1986).
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93.OIT.El trabajo Infantil.Lo intolerable en el punto de la mira. OIT, Ginebra (1996).
94.Que producen patología,daños, malestar.
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acuerdo a las características individuales, sensibilidad y resistencia de cada persona, siendo evidente que el psiquismo del niño y la niña reaccionara antes e inadecuadamente en relación a la capacidad de reacción de un adulto frente a un mismo estimulo o situación conflictiva. Es inevitable el conflicto en estos niños y niñas ya que las tareas y obligaciones que asumen son definitivamente inadecuadas para sus expectativas y estadio vital. No eligen trabajar, lo hacen como estrategia de cooperación familiar cuando conviven con ella y como autosustento cuando no cuentan con el continente familiar. Cuando dichos factores tensionantes se potencian y actúan, ya sea de manera brusca e intensa, o de manera leve y prolongada, comienzan a aparecer distintas expresiones de malestar que van desde manifestaciones subclínicas en el área de la mente, que pueden pasar inadvertidas (irritación, preocupación, tensión, insomnio), hasta cuadros de restricciones del campo perceptivo y la capacidad de concentración. También pueden aparecer manifestaciones en el área cuerpo como trastornos psicosomáticos, cardiopatía coronaria, hipertensión, jaqueca, problemas gastrointestinales, dermatológicos, asma, entre otras, y en el área conducta como por ejemplo uso y abuso de alcohol, drogas, dificultad en establecer pautas de autocuidado y cuidado del otro. Asimismo presentan stress por las responsabilidades que se le transfieren como el cuidado de hermanos pequeños, manejo y administración del dinero, cuidado de bienes de los patrones en el trabajo doméstico externo. Cuando están solos cuidando a sus hermanos generalmente quedan encerrados por seguridad lo cual es vivido como una verdadera cárcel y acentúa su sensación de vulnerabilidad y desprotección. g) Las consecuencias a nivel de salud son distintas según el sexo, ya que este suele operar como factor diferencial en el tipo de tareas y el ámbito donde se desarrolla el trabajo. Algunos estudios sostienen que las niñas, consideradas en su conjunto, trabajan más horas que los niños, lo cual se debe manifiestamente al mayor número de aquellas que se dedican, además, a las tareas del hogar. De ahí que las niñas tengan una escolarización más corta que los niños. Están también más expuestas que ellos a la violencia sexual y sus consecuencias93.
Consideraciones específicas por rama de actividad Para la descripción de las modalidades de trabajo infantil se ha realizado un cuadro. El cuadro fue construido en base a la clasificación básica de ramas de actividad, factores de riesgo, consecuencias en la salud (manifestaciones psicofísicas inmediatas al contacto con el factor de riesgo) e impactos a la salud o secuelas (daños que se instalan en el individuo y que limitan sus capacidades psicofísicas y sus potencialidades). Asimismo se detallan los impactos que, por su severidad y gravedad, son innegablemente iatrogénicos94 y son fundamento para separarlos del ámbito laboral.
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Consideraciones finales
La situación de vulnerabilidad física, psíquica y social de los niños y las niñas que trabajan está relacionada con el proceso de crecimiento y desarrollo por el que atraviesan. Al estar viviendo estadíos evolutivos tan importantes como son la infancia y la adolescencia, el trabajo realizado durante este tiempo los coloca en una situación de vulnerabilidad y los afecta gravemente. Los elementos del ambiente laboral constituyen riesgos evitables. Se considera que todos los riesgos a la salud son evitables ya que son factores que podrían ser modificados. El problema se da en las posibilidades del actor de modificarlo por sí (autocuidado) o apelando a las normas o al concurso de otros actores sociales. En esta última categoría se engloban los riesgos que sufren los niños y niñas que trabajan, ya que no depende de su elección cuidarse, sino que depende de las condiciones sociales en las cuales emerge dicha situación. Sostenemos que en el tema del trabajo infantil la intervención no debe enfocarse sobre la reducción del daño, es decir, dotar al niño o la niña de medidas de protección contra los riesgos, como ocurre en el trabajo de los adultos. Las únicas acciones válidas deben propender a la separación del niño o la niña de todo tipo de trabajo, ya que como reflexionamos en este apartado, todas las actividades laborales que realizan los niños y las niñas les producen daños graves a su salud y calidad de vida.
Impactos del trabajo en la salud infantil Actividades laborales, factores de riesgo, daños e impactos en la salud de los niños y las niñas 95.
Trabajo doméstico intrafamiliar
Rama de actividad
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Actividad
• Preparación de alimentos. Acarreo de agua y alimentos. • Manipulación de artefactos eléctricos, elementos combustibles. Limpieza de personas y hogar.
Factor de riesgo
• Responsabilidad de cuidado de menores y enfermos. Falta de experiencia,de fuerza para levantar bebes,acarrear pesadas cargas. Falta de descanso. Encierro. Tareas monótonas y repetitivas.
Consecuencias en la salud (daños)
• Trastornos del sistema osteo-muscular. Stress psicológico, migrañas (1). • Accidentes, lesiones, quemaduras. Electrocuciones, trastornos estomacales y dolores de cabeza (8). • Presión psicológica.
Impactos sobre la calidad de vida, crecimiento y desarrollo. Secuelas
• Discapacidades físicas y psicológicas permanentes, retraimiento y regresión, depresión, escasa autoestima. • Secuelas en su imagen corporal. • Confusión de roles: rol niño/rol adulto. Rol hijo/rol padre. Quemaduras. Electrocuciones. Lesiones. Discapacidades osteomusculares y posturales. Muerte.
95. Fuentes generales: OIT - IPEC. Criterios para la definición del trabajo infantil peligroso,TIP. Informe del Taller Técnico; y Mapa de Indicativos do trabálho da crianzas e do adolescente. Ministerio do Trabálho e Emprego, Brasil (2001).
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Trabajo doméstico en hogares de terceros: servicio doméstico
Rama de actividad
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Actividad
Preparación de alimentos.Manipulación de artefactos eléctricos,elementos combustibles.Cuidado de bebes. Horarios prolongados.Tarea monótona y repetitiva.
Factor de riesgo
Largas jornadas fuera del hogar y lejos de su familia y amigos. Contextura inadecuada para levantar bebes, acarrear baldes y herramientas pesadas, condición de deprivación y encierro, carga horaria excesiva, maltrato físico y psicológico (17).
Consecuencias en la salud (daños)
Trastornos del sistema osteo-muscular. Quemaduras. Abusos físicos y psicológicos. Escasa autoestima. Electrocuciones. Dolor de cabeza (1). Stress y tensión psicológica (17).
Impactos sobre la calidad de vida, crecimiento y desarrollo. Secuelas
Discapacidades físicas y psicológicas permanentes, por el maltrato y abuso sexual (7). Secuelas en su imagen corporal. Confusión de roles: rol niño/rol adulto Desajuste psicológico y social. Retraimiento y regresión, depresión, escasa autoestima. Comportamiento agresivo. Envejecimiento prematuro. Enuresis y fobias (17).
Rama de actividad
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Actividad
Talleres textiles, de calzado. Preparación de alimentos para la venta.
Factor de riesgo
Trabajo con disolventes y colas. Hacinamiento. Jornadas excesivas. Polvo. Plomo.
Consecuencias en la salud (daños)
Neurotoxicidad, trastornos gastrointestinales, tuberculosis como enfermedad laboral de la "comunidad tejedora", cortes y lastimaduras. Intoxicación con plomo. Dolores musculares,de pecho,abdominales y de cabeza,mareos,infecciones respiratorias,diarrea y parasitosis. Sobrecarga física y mental y stress.
Impactos sobre la calidad de vida, crecimiento y desarrollo. Secuelas
Inhibición de la capacidad respiratoria. Enfisema. Depresión. Lesiones oculares. Alergias permanentes. Conductas permanentes de aislamiento.
Rama de actividad
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Actividad
Tareas en la vía pública. Acarreo de cajas e instrumentos (baldes, bolsos). Venta de objetos y servicios.
Factor de riesgo
Desprotección. Maltrato y violencia. Stress y presión. Jornadas excesivas. Abuso físicos y psicológicos.
Consecuencias en la salud (daños)
Accidentes. Inseguridad emocional y física. Baja autoestima. Exposición a gases de vehículos. Parasitosis. Pediculosis, infecciones respiratorias agudas (2). Dolores musculares, de pecho, abdominales y de cabeza, mareos, infecciones respiratorias, diarrea y parasitosis (14). Cansancio, enfermedades venéreas (17).
Impactos sobre la calidad de vida, crecimiento y desarrollo. Secuelas
Discapacidades físicas. Stress físico y emocional. Retardo en desarrollo emocional y en la estructuración yoica, discapacidades por accidentes (1). Desnutrición, promedios de peso y talla inferiores a los estándares recomendados (3). Fatiga, deformidad y atrofia corporal (17).
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Trabajo a domicilio en empresas familiares
Comercio ambulante
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Agrícola. Ganadera
Rama de actividad
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Actividad
Preparación de la tierra. Siembra. Cosecha. Acarreo de materiales, agua y herramientas. Recolectar los cultivos. Aplicar fumigaciones a cultivos. Cuidar animales de gran tamaño.
Factor de riesgo
Tarea pesada. Posición encorvada, arrodillada. Manejo de herramientas pesadas,sin entrenamiento previo,y sin medidas de seguridad.Jornadas prolongadas a la intemperie. Insuficiente descanso. Contacto permanente con agrotóxicos, sin entrenamiento en su utilización adecuada y sin protección. La exposición a cientos de agentes biológicos,virus,bacterias,parásitos,hongos y moho.Temperaturas extremas. Inician el trabajo muy precozmente, alrededor de los 6 años. Jornadas excesivas. Exposición a mordeduras, patadas y accidentes con los animales. Falta de un espacio adecuado e higiénico para comer y tomar un descanso.Alimentación inadecuada e insuficiente y desnutrición (1). Alimentos de poco valor nutritivo.
Consecuencias en la salud (daños)
Desgarros, esguinces, fracturas.Stress.Contracturas.Fatiga.Escasas posibilidades de despliegue lúdico.Intoxicaciones agudas. Problemas bronquiales, pulmonares. Propensión a la adquisición de infecciones. Cortes y lesiones. Alergias y problemas dermatológicos. Problemas inmunológicos y neurológicos. Dolores musculares, de pecho, abdominales y de cabeza, mareos, infecciones respiratorias, diarrea y parasitosis (14). Inestabilidad. Cansancio. Introversión. Abulia (17). Desnutrición. Anemia.
Impactos sobre la calidad de vida, crecimiento y desarrollo. secuelas
Envejecimiento prematuro.Discapacidades motrices.Pensamiento concreto.Poco desarrollo de la simbolización que lo obliga a trabajar en tareas de baja calificación. Intoxicación crónica. Escoliosis. Estado general debilitado por enfermedades mal curadas. Alergia crónica. Retardos en el desarrollo por déficit nutricional. Lesiones oculares permanentes. Parasitosis, retardo desarrollo intelectual por neurotoxisidad sumada a una falta de estimulación psicosocial, problemas dermatológicos, gastrointestinales, respiratorios (6). Epilepsia (10). Muerte (11). Secuelas en salud reproductiva: disminución de la fertilidad, abortos y malformaciones congénitas (13). Deformación osteoarticulares (17). Déficit atencional y de la percepción, hiperactividad, disfunción psicomotora, disminución de habilidades, problemas de aprendizaje: disfunción auditiva, del habla, de la lectura, escritura, deletreo y cálculo (20).
EL TRABAJO INFANTIL IMPLICA UNA VULNERACION DE LOS DERECHOS DEL NIÑO Y LA NIÑA Y CONSTITUYE UNA CUESTION SOCIAL.
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EL TRABAJO INFANTIL COMO PROBLEMATICA SOCIAL COMPLEJA
Curtiembre
Rama de actividad
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Actividad
Curtir y preservar pieles y cueros.
Factor de riesgo
Exposición a sustancias químicas corrosivas.Contaminación provocada por las bacterias que se desarrollan en los cueros. Ruido.Tensión constante.
Consecuencias en la salud (daños)
Antracosis, dermatitis, micosis. Dolores musculares, de pecho, abdominales y de cabeza, mareos, infecciones respiratorias, diarrea y parasitosis (14). Sobrecarga física y mental, stress (17).
Impactos sobre la calidad de vida, crecimiento y desarrollo. Secuelas
Cánceres. Envejecimiento precoz. Asma y EPOC. Cicatrices. Desajuste psicológico y social. Pérdida de la audición (5). Empobrecimiento del desarrollo mental y afectivo (17).
Rama de actividad
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Actividad
Acarreo de ladrillos.Apilado.Ayuda en el pisadero del barro.Corte del adobe.Colaboración en el proceso de cocción, carga de adobe en las hornallas y quemada. Canteado. Paleo del barro. A veces descalzos. A menudo se cortan y se les caen ladrillos a las manos y a los pies. Algunos trabajan con maquinaria pesada.
Factor de riesgo
Exposición a altas temperaturas,humo y fuego en el proceso de quemada.Tareas pesadas,excesivos esfuerzos en función de su contextura, por la tarea de apilado y paleo. Accidentes con los caballos en la tarea de pisar el barro. Descanso inadecuado. Tareas a la intemperie. Jornadas excesivas. Trabajan descalzos y con manos desprotegidas.
Consecuencias en la salud (daños)
Quemaduras e intoxicaciones. Problemas osteomusculares en especial en la columna vertebral. Enfermedades infecciosas por contacto permanente con barro. Lesiones, cortes y golpes en manos y pies, cansancio (15). Sobrecarga física y mental, stress (17). Cortes y lastimaduras en las manos o los dedos con las máquinas.
Impactos sobre la calidad de vida, crecimiento y desarrollo. Secuelas
Retardo en el crecimiento.Deformaciones osteomusculares y posturales.Problemas crónicos de columna. Asma y enfermedades respiratorias crónicas.Problemas estéticos por quemaduras.Desajuste psicológico y social.Trastornos mentales. Hipertensión,enfermedades coronarias.Lesiones oculares permanentes.Retardo del desarrollo intelectual por intoxicaciones agudas y crónicas sumada a una falta de estimulación psicosocial. Agotamiento (fatiga ocupacional) (15). Empobrecimiento del desarrollo mental y afectivo (17).
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Fabricación de ladrillos
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EL TRABAJO INFANTIL COMO PROBLEMATICA SOCIAL COMPLEJA
Prostitución. Pornografía
Rama de actividad
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Actividad
Trabajo de venta sexual pública o en lugares cerrados.
Factor de riesgo
Agresión física y psíquica.Abuso sexual.Ambientes cerrados.Deambular por la calle.Trabajo valorado socialmente como negativo.Demandas físicas forzadas.Trabajo nocturno.Exposición a situaciones ilegales o socialmente sancionadas.
Consecuencias en la salud (daños)
Trastornos en la alimentación, sueño y conducta. Adicciones. Conductas auto y aloagresivas. Fobias, baja autoestima, miedos, difícil socialización, depresión, enfermedades de trasmisión sexual. Embarazo precoz, abortos. Stress. Fatiga.
Impactos sobre la calidad de vida, crecimiento y desarrollo. Secuelas
Suicidio. Adicciones. Depresión. Instalación de pautas de comportamiento violento y abusivo hacia sí y hacia los demás. Desajuste psicológico y social.
Rama de actividad
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Actividad
Trabajo en habitaciones oscuras, húmedas y sin ventilación. Maniobrar máquinas y herramientas para cortar y coser.
Factor de riesgo
Trabajo con disolventes y las colas. Hacinamiento. Jornadas excesivas. Polvo. Plomo..
Consecuencias en la salud (daños)
Impactos sobre la calidad de vida, crecimiento y desarrollo. Secuelas
Industria textil y del calzado
Neurotoxicidad, trastornos gastrointestinales, tuberculosis como enfermedad laboral de la "comunidad tejedora", cortes y lastimaduras. Intoxicación con plomo. Dolores musculares, de pecho, abdominales y de cabeza, mareos, infecciones respiratorias, diarrea y parasitosis. Sobrecarga física y mental y stress. Inhibición de la capacidad respiratoria.Enfisema.Depresión.Lesiones oculares. Alergias permanentes.Conductas permanentes de aislamiento. Encefalopatías y complicaciones neurológicas . Lesiones dermatológicas permanentes (12). Empobrecimiento desarrollo mental y afectivo (17).
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EL TRABAJO INFANTIL COMO PROBLEMATICA SOCIAL COMPLEJA
Industrias y talleres metalúrgicos. Fabricación de materiales eléctricos y vidrios
Rama de actividad
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Actividad
Extraer vidrio fundido. Acarrear material de moldeo en fusión y metales pesados.
Factor de riesgo
Muchos elementos metálicos contienen plomo y mercurio. Calor radiante. Manipuleo de herramientas pesadas. Contacto con el benceno, plomo, amianto y sílice en polvo. Jornadas excesivas. Ruido excesivo.
Consecuencias en la salud (daños)
Contacto prolongado con el benceno puede acarrear trastornos sanguíneos,que van de la anemia a la leucemia.Enfermedades crónicas:cáncer de pulmón, baja tolerancia al calor, propensión a la fatiga calórica. Lesiones causadas al pisar o manipular vidrios rotos y calientes. Quemaduras graves y cortes. Intoxicación con plomo. Sobrecarga física y mental, stress (17).
Impactos sobre la calidad de vida, crecimiento y desarrollo. Secuelas
Lesiones oculares permanentes.Fatiga calórica.Enfermedades respiratorias.Discapacidades y minusvalías. Cicatrices.Pérdida de la audición (5). Encefalopatias y complicaciones neurológicas (9). Empobrecimiento desarrollo mental y afectivo (17).
Rama de actividad
■ Talleres de autos
Actividad
Reparación de autos, pintura, soldadura.
Factor de riesgo
Muchos elementos metálicos contienen plomo y mercurio.Exposición al benceno.Manejo de maquinas y herramientas para cortar y soldar.
Consecuencias en la salud (daños)
Trastornos sanguíneos, que van de la anemia a la leucemia.Intoxicaciones.Alergias.Quemaduras.Cortes. Intoxicación con plomo. Dolores musculares,de pecho,abdominales y de cabeza,mareos,infecciones respiratorias,diarrea y parasitosis (14).
Impactos sobre la calidad de vida, crecimiento y desarrollo. Secuelas
Lesiones oculares.Fatiga calórica.Cicatrices.Discapacidades permanentes por accidentes. Encefalopatías y complicaciones neurológicas (9).
Rama de actividad
■ Construcción
Actividad
Excavar la tierra, acarrear cargas; picar piedras o rocas; remover o transportar arena o cemento.Trabajar con metales
Factor de riesgo
Muchos elementos metálicos contienen plomo y mercurio.Golpes de objetos que caen,lesiones causadas por pisar objetos cortantes; caídas de alturas; contacto con el polvo, exposición al ruido y al calor; levantamiento de cargas. Jornadas excesivas.Trabajo en altura y sin protección. Plomo.
Consecuencias en la salud (daños)
Trastornos auditivos por el ruido. Trastornos óseos por la vibraciones; dermatitis y alergias por contacto con sustancias tóxicas. Intoxicación con plomo. Caídas y accidentes (1). Dolores musculares,de pecho,abdominales y de cabeza, mareos,infecciones respiratorias,diarrea y parasitosis (14).
Impactos sobre la calidad de vida, crecimiento y desarrollo. Secuelas
Sordera.Discapacidades por lesiones y accidentes.Fatiga calórica.Cicatrices.Envejecimiento precoz. Trastornos reumáticos.Escoliosis.Lesiones oculares permanentes. Encefalopatías y complicaciones neurológicas (9).
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EL TRABAJO INFANTIL COMO PROBLEMATICA SOCIAL COMPLEJA
Rama de actividad
■ Fabricación de juguetes y fuegos artificiales
Actividad
Mezclar sustancias químicas calientes o en forma de vapor.Manejo de máquinas.Manipuleo de materiales explosivos.
Factor de riesgo
Vertiéndolo frío en los moldes para armar juguetes.Ruido.Exceso de exposición a sustancias plasticas inflamables.Contacto con sustancias químicas peligrosas (plomo);fuegos y explosiones.Jornadas excesivas. Alimentación inadecuada. Descanso en campamentos-guetos. Exceso materiales plásticos inflamables y materiales explosivos en ambientes sofocantes.
Consecuencias en la salud (daños)
Lesiones del aparato respiratorio.Quemaduras.Intoxicaciones agudas y permanentes.Desnutrición. Anemia. Sobrecarga física y mental, stress (17).
Impactos sobre la calidad de vida, crecimiento y desarrollo. Secuelas.
Quemaduras.Lesiones y muerte causadas por las explosiones.Cicatrices.Lesiones oculares permanentes. Pérdida de la audición (5). Encefalopatías y complicaciones neurológicas (9). Empobrecimiento del desarrollo mental y afectivo (17).
Rama de actividad
■ Minería
Actividad
Hacer excavaciones subterráneas. Acarrear cargas pesadas. Llevar alimentos por largas extensiones. Alimentar animales de carga. Manipular cinceles, combas o barrenos.
Factor de riesgo
Contacto con polvo, mercurio, plomo y gases tóxicos (vapores del mercurio). Ambientes muy húmedos y temperaturas externas; trabajo en posiciones incómodas (con el cuerpo encorvado o tumbado, de rodillas) desprendimientos.Viven en las bocaminas. Escaso descanso. Manipular herramientas pesadas.
Consecuencias en la salud (daños)
Enfermedades respiratorias. Silicosis, fibrosis pulmonar, asbestosis, efisema. Sobrecarga física y mental (cansancio). Intoxicación con plomo. Rendimiento intelectual por debajo de lo normal. Deficiencias en coordinación visomotriz (18).
Impactos sobre la calidad de vida, crecimiento y desarrollo. Secuelas
Trastornos osteomusculares;Cicatrices.Retardo en desarrollo osteomuscular:estatura baja,cuerpo pequeño. Pérdida de la audición (5). Encefalopatías y complicaciones neurológicas (9). Fatiga.Fracturas y muerte a causa de desprendimientos de paredes de las galerías.Complicaciones respiratorias:Enfisema.Asma y EPOC (16). Inmadurez psico-emocional.Dificultades de aprendizaje.Pensamiento concreto (18).
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Referencias Cuadro Impactos del Trabajo en Salud Infantil (1) En un estudio en Malasia se examinaron a 210 menores empleados que desempeñan múltiples tareas en servicio doméstico, agricultura, industria, sector alimentario y servicios afines, mezcla de fertilizantes químicos y construcción, junto a una cantidad similar de niños de un grupo control. Se concluyo que el examen clínico confirmo distintos trastornos observados que se tradujeron en la existencia de un problema de nutrición generalizado en el grupo. La incidencia era alta en enfermedades cardiovasculares,asma y otras enfermedades respiratorias,migraña y dolores de cabeza, trastornos gastrointestinales. En el grupo examinado fueron hospitalizados 81 mientras que en el grupo control 13.Se registraron una elevada proporción de accidentes laborales cuyas consecuencias fueron la mayor parte lesiones físicas y una parte de envenenamientos.En OMS:Serie de Informes Técnicos Nº 756.El trabajo de los niños: riesgos especiales para la salud. 1987. (2) Un interesante estudio se realizó a 71 niños que desarrollaban distintas actividades laborales en el sector informal de la economía y que concurrían a la Casa del Niño Trabajador de la sociedad para el Desarrollo Integral de la Familia Guatemalteca (SODIFAG). Los niños llenaron una encuesta con información personal, se les realizaron exámenes físicos y pruebas de laboratorio y se realizaron algunas visitas a sus lugares de trabajo con el objeto de constatar los riesgos a los que se exponían por permanecer en la calle y que labores realizaban. Los más afectados fueron los chicos que cuidaban autos (39%), los vendedores (21,1% ) y los lustrabotas (12,6%), encontrándose que padecían problemas de tipo dermatológico como tenia pedis, pediculosis capiti, sarcoptiosis y manchas hipocrómicas, asi como de tipo dental e infecciones respiratorias agudas. En: Torres Alvarez, L..Morbilidad en el niño trabajador del sector informal guatemalteco:un estudio de morbilidad en niños trabajadores de 6 a 14 años de edad, que trabajan en el sector informal de la ciudad capital de Guatemala y que asistieron a la Casa del Niño Trabajador de la Sociedad para el Desarrollo Integral de la Familia Guatemalteca.En Revista Salud Laboral, abril 1989. (3) Para conocer las condiciones de trabajo infantil y juvenil en una plaza de mercados de Medellín,Colombia,en el año 2000, la Universidad de Antioquia realizó un estudio descriptivo y transversal de una muestra aleatoria proporcional al sexo, con 250 niños y adolescentes. Los participantes se dedicaban a los oficios de transporte de mercancías,vendedores y ayudantes en puestos de hortalizas y frutas.Se realizó una encuesta para conocer sus condiciones socioeconómicas,así como una medición antropométrica de estatura y peso que permitió la determinación de la clasificación nutricional.Además, se efectuó un análisis ergonómico de cada oficio en el cual se agruparon variables como ambiente laboral, cargas físicas y condiciones psicosociales en el trabajo. Con respecto al estado nutricional, se encontró algún grado de desnutrición en el 72,0% de los hombres y en el 65,1% de las mujeres, y los promedios de peso y estatura fueron inferiores a los estándares recomendados internacionalmente para niños,niñas y adolescentes.Todos los oficios infantiles o juveniles realizados en la plaza y evaluados con un instrumento ergonómico validado en Colombia
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mostraron altas cargas físicas y psicosociales,lo cual supone que no es válido el argumento de que los trabajos en las plazas de mercado son aptos para los niños o jóvenes. En: Vargas Gutierrez,A.Y H.Abad Gómez.Trabajo infantil y juvenil en una plaza de mercados de Medellín.Año 2000.Facultad Nacional de Salud Pública “Héctor Abad Gómez”.Universidad de Antioquia, Medellín, Colombia. Rev. Cubana Salud Pública 2002:28 (3). 4) Los problemas auditivos fueron preocupantes en un estudio realizado en 9 fabricas de la República de Corea, en chicos trabajadores con un grupo control.Dos eran empresas textiles, 6 electrónicas y 1 fábrica de calzado de goma. Se encontró una alta prevalencia de esa patología en la obreras de las empresas textiles, así como una elevada prevalencia de tuberculosis pulmonar, producido por los niveles de polvo en el ambiente. En los exámenes respiratorios los síntomas que resultaban estadísticamente significativos eran la tos, producción de esputos y disnea. En la evaluación de trastornos gastrointestinales, prevalecieron la diarrea, estreñimiento y sangre en las heces. Entre los síntomas neuromusculares se contaron dolores de cabeza,dolores musculares,anorexia y vértigo.En:OMS serie de Informes Técnicos. Op. cit. (5) Asimismo en un estudio realizado en Corea en relación a los riesgos de la exposición al ruido entre los jóvenes obreros,demostrándose que los chicos son más propensos a la pérdida de audición debida al ruido que los adultos. En: Gel Tisceva, E. A. Influencia del ruido industrial de distintas intensidades en el analizador acústico y el sistema nervioso central de los trabajadores jóvenes (1973). (6) En un estudio de la Secretaria de Estado de Trabajo de la República Dominicana se determinó que, la mano de obra infantil se emplea en las plantaciones de tomate alrededor de siete meses del año, fundamentalmente en el desarrollo de los semilleros, trasplantes y recolección. Las tareas realizadas por los niños y niñas especialmente en el transplante,resultan lesivas a su salud,toda vez que se exponen al contacto con agentes químicos, pudiendo acarrear como consecuencia problemas dermatológicos, gastrointestinales, respiratorios y un deterioro progresivo de la salud en general. También, la carga excesiva para la edad y contextura física de estos niños y niñas,es causa de perturbaciones en su crecimiento normal, tales como dolores de espalda y problemas óseos. En: Programa de Tiempo Determinado. SECRETARIA DE ESTADO DE TRABAJO. República Dominicana. Pag.Web. (7) Datos del Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia (Unicef) apuntan que en Haití existen entre 250.000 y 300.000 menores que trabajan como empleados domésticos en condiciones de semiesclavitud.Las tres cuartas partes de estas son niñas.Se llaman restavek (reste avec,quedarse con alguien, en francés).Las familias del campo, demasiado pobres para mantenerlos, envían a estos niños a familias conocidas e incluso allegadas de la ciudad, que se comprometen a facilitar su educación, alojamiento y alimentación a cambio de trabajo doméstico.Un 75 por ciento de estos domésticos infantiles no saben leer o escribir. Frecuentemente no duermen en camas, sino en el suelo, y, en el caso de las niñas, pueden sufrir abusos sexuales. (8) Una situación de suma importancia es el peligro de accidentes en la realización de tareas domésticas. El ejercicio
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de esta actividad les produce trastornos de estómago o dolores de cabeza como consecuencia de su aislamiento emocional, según los psiquiatras Muchos parecen retardados física y psíquicamente,sin que lo sean.No sólo accidentes como quemaduras,electrocuciones del niño que lo realiza sino también de los niños que él cuida. (9) Se han realizados investigaciones sobre el proceso de exposición al plomo. Se concluyó que con un mismo nivel de exposición, los niños tienden a absorber mayores cantidades de plomo que los mayores. Los menores son más propensos que los adultos a la aparición de complicaciones neurológicas irreversibles a raíz de una intoxicación debida al plomo y se ha señalado que los jóvenes con un nivel de plomo superior a los 120 ug/100 ml en sangre casi siempre sufren de encefalopatía debida a dicho contaminante. En: Goyer, R. A y Mushal, P. Lead toxicity: laboratory aspects. (Toxicidad del plomo: aspectos de laboratorios). En Goyer, R.Melhlman, M.A. Advances of modern toxicology: toxicology of trace metals, vol. 2. Nueva York John Wiley & Sons. 1977. Una interesante profundización del tema toxicología y salud ocupacional puede encontrarse en Galvo, Luiz. A:El papel de la toxicología en la investigación sobre salud de los trabajadores.En Laurell,A.:Para la investigación sobre la salud de los trabajadores. Swerie Paltex. Salud y Sociedad Nº 3. OPS. 2000. (10) En agricultura, desyerbar durante una hora diariamente puede no significar ningún riesgo,pero hacerlo justo después de aplicar pesticidas sí conlleva riesgo. (11) Según un estudio sobre las enfermedades profesionales en los países en desarrollo, los plaguicidas son la causa más frecuente de muerte de los niños de las zonas rurales, antes incluso que las enfermedades infantiles más comunes,consideradas en su conjunto.En:OIT:Trabajo Infantil.Lo intolerable en el punto de mira. (12) Las prácticas de los productores de seda en la región India de Karnataka son inhumanas.Los pequeños artesanos meten sus manos en agua hirviendo y palpan los capullos de seda,apreciando a través del tacto si los finos hilos de seda se han reblandecido suficientemente como para ser devanados. No pueden usar tenedores en vez de sus manos debido a la teoría según la cual sus manos pueden discernir mejor si los hilos están a punto para ser devanados.Las palmas de sus manos y sus dedos son blancos y con grandes marcas de heridas, quemadas y ampollas.En:Pag.web OIT. (13) Existen daños que se manifiestan en la edad adulta pero son fruto de la exposición continua y silenciosa a factores tóxicos, detectados en trabajadores agrícolas. Los trastornos de salud reproductiva como malformaciones congénitas, abortos o disminución de la fertilidad, reportados en algunos estudios, no son fáciles de detectar en poblaciones reducidas como las que existen en cada plantación aislada. No obstante, mediante un estudio de casocontrol se han encontrado un aumento del riesgo relativo de padecer abortos de trabajadoras expuestas a productos químicos,aunque sin llegar a especificar qué tipo de agroquímico pudiera producirlo En: Harari, Raúl: Exposición y efectos a plaguicidas en la floricultura. Debate agrario Nº 59. Ecuador.
(14) Los niños que trabajan están también en desventaja por otras razones, y consta que una dedicación temprana de los niños al trabajo tiene graves consecuencias para su salud y su desarrollo.Un estudio comparado,efectuado a lo largo de 17 años en la India, a la vez sobre los niños que iban a la escuela y los que trabajaban en la agricultura, la pequeña industria y el sector de los servicios, puso de manifiesto que estos últimos presentaban menor talla y peso que los escolares.Según unos estudios realizados en Bombay, la salud de los niños que trabajaban en hoteles y restaurantes, en obras de construcción o en otros sitios era mucho peor que la de un grupo testigo de niños que iban a la escuela. Los síntomas eran dolores musculares, de pecho, abdominales y de cabeza, mareos, infecciones respiratorias, diarrea y parasitosis. Se observó la misma situación en el caso de unas fábricas de alfombras de Mirzapur (India). A una higiene deficiente, el hacinamiento, una ventilación inadecuada y las temperaturas extremas en el lugar de trabajo se sumaban la malnutrición y unas condiciones insatisfactorias en el ambiente de vida,por lo que los niños que trabajaban eran más propensos a padecer enfermedades infecciosas, lesiones y otros achaques relacionados con el lugar de trabajo. En: V. Forastieri: Danger: Children at work (Ginebra,OIT,) en Trabajo Infantil.Lo Intolerable en el punto de mira. OIT. (15) En la industria de ladrillos en Camboya, los niños usualmente trabajan con las manos desprotegidas, y a veces descalzos. A menudo se cortan y se les caen ladrillos a las manos y a los pies. Algunos trabajan con maquinaria pesada y muchos se cortan las manos o los dedos con las máquinas. Más de la mitad de los niños entrevistados por el Asian-American Free Labor Institute dijeron estar en deuda con su amo. La mayor queja era el cansancio. (16) Según un estudio realizado, sobre los trabajadores de la mina artesanal de extracción de oro en la localidad de Mollehuaca, Caravelí, Arequipa, 1996, corroboró que el trabajo infantil es parte de la vida cotidiana de esa localidad. Ya sea en la actividad minera o en las labores de comercio, servicios y otros que realizan en apoyo a sus padres o por cuenta propia, los niños desarrollan actividades laborales continuas existe una contaminación ambiental por mercurio en Mollehuaca,y una contaminación laboral por mercurio y polvo en el aire ambiental de las minas de Mollehuaca. Este es el factor más pernicioso y peligroso para los niños trabajadores de Mollehuaca, donde sin embargo no se notifican accidentes laborales graves. Los niños que trabajan en minas en Mollehuaca emprenden sus actividades a los seis años. El número de varones empleados en las minas es el doble del de las mujeres. Los niños trabajadores realizan las mismas actividades laborales que los adultos. Además, cumplen tareas de exclusivo desempeño infantil, como es la de “ranchero”. Los “rancheros” son los más pequeños, quienes por su fragilidad realizan un esfuerzo mayor. Estos niños llevan a las labores mineras los alimentos preparados. Pueden llevarla a su padre o a cuantos trabajan en la mina, como auxiliares de su madre si ésta es la que prepara. Ello significa subir los cerros cargando agua y comida a lo largo de recorridos de ida y vuelta de seis a diez km.y que llegan a tomarles hasta siete horas de dura caminata.Los niños que trabajan en socavones deben realizar un trabajo sumamente arduo,pues a veces llegan a encerrarse
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hasta una o dos semanas en ellos; comen y duermen en la bocamina y trabajan durante las 24 horas,con breves intervalos de descanso. Utilizan herramientas como cinceles, combas o barrenos,cuya utilización requiere gran esfuerzo y que no están diseñados para niños desde el punto de vista ergonómico. La actividad de quimbaletero requiere gran esfuerzo. El niño dedicado a esta labor comienza su jornada a las 3 horas y la termina a las 18 horas. Es decir, que permanece un promedio de 15 horas encaramado en una viga que atraviesa una gran piedra y que deben mover sin interrupción. Pero éste no es el riesgo principal: el más grave es el contacto con el mercurio metálico, pues mientras el “quimbaletero” prepara la amalgama (mineral, agua y mercurio), debe permanecer en contacto con ella durante toda la faena sin protección alguna.El niño no se expone no sólo durante la molienda,sino también en la tarea de “deslamar”, consistente en retirar manualmente el oro amalgamado. Si además el niño acompaña a sus padres a la “quema” de la amalgama, la situación es mucho más grave,pues va a exponerse la contaminación considerable que representan los vapores del mercurio. El trabajo de arriero se denomina “burreros”, exige llevar los burros hasta la bocamina para que carguen con el mineral y lo bajen de regreso. Además, supone alimentar a los animales y cuidarlos. Los niños trabajadores de Mollehuaca no utilizan protección personal alguna a pesar de los muchos riesgos a que se exponen en el trabajo minero, tales como derrumbes,deslizamientos y caídas.El riesgo más grave es la exposición al mercurio, por contacto directo o inhalación de gases. La principal causa de morbilidad declarada corresponde a las enfermedades del sistema respiratorio, y la segunda a las enfermedades diarreicas. En los 12 meses previos al censo (junio de 1996 -junio de 1997) se notificaron 18 fallecimientos, en su mayoría debidos a accidentes (27,78 por ciento) Los niños son conscientes de que requieren algunas formas de protección, sin embargo, los medios que utilizan no llegan a cumplir esta función.Es el caso de las franelas que se ponen para cubrirse la nariz, los gorros de tela o tejido para protegerse la cabeza contra el sol y los deslizamientos de tierra, o las almohadillas de trapos que utilizan como coderas y rodilleras en el trabajo de socavón. Esta ausencia de protección, que se añade a las inútiles medidas de seguridad en los lugares de trabajo, coloca a los menores en condiciones de grave riesgo laboral. En: Programa de Actividades Sectoriales.Trabajo infantil en el centro minero artesanal de Mollehuaca-Huanuhuanu-caravelí-Arequipa-Perú.Documento de trabajo.Zoila Martínez Castilla. OIT. 2000. (17) Son incipientes aun los estudios a nivel mundial que encaran el análisis de los riesgos psicosociales de los niños que trabajan. Una clasificación interesante fue propuesta por un estudio patrocinado por OMS en el año 1985.D.Kayongo-Male,1985,en (OMS:Serie de Informes Técnicos Nº 756. El trabajo de los niños: riesgos especiales para la salud. 1987 ) El mismo divide a los chicos en el trabajo en cuatro grupos: El primer grupo lo constituyen chicos que cuidan niños o se encargan de la limpieza en los hogares ajenos. Ellos presentan reacciones comunes tales como: retraimiento, comportamiento agresivo, envejecimiento prematuro, depresión, sentimiento de pertenencia a una clase inferior, resistencia. Como causas se estimaron: • La condición de deprivación relativa del chico en el tra-
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bajo, en relación a los demás niños en el hogar del empleador. • La relación social deficiente entre el niño y los miembros del hogar en el que trabaja y las demás personas. • La exclusión del acceso a toda educación. • Las exigencias de un horario de trabajo tedioso y con frecuencia arduo. • El rechazo de cualquier expresión de necesidad de desarrollo personal. • El maltrato físico y psicológico como causal de trastornos emocionales, como fobias, enuresis, etc. El segundo grupo lo constituyen los niños que trabajan en plantaciones o fincas.Taylor estudio los problemas observados en un grupo de niños trabajadores que se desplazaba constantemente con sus padres. Como característica principal se observó la inestabilidad en la cual viven por las continuas migraciones (trabajadores golondrina). Ha detectado que cambian de colegio cada vez que migran sus padres en busca de empleos temporarios,trabajan durante muchas horas y realizan tareas pesadas y agotadoras,por ello se sienten cansados y aburridos,se vuelven indiferentes e introvertidos, se sienten inútiles, a pesar de ser su tarea, fundamental para el ingreso familiar, y van adquiriendo una actitud fatalista. En: Taylor, R.B.: Sweatshops in the sun: child labour on the farm. (Trabajo duro al sol: el trabajo de los niños en la granja). Boston. Beacon Press. 1973. El tercer grupo lo constituyen niños que trabajan en las calles como lustrabotas, vendedores de diarios, mensajeros, vendedores en los mercados y negocios de comida o en actividades delictivas, como hurtos.El estudio cita conclusiones ya obtenidas y en parte coincidentes con un estudio de 1912 que aun pueden encontrarse en los niños que trabajan en las calles:a) rechazo de los trabajos de horario fijo (buscavidas), b) cansancio excesivo, c)consumo de café, cigarrillos y bebidas alcohólicas, d) enfermedades venéreas, e) conflictos con la autoridad de los mayores, g) participación en actividades delictivas, h) deformidad y atrofia corporal. En: Clopper, E.N. Child labor in city streets (1912) (El trabajo de los niños en la calle 1912) New York Garrett Press. 1970. Citado en OMS: Serie de Informes Técnicos Nº 756.El trabajo de los niños:riesgos especiales para la salud. 1987. El cuarto grupo lo constituyen los empleados en fábricas.El grado de tensión constante que sufren estos niños es el principal factor estresador ya que deben ser responsables de la tarea y herramientas que utilizan, deben actuar con exactitud y estar alertas constantemente ya que corren el riesgo de sufrir alguna lesión que podría incapacitarlos o ser despedidos.El trabajo rutinario y riesgoso le impide desarrollar su creatividad e imaginación,explorar imaginariamente para trascender la realidad que viven ya que deben estar atentos al trabajo.Esto empobrece su desarrollo mental y afectivo. En: Dogramaci, I.Child labour:an overview.(el trabajo de los niños,una visión general) en Shah,PM:E Child abour: a threat to health and develoment. Ginebra, Defence for Children Internacional 1985. (18) En el estudio citado sobre la población minera en Mollehuaca se llegaron a algunas conclusiones en relación a daños psicosociales. Las condiciones generales de vida y trabajo de los niños,originan a su vez graves consecuencias en el rendimiento intelectual. De los niños de 7 a 12 años examinados, un 66 por ciento muestra según la prueba de Raven un rendimiento intelectual inferior al promedio considerado normal.Respecto a los niños de 13 a 17 años,el 77
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por ciento de los evaluados por la misma prueba resultaron tener un nivel de inteligencia inferior a la media. Se evaluó también la coordinación perceptivo viso-motriz.Se observó que un 17 por ciento de los niños evaluados de 7 a 12 años de edad presenta dificultades entre los rangos leve y moderado. En cambio, un solo sujeto evaluado y perteneciente al del grupo de 13 a 17 años presenta una alteración leve de la función de coordinación visual-motriz. También conviene resaltar que se observó que dos tercios de los niños de 7 a 12 años que ostentan un grado de madurez inferior al correspondiente a su edad, son de sexo femenino. En: OIT. Programa de Actividades Sectoriales. Trabajo infantil en el centro minero artesanal de Mollehuaca-Huanuhuanu-CaravelíArequipa-Perú. Documento de trabajo. Zoila Martínez Castilla. 2000. (19) Los efectos en relación a capacidades intelectuales y sociales de niños que viven en condiciones adversas, entre ellas,aquellos niños que trabajan fueron descriptos por Casas.Dentro del retraso mental se ubican una serie de situaciones en las cuales los niños no alcanzan un nivel de conocimientos, capacidades y habilidades que se suponen a su edad cronológica deberían alcanzar y que se manifiestan como alteraciones en sus sentidos y movimientos así como en su conducta. De manera general las dificultades para memorizar, fijar la atención, asimilar conocimientos, desarrollar el lenguaje y formas de comunicaciones, responder rápidamente a determinados estímulos externos y coordinar movimientos finos se ubicarían dentro de los trastornos ocasionados por una falta de maduración en su desarrollo. Asimismo estaría dificultada la capacidad para aceptar reglas y convenciones sociales. Entendidos estos procesos en términos de ritmos diferentes de aprendizaje y en ningún caso de falta de aprendizaje. Los trastornos del lenguaje aparecen como dificultades para memorizar e incrementar el repertorio de palabras y sonidos para relacionarlos con su significado,dificultades para recibir o emitir uno o varios sonidos y la falta de habilidad para articular determinadas palabras o fonemas.Trastornos como la dislalia, pronunciación o articulación defectuosa de algunos fonemas,la apraxia, de origen neurológico, orgánico o emocional, consistente en la dificultad mímica o gestual de la cara que imposibilita pronunciar o articular correctamente los fonemas,la afasia,entendida como la perdida parcial o completa de las facultades para comprender y/o expresar el lenguaje hablado y/o escrito; esta se presenta en niños que ya adquirieron el lenguaje, caracterizándose como de tipo telegráfico. (referencia) (20) Se entiende en general, que los trastornos psicológicos en los niños son causados por el impacto causado por determinadas vivencias de tal magnitud que desorganiza su estructura de pensamiento y el control de su conducta. Estos problemas se manifiestan en gestos, reacciones, formas de expresión corporal, tics, que comprometen seriamente la capacidad de relación con el mundo externo. Entre estos trastornos encontramos: • Trastornos del sueño (insomnio, sueño insuficiente o intranquilo, pesadillas, terror nocturno o miedo de acostarse. Sonambulismo, sueño excesivo o somnolencia). • Trastornos de la alimentación,falta de apetito o anorexia,
vómitos durante la comida,sensación brusca o imperiosa de hambre, comer o beber de manera excesiva. • Trastorno en el control de esfínteres o de la evacuación: emisión de gran cantidad de orina (poliuria), dificultad para evacuar, estreñimiento. • Trastorno en las actividades: inestabilidad, impulsividad, torpeza en los movimientos, actividad repetitiva, lentitud, fatiga, ticas, balanceos, tirarse del pelo, hábitos gestuales anormales, frecuencia de lesiones y accidentes. • Trastornos en la capacidad de recibir y mostrar afecto:rechazar las caricias, excesivamente acariciador, indiferente al afecto, bloqueo emocional, hipersensible, crueldad y ataque premeditado, irritable, falto de alegría, depresivo, miedoso, fóbico, apático o indiferente. • Trastornos del estado físico: dolor de cabeza, de vientre, ataques convulsiones por fiebre, espasmo del sollozo, afecciones psicosomáticas (ulcera estomacal, colitis, asma, otras), trastornos en la maduración genital, exceso de enfermedades infecciosas. • Trastornos en la capacidad para relacionarse: soledad, rechazo a los amigos, frecuente agresor o víctima, se relaciona con otros si los puede dominar.En:Casas, F.Infancia perspectivas psicosociales, Barcelona, Editorial Paidos. (21) Investigadores argentinos han explorado los efectos de las sustancias químicas en el neurodesarrollo en términos de impactos sobre las habilidades (atención,memoria, percepción) más que como asociadas a síndromes clínicos (DDA Déficit de Desarrollo Atencional, autismo). En un estudio de la Asociación Argentina de Médicos por el Medio Ambiente se elaboraron importantes conclusiones sobre el tema. Se sostiene que de la exposición al mismo agente tóxico pueden resultar efectos diferentes en el aprendizaje y la conducta, dependiendo del periodo del desarrollo y del lugar del cerebro donde se estén llevando adelante los procesos de neurodesarrollo en el momento de la exposición. El organismo humano (que puede identificar, descomponer y eliminar estrógenos vegetales) puede confundir estas sustancias artificiales con hormonas. El organismo no tiene la capacidad de identificarlas como tóxicas y neutralizarlas o eliminarlas; las acumula en el tejido graso debido a que son liposolubles.Entre otros las organoclorados producen: Hiperactividad, Coordinación disminuida, Alteraciones de la memoria, Habilidad disminuida para dibujar. Las Dioxinas y PCB´s producen: Déficit de atención, Problemas de memoria, Hiperactividad, Disfunción psicomotora. En problemas de aprendizaje se incluyen: disfunción auditiva, del habla, de la lectura, escritura, deletreo y cálculo.En:Corra,Lilian:Efectos sobre el comportamiento de los neurotóxicos ambientales.AAMMA (Asociación Argentina de Médicos por el Medio ambiente) (septiembre, 2000). (22) En las plantaciones de azúcar del Brasil,por ejemplo,los niños cortan cañas con machetes, una tarea que les pone constantemente en riesgo de mutilarse.Constituyen un tercio de la mano de obra y se ven involucrados en un 40% de los accidentes laborales. En: Celada, M. y cols.Trabajo Infantil.Programa para América Central,Panamá y República Dominicana.IPEC América Central.
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ESTADISTICAS DEL TRABAJO INFANTIL EN LA ARGENTINA En la República Argentina existen en la población de entre 5 y 14 años 5.736.515 niños y niñas, según datos de la Encuesta de Desarrollo Social de 1997. Esto representa el 19% de la población total. Asimismo de acuerdo a los últimos análisis del Ministerio del Trabajo, Empleo y Seguridad Social desarrollados en el marco del Programa OIT/IPEC y basados en las Proyecciones Poblacionales del Instituto de Estadísticas y Censos y de las Encuestas de Desarrollo Social de 1997 y el Censo Nacional Agropecuario de 1998, la población de niños y niñas que trabajan entre los 5 y 14 años de edad asciende a 1.503.925, es decir el 22,23% del total de esa franja etárea. De esa cifra 1.232.852, corresponden a trabajadores infantiles del ámbito urbano y el resto, 271.074, al ámbito rural. Si bien en términos absolutos la cantidad de niños y niñas que trabajan en el sector urbano es mayor que en el rural, la incidencia es comparativamente menor, ya que los que trabajan en el campo representan el 32,4% del total de ese grupo, mientras que los que trabajan en las ciudades son el 20,8% del total urbano. Estas mediciones incluyen el trabajo infantil doméstico, que no era tomado en cuenta en estudios anteriores. Si se excluye esta modalidad, en función de establecer una comparación, la cifra resultante es de 482.803 niños y niñas que trabajan, casi el doble de la que daba cuenta UNICEF en un estudio realizado en 1995, en el que se estimaba un total 252.000 niños y niñas en esa situación. Debe tenerse en cuenta que las mediciones a las que se hace referencia no incluyen a los menores de cinco años, ni a la franja etárea de 15 a 18. Si se consideran la distribución regional dentro del territorio nacional, los datos disponibles provienen de la Encuesta de Desarrollo Social que sólo releva el trabajo infantil en la franja de 10 a 14 años. Esos datos dan cuenta de un 26,1% para la región Pampeana (provincias de Buenos Aires, parte de Córdoba, La Pampa,
REGIÓN
PROVINCIAS
NEA
Corrientes, Misiones y Formosa
31,6%
Pampeana Buenos Aires (excluida área metropolitana), Córdoba, La Pampa, Entre Ríos y Santa Fe
26,1%
Patagonia
PORCENTAJE DE NIÑOS Y NIÑAS QUE TRABAJAN SOBRE EL TOTAL DE ESA POBLACIÓN EN LA REGIÓN
Neuquén, Río Negro, Chubut, Santa Cruz y Tierra del Fuego
31,7%
Cuyo
Mendoza, San Juan y San Luis
31,4%
NOA
Jujuy, Salta,Tucumán, Catamarca, La Rioja y Santiago del Estero
31,1%
Ciudad Autónoma de Buenos Aires y partidos del Gran Buenos Aires
23,9%
GBA
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parte de San Luis y Santa Fe) 31,1% para el Noroeste (Catamarca, Tucumán, Salta, Jujuy), 31,4% para Cuyo (Mendoza, San Juan, La Rioja, parte de San Luis), 31,6% para el Noreste (Entre Ríos, Corrientes, Misiones, Chaco y Formosa) y 31,7% para la Patagonia (Neuquén, Río Negro, Chubut, Tierra del Fuego e Islas del Atlántico Sur). No hay una discriminación de cantidades o porcentajes por provincias, pero aparece en forma diferenciada el Gran Buenos Aires con un porcentaje del 23,9%.
DIFERENTES POSTURAS EN TORNO AL TRABAJO INFANTIL Plantear la existencia de posturas frente al trabajo infantil implica responder de diferente manera a la pregunta, ¿qué hacer con el trabajo infantil? Existen personas y organizaciones que tratan de buscar respuestas ante este interrogante. No son indiferentes las respuestas que se puedan llegar a dar, porque cada una de ellas significa una manera de concebir a los niños y las niñas, y el trabajo que realizan; así como también una forma de establecer qué estrategia o metodología de intervención ha de utilizarse para el caso. Muchas dudas, afirmaciones e interrogantes surgen cuando hablamos del trabajo infantil. Son frecuentes frases tales como: “si los chicos no trabajan, no comen”, “es mejor que el chico trabaje antes que se convierta en un drogadicto o un pibe chorro”, el trabajo forma parte de su herencia cultural,¿ porque se ha de interferir en ese proceso socio-histórico?” No falta quien dice “si el trabajo infantil arranca de raíz toda posibilidad de futuro, ¿cómo es que Fulanito, que en su niñez realizó alguna modalidad de trabajo infantil, es hoy un adulto exitoso?”. No falta el inadvertido que pregunta “¿acaso el trabajo infantil es un problema?” Todas estas expresiones son válidas, pero no nos ayudan a definir una postura adecuada frente al trabajo infantil. A partir de la Convención de los Derechos del Niño se reconoce que todos los niños y las niñas tienen igualdad en el ejercicio de sus derechos. No hay motivos por cuestiones raciales, sexuales, religiosas, económicas, étnicas o sociales, ni tampoco por el origen nacional de aquellos, que impliquen el incumplimiento de sus derechos. Esta consideración parte de comprender que no hay derechos para unos y derechos para otros, sino para toda la niñez en su conjunto. Aunque estemos hablando de derechos que para algunos parecen abstractos y sin correspondencia con la realidad, ellos existen e influyen en nuestras vidas. Tanto es así que advertimos que no se cumplen, puesto que la realidad nos refleja múltiples situaciones de desigualdad, dominación e injusticia que hacen que los niños y las niñas no tengan las mismas posibilidades y oportunidades para vivir con dignidad. Ahora bien, si se reconoce la existencia de aquellas situaciones en la sociedad en que vivimos impidiendo el bienestar general y teniendo en cuenta la temática que se nos presenta, la pregunta es: ¿el trabajo infantil promueve o limita el ejercicio de los derechos del niño y la niña? Para responder este interrogante hay que destacar que existen a nivel internacional
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y particularmente en América latina dos posturas ante el trabajo infantil. No son sólo postulados sino diferentes modos de posicionarse sobre el trabajo infantil. Hay quienes proponen la prevención y erradicación del trabajo infantil y otros que promueven la promoción y protección del mismo. ■
96. Alarcón Glasinovich, Walter. ¿Por qué erradicar el trabajo infantil? Artículo publicado en Info Niñez, Nº 1, Perú (2003).
Postura de prevención y erradicación del trabajo infantil
En la Argentina existen diferentes formas de exclusión social que hacen que no todos los niños y las niñas puedan tener oportunidades de vivir un desarrollo físico, mental, espiritual, moral y social adecuado. Esto plantea la existencia de múltiples infancias y quiere decir que existen muchas desigualdades96. En nuestro país la población infanto-adolescente no puede gozar de sus derechos. Los que sostienen la prevención y erradicación del trabajo infantil consideran que hay que pensar a la niñez y sus derechos en forma igualitaria para toda esta población, no haciendo distinción alguna por pertenencia a determinada clase social, grupo étnico u otra discriminación. El objetivo de quienes sostienen la postura de prevención y erradicación del trabajo infantil es que todos los niños y las niñas en la Argentina puedan ejercer sus derechos. Por lo tanto, se considera que el trabajo infantil vulnera y resta oportunidades al ejercicio de los derechos del niño y la niña, principalmente los derechos a la supervivencia y desarrollo, libertad, salud, educación, recreación, descanso y actividades culturales, protección contra el abuso, el maltrato y explotación, etc. La inserción prematura en el trabajo provoca en el niño y la niña un perjuicio físico, psíquico y social en el presente y el futuro. El niño o la niña que trabaja hoy, mañana será un adulto que tendrá acceso a ocupaciones de menor calificación y consecuentemente peor remuneradas. Esto se debe a que las condicionantes que lo llevó a trabajar le restó o restringió oportunidades para ejercer sus derechos y vivir a pleno su crecimiento y desarrollo durante la niñez. Así, el trabajo infantil perpetúa el círculo perverso y vicioso de la pobreza que genera la situación de desigualdad e injusticia. El trabajo infantil afecta al niño y la niña como individuos y nos afecta a todos como sociedad. Una sociedad que no construya su futuro en función de la defensa y protección de los derechos del niño y la niña en el presente está condenada a formar adultos con menores capacidades para lograr una sociedad democrática tanto a nivel económico, político y cultural. ■
Postura de promoción y protección del trabajo infantil
Los sostenedores de la postura que promueve la promoción y protección del trabajo infantil consideran que el trabajo es uno de los derechos humanos fundamentales, por lo que negar esta posibilidad a los niños y las niñas y/o restringirlo sería una violación de aquellos. Al considerar el “trabajo” como un derecho para los niños y las niñas, establecen que aquel debe ser reconocido legalmente, con un salario justo y con la posibilidad de agremiarse. El “trabajo” es una experiencia positiva para los niños y las niñas desde el punto de vista de la socialización, del aprendizaje y de la constitución de la identidad psicosocial. Afirman que el
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reconocimiento del niño y la niña “trabajador” como actor económico refuerza su autoestima97 y permite generar un proyecto de infancia alternativo98. Esta postura en plan de “defender” la igualdad decide desconocer-ignorar la diferencia entre los niños y las niñas y los adultos. Para ello se recurre a viejos prejuicios y mitos que recuerdan que el trabajo ha sido tradicionalmente un mecanismo social de formación, valorizando el criterio de tener “una cultura del trabajo”, pero desconociendo cuestiones tales como la formación intelectual y técnica que necesitan los trabajadores del siglo XXI. Hoy en día, para realizar un trabajo digno hace falta mucho más que “saber leer y escribir”. Por otro lado, se plantea el derecho de los niños y las niñas de los sectores de pobres de elegir trabajar, pero no hay libertad de elección si no hay otra alternativa que trabajar para alcanzar los mínimos medios de subsistencia. Además, los niños y las niñas prefieren jugar, ir a la escuela, mirar televisión, etc., antes que trabajar. Basándose en el principio de realismo, se considera que en el presente el trabajo infantil es un mecanismo de supervivencia de las familias pobres ante lo cual hay que establecer una legislación protectora del trabajo de los niños y las niñas. Esta posición es sostenida a través de organizaciones como las NATs (Niños y Adolescentes Trabajadores). Las NATs nacieron en América latina en países como Perú y Paraguay, y se han extendido por el resto de la región; la Argentina no es ajena a este movimiento. Las NATs niegan la normativa nacional o internacional respecto al trabajo infantil, y en caso de hacerlo lo realizan en forma fragmentaria. Además establecen que el trabajo infantil contribuye a la economía de un país y es un aporte a la sociedad en general. ■
97. Sin embargo, no es la actividad que realizan lo que hace que tengan una valoración personal alta, sino que es el salario que pueden llegar a percibir lo que permite construir una imagen positiva. 98. Giangi, Schibotto. ¿Quiénes son los niños, niñas y adolescentes trabajadores? Notas de orientación en el mundo del trabajo infantil. Revista internacional de los niños y adolescentes trabajadores publicación semestral años II, Perú (1996).
Posicionarse ante el trabajo infantil
Reconocer la existencia de diversas posturas ante el trabajo infantil nos ayudará a rectificar nuestra posición frente al mismo o modificarla en virtud de otros argumentos. La existencia de otras posturas no debe impedirnos discutir e intercambiar ideas para hacer de nuestras prácticas una reflexión permanente. Quienes postulamos la prevención y erradicación del trabajo infantil sabemos que es una lucha enorme que exige voluntad y articulación entre diferentes personas, instituciones y organizaciones sociales. También tenemos la plena conciencia de que la estrategia es de corto, mediano y largo plazo, pero no nos queda otra opción que seguir caminando en la búsqueda de lograr condiciones de vida digna para la niñez y sus familias.
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INTRODUCCION El trabajo infantil, con sus singularidades y condicionantes, requiere de una formación técnica específica y de actitudes que faciliten el abordaje y la intervención por parte de los actores sociales involucrados. Entre los diferentes actores que abordan e intervienen en el trabajo de los niños y las niñas, los inspectores tienen un papel fundamental en la cadena de acciones en pos de la prevención y erradicación del mismo. Para un abordaje integral y efectivo sobre el trabajo infantil es necesario que los inspectores de trabajo puedan visibilizar la problemática en toda su complejidad, pero es indispensable que también puedan revisar sus ideas, creencias para poder intervenir con el niño y la niña que trabaja sin resistencias personales que obstaculicen su tarea. El presente módulo propone reflexionar acerca de las actitudes hacia el trabajo infantil, revisando los mitos y creencias que están en el imaginario social y los estereotipos y prejuicios que operan en las relaciones con los otros sociales. Los niños y las niñas que trabajan tienen características particulares que requieren un posicionamiento personal y técnico más flexible y empático, acorde con el rol social y pedagógico que tiene el inspector de trabajo. Una actitud de cuidado y protección de los derechos de los niños y las niñas constituye el pasaje hacia un nuevo paradigma en la inspección de trabajo acorde con la doctrina de la protección integral.
VINCULO HISTORICO ENTRE EL TRABAJO INFANTIL Y LA INSPECCION DE TRABAJO La Revolución Industrial generó en los países europeos una serie de problemas sociales vinculados a la explotación laboral. El trabajo de los niños y las niñas como también de las mujeres adultas, las largas jornadas de trabajo, la falta de higiene y seguridad en el ámbito laboral, etc. hicieron que los gobiernos tomaran en consideración las demandas de las organizaciones de trabajadores. Así, se intervino en las relaciones laborales entre los propietarios de los medios de producción y los obreros, mediante la creación de la normativa laboral. Las primeras leyes laborales van a estar vinculadas con el trabajo infanto-adolescente, y con ello, se comenzó a visibilizar las situaciones de explotación de este
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colectivo. La promulgación de aquellas leyes surgen en Inglaterra (1802), Alemania (1837), Bélgica (1840) y Francia (1841). La inutilidad de las disposiciones legales sin medidas efectivas para su cumplimiento van a traer como consecuencia la creación de los primeros organismos de vigilancia en la aplicación de leyes socio-laborales en materia de “trabajo de menores”, surgían así los primeros cuerpos inspectivos. Por tal motivo, se puede afirmar que la inspección de trabajo nació estrechamente vinculada a la protección de los niños y las niñas que trabajan: por un lado, vigilando el cumplimiento de la prohibición del trabajo infantil por debajo de la edad mínima de admisión al empleo, y por otro, supervisando la situación laboral prevista para el trabajo adolescente. En la Argentina, la inspección del trabajo, al igual que en el contexto internacional, va a tener su origen asociado al surgimiento de la normativa laboral. La vinculación entre el trabajo infantil y la inspección del trabajo es tal que en la primera Conferencia Internacional del Trabajo de la OIT en 1919 -año de su creación-, se aprobó el Convenio Nº 5 que prohíbe el trabajo de niños y niñas menores de catorce años en la industria, instando en su Recomendación a que los Estados Miembros creasen sistemas nacionales de inspección del trabajo para un eficaz y efectivo cumplimiento. Esta relación va a continuar a través de las recomendaciones que tienen los dos principales Convenios de la OIT referidos al trabajo infantil. La Recomendación Nº 145, sobre la edad mínima (1973), destaca entre otras medidas de control, destinadas a asegurar la aplicación efectiva del Convenio Nº 138, las siguientes: el fortalecimiento, en la medida necesaria, de la inspección del trabajo y servicios conexos; la necesidad de atribuir gran importancia al papel desempeñado por los inspectores proporcionando información y asesoramiento sobre la forma eficaz de observar las disposiciones pertinentes, así como velando por su cumplimiento; y la coordinación estrecha entre la inspección del trabajo y la inspección de la formación dentro de las empresas, así como con los servicios encargados de la enseñanza, la formación, el bienestar y la orientación de niños y niñas. Asimismo, la Recomendación Nº 190, sobre las peores formas de trabajo infantil (1999), enfatiza sobre el fortalecimiento de la inspección del trabajo mediante una formación adecuada en la temática. Por otra parte, desde la normativa específica de la inspección, se indica en el
LA INSPECCION DEL TRABAJO NACIO ESTRECHAMENTE VINCULADA A LA PROBLEMATICA DEL TRABAJO INFANTIL.
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Convenio Nº 81, sobre inspección del trabajo (1947), que dentro de las funciones principales del sistema de inspección está la de velar por el cumplimiento de las disposiciones legales relativas al empleo de “menores”. De esta forma, la inspección de trabajo, encuentra su sentido y razón de ser en hacer cumplir la normativa laboral. La gestación y vocación histórica de los inspectores de trabajo frente al trabajo infantil los coloca en un gran desafío de revalorizar su papel frente a esta problemática. Es fundamental contextualizar el surgimiento de la inspección de trabajo en cuanto a las ideas en relación a la niñez que prevalecían en esa época. Si bien el niño y/o la niña eran vistos en el imaginario social como fuerza de trabajo requerida para la expansión industrial, el surgimiento de la normativa laboral marca un cambio en la visión de la niñez, la necesidad de protegerlos de la explotación. Podemos pensar que los inspectores laborales surgieron compartiendo un imaginario de protección de la niñez contra la explotación.
El IMAGINARIO SOCIAL EN TORNO A LA NIÑEZ Y AL TRABAJO INFANTIL: MITOS Y CREENCIAS Trabajar para la prevención y erradicación del trabajo infantil implica revisar las ideas que circulan en el imaginario social y que se materializan en actitudes personales cuando se interviene. Existen en el imaginario social ideas y conceptos que invisibilizan aún más la problemática. El imaginario social lo constituyen ideas construidas socialmente que dan cuenta de aquello que en cada sistema social se considera “realidad” en un tiempo y en un espacio determinados. Las ideas y conceptos se articulan en forma de discursos. Entre estos podemos reconocer los mitos, las creencias, la ideología entre otros. De los relatos y discursos pasamos a las prácticas sociales, es decir a la acción. Nuestras ideas condicionan nuestras prácticas. Los mitos como relatos presentes en el imaginario, describen una realidad originaria que responde a imperativos de orden social. Los mitos intentan brindar explicaciones acerca de instituciones o fenómenos sociales. Tienen una carga valorativa. Estas interpretaciones o significados organizan el accionar, pensar y sentir de las mujeres y los hombres que conforman una sociedad. Las creencias poseen la misma estructura que los mitos pero no tienen el mismo tiempo de sedimentación, por lo tanto suelen ser más fáciles de modificar. Los mitos y las creencias son sostenidos de generación en generación a lo largo de la historia de grupos, comunidades y sociedades, constituyendo un conjunto de ideas que por su fuerza se van imponiendo, conformando premisas que se convierten en verdades únicas e irrefutables. Sin embargo cuando analizamos el
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contenido que transmite el mito o la creencia encontramos interpretaciones erróneas de la realidad. Por ello vamos a analizar algunos mitos y creencias que circulan en el imaginario social relacionadas con el trabajo infantil.
“Los niños son explotados por sus padres” La reproducción de este mito revictimiza a los padres en situación de pobreza. La profundización de las condiciones de pobreza en las últimas décadas convirtió al trabajo infantil,en estos sectores en una estrategia de supervivencia que les permite obtener recursos para la subsistencia.
“Es mejor que los niños trabajen a que estén sin hacer nada” El ocio de los niños y las niñas es visto socialmente como algo negativo, cuando en realidad el mismo es necesario para el desarrollo de la creatividad, para el descanso, el tiempo de juego; además configura un derecho esencial de la niñez. El trabajo infantil aparece en estos casos como una herramienta de control social.
“Es mejor que un niño trabaje a que esté robando” El trabajo infantil aparece en esta creencia nuevamente como un instrumento de control social, de prevención de la criminalidad. Asimismo la dicotomía entre trabajo infantil y delincuencia es falaz porque algunas de las llamadas “peores formas” refieren a actividades prohibidas por la ley y configuran delitos para cuya comisión se utiliza un niño o una niña.
“Si un niño trabaja va a estar mejor preparado para conseguir empleo cuando sea adulto” La incorporación prematura al trabajo está naturalizada como parte del proceso de socialización y aprendizaje para mejorar la inserción laboral futura,asignándole mayor utilidad que a los contenidos de la educación formal. Esta visión corto placista no tiene en cuenta que, como los niños y las niñas se insertan en actividades de baja o nula calificación y prevalentemente mecánicas,el aprendizaje dado por el trabajo no permite una salida efectiva del círculo de la pobreza, y en cambio interfiere en el ciclo escolar obligatorio que aporta mayores herramientas para la futura inserción social y laboral.
“El trabajo dignifica al hombre” El trabajo es un valor para los adultos. El trabajo infantil empobrece, vulnera, oprime, aliena y muchas veces mata.Trasladar la idea del valor positivo del trabajo al concepto de infancia, implica una contradicción con el ejercicio de los derechos del niño y la niña. 99. La idea general mediante la cual se diferencia "sexo" de género es que el sexo queda determinado por la diferencia sexual inscripta en el cuerpo, mientras que el género se relaciona con los significados que cada sociedad le atribuye. El genero se define como una construcción social sobre los roles femenino y masculino, donde lo femenino tiene un rol subordinado a lo masculino. Burin y Meler. Género y Familia. Poder, amor y sexualidad en la construcción de la subjetividad. Paidós, Buenos Aires (1999).
“Las niñas que realizan tareas domésticas en el hogar, no trabajan” El desempeño de tareas domésticas cuando conlleva la asunción de responsabilidades de adulto por parte de niñas o niños configura una forma de trabajo infantil que afecta los derechos fundamentales como el derecho al ocio, al juego y a la educación. Esta creencia contiene una fuerte connotación de género99 dado que en la práctica son las niñas las que generalmente deben realizar estas tareas.El trabajo doméstico no está visibilizado como trabajo para las mujeres, está naturalizado como una tarea femenina, lo cual determina en el caso de las niñas una doble invisibilidad de la tarea.
“Los niños tienen mejores condiciones para realizar ciertos trabajos” Del lado de los empleadores,responsables o capataces,esta creencia justifica la incorporación de mano de obra
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infantil. Se entiende que los niños y las niñas tienen “dedos hábiles”, ligereza, agilidad, baja estatura, para realizar algunas operaciones mecánicas correspondientes a la actividad económica desarrollada.Estudios de la OIT refutan la idea de que los niños y/o las niñas pueden realizar determinados trabajos o que puedan ejercerlos mejor que los adultos. Las modalidades ejecutadas por los niños y las niñas, por ejemplo la recolección de la cosecha, consisten en trabajos mecánicos que no requieren calificación alguna y los adultos podrían hacerlo mejor o por lo menos tan bien como los niños y las niñas y además con mayor conciencia de los peligros de la actividad.El hecho es que el interés por la mano de obra infantil responde a una lógica perversa basada en que aquellos tienen menor o ninguna remuneración, son más maleables, causan menores conflictos por ser sumisos, siguen ordenes sin contradecir, en síntesis, son más fácilmente explotables, y no por la habilidad especial que ellos tienen en sus manos y/o su destreza corporal.
A partir del imaginario social construimos teorías y discursos personales para operar con la realidad. Para continuar revisando nuestras actitudes es necesario referirnos a cómo nos relacionamos con los “otros” sociales. El ser humano en esencia se resiste a aceptar lo diferente, “el otro”. Lo diferente es lo desconocido y lo desconocido provoca miedo e inseguridad. Somos etnocéntricos, es decir miramos al mundo desde nuestra etnia y todo lo que se aleja de ella puede ser peligroso. El etnocentrismo, es un concepto definido por la antropología que da cuenta de la necesidad de los seres humanos de mirar al mundo desde su etnia, desde su grupo social y considerar aquello alejado, como peligroso o inferior. Está relacionado con la necesidad de definir nuestra identidad, valorizarnos y diferenciarnos de los otros. También el etnocentrismo alude al género, a la edad, a la religión. A su vez, establecemos los medios para categorizar a los “otros” y asignarle una serie de atributos a cada categoría. Aquel que posee características diferentes al conjunto social, es considerado un extraño, de ese modo se lo deja de ver como alguien “normal”. Un atributo de esta naturaleza es un estigma100, también puede recibir el nombre de defecto o falla. El estigma puede ser de tipo físico o psíquico. Por ejemplo, se tiende a estigmatizar a las personas discapacitadas (por ejemplo, defecto físico) y también a un adicto a las drogas (defecto o trastorno conductual). Todos aquellos que no poseen características diferentes serían los “normales”. Los “normales” practican diversos tipos de discriminación sobre estas personas. Se construye una teoría del estigma, una ideología para justificar su inferioridad y dar cuenta del peligro que representa esa persona101. En relación al trabajo infantil, pensemos en la actividad de cirujeo, la misma es asociada con lo “sucio”, “lo marginal”, “lo desechable”. El proceso de estigmatización supone trasladar estas características a las personas que la realizan, reproduciendo aún más su condición de exclusión. En el caso de los niños y las niñas que trabajan se produce una revictimización por su condición de pobreza y por su condición de “cirujas”. Este fenómeno por el cual una característica positiva o negativa de un rasgo se generaliza a otras atribuciones, se denomina efecto halo102, como la basura es sucia y desechable la persona que trabaja con la basura es sucia y desechable. La característica de la basura se generaliza a las personas que trabajan con ella.
100.Los griegos crearon este término para referirse a signos corporales con los cuales se intentaba exhibir algo malo y poco habitual. Los signos consistían en cortes,quemaduras en el cuerpo y advertían que el portador era un esclavo,un criminal o un traidor. Goffman, Erving. Estigma. La identidad deteriorada. Amorrortu Editores, Buenos Aires (2001). 101. Op. cit. (Goffman, 2001).
102. Moscovici, Serge. Psicología social II. Editorial Paidós, Buenos Aires (1986).
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A partir de la construcción de estas categorías se elaboran estereotipos sobre grupos humanos que funcionan en la interacción entre grupos o personas o simplemente al referirse a ellos. El estereotipo se convierte en un conjunto de rasgos que pueden caracterizar a un grupo humano por su comportamiento y/o por características físicas. Podemos pensar por ejemplo en las profesiones: el estereotipo del abogado, el estereotipo del médico, el estereotipo del psicólogo. En nuestro tema, la situación de pobreza del niño o la niña que trabaja puede llevarnos a considerarlo dentro de un conjunto con características particulares, es decir dentro de un estereotipo. Sin embargo, dentro de la pobreza y de las condiciones que llevan a los niños y las niñas a trabajar, existe una heterogeneidad de situaciones que tienen que ver con cuestiones microsociales, es decir, con diferentes condiciones de reproducción de la vida cotidiana de las familias. Si logramos reconocer nuestros estereotipos y cómo se manifiestan, podremos avanzar en el reconocimiento de las particularidades de los niños y las niñas que trabajan. El estereotipo con el que se mira a grupos diferentes está fundamentado en general en el prejuicio. El prejuicio es una actitud negativa hacia algún grupo social que conlleva una carga valorativa y que no tiene sustento, es más, tiene que ver con el desconocimiento. Estos procesos hacen que se desconozca por qué se mantiene el prejuicio. Esta actitud negativa funciona como un esquema, marco cognitivo que se utiliza para interpretar la realidad. Los prejuicios también se manifiestan como sentimientos y sensaciones hacia esos grupos. El prejuicio está relacionado con la forma de observar, analizar, y utilizar la información sobre los demás grupos sociales. Los prejuicios también se relacionan con la necesidad de definir nuestra identidad como “nosotros” y diferenciarse del resto, “otros”. Otra cuestión importante a revisar a la hora de operar con trabajo infantil es el tema de los modelos de estructuras familiares. Teniendo en cuenta la importancia de la variable “familiar” en la problemática del trabajo infantil es necesario, no solamente revisar la concepción de “familia” con la que operamos, sino además, conocer cual es el modelo de familia o de grupo social al que el niño y la niña pertenecen. Asimismo conocer los vínculos que se establecen en estas relaciones para poder operar con ellos adecuadamente y lograr la reinserción del niño y la niña en los ámbitos propicios para el desarrollo de sus derechos: la familia, la escuela, el barrio, etc. En el imaginario social de nuestra sociedad está inscripto un modelo de familia que es el modelo de familia nuclear: papá, mamá e hijos. La familia nuclear como modelo cultural ha tenido un desarrollo muy especial: idealizada como modelo normativo, asumida en términos de lo “normal” por las instituciones educativas y de salud. Recordemos los manuales escolares: ¿qué tipo de familia muestran? Este modelo es parte de una imagen que se ha ido construyendo en occidente, especialmente en los últimos siglos, según la cual la familia nuclear es sinónimo
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de la familia y se la concibe como anclada en una “naturaleza humana” que conlleva también una concepción particular de moralidad (cristiana) y normalidad103. Este modelo muchas veces no se da en la realidad. El modelo de familia nuclear se naturaliza y obstaculiza otras situaciones que pueden tener que ver con cuestiones éticas, sociales o culturales. Asistimos a cambios de paradigma en las estructuras de los hogares, cambios que atraviesan a toda la sociedad. Aparecen diferentes tipos de familia, por ejemplo hogares monoparentales con jefas mujeres. También aparecen hogares constituidos por jefas mujeres con hijos y nietos. En algunos grupos sociales de migrantes internos, o migrantes de países limítrofes, se conforma un ciclo migratorio basado en una red de parentesco donde los niños y las niñas circulan dentro de la misma. El peso en este caso de la crianza está puesto en otros parientes o instituciones como el padrinazgo. En los casos citados, los roles dentro de la familia no se conforman como los roles que plantea el modelo de familia nuclear: padre proveedor, madre ama de casa. El desconocimiento de estas realidades culturales lleva en muchos casos a hablar de familias “disfuncionales” o “familias desestructuradas”. Otra cuestión a revisar son los casos en los cuales se justifica el trabajo infantil cuando los niños y las niñas pertenecen a un grupo étnico diferente. Nuestra sociedad suele discriminar y no aceptar los valores y las prácticas de otras etnias. Discriminamos cuando no toleramos o aceptamos las diferencias. La figura del “migrante” especialmente de países limítrofes puede ser considerada con una serie de atributos altamente estigmatizantes, que los hacen portadores de una inferioridad esencial. Muchos niños y niñas que trabajan pertenecen a familias de migrantes tanto internos como externos, pudiendo aparecer aquí el proceso de estigmatización pero basado en un rasgo físico, el color de la piel, la forma de hablar, etcétera.
103.Jelin,Elizabeth.Pan y Afectos,la transformación de las familias. Fondo de Cultura Económica, Colección Popular N° 554, Argentina (1998).
HACIA UN CAMBIO DE ACTITUD RESPECTO AL TRABAJO INFANTIL El sistema de ideas construido socialmente al que denominamos imaginario social tiene su materialización en las actitudes que tomamos frente a las cosas y a las personas. Por lo tanto, como sujetos sociales tomamos del imaginario ideas y las ponemos en práctica a través de las actitudes. La selección que se ha hecho de las ideas es personal, por ello cada persona tendrá un sistema de creencias diferente con el cual interpretará su realidad cotidiana. En este punto el grupo al cual pertenecemos juega un rol preponderante ya que tendemos a compartir las creencias y actitudes de nuestro grupo de pertenencia. Estos grupos pueden ser la familia, el barrio, el país, el grupo de trabajo, el grupo étnico, la clase social, etc. Se entiende que cada persona pertenece a distintos grupos con los cuales comparte ideas y prácticas. Se da un doble juego de modelado de las actitudes, el grupo va modelando nuestras actitudes a partir de las ideas y las conductas valoradas y compartidas y, al mismo tiempo, el individuo con sus ideas y conductas reproduce y
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modifica las actitudes y comportamientos de los demás miembros del grupo. Pero, ¿qué son las actitudes?, necesitamos definirlas para poder pensarlas. Las actitudes son entidades formadas por un idea (orden cognitivo), una valoración positiva o negativa (orden emocional) y una intención de acción futura en acuerdo a lo que se piensa y se siente respecto a un determinado tema (orden conativo). Son procesos puramente psicológicos que se manifiestan en conductas. Las ideas y valoraciones constitutivas de las actitudes frente al trabajo infantil son tomadas del imaginario social imperante. Así revisando las ideas y valores que circulan en el imaginario social operamos cambios en nuestras actitudes ya que esas ideas se materializan, se reflejan en ellas. El estudio de las actitudes sirve para predecir comportamientos sociales individuales y colectivos. En general tiene valor predictivo, aunque no predice las conductas con exactitud, ya que en estas influyen, además de las actitudes de base, los sucesos externos que el individuo no puede controlar. Es necesario lograr un cambio actitudinal para generar nuevas habilidades en la tarea de abordar la problemática del trabajo infantil. Cuanto mejor se comprendan nuestras actitudes y qué ideas y emociones las sustentan, mejor dirigiremos nuestras acciones hacia los objetivos de prevención y erradicación del trabajo infantil. Revisando las actitudes se puede generar la transformación de nuestras conductas reactivas (reacciones sorpresivas generadas una vez producida la situación) en conductas proactivas (respuestas previstas antes de que la situación se produzca y que tienen un alto grado de efectividad y capacidad resolutiva). Un factor que frena o impide el cambio actitudinal es la aparición de resistencias. Estas son respuestas ante una situación, que se origina por la acción de una defensa psíquica. La defensa se activa cuando la persona debe enfrentarse ante una situación nueva que moviliza ansiedades y angustias, que lo lleva a aferrarse a la situación previa, sea buena o mala, conveniente o incomoda para él. Es decir, aparece resistencia al cambio. Es necesario identificar las ideas y valores que están impidiendo el cambio, en nuestro caso, la adquisición de nuevas habilidades de abordaje del trabajo infantil. Las habilidades son conductas aprendidas con una funcionalidad específica. Son un repertorio de comportamientos verbales y no verbales a través de los cuales las personas interactúan con los demás en un contexto social. Este actuar determinado es aceptado y/o valorado socialmente, y al mismo tiempo, es personalmente beneficioso, mutuamente beneficioso para las partes. Las habilidades sociales se adquieren, principalmente, a través del aprendizaje, por ejemplo, mediante la observación, la imitación, el ensayo y la información. Son recíprocas por naturaleza y suponen una correspondencia efectiva apropiada. Se dan a través de un feedback con la realidad. Las actitudes van construyéndose a través de nuestra historia personal y como mencionáramos, a través del compartir cotidiano con nuestros grupos de pertenencia. En esos grupos, a la vez, desempeñamos diferentes roles, es decir, funciones que son esperables que realicemos por estar ubicados en un status determinado. El status es
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el lugar que ocupamos. Los roles pueden ser familiares (madre, hijo, abuela, etc.), profesionales (plomero, abogado, enfermero), organizacionales (presidente, secretario, vocal), etc. Todos los roles tienen una dimensión privada y una dimensión pública, digamos social. En nuestro tema el lugar social que ocupa el inspector de trabajo, es decir su cargo, determina un rol o sea una serie de funciones que se espera que realice por el cargo que ocupa. Las expectativas del rol de inspector son ideas que también circulan en el imaginario social. Es decir la sociedad tiene una visión del rol del inspector y el mismo inspector tiene una visión de su propio rol. En general la visión social e individual del inspector tienden hacia la función de vigilancia del cumplimiento de las normativas y de sanción en caso de incumplimiento. En la problemática que nos ocupa, este rol resulta poco eficaz para abordar el trabajo infantil.
EL ROL DEL INSPECTOR DEL TRABAJO EN LA PREVENCION Y ERRADICACION DEL TRABAJO INFANTIL Como refiriéramos, la vinculación histórica entre el trabajo infantil y la inspección de trabajo pone de manifiesto el papel fundamental que tienen los inspectores en la prevención y erradicación de esta problemática. El rol de los inspectores de trabajo en el trabajo infantil requiere de la capacidad de influir positivamente en el cambio de esta situación de vulneración de derechos. Esto implica repensar su función como agente de transformación social, a través del fortalecimiento de su rol a partir de su habilidades y saberes relacionados con: 1) su posición, en el sentido del conocimiento de las leyes y reglamentos de trabajo, que los facultan para entrar en los lugares de trabajo, recorrerlos, realizar pruebas e indagaciones, entrevistarse con los empleadores y los trabajadores, y tomar medidas pertinentes. Deben existir disposiciones especiales que regulen el acceso de los inspectores a ámbitos en los que trabajan los niños y las niñas. 2) su saber técnico, basado en los conocimientos que tiene el inspector del derecho y de la legislación, así como en su capacidad de asesorar en cuanto a la observancia de la ley, su conocimiento técnico de temas especializados y su capacidad de analizar procesos de trabajo y detectar problemas. Además de conocer las medidas que deben adoptarse para proteger a los trabajadores en general, y a los niños y las niñas que trabajan en particular, han de llevar registros, elaborar estadísticas, analizar datos y redactar informes. 3) su capacidad para vincularse con otras personas, motivar y persuadirlas, ganarse su confianza y su cooperación, y evitar o resolver situaciones conflictivas. Se deriva de la personalidad del inspector y de su capacidad de utilizar su posición y su saber de manera persuasiva, así como de su conocimiento de las relaciones humanas. 4) su actitud, implica lograr un equilibrio adecuado entre su posición, su saber técnico y su capacidad para vincularse, unido a la determinación y la voluntad de cumplir su misión. Significa tratar a todas las partes interesadas con el mismo
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104. García Méndez, Emilio. Prehistoria e historia del control socio-penal de la infancia: política jurídica y Derechos Humanos en América latina. En: García Méndez, Emilio y Bianchi, María del Carmen. Ser Niño en América latina. De las necesidades a los derechos. UNICRI, Editorial Galerna, Buenos Aires (1991). 105. Op. cit. (OIT/Programa IPEC Sudamérica 2003).
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nivel de empatía y comprensión, pero mantener su independencia e imparcialidad, además de mostrar decisión y confianza. Asimismo el papel de los inspectores requiere de un cambio de mirada en torno a la problemática del trabajo infantil. Este cambio implica considerar una serie de modificaciones que se han producido en la República Argentina y en el mundo en la última década del siglo XX. La aprobación de la Convención de los Derechos del Niño por parte de la Argentina en 1990 implica cancelar definitivamente la imagen del “menor” como objeto de compasión-represión, convirtiendo al niño y la niña en sujetos de derechos104. Esto implica para la inspección de trabajo la internalización de la doctrina de la protección integral. Para los inspectores significa asumir una nueva actitud que vaya más allá de su rol tradicional de vigilancia y punición de los incumplimientos de la normativa laboral, potenciando su rol social frente al trabajo infantil e incorporando su carácter pedagógico, con acento en la prevención, la persuasión y la concientización. Es necesario el fortalecimiento de la función social-pedogógica que la inspección del trabajo intrínsecamente siempre desempeñó105. Ya se establece en el Convenio Nº 81 sobre la inspección de trabajo la tarea de facilitar información técnica y asesorar a los empleadores y a los trabajadores sobre la manera más efectiva de cumplir las disposiciones legales, así como poner en conocimiento de la autoridad competente las deficiencias o los abusos que no estén específicamente cubiertos por las disposiciones legales existentes (artículo 3.1 b y c). A su vez, la protección integral implica considerar al niño y la niña en una dimensión que tome todos los aspectos de la problemática del trabajo infantil. Es decir, es imprescindible para el abordaje del trabajo infantil un trabajo en equipo que sea multisectorial e interdisciplinario. Tal equipo tendría a su cargo un
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CONCLUSION
plan de trabajo que incluya en: ámbitos o sectores de intervención, métodos de relevamiento de información, articulación de las posibles respuestas sociales previo a las intervenciones; contacto con actores sociales locales y la propia comunidad; coordinación en la ejecución de las intervenciones; implementación de las medidas pertinentes; sistematización de la información recogida; seguimiento de las medidas efectuadas; presentación de propuestas, recomendaciones y medidas de carácter laboral, social o económicas ante las autoridades correspondientes; elaboración de una base de datos que incluya los diferentes informes, reportes y propuestas para verificar la evolución de los diferentes indicadores; y supervisión y control de las zonas seleccionadas. Desde otro punto de vista, se debe considerar que el crecimiento de la economía informal ha modificado el universo conceptual del trabajo. Por lo tanto, el significado de este término en el trabajo infantil debe ir más allá de lo que comúnmente se entiende por el mismo. Esto lleva a que la inspección de trabajo que tradicionalmente se limita a la fiscalización de las relaciones de empleo en el ámbito del sector formal de la economía, replantee su espacio de intervención. Desde esta óptica, resultaría necesario adecuar los dispositivos legales de la inspección del trabajo de forma tal que posibilite una eficaz y eficiente intervención, ampliando legalmente su competencia en materia de trabajo infantil hacia el sector informal de la economía.
El papel del inspector de trabajo tiene el gran desafío de aplicar sus conocimientos, experiencias, habilidades y facultades para fomentar una cultura de prevención del trabajo infantil que contribuya a la prevención y erradicación del la problemática. La necesidad de dar una respuesta integral al trabajo infantil hace pensar que la inspección de trabajo integre una red con otros actores sociales vinculados a la temática, ya que por sí sola no logrará la erradicación de esta problemática. La posibilidad de descubrir los estereotipos, prejuicios, mitos y creencias en torno al trabajo infantil, que reproducimos como sujetos sociales, permite despejar barreras que nos alejan la posibilidad de intervención. La revisión de nuestras actitudes nos permite re-pensar las ideas con las cuales nos encontramos a la hora de situarnos ante un niño o una niña que trabajan y abre el panorama a estrategias de afrontamiento de las situaciones nuevas.
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INTRODUCCION El trabajo infantil se da dentro de una realidad compleja y contradictoria, a partir de múltiples condicionantes económicos, políticos-legales y culturales que se entrecruzan entre sí. Asimismo presenta consecuencias de carácter físico, psíquico y social que atentan contra su crecimiento y desarrollo. La multidimensionalidad del trabajo infantil debe llevarnos a los actores sociales a pensar y actuar en forma tal que nos permita abordar la problemática desde un enfoque integral. Por tal motivo, las reflexiones y acciones en materia de prevención y erradicación del trabajo infantil requieren de un trabajo interdisciplinario e interinstitucional. Pensar y trabajar con otros nos permitirá articular esfuerzos, intercambiar conocimientos, mejorar el aprovechamiento de los recursos y sistematizar las experiencias. La construcción de procesos que impliquen estrategias de intervención ante las situaciones de vulnerabilidad de los derechos de los niños y las niñas que trabajan es un desafío que se nos plantea. Se propone, entonces, abordar el trabajo infantil desde la perspectiva de las redes sociales. Las redes sociales surgen como un espacio de reflexión que permite acceder a aspectos de la realidad, a menudo no contemplados, para comprenderla y abordarla en su complejidad. Se intenta brindar a los sujetos que las integran una direccionalidad en las acciones de manera tal que permita optimizar y potenciar los recursos con que cuentan, así como promover procesos cogestivos y organizacionales. Iniciamos la consideración del tema planteando la cosmovisión necesaria para pensar y trabajar en red, lo que nos permitirá sustentar actitudes y prácticas. Luego desarrollamos la conceptualización de la red social. Posteriormente, nos adentramos en la profundidad del concepto red y su riqueza estratégica para el abordaje de las problemáticas sociales complejas. En el último tramo presentamos una reflexión operativa para que los actores sociales vinculados a esta problemática utilicen el pensamiento y la práctica en red en el abordaje del trabajo infantil.
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UNA LECTURA SOBRE EL MUNDO
106. Dabas, Elina. Redes sociales, familia y escuela. Editorial Paidós, Buenos Aires (1998).
107.Op.cit.(Devalle de Rendo y Vega, 1998).
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El tema de las redes sociales adquiere relevancia en la actualidad como un enfoque epistemológico y de intervención que busca superar muchas ideas contempladas en la modernidad. La modernidad se caracterizó por el papel directivo de la razón. A través de ella se elaboraron y enunciaron leyes universales que pretendían explicar la realidad. Esto supuso que existe un conocimiento objetivo como reflejo de la realidad. El mundo era concebida como algo externo al ser humano susceptible de ser apreciado, en forma recta, neutral, desapasionadamente. Se priorizó los estándares; las grillas explicativas que posibilitaban ordenar la realidad; se valoró lo cuantitativo, construyendo instrumentos de medida, como los tests106. Luego de la Segunda Guerra Mundial, en los ambientes académicos se comenzó a cuestionar las respuestas deterministas, lineales, simplistas dadas por la epistemología cartesiana para explicar la realidad, los grupos sociales y la dinámica de los cambios políticos, económicos y culturales. Las teorías clásicas de la modernidad no daban cuenta del entramado de relaciones complejas existentes en la sociedad y la influencia recíproca que tenían entre sí; sólo eran visibles desde su enfoque mecanicista y estático de la realidad todo lo que era cuantificable y se encontraba estructuralmente formalizado. En la década del sesenta, se empezó a revisar los valores e ideas básicas de la modernidad. A la vez, se comenzaron a elaborar estudios sobre los problemas sociales y a encararse el conocimiento de la realidad desde nuevas perspectivas. Diversos aportes teóricos contribuyeron al desarrollo de aquellos, como ser la lingüística, la epistemología, la semiótica, las ciencias cognoscitivas, las investigaciones sobre las relaciones entre el poder y el conocimiento, etc. Todos estos enfoques cuestionaron desde diversas miradas a la modernidad que supuso que existe un conocimiento objetivo de la realidad. Actualmente estas corrientes de pensamiento se reconocen como parte integrante del paradigma de los sistemas abiertos y complejos, en contraposición de los sistemas cerrados y simples nacidos la modernidad. Este nuevo paradigma actúa como soporte teórico para las prácticas en red. Por lo cual, se considera conveniente hacer un análisis sobre algunos temas claves que se abordan desde esta perspectiva. El análisis de la realidad contiene elementos complejos, lo que implica cuestionar la idea de “realidad absoluta, única y estática” independiente de la posibilidad humana de conocerla. El concepto de realidad única tiene implícito otra idea que es la de “verdad única”. El posicionamiento de verdad absoluta e inamovible adhiere al paradigma tecnocrático de la certeza y, por ende, resulta cerrado107. Desde el paradigma de la complejidad la noción de realidad se construye y asume que ésta es una perspectiva y no una “verdad”. Modificar esta concepción implica admitir la existencia de múltiples realidades resultantes de perspectivas diferentes entre sí. Esta forma de conocer la realidad desde el paradigma de la complejidad se basa en la idea de que cada persona
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tiene diferente modo de pensar, de sentir, de actuar y de vivir. El conocimiento de la realidad emerge al unir la acción y la reflexión, como unidad dialéctica. En ese proceso de conocimiento el ser humano no excluye su subjetividad, es decir el proceso de conocer tiene diversas perspectivas, tantas interpretaciones como puntos de vista hay. Así, ningún actor aislado tiene la comprensión completa de los fenómenos. A su vez, la perspectiva de la complejidad nos plantea superar la noción de persona como mero producto del ambiente o un simple resultado de su conciencia; el ser humano se va desarrollando en interacción con su entorno. Así, el ser humano es entendido como constituyéndose en una praxis, entre el mundo que lo condiciona y él que lo construye; mundo del cual emerge como productor a la vez que producido. Se considera a la persona como un sujeto complejo que piensa, siente y actúa; es una “unidad biosociopsicocultural” heterogénea, abierta y en permanente interacción e intercambio con el otro y con el mundo. Para el ser humano vivir es convivir, vivir con, es decir, relacionarse, comunicarse y vincularse. Sin embargo, en la actualidad la mayoría de las personas siguen pensándose como individuos aislados (partículas elementales) y no como parte de múltiples redes de interacción: familiares, de amistad, laborales, recreativas (miembros de un club, por ejemplo), políticas (formales: ser miembros de un partido, informales: ser votantes, simpatizantes de una organización), culturales (instituciones culturales y educativas), informativas (ser lectores, escritores o productores de un medio de comunicación)108. Esta forma parcializada de ver la vida desconoce que todo ser humano es la integración de sus relaciones. El ser humano se encuentra en un entramado de relaciones vinculares, y su desafío de “ser” es ser con los otros y en los otros. Por eso ningún individuo es estrictamente individual. Ampliando brevemente algunos otros supuestos del paradigma de la complejidad se plantea la relación entre la persona y el contexto. En principio se entiende que los elementos que hacen a la situación particular de cada persona deben ser interpretados dentro de su contexto ya que adquieren sentido en el sistema en el cual aparecen y no se los puede entender bien si se los aísla de éste. Por ejemplo, aunque estemos en presencia de muchos niños o niñas que trabajan, debemos entender las particularidades de cada situación teniendo en cuenta, la edad, el género, la vinculación familiar y social, la situación de escolaridad, el tipo de actividad, tiempo que lleva en ella, etc. No se puede aislar al niño y la niña de su contexto multifactorial. Cada situación es un sistema de elementos relacionados en los cuales es necesario identificar interacciones facilitadoras e interacciones inhibidoras. La calidad de las relaciones que tenga una persona influirá en el tipo de personalidad que forma, y esa personalidad que surge afectará al tipo de relaciones de las cuales forma parte109. En el paradigma de los sistemas abiertos y complejos no se habla de causas sino de condicionantes de emergencia ya que es una manera dinámica de realizar un análisis de los factores intervinientes en la situación, ponderando su peso y
108. Najmanovich, Denise. El lenguaje de los vínculos. De la independencia absoluta a la autonomía relativa. En: Dabas, Elina y Najmanovich, Denise (compiladoras). Redes. El Lenguaje de los vínculos. Hacia la reconstrucción y el fortalecimiento de la sociedad civil. Editorial Paidós, Buenos Aires (1995).
109. Howe, David. La Teoría del vínculo afectivo para la práctica del trabajo social. Editorial Paidós, Barcelona (1997).
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determinación. Una evaluación abierta al devenir temporal, a los cambios permanentes. Evaluación que implica pensar qué elementos permanecen y qué elementos cambian, qué nuevos elementos emergen en tal situación y qué elementos desaparecen o son irrelevantes para el caso particular. En definitiva entender la complejidad es proponer una nueva concepción del ser humano y de la realidad, una forma de pensar que la realidad la entendemos desde las teorías que nosotros mismos construimos de ella y así intervenimos, con esas interpretaciones que siempre construimos, consciente o inconscientemente, con otros, y que están multideterminadas y enlazadas en un sistema. 110. Definimos el capital social como el conjunto de redes sociales y su universo simbólico, constituido por valores de confianza y cooperación, normas de comportamiento, actitudes de cuidado y empatía y conductas de reciprocidad y asociatividad, las cuales desarrollan acciones colectivas, produciendo y reproduciendo la cohesión social con el objeto de configurar espacios de pertenencia y apoyo. 111. El término desafiliación proviene de la obra de Castel, Robert. La metamorfosis de la cuestión social. Editorial Paidós, Buenos Aires (1995).El autor distingue entre “exclusión social” al que considera un concepto “inmóvil” y “desafiliación”, que tiene mayor valor explicativo, ya que coincide en que “no confirma una ruptura sino traza un recorrido” social a través de diferentes “zonas” organizadas en torno al trabajo y la inserción relacional: de integrados-estables a vulnerablesexcluidos donde se encuentran los más desfavorecidos.Los sujetos pasan por la desafiliación cuando no tienen participación alguna en la actividad laboral y sufren el aislamiento relacional que ello implica. 112. El concepto de sociedad civil engloba a las ONGs, las organizaciones de base y grupos vulnerables, movimientos sociales y las pymes. Se trata de un conglomerado de actores con una importante capacidad de aglutinarse y que sumados pueden incidir en las decisiones que toman los órganos de Estado. El rol fundamental de la sociedad civil es construir canales de participación y potenciar la inserción activa de los ciudadanos en dichos canales. Procesos básicos que reproducen una democracia real.
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CONTEXTO DE LAS PRACTICAS EN RED Desde las ultimas décadas asistimos al incremento de situaciones de fragilidad y precariedad familiar, un descreimiento creciente en las instituciones, un rechazo a toda forma de participación cívica, una caída de la solidaridad y un individualismo exacerbado. En estas condiciones es visible, aunque aún no cuantificado, una pérdida importante de capital social110 individual, familiar y comunitario que impacta negativamente en la calidad de vida y en la reproducción de las pautas de socialización. Esto se dio en un contexto, tanto nacional como internacional, de fuerte desigualdad en la distribución del ingreso y la riqueza, con pérdida de fuentes laborales. Asimismo, la sociedad presenta un escenario de fragmentación en “minorías aisladas”, que han sufrido “procesos de desafiliación”111, con pérdida de pertenencia social y desvitalización de las relaciones vinculares. Las personas se sienten aisladas, los problemas sociales son vistos como ajenos, y las responsabilidades que se asignan, así como las soluciones que se plantean, son generalmente singulares. No hay un reconocimiento de ser actor de la realidad que a uno lo rodea, sino que se tiende a un rol de espectador. Todo ello conlleva a un estado de apatía y acentuación del individualismo. Esta forma de pensar y de actuar responde al peso de los valores del pensamiento neoliberal predominante en la década de los ´90. Sin embargo, ante estas situaciones de macrodesectructuración de la sociedad en su conjunto, la comunidad comienza a responder con diferentes alternativas a nivel micro, movilizando condiciones de microasociatividad. Los intentos de la sociedad civil112 de articularse para poder dar respuesta a una preocupación, supone activar relaciones entre la familia, la vecindad y las organizaciones sociales, movilizando los recursos disponibles de la comunidad. Ejemplos de ello son los comedores populares, las huertas comunitarias, las guarderías, los clubes del trueque, etc. Las respuestas que surgen desde la sociedad civil parten de una creciente valorización de la iniciativa popular para la resolución de problemas que afectan lo cotidiano; la solidaridad como instrumento para la acción y las estrategias múltiples para la resolución de problemas.
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Así, los procesos organizativos de las personas en situación de vulnerabilidad social (económica, política, cultural, sexual) para lograr responder a sus problemas, necesidades e intereses son vistos como estrategias de abordaje en red. De este modo las redes surgen ante la necesidad de responder colectivamente a problemas no resueltos que afectan a una comunidad. Es por ello que se considera que las redes sociales preexisten, dentro de una realidad dinámica, cambiante113. El descubrirlas nos permite observar el carácter organizado de la sociedad civil. Se entiende que el auge de las redes sociales es continuador de los movimientos contra hegemónicos de los años ´70 y que posibilita en la actualidad un lugar de nucleamiento y articulación de propuestas de organización y funcionamiento de diversos movimientos sociales114. Las redes sociales ayudan a fortalecer y crear los lazos de reconstrucción del tejido social de las comunidades, y son una estrategia válida para el abordaje de la prevención y erradicación del trabajo infantil.
113. Op. cit. (Dabas, 1998).
114. Saidón, Osvaldo. Las redes: pensar de otro modo. En: Op. cit. (Dabas y Najmanovich, 1995).
CONCEPTUALIZACION DE RED SOCIAL En la actualidad se emplea el término red social en una multiplicidad de sentidos que en muchos casos hace que pierda fuerza el significado de este concepto. Por ello se destaca la importancia de dar una noción de red. La idea de red social entreteje dos conceptos íntimamente ligados. Por un lado, la noción de red vincular, construida por las múltiples relaciones significativas que cada persona tiene. Estas pueden ser fuertes y débiles, ya que los vínculos se construyen y alimentan, pero también se destruyen y deterioran. En las redes no se conectan cargos o instituciones; son las personas las que se vinculan. El otro concepto que se pretende destacar es el de red nocional, que es el soporte que posibilita enmarcar nuestras acciones a través de un mismo significado, de una lectura del mundo compartida. No sólo es el marco teórico que sustenta las prácticas, son los valores, principios, convicciones que tenemos de común unión. Por lo tanto, cuando hablamos de redes sociales hacemos referencia al colectivo de personas y organizaciones, quienes voluntariamente intercambian saberes, recursos, esfuerzos y afectos para resolver un problema o satisfacer una necesidad común. La red social implica pues la unión de dos o más personas y organizaciones para trabajar juntos. Nadie participa en las redes en forma obligatoria; la libertad es un principio clave para trabajar en red. La idea de reciprocidad es un concepto clave para entender las redes sociales. Esta es construida sobre la base de la confianza. No se trata de otorgar favores, sino de tejer acuerdos, alianzas, en los que cada uno sienta que da, que aporta, pero, también, que recibe. En la red uno debe tener presente que puede solicitar ayuda, pero también se le solicitará su ayuda.
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En las redes sociales hay una meta que se busca y es compartida por todos, ya que es sentida por el colectivo.
CARACTERISTICAS DE LA RED SOCIAL
115. Op. cit. (Dabas, 1998).
116. Aruguete, Gustavo. Redes Sociales. Una propuesta organizacional alternativa. http://www.practicasgrupales.com.ar. 117. El “poder-hacer” es nuestra capacidad de hacer cosas. Cualquier intento de transformar la realidad involucra el hacer. La capacidad de hacer, el “poder-hacer” se transforma en “poder-sobre”, cuando implica la capacidad de mandar-dominar el hacer de otros. El poder-sobre implica decir a otros lo que tienen que hacer. Los que ejercen el poder-sobre separan lo hecho del hacer de otros y lo declaran suyo. El poder-hacer es siempre social: nuestro hacer depende siempre del hacer de otros y nuestro hacer crea normalmente las condiciones del hacer de otros. La transformación del poder-hacer en poder-sobre implica la ruptura del flujo social del hacer. Holloway, John. Doce tesis sobre el anti-poder en Contrapoder. Una Introducción. Ediciones de Mano en Mano, Buenos Aires (1991).
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La red social implica un proceso de construcción permanente tanto singular como colectivo, que acontece en múltiples espacios y asincrónicamente. Podemos pensarla como un sistema abierto y multicéntrico115. La red social como espacio abierto admite el ingreso y egreso de las singularidades que la componen, porque la red no crece por cantidad de sus miembros sino por la profundidad de los vínculos entre los actores sociales que la componen. Tiene el propósito de ser un encuentro en el que confluyen quienes tienen necesidades e intereses y aquellos que pueden ayudar a resolver los mismos para pensar juntos como incidir en la actuación de quienes participan en la red, multiplicando y potenciando los recursos con los cuales se cuenta. Posibilita de esta manera la creación de alternativas para la resolución de problemas complejos o la satisfacción de alguna insuficiencia e interés de los miembros de la comunidad, en forma solidaria y cogestionada. Se hace de la creatividad y la innovación los ejes de la potencialización de recursos desde una posición de responsabilidad compartida. Una red social tiene el objetivo de co-construir vínculos, relaciones, recursos, proyectos y acciones. La multicentralidad en una red hace referencia al modo de organización. Este se contrapone al modelo tradicional sostenido en el paradigma de las formas jerárquicas de organización corporativa, que centraliza la autoridad y el control116. Las redes sociales apuntan a consolidar una forma de organización del poder en forma de heterarquía, es decir, circular, donde cada uno de los miembros que conforman la red tiene poder en el sentido de poder-hacer (potencia) y no como poder-sobre (potestad)117. El poder es un factor movilizador y de realización porque se entiende que permite lograr o mejorar objetivos siempre que esté al servicio de la acción. Cuando se transforma en dominación cambian los resultados. Pueden alcanzarse las metas, pero se resienten los vínculos. Surgirá el conflicto, ya que existen intereses opuestos en una relación de dominación. El conflicto, en este caso, es el síntoma de una forma de relacionarse en la cual el poder no circula ni se logran las metas del conjunto, sino que predominan intereses personales o sectoriales. Por otra parte, los conflictos pueden ser manifiestos, cuando se explicitan o pueden estar encubiertos o latentes; en estos casos interfieren aunque no se evidencien. Muchas veces aparecen síntomas que pueden hacernos pensar en la presencia de conflictos latentes, como por ejemplo, dificultades para reunirse, comunicaciones confusas, clima enrarecido en las reuniones, respuestas inesperadas o participaciones fuera de lugar, incumplimiento de acuerdos, etc. El conflicto puede perdurar o llegar a una resolución satisfactoria para las partes.
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Asimismo cuando el poder empieza a ejercerse aparecen fuerzas que se le enfrentan: líneas de resistencia que fijan límites a ese poder. Los vínculos en relación al poder siempre son oscilantes y asimétricos. Hablar de poder nos lleva a hablar de liderazgo. Siempre en un conjunto de personas o instituciones prepondera por capacidad de acción o coacción algún participante. En las redes el poder de liderazgo, de dirección, circula, no se concentra. No se estanca en un participante determinando un rol fijo, sino es ejercido alternativamente por aquel más adecuado a la tarea o la situación. Es decir, que el poder va circulando en relación a las actividades y tareas que se presentan. Esta consideración demanda que los sujetos sean polivalentes y capaces de adquirir diferentes competencias, integrar conocimientos provenientes de otros saberes, lo que se logra con el tratamiento conjunto de los temas y la estimulación del proceso de enseñanza-aprendizaje en común. La mayoría de nuestras acciones no podemos realizarlas solos, vivimos inmersos en múltiples redes y para poder sostenerlas es imprescindible actuar éticamente, saber compartir y, por lo tanto, aprender a convivir de un modo diferente al que estamos acostumbrados. La idea de interdependencia está vinculada a la de complementaridad. Las redes sociales, dijimos, tienen un fin, el cual no reemplaza ni colisiona con los fines de las personas y organizaciones que las integran, ni modifica las funciones o las estructuras formales particulares de los miembros que las componen, sino que las complementan, aunque introduce cambios profundos en la concepción y funcionamiento de las mismas. Las redes sociales tienen que ver con una forma de abordaje e intervención en el trabajo. El pensar y trabajar en red apunta a organizar la heterogeneidad, respetando la autonomía y la diversidad entre sus miembros, a construir relaciones horizontales, asumiendo derechos y responsabilidades. Por eso, es importante definir claramente el papel de cada participante y que los otros lo tengan presente. Podríamos enumerar una serie de características que envuelve a las relaciones de los actores sociales que conforman una red: ■ Espíritu de participación voluntaria y democrática. ■ Ejercicio conjunto en la toma de decisiones. ■ Disponibilidad para dar u ofrecer. ■ Cooperación mutua. ■ Compromiso con el grupo. ■ Polivalencia en la funcionalidad. La coordinación de acciones conjuntas para la resolución de una necesidad y/o problema colectivo, necesita que se dé dentro de un marco en el que los miembros de una red puedan: ■ Identificar mutuamente las necesidades y/o problemas comunes. ■ Compartir valores y principios semejantes. ■ Mantener una repetida y frecuente interacción.
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Ser capaces de mantener relaciones confiables. Compartir líneas comunes de acción. ■ Encontrar el convencimiento mutuo de que hay poca ganancia en trabajar en forma fragmentada y aislada. ■ ■
118.Dabas, Elina.Red de Redes.Las prácticas de la intervención en redes sociales. Editorial Paidós, Buenos Aires (1993).
La perspectiva del pensar y trabajo en red constituye un proceso del cual es interesante apropiarse, no para modelizarlo sino para continuar construyéndolo con todos los agentes sociales involucrados en él118.
COMPONENTES FUNDAMENTALES DE UNA RED SOCIAL En la red existen una serie de elementos que permiten reconocer y fortalecer a quienes participan en ella. Se puede establecer que aquella está compuesta por: ■ Nudos: punto o tema de contacto que une a los miembros de una red. ■ Nodos: personas, grupos u organizaciones que conforman la red. ■ Lazos: recursos, ideas, experiencias, conocimientos que tienen las personas que conforman una red. ■ Sistema de vínculos: conjunto de relaciones entre los nodos. Es lo central en la red. La red no es un conjunto de nodos, sino más bien un sistema de vínculos. ■ Intercambio: en la relación entre los nodos se produce un intercambio. Este intercambio puede ser en el plano afectivo/emocional, social, material, financiero, etc. Cada uno con diferentes tipos de combinación en esas relaciones, ya sean densas o débiles, recíprocas o no recíprocas, etcétera. ■ Respuesta social: el proceso de intercambio produce diferentes tipos de respuestas ante las necesidades de los nodos.
DIMENSIONES BASICAS DE UNA RED SOCIAL Para caracterizar a las redes sociales se pueden distinguir analíticamente dos tipos de propiedades: las morfológicas o de estructura, que son patrones de lazos que distinguen a una red de otra, y las interactivas o funcionales que hacen referencia a la interacción dentro de la red. Dentro de las primeras encontramos las dimensiones: ■ Anclaje: punto de orientación de una red. Es usualmente algún individuo específico a focalizar. ■ Tamaño: hace referencia al número de personas que pertenecen a la red. ■ Densidad: es el número de relaciones diádicas (de a dos) que existen entre los miembros de la red. ■ Naturaleza de la relación: se refiere a la conexión entre los miembros para conocerse entre sí. Debe desarrollarse una percepción de socio y no de adversario de los otros. Siempre hay características comunes que hacen a la cercanía
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de las relaciones, y características diferentes que establecen distancias y a la vez identidades singulares, únicas de cada miembro. ■ Identidad: la red va desarrollando progresivamente una identidad propia como producto de la amalgama de las características de sus miembros y la historia compartida, que marcan el perfil del grupo. ■ Intensidad: el grado de confianza recíproca de los miembros es fundante de los lazos de ayuda mutua119. ■ Sentimiento de vínculo: es el conjunto de criterios psicológicos que hacen al funcionamiento de una red, es el sentimiento de los actores de sentirse vinculados a ella. ■ Visibilidad: la red debe desarrollar su visibilidad a nivel local, provincial, nacional e internacional, dependiendo del problema y área en los cuales desarrollará su vida. Este aspecto es muy importante, pues establece la existencia social de la red y la conecta con otras instituciones, e incluso con otras redes. ■ Dispersión: grado de facilidad o dificultad en la que los miembros se mueven hacia metas. Las redes pueden a veces contener e inmovilizar a sus miembros si no se dinamizan y movilizan hacia objetivos comunes. ■ Reciprocidad: solo si los intercambios al interior de la red son de doble vía la red podrá persistir. Es fundamental que exista un equilibrio en el uso de los recursos. La partición debe ser equitativa y ordenada, y a los fines de responder a los problemas trabajados. La participación se basa en la confianza mutua y en sentir afinidades con los otros que moviliza a acercarse. ■ Heterogeneidad: mientras más variados y diversos sean los recursos disponibles en una red, mayor será su accionar y eficacia. Para ello es necesario realizar un inventario de los recursos tangibles e intangibles, experiencias y habilidades que cada persona pueda aportar a resolver la problemática que los moviliza. ■ Satisfacción: para que la red sea operativa, entre sus actores deben predominar las relaciones de tipo cooperativo sobre las de tipo competitivo o conflictivo. Así habrá un buen nivel de satisfacción de las necesidades de los miembros de la red. Es necesario, por lo tanto, establecer indicadores de resultados para una evaluación de los planes y objetivos programados. Las relaciones cooperativas se basan en la solidaridad y en un manejo del poder no centralizado sino democrático. A veces se compite por resistencia a compartir el control sobre algún recurso sea material, financiero o intangible, como ocurre muchas veces con el tema de la autoría de un proyecto o el manejo de algún recurso. ■ Frecuencia de contacto: diseñar encuentros y acciones por parte de los miembros a fin de mantener una mayor frecuencia en los contactos. Sin embargo, esto muchas veces depende de la localización de los miembros de la red. Por ello es fundamental focalizar los temas de los encuentros ya que muchas veces no puede aumentarse la frecuencia de contacto. ■ Territorialidad: todas las dimensiones anteriores deben trabajarse en estrecha conexión con el territorio de pertenencia de las personas y las organizaciones.
119. La confianza es la hipótesis sobre la conducta futura del otro que ofrece seguridad suficiente para fundar en ella una práctica compartida. Esta dimensión es fundamental en la red; su ausencia impide el crecimiento de una red.
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Dentro de la dimensión funcional, que destaca el para qué de los contactos, encontramos los siguientes aspectos: ■ Ayuda: las acciones de los miembros de la red ayudan a los destinatarios de aquellas. La ayuda puede manifestarse en torno a bienes tangibles o materiales o bienes intangibles, bienes inmateriales socio-afectivos. ■ Consejo: es un tipo de intercambio que consiste en proporcionar información sobre como conseguir las metas personales o grupales. Algunos miembros de la red solo son convocados para trasmitir su experiencia y no actuar a nivel operativo. ■ Retroinformación: proporcionan información evaluadora de lo que se ha hecho. Aquí como en el consejo se marcaría una función más distante de la acción por parte de los miembros evaluadores. Correspondería a una mirada externa de cómo va el proceso interno. En esta dimensión funcional hay que destacar que la comunicación que ha de desarrollarse debe ser transparente y lograr una democratización de la información. El tema de la comunicación es fundamental en toda relación humana y es muy común que se presenten problemas por fallas en la comunicación. La información también es un recurso por ello su posesión también genera un poder que puede utilizarse con fines personales/institucionales (guardarse para si) o para que todos los miembros de la red entiendan y operen mejor sobre la situación (compartir).
TIPOS DE RED SOCIAL En la realidad existen redes sociales de carácter formal e informal. La línea divisoria la constituye la toma de conciencia de su existencia, sobre todo por parte de los propios actores involucrados y su grado de organización. Es decir, cuando la red pasa por un momento en que se fijan sus objetivos en conjunto para fundarse a sí misma construyendo su identidad propia es que adquiere el carácter de formal. 120. Op. cit. (Chadis, 2000).
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Según su contexto las redes pueden clasificarse en120: ■ Redes primarias: son los mapas mínimos que incluye a todos los individuos con los que interactúa una persona. Componen la suma de todas las relaciones que un individuo percibe como significativas o define como diferenciales de la masa anónima de la sociedad. Son los vínculos personales de un individuo. Dentro de este mapa mínimo encontramos un “círculo interior de relaciones íntimas“, tales como los miembros de la familia nuclear y de la ampliada; un “círculo intermedio de relaciones personales” integrada por amigos y parientes; y un “círculo externo de relaciones ocasionales“ con poco compromiso, sin intimidad, como ser las relaciones profesionales o laborales, compañeros de estudio y vecinos.
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Redes secundarias: son aquellas que tienen lugar en un contexto más lejano a este grupo primario y que se rigen por una menor proximidad. Las relaciones se entablan con características más periféricas respecto a las redes primarias, pero no por ello dejan de ser significativas. Pueden proporcionar consejo y orientación para que la red primaria pueda lograr sus objetivos. Son los grupos recreativos, las relaciones comunitarias y religiosas y las relaciones laborales o de estudio. ■ Redes institucionales: junto con las redes secundarias, se hallan en “una disposición exógena“. Su distancia en cuanto al criterio de relación es mayor y el trato con las mismas es indirecto. Estas redes están integradas por instituciones u organismos que tienen recursos (humanos, técnicos y/o financieros), que los ponen al servicio de un proyecto conjunto. La diferencia con las otras redes es de status, es decir, de posición social ya que los compromisos asumidos se realizan institucionalmente y no personalmente. ■
De acuerdo a quienes la compongan podemos diferenciarlas en: ■ Redes unisectoriales (organizaciones gubernamentales, organizaciones no gubernamentales, organizaciones barriales, etc.). ■ Redes multisectoriales (participación de diversos sectores). Finalmente pueden definirse por su alcance territorial siendo redes: ■ Locales. ■ Provinciales. ■ Nacionales. ■ Internacionales.
FASES EN LA FORMACION DE UNA RED SOCIAL A la hora de constituir una red social es importante que se tenga en cuenta una serie o secuencia de fases que ayudan a lograr el crecimiento y desarrollo individual y colectivo de quienes la constituyen121. Podemos considerar una serie de fases para la formalización de una red social. En la fase inicial o de creación es un momento en que se activa a los actores significativos en torno al asunto que interese trabajarse. Es una instancia para conocerse, establecer vínculos, dialogar en torno a una necesidad común que los ha acercado. Una vez superada esta fase empieza a sentirse confianza e interés por trabajar juntos, por definir quienes conforman la red, por marcar algunas pautas de funcionamiento. Esta fase es denominada de formación. El tiempo y la calidad de los intercambios va determinando si la red pasará a la fase de fortalecimiento o se irá desarticulando, debilitándose, perdiendo operatividad. Como todo ser vivo, la red como colectivo de personas debe ser cuidada por todos los que se sientan responsables de emprender el proyecto conjunto. En esta
121. Ver anexo “Fases en la formación de una red social”.
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etapa de fortalecimiento se mapea los recursos con los que se cuenta, se identifican las responsabilidades según áreas de relación y componentes y se realiza una planificación de objetivos cuyos resultados están en estrecha dependencia con las acciones de cooperación de cada uno de los participantes. La última fase, de operatividad, es la etapa de realización de los planes propuestos. Asimismo esta fase es la que permite una evaluación de lo actuado. Las distintas fases enunciadas no son secuencias líneales que deben seguirse. Estas sirven para organizar y monitorear el grado de profundidad de la red social. Decimos esto porque tejer una red no puede pensarse independientemente de los tejedores. Son los miembros de una red quienes la van configurando y definiendo.
VENTAJAS Y RIESGOS EN LAS PRACTICAS EN RED SOCIAL
122. El término empoderamiento tiene diferentes significados de acuerdo al contexto social y político en que se defina. Los términos que se asocian a empoderamiento incluyen: auto-fortalecimiento, control, poder propio, auto-confianza, decisión propia, vida digna de acuerdo a los valores de uno mismo,capacidad para luchar por los derechos de uno mismo, independencia, tomar decisiones propias, ser libre, despertar, y capacidad,entre otros.El empoderamiento es relevante tanto a nivel individual como colectivo.En un sentido más amplio, empoderamiento es la expansión en la libertad de escoger y de actuar. Significa aumentar la autoridad y el poder del individuo sobre los recursos y las decisiones que afectan su vida.
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El trabajo infantil se presenta en forma compleja y multideterminada, por lo que no es posible abordarlo eficazmente desde una sola perspectiva o institución. Es decir, ninguna institución u organización puede resolver por sí sola esta problemática social. El trabajo en red permite superar las prácticas fragmentadas en relación al trabajo infantil que generan superposición de recursos humanos, técnicos y financieros. A través de las redes podemos optimizarlos, superando los escasos y limitados recursos disponibles de cada institución y/o organización. La coordinación de esfuerzos frente a una problemática en común permite lograr un mayor impacto y una lógica de empoderamiento122 de los actores sociales, que a veces resulta un descubrimiento de capacidades nuevas de cuya posesión no eran conscientes. El empoderamiento marca un fortalecimiento de los actores tanto a nivel individual como colectivo. La perspectiva de trabajo en red permite una mayor aprehensión de la realidad, enriquecida a partir de las diferentes miradas y de los aportes de otras instituciones y organismos. Además, logra que las actores sociales se distancien de su cotidianidad, al generar un espacio de reflexión de las prácticas desarrolladas. Las redes sociales producen un efecto multiplicador de actividades y proyectos, y dan mayores garantías de continuidad de las mismas, pues la responsabilidad compartida salva las interrupciones o discontinuidades de los miembros en forma individual. No sobrecarga de trabajo, ya que el aporte específico de una institución alivia el trabajo de otra. Asimismo, permite que la evaluación de los procesos y resultados de las acciones realizadas tenga una mayor profundidad por el aporte interdisciplinario e interinstitucional. Una red fortalecida en su capacidad de co-gestión genera reconocimiento social, posicionándose como referente de apoyo para otras personas, instituciones y organizaciones. Esta visibilidad y presencia social a nivel local, provincial, nacional y/o internacional hace que se constituya en una voz de información, de denuncia y de proposición sobre la problemática que aborda. Es necesario que
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la red social emerja a la luz de la sociedad para que su efecto sinérgico sea comenzar a visibilizar la problemática del trabajo infantil. Sin embargo, es importante reconocer que para lograr las ventajas de pensar y trabajar en red se necesita que existan ciertas condiciones previas al interior de la red, las cuales pueden ser123: ■ Disponer de una estructura básica: es importante definir los niveles de autoridad, decisión y comunicación que permita una coordinación fluida. ■ Normas de trabajo: definición de funciones de cada participante, procedimientos de trabajo, los límites de los enfoques de trabajo o temas y normas de trabajo que se necesitan para “marcar la cancha” en el trabajo conjunto. ■ La participación debe ser equitativa y ordenada. ■ Inventario de necesidades, recursos y habilidades: se deben tener identificados los recursos, experiencias y habilidades con que cada miembro cuenta para contribuir a la red. Igualmente es posible realizar un inventario de necesidades de cada uno. ■ Planes de acción especialmente en el caso de las redes formales se hace necesario establecer un proceso planificador participativo que permite el ordenamiento de acciones. ■ Indicadores de resultados: es importante fijar indicadores de resultados para monitorear el trabajo que se está haciendo y evaluar el cumplimiento de los objetivos propuestos. Se debe recordar que al dejar de satisfacerse las necesidades de los miembros, la participación y compromiso de estos decrecerá. ■ Precauciones que se deben tener al trabajar en red: existen algunos riesgos potenciales en el trabajo en red que deben ser tomados en cuenta para ser resueltos en el caso que aparezcan. Están relacionados con los factores culturales que influyen sobre el ser humano: la resistencia al cambio, las posiciones rígidas, la autosuficiencia, el temor a perder el ejercicio del control y el poder, la competitividad, la falta de tolerancia a la diversidad y la legitimidad del otro. Riesgos que impiden reconocer las ventajas del trabajo en red.
123. Solís Paz, Mauricio y Martínez Hinojosa, Magadalena. Des-Enredando el Cambio. Manual para el desarrollo de Redes de Trabajo. MAP Internacional, Oficina Regional para América latina, Ecuador (1999).
Ante ello puede ser efectivo tomar una serie de consideraciones que permitirán no volver a la etapa previa de fragmentación y aislamiento. Por ejemplo, se debería evitar que siempre las responsabilidades recaigan en una sola persona, institución u organización; procurar mantener un espacio en que participen todos los miembros; reconocer que el proceso de democratización de las relaciones sociales cuesta y lleva su tiempo; evitar la lucha de poderes por direccionar a la red; y evaluar el proceso de trabajo realizado. La organización en red es una apertura hacia un espacio de participación don-
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de el proceso de diálogo y toma de decisiones se fundamenta sobre los principios de proponer y no imponer, de convencer y no vencer. La toma de decisiones por medio del consenso es la oportunidad de escuchar y ser escuchado de igual a igual, de comprender que hay otros diferentes, con pensamientos diferentes y que si se llega a un acuerdo común se está dando el consentimiento, asumiendo que aún existan diferentes formas de ver las cosas. Es necesario reconocer al otro y no de “vencerlo para ganar”. Se busca la cooperación para que se construyan relaciones en las que si uno gana es porque el otro también gana, donde no hay perdedores. No se debe buscar “ganar al otro” sino intervenir con el otro. Sin embargo, no basta con la capacidad de saber proponer sino que es necesario, cuando lo amerite, saber renunciar a algo para obtener lo que se quiere.
A MODO DE CIERRE En una época en que el ser humano necesita endiosar todo (el mercado, la televisión, etc.), el abordaje desde la perspectiva de las redes sociales no pretende ser una moda o panacea, más bien pretende ser una pregunta para situarnos críticamente ante nuestras acciones del pasado y buscar alternativas de acción mediante procesos de inclusión de otros actores sociales, evaluando los resultados con los “parámetros” creados para tal efecto.
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No creemos que el trabajo en red por si sólo pueda resolver la problemática del trabajo infantil, pero sin lugar a dudas posibilita un nivel de intervención que nos permite superar nuestras prácticas individualistas y fragmentadas. Esta propuesta para el abordaje del trabajo infantil pretende ser una instancia de organización a considerar por aquellas personas e instituciones comprometidas con la defensa de los derechos del niño y la niña.
apéndice
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INTRODUCCION El trabajo infantil como una problemática social compleja necesita de una intervención que sea una herramienta de acción colectiva para transformar las situaciones de vulnerabilidad de los derechos del niño y la niña. La intervención en trabajo infantil amerita una toma de conciencia sobre el papel que cada agente social tiene en relación con esta problemática. Las particularidades que adquiere el trabajo infantil a través de sus diferentes modalidades nos hace pensar que cada niño o niña que trabaja es diferente a los otros por lo que no es posible realizar una intervención sin tomar en cuenta las singularidades que se presentan en cada caso. La intervención en el trabajo infantil quiere indicar una iniciativa, un hacer para, un encaminar las situaciones hacia un objetivo para adoptar alguna contribución o cambio124. Para ello es fundamental contar con una metodología de intervención a fin de evitar efectos no deseados: potencializar la invisibilidad y la peligrosidad del trabajo infantil, revictimizar a los niños y las niñas, etcétera. Las medidas o acciones más apropiadas en relación al trabajo infantil deberán tomar en cuenta una multiplicidad de dimensiones, a fin de actuar no sólo sobre el emergente del problema, lo visible, sino también con relación al origen o los factores que condicionan el trabajo infantil. Es fundamental, además, que el proceso de intervención continúe a través de un seguimiento de las medidas efectuadas a fin de verificar su cumplimiento y efectos.
EL AGENTE DE INTERVENCION SOCIAL La problemática del trabajo infantil amerita una toma de conciencia de las personas y organizaciones que intervienen en esta temática. La toma de conciencia de los agentes de intervención con niños y niñas que trabajan implica que: ■ consideren al niño y la niña como sujeto de derechos; ■ sean conscientes de los factores que generan el trabajo infantil y sus consecuencias; ■ tengan una formación continua sobre la temática de niñez y trabajo infantil; ■ posean sensibilidad y compromiso con el niño y la niña que trabaja; ■ actúen con un rol promocional-preventivo y no punitivo-represivo; ■ estimulen la acción participativa de la comunidad, de forma tal que esta se apropie de la problemática del trabajo infantil y coadyude a buscar nuevas respuestas superadoras de esta situación; y
124. Sanicola, Lía. Redes sociales y menores en riesgo. Solidaridad y servicios en el acogimiento familiar. Editorial Lumen-Hvmanitas, Buenos Aires (1996).
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puedan ser flexibles, capaces de revisar sus estrategias y adecuarse a la realidad del momento.
Por ello, es necesario al intervenir en lo social preguntarse por qué actúa, para qué, a favor de qué o quién y cómo. Un buen hacer de las prácticas que desarrolla una agente social, es decir con la posibilidad de transformar la realidad, necesita de una reflexión permanente sobre el trabajo que lleva a cabo. Reflexión que permita volver a las prácticas mejorándolas y con mayores elementos de análisis. Hacer una revisión de las acciones permite corregir, mejorar y evaluar lo hecho, reprogramando un nuevo caminar.
INTERVENIR DESDE LA SINGULARIDAD
125. Carballeda, Alfredo J. La intervención en lo social. Exclusión e integración en los nuevos escenarios sociales. Editorial Paidós, Buenos Aires (2002).
126. Op. cit. (Carballeda, 2002).
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Tradicionalmente, las intervenciones realizadas en el espacio de lo social se desarrollaron sobre supuestos teóricos que construían poblaciones homogéneas y que daban respuestas únicas ante los interrogantes sobre los problemas sociales. En la actualidad se plantea desde nuevos paradigmas la necesidad de revisar los enunciados generales de la intervención social. Surge así un nuevo enfoque que busca remitirse a lo local, lo singular, lo microsocial. La intervención en lo social muestra la necesidad de un trabajo de elucidación, de indagación alrededor de la lógica del acontecimiento que se origina en el momento de la demanda hacia ella, y en el camino de reconocer la presencia de la historia en el presente, confiriéndole así historicidad al acto de intervenir125. Este enfoque de lo microsocial no implica dejar a un lado lo macrosocial, sino intentar construir un instrumento metodológico que permita dar cuenta de la singularidad. La población infanto-adolescente con la que se interviene no constituye un colectivo uniforme ni homogéneo, sino que la diversidad y la heterogeneidad son recurrentes. Teniendo en cuenta esto, importa preguntarse si no es necesaria un reformulación de las prácticas con niños y niñas que evite rótulos y etiquetamientos. Cada niño o niña tiene una identidad propia que hace que se diferencie de sus pares. Las diferencias de género, por otra parte, marcan rasgos particulares para ambos. Por ello debe tenerse en cuenta la subjetividad de los niños y las niñas más allá del trabajo, la historia de vida de cada uno. La acción de recurrir a la singularidad de los niños y las niñas permite comprender y explicar la construcción del mundo de aquellos. Además constituye para la intervención un aporte relevante. El acceso al micromundo de los niños y las niñas que trabajan se relaciona con un determinado contexto, en el cual lo microsocial se encuentra atravesado por lo macrosocial pero, a su vez, este juego de interrelaciones se encuentra signado por la historicidad del espacio o territorio y por una serie de aspectos socioculturales que en la actualidad se presenta como sumamente complejos126. La intervención social con niños y niñas que trabajan requiere un conocimiento profundo sobre la problemática, pero también necesita de una metodología de
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intervención que ordene la acción y que evite riesgos tales como la revictimización, la judicialización, o la posibilidad de que los niños y las niñas reingresen a otras modalidades de trabajo infantil.
METODOLOGIA DE INTERVENCION La intervención social con niños y niñas que trabajan requiere un conocimiento específico sobre la problemática, pero también necesita de una metodología de intervención. La metodología de intervención es un conjunto de procedimientos que ordenan y dan sentido a la intervención social, pero fundamentalmente es una estrategia flexible que articula la acción especifica de los actores sociales vinculados a la problemática, en cuestión, con el contexto. Una estrategia que permite una reflexión dialéctica y crítica sobre las situaciones problemáticas sobre las cuales se establece la intervención127. La metodología a utilizar junto con el conocimiento sobre el trabajo infantil, debe permitir develar la complejidad que tiene esta problemática. Una metodología que aborde un problema social como el trabajo infantil debe valerse tanto de la afectividad como de la racionalidad, para que ambas confluyan en una intervención que implique un compromiso activo con el niño o la niña que trabaja y que ponga en juego la capacidad para actuar. A la vez, la intervención va a estar signada por la especificidad profesional de cada agente. En el modelo que proponemos, de carácter interdisciplinario, confluyen los saberes del inspector de trabajo, el operador social y otros agentes sociales. Así, el primero aporta sus conocimientos del mundo del trabajo, de la normativa legal, a la vez que ostenta la autoridad y competencia para acceder y actuar en las unidades productivas. El segundo pone en juego sus saberes teóricos y vivenciales sobre la problemática social, su expertiz para operar con grupos sociales en situación vulnerable y su conocimiento de los recursos institucionales existentes. Si bien lo deseable en la intervención interdisciplinaria es el abordaje conjunto, en los casos en que esto no sea posible, tanto el inspector como el operador tendrán en cuenta la posibilidad de incorporar otras disciplina e instituciones para la búsqueda de soluciones. En el nivel de abordaje individual, es decir, cuando la unidad de trabajo es el niño o la niña que trabaja, la entrevista es la herramienta metodológica privilegiada, por lo que incluimos algunas consideraciones que pueden aportar elementos para una mejor intervención. Si bien estas consideraciones están pensadas para la tarea inspectiva, pueden significar también un aporte para los operadores sociales.
127. Rozas Pagaza, Margarita. Una perspectiva metodológica de la intervención en Trabajo Social. Espacio Editorial, Buenos Aires (1998).
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LA ENTREVISTA EN EL PROCESO DE INTERVENCION En una entrevista, no sólo cuenta lo qué se dice sino también para qué, cómo y cuándo se dice. Es importante el uso de la palabra, la voz, el silencio, la pausa, los gestos y la postura corporal. Todos estos componentes arman el acto comunicacional de la entrevista. Para lograr que en la entrevista se produzca un verdadero proceso de comunicación entre personas es fundamental, teniendo en cuenta la difícil tarea que encararan los agentes sociales, que el tiempo en la entrevista sea aprovechado lo mejor posible. ■
Elementos y características de la comunicación en una entrevista
Para mejorar las habilidades al momento de entrevistar a una persona es bueno tener presente cuales son los elementos y características del proceso comunicativo. Se consideran como elementos de un proceso de comunicación al emisor, al receptor, el mensaje y el canal por el cual se trasmite el mensaje. En un diálogo el emisor y el receptor se alternan y el mensaje se va construyendo. En un proceso de comunicación se ponen en juego tanto el cuerpo y la emoción como el lenguaje. Estos elementos establecen entre si relaciones de coherencia, lo que acontece en uno de ellos condiciona a los otros: se comportan entre sí de manera congruente y se influencian mutuamente. El problema surge cuando no se comportan de manera congruente, es decir, con el lenguaje expresamos un parecer y con el cuerpo, el parecer contrario. Por ejemplo, manifestamos verbalmente estar contentos, pero nuestra cara y cuerpo expresan tristeza. Los estados de ánimo y las emociones son predisposiciones para la acción y se trasmiten a través del lenguaje y del cuerpo. Por ejemplo, si nuestro estado de ánimo es de confianza, se estrechan las posibilidades de coordinar acciones con esa persona o con otras, y nos acercaremos físicamente. Cada conversación trae determinado estado de ánimo. Una conversación es una conjunción entre lenguaje y emoción. ¿Por qué es importante esto? Porque en una entrevista, o sea un proceso de comunicación, no cuenta solamente lo que se dice sino cómo se dice, en qué contexto, bajo qué circunstancia. Tiene importancia no solamente el discurso (la palabra), sino también la voz (tono-volumen), el uso de los silencios, las pausas, el momento de intervenir. Como así también son importante los gestos, la respiración, la postura corporal: estos componentes que arman el acto comunicacional y favorecen o entorpecen el buen entendimiento y el acuerdo. Cuando en la comunicación coinciden coherentemente los gestos, la voz, y las palabras, el significado del mensaje que queremos transmitir se refuerza. ■ La atmósfera de la entrevista El agente social que realiza la entrevista debe tener presente que el niño o la niña puede o no aceptar ser entrevistado, luego de haberle informado la finalidad de la entrevista. Hay que respetar el derecho del niño y la niña a hablar o permanecer en silencio.
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Se trata de no intervenir forzadamente, sino de esperar el momento adecuado. Para lo cual, al iniciar la intervención, se buscará una “atmósfera” apropiada. Para encontrar el momento adecuado se debería buscar aquello denominado rapport o sintonía: es una relación en la cual hay armonía, acuerdo, afinidad. Cuando uno quiere establecer un rapport tiene que tener algo en común o tiene que crear una base común compartida. La relación armónica creada sobre esta base es una condición favorable para cualquier intercambio. En una relación armónica la persona se abre a la comunicación y responde más a las propuestas. Establecer rapport es un paso importante y necesario para el desarrollo de una buena comunicación, los buenos comunicadores lo logran espontáneamente; sin embargo, puede conseguirse también, teniendo en cuenta algunos parámetros de la persona con la que me estoy comunicando. Los tipos de rapport o la búsqueda de espacios compartidos se pueden lograr: Con lo corporal: ■ postura: en espejo, directo, cruzado. ■ movimiento: de los ojos, de las manos, del cuerpo. ■ respiración: ritmo, lugar, intensidad. Con la voz: ■ ritmo: rápido, medio, lento. ■ tono: agudo, llano, grave. ■ volumen: fuerte, medio, débil. ■ claridad: clara, sonora, dulce, fuerte. ■ timbre: velado, débil, ronco, gangoso, nasal. Con el lenguaje oral: ■ predicativos: verbos, adjetivos, adverbios.
Esta exploración sirve para comprender cómo el otro, nuestro interlocutor, se maneja, con qué parámetros, para poder seguirlo. Esto se llama acompasar, es el proceso para lograr y mantener el rapport, para lo cual es necesario observar a la otra persona y seleccionar los aspectos de su lenguaje no verbal (cuerpo y voz). Para esto es necesario adaptar el propio lenguaje corporal y tonal al ritmo y características del otro; esto se llama espejar. Para ir espejando al otro es útil tener en cuenta los siguientes ítems: posturas, gestos, ritmo respiratorio, ritmo del habla, tono de voz y volumen. Intentar crear un clima físico y psíquico apropiado será fundamental para lograr una buena atmósfera. Por lo tanto, en cuanto al ambiente físico, se deberá tener en cuenta una serie de factores que podrían obstaculizar la entrevista. Se tomará en consideración que no haya mucho ruido en el ámbito laboral, ni adultos desplazándose u observando la situación, que el agente social no esté realizando la entrevista parado y el niño o la niña sentado, etc. Se debe tratar en la medida de lo posible de
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128. Freire, Paulo. Los Educadores de la Calle. UNICEF, Brasil (1986).
129. El conjunto de espacios-temporales-relacionales son los lugares que frecuentan, los horarios en los que transcurren sus vidas y los vínculos personales que tiene cada niño o niña.
buscar un lugar donde el niño o la niña se sienta cómodo, en el que no haya nadie que lo pueda llevar a inhibirse, ponerse incómodo o inseguro. No obstante, puede ser que en la entrevista participen otros niños y niñas con los que haya lazos de afinidad. Esto permite que quien está siendo entrevistado se pueda soltar y que se logre crear un ambiente grupal en el que el entrevistador se pueda formar una idea sobre la situación e identificar problemas comunes. En cuanto al clima psíquico será indispensable crear con los niños y las niñas un lazo de confianza a través de la buena predisposición, la transmisión de afecto, la generación de un espacio en que se sientan apoyados y contenidos, etcétera. Si por el contrario, el abordaje es a través de pautas coercitivas, los resultados serán mínimos. Deben evitarse situaciones que sean percibidas por parte del niño o la niña como una “exigencia” o intimidación. Asimismo, habrán de buscarse si fuera necesario todos los mecanismos para que no sean reprendidos o sancionados por sus empleadores, padres u otros adultos por el hecho de participar en la entrevista. Por otra parte, en una entrevista el agente social debe dejar de lado sus prejuicios, evitando hacer comentarios o juzgar los actos y/o las formas de pensar o vivir del niño o la niña que trabaja. En ocasiones existe el riesgo de una “invasión cultural” por parte del agente social; es decir, se invade lo cotidiano del otro con su comprensión o con la comprensión del mundo generada en su cotidianidad128. Uno se acerca al niño o la niña y no toma en cuenta lo cotidiano de el o ella y le impone su propio sistema de valores, creencias, etcétera. El percibir la cotidianidad del niño o la niña debe llevar a que se vaya más allá del problema del trabajo en sí; se tiene que conocer el conjunto de espaciostemporales-relacionales129 en el que ellos interactúan y van construyendo su personalidad. Sólo desde este enfoque contextual se podrá encontrar y crear soluciones convenientes. ■
130. Cáceres C. Leticia; Oblitas B., Beatriz; Parra P., Lucila. La entrevista en Trabajo Social. Espacio Editorial, Buenos Aires (2000).
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Los procesos de la entrevista
En una entrevista existen una serie de procesos que pueden ser diferenciados como: de interacción, de recolección de información y de registro. Estos procesos se interrelacionan e influyen mutuamente. En el proceso de interacción debe lograrse un mutuo entendimiento entre el agente social y el niño o la niña entrevistados que se manifiesta en el interés y atención por expresar y escuchar, por contar y oír130. La entrevista como acto de interacción implica un intercambio de comunicación verbal y no verbal. Hay una comunicación cruzada de ideas, actitudes, gestos, sentimientos, información, silencios, etcétera. La empatía, es decir, la posibilidad de poder conectarse con el problema del niño o la niña que trabaja, es condición básica para que se dé una verdadera interacción social. Para el proceso de obtención de información es muy importante el momento previo a la entrevista, es decir cuando se elaboran y seleccionan las preguntas. Éstas deben ser claras, sencillas, motivadoras, evitando que generen conductas
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defensivas en el entrevistado131. Saber preguntar debe ser una cualidad del entrevistador. El agente social que realiza la entrevista debe reconocer que el abordaje a un niño o una niña es diferente que el de un adulto. Por eso debe aprender a entablar un vínculo de confianza. Al inicio de la entrevista es conveniente hacerlo con una pregunta abierta y general, que quizás no tenga relación con la problemática del trabajo infantil, sino con las vidas, las costumbres del niño o la niña. ■ ¿Jugás al fútbol? ¿De qué cuadro sos? ■ ¿Te gusta la música? ¿Cuál es tu grupo preferido?
131. Op. cit. (Cáceres; Oblitas; Parra, 2000).
También, puede considerarse que mediante alguna actividad gráfica o algún juego el niño o la niña puedan expresar una situación. Estos son recursos eficaces para establecer la comunicación, sobre todo con los niños y las niñas más pequeños. El momento inicial es importante para tener un buen acercamiento y generar un clima acogedor. Así, se facilitará un adecuado desarrollo de la entrevista. Lo importante es “romper el hielo”, para pasar a una fase donde se pueda contar con toda la información posible para comprender en su complejidad la problemática. Puede ser conveniente realizar preguntas abiertas que no lleven a respuestas acotadas. Por ejemplo, va a ser más útil preguntarle al niño o niña qué hace durante el día en lugar de preguntar si va a la escuela. O qué hace los fines de semana en lugar de si los fines de semana trabaja. Igualmente con quién vive o cómo es su familia y no si tiene padres o hermanos. Las preguntas abiertas permiten obtener un abanico de datos y resultan menos persecutorias que las cerradas. Se avanzará, en caso de ser necesario, intercalando preguntas cerradas, cuando deba precisarse algún dato. El agente social, de acuerdo al proceso de la entrevista prevista, va adaptándola de manera flexible. Debe reconocerse la existencia de resistencias por parte del niño o la niña a contestar determinadas preguntas. Estas se originan, como se señaló anteriormente, en una defensa psíquica. La defensa se activa cuando la persona debe enfrentarse ante una situación nueva que moviliza ansiedades, angustias y situaciones intolerables; para no sufrir, expulsa de su mente el conflicto rechazando la nueva situación, aferrándose a la situación previa, sea buena o mala. En caso de que el entrevistador no pueda obtener una respuesta a una pregunta importante, la deja a un lado para retomarla más tarde. Puede darse que por temor a revelar algo que implique un sufrimiento o una posible amenaza personal el niño o la niña mientan. De ahí la importancia de observar la comunicación no verbal, es decir: gestos, actitudes, silencios, que revelen contradicciones con lo que se dice. Para el caso es posible reelaborar las preguntas de forma tal que a través de otras puedan en forma indirecta responder a aquella información que se necesita. A la hora de finalizar la entrevista se debe buscar que no termine en forma brusca. Esta última fase es muy significativa y tiene un fuerte impacto emocional para el niño o la niña. Cuando hay renuencia del entrevistado para finalizar la entrevista
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132. Ver anexo “Ficha o planilla de relevamiento”.
significa que tiene algo que comunicar y que ha sido percibido por el agente social. Para el caso se puede preguntar, “¿Tienes algo que quisieras agregar?” y cerrar con una pregunta o comentario que vuelva a sus costumbres y preferencias. La entrevista concluye cuando se ha podido relevar la suficiente información como establecer alguna medida pertinente o para proyectar acciones posibles para resolver la situación planteada. En todo este proceso, es necesario tener una escucha activa, pero también hay que saber interrumpir un relato de recuerdos o experiencias vividas por el niño o la niña con dolor o intensidad. Asimismo, hay que contar con la posibilidad de que el niño o la niña se quede en silencio ante lo cual no hay que insistir ni presionar. Se debe considerar la perspectiva que tienen los niños y las niñas sobre las actividades que realizan. También puede ser conveniente buscar otros testimonios que permitan ampliar la información sobre la problemática que viven aquellos. Es recomendable hacer al final de la entrevista una evaluación acerca de la misma. Verificar los aspectos positivos y negativos que posibiliten mejorar y corregir esta práctica. La tercera parte del proceso de la entrevista es la de registro. En este proceso se consignan la información más importante, los hechos centrales y los aspectos significativos obtenidos durante el abordaje del niño y la niña que trabajan. Es conveniente tomar algunas notas imprescindibles durante la entrevista y después volcarlos y completarlos en una planilla o ficha132. Los datos que deberían relevarse son: ■ datos personales del niño y la niña: nombre, sexo, nacionalidad, tipo de documento, edad, lugar de residencia, localidad, grupo conviviente, establecimiento educativo, ciclo escolar obligatorio, atención médica, etc.; ■ ámbito de trabajo: actividad, lugar de la actividad (empresa, comercio, taller, propiedad rural, domicilio propio o ajeno, vía pública, etc.), con quien trabaja (familiar, empleador o tercero), fecha de inicio de la actividad, etc.; ■ condiciones de trabajo: periodicidad (permanente, estacional, jornal o esporádica), cantidad de días, horas de trabajo por día, remuneración, condiciones de seguridad e higiene, daños psico-físicos, etc.; ■ acciones preventivas posibles ( tratamiento del caso en equipo interdisciplinario, derivación del caso a organismo público o programa social, entrevista con familiares u otros referentes significativos, entrevista en institución escolar). ■
133.Op.cit.(Cáceres, Oblitas y Parra, 2000).
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Límites y recomendaciones en la entrevista
Existe una serie de posibles limitaciones de parte del entrevistador que pueden interferir en el resultado de la entrevista133: Actitudes que generan desconfianza: ■ No mirar de frente al entrevistado. ■ Mostrar apuro. ■ Mirar constantemente el reloj.
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Dificultad en establecer empatía: ■ No comprender los problemas del entrevistado. ■ No ponerse en la situación del entrevistado. ■ No hacer suyo el problema. ■ Indiferencia. Desconocimiento del marco referencial de la situación específica de la problemática que se presenta: ■ Desconocer las leyes que amparan al entrevistado. ■ Desconocer los lineamientos de políticas referidas a la problemática. ■ Carecer de información actualizada sobre los organismos vinculados a la niñez o al trabajo infantil. Dificultad para entablar conversación: ■ Manejo de códigos, lenguajes y jergas diferentes. ■ No esforzarse por comprender el mensaje que emite el entrevistado. Realizar la entrevista en un momento inoportuno: ■ No respetar la dinámica cotidiana del entrevistado.
A su vez algunas recomendaciones pueden ayudar a obtener una entrevista significativa y eficaz. Se pueden destacar las siguientes134: ■ Establecer desde el inicio de la entrevista un ambiente de cordialidad y confianza. ■ El tono de voz debe ser el de una conversación, evitando el tono inquisidor al formular las preguntas. ■ Tener claro el propósito de la entrevista. ■ La atención debe estar centrada en el entrevistado. ■ Escuchar más que hablar. ■ Tener presente que toda persona es única y singular. ■ Evitar una postura de autoridad, de censura o moralista. ■ No apremiar al entrevistado, mostrar paciencia. ■ Actuar con profesionalismo, evitando que la entrevista se convierta sólo en una “charla amigable”. ■ No crear falsas expectativas en el entrevistado. ■ No prejuzgar por la apariencia y/o circunstancias. ■ Según las circunstancias, puede ser necesario buscar un ámbito de privacidad para la entrevista. ■ Reconocer y aceptar las necesidades emocionales del entrevistado. ■ Formular preguntas adecuadas, ni muchas ni pocas. ■ Tener en cuenta la observación, especialmente en la comunicación no verbal.
134. Op. cit. (Cáceres, Oblitas y Parra, 2000).
En la entrevista el eje de la intervención es la relación que se establece entre el agente social y el niño o la niña que trabaja, por lo que hay que tener en cuenta todos los elementos que aparecen en ese vínculo.
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Aspectos a considerar durante la entrevista
El agente social que lleve adelante la entrevista tomará en cuenta varios elementos. Entre otras cosas, se preguntarán si esa situación concreta de trabajo: ■ es también peligrosa para los adultos que la realizan; ■ es muy posible que perjudique el desarrollo físico, psíquico y social de los niños y las niñas; en caso afirmativo, de qué modo; ■ requiere, debido a la inminencia o el nivel de peligro, el cierre inmediato del lugar de trabajo, la clausura de una máquina concreta o la retirada de los niños y las niñas del trabajo por su propia seguridad; ■ implica que los niños y las niñas retirados de ese trabajo pueden volver fácilmente a éste o pasar a otros tipos de trabajo menos visibles; ■ puede un adulto suplantar la mano de obra infantil; y ■ si existen organizaciones sociales que apoyarían las medidas adoptadas. Asimismo se deberán analizar las siguientes cuestiones: ■ ¿cuál es exactamente la situación ocupacional de los niños y las niñas que trabajan?; ■ ¿existe un empleador o un responsable?; ■ ¿esta modalidad de trabajo infantil en qué contraviene a la legislación vigente?; ■ ¿existen centros educativos en la zona?; ■ ¿existen proyectos relacionados con el trabajo infantil o servicios sociales aplicables a esos niños y niñas?; ■ si la causa del trabajo infantil es la situación de pobreza familiar ¿existe algún tipo de programa social que se pueda solicitar?; ■ ¿existen subsidios o algún otro tipo de ayuda económica para que los niños y las niñas que se retiren del trabajo vayan a la escuela?; ■ ¿pueden brindar ayuda las autoridades de educación o desarrrollo social?; ■ en el caso en el que hay un empleador o responsable ¿se ha advertido anteriormente al empleador de que está prohibido y no debe utilizar mano de obra infantil?; ■ ¿muestra el empleador o responsable una actitud de cooperación, indiferencia u hostilidad?; ■ ¿se debe la actitud poco cooperadora a una explotación deliberada, temor a la competencia desleal o, más bien, a falta de información?;
PLANIFICACION EN LA PREVENCION Y ERRADICACION DEL TRABAJO INFANTIL La planificación permite orientar la intervención social como instrumento para ordenar el trabajo, darle una secuencia lógica a las acciones y tareas necesarias para alcanzar los objetivos y utilizar adecuadamente los recursos y herramientas disponibles. La intervención en trabajo infantil puede generarse en el nivel de macro planificación, lo que implica la posibilidad de un abordaje colectivo que trascienda las soluciones individuales. En este caso hablamos de diseños de planes, programas o proyectos. 126 | Por una niñez sin trabajo infantil
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Un plan hace referencia a las decisiones de carácter general que expresan los lineamientos políticos fundamentales, las prioridades que se derivan de esas formulaciones, la asignación de recursos acordes a esas prioridades, las estrategias de acción y el conjunto de medios e instrumentos que se van a utilizar para alcanzar las metas y objetivos propuestos135. Un plan contiene programas y proyectos, pero no está compuesto sólo por un conjunto de programas y proyectos; tiene propósitos y objetivos más amplios que la mera suma de programas y proyectos. Un programa hace referencia a un conjunto organizado, coherente e integrado de actividades, servicios o procesos expresados en un conjunto de proyectos relacionados o coordinados entre sí y que son de similar naturaleza136. La elaboración de un programa implica la articulación de distintos proyectos y disponibilidad de recursos humanos y económicos por lo que requiere niveles de decisión de cierta autoridad. Siguiendo los distintos instrumentos de la planificación, se llega al proyecto. El proyecto es la ordenación de un conjunto de actividades concretas, interrelacionadas y coordinadas entre sí, que se realizan con el fin de producir determinados bienes y servicios capaces de satisfacer necesidades o resolver problemas137 . Dado que en el trabajo infantil confluyen condicionantes económicos, políticos, jurídicos y culturales, existe una amplia gama de acciones posibles para enfrentar la problemática: retirar a los niños y las niñas del trabajo sustituyendo el ingreso económico, incluirlos o reforzar la escolaridad formal, desalentar de diferentes maneras a los empleadores directos o indirectos138, remitir las familias a los organismos de asistencia adecuados, develar la existencia de redes de explotación, etcétera. Por tal motivo, es conveniente, previo al diseño de un proyecto, elaborar un diagnóstico que permita reconocer la dimensión, condicionantes y características específicas de la problemática en el área geográfica que se quiere abordar; por ejemplo, si se intenta disminuir una actividad de trabajo infantil fuertemente condicionada por valores culturales familiares, un proyecto de becas de escolaridad podría fracasar si no se toma en cuenta la valoración que hacen de la escolaridad formal las familias implicadas. Igualmente podría suceder con una actividad vinculada al turismo, si no se considera la posibilidad de desalentar la demanda. Asimismo, deben conocerse las consecuencias que la modalidad predominante de trabajo infantil tiene en los niños y niñas. Luego de haber analizado la situación en que se encuentran los niños y las niñas, se habrá llegado a un momento en el que surgen las más variadas ideas. Todo proyecto social tiene su origen a partir de un problema identificado y de una idea, sea ésta para resolver un problema, para atender una necesidad, para satisfacer una demanda, para crear algo nuevo o para modificar una realidad no deseada139. De ahí la importancia de buscar las ideas más adecuadas para dar solución al problema específico que se quiere abordar. Las ideas se inician con una representación mental de la solución, que luego de describirla por escrito sirve de punto de partida para la elaboración de un programa o proyecto. Así, un proyecto se convierte en el vehículo de la idea acorde al tamaño de la idea que se necesita transportar140.
135. Ander-Egg, Ezequiel y Aguilar Ibáñez, María José. Cómo elaborar un proyecto. Guía para diseñar proyectos sociales y culturales. Editorial Lumen/Humanitas, Argentina (2000).
136. Op. cit. (Ander-Egg y Aguilar Ibáñez, 2000).
137. Op. cit. (Ander-Egg y Aguilar Ibáñez, 2000).
138. Con empleadores indirectos nos referimos a las empresas formales que terciarizan parte de la producción en unidades informales o las que de una u otra manera toleran la existencia del trabajo infantil vinculado a su actividad.
139.Ulla,Luis y Giomi,Claudio.Guía para elaboración de proyectos sociales.Colección Liderazgo Social Nº 5, Córdoba (2002). 140. Op. cit. (Ulla y Giomi, 2000).
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Con la intención de proponer algunas ideas mencionan las siguientes: ■ programas de sustitución de ingresos mediante la generación de oportunidades productivas para las familias de los niños y las niñas que trabajan; ■ la admisión directa de los niños y las niñas no escolarizados en escuelas de educación formal, incluido el suministro de material escolar y, ocasionalmente, subsidios, ayudas o becas para sufragar los gastos de la escolarización; ■ educación compensatoria para que los niños y las niñas alcancen un nivel adecuado para reinsertarse con éxito en el sistema de educación formal; ■ asistencia sanitaria y apoyo psicológico o asesoramiento, para los niños y las niñas expuestos a situaciones traumáticas; ■ asistencia jurídica y protección para los niños y las niñas amenazados con represalias. ■ sensibilización de los padres, los niños y las niñas y otros miembros de la comunidad con respecto a los peligros concretos del trabajo infantil;
141. Op. cit. (Sanicola, 1996).
142. Op. cit. (Ander-Egg y Aguilar Ibáñez 2000).
Es aconsejable que el diseño de un proyecto de intervención en el campo del trabajo infantil no se reduzca a un plano que tome en consideración sólo la dimensión individual del niño o la niña que trabaja, sino que asuma una forma multidimensional, incluyendo a miembros de la familia o a otros referentes significativos para los niños y las niñas. A la vez, importa que no sea un proyecto aislado, sino que se articule con las políticas sociales, y específicamente las de niñez, que se ejecuten o tengan efecto en la comunidad en que se actúa. Un proyecto que no sea concebido en términos de globalidad es irracional, pues vela y excluye algunos factores en juego en la situación141. La elaboración de un proyecto requiere una combinación de flexibilidad y estabilidad en la dirección de las acciones. Se necesita poder incorporar lo imprevisible, a través del reajuste de alguna parte del proyecto ante situaciones no esperadas, pero garantizando que la incidencia de lo nuevo no haga perder de vista los objetivos propuestos. Mantener a toda costa una direccionalidad pre-establecida lleva a una rigidez operativa que, muy probablemente, conduzca al fracaso142. El diseño de un proyecto incluye por lo general los siguientes contenidos: ■ Nombre del proyecto: lo que se quiere hacer. ■ Naturaleza del proyecto: referencia a la definición de la idea central, origen de la idea y la necesidad que lo motiva. ■ Origen y fundamentación del proyecto: antecedentes, diagnóstico, justificación doctrinaria (misión), justificación técnica y social, criterios para determinar la estrategia del proyecto, previsión de los posibles efectos, datos estadísticos vinculados a la necesidad que lo genera. ■ Objetivos del proyecto: se clasifican en objetivo general: plantea una opción concreta para el logro de la solución; y objetivos específicos: son los logros que se quieren alcanzar con la ejecución de las actividades que integran el proyecto, constituyen los logros intermedios para alcanzar el objetivo general.
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Metas: se dan con relación a los objetivos específicos. Señala cuánto se quiere alcanzar de cada objetivo, de qué calidad es lo que se quiere lograr y en qué lapso se va a conseguir. Actividades: es un conjunto de tareas específicas que deben realizarse para alcanzar cada uno de los objetivos específicos o productos de un proyecto. Cronograma: establece la duración del proyecto, y el momento en que se desarrollará cada una de las actividades previstas. Beneficiarios: persona, familia, grupo o comunidad a los cuales se dirige un proyecto o programa. Recursos: son los elementos humanos, materiales, financieros, tecnológicos y de tiempo necesarios o disponibles para la realización de acciones dirigidas a cumplir objetivos o tareas específicas. Presupuesto: listado y valores de los recursos (materiales, humanos y financieros), según cantidad y tiempo de utilización.
No siempre los proyectos tienen este orden, pero coinciden en los datos requeridos. Luego de realizarse el diseño del proyecto tiene lugar a la ejecución. Es cuando el proyecto se realiza, se lleva a cabo lo que se programó. Finalmente, debe tenerse en cuenta la fase de evaluación. La evaluación debe estar incluida desde el inicio del proyecto y acompaña todo el proceso. Es lo que permite tanto anticipar problemas y redireccionar las acciones, cuanto comprobar si el proceso se va llevando a cabo de la manera programada y si, una vez cumplida la ejecución, se han logrado los resultados previstos.
MONITOREO DEL TRABAJO INFANTIL El seguimiento de los niños y las niñas a los que se retira del trabajo puede no incumbir al agente social que ha llevado específicamente el trabajo en el terreno, o puede exceder el marco de un proyecto o programa específico. Por ello puede ser conveniente la creación de un mecanismo o sistema de monitoreo que de seguimiento en dos niveles143: ■ respecto a las actividades efectuadas con el objeto de conocer los resultados y efectos obtenidos; ■ respecto al ámbito o modalidad en la que se detectó trabajo infantil, con el fin de tener un seguimiento de la situación en la zona o región. La importancia de crear un sistema de monitoreo parte de considerar que no basta con enviar a los niños y las niñas a la escuela, derivar a servicios sociales u otorgar determinados beneficios. Es conveniente hacer un seguimiento para verificar si han acudido a esos servicios y si están participando en ellos. De no ser así, es posible que los niños y las niñas sólo hayan pasando de un tipo de trabajo a otro. Análogamente, en el caso de las acciones legales debe hacerse un seguimiento para comprobar si se está haciendo algo. Si las citaciones ante un tribunal no van seguidas
143. Op. cit. (OIT/Programa IPEC Sudamérica, 2003).
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de un juicio o de una imposición de sanciones, los empleadores o responsables no estarán motivados para adoptar medidas. Hay que tener siempre presente el objetivo último de la intervención en el trabajo infantil: que los niños y las niñas se encuentren mejor después de haber realizado la misma. Finalmente se destaca el hecho de que la creación de un sistema de monitoreo provincial y nacional proporcionará, en base a la información suministrada por los agentes sociales, un instrumento de análisis para realizar sugerencias, recomendaciones y propuestas a los organismos con competencia en el trabajo infantil, a fin de dar lugar a un adecuado tratamiento.
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apéndice
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ANEXOS
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ANEXOS
A) CUADRO COMPARATIVO ENTRE LA DOCTRINA DE LA SITUACION IRREGULAR Y LA DOCTRINA DE LA PROTECCION INTEGRAL
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Doctrina de la situación irregular
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Doctrina de la protección integral
Segmenta a la población infanto-adolescente en dos tipos: por un lado, los niños y las niñas, y por otro, los “menores” en situación irregular (carenciados, abandonados, inadaptados e infractores).
No hace diferencias con respecto a la raza, el color, el sexo, el idioma, la religión, el origen nacional o social, la posición económica u otra condición, ya sea del propio niño o niña o de su familia.
Se considera al niño o la niña como objeto de tutela.
El niño o la niña es sujeto pleno de derecho.
El Estado interviene en todas las situaciones, sin distinguir entre problemas civiles, penales o socioeconómicos, a través del sistema judicial.
El Estado interviene con órganos específicos de niñez para temas asistenciales. El sistema judicial sólo interviene cuando se trata de problemas de naturaleza jurídica.
La justicia de “menores”puede resolver el destino del niño o la niña en situación de “irregularidad”sin oírlo, sin reconocer su derecho a la defensa y sin tener en cuenta la voluntad de sus padres. No se le respetan las garantías de defensa al niño o la niña acusado de cometer en delito.
El juez tiene la obligación de oír al niño o la niña acusados de cometer un delito, quien a su vez tiene derecho a un defensor y el debido proceso con todas las garantías.
Se considera como abandono material o moral y/o peligro moral no sólo la falta de atención de los padres, sino también las situaciones generadas por la pobreza de la familia, pudiendo el juez separar al niño o la niña de su grupo familiar.
La situación socioeconómica nunca puede dar lugar a la separación del niño o la niña de su familia.Sin embargo,una insuficiencia en este sentido constituye un alerta que induce a apoyar a la familia con programas de salud,vivienda,educación.
Un niño o una niña puede ser internado en un instituto por encontrarse en situación de “peligro material o moral”, asociado a la idea de abandono y pobreza.
Un niño o una niña no puede ser internado por vivir en condiciones de pobreza, salvo como último recurso y una vez que se hayan agotado todas las alternativas posibles.
Los niños y las niñas son considerados “incapaces absolutos o relativos” para ejercer sus derechos, utilizando para ello un criterio de edad cronológico.
Los niños y las niñas son acreedores de orientación y dirección apropiada para que ejerzan por sí sus derechos.
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ANEXOS
B) SINTESIS DEL DOCUMENTO: TRABAJO INFANTIL EN LA ARGENTINA. AVANCE EN SU MEDICION ■
Proyecto conjunto IPEC-OIT-Ministerio de Trabajo, Empleo y Seguridad Social
Actualmente existe un significativo consenso mundial sobre el daño que ocasiona en el desarrollo infantil la inclusión temprana de los niños y niñas dentro del mundo laboral. Está claro que el trabajo infantil es perjudicial para los niños en la medida en que impide que puedan disfrutar de su infancia, obstaculiza su desarrollo provocando daños físicos y psicológicos que persisten durante toda su vida y les quita el pleno del derecho a la educación y, por lo tanto, a un futuro mejor como ciudadano que ejerce sus derechos, entre ellos el de un trabajo decente. En suma, el trabajo infantil es un problema que perjudica a las familias, a las comunidades y a la sociedad en su conjunto y perpetúa el círculo vicioso de la pobreza. A los efectos de este documento, entendemos que trabajo infantil es toda aquella actividad que implique la participación de los niños/as cualquiera que sea su condición laboral (asalariado, independiente, trabajo familiar no remunerado) o la prestación de servicios que les impida el acceso, rendimiento y permanencia en la educación; se realice en ambientes peligrosos, produzca efectos negativos inmediatos o futuros, o se lleve a cabo en condiciones que afecten el desarrollo psicológico, físico, moral o social de los niños.
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Primeros resultados de la Encuesta de Actividades de Niños, Niñas y Adolescentes
Este documento contiene algunos resultados de la Encuesta de Actividades de Niños, Niñas y Adolescentes (EANNA). Dicha encuesta es un emprendimiento que el MTEySS está desarrollando en forma conjunta con el INDEC en el marco del Programa “Encuesta y Observatorio de Trabajo Infantil” que se acordó entre el Gobierno Argentino y el Programa Internacional para la Erradicación del Trabajo Infantil (IPEC) de la OIT. La EANNA es la primera encuesta sobre trabajo infantil que se hace en el país y representa un avance significativo respecto a otras encuestas que recogieron datos sobre el tema en módulos especiales y entre otras temáticas (Módulo de Metas para la Infancia de la EPH-1994, Encuesta de Desarrollo Social EDS-97 y Encuesta de Costo de Vida ECV-2001). La EANNA incluye además a las áreas rurales que nunca fueron incorporadas en los relevamientos anteriores. Otro de los avances se refiere a la aplicación de técnicas novedosas de indagación que vuelven más visible el trabajo de los niños. Esta actividad es frecuentemente negada o no reconocida como tal por los adultos debido a su carácter ilegal, en el caso de los menores de 14 años, y, en términos más generales, por
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ANEXOS
su precariedad e intermitencia, y por la valoración social negativa que, en general, produce. Cabe señalar que esta valoración negativa es en muchos casos aparente, ya que existe un doble discurso en relación al trabajo infantil que lo justifica por su “rol socializador” o como estrategia de sobrevivencia familiar. En este último caso la responsabilidad recaería en los padres, lo que resulta cuestionable por cierto, ya que en muchos casos el trabajo de los niños obedece a la forma de remuneración del familiar con el que trabajan, por ejemplo, el pago a destajo, y a que la propia actividad laboral de los padres cae fuera de las normativas establecidas, situación que se caracteriza bajo el nombre de trabajo “no registrado” o “en negro”. Finalmente, otra novedad de la encuesta ha sido la utilización de técnicas dirigidas a garantizar que los entrevistados fueran los propios niños y obtener así respuestas más verídicas. La información de la EANNA se recogió en el último cuatrimestre de 2004 y su área de cobertura abarca el Gran Buenos Aires, la provincia de Mendoza y dos subregiones del país integradas por tres provincias del Noroeste: Jujuy, Salta y Tucumán, y dos del Noreste: Formosa y Chaco. En las provincias, se encuestó tanto a la población urbana como a la rural y el conjunto de jóvenes entrevistados representa aproximadamente a la mitad de los niños y adolescentes de 5 a 17 años del país. Si bien esta cobertura es importante en términos poblacionales, los resultados de la encuesta no pueden ser expandidos ni a otras regiones ni al conjunto del país. El MTEySS tiene como objetivo inmediato ampliar la cobertura de la EANNA a otras jurisdicciones para avanzar en caracterizar de la forma más precisa posible el trabajo infantil en nuestro país. Es en este marco que se adelantan algunos resultados generales elaborados con datos provisorios que no distan de la información definitiva de la encuesta. La información presentada se organiza en torno a cuatro ejes fundamentales. 1) Se distingue a la población infantil encuestada en dos grandes grupos de edad: 5 a 13 años y 14 a 17 años. Resulta importante mantener esta distinción ya que la normativa vigente en el país prohíbe, con pocas excepciones, el trabajo para los menores de 14 años y regula el de los adolescentes de 14 a 17 años que sólo pueden ser contratados para un trabajo si se respetan ciertas condiciones de protección1. 2) Resaltar que los trabajadores infantiles y adolescentes se desempañan en actividades laborales muy diversas en lo que se refiere a carga horaria, condiciones laborales ambientales y la presencia o ausencia de padres o familiares que guíen su trabajo. Esto configura distintas situaciones de riesgo y vulnerabilidad que deben se tomadas en cuenta a la hora de diseñar políticas de erradicación del trabajo infantil y de regulación del adolescente. 3) Señalar como problemática colindante con la del trabajo infantil a las actividades domésticas que los niños realizan para su propio hogar y que por la carga que suponen (producción de bienes alimentarios para el autoconsumo y/o de habitación para el propio hogar, cuidado de hermanos pequeños, etc.) o por
1. La Ley de Contrato de Trabajo (1976) prohíbe ocupar menores de catorce años en cualquier tipo de actividad, excluyendo solamente a los menores que trabajan en emprendimientos familiares, siempre que no se trate de ocupaciones nocivas o peligrosas y tal como lo acredite la autoridad pública.También se prohíbe el trabajo de menores que no hayan completado la instrucción obligatoria aunque hayan cumplido catorce años. Los menores de catorce a dieciocho años pueden ser contratados pero deben observarse ciertas condiciones: su jornada de trabajo debe ser de seis horas diarias o treinta y seis semanales y no podrán ocuparse en trabajos nocturnos.
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ANEXOS
su intensidad horaria desplazan las actividades que los niños deben realizar para garantizar su desarrollo como tales y como futuros adultos. 4) Destacar la vinculación nociva que existe entre trabajo infantil y adolescente, como también entre las actividades domésticas intensas y pesadas, y la educación, específicamente, con la permanencia en la escuela y con una carrera escolar sin retrasos ni repeticiones de grado o año. ■
Comentarios sobre los datos de los cuadros presentados
A) Los niños de 5 a 13 años
1. En las cuatro áreas encuestadas la proporción de niños que declaró trabajar al menos una hora a la semana oscila entre el 5 y el 9 por ciento, correspondiendo el valor mínimo a la subregión NOA y el máximo a la provincia de Mendoza. Este indicador resume situaciones muy diversas en lo referido a la edad de los niños y, tal como puede apreciarse en la información presentada, el porcentaje de trabajadores infantiles asciende abruptamente cuando se trata de niños de 10 a 13 años, con una incidencia que oscila entre el 8 y el 15 por ciento. 2. La proporción de niños trabajadores es mayor que la que corresponde a las niñas. Esta diferencia resulta más notable en la subregión del NEA (Formosa y Chaco) y se allana en la provincia de Mendoza (diferencias de 4.9 y 0.7 puntos porcentuales, respectivamente). 3. Al considerar la intensidad horaria del trabajo desempeñado por los niños en la semana y tomando como criterio demarcador las diez horas semanales, dedicación que sin duda compite fuertemente con la escuela, el estudio, el juego y el descanso, se advierte que el porcentaje de niños de 5 a 13 años que trabaja en esta crítica situación desciende considerablemente, asumiendo valores que giran en torno al 1 y 2% en las cuatro regiones. 4. El trabajo más común entre los niños es el realizado como ayuda a la actividad laboral de los padres u otros familiares. Los niños que trabajan en esta forma representan aproximadamente entre el 67% y 54% de los niños trabajadores, porcentajes que corresponden a la subregión NEA y al GBA, respectivamente. También llama la atención la relativamente alta proporción de niños que declararon trabajar por su propia cuenta en el GBA (2,4% del total de niños). Esta forma más desprotegida de trabajo infantil se asocia a formas muy marginales de trabajo como la de mandaderos, vendedores ambulantes, cortadores de pasto, etc. 5. Una situación clara de riesgo personal para los niños es el trabajo en la vía pública y en medios de transporte, circunstancia a la que están sometidos aproximadamente uno de cada cuatro chicos trabajadores. 6. Sin embargo, la declaración respecto a malas condiciones del entorno laboral (olores fuertes, polvo, poca luz, ruido y/u otras que perciba el niño) es más irregular entre regiones, siendo mayores las quejas entre los niños de las subregiones NEA y NOA (cerca del 41% y 45% de los niños trabajadores, respectivamente)
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ANEXOS
y menos pronunciadas en los del GBA (15% de los niños trabajadores). 7. También entre los niños trabajadores existe una situación particularmente dura que se refiere al desempeño simultáneo en la semana previa a la encuesta de actividades laborales y de tareas domésticas de manera intensa. Los niños que en ese lapso trabajaron al menos una hora e hicieron, también, actividades domésticas en su hogar por el equivalente a diez horas semanales o más son una fracción pequeña (de 1,3% a 2,3%). El segmento mayor corresponde a los niños que realizaron tareas domésticas intensas y no trabajaron (5,9% a 11,4%) y le sigue el grupo de aquellos que solamente trabajaron (4,0% a 6,6%) 8. Al considerar los niños que residen en áreas urbanas (localidades de más de 2000 habitantes) y los que viven en zonas rurales, se aprecian diferencias notables respecto a la incidencia del trabajo infantil. La proporción de trabajadores infantiles es mayor en las áreas rurales que en las urbanas en la subregión del NEA y en la provincia de Mendoza (en 4 y 3.3 puntos porcentuales, respectivamente), mientras que en la subregión del NOA se da la particularidad de que la incidencia del trabajo infantil es algo mayor en las áreas urbanas que en las rurales (en 1.4 puntos porcentuales). 9. Entre las tareas domésticas que los niños desarrollan en su propio hogar, la EANNA indagó acerca de actividades económicas dirigidas al autoconsumo (cultivo y cosecha de productos agrícolas o de huerta y cuidado de animales para el consumo del hogar, construcción de la vivienda propia) que son tareas lindantes con el trabajo2. Estas actividades son desarrolladas por una fracción importante de los niños que residen en áreas rurales, sobre todo en el NEA y en la provincia de Mendoza, en donde uno de cada cuatro chicos de 5 a 13 años las desempeña. El grupo de niños de las áreas rurales del NOA que desarrolla esas actividades de autoconsumo es significativo aunque su importancia relativa respecto a las otras dos regiones es menor (12,5%). 10. Al observar como indicador de fracaso escolar a la repitencia, se advierte una diferencia importante en desmedro de los niños trabajadores. En efecto, la repetición de grado o año de los niños que trabajaron en la semana y que asisten o asistieron a la escuela es un fenómeno alarmante ya que una fracción que oscila entre la cuarta y la tercera parte sufrió ese fracaso escolar, con las consiguientes consecuencias para su formación actual y futura. En contrapartida, la proporción de repetidores es mucho más baja entre los niños que no trabajaron en la semana de referencia.
2. Estas actividades son consideradas como trabajo infantil en la Encuesta Nacional a Domicilios (PNAD) del Brasil que en el año 2001 incluyó un módulo de trabajo infantil.
B) Los adolescentes de 14 a 17 años
1. En tres de las regiones cubiertas por la EANNA, subregión del NEA, GBA y subregión del NOA, aproximadamente uno de cada cinco adolescentes de 14 a 17 años declaró haber trabajado al menos una hora en la semana previa a la entrevista. En la provincia de Mendoza, la proporción aumenta y resulta de casi de un tercio (31%).
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ANEXOS
3. En condiciones excepcionales, bajo autorización pública, los adolescentes de más de 16 años podrán trabajar ocho horas diarias o cuarenta y ocho semanales.
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2. Como en el caso de los niños, existen diferencias importantes en la proporción de adolescentes trabajadores cuando se considera su género, aunque existen para esta etapa de la vida ciertas particularidades regionales: las diferencias más notables en la proporción de adolescentes trabajadores varones y mujeres corresponde a Mendoza (38% y 23%, respectivamente, es decir, una diferencia de 15 puntos porcentuales) y la incidencia más pareja es la del Gran Buenos Aires (21% y 16%, respectivamente, i.e., 5 puntos porcentuales). 3. Resulta de interés señalar la proporción de adolescentes que trabajaron más de 36 horas en la semana previa a la encuesta, es decir, la de aquellos que se desempeñaron con una carga horaria superior a la establecida como obligatoria por la ley que rige la contratación laboral en el país3. El porcentaje de jóvenes trabajadores que se encuentran fuera de ese límite es bastante variable en las regiones cubiertas por la EANNA. Resulta más bajo en el caso del GBA, en donde uno de cada diez adolescentes trabajadores desarrolla su actividad durante más de 36 horas semanales, y es bastante más alto en las restantes regiones, en donde aproximadamente uno de cada cinco jóvenes trabajadores de 14 a 17 años está sometido a esa larga duración del trabajo semanal. 4. La proporción de adolescentes que realiza trabajos en horarios nocturnos también varía en las regiones cubiertas por la encuesta. Resulta notable la fracción de adolescentes del GBA que tienen ese tipo de jornada y que equivale a uno de cada cuatro trabajadores de 14 a 17 años de esa gran ciudad. 5. Como en el caso de los niños, la forma de trabajo prevaleciente entre los adolescentes es la que se realiza como ayuda al trabajo de los propios padres o de algún otro familiar. No obstante ello, el trabajo por cuenta propia y el asalariado o realizado para un patrón adquieren más significación. Como particularidad regional, cabe señalar que los trabajadores adolescentes por cuenta propia tienen una leve predominancia en relación a los asalariados en la subregión del NEA y en el GBA y que, por el contrario, estos predominan sobre los autónomos en las subregión del NOA y, más notoriamente, en la provincia de Mendoza. 6. Una parte importante de los adolescentes trabajadores, que oscila, en las regiones encuestadas, entre el 28% y el 45%, manifestó quejas por las malas condiciones ambientales del trabajo (olores fuertes, polvo, poca luz, mucho ruido y/u otras declaradas como tales). La proporción más alta de adolescentes insatisfechos respecto a estas malas condiciones laborales corresponde a la subregión del NOA. 7. Como en el caso de los niños, el porcentaje de trabajadores adolescentes es mayor en las áreas rurales que en las zonas urbanas. La diferencia de tasas de empleo según zona de residencia resulta particularmente alta en la provincia de Mendoza, en donde casi la mitad de los adolescentes de las áreas rurales trabaja (46%) y menos de una cuarta parte de los que viven en localidades de más de 2000 habitantes declaró haber trabajado. La diferencia entre áreas de residencia también resulta importante en la subregión del NOA y se allana en el caso de los adolescentes trabajadores del NEA.
An
ANEXOS
8. El abandono de la escuela y la repetición de grado o de año, entre los que asisten o pasaron por la escuela, son indicadores del nivel de fracaso escolar de los adolescentes. El abandono escolar siempre es mayor para los adolescentes trabajadores que entre los que no trabajan. Esta marginación diferencial resulta especialmente evidente en la provincia de Mendoza y en las subregiones del NEA y del NOA en donde alrededor de cuatro de cada diez adolescentes trabajadores están fuera del sistema escolar. La repetición de grado o de año afecta también en un grado mayor a los adolescentes que trabajan. En efecto, en las cuatro zonas encuestadas, una importante proporción de los mismos, que oscila entre el 56% y el 39%, ha pasado por esa situación de fracaso escolar. CUADRO 1 | Niños de 5 a 13 años y de 10 a 13 años según actividad laboral en la semana previa a la encuesta 2004. En porcentajes. NIÑOS DE 5 A 13 AÑOS Gran Buenos Aires Niños de 5 a 13 años
TRABAJARON 1
NO TRABAJARON
100,0
6,7
93,3
100,0
12,0
88,0
Subregión NEA Niños de 5 a 13 años Niños de 10 a 13 años
100,0 100,0
7,0 10,3
93,0 89,7
Subregión NOA 3 Niños de 5 a 13 años Niños de 10 a 13 años
100,0 100,0
5,6 8,4
94,4 91,6
100,0 100,0
8,9 15,2
91,1 84,8
Niños de 10 a 13 años 2
Provincia de Mendoza Niños de 5 a 13 años Niños de 10 a 13 años Fuente: datos provisorios de la EANNA, MTEySS-INDEC. 1. Al menos una hora en la semana previa a la encuesta. 2. Subregión NEA: provincias de Formosa y Chaco. 3. Subregión NOA: provincias de Jujuy, Salta y Tucumán.
CUADRO 2 | Niños y niñas de 5 a 13 años por sexo según actividad laboral en la semana previa a la encuesta. 2004. En porcentajes. NIÑOS DE 5 A 13 AÑOS
TRABAJARON 1
NO TRABAJARON
Gran Buenos Aires Varones Mujeres
100,0 100,0
8,1 5,1
91,9 94,9
Subregión NEA2 Varones Mujeres
100,0 100,0
9,3 4,4
90,7 95,6
Subregión NOA3 Varones Mujeres
100,0 100,0
6,3 4,8
93,7 95,2
100,0 100,0
9,2 8,5
90,8 91,5
Provincia de Mendoza Varones Mujeres Fuente: datos provisorios de la EANNA, MTEySS-INDEC. 1. Al menos una hora en la semana previa a la encuesta. 2. Subregión NEA: provincias de Formosa y Chaco. 3. Subregión NOA: provincias de Jujuy, Salta y Tucumán.
Por una niñez sin trabajo infantil | 139
An
ANEXOS
CUADRO 3 | Niños de 5 a 13 años que trabajaron1 en la semana según intensidad horaria del trabajo. 2004. En porcentajes. TRABAJARON EN LA SEMANA1
NIÑOS DE 5 A 13 AÑOS Gran Buenos Aires Subregión NEA
2
Total
Menos de 10 horas
10 horas o más
100,0
6,7
5,9
0,8
100,0
7,0
4,9
2,1
Subregión NOA3
100,0
5,6
3,5
2,1
Provincia de Mendoza
100,0
8,9
7,2
1,7
Fuente: datos provisorios de la EANNA, MTEy SS-INDEC. 1. Al menos una hora en la semana previa a la encuesta. 2. Subregión NEA: provincias de Formosa y Chaco. 3. Subregión NOA: provincias de Jujuy, Salta y Tucumán.
CUADRO 4 | Niños de 5 a 13 años que trabajaron1 en la semana según relación laboral. 2004. En porcentajes. TRABAJARON EN LA SEMANA1
NIÑOS DE 5 A 13 AÑOS Total
Gran Buenos Aires Subregión NEA
2
Subregión NOA
3
Provincia de Mendoza
Ayudando a los Por su padres u otro propia cuenta familiar
Para un patrón
Otro
100,0
6,7
3,6
2,4
0,3
0,3
100,0
7,0
4,7
1,3
0,9
0,2
100,0
5,6
3,6
1,5
0,3
0,2
100,0
8,9
5,7
1,8
0,8
0,6
Fuente: datos provisorios de la EANNA, MTEy SS-INDEC. 1. Al menos una hora en la semana previa a la encuesta. 2. Subregión NEA: provincias de Formosa y Chaco. 3. Subregión NOA: provincias de Jujuy, Salta y Tucumán.
CUADRO 5 | Niños de 5 a 13 años que trabajaron1 en la semana según riesgo asociado al lugar de trabajo. 2004. En porcentajes. NIÑOS DE 5 A 13 AÑOS
Gran Buenos Aires Subregión NEA
4
Subregión NOA
5
Provincia de Mendoza
TOTAL
En la calle o en medios de transporte
En casa ajena o en un negocio2
En casa propia3
100,0
6,7
1,9
3,6
1,2
100,0
7,0
1,7
3,3
1,9
100,0
5,6
1,7
2,6
1,3
100,0
8,9
2,4
3,5
3,0
Fuente: datos provisorios de la EANNA, MTEy SS-INDEC. 1. Al menos una hora en la semana previa a la encuesta. 2. Excluye calle o medios de transporte. 3. Excluye calle o medios de transporte y casa ajena o negocio. 4. Subregión NEA: provincias de Formosa y Chaco. 5. Subregión NOA: provincias de Jujuy, Salta y Tucumán.
140 | Por una niñez sin trabajo infantil
TRABAJARON EN LA SEMANA1
An
ANEXOS
CUADRO 6 | Niños de 5 a 13 años que trabajaron1 en la semana según percepción de malas condiciones del entorno laboral2. 2004. En porcentajes. TRABAJARON EN LA SEMANA1
NIÑOS DE 5 A 13 AÑOS
Gran Buenos Aires Subregión NEA
3
Total
Percibieron malas condiciones2
No percibieron malas condiciones
100,0
6,7
1,0
5,7
100,0
7,0
2,9
4,1
Subregión NOA4
100,0
5,6
2,5
3,1
Provincia de Mendoza
100,0
8,9
2,9
6,0
Fuente: datos provisorios de la EANNA, MTEySS-INDEC. 1. Al menos una hora en la semana previa a la encuesta. 2. Olores fuertes, polvo, poca luz, mucho ruido, y/u otras declaradas como tales por los niños. 3. Subregión NEA: provincias de Formosa y Chaco. 4. Subregión NOA: provincias de Jujuy, Salta y Tucumán.
CUADRO 7 | Niños de 5 a 13 años según actividad laboral1 y/o actividad doméstica intensa2 en la semana previa a la encuesta 2004. En porcentajes. TRABAJARON EN LA SEMANA
NIÑOS DE 5 A 13 AÑOS
Trabajo y Sólo trabajo1 actividad doméstica intensa
Gran Buenos Aires Subregión NEA
3
100,0
1,3
5,4
Sólo actividad doméstica intensa2
6,6
RESTO DE NIÑOS
86,8
100,0
2,3
4,7
8,8
84,1
Subregión NOA4
100,0
1,6
4,0
11,4
83,1
Provincia de Mendoza
100,0
2,3
6,6
5,9
85,2
Fuente: datos provisorios de la EANNA, MTEySS-INDEC. 1. Al menos una hora en la semana previa a la encuesta. 2. Actividad doméstica intensa: de 10 o más horas semanales. 3. Subregión NEA: provincias de Formosa y Chaco. 4. Subregión NOA: provincias de Jujuy, Salta y Tucumán.
CUADRO 8 | Niños de 5 a 13 años en áreas urbanas y rurales1 según actividad laboral2 en la semana previa a la encuesta. 2004. En porcentajes. NIÑOS DE 5 A 13 AÑOS Gran Buenos Aires Sólo área urbana
TRABAJARON 1
NO TRABAJARON
100,0
6,7
93,3
100,0 100,0
6,3 10,3
93,7 89,7
Subregión NOA3 área urbana área rural
100,0 100,0
5,8 4,4
94,2 95,6
Provincia de Mendoza área urbana área rural
100,0 100,0
8,2 11,5
91,8 88,5
Subregión NEA área urbana área rural
2
Fuente: datos provisorios de la EANNA, MTEySS-INDEC. 1 Area urbana: residentes en localidades de 2000 y más habitantes. Area rural: localidades de menos de 2000 habitantes y dispersa. 2. Al menos una hora en la semana previa a la encuesta. 3. Subregión NEA: provincias de Formosa y Chaco. 4. Subregión NOA: provincias de Jujuy, Salta y Tucumán.
Por una niñez sin trabajo infantil | 141
An
ANEXOS
CUADRO 9 | Niños de 5 a 13 años residentes en áreas rurales1 según realización de actividades de el autoconsumo para su hogar en la semana previa a la encuesta. 2004. En porcentajes. NIÑOS DE 5 A 13 AÑOS
HICIERON ACTIVIDADES DE AUTOCONSUMO PARA SU HOGAR4
RESTO DE NIÑOS
Subregión NEA2 área rural
100,0 100,0
6,9 23,1
93,1 76,9
Subregión NOA3 área rural
100,0 100,0
6,8 12,5
93,2 87,5
Provincia de Mendoza área rural
100,0 100,0
9,1 24,6
90,9 75,4
Fuente: datos provisorios de la EANNA, MTEySS-INDEC. 1. Area rural: localidades de menos de 2000 habitantes y dispersa. 2. Subregión NEA: provincias de Formosa y Chaco. 3. Subregión NOA: provincias de Jujuy, Salta y Tucumán. 4. Las actividades económicas para el autoconsumo del hogar consisten en construcción de la vivienda propia, cultivo y cosecha de productos agrícolas o de huerta y cuidado de animales para el consumo del hogar.
CUADRO 10 | Niños de 5 a 13 años por repitencia en primaria/EGB o secundaria/polimodal según actividad laboral 1. 2004. En porcentajes. TOTAL
TRABAJARON EN LA SEMANA1
NO TRABAJARON EN LA SEMANA
Gran Buenos Aires Total que asiste o asistió Repitentes de grado o año No repitentes
100,0 10,9 89,1
100,0 26,7 73,3
100,0 9,6 90,4
Subregión NEA2 Total que asiste o asistió Repitentes de grado o año No repitentes
100,0 22,9 77,1
100,0 32,2 67,8
100,0 22,1 77,9
Subregión NOA3 Total que asiste o asistió Repitentes de grado o año No repitentes
100,0 15,9 84,1
100,0 30,8 69,2
100,0 14,9 85,1
100,0 35,0 65,0
100,0 16,1 83,9
Provincia de Mendoza Total que asiste o asistió 100,0 Repitentes de grado o año 18,0 No repitentes 82,0 Fuente: datos provisorios de la EANNA, MTEySS-INDEC. 1.Trabajaron al menos una hora en la semana previa a la encuesta. 2. Subregión NEA: provincias de Formosa y Chaco. 3. Subregión NOA: provincias de Jujuy, Salta y Tucumán.
142 | Por una niñez sin trabajo infantil
An
ANEXOS
CUADRO 11 | Adolescentes de 14 a 17 años por sexo según actividad laboral en la semana previa a la encuesta. 2004. En porcentajes. ADOLESCENTES DE 14 A 17 AÑOS
TRABAJARON1
NO TRABAJARON
Gran Buenos Aires Total Varones Mujeres
100,0 100,0 100,0
18,3 20,6 16,0
81,7 79,4 84,0
Subregión NEA2 Total Varones Mujeres
100,0 100,0 100,0
20,8 26,2 15,4
79,2 73,8 84,6
Subregión NOA3 Total Varones Mujeres
100,0 100,0 100,0
22,6 29,4 16,0
77,4 70,6 84,0
31,0 38,4 22,5
69,0 61,6 77,5
Provincia de Mendoza Total 100,0 Varones 100,0 Mujeres 100,0 Fuente: datos provisorios de la EANNA, MTEySS-INDEC. 1.Trabajaron al menos una hora en la semana previa a la encuesta. 2. Subregión NEA: provincias de Formosa y Chaco. 3. Subregión NOA: provincias de Jujuy, Salta y Tucumán.
CUADRO 12 | Adolescentes de 14 a 17 años que trabajaron1 en la semana según intensidad horaria del trabajo. 2004. En porcentajes.
Gran Buenos Aires Subregión NEA
2
TRABAJARON EN LA SEMANA1
ADOLESCENTES DE 14 A 17 AÑOS
Total
Menos de 10 horas
100,0
18,3
10,5
5,9
1,9
10 a 35 horas 36 horas o más
100,0
20,8
8,8
8,1
3,9
Subregión NOA3
100,0
22,6
9,8
8,0
4,8
Provincia de Mendoza
100,0
31,0
13,8
10,5
6,7
Fuente: datos provisorios de la EANNA, MTEySS-INDEC. 1. Al menos una hora en la semana previa a la encuesta. 2. Subregión NEA: provincias de Formosa y Chaco. 3. Subregión NOA: provincias de Jujuy, Salta y Tucumán.
CUADRO 13 | Adolescentes de 14 a 17 años que trabajaron1 en la semana en horario nocturno. 2004. En porcentajes.
Gran Buenos Aires Subregión NEA
2
Subregión NOA
3
Provincia de Mendoza
TRABAJARON EN LA SEMANA1
ADOLESCENTES DE 14 A 17 AÑOS
Total
100,0
18,3
4,9
13,4
100,0
20,8
2,2
18,6
100,0
22,6
3,7
18,8
100,0
31,0
3,7
27,4
En horario nocturno En otros horarios
Fuente: datos provisorios de la EANNA, MTEySS-INDEC. 1. Al menos una hora en la semana previa a la encuesta. 2. Subregión NEA: provincias de Formosa y Chaco. 3. Subregión NOA: provincias de Jujuy, Salta y Tucumán.
Por una niñez sin trabajo infantil | 143
An
ANEXOS
CUADRO 14 | Adolescentes de 14 a 17 años que trabajaron1 en la semana según relación laboral. 2004. En porcentajes. ADOLESCENTES DE 14 A 17 AÑOS
TRABAJARON EN LA SEMANA1 Total
Por su propia cuenta
Ayudando a los padres u otro familiar
Para un patrón
Otro
Gran Buenos Aires
100,0
18,3
6,9
5,9
4,8
0,7
Subregión NEA2
100,0
20,8
11,1
5,6
3,9
0,2
Subregión NOA3
100,0
22,6
10,2
5,5
6,5
0,4
Provincia de Mendoza
100,0
31,0
12,4
6,7
10,3
1,5
Fuente: datos provisorios de la EANNA, MTEySS-INDEC. 1. Al menos una hora en la semana previa a la encuesta. 2. Subregión NEA: provincias de Formosa y Chaco. 3. Subregión NOA: provincias de Jujuy, Salta y Tucumán
CUADRO 15 | Adolescentes de 14 a 17 años que trabajaron1 en la semana según percepción de malas condiciones del entorno laboral2. 2004. En porcentajes.
Gran Buenos Aires Subregión NEA
3
TRABAJARON EN LA SEMANA1
ADOLESCENTES DE 14 A 17 AÑOS
Total
100,0
18,3
Percibieron malas No percibieron condiciones2 malas condiciones
5,1
13,2
100,0
20,8
7,2
13,5
Subregión NOA4
100,0
22,6
10,2
12,4
Provincia de Mendoza
100,0
31,0
11,7
19,3
Fuente: datos provisorios de la EANNA, MTEySS-INDEC. 1. Al menos una hora en la semana previa a la encuesta. 2. Olores fuertes, polvo, poca luz, mucho ruido, y/u otras declaradas como tales por los niños. 3. Subregión NEA: provincias de Formosa y Chaco. 4. Subregión NOA: provincias de Jujuy, Salta y Tucumán.
CUADRO 16 | Adolescentes de 14 a 17 años en áreas urbanas y rurales1 según actividad laboral en la semana2 previa a la encuesta. 2004. En porcentajes. ADOLESCENTES DE 14 A 17 AÑOS
TRABAJARON 1
NO TRABAJARON
100,0
18,3
81,7
100,0 100,0
20,0 24,5
80,0 75,5
Subregión NOA4 área urbana área rural
100,0 100,0
20,6 35,8
79,4 64,2
Provincia de Mendoza área urbana área rural
100,0 100,0
27,7 46,0
72,3 54,0
Gran Buenos Aires Sólo área urbana Subregión NEA área urbana área rural
3
Fuente: datos provisorios de la EANNA, MTEySS-INDEC. 1. Area urbana: residentes en localidades de 2000 y más habitantes. Area rural: localidades de menos de 2000 habitantes y dispersa. 2. Al menos una hora en la semana previa a la encuesta. 3. Subregión NEA: provincias de Formosa y Chaco. 4. Subregión NOA: provincias de Jujuy, Salta y Tucumán.
144 | Por una niñez sin trabajo infantil
An
ANEXOS
CUADRO 17 | Adolescentes de 14 a 17 años por asistencia a la escuela y repitencia en primaria/EGB o secundaria/polimodal. En porcentajes. TOTAL
TRABAJARON EN LA SEMANA1
NO TRABAJARON EN LA SEMANA
100,0 88,8 11,2
100,0 85,5 14,5
100,0 89,5 10,5
100,0 26,6 73,4
100,0 39,4 60,6
100,0 23,7 76,3
100,0 75,1 24,9
100,0 60,1 39,9
100,0 79,0 21,0
100,0 36,9 63,1
100,0 44,9 55,1
100,0 34,8 65,2
Total Asiste a la escuela No asiste
100,0 82,1 17,9
100,0 64,0 36,0
100,0 87,4 12,6
Total que asiste o asistió Repitentes de grado o año No repitentes
100,0 32,5 67,5
100,0 42,6 57,4
100,0 29,6 70,4
100,0 82,1 17,9
100,0 60,0 40,0
100,0 91,6 8,4
100,0 38,3 61,7
100,0 55,9 44,1
100,0 30,9 69,1
Gran Buenos Aires Total Asiste a la escuela No asiste Total que asiste o asistió Repitentes de grado o año No repitentes Subregión NEA2 Total Asiste a la escuela No asiste Total que asiste o asistió Repitentes de grado o año No repitentes Subregión NOA3
Provincia de Mendoza Total Asiste a la escuela No asiste Total que asiste o asistió Repitentes de grado o año No repitentes Fuente: datos provisorios de la EANNA, MTEySS-INDEC. 1.Trabajaron al menos una hora en la semana previa a la encuesta. 2. Subregión NEA: provincias de Formosa y Chaco. 3. Subregión NOA: provinicas de Jujuy, Salta y Tucumán.
Por una niñez sin trabajo infantil | 145
An
ANEXOS
C) INSTRUMENTACION DE LAS FASES EN LA FORMACION DE UNA RED SOCIAL 4. Op. cit. (Solís Paz, Martínez Hinojosa, 1999).
Se puede establecer para la conformación de una red social los siguientes lineamientos4. 1. Fase inicial o de creación En esta primera fase hay dos acciones importantes a considerar para poder trabajar en red: ■
■
■
Identificar un tema o necesidad común junto a otras personas, organizaciones e instituciones vinculadas al área o sector en el que se quiere constituir la red, o que estén interesados en involucrarse en este tipo de trabajo. Se recomienda hacer un listado de posibles miembros. Conversar con potenciales participantes y hacer un sondeo de interés. Convocar/invitar: la segunda acción sería convocar a una primera reunión donde se presente la idea general de formar la Red, los propósitos y potencialidades del trabajo conjunto, que se haga una explicación suficiente sobre el significado del trabajo en red, los beneficiarios, precauciones a tomar en cuenta, etcétera. Es posible que en esta primera reunión se conforme la red; en un inicio puede formarse con pocos miembros y luego irse ampliando en las fases siguientes.
En el caso de que la red social preexista se debe tener presente que ésta ya tiene un camino hecho que antecede al agente social, por lo que hay que respetar esos pasos para no borrar su memoria y volverla a escribir. Para ello, hay que reconocer su pasado como fundador y su historia como experiencia, así se la podrá enriquecer con lo que uno trae. 2. Fase de formación Después de que se ha conformado la red, se pueden realizar varias reuniones para ir definiendo su identidad, metas, objetivos. Al inicio es recomendable tener reuniones frecuentes para generar el sentido de identidad y una dinámica activa de trabajo. Para esto hay que trabajar: ■
■
■ ■
■
146 | Por una niñez sin trabajo infantil
Definir la identidad de la red. Esto significa responder a las preguntas de: ¿quiénes somos?, ¿porqué nos unimos?, ¿para qué nos unimos?, ¿en qué creemos? Población objetivo. ¿Con quién queremos trabajar?, ¿cuál es la población meta? Area o problema a trabajar. ¿En qué área queremos trabajar? Por ejemplo: niños, derechos humanos, desarrollo social, género, etcétera. Necesidades de la población. ¿Qué tipo de necesidades tienen la población meta con la que se va a trabajar?, ¿cuáles son las más urgentes ?, ¿cuáles son necesidades secundarias para atender luego de que las más prioritarias sean atendidas?
An ■
■
ANEXOS
Visión. Toda red debe tener claro ¿cuál es el sueño final de su trabajo?. ¿Cuál es la meta última que quiere lograr? y ¿qué va a reflejar su identidad como Red?. Misión. Establecer los objetivos. ¿Cómo se va a procurar alcanzarlos?, ¿Qué pasos van a darse para lograr el sueño (visión)?
3. Fase de fortalecimiento A partir de haber generado una historia en común se empieza a dar la fase en que la creatividad y la construcción de respuestas, da lugar al surgimiento de propuestas alternativas de intervención. Cuanto más se abran esas alternativas, más verán los miembros de esa organización la experiencia como una construcción solidaria de su red y más se verán a sí mismos como sujetos partícipes y reflexivos en esa red social5. En esta fase se van definiendo los planes de acción o proyectos en los que se quiere trabajar en red. En este momento es fundamental identificar con qué recursos materiales, humanos y económicos se cuenta y si es necesario aumentarlos para pedir financiamiento externo. Importa que se hagan planificaciones participativas en las que intervengan la mayor cantidad de miembros de la red. ■
5. Pakman, Marcelo. Redes: Una metáfora para práctica de intervención social. En: Dabas, Elina y Najmanovich, Denice (compiladoras). Redes. El Lenguaje de los vínculos. Hacia la reconstrucción y el fortalecimiento de la sociedad civil, Editorial Paidós, Buenos Aires (1995).
4. Fase de operatividad Es la etapa en que se llevan a cabo los planes propuestos. Las primeras intervenciones permitirán verificar si la metodología de trabajo en red nos proporciona una herramienta para transformar los problemas que se presentan en soluciones. Por lo tanto, es de vital importancia la evaluación del trabajo realizado. Durante la fase de operatividad se pueden hacer evaluaciones de proceso, que son importantes para identificar las fortalezas y debilidades del trabajo, los logros alcanzados, de manera de poder redefinir o seguir con la estrategia con la que se comenzó. Además, debe haber una instancia de evaluación que se realiza una vez ejecutadas las acciones planificadas. La evaluación es considerada como un momento muy importante en el desarrollo de las prácticas en red, pues permite hacer una reflexión sobre las prácticas que se vienen ejecutando, y sobre las relaciones que se han venido dando entre los miembros de una red. Una vez finalizada la evaluación es necesario que se haga una sistematización de los resultados obtenidos (cualitativos y cuantitativos) a fin de que puedan servir a la misma red e incluso a otras organizaciones que abordan las mismas problemáticas o necesidades. ■
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ANEXOS
D) FICHA O PLANILLA DE RELEVAMIENTO DEL NIÑO O LA NIÑA EN SITUACION DE TRABAJO Nº........................................................./04 Fecha:
Localidad:
A) Datos personales del niño o la niña
Nombres: Nacionalidad: Edad: Domicilio: Localidad: Vive con: ■ Padre Trabaja ■ Madre Trabaja ■ Hermano/s Trabaja ■ Otro Trabaja Asiste a algún establecimiento educativo: Ciclo escolar obligatorio: Cobertura médica: Actividades durante el tiempo libre: Observaciones:
Sexo: Tiene documento:
■ SI ■ F
Teléfono: Provincia:
■ ■ ■ ■ ■ ■ ■
(especificar) SI (especificar) SI (especificar) SI (especificar) SI (especificar cuál): Completo ■ Incompleto SI
SI
■
NO
B) Ambito y condiciones del trabajo Trabajo que realiza: Otros trabajos realizados: Lugar del trabajo: ■ Empresa ■ Comercio ■ Taller ■ Propiedad rural ■ Domicilio propio ■ Domicilio ajeno ■ Vía pública (especificar) ■ Otro (especificar) Realiza el trabajo con: ■ Empleador ■ Capataz
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■ Familiar ■ Solo
■ NO ■ M
Categoría ocupacional: ■ Asalariado ■ Independiente ■ Familiar no remunerado ■ Otro (especificar)
■ Otro (especificar)
■ ■ ■ ■ ■
NO NO NO NO NO
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ANEXOS
Antigüedad en el trabajo: Periodicidad: ■ Permanente ■ Jornalero Horas que trabaja por día: ■ Menos de 6 horas ■ Más de 8 horas
Forma de pago: ■ Por tiempo trabajado ■ Otro (especificar)
■ Estacional ■ Esporádico
■ Entre 6 y 8 horas
■ A destajo (por producto)
Cantidad de días que realiza el trabajo por semana: ■ 1 ■ 2 ■ 3 ■ 4 ■ 5 ■ 6 ■ 7 Efectos del eventual cese del trabajo: Recibe alguna remuneración: ■ SI Tipo de remuneración: En especie ■ (especificar): En dinero ■ (especificar): Uso del dinero: ■ Grupo familiar ■ Otro (especificar)
■ NO
■ Personal
Grado de riesgo del trabajo:
■ Alto
■ Medio
■ Bajo
Percepción de riesgo del trabajo (del niño o la niña):
■ Alto
■ Medio
■ Bajo
Higiene del ámbito de trabajo:
■ Adecuada
■ Poco adecuada ■ Inadecuada
Presenta lesiones o enfermedades por el trabajo:
■ SI (especificar): ■ NO
Observaciones: C) Consideraciones generales:
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ANEXOS
E) INSTRUCTIVO PARA LA ADMINISTRACION DE LA FICHA O PLANILLA DE RELEVAMIENTO 1. La planilla de relevamiento es anónima. Recomendamos llevar paralelamente a esta planilla un registro del nombre completo del niño o niña para su posterior identificación y abordaje del caso. 2. La planilla está dividida en tres bloques principales: A) Datos personales del niño o la niña: se registrarán los datos personales generales para identificar a los niños y niñas que realizan actividades laborales en esa zona; B) Ambito y condiciones de trabajo: registrará al niño o la niña en situación de trabajo. Se identificarán las características del lugar de trabajo y de la organización del trabajo. Las preguntas finales del bloque serán completadas por la observación del entrevistador junto a la percepción del niño o niña entrevistado. C) El último bloque permite el volcado libre de todas aquellas observaciones que el entrevistador considere relevantes para el abordaje del caso, ya sea que amplíen información ya registrada en la planilla o incluyan información nueva resultado de una buena comunicación en la entrevista, siguiendo los criterios propuestos en el apéndice del presente manual. Bloque A): - En el casillero “nombre”deberá completar el nombre de pila del niño o niña, sin apellido, a fin de mantener el anonimato. - En el casillero “localidad”registrar la localidad de residencia del niño o niña. - En el casillero “asiste a algún establecimiento educativo”opción “sí”,“especificar cuál”, registrar el nombre del establecimiento y su ubicación, a los fines de iniciar el abordaje del caso en conjunto con la escuela. - En el casillero “actividades durante el tiempo libre”, registrar en el diálogo con el niño o la niña, qué hace cuando no está trabajando ni asistiendo a la escuela. Bloque B): - El casillero “trabajo que realiza”está referido a la tarea o conjunto de tareas que realiza en la actualidad y en el momento de ser identificado por el entrevistador. Si el niño o niña realizara otra actividad diferente en la actualidad en otro ámbito (ej. venta de flores y trabajo en el taller familiar ), se propone registrarlo a través de una llamada en este casillero, en el bloque c). - En el casillero “otros trabajos realizados”se hace referencia a las actividades realizadas en el pasado, es decir a la experiencia laboral del niño o niña. - En el casillero “lugar de trabajo” opción “vía pública, especificar” registrar si el trabajo se desarrolla en la calle, en una plaza, en el transporte público. - En el casillero “efecto del eventual cese del trabajo”proponemos informar si el niño o la niña puede pensar o imaginar qué pasaría si deja de realizar la actividad que está realizando, es decir, si deja de trabajar en las actividades laborales que esté realizando, por ejemplo: “no les podría comprar alimentos a mis hermanos”. - En el casillero “forma de pago”se prevé la opción “otros”para los casos de trabajos informales en los cuales no hay producto ni medición del tiempo trabajado, por ej.: en la mendicidad.
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ANEXOS
- En el casillero “uso del dinero”se identificará, en el caso de obtener remuneración en dinero, el destino de ese dinero, concretamente si se aporta a la economía familiar, si se lo queda el niño o la niña o lo transfiere a otra persona; especificar. - El casillero “grado de riesgo del trabajo” es un item para que evalúe el entrevistador a través de preguntar a partir de su propia observación sobre las condiciones del ámbito de trabajo. - El casillero “percepción del riesgo del trabajo”es una pregunta para el entrevistado e indaga si el niño o niña se da cuenta de los riesgos psicofísicos a los cuales está expuesto por realizar el trabajo. - El casillero “higiene del ámbito de trabajo”requiere nuevamente de la observación pormenorizada del lugar en el cual el niño o la niña está trabajando. - El casillero “presenta lesiones o enfermedades por el trabajo”releva información acerca de alteraciones en el estado psicofísico atribuible al trabajo en forma evidente, es decir, no pudiendo atribuirse a otras circunstancias, como: herencia, situaciones de la vida en el hogar, etc. Se sugiere registrar lesiones visibles (que el entrevistador observa) y preguntar acerca de su origen y, complementariamente, indagar si ha padecido enfermedades o accidentes cuando realizaba actividades laborales en el pasado.
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Secretaría de Trabajo Av. Leandro N. Alem 628, 5º piso (C1001AAO). Ciudad Autónoma de Buenos Aires e-mail: programatrabajoinfantil@trabajo.gov.ar http://www.trabajo.gov.ar