Audición del Presidente José Mujica del 18 de febrero de 2014

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Palabras del Presidente de la República, José Mujica, en audición del 18 de febrero Amigos, genio y figura hasta la sepultura, soy hombre de partido, definido, lo fui siempre. Pero enfáticamente declaro, que nada tengo que ver con los pleitos internos de la fuerza política, el Frente Amplio, al cual pertenezco. Pertenezco por razón y pertenezco por corazón. Por más presidente que sea de todos los orientales tengo mis definiciones. Nada tengo que ver con el pleito de los internos, pero no renuncio, no puedo renunciar, a la disputa entre la izquierda y la derecha. Y naturalmente, tengo opiniones militantes. Pienso que en alta política está muy cuestionada en el mundo entero, que muchísima gente en el mundo dice no creer en la política para desgracia de nuestro acontecer. Pienso que una de las razones de esa falta de credibilidad de la gente es porque, muy frecuentemente, quienes ponemos nuestra vida al servicio de esta pasión colectiva que tiene que ver con la suerte de la polis. Hay una regla sustantiva, más allá de las palabras, una regla sustantiva que la gente mide y ve. Trata de vivir como piensas, trata de vivir como piensas, si no inevitablemente terminarás pensando como vives. Y esto ¿que significa? La política no puede ser una mueca histriónica, no podemos decir que luchamos por la suerte de la gente, por la justicia social, por la igualdad básica entre la gente, por un camino de cambios incesantes para mejorar la igualdad y la convivencia entre los seres humanos y no ponemos nada de lo nuestro en juego. Nuestros bolsillos no comparten, nuestro pan no se comparte, nuestro techo no se comparte, lo único francamente solidario suelen ser palabras, que salen gratis. Y es evidente que cuando se es auténticamente definido, estas cosas se tienen que expresar en el modo vivente. En estos años, en muchos años, hemos aprendido algunas lecciones de oro: sin partidos políticos está enferma la democracia. Si la democracia depende de individuos fuertes, solo, sustantivamente, de individualidades, la democracia está retaceada. Es una esencia de la democracia la vida colectiva, expresada en corrientes políticas que tratan de expresarse y organizarse a través de partidos. Ellos, con todos los defectos que pueden tener, y que tienen como cualquier construcción humana, son una parte fundamental del devenir y del andar de la democracia. Pero los partidos no son como el clavel del aire, que vive del aire, no, los partidos son instituciones que necesitan, entre otras cosas, recursos económicos para sostener el esfuerzo de su militancia, difundir. Ni que hablar de las campañas políticas, de los costos que significan. Necesitan el compromiso. Y si son partidos populares que miran desde el lado popular de la historia, que miran a favor de la justicia social, que miran esencialmente hacia el terreno de los más desheredados, que añoran sociedades más justas, más iguales, resulta obvio que el nervio sustental de su vida económica tiene que ser el aporte, el aporte económico de aquellos que lo representan públicamente en las funciones de confianza. Es inherente a un partido popular, y en esto recojo las viejas ideas de Lenin. Sí, el compromiso político se ha de expresar sistemáticamente con el aporte económico también. Por qué? Porque de lo contrario son meras palabras. A lo largo de estos años, mil veces he visto, que cuando duele y duele y duele y duele en el bolsillo, y lo que no nos duele en el bolsillo… puede ser solidaridad de palabra, ese dolor se transforma en discrepancia política. Y en realidad, es muy sencillo, no se aguantan los descuentos partidarios, cuesta mucho expresar en los hechos el compromiso que significa la construcción colectiva de una corriente política. Y son precisamente estos factores que estoy señalando los que hacen que muchísima gente no crea


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