Audición del Presidente José Mujica en M24 7-09-2012 Es un gusto, amigos, el poder saludarlos en este espacio aunque un tanto retrasado por cuestiones de trabajo. Quería hoy volcar algunas reflexiones de cosas que se difunden muy poco pero que hablan, como tantas otras cosas que aunque no resulte noticia pomposa, el Uruguay trabaja. Por lo menos hay una parte importante del Uruguay que trabaja y me refiero a que, por ejemplo los acuerdos que ha ido suscribiendo UTE atrás de levantar parques eólicos para la generación de energía eléctrica, que van a hacer al Uruguay tener una presencia muy importante dentro de un par de años, trabajando y trabajando existen empresas nacionales que van a participar en la construcción, con aportes de carácter tecnológico. Por ejemplo, las partes mecánicas metalúrgicas de las torres, porque hay empresas que se han preocupado de tener capacidad técnica de hacer cilindrado de espesores de chapas muy importantes. Hay empresas que pueden proveer insumos y componentes de los más variados y aunque las exigencias que se han planteado es que por lo menos el 25% de los elementos que componen los parques eólicos sean de fabricación nacional, cuando se logre superar tienen asegurado mejores precios. Y hay empresas haciendo un chequeo, por lo menos en materia de esas torres de 100 m de hormigón, la industria del premoldeado de hormigón, que se ha desarrollado muchísimo en estos años, está en condiciones de producir no menos de 50 torres de 100 m por año y ello me parece que es una cosa importantísima. Pero también hay empresas que pueden trabajar en plástico reforzado con fibra de vidrio, materiales que se utilizan para la fabricación de las astas -un problema caro y delicado-, la tecnología nacional existe como para trabajar en este frente. Existen componentes electrónicos y software de control, totalmente viables para la aplicación de esta industria. Existe una capacidad muy importante, por lo menos dos empresas de fabricación de transformadores de alta potencia para la distribución eléctrica, producidos con normas internacionales en nuestro país, en fin. Trabajando y tejiendo hay un Uruguay silencioso, un conjunto de empresas que trabajan con un sentido vertical y con un sentido horizontal, gestando alianzas con empresas de la región en un esfuerzo de franca integración y si bien estas cosas no son poéticas y no son pomposas, tienen una enorme importancia en la medida que obligan al Uruguay a calificar el talento de su gente y por lo tanto, de frente propender a elevar el ingreso salarial por la vía más sana, la calificación del trabajo. Tanto es así, que tendríamos que hablar un capítulo de la biotecnología y de otros esfuerzos que se están haciendo, pero sí queremos señalar en un aspecto mucho más general, que para nosotros, que hicimos una campaña recorriendo en los tiempos electorales cuatro veces todo el país, en distintas
localidades machacamos con la idea de que en el interior -y particularmente en las localidades pequeñas y medianas- debe de residir en este país un esfuerzo para su gente joven de calificación, de enseñanza que propenda a desarrollar oficios múltiples adaptados a los requerimientos de la región. Hoy por todas partes el Uruguay tiene carencia de gente calificada porque estamos pasando por una coyuntura de buen empleo y en definitiva lo que falta por aquí y por allá es mano de obra medianamente calificada en diversos frentes. Hay empresas que están educando gente. Quien vaya por la Ruta 1 ahí, contra ANCAP, verá un conjunto de contenedores que son una verdadera empresa, una empresa privada está educando y formando gente que mañana pueda servir para trabajar en la sulfurizadora que está instalando ANCAP y pienso que una empresa como ANCAP, cuando se termine ese trabajo, debería convenir tal vez con UTU, tal vez con otra cosa y que quede una escuela permanente para calificar los nuevos trabajadores que en el futuro vayan entrando en ANCAP, que tiene una mediana hectárea muy avanzada como tantos otros frentes de este país. Sería mucho más efectiva la calificación si antes de entrar a trabajar hay una docencia que busque acentuar la calidad técnica de los noveles futuros trabajadores. Y esto debiera ser una política por todo el país, pero muy particularmente en el interior. ¿Por qué? porque inevitablemente nos da la impresión de que Montevideo no puede escapar a su signo de capital y a una evolución creciente hacia la actividad tan diversa de los servicios, pero inevitablemente el interior y las ciudades del interior van a ir desarrollando cada vez más los émbolos productivos industriales, agroindustriales fundamentalmente y otros frentes que requieren gente calificada. Desgraciadamente en un proceso inevitable no dependiente de la voluntad directa de alguien, sino como fenómeno sociológico que se fue dando, que aquellas familias de regulares ingresos del interior muy frecuentemente manden a sus hijos a estudiar a la capital y muy difícilmente, a la larga, esos hijos vuelven. En esos largos procesos de años y de años y de años, desde el punto de vista estrictamente real, este proceso sordo le fue quitando frecuentemente lo más calificado al interior. Fue como sacarle la nata en materia de oficios, en materia de desarrollo intelectual, y el interior que tanto le ha dado y le da a este Uruguay, ese interior porfiadamente agroexportador que tanto tiene que ver con nuestras divisas, ha ido sufriendo en ese proceso una sangría de calidad en el conjunto de su masa de gente laboral. Creemos que llega la hora de hacer un esfuerzo y un esfuerzo en materia de enseñanza que permita expandir la actividad de UTU todo lo más posible, con mucha flexibilidad y muy adaptada al terreno, porque no son lo mismo los oficios que se pueden necesitar en Rivera donde avanza la cuenca forestal a lo que se puede necesitar en Belén, a lo que se puede necesitar en Treinta y Tres a lo que se puede necesitar en Rocha.
Si bien el país tiene una unidad el país tiene diferenciaciones locales muy importantes y la enseñanza técnica debería tener en cuenta, debería de tender a adscribirse a los territorios, de tener un claro sesgo de carácter regional y propender que las regiones se empoderen, se apropien y sigan, respalden, las sientan como suyas los esfuerzos que se puedan hacer en materia de enseñanza técnica. Nosotros respaldamos fervorosamente la idea de construir una universidad técnica dedicada a la tecnología y que se asienten en el interior, pero somos conscientes que ineludiblemente que por la calidad y el esfuerzo que supone la formación, la constitución, la construcción de una plantilla de docentes y por todo otro conjunto de sectores, ese es un esfuerzo que le va a llevar varios años a este país. No obstante ello, la UTU, que está por todas partes y que ha demostrado una enorme flexibilidad para adaptarse a las circunstancias que le presenten los distintos lugares creemos que con un empuje importante puede construir la base de un sistema de futuros politécnicos que algún día puedan ser autónomos, públicos y de carácter regional. Todo el esfuerzo ahora concentrado en ese sentido, vamos a tener que comenzarlo. Todo el mundo sabe que nosotros éramos partidarios y somos partidarios de una plena libertad, de una plena autonomía para la UTU pero ello requiere un nivel de acuerdo político nacional imposible de alcanzar y entonces, con el marco jurídico que tenemos de todas maneras -como eje político- vamos a tratar de impulsar una política que aumente la capacidad de decisión lo más corta posible en cada una de las tres ramas centrales que componen el paquete educativo hoy pero dentro de ello acentuar en todo lo posible el trabajo y la descentralización de UTU, particularmente por todo el interior. El regional norte, el regional norte que está compuesto por todos los departamentos arriba, (con la excepción de Río Negro, que está en el regional del litoral sur, junto a Soriano y a Colonia) ese regional norte que además incluye a Cerro Largo, tiene aproximadamente 18 o 20 mil estudiantes de UTU hoy y con una expansión relativa puede fácilmente pasar, en poco tiempo, los 25 mil estudiantes. Creemos que una medida de ese tipo habla a las claras que existen condiciones pero además, siendo en materia de enseñanza tan importante el profesorado, aquellos departamentos de carácter limítrofe, tienen que tener las puertas abiertas para poder contratar -a veces- profesores de los países vecinos particularmente de Argentina y muy particularmente de Brasil. Cuando vemos que un cinturón de ciudades importantes brasileras están allí y con un criterio regional tenemos que pensar en esto para hacer frente a una demanda creciente de gente capaz de transmitir los nuevos oficios que el avance tecnológico nos impone por aquí y por allá. Todo eso son desafíos que tenemos en este tiempo con esta idea: dejarle al próximo gobierno una cementera insinuada, dibujada, en torno a la expansión del trabajo de UTU -particularmente en el interior- que permita a posteriori si se
logra voluntad política, sembrar el Uruguay con cuatro o cinco politécnicos cada uno –si es posible- respondiendo a esa nueva unidad de los regionales para hacer frente a la tarea interminable de calificar la mano de obra, los oficios del Uruguay. Nunca he pensado que pueda existir formación integral -como dicen los cuerpos de docentes, aquellos que dedican su vida al estudio de la pedagogía y todo lo que rodea esta noble actividad-, nunca he pensado que puede existir formación integral de los seres humanos si en esa integralidad no entra siquiera parcialmente la educación de las manos. Las manos son constructoras y las manos han tenido y tienen una importancia enorme en la expansión de la capacidad de pensar del ser humano. Las manos son la herramienta más perfecta que ha construido la naturaleza en muchos aspectos y es precisamente las manos, esa herramienta natural con que nos dotó la naturaleza que nos ha permitido ir acumulando la industriosidad característica de nuestra especie. Sé que mucha gente tiene la idea que los oficios, la destreza manual, la calificación tecnológica es como un paso inferior a otras formas que acentúan la abstracción, el pensamiento y sobre todo la alta calificación de carácter terciario. Nosotros pensamos que tiene que existir de todo en la viña del Señor y que en definitiva, el resultado de una sociedad es el resultado del juego de todas estas cosas. Hemos tenido a la UTU durante mucho tiempo y a la formación técnica como una Cenicienta, como una cosa ‘ya que no puedes y no te gusta ir al liceo, andá a la UTU’, ha sido como una cosa de relleno, como un entretenimiento de segunda categoría para mucha gente. No debería seguir siendo así. La UTU, la formación tecnológica es una de las espinas dorsales más importantes para el futuro desarrollo del país y el país debe de colocarla en el mismo plano que otras ramas de la enseñanza. Porque es cierto que no solo de pan vivimos pero no vivimos sin pan; es imposible la vida de la sociedad sin el ejercicio competente de las manos y esto mucho tiene que ver con este esfuerzo. Por eso, a partir de la semana que viene se irán difundiendo algunas novedades y para cerrar esta audición, ayer sentimos una alegría inmensa por lo que se hizo en el LATU, por lo que hizo el Plan Ceibal, por los edificios y los laboratorios que se colocan al servicio de la enseñanza de UTU, en vastas ramas de carácter tecnológico, algunas de las cuales van a tener carácter terciario y creemos que esa inversión es notable y que los futuros estudiantes van a tener una realidad material locativa francamente estimulante como no tuvimos a lo largo de nuestra vida quienes hace 40, 50 años estudiábamos algo. Nos impactó la calidad de los laboratorios de las herramientas colocadas a disposición de los futuros muchachos, el equipamiento en aparatos electrónicos, balanzas, etcétera. Tenemos que agradecerle a Ceibal, tenemos
que agradecerle al LATU, tenemos que agradecerle al esfuerzo que estรก haciendo UTU y son esas cosas estimulantes para seguir luchando.