Audición del Presidente José Mujica del 25 de marzo de 2014

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Palabras del Presidente de la República, José Mujica, en su audición correspondiente al 25 de marzo de 2014

Amigos, es un placer poder saludarlos. En el día de hoy yo pediría la lucha por tener un poco de memoria, porque en definitiva la historia de estos últimos años deber ser, en parte, una historia comparada, una historia comparable con lo que hemos vivido, por lo menos algunos años antes. ¿A qué me estoy refiriendo? Por más vueltas que le demos, en una sociedad como la uruguaya debemos empezar por recordar que cada cuatro personas tres son asalariados, viven del trabajo que da su esfuerzo, de una forma u otra, vendido en el mercado. Y todavía, considerar que en el país existen unos 400.000 jubilados que ya fueron trabajadores. Más claro, ningún instrumento de política del país para la inmensa mayoría del país es más importante que la historia de lo que ha pasado con los salarios. Más claro, el escalón más alto de la distribución en una sociedad como la nuestra viene por la evolución de los salarios, porque se ha dicho y se dice que la economía ha crecido y que por lo tanto el eventual crecimiento relativo de los salarios es la consecuencia automática del crecimiento de la economía. Es por esto que estoy pidiendo memoria, porque en realidad el Uruguay ha tenido períodos importantes de crecimiento económico y no de crecimiento salarial. Por el contrario, entre 1974 y 1981 la economía creció alrededor de un 38 % pero los salarios bajaron más del 50 %. Este fue el corazón de la dictadura. No siempre los años fueron de crisis y de caída de la economía. Hubo varios años de crecimiento, pero fueron los años donde desaparecieron todos los derechos y las conquistas de los trabajadores, años de retroceso, el gran precio de la dictadura. Es decir, una distribución regresiva del ingreso. Pero aún en la década del 90, ya con gobiernos democráticos, la economía creció y creció en forma bastante importante. Sin embargo, no pasó lo mismo con el crecimiento de los salarios que se mantuvieron francamente estancados en términos reales. Entonces, esta es la primera gran conclusión. La primera gran conclusión es que hay que tener memoria y recordar porque este es el cerno de la lucha política; si usted corta el tocino más gordo para un lado, es más flaco para el otro. La política de estos años ha sido implementar en todo lo posible, por todos los caminos, el crecimiento de la economía, pero a su vez apurar todas las formas que ayudan a la distribución, sobre todo a la mejora del salario, empezando por el salario mínimo. El salario mínimo es una referencia de carácter nominal, pero tiene la virtud de que cuando evoluciona hacia arriba empuja por lo menos todos los salarios


más bajos hacia arriba, y en realidad, si bien es cierto que todos los salarios han subido en términos reales, mucho más cierto es que hubo una suba constante del salario mínimo y este es uno de los elementos más importantes de redistribución y, diría, la política social primera. ¿Por qué mejoró el salario? El salario mejoró porque la economía crecía, pero además se formalizaba. ¿Por qué se formalizaba? Porque ha habido una presión constante. En la década del 90 el salario no creció a pesar de que la economía crecía, pero fue la hora de oro de las tercerizaciones, de la informalización, de la no convocatoria a los consejos de salario. Precisamente, el instrumento de convocar a los consejos de salario en la lucha por la formalización, el aumento de la ocupación, fueron todos factores coadyuvantes para que el salario en términos reales fuera constantemente creciendo. En algunos sectores fue muy importante porque estaba muy deprimido. El salario docente grado 1 aumentó un 69 % en estos 9 años, el de la salud aumentó un 55 %, el de los trabajadores de los supermercados un 65 % y mucho más el salario de los domésticos y mucho más el salario rural. Claro, me pueden decir “pero estaban en el fondo”. Sí, señor. Pero hay que acordarse en primer término de los que estaban en el fondo. Que se pueda decir, a la luz del desarrollo y del crecimiento actual y de las necesidades, que tampoco alcanza, ah, esa es otra historia. Pero hay que tener memoria para comparar. ¿Por qué? Porque lo que el país está discutiendo es, en el fondo, si vuelven las viejas políticas o mantiene y mejora las actuales. Esto es lo que empieza a estar en juego. Nunca el país ha tenido una tasa de desempleo tan reducida. Los aficionados a la economía y al análisis de la estructura social del país siempre situaban en derredor de un 8 % de desocupados lo que se llama la desocupación estructural. Todos sabemos que anda por el seis, seis y pico, que a veces baja, que a veces sube alguna, pero esto ha sido una característica de este tiempo y en realidad este es uno de los factores que más empuja el salario hacia arriba. Los números son inapelables y allí están. No son los únicos elementos de redistribución, esta es otra cosa. Pero sí la historia del salario es el primer gran elemento distribuidor de la riqueza en un país como el nuestro y tal vez el juego de las políticas económicas, la constante inversión que tiende a aumentar la globalidad de la economía también contribuye a sostener el grado de ocupación en el país y entre el juego de consideración de los derechos, de la convocatoria a los consejos de salario para que las partes discutan y acuerden. La mecánica de reconocer los derechos de organización y de lucha, la mecánica de implementar el crecimiento de la formalización de la economía, todos estos factores jugando han determinado que en estos años fuera posible. Por lo menos en los últimos 50 años, es la primera vez que la economía crece


y a su vez crece el nivel de reparto que imponen los salarios. Y esta es una cuestión de fondo más allá de todos los gritos. Al entrar el país en campaña electoral todo el mundo habla de las cosas que va a hacer y de los derechos que va a conceder y de las ventajas. Pero hay que recordar que para poder repartir por un lado hay que tener la seguridad de que se produce y se genera riqueza, y esa es parte de la discusión. Si no hay aumento de generación de riqueza no habrá con qué repartir, mas no alcanza con aumentar la generación de riqueza si no hay voluntad política para encontrar caminos que ayuden a repartir, y el más importante es la evolución del salario.


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