Palabras del Presidente de la República, José Mujica, en su audición radial por M24 correspondiente al 13 de diciembre de 2013. Amigos, es un gusto poder saludarlos por este espacio, y quisiéramos anotar hoy que muchas veces todos sentimos un cierto conformismo, una satisfacción por la enorme influencia que en nuestra época tiene la facilidad de comunicarnos, a tal punto que a veces nos agobia, que a veces supera nuestra capacidad de atender, porque nuestra época tiene una característica, es la explosión de las formas de comunicación, de interconexión. Y esto ha permitido en muchos aspectos progreso, multiplicación de bienes, trabajo, agrandar el horizonte de los ciudadanos, pero debemos saber que dentro de lo bueno también hay lugar, hay rendijas para lo malo. En el último clásico, la Policía, por la magnitud que tiene esta fiesta deportiva, hizo una previa concentración muy importante de efectivos en el estadio y en los alrededores del estadio, teniendo en cuenta la historia de los desórdenes muy conocida por los ciudadanos. ¿Y qué pasó en el resto de la ciudad? Lo que pasó sencillamente en el resto de la ciudad es que, casi estadísticamente, se triplicaron las rapiñas ese día. ¿Por qué? Al parecer, ciertos círculos de delincuencia percibieron con claridad que la abundancia de efectivos concentrada en el Estadio creaba condiciones de débil presencia en muchos otros lugares, y por lo tanto con esas condiciones se facilitaban las condiciones para el quehacer delictivo y vieron oportuno operar y operar. ¿Por qué? Tenemos que tener en cuenta la enorme facilidad, en todos los estratos de la sociedad, de comunicarse que existe hoy, y por momentos, nuestra época, frecuentemente, asiste a fenómenos de llamaradas súbitas que tienen la apariencia de una fuerza imponente en un momento y que luego rápido desaparecen. En el fondo, estos fenómenos están facilitados por la facilidad de comunicación que existe en todos los estratos de la sociedad. Por estos días hemos asistido a que, al parecer, parte de las policías de provincia argentinas encontraron algo así como una nueva forma gremial de reivindicar sus intereses, de luchar por sus mejoras salariales, y esto ni por asomo es un vacío de poder de forma clásica, sino que es una conducta gremial en los hechos, tal vez no explícitamente estipulada, tal vez no escrita en ningún lado, tal vez no discutida en ninguna asamblea, tal vez… pero esa conducta gremial, en los hechos por lo menos, tiene un quehacer bastante peligroso porque crea las condiciones favorables para que aparezca el delito en masa en forma súbita. Son esos saqueos que hemos presenciado por televisión, tan dolorosos, que nada tienen que ver con masas pobres, desesperadas o con hambre contenida. Simplemente son saqueos, rapiñas descaradas pero procesadas en masa ante condiciones favorables. Es como para pensar que hay un cierto margen de coordinación —o, por lo menos, de comunicación—, porque los saqueadores se concentran muy