Desgrabación de audición del Presidente por M24 del 24 de enero de 2013

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AUDICIÓN RADIAL DEL PRESIDENTE DE LA REPÚBLICA, JOSÉ MUJICA, POR M24, DEL 24 DE ENERO DE 2013 Es un gusto, amigos, saludarlos a través de este espacio con el que llegamos con alguna reflexión y hoy para recordar alguna cosa vieja que trae hilo a la actualidad. “Lobo devorador y sangriento, azote de la patria, oprobio del siglo XIX, afrenta del género humano…” y así seguía el libelo que por encargo porteño hizo Cavia para supuestamente “informar” a unos embajadores extranjeros que se presentaban en su época en Buenos Aires, todo esto referido a Artigas. Empezaba una larga leyenda negra que tuvo muchos escritores y muchos periodistas que lo acompañaron a lo largo de mucho tiempo. Por ejemplo, Alvear decía sin ninguna clase de tapujos: “Artigas fue el primero que entre nosotros conoció el partido que se podía sacar de la bruta imbecilidad de las clases bajas, haciéndoles servir, en apoyo de su poder, para esclavizar las clases superiores y ejercer su poder sin más ley que su brutal voluntad”. Hay otros varios, hasta nuestro caudillo Rivera le va a escribir en una carta a Ramírez en junio del año 20: “Es la necesidad de disolver las fuerzas del general Artigas, así será salvada la humanidad de su más sanguinario perseguidor”. Y Mitre va a decir en sus trabajos: “Tenía los instintos feroces, la hipocresía solapada del gaucho malo y el orgullo exagerado de sus facultades bajo las apariencias humildes”. Sarmiento, nada más ni nada menos que Sarmiento, lo va a definir “el patriarca de los caudillos del degüello y la barbarie”. Esto fue masivo, Pueyrredón diría por ese tiempo que lo que aparecía en letra de imprenta terminaba siendo verdad. Y es cierto que hubo gente que desde el primer momento, como Manuel Moreno Valdéz y sobre todo Alberdi, Alberdi viejo, defendieron la figura de Artigas, pero quedaron sepultados ante la montaña de papeles escritos. Es como para dar razón de aquello que “una mentira mil veces dicha insistentemente termina siendo verdad”. Le costó mucho tiempo a la historiografía, mucho tiempo, casi un siglo levantar uno a uno las falsedades que por escrito, sesudos intelectuales y periodistas de su época, levantaron contra Artigas. Esta falta de objetividad al parecer ha pasado mucho tiempo, se ha multiplicado el conocimiento, pero esta falta de objetividad es al parecer insuperable para la condición humana. Y todos los días nos encontramos con inútiles apelaciones a la deformación de la realidad. A título de ejemplo, rodaba el auto que nos llevaba, el lunes, al Consejo de Ministros y una emisora que obviamente se aprecia de agregar valor independiente a la información, relataba casi prolijamente el orden del día que tendría el Consejo de Ministros. Y no lo anotaba como una posibilidad, como una especulación, sino que lo daba tranquilamente como una información. Y eso era francamente imposible pues nosotros, portadores de ese orden no habíamos hablado absolutamente con nadie. Si relato esto, que es relativamente secundario, es que esta parece ser una constante. Se especula y se especula, frente a lo cual hay franco derecho a dar


opinión y a especular, pero hay que separar la opinión y la especulación del capítulo información. La información es la expresión, lo más fiel posible de la realidad, y cuando no se tiene la información, hay derecho a hacer conjeturas, pero hay que separarlo y esto es precisamente lo que frecuentemente no se hace, y naturalmente se sustituye con imaginación, con falta de objetividad la pintura elemental de la realidad. Por eso creemos que es muy difícil la independencia, pero más difícil es la independencia cuando precisamente a la información se la sustituye con lo que nos parece que podría ser. Esto tiene un inconveniente, por ejemplo, se transmite “el Consejo de Ministros va a discutir la cuestión impositiva”. Ni por asomo, ni por las tapas estaba en el orden del día, pero se hecha a volar y a correr y punto, ya está. Podría ser, desde luego, pero el hecho sustantivo es que no era. Yo sé que el grueso de los informativos se forman en gran medida con los aportes de la prensa escrita, y la prensa escrita, poco leída, se reproduce naturalmente en los informativos, pero esta cosa que tal vez tienen su arranque ahí, en la prensa escrita, desgraciadamente terminan confundiendo lo que son conjeturas con información real, veraz, efectiva. Se me podrá decir que a veces no hay posibilidad de contar con la información, etcétera, sí, sí, eso es muy entendible y atendible, mas no debería sustituirse la información con opiniones, en todo caso habría que separarlo. En otro orden de cosas, porque sabemos que este comentario no es otra cosa que un comentario y no vamos a cambiar la realidad con un humilde comentario, en todo caso tendríamos que repetir la filosofía “mi gente no sabe leer” aunque hoy todo el mundo sabe leer, pero me doy cuenta que hay una parte enorme de nuestra sociedad que a veces se mueve seleccionando enormemente lo que llega a sus oídos, porque sino habría cosas que resultan inexplicables. Por suerte la condición humana es bastante compleja también y por mucho que se machaque con esta metodología enredada y confusionista, el grueso de la gente tiene olfato y tiene rumbo por su propio albedrío. Como se dice en alguna parte “alcanzame la mula”, con un rasgo peyorativo de no credibilidad, necesariamente ciento por ciento en lo que está escrito. Amigos, hace mucho tiempo, allá por 1800 y pico en el mundo se llegaron a desatar dos o tres guerras, primero por Inglaterra, después por Inglaterra y Francia para con el entonces imperio chino para forzar la venta de opio, porque en aquel tiempo Inglaterra tenía un déficit comercial muy importante con China, que le vendía sedas, artículos finos, y le compraba poco, y para enjuagar ese déficit que la Inglaterra imperial, poderosa, navegante de todos los mares del mundo de la época, no encontró mejor camino que forzar el consumo de opio por la población china y las contramedidas que tomó el imperio chino determinaron una alta tensión que desembocó en guerras para imponer, no el comercio del opio, que era lo que interesaba, sino para imponer la libertad del comercio. Pero el hecho sustantivo es que ya en aquella época el mundo relativamente moderno empezaba a entender que había políticas de “plata o plomo” como dicen los mexicanos hoy, precisamente impulsando lo que en nuestro tiempo llamaríamos el comercio narco. En aquel tiempo en 1839, un gobernante chino


le escribe a la Reina Victoria: “Existe una categoría de extranjeros malhechores que fabrican opio y lo traen a nuestro país para venderlo, incitando a los necios a destruirse a si mismo, simplemente con el fin de sacar provecho. Ahora el vicio se extendió por varias partes y el veneno va penetrando cada vez más profundamente. Por este motivo hemos decidido castigar con penas muy severas a los mercaderes y a los fumadores de opio, con el fin de poner término definitivamente a la propagación de este vicio. Todo opio que se descubra en China se echa en aceite hirviendo y se destruye. En lo sucesivo todo barco extranjero que llegue con opio abordo, será incendiado”. Esta decisión del gobierno chino, decisión de autodefensa, le costó guerras, guerras frente a las cuales tuvo que transar y tuvo ingentes pérdidas. Naturalmente, no se levantó frente al mundo el afán de vender opio, sino que se hizo por principios de progreso humano, el fundamento de esas guerras fue la libertad de comercio. Ha pasado algún tiempo, un largo tiempo, mucho tiempo, diríamos, y hoy ya llevamos casi un siglo de algunas resoluciones que se tomaron por 1910-1920 y que después se fueron afirmando en una verdadera guerra, una batalla mundial contra el narcotráfico y este fue cundiendo al mismo tiempo que se combatía a manos militares y manos policiales, se fue expandiendo como una gangrena, transformando en un producto de mercado agresivo, cuyo mayor consumo está en Estados Unidos y en el área industrial y rica del mundo, pero que viene deformando la historia de América Latina, colocando a Centroamérica y particularmente a México en una situación francamente desastrosa, convertida en una guerra interna interminable, donde los hechos demuestran el fracaso permanente y constante de la vía represiva, la multiplicación del gasto, pero lo peor, la expansión de una cultura que está cundiendo por todas partes porque se expande por las cárceles de América Latina y va mucho más allá del narcotráfico, porque las metodologías y las cosas que se aplican en este negocio se expanden a otras formas de delito y se transforman precisamente —si se puede forzar el idioma— en una especie de degradación de los códigos elementales que desde antiguo también tenía el campo del delito. Estamos asistiendo paulatinamente por todas partes… en nuestro país, en nuestra sociedad aparecen nuevas instituciones, el sicariato, cosas que no existían en nuestra historia, sicariato y ajuste de cuenta por la droga o por lo que fuera, pero esta metodología es precisamente la que ha sembrado y ha desparramado, y está desparramando por América el narcotráfico. Es precisamente el narcotráfico el verdadero veneno muy por encima del veneno de la droga. No es que la droga no sea veneno, es que mucho peor, por sus consecuencias de mediano y largo plazo es precisamente el tráfico. El tráfico se asienta en un hecho elemental. La droga es un producto de mercado, un producto de mercado perseguido y deja una tasa de ganancia fenomenal y cubre todos los riesgos y por eso a pesar de la gente que cae y de los que van presos, siempre van a aparecer tontos en cadena que quieren el triunfo fácil y de corto plazo en nuestras sociedades que se enganchan en este comercio que los termina infamando a ellos mismos como seres humanos.


Destruye la sociedad, pero destruye las mejores costumbres, las mejores tradiciones que puede tener una sociedad y esto está pasando por toda nuestra América. Precisamente, los grandes mercados consumidores no pueden acotar el consumo, porque todo esto es un hecho económico de dimensiones tan colosales que termina engrosando las filas legales del mundo financiero, porque las sumas de dinero que se manejan, es imposible que se mantengan eternamente en la clandestinidad. El lavado de dinero se ha hecho una verdadera y artística profesión, por la cual se cobran comisiones muy altas, 30 % y más, y cunde por todas partes, y este es el origen de los paraísos fiscales, de tanta operación de ida y de venida, porque hay que asimilar, y asimilar significa que hay que legalizar semejante masa de recursos económicos que de otra manera su asiento no tendría explicación. Este es el nudo del mundo y de la época que nos toca vivir. Si nos mentimos, si deformamos la información, si no queremos ver la gravedad de la realidad que nos rodea, si porque es un fenómeno feo nos hacemos los distraídos y miramos para el costado, el único camino que nos queda es seguir lentamente envenenándonos como sociedad. No es que no tenga que existir represión, es que la represión es impotente ante esta fenomenal tasa de ganancia, y es impotente según demuestran los hechos, porque de lo contrario tendríamos que pensar que las bravas policías norteamericanas, aparatos de inteligencia y esos, son todos una manga de secuaces o de vendidos, y yo no puedo pensar con semejante felonía. Entonces tendríamos que pensar que todos los aparatos represivos terminan siendo comprados y etcétera, etcétera y la cosa no es así. Esta táctica de “plata o plomo” ha hecho del narcotráfico una especie de enemigo irresistible, por lo menos irresistible, si lo único que se levanta es la represión. ¿Por qué? Es sabido que estas costumbres que apenas hemos reseñado y sobre lo cual vamos a hablar días, coloca a los cuerpos represivos del mundo entero ante dilemas como este “o aceptas la coima o castigo a tus familiares”, o las dos cosas. Y en esas condiciones no se le puede pedir milagros a la humanidad. Para nosotros el eje central de la lucha es arrebatarles el mercado, que esto deje de ser negocio, porque sencillamente los costos no dan para competir. Esta es la filosofía de lo que estamos planteando, pero debemos discutirlo como nación, con todas sus idas y venidas. Ya le pasó al mundo cuando en algunos países, vaya casualidad… lo muy conocido es la Ley Seca en Estados Unidos que terminó generando a Al Capone y otros tantos. Algo parecido pasó en la Rusia estalinista, uno de los fracasos más estrepitosos de Stalin ha sido menos sonoro en el mundo, pero también allí quisieron combatir el alcohol clandestinizándolo y así les fue, una derrota fenomenal. Por eso me parece que tenemos que hurgar con inteligencia en estas cuestiones. No ser cerrados ni pasionales, y no creo que exista ninguna medida mágica.


Tenemos que empezar por reconocer que estamos frente a un enemigo muy superior, según lo demuestran los hechos y la historia contemporánea. Sesenta a setenta años de represión por toda América Latina y el fenómeno está allí presente y se expande y crece, y se anida y se asienta en la intimidad de las grandes urbes, y camina por las redacciones y consigue abogados, y consigue aliados en el lavado de dinero en el mundo financiero y hasta ha levantado candidaturas y hoy hasta domina algún estado. Se dice que hay un estado africano que está francamente dominado por el narcotráfico, ahí nomás, del otro lado del Atlántico, frente a América. Buena cosa fuera que la opinión informativa independiente del Uruguay volcara la información a torrentes que existe en la materia para que nuestro pueblo gravitantemente se dé cuenta frente a lo que estamos, porque vuelvo a repetir, la droga es una infamia, cualquier adicción es una infamia, el tabaco, el alcohol, cualquier droga, pero mucho más infamia, porque nos termina pudriendo la sociedad, es el vehículo. El narcotráfico que por su carácter clandestino y perseguido tiene una altísima tasa de ganancia pero se alimenta a sí mismo, termina construyendo redes y va generando costumbres y una ética que va mucho más allá del negocio de la droga y se expande como un fenómeno violento por toda la sociedad. Esta es la base de mucha cosa que anda dando vuelta, a veces conectada pero que está en el mundo contemporáneo y creo que somos tontos si no lo vemos. No es solo un problema nacional, es un grave problema de toda nuestra América Latina. El grueso de la cocaína se produce en América Latina, pero el grueso de la cocaína se consume en el mundo rico. En América Latina están las únicas multinacionales de claro origen latinoamericano que se han impuesto en el mundo, son las que tienen que ver con este tráfico, son organizaciones modernas muy ágiles, casi sin burocracia, expeditivas y que aprendieron mucho de la realidad, con una eficiencia atroz y con una crueldad atroz y una deshumanización creciente. Terminó la etapa del narcotráfico “filantrópico” a lo Escobar, ahora estamos ante otro fenómeno. Creo que el Uruguay, porque es un fenómeno horroroso y feo, hace fuerzas para no verlo y esto es lo más peligroso, lo más peligroso es esa sensación de no querer ver la realidad.


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