Audición del Presidente de la República, José Mujica por M24 08/03/12 Es un gusto amigos, poder saludarlos por este espacio y con ello, intentar volcar un par de reflexiones que consideramos pueden ser útiles para ubicar en la opinión pública los acontecimientos de estos días. Lo primero a decir en ese sentido es anunciar que el 21 de marzo, como se ha difundido, probablemente en la sala de la Asamblea General, pero en una convocatoria que no tiene que ver con una convocatoria de la Asamblea General, sino que utilizamos su recito, vamos frente a la familia Gelman como lo “mandata” la decisión de la Corte Interamericana de Justicia en su fallo, vamos a asumir la responsabilidad del Estado, que no es lo mismo que el Gobierno, del Estado como tal, frente a los acontecimiento juzgados que tienen que ver con la suerte de esa familia. Y lo vamos hacer, en el estricto orden de requerimiento jurídico que nos plantea el fallo, -ni un milímetro más ni un milímetro menos-, totalmente ajustado a esa decisión como corresponde y aclaramos: No es otra cosa que cumplir a cabalidad y de buena fe con una decisión que tenemos que acatar. En segundo término, no pensamos que es una fecha definitiva ni nada por el estilo, ni un antes ni un después, es una obligación jurídica del Estado uruguayo ante una decisión de un organismo que hemos reconocido en su momento. Todo lo demás, son puntos de vista que pueden tener con todo derecho, las distintas partes que componen nuestra sociedad. Pero nuestro deber es atenernos paso por paso a esa decisión jurídica y eso es lo que vamos hacer. En términos de valoración, nosotros no creemos ni que resuélvamos la historia, ni que significa un paréntesis o un mojón de carácter decisivo. Es en todo caso, apenas una etapa donde el Estado asume su obligación ¡La historia y la vida van a continuar! En otro orden de cosas queridos amigos, no debe ser un secreto para nadie en este país que ha habido en los últimos diez o quince años una formidable lucha ideológica en la manera de interpretar las necesidades más ondas del Uruguay y en realidad en esa lucha, que algunos pretenden apenas reducir una cuestión de izquierda o de derecha, pero que nosotros consideramos que fue mucho más allá, que supera largamente la contradicción de izquierda o derecha y fue, si el Uruguay iba a ser esencialmente un país de servicio sobre toda una plaza financiera, si el renglón más importante de su vida iba a ser intentar dibujar una nueva Luxemburgo en esta parte de América, o debía ser un país que expresara un intento y un modelo productivo que más o menos “encajara” con la realidad de esta parte de América. Hacia un lado y hacia otro mucho se discutió, hubo quines aparecieron como integradores, todo servía y todo era lo mismo, aunque en la práctica sabíamos que una visión privilegiada, la de país plaza financiera, iba en contra inevitablemente del país productivo.
Algunos la visión de país productivo la pudieron haber mezclado con los intentos de la década del cincuenta, donde el país transitó una larga etapa por lo que se llamó el modelo de sustitución de importaciones. La visión de país productivo requería un país que se fuera paulatinamente especializando en algunas ramas sustantivas de la economía y obviamente luchara por su inserción regional, y su inserción en el mundo de hoy. Ello significaba un país con buena parte de su economía abierta al mundo y dependiendo del mundo, pero no tan abierta como para no tener especialización afinada desde el punto de vista industrial en algunas ramas que consideramos merecían que el Uruguay se especializara. Naturalmente, no se pude resumir todo lo que significó el debate y la puesta en marcha de una época. La historia resuelve muchas cosas por sí misma, la crisis del 2002 dejó por el camino buena parte del sueño de nueva Luxemburgo en esta parte del continente, y nos demostró hasta el cansancio y hasta el dolor, que buena parte de nuestras penurias fueron derivadas de una quiebra sustantiva que se dio en la Argentina, en el sistema financiero argentino y que se trasladó hacia el Uruguay porque deliberadamente el Uruguay había construido un modelo dependiente. Una de cuyas actividades centrales era servir de alguna forma a la salida de valor de aquella parte del mundo. Aquella crisis bancaria que todo recordarán, y todas las consecuencias nos sumió, sumió a toda la región, primero a la Argentina, después a nosotros, en es penoso periplo del cual emergió un país distinto, en el cual estamos y que ha tenido émbolos importantísimo en estos años a la luz de una coyuntura internacional tal vez favorable, con una expansión importante de índole agropecuaria y con una afinamiento que de ninguna manera está terminado, -ni cosa que se parezca-, pero que nos ha permitido suturar las heridas mayores y asistir a nuevos desafíos que están por delante. Esos desafíos nos obligan a una batalla por la fuente de energía, por el costo de la energía, a una batalla por mejorar esa estructura global del país, empezando por el ferrocarril que son formas directas de abaratar el costo país y de mejorar sus posibilidades de lucha internacional partiendo de una base de la genuina competitividad que hay que tener. Pero entre otras cosa, ese Uruguay en el que estamos hoy y en el cual se esta avanzando, requiere crecientemente una mejor calificación de la mano de obra, promedio de Uruguay. Más claro: mayor capacitación técnica, no puede concebirse un país productivo sin una comulación constante de saber hacer, de saber cómo hacer y por qué en la masa laboral de país. Esto nos está obligando a reformular el valor de la formación técnica, que ha estado medio librado a los avatares y a las intenciones de modelo por los cuales atravesaba el país. Fue lógico que por allá al pisar el 1940, el país le diera mucho vuelo a la UTU, la transformara en un Ente Autónomo como fue a la vieja Escuela de Arte y Oficio, fundada en tiempos de Latorre, de ir al vuelo de una verdadera Universidad, porque el país se aprestaba a su modelo de sustituir importaciones y había que calificar a la mano de obra.
Aquella reforma que tuvo la audacia de transformarla en un Ente Autónomo y darle vuelo y libertad y medios va a ir quedando atrás cuando la crisis, luego de la década del sesenta, de 1960, se va afirmando en el país. Allí empieza una reforma de la enseñanza de carácter bastante conservador que reduce como cúspide a dos grandes centros: la capacidad de decisión de la enseñanza. Todo lo que se consideró enseñanza media quedo a un lado y a partir de hay empieza un proceso de crisis en la UTU, en la formación técnica que va a ir quedando “como una cenicienta”, una tendencia a resignar buena parte de la formación técnica y sea sustituida por una enseñanza liceal. Atrás de una idea que ha prosperado la necesidad de integralidad de la enseñanza. Pensando que la formación liceal, memoriosa, teórica, era como fondo insustituible para la formación integral y con ello en los hechos de una forma u otra la enseñanza técnica directa fue quedando como una cuestión lateral y casi contraria al espíritu de integralidad. Nos quedamos a leguas de aquella afirmación de Figari, “trabajar pensando y pensar trabajando”. En los hechos hubo una especie de contradicción: la Educación Humanística, por encima de la Educación Técnica, y esta la Educación Técnica, fue perdiendo reconocimiento como herramienta posible para la formación integral. No se pudo ver, y no se ve, que talvez para ir a Roma hay distintos caminos y que el desarrollo integral del individuo puede darse por uno o por otro lado. No es que reneguemos de la formación humanística, nos duele y nos ha dolido enormemente la visión unilateral, la imposibilidad de ver que la educación de las manos es también la educación y la formación del cerebro y que este se enriquece con la educación de las manos. Lo cierto está que hubo un periodo que la Educación Técnica se hizo una especie de copia empobrecida de la enseñanza liceal, se terminó enseñando a pizarrón y tiza y no enseñándole el taller. Esto fue un proceso bastante largo, deberíamos aceptar que en el desarrollo del hombre hay una relación dialéctica entre la mano y el cerebro. Que hay que respectar las decisiones individuales que se pueden seguir a la larga estudios superiores a partir de haber comenzado aprendiendo un oficio que nos sirve para ganarnos la vida. Y que la formación técnica inicial no es menos, por lo menos que la otra y que es además una necesidad imperiosa de la ahora. Lo cierto es que la UTU en su historia recibió golpes funestos. Cuando se pensó que el modelo era la patria financiera, se les postergaron cosas, se les obligaron a dejar cosas por el camino. Allá por el 2000, se dejaron por el camino cursos técnicos en áreas como instalaciones eléctricas, instalaciones sanitarias, construcción, carpintería, electrotecnia, electrónica, soldadura, etcétera. Si vamos hacer un país importadores, esencialmente importador al parecer no tenia gran importancia el desarrollo de estas áreas.
Después en el 2004, se cerró nada más ni nada menos un Instituto Normal de Enseñanza Técnica y con eso se liquidaron los cursos para la formación de maestros técnicos, que se volvieron a retomar recién en el 2008, pero quedó por el camino todo un capital humano formado y un montón de acumulación técnica y hasta en equipos que quedaron por el camino. Naturalmente la formación de maestros técnicos no podía tener importancia si el modelo era otro. Lo cierto que esas heridas y tantas otras que hay que olvidar determinaron en los hechos es que en la Universidad del Trabajo del Uruguay fuese una especie de Cenicienta que en definitiva si no podías ir al liceo, si tenías dificultades, si tenías que salir a trabajar rápidamente ibas a la UTU. Hoy estamos en otro mundo, hoy tenemos por delante otro modelo y nos encontramos con esto: la mejora salarial, la mejora en el ingreso, la mejora en la justicia social, al nivel que hemos llegado requiere como elemento fundamental que ayude no solo a la generación sino a la redistribución de la riqueza mejor calificación promedio del trabajo en el Uruguay. Estamos en este momento apelando a abrir la puerta a viejos jubilados que tengan algún oficio para que puedan insito formar gente, o ayudar a formar gente en la práctica. Esta es una necesidad del hoy, por eso hemos luchado por una UTU de carácter superior como una realidad que existe, una realidad que debe tener como 150 locales por todo el país, ¿qué cosa curiosa nadie se preocupo en este país si se habían inaugurado las clases?. Ni uno solo de los locales de UTU dejó de funcionar. Al parecer no se llovían, no tenían los baños tapados y etcétera, o los arreglaron antes, y probablemente exista una razón de todo esto, los profesores de UTU tienen un enorme compromiso con la tarea que llevan por delante y han hecho flores con sus penas. Debe haber de todo y tiro una lanza por ellos. Nosotros pensamos y va ir la semana que viene un proyecto pidiendo la autonomía de UTU, que la dejen volar y soñar, que pase a ser una Universidad en todo el país. Que cree centros, campos de desarrollo adaptado a las necesidades de cada una de las regiones del país. Y después si crece mucho, si es posible tener la idea que se divida pero que sea una UTU pública co-gobernada y que tenga posibilidades jurídicas de desarrollarse en profundidad y en horizonte. Es lo mínimo que tenemos que hacer con respecto a la enseñanza, con mucho derecho hay gente que discrepa y que va a seguir discrepando y nosotros la respetamos y la respetaremos mucho, no estamos para creernos el centro de la verdad. Si el Parlamento no lo acepta y para una transformación de este tipo se necesita mayorías especiales, y si no se logran esas mayorías especiales mala suerte valdrá la pena tener el debate. Tenemos un plan A, que es este por la puerta grande, el plan B, es que de no ser posible trataremos de apoyar en todo lo que podamos los trabajos de UTU,
tratando de sumar esfuerzos para que pueda masificar la docencia de los oficios por todo el país utilizando la mayor cantidad posible de recursos que no necesariamente pertenecen a la enseñanza pero la enseñanza debería poder conducirlos para que colaboren en la calificación creciente en materia de “saberes” que tenga nuestra gente. En realidad la causa no es la UTU, ni es la autonomía, ni la independencia, ni la cuestión de las ideas, la causa central es que nuestro pueblo pueda tener en su gente joven creciente calificación para mejorar su perspectiva de vida y su capacidad de aporte al desarrollo de la nación. En realidad, creemos que estos son instrumentos, la verdadera causa es obviamente, la suerte de la gente.