Pepe Mujica, el presidente que vive en una granja

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17 de mayo de 2013

Pepe Mujica, el presidente que vive en una granja El peculiar mandatario uruguayo revela aspectos de su vida cotidiana en su austera finca convertida en residencia presidencial. Para Mujica, del bloque izquierdista Frente Amplio, “el mundo está prisionero hoy de la cultura de la sociedad de consumo y lo que está consumiendo es vida humana, en cantidades tremendas”, pues se ha perdido la capacidad de disfrutar del tiempo y olvidado la idea de que “estar vivo es un milagro”. “La gente no compra con plata (dinero), compra con el tiempo que tuvo que gastar para tener esa plata. No se puede despilfarrar ese tiempo, hay que dejarle tiempo a la vida”, argumenta el mandatario, que preside un país de 3.3 millones de habitantes y que se vende a nivel turístico como el paraíso de la naturaleza y la tranquilidad.

Efe MONTEVIDEO,Uruduay.- Lee la prensa con un Ipad pese a vivir en una humilde granja, sin apenas seguridad y donde él Vestido con ropa y zapatillas deportivas de tonos grises y mismo se cocina carne con cebolla, su plato preferido. negros, Mujica recuerda entonces la célebre frase de Séneca de que “pobres son aquellos que precisan mucho”, Así es José “Pepe” Mujica, el peculiar presidente de Uru- aunque luego aclara que lo suyo no es un alegato a “la guay, que concedió a Efe una entrevista junto a su insepara- pobreza y la miseria”, sino a “la sobriedad” en el vivir. ble perra coja “Manuela”. Afable a pesar de su gesto aparentemente adusto, se enNi por la pequeña garita con dos policías situada frente al tusiasma con los regalos que ha recibido recientemente, lugar podría uno imaginar que la austera finca rural en la que como un laborioso tapiz obsequio de la Embajada de Chivive Mujica con su esposa, la senadora Lucía Topolansky, es na, país que visitará la semana que viene. la actual residencia presidencial uruguaya. Después de viajar al gigante asiático, Mujica se desplazará Ubicada a 10 kilómetros de Montevideo, en un área rural en a España donde espera conocer la localidad vasca de Mula que solo se escucha el trinar de las aves, lo primero que xica, de la que supuestamente proceden sus antepasados. sobresale de la granja presidencial son sus paredes desconchadas y techos de calamina verde, así como las gallinas que revolotean en los patios vecinos en torno a la ropa tendida al viento. “Mi manera de vivir es consecuencia del proceso de mi vida. He peleado hasta donde es posible por la igualdad y la equidad de los hombres”, afirma en tono reflexivo este exguerrillero que pasó catorce años en prisión, la mayoría durante la dictadura (1973-1985), y que el próximo lunes cumplirá 78 años.


“El mundo está prisionero hoy de la cultura de la sociedad de consumo y lo que está consumiendo es vida humana” “Mujicas en la expedición de Colón ya había algunos que los ahorcaron en las Antillas por revoltosos”, relata jocoso, antes de explicar que el apellido Muxica pasó con el tiempo a Mújica en España, Mojica en México y Mujica en algunos puntos de Suramérica. Aunque pueda parecer chocante, el jefe de Estado cuenta con un Ipad para leer los periódicos temprano, antes de desplazarse a la Torre Ejecutiva, la sede gubernamental en el centro de Montevideo. Lo usa al parecer porque no llega la prensa hasta la vecindad donde reside junto a otras tres familias y donde “Manuela” acampa a sus anchas, pese a los 18 años de vida que le contemplan. La cojera de la perra es fruto de un accidente con unas herramientas de arar que forzó la amputación de una de sus pata, relata el mandatario. Uno de los vecinos del presidente, un hombre joven, le ayuda en las tareas agrícolas, para las que dispone de un viejo tractor que duerme en un galpón enmohecido junto a su viejo coche, un Volkswagen escarabajo (fusca o vocho) que tiene un cuarto de siglo de vida y está valorado en menos de 2.000 dólares. El mandatario dice tener “poco tiempo” para las labores de campo y aclara que siguen cultivando flores únicamente para mantener la simiente y poder volver a producir con fines comerciales cuando deje el poder. Entonces pretende también “hacer una escuela de oficios granjeros” destinada a jóvenes de la zona, porque “hay muchos guríes (muchachos) a los que les cuesta aprender un oficio”, revela. La comida la compran en un autoservicio cercano con su esposa Lucía, que este jueves no llegará para comer porque está en el Parlamento trabajando. “Cocinamos nosotros. Hoy a mediodía si no cocino no como”, reconoce Mujica, que para la ocasión va a prepararse su plato preferido: “bife con cebolla, con abundante cebolla picada”. Pero antes saca el Volkswagen del galpón, invita a subirse al asiento trasero a la renqueante Manuela y se marcha a la carnicería del barrio, situada a dos minutos de trayecto por un camino rural.


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