Prison to Prison Una historia íntima entre dos modelos arquitectónicos
Ministerio de Educación y Cultura
Universidad de la República
Curadores
Fotografía de campo
Sergio Aldama
Agustín Fernández
Ministra de Educación y Cultura
Rector de la Universidad
Federico Colom
Maria Julia Muñoz
de la República
Diego Morera
Autores Invitados
Dr. Roberto Markarian
Jimena Ríos
Textos críticos
Mauricio Wood
Natalia Agati
Subsecretario de Educación y Cultura
Facultad de Arquitectura, Diseño
Edith Morares
y Urbanismo
Ethel Baraona Comisario
Ángel Borrego
Alejandro Denes
Luis Camnitzer
Director General de Secretaría
Decano de la Facultad de
Ana Gabriela Gonzalez
Arquitectura, Diseño y Urbanismo
Asistencia Comisario
Olimpia Fiorentino
Arq. Marcelo Danza
Angélica Lazarimos
Andrés Jaque
Consejo de la Facultad de Arquitectura, Diseño y Urbanismo
Diseño de Experiencia
Matices Culturales
Juan Pablo Colasso, Marco Colasso
Hélio Meneses
head brothers
Serena Olcuire
Marcelo Danza
Director Nacional de Cultura Sergio Mautone Director de Programas Culturales Begoña Ojeda Ministerio de Relaciones Exteriores
Natalia Laino
Orden estudiantil Lucrecia Vespa Matías Marrero Sofía Ibarguren
Luis Parodi Contenido de la Experiencia
Francesco Perrotta-Bosch
Florencia Lindner
Juan Miguel Petit
Matices Culturales
Daniel Zubillaga Puchot
Ministro de Relaciones Exteriores
Orden docente
Fabián Sarubbi
Rodrigo Rey
Rodolfo Nin Novoa
Arq. Juan Carlos Apolo
Marco Colasso
Cesar Reyes Najera
Dra. Arq. Mercedes Medina
Juan Pablo Colasso
Angelina de los Santos
Subsecretario de
Arq. Francesco Comerci
Relaciones Exteriores
Arq. Salvador Schelotto
Asistencia en Diseño
Ariel Bergamino
Arq. Fernando Rischewski
Bruno Baietto
Enrique Walker Imágenes críticas Martín Amande
Director General de Secretaría Carlos Amorín Director Administrativo
Orden de egresados Arq. Néstor Pereira Arq. Patricia Petit Arq. Alfredo Moreira
Hugo Caussade
Diseño Editorial e Identidad Visual Carolina Ocampo & Sofía Ganduglia
Harun Farocki Agustín Fernández Regina José Galindo
Diseño de póster Sebastián Lambert
Conor McGrady Antoni Muntadas Matías Nin
Director General de Asuntos Culturales
Tipografías
Omar Mesa
Quiroga & Rambla
Berna Reale Stanford Prison Experiment
tipotype.com
Embajador de Uruguay en Italia Traducciones
Gastón Lasarte
Estudio de Traductores BBC (Textos págs: 60Asociación de Amigos del Pabellón
62, 83-84, 86-91, 99-105)
Enrique Aguerre
Correcciones
Cristina Bausero
Estudio de Traductores BBC
Patricia Bentancur Trabajo de campo
Miguel Fascioli Silvia Listur
Cecilia Lombardo
Luis Oreggioni
ISBN 978-9974-36-358-8
Cecilia Alamón
Ricardo Pascale
© Aldama, Sergio; Colom Federico;
Bernardo Martín
Luis Zino
Morera, Diego; Ríos Jimena;
Natalia Laino
Wood, Mauricio; 2018
prisontoprison.uy
de Uruguay en Venecia
Sponsors
Gabriela Dibarboure
Tania Odriozola
Elina Rodríguez
Uruguay Natural
Suci Dutra
Natalia Olij
Juan Andrés Rodríguez
Ana Lucía Álvarez
Tony Dutra
Virginia Olij
Francisco Sánchez Varela
Richard Aldama
Santiago Ferrando
Olivares De Casupá
Laura Sánchez
Inés Amorín
Mauro Fonticiella
Laura Passanante
Martina Seré
Olga Araujo
Gabriela Garrido
Liliana Palma
Emilio Silva
Carlos Arcos Ettlin
Alma Gil
Susana Palma
Franco Simini
Lucía Arzuaga
Graciela Gil
Teresita de Paula
Mercedes Sotelo
Rosario Asuaga
Irene Gil
Francesco Perrotta-Bosch
Virginia Sosa
Rafael Bega
Laura Gil
Laura Pérez
Cristina Stoppiello
Paula Berhau
Malena Gil
Rosario Pérez
Francois Tanner
Valeria Berhau
Xavier Gómez-Pantoja
Carla Raffo
Carolina Vignoli.
Mariela Boero
José Eduardo Iramendi
Andrés Raffo
Myriam Bustos
Ana Jones
Matías Radünz
Martín Cáceres
Agustina Laino
Carmen Ríos
Martín Cajade
LGD Arquitectos
Elena Ríos
Graciela Censato
Miguel Mengual
Gilberto Ríos
Raúl Chávez
Viviana Misurraco
Natalia Ríos
Micaela Cristobo
Martín Odriozola
Agustina Rodríguez
—
Agradecimientos
Eva Canel
Lúcia Koch
Natalia Ríos
Cecilia Alamon
Sonia Castro
Cecilia Lombardo
Fernando Rossi
Mayra Aldama
Raúl Chávez
Fernanda Lobo
Genaro Rossi
Richard Aldama
Colectivo Malambo
Florencia Martínez
Sara Rossi
Sebastián Alonso
Martín Cobas
MAPA Arquitectos
Robert Rossella
Martín Amande
Martín Craciún
Matices Culturales
Agustina Rodríguez
Carlos Arcos
Marcelo Danza
Hélio Meneses
Jackson Araújo
Leonardo Dasso
María José Milans
ATI Suffix
Francisco Díaz
Diego Moles
Markus Bader
María Elena Diena
Florencia Morera
Adrián Baraldo
Agustín Dieste
Nada Crece a la Sombra
Pablo Betancurt
Lucía Duclosson
Juan Ormaechea
Paula Berhau
Antje Ehmann
Luis Oreggioni
Valeria Berhau
Valeria España
Jorgelina Palma
Mary Yulka Bogisich
Miguel Fascioli
Luis Parodi
Fanny Bonandini
La Furgoneta
Personal Unidad n°6 de Punta de Rieles
Mario Bonandini
Laura Gil
Juan Miguel Petit
Lesley Tanner
Selva Braselli
Silvia Gil
Simone Pírez
Enrique Walker
Claudia Brasesco
Federico González
Andrés Raffo
Alicia Wood
Pedro Brito del Pino
Juan Herreros
Carla Raffo
Eduardo Wood Sr
Ariadna Cantis
Gustavo Hiriart
Raumlabor
Eduardo Wood Jr
Patricia Calcagno
Ana Juanche
Susana Regent
Guillermo Wood
Ana María Sánchez Laura Sánchez Claudia Sánchez Claudio Scarpa Fernando Sicco Equipo del EAC Franco Simini Carina Strata Gilberto Ríos
andrés jaque y enrique walker en conversación
¿Cómo escapar a la caja videovigilada? prison to prison
73
38 Más necesario que nunca es un intelectual (que valga la pena ser leído)
prison to prison
106
Una historia oficial
subillaga + rey
30
francesco perrotta-bosch
24
Mesa abierta desde la cárcel de Punta de Rieles
Prisiones
prison to prison
37
facultad de arquitectura, diseño y urbanismo
conor mcgrady
Introducción
Arquitecturas de encierro
7 prison to prison
Prison Architect
27
marcelo danza
8
6
Presentación ministerio de educación y cultura
prison to prison
Sumario
70
prison to prison
Critical Memes
¡Hola lector!
regina josé galindo
La primera experiencia de participación público-privada en unidades penitenciarias en Uruguay
antoni muntadas
Cercas
82
78
America´s family prison
La Arquitectura como instrumento político
63
64
ángel borrego
99 Arte y alfabetización
44
luis camnitzer
93 De la rehabilitación a la transformación colectiva
92
Videovigilancia
Prison images
harun farocki
prison to prison
natalia laino
60
9
La insurrección [arquitectónica] que viene
Prison to Prison, una historia íntima entre dos modelos arquitectónicos
ethel baraona and cesar reyes najera
martín amande
50
Fotografía y situación
58
prison to prison
Entrevista a Juan Miguel Petit prison to prison
86
prison to prison
Arquitectura de punción
54
96
hélio menezes
41
philip zimbardo
Standford prison experiment
85
natalia agati, olimpia fiorentino, serena olcuire
La cárcel pueblo desde arriba
¿Prisión? Una pregunta más que una afirmación
matías nin
Entrevista a Luis Parodi
agustín fernández
56
Acto de desaparición de la Luz
berna reale
98
angelina de los santos
Americano
83
La larga risa de todos estos años
Festival en el pueblo
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#presentación Ministerio de Educación y Cultura
Es un gran honor para la Dirección Nacional de Cultura del Ministerio de Educación y Cultura presentar el envío de Uruguay a la 16.a Muestra de Arquitectura de la Bienal de Venecia. El llamado de la dupla curatorial integrada por las arquitectas Yvonne Farrell y Shelley McNamara propone celebrar el Freespace como la capacidad de la arquitectura de encontrar inesperados gestos de generosidad en cada proyecto, incluso en aquellos enmarcados dentro de lo más privado, defensivo, excluyente o en las condiciones comerciales más restrictivas. El trabajo que propone el equipo seleccionado para representar a Uruguay logra exponer crudamente una realidad en la que la arquitectura condiciona in extremis la vida misma. Prison to Prison plantea un diálogo que va mas allá de la construcción intelectual sobre modelos carcelarios. Propone una reflexión sobre la condición humana, la creación de cultura, las relaciones interpersonales, los roles, las capacidades, las resiliencias y la política. También se trata de procesos de creación, investigación y generación de pensamiento crítico desde la arquitectura, enriquecidos por la construcción colectiva de un equipo que integra diversas disciplinas. A través de una propuesta curatorial y discursiva sólida se evidencia un planteo estético que habla muy bien de esta nueva generación de profesionales de la arquitectura comprometidos con los desafíos de su contemporaneidad y que hoy tenemos el gusto de recibir en nuestro querido pabellón de Uruguay en los Jardines de la Bienal de Venecia.
Sergio Mautone Director Nacional de Cultura
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#introducción Facultad de Arquitectura, Diseño y Urbanismo, Udelar
La Bienal de Arquitectura de Venecia se ha consolidado como uno de los eventos más relevantes de la cultura arquitectónica mundial. Durante varios meses se presentan en I Giardini, L’Arsenale y en varios escenarios esparcidos entre los canales venecianos, variadas instalaciones, muestras, conferencias y publicaciones que condensan el estado del arte de la disciplina a nivel global. Desde hace siete ediciones el Ministerio de Educación y Cultura de la República Oriental del Uruguay (MEC) confía a la Facultad de Arquitectura, Diseño y Urbanismo (FADU) de la Universidad de la República el envío de su muestra nacional. A su vez, la FADU realiza un concurso abierto fallado por un destacado tribunal para seleccionar la idea curatorial que se llevará adelante en el hermoso pabellón de que dispone nuestro país en I Giardini venecianos desde hace ya varias décadas. Esta situación, sin duda atípica, habla de la sólida institucionalidad de este pequeño país sudamericano y del singular espacio que ocupa la universidad pública, gratuita y cogobernada en su construcción cultural. En esta nueva edición el MEC y la FADU colaboran en forma directa, aportando el primero el comisario de la muestra, Alejandro Denes, y la segunda, el equipo curatorial seleccionado por un llamado abierto. Este grupo de profesionales, docentes y estudiantes de esta casa de estudios, acompañados por amigos y creativos, completan un equipo joven, con ideas removedoras que invitan a ilusionarse, a creer que otros modos de entender la arquitectura y la ciudad se avecinan. Todas las etapas de la experiencia resultaron sumamente estimulantes, lo que nos contagia el optimismo sobre la viabilidad de una sólida construcción cultural colectiva y nos invita a continuar trabajando en el mismo camino con entrega y convicción. La propuesta seleccionada es una interesante reflexión que interpreta los conceptos de freespace sugeridos por la curaduría general de la Bienal propuestos por las arquitectas Yvonne Farrel y Shelley McNamara, y nos anima a mirar las prácticas arquitectónicas profanas sin perder la capacidad de asombro, con una actitud abierta y permeable.
Arq. Marcelo Danza Decano de la Facultad de Arquitectura, Diseño y Urbanismo
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01 Proyecto «Una cárcel pueblo» seleccionado por el llamado interno a Proyectos de Extensión y Actividades en el Medio, Edición 2018, de la Facultad de Arquitectura, Diseño y Urbanismo de la Universidad de la República. 02 G. Didi-Huberman: Harun Farocki, Desconfiar de las Imágenes. Caja Negra. Buenos Aires, 2015. 03 H. Steyerl: The Institution of Critique en Beyond Representation. Essays 19992009. n.b.k. Diskurs. Berlín, 2016.
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La publicación que tiene en sus manos forma parte del envío nacional de Uruguay a la 16. Mostra Internazionale di Architettura de la Biennale di Venezia 2018: Prison to Prison, una historia íntima entre dos modelos arquitectónicos, que surge en respuesta al concepto de Freespace propuesto por las curadoras irlandesas Yvonne Farrell y Shelley McNamara. Llevado adelante como una apuesta por la dimensión cultural y política de la arquitectura, Prison to Prison es un proyecto colectivo y múltiple desarrollado por un equipo de más de 15 personas provenientes de diversos ámbitos. En este sentido, Prison to Prison incluye simultáneamente la exposición que se podrá ver en el pabellón de Uruguay en la Biennale desde el 26 de mayo hasta el 25 de noviembre de 2018, el presente observatorio de textos e imágenes, la plataforma web prisontoprison.uy, un proyecto urbano de trabajo de campo en la Unidad n.° 6 de Punta de Rieles01, y una agenda de eventos a desarrollarse en Uruguay durante los meses que dure la Biennale. Más que como un catálogo, este material es entendido y presentado como un instrumento creado a partir de múltiples enfoques, un montaje inacabado sobre la libertad, la violencia de la abstracción, la vida, que permite indagar el estado del arte de la arquitectura. Como podrá ver en las páginas que siguen, la presente publicación no pretende ser ordenada lineal ni jerárquicamente, sino que prefiere invitar a que se la recorra aleatoriamente. No le interesa ser «una» publicación, sino varias. Varias miradas que se superponen, que mutan en su forma de hablar y presentarse no para dar una única respuesta, sino simultáneos indicios de lo posible. La búsqueda por posicionarse críticamente sobre ciertas temáticas implica, entonces, intentar desmantelar sus artefactos,
describir las relaciones sobre las que se constituyen y ser capaces de desmontar y volver a montar los estados de las cosas02. O, como dice Hito Steyerl, esta búsqueda supone «que el arma de la crítica debe ser reemplazada por la crítica de las armas»03. Este material incorpora textos críticos de: Luis Camnitzer, Marcelo Danza, Angelina de los Santos, Natalia Laino, and Daniel Zubillaga Puchot and Rodrigo Rey, from Uruguay; Hélio Menezes and Francesco Perrotta-Bosch from Brazil; Ethel Baraona, Ángel Borrego and Andrés Jaque, from Spain; Natalia Agati, Olimpia Florentino, Serena Olcuire, of the Ati Suffix group, from Italy; entrevistas a Luis Parodi y Juan Miguel Petit; y una mesa abierta con el Centro Cultural Matices de la Unidad n°6 de Punta de Rieles. También presenta la siguiente selección de imágenes críticas: un ensayo inédito del fotógrafo Agustín Fernández y de Martín Amande from Unidad n°6, una investigación sobre las imágenes producidas por el Ministerio del Interior de Uruguay sobre la Unidad n.° 1, una indagación sobre el videojuego Prison Architects desarrollada por el propio equipo Prison to Prison, así como trabajos realizados por los artistas Harun Farocki de Alemania, Antoni Muntadas de España, Regina José Galindo de Guatemala, Berna Reale de Brasil, Matías Nin de Uruguay y Conor McGrady de Irlanda del Norte. Acompaña esta publicación, de forma complementaria y disruptiva, un gran póster grafico que se propone desmontar y analizar minuciosamente los dos modelos arquitectónicos que dan lugar a Prison to Prison, una historia íntima entre dos modelos arquitectónicos. ¡Que lo disfrute! Deseando prender en conjunto una chispa, lo saluda Equipo Prison to Prison
#prison to prison Una historia íntima entre dos modelos arquitectónicos
01 H. Steyerl: Beyond Representation. Essays 1999-2009. n.b.k. Diskurs. Berlín, 2016.
«Which montage between two images/elements could be imagined that would result in something different between and outside these two, which would not represent a compromise but would instead belong to a different order —roughly the way someone might tenaciously pound two dull stones together to create a spark in the dark? Whether this spark, which one could also call the spark of the political, can be created at all is a question of this articulation». Hito Steyerl, The Articulation of Protest.01
img 01 Técnica para prender fuego por percusión. Tomada de Google Images.
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1. Lo urgente, lo irónico, las piedras que chocan y lo político
02 Ver lista completa y artículo en http://www.artribune.com/progettazione/architettura/2017/12/2017-anno-architettura-bilancio-artribune/.
a. 2017, la Grenfell Tower y lo urgente. El 14 de junio de 2017 ardía la Grenfell Tower, ubicada en el área de North Kensington en Londres, dejando más de 70 personas fallecidas y cerca de 100 heridos. El bloque de viviendas de 24 pisos de altura y 127 apartamentos se destruyó casi completamente de manera tan veloz que devino una trampa mortal de difícil escapatoria para sus residentes. Proyectada en 1967 y terminada de construir en 1974, la torre de viviendas sociales de arquitectura brutalista estaba ubicada cerca de uno de los barrios más caros de la capital inglesa. Gestionada por la mayor administradora de inquilinos de Inglaterra, en 2015 fue objeto de una renovación interna y externa que, entre otras medidas, incluyó un «cambio de cara» acorde a los tiempos que corrían, para dejar atrás su vergonzosa apariencia setentosa y adaptarla a las transformaciones de la zona.
img 02 La Grenfell Tower prendida fuego. Tomada de Google Images.
Sin embargo, esta mutación de piel no finalmente no traería buenas nuevas, sino al contrario, sería la sentencia de muerte de muchos de sus habitantes. Según estudios posteriores a la catástrofe, el nuevo recubrimiento, que resultaría inflamable, sería la explicación de la rapidez con que el fuego se propagó por la estructura. Ya en 2018, el site italiano de arte y arquitectura Artribune elegía como principal acontecimiento de la arquitectura mundial en «2017, un anno di architettura», al incendio de la Grenfell Tower, lo que constituye un interesante llamado de atención. Dice el site: «sin un render atractivo, sin corte de cinta, ni siquiera con el retrato de un diseñador exitoso. Seis meses después del incendio, solo existe una imagen desde la cual analizar el panorama arquitectónico del año pasado, y es a través de este hecho despiadado y angustiante». 02 Así, vemos como en un único acontecimiento, que en gran medida se vincula con lo arquitectónico y lo urbano, confluyen simultáneamente una enormidad de fenómenos y tensiones característicos de nuestros días: la urgencia por políticas dignas de vivienda social, la desregulación y la complicidad de las políticas urbanas públicas en relación con intereses privados; la importancia dominante de la imagen en el mercado (¡y el proyecto!) de la arquitectura, el imperativo del valor del metro cuadrado sobre el valor de la experiencia, la necesidad de renovación constante; y también el multiculturalismo, la perseverante segregación urbana de los excluidos, el aceleracionismo de los cambios, las subjetividades o la negligencia de las autoridades. Existen, entonces, hechos que a priori resultan ajenos a lo meramente disciplinar, pero que, sin embargo, tras una segunda mirada de mayor frescura se
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03 El curador suizo Hans Ulrich Obrist señala al respecto: «I always ask myself: ‘is it urgent?’, urgent is my favorite word».
04 Hou Hanru, Correspondence between curators Hou Hanru and Hans Ulrich Obrist, en http://www.artpractical.com/ feature/urgent_is_to_take_a_distance/ 05 «Franco “Bifo” Berardi, On the “Possibility of Joy”, An interview». Clinamen. En http://www.publicseminar.org/2018/01/franco-bifo-berar-
perciben asombrosamente cargados de una intensidad compleja propia de nuestra época, y marcan, o deberían marcar, la agenda de lo urgente03 en nuestra práctica en relación con el Otro. Pareciera, en este inquietante contexto, que nada fuese más urgente —que descubrirlos— minimizando el consumismo del exotismo político-ajeno, y que al mismo tiempo nos permita ser capaces de desarrollar nuevas estrategias de percepción crítica, comprensión y evaluación de la realidad, que posibiliten ser interpretadas de diversas maneras, y estén abiertas a múltiples interpretaciones de lo que entendemos como «la verdad». 04
di-on-the-possibility-of-joy.
b. 2017, las Cárceles de Punta de Rieles y lo irónico. Cuesta creerlo, pero 06 Freespace es la temática propuesta por las curadoras de la Biennale 2018, Yvonne Farrell y Shelley McNamara de Grafton Architects. 07 Este concepto se relaciona con la idea de las luciérnagas analizadas por Georges Didi-Huberman en Sobrevivencia dos vaga-lumes.. Editora UFMG. Brasil, 2014.
en el año 2017 el edificio más grande construido en Uruguay ha sido una cárcel. En una de las democracias más consolidadas y reconocidas del continente latinoamericano, este hecho tan simbólico —que casi pasa desapercibido—, sorprende, sin dejar de hablarnos de nuestros miedos y deseos colectivos así como de los alcances y limitaciones de nuestra disciplina. Se trata del nuevo establecimiento de privación de libertad Unidad n.º 1 Cárcel de Punta de Rieles que, con un área de 18 hectáreas, espacio para 1960 reclusos y un presupuesto de cerca de 100 millones de dólares, pasa a ser la segunda cárcel del país en términos de capacidad y constituye, además, la primera experiencia de financiación de participación público-privada en el ámbito carcelario del Uruguay. Sin embargo, no todo son malas noticias desde el sur. Irónicamente, el nuevo centro de reclusión ha sido construido contiguo (¡compartiendo medianera!) a la existente Unidad n.º 6 Cárcel de Punta de Rieles, conocida como la cárcel pueblo. Una experiencia única en nuestro contexto y en el continente, en que la prisión, con 600 reclusos, es entendida como un pueblo que imita las lógicas urbanas del afuera en el adentro, configurando un inédito Freespace en el ámbito menos esperado: el sistema carcelario uruguayo. Es así entonces, que desde la inauguración del nuevo centro en 2018, conviven en el mismo terreno de la periferia montevideana, de forma casi esquizoide, dos cárceles que asombrosamente se planearon durante el mismo gobierno, pero que son opuestas en su forma de entender el castigo, la reclusión, la vigilancia, la tecnología, los desplazamientos, el espacio, y, sobre todo, lo humano. De este modo queda estrenado lo que podemos denominar un verdadero y gigantesco oxímoron arquitectónico de más de 30 hectáreas. Más interesante aún, a la hora de intentar entender el significado de este oxímoron como arquitectos, es el singular hecho de que ninguna de las dos cárceles ha sido pensada proyectualmente por arquitectos uruguayos. La nueva prisión repite la fórmula de un modelo abstracto traído desde el exterior que se ha implantado bajo directrices de la empresa privada que la construyó, mientras que la cárcel pueblo se ha construido a sí misma en base a construcciones preexistentes y a otras llevadas a cabo por los propios presos, al margen de todo interés disciplinar y de la academia. Esta situación es irónica y por eso resulta seductora; y es a partir de la ironía que resulta interesante ver las cosas. Como audazmente dice el filósofo italiano Franco «Bifo Berardi», «we live in hell, but in hell we have the capacity, an ironic capacity, to create sensitive lifespaces; a life which does not rule out joy as a possible dimension. Don’t forget the possibility for joy. That is the motto for today».05
c. El Freespace, las piedras que chocan y lo político. En el contexto de la presente edición de la Biennale, es relevante preguntarnos: ¿existe acaso un programa más arquitectónico que la cárcel, en el que la vida de sus usuarios es definida las 24 horas del día por el propio edificio; donde dormir, comer, caminar, hablar, compartir, pensar, mirar, son acciones definidas sin tregua por el marco arquitectónico de la propia cárcel donde tienen lugar? Y también, ¿podremos proponernos indagar sobre la noción arquitectónica de Freespace06 en un sitio que tal vez sea su mayor opuesto? La respuesta debe ser sí, y de aquí es de donde surge Prison to Prison, una historia íntima entre dos modelos arquitectónicos. Así, como si fuésemos hombres primitivos, obligados a analizar con atención lo que nos rodea para elegir minuciosamente cómo actuar ya que de
11
img 03 Las dos cรกrceles de Punta de Rieles. Imagen tomada por Fabiรกn Sarubbi para Prison to Prison.
12
08 H. Steyerl: Los condenados de la pantalla. Caja Negra. Argentina, 2014. 09 Ibidem
img 04 Berna Reale portando una antorcha olímpica en una cárcel de Brasil, imagen cortesía del artista.
eso depende la supervivencia, seremos capaces de tomar con fuerza en nuestras manos estas dos grandes piedras de hormigón y ladrillo para chocarlas, percutirlas violentamente entre sí, y en ese instante, por esa colisión forzada de los opuestos, prender, como dice Hito Steyerl en la cita que abre este texto, la chispa de lo político. Una chispa que no será ya una respuesta general, radical, toda, una luz blanca que todo lo ilumine, sino, que será señal, singularidad, brillo pasajero, tímidamente luminoso07 que interrumpirá la noche con nuevos destellos de esperanza. Al fin, ya es tiempo de tirar el arte souvenir de la hoz y el martillo al cubo de basura de la historia. Si consideramos la arquitectura en relación con la política como algo que sucede en otro lugar, que corresponde a comunidades desposeídas en cuyo nombre nadie habla, acabamos por olvidar qué hace a la arquitectura intrínsecamente política hoy día: su función como un lugar de trabajo, conflicto y… diversión08.
Felizmente, la arquitectura no está fuera de la política, sino que la política reside intrínsecamente en su producción, distribución y recepción. Siendo así, si nos enfrentamos a este hecho con optimismo, podremos superar el plano de una política de representación y embarcarnos en una política que está ahí, frente a nuestros ojos, lista para ser adoptada09.
2. Pueblo chico, infierno grande Un militar camina a través de un borde inédito y recién nacido en nuestro país: el límite medianero que separa las dos cárceles de Punta de Rieles. Dos edificios vecinos, pero muy distantes en su concepción. Así, el militar pareciera recorrer el espacio de diálogo entre dos arquitecturas que coexisten en un mismo territorio, pero hablan distinto idioma, situación que, haciendo referencia a la ciudad letrada de Ángel Rama, podríamos reconocer como una diglosia arquitectural materializada.
a. La cárcel pueblo, Unidad n.º 6 Punta de Rieles. La llamada cárcel pueblo, que ha alcanzado relevancia nacional e internacional, es una experiencia única y emergente entre modelos de cárceles que permanecen incambiados en el tiempo. Así, resulta especialmente interesante, ya que incorpora desde su gestión y organización espacial, estrategias provenientes de lógicas urbanas contemporáneas. Como dice su director, Luis Parodi, primer director de cárcel uruguaya que no es policía, sino un civil formado en educación, se trata de una idea muy simple, aunque no por ello menos fuerte, y desconcertante en el debate de hoy día:
13
«si armamos un sistema parecido al afuera, posiblemente la experiencia que tengan en este sistema les pueda servir mañana cuando se vayan. (…) En realidad, la paradoja, y lo innovador de esto, es que la cárcel puede ser un lugar digno y de trabajo»10. A partir de 2010, allí se desplegó una singular experiencia de transformación colectiva de la que participan 600 personas privadas de libertad. En un área de 13 hectáreas se despliega una especie de barrio heterotópico de características muy similares a las de cualquier barrio de la periferia montevideana que lo rodea muros afuera.
img 05
Construida donde fuera la cárcel de mujeres en la última dictadura uruguaya, la prisión aprovecha estructuras preexistentes acumuladas durante décadas y adiciona nuevas, surgidas de las necesidades, gestionadas y organizadas por sus propios reclusos. El espacio se estructura en torno a tres sinuosas calles principales que se encuentran en lo que se reconoce como el «centro», la plaza, del establecimiento. Desde ellas se accede a la zona comercial, a las áreas del polo industrial, a las huertas, y también al área deportiva, al centro educativo y a la decena de pabellones de vivienda dispersos. Los horarios y pautas de funcionamiento son claros y firmes, lo que no impide que los internos circulen libremente por el espacio, participando de las diversas actividades que encuentran, y teniendo la posibilidad de generar sus propias rutinas diarias. Este ámbito ha dado pie a que germinaran unos 60 emprendimientos productivos llevados adelante por los internos. De este modo se han conformado varias empresas de armado de bloques de hormigón, carpintería, herrería, reparación de botes de fibra de vidrio, talleres de costura, almacenes, bazares, panadería y pizzería, emprendimientos de reciclaje y otros. Es de destacar que son los propios internos los que financian los emprendimientos. Con este fin que han creado una especie de «banco» que aporta «capital semilla» a cada nuevo desarrollo que llega11. Las ganancias económicas que reciben por sus trabajos pueden ser utilizadas en los locales comerciales que funcionan dentro de la cárcel o entregadas a sus familias afuera. Ejemplo emblemático de este proceso es la Panificadora Gigor, llevada adelante por dos reclusos, ya liberados, que vuelven a trabajar allí todos los días. En sus tres turnos de trabajo la panificadora emplea cerca de 100 personas. Sus productos, repartidos en camión desde Punta de Rieles, llegan a toda el área metropolitana de Montevideo.
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img 05 y img 06 El límite entre ambas prisiones. Imagen por Prison to Prison.
img 06
10 Entrevista a Luis Parodi en Punta de Rieles: «La cárcel uruguaya que parece un pueblo». En La Nación, 14 de marzo de 2017. 11 Informe Anual del Comisionado Parlamentario Penitenciario 2016. 12 Federación Uruguaya de Cooperativas de Vivienda de Ayuda Mutua. 13 A. De los Santos: «Una cárcel, mil incógnitas». El País. En www.elpais.com.
Asimismo, hace ya un año se conformó la Cooperativa de Vivienda Resiliencia, apoyada por la histórica FUCVAM12, e integrada por presos que luchan por construir sus propias viviendas en la ciudad para poder vivir en ellas una vez afuera. Este vínculo con el afuera se refuerza también en el ámbito educativo a través de los docentes de diversos niveles de enseñanza que dan clases en la prisión, y también a través de los presos-estudiantes que concurren a clase en distintas facultades de la Universidad de la República. En la plaza principal, la cancha de fútbol y las áreas abiertas, se llevan a cabo shows musicales, desfiles de comparsas, encuentros de yoga, asambleas y actos políticos y, lo que es igualmente importante, se hace posible el encuentro de los reclusos con sus familiares y amigos que vienen de visita, ya no más en ámbitos que producen humillación a sus participantes, sino simplemente en convivencia, sentados, charlando bajo la sombra de un árbol.
uy/que-pasa/carcel-mil-incognitas. 14 Video en la cuenta del Ministerio del Interior en Youtube, Unidad Nº 1 de Montevideo: la primera «PPP» del país. En www.youtube.com/watch?v=mzaOoVxjgoE 15 Instituto Nacional de Rehabilitación.
b. La cárcel nueva, Unidad n.° 1 Punta de Rieles. Del otro lado del muro, con su área de 18 hectáreas, la nueva cárcel de Punta de Rieles constituye una prisión que también resulta inédita en el contexto carcelario del país, no solo por su tipo de financiación, sino por su construcción, organización y la tecnología aplicada. Puesta en funcionamiento de forma incremental desde febrero de 2018, tendrá lugar para 1860 hombres presos de baja y media peligrosidad, y 100 plazas en su centro de admisión. El argumento de las autoridades para justificar la construcción de esta cárcel, severamente cuestionada, es siempre el mismo: «porque las malas condiciones de reclusión imposibilitan la “rehabilitación” y porque con 2.000 plazas más se “eliminaría” el hacinamiento»13. Para tal fin, interiormente, el establecimiento carcelario se estructura en cuatro grandes áreas que determinan funciones claramente segmentadas, ideadas para ser ocupadas por diversos tipos de usuarios, también diferenciados. La primera es el área de acceso, que incluye un sector de parking, la administración y el centro de revisión que estudia a todo aquel que desee entrar y funciona como esclusa. La segunda es la llamada área mixta que, según sus constructores, «acoge las actividades que relacionan a las personas privadas de libertad con el exterior, ya sea para su entrada y salida o para el mantenimiento de las relaciones personales y familiares con sus visitas. También, se realiza la organización de todas sus actividades diarias y el seguimiento de su tratamiento penitenciario»14. El tercer sector comprende un conjunto de edificaciones y espacios libres destinados a la asistencia sanitaria, la educación y las actividades deportivas. Finalmente, la cuarta y última área, dedicada a la vivienda, es la más grande y en la que los reclusos pasan la mayor parte del tiempo. Allí, los cuerpos se dividen según tres niveles de clasificación penitenciaria y se organizan espacialmente, según el Ministerio del Interior, en «18 módulos totalmente independientes, lo que permite definir un altísimo número de personas privadas de libertad, acordes con los programas de tratamiento penitenciario». Los pabellones de celdas se distancian entre sí para permitir la existencia de finos patios y «áreas verdes» para la «recreación» de los internos. Una grotesca galería técnica exterior los conecta, permitiendo el acceso de técnicos de mantenimiento sin que estos tengan que cruzarse con los usuarios de los espacios a los que sirven. Más allá existe una quinta área, nunca descrita en la presentación de las autoridades: un gran vacío que resulta una gran incógnita. ¿Será para futuras ampliaciones? Los desplazamientos, premeditados, calculados y videovigilados, también se dividen según usuarios y funciones: «acceso de visitas», «acceso del INR»15, «admisión. juzgados», «media seguridad individual», «media seguridad», «baja seguridad», «insumos», «distribución de comida y economato» y «bomberos». Los presos son hombres jóvenes traídos desde otras cárceles del país en tandas de 60. Al llegar son despojados de sus pertenencias, que serán mantenidas en lockers hasta su egreso. Sus vestimentas son reemplazadas por un nuevo uniforme, algo inédito en las cárceles uruguayas. Las vidas de los presos transcurren en estos espacios, celdas prefabricadas de hormigón equipadas con mobiliarios antivandálicos metálicos adheridos a las pare-
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16 Video en la cuenta del Ministerio del Interior en Youtube: Unidad Nº 1 de Montevideo: la primera «PPP» del país.. En: www.youtube.com/watch?v=mzaOoVxjgoE. 17 Idea tomada del libro de Octavio Paz El mono gramático.
img 07 Una historia íntima entre dos modelos arquitectónicos. Imagen por Prison to Prison.
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18 En referencia a la idea de dialectizar de Walter Benjamin. G. Didi-Huberman: Volver sensible / hacer sensible. Eterna Cadencia Editora. Ciudad Autónoma de Buenos Aires, 2014. 19 A. Badiou: Veinticuatro notas sobre los usos de la palabra «pueblo». Eterna Cadencia Editora. Ciudad Autónoma de Buenos Aires, 2014. 20 G. Agamben: Meios sem fin. Notas
des y pisos, puertas controladas electrónicamente, pasillos vigilados por videocámaras y áreas comunes de hormigón equipadas con elementos del mismo material. Desde afuera de la prisión, bordeada íntegramente por un alto muro de hormigón que imposibilita mirar a través, se ven asomar los techos verdes de los pabellones de hormigón prefabricado pintados con colores pastel. Esta imagen, ajena a nuestro país y más propia del imaginario común de las cárceles genéricas que vemos en las series de televisión, parece no cumplir con lo dicho por el Ministerio del Interior en el spot publicitario en que la describe: «La Unidad, con sus edificios de dos o tres plantas y con el adecuado tratamiento cromático se integra perfectamente en el entorno, ofreciendo a la ciudad una imagen moderna y totalmente alejada del concepto de la prisión tradicional»16. Desde dentro, el horizonte se pierde; es difícil poder mirar más allá de los muros.
sobre a política. Autêntica Editora. Belo Horizonte, Brasil, 2017. 21 Ibidem.
3. Hacia la producción de chispazos dialécticos De esta confrontación, o podríamos decir, de estos choques de modelos arquitectónicos, surgirán chispazos, inevitablemente dialécticos, que con su luz nos permitirán ver a través de las cárceles mismas y zambullirnos en una transparencia universal, que haga posible en esto ver aquello17. Así, a través de este ejercicio, podremos leer otros fenómenos dialécticos que excedan a los propios objetos de estudio, de los cuales podremos enriquecernos para luego volver a mirar(nos). Se tratará entonces de dialectizar lo visible: fabricar otras imágenes, mirarlas de otra manera, introducir en ellas la división y el movimiento asociados, la emoción y el pensamiento conjugados. Frotarse los ojos; en suma: frotar la representación con el afecto, lo ideal con lo reprimido, lo sublimado con lo sintomal18.
a. ¡Chhhhck! pueblo y Pueblo. ¿Qué pueblo habita los espacios de estas cárceles? ¿De qué pueblo hablamos cuando hablamos de la cárcel pueblo? ¿Es el mismo pueblo que habita la nueva cárcel vecina? ¿Es posible todavía hablar del pueblo como un término único? «¿No existe también el término “pueblo” en el sentido de lo que sin llegar a impulsar un desprendimiento unificado, no está realmente incluido en el dispositivo del “pueblo soberano” tal como lo constituye el Estado? La respuesta es sí. Tiene sentido hablar de “gente de pueblo”, en la medida en que es lo que el pueblo oficial, al igual que el Estado, considera inexistente».19 A este respecto, Giorgio Agamben nos recuerda: «toda interpretación del significado político del término pueblo debe partir del hecho singular de que este, en las lenguas europeas modernas (en italiano popolo, en francés peuple, en español pueblo, en portugués povo), siempre indica también a los pobres, los desheredados, los excluidos. O sea, un mismo término nombra tanto al sujeto político constitutivo como a la clase que, de hecho, si no de derecho, está excluida de la política».20 Esta primera colisión nos ilumina sobre lo que Agamben reconoce como la fractura biopolítica fundamental existente en el interior mismo de la noción de pueblo. Un término que, como muchos de los conceptos políticos fundamentales, es un concepto polar en el que subyace un doble movimiento y una compleja relación entre sus dos extremos, entre la vida desnuda (pueblo) y la vida en existencia política (Pueblo), exclusión e inclusión, zoé y bios21. Así, volviendo a Punta de Rieles, salta a la vista de cualquier observador que ambos centros penitenciarios son igualmente habitados por representantes del mismo pueblo, ese que siempre se escribe con minúscula, que es también el que repleta las otras cárceles del país y del continente. Distanciados, material e inmaterialmente, del Pueblo por una fractura, fundamental en la sociedad, que crece de forma acelerada. Sin embargo, volviendo a mirar con mayor detenimiento estas grandes piedras en colisión, se hace evidente a los ojos atentos una significativa diferencia —que no es posible desestimar— en la forma en que ambos centros se constituyen a sí mismos como pueblo. Que la cárcel nueva cumple la función de encerrar e invisibilizar a su pueblo no es noticia. Al igual que su arquitectura, este centro no se cuestiona a sí mismo, ni permite que se lo cuestione: la forma en que se disponen los cuerpos ya ha sido
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pensada por otros. Perpetúa, reproduce y mantiene el estado de las cosas —si no las empeora— sigue líneas preestablecidas a largo plazo que no serán otras que las acordes a los fines esperados por el Pueblo que la ha construido. En cambio, del otro lado, la experiencia inédita llevaba a cabo en la cárcel pueblo constituye, por lo pronto, una disrupción en la línea de lo esperado, un cierto quiebre performático emancipatorio que cuestiona el destino mismo de ese pueblo y, por qué no, también del propio Pueblo integrado. Desde este espacio que da lugar a la posibilidad y a la incertidumbre, pareciera que al decir «nosotros, el pueblo» funcionase una forma lingüística de autogénesis, que deviene más bien un acto mágico o, por lo menos, un acto que nos obliga a creer en la naturaleza mágica de lo performático22. En abril de 2018 se realizó en el espacio público de la cárcel pueblo un evento para recaudar fondos para la cooperativa de vivienda de ayuda mutua que los reclusos están organizando para construir sus propias viviendas una vez afuera. ¿No es acaso un acto performático una chorizada pública y colectiva llevada a cabo dentro de una cárcel que imita un pueblo? ¿No es acaso una celebración de la vida que podríamos catalogar de conmemoración heterotópica del pueblo, un evento político que reivindica el acceso a viviendas propias realizado en el espacio público de una prisión, que integra shows musicales y el desfile de una comparsa?
22 J. Butler: «Nosotros el Pueblo». En Apuntes sobre la libertad de reunión. Eterna Cadencia Editora. Ciudad Autónoma de Buenos Aires, 2014. 23 J. Rancière: El desacuerdo, política y filosofía. Ediciones Nueva Visión. Buenos Aires, 2010. 24 Los autores de este texto realizaron un pedido formal a las autoridades para ingresar a la Unidad n.° 1 y no recibieron respuesta. Un gran secretismo envuelve la puesta en funcionamiento de esta nueva prisión; son pocos los actores a los que les está siendo permitido entrar. 25 La Sala Zitarrosa es una de las salas de espectáculos más reconocidas de
b. ¡Trraaack! policía y política. Volviendo a hacer sonar estas piedras, y continuando esta relación dialéctica de desigualdad fundamental del concepto propio de pueblo, es inevitable entrar en el terreno de lo político. A este respecto, Jacques Rancière nos dice: «“pueblo” es el nombre, la forma de subjetivación de una distorsión inmemorial y siempre actual por la cual el orden social se simboliza expulsando a la mayoría de los seres parlantes a la noche del silencio (…). Una distribución simbólica de los cuerpos que los divide en dos categorías: aquellos a quienes se ve y aquellos a quienes no se ve, aquellos de quienes hay un logos —una palabra conmemorativa, la cuenta en que se los tiene— y aquellos de quienes no hay un logos, quienes hablan verdaderamente y aquellos cuya voz, para expresar placer y pena, sólo imita la voz articulada».23 Es en este sentido interesante focalizarse brevemente en las voces que emite cada cárcel, en quiénes son sus locutores y receptores, en qué condiciones se producen y reciben sus contenidos y cuál es la función que cada emisor persigue con sus mensajes. Desde la inauguración de la nueva cárcel un sonido atraviesa constantemente la cotidianeidad de la vida de sus habitantes. Se trata de una escalofriante voz que sale de altoparlantes y rebota en las paredes de hormigón del centro penitenciario, bañando todo el entorno con sus palabras. Una voz femenina neutra, impersonal, abstracta, que emite órdenes e informa a los cuerpos ocupantes de esos espacios sobre sus posibilidades e imposibilidades. Sus receptores son invisibles, nadie es capaz de verlos24 y, obviamente, no pueden responder a la voz más que en sus propios pensamientos. A escasos cien metros, cruzando el muro, un grupo de jóvenes graban y comparten a través de Internet un programa de radio que ellos mismos producen llamado Somos lo que somos. En él debaten semanalmente ideas sobre temas que ellos mismos proponen, y que van desde cuestiones políticas hasta reflexiones sobre su vida cotidiana. También en este ámbito, enmarcado en el colectivo independiente Matices Culturales, surgido adentro de la cárcel y formado por presos, han nacido varios proyectos musicales que han logrado traspasar los muros de la prisión para empezar a sonar por la ciudad toda. Tal es el ejemplo del show llevado a cabo en la Sala Zitarrosa25 por todos los integrantes de este colectivo artístico; o el show solista realizado por el hiphopero Kung Fu Ombijam en el Teatro Solís, el teatro más histórico de Montevideo. Idéntico fenómeno dispar ocurre con las voces que entran y salen a través de celulares. De un lado del muro medianero las ondas son reprimidas por inhibidores de señal, mientras que del otro, se permite tanto el acceso a teléfonos celulares como a Internet. Así, este conjunto de sonidos humanos que se emiten —y dejan de emitirse— desde estas cárceles hasta los satélites para luego volver a nosotros, son esencialmente sonidos políticos. En su génesis exponen otra dialéctica fundamen-
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Montevideo. 26 J. Rancière: Política, policía, democracia. LOM Ediciones. Santiago, 2006. 27 J. Rancière: El desacuerdo, política y filosofía. Ediciones Nueva Visión. Buenos Aires, 2010.
28 J. Rancière: Política, policía, democracia. LOM Ediciones. Santiago, 2006. 29 J. Rancière: El desacuerdo, política y filosofía. Ediciones Nueva Visión. Buenos Aires, 2010. 30 I. Ábalos: La buena vida, Visita guiada a las casas de la modernidad. GG Editores. Barcelona, 2000. 31 Frase tomada de Franco «Bifo» Berardi 32 F. Berardi: Fenomenología del Fin. Caja Negra. Argentina, 2016.
tal, esa que Rancière reconoce como estructural de lo político, fruto del encuentro conflictivo de dos procesos heterogéneos que se contraponen. Según el autor, el primero es el del gobierno, al que da el nombre de policía. Proceso que consiste «en organizar la reunión de los hombres en comunidad a través de la distribución jerárquica de lugares y funciones».26 Rancière nos dice: «la policía es, en su esencia, la ley, generalmente implícita, que define la parte o la ausencia de parte de las partes. Pero para definir esto hace falta en primer lugar definir la configuración de lo sensible en que se inscriben unas y otras. De este modo, la policía es primeramente un orden de los cuerpos que define las divisiones entre los modos del hacer, los modos del ser y los modos del decir, que hace que tales cuerpos sean asignados por su nombre a tal lugar y a tal tarea; es un orden de lo visible y lo decible que hace que tal actividad sea visible y que tal otra no lo sea, que tal palabra sea entendida como perteneciente al discurso y tal otra al ruido»27. Antagónicamente, el segundo proceso, en conflicto con el anterior, es el de la igualdad, que el autor denomina la política. Este consiste en el juego de prácticas guiadas por la presuposición de la igualdad de cualquiera y de la preocupación por verificarla28. Así, «hay política porque quienes no tienen derecho a ser contados como seres parlantes se hacen contar entre estos e instituyen una comunidad por el hecho de poner en común la distorsión, que no es otra cosa que el enfrentamiento mismo, la contradicción de dos mundos alojados en uno solo: el mundo en que son y aquel en que no son, el mundo donde hay algo “entre” ellos y quienes no los conocen como seres parlantes y contabilizables y el mundo donde no hay nada»29. Los inhibidores de la comunicación y acceso a la red global, los parlantes que dan órdenes y debates en programas de radio autogestionados, son sinécdoques sonoras de esta confrontación entre dos arquitecturas de las que estas cárceles son viviente imagen contemporánea: una arquitectura policial en yuxtaposición a una arquitectura política.
c. ¡Pppaaam! poder y empoderamiento. Entonces, ¿cómo dialectizan estos espacios en colisión? ¿Cómo se habita este encuentro entre la policía y la política? ¿Cómo se organizan, qué tipos de usos impiden y posibilitan al pueblo? ¿Podemos hablar de freespace en un contexto de encierro carcelario? Sin dudas, la nueva cárcel es el espacio del poder, el de esa policía y ese Pueblo del que hablábamos líneas arriba. Así, necesariamente, «su espacio ha quedado cuantificado, transformado en producto de la disección del movimiento, de la geometría y la matemática. El espacio apenas existe como tal: es entendido como la res extensa de Descartes en la que se despliega la visibilidad. Su aire deviene medicalizado, higiénico, un espacio desinfectado proporcionado por la transparencia, el asoleamiento y la limpieza»30. Podemos detectar, entonces, un espacio frígido, un espacio que ha sido víctima de la «sublime frigidez de la abstracción»31 al servicio del poder al que responde y con su complicidad. La historia de la civilización occidental puede ser vista como el lento e irreversible alejamiento de la naturaleza en nombre de la abstracción32. Ya la Ilustración permitió al hombre munido de la antorcha de la luz de la razón manipular las escenas de la vida, como en un teatro de marionetas, a través de este instrumento primordial para el descubrimiento de la Verdad al servicio del Poder sobre el mundo33.
img 08 The Nation Builders, por Conor McGrady. Imagen cortesía del artista. Foto por Kevin Noble.
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img 09 Imagen aérea de un evento llevado a cabo en la cárcel-pueblo en apoyo a la Cooperativa ‘Resiliencia’. Imagen por Fabián Sarubbi para Prison to Prison.
Sobre esto, Adorno y Horkheimer afirman que «la abstracción se comporta respecto a sus objetos como el destino cuyo concepto elimina: como una liquidación de modo tal que los mismos libertos terminaron por convertirse en aquella tropa que Hegel designó como resultado de la Ilustración»34. Este afán por la abstracción halla lo bello en lo inorgánico y negador de la vida, en lo cristalino o, expresándolo en forma general, en toda sujeción a la ley y necesidad abstracta35. Y en este sentido, es la cárcel como institución total, desde su surgimiento, un espécimen predilecto de dicho imperativo. Así, el espacio de la cárcel ha sido desnudado, perdiendo su sustancia arquitectónica, deviniendo una neutra acumulación de cajas videovigiladas, un marco abstracto en el que tiene lugar el drama humano y que, ciertamente «produce una existencia abstracta del mismo modo que la fábrica fordista producía trabajo abstracto».36 Sin embargo, al cruzar la medianera, en la cárcel pueblo de Punta de Rieles, la relación espacial con el poder parece ser otra. Aceptando que no podemos nunca hablar con propiedad de libertad dentro de una cárcel, es nuestra hipótesis que, por lo pronto, las circunstancias extraordinarias en que los habitantes de este establecimiento se relacionan con el espacio urbano que ellos mismos han ido modificando, pueden dar lugar a nuevas e inesperadas formas de (micro)poderes que cuestionen lo establecido; y esto resulta apasionante. Imaginemos el espacio público inédito de esta cárcel, sus calles, sus zonas arboladas, sus espacios intervenidos con construcciones y equipamientos autogestionados que posibilitan el encuentro, la reunión entre los de adentro con sus compañeros y con los que vienen de afuera. Aquí, esta «noción de calle debe diferenciarse de la noción europea clásica de espacio público como un sitio ritualizado para la actividad pública, como la plaza y el bulevar. La calle, que también incluye
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33 V. Flusser: «Luzes». Flusser Brasil. En http://flusserbrasil.com/art163.pdf. 34 G. Didi-Huberman: Desconfiar de las Imágenes. Caja Negra. Buenos Aires, 2015. 35 W. Worringer: «Abstracción y Naturaleza». En F. Berardi: Fenomenología del Fin. Caja Negra. Argentina, 2016. 36 G. Didi-Huberman. Desconfiar de las Imágenes. Caja Negra. Buenos Aires, 2015. 37 S. Sassen: «Deep Inside the Global City». En http://www.e-flux.com/ architecture/urban-village/169799/ deep-inside-the-global-city/. 38 G. Didi-Huberman. Desconfiar de las Imágenes. Caja Negra. Buenos Aires, 2015.
cuadrados sin marcar y cualquier espacio abierto disponible, es un espacio crudo e impredecible. La calle también puede concebirse como un espacio donde se pueden crear nuevas formas de lo social y lo político, en lugar de un espacio para representar rutinas, como podría ser el caso de un gran parque tradicional».37 En estas frescas e insólitas calles, tal vez por primera vez en sus vidas, los siempre excluidos pueden ganar presencia, una presencia del uno con el Otro. Esta mezcla de condiciones señala la posibilidad de un nuevo tipo de política centrada en nuevos tipos de actores y espacios políticos. Al decir de Saskia Sassen: «ya no es simplemente una cuestión de tener poder o no. Surgen nuevas bases híbridas desde las cuales actuar; espacios donde los impotentes pueden hacer historia, incluso sin empoderarse».
Finalmente, podemos preguntarnos, también dialécticamente, ¿por qué, de qué manera y cómo es que la producción de arquitectura puede participar en la destrucción de los seres humanos?38 y, sin embargo, al mismo tiempo, ¿por qué, de qué manera y cómo pueden las arquitecturas posibilitar, potenciar y celebrar la vida, incluso en el lugar menos esperado?
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Esta es la Cรกrcel-Pueblo unid no.6 punta de rieles Obligada a coexistir con la prisiรณn del otro lado. *este modelo 3D fue generado usando datos tomados durante varias visitas al centro penitenciario.
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Esta es la Cรกrcel Nueva unid no.1 punta de rieles Obligada a coexistir con la prisiรณn del otro lado. *este model 3D fue reconstruido analizando videos publicitarios del Ministerio del Interior de Uruguay.
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Prisiones Marcelo Danza es arquitecto uruguayo. Es Decano de la Facultad de Arquitectura, Diseño y Urbanismo de la Universidad de la República de Uruguay, donde también actúa como Catedrático de Proyectos Arquitectónicos y Urbanos, Director del Taller Danza. Es titular de la firma de arquitectura Sprechmann-Danza Arquitectos. Ha sido curador por Uruguay de la Biennale de Arquitectura de Venecia en 2008 y 2016.
Estamos sometidos a la inevitable violencia de la arquitectura. Ahí está ella, siempre. Nos impide el paso, nos condiciona la vista, nos confina al mundo de lo permitido y nos recuerda que hay un mundo al que nunca accederemos. Cada muro, cada ventana, cada forjado, hace visible los límites de los diferentes espacios de poder. Las áreas inexpugnables, prohibidas, sacralizadas… las olvidadas y las «libres» —aunque nunca esa libertad sea absoluta— tienen su corporeidad en la arquitectura. También la cultura disciplinar nos condiciona en acotados espacios epistémicos. Nuestra construcción del conocimiento, nuestras herramientas de interpretación de la realidad, también son, inevitablemente, nuestros límites cognitivos. En el extremo del confinamiento la prisión es el sometimiento más severo que el ser humano puede tener a la arquitectura. La condición de aislación total e involuntaria exacerba su violencia. El confinamiento absoluto a unos pocos metros cuadrados, que condiciona la percepción del espacio y del tiempo a través de una única arquitectura, no es más que una inteligente metáfora del condicionamiento al que todos estamos inevitablemente sometidos. Prison to Prison nos propone esa aguda reflexión sobre las prácticas arquitectónicas y el conocimiento disciplinar, tomando como caso de estudio dos cárceles linderas en Uruguay. Su propuesta expone una reflexión sobre modelos de producción de arquitectura y su incidencia en las vidas humanas. Transgrede radicalmente las fuentes tradicionales del conocimiento arquitectónico
desplazando el foco de interés hacía zonas incómodas para las éticas y estéticas contemporáneas. Esto no debe ser visto como una operación ingenua o errática, sino como el sólido intento de apertura hacia nuevos espacios de pensamiento y acción de una disciplina arquitectónica aún demasiado regocijada en sí misma. «El verdadero conocimiento pivotea sobre la frontera que discurre entre los saberes y la ignorancia. La tensión que se forma entre la certeza y la incertidumbre es el auténtico combustible del pensador, del científico, del creador. Pero también de la historia del hombre y su sociedad. El saber puro, luminoso, es apenas una pobre ilusión, dañina, condenada a la trivialidad»01.
La prisión del archivo Boris Groys arroja luz sobre la construcción cultural del arte contemporáneo. Su lúcido análisis ordena la producción cultural humana en: «archivo cultural» y «espacio profano». El «archivo cultural» opera como legitimador del arte, mientras que el «espacio profano» abarca todo lo que no está allí contenido. El «espacio profano», al no tener archivo de resguardo y perpetuación, es extremadamente heterogéneo y dinámico. Tampoco tiene ningún tipo de registro propio, por lo que sus prácticas y estéticas, cuando no se mantienen espontáneamente en el tiempo, sencillamente desaparecen. Las instituciones que se ocupan de la cultura no les confieren ningún valor, no las consideran importantes, por lo que no son dignas de registro ni de conservación. Sin embargo, es justamente esta característica lo que hace relevante al espacio profano y lo convierte en reserva de «lo nuevo». Su condición de «otredad» lo vuelve fascinante territorio de descubrimiento y crecimiento. Por ello afirma Groys: «El origen de lo nuevo
01 M. Zátonyi: Aportes a la Estética desde el Arte y la Ciencia del Siglo XX, p. 21. Colección Biblioteca de la mirada. Editorial La Marca. Buenos Aires, 2005.
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Prisiones
consiste en la operación valorizadora entre valores culturales y cosas del espacio profano»02. La innovación no es entonces la creación de algo que antes no existía, sino una operación cultural que consiste en la transmutación de valores sobre un determinado hecho u objeto y su pasaje desde el espacio profano al archivo cultural03. «La innovación no opera con las cosas mismas, sino con las jerarquías culturales y los valores. La innovación no consiste en que comparezca algo que estaba escondido, sino en trasmutar el valor de algo visto y conocido desde siempre. La transmutación de valores es la forma general de la innovación: en ese acontecimiento, lo verdadero y lo distinguido, que tiene vigencia como valioso resulta devaluado y se revaloriza lo que antes se consideraba carente de valor, profano, extraño, primitivo o vulgar»04. Los ready-made de Marcel Duchamp no serían otra cosa que la materialización directa de esa transmutación de valores. El mingitorio redenominado «La Fuente», firmado con el seudónimo de R. Mutt en 1917 y expuesto como pieza de museo, hace explícita esta operación cultural. Le Corbusier titula sugerentemente «Ojos que no ven»05 a uno de sus capítulos de Hacia una arquitectura y no se refiere a otra cosa que a esa ceguera selectiva del saber disciplinar que ensimismado en su «archivo culto» no percibe las fascinantes transformaciones que experimenta el espacio profano. En este caso, su activismo se dirige a trasmutar el valor de las prácticas y estéticas de lo profano —representado en la ingeniería y las máquinas— a la cultura arquitectónica. Tiempo después, los manifiestos revolucionarios modernos eran ya el nuevo «archivo cultural». Nuevamente lo profano estaba más allá de este registro. Ahora lo profano estaba representado por la ciudad ordinaria, no heroica ni moderna, la arquitectura construida por cualquiera en cualquier parte del mundo. Mientras que la cultura de archivo solo atiende a una cierta pureza volumétrica y funcional que aprehendió como receta in-
falible para interactuar con el mundo, el espacio profano continúa su transformación espontánea e impura. La ciudad de los constructores y las parcelas, la ciudad de las técnicas constructivas autóctonas, del oficio y de los tipos edilicios, es la que se expande en el espacio banal. Ahora lo profano es lo que los modernos descifran como vulgar, carente de sentido o calidad estética. Nuevamente la operación de transmutación de valor es puesta en práctica por algunos pensadores de la arquitectura, cuyos textos redescriben con inusitada atención lo otro. Basta con repasar los títulos de algunos de los ensayos más relevantes del momento para entender qué reivindicaban: Aprendiendo de Las Vegas06, Complejidad y Contradicción en Arquitectura07 o La Arquitectura de la Ciudad08, solo por citar a los más conocidos. La transmutación de valor como operación que da novedad a lo que ya existe era implícitamente puesta a trabajar nuevamente. Basados en esta hipótesis de Groys sobre la construcción cultural del arte, el vasto espacio profano de las prácticas arquitectónica distantes del control de la cultura formal adquieren renovado interés. Prison to Prison opera inteligentemente en este límite. Alerta sobre prácticas hasta ahora ajenas al estudio disciplinar y propone enriquecer su archivo a partir de ellas. «La muerte del museo —y de la historia del arte encarnada por el museo— debe ser interpretada como una resurrección del arte verdadero y vivo, como un giro hacia la realidad verdadera, la vida, el gran Otro»09.
La prisión del discurso «La policía es primeramente un orden de los cuerpos que define las divisiones entre los modos de hacer, los modos del ser y los modos del decir, que hace que tales cuerpos sean asignados por su nombre a tal lugar y a tal tarea; es un orden de lo visible y lo decible que hace que tal actividad sea
02 B. Groys: Sobre lo nuevo. Ensayo de una economía cultural, p. 77. Colección Ensayo. Editorial Pre-textos. Valencia, 2008. 03 Groys plantea la existencia de un «archivo cultural» que opera como ordenador y legitimador del arte y de la cultura en general. En contraposición con este, todo lo que no está allí incluido conforma un «espacio profano». 04 B. Groys: Sobre lo nuevo. Ensayo de una economía cultural, p. 19. Colección Ensayo. Editorial Pre-textos. Valencia, 2008. 05 Le Corbusier; Hacia una arquitectura, p.65. Colección Poseidón. Editorial Apóstrofe. Barcelona, 1998. 06 R. Venturi, D, Scott Brown y S. Izenour: Aprendiendo de Las Vegas, El simbolismo olvidado de la forma arquitectónica. Editorial Gustavo Gili. Barcelona, 1998. 07 R. Venturi: Complejidad y contradicción en la arquitectura. Editorial Gustavo Gili. Barcelona, 2008. 08 A. Rossi: La arquitectura de la ciudad. Editorial Gustavo Gili. Barcelona, 2015 09 B. Groys: Sobre lo nuevo. Ensayo de una economía cultural. Colección Ensayo. Editorial Pre-textos. Valencia, 2008.
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visible y que tal otra no lo sea, que tal palabra sea entendida como perteneciente al discurso y tal otra al ruido»10. Jacques Rancière sugiere una lectura del cuerpo social de la polis en la que distingue dos situaciones diferentes y opuestas respecto al poder y al orden de las cosas. Por un lado la «policía», a la que exhorta no confundir con la institución policial, sino a entenderla como el poder que distribuye los espacios, el orden y las jerarquías de las cosas en la ciudad otorgando a cada parte su lugar y su función específica en el andamiaje social. Por otro lado, define a la «política» como el sector del cuerpo social que, sometido a esa distribución de orden y poder, responde con impulso de igualdad. Ambas palabras —policía y política— tienen un mismo origen, «polis», y son parte elemental de la ciudad. Existen y son activadas una en relación con la otra. Las cuerpos y sus lugares asignados dentro de la polis, las actividades admitidas y las impropias, los sonidos que forman parte del discurso y el incodificable, el ruido. Lo inteligible y lo indescifrable. Lo sonoro y lo inaudible. De este modo describe Rancière los espacios de la ciudad en tanto construcción cultural; sus órdenes de legitimidad, poder e impulso de igualdad. La cultura formal solo es capaz de comprender, investigar y transmitir como conocimiento aquello que es capaz de decodificar como discurso. Lo que no comprende o no puede decodificar es para ella tan sólo ruido indescifrable. La actividad política descubre sentido y discurso en aquello que solo era percibido como ruido.
La política en arquitectura se hace visible cuando la lógica de dominación esgrimida como «natural» por el poder operante es atravesada por la reivindicación de igualdad de quienes no pertenecen a las esferas dominantes. Las ciudades que habitamos rebosan de sonidos molestos para la cultura arquitectónica. Son ruidos que en algunas ciudades, como las sudamericanas, llegan a opacar los discursos. Esta situación desconcierta y muchas veces vuelve inoperante a la cultura arquitectónica. Uno de los desafíos del urbanista contemporáneo es la escucha aguda y atenta para descubrir discurso en el ruido. Las alteraciones reales y simbólicas del espacio que los cuerpos sociales realizan espontáneamente son ricas fuentes de discursos aún incomprensibles para la cultura arquitectónica. Su policía, en tanto «orden de los cuerpos que define las divisiones entre los modos de hacer, los modos del ser y los modos del decir», no está preparada para descubrir en ese espacio el potencial de nuevos discursos. La tensión entre lo político y lo policial representados en la cárcel pueblo y la cárcel genérica, respectivamente, se hace inocultable al exacerbarse debido a la vecindad de ambas cárceles. Prison to Prison, develando este caso de estudio, hace evidente la rigidez e inoperancia del discurso establecido para operar en ciertas estructuras arquitectónicas, logra articular un nuevo discurso en el ruido y esa es una de sus principales provocaciones a la cultura arquitectónica contemporánea.
«La actividad política es la que desplaza a un cuerpo del lugar que le estaba asignado o cambia el destino de un lugar; hace ver lo que no tenía razón para ser visto, hace escuchar un discurso allí donde sólo el ruido tenía lugar, hace escuchar como discurso lo que no era escuchado más que como ruido»11.
Es en la ciudad —polis— en donde se manifiestan y somatizan todas estas tensiones. Dentro de ella la arquitectura, en tanto materialización de ese cuerpo social, no escapa a esta lógica: hay policía y política en arquitectura. Mientras la cultura arquitectónica continúa mayoritariamente obsesionada por la generación y el control de objetos icónicos, representativos y ordenadores, en los espacios fuera de su dominio florecen prácticas alternativas e igualitarias.
10 J. Rancière: El desacuerdo. Política y filosofía, p. 22. Ediciones Nueva Visión. Buenos Aires, 1995. 11
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Ibidem.
Prisiones
* Esta selección de imágenes y comentarios fue realizada por Prison to Prison en base a videos tutoriales de YouTube que enseñan al jugar Prison Architect.
“Prisons”, CLOG Editions, 2014.
developers visit Alcatraz”, en
Architects, When videogame
02 Mark Morris, “Prison
videojuego.
01 Frase inicial del trailer del
Prison Architect
En 2012 fue estrenado un videojuego inglés llamado Prison Architect, un verdadero éxito de ventas. Como dice su frase de presentación, “welcome to the world’s best ‘lock em up’”01, el jugador es invitado a dirigir la construcción y gestión diaria de una cárcel, viendo todo a través de un omnipresente plano 2D en movimiento. El jugador también es invitado a administrar el presupuesto de su prisión. Con cada gasto, el mismo baja, con cada nuevo preso, aumenta. Sus habitantes son átomos en movimiento, que, como dice su trailer, “all they seem to do is eat, shit and… fight!”. Todo evento acontece por reglas determinadas por algoritmos. El propio creador del juego declara “la vida en las cárceles sigue un estricto set de reglas, lo que la convierte en algo particularmente ideal para su simulación por computadoras”.02 ¿No son acaso las cárceles abstractas universos predecibles y manipulables como este video juego nos enseña?
Aprendiendo de un Videojuego (desarrollado por Introversion Software)
PRISON ARCHITECT
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* Imagen tomada de: YouTube video “Prison Architect - Starting Out - PART #1”, User: Sips.
Img 02 La construcción ha comenzado! Partiendo de un terreno vacío, se trazan las primeras líneas que guiarán la edificación. Cada material y elemento de construcción es elegido de ciertos menús. El presupuesto total disponible aparece en la parte superior de pantalla. Con cada incorporación disminuye, con cada nuevo preso aumenta.
*Imagen y comentarios tomados de: YouTube video “Prison Architect - Starting Out - PART #1”, User: Sips.
Img 01 Al comenzar, en el menú “Create a New Prison”, podemos elegir entre una cárcel “small, medium or large”. “Yes! We are definitely gonna make a large prison!”. También podemos elegir entre diferentes condimentos para hacer el juego más desafiante. Por ejemplo: “Failure Conditions: An extra challenge! You will be sacked and it will be game over if you let things get too bad (riots, bankruptcy, too many deaths or escapes, etc)”. O, “Gangs: Some prisoners will arrive with gang allegiances and will attack rival gang members on site. Extra challenge”.
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* Imagen tomada de: YouTube video “Prison Architect Trailer”, User: IVSoftware.
Img 06 ¡Hora de pelea!
* Imagen y comentario tomados de: YouTube video “Prison Architect Trailer”, User: IVSoftware.
Img 05 “All I seem to do is eat, shit, and fight!”
* Imagen tomada de Google Images.
Img 04 El CEO es a quien pertenece la cárcel. Dice: “It’s not our place to decide if he deserves this. The Law has made that decision. We’re here to do a job”.
* Imagen y comentarios tomados de: YouTube video “Prison Architect - Intake PART #2”, User: Sips.
Img 03 Haciendo click en cada preso podemos ver su ficha y biografía. Glen McGrath ha sido sentenciado a 4 años por secuestro, ahora está en la celda solitaria. “He’s been put in solitary. He’s been punished”.
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Prison Architect
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* Imagen y comentario tomado de: YouTube video “Prison Architect - Starting Out - PART #1”, User: Sips.
Img 10 “Constructing a Building to house the Execution Facility”. “It would be really cool this time actually having an electric chair. I’ve played this game many, many times, but I don’t think I ever executed anyone. I would love to execute someone”.
* Imagen y comentario tomado de: YouTube video “Prison Architect Trailer”, User: IVSoftware.
Img 09 “Build and manage a Maximum Security Prison. Prison Architect. Your Prison, Your Rules!”
* Imagen y comentario tomado de: YouTube video “Prison Architect Trailer”, User: IVSoftware.
Img 08 “Build and manage a Maximum Security Prison. Prison Architect. Your Prison, Your Rules!”
* Imagen y comentario tomado de: YouTube video “Prison Architect - Ep. 4 - Squashing the Riot! - Story Mode Chapter 3 - Let’s Play”, User: Blitz.
Img 07 Riot Underway! Se ha armado un motín en la cantina. Finalmente, la policía entra. Prisioneros tienen rehenes, entre ellos al CEO de la cárcel. “Ok, they killed the CEO, so they killed everybody. That’s what lateral damage looks like”.
Mesa abierta desde la cárcel de Punta de Rieles* *Programa de radio SomoS lo que SomoS, organizado por Matices Culturales, centro cultural llevado adelante por internos de la Unidad n.° 6 de Punta de Rieles.
Federico González (FG): Muy, pero muy buenas tardes. Desde la Unidad n.º 6 en Punta de Rieles, en Matices Culturales, en el programa… Martín Amande (MA): SomoS lo que SomoS. Adrián Baraldo (AB): Si nos escuchás y te gusta, compartilo, que nos ayudás a difundirlo. FG: 18 de abril de 2018, miércoles, arrancando el programa número… AB: 35. MA: Buenas tardes, Adrián, Fede, ¿cómo andan? AB: Estamos empezando un nuevo programa. ¿Cómo andás, Martín? MA: Bien, medio confundido con el clima… ¿Qué tenemos hoy? AB: Una mesa abierta nuevamente. Tenemos invitados: un grupo de arquitectos que andan por la vuelta hace un tiempo, sacando apuntes y conversando con la gente. Cuéntennos un poco, ¿qué los trae por Punta de Rieles? Prison to Prison (P2P): Estamos trabajando en un proyecto que empezamos el año pasado y que va a durar todo este año. Se llama Prison to Prison y tiene como subtítulo «una historia íntima entre dos modelos arquitectónicos». Fuimos seleccionados a través de un concurso abierto para representar a nuestro país en la Bienal de Arquitectura de Venecia. Tomando la temática que proponía la Bienal, que es el Freespace, un tema bastante político, quisimos que Uruguay, al igual que los demás países, enviase una propuesta que tuviese relación con lo político y al mismo tiempo aportara algo desde el punto de vista arquitectónico. El año pasado conocimos esta cárcel. La primera vez que vinimos a visitarla no solo quedamos impactados por este modelo de prisión sino también por lo que se estaba construyendo al lado. Estuvimos investigando y la cárcel vecina resultó ser el edificio más grande construido en 2017 en Uruguay. Esto es un símbolo de algo que no queríamos pasar por alto. No solamente como parte de la sociedad sino también como arquitectos, ¡porque es un edificio gigante!
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Mesa abierta desde la cárcel de Punta de Rieles
“Tiene la misma ideología dominante de Vigilar y castigar. No propone cambiar el paradigma a vigilar y educar, que sería el de este modelo, en el que nosotros mismos generamos estos espacios, este programa de radio, al que ustedes pueden venir a compartir una charla”. prison to prison
Nuestra propuesta es comparar estos dos modelos arquitectónicos que, irónicamente, conviven y empezar a ver, desde un punto de vista arquitectónico, las diferencias entre el vínculo con el espacio a un lado y otro del muro, qué es lo que el espacio posibilita e imposibilita a cada lado del muro. Entonces, nuestra idea era poder charlar con ustedes para que nos cuenten cómo viven este modelo y qué piensan del modelo vecino. AB: Es muy interesante la propuesta, la comparación. Me llama la atención que la Unidad n.° 1 sea el edificio de mayores dimensiones construido en el 2017 en todo el territorio nacional, que el edificio más grande no sea una escuela o un hospital. Además, con todas las características que tiene esa cárcel, que no tiene un espacio verde. Lo único que tiene verde es el techo. Tiene la misma ideología dominante de Vigilar y castigar. No propone cambiar el paradigma a vigilar y educar, que sería el de este modelo, en el que nosotros mismos generamos estos espacios, este programa de radio, al que ustedes pueden venir a compartir una charla. MA: A mí me gustaría saber qué otras propuestas hay en la Bienal y por qué también son políticas. La gente que nos escucha ya sabe lo que pensamos de la cárcel de al lado. Nos parece que está bueno que se problematice y que se visibilicen estas cosas que se hacen, porque no hay un cuestionamiento desde la sociedad. El ciudadano común no se da cuenta de que somos todos los que estamos pagando esa cárcel. Son 127 millones de dólares, un contrato por 27 años con una empresa tercerizada. Estamos hablando de mucha plata, y de nuestra plata. P2P: Sobre los envíos de los otros países, Alemania está trabajando con los muros después de la Caída del Muro (Unbuilding Walls), Estados Unidos con las dimensiones de la ciudadanía (Dimensions of Citizenship), Brasil con los Muros de Ar… MA: Se están construyendo muchos muros en estos días. Hace poco hablábamos sobre las muertes en Siria y los muros que se están construyendo en esa parte del mundo, que envían un mensaje. Igualmente acá el Estado está dando un mensaje al construir esa cárcel. Está bueno cuestionarlo, más allá de lo que hagan los medios de comunicación con toda su información o desinformación y del miedo que generan en la sociedad. Me parece muy importante que haya un cuestionamiento político de parte de la sociedad y del Estado de todo lo que pasa. P2P: Para nosotros, a la hora de trabajar entre estos dos universos, también hay gran una diferencia en la forma en que nos relacionamos. Acá podemos venir a conversar con ustedes, en cambio, no hemos podido entrar a la otra cárcel, no nos han dejado. MA: Son modelos totalmente contrarios. P2P: Si ustedes tuvieran que contarle a alguien que no conoce la apropiación del espacio que se produce acá, ¿cómo la describirían?
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“Ambas cárceles son antagónicas. Acá tenés la posibilidad de estudiar en la universidad, de trabajar, de tener un lugar tranquilo para estar con quienes te visitan.” martín amande
MA: Acá nos dan la posibilidad de hacer. Tenemos la posibilidad de crear espacios, la posibilidad de ser nosotros los creadores de los lugares. Nosotros tratamos de formar emprendimientos colectivos sobre educación, cooperativas, arte, música. Entendemos que en estas áreas podemos posicionarnos para estar bien. Ambas cárceles son antagónicas. Acá tenés la posibilidad de estudiar en la universidad, de trabajar, de tener un lugar tranquilo para estar con quienes te visitan. Hay otras condiciones dentro de esta cárcel. Lo han dicho expertos en el mundo. En las cárceles con menos personas se puede generar algo bueno, se puede generar un cambio. Los espacios verdes, la posibilidad de socializar con otras personas, la posibilidad de construir tu vida o de deconstruir la vida que tenías, de hablar desde otra posición. Acá nos dimos cuenta de que si no hablamos de política vamos a seguir en los mismos lugares. Por ejemplo, ayer fuimos a dar una charla informativa a la Barraca 10 (donde viven los reclusos que recién ingresan a la Unidad) para contar lo que nos pasó a nosotros, por qué surgió este espacio hace tres años (refiriéndose a Matices Culturales), para cubrir qué necesidades, qué se logró y qué nos generó. De la cárcel de al lado sabemos lo mismo que ustedes. Hay mucha desinformación. No quieren que se sepa lo que es. Ya están muriendo compañeros y a nadie le importa… AB: Se inauguró el 27 de enero y no fue entregada todavía. La empresa constructora está ahí, formalmente no está pronta. Pero igual la inauguraron y metieron gente para adentro, para que la máquina empezara a facturar. Es una máquina de picar carne. Es evidente a la vista, el juego del capitalismo explotando cada vez más el cuerpo de las personas. En Estados Unidos existe el mismo sistema de participación público-privada; salen a buscar gente, porque la materia prima del sistema son los presos. Si no hay presos, el sistema no va a funcionar, no va a rendir. En Uruguay puede suceder que se privatice todo. Se intentó privatizar la salud y no pudieron, porque grandes sectores se resistieron. Entonces pasaron a la seguridad. Es el capitalismo reproduciéndose y sacando ventaja de cosas esenciales. Las cárceles existen para cuidar la propiedad privada. ¿Por qué invertir tanto en cárceles y no invertir tanto en educación? Ayer fuimos a la Barraca 10 y contamos las actividades que hacemos. Hablamos de nuestra ideología y sobre aquello por lo que podemos pelear, porque no es casualidad que 8 de cada 10 personas de las que estamos acá adentro vengamos de los mismos contextos, con un montón de carencias. No es casualidad, es una causalidad. La cuestión es cómo cortar con eso. Nosotros mismos debemos tomar conciencia para oponernos, para resistirnos, para salir de acá con herramientas. P2P: Ustedes, en Matices Culturales ¿han encontrado un espacio colectivo para reflexionar sobre todas estas cuestiones? AB: Sí, claro. La reflexión se da al andar, se genera al andar. La idea es tratar de contagiar. No se trata solo de hacer música para divertirse. Está bueno divertirse, salir de lo rutinario, despejarse. Pero está bueno hacer música porque te puede abrir un montón de posibilidades, podés crear otros vínculos. Es un posicionamiento político para modificar las prácticas, las formas de pensar.
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P2P: Y en este «irse construyendo al andar» en términos espaciales, por ejemplo, cuando alguien quiere comenzar un emprendimiento ¿cómo se producen las negociaciones colectivas? MA: La particularidad de esta cárcel es que podés ir a conversar personalmente con el director (Luis Parodi) o con la gente del área laboral. Las personas que creamos esto estamos en contacto permanente, si no es en la radio es en las huertas, en el salón de estudio, en la revista que editamos, en la sede de la cooperativa (Cooperativa de Vivienda Resiliencia). Las primeras reuniones de la cooperativa las hacíamos en el emprendimiento de un compañero. Luego se consiguió un salón y lo fuimos arreglando, le hicimos la puerta y lo fuimos armando en base a nuestro compromiso con el proyecto. Hace un año que estamos con la cooperativa. Ya estamos por conseguir la personalidad jurídica. Luego vienen todos los demás pasos hasta la construcción de nuestras viviendas. Yo creo que estos emprendimientos colectivos nos consolidan como grupo y como personas. Hoy en día la sociedad no está buscando lo colectivo sino que es cada vez más individualista. Yo con mi teléfono y el de al lado que reviente. Al producir estas cosas en el contexto de la cárcel lo que estamos haciendo es tratar de generar conciencia de que tenemos un montón de carencias. En estos procesos nos vamos dando cuenta de lo que no teníamos. El hablar de esas cosas nos hace cuestionarnos por qué, por ejemplo, no se construyen liceos que ofrezcan secundaria completa en la periferia. No se construyen liceos, pero sí se construye una seccional policial. Así empezamos a ver que lo que sucede acá adentro no es tan distinto de lo que sucede allá afuera. Acá estamos haciendo cosas pensando en el afuera, tenemos esa posibilidad. Gracias a estos espacios alivianamos la salida. Estoy construyendo mi casa, estoy estudiando, estoy haciendo algo con mi vida. Es parte de lo que vamos aprendiendo en estos emprendimientos colectivos. Consideramos que todos tenemos los mismos problemas, estamos en la misma situación, tal vez tuvimos las mismas condiciones de vida anteriores. Podemos contar la experiencia de cada uno e intentar transmitirla para que no se sigan construyendo cárceles como la de al lado. Nosotros estamos construyendo algo para la sociedad. Para poder volver, salir a la calle, insertarnos, reintegrarnos. También tuvimos una reunión con la subdirectora técnica de la cárcel de al lado, con el fin de ver qué se podía hacer para reproducir estos espacios en esa otra cárcel, aunque las condiciones no son las mismas. Nosotros no tenemos una puerta con botones ni cámaras por todos lados. Si hay 500 personas en un lugar con espacios verdes, abiertos, con educación, posiblemente más personas salgan a estudiar, a trabajar o a hacer su vida. En cambio, si hay 2000 personas encerradas, con puertas con un botoncito, con altoparlantes, escuchando una campanita, probablemente cada uno se desprenda de sí mismo como persona. AB: La mutilación del yo, los muros, el uniforme, la pérdida de identidad, ser un número, son dispositivos de adoctrinamiento, lo mismo que la puerta electrónica, determinado horario para comer, horarios para salir al patio. Cuando esas personas salgan no se van a enfrentar a una realidad así, se van a encontrar con otra cosa. Entonces, ¿esa cárcel llega a mejorar a la persona? ¿Le
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da a la persona herramientas para poder experimentar, probar otras cosas, abrir su mente, pensar libremente? La subdirectora técnica de la cárcel de al lado nos propuso que fuésemos a dar una mano con actividades culturales, y nosotros dijimos que sí. Los compañeros de la cárcel vecina están en la misma situación que nosotros, por más que estén del otro lado del muro… son compañeros. Compartimos la sensación de estar encerrados, la misma angustia, la misma impotencia, la misma ansiedad, no importa el contexto. El sentimiento puede disminuir un poco, porque acá hay entretenimientos, pero cuando apoyás la cabeza en la almohada, querés estar con tu familia. Por eso en los colectivos de acá primamos mirar lo que le pasa al otro. Yo me hago cargo de los errores que cometí en mi camino, pero ¿quién se hace cargo de los errores de mi historia de vida que son la causa de que yo haya cometido esos errores? En mi caso, en el de Martín, en el de Federico, en el de los diez mil (cantidad aproximada de presos en Uruguay), ¿quién se hace cargo de todos esos derechos humanos, el derecho a la vivienda, a la educación, a la salud, de todos los derechos que nos faltaron? MA: El Estado no se hace cargo, el Estado se desprende de toda la responsabilidad, el Estado prefiere la participación público-privada. Nosotros nos dimos cuenta de que se están vulnerando una cantidad de derechos y eso no puede ser. En realidad, ¡parece que en esta entrevista estamos hablando solo nosotros!… (Risas). P2P: Queríamos contarles algunas cosas que estuvimos pensando sobre estos temas y saber qué opinan, ya que nosotros lo vemos desde afuera. Veíamos una relación entre lo que podría ser una arquitectura que tiende a entender la vida de una forma abstracta —como decía Adrián, la estandarización, los horarios para comer y para dormir, la ropa igual para todos— y el Poder. Una arquitectura que sirve a ese Poder, en vínculo con una Política con «P» mayúscula, que es la política antigua, la de siempre, de los de siempre. Y por otro lado, otra arquitectura, que a través de su capacidad de posibilitar encuentros puede generar otro tipo de vínculos con el poder, a través de otras políticas que van surgiendo, que tal vez son inéditas, que nos permiten hablar de ciertos empoderamientos. En este sentido, a raíz de todo lo que nos están diciendo, encontramos cierta esperanza en estos espacios en los que la arquitectura puede potenciar ciertas cosas, obviamente sin actuar sola… MA: Yo creo que acá está más que explicito esto que nos comentan. Esta cárcel tiene una historia que es política. Este lugar donde estamos ahora antes era un baño de la cárcel de mujeres de la dictadura (1973-1985). Ahora este lugar está lleno de colores, en las paredes se han escrito muchas cartas, pensamientos. Tenemos presente el pasado. Tenemos presente lo que significó, lo que se hacía. Todo eso hace que nos sintamos personas, que somos parte de algo. Creo que en la cárcel de al lado sucede totalmente lo contrario. Lo que pasa allí tiene que ver con lo que comentan de la abstracción: hacer que alguien deje de sentirse una persona, dejarlo solo, encerrado, sin vínculos. ¿Quieren resocializar a las personas o quieren transformarlas en algo peor? Yo creo que cualquier persona que haya estado separada de su familia lo
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siente. ¿Cómo te vas a integrar si no tenés contacto con nadie o si solo tenés contacto con personas que tienen las mismas carencias que vos? En la Unidad n.º 6 también tenemos un montón de carencias y cosas con las que no estamos de acuerdo; pero peleamos para mejorarlas y tenemos la posibilidad de transmitirlo, de contarlo. AB: No somos censurados, hablamos de lo que queremos. Sin agredir, sin faltar el respeto. P2P: En cierta forma, ustedes son las voces de la cárcel. Hay una diferencia entre la voz que da órdenes en la cárcel de al lado y las voces de ustedes, que están acá, discutiendo en un programa de radio. MA: Muchas veces sacamos los parlantes para afuera y pasamos los programas de radio o ponemos música. De esta manera se generan espacios distintos a través del relacionamiento, del vínculo, de compartir o incluso de discutir. Es una forma de preguntarnos a nosotros mismos por qué estamos acá. AB: Volviendo a su proyecto, ¿en qué etapa están? P2P: El proyecto tiene varias etapas y varias vertientes. Por un lado, nos vamos a Venecia a armar la exposición. En ella vamos a intentar transmitir todo lo que hemos aprendido acá, en estas dos cárceles, a través de una experiencia sensorial. La exposición va acompañada de un catálogo en el que participaron muchas personas a las que invitamos a expresarse sobre el tema. No son todos arquitectos sino que también participaron artistas, periodistas, sicólogos, antropólogos… Tampoco son todos de Uruguay. Intentamos internacionalizar nuestra reflexión. El catálogo está acompañado de un poster en el que investigaremos gráficamente la arquitectura de ambas cárceles. También estamos creando una página web en la que vamos a seguir publicando materiales mientras dure la Bienal. Y cuando volvamos de Venecia continuaremos trabajando a través de un programa de extensión, en el marco de la Facultad de Arquitectura, Diseño y Urbanismo, para construir juntos un proyecto urbano participativo para esta cárcel, e invitaremos a participar a todos los que viven acá. AB: ¿Y cuándo se van a Venecia? P2P: En mayo; la exposición permanece abierta hasta noviembre. AB: ¿Y llegan a esa fecha con todo el material pronto? P2P: Como todo lo uruguayo: tenemos pocos recursos y poco tiempo, pero estamos trabajando mucho. MA: Parece que se nos ha terminado el tiempo… AB: Hablamos demasiado, pero igual intercambiamos ideas. El objetivo es ese, enfocarnos en otras realidades, poder construir nuestro antidestino. La idea predo-
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minante entre nosotros es que vamos a terminar acá, en la cárcel, pero nosotros de acá podemos salir con un título universitario, con un oficio, siendo un músico, podemos construir otra realidad. MA: Entonces, nos despedimos… FG: Desde la Unidad n.º 6 de Punta de Rieles, en Matices Culturales, en el programa… MA: SomoS lo que SomoS AB: Si nos escuchás y te gusta, compartilo, que nos ayudás a difundirlo. FG: Nos podés escuchar por radiopedal.uy, también por La Cotorra FM, por sinretorno.com, por radioutopia.com.ar, también por Espika FM y El Cuarto Ombú FM. P2P: Muchas gracias. Estamos muy contentos de haber podido tener esta conversación con ustedes. AB: Gracias a ustedes por haber venido.
“El objetivo es ese, enfocarnos en otras realidades, poder construir nuestro antidestino.” adrián baraldo
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Arquitecturas de encierro
Estos dibujos se centran en la idea de encierro, y examinan la arquitectura como un significante del orden social. Al hacer referencia a estas estructuras que se construyen para encerrar, encapsular o fortalecer, sus raíces se encuentran en una exploración de la arquitectura defensiva y penitenciaria del período de conflicto reciente en el norte de Irlanda. En este y otros contextos geopolíticos relacionados, los aspectos del entorno construido operaban como un marco ocularcéntrico para la vigilancia, la contención y el control de las poblaciones subversivas.
Conor McGrady es un artista de Irlanda del Norte cuyo trabajo examina la relación entre ideología y control espacial.
por Conor McGrady
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(Texto de Conor McGrady)
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Las estructuras representadas referencian la arquitectura de cárceles e instalaciones militares; espacios estrechos que encarnan el lenguaje de la armadura y funcionan como representaciones del encierro ideológico. Basándose en el lenguaje visual del modernismo, estas estructuras construidas fusionan la visión modernista de la arquitectura como un indicador del progreso social con el lenguaje de la fuerza, el secreto y la dominación visual del espacio. Aquí, estructuras arquitectónicas híbridas se convierten en recintos o edificios casi monumentales que funcionan como receptáculos de poder y operan como baluartes defensivos contra su pérdida.
Arquitecturas de encierro
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* Imagen cortesía del artista.
Img 05 Structure IV, Gouache en papel Yupo Polymer, 28 x 36cm, 2012.
* Imagen cortesía del artista. Foto por Kevin Noble.
Img 04 Red Cell, Gouache en papel, 28 x 36cm, 2012.
* Imagen cortesía del artista.
Img 03 Restriction, Gouache en papel traslúcido Yupo Polymer, 59 x 89cm, 2014.
* Imagen cortesía del artista.
Img 02 Retreat I- Series 2, Gouache en papel Yupo Polymer, 28 x 36cm, 2014.
* Imagen cortesía del artista. Foto por Kevin Noble.
Img 01 The Nation Builders, Gouache en papel, 244 x 379cm, 2010.
Más necesario que nunca es un intelectual (que valga la pena ser leído) Francesco Perrotta-Bosch es arquitecto magister, ensayista, crítico y curador en arquitectura. Coordinó el equipo de investigación y montaje de la Colección Arquitectura Brasilera de la Casa de Arquitectura, en Portugal, 2017. Fue asistente de curadoría del Pabellón Brasilero en la Bienal de Arquitectura de Venecia 2016, y curador adjunto de las exposiciones “Conjunto Habitacional” y “Lutar. Ocupar. Resistir” del Studio X. Es miembro del jurado de arquitectura de la Asociación Paulista de Críticos de Arte.
“Formless A dictionary begins when it no longer gives the meaning of words, but their tasks. Thus formless is not only an adjective having a given meaning, but a term that serves to bring things down in the world, generally requiring that each thing have its form. What it designates has no rights in any sense and gets itself squashed everywhere, like a spider or an earthworm. In fact, for academic men to be happy, the universe would have to take shape. All of philosophy has no other goal: it is a matter of giving a frock coat to what is, a mathematical frock coat. On the other hand, affirming that the universe resembles nothing and is only formless amounts to saying that the universe is something like a spider or spit.”01 Georges Bataille
En caso que reconozcamos que el “universo no se asemeja a nada y es apenas informe”, consecuentemente percibiremos que toda construcción humana, esté ésta en el plano material o intelectual, no es una verdad absoluta. Ni indestructible. O mismo eterna. Los hombres crean taxonomía de toda cosa del universo para apropiarse de él. Es la práctica de conferir formas a todos los contenidos. Con todo, las formas no son el contenido en sí. Si organizar, categorizar, catalogar, ordenar son mecanismos para detener el conocimiento –la “mathematical frock coat”–, igualmente válido es estimular el derribado de tal orden. Esta es la operación batailliana de déclasser: desclasificar. Aquí reside la pertinencia de lo informe. A partir de estos términos se establece una discusión sobre cuál es la postura más estimulante de un intelectual (que valga la pena ser leído) con el mundo. ¿Cuándo aquel que se expresa públicamente acerca del estado de las cosas (sin considerar autores de posts y tweets) está cumpliendo dignamente su papel? El acto fundante es el posicionamiento. No cualquier posición, sino aquella que cuestiona el sentido común y no se resguarda en la comodidad del lugar-común. Demanda una actitud no sirviente con los poderosos, mucho menos a las ambiciones personales. Posicionarse es incompatible a la sumisión a lo políticamente correcto y al aliñamiento con la mayoría –por cierto, tal calificación es muy subjetiva, pues son diferentes las mayorías de un electorado nacional, de una clase profesional, o de la timeline de la burbuja de colegas conectados a tus redes sociales; mientras,
01 BATAILLE, Georges. Documents. 1929. In: BOIS, Yve-Alain; KRAUSS, Rosalind. Formless. A User’s Guide. Nova York: Zone Books, 1997. p.5.
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Más necesario que nunca es un intelectual (que valga la pena ser leído)
todas esas mayorías son igualmente nocivas para un intelectual (que valga la pena ser leído). De cierto modo, es necesario remar contra la marea. El posicionamiento relevante es un acto de contestación. De oposición.02 Es preciso asumir la postura, de cierto modo, incómoda del antagonismo. En ciertos aspectos, se aproxima a la figura del polemista. Ciertamente, se distancia del confort de lo simplemente celebrativo. A fin de cuentas, un intelectual (que valga la pena ser leído) contradice unanimidades y héroes. Incita a la transgresión de convenciones convenientes (para algunos), el derribo del status quo, el incordio de los procedimientos, el rompimiento de cánones, la demolición de mitos. No se consiguen tales puntos como acciones de vanidad personal, sino como un desprendimiento con el fin de encontrar nuevas libertades, esto es, campos de pensamiento desprovistos de restricciones –siempre vestidas como verdades o certezas– establecidas por la propia sociedad. El objetivo de un intelectual (que valga la pena ser leído) es, por lo tanto, poner al lector en duda. Colocar algo más grande que uno mismo en crisis03. Hacer que algunos cuestionen lo que antes tenían como certeza. Informar que determinado hecho o situación es un problema –el primer acto para solucionarlo siempre será reconocerlo. El propósito final es estimular –a veces, hasta iniciar– el debate público. “Architecture Architecture is the expression of the very soul of societies, just as human physiognomy is the expression of the individual’s souls. It is, however, particularly to the physiognomies of official personages (prelate, magistrates, admirals) that this comparison pertains. In fact it is only the ideal soul of society, that which has the authority to command and prohibit, that is expressed in architectural compositions properly speaking. Thus great monuments are erected like dikes, opposing the logic and majesty of authority against all disturbing elements: it is in the form of cathedral or palace that Church or State speaks to the multitudes and imposes silence upon them. It is, in fact, obvious that monuments inspire social prudence and often even real fear. The taking of the Bastille
is symbolic of this state of things: it is hard to explain this crowd movement other than by the animosity of the people against the monuments that are their real masters. [...] It is obvious, moreover, that mathematical organization imposed on stone is none other than the completion of an evolution of earthly forms, whose meaning is given, in the biological order, by the passage of the simian to the human form, the latter already presenting all the elements of architecture. In morphological progress men apparently represent only an intermediate stage between monkeys and great edifices. Forms have become more and more static, more and more dominant. The human order from the beginning is, just as easily, bound up with architectural order, which is no more than its development. And if one attacks architecture, whose monumental productions are at present the real masters of the world, grouping servile multitudes in their shadows, imposing admiration and astonishment, order and constraint, one is, as it were, attacking man. [...]”04 Georges Bataille El ordenamiento es una acción eminentemente arquitectónica. Para Bataille, la arquitectura formatea las redes de relaciones humanas que vienen a construir comunidades, establece sistemas que congregan personas, dota de significado a aquello que es producido por más y para más de un individuo. Definir significaciones equivale a instituir modelos. Tales modelos regulan el cuerpo social e “imponen silencio sobre ellas [las multitudes]”. Según esta acepción, la arquitectura es, por lo tanto, la materialización del poder. La caída de la Bastilla es el hecho primordial que Bataille nos coloca para iniciar un debate sobre arquitectura. En otros términos, el derrumbe de una prisión es el punto de partida para la crítica de arquitectura. Denis Hollier abre el libro Against Architecture: The Writings of Georges Bataille con un esclarecimiento a este respecto: “Hubo infinitos argumentos acerca de cuál puede haber sido el origen de la arquitectura: si fue la casa, el templo, la tumba, etc. Para Bataille, fue la
02 Cabe acotar que no todo es pasible de crítica: por lo tanto, es fundamental la elección de lo que vale la pena ser criticado. Ni todo demanda un parecer público –hay casos en que no pronunciarse (o incluso ignorar) es una más profunda posición. 03 Existe siempre el riesgo de ser quijotesco. O mismo de caer en un discurso panfletario. Y el peligro de la grandilocuencia o de la prolijidad. Por cierto, tal vez estos sean los problemas de este ensayo de apoyo a un intelectual (que valga la pena ser leído) escrito por mí, un no-intelectual (que tal vez no valga la pena ser leído). 04 BATAILLE, Georges. Documents. 1929. In: HOLLIER, Denis. Against Architecture: The Writings of Georges Bataille. Cambridge: The MIT Press,1992. p.46-54.
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prisión.”05 Su noción de arquitectura está asociada a la represión. Se aproxima a la idea de monumento, pero principalmente en su carga simbólica de representación autoritaria. Dar a entender que la arquitectura sería la autoridad es lo mismo que decir que la arquitectura es un símbolo de institución. Continuando con la disección de la cita, es preciso dar especial atención al siguiente tramo: “Y si alguien ataca la arquitectura [...] es, por así decirlo, atacar al hombre”. El filósofo francés no embiste contra el hombre que se posiciona dentro o fuera de una construcción arquitectónica: el ataque es contra la arquitectura en el interior del hombre. Responde a la condición del cuerpo subyugado a un dominio. Entonces, tenemos un combate a las convenciones, a las etiquetas, a los hábitos, a las costumbres, a los protocolos, a las praxis, a las reglas que nos son enseñadas para aplicar en nosotros mismos. Esta es una confrontación con el determinismo: la lucha por liberar conductas individuales de modelos impuestos (directa o indirectamente) por la autoridad. Represiones a la naturaleza humana. Bataille está contraponiéndose a “transformar a sí mismo en una ‘composición arquitectónica’”06. La arquitectura aquí problematizada es la forma del hombre. Lo que se aspira –o lo que se enseña, o hasta, se impone– es un modelo correcto para esa forma del hombre. El hombre confinado en un cuerpo deseoso de igualarse a la perfección de su especie. Por lo tanto, escribir sobre la forma del hombre es entrar en el campo del idealismo. No por casualidad, el propio Bataille dice en su texto que, en su acepción, la arquitectura “es solamente el alma ideal de la sociedad”. Por lo tanto, la crítica de arquitectura es el constante combate al idealismo. Un intelectual (que valga la pena ser leído) debe atacar el idealismo. Parece ahora un tanto obvio observar que, a entendimiento de Bataille, la arquitectura no es hecha por el arquitecto. La arquitectura dice respecto a la fisiología, la fisionomía, la economía, la política, a todo y a todos. Mismo cuando está relacionada a la construcción de edificaciones, el papel del arquitecto no es el del gran autor. El arquitecto está distante de la figura del demiurgo responsable de la creación, teniendo sí un papel menor, secundario, una especie de traductor que materializa autoridades. Es igualmente importante ponderar que la noción de Georges Bataille de la arquitectura como representación de la autoridad, como sinónimo de institución, también precisa ser reposicionada dentro de los parámetros
que configuran el presente –caso contrario, llegaremos a una apresurada conclusión sobre el desfasaje de la acepción batailliana. De 1929 a 2018, se modificaron los significados de arquitectura e institución. A fin de cuentas, ¿cuál es la forma de una institución del siglo XXI? Bajo la celeridad de la vida contemporánea, las instituciones no precisan más soluciones estáticas, de permanencia, mucho menos del deseo (a veces, inaudito) de la eternización. Si, por un lado, hay una desmaterialización de los aparatos de control, por otro, hay una complejización y esparcimiento de los sistemas. En caso de que nos apoyemos en la idea de la arquitectura en cuanto estructura de ordenamiento y atracción de un amplio conjunto de personas, concluiremos que nunca, en la historia de la humanidad, la arquitectura estuvo tan presente como hoy está. Si transpusiéramos las nociones de Bataille para el siglo XXI, su gran arquitecto sería Mark Zuckerberg. Su arquitectura sería Facebook, Google, Instagram. En el límite de la irresponsabilidad de una suposición, creo yo que Bataille difícilmente reconocería algo de esta Bienal como arquitectura. Concordando con este cisma entre el arquitecto y la arquitectura, se coloca en jaque el meollo de la profesión. Se reabre la discusión sobre cuestiones basilares. ¿Cuál es el papel actual del arquitecto? ¿Cuál es el papel que el arquitecto podría venir a tener? ¿Cuál es su real poder? La disrupción batailliana nos puede llevar a creer en el fin de la legitimidad del arquitecto tal cual lo conocemos hoy; entretanto, al mismo tiempo, nos muestra que pensar sobre arquitectura es fundamental para reflexionar sobre la Humanidad. Esta crítica de arquitectura es un cimiento irrefutable para un intelectual (que valga la pena ser leído).
05 HOLLIER, Denis. Against Architecture: The Writings of Georges Bataille. Cambridge: The MIT Press, 1992. p.IX. 06 BOIS, Yve-Alain. Threshole. In: BOIS, Yve-Alain; KRAUSS, Rosalind. Formless. A User’s Guide. Nova York: Zone Books, 1997. p.185.
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Más necesario que nunca es un intelectual (que valga la pena ser leído)
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Una película compuesta de imágenes de prisiones. Citas de películas de ficción y documentales, así como imágenes de cámaras de vigilancia. Una mirada a las nuevas tecnologías de control, a los dispositivos de identificación personal, pulseras electrónicas de tobillo, dispositivos electrónicos de seguimiento. El cine siempre se ha sentido atraído por las cárceles. Las prisiones de hoy están llenas de cámaras de videovigilancia. Estas imágenes son inéditas y monótonas; como no se comprime ni el tiempo ni el espacio, son particularmente adecuadas para transmitir el estado de inactividad en el que se colocan los prisioneros como medida punitiva.
Harun Farocki fue un cineasta alemán, crítico, teórico y curador.
por Harun Farocki
(Texto por Harun Farocki)
Las cámaras de vigilancia muestran la norma y las desviaciones de ella. Clips de películas de Genet y Bresson. Aquí la prisión aparece como un sitio de infracción sexual, un sitio donde los seres humanos deben crearse como personas y como trabajadores. En Un Chant d’amour, de Jean Genet, el guardia observa a los reclusos en sus celdas y los ve masturbándose. Los reclusos son conscientes de que están siendo observados y, por lo tanto, se convierten en artistas en un peep show. El protagonista de Un condamné à mort s’est échappé de Bresson convierte los objetos de encarcelamiento en herramientas para su escape. Estos argumentos aparecen en muchas películas de prisión. En las prisiones más nuevas, en cambio, la tecnología de videovigilancia contemporánea apunta a la desmitificación.
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Img 02 “El desfile de los prisioneros hace pensar en una procesión, en un desfile militar, en una marcha triunfal. La cámara por donde pasan los reclusos asumió el lugar de Dios, del rey y del jefe del ejército”.
Img 01 “Pasan junto a los guardias en fila doble. Después de seguir se percibe si obedecen o se resisten. Estas imágenes son de una película o serie de imágenes de los años 20 en Alemania. Archivada con el título ‘al margen del camino’”.
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Prison Images © Harun Farocki, 2000. Textos tomados de la película. Imágenes cortesía del Harun Farocki Institut.
Img 03 “Los prisioneros de la celda 131 se resisten a ser observados. Tapan con un colchón la puerta de chapa de su celda. Los guardias no pueden permitirlo. Las cámaras de video multiplican la perspectiva de control. Su ojo frío debe ilustrar la prisión, desmitificarla”.
Img 07 “La nueva prisión de Marion parece una central nuclear, un aeropuerto, y también una fábrica. Está situada fuera de la ciudad, como un centro comercial. Las antiguas prisiones están situadas dentro de la ciudad, a la vista de todos. El edificio mismo es un aviso o una advertencia de castigo. Las nuevas prisiones están situadas en tierra de nadie”.
Img 06 “Después de aceptar el presupuesto más bajo, se empieza a trabajar el suelo, y las obras comienzan. Suena la música eufórica del futuro, como si se construyera un dique o una represa. Pero se trata de la fabricación de losas de cemento para construir la Prisión de Marion, en el estado de Illinois”.
Img 05 “Esta película adopta claramente el punto de vista de un prisionero, y no nítidamente el punto de vista de los guardias. Tiene que reinventar técnicas. Tiene que convertir la cuchara en palanca, manija, martillo o destornillador. Recuerda a la historia de las herramientas: también esto es un proyecto antropológico”.
Img 04 “En esta película de Jean Genet el guardia observa las celdas, y observa la vida sexual de los prisioneros. Aunque se comportan como si estuvieran solos, los prisioneros son conscientes de que él los observa. Como mujeres en los peep-shows. La prisión es un lugar de prohibiciones, de secretos y transgresiones. De las deseadas e imaginadas”.
Img 11 “Estos puntos representan a los prisioneros, tienen un emisor electrónico en el tobillo. Se puede seleccionar un prisionero y saber su identidad. La identidad”.
Img 10 “Conocemos las cámaras de vigilancia de los supermercados. Allí, primero tenían la función de impedir el robo, y luego de analizar el consumo de los clientes. En esta simulación los cuadraditos simbolizan a los clientes que están en los corredores de un supermercado. Se trata de saber qué camino escogen los clientes. Cuanto mayor es el trayecto, mayor es el contacto con los productos y más elevadas son las chances de una compra espontánea”.
Img 09 “Tecnología de prisiones. Un aparato biométrico para controlar el acceso. Identificación de iris. Cámaras de vigilancia”.
Img 08 “Debería consultar en todos los archivos del mundo miles de escenas en las que se liberaron presos. Este hombre va con las manos vacías en dirección a la bandera. Si tuviésemos presente todas las escenas en que un prisionero es liberado, podríamos componer una imagen de liberación”.
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Prison Images © Harun Farocki, 2000. Textos tomados de la película. Imágenes cortesía del Harun Farocki Institut.
Img 13 “El ejercicio de poder y de violencia debe ser constantemente entrenado. Hoy, el poder y la violencia, parecen casi siempre impersonales. Al igual que hornear pan o matar ganado, el ejercicio de poder cara a cara ya no es usual”.
Img 12 “Miles de películas representan esto: bajo vigilancia, el amor tiene que encontrar una expresión particular. Se dice que el amor es una improbabilidad. Pero una improbabilidad con la que se cuenta. Miles de cámaras vigilan las visitas en prisión: un día, cualquier expresión imaginable estará registrada en las cintas. Aquí, hombre y mujer sólo pueden tocarse las manos. Esta pareja infringió las reglas: el prisionero será expulsado de la sala”.
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Img 15 “Con esta tecnología cualquier cuarto se puede convertir en una prisión. Así se puede eliminar la prisión. El lugar fijo donde se es marginal. Desde que hubo artículos en la prensa y procesamientos, en las prisiones de California ya no se dispara a los prisioneros cuando pelean. Ahora se les dispara a los agitadores con agua mezclada con gas lacrimógeno, desde dispositivos dirigidos desde las cámaras que les apuntan”.
Img 14 “Este es el patio de la prisión de Corcoran, una cuña de hormigón, sin ninguna vegetación. Tras la ventana, los guardias armados, y por encima, la cámara. El eje visual y el eje de tiro coinciden”.
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Entrevista a Luis Parodi* *Director de la Unidad Nº6, Cárcel Punta de Rieles
Prison to Prison (P2P): ¿Cómo comenzó este proyecto? Luis Parodi (LP) Yo estaba trabajando en el INAU (Instituto del Niño y Adolescente del Uruguay) y me invitaron a dirigir la cárcel. Vinimos a Punta de Rieles, plasmamos alguna idea y me di cuenta de que esto lo tenía muy claro en mi cabeza. Creo que esta es la síntesis de treinta años de laburo. Es esa sensación de que hay algo que está en la vuelta todo el tiempo: autores, gente, experiencia, que se condensan para hacer el pueblo. Esta concepción de pueblo tiene que ver con el afianzamiento ideológico de algunos temas de los que estoy convencido y con un cúmulo de experiencia. Por otro lado, mis amigos dicen que el ser humano pasa toda la vida creyendo en su adolescencia. Mi adolescencia fue en Tupambaé (un pueblo en Cerro Largo), entonces ellos dicen que estoy recreando el pueblo en que viví mi adolescencia. Tomen cualquiera de las dos versiones. P2P: La estrategia es imitar el afuera lo más posible… LP: La idea general es que cuanto más se parezca la cárcel a la realidad, valga el eufemismo, estos tipos más cerca van a estar de vivirla. Y en vivirla hay una intención de que cambien. Esa es nuestra intención, el cambio depende de ellos. La idea es que la cárcel se parezca al afuera lo más posible para que el impacto entre el afuera y el adentro sea reducido. A su vez, la cárcel se deja atravesar por el afuera para salir de la discusión interna de la cárcel, que es infecta. Valga la redundancia, es como un pueblo: si no viene gente de afuera, si no hay viajantes que llegan al pueblo, uno termina siempre discutiendo lo mismo. El tiempo no pasa en los pueblos. No hay eventos, entonces el tiempo no pasa. En Punta de Rieles, en la medida en que haya eventos, en que haya un antes y un después, empieza a correr el tiempo; y ahí entramos en un proceso de cambio, de educación. P2P: Y ese afuera que se intenta imitar es Montevideo. LP: Es la sociedad en la que vivimos, que es capitalista; por lo tanto aquí se aplican las mismas reglas. No se trata de imitar a Montevideo, se trata de imitar la vida afuera. Hablamos de vida de pueblo porque somos 600 personas; si fuéramos 15 seríamos campesinos. Al ser 600, la comunidad se transforma en un barrio. La gente lo llama barrio, pero yo creo que se parece más a un pueblo. La idea es que los líos de un pueblo entren en la cárcel y que la cárcel aprenda a resolverlos de una forma democrática. Eso es una obsesión: que las contradicciones se
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“La idea es que los líos de un pueblo entren en la cárcel y que la cárcel aprenda a resolverlos de una forma democrática”
puedan resolver siempre de una forma democrática. Si no, entramos en una dictadura, que fue lo que sucedió en el pasado. P2P: Cuando empezaron, en términos edilicios y de infraestructura, ¿qué era lo que ya había? LP: Estaban todas las barracas y dos emprendimientos, la Dirección y el celdario. Todo lo demás se hizo después.
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P2P: ¿Se trató de un crecimiento que se fue dando de forma orgánica? LP: Se fue dando con la necesidad de generar laburo y generar convivencia; no hubo mucha planificación. P2P: Ya existían las calles… LP: Las calles están como estaban; están más rotas hoy que en aquella época, pero están tal cual. Tenemos la idea de abrir una calle por atrás del aserradero hasta la otra calle que cruza y llega al liceo. P2P: Cuando entraron por primera vez, ¿adentro estaba la policía? LP: No, ya había operadores carcelarios civiles, pero estos andaban con policías. Sancionaban todo el tiempo, por cualquier cosa. A una compañera le dispararon una bala de goma. La orden era no salir después de la seis y media; un preso dijo: «Che, tengo la ropa colgada». Y esta compañera le contestó: «Yo te acompaño». Y los policías le tiraron con balas de goma desde las torretas. P2P: Esas torretas ahora están abandonadas… LP: Desde que yo llegue, sí. Habría que incorporarlas al proyecto urbano de ustedes. P2P: Nosotros queremos intervenirlas, dándoles un nuevo programa arquitectónico. LP: Bienvenido sea, ¿qué nueva función? Bueno, con eso se van a romper la cabeza ustedes. Nosotros siempre quisimos transformar esas torretas en algo relacionado con nuestra propuesta. Antes la función de las torretas era muy evidente, porque había un milico parado ahí con una escopeta y se sabía para qué estaban. Uno puede no estar de acuerdo, pero había un milico que te tiraba con bala de goma cuando vos no hacías determinadas cosas. Sacamos los milicos y nos quedaron las torretas ahí. P2P: Que estén abandonadas también es un signo… LP: Es un mensaje. Habría que darles un contenido acorde a nuestro proyecto. Abandonamos la idea vieja pero no pudimos meterle a la nueva. Yo había pensado en pintarlas con murales, hablé con la Facultad de Bellas Artes pero todo quedó en nada. Ustedes tiren ideas libremente. Me parece que el delirio es lo que nos puede salvar. Capaz lo que menos se imaginan lo podemos hacer, ¿por qué no? Soñemos, después veremos hasta dónde nos da el cuero ideológico, nuestros prejuicios y la realidad material.
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Por suerte no las tiramos. No hay que negar la historia. Tampoco hay que respetarla tanto que quedemos condenados. «Suéltame pasado». Esa es una discusión fascinante para nosotros: cuánto hay del pasado. En realidad, la discusión es cuán conservadores somos, eso es lo que habría que discutir. P2P: Volviendo a la vida en el pueblo, por ejemplo, si yo estuviese preso acá y quisiese comenzar un emprendimiento, ¿cómo es la negociación espacial, es contigo? LP: La negociación espacial es con los encargados del área laboral. Al principio era conmigo, porque yo era el subdirector técnico. Mi idea general era tener un área industrial y otra de servicios. Ahora hay una Junta Laboral. Así, el tipo entrega un papelito, la Junta se reúne y decide dónde y cómo. Después él sale a negociar para hacerlo, conseguir los materiales, pedir un préstamo al Fondo…
“En un momento nos dimos cuenta de que en el pueblo se habían generado dos zonas, un «arriba» y un «abajo». Es una cuestión social.” luis parodi
P2P: Ahora que nombrás el Fondo, ¿cómo es el sistema económico acá adentro? LP: Cada emprendimiento pone un porcentaje para el Fondo Solidario, que es un fondo solamente para préstamos. Cuando llega la persona, presenta su proyecto y el Fondo le puede prestar. Ha prestado hasta 120 mil pesos. Es el único fondo que no cobra intereses, porque no nos importa. Si la persona no paga, no puede ir presa porque ya está presa. El dinero del Fondo es un dinero que generan los reclusos, que no es público. Una parte de lo que ganan va para el Ministerio del Interior, una parte para el Fondo y otra parte es con la que se paga a los proveedores. El Fondo tuvo su crisis, nos pasaron cosas que no fueron felices. Cuesta mucho que esta gente sostenga los proyectos. Bueno, nos cuesta a nosotros sostener instituciones, sostener reuniones, sostener una idea… Ahora hay que volver a discutir entre todos si quieren el Fondo, si no lo quieren, para qué… Toda la cárcel tiene que participar en la discusión. P2P: Y el Fondo es una organización de los presos… LP: Sí. Está dirigido por dos presos que ellos eligieron más una persona de nuestro equipo, porque en realidad ellos no pueden manejar plata. Yo tiré la idea y los presos la llevaron adelante. Hubo presos que se juntaron, estuvieron tres noches sin dormir, estudiando. Se estudiaron todos los bancos del mundo y me trajeron una propuesta: comisión fiscal, estatuto, cómo se prestaba, todo; aunque al final nunca la pudimos instrumentar totalmente. Una cosa que nos pasa es que estas cuestiones institucionales se caen, se desflecan; cuesta sostener algo institucional. P2P: ¿El dinero cómo circula? LP: Todos los proveedores los pagamos nosotros, los salarios de la gente los pagamos nosotros; después los reclusos transforman el dinero en tickets para su circulación interna o para mandárselo a sus familias. P2P: En cuanto a las negociaciones espaciales, hemos ido entendiendo que hay ciertas estrategias urbanas generales que acompañan tomas de decisiones… LP: En un momento nos dimos cuenta de que en el pueblo se habían generado dos zonas, un «arriba» y un «abajo». Es una cuestión social. Frente a esto pensamos
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Entrevista a Luis Parodi
que teníamos que llevar cosas para «abajo». Llevamos servicios, llevamos el liceo, llevamos industrias. P2P: ¿Y esa diferencia se dio orgánicamente? LP: Sí, y todavía la sienten… Todavía quedan cosas por hacer. Lo que hicimos fue llevar servicios; lo que nos quedaría sería llevar algún proyecto más. Hoy tienen más servicios allá «abajo» que acá «arriba». Llevamos el almacén, que después se fundió, llevamos el liceo, tienen una galletería, tienen la Panificadora Gigor, que es la empresa más grande, tienen la recicladora… Pero está esa sensación, que es inevitable, de estar cerca del poder. La sensación que uno tiene cuando está cerca de las tomas de decisiones (el «arriba» de la cárcel está cerca de la plaza principal, del acceso y de la Dirección). Por eso la gente que vive en el centro de la ciudad tiene más poder que la que vive en Casavalle (barrio de la periferia montevideana): la Intendencia les queda a dos cuadras. Ahora mejoramos mucho eso, pero igual se mantienen tradiciones. Uno aprende con el tiempo que la cultura no es lineal, o sea, no es que vos cambiaste y la sociedad cambió. La gente sigue teniendo esa sensación mucho tiempo. P2P: En un día cualquiera, de 7 de la mañana a 6 de la tarde, ¿cada uno puede moverse libremente por acá adentro? LP: No. Tampoco se trata de que los tipos anden al pedo. Si estás al pedo, te quedás en la barraca. Salís con algún sentido: vas a trabajar, vas a hacer deporte, vas a estudiar, vas a tomar mate, pero no salís a deambular por la vida. Se trata de organizar; yo salgo a algo, si estoy sin hacer nada me quedo en la barraca. Si no trabajás, no vas al almacén y punto. P2P: ¿Cómo se gestionan los espacios colectivos? LP: Los espacios colectivos son un largo proceso. El primer acto lo hicimos encerrados en el salón de actos del celdario. Después, en la cancha de futbol. Después, en la plaza… P2P: Cuando decís actos, ¿te referís a actos como al que vinimos el domingo? LP: Son actos culturales, como el del otro día, o políticos. Políticos hay dos principales por año: uno el 27 de junio, por la dictadura, cuando vienen las mujeres que estuvieron presas acá, y otro cuando cerramos el año, con una rendición de cuentas. Nosotros les rendimos cuentas a los presos y ellos a nosotros. Y ahí participan todos. Siempre son ellos los que cierran el acto. P2P: ¿También tocan bandas de música? LP: No, yo ahí discrepo. Si es un acto político, es un acto político. Por otro lado, también hay actos de socialización como los que organiza la cooperativa de vivienda, instancias de encuentro colectivo. A mí me parece que el partido se juega en esos espacios también. Cuando perdemos esos espacios, que es lo que está pasando en Montevideo, me enojo horrible. Cuando los espacios públicos son ganados por la desidia, estamos perdiendo. Por eso acá adentro se intentan reproducir esos espacios de encuentro; acá hay partidos de fútbol y van todos.
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Se trata de lograr una convivencia democrática, siempre con el fin de que estos ciudadanos recuperen la democracia que nunca tuvieron, porque nunca formaron parte de una sociedad democrática. No tiene misterio: lo que hacemos es intentar que los reclusos encuentren una forma de pelear la vida distinta de la que tenían, que no sea afanar, que es la forma que ellos tienen para pelear la vida. P2P: Y en cuanto al mantenimiento de estos espacios colectivos, ¿es difícil hacerles entender que embellecer una cárcel no es solamente embellecer una cárcel sino embellecer un espacio común? LP: Eso ha costado horrible. Yo tengo la sensación de que estamos cuidando el espacio un poco más, eso es un logro caro, porque a estos tipos, si van a otra cárcel, los van a matar por haber cuidado una cárcel. Pero la idea es cuidar el espacio donde todos vivimos. P2P: ¿A qué te referís con ese comentario de que los van a matar en otra cárcel? LP: El tipo tiene miedo de volver para atrás, que es un miedo razonable. El otro día casi matan a uno, a un tipo que había tenido un cargo en la panificadora. Salió, hizo una rapiña afuera y lo procesaron de vuelta. Cuando entró en otra cárcel, le dieron una paliza por haber sido el responsable de otros presos acá adentro, cuando era capataz. P2P: ¿Cómo son los espacios individuales? LP: Esa es otra cuestión de la cárcel en la que nadie piensa mucho. No hay lugares individuales y la gente necesita estar un tiempo sola. Acá no hay ninguna posibilidad de hacerlo, y eso me desespera, es muy dañino para la gente. Las cárceles no están pensadas para que las personas puedan estar solas, solo están solas como castigo. El aislamiento está pensado como castigo. P2P: Hablando de esto, ¿cuál es tu opinión sobre la Unidad N.° 1?
“Se trata de lograr una convivencia democrática, siempre con el fin de que estos ciudadanos recuperen la democracia que nunca tuvieron, porque nunca formaron parte de una sociedad democrática. No tiene misterio” luis parodi
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LP: Eso es terrorífico, es de antes del siglo XVIII, eso es Foucault en su versión Vigilar y castigar. No hay tanto misterio, es el absurdo como funcionamiento. Yo igual deseo que les vaya bien. Es la no-actividad, se levantan a las 7 y a las 9 ya están sin hacer nada. Entonces los terminás sancionando, pero si vos lo único que les ofreces es eso... ¿Ofrecés pingpong? ¿Cuánto podés jugar al ping-pong si no tenés otra cosa para hacer? Un día o dos. Yo estoy preocupado porque va a haber muchos muertos; ya hubo uno. Trajeron presos primarios. Los primarios encerrados son un lío. Los más difíciles para trabajar son los primarios, porque hay un tiempo de adaptación a la cárcel. ¿Cuánto nos costó a nosotros adaptarnos a la escuela cuando éramos niños? Nadie quería ir a la escuela, todos queríamos ir a jugar. Nadie nunca valoró el costo de eso, solo el beneficio. ¿Cuánto dejaste de lado para adaptarte a estar sentado en un salón de clase? Vos a los 5 años querés salir a jugar, no querés estar en una clase. Vas porque tus padres te llevan, porque la sociedad dice que tenés que ir porque si no, no sos nadie en la vida. Todo eso forma parte del aparato social. Lo de acá al lado me parece que es un modelo trasnochado en este sentido. Nosotros, los uruguayos, tenemos una modalidad cultural más italiana y española, nos gustan los tallarines los domingos y hablar mal de la gente. Los yanquis en eso son muy claros; ellos piensan solamente en que los presos estén presos. Mucha tecnología
Entrevista a Luis Parodi
“El ser humano es el hombre y sus circunstancias. Si las circunstancias mejoran, mejora el hombre.”
sin pensar en la relación. Vos le hablas a un yanqui de la relación y te mira rarísimo. Son dos modelos diametralmente opuestos. No es que acá no haya cosas para mejorar. Son dos formas de ver, eso no quiere decir que acá estemos bárbaro y allá sea todo un desastre. Yo, honestamente, ahí no veo nada para recuperar, no le encuentro la vuelta; creo que no tiene sentido. P2P: ¿Para vos, cómo es posible que dentro del mismo sistema carcelario estos dos modelos tan distintos compartan medianera?
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LP: Es medio inexplicable. Yo creo que la idea predominante en la sociedad es esa otra, no la nuestra. Nosotros somos la excepción, somos una cierta locura. Creo que nosotros estamos perdidos, nos van a sacar en cualquier momento, porque, en realidad, el quantum ideológico está centrado ahí y la sociedad no está clamando en la calle que tratemos bien a los presos. Al contrario, refuerza la idea de la cárcel nueva. Esa idea que viene fracasando desde hace dos mil años. Porque es lo mismo que estar en cualquier otra cárcel del Uruguay pero en condiciones edilicias mejores. Estás 24 horas encerrado. El encierro no cambia. Ya han roto celdas. Y lo peor es que la gente va a decir que los presos no se lo merecen porque rompen todo, pero nadie va a cuestionar el modelo. Cuando digo que ese modelo no puede funcionar no estoy diciendo que la otra cárcel tenga que funcionar como la nuestra. Yo no creo que esta sea la única forma. Ni cerca, pero un encierro sin ninguna actividad lo único que trae es tragedia. Los reclusos no tienen ninguna posibilidad de tomar decisiones. P2P: Mirando el vínculo entre arquitectura y poder en ese otro modelo, empezamos a pensar que en esta cárcel pueblo existe un cierto empoderamiento de los que siempre estuvieron excluidos, a través de la vida cotidiana en un contexto urbano inédito… LP: Esa es la idea, la intención es que el tipo pueda vivir una experiencia que le devuelva la democracia uruguaya que hay afuera. Para eso es necesario empoderarse de lo urbano, lo ideológico y lo político. Esa es la intención de nuestro modelo. Yo aprendí eso acá; si vos generás las condiciones, el otro tiene que crecer. El ser humano es el hombre y sus circunstancias. Si las circunstancias mejoran, mejora el hombre. Las circunstancias son urbanas, de trabajo, poder dormir tranquilo, tener dignidad, comer mejor. Quiero que la vida acá adentro tenga un sentido, que sea lo más pequeñoburguesa que podamos. Siento que tenemos cierta dignidad, pero estamos lejos, hay que mejorar el confort. Tenemos pobreza, todo se cae a pedazos, pero no hay brazos gordos que nos marquen la cancha del todo. Yo creo en la pelea, creo que el ser humano aprende de la confrontación, de la discusión, de la pelea con el otro. La educación es intercambiar puntos de vista. En la discusión con el otro se aprende de prejuicios, de juicios, de valores, de política. Esa es la idea.
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Entrevista a Juan Miguel Petit* *Comisionado Parlamentario Penitenciario
Prison to Prison (P2P): ¿Podrías introducirnos al rol de la Oficina del Comisionado Parlamentario Penitenciario? Juan Miguel Petit (JMP): Es una oficina que existe desde 2005 para el monitoreo parlamentario del respeto de los derechos humanos en el sistema penitenciario uruguayo, es decir, del cumplimiento tanto de las normas nacionales como de las internacionales. Tiene la atribución de poder acceder a todo el sistema carcelario, recorrerlo, realizar inspecciones generales, así como también de realizar recomendaciones que puedan promover los derechos humanos dentro del sistema. Depende del Parlamento, realiza un informe anual e informes especiales y, al mismo tiempo, actúa como un mecanismo preventivo. P2P: Con referencia a este monitoreo de los derechos humanos en el contexto penitenciario, el Informe del Relator Especial de la ONU sobre la Tortura en Uruguay del 2009, marcó cierto punto de quiebre. ¿Cuál era la situación de las cárceles en aquel momento? JMP: En el 2009 Uruguay tenía un sistema penitenciario que no se había modernizado. En la mitad el siglo pasado se había instaurado un sistema bastante innovador, que, por ejemplo, dependía del Ministerio de Educación y tenía funcionarios que no eran policías. Luego, poco antes de la dictadura (1973-1985) y después de la misma, el sistema penitenciario quedó en manos de la policía y nunca llegó a cambiarse ni actualizarse. Quedó así funcionando lo que ya estaba allí, dentro del Ministerio del Interior, con un esquema de organización muy arcaico. A partir del año 2010 comienzan a introducirse cambios importantes y se empieza a hablar de una reforma penitenciaria. Entre otras cosas, se crea el Instituto Nacional de Rehabilitación (INR), se incorpora el escalafón civil, se accede a la salud pública dentro de las cárceles y se empiezan a desarrollar algunas experiencias novedosas, como la de la cárcel de Punta de Rieles (Unidad n.° 6). Y en ese proceso se está. Todavía el panorama es el de un sistema muy heterogéneo, en el que conviven cosas muy distintas y en el que no existe siquiera una sintonía de todas las experiencias que se llevan a cabo. Hay cosas alentadoras y al mismo tiempo agujeros negros, materias pendientes importantes. P2P: Entonces, ¿cuál dirías que es el estado actual del sistema?
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Entrevista a Juan Miguel Petit
“Estamos en una etapa de trasición y definición. Muchas cosas han mejorado y otras no. Existe una pulseada permanente entre lo nuevo y lo viejo...”. juan miguel petit
JMP: Estamos en una situación de transición y de definición. Muchas cosas han mejorado y otras no. Existe una pulseada permanente entre lo nuevo y lo viejo, con algunos experimentos, como la nueva cárcel público-privada, o experiencias como la de Punta de Rieles, que aún deben consolidarse para que se pueda decir que son terreno ganado. O sea que todavía hay mucha cosa por definirse, muchos problemas de larga data, muchas carencias no resueltas. Por ejemplo, la necesidad de equipos técnicos para atención social o familiar, atención sicológica, siquiátrica, atención de las adicciones, capacitación para el empleo o una oferta educativa; la oferta educativa, aunque ha mejorado, todavía es insuficiente. Hay una cantidad de campos en los que, si bien se ven avances, Uruguay todavía está muy atrasado, sobre todo en comparación con los registros que tiene el país en otras áreas de políticas sociales. Yo creo que en lo penitenciario estamos bastante más abajo de lo que estamos en otros indicadores. Que Uruguay esté en el puesto 22 de los países que más personas privadas de libertad tiene, es llamativo, y hay que ver por qué sucede eso. Este indicador muestra que hay una resolución de conflictos sociales que se está haciendo por la vía de lo carcelario, lo que genera muchos problemas. Por un lado, teníamos un modelo viejo no modernizado; luego hubo una explosión poblacional penitenciaria que llevó a que esta población se triplicara en menos de 15 años. Si además le agregamos una nueva realidad con nuevos problemas de magnitud, como la exclusión social, el narcotráfico, la deserción educativa en los sectores más vulnerables, etc., estamos frente a la tormenta perfecta. P2P: ¿Te parece que de las experiencias que destacás como positivas en los informes se aprende o solamente se las acumula sin analizarlas? JMP: Yo creo que se aprenden muchas cosas. Lo que ocurre es que el uruguayo es muy competitivo. Somos pocos, somos un país vacío y esto lleva a que la competencia por determinadas cosas sea muy dura. Entonces, a veces, reconocer logros y avances cuesta. Y en lo institucional también; la acumulación de aprendizaje institucional, en cierto modo, también está permeada por esa característica cultural. Hay varias instituciones que tienen cosas positivas: Punta de Rieles (Unidad n.° 6), Juan Soler, Durazno, Artigas, Salto, el polo industrial del Comcar. De ellas todavía cuesta reconocer lo positivo, sacar lo bueno y sobre eso idear un modelo. Entonces creo que sí, que se acumulan algunas cosas buenas, pero se podrían acumular más. P2P: Vos has destacado siempre como estrategia positiva la idea de imitar el afuera en el adentro en las cárceles. JMP: Sí, eso no es idea mía, viene de siempre, es histórico. Ese principio de «normalización» está incluido en las Reglas Nelson Mandela de las Naciones Unidas para el Tratamiento de los Reclusos. Es una piedra fundamental que dice que podemos pensar que cuanto más parecida sea la vida en la cárcel a la vida fuera de la cárcel, menor va a ser la reincidencia. El gran logro de algunos centros es la recreación de un clima de convivencia parecido a uno normal, al que uno puede encontrar en la sociedad. A partir de este clima se generan elementos para que el recluso pueda prepararse para vivir en ese mundo. Es el viejo dicho de que no se puede entrenar a un jugador
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de fútbol dentro de un ascensor; no se puede preparar a una persona a vivir en libertad, encerrándola. Esto es fácil de decir pero difícil de llevar a la práctica. Cada vez más creo que las buenas condiciones de vida son lo que rescatan a una persona de caer en la violencia. Por supuesto, esto también implica la existencia de tratamientos especializados. Pero estos, sin las condiciones de una convivencia rica —no sin conflictos sino rica— no funcionan. P2P: Dentro de este modelo, o de uno más punitivo, ¿cuál te parece que es el rol del espacio y su configuración material? JMP: En estos temas en que aún hay muchas fronteras no exploradas creo que tenemos que aprender de las cosas que se van haciendo y reflexionar sobre algunos avances que se van produciendo. Nosotros seguimos muy atados a un esquema regido por las «plazas penitenciarias» y nos falta acumulación de conocimiento en cuanto al diseño arquitectónico. La arquitectura está hecha para vivir en sociedad con los demás y la cárcel está hecha para vivir de una forma muy particular, es como una especie de oxímoron, de contradicción en sí misma. Yo creo que el rol del espacio es muy importante. Uno ve que los diseños que utilizamos son muy rústicos, y sin dudas ese diseño influye mucho. No es el caso de esos hoteles japoneses que son una cápsula en la que uno va a pasar la noche y no importa mucho cómo es esa cápsula. Acá la persona va a estar en esos espacios muchas horas, muchas horas pensando con una sensibilidad muy particular. P2P: Yendo al caso de Punta de Rieles, ¿cómo es posible que se genere una situación como la actual en la que se yuxtaponen modelos tan dispares?
“Entonces, desde Punta de Rieles viejo mirás a la cárcel nueva y parece que se instaló una megacárcel de Texas. Y mirás desde la nueva hacia la vieja y te parece ver un barrio de la periferia de Montevideo. Son dos cosas muy distintas. juan miguel petit
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JMP: La pregunta me ayuda a reflexionar. Es posible por esta construcción en caliente de un nuevo modelo de sistema que se va pensando sobre la marcha y que todavía no está definido enteramente. Por eso coexisten cosas contradictorias. Hay otras, esta no es la única. En este caso, la casualidad determinó que la contradicción sea muy manifiesta, porque las cárceles están una al lado de la otra. Entonces, desde Punta de Rieles viejo mirás a la cárcel nueva y parece que se instaló una megacárcel de Texas. Y mirás desde la nueva hacia la vieja y te parece ver un barrio de la periferia de Montevideo. Son dos cosas muy distintas. Viendo lo bueno y lo malo: lo malo es que no hay un modelo definido y claro. Coexisten cosas muy distintas y eso puede generar fuerzas contradictorias que se anulen. Algo bueno es que hay señales de que se quieren hacer cosas, de que se quiere cambiar el sistema penitenciario, de que no está todo muerto. Son expresiones de que hay cosas que se están moviendo. P2P: Vos has podido entrar a las dos cárceles de Punta de Rieles. Nosotros solo hemos conseguido entrar a una. ¿Nos podrías contar cuál es tu opinión de la nueva? JMP: De la nueva no he querido hablar mucho públicamente porque he preferido darle tiempo a que se instale, a que prueben como funciona y vean qué hay
Entrevista a Juan Miguel Petit
“La prisión ideal, para mí, es la que recrea un clima lo menos parecido posible a una prisión, esa es la prisión ideal”. juan miguel petit
que ajustar. Creo que es una experiencia muy nueva. Hay que esperar, todavía es muy nueva para sacar conclusiones. Yo ya tengo muchas anotaciones, ya he mandado unas notas. Creo que va necesitar varios ajustes, sobre todo para crear un clima de convivencia que sea educativo e integrador. Lograr ese principio de normalidad del que hablábamos va a demandar unos cuantos ajustes. P2P: Sobre estas cárceles que vienen pensadas desde el exterior, pareciera que a la propia sociedad le cuesta desarrollar sus propios modelos. JMP: Este nuevo modelo lo vemos operativo ahora, pero es el resultado de un proceso muy largo. No hubo una acumulación de actores institucionales que plantearan algo diferente o alternativas. Hay una debilidad en la capacidad de propuesta de la sociedad en la búsqueda de una solución. Es la diferencia entre hacerse un traje con un sastre o comprarlo hecho. El nuevo modelo aborda una cantidad de problemas que se veían muy complejos de resolver, como el mantenimiento, la comida, la ropa, la limpieza y la financiación. En una realidad penitenciaria olvidada, en la que nada ocurría, yo rescato que este fue un intento de innovación. Es un intento de hacer algo, por eso soy cauteloso a la hora de evaluarlo. P2P: Tomando esta analogía de comprarse un traje ya hecho, cuando se firmó el contrato se compró también el proyecto arquitectónico… JMP: El proyecto tiene algunos ajustes y modificaciones. Todos apostamos a que el Uruguay, que todo atenúa, atenúe también algunas cosas de este modelo extranjero. De hecho, algo ya se ha hecho en estos meses. Por ejemplo, la cárcel estaba pensada para que no hubiese agua caliente, pero por nuestra idiosincrasia y la necesidad de tomar mate, esto se modificó. Hay detalles folclóricos relacionados con la vida y la cultura y otros relacionados con temas más estructurales. P2P: Para finalizar, ¿cuál sería para vos la prisión ideal? JMP: No sé tanto como para responder esa pregunta. La prisión ideal, para mí, es la que recrea un clima lo menos parecido posible a una prisión, esa es la prisión ideal. Me remito a las buenas experiencias que hay acá y a otras buenas cosas que he visto en otros países. Tiene que ver con escalas manejables, cárceles chicas, personalizadas, que combinen la generación de cierto clima con un trabajo sobre lo específico, siempre en un marco de buena convivencia. A la humanidad le llevó dieciocho siglos crear las cárceles como las conocemos ahora. O sea, que llevamos dos siglos conviviendo con este engendro. Cuando a los chinos les preguntaron qué pensaban de la Revolución Francesa, sus historiadores contestaron que era muy interesante, pero que era muy prematuro sacar conclusiones. Sobre la cárcel podemos decir lo mismo.
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Escenas de la vida cotidiana en la cárcel pueblo. Mediante la lógica de imitar el afuera, este novedoso modelo nos muestra un mundo conocido por todos: peatones circulando, encuentros aleatorios en las calles, camiones de reparto, áreas de trabajo, huertas comunitarias, plazas. Desde arriba, podemos ver un inédito espacio público, que, cargado de movimiento, formas y texturas, no se aleja de la realidad de cualquier otra parte de la periferia montevideana.
por Prison to Prison
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La cárcel pueblo desde arriba
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Img 08 Fábrica de bloques de hormigón y antigua torre de control.
Img 07 Área industrial.
Img 06 Caminos y huertas.
Img 05 Caminos y huertas.
Img 04 Plaza arbolada y camión pasando.
Img 03 Encuentro y bifurcación de caminos.
Img 02 Panificadora, cancha de fútbol, huertas y calle.
Img 01 Pabellón principal y una de las áreas de visitas.
La cárcel pueblo desde arriba
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* Imágenes por Prison to Prison, junto a Gambeta Fotografía.
Img 12 Plaza principal.
Img 11 Plaza principal.
Img 10 Área de acceso y gente caminando.
Img 09 Fábrica de bloques y camino.
Estas fotos son producto de tres visitas realizadas a la Unidad N°6 de Punta de Rieles con el proyecto Prison To Prison. La mayoría son imágenes de la cotidianidad de las personas privadas de libertad que viven en dicho centro, las actividades productivas, las recreativas, dinámicas que transforman el paisaje de una cárcel hasta casi mimetizarlo con el de un pequeño pueblo. El alambrado perimetral, las torres de
Agustín Fernández es un fotógrafo documental y periodístico uruguayo.
vigilancia abandonadas y la flamante Unidad N°1 nos recuerdan dónde estamos, y también, que hay otros modelos de privación de libertad. Una de estas visitas fue con motivo del Festival a beneficio de la Cooperativa de Vivienda Resiliencia, formada por personas recluidas en la Unidad N°6 buscando tener una solución habitacional una vez que se encuentren libres. Chorizos, hamburguesas, sorteos de postres y la presentación de varios artistas fueron la excusa para apoyar este emprendimiento.
por Agustín Fernández
Festival en el pueblo *Imágenes por Agustín Fernández para Prison to Prison.
Festival en el pueblo
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Como persona, estudiante y privado de libertad, en el transcurso de mi vida he atravesado diversas situaciones que me han enseñado que nada es porque sí, todo tiene un por qué. La cárcel es una de las instituciones totalizantes más duras, donde los que pasamos por ella nos vemos atravesados por un sin fin de situaciones que distan de la realidad y de lo que el Artículo n°26 de la Constitución entiende que deberían ser las cárceles. Una persona no se rehabilita si es aislado de la sociedad, si le es impedido el contacto con sus seres queridos, si es deshumanizado. Como estudiante universitario he absorbido conocimiento acerca de lo que significa una cárcel y el por qué de su existencia. Es importante entender que la ignorancia nos hace dóciles y manipulables, por lo que la educación en los contex-
Martín Amande es de Montevideo, recluso de la Unidad N°6 de Punta de Rieles, estudiante de psicología de la Universidad de la República Oriental del Uruguay. Es fundador de la Cooperativa de Vivienda Resiliencia y del centro cultural Matices Culturales. Martín apuesta por el poder de lo comunitario y cree en la educación como fuente del cambio social.
por Martín Amande
Fotografía y situación
tos penitenciarios es la principal herramienta a la hora de poder integrar a los que pasamos por estos lugares a la sociedad. La arquitectura, como parte de este sistema, es lo que vemos, es lo que vivimos y donde vivimos, por lo que su importancia no es menor. Lo acontece en Punta de Rieles con la construcción de una nueva cárcel (Unidad n°1) es contradictorio con lo que se piensa a nivel mundial acerca de cómo deben ser estos lugares. Muro mediante a nosotros, se levanta un monstruo de cemento, frío, impactante, omnipotente ante todo lo que se pare a su lado. Se hacen muy claras las diferencias entre un sistema donde se permite hacer y ser, ante otro que utiliza todos los mecanismos de control para “rehabilitar”, olvidándose que lo único que nos habilita es el vínculo y la conciencia de que vivimos en un mundo que muchas veces no entendemos, naturalizando la violencia y la humillación. En las fotografías trate de mostrar esto que pienso y pensamos muchos, por lo que la mayoría de las fotos son de lugares al aire libre donde también nos reunimos, compartimos y nos cuestionamos de dónde venimos y hacia dónde vamos. La fotografía nos permite mostrar esa situación que es y cómo es. *Imágenes por Martín Amande para Prison to Prison.
Fotografía y situación
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La insurrección [arquitectónica] que viene*
*The Coming Insurrection es un ensayo político francés sobre el «inminente colapso de la cultura capitalista» escrito por El Comité Invisible, publicado por primera vez en 2007 por la empresa francesa La Fabrique.
dpr-barcelona es una oficina de investigación en arquitectura con sede en Barcelona, que trata con tres líneas principales: publicación, crítica y comisariado. Su trabajo explora cómo la arquitectura como disciplina reacciona en la intersección con la política, la tecnología, la economía y los problemas sociales. Sus publicaciones, tanto digitales como impresas, trascienden los límites de las publicaciones convencionales, explorando los límites entre las materias impresas y los nuevos medios. Su red de trabajo es un verdadero centro que vincula varias publicaciones y actores en arquitectura y teoría Ethel Baraona Pohl Crítica, escritora y curadora [pero ella prefiere Amateur Profesional]. César Reyes Nájera PhD en sistemas de construcción bioclimática y materiales.
«Los movimientos revolucionarios no se propagan por contaminación sino por resonancia. Algo que se constituye aquí resuena con la onda de choque emitida por algo que se constituye en otra parte… Una insurrección no es como una peste o un incendio forestal —un proceso lineal que se propaga progresivamente de un lugar a otro, a partir de una chispa inicial—. Se trata más bien de algo que toma la forma de una música, y cuyos focos, incluso dispersos en el tiempo y el espacio, logran imponer el ritmo de su propia vibración, volviéndose cada vez más densos».
El Comité Invisible, The Coming Insurrection.
El mundo ha cambiado y también ha cambiado el papel del arquitecto. Nos enfrentamos a nuevas formas de pensar, de negociar, de actuar. Al ingresar a este nuevo escenario de especulación, lo primero sería darnos cuenta de que en última instancia la crisis es simplemente una forma de gobierno que está en nosotros legitimar o no. En la actual sociedad dominadora, que produce lamentables pseudojuegos de no participación, es necesario desarrollar una actividad urbana y cívica genuina. Parecería que para des-
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La insurrección [arquitectónica] que viene
cubrir nuevas formas de interactuar con la ciudad debería resurgir el Homo ludens de Huizinga y el situacionismo. La sensación de que la insurrección [arquitectónica] que viene está cerca se huele en el aire, se percibe en la organización autónoma de los prosumidores de la nueva cultura, por fuera del establishment político e ideológico existente, ya que todos juntos «podemos cuestionar la capacidad de las instituciones de organizar algo que no sea la gestión de lo que ya existe» 01, y porque esas instituciones no pueden impedir lo que todavía no pueden imaginar. Los ciudadanos revolucionarios deben reaccionar frente a estas antiguas condiciones con un nuevo tipo de acción. Los arquitectos y los profesionales de otras disciplinas relacionadas tenemos una responsabilidad social, económica y política, y está en nuestras manos ofrecer propuestas formales en respuesta a la situación actual. Según el analista político Francis Fukuyama 02 , la satisfacción de ciertos seres humanos depende de un reconocimiento que es inherentemente desigual y esta desigualdad determina que nuestra implicancia se transforme en necesidad. ¿Cómo podemos evitar el pesimismo histórico a que hace referencia Fukuyama y cambiar nuestros paradigmas? Manfredo Tafuri señalaba en su libro Architecture and utopia: design and capitalist development 03: «En la actualidad, la arquitectura se ha arrogado la tarea de transformar su trabajo en algo “político”. En tanto agente político, el arquitecto ha tenido que asumir la tarea de inventar continuamente soluciones avanzadas que puedan generalizarse a todos los niveles. Al aceptar esta tarea, el idealismo en el rol del arquitecto pasa a un primer plano». Podemos percibir que esta necesidad de implicancia política no es nada nuevo; es momento de desmitificar ideologías complejas y trabajar desde los fundamentos de nuestra práctica. La ciudad ha venido para quedarse, para crecer, para de-crecer, para cambiar y transformarse; y el rol del arquitecto debe adaptarse a estas transformaciones. Podemos aprender innumerables lecciones del convulso pasado inmediato que dejó en las ciudades la presencia innegable de los llamados «espacios intermedios» [físicos y no físicos], que representan otro campo de acción para la arquitectura. Por lo tanto, podemos intentar abordar los desafíos reales en respuesta a las actuales relaciones económicas y geopolíticas. En momentos en que la palabra «dron» está adquiriendo más importancia que la palabra «sueño», es fácil darse cuenta de que debemos actuar, y actuar ya, pero no desde nuestros espléndidos y luminosos estudios, cómodamente sentados, sino volviendo a la calle, hablando todos los días con la gente para reforzar la presencia de conceptos como «prosocialidad», «empatía urbana» y «relacional». Nos enfrentamos a uno de los momentos más maravillosos en años, porque tenemos la oportunidad de actuar. Es hora de pensar cómo deberíamos organizarnos para enfrentarnos a lo que ya existe mientras trabajamos para el mundo del futuro. La relación cercana y directa con otros agentes es más importante que nunca, porque los arquitectos son simplemente una pieza de un rompecabezas más grande llamado sociedad. Según expresa Keller Easterling en su ensayo Zone: The Spatial Softwares of Extrastatecraft04: «Actualmente, el espacio urbano se ha transformado en una tecnología móvil y monetizada, y en este momento se están escribiendo algunos de los cambios más radicales del mundo globalizado, pero no en el idioma del derecho y la diplomacia sino en el de la información espacial de la infraestructura, la arquitectura y el urbanismo». Si consideramos que Easterling está describiendo el «ahora» real, percibiremos la importancia del papel del arquitecto para abordar cambios reales en el ambiente urbano. Pero, ¿cómo hacerlo? ¿Cómo abordar un cambio real? Existen nuevas herramientas que podemos usar. La creciente utilización de medios digitales como herramientas de comunicación, y las nuevas formas económicas y comerciales —por ejemplo, el crowdfunding o financiación
01 Manifiesto Situacionista. Internationale Situationniste#4. 1960. http://www.cddc.vt.edu/sionline/si/ manifesto.html [consultado en enero de 2013]. 02 F. Fukuyama: The end of history and the last man. FT Press, 1989 03 M. Tafuri: Architecture and Utopia: Design and Capitalist Development. MIT Press, 1979 04 K. Easterling: «Zone: The Spatial Softwares of Extrastatecraft». En http://places.designobserver.com/ feature/zone-the-spatial-softwares-of-extrastatecraft/34528/. Consulta realizada en junio de 2011
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colectiva, el dinero social y los micropagos, basados en la confianza y el respaldo de la red— han venido para quedarse. La estrategias urbanas «desde abajo hacia arriba» pueden ser un verdadero catalizador de cambios en nuestras ciudades; la utilización de espacios vacíos está configurando el escenario para un nuevo foro público en el que los conflictos urbanos puedan solucionarse entendiendo la dinámica de cada comunidad. En ciudades como Madrid o Barcelona, cada vez más privatizadas, hemos sido testigos de poderosos movimientos ciudadanos y grupos populares, por ejemplo, la Plataforma de Afectados por la Hipoteca (PAH) y las asambleas de vivienda 15M, que están trabajando para detener y transformar los procesos de ejecución de hipotecas, y han sido capaces de frenar desalojos e incluso han forzado cambios en el marco jurídico. ¿Es esta la era de las cooperativas? ¿La era de la adhocracia? Tal vez esta sea la era de la convivencialidad. Como señalaba Ivan Illich05, «las herramientas favorecen la convivencialidad en la medida en que puedan ser utilizadas por cualquier persona, con mucha o poca frecuencia, con los fines que esa persona determine». Por lo tanto, las herramientas convivenciales deben ser accesibles, flexibles y no coercitivas, y todos deberíamos tener acceso a ellas. En tiempos en que la economía global parece estar colapsando, ha llegado el momento de recuperar la convivencialidad como leitmotiv de nuestro trabajo. Para transformar la insatisfacción en propuestas serias de recuperación de la ciudad para los ciudadanos, para eliminar la distinción entre público y privado en el ambiente urbano, tenemos que aprender a «sentir» nuevamente la ciudad. Sería muy osado intentar dar respuestas o recetas para evitar esta crisis sintomática y para cambiar radicalmente la situación solo desde el punto de vista de la práctica arquitectónica convencional. Debemos ser lo suficientemente humildes para abrir nuestros sentidos y empezar a pensar en la ciudad de otra manera, debemos ir más allá de nuestro conocimiento arquitectónico formal, dejarnos llevar a un comportamiento festivo y constructivo que pueda conducirnos a trabajar para esta insurrección necesaria.
Texto cortesía de los autores. Publicado por primera vez en ‘The Last Issue’, Conditions, 2014.
05 I. Illich: Tools for Conviviality. Harper & Row,1973
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La insurrección [arquitectónica] que viene
(Texto por Regina José Galindo)
America’s family prison
Rento una celda utilizada en exhibiciones dentro de la industria de prisiones privadas en los Estados Unidos. Tomando como modelo las celdas familiares de T. Don Hutto Correctional Center (Texas), la adecúo y la habito junto con mi bebe y mi esposo durante 24 horas. Al salir, la puerta queda abierta y la celda es mostrada como objeto de arte.
Regina José Galindo es una artista visual especializada en performance art. Su trabajo explora las implicaciones éticas universales de las injusticias sociales.
por Regina José Galindo
America’s family prison * Imágenes cortesía de la artista. Fotos por Todd Johnson y David Perez.
America’s Family Prison, 2008.
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La arquitectura como instrumento político Andrés Jaque y Enrique Walker en conversación Andrés Jaque es el fundador de la Oficina de Innovación Política. Es Profesor de Arquitectura Avanzada de la Universidad de Columbia y Profesor Visitante en la Universidad de Princeton. Ha sido Tessenow Stipendiat 1998 por Alfred Toepfer Stiftung FVS, en Hamburgo, y profesor visitante en varias universidades internacionales. Ha dado numerosas conferencias en todo el mundo, incluyendo Eidgenössische Technische Hochschule en Zurich, MIT (Boston), Instituto Politécnico de Milán, Centre International pour la Ville de Paris, Centre pour l’Architecture et le Paysage (Bruselas), Sociedad Central (Buenos Aires) , Berlage Institut (Rotterdam) o Museo Nacional (Bogotá). Enrique Walker es arquitecto. Profesor Asociado en Columbia GSAPP, donde también dirige el programa de Maestría en Ciencias en Diseño Arquitectónico Avanzado.
Andrés Jaque: Como sabes, llevo un tiempo estudiando el diseño del edificio 432 Park Avenue, de Rafael Viñoly Architects, en el que también han jugado un papel importante las oficinas Deborah Berke Partners y dbox. Me interesa este proyecto porque desafía la inteligencia arquitectónica en una cuestión fundamental, su dimensión política. Para muchos arquitectos se trata de un excelente diseño, que lamentablemente sirve fines políticamente despreciables (como instrumento y registro de la creciente desigualdad social en lugares como Nueva York). Para ellos, el 432 Park Avenue demuestra que existe un divorcio entre la calidad de la forma, de la configuración material e incluso de la performación de la arquitectura,
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y las ideologías a las que un proyecto termina sirviendo. O dicho de otra manera, la participación política de los edificios es ajena a su diseño. Pero para mí ese divorcio a menudo no existe, y este proyecto permite detectar que hay formas específicas de hacer política instigadas por el diseño formal, material y performativo de la arquitectura. La participación del 432 Park Avenue en la fabricación de la desigualdad está en parte embebida en su diseño. Un ejemplo podría ser la manera en que el edificio se relaciona con el cielo de Nueva York. Algo que comienza incluso con el modo en que aparece retratado en las renderizaciones del proyecto. Es un cielo de un azul intenso muy transparente, que permite incluir vistas lejanas. El promotor del edificio, Harry Marklow, ofrece el acceso privilegiado a este cielo como uno de los grandes argumentos para vender los apartamentos. Antes de que el edificio estuviese construido, los compradores potenciales tenían incluso la posibilidad de contemplar las vistas exactas de cada apartamento filmadas desde el mismo solar por medio de drones. Unas vistas extraordinariamente lejanas, a las que Marklow les dio el nombre de “helicopter views” (vistas de helicóptero), acuñando una nueva categoría arquitectónica, asociada a un nuevo tipo de estructura social. Esto podría parecer un argumento comercial que no afecta ni al proyecto ni al edificio, pero no es así. Este cielo y su movilización arquitectónica es el resultado de un conjunto de decisiones de proyecto muy precisas. En la escala del edificio, es fundamental el diseño de ventanas cuadradas de 4x4 metros, que hacen que desde el punto de vista de una persona de pie en los apartamentos de los pisos superiores, la cantidad de elementos cons-
La arquitectura como instrumento político
truidos que perciba se equilibre con una banda mayor de cielo. La ausencia de particiones en las aberturas presentan las vistas sin interferencias. Pero, sobre todo, el uso de un vidrio muy costoso – el vidrio Lite Glass fabricado en Austria por Eckelt – tiene la propiedad de intensificar los tonos azules. Considerando que en los apartamentos no existen ventanas practicables o abribles que permitan observar el cielo sin el filtrado ‘azulante’ del vidrio Lite Glass, desde el interior de los apartamentos este efecto será percibido como ‘auténtico’, o más bien como no-mediado. Esto es sólo una parte del diseño del cielo de Nueva York. En las últimas dos décadas, la ciudad ha hecho grandes inversiones en plantas de depuración de agua, en la eliminación de muchas de sus actividades industriales o en el incremento de su masa vegetal. El 432 Park Avenue hay que entenderlo como una colaboración con estos otros proyectos arquitectónicos, que parecen seguir en su conjunto la misión que Michael Bloomberg clarificó en 2013 con estas palabras: “Si pudiéramos conseguir que todos los millonarios del mundo se mudaran aquí, sería un regalo del cielo (…)”. La contaminación del cielo no ha desaparecido, simplemente ha sido relocalizada en lugares como Susquehanna Valley en Pennsylvania, donde el incremento de la toxicidad ocasionada por el tratamiento de basuras y por la extracción hidráulica de gas ha hecho disminuir el valor de las propiedades inmobiliarias. El bajo costo de las propiedades y la implementación de exenciones tributarias para incentivar que se establezcan allí personas de escasos recursos, conforman también el diseño territorial del que el 432 Park Avenue forma parte. El proyecto de incrementar la desigualdad en la costa Este de Estados Unidos (millonarios en un área medioambientalmente purificada; personas con bajos recursos en un interior que asume el costo medioambiental de los consumos de la costa) es un proyecto de diseño, que sólo ha sido posible por medio de ajustes formales, materiales y performativos operando de manera coordinada a diferentes escalas. Al observar de manera aislada cada uno de estos episodios de diseño no es fácil detectar cómo participan de estas políticas. Pero una vez que se entiende cómo unos cooperan con otros, entonces ya no es posible seguir entendiendo las decisiones de diseño que los configuran como independientes de sus efectos políticos. El proyecto cosmo en el MoMA ps1, al que también llamamos ‘Dame una tubería y cambiaré el mundo; o al menos un poco de él’, es una respuesta por medio del diseño a estos otros diseños que promueven la desigualdad. Fue la propuesta con la que en 2016 ganamos el Programa para arquitectos jóvenes (yap por sus siglas en inglés) que cada año convoca el MoMA de Nueva York, y que alcanza una gran difusión a través de las redes sociales y de los medios de comunicación. Para nosotros este era el gran capital de un concurso. Como encargo no
plantea grandes requerimientos programáticos, pero la verdadera oportunidad consiste en que convoca con éxito a un público dispuesto a experimentar ‘algo’ críticamente. Nuestra idea era poder dar una respuesta a estos proyectos de segregación. Estuvimos buscando un punto de acceso a este proceso, una coyuntura en la que el diseño pudiera desarrollar una agencia política. Este punto de acceso necesariamente tenía que ser una diferencia generada por medio de diseño. La purificación social y medioambiental de Nueva York depende en gran medida de que todo el proceso de depuración permanezca oculto y ‘cajanegrizado’ (incomprensible para una sociedad civil capaz de recibir los resultados pero incapaz de desencriptarlos y por tanto de posicionarse frente a los pasos intermedios y a la manera de desarrollar los procesos). Esta ‘cajanegrización’ hace que la ‘verdificación’ y la depuración de la ciudad sea experimentado por la sociedad civil como una evolución indiscutible y no como un diseño intencional. Nos propusimos generar un elemento que aportara una alternativa a esta purificación, eliminando la ilusión de que la toxicidad desaparece. Uno que evidenciase la posibilidad de plantear modelos urbanos contrarios a la distribución desigual de los costos medioambientales del día a día, que fomentara la lectura crítica y el entendimiento de los procesos que regulan materialmente nuestras sociedades. Nos propusimos hacerlo por medio de un dispositivo atractivo que pudiese ser habitado con fruición y que, a través de la experiencia sensorial que hacía posible, diera oportunidades de acceder a la crítica a los visitantes del ps1 y a sus públicos distantes. cosmo funcionaba como un jardín vertical, compuesto por un conjunto de ecosistemas por los que circulaba agua contaminada proveniente de la red de alcantarillado. Tras interactuar durante un par de semanas con estos ecosistemas, el agua se transforma en agua potable. El proceso comenzaba en ocho depósitos de agua transparentes que contenían fragmentos de humedales de alta biodiversidad, que cultivamos con la ayuda de expertos del Jardín Botánico de Brooklyn. En ellos el agua experimentaba un proceso de decantación y de metabolización, en el que un gran número de microorganismos descomponían las moléculas en suspensión. Unos días después, dos bombas impulsaban el agua a un serpentín de conductos transparentes que la exponían a los rayos ultravioletas del sol, eliminando las bacterias que podían resultar peligrosas para los humanos. De aquí el agua pasaba a unas bolsas que contenían diferentes tipos de algas que, como parte de su metabolismo, extraían los fosfatos y nitraros disueltos en el agua. Finalmente el agua caía en una cascada que incrementaba los niveles de oxígeno diluido de manera que, cuando el agua volvía a los tanques de la base, se aceleraba el efecto de los agentes biológicos de los humedales. El objetivo del proyecto era que cosmo hiciese comprensible este proceso, y que además lo hiciera
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produciendo sombra y unas condiciones climáticas favorables que, en un patio tan árido y tan incómodo como el del ps1, pudiese atraer a la gente a participar en una conversación sobre el agua, su toxicidad y las tecnologías de su transformación. Hicimos todo el montaje como un ensamblaje de componentes de sistemas de irrigación de plantaciones agrícolas (tipo pívot), con la idea de que se pudiese desmontar y viajar para ser reinstalado en otros sitios. Pero también viajaba a través de las redes sociales. Desarrollamos una App que permitía seguir la transformación del agua desde el teléfono móvil.
tor del ps1, me dijo: “lo que quiero es algo que la gente pueda postear en Instagram”. Pero lo que me parecía importante era que esa necesidad podía ser reconstruida añadiendo al encargo otras preposiciones que redefiniesen la relación del ps1 con su público. cosmo puede entenderse como un objeto de cálculo colectivo que aporta una experiencia probatoria.
Enrique Walker: Tenía mucho interés en conversar contigo sobre cosmo, ya que tu proyecto me permitió poner en duda o reconsiderar dos opiniones. La primera tiene relación con una conversación que hemos sostenido desde hace bastante tiempo sobre la manera en que la arquitectura opera políticamente (o bien, cómo el arquitecto opera políticamente desde la profesión). Mi posición, nutrida indirectamente por el debate de fines de los sesenta, supone tanto confianza como escepticismo: confianza respecto a proyectos políticos en y mediante la arquitectura; escepticismo respecto al edificio como instrumento de operación. Un edificio, por lo general costoso y lento en su concepción y ejecución, difícilmente puede articular un mundo alternativo al que subyace a su encargo. Aunque sí puede operar críticamente, plantear preguntas. De qué forma lo hace, ha sido el asunto central de nuestra conversación. La segunda opinión tiene relación con el concurso, y, para quien lo gana, el encargo del yap en Nueva York. En una escena en la que las oportunidades para arquitectos emergentes son bastante limitadas, éste se ha vuelto un acelerador, una pieza decisiva para consolidar una práctica, pero generalmente a expensas del mismo proyecto (y, como se trata de un proyecto inicial, a expensas de postergar una línea argumental o una posición). El conflicto entre su enorme protagonismo y su limitado potencial arquitectónico, debido en parte a sus restricciones – un programa demasiado simple, un sitio de pocas cualidades, un presupuesto demasiado ajustado – ha llevado a muchos a proponer más arquitectura de la que el encargo parece suponer: en el mejor de los casos un pabellón, en el peor, una suerte de ejercicio espacial o constructivo. Hasta conocer tu proyecto, consideraba que no era posible usar dichas restricciones a favor. cosmo es un artefacto o dispositivo que, además de ceñirse estrictamente al encargo, aprovecha precisamente su visibilidad como herramienta política. AJ: En el encargo del MoMA no había un requerimiento funcional, ni tampoco una visión; lo que sí existía era la necesidad por parte del MoMA de atraer la atención del público. Lo importante para nosotros era qué hacer con esa atención. En una de las reuniones, Klaus Biesenbach, direc-
AJ: Exacto. La pregunta que nos hacíamos era ¿cuál puede ser el punto de entrada de la arquitectura en un tema como la desigualdad? Una realidad que se construye por medio de la colaboración de numerosas arquitecturas (como la del 432 Park Avenue o la segregación territorial de la toxicidad y los bajos ingresos), pero en la que la acción arquitectónica no tiene suficiente poder como para revertir directamente estas arquitecturas. Es decir, en nuestro caso, no estaba en nuestras manos, por ejemplo, poder sustituir el 432 Park Avenue por un edificio que empoderase la diversidad social de Nueva York. La oportunidad para la intervención no viene dada, sino que es necesario poder habilitarla. De alguna manera es una forma de reivindicar que las prácticas arquitectónicas no siempre son transmisoras neutrales de los proyectos éticos previamente definidos por sus promotores. El diseño siempre opera políticamente por sí mismo. En muchos casos alineado con las ideas de los promotores, en otros introduciendo agendas autónomas. Creo que, de la misma manera que los médicos o los jueces se organizan como disciplina reivindicando esta capacidad de mediación política, muchas de las tradiciones arquitectónicas practican la arquitectura como un proyecto que introduce nociones políticas autónomas. Pero estas formas de lo político no son las de la proclama, de la palabra hablada o del voto. Creo que cuando la arquitectura es vista como un mero transmisor de mensajes previamente elaborados en otro medio, nuevamente se está negando la agencia propia de las prácticas arquitectónicas. La agencia del diseño surge del uso de dimensiones, de opciones materiales, de la manera en que distribuye espacialmente a los actores de los procesos en los que la arquitectura participa, de la manera en que filtra qué es perceptible y qué deja de serlo; en definitiva de un tipo específico de política, que solo se da cuando los dispositivos arquitectónicos entran en juego. En este caso, lo interesante del agua es que ya está ‘arquitecturizada’. La experiencia que tenemos del agua está mediada por la arquitectura: por tuberías, por el diseño de los baños, por la manera en que las infraestructuras de agua son distribuidas territorialmente, etc.
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EW: Efectivamente, mediante operaciones de diseño precisas – programáticas, materiales, estéticas – el objeto hace visible y comprensible un proceso hasta cierto punto oculto y, al volverlo público, lo somete a debate: el espacio político por excelencia.
La arquitectura como instrumento político
Si la arquitectura tenía una participación en esa realidad, introducir una arquitectura que en lugar de invisibilizar esta participación la reconstruyese como un asunto calculable y disponible para una recepción crítica, era una buena manera de desplegar la agencia propia de la arquitectura y, al hacerlo, mostrar su capacidad para introducir una diferencia en una discusión política ya existente. EW: Como hacía referencia anteriormente, a fines de los sesenta surgió, entre los arquitectos, un escepticismo respecto a la capacidad de la arquitectura de operar políticamente, en particular entre aquellos más activos en términos políticos, quienes lidiaban con el conflicto entre una práctica arquitectónica y una posición política. Por una parte, muchos de los manifiestos de la primera mitad del siglo veinte no se había materializado, a punto tal que el propio manifiesto posteriormente cae en desuso. Por otra, la revisión crítica del legado del movimiento moderno llevó a desacreditar algunos de los instrumentos centrales de las vanguardias, como la programación (definir nuevos comportamientos y, por extensión, nuevas estructuras sociales) y la significación (representar nuevos contenidos). No se puso en duda el proyecto de transformar el mundo, pero sí los instrumentos desde los cuales la arquitectura proponía hacerlo. Más aún, se consideraba que la arquitectura era demasiado dependiente del poder como para subvertirlo, lo que llevó a que muchos arquitectos, tan preocupados por la política como por la arquitectura, abandonaran la disciplina u operaran mediante prácticas vinculadas al papel (counterdesign, por ejemplo). Aproximadamente desde la Gran Recesión (la crisis del 2008), el debate de arquitectura y política ha vuelto a tomar protagonismo. Se ha enarbolado el término política en arquitectura pero, curiosamente, no se ha reparado demasiado en los instrumentos mediante los cuales la arquitectura opera políticamente. El retorno al debate de arquitectura y política no ha supuesto una revisión de estrategias. AJ: Comparto contigo que esto es un asunto muy importante. Y también que es necesario para poder entender cómo un proyecto como cosmo responde a estas dos crisis que explicas. En lugar de transmitir significados, cosmo construye de manera diferente las infraestructuras en las que el significado se produce. Es decir, no inyecta un juicio específico sobre el agua en Nueva York, sino que aporta elementos para que esa labor crítica pueda ampliar su público y que ese público pueda contar con más elementos de juicio. Al hacer esto, el proyecto no interviene modificando o definiendo los comportamientos de acuerdo a patrones previamente definidos, sino que entiende que su misión es la de contribuir a rearticular las estructuras sociales, plantear redes sociales alternativas, permitiendo por ejemplo redistribuir el acceso al
conocimiento y creando, por tanto, una red alternativa de aquellos que discuten el agua. Para nosotros fue muy importante que este debate promovido por cosmo fuese registrado y transparentado por medio del conjunto de tecnologías que se agrupaban en cosmo. A través de los espacios online que formaban parte del proyecto, hacíamos circular las conversaciones y respuestas que el proyecto provocaba. Pero para mí es todavía más importante lo que ocurrió con el propio objeto, que era el resultado de un ensamblaje social – ya que muchos de los componentes de los ecosistemas habían sido realizados por entidades especializadas como el Jardín Botánico de Brooklyn, el equipo de desarrollo de interfaces digitales de nyu o grupos de activistas medioambientales. Durante el desmontaje de cosmo, buena parte del tejido de personas e instituciones que había discutido el agua a través de cosmo adoptó trozos de sus jardines. Al hacerse cargo e instalar estos fragmentos en sus entornos cotidianos, el propio proyecto se expandía y daba durabilidad a la posibilidad de la discusión, convirtiéndose en un archivo vivo de esta acumulación de discusiones. Podíamos dar valor a una política de la composición en la que las prácticas de diseño tienen un papel importante. El ensamblaje, la conexión interescalar – la manera en que, por ejemplo, algo pequeño se relaciona con algo que ocurre a escala territorial – son capacidades propias de la arquitectura. EW: A mi parecer, tu proyecto define instrumentos políticos precisos. El proyecto traslada la atención del objeto al debate que el mismo objeto promueve. En definitiva, se trata de un dispositivo para instigar una conversación. AJ: Exacto. Enmarcar con claridad el foco del proyecto era fundamental. También que el proyecto partiese de medir qué es lo que podía esperarse de una actuación como esta. Este tema es importante, porque creo que la arquitectura siempre debe reconocer que actúa en colaboración y por reacción a otras entidades y proyectos. De la misma manera que el 432 Park Avenue suma su acción a la de las plantas de tratamiento centralizadas y a las políticas fiscales que incentivaban a las personas con bajos ingresos a mudarse a Susquehanna, cosmo debe confiar en que su acción será limitada, pero que entrará en asociación con otras fuerzas y con la acción de otras entidades. EW: Me interesaría saber hasta qué punto consideraste la propia historia del concurso del Young Architects Program como componente adicional del encargo. Eres tal vez el primero que utiliza la enorme difusión que recibe el proyecto como herramienta central de su argumento. AJ: Si. Como el concurso anual del yap ps1 despierta mucha cobertura mediática, inevitablemente cosmo formaría parte de las conversaciones de arquitectos y di-
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señadores. Normalmente es una conversación estilística o de tendencias que permite que una oficina joven gane visibilidad como abanderada de unas temáticas y unos estilos. Al ser un proyecto pequeño, muchas oficinas en el pasado se vieron en la necesidad de expandir la intervención y su ambición para que pudiera publicitar todas sus capacidades. Pero para nosotros lo interesante no era usar este debate como una oportunidad para mostrar nuestra oficina, sino para intervenir en una discusión más importante que afectara a nuestras sociedades en su conjunto. Tampoco nos interesaba, ni sería posible, sustituir esta controversia, que ya existe, por una única voz, la nuestra. El proyecto debía limitarse a contribuir a la reconstrucción de los términos de la conversación. La forma de cosmo estaba especialmente pensada para que no generase ninguna confusión sobre su incapacidad para resolver un problema de depuración de agua. Era muy transparente que la instalación no estaba enchufada a ninguna red de agua. Era un objeto crítico que no ambicionaba hacer más que plantear formas alternativas de pensar la toxicidad y su distribución territorial. No era un atajo que dijese ‘ahora podemos depurar el agua y se acabó el problema de la toxicidad’. cosmo no resuelve ningún problema. EW: Su objetivo no es solucionar un problema ni proponer una alternativa, sino instigar la conversación que podría eventualmente llevar a proponer alternativas. AJ: Ni el proyecto del ps1, ni probablemente ningún proyecto arquitectónico puede hacer desaparecer o dar una solución definitiva a ninguno de los asuntos a los que nuestras sociedades se enfrentan. Pero eso no significa que no puedan establecer alianzas que terminen modificando sustancialmente la manera en que estos asuntos se desarrollan en el día a día, o que ofrezcan posibilidades alternativas. Creo que en los sesenta había una gran dependencia de ideas absolutas y de la omnipotencia del proyecto para plantear realidades novedosas, sin reconocer la complejidad social que ralentiza y problematiza cualquier proceso de cambio. Se pensaba que un proyecto podía por sí mismo cambiar radicalmente el mundo. La frustración ante la incapacidad de la arquitectura de ofrecer inmediatez y totalitarismo es para mi una muestra de inocencia y de desconocimiento; la evidencia es que a muchos arquitectos les resulta difícil renunciar a esa ilusión de un poder absoluto para la arquitectura. Mi interés por estudiar casos como el del 432 Park Avenue surge de la necesidad de entender que cualquier proceso político nunca es el resultado de una acción aislada, sino de la alianza y colaboración entre muchas acciones de diseño. Esto no significa que cada una de estas acciones no tenga un efecto político, sino que este efecto no es absoluto, que se pone en juego en una negociación y en una
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colaboración con los efectos políticos de otras entidades. Lo mismo ocurre con los procesos de resistencia, de subversión o de oposición: surgen de la colaboración entre muchas acciones, todas ellas con capacidades limitadas. cosmo pretende crear un espacio que estimule una forma diferente de discutir el agua. Su efectividad no viene de instalar por sí mismo una alternativa, sino de conectarse y contribuir a empoderar un tejido de alternativas. EW: La arquitectura no puede transformar el mundo, pero sí contribuir a su transformación desde una crítica al mundo existente. Los mapas situacionistas son un excelente ejemplo: mantienen algunos trozos de la ciudad para sugerir una realidad latente dentro de la existente. Como decíamos, la Gran Recesión reactivó el debate de arquitectura y política – prácticamente congelado desde fines de los sesenta – y también a los mismos arquitectos, quienes desde entonces pasaron de querer transformar el mundo a aceptar que solo podían surfear las olas (y hasta hace poco, me temo, pensar en transformar el mundo surfeando la ola). Tu trabajo ha tenido un rol predominante en esta recuperación. Me gustaría preguntarte cómo crees que se desarrollará este debate disciplinar, en particular ante las urgencias políticas actuales, cuando las sociedades abiertas y sus instituciones democráticas – que, hasta poco antes del referéndum de Brexit y la elección de Trump, el mundo anglosajón y europeo daban por descontadas – están bajo enorme presión. Puede que este debate se intensifique o, por el contrario, que la urgencia política vuelva a exponer limitaciones en la arquitectura, y se diluya. AJ: Ambos temas están relacionados. Creo que la imposibilidad de la reversibilidad de la arquitectura – su imposibilidad de pasar fácilmente de ser un síntoma o diagrama de esas construcciones a convertirse en actor de cambio – obliga a la arquitectura a entender las sociedades como ecosistemas complejos, que no responden a las metáforas de previsibilidad de las máquinas y que se sólo pueden ser modificadas poco a poco por la acumulación de tanteos sucesivos. El pensamiento de Lefebvre ha sido importantísimo para entender la conexión entre poder y arquitectura, pero también es cierto que tiende a presentar el poder como una fuerza unificada. Creo que en nuestras sociedades conviven múltiples estructuras ideológicas superpuestas. No existe una única globalización ni un solo poder económico. Creo que la arquitectura tiene una gran capacidad para contribuir a reforzar tejidos alternativos, redirigiendo el foco, redistribuyendo la predominancia y dando espacio a lo marginal. Brexit y Trump dan una nueva importancia a la arquitectura, especialmente en su capacidad para aportar objetivación. Ha sido importante ver que muchos de los proyectos de Trump han sido confrontados por medio de
La arquitectura como instrumento político
argumentos de arquitectura. La voz del diseño arquitectónico ha ocupado las noticias para mostrar, por ejemplo, que la geografía de la frontera hace imposible en numerosos puntos la construcción del muro. O que su eficacia como dispositivo de control sería inferior a muchas de las tecnologías que ya se usan. La arquitectura ha aportado un espacio de argumentación y de objetivación en una discusión instalada en la ‘posverdad’. Creo que la arquitectura es una herramienta para gestionar colectivamente los procesos de objetivación. Es una práctica enfocada a apoyar a los tejidos en que se discuten colectivamente las evidencias. Desde esta perspectiva puede entenderse mucho mejor el trabajo de arquitectos como Cedric Price, e incluso cual era el proyecto que unía los diseños de los Eameses con sus películas e instalaciones audiovisuales. La elección de Trump es el resultado de una gran acumulación de operaciones de diseño, de las cuales una buena parte han pasado desapercibidas. Creo que los arquitectos en estos momentos debemos renovar nuestro compromiso para responder a esta ingeniería de la acumulación con un permanente trabajo de reconstrucción, reinvención y resistencia. Tanto en el caso de Trump como en el del Brexit, creo que esto requiere también un compromiso con la recuperación de partes del pasado que han quedado invisibilizadas: la capacidad del Estado de Bienestar de generar inclusión y prosperidad en la posguerra europea; la riqueza social, cultural y económica que las migraciones trajeron a Europa o la tradición solidaria de los Estados Unidos y su papel en la recuperación económica tras la Gran Depresión de 1929. Por último, creo que ahora las prácticas arquitectónicas deben asentarse en el compromiso ciudadano de los arquitectos. Esto debe además servir para explorar nuevos formatos para el desarrollo de proyectos arquitectónicos. Las prácticas arquitectónicas, tal como han existido mayoritariamente hasta ahora, han dependido de la obtención de encargos. A menudo esto ha fomentado que el desing thinking terminara convirtiéndose en una herramienta comercial calibrada para conseguir encargos (y que no descartara ninguna posibilidad de conseguirlos). Desde este punto de vista urge una refundación de las prácticas arquitectónicas, en las que un compromiso ciudadano sea la base para el trabajo de diseño. También creo que esto dará valor a proyectos más pequeños, más fragmentados, más dilatados en el tiempo y que operen por acumulación de tanteos más que por radicalidad. EW: Un rol importante que la arquitectura puede asumir, como práctica cultural, es la defensa de la misma cultura, también bajo presión, en particular desde el interior de la propia arquitectura. La despolitización de la disciplina durante las últimas décadas ha ido de la mano de un ataque a la práctica intelectual y de la exaltación de las soluciones simples a los problemas complejos.
AJ: Exacto. En una conversación reciente sobre el capitalismo alguien decía: ‘No podemos hacer nada fuera del capitalismo’, y Silvia Federici le respondió, ‘No, eso no es verdad. Hay muchas cosas que ocurren fuera del capitalismo. Hay gente por ejemplo que organiza su economía diaria con cierto grado de autonomía respecto de las dinámicas del mercado; hay familias o grupos de convivencia que escapan del consumismo; hay grupos que han creado comunidades ad hoc que llevan décadas trabajando al margen de la monetización’. Yo creo que generar marcos donde las cosas ocurren de otra manera ya tiene un valor en sí, casi de testimonio o de experiencia que puede servir de referencia. Alguien puede decir: ‘No, no necesariamente las infraestructuras de tratamiento del agua tienen que estar protegidas y escondidas; hay casos en que se ha hecho de otra manera’. La arquitectura tiene una gran capacidad de crear elementos probatorios alternativos. EW: Para terminar, me gustaría que te refirieras a la dimensión estética de cosmo. Tu proyecto instiga una conversación mediante una serie de operaciones de diseño precisas. Curiosamente, el debate de arquitectura y estética está postergado hace aún más tiempo que el de arquitectura y política. AJ: Para mi la estética no es una oportunidad para la expresión personal o para el desarrollo de un lenguaje, sino que tiene misiones o papeles específicos: en este caso una función política. Eso también lo tienen los proyectos que cumplen otras misiones políticas. Por ejemplo el proyecto de Viñoly también utiliza la estética para perseguir objetivos políticos; lo que pasa es que estos objetivos son opuestos a los que pretende activar el proyecto cosmo. La precisión en la elección de los vidrios es también una decisión estética que persigue efectos políticos muy concretos: percibir como natural algo que ha sido construido. En cosmo la estética es una herramienta para hacer perceptibles aspectos de la realidad que de otra manera pasarían desapercibidos. Por ejemplo, el uso de colores permite leer la secuencia de ecosistemas, ya que cada uno de ellos esta enmarcado en un color diferente. O la transparencia de los tubos no busca un efecto estilístico, sino que responde a la necesidad de que la evolución del color del agua sea legible. La estética es una herramienta para dar voz a procesos que de otra manera no serían tenidos en cuenta.
Texto cortesía de los autores. Publicado por primera vez en JAQUE, Andrés; WALKER, Enrique La arquitectura como instrumento político: Andrés Jaque y Enrique Walker en conversación”. ARQ 96 “Instrumentos” (Agosto, 2017):16-31.
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Critical Memes
Estas imágenes son anónimas y fueron tomadas por el equipo de Prison to Prison de Internet.
Esta ‘cosecha’ de imágenes críticas sobre cárceles reúne una selección de memes anónimos tomados de Google Images bajo el término “prison memes”. Hoy en día, todos podemos hacer memes. Editar imágenes ya editadas por otros, subirlas a la web rápidamente, que otros las vean y reediten, y así sucesivamente. Los memes tal vez sean las pinturas de la cueva de Altamira de nuestra época, registro fiel de los estados de ánimo del común. Anónimos, efímeros, explosivos y construidos colectivamente marcan las obsesiones, los miedos y deseos de nuestras sociedades digitales.
Tomadas de Internet
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*Todas las imágenes fueron tomadas de Google Images.
img 06 Si tomo mi propia foto en la cárcel.
img 05 Trump University.
img 04 ¿Cuándo estás libre próximamente?
img 03 ¿Cuál es la diferencia entre una escuela y una cárcel?
img 02 Los Millennials tipo: no lo llames ‘cárcel’, llamalo ‘tiempo fuera’..
img 01 A veces es solo el miedo a la comida de cárcel que me detiene.
La larga risa de todos estos años*
* Título de un cuento de Rodolfo Fogwill.
Apuntes sobre la prisión uruguaya y la eterna apuesta a “rehabilitar”en establecimientos nuevos
Angelina de los Santos es uruguaya, tiene 27 años y es de esas periodistas que no hace más (ni menos) que levantar piedras para escuchar si hay ruido abajo. A Angelina le gustan las veredas agrietadas, las cunetas haciendo veces de cordón; saber qué olor tiene la casa de quienes escucha, husmear entre las ranuras de los discursos, volver a la calle, zurcir.
01 El lema fue ideado por Juan Carlos
En junio de 1945 algunos uruguayos suspiraban ilusionados por la puesta en marcha de La Escuela Correctiva de Inadaptados. La prisión, destinada a llevar por el buen camino a quienes se “desviaron”, se inauguró en uno de los pabellones de lo que prometía ser un gran complejo carcelario en el pueblo Libertad, en San José, a 50 kilómetros del centro de Montevideo. Este complejo tendría, además, una colonia educativa de trabajo para “corregir” a los hombres a través del labor campestre. Aunque sólo se inauguraron parte de las instalaciones, el entusiasmo que suscitó la idea de “sanar” en el campo fue tal que el ministro del Interior de ese entonces, Juan Carbajal Victorica, mandó a escribir en hierro “Aquí se reforma el hombre por la tierra y la tierra por el hombre”01; símbolo inequívoco del propósito de la prisión. La inscripción fue frontispicio del edificio hasta 1972, año en que bajo la dictadura, la cárcel pasó a ser el Establecimiento Militar de Reclusión N°1 y su cartel de bienvenida “Aquí se viene a cumplir”. Trece años después, durante la transición hacia el régimen democrático, se quitó la leyenda y se empezó a llamar, paradójicamente, Penal de Libertad. Tal como plantea el historiador uruguayo Daniel Fessler, el “carácter” de la prisión ha ido variando desde que en el siglo XIX02 se empezó a debatir el encierro institucionalizado de quienes delinquen: lo que se exige a la cárcel ya no es “atemorizar por las acciones del sufrimiento, sino reformar al delincuente; de instrumento de suplicio y de venganza pública, se ha convertido en institución de reforma moral”03. Quizá se pueda pensar que los sucesivos objetivos de reclusión del Penal estaban tan patentes, que los eslóganes de hierro sólo tenían la misión de recordárselo a algún despistado. No obstante, aún hoy parece existir una disonancia entre el propósito que se busca con el encierro y los resultados generales obtenidos con los programas de “rehabilitación” impuestos al preso (reincidencia, hacinamiento, malas condiciones de reclusión). El “no funcionamiento” de la prisión “preocupa” a las autoridades, quienes una y otra vez alegan que no tienen otra opción que seguir construyendo
Gómez Folle en 1934, primer director de los Institutos Penales del Uruguay, quien proyectó la construcción de una “colonia educativa de trabajo”, la que luego fue Penal de Libertad. 02 Es más, se podría decir que incluso antes. En 1700, cuando Uruguay era la Banda Oriental y era gobernado por España, había dos cárceles en Montevideo cuya gestión ya era objeto de disputa: la cárcel Pública, ubicada en el edificio del Cabildo y gestionada por la Policía, y la de la Real Ciudadela de la Plaza, gestionada por militares. Ninguna tenía condiciones de reclusión “adecuadas”, y aunque desde aquel entonces la situación ya preocupaba (tanto que el artículo 138 de la primera Constitución uruguaya (1830) reza: “en ningún caso se permitirá que las cárceles sirvan para mortificar y sólo para asegurar a los acusados”), recién en 1853 se presentó la primera iniciativa parlamentaria carcelaria para construir una prisión pública “cómoda y segura”.
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03 D. Fessler: Derecho penal y castigo en Uruguay (1878-1907), p.19. Departamento de Comunicaciones, Unidad de Comunicación de la Universidad de la República. Montevideo, 2012. 04 El artículo 26 de la Constitución de la República Oriental del Uruguay reza: “A nadie se le aplicará la pena de muerte. En ningún caso se permitirá que las cárceles sirvan para mortificar, y sí sólo para asegurar a los procesados y penados, persiguiendo su reeducación, la aptitud para el trabajo y la profilaxis del delito”. 05 R. Landeira & B. Scapusio: Sistema Penal, revisión y alternativas. Montevideo, Uruguay, p. 134. Carlos Alvarez. Montevideo, 1997. 06 La primera es la UIPPL N°4, ex Complejo Carcelario Santiago Vázquez – Comcar, con capacidad para recluir a aproximadamente 3.600 personas. 07 A. De los Santos: “La cárcel que se está construyendo con privados “rehabilitará”, porque estarán
establecimientos penitenciarios. Aseguran que las nuevas instalaciones y prestaciones permitirán que el Estado cumpla con uno de sus mandatos constitucionales04 más arduos: no “mortificar” al recluso y “reeducarlo”. La primera cárcel que se construyó para satisfacer tales necesidades fue la de Miguelete. En 1889 ya prometía ser el “modelo” penitenciario del país y América Latina. Los patios amplios, las celdas diseñadas según los preceptos higienistas de la época, el régimen de aprendizaje de oficios y trabajo, sí reformarían al sujeto “descompuesto” y lo convertirían en un sujeto útil. Hacia 1909 la humedad ya había hecho destrozos, las capacitaciones se habían suspendido, y el número de personas recluidas casi se había duplicado: de 800 pasó a 1.300, lo que determinó que cada celda alojara 9 reclusos.05 Hoy Uruguay tiene 29 cárceles para adultos. De todas ellas, sólo una fue diseñada en el marco de la Ley de Participación Público-Privada: la Unidad de Internación de Personas Privadas de Libertad N°1, popularmente conocida, por su ubicación, como “la cárcel nueva de Punta de Rieles”. Se trata de la segunda prisión más grande del país06, donde se prevé recluir a 1.960 hombres. El rol que asume el sector privado es inédito en Uruguay. Según las autoridades, que la empresa licitataria se encargue de los servicios de mantenimiento, limpieza, alimentación, lavandería y venta de artículos de almacén, además de la proyección, la construcción y el equipamiento de la prisión, permitirá concentrar los esfuerzos gubernamentales en la custodia, vigilancia y políticas de reinserción social, y así bajarán los niveles reincidencia07. Ante este escenario, cabría preguntarse si la introducción del sector privado en la gestión penitenciaria es el reflejo de una política que, sin tomar en cuenta la propia experiencia, aglutina distintos modelos de rehabilitación en el mismo sistema o si, muy por el contrario, implicará la adopción institucional de un nuevo y único paradigma de gestión carcelaria. También habrá que ver qué tipo de ciudadano útil se propone generar con este híbrido. Y qué nuevo eslogan inventan.
“dadas las condiciones de reclusión y servicios”.Consulta realizada el 21 de marzo del 2018 enLa Diaria, https:// ladiaria.com.uy/articulo/2016/12/ la-carcel-que-se-esta-construyendo-con-privados-rehabilitara-porque-estaran-dadas-las-condiciones-de-reclusion-y-servicios/#subscribe-footer
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La larga risa de todos estos años
Una historia oficial
Estas imágenes fueron tomadas de videos de la cuenta de YouTube del Ministerio del Interior de Uruguay. Subidos a la web entre junio de 2014 y febrero de 2018, sus contenidos presentan una visión optimista del proceso de construcción de la cárcel Unidad N°1 de Punta de Rieles. El primero en aparecer, nos presenta, a través de imágenes renderizadas y esquemas 3D de todas las edificaciones con una dulce voz femenina similar a las que describen productos de tele-ventas, cómo será este futuro “centro penitenciario de última generación, acorde con los estándares internacionales más exigentes en materia de gestión y tratamiento penitenciario”. El último, nos muestra el operativo policial y la entrada de los primeros reclusos esposados. Englobados en una nueva estrategia de comunicación, y por qué no, de marketing, del
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Estas imágenes fueron tomadas por Prison to Prison de la cuenta de YouTube ‘MInterior Uruguay’
Ministerio –que también presenta videos sobre capturas de ladrones e informes semanales de noticias– los videos son breves, amables y positivos. Su edición, combina tomas de drone, escenas de visitas de autoridades, entrevistas con los encargados, y primeros planos del proceso de construcción. En los videos, la arquitectura es la protagonista. Etapa tras etapa, se presentan los porcentajes de avance de las obras con pormenorizadas descripciones de lo que se ha hecho y de lo que resta por hacer. El “nuevo sistema constructivo prefabricado en hormigón nunca antes utilizado en nuestro país”, eficiente y rápido, parece ser la estrella del relato. Una historia oficial optimista sobre el progreso, la técnica y la arquitectura.
por Prison to Prison
Una historia oficial
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*Imagen y comentario tomados del video de YouTube: ‘Unidad Nº 1 de Montevideo- la primera ‘PPP’ del país’, 11 Junio 2014.
Img 04 “Los sistemas de seguridad activa, pasiva garantizan, tanto en cada área como en la franja de seguridad, la adecuada custodia de las personas privadas de libertad y la necesaria seguridad de quien visita y trabaja en la Unidad”.
*Imagen y comentario tomados del video de YouTube: ‘Unidad Nº 1 de Montevideo- la primera ‘PPP’ del país’, 11 Junio 2014.
Img 03 “La unidad está perfectamente estructurada para diferenciar y organizar todos los accesos y circulaciones peatonales y vehiculares, garantizando los diferentes niveles de seguridad”.
*Imagen y comentario tomados del video de YouTube: ‘Unidad Nº 1 de Montevideo- la primera ‘PPP’ del país’, 11 Junio 2014.
Img 02 “Está organizado como un pequeño grupo urbano autosuficiente con todos los espacios y equipamientos necesarios para la reeducación y la resocialización de las personas privadas de libertad y para que el personal del Instituto Nacional de Rehabilitación desarrolle su trabajo en las mejores condiciones”.
*Imagen y comentario tomados del video de YouTube: ‘Unidad Nº 1 de Montevideo- la primera ‘PPP’ del país’, 11 Junio 2014.
Img 01 “La Unidad de Personas Privadas de Libertad N°1 de Montevideo, es un centro penitenciario de última generación y acorde con los estándares internacionales más exigentes en materia de gestión y tratamiento penitenciario”.
*Imagen y comentario tomados del video de YouTube: ‘Manos a la Obra’, 3 Diciembre 2015.
Img 07 “Comenzó la construcción de la Unidad N°1 de Punta de Rieles, un complejo penitenciario para 2000 personas privadas de libertad. Ésta, es la primera obra que se realiza bajo el régimen de participación público-privada. En una superficie de 55.000 metros cuadrados, se construirán 25 edificios con singulares características”.
*Imagen y comentario tomados del video de YouTube: ‘Unidad Nº 1 de Montevideo- la primera ‘PPP’ del país’, 11 Junio 2014.
Img 06 “La Unidad, con sus edificios de dos o tres plantas y con el adecuado tratamiento cromático se integra perfectamente en el entorno, ofreciendo a la ciudad una imagen moderna y totalmente alejada del concepto de la prisión tradicional”.
*Imagen y comentario tomados del video de YouTube: ‘Unidad Nº 1 de Montevideo- la primera ‘PPP’ del país’, 11 Junio 2014.
Img 05 “La Unidad dispone de tres niveles de clasificación penitenciaria de media y baja seguridad, con un total de 1860 plazas y 100 plazas más en el centro de admisión”.
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*Imagen y comentario tomados del video de YouTube: ‘PPPavance de obra’, 13 Mayo 2016.
Img 10 “Se presentó hoy un avance de la obra de la Unidad Penitenciaria N°1 de Punta de Rieles. Al momento, se encuentra en los 10 meses de construcción, lo que refiere a un 20% del proyecto”.
*Imagen y comentario tomados del video de YouTube: ‘Avance de la construcción de la Unidad Nº 1 Punta de Rieles’, 10 Marzo 2016.
Img 09 “Semana a semana es muy notorio el crecimiento de la obra. El sistema constructivo lo que prevé es instalar aquí unos moldes, que están ahora en plena instalación, que va a permitir que se construya cada módulo de celdas en forma seriada”.
*Imagen y comentario tomados del video de YouTube: ‘Manos a la Obra’, 3 Diciembre 2015.
Img 08 “El enfoque que se le ha dado a la obra, básicamente, es un enfoque de industrialización. O sea, en contraposición de lo artesanal, lo que se ha intentado hacer es darle un enfoque lo más fabril posible. El idea fundamental es solapar tareas, por ejemplo, mientras se estaba haciendo el movimiento de suelos, ya se estaban fabricando pilares, mientras se estén montando pilares ya se estarán fabricando placas y haciendo celdas. Entonces se acortan los tiempos de obra”.
*Imagen y comentario tomados del video de YouTube: ‘Avance de obra Unidad de reclusión Nº 1’, 1 Diciembre 2016.
Img 14 “La tecnología empleada, nunca antes utilizada en nuestro país, permite construir por día un módulo de 12 celdas”.
*Imagen y comentario tomados del video de YouTube: ‘Avance de obra Unidad de reclusión Nº 1’, 1 Diciembre 2016.
Img 13 “La tecnología empleada, nunca antes utilizada en nuestro país, permite construir por día un módulo de 12 celdas”.
*Imagen y comentario tomados del video de YouTube: ‘Avance de obra Unidad de reclusión Nº 1’, 1 Diciembre 2016.
Img 12 “La tecnología empleada, nunca antes utilizada en nuestro país, permite construir por día un módulo de 12 celdas”.
*Imagen y comentario tomados del video de YouTube: ‘PPP- avance de obra’, 13 Mayo 2016.
Img 11 “Los detalles técnicos de esta construcción caracterizan a la obra por ser un sistema rápido y novedoso. Gracias a esta modalidad, el ensamblado de un módulo de celdas se logra en unos 20 minutos, aproximadamente. Cada módulo, posee 4 celdas, que permitirá albergar a 3 privados de libertad en cada uno de ellos”.
Una historia oficial
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*Imagen y comentario tomados del video de YouTube: ‘PPP - etapa final’, 31 Julio 2017.
Img 19 “Hasta el momento, se concretó el 97% de las compras de todo el proyecto, y el fin de la obra está previsto para el mes de octubre”.
*Imagen y comentario tomados del video de YouTube: ‘PPP - etapa final’, 31 Julio 2017.
Img 18 “Lleva 23 meses de construcción, e invertidas 773.981.531 Unidades Indexadas (106 millones de dólares aproximadamente)”.
*Imagen y comentario tomados del video de YouTube: ‘75 % Unidad Nº 1 Punta de Rieles PPP’, 21 Marzo 2017.
Img 17 “En la obra, que comenzó a ejecutarse el 30 de julio de 2015, se encuentran trabajando 751 personas. Desde entonces, no se han reportado accidentes graves, y se realizó una visita de auditoria interna con resultado satisfactorio”.
*Imagen y comentario tomados del video de YouTube: ‘Avance de obra Unidad de reclusión Nº 1’, 1 Diciembre 2016.
Img 16 “Autoridades de los Ministerios del Interior, Economía y Vivienda, visitaron la obra de la Unidad de Internación para Personas Privadas de Libertad N°1, el primer proyecto de participación público-privada del país”.
*Imagen y comentario tomados del video de YouTube: ‘Avance de obra Unidad de reclusión Nº 1’, 1 Diciembre 2016.
Img 15 “Para el mes de diciembre se prevé la construcción del último edificio destinado a celdas”.
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Img 23 “El Instituto Nacional de Rehabilitación está realizando el traslado de personas privadas de libertad desde la Unidad N°4 de Santiago Vázquez hacia la nueva Unidad N°1 de Punta de Rieles”.
*Imagen y comentario tomados del video de YouTube: ‘PPP - etapa final’, 31 Julio 2017.
Img 22 “Autoridades del Ministerio del Interior recorrieron la Unidad N°1 de Punta de Rieles, donde fueron informados acerca del avance de la obra que alcanza el 90% de construcción”.
*Imagen y comentario tomados del video de YouTube: ‘PPP - etapa final’, 31 Julio 2017.
Img 21 “Autoridades del Ministerio del Interior recorrieron la Unidad N°1 de Punta de Rieles, donde fueron informados acerca del avance de la obra que alcanza el 90% de construcción”
*Imagen y comentario tomados del video de YouTube: ‘PPP - etapa final’, 31 Julio 2017.
Img 20 “Autoridades del Ministerio del Interior recorrieron la Unidad N°1 de Punta de Rieles, donde fueron informados acerca del avance de la obra que alcanza el 90% de construcción”.
Una historia oficial
*Imagen y comentario tomados del video de YouTube: ‘Trasladan internos a la Unidad Nº 1 de Punta de Rieles’, 16 Febrero 2018.
Img 25 “Para estos traslados, la Subdirección Técnica del Instituto Nacional de Rehabilitación realiza la selección de personas privadas de libertad que serán reubicadas en la nueva unidad. El proceso comenzó en octubre de 2017 a partir de las entrevistas que se comenzaron a realizar en la Unidad N°4, que fue una de las unidades seleccionadas como prioritarias para escoger población. Se evaluó con esta herramienta los niveles de reincidencia, que se combinan con la variable ‘riesgo de conflictividad’”.
*Imagen y comentario tomados del video de YouTube: ‘Trasladan internos a la Unidad Nº 1 de Punta de Rieles’, 16 Febrero 2018.
Img 24 “Está prevista una secuencia de traslados programados en diferentes fechas para llevar contingentes de 50 a 100 personas para ocupar las cerca de 2000 plazas que brinda el nuevo centro de rehabilitación”.
*Imagen y comentario tomados del video de YouTube: ‘Trasladan internos a la Unidad Nº 1 de Punta de Rieles’, 16 Febrero 2018.
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La primera experiencia de participación públicoprivada en unidades penitenciarias en Uruguay 01 Ver evolución de la tasa de prisionización. Comisionado Parlamentario Penitenciario: Boletín Estadístico del Sistema Penitenciario, n.º 2, p.4. Primer semestre, 2017. 02 Ibídem, p. 6. 03 Puntualmente, indica el artículo 1.° de la Ley n.º 18 667: «Autorízase al Poder Ejecutivo hasta el 31 de diciembre de 2010, con carácter extraordinario, por única vez, a recurrir a las fuentes de financiamiento necesarias hasta un monto de $ 292 192 931 (doscientos noventa y dos millones, ciento noventa y dos mil novecientos treinta y un pesos uruguayos), que conforme a lo establecido por los procedimientos previstos por el Texto Ordenado de Contabilidad y Administración Financiera y Normas Concordantes y Complementarias (TOCAF) sean utilizados exclusivamente con los siguientes fines: 1) Construcción, instalación, reciclaje, readecuación y, en general, toda modificación edilicia en edificios e instalaciones penitenciarias o con ese destino. 2) Realizar contratos de compraventa o contratar, en régimen de arriendo o comodato, locales destinados a prisiones o penitenciarías. 3) Adquirir el equipamiento necesario para los edificios e instalaciones penitenciarias, a efectos del cumplimiento de los cometidos previstos en la ley. 4) Los gastos derivados del realojamiento de los reclusos, así como los destinados a su alimentación, cobertura de necesidades básicas, higiene y salud».
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Daniel R. Zubilllaga Puchot, abogado egresado de la Facultad de Derecho de la Universidad de la República. Ejerce liberalmente la profesión de abogado en materia penal y de familia. Investigador G. 1 en proyectos: proyectos de la CSIC «Dogmática penal y jurisprudencia: la constitución de la práctica» y «Plan estratégico para la instalación del observatorio de los sistemas judicial y legislativo - Fase B». Rodrigo Rey, abogado egresado de la Facultad de Derecho de la Universidad de la República.
«El delincuente no produce solamente delitos: produce, además, el derecho penal y, con ello, al mismo tiempo, al profesor encargado de sustentar cursos sobre esta materia y, además, el inevitable compendio en que este mismo profesor lanza al mercado sus lecciones como una ‘mercancía’ [...] El delincuente produce, asimismo, toda la policía y la administración de justicia penal: esbirros, jueces, verdugos, jurados, etcétera [...]». Concepción apologética de la productividad de todas las profesiones. KARL MARX. «La mejor cárcel no existe; no hay cárcel que no degrade». Carlos E. Uriarte (profesor adjunto de Derecho Penal de la Facultad de Derecho de la Universidad de la República).
Estado actual del sistema penitenciario uruguayo El sistema penitenciario uruguayo se encuentra en estado de profunda crisis debido a la superpoblación, el hacinamiento, la alta tasa de presos sin condena, la reincidencia y los degradantes registros de violencia interinstitucional.
La primera experiencia de participación público-privada en unidades penitenciarias en Uruguay
04 Ver específicamente en la Ley n.º 18 7 19 los artículos 206 a 275; 222; y 226. 05 Según el análisis de perfil «La modalidad de PPP que mejor se ajustaría a la realidad uruguaya para recintos carcelarios sería del tipo: Diseño, Construcción, Financiación, Operación y Transferencia (DBFOT, por su sigla en inglés Design, Built, Finance, Operate & Transfer). El privado se encarga de diseñar, construir y mantener el recinto, permitiéndole ajustar el diseño a lo que sería su posterior operativa de ciertos servicios. Se encargaría de financiar el proyecto, buscando las distintas fuentes de financiamiento disponibles (capital propio, préstamo bancario, emisión de deuda). El privado 14 también se encargaría de la operativa de algunos servicios durante el plazo del contrato que iría por encima de los 20 años, y finalmente transferiría el recinto a manos del Estado al caducar el mismo.» Corporación Nacional para el Desarrollo. Gerencia de Evaluación de Proyectos: Informe – Proyecto de personas privadas de libertad n.º 1. Análisis de perfil, p. 14, 2011. 06 Ibídem, p. 14. 07 Puntualmente se señala: «(…) el esquema PPP mantiene un considerable control público de la infraestructura y de los servicios carcelarios y, al transferir al sector privado la financiación, diseño, construcción, mantenimiento y operación del recinto, se soluciona por una parte la necesidad de recursos públicos, que son limitados y cuya falta de disponibilidad podría dilatar en el tiempo la posibilidad de dotar a la sociedad de un servicio requerido (costo de la espera pública) y, por otra, le elimina al Estado los riesgos de sobrecostos y sobreplazos, por problemas de diseño e imprevistos durante el período de construcción al estar estos riesgos transferidos al privado ocurriendo lo mismo con los derivados del mantenimiento del recinto. Por lo expuesto se estima (sin perjuicio de que esta afirmación deberá ser validada por el preceptivo análisis de Valuefor Money) que la modalidad de Participación Público Privada puede resultar la más conveniente ya que reporta varias ventajas para el Estado». Corporación Nacional para el Desarrollo: Estudio de Factibilidad Técnica Financiera Socioeconómico y Ambiental para la Construcción de
El informe estadístico confeccionado por la Oficina del Comisionado Parlamentario para el Sistema Penitenciario da cuenta de esta situación: al cierre del primer semestre del año 2017 las cárceles uruguayas alojaban a 11 149 personas, lo que resulta en una tasa de prisionización de 320 personas privadas de libertad cada 100 000 habitantes, y ubica al Uruguay entre los primeros treinta países del mundo01. Puntualmente, en las unidades de la zona metropolitana se concentra el 64,3 % de la población reclusa: la Unidad n.° 3 (Libertad), la Unidad n.° 4 (Santiago Vázquez) y la Unidad n.° 7 (Canelones), nuclean el 53,7 % de la población penitenciaria del país02. La alta tasa de reincidencia, que asciende a 60 %, es particularmente evidente en estas unidades. El crecimiento constante de la población carcelaria, sumado a la indignidad de las condiciones de reclusión, determinó que en el año 2010 se sancionara la Ley n.° 18 667 de Emergencia Carcelaria. El objetivo fundamental de la Ley era mejorar las condiciones edilicias y materiales de los centros de reclusión mediante una autorización específica para gastos extraordinarios, a ser ejecutados por el Poder Ejecutivo03. En este instrumento se contempla explícitamente la construcción de nuevos establecimientos penitenciarios, la culminación de obras pendientes y el mejoramiento de la infraestructura. Por su parte, la Ley n.° 18 719 de Presupuesto duplicó los recursos asignados al Ministerio del Interior y dispuso la creación del Instituto Nacional de Rehabilitación como servicio desconcentrado04. Estas intervenciones legislativas evidencian que la política penitenciaria nacional se dirige hacia la expansión del aparato carcelario.
La opción por la gestión (semi)privada de la privación de libertad En el año 2011, la Gerencia de Evaluación de Proyectos de la Corporación Nacional para el Desarrollo realizó un análisis de perfil («Análisis») sobre la «construcción de un nuevo recinto penitenciario para 2000 personas». En este trabajo, se enfatiza la tendencia de aumento de la población carcelaria en términos de «demanda por plazas carcelarias». En efecto, se aborda la problemática de la superpoblación de las cárceles uruguayas desde la perspectiva de la oferta y la demanda. En este sentido, el modelo de ejecución adoptado05 es presentado por el propio Análisis como ventajoso para el Estado, pero también como una oportunidad de negocio para el privado06. Posteriormente, en el año 2012, se dio a conocer un informe de factibilidad confeccionado por la consultora Deloitte, en el cual se distinguen nítidamente las tres posibles modalidades para la construcción de una nueva cárcel: el contrato de obra pública; la participación público-privada y la privatización; las conclusiones y desarrollos del informe se pronunciaban a favor de la segunda modalidad07. En la sección «Racionalidad económica», el informe de factibilidad indica, explícitamente, que la nueva cárcel pretende promover cambios cualitativos en los procesos de gestión, para mejorar las condiciones de rehabilitación08.
El contrato: contexto, actores y diseño. En primer lugar, corresponde formular una breve contextualización: el 9 de junio del 2015 se firmó el Contrato para el Diseño, Construcción, Conservación y Opera-
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un Recinto Penitenciario bajo la modalidad de Participación Público Privada, p. 4, 2012. 08 Específicamente, se subraya, «(…) la posibilidad de instrumentar cambios en la gestión que permitan superar los graves problemas que se dan hoy en las cárceles del país, y que atentan contra las posibilidades de rehabilitación de los internos». Corporación Nacional para el Desarrollo: Estudio de Factibilidad Técnica Financiera…, p. 21. 09 Es importante subrayar que el Contrato es un instrumento complejo que integra diversos instrumentos a través de múltiples remisiones. Este gesto, además de hacer que la lectura sea compleja, inhibe la comprensión integral del alcance y contenido de ciertas obligaciones. 10 J. Bragard: «Reflexiones sobre el Financiamiento Privado en los Proyectos de Participación. 11 Estos datos oficiales pueden encontrarse en la página web institucional del Ministerio de Economía y Finanzas. Consulta realizada el 18/02/2018 en http://ppp.mef. gub.uy/667/2/areas/proyecto-recinto-penitenciario.html 12 A. De los Santos: «Una cárcel, mil incógnitas. Punta de Rieles: ¿El fin del hacinamiento?». En diario El País. Consulta realizada el 15/02/2018 en https://www.elpais.com. uy/que-pasa/carcel-mil-incógnitas.html 13 Ver Cláusula n.º 62. «El plazo del contrato será de 330 (trescientos treinta) meses, contados desde su firma, sin perjuicio de las modificaciones al plazo estipulada en la documentación que reviste carácter contractual». 14 Ver Cláusula n.º 6.3. 15 Para mayor abundamiento, ver específicamente la Cláusula n.º 17: «Para la unidad PPL objeto de este contrato, en el evento que algún día o días el Numero Diario de Internos (NDI) sea mayor a la capacidad del establecimiento, el Ministerio del Interior pagará la cantidad de 90 UI (Unidades Indexadas) por cada día, por cada interno que exceda la capacidad. (…) El Número Diario de Internos (NDI) no podrá ser superior a un 120% de la capacidad en plazas funcionales de la unidad PPL».
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ción de la Unidad de Personas Privadas de Libertad n.° 1 (en adelante, el «Contrato»09) entre el Ministerio del Interior y el grupo de empresas nucleadas en el consorcio Unidad Punta de Rieles S.A. Es importante destacar que la administración contratante es el Ministerio del Interior. Este dato, en apariencia inocuo, implica en cierta medida la asignación excluyente del Ministerio del Interior como actor institucional clave para la gestión de estas unidades; es decir, su perpetuación en la administración carcelaria. Las características arquitectónicas más relevantes de la nueva cárcel PPP son las siguientes: el recinto penitenciario incluye un centro de diagnóstico y derivación de los internos con una capacidad de 100 plazas, 8 edificios y 2 módulos residenciales, una enfermería con 22 camas, infraestructura para visitas, un centro de videoconferencias, salones de uso alternativo (gimnasio, teatro, sala de lectura, talleres ocupacionales), servicios generales y talleres productivos. Todas las celdas tienen lavamanos e inodoro. Se trata de 12 módulos de 108 y 102 personas con celdas para 3 personas; 4 módulos de 125 personas cada uno con celdas para 5 personas; y 2 módulos de 50 personas cada uno, con celdas individuales. Todos los módulos residenciales tienen sala de estudio, comedor, economato, duchas comunes, locutorio de enfermería, patio y escalera de emergencia. Los sistemas de seguridad abarcan seguridad de alta tecnología, detección de incendios, detección de objetos prohibidos, inhibición de celulares, comunicaciones. Por otra parte, el diseño de financiación se apoya íntegramente en el mercado bursátil, optándose por la venta de obligaciones negociables en la Bolsa de Valores de Montevideo mediante la modalidad project-bond10. Concretamente, el volumen de inversión registrado fue de 717,7 millones de unidades indexadas y se recibieron ofertas por 1 080,7 millones de unidades indexadas11; los principales adquirentes fueron las empresas dedicadas al rubro del ahorro previsional (AFAPS). El negocio, en términos generales, es el siguiente: el contratista privado ofrecerá determinada cantidad de «plazas funcionales», así como una serie de servicios, entre ellos, alimentación de los reclusos y del personal del INR, mantenimiento de la infraestructura, equipamiento y mantenimiento de sistemas de seguridad, lavandería, aseo y control de plagas, economato y venta de artículos de almacén. El Ministerio del Interior, por su parte, se obliga a realizar pagos trimestrales al privado por la disponibilidad de plazas funcionales y los servicios anteriormente mencionados, por un monto aproximado de 200 unidades indexadas12 por plaza por día, durante 330 meses13. Por su parte, los servicios sanitarios, de seguridad y reeducación son específicamente tipificados en el Contrato como «servicios excluidos» de las prestaciones a que se obliga el contratante privado14 Es interesante destacar que la obligación de pago se encuentra especialmente condicionada por la hipótesis de sobrepoblación15. En efecto, si la población penitenciaria aumenta más allá del 120 % de la capacidad del establecimiento, el Estado deberá abonar un pago adicional, que en el Contrato es tipificado como «compensación por sobrepoblación». Este aspecto fue hartamente criticado en la experiencia chilena de cárceles concesionadas como uno de los factores determinantes del agravamiento de la crisis del sistema penitenciario, particularmente, como un factor de impulso de la sobrepoblación. Entendemos que la principal consecuencia jurídica de la sobrepoblación es el incumplimiento del Estado del mandato constitucional de rehabilitación. En este sentido, es erróneo calificar el servicio de resocialización como excluido del Contrato, pues se encuentra inscrito en la propia lógica de la cláusula de compensación por sobrepoblación.
La primera experiencia de participación público-privada en unidades penitenciarias en Uruguay
16 G. Rusche y O. Kirchheimer:Pena y estructura social, p. 12. Temis. Bogotá, 1984. 17 En este sentido, apunta BUSTOS RAMÍREZ:
La economía política de la pena y el gobierno financiero de la excedencia.
«El Estado postindustrial busca nuevos derroteros, ello entonces marca también una crisis del papel del Estado y necesariamente de sus controles en general y en especial del control penal. El control penal no puede seguir relacionado con el trabajo fabril; la disciplina del trabajo y la reeducación para el trabajo pierden su sentido». J. Bustos Ramírez: «Control social y otros cambios». En Obras Completas, Tomo II, p. 289. Ediciones Jurídicas de Santiago. Santiago, 2012. 18 Vale destacar que el Tribunal Supremo del estado de Paraná canceló sus contratos de cárceles privadas por considerarlos inconstitucionales. Cfm. Nathan: op. cit., p. 308.Por otra parte, y en un fallo casi unánime (8 a 1) de la Corte Suprema de Israel del año 2009, se sostuvo que el castigo es una función central del Estado, siendo improcedente su delegación en agentes privados. La Corte manejó los siguientes argumentos: (a) la administración de las cárceles en manos de privados constituye una violación a la libertad adicional a la privación de libertad proveniente del castigo, puesto que debilita la integridad y la legitimidad de la soberanía cuando convierte a los presos en objetos de lucro; (b) una entidad privada encargada de desarrollar potestades estatales genera un gran riesgo de uso injustificado de la fuerza. Dicho riesgo es lo suficientemente alto como para calificarlo como una potencial violación de los derechos de los presos; (c) existe un «derecho contra la privatización», dado que los presos no pueden ser sujetos a medidas coercitivas por parte de empleados de empresas públicas, lo cual violaría los derechos a la libertad y a la dignidad. Ver I. Arriagada Gajewski: «El monopolio estatal sobre el castigo: Privatización carcelaria y teoría retribucionista». En Espacio Abierto Revista del CIEJ-AFJU n.º 21, p. 24, 2010, y B. Medina: «Constitutional limits to privatization: The Israeli Supreme Court decision to invalidate prison privatization». En International Journal of Constitutional Law, Volume 8, Issue 4, pp. 690 a 713, 1º de octubre de 2010.
Ahora bien, las corrientes que han estudiado con detenimiento las relaciones entre el castigo y la estructura económica, fenómeno que de ahora en más denominaremos economía política de la pena, se han destacado por la incorporación de un equipamiento conceptual marxista, en conjunción con otras herramientas teóricas propias del paradigma crítico. Se les atribuye a RUSCHE y KIRCHHEIMER el primer gran estudio sobre el desarrollo histórico de los sistemas punitivos, sus anclajes y conexiones dinámicas con la estructura socioeconómica. Para los autores, cada sistema de producción tiende al descubrimiento de métodos punitivos que se corresponden funcionalmente con sus relaciones productivas16. En definitiva, los autores sostienen una premisa estructural: las formas de castigo se articulan con formatos específicos de relaciones de producción históricamente individualizables. Por otra parte, esta perspectiva teórica desbrozaría el camino para una nueva comprensión de las transformaciones y mutaciones de algunas tecnologías punitivas concretas. Solamente a modo de ejemplo, y respecto a los cambios operados en el pasaje de las instituciones carcelarias sustentadas en el trabajo productivo y ganancioso de los reclusos, a los depósitos de encierro improductivo y dependientes de subsidios estatales, los autores afirman que se trata de un fenómeno perfectamente explicable a la luz de la depresión de la rentabilidad del trabajo carcelario. Por tanto, la mutación de la lógica institucional, sus técnicas disciplinarias, la gestión cotidiana, y los discursos se explican desde el afuera, y específicamente, por dos factores macroeconómicos: la caída generalizada de los salarios y el aumento de disponibilidad de mano de obra en la sociedad. Un apunte sobre las reflexiones posfordistas. Este punto de partida resulta interesante, porque recorta la problemática en un contexto definido por el agotamiento del modelo fordista y la desterritorialización de los mecanismos de control. El desarrollo del Estado posindustrial también apareja una auténtica crisis en la organización tradicional del control penal y sus discursos disciplinarios17. Puntualmente, y frente a este escenario de aparente crisis del encierro como táctica punitiva, los diferentes diseños y expresiones de privatización carcelaria vienen a operar como una auténtica actualización tecnológica. En su interior, este impulso privatizador contiene la posibilidad de reproducción del sistema carcelario y de su capital fundamental: los sujetos prisionizados. En función de estas coordenadas, corresponde interrogarnos sobre los efectos de estos diseños legales y financieros y su relación con la reproducción del sistema carcelario. Esto es, si estos diseños efectivamente operan ensamblando la maquinaria del encierro con el programa punitivo de las sociedades posdisciplinarias que DE GIORGI define en términos de gobierno de las poblaciones económicamente excedentarias. Finalmente, ante el escenario de la creciente privatización carcelaria, cabe hacerse algunas preguntas. CARRANZA plantea una batería de preguntas ineludibles que proponemos como guía de futuras contribuciones: ¿Es constitucional delegar la función estatal de ejecución de la pena?18 ¿Qué ventajas traen las cárceles privadas? ¿Qué tanto ahorra el Estado al delegar la ejecución de la pena? ¿Es ético privatizar la ejecución de la pena?
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Cercas
Vallas, alambradas, rejas, murallas, cámaras, alarmas, circuitos cerrados, radares, perros, guardas de seguridad, sistemas electrónicos…, son parte de los dispositivos con los que la supuesta seguridad, vigilancia y protección actúa en los nuevos espacios, tanto privados como públicos. Las transparencias de los muros cortina y las fachadas de vidrio son falsas señales de una arquitectura controlada, donde los espacios privados y públicos están dominados por sentimientos psicológicos de inseguridad, paranoia y miedo. No debemos olvidar que una de las industrias más florecientes es la de la seguridad y vigilancia, finalmente subsidiaria de la industria militar. Al
Antoni Muntadas es un artista nacido en Barcelona, pionero del media art y del arte conceptual en España. La serie Cercas forma parte del proyecto La construcción del miedo, y particularmente, del proyecto para San Pablo, Brasil: Alphaville e outros.
Texto por Antoni Muntadas. Imágenes cortesía del artista.
igual que el diseño y proyección de cárceles, está al inicio de las listas de mayor desarrollo en la construcción. Las ciudades romanas y medievales construyeron sus murallas por razones diversas, principalmente militares, para conservar los territorios y el poder, bajo la supuesta protección de sus súbditos. La configuración de las ciudades se ha definido y desarrollado con urbanismos que extienden el centro y crean periferias, pero a la vez, estas periferias crean paradojas entre lo público y lo privado, entre los más ricos y los más pobres. Suburbio, palabra de origen latino y concepto anglosajón, se traduce de forma desigual en contextos diferentes. Plantea la seguridad como realidad y paranoia y transforma las comunidades cerradas (gated communities, conjuntos fechados) en nuevos reductos donde la industria de la seguridad y la vigilancia encuentra un territorio de desarrollo apropiado.
por Antoni Muntadas
Cercas
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Acto de desaparición de la Luz Ángel Borrego es Doctor arquitecto por ETSA-Escuela Técnica Superior de Arquitectura de Madrid y MArch por la Universidad de Princeton donde fue becario Fullbright. Ha sido profesor en la Universidad de Princeton, el Pratt Institute de Nueva York, la Universidad de Alicante y ahora la ETSAM. Fundó Office for Strategic Spaces (OSS) en el año 1999 para el estudio del espacio urbano contemporáneo y sus implicaciones económicas, sociales y culturales. Su rango de trabajos es muy diverso: arquitectura y espacio público, propuestas de investigación colectiva como IIAVE, Constitución Americana 2.0, ¡Ensanche! AMMPLIO o el proyecto www.wordww. net, exposiciones y publicaciones.
Las cárceles constituyen una tipología arquitectónica especial. Este es uno de los pocos tipos de edificios que definen un superinterior, es decir, un interior más apartado del exterior que lo habitual. En esta tipología existe una marcadísima separación entre los espacios interiores y exteriores, lograda a través de una gran cantidad de capas y mecanismos de control. Si consideramos que lo que distingue a la arquitectura de otras disciplinas relacionadas con la construcción es su capacidad para definir y producir interiores habitables, las cárceles deberían ser una fuente extrema (y tal vez preferida) de exploración arquitectónica. No lo son. La razón podría ser que un programa de reclusión es tan específico y contrario a la definición humanística de la arquitectura como espacio de gente libre, que no sirve para nada más. Este argumento solo se sostiene si presuponemos definiciones de libertad y obligación absolutas, estables y sin matices. Un argumento más realista sería reconocer que lo que nos impide usar con más frecuencia a las cárceles como terreno teórico de prueba para la arquitectura es nuestra aversión ética o estética a la función que cumplen las prisiones… Una explicación más cínica es que simplemente no nos gusta lo que las prisiones tienen para decir sobre nuestra disciplina en su conjunto y su relación con la organización de la sociedad. Desde hace más de treinta años, las discusiones dominantes sobre prisiones se centran en el sistema aplicado en Estados Unidos, el aumento en el número de reclusos, y su consolidación como una industria de servicios privatizados. Como tal, su principal producto es la desaparición. Su función consiste en hacer invisible a la mayor cantidad posible de cuerpos así como a la infraestructura que lo hace factible. Queremos que la gente desaparezca graciosamente dentro de las prisiones, por lo menos por un tiempo. Nos gustaría también que esto se lograra sin ma-
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yores costos, sin tener que pensar en detalles y comodidades, es decir, que su formulación fuera prácticamente abstracta. Acto de Desaparición 1: Hace cuarenta años, la piscina de una flamante prisión federal en Florida, EUA, fue enterrada bajo una capa de pavimento colocada a último momento. El aplanamiento del terreno y el empeño por hacer desaparecer los detalles revelan el nuevo clima social que se estaba instalando. La cárcel había sido diseñada en los años sesena y setenta, época en que las instituciones estaban bajo sospecha, y la tolerancia se consideraba la estrategia ideal para el diseño social. Pero cuando llegó el momento de construirla, a principios de los ochenta, los deseos habían cambiado y la nueva ola conservadora que luego se extendería por todo el mundo consideraba la «tolerancia cero» como el modelo de diseño social más vendible y tristemente exitoso. Acto de Desaparición 2: Hasta los años setenta, las prisiones eran un importante objeto de reflexión. A medida que una sociedad va definiendo sus límites, lo que es aceptable y lo que no, las discusiones sobre la reclusión de personas parecen ser un ejercicio saludable. Era la época en que Foucault formulaba reflexiones filosóficas, los directores de cine consideraban a las películas sobre cárceles como un género «serio», respetado, y los arquitectos incluso organizaban concursos sobre el diseño de la prisión «ideal». En aquel entonces, las prisiones, en tanto tipología espacial radical, seguían siendo lugares relevantes para la arquitectura. En los años setenta, Rem estudió a sus prisioneros voluntarios en Exodus, y Superstudio abordó los aspectos inmutables de la encarcelación en sus historias sobre arquitectura. Pero desde entonces, las cárceles han estado ausentes del pensamiento arquitectónico. Han desaparecido sin dejar huellas, como si se hubieran esfumado. Solo sobreviven como solución a un problema práctico y de prestación de servicios. Acto de Desaparición 3: El diseño reciente de prisiones en España ha seguido la tendencia general, que empuja a las cárceles fuera de las ciudades y áreas suburbanas hacia las zonas vacías entre unas y otras. El diseño de estas nuevas cárceles, muchas de las cuales fueron construidas en los últimos veinticinco años, se ciñe a una planta ortogonal muy precisa, estandarizada, casi abstracta. No es necesario tomar en cuenta ningún contexto, es como si no existiera contexto. Para mantener el área circundante desierta en todo momento, las especificaciones de iluminación establecen que los focos estén rotados noventa grados en relación con la ubicación habitual de la iluminación exterior. Si bien la iluminación artificial exterior por lo general se instala donde se supone que está la gente, y está diseñada para dirigirse hacia abajo e iluminar directamente el área debajo de la fuente de iluminación, en el exterior de las prisiones las luces se colocan en los límites exteriores y apuntan directamente hacia afuera, en perpendicular a la dirección habitual de la iluminación artificial. La iluminación está diseñada para alejar a la gente de ella, no para atraerla. Mientras que la iluminación artificial por lo general está pensada para atraer a la gente o se usa en lugares donde la gente se reúne naturalmente, en las cárceles el cometido de la iluminación es vaciar al espacio de gente, hacerla desaparecer. La rotación de noventa grados de las luces de las cárceles no deja huella ni proyección alguna en el universo de la iluminación civil; estas luces pertenecen, por así decirlo, a un universo diferente.
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Acto de desaparición de la Luz
Standford prison experiment
El conocido como “Stanford Prison Experiment”, se trató de un experimento que buscaba indagar en los efectos psicológicos de convertirse en un preso o en un guardia de cárcel, observando cómo esta institución influye en el comportamiento de quien la habita. Veinticuatro estudiantes hombres postulados voluntariamente fueron seleccionados y asignados aleatoria-
mente roles de prisioneros o policías para pasar dos semanas en una cárcel simulada en el sótano del edificio de la Facultad de Sicología de Stanford. Mientras pasaban los días, una atmósfera abrumadora se apoderó de la situación. A través de distintos mecanismos, los reclusos eran forzados a abandonar su identidad y fueron sometidos a humillaciones. Éstos desarrollaron comportamientos patológicos, mientras algunos guardias se comportaban sádicamente, denigrando y generando abuso de diferentes características en los reclusos ficticios. Después de solo seis días, al percibir varias situaciones moralmente cuestionables, la simulación de encarcelamiento fue cancelada.
dirigido por Philip Zimbardo
Stanford prison experiment
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* Imágenes libre de derechos, tomada de prisonexp.org.
img 05 Prisioneros contra la pared haciendo ejercicio, Stanford Experiment, 1971.
img04 Reunión con el Superintendente, Stanford Experiment, 1971.
img 03 Prisionero #8612 esposado, Stanford Experiment, 1971.
img 02 Prisión del Condado de Stanford, Stanford Experiment, 1971.
img 01 Anuncio para participar, Stanford Experiment, 1971.
¿PRISIÓN? Una pregunta más que una afirmación Natalia Agati, Olimpia Fiorentino, Serena Olcuire01 son tres jóvenes arquitectas socialmente involucrados e interesadas en la investigación urbana y la práctica artística independiente para explorar las contradicciones del espacio contemporáneo. Juntas realizaron una investigación en 2012, con motivo del título de tesis en arquitectura. El estudio se refiere al espacio penitenciario y trata de investigar los principales problemas relacionados con el espacio de detención y sobre los aspectos sociales, filosóficos, territoriales, espaciales y sensoriales de la prisión.
A menudo se define a la prisión como una imagen distorsionada de la sociedad. El espacio de reclusión se vincula estrechamente a los hechos históricos, a la situación social y al poder político del momento, y no puede replantearse prescindiendo de ellos. No es posible obtener respuestas de la prisión, así como no es posible ofrecerle propuestas: la única salida es organizar la investigación de la propia duda.02 No siempre existieron las prisiones: la idea de confinamiento como forma de castigo tiene su origen en la filosofía de la Ilustración, en contraposición a las torturas y las ejecuciones públicas de la Edad Media. En su obra maestra Dei delitti e delle pene, Cesare Beccaria resume los valores de las cárceles modernas: la reeducación y la eliminación del sufrimiento del cuerpo del delincuente. Pero las raíces del modelo de confinamiento son mucho más antiguas. La criminología crítica encuentra sus orígenes en el nacimiento de los Asilos de Pobres previstos en la primera Ley de Pobres03: las mujeres, los niños y los enfermos quedaban a cargo de la asistencia pública, mientras que los hombres jóvenes y capaces para trabajar eran recluidos en asilos llamados Correccionales. El modelo se propaga por toda Europa y con el transcurso de los siglos evoluciona hasta convertirse en una serie de instituciones de control social que van del asilo al orfanato, y de las cuales la prisión es la última en nacer. Este sistema correctivo-subsidiario es parte de un modelo inclusivo, antropofágico04: en la sociedad bulímica, lo hostil es devorado con la esperanza de neutralizar el peligro que conlleva.
01 Más información en carcerrario.wix.com/carcerrario. 02 Este aporte tiene su origen en un trabajo más extenso sobre los espacios de reclusión, desarrollado para una tesis de maestría en arquitectura. Por este motivo, los datos se deben considerar actualizados al bienio 2012-2013. Lamentablemente, los cambios son tan lentos que podemos considerar que estos datos son prácticamente actuales. 03 Mediados del siglo XVI, durante la aplicación de las leyes Tudor. 04 Z. Bauman: Amore liquido. Rizzoli. Milán, 2004.
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En Italia, en los primeros años posteriores a la unificación de 1861, la construcción de prisiones está dominada por dos modelos arquitectónicos: la reutilización de monasterios, castillos y palacios adaptados como prisiones y la construcción de complejos radiales con referencia explícita a ejemplos anteriores en Estados Unidos. El primer Código Penal de la Italia unificada05 dio origen al primer Piano Carceri [Plan de Cárceles]. El modelo adoptado fue el del poste telegráfico: un sistema de celdarios dispuestos paralelamente y atravesados por un único elemento central que los vincula. El esquema, estandarizado y extendido por todo el territorio nacional, asegura una mayor racionalización de los espacios. Pero una drástica reducción del financiamiento del Plan provocará una disminución de la calidad y dejará a un gran número de edificios en condiciones extremadamente precarias. El siguiente punto de inflexión se produce después de la Segunda Guerra Mundial, cuando aquellos que, como partisanos, habían sufrido las condiciones deplorables y la crueldad de las prisiones italianas, pasan a ser miembros del Parlamento. Una vez instaurada la constitución republicana es necesario instrumentar los nuevos principios democráticos, teniendo en cuenta que el Código Penal era, y todavía es, el de 193106, redactado por un régimen dictatorial. Se establece un comité parlamentario y la revista Il Ponte07 promueve, a través de aportes de los héroes de la Resistencia, un debate sobre la reforma de la institución penitenciaria Tendrán que pasar veinticinco años para que esta reforma tan deseada vea la luz. Durante esta larga espera se llevan a cabo algunos experimentos: el poste telegráfico pierde su rigidez y los espacios comienzan a articularse. Vale la pena mencionar algunas de estas experiencias: Mario Ridolfi, que diseñò las cárceles de Cosenza y Nuoro; Sergio Lenci, la de Rebibbia en Roma, e Inghirami, Mariotti y Campani, el instituto penitenciario Solicciano de Florencia. Estos son los únicos episodios de real interés en esta materia, liderados por la cultura arquitectónica, que atestiguan el intento de desprenderse de los modelos heredados. Pero las cárceles italianas continúan siendo atroces y es por eso que durante los últimos años de la década de los sesenta surge una nueva ola de protestas, Los disturbios dan el empujón final para la aprobación de la Reforma (1975))08, pero al mismo tiempo, sirven de excusa para atenuar algunos de sus principios más innovadores y así poder retomar el control de los establecimientos penitenciarios. En consecuencia, la ausencia de mejoras en las cárceles desencadena una nueva ola de disturbios, más estructurados debido a la presencia de prisioneros políticos que, durante los anni di piombo atestan las cárceles a lo largo y ancho del país. El punto culminante de este período es la creación de un modelo nuevo, compacto, con una drástica reducción de las distancias y de los espacios abiertos para los reclusos. Existen veintiocho réplicas de este modelo de prisión diseminadas por la campiña italiana. La situación de emergencia favorece la existencia de un sistema licitatorio que atenta contra la transparencia y que desemboca en el escándalo de las carceri d’oro [cárceles de oro]. Los años noventa fueron testigos de un retorno al sistema del poste telegráfico, que se implantó en lugares mucho más amplios y cada vez más apartados de las zonas urbanas. A pesar de la tendencia general de la ciudad a deshacerse de los lugares que quiere esconder, hasta los años setenta las prisiones se habían mantenido dentro del tejido urbano. En aquel momento, su drástica reubicación obedeció a razones de seguridad, pero actualmente responde a un deseo generalizado. En el año 2001, un proyecto de ley denuncia las características antiestéticas de los institutos penitenciarios y, por lo tanto, alega que resulta anacrónico mantenerlos dentro de las ciudades. El debate actual se limita a lo siguiente: la prisión dentro de la ciudad es de más fácil acceso para defensores, familiares y voluntarios, pero a menudo se alega que las instalaciones
05 Código Zanardelli, 1889. 06 Código Rocco, 1931. Su autor principal, Alfredo Rocco, fue ministro de Justicia durante el gobierno de Mussolini. 07 «Bisogna aver visto». En Il Ponte. Revista sobre política y literatura dirigida por Pietro Calamandrei, 1949. 08 Riforma dell’Ordinamento Penitenziario, 1975.
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img 01 L’unità d’Italia - Imagen por los autores
se están viniendo abajo, son obsoletas y apenas se adaptan a los requisitos legales actuales. Por el contrario, la prisión fuera de la ciudad tiene espacios más amplios, adecuados para múltiples usos, pero es de más difícil acceso para los actores sociales. Hay 206 establecimientos penitenciarios en territorio italiano, que albergan un promedio de 144 reclusos cada 100 camas, mientras que el promedio europeo es de 96,6. La superpoblación de las cárceles se debe principalmente a tres factores: la ley de inmigración, la ley antidrogas y la ley sobre reincidencia. Se trata entonces de una «reclusión social»: un 37 % de extranjeros y 40 % de presos por delitos vinculados a las drogas. Sin embargo, el Tribunal Europeo de Derechos Humanos ha dictaminado que la superpoblación en las cárceles italianas es un problema estructural que se mantiene constante a lo largo del tiempo y es homogéneo en todo el territorio. A raíz del caso Sulejmanovic09 Italia fue condenada y sancionada varias veces por tratamiento inhumano y degradante y continuamente es objeto de amonestaciones y advertencias
09 Sulejmanovic v. Italia, 16.07.2009, sobre las condiciones de detención del solicitante durante los 4 meses que estuvo recluido en la prisión de Rebibbia (Roma).
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debido a las condiciones de las cárceles. Aun cuando la superpoblación se ha transformado en un problema estructural para Italia, los gobiernos continúan abordándolo a través de un proceso cíclico basado en el estado de emergencia y en la creación de un sistema de leyes ad hoc. Esto permite la elaboración de un Plan de Cárceles para la construcción de nuevos edificios, que atenta contra los planes urbanos, la protección frente a las expropiaciones y la transparencia en las licitaciones. El proceso normalmente choca contra una grave falta de fondos, lo que cancela el Plan de Cárceles y pospone el problema. La filosofía del Plan puede resumirse en tres puntos: 1) Creación de instalaciones modernas diseñadas conforme a los programas de reclusión más avanzados. Pero la estrategia reeducativa en Italia no mostró ningún avance en el cumplimiento de la Reforma de 1975, que en gran medida continúa sin ser aplicada. 2) Descongestionamiento de las áreas más pobladas de las grandes ciudades mediante la construcción de nuevas intervenciones en zonas lo más descentralizadas posible. Pero la reubicación no es compatible con la resocialización y la reinserción previstas por el artículo 27 de la Constitución. 3) Las ampliaciones de las estructuras existentes no deberían eliminar los servicios reeducativos y los espacios de socialización. Pero como no se adquieren nuevos terrenos, podemos observar que las únicas áreas en las que todavía se puede construir son justamente las áreas destinadas a servicios reeducativos y espacios abiertos. Quienes trabajan en las cárceles saben que una vez construido un contenedor, este será ocupado de inmediato. En muchos casos los nuevos pabellones no son suficientes para resolver ni siquiera la superpoblación local, y en general, todas las intervenciones del Plan parecen ser soluciones paliativas y no soluciones radicales a un problema estructural. Durante la última década el sistema penitenciario italiano costó 29 mil millones de euros. El costo diario por recluso es de € 112,81 De esta suma, € 6,48 se asignan al mantenimiento efectivo (comida, tratamiento, atención y educación) mientras que el 87,7 % del gasto total, es decir, € 99, para cubrir los costos del personal carcelario. Sin embargo, la economía de control genera costos más elevados que los puramente económicos. Diversos estudios investigan los efectos físicos y sicológicos de la detención10. La prisión tiene un impacto importante en la salud física del recluso y altera gravemente las percepciones sensoriales, incluso tras un período de reclusión breve: anosmia, miopía, desorientación y pérdida de equilibrio, hiperactividad nerviosa, pánico y ansiedad generalizada. A pesar de que el castigo de la modernidad es la privación de libertad, hoy todavía coexisten formas antiguas y modernas de sufrimiento corporal. El artículo 27 de la Constitución italiana establece que el castigo no puede consistir en tratamientos que atenten contra la dignidad humana, sino que debe apuntar a la rehabilitación del convicto. Pero nuestro modelo de reclusión es infantilizante11, excluyente e ineficaz en términos de reeducación: el índice de reincidencia de quienes cumplieron su primera condena en prisión es de 68 %. La prisión debe basarse en las leyes, sin embargo, representa su violación sistemática. Es el lugar del uso sistemático de la política discrecional de quien la dirige, por lo que constituye uno de los principales espacios de excepción de la era contemporánea. La prisión es res publica, un sujeto del que debería encargarse la comunidad. Pero sigue siendo un objeto, oculto y que oculta, excluido y excluyente: si en la Edad Media fuimos testigos del castigo como espectáculo, la sociedad moderna ha ocultado sabiamente su lado oscuro de la mirada pública.
10 Citamos solamente dos de ellos: D. Gonin: Il corpo incarcerato. Gruppo Abele. Turín, 1994; R.Tomasi, G. Brandi, M. Iannucci, R. Gervasi: Valutazione dei problemi di salute mentale dei detenuti nella Casa Circondariale di Firenze Sollicciano e degli osservandi nell’Ospedale Psichiatrico Giudiziario di Montelupo Fiorentino. 2001-2002. 11
M. Palma: «Due modelli a confronto». En Il Corpo e lo spazio della pena. Ediesse. Roma, 2011.
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img 02 Labirinto - Imagen por los autores
img 03 Il Carcere - Imagen por los autores
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En nuestra condición de jóvenes arquitectas, dedicamos mucho tiempo a elaborar una propuesta constructiva, investigando la complejidad del tema y sus posibles facetas: nos encontramos con muchas ideas que nos fascinaban, pero cada una de ellas presentaba aspectos tan inaceptables que terminaban por invalidar la propia propuesta. Cada idea de prisión constituía un camino infranqueable, una aporía. Aporía es la incapacidad de dar una respuesta precisa a un problema porque hay varias soluciones aparentemente factibles, pero que al oponerse terminan invalidándose. Hicimos encajar a la perfección la mayoría de estas sugerencias, ordenándolas de acuerdo con las líneas de razonamiento comunes. El resultado es un razonamiento a diferentes escalas, del territorio a la celda, y en otras dimensiones más: cada pieza se puede observar en su singularidad o en su composición global. Es el diseño de una ciudad de errores, hecha de formas arquetípicas y rastros de modelos reales. Es la confrontación con lo extraño. Freud12 rastrea la etimología de la palabra alemana heimlich: del sentido de familiar pasa al de escondido y termina con el de oculto, peligroso. Se trata entonces de algo que podría permanecer escondido, oculto, pero que, por el contrario, sale a la superficie. El primer efecto de lo extraño sobre el espacio es la falta de orientación, la dificultad para encontrar el camino. El proyecto es un laberinto creado por la ética de la duda, un espacio dialéctico, una mesa redonda, un objeto con el que interactuar física e intelectualmente. Es la búsqueda colectiva de una ruta de escape.
12 S. Freud: Das Unheimliche. 1919.
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VIdeovigilancia
*Imágenes cortesía del artista.
Hora tras hora, día tras día, miles de cámaras de seguridad nos filman. Sus registros, tal vez, nunca sean vistos por nadie, salvo que algo extraordinario acontezca. Nuestras ciudades y espacios de interacción son vividos y filmados al mismo tiempo. Toda conducta será observada. Ya no por humanos, sino por máquinas, a través de algoritmos encargados de reconocer conductas que se desvían de las conductas definidas como normales. El artista uruguayo Matías Nin trabaja críticamente desde este universo
Matías Nin es un artista visual uruguayo.
por Matías Nin
Videovigilancia, óleo sobre tela, 2012.
de imágenes que definen la forma en que vivimos nuestro tiempo pero parecen pasar desapercibidas. Imágenes tomadas por drones en conflictos bélicos, selfies de mujeres que posan semidesnudas, tomas de imagenología médica, escenas de cámaras de videovigilancia urbana. Así, sus óleos congelan algunos instantes de esos millones de horas de filmación que reproducen el mundo infinitamente. Detiene el flujo de información y eleva su contenido, podríamos decir, irónica y poéticamente, para cuestionarlo, y cuestionarnos.
Videovigilancia
Videovigilancia, óleo sobre tela, 2013.
Videovigilancia, óleo sobre tela, 2014.
Videovigilancia, óleo sobre tela, 2013.
Videovigilancia, óleo sobre tela, 2013.
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De la rehabilitación a la transformación colectiva por Natalia Laino Topham*
01 Zaffaroni, E. (2012). La cuestión criminal. Buenos Aires: Planeta. 02 Foucault, M. (2002). Vigilar y Castigar. Nacimiento de la prisión. Buenos Aires: Siglo Veintiuno, Editores Argentina. 03 Ibidem.
*Psicóloga. Docente de la Facultad de Psicología de la Universidad de la República. Magíster en Psicología Social. Se dedica al trabajo en el campo de lo carcelario.
rehabilitar… rehabilitarse… rehabilitarnos…. transformarnos… Pensar el problema de la seguridad y, consecuentemente. el de la prisión, nos remite —en el mejor de los casos— a la noción de rehabilitación. Y es en el mejor de los casos porque aún en nuestros días el sentido común punitivo tiene una enorme vigencia. Tal como lo señala Eugenio Zaffaroni (2012) la Edad Media aún no ha terminado, «no es una pasado que vuelve, sino que nunca se ha ido, porque allí está el poder punitivo, su función verticalizante, sus tendencias expansivas, sus resultados letales»01. El conocido pasaje del suplicio —arte de las sensaciones insoportables— a la prisión —economía de los derechos suspendidos— nos mostraba aparentemente una evolución en nuestros modos de castigar, una supuesta «humanización» que dejaba atrás la atrocidad de dichos castigos02. Sin embargo, Foucault nos dirá que se tratará más de una nueva economía del castigo que de una evolución, y que la misma no consistirá en castigar menos sino en castigar mejor, en introducir el poder de castigar más profundamente en el cuerpo social con una severidad atenuada. «¿Por qué la sociedad suprimiría una vida y un cuerpo que podría apropiarse? (...) más que la muerte, sería elocuente el ejemplo de un hombre a quien se tiene siempre ante los ojos, a quien se ha privado de la libertad y que está obligado a emplear el resto de su vida en reparar la pérdida que ha causado a la sociedad»03. La nueva economía supuso pasar de castigar un acto a castigar una vida, más precisamente, implicó la construcción de una biografía, ya no qué hizo la persona, sino quién es y qué será capaz de hacer. De este modo, el nuevo objetivo de la pena se orientará hacia la corrección del delincuente y a su curación, y junto a este objetivo aparecerá la colaboración de nuevos personajes extrajurídicos, para convertir al sujeto en objeto de conocimiento. En este escenario los expertos psi —psicólogos, psiquiatras y trabajadores sociales— tendrán un lugar privilegiado en el estudio de la anormalidad, la explicación del comportamiento, el pronóstico y la predicción. Es en este sentido que la noción de rehabilitación viene a dar cuenta de esa supuesta «humanización» ocultando el sentido punitivo que le dio vigencia. De modo oculto, lo punitivo funcionará ahora a través de la técnica penitenciaria —asistida por técnicas de tratamiento— transformando al infractor en delincuente. En Uruguay, en el marco de la reforma penitenciaria y con la creación del Instituto Nacional de Rehabilitación, se ha pretendido abandonar un modelo puramente custodial para promover uno que desarrolle la rehabilitación e inclusión
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04 Ministerio del Interior. (2014). Los caminos a la libertad. Montevideo: Ministerio del Interior. 05 Deleuze, G. (2009). Diferencia y repetición. Buenos Aires: Amorrortu.6. Foucault, M. (1983). El sujeto y el poder (Epílogo). Translation: Santiago Carassale and Angélica Vitale. In H. Dreyfus, & P. Rabinow, Michel Foucault: beyond structuralism and hermeneutics (pp. 1-31). Chicago. Chicago University Press. 06 M. Foucault: «El sujeto y el poder». Traducción: Santiago Carassale y Angélica Vitale. En H. Dreyfus y P. Rabinow: Michel Foucault: beyond structuralism and hermeneutics, pp. 1-31 (Epílogo). Chicago University Press. Chicago, 1983. 07 Laino, N. (2015). Producciones Peligrosas. Miradas y palabras sobre la delincuencia femenina en el estudio para la libertad anticipada. Master Thesis in Social Psychology. Montevideo: UR, FP
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social de la población privada de libertad: «Hoy todos sabemos que la complejidad de la rehabilitación radica en que el delito es el emergente de una circunstancia social donde interactúan la educación, la comunidad, el mundo del trabajo, las relaciones con los demás, la familia, la salud, las capacidades sociales y afectivas, los valores que nos forman o deforman por medios diversos»04. El concepto de rehabilitación es polisémico y hay poca discusión y acuerdo sobre su concepción. Lo que podemos visualizar a grandes rasgos es que esta política se aborda desde el punto de vista del tratamiento, del trabajo y del estudio, es decir, queda vinculada a una imagen de pensamiento05 que genera las condiciones de posibilidad de una determinada forma-sujeto. Diversos relatos se entremezclan en los sentidos de la prisión: cumplir una pena, sufrir un castigo, «pagar una deuda con la sociedad», «que se pudran ahí adentro», conseguir un efecto intimidatorio y cambios en el posicionamiento subjetivo, lograr el reconocimiento de la autoría y el arrepentimiento, adquirir hábitos de vida productivos, entre otros. La prisión se plantea de este modo como una transformación técnico-disciplinaria de los individuos, y, en el mejor de los casos, como una posibilidad de «que se puedan rehabilitar». ¿En el mejor de los casos? ¿Es esto lo mejor que hemos podido hacer colectivamente? Y si es mejor… ¿en qué sentido lo es? Si bien la noción de rehabilitación ubica el problema del castigo en un lugar diferente del punitivo, sostiene desde su propia configuración el lugar de lo correctivo: se supone que existe un «alguien» —y desde esa misma configurabilidad— y que ese «alguien» debe ser corregido. Así, lo biográfico adquiere un lugar fundamental en la pena porque hará existir al criminal antes de su crimen. Ubicar el problema en lo biográfico supone instalar lo delictivo como rasgo individual de las personas —herencia que nos dejó la criminología positivista— olvidando el lugar productivo de la técnica penitenciaria que transforma al infractor en delincuente. Se instala la ficción del sujeto como determinación, como instauración, olvidando que la forma-sujeto puede ser más un efecto de producción que una forma-verdad06. El papel de la rehabilitación quedará vinculado a la medición de la reincidencia, es decir, a la construcción de una biografía y de una historia de vida. Y solo será posible rehabilitarse si esto implica un cambio en la persona, pero no en tanto transformación que cuestiona la configuración de los sujetos como tales, los modos en que hemos sido objetivados, construidos, producidos, sino en tanto corrección y asunción de una responsabilidad que permitirá asumir la individualidad y la existencia como delincuente07. La criminología crítica nos ha aportado elementos para sacar el foco de las personas y ponerlo en la problematización de las prácticas. Deberíamos preguntarnos ya no quién es el criminal sino quiénes son considerados desviados, quién es el que etiqueta, cómo lo hace y cómo son los procedimientos que permiten que esta trama funcione08. El objeto de estudio de la criminología dejará entonces de ser el delincuente y empezarán a serlo las instancias que crean y administran la delincuencia; se pasará de estudiar la criminalidad a estudiar los procesos de criminalización. La noción de rehabilitación hace rato que nos queda corta, se agota en su propia definición; necesitamos plantear los problemas de un modo distinto, necesitamos forzar el pensamiento, buscar nuevas imágenes. Tenemos el gran desafío de crear otros modos de pensamiento que nos permitan pasar de una lógica del individuo a una trama relacional. Es preciso desmontar una concepción de sujeto que se ha construido sobre un modelo hegemónico en el que ha predominado «el
De la rehabilitación a la transformación colectiva
08 Deligny, F. (2015) Lo arácnido y otros textos, Cactus. Buenos Aires. 1 Zaffaroni, E. (2012). La cuestión criminal. Buenos Aires: Planeta. 09 Lee Teles, A. (2010). Política afectiva: un aporte filosófico a la cuestión de la subjetividad. Espacio Pensamiento. Retrieved from https://epensamientoweb.wordpress.com/articulos/ politica-afectiva/ 10 Lee Teles, A. (2010). Política afectiva: un aporte filosófico a la cuestión de la subjetividad. Espacio Pensamiento. Retrieved from https://epensamientoweb.wordpress.com/articulos/ politica-afectiva/ 11 Guattari, F. (1976). Psicoanálisis y transversalidad. Buenos Aires: Siglo veintiuno.
individuo como figura de lo singular y la unión entre individuos separados entre sí, como figura de lo plural. De ese modo, se perpetúa la matriz que sostiene al individuo y a la suma de individuos como forma de lo relacional»09. Para esto es necesario escuchar el grito filosófico de Spinoza como un aporte para la transformación colectiva, relacional y afectiva, porque, como nos dice Manuel Delgado10 «no somos seres humanos que se relacionan, somos la relación entre seres humanos, y del ser humano con cosas, que se unen entre sí a partir de un conjunto inmenso de líneas, de trayectorias, de desplazamientos». El resultado de intentar corregir al «individuo», de «rehabilitarlo», sigue siendo fallido, frustrante, quizá por eso tenemos las soluciones que nos merecemos para los problemas que nos hemos podido plantear. Poner el foco en la transformación colectiva implica plantear el problema de otra manera. Ya no se tratará de una transformación en términos de sumatoria de sujetos corregidos, porque la propia idea de sujeto no es suficiente y se nos agota, sino de una transformación colectiva que atienda los enredos, las tramas, las relacionalidades, la capacidad de afectar y de ser afectados. Spinoza nos propone una nueva imagen de pensamiento que permite dejar de pensar a los sujetos en términos de su esencia —lo que somos— para pensarlos en tanto potencia —lo que podemos—. Configurarnos a partir de «lo que somos» implicó la construcción de un mundo con diversos personajes que se creen lo que son: así como se producen delincuentes, se producen niños, mujeres, varones, heterosexuales, homosexuales, locos, normales, desviadas, psicopáticos, perversos, rapiñeras, homicidas, expertos, jueces, psicólogos, médicas, maestros, profesoras. Como nos dice Guattari, «el sujeto no es forzosamente el individuo, ni siquiera un individuo. Habrá que ir a desenterrarlo en el corazón de su alienación, reabrir una potencialidad de su historia en la opacidad de su situación»11. Esta nueva imagen que nos propone Spinoza es fundamental para encontrarnos en una transformación colectiva que, basada en una filosofía antijerárquica, implica la construcción de encuentros éticos. Y la construcción de encuentros éticos nos permite atender lo que podemos componer, y abandonar lo que debemos ser. Es otro modo de pensarnos, ya no a partir de las biografías (construcción de una historia de vida, de lo que somos), sino de los encuentros y el despliegue de nuestra potencia, de lo que podemos. No deberíamos olvidar las imágenes de pensamiento envueltas en la noción de rehabilitación de las personas privadas de libertad, porque quizá algo de esto nos permita pasar de una lógica de la corrección a modos de transformación, de procesos singularizantes, pero ya no de ellas y ellos, sino de cada uno de nosotros.
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Arquitectura de punición Hélio Menezes se graduó en Relaciones Internacionales y Ciencias Sociales por la Universidad de San Pablo. Magister y doctorando por el Programa de Posgrado en Antropología Social de la misma universidad. Curador independiente e investigador del Núcleo de Estudos dos Marcadores Sociais da Diferença (NUMAS-USP).
De los cinco países con mayor población carcelaria del planeta, dos son latinoamericanos. En números absolutos, Brasil y México lideran este perverso escenario regional, integrando un sistema empresarial-penitenciario que es tanto producto como productor de una realidad generalizada de violencia, desigualdad y selectividad de los mecanismos de justicia que asola, con especial énfasis, América Latina. Uruguay, a su vez, con un índice de 300 personas presas cada 100 000 habitantes, carga la vergonzosa responsabilidad de concentrar, en números proporcionales, la mayor población encarcelada del subcontinente. Pero estos no son hechos aislados. Son números que indican una problemática de dimensión continental que reposa en el corazón del sistema político de cada país: la paradoja de un sistema eminentemente fallido como el sistema penitenciario, que alcanza tan elevadas y alarmantes tasas de crecimiento. Aunque obsoletos desde el punto de vista teórico y práctico, los presidios no cesan de multiplicarse. He aquí un dato que espanta a la razón, si no fuera porque el encarcelamiento en masa es un proyecto corporativo exitoso. Es preciso decirlo con todas las letras: la prisión existe y crece porque produce beneficios económicos. Nada de «medida correctiva», «reinserción social», «pena edificante para contraventores del orden público»: son la usura, el rendimiento y la ganancia los que dictan la norma y marcan el ritmo. Pues bien sabemos que de todos los pecados de las prisiones, el más alarmante es la ineficacia, la incapacidad de cumplir con los objetivos establecidos. La cárcel no sirve para resocializar a aquellos que encierra, tampoco disminuye las tasas de violencia social que pretende combatir, no sirve de contraejemplo para evitar nuevos crímenes y brinda una sensación apenas ilusoria de seguridad, desmentida por la realidad. Por el contrario, la multiplicación de centros penitenciarios acompaña pari passu el crecimiento de los delitos y las tipologías de contravención penal. Son instituciones peligrosas, que fomentan lo que dicen atenuar. Para funcionar, el sistema carcelario precisa accionar toda una maquinaria estatal, financiada con dinero público, para emplear más policías, invertir en tecnología de investigación, comprar más armas, más municiones, construir más plazas carcelarias, alimentando así una industria que sonríe y agradece cada nueva prisión. Es como dice el rapero brasilero Mano Brown, citando al cantante Bezerra da Silva, en una enunciación inteligentemente sintética: «La cárcel es como un show: precisa estar llena para dar dinero».01
01 «Cadeia é que nem show: precisa estar lotada para dar dinheiro». Mano Brown. «Um sobrevivente do inferno». Entrevista para Le Monde Diplomatique Brasil. Consulta del 8 de enero de 2018 en http://diplomatique.org.br/ um-sobrevivente-do-inferno/.
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Arquitectura de punición
Marcando un espacio oscuro e indefinido entre público y privado, el «moderno» sistema carcelario ha encontrado terreno fértil en la llamada PPP —participación público-privada—, que no hace más que someter una cuestión social (y, por tanto, pública por definición y principio) a los intereses del mercado y a la lógica del lucro que rige todo emprendimiento empresarial. El cálculo es simple: cuantos más crímenes se tipifican, mayor es el número de sujetos potencialmente tipificados como criminales; y cuantos más sujetos estén encerrados, mayor será el lucro de los dueños de las prisiones. Poco importa si en el proceso efectivamente se cumplen las condiciones que transforman a un individuo libre en un sujeto condenado. No debe espantarnos (pese a que es un dato absolutamente espantoso) que el 40 % de las personas que están tras las rejas en Brasil sean presos sin condena, o sea, que todavía no pasaron por el debido proceso penal. En Uruguay la tasa de encarcelados sin condena asciende al 69,7 % de los casos. La mayoría de estas personas han cometido crímenes contra la propiedad. Y no es necesario ser genio o ingeniero para saber cuál es el tipo de agua que mueve este molino: son jóvenes negros, indígenas, pobres e inmigrantes —los marginados de la sociedad— que históricamente vienen llenando los registros policiales y carcelarios desde Tierra del Fuego hasta Alaska. La selectividad punitiva en juego se muestra de manera evidente. Por lo tanto, el sistema carcelario es también un locus extremado de ejercicio del poder y de jerarquización social. Al extenderse más allá de la prisión, funciona gracias al ejercicio del castigo y de la violencia como medios autorizados —o, al menos, tolerados— de resolución de conflictos y desarreglos sociales. Tiene así el efecto de una pedagogía de opresión: ratifica una posibilidad legal de malos tratos, inhibe la imaginación política de modelos alternativos de lidiar con la contravención. De esta manera se instituye como única salida, un mal necesario. Fue el filósofo Michel Foucault quien llamó la atención sobre el anacronismo inmanente a la prisión, cuya necesidad de «reforma» está pautada desde su creación: es parte constitutiva de su construcción ser un proyecto inacabado, que articula e integra diferentes dispositivos, discursos y áreas de conocimiento para su perfeccionamiento continuo. Escribe el filósofo al respecto: «En lo que a la ley se refiere, la detención puede ser privación de libertad. El encarcelamiento que la materializa siempre se comportó como un proyecto técnico. El pasaje de los suplicios, con sus rituales de ostentación, con su arte vinculada a la ceremonia de sufrimiento, a las penas en prisiones enterradas en arquitectura macizas y guardadas por el secreto de las reparticiones, no es el pasaje de una penalidad indiferente, abstracta y confusa: es el pasaje de un arte de punir a otra, no menos científica que la anterior. Mutación técnica».02 Esa arquitectura de punición —al igual que cualquier arquitectura— no es ni puede ser un dato simplemente técnico, apartado del objetivo que le da sentido y para el cual es imaginada y construida: un local de privación de libertad, de aplicación y desarrollo de tecnologías de control y castigo. En este caso, forma —como cualquier forma— es contenido. Y viceversa. ¿Cuál es el papel, por tanto, de los arquitectos y profesionales afines a la construcción de este monumento necropolítico03 que es la prisión, sea moderna o antigua, «humanizada» o no? ¿Hasta cuándo la arquitectura va a fingir estar lejos del debate, con la excusa poco eficaz de que la actividad que ejecuta no es política? ¿Cuál es el papel de la arquitectura en la imaginación de alternativas al modelo carcelario, en la elaboración de espacios de regulación que no impliquen confinamiento y formas de tortura y barbarie travestidas de seguridad y modernidad? Por lo tanto, es preciso tomar en serio lo que nos enseña la comparación entre modelos carcelarios: toda prisión es un descalabro de la razón. Toda prisión es un tumor en el corazón del tejido social. El desafío político más profundo y radical al respecto, desde sus inicios, el más utópico y aun así más urgente y necesario, no es su reforma, sino su abolición. O, como cuestionó la filósofa Angela Davis, «por más importantes que sean algunas reformas —la eliminación del abuso sexual y la negligencia médica en la prisión de mujeres, por ejemplo—, los hechos que dependen exclusivamente de las reformas ayudan a producir la ridícula idea de que no hay nada más allá de la prisión. (…) ¿Cómo podemos imaginar seriamente estrategias de justicia reparadora y no exclusivamente punitiva?04
02 M. Foucault: Vigiar e Punir. Vozes. Petrópolis, 1987 03 A. Mbembe: «Necropolitics». En Public Culture, vol. 15, n.º1, pp. 11-40, 2003. 04 A. Davis: Are prisons obsolete? Open Media. Nueva York, 2013.
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En Americano, Berna Reale, usa ropa deportiva y carga una antorcha olímpica en sus manos, mientras recorre los oscuros y sombríos pasillos de un Complejo Penitenciario de máxima seguridad en el nordeste de Brasil. Relacionando la antorcha con la purificación, la iluminación y el conocimiento así como también con el fuego como un legado de las manifestaciones sociales del 2013 en todo el país. En sus performances involucra su propio cuerpo para generar un cierto extrañamiento que aumente nuestro campo de percepción, invitándonos a reflexionar sobre la política y la sociedad contemporánea.
Berna Reale es una artista brasilera que realiza performances e instalaciones para reflexionar sobre el momento sociopolítico contemporáneo.
por Berna Reale
Americano
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*Imágenes cortesía del artista. Americano, 2013.
Arte y alfabetización Luis Camnitzer es un artista uruguayo. Emigró a Uruguay desde Alemania cuando tenía un año y vive en Estados Unidos desde 1964. Es profesor emérito de Arte en la State University of New York, College at Old Westbury. Se graduó en escultura en la Escuela de Bellas Artes de la Universidad de la República, Uruguay, universidad en la que también estudió arquitectura. Obtuvo una beca Guggenheim para estudiar grabado en 1961 y para estudiar artes visuales en 1982. En 1965 fue declarado miembro honorario de la Academia de Florencia. En 1988 representó a Uruguay en la Bienal de Venecia. En 1998 recibió el premio Crítico Latinoamericano del Año otorgado por la Asociación Argentina de Críticos de Arte; en 2002, el premio Konex Mercosur en artes visuales por Uruguay; y en 2011, el premio Frank Jewett Mather de la College Art Association, y el premio Printer Emeritus del SGCI. En 2010 y 2014 recibió el Premio Nacional de Literatura de Uruguay en la categoría Ensayo de Arte. En 2012 recibió la Skowhegan Medal y el premio USA Ford Fellow. Representó a Uruguay en la Bienal de Venecia en 1988; participó en la Bienal de Liverpool en 1999 y en 2003, en la Bienal Whitney en 2000 y en Documenta 11 en 2003. Su obra forma parte de las colecciones de más de cuarenta museos. Entre sus libros se encuentran: New Art of Cuba (University of Texas Press, 1994/2004), Arte y Enseñanza: La ética del poder (Casa de América, 2000), Didactics of Liberation: Conceptualist Art in Latin America (University of Texas Press, 2007) y On Art, Artists, Latin America and Other Utopias (University of Texas Press, 2010).
You teach a child to read, and he or her will be able to pass a literacy test. —George W. Bush, de un discurso ofrecido en Townsend, Tennessee, el 21 de febrero de 2001 Es interesante que, por lo menos en los idiomas que conozco, cuando uno habla de alfabetización siempre se mencionan la lectura y la escritura, en ese orden. En términos ideológicos, este orden de prioridad no solo refleja la división entre producción y consumo, sino que subliminalmente enfatiza al segundo: la ignorancia se demuestra más por la inhabilidad de leer que por la inhabilidad de escribir. Además, este orden sugiere que la alfabetización es más importante para recibir órdenes que para emitirlas. Claro, esta teoría —de que si uno quiere ser capaz de escribir algo, uno debería saber cómo escribirlo— tiene su lógica. Nos obliga primero a leer, luego a copiar lo que leemos —a entender la presentación de otro para poder representarla—. En términos de arte, sin embargo, esto equivale a decir que uno tiene que ver primero al modelo para poder copiarlo. En este caso la construcción lógica se vuelve menos persuasiva. Esto no es necesariamente malo, en la medida en que uno realmente quiera copiar el modelo; podríamos decir también que la necesidad de copiar el modelo tiene sus fundamentos. En esencia, si no existe una necesidad comprobada, la construcción lógica deja de serlo, se convierte en dogma disfrazado de lógica. Esta teoría establece, primero, que el modelo merece ser copiado; segundo, que hay mérito en hacer una copia razonablemente fiel; y tercero, que este proceso es útil para preparar al artista
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para producir arte. Esta idea es un lastre que se carga desde el siglo XIX, y su relevancia hoy en día es muy cuestionable. Un artista, entonces, tiene que preguntarse si los problemas planteados en la actualidad por la alfabetización no necesitarían enfoques más novedosos y contemporáneos. ¿Existe acaso un análisis de estos problemas evidenciados por las actitudes que tomaron el arte del siglo XIX y lo llevaron al siglo XX? En otras palabras, ¿es la alfabetización una herramienta para ayudar a la presentación o representación? ¿Dónde está localizado el poder? ¿Se le otorga al alfabetizado en potencia o se encuentra en el sistema que quiere que el individuo sea alfabetizado? Uno tiende a hablar del arte como de un lenguaje. En algunos casos, incluso se lo describe como un lenguaje universal, una suerte de esperanto, capaz de trascender cualquier frontera nacional. Como lenguaje universal, y enfatizando universal, el arte sirve a los intereses de la colonización y expansión del mercado del arte. La noción de arte como lenguaje simple, sin embargo, subraya una noción de arte como una forma de comunicación. En este caso, el poder no se le otorga al mercado, sino a aquellos que se están comunicando. Las instituciones educativas esperan que todos sean capaces de aprender a leer y escribir. De ello se deduce que, si todos tienen el potencial de usar la lectura y la escritura para expresarse, todos deberían tener también el potencial de ser artistas. No obstante, en el arte el supuesto es distinto. Todos pueden ser capaces de apreciar el arte, pero solo de unos cuantos se espera que lo produzcan —no todos los lectores son escritores—. Estas expectativas inconsistentes pasan por alto el hecho de que, así como la alfabetización no debería dirigirse a crear exclusivamente premios Nobel de Literatura, la educación artística no debería dirigirse a generar exclusivamente retrospectivas de museo. Los premios Nobel y las retrospectivas nos dicen más acerca del tipo de competitividad triunfal que de una buena educación. Dicho en términos simples, la buena educación existe para desarrollar la habilidad de expresarse y comunicarse. Esta es la importancia del concepto de «lenguaje»; el arte y la alfabetización pueden vincularse y nutrirse el uno del otro.
img 01 McGuffey’s Eclectic Spelling Book, published in 1879
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Leer, escribir y el resto En este momento estamos precisamente en la mitad de la década que las Naciones Unidas ha designado como la Década de Alfabetización (alfabetización en el sentido de educación para la alfabetización). La UNESCO estima que existen 39 millones de analfabetos en Latinoamérica y el Caribe, de los que más o menos un 11 % son adultos.01 16 millones de estos están en Brasil. Estas estadísticas solo incluyen a personas que no saben leer ni escribir. Si añadimos a aquellos que son analfabetos funcionales —personas que poseen las técnicas, pero son incapaces de usarlas para comprender o desarrollar ideas— estas cifras crecen astronómicamente. En los países en vías de desarrollo, una de cada cinco personas mayores de l5 años es considerada analfabeta. En los países desarrollados, por ejemplo en Alemania, casi el 5 % de la población es funcionalmente analfabeta. Y entre los estudiantes alfabetizados en Estados Unidos, se estima que el 75 % de los que terminaron los estudios medios superiores no tienen las habilidades de lectura requeridas en la universidad. La enseñanza de la lectura y la escritura ha sido una parte importante de la misión escolar por más de dos siglos. También ha estado en las mentes de innumerables especialistas, quienes ponderan las brechas en la educación formal, tanto en sectores en los que se espera que existan estas brechas como en los que no. No se toma en cuenta que todo mundo debería saber leer y escribir. Sin embargo, más allá de las obviedades difusas con respecto a su función, poco se discute acerca de cómo se usan estas habilidades. Y no obstante, el problema del analfabetismo persiste incluso en países que sostienen haberlo erradicado. El arte se ha ocupado de la alfabetización en rarísimas ocasiones y, cuando lo ha hecho, ha sido mayormente por cuenta propia, manteniéndose dentro de su identidad y confusiones disciplinares, entre ellas la idea de que apreciar el arte es para todos mientras que hacer arte es para pocos. Esto quiere decir que las principales fortalezas del arte —la especulación, la imaginación y las preguntas «¿qué pasaría si…?»— no han sido realmente exploradas en esas ocasiones. Supuestamente el arte es arte y el resto es el resto. El arte, sin embargo, también resulta ser el resto.
Mi imperialismo Hace cuarenta años me invitaron a organizar el departamento de arte en una universidad estadounidense. Rechacé el ofrecimiento sobre la base de que el arte no es realmente «arte» sino un método para adquirir y expandir el conocimiento. Consecuentemente, el arte debería moldear todas las actividades académicas dentro de una universidad y no estar confinado a una disciplina. Reconozco que mi posición reflejó una forma de imperialismo del arte, y esto es algo a lo que sigo apegado. Como en todos los imperialismos, mi posición no se basaba necesariamente en información sólida, y usé la agresión como una herramienta de persuasión. Como era de esperar, fui derrotado, y poco después fui condenado a quedarme aislado en el departamento de arte que orgullosamente había rechazado. No obstante, no me arrepiento: sigo operando sobre la base de opiniones con poco fundamento, sigo siendo agresivo y, seguramente, seguiré siendo derrotado. Mi imperialismo se basa en una visión generalizada del arte, en la que todo (incluyendo el «resto») puede verse como arte. También creo que las estructuras sociales que nos dividen
01 Según una Encuesta Nacional sobre Alfabetización de Adultos citada en 1996 por la National Right to Read Foundation (Fundación Nacional por el Derecho a Leer), 42 millones de los estadounidenses adultos no saben leer. Según un informe de 2003 del Instituto Nacional de Alfabetización: «Los resultados promedio de comprensión lectora (prose literacy) en adultos estadounidenses con educación primaria o sin educación formal ubicaban al país en el puesto 14 de 18 países de ingresos altos».
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en productores y consumidores —aquellos que se aseguran que nuestras vidas se adapten a las leyes del mercado en vez de buscar un bienestar colectivo— deberían demolerse. Estas fueron las visiones que desarrollamos como estudiantes a finales de los años cincuenta, cuando yo asistía a la escuela de artes en Uruguay. Estas visiones dieron por sentado que esa definición tan amplia del arte, en la que todos podrían ser creadores, se convertiría en una herramienta para mejorar la sociedad. Fuimos derrotados en aquel entonces y hoy en día estas creencias son consideradas anacrónicas y fuera de lugar. Independientemente de su factibilidad, estas perspectivas tuvieron algo de importancia, porque introdujeron una conciencia del papel y de la distribución del poder en cuestiones de arte y educación que no deben ignorarse. Clarificaron las afirmaciones que giran alrededor de la propiedad del conocimiento, cómo se distribuye esa propiedad, y quién se beneficia de ella. Incluso, si bien estos temas son normalmente considerados por fuera del ámbito del arte, es por ellos que el uso del lenguaje y los medios para involucrarse con la alfabetización se vuelven interesantes para el arte.
Adoctrinar la subversión Tanto la educación artística como la alfabetización tienen en común, por un lado, la misión dual y muchas veces contradictoria de facilitar la afirmación y expresión cultural individual y colectiva y, por el otro, la misión de ser las herramientas necesarias para cimentar y expandir formas de consumo. Consecuentemente, la educación no solo es un campo ideológicamente fracturado, sino uno en el que cada ideología asume su propio enfoque pedagógico a aplicar en todos los campos de conocimiento, superando toda contradicción irresoluble. Cuando tales pedagogías son razonablemente progresistas, suponen que uno puede asegurar la estabilidad y tranquilidad de la sociedad existente, y al mismo tiempo formar individuos críticamente cuestionadotes, no sumisos y creativos. Esta aproximación da por sentado que la educación creará ciudadanos buenos y pasivos que siguen las reglas del juego, pero que también serán individuos subversivos que intentarán transformar la sociedad. En un enfoque pedagógico conservador, esta última parte de la misión simplemente se ignorará. Como tal, el sistema educativo enfatiza la buena ciudadanía en las primeras fases de formación, y pospone cualquier subversión potencial hasta el nivel de posgrado. La especulación y la imaginación se permiten solo después de que te has convertido en un buen ciudadano. Para que una subversión como tal ocurra, esta primero tendría que referirse a las primeras etapas del proceso educativo. Esto explica por qué la alfabetización se da al inicio del viaje educativo, mientras que una verdadera producción artística se coloca al final, o efectivamente, se pospone hasta que se haya terminado una educación formal. La tensión que surge de esta contradicción intrínseca de estabilidad/inestabilidad crea dos principales divisiones sobre cómo abordar la educación: por un lado, entre el «integralismo» y la «fragmentación»; y por el otro, entre una educación individual y personalizada y una educación masiva. Aunque las dos divisiones no necesariamente se alinean la una con la otra, en la educación tradicional la fragmentación tiende a asociarse a una educación masiva. En este ámbito, la información es materializada, clasificada en disciplinas, y transmitida simultáneamente a grandes grupos de personas, con el objetivo de lograr una estabilidad conformista eficiente. El conocimiento viaja de afuera hacia adentro. Los elementos son distintivos, y se supone que su clasificación y orden son buenos e incambiables. El poder descansa en manos de alguien que no es el estudiante. La segunda alineación es distinta. En prácticas educativas más progresistas, el integralismo tiende a estar asociado a un estilo individual y personalizado de instrucción, en el que hay más cabida para una investigación interdisciplinaria, el estímulo al descubrimiento, y un énfasis en los procesos individuales. Mientras que no necesariamente se busca una sociedad flexible o un análisis crítico de nuestras conexiones con esta, por lo menos sí encontramos ese énfasis en la individuación.
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Y en la medida que incluye la posibilidad de una crítica permanente, existe un empoderamiento del individuo bajo la forma de una percepción estimulada y autoconsciente del mundo. Es esta noción de empoderamiento la que crea diferencias ideológicas entre las dos alineaciones. En cuanto se introduce el empoderamiento, las políticas que giran alrededor de la distribución del poder se convierten en una parte indisoluble del proceso educativo. Esto puede explicar por qué las figuras pedagógicas más paradigmáticas de Latinoamérica buscaron desarrollar no solo el proceso básico de alfabetización dentro del campo de la educación, sino también una autoconciencia y una conciencia social. Tanto el venezolano Simón Rodríguez (1769-1854) como el brasileño Paulo Freire (1921-1997) vieron a la educación como una forma de construir una comunidad social progresista y justa. En la década de 1820, Rodríguez declaró que la educación tenía que lidiar «primero con las cosas, y segundo con aquellos que son dueños de ellas».02 En los años sesenta, Freire escribió que «antes de aprender cómo leer palabras, uno debería aprender a leer el mundo».03 Ambos educadores subrayaron la importancia de decodificar la situación social antes de decodificar las disciplinas de la lectura y la escritura. No nos sorprende que esta forma de decodificación social sea más fácil de lograr por medio de los intercambios individuales que de los colectivos. La tutoría individual parece ser ideal. Cuando el maestro puede enfocar toda su energía y atención en una sola persona, puede calibrar y responder inmediatamente a las más mínimas señas de incomprensión. Bien aplicado, este sistema lleva el modelo socrático al nivel de una terapia psicológica extrema, haciendo que la educación se ajuste a la medida de cada individuo. Si el maestro es bueno, se alcanza la perfección. Visto en términos de eficiencia, sin embargo, la tutoría individual es la estrategia menos económica. No es coincidencia que tener un tutor personal sea un símbolo de riqueza para las clases altas, de modo que se vuelve paradójico esperar que este mecanismo tan elitista sea también el medio más apropiado para lograr una sociedad justa y sin clases. Por otro lado, la educación masiva sigue siendo seductora, tanto por su aparente eficiencia económica como por su atractivo populista. Un maestro puede formar a decenas de miles de individuos con la misma inversión de tiempo y energía que un tutor gasta en una sola persona. En cuanto al empoderamiento del individuo, sin embargo, la educación masiva tiende a diseminar la información y a adoctrinar más que a promover la investigación y la autoconciencia. En otras palabras, luchar por la eficiencia favorece una producción barata a expensas de una evaluación cualitativa. La calidad se evalúa a partir de un marco de referencia económico. De manera alarmante, esta distorsión se acepta como norma. Claro, hay tutores que informan y adoctrinan a sus estudiantes, así como hay maestros que educan a las masas y son capaces de despertar su conciencia y empoderarlas. En el primer caso, sin embargo, el tutor traiciona la misión de la enseñanza; en el segundo, los ideales solo son alcanzados superando obstáculos intrínsecos.
img 02 My mother’s pen
02 S. Rodríguez: Obras Completas. Ediciones del Congreso de la República. Caracas, 1988. 03 Más adelante, Freire reformularía la idea diciendo: «Leer una palabra y aprender a escribirla para luego leerla son consecuencias de aprender a escribir la realidad, de haber vivido la experiencia de sentir la realidad y modificarla». P. Freire y D. Macedo: Alfabetización: Lectura de la palabra y lectura de la realidad, p. 67. Paidós. Barcelona, 1989.
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Codificando el cómo y el porqué Hace sesenta y cinco años, cuando estaba aprendiendo a escribir, fui obligado a llenar páginas y páginas con la misma letra, repitiéndola una y otra y otra vez. Tuve que copiar letras sueltas antes de que se me permitiera escribir palabras. Se me dieron palabras antes de que pudiera expresar las ideas de otras personas, antes de que pudiera expresar mis propias ideas, antes quizás de que pudiera explorar lo que podrían ser mis propias ideas. Solo cuando fui adulto se me ocurrió que si sé cómo escribir con un lápiz, también sé dibujar con un lápiz.04 Para mi mamá, educada en la Alemania de la Primera Guerra Mundial, la situación era aun peor. Ella tuvo que usar una pluma diseñada especialmente, pero no para escribir, sino para aprender a escribir. La pluma parecía haber sido diseñada para la tortura. Las piezas ovaladas de latón filoso forzaban la colocación de los dedos en una sola posición. Si los dedos no adoptaban la posición requerida, se dañaban. Se podría especular que estas plumas fueron clave como preparación para el ethos nazi de obediencia. La educación artística siempre se ha enfrentado a una confusión entre arte y oficio: al enseñar cómo hacer las cosas, muchas veces se deja de lado la pregunta más importante sobre qué hacer con estas. La manera convencional de enseñar cómo escribir se concentra en la legibilidad y la ortografía, lo cual solo se refiere al cómo de la escritura sin considerar el qué. Como queda demostrado a partir de la práctica de enseñar a alguien a escribir concentrándose en un rasgo estético congelado como la caligrafía, este enfoque no logra identificar primero la necesidad de un mensaje que abriría una aproximación a la escritura relacionada con la estructura y la claridad de lo que está siendo escrito. De forma exagerada, la pluma sintetiza todo lo que he odiado de la educación: la fragmentación del conocimiento en compartimentos sellados al vacío, la confusión entre el cómo y el qué hacer, el desarrollo de la comunicación sin primero establecer la necesidad de esta. Fue como aprender a cocinar sin tener hambre, sin identificar lo que es el hambre. Después de todo, la educación tiene menos que ver con tener hambre y más que ver con despertar el apetito para crear la necesidad de consumo. De hecho, creo que así es como se enseña a cocinar. ¿Por qué uno no puede primero identificar la necesidad de comunicarse para luego poder encontrar una manera apropiada de comunicación? Los lenguajes en sí se generan de esta manera, y así es como evolucionan. Las palabras se crean para designar las cosas que hasta ese momento habían sido desconocidas o innombrables. Hoy en día, los errores ortográficos determinan la escritura del mañana. Muchos de estos errores son producto de una decodificación oral que se superpone a la codificación escrita. Claro, los errores deben ser reconocidos —pero también deberían ser objeto de una evaluación crítica—. Como término despectivo, el «error» refleja un «código-centrismo» típico de nuestra cultura. Después de todo, el analfabetismo solo es un problema en una cultura alfabetizada. En general, los códigos se crean por la necesidad de traducir un mensaje a signos y luego decodificarlos por la necesidad de descifrar el mensaje. En esta codificación y decodificación hay un proceso de retroalimentación en el que unas codificaciones «inapropiadas» o mal colocadas producen evocaciones que cambian o enriquecen el mensaje.
04 De hecho, John Gadsby Chapman ya había proclamado que «cualquiera que pueda aprender a escribir puede aprender a dibujar» en las primeras líneas de The American Drawing-Book, (J.S. Redfield. Nueva York, 1847), citado por A. D. Efland en History of Art Education (Teachers College Press. Nueva York, 1990).
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Encontrar el descubrimiento Cuando la razón para leer y escribir es principalmente la de recibir y dar órdenes, se entiende que la necesidad de aprender no debería ser identificada por la persona a ser alfabetizada, sino por la misma estructura de poder que produce dichas necesidades. Cuando la definición y la identificación son llevadas a cabo dentro de este restringido campo funcional, el conocimiento se vuelve predeterminado y cerrado, mientras que un campo más amplio estimularía el cuestionamiento y la creación. En esencia, uno no puede educar apropiadamente sin revelar la estructura de poder dentro de la cual sucede la educación. Sin una conciencia de esta estructura y de la manera en que se distribuye el poder, el adoctrinamiento necesariamente usurpa el lugar de la educación. Aunque esto es verdad para la educación en general, se vuelve más insidioso cuando se aplica a la enseñanza de la lectura y la escritura. En este caso, el adoctrinamiento no es necesariamente visible en el contenido, sino que se filtra fuertemente en el proceso de transmisión: si a uno se le enseña a repetir como perico, realmente no importa lo que se está repitiendo; solo permanecerá el acto automático, internalizado, deseado de la repetición. Si solo enseñamos a reconocer las cosas por sus formas sin referirnos a conceptos, no importará qué generan estas formas. Solo el reconocimiento del empaquetado permanecerá, y lo que es peor, la adquisición del conocimiento se terminará ahí. La verdadera educación de un artista consiste en prepararlo para investigar lo desconocido. En un ámbito educativo con énfasis en las artes, esto se da desde el principio. Pero como la educación institucional en otras áreas se organiza para transmitir solo la información conocida y para perpetuar hábitos convencionales, tenemos dos pedagogías en conflicto. Entonces, ¿dónde deberíamos situar la lucha contra el analfabetismo? ¿Debería la alfabetización considerarse una materia de entrenamiento o una herramienta para el descubrimiento? La pregunta puede ser demasiado esquemática. En el arte, el descubrimiento puro nos lleva a la simple afición, mientras que un entrenamiento puro nos lleva a un profesionalismo vacío; una buena preparación finalmente busca un equilibrio entre ambos. Esta cuestión no tiene que ver con qué actividad debería ser eliminada, sino más bien con cuál debería nutrir a la otra. Aquellos a favor de un entrenamiento muchas veces la defienden con la necesidad de proporcionar un buen andamiaje para el estudiante. No obstante, si uno finalmente espera que el descubrimiento sea el principal propósito de la vida de un estudiante, ya sea para su autorrealización o para el enriquecimiento colectivo, queda claro que el estudiante no solo debería aprender a construir andamios. Nos encontramos hoy en día en una era en la que la cantidad de conocimiento disponible excede por mucho nuestra capacidad para codificarlo. El desequilibrio es tal que debemos especular sobre si el concepto de una alfabetización restringida, basada en la representación de las cosas conocidas puede ser un anacronismo imperdonable. Es posible que hayamos llegado a un punto en el que necesitemos una educación que vaya más lejos: que primero concientice al sujeto de la necesidad personal de alfabetización y luego identifique los sistemas de codificación que ya están en uso, para que puedan ser usados como referencia; que comience a activar procesos de traducción como herramienta principal para ingresar nuevos códigos; que, desde el principio, fomente la habilidad para reordenar el conocimiento, para hacer conexiones inesperadas que presenten más que representen. En otras palabras, necesitamos una pedagogía que incluya la especulación, el análisis y la subversión de los convencionalismos, que se refiera a la alfabetización de la misma manera que cualquier buena educación en artes se refiere al arte. Esto implica poner la alfabetización en el contexto del arte. A su vez, al obligar al arte a enfocarse en estos asuntos, el propio imperio del arte se verá enriquecido.
Texto cortesía del autor. Publicado en e-flux Journal n.° 03, 2009. Este ensayo comenzó como un trabajo presentado en el Primer Encuentro Internacional sobre Educación, Arte y Analfabetismo Funcional, Río de Janeiro, 2008.
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#¿cómo escapar a la caja videovigilada? Cinco posibles vías de escape (para arquitectos presos)
01 M. Foucault: «Space, Knowledge, and Power».Entrevista a Michel Foucault realizada por Paul Rabinow y traducida por Christian Hubert. En The Foucault Reader, P. Rabinow, compilador. Pantheon Books. Nueva York, 1984. 02 Ibidem. 03 Ibidem. 04 Hace referencia a Des espaces autres, publicado por Foucault en 1967. 05 G. Didi-Huberman: Volver sensible / hacer sensible. Eterna Cadencia Editora.
«I do not think that there is anything that is functionally —by its very nature— absolutely liberating. Liberty is a practice. So there may, in fact, always be a certain number of projects whose aim is to modify some constraints, to loosen, or even to break them, but none of these projects can, simply by its nature, assure that people will have liberty automatically, that it will be established by the project itself. The liberty of men is never assured by the institutions and laws that are intended to guarantee them. This is why almost all of these laws and institutions are quite capable of being turned around. Not because they are ambiguous, but simply because “liberty” is what must be exercised. The guarantee of freedom is freedom. (…) If one were to find a place where liberty is effectively exercised, one would find that this is not owing to the order of objects, but, once again, owing to the practice of liberty». Michel Foucault, «Space, Knowledge and Power».01
Toda cárcel contemporánea tiende a una acumulación de cajas videovigiladas, así como toda nueva arquitectura tiende a una imagen. ¿Es acaso posible escapar a esto? Podríamos incluso decir más, siguiendo el razonamiento de Foucault en la misma entrevista que abre este texto, cuando nos habla sobre el Familistère de Guise diseñado por Jean-Baptiste Godin en 1859 y cuya arquitectura «was clearly intended for the freedom of people»02: «the panoptic qualities of Guise could perfectly well have allowed it to be used as a prison. Nothing could be simpler»03. Podríamos decir, entonces, que cualquier edificio de vivienda promedio construido hoy día, si se le aplica la correcta tecnología de seguridad y vigilancia, podría funcionar como prisión. La cárcel se ha desnudado (y lo mismo podríamos decir de una arquitectura cada vez más plana). Los avances de la técnica la han reducido a su estado más esencial y siniestro: un espacio de reclusión, alguien/algo que mira y un cuerpo vigilado. Y cuando este cuerpo funciona como mercancía y pasa a generar ganancias, ¡mejor aún! ¿Qué nos queda, entonces, a nosotros, soñadores arquitectos? Pareciera que Foucault y la historia de la técnica nos han desarmado. Por lo pronto, podremos aprender de estos «espacios otros»04. Las cárceles, como espacios heterotópicos —término que el filósofo utiliza para referirse a estos y otros lugares donde la «tradición de los oprimidos» puede reconocerse, reunirse, organizarse, enfrentar05— aparecen, al mismo tiempo, «como una gran “reserva de imaginación”, que a nosotros corresponde usar libremente»06. Es esta actitud, que podríamos catalogar de optimista, frente a los edificios históricamente más vinculados al drama humano, que busca ver para visibilizar lo siempre ocultado, lo que nos permitirá jugar contra el aparato, para poder cuestionarlo. Así, seremos capaces, «de jugar contra el programa de los aparatos en el interior del propio programa, o lo que es lo mismo, hacer arte: (término que engloba la ciencia, la política y la filosofía) producir nuevos elementos poco probables, más difíciles de ser capturados por los aparatos probables. Para así, oponer al juego
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Ciudad Autónoma de Buenos Aires, 2014. 06 Ibidem.
img 01 Peter Halley. “Prison and Apartment”. Tomada de peterhalley.com
07 V. Flusser: El universo de las imágenes técnicas. Caja Negra. Argentina, 2015. 08 J. Meuwissen «1980. Self-Portrait of a Society. Panopticon Prison Arnhem». En Journal for Architecture, n.º 94. OMA. The First Decade, pp. 14-19. nai010 publishers. Delft, 2015. 09 R. Koolhaas: «Revision - Study for the renovation of a Panoptic». En OMA, R. Koolhaas y B. Mau: S, M, L, XL, 2ª edición, pp. 235-253. Monacelli Press. Nueva York, 1998. 10 Op. cit.
ciego de información y desinformación un juego antagónico, un juego capaz de traer información nueva»07. Es en este sentido que a continuación presentamos una breve e intencionada selección de obras y proyectos arquitectónicos vinculados a lo carcelario, en los que se vislumbran cinco posibles formas de escapar a la caja videovigilada, cinco vías de escape para arquitectos presos (en la arquitectura).
1. Cortar el Ojo
img 02 Luis Buñuel, Un Chien Andalou, 1929. Tomada de Youtube.
img 03 Koepel Panopticon Prison. Tomada de website oma.eu
En 1979, la Office for Metropolitan Architecture (OMA) recibió la invitación para realizar un proyecto para la renovación de la prisión Koepel en Arhem, Holanda, uno de los pocos panópticos que se mantiene en pie. Su modernización preveía extender su funcionamiento otros 50 años, que se sumarían a los 100 que ya llevaba en servicio, con la incorporación de nociones contemporáneas de tratamiento penitenciario. Sin embargo, pareciera que más que la simple oportunidad de un encargo, hubiera surgido una posibilidad de buscar nuevos registros dentro del ámbito de la arquitectura y sus sistemas de pensamiento, a través del trabajo con uno de los diagramas programáticos más influyentes de la cultura disciplinante de los siglos XVIII y XIX: el panóptico. En esta dirección, Rem Koolhaas declara: «few parts of society render the self-portrait the prison system does»08. Al comienzo de la presentación del proyecto en la publicación S, M, L, XL de este autor, se muestran dos fotogramas del cortometraje surrealista Un perro andaluz de Luis Buñuel, en una clara muestra del marco conceptual dentro del que se moverá la operación arquitectónica propuesta: cortar el ojo. Lo que está cortando Buñuel, para el interés de Koolhaas, es el propio ojo omnipresente de Bentham, su modelo teórico del panoptismo, y la infinita literatura que este produciría. Todo sin siquiera mencionar a Foucault. El cambio de paradigma se evidencia con el nuevo uso del espacio bajo la cúpula que propone el proyecto; el puesto de control central —el ojo del panóptico— se convierte en la cantina de los guardias: los antiguos observadores ahora son los observados por prisioneros que ya no están exclusivamente en sus celdas, sino que circulan libremente por los anillos y pueden acceder a la planta baja. «Originalmente concebido como vacío, todo el interior está a menudo tan ocupado como la Galería de Milán».09 Koolhaas se apega a un modelo urbano de cárcel y, cual reflejo de nuestra sociedad, manifiesta el carácter público del edificio, proyectándolo como espacio de lo político, de lo cívico y de lo socializante. Afirma que «una arquitectura carcelaria “moderna” consistiría en una arqueología prospectiva, proyectando constantemente nuevas capas de “civilización” sobre viejos sistemas de supervisión. La suma de esas modificaciones reflejaría la evolución sin fin de los sistemas disciplinantes».10
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Finalmente, el corte del ojo tiene un correlato con el espacio euclidiano: dos calles-túneles semienterradas en forma de cruz borran definitivamente el «ojo», y generan, a su vez, espacios para ciertos programas que se colocan a sus lados. Entonces, la barbería, las salas de reuniones, los comercios, la librería, el cuarto de libre expresión, la cocina, la clínica de salud, el gimnasio, los talleres y la piscina, se localizan dentro y fuera del círculo, construyendo un suelo programado interior dentro del perímetro de la cárcel. «Como única manifestación de novedad dentro del Koepel, esta intersección ofrece a los residentes un camino de salida»11 dice Koolhaas.
11 Op. cit.
img 04 OMA. Koepel Panopticon Prison. Tomada de website oma.eu
img 05 Burger, Mario. The Vernon C. Bain Correctional Center. Tomada de medium.com
En su descripción del proyecto, OMA concluye: «what was surprising, finally, was the almost eager way in which an “architectural” solution was embraced by the authorities as resolving the dilemma of other disciplines. The discredited claim for architecture as being able to directly intervene in the formation of culture —and to achieve through its crystallisation, the resolution of hopelessly contradictory demands —freedom and discipline— was for once vindicated on the edge of dystopia».12
12 Ver memoria del proyecto en www. oma.eu/projects/1980/koepel-panopticon-prison 13 K. May, J. van den Hout, J.Reidel , A.Lee Coates, J.Franklin. Prisons, p. 14. CLOG. Nueva York, 2014.
2. Barcos, islas y cárceles flotantes La imagen de un transatlántico en la costa del Hunt Point de Nueva York parecería la de un barco más, de esos que los neoyorquinos están acostumbrados a ver en el East River. Cajas blancas y azules apiladas a modo de grandes containers configuran esta masa de siete niveles de altura por encima de la cota del mar. Sin embargo, si detenemos la mirada, advertimos que los containers no van a ningún lado, están inmóviles, y las mercancías que contienen no son objetos, sino personas encarceladas. Este es el centro correccional Vernon C. Bain Center (VCBC) conocido como «the boat». Es una cárcel-barco con 800 plazas utilizada para retener a los internos del Departamento Correccional de la ciudad de Nueva York, que fue construido en 1992 para aliviar la sobrepoblación de Rikers Island, una isla vecina con un complejo carcelario de 167 hectáreas, ubicada frente al VCBC, donde viven más de 11 000 reclusos. «Si bien el VCBC no navega en ningún lado, en lo que respecta a la Guardia Costera de los Estados Unidos, es definitivamente un barco, no un edificio».13 Es bastante claro que este modelo de cárcel y sus antecedentes históricos (los franceses e ingleses lo utilizaron del siglo XVI al XVIII) nos hablan de la relación frustrada y contradictoria que ha mantenido la arquitectura con los espacios de encarcelamiento, rechazando a la cárcel como tema edilicio, manteniendo su condición de negación, aislamiento y excepcionalidad fuera del ámbito normal del espacio habitado.
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img 06 Riker’s Island. Tomada de Google Images.
img 07 HMS Discovery at Deptford. Tomada de https://goo.gl/FbepLi
14 Op. cit. 15 Ver memoria del proyecto en https://dsrny.com/project/ does-the-punishment
El buque prisión, por lo tanto, expone perfectamente la tenue relación entre las prisiones y lo que más se valora en la arquitectura: el espacio. Si hace 200 años los edificios asumieron un rol que alguna vez se asignó a los barcos, la reanudación de esta función por el VCBC expone la triste falla de improvisar el propósito y la realidad arquitectónica del encarcelamiento. Al igual que los portacontenedores apilados a los que se parece el VCBC, la prisión moderna sigue siendo un espacio de almacenamiento y retiro.14 Sin embargo, no solo existen cárceles flotantes que encierran y reprimen a sus habitantes. Cruzando el océano, en Noruega, se encuentra la isla de la Bastøy Prison, que podríamos entender como el anti-Alcatraz escandinavo. Se trata una cárcel de mínima seguridad ubicada en una isla de 2,6 kilómetros cuadrados que alberga a 115 reclusos y 69 funcionarios, de los cuales solo 5 permanecen allí durante la noche. En Bastøy los reclusos se alojan en cottages de madera desde los que pueden circular libremente por la isla-prisión. Trabajan en la granja y durante su tiempo libre pueden practicar equitación, pesca, tenis y esquí. Así, las escenas cotidianas de esta prisión podrían encontrarse en otros sitios. La vida transcurre tranquilamente, como en cualquier pequeño pueblo de los países nórdicos. Pareciera que la isla, simplemente, se propusiese imitar a otras islas.
3. Ver, y no ver, a través
img 08 Bastøy Prison. Tomada de Youtube.
«While architecture’s role in reforming the prison system may be arguable, incarceration is undoubtedly a spatial issue».15 Así comienza la memoria del proyecto Does the punishment fit the crime? de la oficina Diller Scofidio + Renfro (DS+R), instalación pensada para la Fondazione Sandretto De Rebaudengo en Turín, Italia. Entre arte, videojuego y arquitectura, la obra invita a reflexionar sobre uno de los puntos más significativos del carácter espacial del encarcelamiento: las celdas.
img 09 DS+R Does the punishment fit the crime?. Tomada de dsrny.com
img 10 DS+R Does the punishment fit the crime?. Tomada de dsrny.com
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En este sentido, propone al visitante la manipulación de una pantalla táctil en la que se muestra una tabla de crímenes clasificados por gravedad. El castigo seleccionado se refleja a través de una matriz espacio-temporal: cuánto más grave sea el crimen, más punitivo será el espacio. Así, a medida que el espectador ajusta el espacio de reclusión, la pantalla muestra el diseño de la celda resultante proyectado en las paredes de la sala. Esta modificación de la posibilidad de ver, y no ver, a través en base a una calificación científica criminológica de los sujetos que habitan el espacio, por ejemplo, entre drug use, sexual deviance, insider trading, conspiracy, disturbing the peace, unlawful conduct, illegal immigration, etc., se torna una fresca burla irónica sobre décadas de teorías y prácticas arquitectónicas en relación con lo penal. Corrientes de pensamiento de las que reírnos no podemos, pero de las que aprender a mirar a través, es una obligación.
16 Forensic Architecture trabaja en Goldsmiths, Universidad de Londres, bajo la dirección de Eyal Weizman. 17 Ver descripción del proyecto www.forensic-architecture.org/project 18 F. Barenblit y C. Medina: Una estética libre de estética. Consulta realizada el 1 de mayo de 2018 en https://www. macba.cat/uploads/20170613/CatalegForensic.0.PDF, p. 19.
4. Architectural Evidences Desde 2010, trabaja en Londres un grupo interdisciplinar de arquitectos, artistas, científicos y periodistas englobados en la agencia de investigación Forensic Architecture16. Desde allí se proponen «undertake advanced architectural and media research on behalf of international prosecutors, human rights organizations and political and environmental justice groups»17. Y así, trabajan con la «production and presentation of «architectural evidence» —buildings and urban environments and their media representations. A través de sus múltiples proyectos, este grupo de lo que podríamos denominar «detectives» o incluso «justicieros» de la arquitectura utilizan, entonces, todas las herramientas que la disciplina nos brinda para tomar posición en temas urgentes de la agenda de la violencia en el mundo. Ejemplo de esto son sus investigaciones en casos como «The Grenfell Tower Fire, a media archive and spatial database of the 14 June 2017 fire», el mexicano «The Ayotzinapa Case, a Cartography of Violence», el caso de los «Drone Strikes, investigating covert operations through spatial media in Pakistan», el «Torture and Detention in Cameroon, the dark side of the U.S.-backed war against Boko Haram», o el proyecto que investiga sobre «Saydnaya, Inside a Syrian Torture Prison». En este último, el colectivo de investigadores aborda el caso de una de las cárceles secretas de tortura que funcionan desde el estallido de la guerra en Siria. «In April 2016, Amnesty International and Forensic Architecture travelled to Istanbul to meet five survivors from Saydnaya Prison, near Damascus». Junto a ellos y «using architectural and acoustic modeling, the researchers helped witnesses reconstruct the architecture of the prison and their experiences of detention. The former detainees described the cells and other areas of the prison, including stairwells, corridors, moving doors and windows, to an architect working with 3D modeling software». De este modo, al reconstruir lo oculto colectivamente y conseguir iluminarlo, se logra visibilizar lo que nadie ha podido ver, generando una inédita evidencia arquitectónica en defensa de los perseguidos. En sus trabajos, la arquitectura y el espacio se entienden como un ensamblaje de paisajes de datos de todo tipo en constante cambio para escenificar una problemática observada. De este modo, Forensic Architecture evidencia la posibilidad de que el proyecto arquitectónico opere como desvelador de procesos que a priori le serían ajenos, y al mismo tiempo, promueve la expansión de los límites disciplinares en los cuales habitualmente navega la práctica. «Esta práctica de la arquitectura forense se ofrece como un dispositivo eminentemente pragmático. Actúa como un antídoto contra la posverdad: reescribiendo un lugar para la evidencia y entendiendo que cualquier operación política debe activarse tanto a partir de la especulación ideológica como a través de la capacidad precisa que otorga el esclarecimiento de los hechos».18
img 11 Forensic Architecture, Bomb Cloud Atlas, 2016, SITUATION#82, SITUATIONS/Fact. Imagen Philipp Ottendörfer. Tomada de forensicarchitecture.org
img 12 Análisis de Forensic Architecture, 2015 Rafah, Palestina. Tomada de forensic-architecture.org
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5. Prisioneros en el cielo
img 13 Saydnaya: En el interior de una cárcel de torturas Siria. Tomada de forensic-architecture.org
Las cárceles son edificios que nadie quiere ver y aún menos tener de vecino. Como regla general, las prisiones contemporáneas son ubicadas en las afueras de la ciudad, como placebo de una «rehabilitación» en la soledad del campo, buscando resguardar la percepción de seguridad pública. Visualizar nuestro espejo puede a veces no ser lo más conveniente. ¿Pero qué sucede cuando las cárceles se mezclan con las ciudades? ¿Cuáles son las potencialidades de un programa habitualmente marginal en un marco urbano? En los años 70, los Centros Correccionales Metropolitanos (MCC) fueron las arquitecturas emblemáticas de un nuevo plan del sistema penitenciario y judicial en los Estados Unidos. En este marco, Chicago, Nueva York y San Diego construirían cárceles para prisioneros con sentencias cortas en las áreas deterioradas de sus centros urbanos, cerca de los juzgados federales, reduciendo así costos y tiempos de traslados. Adoptando un manto de invisibilidad para disfrazar la función del edificio, el MCC de Chicago se ubica dentro del Loop de la ciudad pionera en la tipología del rascacielos. La monumentalidad de esta torre como corporeidad del delito parece un esfuerzo por otorgarle peso cívico a lo siempre marginado. «En la ciudad de Mies —creador de la torre de cristal— el edificio proyectado por el arquitecto Weese se levanta desafiante como un ensayo en el que se abraza la opacidad donde otros celebran lo transparente».19
img 14 Rog, Enga. Metropolitan Correctional Center, Chicago. Tomada de Flickr.com
img 15 Metropolitan Correctional Center, Chicago. Tomada de Google Images
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La construcción apila verticalmente usos diversos, resultando en lo que podríamos denominar un mix use correccional. Un primer tramo de actividades en relación con el medio exterior es interrumpido por un piso técnico destinado a instalaciones mecánicas, para dar luego comienzo a un segundo tramo, donde se ubican las celdas. Finalmente, la torre se remata en el cielo con el patio para los reclusos. Un gesto liberador y contradictorio, ya que las cárceles, por definición, no pueden pensarse a sí mismas en términos de libertad. De este modo, los prisioneros son elevados al cielo, colocados donde probablemente nunca podrían estar, a la altura de cualquier rascacielos del centro. Así, este patio de los presos en el cielo de Chicago, que reivindica la igualdad y el derecho a la ciudad, parece emparentarse con la piscina del edificio del SESC 24 de Maio de Paulo Mendes da Rocha y MMBB en San Pablo, Brasil. En este otro caso, la genialidad de los autores ha logrado colocar un inesperado espacio de recreación y disfrute, accesible a todo el público visitante, en las alturas del centro paulista. Los que están abajo pueden ascender, pueden mirar la ciudad desde arriba para pertenecer, participar y, por fin, ser parte. Un hecho particular, y ciertamente increíble, es que Harry Weese, el mismo arquitecto que diseñó la MCC de Chicago, construyó, a unas pocas cuadras de la prisión y una década después, la torre del Swissotel Chicago. Este, con su tipología de torre con planta triangular y basamento prismático, es muy similar al ideado para alojar presos. Finalmente, con esta similitud irónica entre dos modelos de cárcel y hotel que la historia nos ofrece, queda tal vez demostrado lo que al comienzo de este texto nos decía Foucault.
img 16 Hecker, David. Metropolitan Correctional Center, Chicago. Tomada de Flickr.com
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19 K. May, J. van den Hout, J.Reidel , A.Lee Coates, J.Franklin. Prisons, p. 30. CLOG. Nueva York, 2014.
img 17 Penner, Andre. Visitantes nadan en la piscine de la azotea, del Sesc 24 de Maio. Tomada de apimagesblog.com
img 18 Swissotel Chicago. Tomada de Google Images.
_ Sin duda alguna, podrían aparecer en esta lista nuestras cárceles de Punta de Rieles o, por lo menos, una de ellas (aquella de la que el lector considere que más puede aprender). Las cárceles como autorretratos heterotópicos de las sociedades que las construyen interpelan, no solo a la propia sociedad, sino también al discurso establecido de la arquitectura misma, cuestionan las formas de entenderlas y producirlas, y alertan sobre los objetivos que estas persiguen. Pero no nos olvidemos: la arquitectura puede ser la celebración de la vida y debe serlo, también, en los lugares menos esperados. ;)
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