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APROXIMACIÓN A LA ESCALA URBANA: EL CASO DE PALMETE

2. Functional Urban Area según OCDE y Urban Atlas

La OCDE identifica “functional urban areas” mediante la metodología descrita en el libro “Redefining urban: A new way to measure metropolitan areas”. La OCDE publicará en 2012 un listado de áreas funcionales divididas en cuatro grupos según su tamaño:

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Small FUAs, población entre 50.000 y 100.000 hab.

Medium size FUAs, población entre 100.000 y 250.000 hab.

Metropolitan FUAs, población entre 100.000 y 1.5 mill. hab.

Large metropolitan FUAs, población > 1.5 mill. hab.

Las “Functional Urban Areas” son unidades económicas compuestas por una ciudad o centro urbano y una zona de influencia que está funcionalmente interconectada a la ciudad (commuting zone). Eurostat maneja un doble concepto de lo urbano, morfológico y funcional.

Se entiende por ciudad una unidad administrativa (en España por ejemplo podrían ser los municipios) donde al menos el 50% de su población reside en el centro urbano, entendiendo por centro urbano al grupo de celdas contiguas de cuadrícula de 1 km2 que tengan una densidad de al menos 1.500 habitantes por km2 y una población de al menos 50.000 habitantes.

La “commuting zone” se compone de unidades administrativas locales en donde al menos el 15% de los desplazamientos residencia-trabajo se hacen a la ciudad. Las “commuting zones” de las áreas funcionales se identifican por los desplazamientos residencia-trabajo. El listado de FUAs toma de referencia los datos obtenidos por los Institutos de Estadística Nacionales impulsados por Eurostat en 2011. Así, Sevilla es considerada una FUA Metropolitana, con una población de 1.490.000 habitantes.

No es muy preciso el procedimiento por el que los distintos territorios se incorporan al núcleo o foco inicial, donde el elemento principal es el movimiento pendular de los trabajadores. 3. El sistema metropolitano de Sevilla según “El sistema urbano en España” Josep Roca y Blanca Arellano

En este estudio se aplica una metodología desarrollada a partir del “Valor de Interacción” que permite delimitar el sistema urbano-metropolitano en su conjunto y los subsistemas articulados alrededor de los subcentros, mediante las relaciones funcionales que se establecen entre el mercado de trabajo y el de residencia.

Para obtener el valor de interacción se aplica una fórmula que utiliza los flujos residencia-trabajo entre municipios, la población ocupada residente y los lugares de trabajo totales. (Se aplican datos del Censo de 2001). Se agrupan las entidades locales que tengan el máximo valor de interacción con entidades de la misma agrupación y así se definen los protosistemas. A continuación se definen los sistemas urbanos, como aquellos protosistemas cuyo nivel de contención sea mínimo un 50%. Y por último, para definir las áreas metropolitanas se agregan los sistemas urbanos cuyo valor de interacción sea máximo, en este caso se ha escogido el valor de interacción de 1 por 1000.

La aplicación de este método contribuye también a definir una imagen alternativa basada en el grado de monocentrismo y policentrismo de los sistemas urbanos y territoriales que conforman el conjunto del territorio español, analizando la cantidad de protosistemas que hay dentro de cada área metropolitana.

Respecto al caso de Sevilla, se define como un área metropolitana conformada por 6 sistemas urbanos y por 9 protosistemas. Esto se traduce en 47 municipios, 1.382.892 habitantes y un territorio de 4.995,3 km2. Muchos municipios dependen de la ciudad central, no son capaces de retener población ocupada residente, lo que demuestra que hay un alto grado de monocentrismo.

* Se adjunta figura en página 8. 4. Sistema urbano de Sevilla según la tesis doctoral “Tamaño y densidad urbana” de Carlos Jiménez Romera

La hipótesis del trabajo parte de demostrar que el tamaño y la densidad de una ciudad no son variables independientes y propone un criterio funcional para definir el tamaño del área urbana y un criterio morfológico para definir la extensión y la distribución de las superficies ocupadas por la misma.

Para delimitar los núcleos urbanos españoles, superpone los datos del SIOSE (que se refieren a 2005) y los datos de AUDES (datos de Corine Land Cover 2006 y del censo del 2001).

Para realizar este estudio se calculan cuatro indicadores con el objetivo de que se complementen entre sí y obtener una aproximación de utilidad para comprender en qué medida el tamaño de las áreas urbanas influye en su forma y, específicamente, en su densidad: densidad bruta (hab/ha urbanizada), densidad neta (hab./ha residencial), distancia media al centro (km) y compacidad.

Con la densidad bruta se observa la cantidad de superficie que consume cada área urbana por habitante. Con la densidad neta, el espacio vital que normalmente perciben los habitantes de la ciudad. Al cruzar ambas variables se obtiene el grado de segregación funcional de cada área urbana.

El segundo par de indicadores, distancia y compacidad, hablan de la geometría y la ubicación relativa de las superficies urbanas, permitiendo recuperar la información contextual que se perdió al eliminar las superficies no urbanas del cálculo de la densidad. La distancia media, ofrece una aproximación a las distancias que deben recorrer los habitantes del área urbana en su vida cotidiana. La compacidad habla de la forma de crecimiento: las formas más compactas privilegian la proximidad y la ocupación de todo el espacio disponible, mientras que las formas menos compactas implican una menor importancia relativa de la distancia.

Como resultado se obtiene, en el caso de Sevilla, un área urbana de 1.335.740 habitantes que está conformada por 30 municipios y cuenta con una extensión de 3274,12 km2.

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