SEPTIEMBRE
Redes Sociales
Las dos caras de la moneda Por Carmen León Procel Fue en 1997, hace ya 23 años, cuando nacieron las redes sociales. Siendo Sixdegrees la primera de ellas, pasando por Friendsters, MySpace y Linked In. Convirtiéndose en los más populares, sitios como Facebook en 2004, YouTube en 2005, Twitter en 2006, WhatsApp en 2009, además de Instagram y Pinterest, hasta llegar a TikTok en 2016 y que actualmente es la que ha ganado una enorme preferencia por los usuarios alrededor del mundo. Poco a poco, el interés por estas plataformas fue creciendo, lo que obligó a los medios de comunicación tradicionales como la radio y la televisión a adaptarse y participar de las mismas. Hoy por hoy, artistas, cantantes, líderes de opinión, políticos y los llamados influencers (que se definen como personas que tienen cierta credibilidad sobre un tema) cuentan con redes sociales que les permiten estar más cerca de la gente. Además, los diferentes sectores comerciales también tuvieron que unirse a las redes y anunciar sus productos y servicios a través de estos medios. Familias que por la distancia tenían poco contacto, lograron acercarse con solo un par de clicks y el acceso a Internet. No cabe duda de que este tipo de sitios nos han permitido conocer, compartir, interactuar y por supuesto socializar, son numerosas las historias de parejas y familias que se conocieron o reencontraron en estos sitios.
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De igual manera podemos acceder a contenido divertido, interesante y entretenernos de forma inmediata y con la gran bondad que lo tenemos al alcance de la mano. Asimismo, durante este 2020, las videoconferencias a través de aplicaciones como Skype y Zoom se potencializaron enormemente a raíz del confinamiento que se vive en todo el mundo, permitiendo de esta forma, que las personas pudieran ver e inclusive algunos despedirse de sus familiares quienes tristemente se encuentran hospitalizados. Sin embargo, las redes sociales también tienen su lado malo, pues al ser sitios donde todos tienen la facultad de publicar lo que quiera, la desinformación y proliferación de contenido falso es enorme. Estudios recientes señalan que un gran porcentaje de personas en nuestro país se informan a través de Facebook y WhatsApp, olvidándose de los periódicos, la televisión, la radio o medios oficiales que si bien, pueden no ser imparciales, al menos investigan y utilizan fuentes oficiales y fidedignas. Recordemos que la información es poder, y desgraciadamente cuando es falsa o tendenciosa, se crea un choque social que fomenta el caos, el odio y la división. Y es que, de pronto todos se convirtieron en politólogos, críticos de cine, abogados, arquitectos, doctores, científicos y un sinfín de especialidades, que les facultó (según ellos) para emitir opiniones