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Los neurotransmisores involucrados en el amor
Al enamorarse, el organismo estalla produciendo un conjunto de sustancias químicas generando una explosión de sentimientos generando felicidad y sentimientos, a tal intensidad, que pueden parecerse al consumo de una droga.
Cuando conocemos a la persona deseada se dispara en el cuerpo un tipo de señal de alarma; el hipotálamo, a través del sistema nervioso, envía mensajes a las diferentes glándulas del cuerpo ordenando a las glándulas suprarrenales que aumenten inmediatamente la producción de adrenalina y noradrenalina (neurotransmisores que comunican entre sí a las células nerviosas).
Según los autores Francisco Muñoz de la Peña Castrillo, IES Carolina Coronado, Almendralejo, los efectos se hacen notar al instante:
· El corazón late más deprisa (130 pulsaciones por minuto).
· La presión arterial sistólica (lo que conocemos como máxima) sube.
· Se liberan grasas y azúcares para aumentar la capacidad muscular.
· Se generan más glóbulos rojos a fin de mejorar el transporte de oxígeno por la corriente sanguínea.
El neurotransmisor relacionado con la fase de atracción , la cual es la más pasional, es la dopamina , conocida comúnmente como la droga del amor y es el encargado de hacer sentir placer y euforia. Tiene un potente sistema de recompensa, mecanismo de nuestro cerebro que nos refuerza a repetir una conducta y por eso nos crea la necesidad de estar con la persona amada.
Posteriormente, la norepinefrina es la que genera un shot de adrenalina, lo que genera que el corazón lata más rápido, suba la presión arterial, que suden las palmas de las manos y nos ruboricemos. Cuando nos enamoramos parece que hemos perdido la razón. Así, las emociones desproporcionadas generadas de sentirnos muy nerviosos, alegres y efusivos pueden hasta quitar el hambre y el sueño. Al final, la norepinefrina no nos deja pensar con claridad y el mundo se concentra en una única persona, lo que se le conoce como enamoramiento.
Así la feniletilamina, aminoácido esencial que pertenece a la familia de las anfetaminas, ¡intensifica todo!! A nivel químico, su estructura también se encuentra en sistemas de anillo complejo como el de la Ergolina (LSD) o Morfinano (morfina)
Al combinarse con la dopamina y la norepinefrina hace que nos sintamos más motivados, felices y optimistas.
Hace apenas 13 años que se planteó el estudio del amor como un proceso bioquímico que se inicia en la corteza cerebral, pasa a las neuronas y de allí al sistema endocrino, dando lugar a respuestas fisiológicas intensas.
La teoría de la participación de la feniletilamina con el amor se inició con la propuesta por los médicos Donald
F. Klein y Michael Lebowitz, del Instituto Psiquiátrico de Nueva York, quienes sospecharon de su existencia mientras realizaban un estudio con pacientes con depresión psíquica causada por una desilusión amorosa. Se dieron cuenta que las personas atendidas en el estudio tenían una compulsiva tendencia a consumir grandes cantidades de chocolate, por sus características rico en feniletilamina, así su deducción fue que dicha adicción la utilizaban para automedicarse y así combatir el síndrome de abstinencia causado por la falta de esa sustancia. Según su hipótesis, el centro de placer del cerebro comienza a producir feniletilamina, la responsable de las sensaciones y modificaciones fisiológicas a gran escala y así se produce el enamoramiento.
Asimismo, cuando existen altas concentraciones de feniletilamina en el cerebro, se liberan también B-endorfinas, péptidos opioides que alimentan la secreción de neurotransmisores como la dopamina.
En la segunda fase de la química del amor se genera la conexión entre hormonas para afianzar así el vínculo entre la pareja, enfocados en el compromiso y la estabilidad.
Con el contacto físico, al tomarnos de la mano, abrazarnos o besarnos, se libera oxitocina , la cual ayuda a forjar lazos permanentes con nuestra pareja y sobre haciendo que nos sintamos más unidos con la otra persona.
Al final participa la serotonina como el neurotransmisor de la felicidad
Referencias bibliográficas:
* Coronado C., Muñoz de la Peña, F., La Química el amor (RC-51), El rincón de la Ciencia No. 19, (diciembre-2002).
* Freyman, R. (2011). Amor ¿futuro perfecto?, Ciencia Ergo Sum., 18 (2), 187-191. Universidad Autónoma del Estado de México Toluca, México.
* Saiz, M. (2015). La feniletilamina del amor. Independientes, Revista especializada en adicciones.
* Stahl, S.M. (2002). Psicofarmacología esencial. Bases neurocientíficas y aplicaciones clínicas. Barcelona: Ariel.