Igual que de un recuerdo semejante a su olvido. O. Orozco ¡Nos quieren quitar la dignidad! a mí, así como estoy, con esta ropa, me verán desnudo, pero la dignidad no me la van a quitar. Porque si nosotros agachamos el lomo ¡peor! peor va a ser compañeros. Ramón (...) la experiencia pasada ha de ser tomada por asalto. No se trata de convocar unas figuras domesticadas que acuden al silbo de su dueño, sino de tocar, siquiera en un punto, en un instante, aquello que ha sucedido (...) D. Samoilovich A los cerros tucumanos me llevaron los caminos y me trajeron de vuelta sentires que nunca se harán olvido. (Zamba del grillo) Pero también pareciera que, así como llega... con tanta fuerza, con tanta profundidad, hay momentos en la vida que medio que se esfuma. Son aspectos, son cuestiones ¡la mierda! profundamente humanas. Pero no, uno sigue, todos los días vive, todos los días hay vida. TODOS LOS DÍAS HAY VIDA. Humberto
Estoy desnudo en el medio del patio y tengo la sensación de que las cosas no me reconocen. Parece que detrás de mí nada hubiese concluído. F. Casas
[La imagen]Es la ceniza mezclada, más o menos cálida, de una multitud de hogueras. Pues en este sentido la imagen quema. Quema como lo real, a lo que por un instante se ha aproximado […] Quema con el deseo que la anima, con la intencionalidad que la estructura, con la enunciación, incluso con la urgencia que manifiesta (como cuando se dice ‘ardo de deseo’ o ‘ardo de impaciencia’). Quema con la destrucción, por el incendio que estuvo a punto de pulverizarla, ese del que escapó y del cual, por eso mismo, es capaz hoy de ofrecer aún el archivo y la posibilidad de imaginarlo. Quema con el brillo, es decir, la posibilidad visual abierta por su misma consumación: verdad preciosa pero pasajera, destinada a extinguirse (como la vela, que nos ilumina y al hacerlo se consume a sí misma). Quema con su movimiento intempestivo, incapaz como es de detenerse en el camino (como cuando se dice ‘quemar etapas’), capaz como es de bifurcarse siempre, de irse bruscamente a otra parte (como cuando se dice ‘arder de inquietud’). Quema con su audacia, cuando vuelve imposible todo retroceso, toda retirada (como cuando se dice ‘quemar los puentes’ o ‘quemar las naves’). Quema por el dolor del que ha surgido y que ella a su vez produce a quien se tome el tiempo de involucrarse. Finalmente, la imagen quema por la memoria, es decir, quema aunque no sea sino ceniza: es una manera de declarar su esencial vocación por la supervivencia, por el a pesar de todo. Didi-Huberman
Casa Coronel,fue el hogar de Marta Coronel y de su padre, Rolando, quienes fueron secuestrados en mayo de 1977; de Marta se supo que murió en el campo de concentración que funcionaba en la jefatura Central de Policía, de Rolando no se supo nada después de su secuestro. La casa fue ocupada por un represor, uno de los secuestradores de esta familia, y recuperada casi treinta años después por un proceso Judicial a partir del pedido de título legal de propiedad del represor. Desde el año 2010 está a cargo de la Secretaría de Derechos Humanos de la Provincia de Tucumán, abierta como espacio para la Memoria.
LAS RUINAS DE LA DISTANCIA Suenan voces distintas hay vibraciones de motores, de respiraciones. Hablamos de historias, de la memoria dominante, de monumentos, de imágenes, de armas, de lugares comunes, de silencios. Se lo puede decir de muchas formas, pero lo cierto es que aparece el miedo de nombrar, se hace presente una imposibilidad de elegir palabras para hablar de aquello que nos cuesta pensar que es nuestro, o que no tenemos necesidad de mostrar pertenencia, porque no lo elegimos. “Esto no me pasó a mí”/“Esto ya pasó”/“Esto me aburre”/“Prefiero otros problemas”/“Creo que tengo fiebre, necesito irme a mi casa a mirar mis redes sociales”/ “No quisiera que me vinculen con esta temática”/ “Es difícil comprender” La incomodidad de no saber si acercarse o alejarse. “Siento que me desborda”, pero no sé si es porque estoy adentro o porque estoy afuera “¿Ya quedó atrás o está encima mío?” “Pero, ¿vos cuándo naciste? Y ¿en tu casa qué decían?” “Mi mamá y sus siete hermanos les tenían miedo a los subversivos”. “¿Cómo se les dice ahora a los terroristas?¿revolucionarios?” Un chico de 26 se ríe de que una chica de 32 tiene fotos guardadas en CDs. Las de treinta les contamos a los de veintis que hace diez años no usábamos internet y parece que les estamos contando una película bizarra. Tenemos grupos para comunicarnos y allí cada uno tiene una selección distinta de emoticones, se evidencia que no todos nos emocionamos con las lecturas y audiovisuales que nos vamos mostrando, conformando un archivo de señalamientos; pero estamos aquí sin tener quizás nada más en común que el deseo de estar aquí, y sentir la incomodidad sin disimulo, e intentar -a pesar de todo- hacer algo. Un gesto, un principio, una pregunta. Aunque hablemos de hacer una exposición de arte, se trata de entender qué pasó aquí -en Tucumán- hace 50 años, 40 años, 30 años atrás. Estamos tratando de entender nuestro presente más allá de lo
cotidiano, de lo virtual, de lo que reconocemos como propio. El pasado no cambia, pero el presente sí lo hace, nuestras lecturas sobre el pasado cambian; tenemos la posibilidad -y la tareade reescribir nuestra historia, que desborda nuestras individualidades. Como escribe Martín Kohan “la memoria no lucha contra el olvido, sino que es una lucha entre diversas memorias en conflicto; y cada una de esas memorias entabla su propia relación dialéctica con el olvido (...)”. En la escuela, en la televisión, en los discursos hoy políticamente correctos se habla mucho del terror y el dolor cuando se trata de hablar de la Memoria; se construyen y sostienen demonios, las personas “del pasado” se transforman en monstruos, víctimas o indiferentes. Así. Hubo muchas victorias y no hay descanso en la defensa de la Memoria por la Verdad y la Justicia, pero en nuestra sociedad se sigue alimentando día a día que “es mejor no meterse, si le pasa al otro, es cosa del otro, no mía”. Aparecen también algunos gestos de solidaridad; algunos estallan, se hacen masivos, de repente estamos en la calle, y las marchas que antes veíamos desde lejos ahora las sostenemos nosotrxs. Sentimos que para hablar de Memoria, de las memorias que nos hacen entender al otro, otra; que nos hacen pensar en plural -para llevar en nuestros cuerpos y vidas la pelea por un mundo más justo- necesitamos también hablar de Dignidad, de Resistencia, de la posibilidad de Lucha(s), del conocimiento y defensa de Derechos, de la posibilidad de la Justicia Social. “A veces pienso que ganaron los milicos, y que todo lo que nos daba terror de que sea el futuro ahora es el presente”/“¿A los chicos les parece que estábamos locos por creer que íbamos a hacer la Revolución?” A partir de la propuesta de realizar una composición colectiva -un proyecto experimental- que proponga, exponga, poéticas que abordan relatos de historias individuales y colectivas, a partir de ecos, ruinas del pasado en nuestro presente; invitamos a un grupo de artistas e investigadoras a habitar transitoriamente la Casa Coronel y construímos en este proceso un fragmentario ensayo sobre distancias, preguntas y sentidos de la Memoria. Andrea Fernández Marzo de 2017
¿Qué usamos de lo que nos ofrece la historia y de lo que nos ofrece el presente para hablar de “esto”? ¿Las consignas políticas o los fragmentos más subjetivos? (...) ¿Realizamos un pequeño gesto -que es, quizás, todo lo que podemos aportar-? ¿O un gesto atrevido, agresivo, fuerte, visceral? ¿Utilizamos un tono suave, como de caricia? ¿O uno un poco más revolucionario, como un grito que desea desde lo más hondo que no vuelva a suceder? ¿Utilizamos imágenes abstractas o figurativas? ¿Poetizamos o nos expresamos en forma literal? ¿Qué hacemos? ¿Unas banderas, unos afiches, una poesía, una ronda de mates para hablar de esto? ¿Usamos photoshop? Rocío Valdivieso
Ya entendí este mundo/ya entendí de que se trata este mundo/ya entendí a la gente/ya entendí lo que quieren las personas/quieren lo mismo que yo [...] ya entendí de que se trata este mundo/ya entendí a la gente/ya entendí de que está hecha la vida/ una palabra bastó/una mirada tal vez/y creció la semilla/ hay una luz en las sombras/hay un corazón en llamas/un árbol en el desierto/una flor en el cemento. P. García
Todos los días, en todas partes, escuchamos el elogio del oportunismo y la identificación del realismo con el cinismo, el realismo que obliga al codazo y prohíbe el abrazo, el realismo del vale todo y del arreglate como puedas y si no podés: jodete. (...) Pero, ¿acaso no fueron reales, acaso no son reales, las mujeres y los hombres que han luchado y luchan por cambiar la realidad? los que han creído y creen que la realidad no exige obediencia? ¿No son reales todos los que están llegando, desde el fondo de la tierra y del tiempo, a dar testimonio de otra realidad posible? Y todas y todos los que con ellos creyeron y quisieron, ¿no fueron, no siguen siendo reales? ¿Fueron irreales los verdugos, irreales las víctimas, irreales los sacrificios de tanta gente en este país? En el desigual combate contra el miedo, en ese combate que cada uno libra cada día, ¿qué sería de nosotros sin la memoria de la dignidad? (...) Aquí estamos hoy, reunidos, porque hemos venido a decirles que valió la pena. Hemos venido a decirles que no se murieron por morir nomás. (...) Estamos celebrando la memoria viva de todas y de todos las mujeres y los hombres generosos que en este país enviaron su fuego hasta el final, los que nos siguen ayudando a no perder el rumbo, y a no aceptar lo inaceptable, y a no resignarnos nunca, y a nunca bajarnos del caballito lindo de la dignidad.
(Fragmentos de “Un susurro”, proyecto performático de Esteban Zelarayán)
ESTO ES UN JARDÍN Javier Juárez, en colaboración con Daniel Gálvez proponen la construcción colectiva de un jardín.
La Casa está abierta por las mañanas (de 9 a 12 hs), de lunes a viernes. Quienes deseen colaborar con este proyecto, estan invitadxs a donar plantas, pasar a regarlas, cuidar este jardín. Gracias: Pablo, Ludmila, Lilia, Gladys, Juan, Delia y Ernesto, Esteban, Patricia, Roxana, Daniel, César, María y a todas las personas que donaron plantitas. Todos los días hay vida.
GRACIAS A: -Claudio A. Pérez y Serrucho, por hacer posible el video de Sonia Ruiz. -Biblioteca Popular “Santa Lucía”, por compartir herramientas para dejar ver. -Secretaría de Estado de Derechos Humanos de Tucumán, por el acompañamiento y apoyo en este proyecto. -Coco Lazo, por abrirnos puertas a historias y a la Casa. -Gustavo Rivadeneira y Oli Martínez. -Dante Figueroa. -Fotocopiadora GOYA. -Pablo Semán, María Gallo y Gustavo Nieto, por los diálogos y señalamientos. -A Ramón y a Marta por compartirnos un fragmento de sus vidas; por compartir sus dolores, sus faltas y también su fuerza y dignidad.
(...)Elévense hasta el momento ausente y solidario del magma que será hasta su consolidación, un esplendor de vida. Pero acecha de promisoria avalancha tus manos. Pisa, en el aún, vacío con tus pies de crecimiento iluminante, la cerrazón que obtura el esplendor deseado del andar. Aldo Oliva