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Provocador y transgresor, el legado de Schiaparelli pisa con más fuerza que nunca sobre la pasarela.
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e d r e c a el ren iaparelli ías: Cortesía Elsa Sch dez Guido Fotograf Por María L. Hernán
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ace dos años, en 2012, una colección tributo marcó el inicio de la reapertura de la famosa casa de moda creada por la diseñadora de origen italiano Elsa Schiaparelli en los años treinta. Un año después Marco Zanini fue elegido como su director creativo y quien se encargaría del diseño tanto de la línea de Alta Costura como la de prêt-à-couture. Antes de llegar a los talleres de la Place Vendôme de París, Zanini, quien estudió Bellas Artes, trabajó con grandes nombres del diseño como Rochas, Halston y Donatella Versace. En enero de 2014 presentó su primera colección de Alta Costura (primavera/verano) y la segunda, para la temporada otoño/invierno 2014-2015, se mostró en París el pasado mes de julio.
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La mítica casa de moda, ubicada en la Place Vendôme en París, revivió de la mano del diseñador italo-sueco Marco Zanini, quien fue designado a finales de 2013 como su director creativo. INFASHION lo entrevistó en exclusiva.
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INFASHION: ¿En qué momento empezó a interesarse por la moda? Marco Zanini: No podría decirlo exactamente. Pero sí sé que desde que tengo memoria, siempre he estado fascinado por todo lo visual. Y, al crecer, entendí que por ello era que me gustaba la moda. Fue algo que sucedió naturalmente, pero cerca de los 15 años fue evidente para mí que quería ser diseñador.
¿Qué tan importante es el diseñador Lawrence Steele en su vida? Lawrence fue la primera persona que creyó en mí y puso su fe en mi talento. Me dio la oportunidad de trabajar en su estudio en 1995 y pasé los tres primeros años de mi carrera allí. Atesoro mucho este tiempo porque también marcó mi primera experiencia en el mundo laboral; fue mi entrenamiento, así que le debo mucho.
“La primera colección fue más experimental, mientras que la segunda fue la oportunidad perfecta para tomar las riendas del mensaje que queríamos transmitir".
También tuvo la oportunidad de trabajar con Donatella Versace, ¿qué aprendió de ella? Ella me enseñó a ser valiente con la forma de expresarme como individuo, pero sin dejar de fijarme en la importancia de la imagen global que
debe tener una marca. Fue una de las primeras diseñadoras de finales de los ochenta que empezaron a trabajar con los grandes nombres de la fotografía, como Richard Avedon e Irving Penn. Ella tiene un excelente ojo para la fotografía y es una gran editora que ha sabido continuar con el legado que dejó su hermano. Es uno de sus talentos. Yo empecé a trabajar para ella en 1999 e inmediatamente comprendí que ella veía no solo un vestido, sino toda la marca.
¿Cómo cree que su herencia sueca e italiana influyen en su estética? El ser tanto italiano como sueco me da una perspectiva más amplia y un ojo que probablemente es capaz de viajar más rápido.
¿Qué sintió cuando lo eligieron director creativo de Schiaparelli? ¡Fue grandioso! Me caí de la silla cuando recibí la llamada telefónica. Es un honor y una suerte estar acá.
¿Cuánta de su experiencia previa en Halston y Rochas ayudó a que ahora esté en Schiaparelli? Esta es una profesión en la que no se puede improvisar y que requie-
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re mucho entrenamiento. Cada paso que di fue un paso que eventualmente me trajo a donde estoy. Todos fueron cruciales, formativos y me ayudaron a adquirir el saber para hacer esto de manera profesional.
Estudió Bellas Artes en Milán y Elsa Schiaparelli era reconocida por su cercanía con el mundo de las artes… ¿Cómo piensa traer esos conocimientos a la maison?
Cuéntenos sobre su primera colección de Alta Costura para Schiaparelli, ¿en qué se inspiró?
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Se trató acerca de explorar el espíritu de Elsa Schiaparelli, pero en una colección relevante para la mujer contemporánea. Fue una convergencia entre ser inspirado por su personalidad ecléctica y mi visión sin compromisos sobre la forma en que
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Cualquier persona que realiza un trabajo creativo aportará a él su iconografía, visión e interés de manera consciente o inconsciente. Pongo toda mi pasión en todo lo que realizo, y esto incluye la música, el arte, la moda y la fotografía, porque nues-
tro trabajo es muy visual. Todo lo que hago está influenciado por lo que me gusta. En el caso específico de Schiaparelli, tendremos la oportunidad, en un futuro cercano, de experimentar con iniciativas, eventos o tributos que eventualmente involucrarán el mundo del arte contemporáneo.
"para ser honesto, tenía un poco de temor del gran legado de schiaparelli, que es tremendamente relevante".
la Alta Costura está hecha. Fue sobre la irreverencia de la belleza y la elegancia, pero a la vez sobre aprehender el vasto y rico lenguaje de la casa. Al mismo tiempo, sin embargo, intentando que todo trascendiera de una forma contemporánea para crear una sorpresa y expresar una actitud atemporal y no conformista.
¿Cómo lograrlo? Se rindió homenaje al alma de Schiaparelli por medio de estampados pintados a mano, motivos audaces, bordados elaborados, colores chocantes, contrastes entre neutros y pasteles, sastrería masculina, drapeados lánguidos y joyería exquisita. Cada elemento se trabajó de manera individual, o se mezclaban entre sí.
¿Cómo se diferenció esta de la segunda colección? La primera fue una suerte de abstracción, porque para ser honesto con ustedes, tenía un poco de temor del gran legado de Schiaparelli que, por lo demás, es tremendamente relevante. Fue casi sobrecogedor porque su presencia sigue estando muy
Schiaparelli, la musa de la vanguardia
Elsa Schiaparelli nació rodeada por una familia de intelectuales y aristócratas en el palacio Corsini, ubicado en Roma. Quería ser actriz y constantemente se rebelaba contra sus padres, de quienes huyó en 1913 para viajar a Londres y posteriormente a Nueva York. Durante el recorrido en barco a la Gran Manzana conoció a Gabrielle Picabia, esposa de Francis Picabia, un importante pintor dadaísta. Esta amistad significaría para Elsa entrar en un círculo de artistas e intelectuales vanguardistas como Man Ray y Marcel Duchamp. De vuelta a Europa, esta vez a París, conoció al diseñador Paul Poiret, quien la convirtió en su maniquí: era ella quien llevaba prestados sus vestidos para promocionarlos en los restaurantes y bares. Pero para Elsa, ser la imagen de la moda del momento no era suficiente y empezó a crear piezas tejidas, trajes de baño, pijamas con estampados y diseños que “engañaban al ojo”. A partir de 1929, además de los novedosos y divertidos diseños tomados prestados del surrealismo, introdujo algunas novedades: vestidos reversibles, enterizos con cremalleras visibles, culottes, trajes sastre que hoy conocemos como el power suit y, por supuesto, sus excéntricos sombreros. Su fama creció y fue la primera diseñadora en aparecer en la portada de la revista Time, en 1934; realizó una colección en colaboración con Salvador Dalí y entre sus clientas se encontraba la crema y nata del Hollywood dorado: Marlene Dietrich, Katherine Hepburn, Lauren Bacall, Vivien Leigh, Ginger Rogers y Mae West. Después de la Segunda Guerra Mundial, la diseñadora vio que las creaciones de Alta Costura no obedecería a las necesidades de una Europa en vías de reconstrucción. Por ello decidió cerrar su casa de modas en 1954 y se dedicó un par de años a escribir su autobiografía, Shocking Life. Murió en 1973.
Sin duda, haber estado rodeada de artistas e intelectuales vanguardistas, nutrió e inspiró su estilo.
La Segunda Guerra Mundial y la posguerra probaron ser años duros para Elsa, quien intentó mantener a flote su maison con licencias de diseño de accesorios, perfumes y vestuario.
viva acá, en el mismo edificio donde ella solía trabajar. Pero eso de alguna forma nos dio a todo el equipo la oportunidad de sentirnos cómodos estando en el atelier trabajando con los bordadores parisinos, los maestros de plumas, los artesanos de la joyería de Alta Costura… La primera fue entonces una colección experimental, mientras que la segunda fue la oportunidad perfecta para, entre todos, tomar las riendas del mensaje que queríamos transmitir.
¿Estuvo viendo los archivos? Sí y no. Sí porque releí todos sus libros. Leí por décima vez su autobiografía: Shocking Life. Pero no revisé los archivos porque desde mi adoles-
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parisina. Su personalidad fuerte se traslada en los kodachromes hollywoodenses con colores vibrantes, estampados irreverentes, bordados exquisitos, sastrería arquitectónica y un fluir glamuroso. La verticalidad de la silueta muestra una cintura de reloj de arena y una línea de hombros fuerte y renovada. Oscila entre una femme fatale y un hard chic, y cada pieza es memorable por su seductor savoir-faire.
¿Cuál cree que es el mayor reto como director creativo?
¿Nos puede describir un poco la historia detrás de su segunda colección?
En nuestro caso con Schiaparelli, traer un lenguaje que resultó ser muy efectivo y novedoso en el contexto de la década de los años treinta, pero que hoy no es para nada chocante, y convertirlo en algo atrayente, divertido y actual.
Después de 60 años durmiendo y de una primera temporada donde se despertó la personalidad ecléctica de Elsa Schiaparelli, esta segunda colección fue acerca de retomar la riqueza de su legado hoy. Esta temporada revelamos una colección arriesgada, no convencional y extravagante, siguiendo el verdadero espíritu sensacional de Elsa Schiaparelli. Se trató de alcanzar los confines de un exceso controlado al equilibrar la maestría de la artesanía de la Alta Costura y el chic absoluto. Muy segura de sí misma, la mujer Schiaparelli está orgullosa de su naturaleza valiente y su fantasía. Su presencia es la afirmación de su atracción
¿Qué es lo que más disfruta de estar involucrado con la Alta Costura? La Alta Costura, además de ser una realidad concreta al estar acá, representa el sueño romántico de lo que es la moda. La encuentro muy inspiradora, tiene un acercamiento humano muy especial. Las personas que trabajan en ella comparten un lazo para nada comparable con lo que une a los equipos que trabajan
Revive un fantasma Uno de los nombres “fantasma” de la Alta Costura, según la revista W, era el de Elsa Schiaparelli. También era uno de los pocos que faltaban por despertar —ya se había hecho con nombres como Halston y Vionnet—, hasta que lo hizo en 2012 a viva voz con el anuncio de una colección tributo diseñada por Christian Lacroix, que se hizo posible seis años antes cuando los archivos y sus derechos salieron a la luz para dar vía libre a la reapertura de la maison, liderada hoy por Marco Zanini, director creativo.
Cuéntenos un poco acerca de trabajar en este edificio, cuyo suelo también lo pisó Elsa Schiaparelli… Todos sentimos que este espacio es especial. Es muy emocionante para mí trabajar en estas habitaciones porque ella estuvo acá. Nosotros también hemos sido los primeros en darle de nuevo vida a la casa desde su cierre en 1954. Estar acá, en la misma dirección, nos valida de alguna manera y nos da aún más motivaciones para triunfar.
¿Cómo ve el futuro de la casa? Estamos todos combinando nuestro mayor esfuerzo y nuestra pasión para que esta casa sea importante de nuevo, y para que al mismo tiempo se convierta en un negocio sólido.
"Esta temporada revelamos una colección arriesgada y extravagante, siguiendo el espíritu sensacional de Elsa Schiaparelli". Numerosos joyeros y diseñadores han elegido a la Place Vendôme como su domicilio.
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en ready-to-wear. Todo es hecho a mano, crear una de estas colecciones requiere la más escrutadora atención a los más mínimos detalles. Pero aquellos involucrados en la colección están impulsados por una pasión increíble, una pasión que conmueve.
La mujer Schiaparelli que buscamos atraer a la casa de Alta Costura, en este histórico edificio en Place Vendôme, en París, es una mujer que quiere arriesgar un poco más y no quiere conformarse con un cliché determinado. Tiene, sin duda, mu-
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cencia, Schiaparelli me es familiar, tengo todos los archivos en mi cabeza. Compré su autobiografía durante un verano en Londres cuando tenía 15 años. Desde entonces, Elsa Schiaparelli ha estado habitando en mí, por decirlo de alguna manera.
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¿Cómo es una mujer que lleva un vestido o una joya de Schiaparelli?
cha personalidad y quiere expresarla sin importarle a qué nivel.
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Frida Gannini.
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por las MUJERES De la mano de Frida Giannini, su directora creativa, lanzaron Chime for Change, una plataforma que busca ayudar a mujeres alrededor del mundo. INFASHION habló en exclusiva con la diseñadora.
Madonna se subió al escenario para apoyar uno de los tres pilares de Chime for Change: educación, salud y justicia.
por: maría l. hernández guido Fotografía Frida: zumapress/EFE Fotografías Chime for Change: Cortesía Gucci
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urante su concierto en la ciudad de Medellín, los apoyos visuales de la cantante Beyoncé tenían como hilo conductor a niñas y mujeres de todo el mundo, ella incluida, que han superado las adversidades para alcanzar sus sueños. En uno de los videos, además, salía el nombre Chime for Change (resonar por el cambio), la organización y plataforma de Internet de la que ella es cofundadora junto con la actriz mexicana Salma Hayek y la directora creativa de Gucci, la italiana Frida Giannini. Las tres, por iniciativa de la diseñadora, le dieron vida a este proyecto,
Beyoncé quien cantó frente a 50.000 espectadores, es también fundadora de esta plataforma.
que busca unir la mayoría de voces y recursos posibles para el género femenino, que día a día está en la búsqueda de alternativas en pos de mejorar lo que ellas han bautizado como los tres pilares: educación, encabezado por Frida Giannini; salud, por Beyoncé; y justicia, por Salma Hayek. En su página web (www.chimeforchange.org), cada uno de estos tres pilares cuenta historias personales y grupales enviadas por la comunidad y seleccionadas por un comité de expertos en temas sociales y líderes humanitarios. También se pueden apreciar cortos dirigidos y curados por Hayek, que acompañan algunas de las historias que se pueden seleccionar y apoyar monetariamente. Aunque el lanzamiento oficial tuvo lugar en febrero de 2013 durante un almuerzo de TEDxWomen, en junio pasado se realizó el estreno oficial para todo el mundo y, por medio de un concierto en Inglaterra –con transmisión en directo a varios países–, el público tuvo la oportunidad de conocer la plataforma y las voces que se han ido uniendo a estas tres mujeres, como James Franco, Ryan Reynolds, Madonna y Rita Ora. Durante el evento se recaudaron 4,3 millones de dólares que se utilizaron para empezar a cambiar e impulsar el poder femenino.
Rita Ora. Esta organización forma parte de un movimiento global en el que empresas y personalidades del mundo de la moda se involucran cada vez más en proyectos de corte humanitario. Por ejemplo, el fotógrafo Mario Testino recientemente inauguró su fundación por las artes MATE en su Perú natal, Ralph Lauren cuenta con un centro para la prevención y el cuidado del cáncer, y Burberry tiene una fundación con su nombre que trabaja para que los jóvenes puedan cumplir sus metas. Sin embargo, y a diferencia de las demás organizaciones, lo novedoso de Chime for Change es que cualquiera puede participar, sin distinción de género o capacidad monetaria. INFASHION habló en exclusiva con Frida Giannini, una de sus cofundadoras, para conocer más al respecto.
INFASHION: ¿Cómo nació la idea de crear Chime for Change? FRIDA GIANNINI: En 2008 tuve la oportunidad de ser la anfitriona de un evento para recaudar fondos jun-
Jennifer López.
Blake Lively.
to con Madonna, al que asistieron líderes de opinión y otros personajes influyentes que nos ayudaron a reunir más de 5 millones de dólares para una obra benéfica. Lo que me llevé de esa experiencia fue la posibilidad de ver la habilidad que tenía Gucci para congregar personas y organizaciones, llamar la atención sobre una temática, recaudar dineros y así ayudar a cambiar la sociedad. El año pasado pensé en encontrar una fórmula para potenciar y amplificar una campaña en pos de empoderar a niñas y mujeres alrededor del mundo, quise crear un movimiento en el que se unieran muchas voces sin posibilidad de ser ignoradas. Hemos llegado a un momento muy significativo en la historia del género femenino, debemos dar un giro y retomar nuestro poder. Nos urge hacer este cambio.
¿Cómo logró involucrar a celebridades como Salma Hayek y Beyoncé? Salma Hayek y Beyoncé, las cofundadoras de Chime for Change, se unieron al proyecto porque ambas son conscientes de la necesidad de
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Florence + The Machine.
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James Franco y Jessica Chastain un cambio. Las dos son independientes y tienen una fuerte convicción acerca de cómo las mujeres pueden contribuir, pero saben que no siempre pueden hacerlo.
¿Por qué cree que es importante que las empresas de moda se involucren en temas humanitarios? Soy de las que piensan que debemos aprovechar nuestra posición y reconocimiento para marcar la diferencia. Para mí es un honor ser parte de una compañía como Gucci, que comparte esta creencia. Enfocarse en el mundo de las mujeres es parte del ADN de la casa y de James Franco, Kering, nuestra empresa imagen de Gucci, paterna: desde los emy el cantante John Legend estuvieron pleados hasta los gerenen el concierto que tes, en especial Henri Pise llevó a cabo en el estadio de rugby nault, director ejecutivo de Londres. de Kering y de su fundación corporativa.
¿Cómo ha sido esta experiencia para usted, que se considera tímida? Durante Sound for Change, el concierto que hicimos en Ingla-
Salma Hayek, Frida Giannini y Beyoncé.
terra, junto con Salma tuvimos la oportunidad de presentarle a nuestro público a la última cantante de la noche: la cofundadora Beyoncé. ¡Tuve que hablar frente a más de 50 mil personas que se encontraban en el estadio! No puedo negar que estaba nerviosa, pero sabía que era mi responsabilidad y superé mi miedo. Al final, fue una experiencia emocionante y conmovedora.
¿Viajar alrededor del mundo la ha hecho más consciente respecto a los temas sociales, educativos y de salud? Claro que sí. Tuve la oportunidad de visitar Malawi hace algún tiempo, y quedé impresionada y asombrada con la actitud positiva de las mujeres y niños que conocí; especialmente con sus caras sonrientes a pesar de estar en situaciones de desventaja. Fue una experiencia que nunca olvidaré porque me enseñó que puedo marcar la diferencia y me inspiró para ser un agente de cambio.
¿En cuáles países se enfoca? Chime for Change ha fundado más de 260 proyectos en 81 países, como Italia, Inglaterra y Estados Uni-
chime for change
¿Cómo funciona?
Para conocer los proyectos, estar enterado de noticias y participar por medio de donaciones, debe ingresar a la página web www.chimeforchange. org. Allí encontrará los tres pilares de la iniciativa. Al darle clic a alguno, verá los múltiples proyectos que existen para financiar y cuál es su porcentaje de financiamiento. Si uno es de su interés, puede leer en profundidad la historia (las hay desde grupales y comunitarias, hasta el deseo de cumplir sueños propios y personales). Tras leerla, si quiere ayudar, simplemente debe hacer clic en el botón ‘donate’ junto con una suma de dinero –pueden ser desde 5 hasta miles de dólares–. También puede apoyar el proyecto por medio de redes sociales como Twitter y Facebook, o unirse a alguno de los pilares para ser parte de una comunidad específica en la que puede tener su propio perfil, contar por qué apoya el pilar que escogió, recomendar proyectos y mostrar las donaciones que ha realizado, etc.
dos, solo por nombrar algunos. En Catapult, los donantes pueden escoger qué proyectos quieren apoyar y ver cómo los beneficios van cumpliendo las metas.
¿Gucci participa en otras causas? Gucci se comprometió con la causa de brindar acceso a la educación a comunidades en riesgo y sin posibilidades cuando empezó a dar apoyo a las escuelas de África, una iniciativa de UNICEF desde 2006. Creo que la educación es el esqueleto fundamental para la vida. Como nos gusta decir: “la educación es para siempre”; infortunadamente, las niñas tienen menor acceso a la educación en comparación con sus compañeros varones.
¿Por qué lanzar Chime for Change con un concierto? ¿Harán otros? Sound for Change Live logró reunir en un solo lugar a algunos de los artistas más talentosos y reconocidos activistas. Fue un concierto increíble que reunió fondos para apoyar 210 proyectos alrededor del mundo. Continuamente nos reunimos y fortalecemos nuestras voces, actualizando nuestra comunidad CHIME, mostrando el impacto que tiene su compromiso. Además, estamos planeando un evento de aniversario para junio.
¿Qué actividades emprende Chime for Change para recaudar fondos? Las personas se pueden unir para generar conciencia y donar fondos a través de nuestro socio Catapult, el
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primer sitio web de crowd-founding dedicado al progreso de mujeres y niñas. Catapult les permite convertirse en filántropos comprometidos de manera personalizada e individual al hacer donaciones a los tres pilares, o uno de ellos.
¿Cómo es una mujer empoderada? El mejor accesorio que puede tener una mujer es la confianza. Sin la confianza en uno mismo, no se puede ir a ningún lado, y me enorgullece ver mujeres empoderadas tomando varios caminos. Estas mujeres son fuertes, poderosas, sin importar si son madres o profesionales, o como sucede en muchos casos, ambas. Mi objetivo es diseñar ropa que haga sentir a las mujeres de esta manera.
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La fascinación de la sociedad por la moda ya no solo se enfoca en lo que muestran los diseñadores sobre las pasarelas. Hoy día todos quieren documentar lo que sucede tras bambalinas, la otra parte del show. por: maría lucía hernández guido Fotografías: Showbit Cortesías: SP pro, Colombiamoda 2013, MorocanOil, M.A.C.
1. Pat Cleveland y Jerry Hall, Nueva York, 1979. 2. La modelo Kate Moss, Milán, 1994. 3. Helena Christensen, Karl Lagerfeld y Anna Wintour, Milán, 1994.
de frente al
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imagenes tomadas del libro people de roxanne lowit, assouline, 2001
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s imposible recuperar el misterio de lo que pasa en el backstage de los desfiles”, dice por teléfono Valerie Steele, historiadora de moda y directora del museo del Fashion Institute of Technology de Nueva York; “es demasiado tarde ahora”, señala. La democratización de la moda, junto con la influencia global de Internet, han fomentado la obsesión por saber qué ocurre tanto dentro como fuera de las pasarelas. “A pesar de que quienes asisten a los desfiles son considerados unos infiltrados privilegiados, para ellos ya no es suficiente ver solamente lo que llevan las modelos y las propuestas del diseñador. Ahora quieren conocer aún más y buscan el backstage para tener, de primera mano, todos los detalles de lo que pasa allí, donde realmente está la magia”, comenta de nuevo Valerie. Esto se debe a que el público pide ver más, pues tiene más acceso a la información, lo que a su vez, como en un círculo vicioso, genera mayor curiosidad por conocer y estar informado de lo que ocurre. Esto, sumado a que en muchos casos los desfiles y sus backstages son concurridos por famosos, exacerba las ganas, por así
decirlo, de mirar quién asistió, si fue con alguien y qué ropa se puso.
De supermodelos y celebridades Documentar el backstage no es algo nuevo. Muchos fotógrafos empezaron a registrar lo que sucedía antes de empezar un desfile cuando se dio inicio al fenómeno de las supermodelos, en la década de los setenta. En esa época ellas dejaron de ser simples ganchos de ropa, mujeres desconocidas en una portada, y pasaron a tener su propia identidad y reconocimiento en las calles de las ciudades de la moda como Nueva York, Milán, París y Londres. La primera fotógrafa que tuvo el privilegio de pisar este terreno desconocido y de capturar las primeras imágenes de estas mujeres minutos antes de salir a la pasarela, fue la neoyorquina Roxanne Lowit. A ella no la invitaban marcas de maquillaje ni diseñadores: lograba entrar a hurtadillas haciéndose pasar por Jerry Hall, su amiga y exesposa de Mick Jagger. Durante casi dos décadas estuvo sola retratando la intimidad de modelos tan famosas como una actriz de Hollywood. Después llegaron más y hoy casi no hay espacio para todos
“La industria de la moda busca autenticidad y el backstage en ese sentido es importante porque da la sensación de reportería”. Stefano di Luigi
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los fotógrafos que cubren la tras escena; incluso algunos provenientes de reconocidas agencias internacionales como Alex Majoli de Magnum o Stefano di Luigi de VII Photo Agency cuentan con trabajo documental sobre el tema. “Comencé a hacer fotos del backstage en los noventa, era increíble. Conocí a excelentes fotógrafos como William Klein y Larry Fink en Milán y París. Era agotador, es cierto, pero éramos pocos y había un sentimiento de libertad. Tenías acceso a lo que quisieras, el límite era la pasarela. La gente se alegraba de verlo a uno caminando aquí y allá, y había mucha más curiosidad sobre las razones por las cuales un fotógrafo había escogido hacer backstage”, recuerda Stefano di Luigi. “Hoy, la tras escena está sobrepoblada y una pasarela es otra pasarela más. El sentimiento de libertad ha desaparecido y cada centímetro del lugar es regulado estrictamente
Los encargados del Back, además de estar pendientes de las vestuaristas y estilistas, deben asegurarse de que nada se extravíe. por entes de control. Ahora hay mucha más seguridad, igual a la que hay enfrente en las pasarelas. Todos los fotógrafos, blogueros, escritores quieren estar allí para obtener el verdadero mood de los shows de moda, pero, lo siento, ahora es muy falso”, concluye el italiano. Porque, como él lo menciona, actualmente todos los invitados al backstage de la moda no solo van para escabullirse cual fantasmas y ver los pormenores de cómo se materializa un mundo de fantasía, o a apreciar de cerca los textiles de las prendas de una nueva colección, o a hablar al oído con el diseñador sobre cuál fue su inspiración. Ahora, casi que durante cada uno de los contados minutos que dura un desfile, editores, compradores, blogueros,
celebridades y fotógrafos se reúnen en ese pequeño espacio en busca de algo notable, de una noticia, de una tendencia nueva, de una imagen que acapare la breve atención de los usuarios conectados a la red que siguen el minuto a minuto, buscando tener la misma experiencia de quienes están presentes. Así las cosas, a pesar de que el backstage ahora no solo limita su ingreso a los grandes editores de revis-
tas y compradores de boutiques, sino que abre sus puertas a cada vez a más reporteros y famosos, la seguridad de estos espacios sí se ha incrementado. Valerie Steele, por ejemplo, cuenta que ahora los diseñadores cuidan mucho el comportamiento de todo el staff para evitar que los paparazzi capten alguna imagen que los perjudique a ellos o a las modelos. Incluso, en Colombia, los encargados de la producción de los desfiles deben estar al tanto de que no se crucen ciertos límites. Ximena Espinosa, de 3cero2, encargada del back del diseñador Haider Ackermann durante Colombiamoda, le contó a INFASHION que su regla primordial es respetar la privacidad de las modelos. “Cuando empiezan a cambiarse, obligo a salir a todos los presentes”, dice. “También tengo que tener mil ojos, porque no solo debo estar pendiente de las vestuaristas, sino de las personas encargadas de maquillaje y peinado, de los que entran al backstage, y cerciorarme de que nada se extravíe, o peor, que se lo roben”.
Por otro lado, el backstage se ha transformado en una fuente misma de inspiración para diseñadores, productores de moda, estilistas y fashionistas alrededor del mundo. “Las personas están interesadas en ver cómo visten las modelos en su día a día”, dice Valerie, “así como quieren ver a sus actrices favoritas, a las blogueras que escriben tuits seguidos informando hasta del movimiento de un alfiler, o cómo estilizó su look la it girl del momento. Esto no pasa inadvertido para los diseñadores: ellos, más que nadie, están atentos a lo que sucede a su alrededor, realizando notas mentales que los inspiren para próximas colecciones. Y los fotógrafos no se quedan atrás, pues los que no van a retratar a famosos, son como cazadores a la espera de una “grieta”, como lo llama Di Luigi, algo que les llame la atención más allá de una cara o una manera de vestir. “Las modelos son solo un elemento de este gran espectáculo que es el backstage. No son los únicos actores.
“Durante la semana de la moda los medios pueden tener los pormenores de las nuevas tendencias en pelo”. Antonio Corral de Morrocanoil
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Para mí, todos aquellos que trabajan allí tienen igual importancia. Ellos son parte de este mundo fantástico donde estoy como un niño en una tienda de juguetes esperando ver alguna imperfección que atraiga mi atención”, afirma. Porque no todo es glamur, conversaciones y tragos de champaña. Ximena Espinosa, de 3cero2, cuenta que el proceso empieza, dependiendo del diseñador, de tres a seis meses antes del desfile. Durante este tiempo ella debe aprender sobre el ADN de la marca, los materiales de los vestidos, cuántas salidas se harán y cuántas modelos tendrá el desfile. En ocasiones debe complacer al diseñador en cosas tan mínimas cómo el tipo de gancho que requiere su ropa, o cuántas pinzas o qué tipo de planchas se necesitan para que cada look se vea impecable. También debe reunirse con el equipo creativo para organizar la producción general del desfile: desde el sentimiento que se busca generar en la pasarela con la iluminación y la música, hasta presionar a maquilladores y estilistas, vigilar que cada modelo esté vestida tal y como se le pidió, y exigir puntualidad para no atrasar el desfile. “Si el front falla, en gran medida es culpa del back”, cuenta.
Tatiana Olano es la directora de styling de SP PRO, firma encargada de la mayoría de las semanas de la moda del país.
Los maquilladores y estilistas deben interpretar la inspiración inicial del diseñador para su colección, para crear los conceptos de belleza. Creatividad y tecnología Los maquilladores, más conocidos en la industria como make-up artists, y los estilistas, también son un factor importante para un desfile de moda. Su presencia en el backstage es crucial para fortalecer o debilitar una presentación. “La tras escena es tan importante como la pasarela, allí está todo el equipo de personas que logran materializar la visión del diseñador. Todos trabajan juntos para crear una historia: desde una cola de caballo delgada, o mejillas iluminadas a la perfección, junto con un vestido drapeado, y manicura de manos y pies… A los diseñadores les lleva mucho crear una visión”, le contó a INFASHION Cynthia Rivas, Senior Artist de M.A.C, compañía que en la actualidad se encarga del 90 % del maquillaje de las pasarelas en las grandes capitales de la moda.
El proceso que sigue para realizar el maquillaje de las pasarelas no difiere mucho del de Nicolás Barreteaga, que forma parte del Pro Team de Dior, o de make-up artists colombianos como Álex Ospina, Víctor Abril o Tatiana Olano, de la firma Sp Pro, marca que está al frente de la mayoría de las semanas de moda del país. Para Cynthia, el desarrollo del maquillaje parte de una idea que representa la historia que el diseñador ha inventado para su colección y que se puede ver en mood boards de colores, imágenes y sentimientos. Con ellos, su equipo trabaja para alcanzar una propuesta acorde con la ropa y el peinado: “Un día antes del show nos reunimos para hacer una lluvia de ideas. A este día lo llamamos ‘día de prueba’ y es cuando generamos el look. Por lo general nos toma de 2 a 6 horas”. Para Nicolás Barreteaga, de Dior, ocurre igual, pero sus propues-
tas siempre deben ir ligadas al ADN de la casa francesa. Lo que sí es cierto es que para cada uno de ellos –y a pesar de que deben maquillar bajo la presión del tiempo–, la búsqueda de un concepto y la materialización de una idea los obliga a ser creativos y recursivos, claves para generar tendencias de belleza y productos con nuevas tecnologías para las compradoras. “Es un reto y me apasiona”, dice Álex Ospina; “se gana mucha energía creativa trabajando a la par con estilistas y por medio de la comunicación sabes que podrás lograr cualquier peinado, por más complicado que parezca”, cuenta Antonio Corral Calero, director artístico de Moroccanoil; mientras que Víctor Abril concluye que el backstage es “donde se desarrollan y plasman muchas de las tendencias que nos rigen actualmente. Yo diría que es un laboratorio de moda”.
“Alguna vez tuve que tener lista a una modelo en 10 minutos. La maquillé al mismo tiempo en que le secaban el pelo y le hacían un manicure”. Cynthia Rivas de M.A.C
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Muchos dúos de fotógrafos trabajan en moda, debido a la posibilidad que esta les da de contar una historia con contenido artístico, más alla de la ropa.
llos decidieron romper el estereotipo de un oficio que, se supone, se realiza en solitario, y formaron equipo. Inez + Vinoodh, Aorta, René & Radka, Nick&Chloé, Therese + Joel, Frank & Steff son solo algunos. Su trabajo, que nace de compartir ideas hasta llegar a una conciliación de estas (no siempre están de acuerdo y sus pensamientos a veces son opuestos), resulta en imágenes que cuentan una historia al espectador, más allá del estilismo. Su afán está en mostrar al espectador una situación o momento familiar y a la vez desconocido (un concepto del arte contemporáneo). Para lograrlo, estos dúos están al tanto de todos los detalles que corresponden al momento de hacer “clic” (maquillaje, ropa, peinado, escenografía, utilería), son cuidadosos en el tratamiento de la luz, su disposición en el espacio o su intensidad para crear una emoción, y se apoyan en la tecnología (herramientas como Photoshop) con el fin de enfatizar su
idea inicial, más que para mostrar caras y cuerpos perfectos. Sus fotografías han sido publicadas en revistas reconocidas mundialmente (Elle, Vogue, W, V, Times, etc.), publicaciones independientes (como Milk y Bullet), y son buscados por agencias de publicidad. Al mismo tiempo, todos ellos han expuesto su trabajo en galerías y museos.
Rompiendo el paradigma “Puede ser muy, muy solitario el trabajo en fotografía”. Marco Grizelj, una parte del dúo Aorta, Gotemburgo, Suecia, mayo de 2013 En 1994, Marco Grizelj (1972) y Kristian Krän (1973) empezaron a hablar casualmente en una cafetería de Gotemburgo, Suecia, mientras ambos llenaban los documentos para empezar sus estudios en la escuela de fotografía de esta ciudad. Unos meses después se reencontraron en una clase. Allí supieron que no solo compartían una materia, sino que tenían muchas afinidades en términos fotográficos e incluso
Daphne Guinness Aorta
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POR: MARÍA L. HERNÁNDEZ GUIDO Fotografías: Cortesía de LOS fotógrafos Fotografías de Louis Vuitton: Cortesía Margarita Calle Comunicaciones
en su gusto estético. Desde entonces trabajan juntos en Aorta, compañía que fundaron en 1996 y que para ellos representa, al igual que en términos científicos, una fuente de vida que nace en el corazón y que atraviesa el cuerpo entero. Ellos realizan trabajos editoriales y de publicidad, basados en Gotemburgo. Otras dos parejas de fotógrafos que se conocieron mientras estudiaban en la universidad son las de Inez van Lamsweerde (1963) y Vinoodh Matadin (1961), y Therese Öhrvall (1983) y Joel Jägerroos (1985). El primer equipo, tal vez el dúo más reconocido en el campo editorial de moda, además de ser el más solicitado por revistas y marcas como Miu Miu, H&M y Louis Vuitton, se conoció en Holanda en la Academia de Arte de Amsterdam, y desde hace dos décadas trabajan juntos. Inez + Vinoodh, como son más conocidos en la industria de la moda, rompieron con la estética de la fotografía editorial que primaba en la década de los noventa. En la serie For Your Pleasure de 1994, en lugar de mostrar modelos con el look “Heroin Chic”, ambos tomaron imágenes provenientes de bancos de fotografía que sirvieron de fondo para situaciones con un contenido sexual intrín-
Therese + Joel
Muchos fotógrafos se han hecho un nombre por sí mismos, como Annie Leibovitz o Mario Testino; otros, sin embargo, deciden trabajar en pareja: creen fielmente que dos cabezas piensan más que una.
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Therese + Joel
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seco. Con ello no solo se enfrentaron al estilo grunge que imperaba en las pasarelas y páginas de revistas, también crearon un tipo de fotografía que lograba generar cierta incomodidad al espectador por su cinismo, mientras llamaban la atención sobre cómo la imagen fotográfica es susceptible de reproducirse al infinito. La refrescante y novedosa manera de expresar una historia de moda convirtió a esta pareja en la más apetecida por editores y estilistas. Eran tantas las llamadas que recibían — aún les sucede—, que decidieron mudarse a Nueva York un año después de que ‘For Your Pleasure’ fuera publicada en la revista The Face.
Therese + Joel
Aorta
Hoy día han hecho las campañas de Louis Vuitton ‘Invitation Au Voyage’ y la serie de fotografías de Beyoncé para H&M. Por otra parte, Therese y Joel, ella sueca y él finlandés, se conocieron en Parsons, París. A ambos los trasladaron a Nueva York para que continuaran sus estudios en New School for Design. Allí, y tras asistirse mutuamente en trabajos fotográficos individuales y ver que coincidían, sus profesores los alentaron a formar equipo. Lo hicieron y en 2010 fundaron Therese + Joel, que un año más tarde fue seleccionado en la lista de las mejores 30 promesas fotográficas en la revista PDN (una de la más prestigiosas del tema en los Estados Unidos). Otros dúos, por el contrario, se conocieron azarosamente. El dublinés Nick West y la francesa Chloé Claverie empezaron a trabajar juntos apenas en 2005. Antes de hacer su primera campaña para Levi’s niños, él trabajaba como fotógrafo tomando retratos de celebridades como Keira Knightley y Will Smith, mientras ella trabajaba como directora de arte en París haciendo campañas para Givenchy. Los alemanes Frank Bayh y Steff Rosenberg–Ochs le contaron a INFASHION que se conocían desde los
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1. NICK&CHLOé. 2. Therese + Joel 3. NICK&CHLOé.
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noventa por un amigo en común, “y a pesar de haber hecho algunos proyectos juntos, estábamos convencidos de que ser fotógrafos era un show individual. Después de muchos años de interrupciones, cambiamos nuestra manera de pensar y unimos fuerzas para hacer colaboraciones fijas desde 2004. Aunque nuestro primer trabajo no estuvo relacionado directamente con la moda, nuestro trabajo individual se basaba en ella. Cuando vimos publicado nuestro
primer editorial, sentimos un impulso para seguir por ese camino”, comentaron. René Hallen y Radka Leitmeritz, por otro lado, se conocieron en París. Él, proveniente de Colonia, Alemania, y ella de Praga, República Checa, congeniaron tanto que no dudaron ni un minuto al decidir trabajar juntos, y al día de hoy han publicado su trabajo en Vogue Japón, W, Vanity Fair, Elle, Milk y New York Magazine, entre otras.
lecciones fotográficas
“Casi siempre tenemos una historia que queremos contar. Con las fotografías de niños, usualmente son imágenes de sueños que recordamos de nuestra infancia. Necesitamos un marco narrativo antes de emprender un trabajo, lo que significa que hacemos un storyboard. Nos gusta imaginar que podemos chismosear cierto momento en la vida de un personaje, ya sea real o de ficción, como cuando fotografiamos a Kanye West”. Nick West, de Nick&Chloé, Londres, Inglaterra, mayo de 2013. La manera en que el dúo Nick&Chloé se aproxima a sus trabajos editoriales no difiere de como trabajan los demás. Coinciden en que, aunque la inspiración se puede encontrar en cualquier parte, buscan ir más allá, no les basta con el hecho de mostrar la ropa o satisfacer a un cliente: ellos borran sin temor los límites entre la fotografía artística y la comercial. Referentes cinematográficos, personajes de la literatura o del teatro, obras de arte e incluso la letra de una canción se utilizan como punto de partida para contar una historia que muestra a personajes que imperativamente deben tener alma. Aorta, por ejemplo, se complace en imaginarse historias de mujeres solitarias; Therese + Joel referencian los extremos climáticos y de luz de sus lugares de origen; Inez + Vinoodh (particularmente Inez) se enfrentan cara a cara con el personaje en cuestión por la duración de la sesión para lograr sacar de él la comodidad de saber qué pose usar, con lo cual obtienen fotos inesperadas y de doble sentido. Describir una emoción o un sentimiento, mezclar la seriedad con el humor o simplemente producir imágenes fantasiosas son elementos que se observan en los dúos de René & Radka, y Frank & Steff.
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on el fin de repetir su experiencia en el pabellón de conocimiento durante esta edición de Colombiamoda, por medio de conversaciones y charlas, el inglés Edwin Phili, experto en mercadeo y branding enfocado en moda, estuvo de visita en nuestro país, donde compartió sus conocimientos. INFASHION tuvo la oportunidad de sentarse con él antes de su viaje para hablar sobre la democratización de la moda, la llegada de marcas masivas internacionales y cómo las marcas nacionales y los diseñadores pueden mantenerse competitivos frente a la gran oferta que ahora tiene el consumidor. “Innovar o morir” fue una de sus frases, y es uno de sus principales consejos. Pero no solo desde la parte POR: María l. hernández guido FOTOGRAFÍAS: CORTESÍA
Para Phili, la democratización de la moda es buena para el consumidor, que cuenta con mayor oferta de estilos y precios, y para los diseñadores y marcas, que saben hacia dónde dirigirse. Marcas como Zara y Tophop invierten millones de dolares al año en mercadeo para fortalecer su nombre ante los compradores. Además Tophop, como lo hace H & M, lanza sus propias colecciones.
Edwin Phili es el director del programa de Mercadeo y Promoción de la Moda en el London College of Fashion y, con motivo de Colombiamoda, visitó de nuevo el país para hablar sobre los retos de la industria. INFASHION habló en exclusiva con el británico.
innovar o morir
Edwin Phili
creativa y del diseño en sí; hay que ser innovador también al hablar de este negocio. Adicionalmente, repensar, reenfocarse, especializarse, encontrar un nicho y hacer lo que mejor se sabe hacer son las claves para la industria de la moda actual. Si esto se logra, entonces “múltiples sistemas de moda (retail, lujo, vintage, etc.) pueden coexistir confortablemente”.
INFASHION: ¿Conoce a algún diseñador colombiano?, ¿le gustaría conocer a alguno en especial? EDWIN PHILI: En las dos veces que he estado en Colombia no he tenido la oportunidad de conocer a ninguno personalmente, pero sí he comprado algunos artículos para mí y para mi familia. Lo que compré me pareció de buen diseño y calidad. Este año espero conocer a algunos, tanto los que ya tienen un nombre establecido como aquellos que recién están em-
pezando, ya que me interesa ver el talento nuevo y fresco.
Grandes grupos como Inditex y Forever 21 han llegado a nuestro país, dando un paso hacia la democratización de la moda, ¿qué piensa de esto? La democratización de la moda solo puede ser algo bueno. Por un lado, beneficia al consumidor, ya que le provee variadas opciones y la competencia resultante puede, en el mejor de los casos, forzar a las marcas nacionales a buscar precios más competitivos (otro atractivo para el consumidor). Por otro lado, el nivel de competencia que traen estas marcas resulta en que las locales pueden también elevar su apuesta. Otro factor de la democratización de la moda es que las marcas que llegan al país podrían estar buscando colaboraciones con firmas nacionales ya establecidas, lo cual favorece al mercado y a la industria en general.
En cierto sentido, estas marcas masivas sobrepasan al mercado local y lo dejan atrás, ¿qué pueden hacer los nacionales para competir? La llegada de marcas internacionales en ningún momento debe verse como algo negativo o como una amenaza. Sin embargo, así como los retailers nacionales quizá no tengan los medios para competir en cuanto a la disponibilidad de recursos, por ejemplo, sí poseen conocimientos de cómo se desempeña el mercado local y son expertos en él; mientras que las marcas de afuera tal vez no tengan esta sabiduría. Las firmas nacionales sí pueden reconstruir sus estrategias para sobresalir en su propia área y así mejorar la competencia. También pueden sacudir un poco las cosas y buscar enfocarse en nuevos segmentos, o cambiar sus productos o mercancía de acuerdo con la respuesta del consumidor.
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Algunos ejemplos que he visto en otros mercados emergentes indican que la mayoría de las marcas nacionales se sacuden sus “contras” y reenfocan sus operaciones, para su propio bien y el del consumidor. Los elementos clave entonces salen a la luz, y se mejoran y se hacen más eficientes el posicionamiento y la segmentación, mediante las comunicaciones.
metros. Los verdaderos consumidores de moda no son estúpidos, saben qué quieren comprar y por qué lo hacen. Además, tanto los diseñadores locales como las marcas de lujo y las compañías de retail pueden convivir en el mismo paisaje de la moda, porque no se trata de esto o aquello, sino de saber encontrar un equilibrio, de esta manera la estratificación de la moda se da naturalmente.
En cuanto a los diseñadores que no están involucrados con marcas, sino con su nombre, ¿cómo pueden competir con el mercado de lujo y retail?
¿Qué les diría a aquellos diseñadores que no quieren diversificarse porque temen perder su ‘estatus’?
Ellos deberían seguir enfocándose en comunicar su unicidad y sus valores, ya que los consumidores de moda compran siguiendo estos pará-
Los diseñadores deben ser astutos en su modelo de negocio, necesitan ser dinámicos. Aunque es bueno que mantengan sus raíces y valores, bien es cierto que la moder-
“Aunque muchas veces los medios publican a los diseñadores establecidos en lugar de los emergentes, al hacerlo están ignorando a quienes dictarán la moda en los años venideros”.
"Los diseñadores colombianos deben seguir enfocándose en comunicar su unicidad y sus valores". nización es clave. Deben moverse con el tiempo, incluso los más tradicionales a quienes yo llamo ‘marcas de herencia’, deben enfrentar los cambios. Y esto deben realizarlo de forma inteligente e innovadora, sin dañar el ADN. La escena de la moda en general está llena de ejemplos.
¿Las escuelas de moda y los medios especializados en la industria cómo pueden guiar a los nuevos diseñadores para que entren de manera exitosa en un mercado competitivo? Las escuelas de moda particularmente tienen un papel clave en promover el talento emergente. Existe la necesidad de tener una estrategia muy bien pensada para que estos talentos hagan la transición: desfiles o shows para los graduados, eventos patrocinados y encuentros especializados son una opción. Competencias con premios, son otra.
Los medios necesitan apoyar a los nuevos talentos, ya que ellos son el futuro. En muchas ocasiones los medios enfocan su atención en diseñadores establecidos para mejorar sus ventas y ser atractivos en los puntos de venta. Sin embargo, a la nueva generación de diseñadores hay que brindarles una plataforma porque si no, nos veremos en el riesgo de perder la próxima generación de “diseñadores establecidos”, incluso antes de que hayan llegado al mercado.
¿Las marcas masivas internacionales cómo influyen en el mercado de la moda nacional, cuando la cultura de esta industria en el país puede llegar a ser limitada y sectaria? La moda es dinámica; por más que existan detalles culturales e idiosincrasias, el lenguaje de la moda es universal. Cualquier diseñador y marca de moda que sea inteligente
sabrá explotar estos detalles para su ventaja. Flexibilidad y adaptabilidad son dos palabras que vienen a mi mente. Este diseñador o marca debe investigar, entender y adaptar sus productos para que funcionen en el mercado que busca conquistar. En este caso, entender un término como ‘sectario’ es clave, porque comprar productos propios de la cultura local es importante.
¿Cómo la academia y los estudiantes pueden estar al mismo nivel que las marcas masivas y de lujo reconocidas a nivel internacional? Hay que ir al mismo paso al que se mueve el resto del mundo. Hay que estar siempre actualizado. Vaya a foros internacionales para saber qué esta pasando fuera de la escena local. Sea relevante, un diseñador no puede darse el lujo de estar aislado, mientras el resto del mundo se está globalizando a un paso muy acelerado. Identifique y sepa qué puede ofrecerle al mercado global. Manténgase en la jugada y en la carrera. Únase a la comunidad internacional.
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el nuevo look del viejo
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como los trajes que elaboró para la versión de 1912 de La dama de las camelias —y así mismo, como actor—. Elsa Schiaparelli y Coco Chanel también probaron lo que era trabajar para los productores de Hollywood. La italiana tenía como tarea vestir a Mae West, y Zsa Zsa Gabor llevó sus diseños en la cinta autobiográfica del pintor Henri Toulouse Lautrec. Chanel, por el contrario, no simpatizó con Hollywood a pesar de haber sido invitada directamente por Samuel Goldwyn, uno de los productores de la MGM por aquel entonces (quien coincidencialmente empezó como empresario de la industria de la moda). La relación entre ambos fue chocante porque los requerimientos que le imponía la productora eran opuestos a la filosofía que promulgaba la francesa: “Hollywood es infantil, vulgar y de mal gusto”, señaló la diseñadora, que sin embargo siguió vistiendo a las actrices Greta Garbo y Marlene Dietrich, quienes se convirtieron en sus clientas asiduas.
stella mccartney
anto el cine como la moda son medios masivos de comunicación y expresión, “de la identidad y del carácter… que representan al mismo tiempo códigos de comportamiento, así como son capaces de alejar al espectador de lo mundano”, según comenta Christopher Breward, autor del libro Fashion (Oxford University Press, 2003). Pero también, como lo menciona en su libro, los dos se han servido mutuamente como oficina de mercadeo y publicidad. El hecho de que para la más reciente versión cinematográfica de El gran Gatsby casas de moda como Prada y Tiffany’s participaran, o que la marca de ropa francesa Façonnable hubiera vestido en su totalidad a la actriz Cate Blanchet, en la cinta de Woody Allen Blue Jasmine, confirman que, aún hoy, estas alianzas están más vivas que nunca. El francés Paul Poiret fue uno de los primeros en aprovechar el celuloide para promocionar sus diseños,
de 16 películas protagonizadas por estrellas como Vivien Leigh y Brigitte Bardot, quien llevó su firma en su debut cinematográfico: Y Dios creó a la mujer (1956). Pero, como toda relación, esta también cambia con el tiempo y se ajusta a los momentos históricosociales por los que atraviesa, sin perder de rumbo la mutua necesidad de reforzar o crear códigos de comportamiento y estereotipos universales. El cine y la moda, en todo caso, no solo indican sino también calcan modelos de comportamiento de situaciones y grupos sociales que se convertirán en futuros imaginarios. Un ejemplo de ello son películas como My Fair Lady, que a través del vestuario enfatizan cómo el personaje principal de Eliza Doolittle (interpretada por Audrey Hepburn) pasa de ser una muchacha simple y sin educación, a una dama ejemplar e intachable. Pero antes de 1964, fecha en que se estrenó esta cinta en los Estados Unidos, la relación cine-moda penduló entre la ostentación ensoñadora de directores y productores, bottega veneta
POR María Lucía Hernández guido FOTOGRAFÍAS: SHOWBIT, zumapress/efe
Christian Dior y su New Look se convirtió en uno de los favoritos de una nueva generación de actrices europeas y norteamericanas que exudaban glamur y sex appeal. Marlene Dietrich fue una de sus fanáticas, y además de ser vecina de su almacén era una de sus más fieles compradoras —asistió incluso al primer desfile que realizó—; Grace Kelly, Elizabeth Taylor e Ingrid Bergman usaban su ropa dentro y fuera de la pantalla, así como Marilyn Monroe, Brigitte Bardot, Rita Hayworth y Sophia Loren, quienes tenían siempre las puertas abiertas de su taller. La embajadora más famosa del estilo de Hubert de Givenchy fue Audrey Hepburn, quien solo se vestía con sus diseños; y Cristóbal Balenciaga diseñaba para algunas de las mujeres más chic de los tiempos dorados en Hollywood, como Ginger Rogers. Otro francés que ayudó a revivir el prestigio de su país como el centro de la moda fue Pierre Balmain, uno de los diseñadores más prolijos de la industria cinematográfica en su época dorada: durante casi dos décadas fue el encargado del vestuario
celine
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La moda y el cine siempre han caminado de la mano. Afamados diseñadores iniciaron su carrera vistiendo a mujeres del celuloide, mientras que sus protagonistas se convirtieron en íconos del estilo. Hoy, los diseñadores siguen escudriñando los archivos cinematográficos para inspirarse en sus encantos.
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2 cintas servían como medio de distracción del momento; sin embargo, directores y guionistas empezaban a mostrar cierto interés por contar historias más cercanas o contemporáneas al público, con especial protagonismo de las mujeres. Estas cintas se hicieron cada vez más populares y llevaron al estrellato a actrices como Bette Davis y Joan Crawford. Ellas, así como el público que las imitaba (la relación cine y moda es también de corte aspiracional), favorecieron la silueta de la década de 1940: cintura entallada, faldas de cadera angosta, debajo de la rodilla, y hombros cuadrados que se destacaban con hombreras, o abrigos con cuellos de piel. Las telas, por otra parte, eran pesadas y buscaban proteger, ofrecer abrigo y resguardo del desamparo económico. Este estilo, llevado por la también estrella Judy Garland, se vio en algunas pasarelas como la de Stella McCartney, Lanvin, Jitrois y Bottega Veneta. Con la desafortunada llegada de la Segunda Guerra Mundial los códigos de la moda y del cine cambiaron. Las restricciones en el uso de textiles
que no escatimaban en gastos con el fin de transportar al espectador a momentos utópicos, hasta la difícil realidad de la posguerra donde predominaban personajes vestidos con ropa más “aterrizada” a los tiempos, mientras hacía su aparición un naciente glamur en el New Look que adoptaron las actrices dentro y fuera de la pantalla. El periodo de entreguerras, además de los primeros años tras la Segunda Guerra Mundial, sirvió de inspiración para diseñadores y marcas como Prada, Lanvin, Bottega Veneta, Marc by Marc Jacobs, Louis Vuitton, Céline y Miu Miu, entre otros, para sus colecciones de otoño e invierno. Diseños que además de recordar siluetas vintage rememoran los tiempos más dorados de Hollywood.
De heroínas a glamurosas divas
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La fantasía que recreaba Hollywood —que hasta vestía a los extras con los materiales más lujosos—, la inocencia y las películas de época dejaron de ser las únicas en cartelera. Tras la depresión económica, estas
MUJERES DE ORO
Fueron muchas las actrices que durante la época dorada de Hollywood se convirtieron en íconos de la moda. Glamurosas de pies a cabeza, ellas representaban el ideal femenino que todas querían seguir. Otras, como en el caso de Marlene Dietrich y Katharine Hepburn, crearon un estilo propio y particular con el uso de los pantalones. Ambas, en una época donde estos no eran bien vistos en una mujer, los convirtieron en su prenda insigne, a tal punto que cuando a Katharine le escondían sus slacks durante los rodajes, ella decidía caminar por los estudios en ropa interior. Por otro lado, la alemana Dietrich desafiaba a la sociedad con sus looks andróginos, transformados en la actualidad en imaginarios de la cultura visual, particularmente con su esmoquin de la película Marruecos, de 1930. Ingrid Bergman (la madre de la también actriz Isabella Rosellini) se consagró como ícono de la moda de los cuarenta tras su papel de Ilsa Lund en Casablanca. A partir de aquel momento, su manera de vestir, con predominio de chaquetas, camisas de botones y faldas entubadas, causó admiración por su elegancia sin esfuerzos. Ocurrió igual con Joan Crawford cuando interpretó a la socialité protagonista de Letty Lynton (1932).
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5 4 1. Ingrid Bergman 2. Joan Crawford 3. Katharine Hepburn 4. Marlene Dietrich 5. Judy Garland
Durante esta temporada, MARCAS COMO PRADA, MIU MIU y LANVIN MIRARON HACIA LA EPOCA DORADA PARA RECREAR EN NUEVO LOOK. no se hicieron esperar y los espectadores de las salas cinematográficas veían a hermosas espías, femmes fatales, vestidas con lujosas pieles, o a una mujer moderna tomando una pausa de sus labores hogareñas para unirse a la fuerza trabajadora, donde los trajes sastres de dos piezas e incluso los pantalones estaban a la orden del día. En los primeros años de la posguerra todo cambió. Christian Dior presentó su primera colección en 1947 y con ella sacudiría el mundo al traer de vuelta el glamur, que había sido reemplazado por la austeridad. Su colección, titulada ‘Corola’, quería simular trajes que hicieran ver a
la mujer como una flor (para él, eran equivalentes): la línea del busto era amplia, y los hombros que antes eran cuadrados y altos los volvió redondos, así como la línea de la falda, que terminaba con una minúscula cintura —la cintura de avispa—. Este estilo, en un principio cuestionado por la cantidad de tela que requería para la elaboración de las faldas en tiempos de escasez y ahorro, caló en la industria de la moda y el cine. Actrices curvilíneas inundaron la pantalla y trajeron de vuelta la elegancia europea, al mismo tiempo que revivió el cine producido en Europa con el neorrealismo italiano. Mujeres amazónicas como la ita-
liana Sophia Loren o la norteamericana Ava Gardner se convirtieron en símbolos sexuales debido a esta moda que acentuaba sus curvas, reviviendo a su paso el arte de la seducción, como se pudo apreciar en las pasarelas actuales, donde diseñadores como Prada, Lanvin y Marc by Marc Jacobs revisitaron el afamado New Look.
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GRUNGE IS NOT DEAD Dr. Martens, plaid shirts, ripped wool sweaters, caps and baby doll dresses made their way into the fall collection runways, recreating one of the most influencing countercultural and youth movements of recent history, 20 years after its apogee. The year is 1993. Marc Jacobs works as the lead designer in Perry Ellis and shows a Spring-Summer collection inspired by the youth movement that some music critics had baptized as Grunge (it is believed that the term comes from the adjective grungy, which means dirty in English). The controversial collection puts an end to Jacob’s job, he receives criticism for daring to take the street aesthetic and raise it to the highest spheres of fashion. Just like Punk, Grunge was a musical answer to the discomfort of a group of youngsters who didn’t relate with Metal or Pop, saw their future with uncertainty and disagreed with the 80s mindset of pursuing physical perfection, money and luxury. However, and contrary to Punk, young people who got together in the garages of Seattle’s suburbs to compose and sing songs had no political agenda or social speeches: their songs did not pretend to point out or criticize “the establishment”, they simply transmitted their teenage anguish and nostalgia in words which were full of anger and innocence; they begged for a “let me be”. However – just as with Punk – Marc Jacobs’ 93 runway, Cameron Crowe’s 1992 movie Singles, which included a minor participation of some of the most famous personalities of Grunge music, such as Eddie Vedder (Pearl Jam’s front man) and the members of Alice in Chains, plus the worldwide popularity achieved by Nirvana’s Nevermind album, released in 1991, transformed Grunge into what it had always wanted to avoid: a mainstream product. ALTERNATIVE ROAD Since then and during the 90s, media constantly mentioned the words grunge and the X Generation. Allusive films such as Reality Bites or Before Midnight were in furor – in both starring Ethan Hawke – who became the sexy boy who was tormented by his feelings and by the thought of becoming an adult. Kurt Cobain had to deal with what he hated the most: fame, thanks to the increasing popularity of MTV. Teenage anguish was even portrayed in the TV series My So Called Life (starring Claire Danes and Jared Leto, from 30 Seconds to Mars). However, the beginnings of this movement can be traced back to 1988; at the end of that decade, a current against the existing mindset started growing in
response to capitalism and to social pressure among many teenagers who didn’t want to adapt to a life style that revolved around extravagance. Also, in the garages of their parents’ houses, some youngsters in Seattle came together in pursue of something new, considering that neither Glam, nor Hair Metal, nor Pop (with Michael Jackson and Madonna as its respective king and queen) were rhythms to which they identified. The independent label SubPop baptized these rhythms as Grunge, due to their characteristic sound, in which strident and torn guitars predominated, sometimes melodic but on occasions more Punk. They were accompanied by lyrics about disappointment, hopelessness, cynicism and anger. But unlike Punk, whose lyrics questioned and criticized society, most of these guys didn’t give an answer. Their songs, rather introspective, focused on possible dreams and an alternative life to what a country like America was selling (yes, during the 90s the word Alternative became fashionable). In this way, its response was a non response: it was choosing a parallel way by proclaiming itself independent from all established institutions; an austere path, a life in farms, dressing with clothes that came from flea markets located in social welfare warehouses or handed down from their grandparents. TIMES OF INNOCENCE The region’s freezing weather (United States’ northeast Pacific) provided the opportunity for teenagers to dress in huge leather jackets, anoraks with fur, synthetic leather coats, loose and ripped wool sweaters (which had previously belonged to someone else), pullovers, plaid shirts, jackets and knit caps. Wore in layers, these clothes were the most coveted and were used with military boots and the famous Dr. Martens. In their closets they gathered Birkenstocks (sandals), ripped jeans and pantyhose, t-shirts featuring punk and hippie idols, baby doll dresses and petticoats, following Courtney Love’s style, who was a singer and the wife of the deceased Cobain. This aesthetic, which oscillates between the delicacy of underwear materials and heat protection fabrics, as well as the strength of their footwear, were portrayed by designers in their fall-winter 2013/2014 proposals. Saint Laurent was, perhaps, the greatest exponent of the new grunge, along with designer Hedi Slimane, who – just as in the 60s with
the youth wave – granted power to young people living in United States during the 90s. Mesh stockings, sexy little dresses (and childish at the same time), oversized sweaters, plaid shirts and boots were the stars of the runway. Other manifestations were less literal. Blugirl showed the most romantic and innocent side of the rock groupies from the 90s. Zadig & Voltaire and Emilio Pucci reinterpreted the look for a more mature audience; some pieces by Ackermann and Givenchy added a little punk to their proposals, Rodarte and Vivienne Westwood simply interpreted some touches to specific pieces; and Phillip Lim and Castelbajac, on the other hand, took advantage of tartan and fabrics. What in fact became a common thread in the 2013 runway Grunge version was the desire to extend adolescence and youth in times of political, social and economic uncertainty, when there were not enough convincing reasons to feed the long line of frustrated or unemployed workers. The message, as romantic as the designers’ flower dresses, is assuming our paths with no rush, enjoying the emotion of a winter landscape. “TEENS’ FEELINGS, SUCH AS ANGUISH AND REBELLION MADE THEIR WAY INTO THE RUNWAY, ALONG WITH THEIR DREAM OF EXTENDED YOUTH”. THE ‘PREPPY FACE’ OF THE 90s However, not all young people embraced Grunge. During the 90s, the movie Clueless showed the generation’s poshest face. Cher, the movie’s main character, performed by Alicia Silverstone (who, after her participation in the movie became the sex symbol of Aerosmith’s videos), became the style icon for thousands of girls and pop youngsters. The movie’s girls were ‘Fashionistas’ in that time and dressed with miniskirts, crop tops, jackets, cardigans, high boots and stockings that were above the knees. They had sparkling accessories and their synthetic furs were in boom, along with cell phones, which were regarded as a status symbol at that time. Actually, right now, brands and designers such as Chanel and Betsey Johnson have taken notes from this cult movie, which even changed the teenagers’ way of speaking.
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el Grunge 3.1 phillip lim
no ha muerto
Camino alternativo Desde entonces y durante la década de los noventa, los medios
jean charles de castelbajac
Camisas leñadoras, vestidos babydoll, sacos oversized, jeans rotos y botines militares caminaron por la pasarela. emilio pucci
constantemente mencionaban la palabra grunge y a la generación X. Se exhibieron películas alusivas como Reality Bites o Before Sunrise, protagonizadas ambas por Ethan Hawke, quien se convirtió en el chico sexi pero atormentado por sus sentimientos y pensamientos hacia lo que significa convertirse en adulto; Kurt Cobain debió enfrentar lo que más odiaba: la fama, gracias a la popularidad creciente de MTV, e incluso la angustia juvenil se retrataba en la televisión con la serie My So Called Life (protagonizada por los jóvenes y aún desconocidos Claire Danes y Jared Leto, de 30 Seconds to Mars).
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poner y cantar canciones, no lo hacían con un discurso político o social en la cabeza: sus canciones no pretendían señalar o criticar “lo establecido”, ellos simplemente transmitían su angustia adolescente y nostalgia en letras llenas de rabia e inocencia. El pedido era un “déjame estar”. Sin embargo –tal y como sucedió con el punk–, junto con el desfile de Marc Jacobs en el 93 y la película Singles de 1992, dirigida por Cameron Crowe y con participaciones breves de algunas de las personalidades más célebres de este sonido, como Eddie Vedder (vocalista de Pearl Jam) y los integrantes de la banda Alice in Chains, además de la popularidad que obtuvo mundialmente Nirvana en 1991 con el álbum Nevermind, el grunge se transformó en lo que siempre quiso evitar: un producto mainstream.
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s 1993. Marc Jacobs trabaja como diseñador principal en Perry Ellis y presenta una colección para la primavera-verano inspirada en el movimiento juvenil que algunos críticos musicales habían bautizado como grunge (se cree que el término proviene del adjetivo grungy, que en inglés significa sucio). La polémica colección le costó el puesto a Jacobs, quien recibió críticas por atreverse a tomar la estética callejera para llevarla a las altas esferas de la moda. Y es que como el punk, el grunge fue una respuesta musical al malestar de un grupo de jóvenes que no se sentían identificados con el metal o el pop, veían su futuro con incertidumbre y estaban en desacuerdo con la mentalidad ochentera de trabajar y vivir en pos de la perfección física, el dinero y los lujos. Sin embargo, y contrario al punk, los chicos que se reunían en los garajes de los suburbios de Seattle a com-
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Dr. Martens, camisas a cuadros, sacos de lana rotos, gorras y vestidos babydoll caminaron por las pasarelas del otoño recreando, a veinte años de su apogeo, uno de los movimientos contraculturales y juveniles más influyentes de la historia reciente. saint laurent
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Fotografías: Showbit y Zumapress/EFE
Sin embargo, los inicios de este movimiento se pueden rastrear hasta 1988, cuando a finales de esta década una mentalidad contracorriente se fue gestando en respuesta al mundo capitalista y a la presión social que representaba en muchos jóvenes que no querían integrarse en un estilo de vida que giraba alrededor del derroche. También agrupados en Seattle, algunos jóvenes reunidos en los ga-
rajes de las casas de sus padres se reunían en pos de un sonido nuevo, ya que ni el glam, ni el hair metal, ni el pop (de la mano de su rey y reina, Michael Jackson y Madonna respectivamente) eran ritmos con los que se sentían identificados. La disquera independiente SubPop los bautizó grunge por su sonido característico en el que predominaban las guitarras estridentes y rasgadas, a veces melódicas pero en ocasiones más
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El helado clima de la región (el pacífico noroeste de los Estados Unidos) fue también un detonante para que en el incipiente clóset de estos adolescentes primaran grandes chaquetas de cuero, parkas con peluche, abrigos de piel sintética, sacos de lana un poco grandes y rotos por pertenecer inicialmente a otros, pulóveres, camisas a cuadros, cazadoras y gorras tejidas. Puestas
haider ackermann
saint laurent
Veinte años después, el grunge fue revisitado, y Hedi Slimane de Saint Laurent fue el más representativo.
chanel
Alicia Silverstone en Clueless.
za representada en los zapatos, fue aprehendida por los diseñadores para sus propuestas de otoño e invierno 2013/2014. Saint Laurent fue, tal vez, el mayor exponente del new grunge de la mano del diseñador Hedi Slimane, quien –como sucedió en los sesenta con el youth wave– les otorgó poder a los jóvenes que vivieron durante los noventa en los Estados Unidos. Medias de malla pescadora, vestiditos sexis a la vez que infantiles, sacos oversized, franelas a cuadros y botines desfilaron en la pasarela. Otras manifestaciones fueron menos literales: Blugirl mostró el lado más romántico e inocente de las groupies roqueras de los noventa; Zadig & Voltaire y Emilio Pucci reinterpretaron el look para un público más maduro; algunas piezas de Ackermann y Givenchy añadieron un poco
No todos los jóvenes, sin embargo, comulgaron con el grunge. Durante la década de los noventa, la película Clueless mostró la cara más “fresa” de la generación. Cher, su protagonista, interpretada por Alicia Silverstone (que tras su interpretación se convirtió en el sex symbol de los videos de la agrupación Aerosmith), fue el ícono de estilo de miles de niñas y jóvenes pop. Ellas, las más fashionistas de la época, se vestían con minifaldas, crop tops, chaquetas, cárdigans, botas de caña alta o, en su defecto, medias veladas hasta la rodilla. Sus accesorios eran brillantes y el peluche se volvió protagonista, además del teléfono celular, que era el objeto de mayor estatus de la época. Para esta temporada, de hecho, marcas y diseñadores como Chanel y Betsey Johnson voltearon su mirada a esta película de culto, que incluso cambió la forma en que los adolescentes play hablaban.
en la pasarela fueron expuestos algunos sentimientos como la angustia y la rebeldia adolescente, y la ensoñación por prolongar la juventud de punk a sus propuestas; Rodarte y Vivienne Westwood simplemente implementaron algunos guiños en piezas específicas; y Phillip Lim y Castelbajac, por otro lado, sacaron provecho del tartán y los tejidos. Lo que sí actúo como un hilo conductor en las pasarelas grunge versión 2013 fue el sentimiento de querer prolongar la adolescencia y la juventud en tiempos de incertidumbres políticas, sociales y económicas, donde no existen razones lo suficientemente convincentes para alimentar la larga fila de trabajadores frustrados o desempleados. El mensaje, tan romántico como los vestidos florales que mostraron los diseñadores, es el de tomarse el camino sin prisa y disfrutar de lo profundo que puede llegar a ser un paisaje en invierno.
blugirl
Tiempos de inocencia
betsey johnson
unas sobre otras eran las prendas más apetecidas, y se acompañaban con botas militares, “machitas”, y las afamadas Dr. Martens. En su ropero también se incluían las birkenstocks (sandalias), jeans rotos, medias veladas rasgadas, camisetas de ídolos punk y hippies, vestidos tipo babydoll y enaguas, siguiendo el estilo de Courtney Love, cantante y esposa del fallecido Cobain. Esta estética, que oscila entre la delicadeza de los materiales de la ropa interior y la protección del calor de los tejidos, sumada a la fuer-
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gas, en almacenes de asistencia social o heredada de los abuelos.
rodarte
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punk, que acompañaban letras sobre la desilusión llenas de desesperanza, cinismo y rabia. Pero a diferencia del punk, que en sus letras cuestionaba y criticaba a la sociedad, la mayoría de estos chicos respondieron sin respuesta. Sus canciones, más bien introspectivas, se enfocaban en los sueños posibles y en una vida alternativa a la que un país como Estados Unidos les vendía (sí, durante los noventa, la palabra alternativo se puso en boga). De este modo, su respuesta era una no respuesta: era la acción de tomar un camino paralelo al proclamarse independiente de las instituciones establecidas, un camino austero, una vida en granjas, vistiendo ropa conseguida en mercados de las pul-
THE WORLD IN A PURSE Ana Maria Holguin, Colombian, who currently works in Paris alongside Nina Ricci, is now in the ‘major leagues’ of accessories’ creations, having designed for Kenzo and Vuitton. INFASHION sat with her while she visited Bogota. Recently and while she sets her personal project in motion, Ana Maria Holguin, born in Bogota, accepted a new challenge: working as an accessories designer for the house of Nina Ricci. The idea is to create purses and shoes that carry this French house’s DNA, according to what she told INFASHION during her brief stay in the country as guest speaker in the International Footwear and Leather Show (IFLS). Her favorite material to work with is leather; during a patternmaking course in London, Ana Maria discovered the versatility of this material, which allows creating different tensions and textures. She confesses, in addition, that having her own brand will enable her to combine her and her boyfriend’s experience (Andy, who she met while working at Kenzo), with the slogan of creating luxury objects with artisanal inspirations of our country, by focusing on techniques or materials and taking them to a very high level in terms of the care placed on the details of her confections. The idea is not far off from reality, considering that the IFLS invited her to present a collection of her own in 2014: “We cannot perceive crafts as something of less importance; we have to value them in order to raise them to a level in which they can be appreciated as luxury objects. I learned this in Louis Vuitton when we created purses out of egg shell, or looking at a purse from the 2013 summer collection, which was made of glass – la Minaudière –”, says Ana Maria who has lived in Paris, as well as in London, Barcelona and Italy. INFASHION: Where was your interest in design born? Ana Maria Holguin: It all started because of my mother, Diana de Holguin; she worked as a fashion designer when my brothers and I were kids, so I grew up surrounded by fabric scraps and spending the afternoons at her workshop, after school. What drove you to the universe of accessories? Accessories are objects in themselves, they provide other possibilities, and their relationship with the individual and the body is totally different from their relationship with clothes. I always listened to the women who were in my mother’s workshop as they said: “You see? I look fat over here”, and they had lots of inferiority complexes because they thought they were
short or fat… However, this never happens with a purse, and women adore them. Ana Maria does not rule out having her own accessories line. How do you combine textile design with the job of accessories? When I began studying textile design in Universidad de Los Andes, I observed the million possibilities available to create the surfaces of a purse. I think this is limited in clothing because of the deep care that must be taken when creating the lines. After finishing your career in Los Andes you travelled to Europe in order to continue studying; How was that experience? Initially I wanted to go to London to take part in a patter making course, but my parents told me that graduate studies would be better. I followed their advice: I went to Italy and enrolled in a master’s degree in Fashion Marketing in the European Institute of Design. What I valued the most was the experience of living abroad, it was an awakening and it made me realize I could do anything that I wanted. However, after the graduate studies you finally travelled to London in order to do the pattern making course… Yes, I made my decision while I was there visiting a friend. I had finished my graduate studies and the plan was to return to Bogota. When I mentioned this to my friend, she convinced me to go to the university and ask about the course, and, even though the registration process took a month, after I told them I was staying in London for just one week they interviewed me and I got in. The course was taught by a professional in pattern making, who taught us all construction types. While you did the course you participated in a contest to win an internship at Kenzo… I needed to show a collection of five women purses. I structured it around the theme of snails; an analogy of how the snail carries its shell and the woman carries her purse, taking her entire world in it. When my teacher called me to tell me I had won, I cried of excitement. The prize was to go to Paris and work in Kenzo for two months. They liked my work so much that they extended my stay for a whole year and Andy,
my current boyfriend, was my boss at Kenzo at that moment – nine years ago –. You also worked at Reebok and were one of the first designers to open the brand to accessories. How would you define this transition from luxury to sports? This change was dramatic because of the prices and the massiveness of the objects we made, it could not be compared. For example, the manufacturing price of a purse was 5 to 10 dollars, but the production was huge, it had a line of 160,000 units. And regarding the use of materials, was it different as well? They provided a collection plan for us, which is a list of the products we had to design. I designed an extra line of jogging bags. All of the jogging bags that existed up until that moment were for men, and I ran at the beach in Barcelona but I didn’t have anything to put my stuff in, so I designed a jogging bag for women; I had to think about the fabrics, they needed to be lightweight, breathable, comfortable for jogging and that they stood at their place. It was an interesting and transitional moment because Reebok increased their attention towards accessories. A year and a half ago you collaborated with Louis Vuitton, how did you end up working in the French fashion house? I decided to return to Paris, where I took a specific and very practical accessories course, in which the projects were developed with firms. I had the opportunity to design glasses with Christian Dior and bags with Sonia Rykiel. After finishing the course I was accepted in Louis Vuitton as an intern for the female runway team, led by Marc Jacobs. I arrived to the interview but before entering the building I stared at this place thinking that I was going to go through that door many times. And yes, they also extended my contract and I worked there for a year, as it happened with Kenzo. What is it like to work with Marc Jacobs? Since we worked exclusively for the runway, there is no focus on whether a bag is going to be commercial or not or how the prices are going to work. There is more creative freedom and he likes group work. In the
beginning he may provide very vague orientation and, based on those couple of words he says, the teams start to investigate. We create panels from collages with images that each one proposes. You are free to put whatever you like on them, obviously maintaining the brand’s DNA: elegant, modern, innovative. Once that is ready, we start the meetings with Jacobs, who looks at everything, discards, and chooses whatever calls his attention. Little by little he starts organizing the story of each runway. He has the ability to imagine everything as a whole: the staging, the music, and the lights; everything is coherent and speaks the same language. Now you’re working at Nina Ricci… Yes, and I have more responsibilities and more visibility, because it’s a smaller company but it is still a luxury company. Besides, I have ventured in shoe design, which was not my strongest skill. Do you have a larger space to innovate? Nina Ricci has not been recognized as an accessories brand and people know it more for its perfumes and romantic style clothing. What we do now is create a new concept of leatherwork purses and accessories in general, so that people starts recognizing this phase. Now, most of the brands sell more perfumes, glasses, accessories and shoes than clothes. If a brand fails to roll up their sleeves by venturing into leatherwork and accessories, it may be going on the wrong way. And even makeup… Yes, Christian Dior just opened an exclusive makeup boutique in Paris. The boom now is diversification. Nina Ricci wants to do it as well, and this makes work interesting: we are creating a language, strengthening a DNA with our purses, so that people perceive them as luxury objects. It is a challenge to continue with the House’s philosophy when creating an object that people identifies as a ‘Nina Ricci’… Exactly. There are a couple of purses that have been in the market for a year and people have started to recognize them. Celebrities use them and some very important blogs in Europe are talking about them, so, we’re now entering an ‘acknowledgment phase’.
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La colombiana Ana María Holguín, quien trabaja en París con la firma Nina Ricci, está en las grandes ligas de la creación de accesorios y ha diseñado para Kenzo y Vuitton. INFASHION aprovechó su paso por Bogotá para hablar con ella.
M
ientras pone en marcha su proyecto personal, la bogotana Ana María Holguín recientemente empezó un nuevo reto como diseñadora de accesorios en la casa Nina Ricci. La idea, según le contó a INFASHION en su breve paso por el país, invitada como conferencista al International Footwear and Leather Show (IFLS), es crear carteras y zapatos que lleven el ADN de esta casa francesa. Su material favorito para trabajar es el cuero; durante un curso de patronaje en Londres, Ana María descubrió la versatilidad de esta piel, que permite diferentes tensiones y texturas. Confiesa, además, que de tener una marca epónima combinaría su experiencia y la de su novio Andy (a quien conoció cuando trabajó para él en Kenzo) con la consigna de crear objetos de lujo con inspiraciones artesanales propias de nuestro país, ya sea apropiándose de técnicas o materiales y llevándolos a
Son un objeto en sí, con otras posibilidades, y su relación con la persona y el cuerpo es totalmente distinta a la de la ropa. Yo siempre oía decir a las mujeres que iban al taller de mi mamá: “mira, aquí se me ve un gordo”, y tenían un montón de complejos porque eran bajitas o gorditas… En cambio, con una cartera no pasa eso y uno las adora.
¿Cómo combina el diseño textil con el quehacer de los accesorios? Cuando empecé a estudiar diseño textil en la Universidad de Los Andes, vi las miles de posibilidades que existen para crear superficies sobre una cartera. Pienso que en la ropa a veces esto se limita por los cuidados que se deben tener al crear las líneas.
INFASHION: ¿De dónde nació su interés por el diseño? Ana María Holguín: Todo empezó por mi mamá, Diana de Holguín. Cuando mis hermanos y yo éramos niños, ejerció como diseñadora de moda. Crecí rodeada de retazos de tela y pasando las tardes después del colegio en su taller.
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cartera POR: maría l. hernández guido FOTOGRAFÍAS: pilar mejía y CORTESÍA ana maría holguín
¿Qué la hizo elegir el universo de los accesorios?
un nivel muy alto en cuanto al cuidado de los detalles de su confección. La idea no está lejos de convertirse en realidad, pues el IFLS la invitó a presentar una colección propia en 2014: “No podemos ver la artesanía como algo menor, tenemos que valorarla para poder llevarla a un nivel en el que pueda ser apreciada como un objeto de lujo. Esto lo aprendí en Louis Vuitton cuando hicimos unos bolsos de cáscara de huevo, o al ver la cartera que se presentó en la colección de verano de 2013 hecha de vidrio —la Minaudière—”, dice la bogotana que, además de París, ha vivido en Londres, Barcelona e Italia.
Ana María no descarta la idea de tener una línea de accesorios propia.
Después de terminar en Los Andes, viajó a Europa a seguir estudiando, ¿cómo fue esa experiencia? Inicialmente quería ir a Londres para hacer un curso de patronaje, pero mis papás me dijeron que era mejor un posgrado. Así lo hice: fui a Italia a cursar una maestría en Mercadeo de Moda en el Instituto Europeo de Diseño. Lo que más valoré fue la experiencia de vivir afuera, fue como despertar y darme cuenta de que podía hacer todo lo que me proponía.
Pero después de la maestría finalmente viajó a Londres a hacer el curso de patronaje... Sí, lo decidí mientras estaba de vacaciones allí visitando a una amiga. Había terminado la maestría y el
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plan era regresar a Bogotá. Cuando le conté a mi amiga, ella me convenció de ir a la universidad a averiguar, y aunque el proceso de inscripción se demoraba un mes, al decirles que solo iba a estar en Londres por una semana, me entrevistaron y pasé. Era con un maestro profesional en patronaje, quien nos enseñó todos los distintos tipos de construcción.
Durante su paso por Reebok diseñó una colección inspirada en el Circo del sol.
Mientras hacía el curso participó en un concurso para realizar una práctica en Kenzo... Debía presentar una colección de cinco carteras femeninas. Yo la estructuré alrededor del tema de los caracoles, una analogía de cómo el caracol carga su concha y la mujer carga la cartera, llevando todo su mundo en ella. Cuando me llamó mi profesora a contarme que había ganado el concurso, lloré de la emoción. El premio era ir a París a trabajar con Kenzo durante dos meses. Les gustó tanto mi trabajo que extendieron mi estadía a un año, y Andy, mi novio ahora, en aquel momento —hace nueve años— era mi jefe en Kenzo.
También trabajó en Reebok, y fue una de las primeras en abrir la marca a los accesorios, ¿cómo fue pasar del lujo a lo deportivo? Mi cambio fue del cielo a la tierra porque los precios y la masividad de los objetos que hacíamos no tenían comparación. Por ejemplo, el precio de hechura de un bolso estaba alrededor de 5 o 10 dólares, pero la producción era enorme, tenía una línea de 160 mil unidades.
Y en cuanto al uso de los materiales, ¿también fue diferente? A nosotros nos daban un collection plan, que es una lista de los productos que tienes que diseñar. Yo hice una línea extra de maletines para correr. Todos los que existían eran de hombre, y yo corría en la playa en Barcelona, pero no tenía dónde poner mis cosas, así que hice uno para mujer y tenía que pensar en las telas, que fueran livianas, respirables, que fuera cómodo para correr y que
El bolso Glass minaudière (abajo) fue protagonista de la pasarela primaveraverano 2013 de Louis Vuitton. “Estas son las manos de Marc Jacobs”, dice Ana María, quien trabajó en Louis Vuitton.
al hacerlo se quedara en su sitio. Fue un momento interesante y de transición porque empezaron a darles más importancia a los accesorios.
Hace un año y medio colaboró con Louis Vuitton, ¿cómo llegó a trabajar en esa casa de moda francesa? Decidí regresar a París, donde hice un curso específico y muy práctico de accesorios, en el que los proyectos se hacían con firmas. Tuve la oportunidad de diseñar gafas con Christian Dior y bolsos con Sonia Rykiel. Tras terminarlo, me aceptaron en Louis Vuitton para hacer allí las prácticas en el equipo del desfile femenino, del que se encarga Marc Jacobs. Cuando llegué a la entrevista, antes de entrar me quedé mirando el edificio, pensando una y otra vez que durante un tiempo iba a atravesar
esa puerta muchas veces. Y sí, allá también renovaron mi contrato y estuve un año, como pasó en Kenzo.
¿Qué tal es trabajar con Marc Jacobs? Como se trabaja únicamente para el desfile, no se tiene en cuenta si un bolso va a ser comercial o no, o cómo van a ser los precios. Hay mayor libertad creativa y a él le gusta trabajar en grupo. Al principio puede dar una guía muy vaga y alrededor de ese par de palabras que lanza, los equipos empezamos a investigar. Hacemos unos paneles de collages con imágenes que cada uno va proponiendo y allí eres libre de poner lo que quieras, obviamente manteniendo el ADN de la marca: elegante, moderna, innovadora. Una vez listo eso, se inician las reuniones con él, que va mirando todo, descartando, escogiendo lo que más le llama la atención. Poco a poco va organizando la historia de cada desfile. Él tiene la capacidad de imaginarse todo el conjunto: la puesta en escena, la música, las luces; todo es coherente y todo habla el mismo lenguaje.
Ahora está trabajando en Nina Ricci…
E incluso maquillaje…
Sí, con más responsabilidades y más visibilidad, porque es una empresa más pequeña pero sigue siendo de lujo. Además, he incursionado en calzado, que no era mi fuerte.
Sí, Christian Dior acaba de abrir en París una boutique de solo maquillaje. La diversificación es el boom. Entonces Nina Ricci quiere hacerlo y esto hace interesante el trabajo: estamos creando un lenguaje, reforzando un ADN con nuestras carteras, para que la gente las vea también como objetos de lujo.
¿Tiene mayor espacio para innovar? Nina Ricci no ha sido reconocida como una marca de accesorios y la gente la conoce más por sus perfumes y por la ropa de estilo romántico. Lo que hacemos ahora es crear un nuevo concepto de las carteras de marroquinería y accesorios en general, para que la gente empiece a reconocer esta faceta. Ahora la mayoría de las marcas venden más perfumes, gafas, accesorios y zapatos, que ropa. Si una marca no se pone las pilas con la marroquinería y los accesorios, va mal encaminada.
Es un reto continuar con la filosofía de la casa al crear un objeto que la gente identifique como ‘un Nina Ricci’… Exacto. Ya hay un par de bolsos que llevan un año en el mercado y han empezado a ser reconocidos. Las celebridades los usan y algunos blogs muy importantes en Europa los nombran, así que en estos momentos estamos entrando en una etapa de reconocimiento.