Magazine f11 - num 12 by Colectivo F:11

Porfolios 00 03 20 32 44

Fotografía de portada de Juan Santos Porfolio de “Colectivo f:11” con Pepe Gutiérrez Portfolio del “Fotógrafo Invitado” con Salvador Brun Porfolio de “Fotógrafo Andaluz” con Gonzalo Botet Porfolio del “Fotógrafos Noveles” con Colectivo f:11

Artículos 15

Articulo ”Senderos de luz”. Paco Núñez

Colaboradores Redacción y Porfolios. Juan Miguel Alba Redacción. Paco Núñez Redacción. Gran Angular Diseño y maquetación. Ángel J. Pérez

nuestros fotógrafos

Pepe Gutiérrez Pepe Gutiérrez es uno de los diez miembros más antiguos en el Colectivo f:11, lleva más de seis años en él, fue de los primeros de la etapa digital del Colectivo, cuando en aquel entonces la mayoría eran todos de fotografía argéntica, en la actualidad tan sólo quedan tres de aquella época, aunque ninguno de ellos la sigue ya practicando. Como la mayoría de los que acceden al Colectivo, primero tratan de perfeccionar su técnica y una vez encontrada ya se buscan así mismo como autores, es su caso a pesar de no ser demasiado joven de edad, la mental es otra cosa y me ha sorprendido gratamente con ese espíritu de búsqueda incesante de nuevas investigaciones, como la que nos aporta en este portfolios del que me ha costado bastante seleccionar diez imágenes entre todas las que me envió para esta publicación. Flores heladas, congeladas, petrificadas por el paso del tiempo que nos hace que reflexionemos dentro de una plástica bien realizada que el autor hace que nos interesemos por el tema, al contrario que otros autores que muestran imágenes que si no es por su explicación sobre las mismas nos dejarían totalmente indiferentes. De forma callada, sencilla, casi sin hacerse notar, Pepe ha sabido hacerse un hueco en este Colectivo que cuenta entre sus componentes autores ampliamente formados y con una excelencia fotográfica ampliamente contrastada y reconocida en el exterior, sin duda pertenece ya a ese grupo de referencia merced a su trabajo al que seguro le dedica muchas horas de su dilatada vida. Médico de profesión y viajero incansable, espero que nos sigas asombrando con nuevos proyectos Juan Miguel Alba Fotógrafo MFIAP

Pepe GutiĂŠrrez

Senderos de luz PACO NÚÑEZ

¿Por qué me sentía tan inquieto ante la visita programada a varios de los faros de la costa de Almería? Los emplazamientos de los faros son siempre majestuosos. Al igual que en Castilla se divisan las fortificaciones desde grandes distancias, los faros suelen dominar el terreno en el que se encuentran y desde su interior se tiene una vista diáfana del horizonte marino en el que las miradas se pierden. Las personas encargadas de los faros contribuyen al aura que rodea estas construcciones; algunas, como Antonio, miembros de una saga de casi 200 años y varias generaciones de fareros, o como Mario, empeñado en la labor de dar a conocer los faros a las nuevas generaciones, coleccionista de enseres y antigüedades para preservar su memoria y artista capaz de aglutinar a casi dos centenares de creadores y creadoras admiradores de estas edificaciones para editar un precioso libro con sus aportaciones: “Lo demás es oscuridad”. La idea de permanecer en un lugar centro del interés de navegantes desde hace siglos hace que el paso del tiempo adquiera una dimensión distinta. En una sociedad cambiante en la que la inmediatez y el cambio son los valores más apreciados, la quietud, la inmutabilidad y el silencio de un faro pueden transportar a cualquiera a un estado parecido a la contemplación y la meditación. Pocas palabras hay que evoquen tanto misterio como “faro”, y esa cuestión ya es, en si misma, misteriosa y poco razonable. Un faro es, además de una construcción con una finalidad muy concreta, en sentido figurado, una guía, una referencia. Del mismo modo que las embarcaciones, desde la antigüedad, se guiaban y lo siguen haciendo por las luces de las linternas que los coronan, llegando así a determinar su posición, usamos la palabra faro para designar un objetivo al que nos dirigimos, una luz que nos ayuda a encontrar el camino, casi siempre con un significado positivo. A las personas cuyo pensamiento o comportamiento nos inspiran las llamamos nuestros faros, equiparando los conocimientos que nos transmiten a la luz que nos sirve de guía correcta. La visita a un faro obliga a la reflexión. El faro, desde su posición, siempre privilegiada, recoge las miradas de navegantes en busca de reafirmación.

En su interior, el faro desvela gran parte de la razón por la que las personas aficionadas a la fotografía nos sentimos atraidas. Las espirales atrapan las miradas, tanto ascendentes como descendentes y, de manera inconsciente, pensamos en la proporción áurea y su constante presencia en la Naturaleza. La parte exterior del faro constituye un observatorio privilegiado desde el que se domina la superficie de un territorio desconocido e indómito. El faro de El Sabinal, situado en el “Paraje Natural de Punta EntinasSabinar”, se alza entre dos mares; de una parte el mar de invernaderos y de otra el Mediterráneo, rodeado por unas lagunas saladas en las que es posible encontrar flamencos, avocetas y otras aves limícolas. La altura de su torre, 32 metros sobre el nivel del mar, proporciona una gran visibilidad del paraje circundante. El faro de Mesa Roldán, en el que Mario mantiene un museo que respetuosamente muestra, debido a la altura del promontorio en el que se encuentra, no necesita de una gran torre para que su luz se extienda millas adentro del mar al que enfrenta. Su excepcional situación hace que sea el faro habitado más alto de la Península Ibérica y el Mediterráneo. El faro de Cabo de Gata, construido sobre la antigua fortaleza del castillo de San Francisco de Paula, domina la playa del Corralete y el arrecife de las Sirenas, puntos de interés para todas las personas aficionadas a la fotografía. Es el faro más extenso y voluminoso de los tres visitados. Durante todo el año es frecuente la presencia de novios e invitados que acuden al atardecer a hacerse las fotos a las que obliga el actual protocolo de enlaces. No han elegido mal sitio. Espero que nunca desaparezcan y que los fareros no sean sustituidos por máquinas en un futuro no muy lejano. Sólo me queda agradecer su atención a las personas que hicieron posible estas visitas y a la Autoridad Portuaria de Almería por conceder los permisos necesarios.

fotógrafo invitado

Salvador Brun Te seré claro. Salvador Brun me ha metido en una encrucijada, un inmenso pozo negro del que no sé cómo saldré. Me ha pedido que le escriba un texto breve sobre sus Dípticos Canallas, términos que él mismo utiliza para darles título. Estoy jodido, estoy ante una tarea realmente compleja, pero ahí va, te voy a intentar explicar cómo veo yo este formidable ensayo. No estás ante una mera manera de narrar historietas, de comparar o confrontar situaciones similares o contrarias, ni de disfrutar de simples analogías visuales. No estás frente a una simple y ocurrente forma de componer con un resultado estético final, digamos, “bonito”. No. Esto va más allá. Te encuentras ante una manera de ver el mundo, su mundo en particular, y también el mundo en general. Cual viñeta o tira gráfica de opinión, incluso de humor socarrón, Brun te hacer leer cómo piensa, qué ideología pasa por su materia gris, cuán mentecato eres/somos… Ya vas entendiendo eso de los Dípticos Canallas, ¿eh? Los dípticos de Salvador Brun son en realidad impactos, pinchazos conceptuales que te obligarán a mover las neuronas a toda velocidad. No te quedará mucho tiempo para la evocación, no dispondrás de tiempo para distraerte,

no hay tregua para lo poético, por supuesto también presente en alguno de ellos. Son pulsiones psicológicas que te hacen estar vivo cuando los tienes enfrente. Las emociones que experimentarás serán variopintas: en ocasiones sentirás la propia ironía que él mismo sintió cuando construyó tal combinación; por momentos te estremecerás, o incluso notarás cierta repulsa por lo que estás visualizando o cómo te lo está narrando/presentado; da igual, lo que te garantizo es que nunca te quedarás indiferente. Jamás.

Manuel Navarro Forcada Julio de 2015.

fotógrafo andaluz

Gonzalo Botet ¿Qué es para ti la fotografía y como llegaste a dedicarte a ella? Para mi, la fotografía, significa mi modo de expresión, mi pasión y equilibrio, mi forma de vivir en coherencia. Un camino a través del cual he explorado parte de este mundo que habitamos y que cada experiencia me hace crecer profesional y humanamente. Así pues, tras licenciarme en Comunicación Audiovisual y pasar varios años en la capital, quería trabajar en realización de documentales en el extranjero como operador de cámara. Un mundo difícil de entrar sin una larga experiencia y contactos. Así que la idea principal mas bien trataba de viajar, conocer mundo y sus paisajes, sus gentes y culturas, sus tradiciones. Empecé a hacer mis primeros pinitos audiovisuales en una serie de televisión en el equipo de cámara. Rápido me di cuenta que mi vocación estaba destinada a contar el mundo a través de mis ojos, mi cámara y mis experiencias. Viviendo para mi y contar desde mi punto de vista situaciones y momentos de este maravilloso planeta. Me mude a mi tierra, Marbella y pase mis primeros 3 años como primer asistente de un fotógrafo de moda. Amplié mis conocimientos tanto en producción, iluminación y edición en un campo que no era el mío pero que me ha ayudado a enfocar mis proyectos con mayor soltura y profesionalidad a la hora de viajar. Y tomado conciencia y aprendizaje empezó mi camino en este mundo embarcando en un viaje a Asia sin billete de vuelta. ¿De que fotógrafos has aprendido y cuales son tus grandes maestros referentes? Alguien que depositó mucha confianza y me ha ayudado en mis comienzos a ser quien soy profesionalmente, ha sido el Saud Rifat. He sido autodidacta desde mis principios, observando muchas fotos de los “grandes”, sus composiciones y miradas únicas. Entre los grandes maestros admiro mucho el trabajo de mi top blanco y negro Sebastiao Salgado, Gregory Colbert y su sepia tan característico, los colores de Steve McCurry, el cofundador de la Agencia Magnum Henri Cartier-Bresson, las tribus de Jimmy Nelson, el padre del fotoperiodismo, André Kertész…

¿Próximos viajes y proyectos? Tras haberme recorrido gran parte de Asia, centro América y Sudamérica, mi futuro nuevo proyecto lo desarrollaré en África. Concretamente en Burkina Faso donde colaboraré con una ONG a mostrar sus proyectos de ayuda a la comunidad mediante un largo reportaje de meses, visita a campo de refugiados en Mali y varias aldeas y tribus del país. Terminada esta nueva y bonita experiencia viajaré a Sumatra, Indonesia para colaborar con otra organización en otro proyecto de ayuda a niños en orfanatos. Otros lugares de interés que me gustaría visitar el próximo año 2016 son: China, Mongolia, Canadá, volver a Indonesia… Cuéntanos dónde y qué fotografía has publicado en National Geographic y cómo esto ha cambiado tu camino profesional. La fotografía que me hizo ganar el concurso de National fue tomada en Myanmar en 2012, concretamente en el lago Inle Lake, característico por la forma en la que reman sus pescadores. Estuve una tarde larga esperando esa luz mágica para captar a un pescador tirando de sus redes con las dos manos mientras remaba con su pie y mantenía el equilibrio perfecto. Y bueno, la verdad que publicar en National Geographic ha sido como un sueño inesperado que me ha ayudado a confiar más en mi trabajo. Gracias a ello también me están contactando grande grupos de decoración de interiores para vender mis obras, además de galerías y clientes anónimos para compra. Junto con la premiada de NG organizamos el próximo 9 julio mi primera exposición en Marbella (El Campanario golf & Country House). Seria un honor contar con muchos de vosotros. El eterno dilema: Blanco y negro o color: La vida en color es bella y aunque en mis principios y pasados reportajes haya trabajado en color, el blanco y negro será mi nueva forma de proyectar series sociales. Es una forma de eliminar distracciones, centrar la atención y concentrarse en lo que se quiere transmitir. Y aunque el mi web este lleno de color, siento la necesidad de ir cambiando formatos y formas para la evolución en esta profesión. ¿Equipo con el que trabajas? El equipo que me acompaña está compuesto por: Canon 1Ds mark III Canon 5d mark II 24mm 1.4 50mm 1.2 70-200mm 2.8 100mm 2.8 macro

fotografos noveles

Cabo de Trafalgar. Colectivo F11 Visitar en un mismo día un monumento natural de 30 metros de altura que se mueve con el viento de levante, una factoría de garum situada en una antigua ciudad romana del siglo II, una torre de defensa edificada en el siglo XVI, un faro construido con los restos de la torre hace más de 100 años, otro ejemplo de monumento natural de nombre casi festivo (tómbolo), uno de los pocos enclaves con aires hippies que quedan, una de las playas preferidas de los surfistas del sur y todo ello en el entorno en el que la heredera de la armada invencible volvió a ser vulnerable a principios del siglo XIX, sólo es posible si nos desplazamos a la provincia de Cádiz, de manera más concreta a la zona de Barbate, Bolonia y Caños de Meca. En una sola excursión aprenderemos geografía e historia suficiente para que podamos presumir cuando juguemos con nuestras aplicaciones de trivial en el teléfono. No es justo olvidar la gastronomía de la zona, el mejor atún se come donde se pesca, justo aquí, donde el Duque de Medina Sidonia recibió el derecho de propiedad de todas las almadrabas de manos del rey Juan II en el año 1445. Las mareas atlánticas, además de proporcionar horas de diversión a surfistas, hacen de la costa un lugar distinto cada 12 horas. A las personas que vivimos a las orillas del mar Mediterráneo, acostumbradas a mareas casi imperceptibles y a permanecer en la misma parcela de la playa durante toda la jornada, nos sorprende esa fuerza del océano que modela cada día una orilla distinta y que, con suerte, muestra rocas y paisajes que ni los habitantes del lugar están acostumbrados a ver. Así sucedió durante nuestra estancia en los Caños de Meca, una marea inusual descubrió un mar de rocas que tardó poco en ser descubierto por una docena de cámaras hambrientas. En su retirada, las olas dibujaban caminos imposibles que, con la luz sesgada de las últimas horas de sol se convertían en fractales que atrajeron todas las miradas.

El faro, situado en un tómbolo de arena, imán para los objetivos, posó para nosotros en sesión de tarde, ofreciendo su perfil en un atardecer en el que acompañaron las nubes necesarias para reflejar los últimos rayos del sol poniente. En el puerto de Barbate pudimos pasear por un cementerio de anclas, testigo de unos tiempos mejores en los que los barcos de pesca se contaban por centenares. Y todo ello en sólo 48 horas. Paco Nuñez

Antonia Lozano

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