8 de agosto de 2013
REFORMA ENERGÉTICA
ESPAÑA BAJA A LA SEGUNDA DIVISIÓN ENERGÉTICA DE LA UNIÓN EUROPEA
La reforma energética aprobada por el Gobierno de Mariano Rajoy representa un retroceso claro, que devuelve a España a la segunda división energética de la Unión Europea La Ley del Sector Eléctrico que tenemos es de 1997, inspirada en los mismos principios que la Ley del Suelo de Aznar, esto es, pensando más en las oportunidades de negocio que en las necesidades del país. Y sus consecuencias han sido idénticas: una burbuja energética de las mismas dimensiones que la burbuja inmobiliaria, o la financiera (de hecho se realimentaban entre ellas). La Ley del 97 se demostró fracasada muy pronto. Tan es así que en el año 2000 el PP tuvo que inventarse el conocido como déficit de tarifa para garantizar los ingresos a las eléctricas sin que los consumidores se enterasen de sus consecuencias en el recibo. Y España se coloca a la cabeza con la energía más cara de la UE. En 2005 elaboramos un Libro Blanco cuyas conclusiones hoy se demuestran acertadas, pero que quedó aparcado con el cambio de legislatura en 2007. Incluso sin una regulación adecuada, el país llevó a cabo una auténtica revolución tecnológica, colocándonos como líderes mundiales en la innovación asociada a las energías renovables.
España experimentó un gran avance que llevó al país a iniciar la senda de una menor dependencia energética, el cumplimiento de compromisos en reducción de emisiones, y un pujante sector que llevó a la internacionalización de muchas de nuestras empresas. Un subsector renovable, el fotovoltaico, se reveló como un instrumento de socialización de la generación energética, y así miles de familias se convirtieron en pequeños inversores atendiendo a la invitación que se les hacía desde el BOE. Así hoy podemos asegurar que las distorsiones posteriores no les son achacables, y no deben ser los paganos de errores que son imputables en exclusiva a las ineficiencias regulatorias.
¿QUÉ SUPONE LA REFORMA QUE PLANTEA EL GOBIERNO?¿CUÁLES SON SUS EFECTOS? Fosilizar la legislación energética quince años atrás, obviando que la realidad tecnológica de hoy es radicalmente distinta, que se han producido algunos acontecimientos relevantes como Fukushima, o que las evidencias científicas sobre el cambio climático son tan contundentes como incontestables. Ignorar que en la Unión Europea se ha trazado una hoja de ruta energética a 2050 que puede dejar descolgados a aquellos países que no acomoden sus propias estrategias al espacio común. Muy especialmente en el caso de países que, como España, precisan de un gran esfuerzo de interconexión para suplir el efecto isla. Despreciar la oportunidad que las economías tractoras de la UE han visto en la llamada transición energética. Alemania abordó la suya en 2010, Reino Unido inicia ahora la ejecución de la suya tras dos años de debates, y Francia acaba de poner en marcha una suerte de pacto de país con la voluntad de acordar su gran transición energética. España, por contra, camina por el decretazo y la improvisación contra todos. La reforma del PP… Incumple compromisos europeos. No resuelve el déficit de tarifa, sino que lo consolida trasladándolo al recibo de la luz (de ahí las subidas que sufrirán las economías familiares y las industriales). Nos condena a tener una energía cada vez más cara que el resto de países UE. Desprecia la oportunidad de avanzar en independencia energética al renunciar a las renovables. Abre un nuevo conflicto social que puede traducirse en miles de desahucios para los inversores familiares que hipotecaron sus casas para instalar plantas fotovoltaicas. En plena crisis genera una nueva forma de pobreza que va emergiendo con fuerza, la pobreza energética. La de aquellas familias que deben renunciar a determinados servicios en sus hogares. Amenaza gravemente la competitividad de la industria española, y castiga al sector servicios con sobrecostes añadidos. Todo ello se está traduciendo ya en EREs energéticos. Arroja por la borda el enorme esfuerzo hecho en un sector que se consolida ya en otros países, el de las energías renovables, yacimiento de empleo intensivo alternativo al ladrillo.
¿Y QUÉ DICE EL PSOE? Que es posible contar con una energía más barata. Que es posible contar con nuestra propia energía. Que es posible socializar un derecho esencial como el acceso a la energía. Que es posible convertir la energía en factor de competitividad para la industria del país. Que es posible tener una energía mucho más limpia. Que es posible un sistema eléctrico mucho más transparente a los consumidores. Que es mejor una estrategia energética para el país nacida de un amplio acuerdo con vocación de futuro y garantías de seguridad jurídica, que no una reforma impuesta de vida corta y fuente de conflictividad jurídica.
POR ESO HACEMOS UNA PROPUESTA ALTERNATIVA DE REFORMA DEL SECTOR ELÉCTRICO, Y CON VOCACIÓN DE DIÁLOGO PARA EL ACUERDO