O.J.D.: 109452 E.G.M.: 608000 Tarifa: 4504 €
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l 10 de julio del 2010 Catalunya se lanzó a la calle para protestar, con rabia contenida, contra el recorte del Estatut, fruto del recurso del PP y dictado por un Tribunal Constitucional muy deslegitimado ante un presidente Zapatero que no supo estar a la altura. Pero, dato curioso, los que gritaron mas fueron los que habían votado contra el Estatut (ERC y Carretero). Han pasado dos años y no se ha reparado aquel golpe al autogobierno, Catalunya continúa aportando al Estado, pese a la crisis, bastante más de lo que recibe, y encima mucho Madrid (y su prensa nacionalista) la ningunea. La respuesta ha sido otra gran protesta. Pero ayer no hubo rabia o tensión sino un clima convencido, festivo y familiar. Con mucha gente de comarcas y con jóvenes estilosas con la estelada como capa. No oí ni un solo grito contra España, solo la palabra independencia. Sí, vi a Àngel Ros y Antoni Castells
Tres manifestantes se dirigen a tomar el tren de vuelta hacia Figueres.
rio, a pesar de que el centro quedó completamente cortado; Diagonal, Gran Via y Aragó incluidos. El dispositivo funcionó. Los vehículos llegados de todo el país lograron encontrar acomodo en las zonas habilitadas, y en caso de no hallarlo,
Análisis Joan Tapia PERIODISTA
Al día siguiente del latido independentista Para exigir un referendo es lógico que antes haya ganado las elecciones un partido con programa independentista
con una pancarta propia: Catalunya és Estat i som Europa. Y Duran Lleida dijo que iba a defender el pacto fiscal. Pero el latido era independentista. Un vecino, siempre discreto, me dijo ayer sonriendo: «Potser servirà de poc però almenys que s´assebentin que estem emprenyats». Catalunya ha vuelto a protestar gritando independencia y es probable que Madrid escuche poco y mal. En democracia los países no se construyen con manifestaciones – que también– sino con el voto y con
lugar del choque. Según el Sistema de Emergencias Médicas, el accidente fue «más aparatoso que grave». El resto de los cerca de mil autocares que llegaron a la capital desde toda Catalunya no sufrieron percance alguno.
libertad de expresión. Y, ayer, EL PERIÓDICO publicaba una encuesta, según la cual, en un hipotético referendo, el 49,5% votaría a favor pero el 48% lo haría en contra. Pese a la impresionante mani de ayer, Catalunya está dividida. Según la encuesta, el 34,1% quiere un Estado independiente pero el 53% (a partes iguales) prefiere vivir en una comunidad autónoma o en un Estado dentro de una España federal. Y para exigir un referendo es lógico que antes haya ganado las elecciones un partido con programa independentista (como ha pasado en Quebec dos veces). Aquí, salvo ERC, nadie ha ido a unas elecciones pidiendo la independencia y CDC (no CiU), que ahora parece que lo es, ganó en el 2010 con el eslogan Per una Catalunya millor, que podrían suscribir José Montilla y Alicia Sanchez-Camacho. La manifestación ha sido un gran éxito independentista pero el soberanismo no ha ganado nunca en las urnas. La ERC de Jonqueras
dignación entre unos usuarios, que Fecha:podían 12/09/2012 tampoco recurrir al Bicing, a los que era muy difícil aguar el día. Sección: DEL DIA Superado elTEMA test de la manifestación, la ciudad se enfrenta hoy a su Páginas: 5 examen de movilidad diaria hasta junio: la vuelta al colegio. H
es hoy el quinto partido, tras el PP e ICV. Y aun suponiendo un triunfo electoral soberanista, la marcha hacia la independencia no sería ni la fiesta de ayer ni un camino de rosas. Lo advierte el propio president Pujol. Habría que convencer a España (la misma que se cargó el Estatut), negociar muchísimas cosas, entre otras las pensiones, y resolver, salvando el poder de veto de 27 miembros, nuestro encaje en la Unión Europea. Calibrándolo bien es siempre mejor un mal arreglo que un buen pleito. Es lo que practicaron la ERC de Macià y la CiU de Pujol. Quizá las cosas hayan cambiado y hoy los catalanes prefieran el buen pleito aunque sea largo, penoso y de final incierto. Y puede que el Madrid del 2012 sea más carpetovetónico que el de Manuel Azaña o el de Adolfo Suárez. En cualquiera de los dos casos no creo que el resultado fuera un buen negocio (en el sentido noble del término) ni para Catalunya ni para España. H